Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Psicoterapia de Los Pacientes Somáticos
Psicoterapia de Los Pacientes Somáticos
Catherine PARAT
A) Indicación de la cura
B) El contrato psicoanalítico
También de parte del analista el juego relacional se hace a la vez sobre la transferencia y
sobre la relación en ella misma, como lo expresan los términos de neutralidad
acogedora. La parte técnica del trabajo del analista (percepción de la transferencia,
utilización de la contratransferencia) inscribe su acción en el orden dinámico. La parte
relacional parece inscribirse más bien en el orden económico. El acompañamiento en un
clima afectivo hace fértil y operante el trabajo técnico de la interpretación de la
transferencia. Christian David ha insistido sobre el poder de transformación del afecto:
«¿No tenemos casi todos los analistas el sentimiento de que lo que pasa de no verbal en
1
«A propósito de la contratransferencia». R. F. P. Mayo-junio 1976.
la cura ejerce una influencia determinante en el proceso analítico?» El desarrollo de lo
que se ve y se puede ver-balizar se hace en la trama sensible, que es de otro orden. Si,
en efecto, los movimientos contratransferenciales son intermitentes y exógenos, los
elementos constituyentes de la relación la hacen constante e idéntica. Es sobre todo, un
investimento pulsional deserotizado, una simpatía, una empatía que permite el
acompañamiento y la adaptación a funcionamientos -muy diferentes.
C) Protocolo
D) Transferencia
2
«Organización edípíca del estadio genital». R. F. P. Septiembre-diciembre 1967.
El juego transferencia-contratransferencia es esencial en las neurosis mentales y puede
ser suficiente hasta llegar al extremo que decíamos que puede hacer el análisis solo. La
relación sólo aparece al final del análisis en el momento de destete. Al final del análisis,
y a pesar de haber sido analizados los conflictos edípicos e incluso preedípicos, la
terminación del análisis va a replantear estos elementos relaciónales que a veces ponen
en crisis el final feliz de la cura.
E) Interpretación
F) Curación
A) Fin terapéutico
El fin terapéutico es diferente del psicoanálisis clásico, ya que aquí de lo que se trata es
de reorganizar un funcionamiento mental deficitario. En primer lugar, hay que
interesarse en que el aparato mental funcione, postergando para más adelante los
contenidos que se planteen. Pierre Marty nos ha señalado el peligro de tomar en estos
pacientes por un super-yo lo que no es más que un yo ideal. Lo que aparece como
culpabilidad no es más que un déficit narcisista.
B) El juego relacional
El protocolo es más flexible; en lugar de la posición acostada, que resulta muy difícil
para dichos pacientes, es preferible la relación cara a cara, ya que ésta es más útil,
puesto que para estos pacientes la relación es más difícil, su funcionamiento es más
pobre, necesitan de un contacto sensorio-motriz, a diferencia del análisis, que sobre todo
se centra en el discurso. Tenemos que tener en cuenta los mensajes intraverbales, y el
fin primero es el establecimiento de la relación en sí misma.
La regla fundamental no se emite como regla, sino sólo como una proposición, de tal
manera que en el establecimiento de la situación terapéutica ésta requiere una actividad
por parte del psicoanalista, y esto supone un entrenamiento para el terapeuta. No se trata
de intentar ir a salvar de urgencia a este tipo de pacientes ni repararlos. De este tipo de
actitudes hay que desconfiar, y es por eso por lo que se recomienda experiencia previa
en análisis de tipo clásico. Una vez que el analista ha adquirido los conocimientos para
la utilización de la técnica psicoanalítica, está con posibilidades de abordar este tipo de
pacientes. Todos sabemos lo contradictorio de esta situación, ya que lo teóricamente
deseable se nos presenta en la práctica como muy difícil de realizar y que sólo
intentamos compensar a través de la ayuda a los psicoterapeutas jóvenes de personas
que ya tienen gran experiencia.
Al paciente hay que enseñarle a expresarse, incluso preguntarle por su infancia, por su
vida, por su medio, lo que hace diferente del análisis clásico, donde no se pregunta nada
y sólo se aprecia la articulación de sus asociaciones. Por enseñar quiero decir poco a
poco mostrar la capacidad del propio funcionamiento asociativo, que se presenta como
un objeto de identificación para el paciente, en un intento de desbloquear su
funcionamiento mental. En dicha relación en un clima favorable es cuando es más fácil
hacerles comunicar sus vivencias internas, que posteriormente nos van a servir para bien
facilitar la vía asociativa o intentar llenar sus vacíos y sus traumatismos.
Responder a las cuestiones es uno de los momentos críticos en este tipo de pacientes; si
no se responde, se indica por qué no se responde y hacia qué sitio vamos, o bien se
postergará para más tarde o se preguntará por qué en ese momento ha surgido esa
pregunta y se intentará integrar en el proceso asociativo.
Esta actividad pedagógica, que supone una elección, un proyecto, y que conlleva una
modestia de parte del analista, supone a veces momentos de aburrimiento, pero no se
puede hacer otra cosa; a veces las sesiones se llenan de hechos factuales donde sólo se
aprecia la necesidad por parte del paciente de un funcionamiento operatorio.
D) La transferencia
E) La interpretación
Las transferencias laterales no se tocarán, ya que el fin no es analizar, sino recuperar los
equilibrios y las relaciones naturales; una organización neurótica es mejor que nada.
En otros casos, el funcionamiento mental es irregular, esto es, hay momentos que
funcionan bien junto a otros de vacío mental, que en psicoanálisis clásico recuerda a
resistencias difíciles o a transferencias no resueltas. En estos casos se trata de análisis
verdaderos conducidos con el máximo de habilidad intuitiva y adaptarse adecuadamente
a la situación.
En dichos momentos el ritmo y el rigor analíticos están condicionados por la capacidad
del terapeuta, como en el caso de una mujer que sufría de cáncer de mama y de
depresión. Había recurrido a varios analistas y me eligió porque no podía hablar del
cáncer, cosa que con otros analistas no podía porque no les concernía. Percibió algo en
su analista que favoreció el curso de la cura, con momentos de vacío, y traté de entrenar
su funcionamiento mental. La intuición, la adaptación del analista apuntaló la
posibilidad de analizar a través de la elaboración analítica, no tanto pedagógica, sino por
la adaptación del analista a las vías preferenciales de expresión del paciente.
Bien entendido, este esquema vale lo que todo esquema; a la realidad particular de cada
paciente se adapta intuitivamente la actitud del terapeuta. En todos los casos esta actitud
reposa sobre la parte relacional que aporta el analista, la misma fundamentalmente que
en psicoanálisis. Su alianza a la neutralidad del juego transferencia-contratransferencia
define la ética del trabajo psicoanalítico.