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En
su lugar usaban el tetragrama Y-H-W-H o la palabra Adonai o Elohim. En el Nuevo Testamento
tampoco aparece explícitamente ni "Jehová" ni "Yahveh" sino "Kyrios" (Señor) y otras.
Ambas formas de escribir el nombre de Dios: Yahveh y Jehová pretenden ser la traducción del
tetragrama. Ninguno de estos dos nombres existen en el idioma hebreo ni aparecen en las Sagradas
Escrituras.
La palabra "Jehová", error del siglo VII A.D. En el siglo VII A.D. los maestros rabínicos de la
escuela del Tiberíades, llamados "masoretas" (masoreta es derivado de masora: tradición) quisieron
ponerle vocales a las palabras de las sagradas escrituras (pues se escribían sin vocales y aumentaba
cada vez mas la confusión sobre como pronunciarlas). En cuanto al tetragrama YHWH, como nunca
se pronunciaba, nadie sabía que vocales le correspondían. Tomaron entonces las vocales
correspondientes a la palabra ADONAI (a-o-a), que era la palabra que leían en substitución del
Tetragramma. La letra "i" al final de ADONAI no la contaron porque para los hebreos es
consonante y no vocal. Además, cambiaron la primara "a" por la letra "e" por razones de fonética
semítica (Según el sistema inventado por los masoretas, la consonante (Y) y primera letra del
Tetragrama, por ser consonante fuerte no puede llevar la vocal "a" que es débil, sino que debe
cambiarla por la vocal "e" que es una vocal fuerte). No obstante estos trabajos de los masoretas, el
nombre YHVH (YodHayVahHay) seguía remplazándose en las lecturas por "Adonai". (Cf.
Enciclopedia Británica, Micropedia, vol. 10).
A partir del siglo XIV de nuestra era, se comenzó por primera vez a leer el nombre sagrado del
Tetragrama con las vocales que los masoretas le habían colocado según su invento, es decir, con las
vocales "e-o-a", lo cual dió como resultado YeHoVaH. Esta versión errada se extendió a la
cristiandad.
Algunos Protestantes y sectas insisten en la importancia de llamar a Dios "Jehová" como si esta
fuese la forma divinamente revelada del nombre divino. (Los Testigos de Jehová).
La palabra "YaHVéH".
En el siglo XX los exegetas bíblicos descubrieron el error.
Pruebas:
1-Muchos de los nombres bíblicos llevan la partícula corta de YaHVéH: Ex.15, 6; 17, 16; Is.12,2;
Ps.68, 5; Cant.8, 6). Por ejemplo:
Abdías: Abd Yah que quiere decir, siervo de YaHVéH.
Elías: El Yah que quiere decir, mi Dios es YaHVéH.
Jeremías: Jerem Yah que significa, sostiene YaHVéH.
Isaías: Isa Yah... salva YaHVéH.
La exclamación litúrgica: "Hallel-u-Yah" significa: "Alabad a YaHVéH". Por lo tanto, la primera
vocal no es la letra "e" como pensaban los masoretas sino la letra "a".
2- Clemente de Alejandría (siglo IV) y otros escritores muy anteriores a los inventos hechos por los
masoretas en el siglo VII AD, transcribieron en griego este nombre como "Yavé".
3-Teodoreto de Ciro, autor del siglo V, al comentar el libro del Exodo observa que aunque los
judíos nunca pronunciaban el Tetragrama, los samaritanos lo pronunciaban "IABE". Los
samaritanos, desde su cisma con los judíos, rechazaron toda la evolución religiosa de estos. Hay que
reconocer que en la pronunciación de los samaritanos tenemos la pronunciación de los judíos del
siglo V a.C.
Conclusión
Los exegetas católicos consideran mas adecuado el nombre YaHVéH para vocalizar el tetragrama y
las Biblias católicas reflejan esto. Sin embargo, los católicos no nos aferramos a una u otra forma de
escribir el nombre de Dios. Jesucristo nos enseña más bien que a Dios le debemos llamar "Padre" y
El mismo nos da ejemplo.
La religión no cambia por la forma que pronunciemos el nombre de Dios sino por lo que
conocemos de El y Su voluntad para nosotros por Su revelación.
TEMA: El Infierno: Según las fuentes más confiables de la Iglesia Católica, con citas Bíblicas
¿Por que hablar del infierno?
Porque nos lo piden los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI
Si hay un peligro mortal ante nosotros, el amor exige que quienes lo saben alerten a
todos cuanto antes. El infierno es no solo un peligro mortal sino también eterno. Es en
realidad la desgracia total y definitiva que nos puede ocurrir. “El que desprecia el
infierno o lo olvida, no escapará de él.” -San Juan Crisóstomo.
Dios es amor. "(Dios) quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión"
( 2 P. 3,9). Por ese amor infinito envió a su único Hijo, Quien se hizo hombre y murió
por nuestra salvación. Pero si no nos convertimos a El en el tiempo limitado que
tenemos en la tierra, si nos obstinamos en seguir viviendo en pecado mortal, entonces
iremos al infierno. No podremos culpar a Dios. El ya lo hizo nos abrió las puertas del
cielo. Pero no nos forzará a entrar.
Los que niegan el infierno no conocen la Palabra de Dios. Se dejan llevar por un mundo
que se burla u opta por ignorar las realidades más importantes. Pero les ocurrirá como a
los compatriotas de Noé que se reían mientras el construía el arca para sobrevivir el
diluvio. Todos los que se burlan también morirán y no podrán escapar la realidad.
El temor al infierno. Los cristianos no debemos basar nuestra buena conducta en
miedo del infierno sino en el amor a Dios. Pero es saludable recordar que hay un justo
castigo. El temor nos ayuda a evitar aquello que nos causa daño. En momentos de
ceguera y debilidad, cuando la tempestad de la tentación es recia, pensar en el infierno
es saludable y provechoso, como también debemos pensar en el amor de Dios. El
cristiano debe reconocer la realidad. El temor es parte de la realidad humana que
debemos saber integrar sanamente en nuestra persona. Ignorar una realidad que
tememos solo logra postergarla hasta que esta ya no se pueda esconder y entonces nos
invade y domina.
Jesucristo habló claramente del infierno.
En el Nuevo Testamento se le llama "gehenna":
Mateo 5:22 Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo
ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y
el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego.
Mateo 5:29 Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti;
más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea
arrojado a la gehenna.
Mateo 10:28 «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma;
temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna.
Mateo 23:33 «¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de
la gehenna?
"Hoy, fui llevada por un ángel a las profundidades del infierno. Es un lugar de gran
tortura; ¡qué imponentemente grande y extenso es! Los tipos de torturas que vi: la
primera que constituye el infierno es la pérdida de Dios; la segunda es el eterno
remordimiento de conciencia; la tercera es que la condición de uno nunca cambiará;
(160) la cuarta es el fuego que penetra el alma sin destruirla; es un sufrimiento
terrible, ya que es un fuego completamente espiritual, encendido por el enojo de
Dios; la quinta tortura es la continua oscuridad y un terrible olor sofocante y, a pesar
de la oscuridad, los demonios y las almas de los condenados se ven unos a otros y
ven todo el mal, el propio y el del resto; la sexta tortura es la compañía constante de
Satanás; la séptima es la horrible desesperación, el odio de Dios, las palabras viles,
maldiciones y blasfemias. Éstas son las torturas sufridas por todos los condenado
juntos, pero ése no es el extremo de los sufrimientos. Hay torturas especiales
destinadas para las almas particulares. Éstos son los tormentos de los sentidos. Cada
alma padece sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionados con la forma en
que ha pecado. Hay cavernas y hoyos de tortura donde una forma de agonía difiere
de otra. Yo me habría muerto ante la visión de estas torturas si la omnipotencia de
Dios no me hubiera sostenido.
Debe el pecador saber que será torturado por toda la eternidad, en esos sentidos que
suele usar para pecar. (161) Estoy escribiendo esto por orden de Dios, para que
ninguna alma pueda encontrar una excusa diciendo que no hay ningún infierno, o
que nadie ha estado allí, y que por lo tanto nadie puede decir cómo es. Yo, Sor
Faustina, por orden de Dios, he visitado los abismos del infierno para que pudiera
hablar a las almas sobre él y para testificar sobre su existencia. No puedo hablar
ahora sobre él; pero he recibido una orden de Dios de dejarlo por escrito. Los
demonios estaban llenos de odio hacia mí, pero tuvieron que obedecerme por orden
de Dios. Lo que he escrito es una sombra pálida de las cosas que vi. Pero noté una
cosa: que la mayoría de las almas que están allí son de aquéllos que descreyeron que
hay un infierno. Cuando regresé, apenas podía recuperarme del miedo. ¡Cuán
terriblemente sufren las almas allí! Por consiguiente, oro aun más fervorosamente
por la conversión de los pecadores. Suplico continuamente por la misericordia de
Dios sobre ellos.
Oh mi Jesús, preferiría estar en agonía hasta el fin del mundo, entre los mayores
sufrimientos, antes que ofenderte con el menor de los pecados".
¿Sábado o Domingo?
¿Cual es el día del Señor?
Padre Jordi Rivero
"Tradición", definición
Etim.: Latín traditio, entregar, de tradere.
Literalmente, la tradición es la enseñanza que se comunica de una generación a otra.
Tradición, con "T" mayúscula se refiere a la Palabra revelada por Dios que se transmite en la
Iglesia. Como tal, "Tradición" tiene dos significados estrechamente relacionados entre si.
"Tradición" es toda la revelación, desde el comienzo de la historia hasta el final de la era
Apostólica, transmitida por los fieles de generación en generación y preservada por la guía
divina del Espíritu en la Iglesia instituida por Cristo. La Sagrada Tradición, mas
técnicamente, se refiere, dentro de la revelación, a aquella parte que no está contenida en las
Sagradas Escrituras porque no se escribió hasta mas tarde. El depósito de la fe, de la
revelación, está compuesto por las Sagradas Escrituras (Biblia) y la Tradición Apostólica. El
depósito de la fe fue revelado por Jesús a los Apóstoles y confiado a la Iglesia.
"Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera
siempre en la doctrina apostólica y en la unión, en la eucaristía y la oración, y así se
realiza una maravillosa concordia de pastores y fieles en conservar, practicar y
profesar la fe recibida" (DV 10).
Recibimos una carta de un señor que dejó la Iglesia Católica alegando que ésta "se aferra a
las tradiciones". Según él, los católicos somos como San Pablo antes de su conversión: "[yo]
sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles
en el celo por las tradiciones de mis padres" Gálatas 1,14. Pablo, según el hermano que nos
escribe, abandonó esas tradiciones después de su conversión, como algo dañino a la fe. Se
apoya en Colosenses 2,8 "Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una
filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según
Cristo".
Pero para hacer honor a las Sagradas Escrituras hay que tomarlas todas en contexto. No se
puede tomar un párrafo e ignorar otro (ver: hermenéutica). El mismo San Pablo habla bien
claro sobre la importancia de las auténticas tradiciones:
I Corintios 11,2 "Os alabo porque en todas las cosas os acordáis de mí y conserváis las
tradiciones tal como os las he transmitido"
II Tesalonicenses 2,15 "Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las
tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta"
¿Acaso San Pablo se contradice? Claro que no. El sabe discernir entre las tradiciones
humanas y la Tradición de origen divino. Esta última es revelada por Jesucristo y
transmitida por los Apóstoles.
Los cristianos que no aceptan la doctrina de la Iglesia hacen su propia interpretación bíblica
de la cual deducen la doctrina de su Iglesia. Esta interpretación propia de su Iglesia es en
efecto lo que se llama tradición. De ahí la proliferación de sectas, todas ellas apelando a la
Biblia para justificar sus creencias. No se dan cuenta que mientras rechazan a la Iglesia
Católica por sus "tradiciones", las substituyen por las suyas propias. Esto es precisamente lo
que San Pablo condena.
Este problema ya ocurría en el tiempo de San Pablo, por eso el condenó las tradiciones
humanas (interpretaciones bíblicas separadas de la Iglesia) que bloqueaban la verdad
revelada. Al mismo tiempo San Pablo alaba a Dios porque los corintios conservan las
"tradiciones tal como os las he transmitido" 1 Cor 11,2.
Jesucristo fundó UNA Iglesia para que por todas las generaciones sus discípulos se
mantengan unidos en la auténtica enseñanza de los Apóstoles. Solo ésta es verdadera
Tradición porque viene de Jesucristo y es guardada en el Depósito de Fe por gracia del
Espíritu Santo.
Jesucristo prometió que el engaño del maligno no corrompería la verdadera Tradición que
los Papas enseñan: "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella." Mateo 16:18
Apócrifos
Originalmente se llamaban apócrifos aquellos libros sagrados cuyo contenido era demasiado
sublime para que lo comprendiera el público en general. Pero el término "apócrifo" fue
tomando un matiz peyorativo, pues con mucha frecuencia resultaba discutible la ortodoxia
de estos libros.
Dado que estos libros secretos eran a menudo escritos por herejes, los Padres de la Iglesia
llegaron a aplicar el término "apócrifo" a las obras heréticas. Su lectura no estaba permitida
en las iglesias.
Los católicos consideramos como "apócrifos" los libros pertenecientes al período bíblico o
que pretenden pasar como pertenecientes al mismo, pero que no han sido aceptados por la
Iglesia en el canon de las Sagradas Escrituras. Entre ellos hay evangelios pseudónimos que
llevan nombres de personajes famosos de la Iglesia primitiva (de La Virgen María,
Apóstoles, Nicodemo, etc.). Otras veces, el título se refiere al contenido de la obra
(Evangelio de la Verdad) o a su origen (evangelios atribuidos a Marción, a Cerinto).
Estos evangelios pertenecen a distintas categorías y tratan de varios temas. Uno de los
favoritos temas de los círculos gnósticos es una aparición de Jesús resucitado a algún
personaje famoso de la Iglesia, a través del cual Jesús revela un camino secreto de
perfección. Por regla general, la revelación tiene poca semejanza con el pensamiento de
Jesús que nos presentan los evangelios canónicos.
Otros libros apócrifos buscan suplir por los detalles de la vida de Jesús que no aparecen en
los Evangelios canónicos. La curiosidad de la gente hace que estos sean muy populares.
(Brown, R. : Apócrifos: CBSJ V, 101-102; 122).
Lutero eliminó varios libros de la Biblia con el pretexto de que los consideraba
"apócrifos">>>. Es por eso que a la Biblia protestante le faltan libros.
LA SANTA MISA
Se le llama también Eucaristía
El día que se llama del sol se celebra una reunión de todos los que moran en las ciudades o en los
campos, y allí se leen, en cuanto el tiempo lo permite, los Recuerdos de los Apóstoles o los escritos
de los profetas.
Luego, cuando el lector termina, el presidente, de palabra, hace una exhortación e invitación a que
imitemos estos bellos ejemplos.
Seguidamente, nos levantamos todos a una y elevamos nuestras preces_ por nosotros mismos, por el
que acaba de ser iluminado y por todos los otros esparcidos por todo el mundo, suplicando se nos
conceda, ya que hemos conocido la verdad, ser hallados por nuestras obras hombres de buena
conducta y guardadores de lo que se nos ha mandado, y consigamos así la salvación eterna.
Luego, al que preside a los hermanos se le ofrece pan y un vaso de agua y vino, y tomándolos él
tributa alabanzas y gloria al Padre del universo por el nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo, y
pronuncia una larga acción de gracias, por habernos concedido esos dones que de Él nos vienen . Y
cuando el presidente ha terminado las oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo presente
aclama diciendo: Amén.
Y una vez que el presidente ha dado gracias y aclamado todo el pueblo, los que entre nosotros se
llaman “ministros” o diáconos, dan a cada uno de los asistentes parte del pan y del vino y del agua
sobre que se dijo la acción de gracias y lo llevan a los ausentes.
“Y he aquí que yo estoy con vosotros todos días hasta el fin del mundo”. (Mt. 28, 20)
Vivamos la Eucaristía como un encuentro de amor con Cristo
En su Hijo Jesús, el Cristo, Dios nos hizo el mayor regalo: nos entregó su propio
corazón, es decir, lo más profundo y puro de su amor. Con su vida, Jesús nos mostró
cuál es la vida que agrada a Dios: la que se abre a los demás en el servicio. Por eso
Jesús enseñó la Palabra de vida, perdonó pecados, curó enfermos, liberó a los que
estaban atados por las cadenas del mal y de la muerte y alimentó a los hambrientos.
Hoy podemos experimentar de nuevo todo esto, pues Jesús sigue vivo en la
Eucaristía. Por eso, queremos invitarte hoy a vivir la Eucaristía como un encuentro
de amor con Cristo, quien sólo espera que tú también le ames, porque el amor sólo
con amor se paga.
1. ENTRADA: Dios nos recibe personalmente en la Eucaristía, nos llama y nos une
en comunidad con el simple y sencillo acto de la bendición.
“En el nombre del Padre”: Dios se nos presenta como papá, de él depende nuestra
existencia, nos ama y se preocupa por nosotros como el mejor de los papás.
“… del Hijo”: Dios nos recuerda que por amor a nosotros se hizo hombre en Jesús,
el Hijo, para hacernos hijos suyos, hermanos en Cristo y enseñarnos a vivir como
hijos de Dios.
“… y del Espíritu Santo”: el Espíritu es la presencia permanente de Dios con
nosotros, el fuego de su amor, que nos enseña, nos consuela y nos fortalece desde
nuestro propio corazón.
7. LA PROFESIÓN DE FE: Una vez hemos escuchado las palabras de Jesús y
reflexionado sobre ellas viene el Credo, es decir, la expresión de nuestro
compromiso personal y comunitario con Dios Padre Creador, Dios Hijo Salvador y
Dios Espíritu Santificador: Él se nos ha revelado en la Palabra y ha despertado
nuestra fe, por eso, en el Credo profesamos la fe que nos motiva personalmente y
que nos congrega en comunidad. El Credo es nuestra respuesta al amor de Dios que
se nos ha manifestado primero, porque nuestra fe es la respuesta al encuentro con la
persona de Cristo, que nos ha llamado, nos ha congregado y nos ha mostrado su
rostro. Así como Jesús se encontraba con la gente, le predicaba el Evangelio o Buena
Nueva y la gente comenzaba a creer en Él y a seguirlo, así Jesús nos muestra su
rostro, nos llama, nos habla y nos toca profundamente cada vez que leemos un trozo
del Evangelio, despertando nuestra fe y moviéndonos a seguirlo. Además, el Credo
precisa el contenido de nuestra fe, le da figura y rostro al Dios en quien creemos y a
la Iglesia, fundada en la fe, de la cual hacemos parte.
9. EL OFERTORIO: Como Iglesia, unidos en una misma fe, en un mismo corazón,
presentamos ahora la sencilla ofrenda que Dios mismo transformará en el cuerpo y la
sangre de su Hijo Jesucristo. Pan y vino son fruto de nuestro trabajo personal y
comunitario, y simbolizan las dimensiones más sencillas de nuestra vida diaria:
nuestro trabajo, nuestro sustento y nuestra alegría. Con el pan y el vino va incluida la
ofrenda de nuestra vida, de nuestro trabajo y de nuestro amor; nuestras penas, fatigas
y alegrías van a ser recibidas por Dios de las manos del sacerdote y, como el pan y el
vino, nuestro propio ser (cuerpo y alma) será también santificado y transformado con
la presencia viva y real de Jesucristo Eucaristía. En este momento unámonos al
sacerdote, entregándole a Dios nuestra vida, nuestra familia, nuestro trabajo, nuestra
oración, nuestras penas y alegrías, nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestra mente con
todos sus pensamientos, nuestro corazón con todos sus sentimientos y deseos,
nuestros labios y todas nuestras palabras, nuestros amigos y seres queridos, incluso
los que no nos aman, en fin, toda la realidad humana material y espiritual de la que
somos parte, para que toda esa realidad sea transformada por Cristo, sea santificada,
sea cristificada; para que todos seamos hostias vivas, sagrarios de la presencia del
Espíritu Santo; y para que el mundo entero sea un altar para la gloria de Cristo Jesús.
10. CANTO DEL SANTO: Hemos hecho ofrenda del pan y del vino, de nosotros
mismos y del mundo entero. Ahora esta ofrenda va a ser consagrada: la hostia se
transformará en el cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre. Por esa consagración,
nosotros mismos seremos santificados y el mundo entero también. Nos unimos a los
santos y a los ángeles, que contemplan y gozan ya del fruto de estos misterios,
cantando a Dios: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo, llenos están los
cielos y la tierra de su gloria. ¡Hosanna en el cielo! ¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!” El cielo (los que ya gozan de la gloria de
Dios) y la tierra (los que estamos de camino hacia la gloria) cantan la santidad de
Dios, pues Él es el único verdaderamente santo y fuete de toda santidad.
CELIBATO
Etim.: Latín caelibatus, vida soltera
La facilidad de las comunicaciones y de los viajes ha creado una situación nueva: televisión,
internet, publicidad, periódicos meten a chorros el mundo dentro de casa y, con frecuencia,
el mundo en su peor aspecto. Nos lo meten a la fuerza por los ojos, que es una forma de
violencia... Por eso, la salvaguarda de la propia castidad es confiada en gran parte al
individuo mismo y debe basarse en sólidas convicciones personales, tomadas de la Palabra
de Dios.
Los vírgenes consagrados --hombres y mujeres--, son aquellos que han entendido esta
respuesta en su grado más elevado, entregándose por el Reino de Dios, cuya difusión ha
encontrado casi siempre en ellos el modelo de misioneros eficaces.
El anuncio del Evangelio y las misiones se han apoyado en buena parte en sus espaldas.
Dentro de la cristiandad, el progreso en la doctrina, en el pensamiento, ha dependido de
ellos, especialmente de algunas órdenes religiosas. Ellos han cultivado caminos nuevos en la
espiritualidad.
Si se mira al exterior, los vírgenes consagrados han instituido casi todas las instituciones
caritativas. Por tanto, la virginidad no significa esterilidad, sino por el contrario, la máxima
fecundidad.
La respuesta que recibí fue que el celibato no era una un mandamiento o una norma creada
por Dios si no que era una norma eclesiástica que habían creado las autoridades más altas de
la iglesia católica a fin de que los curas puedan "cumplir mejor su misión que es la de
pastorear el rebaño del señor y no se distraigan en cosas terrenales".
Díganme, ¿uds. creen que Dios en su infinita sabiduría se le pasó por alto este detalle?, ¿es
que acaso Dios no lo sabe todo?, y si así es entonces el sabía a lo que al hombre que decida
servir a la iglesia le esperaría y todas las tentaciones que lo agobiarían, y las
responsabilidades que debería asumir. Y como dice en las escrituras "...Dios no permitirá
que el diablo tiente a sus hijos mas allá de lo que puedan resistir...".
RESPUESTA
Primero es necesario saber la diferencia entre una disciplina y una doctrina. Las disciplinas
pueden ser establecidas o abrogadas por la autoridad eclesiástica, pero no las doctrinas
porque estas son reveladas por Dios. Las disciplinas, sin embargo, también son objeto de
obediencia ya que Jesús dio autoridad a los apóstoles para establecerlas. Las disciplinas no
son arbitrarias sino aplicaciones prácticas de la vida evangélica. Para apreciar las razones del
celibato le refiero al artículo que encabeza esta página.
En los Corazones de Jesús y María,
¿Razones económicas?
Estimados Señores:
He leído con detenimiento los argumentos que justifican según ustedes, la aplicación del
celibato sacerdotal. Leyendo también con detenimiento la historia, nos enteramos que la
principal razón para su aplicación, fue económica, para protección del patrimonio de la
iglesia. Los argumentos esgrimidos por ustedes pretenden forzar su justificación; pero eso
no quita que se originó por causas ajenas a las expresadas.
Mediador
Etim.: Latín: mediator, de mediare, pararse o dividir en el medio.
"Mediación": Que media o intercede por alguien; intermediario.
7-Si bien existen excesos, personas que rezan a los santos aparte de Jesús, este grave
error no se corrige ignorando el plan de Dios que es la comunión de los santos en
Cristo.
Oramos directamente a Jesucristo, pero unidos, ayudándonos unos a otros. La
oración más perfecta es la Santa Misa en la que nos unimos directamente al
sacrificio único de Cristo. En Cristo, nos unimos también con los santos.
Cristo todo lo puede por si solo pero ha querido valerse de sus santos para
continuar su enseñanza y su obra.
«Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí
me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.» Lucas 10,16
¿Qué tal si San Pablo hubiese dicho: "Yo no rezo por los hermanos porque ya Jesús
reza por ellos"?
¿Qué tal si San Pedro hubiese dicho: "yo no anuncio el Evangelio, porque Dios
puede hacerlo El mismo"?, ¿Hizo mal San Pablo al encomendarse a las oraciones de
las comunidades?
-Dios quiso que colaborásemos. Esto ha sido siempre la fe de la Iglesia. Dice Jesús:
"En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo
hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi
nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" (Juan 14,12-13)
La mediación de María y los Santos
Miller Yamith, joven colombiano
Moisés intercede repetidas veces ante Dios por los israelitas cuando estos
pecaban
Ex 32,30:
Y aconteció que el día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un
gran pecado: más yo subiré ahora á Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro
pecado. Entonces volvió Moisés á Jehová, y dijo: Ruégote, pues este pueblo ha
cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su
pecado, y si no, bórrame ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió á
Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro. Ve pues ahora, lleva á
este pueblo donde te he dicho:
he aquí mi ángel irá delante de ti; que en el día de mi visitación yo visitaré en ellos
su pecado. Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó
Aarón.
Nm 11,10: Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno á la puerta
de su tienda: y el furor de Jehová se encendió en gran manera; también pareció mal á
Moisés. Y dijo Moisés á Jehová: ¿Por qué has hecho mal á tu siervo? ¿y por qué no
he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mi?
¿Concebí yo á todo este pueblo? ¿engendrélo yo, para que me digas: Llévalo en tu
seno, como lleva la que cría al que mama, á la tierra de la cual juraste á sus padres?
¿De dónde tengo yo carne para dar á todo este pueblo? porque lloran á mí, diciendo:
Danos carne que comamos. No puedo yo solo soportar á todo este pueblo, que me es
pesado en demasía. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si
he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal. (RVA)
Nm 21,5: Y habló el pueblo contra Dios y Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de
Egipto para que muramos en este desierto? que ni hay pan, ni agua, y nuestra alma
tiene fastidio de este pan tan liviano. Y Jehová envió entre el pueblo serpientes
ardientes, que mordían al pueblo: y murió mucho pueblo de Israel. Entonces el
pueblo vino á Moisés, y dijeron: Pecado hemos por haber hablado contra Jehová, y
contra ti: ruega á Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el
pueblo. Y Jehová dijo á Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre la
bandera: y será que cualquiera que fuere mordido y mirare á ella, vivirá. (RVA)
Jb 42,7: Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras á Job, Jehová dijo
á Eliphaz Temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros: porque no
habéis hablado por mí lo recto, como mi siervo Job. Ahora pues, tomaos siete
becerros y siete carneros, y andad á mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros,
y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros
afrentosamente, por cuanto no habéis hablado por mí con rectitud, como mi siervo
Job. Fueron pues Eliphaz Temanita, y Bildad Suhita, y Sophar Naamatita, é hicieron
como Jehová les dijo: y Jehová atendió á Job. (RVA)
En la epístola a los hebreos, se nos habla de los que ofrecen sacrificios por los
pecados de otros:
Hebreos 5,1
Porque todo pontífice, tomado de entre los hombres, es constituido á favor de los
hombres en lo que á Dios toca, para que ofrezca presentes y sacrificios por los
pecados: Que se pueda compadecer de los ignorantes y extraviados, pues que él
también está rodeado de flaqueza; y por causa de ella debe, como por sí mismo, así
también por el pueblo, ofrecer por los pecados. Ni nadie toma para sí la honra, sino
el que es llamado de Dios, como Aarón. Así también Cristo no se glorificó á sí
mismo haciéndose Pontífice, más el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he
engendrado hoy; Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote eternamente,
según el orden de Melchisedec. El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y
súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fué oído por
su reverencial miedo. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
y consumado, vino á ser causa de eterna salud á todos los que le obedecen;
nombrado de Dios pontífice según el orden de Melchisedec.
Romanos 15:30
"Pero os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu
Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por
mí"
Efesios 6:18
"Siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos
con perseverancia e intercediendo por todos los santos"
Apocalipsis 5:8
Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron
delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes,
que son las
oraciones de los santos.
Otras citas que muestran intercesión de los santos:
Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea
glorificada, así como lo fue entre vosotros (2Tes 3,1)
no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
(Ef 1,16)
Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en
nuestras oraciones, (1Tes 1,2)
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones;
(1Pe 3,12)
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos
se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de
incienso, que son las oraciones de los santos; (Ap 5,8)
Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio
mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro
que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el
humo del incienso con las oraciones de los santos. (Ap 8,3-4)
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos.... (Heb 12,1)
Jesús dijo que los suyos podrán hacer aun cosas mayores que El. Esto es posible solo
porque Jesús actúa por medio del los suyos.
En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo
hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. - Juan 14,12
Somos un solo Cuerpo: el de Cristo
(Ver también: Comunión de los Santos)
Algunos dicen: ¿Si voy directo a Cristo, para qué necesito a los santos? Esa
dicotomía es falsa. María y los santos son uno con Jesús por ser miembros de Su
Cuerpo Místico. La unión con los santos no dificulta nuestra unión directa con
Cristo, al contrario, la fomenta. La mediación de los santos EN CRISTO se entiende
sólo cuando comprendemos la profunda unidad que hay en SU CUERPO
MÍSTICO.
Así también el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Si dijera
el pie: «Puesto que no soy mano, yo no soy del cuerpo» ¿dejaría de ser parte del
cuerpo por eso? Y si el oído dijera: «Puesto que no soy ojo, no soy del cuerpo»
¿dejaría de ser parte del cuerpo por eso? Si todo el cuerpo fuera ojo ¿dónde quedaría
el oído? Y si fuera todo oído ¿dónde el olfato? Ahora bien, Dios puso cada uno de
los miembros en el cuerpo según su voluntad. Si todo fuera un solo miembro ¿dónde
quedaría el cuerpo? Ahora bien, muchos son los miembros, mas uno el cuerpo. 1
Cor. 12,13-20
Dios ha creado una comunión de personas y cada cual tiene su lugar en la gran
comunión que es la Iglesia. A Dios le place que nos ayudemos unos a otros, que
seamos hermanos, es más, nos lo ordena.
La enseñanza sobre la unidad del Cuerpo es muy importante para comprender
nuestra vocación cristiana en que cada uno debe servir a los demás pues somos uno.
Dios ha querido hacernos uno en El y llamarnos a participar en su obra redentora.
Dios como Padre se complace en nuestra colaboración.
Para entender pensemos en una familia. ¿Si los hermanos se ayudan unos a otros,
acaso eso ofende la autoridad del padre? Hay que entender que TODO viene de
Dios, aún la gracia necesaria para orar por otros.
En el Cuerpo Místico todos están unidos a Cristo y con Su poder se ayudan
mutuamente.
San Pablo nos enseña la radical unidad entre Cristo y el cristiano:
y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la
carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí
(Gálatas 2,20)
Cuando San Pablo u otro santo predica, sana, hace milagros, sólo puede ser por la
única mediación de Cristo que vive en EL.
Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros.
En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios! ( II Corintios 5,20)
Como Cuerpo Místico, participamos en la vida y la obra de Cristo: Es cierto
que Cristo es el único juez, el único pastor, el único rey, el único mediador, pero
los cristianos también son todo eso EN EL:
1- Jesucristo es el único juez supremo y los cristianos serán jueces en el cielo. (Cf.
Mat. 19,28; Lucas 22,30; 1 Cor. 6,2-3).
2-Jesús es el único Pastor (Cf. Juan 10,16) y establece pastores (Cf. Juan 21,15-17;
Ef 4,11)
3-Jesús es el único Rey y nosotros Reinaremos con EL: (Cf. Apocalipsis 4,4, 10).
4-Jesús es el único Mediador y en El, los santos son mediadores (Cf. St 5, 16; Ap
5,8; 6,9; 8,3-4; 18,18-20)
Jesús enseña que los suyos son mediadores para que otros crean y sean uno:
"No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra,
creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos
también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les
he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en
ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has
enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí" (Juan 17,20-23)
Repetimos, no se trata de otra mediación sino la única de Jesús que se manifiesta
en los santos gracias a que son uno con El y forman Su Cuerpo Místico.
También en el cielo los santos interceden por nosotros:
Hemos dicho que sólo podemos interceder en cuanto estamos unidos a Cristo. Pues
bien, si entendemos que en el cielo los santos están más perfectamente unidos a
Cristo, también entenderemos que en el cielo la intercesión por nosotros es mucho
más poderosa.
Los santos del cielo no están desconectados de nosotros sino que nos asisten, aun
mejor que nos asistimos unos a otros en la tierra. En el cielo todo es amor, la Iglesia
es triunfante en Cristo. Todos los que están en el cielo son santos, pero algunos son
muy conocidos en la tierra porque la Iglesia los ha señalado por su santidad
extraordinaria, más que nadie a la Virgen Santísima siendo la Madre de Dios y
madre nuestra. Por eso desde los comienzos del cristianismo se la invoca como
poderosa intercesora.
Cuando recurrimos a la Virgen María o a los santos y decimos que nos hizo un
milagro, se entiende que es con el poder de Dios. Si un amigo en la tierra nos
consigue un favor, le damos gracias y podemos decir: “fulano me hizo tal favor”.
Sabemos, claro está, que lo puede hacer gracias a Dios. Igualmente si pedimos la
intersección de un santo, podemos decir: San Francisco me concedió tal cosa.
Ciertamente es importante recordarlo más a menudo: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡TODO VIENE DE
DIOS!!!!!!!.
San Pablo nos hace conscientes de que estamos en comunión con los santos:
"Vosotros, en cambio, os habéis acercado al Monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la
Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los
primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de
los justos llegados ya a su consumación, y a Jesús, mediador de una nueva
Alianza, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de
Abel" ( Hebreos 12,22-24)
"Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de
testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza
la prueba que se nos propone" (Hebreos 12,1)
También:
"Vino un ángel con un incensario de oro, y se puso junto al altar. Le entregaron
muchos perfumes, para que aromatizara las oraciones de todos los santos sobre el
altar de oro situado delante del trono. Y por manos del ángel subió a la presencia de
Dios el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos" Ap 8,3-4 (Ver
también Ap 5,8)
Los santos piden por los hombres en la tierra, que se haga justicia: (Cf. Ap. 6,9;
18,18-20)
Santiago 5,16 enseña: "Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los
unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene
mucho poder." Si aceptamos que los santos en el cielo son justos, y lo son más que
nosotros, entonces este pasaje también se aplica a ellos.
Conclusión: La intercesión de los santos no remplaza ni compite con la oración
directa a Dios, más bien le da más fuerza por la comunión de amor con que se hace.
Es cuestión de poner las cosas en su lugar: Jesucristo es el único mediador; todos los
santos son de Cristo y, unidos a EL, colaboran en su mediación para extender su
reino. Somos familia de Dios EN CRISTO.
Los santos sobran
Jesús dijo: "Nadie viene al Padre si no es por mi". Entonces creo que sobran los
santos. ¡Es como hablar con el papá de mi novia en lugar de mi novia! Además creo
que la gloria es personal y que el día del juicio final no vendrán estos hombres que
sobresalieron por hacer el bien y abogarán por mi ya que ni ellos fueron justos. La
Biblia lo dice no hay ni un justo. Ellos fueron hombres.
RESPUESTA
Querido hermano: Tu ejemplo con el papá de tu novia sirve bien para ilustrar la
enseñanza de la Iglesia respecto a los santos. NADIE sobra en el plan de Dios.
Tampoco sobra tu suegro. Obviamente no debe tomar el lugar de tu novia, pero no
sobra. Si la amas a ella vas a tener que relacionarte con él porque es parte de su
familia. Igualmente en la familia que es la Iglesia. Es cierto que Jesús dijo: "nadie va
al Padre si no por mi". Sin embargo el mismo Jesús envió a los apóstoles a
evangelizar. De manera que ellos fueron instrumentos para que otros fueran al Padre.
Es Jesús el que hablaba cuando ellos hablaban, es Jesús a quien recibían quienes
escuchaban a los Apóstoles. Lo mismo nos ocurre con los santos. Al acudir a los
santos conocemos más a Jesús porque ellos son los mejores testigos del Evangelio.
Dios es Padre y quiso formarse una familia. Jesús es el UNICO salvador, pero EN
EL todos somos hermanos y Dios quiere que nos ayudemos. Mira como desde el
principio Pedro y Pablo evangelizaron y cuidaron de los cristianos. Dios podría
haber hecho el trabajo directamente PERO ha querido valerse de sus siervos.
Otro ejemplo: tu novia es hija de Dios. Su relación primordial en su vida debe ser
Jesús y NO TU. ¿Quiere decir por eso que tú sobras? Piénsalo.
Primeramente, le pido disculpa si no le resulta correcto que le llame Pastor. Me resulta más
propicio, como hombre de Dios que lo considero, con la hermosa labor de cuidar y alimentar
espiritualmente al rebaño del Señor.
Estoy de acuerdo en que al ser nosotros el cuerpo de Cristo, siendo El la cabeza, es Él quien
actúa en nosotros. Tremenda afirmación y verdad. Coincidentemente, hoy, el Obispo de
Ciudad del Este (Paraguay) en una misa de la mañana estuvo dando el mismo mensaje. Me
causó muy grata impresión escuchar en un sacerdote el mensaje de que Cristo es el UNICO
mediador y quienes viven en Él pueden mediar ante el Padre.
Lo peligroso sería acudir a una persona, o santo o incluso a la Virgen María y pedir que
"ellos" nos concedan alguna gracia, como si ellos fueran los dueños de la misma. Solo Dios
es el dador de la gracia.
Coincido plenamente con Ud. respecto a que Cristo es el ÚNICO mediador. Sería bueno
mayor aclaración respecto a este tema entre los feligreses católicos. Generalmente no se
tiene claro este tema y se acude a los Santos o a la Virgen María pediendo a ellos que
concedan alguna gracia y no que "solo" medien por ellos. Cuando reciben lo solicitado, se
glorifica a los mediadores y poco a Dios. En eso no deberíamos caer.
Tengo la esperanza que alguna vez podamos estar totalmente unidos en Cristo, dejando atrás
todas las discusiones que muchas veces no edifican para la gloria de nuestro Padre eterno.
Muchas bendiciones y amor en el Señor.
RESPUESTA
Comparto vuestra esperanza por la unidad de los cristianos, a la cual debemos
comprometernos con oración, honestidad y caridad ya que Jesús así lo desea (Cf. Jn17).
Creo que nuestro diálogo es un buen paso en esa dirección. Ha sido posible porque hay amor
a Dios y respeto mutuo como debe ser entre hermanos, aunque existan algunas diferencias.
Hemos visto que podemos llegar a importantes acuerdos y la doctrina católica enseña
que hay un solo mediador: Jesucristo, que, como Cuerpo de Cristo, los santos
participan de esa mediación. Los santos no le quitan a Jesús, al contrario, proclaman
su gloria, como lo hace en otro grado toda la creación.
Dios quiere la cooperación en el amor. Podemos y debemos ayudarnos unos a otros
hacia la salvación como lo hizo San Pablo y los otros grandes de la Biblia. En 1 Tim
2,6-7, San Pablo nos escribe que Jesús se dio como rescate, por lo que él (Pablo) es
ordenado predicador y apóstol. Vemos pues que la mediación de Cristo opera por
medio de Pablo, siendo él capaz de predicar y llevar a otros a la salvación NO POR
SI MISMO SINO POR ESTAR EL UNIDO A CRISTO QUIEN ACTUA EN EL.
La Biblia nos enseña que él quiso formarse un pueblo santo, no de esclavos sino de
hijos que tienen PARTICIPACIÓN en su misión de llevar a los hombres a la
salvación. NADA podrían hacer los hijos fuera de la UNIDAD con el UNICO HIJO
natural que es Cristo. Nosotros somos adoptados, pero verdaderamente participantes
de la filiación divina gracias a Cristo.
Le honro por su apertura al ser capaz de reconocer que ambos deseamos ser fieles a
la verdad. Ese es un paso muy importante hacia la unión entre los cristianos, en el
respeto y el amor en Cristo.
En cuanto a su dificultad en llamarme “padre”, por causa de la supuesta prohibición
de Jesús. Vea: Por qué les llamamos padres
Dios le bendiga.
PURGATORIO
Etim.: Del latín purgatio, purificar
El purgatorio
Estado transitorio de purificación necesaria para aquellos que, habiendo muerto en
gracia de Dios y teniendo segura su salvación, necesitan mayor purificación para llegar
a la santidad necesaria para entrar en el cielo. Esta purificación es totalmente distinta
al castigo del infierno. El purgatorio es doctrina de fe formulada en los Concilios de
Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580). Los que mueren en gracia y
amistad de Dios pero no perfectamente purificados, sufren después de su muerte una
purificación, para obtener la completa hermosura de su alma (Catecismo 1030).
Dios creó los seres humanos para que disfruten de su Creador viéndole en la Gloria.
Sin embargo todos hemos pecado y en esa condición no se puede entrar en el cielo, pues
nada manchado puede entrar en el Cielo; por lo cual, todos necesitamos la redención
de Jesucristo para poder ir al cielo. Jesús nos purifica con el poder de su Sangre para
poder ser admitidos al cielo. La salvación es posible sólo por medio de Jesucristo. Si
morimos en gracia de Dios es porque hemos recibido esa gracia por los méritos de
Jesucristo que murió por nosotros en la cruz. La purificación del purgatorio también
es gracias a Jesuscristo.
El purgatorio es necesario porque pocas personas se abren tan perfectamente a la
gracia de Dios aquí en la tierra como para morir limpios y poder ir directamente al
cielo. Por eso muchos van al purgatorio donde los mismos méritos de Jesús completan
la purificación.
Dios ha querido que nos ayudemos unos a otros en el camino al cielo. Las almas en el
purgatorio pueden ser asistidas con nuestras oraciones.
Fundamento Bíblico
La doctrina de la Iglesia sobre el Purgatorio encuentra fundamento en la Biblia,
cuando esta se sabe interpretar correctamente:
El texto del 2 Macabeos 12, 43-46 da por supuesto que existe una purificación después
de la muerte.
(Judas Macabeo) efectuó entre sus soldados una colecta... a fin de que allí se ofreciera
un sacrificio por el pecado... Pues... creían firmemente en una valiosa recompensa para
los que mueren en gracia de Dios... Ofreció este sacrificio por los muertos; para que
fuesen perdonados de su pecado.
Los protestantes no reconocen que este libro es parte de la Biblia porque Lutero lo
quitó de su Biblia precisamente porque él sabía que se refería al purgatorio. (Ver
Desarrollo del canon)
Sin embargo el Nuevo Testamento hace referencia a 2 Macabeos. Por ejemplo, Hebreos
11,35
"Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección
mejor"
Los únicos que en el Antiguo Testamento a quienes se aplica este pasaje es a los
mártires macabeos, que fueron torturados por conseguir la resurrección (2 Mac. 7:11,
14, 23, 29, 36).
Asimismo las palabras de nuestro Señor:
El que insulte al Hijo del Hombre podrá ser perdonado; en cambio, el que insulte al
Espíritu Santo no será perdonado, ni en este mundo, ni en el otro. Mt 12,32.
Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él,
no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta
en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último
céntimo. Lucas 12,58-59
En estos pasajes Jesús hace referencia a un castigo temporal que no puede ser el
infierno ni tampoco el cielo.
Se llega a semejante conclusión en la carta de San Pablo, 1 Corintios 3, 12-13:
Pues la base nadie la puede cambiar; ya está puesta y es Cristo Jesús. Pero, con estos
cimientos, si uno construye con oro, otro con plata o piedras preciosas, o con madera,
caña o paja, la obra de cada uno vendrá a descubrirse. El día del Juicio la dará a
conocer porque en el fuego todo se descubrirá. El fuego probará la obra de cada cual:
si su obra resiste el fuego, será premiado; pero, si es obra que se convierte en cenizas, él
mismo tendrá que pagar. El se salvará, pero como quien pasa por el fuego".
De manera que hay un fuego después de la muerte que, diferente al del infierno, es
temporal. El alma que por allí pasa se salvará. A ese estado de purgación le llamamos
el "purgatorio".
1 Cor 15,29: "De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en
ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué pues se bautizan por los muertos?"