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De esto se desprende la idea de que el rol del psicólogo social supone una
toma de conciencia en su inserción social y de los intereses históricos a los que
sirve e implica, a su vez, la adquisición de un compromiso. Para ello, es
necesario contar con un autoconocimiento y autoreflexión respecto a cómo sus
propios valores, actitudes, experiencias y contexto social influyen en sus
acciones, interpretaciones, elecciones y recomendaciones (Principio II. Punto f
de la Declaración Universal de Principios Éticos para Psicólogos y Psicólogas).
Por tal motivo, creemos que el profesional que se desempeñe en dicha área
debe tener un posicionamiento ético consolidado que le permita superar los
dilemas éticos que puedan llegar a plantearse en la dialéctica entre el sujeto y
la sociedad.
Por lo tanto, la ética que debe adoptar el terapeuta, puede relacionarse con los
principios plateados por el Código de la FePRA, como por ejemplo la
competencia, dónde lo que se plantea es que el terapeuta se comprometa a
asumir niveles de idoneidad en su trabajo, llevando a cabo solo aquellas
técnicas que estén habilitadas y aceptadas científicamente. A su vez, con este
avance en cuanto a la teoría y la práctica, se está teniendo en cuenta al
principio del compromiso profesional y científico, dónde se puede observar la
existencia de constantes desarrollos personal, científico, técnico y ético. y por
último se tiene en cuenta la integridad, donde estos desarrollos demuestran el
compromiso de los psicólogos centrados en esta teoría al promover la
integridad del quehacer científico-académico y de la práctica. Es por ello que
se plantea que la terapia sistémica es siempre, y al mismo tiempo
investigación. Cada vez que hallamos una solución, muy a menudo esta se
convierte en un problema. Lo que ocurre es que en un caso particular
encontramos una buena hipótesis, pero en el caso siguiente está no nos sirve.
El hecho de no tener una hipótesis mantiene al terapeuta vivo, con curiosidad
hacia la persona o la familia que acude a él.
Un aspecto recurrente, dentro de este campo, es la necesidad de aceptar una
perspectiva sistémica, al proponer que cada sistema desarrolle su propia
racionalidad y sus propias prácticas, que dan lugar a su identidad, rechazando,
de este modo, tanto la "ética correctiva" que se impone desde afuera, como la
"ética utilitaria" que ha sido adoptada por el sistema. Sugiere una "ética
integradora" que debe ser acordada colectivamente por todos los miembros del
sistema para mejorar genuinamente la toma de decisiones. Es de mucha
importancia recalcar que esta posición ética se sostiene en torno al pasaje de
la primer cibernética a la segunda cibernética. Esta transición supone, la
inclusión y la presencia de la ética y la responsabilidad, (cuestiones que en la
Cibernética de Primer Orden no eran tenidas en cuenta). Desde la cibernética
de segundo orden se reconoce una perspectiva ética, se admite el nexo entre
el observador y lo observado, lo que conduce a examinar cómo participa el
observador en lo observado. Dentro de esta postura de la cibernética de
segundo orden, Von Foerster introdujo los ámbitos de la responsabilidad y de la
ética al plantear que no se trata de reconocer sólo la propia realidad como
única, sino de incluir al otro con su mundo, tanto como incluirme yo al
construirla, lo que a su vez incluye a un tercero que pone en relación al otro y a
mí mismo al construir comunidad, y en el que personas y realidad son parte de
una sola entidad. Con esto se quiere decir que la realidad social se construye y
reconstruye en la interacción con las demás personas, dentro de circunstancias
histórico-sociales particulares, existiendo la relación en tanto cada uno
construye al otro y todos construyen la relación.
2. Los significados, tienen valor en la medida que se dan entre las personas;
hay que prestar atención por lo tanto a las relaciones interpersonales en un
contexto determinado. Hay un cambio cualitativo: si otras aproximaciones
terapéuticas se centran en lo ‘intrapsíquico’, las terapias sistémicas se centran
en lo ‘interpersonal’; es el sistema como ‘totalidad organizada de elementos
interdependientes’ el objeto de la terapia.
4- Construcción de tests
7- Personas no calificadas
12- Difusión
Esto tiene que ver con el consentimiento informado que el psicólogo debe
obtener de las personas que participan en su práctica profesional. En
consonancia con los articulos 1 del Código de la FePRA, y 3.10 y 9.03 del
Código de la APA, dicho consentimiento da sustento al respeto por la
autonomía de las personas entendiendo que el consentimiento es válido
cuando la persona lo brinda voluntariamente y con capacidad para comprender
la práctica en la que participará. La persona que participará puede ser una
persona que no tenga capacidad legal, intelectual o emocional para brindar su
consentimiento, en este caso se deberá obtener el consentimiento de los
responsables legales, pero de todas maneras, aunque no sea obligatorio el
consentimiento de parte del sujeto, se proveerá una explicación apropiada
procurando el acuerdo del individuo y su colaboración, y establecer un buen
rapport. Lo mismo se realizará en psicodiagnósticos enmarcadas en pericias
judiciales, aunque la persona no esté deseosa de estar en el lugar en que se
encuentra, se buscará una implicancia de su parte. En este caso
personalmente le aclarararía que se trata de una práctica justa y objetiva, que
respetará su derecho a la intimidad e integridad. En base a todo esto, ante un
proceso de psicodiagnóstico es importante explicitar la naturaleza de la
práctica, los objetivos, lo métodos y los roles.
Asimismo este inciso se relaciona con los principios del Código de la FePRA y
el Código de la Apa, ambos denominados “Respeto por los derechos y la
dignidad de las personas” en tanto respeta el derecho a la autonomía,
autodeterminación, privacidad y confidencialidad.
b) Debe acreditar una sólida formación teórico-práctica sobre métodos de
exploración y evaluación psicológica proyectivos y/o cognitivos, que garantice
la validez científica de sus conclusiones psicodiagnósticas.
Tal cual enuncia el artículo 2.8.1.3 del Código de la FePRA la información será
brindada a personas competentes y se comunicará aquella información
estrictamente necesaria, respetando la intimidad. Esto se relaciona a su vez
con la minimización de las intrusiones a la privacidad que establece la APA en
su Código de ética (artículo 4.04) reglando que el psicólogo solo debe incluir en
sus comunicados información relativa al propósito de su intervención
Esto último se debe a que son sujetos en constitución psíquica, y que muchos
indicadores obtenidos en el proceso debe comprenderse bajo el momento
evolutivo y vital que atraviesan, como el síndrome de la adolescencia normal.
3- Del secreto profesional
Por su parte, el último fragmento del inciso está estrechamente vinculado con
los límites del Secreto Profesional mencionados en los artículos 2.8.1.1 y
2.8.1.2 del Código de la FePRA que sostienen que se puede violar el secreto
en pos del bien del propio consultante, o terceros, dado que se evidencia la
posibilidad de un daño o delito. Asimismo, esto se plasma en el artículo 4.05
del Código de la APA cuando sostiene que los psicólogos revelan información
sin el consentimiento del paciente para proteger al cliente/paciente, al psicólogo
o a otras personas de daño.
4- Construcción de tests
7- Personas no calificadas
Esto es un punto que merece una atención particular debido a que muchos
alumnos aplican distintas técnicas en el cursado de su carrera. No obstante, su
práctica presenta ciertos límites, en tanto no le de da una devolución al sujeto
evaluado y se le explicita desde un comienzo que la misma no se efectuará, el
objetivo de la práctica es la capacitación. Además la práctica está controlada y
supervisada por un profesional docente matriculado que previamente le enseñó
como llevarla a cabo de manera competente. El código de la APA en el artículo
9.07 dispone que mientras se efectué con propósitos de capacitación con la
apropiada supervisión la evaluación por persona no calificadas está permitida.
Por su parte el Código de la FePRA postula que: (...) los psicólogos deben
tomar medidas para asegurar que el individuo o su representante legal obtenga
las explicaciones de los resultados, a menos que la naturaleza de la relación
impida proporcionales (en algunas consultas institucionales, exploraciones
ocupacionales o de seguridad y evaluaciones forenses) y este hecho haya sido
claramente explicado previamente a la persona evaluada (artículo 9.11)
12 - Difusión
Esto tiene que ver con asegurar la validez de los instrumentos que el
profesional psicólogo utiliza y con promover la confianza en la Psicología, en
tanto se busca la honestidad y veracidad, que es lo que se especifica que se
pretende en el principio C del Código de la APA.
1 Código de Ética de la FePRA, Principio I: Respeto por los derechos y la dignidad de las personas.
El sujeto descubre el deseo que habita en él, y se hace responsable, decide
qué hacer con él. El Otro no existe, es él.
CONCLUSIÓN:
Psicología Cognitiva:
.El análisis de los llamados fenómenos cognitivos se puede realizar sobre tres
niveles
2)
a) En cuanto a la ética implícita en la Teoría Cognitiva pudimos delimitar que
el terapeuta adquiere un rol activo, a diferencia de otros abordajes en donde el
terapeuta es más bien pasivo, lo cual genera una mayor confianza por parte de
los pacientes en cuanto a la terapia y fortalece también la relación terapéutica.
De esto se desprende, a su vez, que este rol activo del terapeuta requiere de
una labor en conjunto de terapeuta y paciente, ya que para lograr los objetivos
propuestos, los mismos deben ser desarrollados entre los dos (terapeuta y
paciente) siendo estos claros y compartidos. También entre los dos deben
estar de acuerdo en torno a las metas a alcanzar y en la modalidad de trabajo a
utilizar en líneas de la problemática concerniente. Esto antes explicitado, da
cuenta de que la Terapia Cognitiva responde y tiene en cuenta la autonomía
de las personas y el respeto por sus derechos, ya que los objetivos y metas
son expresados por el paciente a fin de respetar lo que él desea que sea
trabajado en terapia, y se respeta sus derechos debido a que el paciente elige
la meta a donde desea llegar o anhela alcanzar, para después poder trabajarlo
en conjunto.
Por otra parte, pudimos observar que en la Terapia Cognitiva el terapeuta
adquiere un compromiso ético en su rol profesional porque si bien el paciente
es el que explicita las metas que aspira alcanzar, el trabajo es en conjunto con
el terapeuta, se co – construye, en donde el terapeuta toma el compromiso
ético de focalizarse en la problemática actual traída por el paciente y en su
solución.
Para lo cual los procedimientos y técnicas que utiliza tienen amparo científico y
eficacia; y además ofrece tratamientos puntuales y planificados. Todo esto da
cuenta de que en la Terapia Cognitiva el terapeuta posee, adopta un
compromiso ético a la hora de trabajar en forma conjunta, cooperativa con su
paciente brindándole, como se dijo anteriormente, tratamientos eficaces
breves, buscando hacer prevención hacia posibles futuros trastornos.
A su vez, podemos determinar que en la Terapia Cognitiva, además del rol
activo que representa el terapeuta, el paciente, por su parte, también se
posiciona en un rol activo debido a que debe comprometerse a trabajar en
sesión y a veces también por fuera del consultorio mediante tareas propuestas
por el profesional. Estas tareas proporcionan muchas veces diversos
aprendizajes de utilidad para el paciente, con el fin de que éste (paciente)
pueda incorporar estrategias, modalidades de afrontamiento para su vida. Esto
también da cuenta de un compromiso ético profesional por parte del terapeuta,
ya que al proporcionarle diversas estrategias y modalidades de afrontamiento
le permite al paciente, una vez finalizado el tratamiento contar con recursos que
ya han sido trabajados conjuntamente con el fin de que pueda llegar a
aplicarlos frente a futuras situaciones y que velar por la salud psíquica y mental
de su paciente, y por ayudarlo también a que pueda darse cuenta de los
recursos, modalidades de afrontamiento, estrategias con los que cuenta para
poder afrontar por sí mismo una nueva situación problemática.
Por último puede expresarse, que la teoría cognitiva éticamente respeta el
derecho y autonomía de sus pacientes, por el hecho de que se trata de ayudar
al paciente a superar la problemática planteada por el paciente, mediante
tratamientos eficaces, con aval empírico, trabajando en forma conjunta y
colaborativa, brindándole herramientas para que el paciente pueda emplearlas
en un futuro ante una misma situación o una situación diversa. Y si bien, dicha
terapia plantea el hecho de buscar un cambio en los pensamientos y creencias
del paciente, este cambio no resulta ser una imposición por parte del terapeuta,
sino que más bien es un trabajo conjunto entre terapeuta y paciente, en donde
se busca promover el cambio y que el paciente pueda darse cuenta y aceptar
querer el cambio, cambiar. Esto vislumbra un poco más la ética
correspondiente a respetar la autonomía, la autodeterminación de las personas
como lo establecen los principios del código de la Fepra.
2)
b) El posicionamiento profesional del terapeuta cognitivo radica, como se
explicitó en la pregunta anterior, en la posición de un rol activo, en donde
terapeuta y paciente delimitan los objetivos, metas y modalidades de abordaje
en torno a la problemática demarcada por el paciente. Dichas técnicas,
estrategias, tratamientos y modalidades de trabajos brindados al paciente
cuentan de aval científico, y de gran eficacia empírica.
Además este modelo de terapia cuenta con tratamientos breves, acorto plazo,
razón por la cual las personas buscan su elección. Es un modelo activo,
directivo, dinámico, estructurado debido a que utiliza tratamientos puntuales y
planificados.
Esto último puede dar cuenta de que el terapeuta no aplica los procedimientos
que “le gustan” o aquellos con “los que está de acuerdo”, sino que más bien
aplica aquellos que se ciñen a lo que la investigación científica ha establecido
como más efectivos para el problema que presenta el paciente. Esto nos
permite hipotetizar que quizás la terapia cognitiva se basa en “pequeñas
recetas” como tratamientos, lo cual podría ponerse en tela de juicio, debido a
que no todo paciente reacciona igual ante tratamientos similares.
El terapeuta cognitivo adopta un posicionamiento conjunto y colaborador de
trabajo con su paciente, debido a que los objetivos a trabajar y las metas a
alcanzar son expresados por el paciente y trabajados en conjunto. Por lo tanto,
el terapeuta puede ayudar a sus pacientes a reconocer sus estilos de
pensamiento disfuncionales, irracionales, para que pueda así modificarlos,
mediante la aplicación de la evidencia y la lógica. Esto último puede ponerse en
consideración con lo establecido en el Código de la F.E.P.R.A (Federación de
Psicólogos de la República Argentina) respecto al principio del respeto por los
derechos y la dignidad de las personas, en el sentido de que el cambio a
modificar (pensamiento irracional) no es algo impuesto, instituido por el
terapeuta, sino que forma parte de la decisión del paciente a querer cambiar y
de un trabajo de construcción conjunta. Aquí, se ve el respeto a la autonomía y
el derecho de los pacientes desde esta teoría.
Estos tratamientos, tienen como principal objetivo que alcance un punto de
partida donde pueda ''hacerlo él mismo” y elaborar tu propia manera de afrontar
los problemas.
El vínculo entre el paciente y el terapeuta se basa en una relación de suma
colaboración, donde ambos trabajan en conjunto estableciendo objetivos a
cumplir. Se intenta adquirir e implementar nuevos recursos que permitan
afrontar las dificultades de la vida cotidiana, aumentando la satisfacción
personal y mejorando la calidad de vida.
A través de la Terapia Cognitivo Conductual se busca comprender como uno
piensa acerca de sí mismo, de otras personas, del mundo que nos rodea y
como lo que uno hace afecta a nuestros pensamientos y sentimientos.Por ello
hay que tener mucho cuidado de no introducir posturas éticas personales en el
paciente sino respetar su idiosincracia, sus valores, su ideología tratando de
construir una forma de pensar y actuar saludable pero siempre respetando su
individualidad.
Además este principio “Respeto por los derechos y dignidad de las personas”,
puede verse en el hecho de que la habilidad del terapeuta cognitivo radica en ,
primero, saber evaluar el problema planteado por el paciente a los fines de
hallar el tratamiento adecuado para él y, segundo, en integrar las técnicas en
un programa terapéutico adaptado a las necesidades del paciente. Y lo más
importante es que el paciente sepa que las intervenciones a utilizar no son un
“invento” del profesional, sino que por el contrario, son fruto de investigaciones
científicas. Esto permite ver que se da el respeto por el derecho de las
personas, debido a que resulta ser un derecho del paciente el conocer y saber
que técnicas, estrategias, tratamientos y modalidades de trabajo van a ser
utilizadas con él.
Por otra parte también pudimos establecer que se cumple el principio de
“Compromiso profesional y científico” plasmado en el código de la F.E.P.R.A.,
ya que el terapeuta cognitivo asume la responsabilidad profesional y ética de
adquirir un constante desarrollo personal, en cuanto a las actualizaciones que
acontecen en esta rama de la psicología, desarrollo científico, técnico y ético.
Esto también se relaciona con el hecho de que los tratamientos que se
emplean presentan comprobación científica como también lo establece la ley
23.277 de ejercicio profesional de la Psicología en su artículo 8 cuando legisla
que se debe proteger a los examinados asegurándoles que las pruebas y
resultados que obtenga se utilizarán de acuerdo a normas éticas y
profesionales.
Este principio antes mencionado (compromiso profesional y científico) también
puede verse en que el terapeuta cognitivo no prejuzga las cogniciones del
sujeto sino que las respeta. Este principio de “compromiso profesional y
científico”, también se denota en esta terapia en el sentido de que el terapeuta
técnicamente y éticamente posee las características de ser capaz de aportar la
energía necesaria para que la sesión sea productiva, de establecer una buena
relación empática sin dejar de ser firmes (alianza terapéutica), además
demuestra credibilidad ante el paciente.
Otra cuestión que se pudo observar, recae en el hecho de que como la terapia
cognitiva suele emplear lo que se define como “Psicoeducación”, en donde el
paciente, se nutre de información científica sobre su padecer, lo que le otorga
un marco de entendimiento general desde el cual se justifican racional y
lógicamente los procedimientos que el terapeuta le propone como manera de
solucionar los problemas.
Por otra parte vemos que se cumplen dos de las normas deontológicas
presentadas en el código de la F.E.P.R.A., a saber, el consentimiento
informado y el secreto profesional.
Así podemos afirmar, en relación al consentimiento informado, que el terapeuta
cognitivo bajo ningún punto de vista admite ocultamientos o engaños al
paciente, y además el paciente puede expresar su acuerdo o desacuerdo con
las estrategias propuestas, siendo por lo tanto el consentimiento informado un
elemento crucial de la transparencia de la relación terapéutica. Tal acuerdo o
consentimiento no necesariamente se formaliza por escrito, de hecho, la
mayoría de las veces se trata de un acuerdo verbal. No obstante, resulta clave
destacar la claridad y precisión en la transmisión del mensaje, así como su
aceptación, pues ello valida el rol activo que emprende el profesional.
Además, también se vislumbra el secreto profesional, debido a que el terapeuta
cognitivo guarda secreto de todo lo que obtiene bajo el ejercicio de su
profesión, cuida la integridad de su paciente, honra a dicho sujeto, a su familia
y a su contexto.
Continuando, puede expresarse, que a esta teoría se le suele criticar que
aborda un trabajo “superficial”, en el sentido de que no tiene en cuenta la
historia del sujeto. Esto puede contemplarse por el motivo de que si bien la
terapia cognitiva aplica procedimientos delimitados con metas focalizadas,
puntualizadas, no debería desdeñarse la historia del paciente, ni sus
padecimientos. Ante esto la terapia cognitiva responde justificando que sólo
existen problemas actuales, que son aquellos que hoy les generan sufrimiento
al paciente independientemente de cómo y cuándo se hayan gestado y por tal
motivo, indagan la historia con vistas a resolver padecimientos presentes.
Por ultimo no es lícito expresar, que el posicionamiento profesional del
terapeuta cognitivo consiste en ayudar al paciente a identificar y cambiar el
significado que le otorga al curso de ciertos hechos o acontecimientos. Esto es
lo que se denomina “reestructuración cognitiva” y es un recurso especialmente
útil cuando el paciente se muestra rígido, en una interpretación de las cosas
que le es perjudicial. El terapeuta puede ayudar al paciente, mostrándole de
manera persuasiva alternativas diferentes en el modo de observar las cosas.
Toda vez que es posible, el humor suele ser un recurso adicional de gran
utilidad para esta técnica de reestructuración cognitiva. Todo esto da cuenta del
respeto por la autonomía de las personas establecido en el código de la
F.E.P.R.A.
El objeto de estudio de la terapia cognitiva tal como lo expresa Beck radica en
que todas las perturbaciones psicológicas tienen en común una distorsión del
pensamiento, que influye en el estado de ánimo y en la conducta de los
pacientes. En donde una evaluación realista y la consiguiente modificación del
pensamiento producen una mejoría en esos estados de ánimo y
comportamientos. Esta mejoría permanente resulta de la modificación de las
creencias disfuncionales, o pensamientos irracionales. La terapia cognitiva
toma al ser humano como biopsicosocial, tiene en cuenta el ambiente, el
contexto., los factores emocionales, conductuales, sociales, personales. TCC
ayuda a cambiar la forma de pensar ( “Cognitivo”), y de actuar (“Conductual”),
estos cambios pueden conectarte con nuevas emociones, mejorando tu calidad
de vida.
A diferencia de otras terapias, la TCC te brinda procedimientos y técnicas
para tratar las distintas problemáticas y dificultades que se manifiestan en la
vida, centrándose en la resolución de conflictos del ''aquí y ahora".