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COLONIA, GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN

El sistema político-administrativo que se estableció en América fue un


modelo creado por España. Las instituciones clásicas del mundo
español tendieron a mantener las características esenciales en estas
nuevas tierras, aunque los criollos y peninsulares tendieron a
transformarlas de acuerdo a su realidad. 

El rey estuvo a la cabeza de toda la institucionalidad administrativa,


jurídica y política. El Consejo de Indias gobernó América por orden
real. Para  poder controlar y fiscalizar América, la  Corona creó, a
medida que fue necesario, toda una institucionalidad, parte con
residencia en España y parte en América.

La política administrativa fue creada durante la Colonia, época que


sigue a la Conquista.  A través de ella la población se dedicó a
cultivar la tierra, a explotar los minerales, a la actividad comercial y a
fortalecer el crecimiento de las ciudades.  En virtud de ello surge la
prosperidad  que a su vez permite el desarrollo de la vida social y
cultural.

El período colonial abarca en América Hispana aproximadamente,


desde mediados del siglo XVI hasta los inicios del siglo XIX.

Los vínculos de América con España estuvieron regulados por


instituciones que representaban la autoridad y el poder del rey en
estas tierras, ya que ellas eran posesiones de la corona y no del
pueblo o nación hispana.  Así había quedado dispuesto en la Bula
Papal Inter Caetera de 1493.  Las Indias, como fueron llamadas,
pasaron a constituir un bien público que los reyes no podían enajenar
o vender, como podían hacerlo con sus otros reinos. Los monarcas se
denominaban comúnmente como los reyes de España y de las
Indias, para dejar establecida la  diferencia entre la administración
en territorio español y americano. Sus autoridades no estaban
vinculadas entre sí y obedecían jerárquicamente a una sola autoridad
que era la persona del rey.

El monarca Carlos V, en 1524, definió una administración para las


Indias, creando instituciones que funcionarían en territorios españoles
y otros en territorios americanos.

Los organismos que administraron América fueron:


 Consejo de Indias
 Casa de Contratación
 Virreinatos
 Capitanías generales-Gobernaciones
 Audiencias
 Consulado
 Cabildo

El Consejo de Indias y la Casa de Contratación eran organismos que


funcionaban en España, mientras que el resto estaba establecido en América.

Administración Colonial española

1) El Real y Supremo Consejo de Indias:

En 1519, se estableció en el Consejo de Castilla una oficina destinada


a resolver los asuntos de las Indias.  De ellas surgió el Consejo de
Indias (Valladolid, 8 de marzo de 1523), cuyo primer presidente fue
el cardenal García Jofré de Loayza, nombrado el 1º de agosto de
1524.

Las primeras disposiciones respecto de la organización de este nuevo


organismo son de 1526. Las Leyes Nuevas de 1542, dictadas en favor
de los indios, dedicaron sus nueve primeros títulos a establecer las
ordenanzas definitivas que el Consejo necesitaba.  Por último, el 24
de septiembre de 1571 se dictó una nueva ordenanza que reorganizó
esta institución. Aunque hubo modificaciones en 1636 y 1680, se
estima que las de 1571 presidieron la época de mayor auge del
Consejo.

El Consejo no tuvo en sus primeros tiempos una residencia fija.


Generalmente seguía a la corte en sus desplazamientos. Cuando en
1561 Madrid  pasó a ser la residencia estable del rey, éste se instaló
en El Escorial, mientras el Consejo lo hacía en el Alcázar Viejo.  Más
tarde el Consejo pasó a residir en el Palacio de “los Consejos”.
Las atribuciones del Consejo de Indias, establecidas por el rey, se
resumieron en la Ordenanza Nº 2 de 1571.  En ella se señalaba qué
funciones tocaban el ámbito de lo ejecutivo, lo legislativo y lo judicial,
realizando sus actuaciones en nombre del rey.

Al Consejo de Indias le correspondió llevar a cabo dos sistemas de


control de la realidad americana.  Uno de ellos fue el Juicio de
Residencia o examen judicial al cual eran sometidas todas las
autoridades al término de sus respectivos gobiernos. Consistía en una
rendición de cuentas que se hacía a través de un funcionario
delegado, el cual, en el lugar donde había actuado el funcionario
examinado, escuchaba a los posibles agraviados. El Consejo aprobaba
o rechazaba el informe presentado de acuerdo a los antecedentes
reunidos.  Si el juicio era negativo, podía implicar el término de la
carrera del funcionario.  Si, por el contrario, resultaba favorable, lo
habilitaba para ascender de grado.

El segundo sistema estuvo constituido por las visitas. Éstas


consistían en viajes de inspección, que podían ser generales, cuando
se hacían a un virreinato o a una capitanía general, o específicas,
cuando se realizaban para inspeccionar la gestión de un funcionario o
un suceso particular.  Constituían una medida excepcional y, como
tal, se la reservó para hechos de primera y grave importancia.

Como organismo legislativo para América, el Consejo de Indias era el


encargado de   elaborar las ordenanzas, reales cédulas y otros
documentos normativos.  Como poder judicial, tenía la función de
árbitro en los conflictos de competencia surgidos entre las
Audiencias, los de las Audiencias con la Casa de Contratación, o los
conflictos que se suscitaban entre estos organismos y los
particulares.  Como tribunal de apelación, era la última instancia
para los pleitos etnre particulares por sumas superiores a los seis mil
pesos de oro.

En el siglo siguiente, este organismo experimentó una serie de


transformaciones, ocasionadas por las reformas borbónicas. Éstas, al
crear en 1717 la Secretaría del Despacho Universal de Indias, dejaron
al Consejo como una instancia meramente consultiva.

Durante los primeros años del siglo XIX, el Consejo de Indias fue
afectado por las alteraciones políticas ocurridas en la Península. Fue
eliminado en 1809, reestablecido el año siguiente y suprimido otra
vez por la Constitución de Cádiz en 1812. Al volver, en 1814,
Fernando VII de su destierro, el Consejo reinició su funcionamiento,
desapareciendo definitivamente en 1834.

El real y supremo Consejo de las Indias estaba integrado por un


presidente, cinco consejeros y un fiscal. Su función principal era la
legislatura, vale decir, formular las leyes para las Indias.  Además
sugería al rey el nombramiento de los funcionarios superiores para
representarlo en los territorios americanos.

2) La Casa de Contratación

Con sede en Sevilla primeramente y luego en Cádiz, tenía a su cargo


la organización del tráfico comercial entre España y América. 
También le correspondía preparar al personal para estudiar y
desarrollar la cartografía y continuar las investigaciones de
reconocimiento del continente americano.  Además debía controlar el
proceso migratorio hacia el Nuevo Mundo.

La Casa de Contratación era una institución compuesta por un


importante número de funcionarios, fue creada para llevar a cabo la
política de  Monopolio comercial de España. Ésta legitimó su
dominio sobre los territorios descubiertos, e intentó impedir que otro
reino europeo pudiese obtener las eventuales riquezas a descubrir. 
Como fue la Corona de Castilla la que se adjudicó los territorios, el
puerto de Sevilla, situado al interior de Andalucía y a orillas del
Guadalquivir, adquirió la misión de controlar el monopolio. Se eligió
este puerto fundamentalmente por dos razones: estaba a salvo de los
ataques de los corsarios y de los piratas, y era un puerto castellano. 
Más tarde, en 1717, Sevilla fue reemplazada por Cádiz, puerto que
tenía mejor acceso, pero que se encontraba expuesto a los ataques
de piratas y corsarios.

La Casa de Contratación se fundó por cédula del 20 de enero de


1503.  Una de sus obras fue la creación de una escuela náutica y de
estudios geográficos.

Entre las atribuciones de la Casa de Contratación se encontraban:

a)   Control de todo el tráfico comercial de flotas y galeones entre


España y América.

b)  Registro de todos los que venían a América, evitando el paso de


aquellos que no eran cristianos.

c)   Jurisdicción civil y criminal durante la travesía de las naves.

d)  Tribunal de comercio encargado de aclarar todos los problemas de


tipo económico y comercial que tuviesen relación con América.

En 1790, la Casa de Contratación fue suprimida a raíz de la


implementación y aplicación de las Ordenanzas de Libre Comercio,
que inhabilitaban el principio de monopolio comercial.
3) El Virreinato:

América estaba dividida en virreinatos, capitanías generales y


presidencias o gobernaciones. Los virreinatos eran gobernados por un
virrey, quien fue el representante directo de la Corona. En el siglo XVI
se establecieron en América dos virreinatos: el de Nueva España o
México (1535) y el de Perú (1544); en el siglo XVIII se incorporaron
otros dos: Nueva Granada (1717) y el Río de la Plata (1776).

El virreinato fue la máxima expresión territorial y administrativa que


existió en las Indias.  Se creó en las célebres Capitulaciones de
Santa Fe, firmadas el 17 de abril de 1492 entre los Reyes Católicos y
Cristóbal Colón.  Este último recibió, en aquella oportunidad, el título
de Virrey y Gobernador General de todas las tierras que descubriera,
cargo que le fue reconocido a su regreso del descubrimiento por
cédula de los Reyes Católicos otorgada en Barcelona el 28 de mayo
de 1493.  Sin embargo, la poca destreza demostrada por el almirante
para gobernar aquellas tierras, hizo que la Corona lo destituyera de
esos cargos en 1499 y le nombrara un sucesor, el cual no recibió el
título de Virrey.  En 1509, Diego Colón, hijo del Almirante, logró el
reconocimiento del título de Virrey de la Isla Española y de las otras
que fueron descubiertas por el Almirante, su padre.  Pero este título
era ya sólo honorífico.

El emperador, por cédula firmada en Barcelona el 17 de abril de


1535, nombró virrey de Nueva España y presidente de su Real
Audiencia a Antonio de Mendoza, conservando Hernán Cortés el título
de Capitán General, el que mantuvo hasta su muerte, acaecida en
1547.  Este hecho consagró la costumbre de nombrar, para dicho
cargo, a súbditos de la primera nobleza de Castilla, como continuó
sucediendo durante los siglos XVI, XVII y los primeros años del
XVIII.  Más tarde, durante el siglo XVIII, comenzó a prevalecer la
carrera burocrática y fueron nombrados virreyes funcionarios que no
pertenecían a la Vieja nobleza española, por lo que el rey, muchas
veces, los distinguió otorgándoles títulos de conde o marqués.

El propio monarca definió las facultades del virrey: "Representen


nuestra Real persona, y tengan el gobierno superior, hagan y
administren justicia igualmente a todos nuestros súbditos y vasallos y
entiendan en todo lo que conviene al sosiego, quietud,
ennoblecimiento y pacificación de aquellas provincias".

El virrey era la máxima autoridad existente en las Indias, por lo


que gozaba, en el territorio que se le había asignado, de las mismas
facultades que el rey, aunque las instrucciones para su gobierno las
recibía directamente del Consejo de Indias. Por su cargo, ejercía la
potestad ejecutiva, le correspondía el gobierno superior del
virreinato, en general, y la administración interior, en particular,
cuidando especialmente de la paz, sosiego y quietud de todos sus
habitantes, del ejercicio del patronato, de las obras públicas, de la
defensa de su territorio y de la protección y evangelización de los
naturales.  El monarca agregó en sus cédulas que daba a los virreyes
todo el poder necesario para desempeñar su cometido y les daba su 
“palabra Real de que todo cuanto hicieren, ordenaren y mandaren en
nuestro nombre, poder y facultad, lo tendremos por firme, estable y
valedero para siempre jamás".

En su calidad de vicepatrono de la Iglesia, al virrey le corresponda


ejercer todas las funciones del Patronato Real en calidad de
delegado. Respecto de la Real Hacienda, tenía el control y vigilancia
del cobro y administración de las rentas del rey como
superintendente de ellas.  Finalmente, en lo que toca a la defensa del
territorio, sobre su persona recaía el mando supremo de las fuerzas
de mar y de tierra, incluido el mando de las Reales Armadas que
llegaran desde España con sus almirantes, como lo ordenaba la
cédula del 17 de enero de 1593.

Con respecto a sus funciones legislativas, podía crear leyes mediante


ordenanzas. Éstas, sin embargo, no podían contradecir las que
dictaba el propio monarca o el Consejo de Indias en su nombre.

Los virreyes eran designados como propuesta del Consejo de las


Indias.  Debían proceder de la alta nobleza.  La corona española eligió
sus mejores servidores para que ocuparan este cargo que significaba
una gran responsabilidad.  El virrey era el representante personal del
rey y por lo tanto depositario del Poder real.

4) Capitanías generales y gobernaciones

Las capitanías generales fueron territorios dirigidos por un jefe militar


que desarrollaba el poder civil y judicial. Durante la Colonia eran
cuatro capitanías generales: Santo Domingo, Guatemala, Venezuela y
Chile.

Por último, las gobernaciones eran gobiernos creados en territorios ya


pacificadas. El poder lo ejercía el presidente de la Real Audiencia,
como era el caso de Ecuador y Bolivia.

Teniente de gobernador: Era el encargado de ejecutar soberanía y


establecer poblados en nombre del Gobernador.

5) Las Audiencias

La Real Audiencia era el supremo tribunal de justicia durante la época


colonial. Fue un organismo político-administrativo que residía en las
principales ciudades de América. Formado por cuatro oidores o
magistrados, era tribunal de primera instancia en algunos casos, y de
apelación de las sentencias de los jueces inferiores.

Las Audiencias fueron el más alto Tribunal Judicial de Apelación


en las Indias, con jurisdicción civil y criminal y con amplia
competencia, ya que ésta solía extenderse a la jurisdicción
eclesiástica. Sobre la Audiencia sólo estaba el Consejo de Indias, al
que se podía recurrir únicamente en casos de muy elevada cuantía.

Las Audiencias tenían, además, que ocuparse de casos especiales,


como los pleitos relativos a los intereses de los indios, para los que
solían reservar dos días a la semana.  En éstos, los naturales estaban
exentos de gastos procesales y se les designaban abogados
especiales para que los representaran.

Lo mismo ocurría con los recursos de fuerza (apelaciones a la justicia


seglar ordinaria); éstos podían presentarse por los abusos cometidos
en las decisiones judiciales de un tribunal eclesiástico.  Le
correspondía juzgar, en primera instancia, los juicios eclesiásticos de
carácter secular, como los problemas relativos a la disposición de los
diezmos, a las tierras de la Iglesia y otros semejantes.  También veía
las causas por los delitos cometidos por eclesiásticos que estaban
regidos por la ley civil.

Finalmente, conocía, en primera instancia, los casos en que


estuvieran en juego los intereses de la Corona y sus funcionarios, y
en los llamados casos de corte, que eran una medida de protección
al interés social.  Debían ventilarse ante la Audiencia y no ante el
tribunal del domicilio del demandado y constituían un privilegio en
favor de los pobres, personas desvalidas y otras que litigaban en
inferioridad de condiciones contra personas o instituciones
importantes.

Cada Audiencia tenía un presidente, cargo que generalmente era


ejercido por la autoridad política o militar de la zona.  Así, el virrey o
el gobernador, en su caso, presidieron las Audiencias ubicadas en la
capital de su jurisdicción, aunque ciertas Audiencias subordinadas
tenían presidente propio.

Los oidores eran los funcionarios que conformaban la Audiencia. 


Tenían  por misión oír a las partes y a las autoridades y dictar
sentencia en los casos que la ley así lo determinara.

Durante el siglo XVI las autoridades españolas llevaron a cabo una


activa política de fundación de Audiencias en los territorios donde se
fue asentando la conquista.  De este modo, a fines del siglo, había
tribunales establecidos desde La Española hasta Concepción, en
Chile.
Las Audiencias más importantes coincidieron con los virreinatos en
que fue dividido administrativamente el territorio americano: la de
México (1527); la de Lima (fundada en 1542); Bogotá (1549), y
Buenos Aires (1782).

6) Un Tribunal del Consulado

Fue un organismo colegiado creado por autorización real en cada una


de las principales ciudades hispanoamericanas durante la colonia, a
instancias de los comerciantes locales. Su función era atender los
litigios y juicios derivados de las transacciones comerciales y
mercantiles, así como la regulación del comercio. Se crearon a
imitación de los Consulados de Burgos y Sevilla.

7) El Cabildo

Fue una de las primeras instituciones que España llevó a América.


Fueron el trasplante a América de los municipios españoles de la
Edad Media, los cuales eran cuna y defensa de las libertades
populares. Los cabildos eran instituciones urbanas que existían en
Castilla. Apenas los españoles fundaban una ciudad, se creaba el
cabildo. Eran entidades importantísimas, porque representaban a la
comunidad y derivaban su nombramiento de ésta, y -caso único- no
del rey (debe recordarse que todos los nombramientos los hacía
personalmente el rey). El cabildo se ocupaba del gobierno de las
ciudades.

Títulos y jerarquía

Durante los primeros tiempos de la conquista era corriente que


capitanes exploradores, descubridores y conquistadores usaran el
título de adelantado.  Ejemplos de ellos fueron Vasco Nuñez de
Balboa, adelantado del Mar del Sur, en 1514; Pedro de Alvarado, en
1527, adelantado, gobernador y capitán general de Guatemala; Diego
de Almagro en 1535, adelantado, gobernador y capitán general de
Nueva Toledo (Chile).
El título de adelantado iba asociado con el de
gobernador y capitán general, porque a Jerarquía en la
quienes se les otorgó el título, generalmente se Administración
les encomendó la exploración, descubrimiento y Colonial española
conquista de un determinado territorio.

Estos gobernadores, llamados "lugartenientes”


generalmente tuvieron la facultad de repartir las
tierras y los solares, otorgar encomiendas de
indios, dictar ordenanzas y ejercer la jurisdicción
civil y criminal; en síntesis, la suma del poder.
Tenían funciones y atribuciones muy parecidas a
las del virrey. Eran nombrados por el rey, en
consecuencia eran su representante personal. Su
jefe inmediato era el virrey, pero podía dirigirse
directamente al rey cuando lo considerara
necesario.

Una vez que la Corona intervino en las Indias y dio una nueva
estructura e instituciones de gobierno, las gobernaciones se
mantuvieron  con carácter de subordinadas a los virreyes, con lo cual
perdieron la iniciativa y se transformaron sólo en órganos
administrativos que repetían, en jurisdicciones más pequeñas, las
funciones de gobierno ejecutivo que el virrey cumplía en la zona de
residencia del virreinato. Esta dependencia, aunque mantuvo la
norma de un gobernador nombrado por el rey, implicó que, en
determinados casos, este nombramiento pudiese ser realizado por el
virrey.

Lo mismo pasó con el cargo de capitán general, primero asociado


de adelantado y gobernador, y más tarde, reservado para algunos
gobiernos con zonas dominadas por indígenas guerreros y rebelados
con proliferación de corsarios, piratas o filibusteros en sus costas.

El cargo de presidente tenía directa relación con todas las


Audiencias en las cuales era ejercido por los virreyes o por los
gobernadores. Sin embargo, adquiría especial importancia en las
Audiencias subordinadas o presidenciales.

Durante el siglo XVIII, a raíz de las reformas introducidas por la


nueva dinastía de los Borbones, se creó el cargo de intendente,
institución de origen francés, implantada y experimentada
previamente en España desde 1749.  Este funcionario, que sustituyó
a gobernadores y corregidores, recibió facultades relacionadas con el
gobierno, la hacienda y los asuntos militares y de justicia.
El oidor era nombrado por el rey y actuaba en la administración
colonial a través de la Audiencia. Un oidor debía recorrer la provincia
con el fin de controlar la realización del buen gobierno del territorio.
Asesoraba al virrey como consultor sobre materias de gobierno.

El corregidor era el funcionario que representaba la autoridad real y


presidía el Cabildo. Además administraba justicia en las ciudades
pequeñas. Existían, también, los corregidores de indios que tenían
autoridad sobre la población indígena, actuando como policías y
controlando el régimen de trabajo.

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