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Facultad de Artes
Departamento de Teatro
Revisión de la Renovación
en la Expresión
Corporal
Nos situamos al final del Siglo XIX cuando se comienza a poner en cuestión, de
alguna manera, al Ballet Clásico generando interrogantes en torno suyo a fin de
provocar una discusión sobre este academicismo tan rígido que había regido el gusto
y la práctica corporal en el período anterior. Pero esta discusión se gestaría a través
de las propuestas corporales experimentales que comienzan a realizar estos tres
personajes que más tarde serían reconocidos como los padres de la Danza Moderna:
hablamos de Löie Fuller, Isadora Duncan y el ruso Vaslav Nijinsky.
Estas discusiones generadas en torno al Ballet clásico nacen porque las formas
tradicionales de expresión corporal ya no se adecuaban, por decirlo de alguna manera
al nuevo mundo que aparece tras la Primera Guerra Mundial. Esas formas
extremadamente rígidas y dogmáticas de la danza clásica ya no estaban sirviendo
como expresión artística dadas las características de esta nueva situación humana.
Estos antiguos dogmas ya no se matenían acordes ni con lo que se quería decir ni con
el cómo se quería decir. Al menos así es como comienzan a aparecer estos
experimentos corporales, generando talvez sin querer la reformulación de un nuevo
lenguaje corporal, que luego se convertiría en el encuentro de esta nueva lengua, esta
nueva forma de entender y sobretodo de relacionarse el hombre con este entorno
diferente al de la época anterior.
Hablamos de romper con el rigor técnico del Ballet clásico. Hablamos entonces del
aparecer de la Danza Moderna gracias a la ruptura con los valores intrínsecos y
constitutivos de la danza clásica del siglo XIX.
Löie Fuller nace en Illinois, Estados Unidos, el 15 de enero de 1862. se dedica al baile,
a la actuación, a producir y a escribir. Se la considera una de las renovadoras más
importantes dentro del ámbito de las artes escénicas, ya que introduce la utilización de
nuevos elementos compositivos como es la combinación de movimiento orgánico en
escena desde el cuerpo –más allá de el hecho de que el cuerpo lleve a cabo un
movimiento-, junto con el cómo la iluminación contribuyen al dibujo de este
movimiento compositivo. Es importante destacar que hasta entonces ni la luz, ni el
vestuario, ni el juego entre ambos habían aparecido en escena como elementos
compositivos, elementos que hoy nos parecería absurdo no involucrar en la propuesta
de composición en una puesta en escena.
Desde pequeña Fuller se interesa por la danza pero nunca formando parte de alguna
escuela o de algún lugar que le enseñara el academicismo imperante en la danza por
aquel entonces. Ella se dedica a la danza de manera autodidacta.
Se sabe que practicaba el “baile de faldas” o can-cán, desde lo cual termina por
generar desde ello un estilo de danza más abstracto. Lleva a mayor complejidad este
baile. Comienza llevando a escena diferentes elementos tecnológicos como luz y
movimiento, luego de un día, al encontrarse jugando con una falda de mucha tela, se
detiene en la observación que hace sobre cómo la luz incide sobre este movimiento
llevándolo a un lugar más complejo en el mismo movimiento: en cómo percibimos este
movimiento afectado y modelado por el efecto de la luz. De esa manera llega luego a
presentar la popular “danza de la serpentina” en 1890 y otros trabajos que buscan
mostrar el origen orgánico de los movimientos y el énfasis compositivo que le da este
nuevo elemento: la luz.
Claramente, no tenía esto nada que ver con la danza clásica imperante de los años
anteriores. Ahora es un cuerpo que juega con elementos externos a sí y que además
puede componer desde un solo punto en el espacio.
Fuller consideraba que el ser humano era el único ser capaz de poner reprimir la
expresión corporal de sus sensaciones, inhibiendo incluso sus impulsos, situación de
la cual precisamente se valía la Danza Clásica para realizar su arte: el cuerpo en
suspensión, la negación de la gravedad, la perfección y rigidez del movimiento, todos
implementos de la danza que nada tenían que ver con la expresión de la verdad del
cuerpo humano: la sensación. Este es el principio según el cual se rige para justificar
sus experimentaciones coreográficas. De esa forma incluso llama la atención con el
hecho de que es la mente la que le envía la información de las sensaciones al cuerpo,
y es lo que a la vez lo reprime. Acto que veía en la danza clásica: sensaciones
reprimidas por la rigidez, por la necesidad de sublimación del cuerpo. Expresa de esta
manera, que el cuerpo debe expresar las sensaciones del cuerpo por sobre todo, para
acercarnos a la verdad del ser humano, a su origen orgánico: a su animalidad, a la no
represión de emociones y sensaciones.
Nace Duncan en 1878 en San Francisco, Estados Unidos, y debe afrontar muy
pequeña la separación de sus padres y la vida mantenida por su madre quién a su vez
mantenía el hogar dando clases particulares de piano, primera cercanía que pudo
haber tenido Duncan con el arte. Pero no sólo eso. Su madre le inculca en su infancia
conocimientos sobre el Arte Griego, punto máximo en torno al cual giran sus
reflexiones y experimentaciones corporales cuando más tarde se dedicaría cien por
ciento a la danza.
Así es, Duncan se dedica a pasarlo bien, a ser amiga de las fiestas y la vida nocturna,
a tener aventuras románticas con quién llamara su atención, fuese hombre o mujer.
Rompió corazones, generó escándalo, llamó la atención, renovó el concepto corporal
del movimiento… nada más se podía esperar de esta mujer que una muerte igual de
excéntrica como su persona, cuando muere ahorcada por su propia bufanda,
larguísima que se enrolla en la rueda de su descapotable el 14 de septiembre de
1927.
Tampoco todo fue color de rosas para ella. Cuando triunfaba en París, alrededor de
1913, sus dos hijos mueren en un accidente trágico, a lo que Isadora decide cortar con
la ascensión de su carrera y se dedica plenamente a la enseñanza y a la realización
de actos benéficos. Este hecho la desmotiva e continuar viviendo pero el pensamiento
de que otros niños la necesitaban, a quienes enseñaba su pasión, le impedía quitarse
la vida y la imponían a seguir adelante. De esa manera, luego de romper
escandalosamente con la tradición, se dedica a sembrar la semilla de la renovación en
la danza.
Isadora Duncan: “el amor puede ser un pasatiempo y una tragedia”; en sus atuendos
Griegos.
Vaslav Nijinsky es conocido por ser uno de los representantes de la Danza Clásica
más virtuosos de la escena de principios del Siglo XIX. En parte estaba destinado a
ser un genio de la danza y en parte el hecho de que sus dos padres pertenecían al
mundo de la danza, mundo en el cual sumergen a sus tres hijos a continuar esta
tradición familiar.
Muy pequeño, a los diez años, ya mostraba sus dotes especiales para lal danza,
hecho que lleva a sus maestros de la Escuela Imperial de San Petersburgo a querer
graduarlo a penas a sus dieciséis años.
La renovación que lleva a cabo este personaje recae en el hecho de que realizaba
gestos corporales bastante poco convencionales para el arte que desempeñaba, y que
desempeñaba con tal perfección. Así es, este genio de la Danza Clásica, aparte de
ser conocido por el virtuosismo de sus saltos y la calidad de su movimiento escénico,
también tenía una característica que lo sitúan al borde del academicismo por el hecho
de que sus gestos coreográficos se encontraban manchados, por así decirlo, por una
acentuación grotesca y poco fina o sutil en el acabado. Así pues generaba su arte con
el gesto de las manos deformado incluso en la disposición total del cuerpo.
Ello no era bien visto por la academia pero aun así, por ser tan bueno en la danza, se
le aceptaba esta nota extravagante que Nijinsky ponía en su baile. ¿Tendría que ver
con uno de los avisos anticipados a la aparición de su enfermedad?
Otro de los hechos que llamaron la atención en el bailarín, es que dentro de esta
excentricidad de la cual formaba parte su personalidad, en su actuar ponía también
nota en cuanto a elementos que escapaban a toda costa de la rigidez de la academia;
por ejemplo improvisaba en escena, en sus importantísimas puestas en escenas,
experimentos conceptuales que llevaba a cabo con las acciones que realizaba con su
cuerpo, cosa totalmente ajena al dogma de la Danza Clásica. Es así como en una
interpretación de “La siesta del fauno”, que a todo esto se encontraba entre la
audiencia una emperatriz, decide que en la danza que las ninfas que en el sueño de
su siesta realizan a su alrededor, como es un baile sensual que despierta según la
historia la sexualidad de su condición masculina, se masturba en escena, llevando la
interpretación a una realidad más cercana en cuanto a lo que busca decir la sola
danza. Cosas como esas eran las que algunos críticos estaban dispuestos a aceptar
por ser tan virtuoso en escena, y que haría a otros indignarse.
He querido poner a la vista fragmentos del diario de Nijinsky, para que nos podamos
acercar un poco a sus delirios:
"Yo quiero que fotografíen mis escritos para explicar mis escritos, porque mi escritura
es la de Dios" en vez de imprimirlos, "porque la impresión destruye la escritura. La
escritura es algo bello, es por eso que es necesario fijarla".
no me gusta dios cuando es malo, yo soy dios, Nijinsky es dios, los doctores no
entienden mi enfermedad, mi cuerpo no está enfermo, mi alma lo está, sufro, sufro,
soy sólo un hombre, no soy dios, yo sé que los socialistas me entenderían mejor, pero
yo no soy socialista, yo soy parte de dios, soy del partido de dios, no quiero guerras ni
fronteras, el libro existe y tiene un hogar en todos lados, yo vivo en todos lados, no
quiero tener ninguna propiedad, no quiero ser rico, no soy un animal sediento de
sangre, soy un hombre, dios está en mí, yo estoy en dios, lo deseo, lo busco, quiero
que estos manuscritos sean publicados para que así todos puedan leerlos, soy un
buscador, por eso siento a dios, dios me busca y así nosotros nos
encontraremos" Diario de Vaslav Nijinsky. Ed. Romola Nijinsky. New York: Simon y
Schuster, 1936.
El Diario de Vaslav Nijinsky. Ed. Romola Nijinsky - New York: Simon y Schuster,
1936.
El Diario de Vaslav Nijinsky. Ed. Romola Nijinsky - New York: Simon y Schuster,
1936.
II
III
IV
VI
VII
VIII
IX
Agoniza la primavera
en la mudez de las piedras,
abrillantadas de polen ajeno.
XI
Bibliografía.
Sanchez, José. La escena moderna, manifiestos y textos sobre teatro de la Época de las vanguardias.
(Fuller, Löie. Light and the dance. Ed AKAL, 1913) disponible en línea en:
http://books.google.com/books?
id=DiZMMCn9ASkC&pg=PA47&lpg=PA47&dq=loie+fuller+la+escena+moderna&source=bl
&ots=in6I7knQzp&sig=XrqV14oMWzCl0YdEYAmyiclbpSA&hl=es&ei=uOq_Te6bHOLL0Q
G2jpWJBQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CBkQ6AEwAA#v=onepage
&q&f=false
Nijinsky, Vaslav. El Diario de Vaslav Nijinsky. Ed Romota Nijinsky – Nueva Cork: Simon y Schuster,
1936.
Della Sera, Orriere / EL MUNDO - Jueves, 25 de agosto de 1994. - AÑO VI NUMERO 1.750. disponible
línea en:
http://www.danzaballet.com/modules.php?name=News&file=article&sid=1419
Pérez, Simón. Cuerpos híbridos / Cuerpos Tecnológicos / Cuerpos Naturales: Löie Fuller-Isidora
Duncan, aspectos y consideraciones de un campo. Disponible en línea en:
http://postdance.file.worldpress.com/2008/05/loie-fuleer.pdf
Lorenzana, Paola. Análisis comparativo: danza moderna y contemporánea. Disponible en línea en:
http://soloxhoydanza.blogia.com/2007/081402-analisis-comparativo-danza-moderna-y-
contemporanea.php