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Carlos Fry, Botanista Cuzqueño

CARLOS FRY, BOTANISTA CUZQUEÑO


Muy pocos datos tenemos sobre la infancia de este ilustre hijo del Cuzco e infatigable
explorador de las selvas del oriente peruano. Miembro de una distinguida familia cuzqueña,
radicada en el valle de Santa Ana de la provincia de la Convención, es de presumir que
recibió una educación esmerada. Sabemos que el año de 1882 abandonó el colegio,
probablemente después de haber terminado sus estudios de instrucción media, acariciando
desde entonces el anhelo de lanzarse por las tumultosas aguas del bajo Urubamba.

En su adolescencia fue un asiduo lector de obras de viajes y aventuras realizadas en todas las
épocas por la superficie del globo; escuchaba con entusiasmo las relaciones que le hacían sus
compañeros de juventud sobre las grandes riquezas que atesora la región de las selvas y su
temperamento noble e inquieto se vio hondamente conmovido al recibir de Lima, con
dedicatoria del autor el diario de “Exploraciones de los ríos peruanos Apurimac, Eni, Tambo,
Ucayali y Urubamba por José Benigno Samanez en 1883 y 1884”

Encontrándose en su residencia de la hacienda Chinchi del valle de Santa Ana, recibió una
comunicación de su sobrino el señor Adriel Montes, fechada en Huambo (Departamento de
Apurimac), en la que le anunciaba su próxima visita, de paso a la hoya del Ucayali, donde se
dirigía por asuntos comerciales. Esta noticia lo entusiasmo grandemente, decidiéndose a
agregarse a la expedición para satisfacer sus ideales largamente alimentados.

El señor Adriel Montes no se hizo esperar mucho, llegó a la hacienda Chinchi el 7 de


setiembre de 1886, e inmediatamente dio principio a los preparativos para la expedición
proyectada, la que quedó constituida con el siguiente personal; señor A Montes, conocedor de
la región por haber acompañado en sus viajes al señor José B Samanez, su socio industrial
chileno , señor Luis A. Salas y su compatriota de éste, don Belisario Liñan de Ariza, dos
sirvientes y el señor Carlos Fry

Ultimados los preparativos de la marcha, la Comisión partió de la hacienda Chinchi con


rumbo al puerto fluvial de Rosalina, término por entonces del camino de herradura, el 18 de
setiembre. El trayecto que media entre ambos lugares fue salvado en tres jornadas
consecutivas. Echarate, paso de Chahuares y Rosalina. Recordaremos que el segundo de estos
lugares es celebre en los anales de la ciencia, por haber servido de embarcadero el año de
1847 a la expedición francesa presidida por el conde Francisco de Castelnau

Constituidos en el puerto fluvial de Rosalina, donde se inicia el bosque real, habitada


únicamente por diversas tribus salvaje, nuestros expedicionarios detuvieron su marcha,
mientras construían una lancha suficientemente espaciosa que les permitiese llevar a feliz
término su proyectado viaje. Se iba dando los últimos toques a la canoa en construcción
cuando arribó al puerto una expedición que salía del Ucayali, en tres canoas con suficiente
número de bogas de las tribus Piros y Campas, que inmediatamente fueron contratados.

Con este auxilio inesperado la expedición pudo embarcarse, cómodamente, el 28 de octubre,


en el paraje de Camalampiato, a cuatro leguas mas debajo de Rosalina y pasando por delante
de la desembocadura de los ríos Sirialo y Manugali, llegar al primer puesto establecido a
orillas del Malanquiato, para la explotación del caucho, materia prima de gran importancia,
que ha constituido un factor de civilización en la hoya del bajo Urubamba.

Fortunato L. Herrera, 1931 Revista Universitaria (Cusco) UNSAAC.- Año X, 1 Pp.158-162.


Carlos Fry, Botanista Cuzqueño

Durante los días 4, 5 y 6 de noviembre salvaron los malos pasos de Mapiruntuni,


Challhuancani y Portada de Tonquini. En los tumbos de Challhuancani naufrago la barca
construida por nuestros expedicionarios, perdiéndose en el accidente el equipaje del señor
Carlos Fry, que contenía además de su menaje, un astrolabio que llevaba para tomar la altura
del sol y la obra “El Perú” de Raimondi que le servia de obra de consulta. Fry no se desanimó
con el contratiempo, sino que vistiéndose con una cusma de salvaje y ataviada la cabeza con
un aro de plumas, se apresto a continuar la marcha.

Salvada la zona peligrosa para la navegación, que podría ser evitada por un camino de
herradura de unas treinta leguas, nuestros expedicionarios partieron de la Portada de Tonquini
el 7 de noviembre con rumbo a la hacienda Providencia, fundada pocos años antes por el
explorador José Benigno Samanez y ubicada en la confluencia de los ríos Tambo y
Urubamba, limite septentrional del departamento del Cuzco. Viajando en un río tranquilo, en
medio de un paisaje encantador y enteramente nuevo, arribaron en jornadas consecutivas a la
desembocadura de los ríos Ticumpinea, Camisea, en el que descansaron un día; Huitircaya,
Cumaria y Providencia; donde arribaron sin ninguna nueva novedad el 12 del mismo mes.

En Providencia el señor Fry se vio obligado a permanecer por algunos días mientras
conseguían nuevos balseros para proseguir su marcha. Aprovechando de su estadía forzosa se
dedicó al estudio de la geografía, etnografía, etc de la región, practicando al efecto cortas
excursiones por los alrededores de la enunciada finca, apunta los nombres vulgares y
científicos de un considerable número de plantas industriales que crecen en las orillas del
Urubamba, Tambo y Ucayali; siendo al parecer el primer cuzqueño que empleó la
nomenclatura científica vulgarizada por el profesor A. Raimondi.

Despidiéndose de los señores que hasta entonces fueron sus compañeros de excursión y
asociado con su amigo el señor Fernando Arzubialde se lanzó el 8 de diciembre por las aguas
del caudaloso Ucayali con rumbo a la desembocadura del Pachitea, término por entonces de la
navegación en canoas. El trayecto que media entre los lugares extremos fue salvado en 7 días
consecutivos, en el que viajó muchas veces durante la noche. En Panahuesa se proveyó de
nuevos vestidos y anota que desde Cumaria (del Ucayali), desaparecen completamente las
piedras de las orillas del río y que la planicie situada a ambas márgenes, son susceptibles de
inundación periódicas y por tanto impropias para la agricultura.

En la tarde del 14 de diciembre arribaron a la pequeña población fluvial, ubicada en la boca


del Pachitea, constituida por un conjunto de casas pertenecientes en su mayoría a empresas
extranjeras, que fomentan el intercambio comercial en la hoya del Ucayali. Allí fue objeto de
una cordial acogida por parte de los vecinos principales y solícitamente atendido durante una
grave enfermedad que le sobrevino como consecuencia de las penurias y contratiempos que
sufriera en el viaje.

El 23 de enero de 1887 se embarcó en una lancha a vapor, comandada por el ex-Prefecto del
departamento de Loreto, señor Benjamin Medina, única que llevaba por entonces la bandera
peruana, con rumbo a la ciudad de Iquitos. En esta ultima etapa de su viaje, después de una
corta navegación en el Amazonas, cuya majestuosidad imponente nos describe, llegó a la
ciudad de Iquitos el 30 del mismo, después de haber recorrido desde el Cuzco 530 leguas
poco más o menos; 40 de herradura, 190 a canoa y 300 a vapor.

Aquí terminan, bruscamente las noticias que tenemos sobre el explorador cuzqueño señor
Carlos Fry, quien parece se dirigió poco después a la capital de la República para solicitar de

Fortunato L. Herrera, 1931 Revista Universitaria (Cusco) UNSAAC.- Año X, 1 Pp.158-162.


Carlos Fry, Botanista Cuzqueño

Supremo Gobierno le prestase su protección para proseguir sus exploraciones en el oriente


peruano. Parece que al no obtener apoyo alguno regresó a la ciudad de Iquitos, donde se
radicó definitivamente.

El resultado de sus exploraciones los dio a conocer en una serie de correspondencias tituladas
“El gran agente civilizador del Ucayali” que vieron la luz publica en el diario “La Bolsa” de
Arequipa, uno de cuyos redactores era la insigne escritora cuzqueña señora Clorinda Matto de
Turner.

Mas tarde publicó en un volumen, bajo el patrocinio del Concejo Provincial de Lima, el diario
de sus viajes y exploraciones en 1886, 1887 y 1888 cuya primera parte se titula como sigue:
“La gran región de los bosques o ríos peruanos navegables Urubamba, Ucayali, Amazonas,
Pachitea y Palcazu” Lima, 1889, ornado con numerosos dibujos y planos del mismo autor.

Cuzco, 10 de mayo de 1931

Fortunato L Herrera

Fortunato L. Herrera, 1931 Revista Universitaria (Cusco) UNSAAC.- Año X, 1 Pp.158-162.

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