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Revista FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS. Vol. 41, No. 114 / p.

41-76
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2011, ISSN 0120-3886

La noción de principios y valores


en la jurisprudencia de la Corte
Constitucional1
The Notion of Principles and Values
in the Constitutional Court Jurisprudence.
La notion des principes et valeurs dans
la jurisprudence de la Cour Constitutionnelle.

Sergio Estrada Vélez2

Resumen:
La determinación de las diferencias entre principios y valores se constituye en una condición
necesaria para el desarrollo del control de constitucionalidad y posterior fortalecimiento del
Estado social y constitucional de derecho. En este trabajo se expone lo que la Corte Constitu-
cional, en la jurisprudencia elaborada desde 1991, ha entendido por principios y valores. Se

1 El presente artículo es una síntesis de algunas ideas de un texto inédito de mayor extensión
titulado: La noción de principios y valores dentro del Estado constitucional de derecho. Una breve
pero necesaria aproximación epistemológica”, el que a su vez es resultado de una investigación
titulada: La noción de principios y valores en el Estado constitucional, dirigida por Sergio Estrada
Vélez, financiada por la Universidad de Medellín y finalizada en el 2008.
2 Profesor de Teoría del Derecho, Principialística y Hermenéutica Jurídica de la Universidad de
Medellín; especialista en derecho constitucional; especialista en argumentación jurídica; Diploma
de Estudios Avanzados Universidad de León (España). Autor de los textos La Excepción de
Principialidad y Los principios Jurídicos y el Bloque de Constitucionalidad. Correo electrónico:
siestrada@udem.edu.co

Este artículo fue recibido el día 26 de enero de 2011 y aprobado por el Consejo Editorial en el Acta de
Reunión Ordinaria N°. 12 del 15 de marzo de 2011.

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demostrará a través del estudio de la noción de principios constitucionales, valores jurídicos


y valores superiores, la inexistencia de una línea jurisprudencial que dé explicación clara y
coherente sobre su naturaleza y funciones. La investigación es de tipo documental y analítico,
la cual tiene por base las decisiones adoptadas por esa alta corporación.
Palabras clave: principios, valores, valores jurídicos, principios generales del derecho.

Abstract:
The determination of the differences between principles and values is a necessary condition
for the development of judicial review and subsequent strengthening of the social and consti-
tutional law. This paper sets out what the Constitutional Court in the case law developed since
1991, understood by principles and values. The inexistence of a line of jurisprudence giving
a clear and coherent explanation of its nature and functions will be demonstrated through
the study of the concepts of constitutional principles, legal values and higher values. The
research is documentary and analytical, and it bases its decisions on those adopted by such
high corporation.
Key words: principles, values, legal values, general principles of law.

Résumé:
La détermination des différences entre les principes et les valeurs est une condition nécessaire
pour le développement du contrôle judiciaire et le renforcement subséquent de la loi sociale et
constitutionnelle de droit. Ce document définit ce que la Cour constitutionnelle, dans la juris-
prudence développée depuis 1991, entendait par principes et valeurs. L’absence d’une ligne
de jurisprudence qui donne une explication claire et cohérente sur sa nature et ses fonctions
sera démontrée par l’étude de notions telles que principes constitutionnels, valeurs morales
et valeurs supérieures. La recherche est de type documentaire et analytique et elle a comme
base les décisions prises par cette haute corporation.
Mots-clés: principes, valeurs, valeurs morales, principes généraux du droit.

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Sumario
Introducción. 1. Breve deslinde epistemológico. 2. La jurispruden-
cia de la Corte Constitucional acerca de los principios y valores.
2.1. Principios constitucionales. 2.2. Valores jurídicos y valores
superiores. 3 Conclusiones. Referencias.

Introducción
En los denominados Estados constitucionales hace presencia un orden jurídi-
co estructurado a partir de una norma de normas denominada Constitución,
que ejerce básicamente tres funciones: limitar el ejercicio del poder (función
legitimadora), consagrar los presupuestos éticos mínimos definidos por una
sociedad a través de los principios morales y los valores hacia los cuales se
debe dirigir la actividad del Estado (función axiológica) y fijar parámetros
de validez de las restantes normas del ordenamiento (función jurídica).

En la actualidad parece claro que la Constitución Política no se puede


asumir solamente como la norma de normas, en atención a que en ella hacen
presencia elementos morales (valores), políticos (directrices) y, principalmente,
jurídicos (principios), que aumentan el universo de objetos de análisis exigien-
do una teoría general dispuesta a desvelar la naturaleza de los mismos.

En esta oportunidad se abordarán las diferencias entre principios y va-


lores, pero dada la ambigüedad de nociones y pluralidad de perspectivas
epistemológicas desde las cuales se busca describir esos elementos (filosofía
del derecho, teoría del derecho y derecho constitucional), resulta necesario
inquirir por la (s) perspectiva (s) epistemológica (s) empleada (s) por la
Corte Constitucional (la filosofía del derecho, la teoría del derecho o la
dogmática constitucional), al momento de definir la naturaleza y funciones
de los principios y valores en el Estado social y constitucional de derecho
colombiano.

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Se busca, en pocos términos, sugerir un poco de orden epistemológico


como necesario paso previo a la discusión acerca de la naturaleza de esos
conceptos en el contexto colombiano, máxime cuando parece cada vez más
notoria la inexistencia entre la filosofía del derecho, la teoría del derecho y
la dogmática constitucional de un consenso sobre la naturaleza y funciones
de los valores y los principios.

Ese pluralismo de perspectivas desde las cuales se busca dar respues-


ta a la noción de principios y valores, sumado al proceso de irradiación
constitucional, ha llevado a lo que se podría calificar como reduccionismo
epistemológico, entendido como la explicación y solución de todos los
problemas jurídicos a partir de la dogmática constitucional. Ello es huella
de un proceso de hiperconstitucionalización entendido como la tendencia
de dar cuenta de todo asunto jurídico a partir de la Constitución Política
asumida toda ella como norma jurídica sin distinguir sus elementos políticos
(directrices) y morales (valores) de los jurídicos.

Un claro ejemplo de esto se encuentra precisamente en los conceptos


de principio y valor. El derecho constitucional ha pretendido dar explica-
ción de su naturaleza y funciones a pesar de ser notoria la ausencia de un
estatuto epistemológico propio que le permita dar razón de esos elementos.
Así, debe acudir a la filosofía y a la teoría jurídica para la realización de un
necesario deslinde al interior del cuerpo de normas constitucionales entre
lo moral y lo jurídico.

En el desarrollo de la investigación se advirtió un uso indistinto por


parte de la doctrina de los conceptos de valor y principio que afecta no
sólo el lenguaje jurídico (problemas semánticos) sino el mismo derecho
(problemas ontológicos). Debido a ese empleo desordenado de perspectivas
epistemológicas se confiere entidad jurídica a lo que es moral y la naturaleza
de moral a lo que es jurídico. Ello es común en las sentencias de nuestra
Corte Constitucional, tal como se demostrará.

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El desconocimiento de las diferencias epistemológicas entre principios


y valores ha generado que las críticas formuladas a los valores (la pérdida
de seguridad jurídica, infracción al principio de separación de poderes y el
abuso de las facultades políticas otorgadas a la jurisdicción), se extiendan a
los principios jurídicos en perjuicio de su aplicación o efectividad. Tomar el
derecho en serio implica alinderar el lenguaje empleado frente a los principios
a efectos de determinar si se hace referencia a principios morales o valores,
a principios jurídicos o a qué otro tipo de elementos.

En términos más precisos, se trata de responder a los peligros de una


teoría constitucional influenciada por una filosofía moral. Como lo advierte
Aragón Reyes (1997):

Para reducir los riesgos de desequilibrio del sistema, que, por la


naturaleza de las cosas (o mejor dicho, por la naturaleza del derecho
actual) tendería a hacer prevalecer la jurisprudencia sobre la legisla-
ción, es preciso abogar por unas medidas de reequilibrio (curativas)
o contrapeso (preventivas) a cargo de la propia cultura jurídica
consistentes en la utilización de la teoría jurídica y no de la filosofía
moral en la aplicación de la Constitución o, en suma, en potenciar
el normativismo y reducir la jurisprudencia de valores (p. 124).

Se busca demostrar la importancia de acudir a la filosofía general (axio-


logía o estimativa) antes de preguntar por los problemas atinentes a la pre-
sencia de los valores en el derecho constitucional, pues como bien lo señala
García Máynez: “no es posible entender la esencia de la filosofía jurídica, si
se ignora en qué consiste la filosofía general” (1995, p. 115). En este mismo
sentido expresa Alexy “la reflexión sobre la naturaleza del derecho no puede
tener éxito si se separa de la filosofía general” (2003, p. 154).

La pertinencia de una distinción entre el lenguaje moral y el lenguaje


jurídico empleado en la jurisprudencia de la Corte Constitucional, se en-
cuentra en su utilidad para dar cuenta de los siguientes temas:

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• La no distinción entre los conceptos de principios morales, principios


jurídicos y valores impide un uso claro del lenguaje jurídico.
• La indeterminación de un punto de enclave epistemológico para
el estudio y uso de los principios y valores da lugar a argumentos
pendulares, entendidos como aquellos que oscilan entre la moral y
el derecho, donde el mismo intérprete detiene ese movimiento en el
momento que resulte más ajustado a sus propias razones morales o
de conveniencia, en detrimento del orden y seguridad exigidos por
el Estado constitucional y social de derecho.
• Ayudar a la solución de los problemas de vaguedad o de falacias ar-
gumentativas que se presentan cuando en el discurso constitucional
se suplanta el argumento jurídico por argumentos de naturaleza
axiológica.
• La cualificación del modelo de control constitucional. Una constante
dentro de la teoría de los límites al poder es la pregunta referida a
cómo controlar a quienes ejercen el mismo (los tribunales constitu-
cionales). Pues bien, cuanto más se fusionen los elementos morales
con el derecho, más discrecionalidad existirá y menos posibilidad
de un autocontrol (self restraint); y viceversa: cuanto mayor sea la
distinción entre los elementos morales de los jurídicos, menor será la
discrecionalidad, se acotará el ámbito de lo jurídico y se fortalecerá
el autocontrol.

Como síntesis a esta parte introductoria, es importante resaltar que no


se puede hacer uso dentro del discurso de la teoría general o constitucional
de los términos de principios y valores al margen de los cimientos episte-
mológicos correspondientes a ambos conceptos. Se busca llamar la atención
acerca de la necesidad de una remisión expresa a las bases epistemológicas
de los conceptos de principio y valor como condición necesaria para la
formulación o construcción de argumentos jurídicos dentro del discurso
constitucional.

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1. Un breve deslinde epistemológico


Se podría afirmar que son dos las falencias del discurso constitucional: la
primera, que en pocas ocasiones reconoce expresamente la importancia de
unir la argumentación constitucional con la filosofía del derecho y la teoría
jurídica, y la segunda, cuando realiza ese reconocimiento conduce en la ma-
yoría de los casos a una reducción del discurso filosófico jurídico y teórico
del derecho al lenguaje constitucional. Esa diferencia entre filosofía y ciencia
(García, 1995, pp. 115-123; Aftalión, García & Vilanova, 1972, pp. 80-81),
debe ser un paso previo para determinar la noción de derecho que se quiere
defender a través del control de constitucionalidad y el tratamiento de la
noción de principios y valores a utilizar en desarrollo del mismo.

El conocimiento del derecho no puede reducirse a la determinación de la


estructura lógica de la norma jurídica y su ubicación en alguna de las gradas
del orden jurídico, más aún si se trata de fortalecer una idea de derecho
inmersa en el contexto de Estado constitucional en el que se afirma el poder
directamente vinculante de una Constitución que se expresa a través de un
lenguaje jurídico, moral y, lógicamente, político. Jurídico, evidenciado en
la determinación de la constitución como norma de normas; el estimativo
o moral, con la incorporación de valores al ordenamiento; y político, con la
presencia de ideas relacionadas con la configuración del poder, su ejercicio,
límites, entre otros problemas.

La filosofía del derecho tiene una pretensión justificadora de carácter


universal, más allá del fenómeno jurídico y político propiamente dicho.
Busca un estudio del derecho que es a partir del deber ser o perspectiva
deontológica. La ciencia del derecho se dirige, a diferencia de la filosofía, al
estudio del derecho que existe, ya no de sus fundamentos, sino de su repre-
sentación real (Egaña, 1963, p. 25). Señala Reale: “La filosofía del Derecho
es la filosofía de la ciencia del Derecho: pero sin que por ello el filósofo del
Derecho quede confinado en este tema de carácter lógico, sino que ha de

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indagar, además y concomitantemente, los valores éticos e históricos de la


juridicidad” (1993, p. 25).

Su pretensión es la de abordar un análisis ontológico del derecho. La


filosofía política pretende dar cuenta, básicamente, de los diferentes aspectos
relacionados con la fundamentación y configuración del poder, su ejercicio,
límites y legitimidad.

El estudio del derecho que debe ser exige para la filosofía la determinación
de los criterios a emplear en el análisis crítico de ese derecho. No es igual
formular juicios frente al derecho que es con base en valores (normas mora-
les) que con fundamento en principios (normas jurídicas). No es lo mismo
determinar el derecho que debe ser desde los valores que desde los principios
como normas jurídicas que forman parte del ser del derecho. Es, en pocos
términos, la diferencia entre el deber ser axiológico y el deber ser lógico.

Cuando se acude a los valores se emplea la estimativa y cuando ésta pre-


tende estar vinculada al derecho se denomina estimativa jurídica o axiología
jurídica, encargada del estudio de “los problemas generales de la valoración y
justificación del derecho. Indaga acerca del deber ser del derecho” (Catenacci,
2001, p. 119). Cuando se emplean los principios pueden ocurrir dos cosas:
que se mantenga el lenguaje estimativo al ser confundidos con los valores
(principios de derecho natural) o que se advierta una inclinación hacia la
ciencia del derecho al ser considerados normas jurídicas en virtud de un
proceso de generalización a partir de las mismas normas del ordenamiento
(analogía iuris). Esta puede ser la posición de autores como Alchourrón y
Boulygin (2006, pp. 124-130), Álvarez (1975, p. 241), Guastini (1993,
pp. 453- 454).

El uso de los valores como criterios para la determinación de la validez


de las normas jurídicas, representa una superposición de la moral sobre de-
recho. Cuando se asume un lenguaje moral expresado a través del texto de

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normas positivas (los denominados valores jurídicos), estimados en virtud


de esa consagración como normas jurídicas, se evidencia una estimativa
jurídica que llega a considerar los valores como normas jurídicas por la
sola consagración en textos positivos y es así como se aproxima más a un
formalismo jurídico que a una teoría del derecho.

Desde este punto de vista, será la positivización o enunciación textual


de una norma lo que determine la naturaleza del enunciado. Un valor será
jurídico si está en el texto de un enunciado normativo. Las objeciones
derivadas de su carácter universal, abstracto, ahistórico e inmutable se pre-
tenden superadas con la textualización de los valores. Así, los valores pasan
a ser objeto de estudio de la teoría del derecho encargada del derecho que es,
cuando su análisis corresponde al derecho que debe ser.

En conclusión, si bien no es posible establecer fronteras con mojones


precisos e inamovibles entre la teoría jurídica, la filosofía del derecho y el de-
recho constitucional y cada vez se habla más de la necesaria imbricación entre
sus objetos de estudio, ello no puede conducir a negar la determinación de
problemas específicos que deben ser examinados desde la especialidad propia
a cada una de las áreas referidas para dar finalmente cuenta de la naturaleza
y funciones de los principios y valores en el derecho constitucional.

2. La jurisprudencia de la Corte Constitucional


acerca de los principios y valores
La incorporación de un modelo de Estado constitucional dio lugar a una
profunda transformación de la cultura jurídica a partir, concretamente, del
discurso referido a los principios y a los valores. Ese proceso representó nue-
vos retos para la teoría y filosofía del derecho. La adopción de los principios
entendidos como límites al ejercicio del poder del Estado, fundamentos
de los derechos fundamentales y normas que determinan la validez de las

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restantes normas del ordenamiento generó, como simple consecuencia


lógica, cambios en la teoría jurídica derivados de la necesidad de adaptar el
discurso jurídico legalista-formalista a uno axiológico-deontológico a través,
a modo de ejemplo, de una reformulación de las fuentes del derecho. Así,
los principios pasan de ser considerados como normas morales o auxiliares
a la ley a las principales normas del ordenamiento jurídico configuradoras
de la ratio de las decisiones jurisdiccionales y criterios de validez de las
restantes normas.

Se hace más notoria la fricción entre dos paradigmas jurídicos: el legi-


centrista, representado por el empleo de un lenguaje a partir de reglas, y el
constitucional, caracterizado por el uso de principios y valores. El lenguaje
jurídico se torna más complejo. En este contexto el estudio del derecho
asume el reto de la constitucionalización de la teoría general a partir de
la incorporación del lenguaje del constituyente y del reconocimiento de
la constitución como norma de normas. Aparecen constitucionalistas que
buscan hacer filosofía o teóricos del derecho que pretenden hacer derecho
constitucional al margen de la realidad social, dando lugar a discursos de-
magógicos, incongruentes y falaces3.

Pero la imbricación de elementos morales, políticos y jurídicos debe ser


la condición necesaria en la edificación de la teoría de los límites implí-
citos, al menos, en un Estado constitucional de derecho. La importancia
de un enfoque tridimensional del derecho para una integral comprensión
del fenómeno jurídico, así como la necesidad de superar las fricciones
iusnaturalismo-iuspositivismo, se advierte en autores como Atienza (1997,
pp. 19-26), Vigo (s. f., pp. 45-60); Aarnio (2000, p. 79); Robles (1988, p.
137), Nino (1994, pp. 11, 41,137, 147, 158); Kriele (1980, pp. 37-39);

3 Una muestra clara de ellos se evidencia en la lectura a las sentencias T-406 de 1992 y C-083 de
1995. En aquella se hace referencia, desde la filosofía del derecho y la dogmática constitucional,
a los principios como normas jurídicas prevalentes y en esta, desde un discurso marcadamente
teórico, a los principios generales como normas subsidiarias.

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Peces-Barba (1993, p. 279); Perelman (1979, pp. 180, 181); Zagrebelsky


(1997, p. 122).

Una sola aproximación a la definición de constitución refleja el sinnúmero


de problemas y retos que surgen para la teoría jurídica:

Se entiende por Constitución en sentido dogmático aquel conjunto


de disposiciones atinentes al marco axiológico-político del Estado,
del cual han de desprenderse sus fines o tareas fundamentales, a
partir de las cuales surgen y se concretan el conjunto de derechos y
obligaciones correspondientes a los sujetos de la comunidad jurídica
(Herrera, Martínez y Restrepo, 1999, p. 77)4.

En ella es posible advertir un lenguaje político, filosófico y jurídico. Deter-


minar cuando el constituyente habla por cada una de esas vías es uno de los
retos que asume la teoría general del derecho en el Estado constitucional.

Si bien todo el texto de la Constitución cuenta con el beneficio de la


primacía, no todo lo que allí se encuentra posee el carácter de norma ju-
rídica. Por ello, la Constitución Política no es solo norma de normas sino
que representa una primacía política y axiológica. Resulta antitético señalar
la primacía de todos los elementos de la Constitución bajo el dogma de la
constitución como norma de normas y luego advertir en ella la presencia de
elementos que no pueden adquirir la condición de normas jurídicas como
son los valores y las directrices, salvo que se quiera hacer empleo de un
criterio formal en el sentido de que la sola consagración de enunciados de
valor o políticos en el texto de la constitución le confieren a estos la calidad
de normas jurídicas.

En otros términos, parece que los factores de poder que configuran una
Constitución se transforman, gracias a la sola textualización, en normas

4 El subrayado es nuestro.

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jurídicas obligatorias. Así lo da a entender Lassalle (1997, p. 50) cuando


expresa que la consagración de los factores de poder en el texto de la Cons-
titución los convierte en instituciones jurídicas.

Los problemas derivados del empleo de los valores y principios en la justi-


cia constitucional no son exclusivos de la jurisdicción colombiana. En España
son advertidos por los profesores Ruiz, Fernández y Hernández (1994, p.
178), quienes formulan críticas a la labor del Tribunal Constitucional que
pueden ser perfectamente formuladas frente nuestra Corte Constitucional,
entre las que deseamos resaltar el uso indistinto de los términos principios
y valores, la subordinación de los principios a los valores, la afirmación del
carácter jurídico de los valores y su afirmación como criterios de constitucio-
nalidad. Esta descripción de la función del Tribunal Constitucional español
coincide con la situación existente en el contexto colombiano y por ello
resulta necesario preguntar por la posición de nuestra Corte Constitucional
frente a los principios constitucionales y los valores.

Es necesario realizar una aclaración metodológica: para determinar


la posición de la Corte Constitucional frente a la noción de principios y
valores, se fijaron algunas palabras clave que permitieran la búsqueda de
sentencias en las que se hiciera referencia a ellos. Estas fueron: principios
constitucionales, principios generales del derecho, valor jurídico, valores
superiores. Para los efectos de este artículo se optó por las expresiones prin-
cipios constitucionales, valores superiores y valores jurídicos por ser las de
mayor utilidad para el cumplimiento del objetivo propuesto. Se registraron
las que hacían alusión a esos términos y se elaboraron las respectivas fichas
jurisprudenciales. El siguiente cuadro es una síntesis de esa labor:

PALABRA CLAVE NÚMERO DE SENTENCIAS


Principios constitucionales 1168
Valores jurídicos y valores superiores 147

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2.1 Principios constitucionales

Del estudio a las sentencias de la Corte Constitucional se advirtió la manera


como ella emplea diversos temas como: límites al ejercicio del poder, control
de constitucionalidad, interpretación constitucional, elaboración de juicios
de razonabilidad, entre otros. Cuando se habla de principios se hace refe-
rencia a valores como el de justicia, dignidad humana, soberanía popular,
pluralismo, seguridad jurídica, entre otros, se confunden así los principios
con los valores cuando es clara la doctrina al señalar que los valores no son
normas jurídicas. Pero ese uso conjunto de la expresión “principios y valores”
no puede significar que sean sinónimos, que tengan la misma naturaleza, las
mismas funciones o el mismo grado de vinculatoriedad. Señala el profesor
Martínez Sospedra (2007):

A diferencia de principios y reglas, que son normas jurídicas, que son


Derecho en el sentido fuerte de la expresión, los valores no reúnen
esa condición. Los valores orientan al legislador, inspira institutos
y normas, postulan reglas concretas, pero no son normas y de ellos
no se puede predicar la estructura, propiedades y eficacia de aquellas
(p. 193).

Ese empleo indistinto y a veces confuso de los términos principios y


valores exige un análisis de las decisiones más relevantes en las que se alude
a los principios constitucionales así como aquellas en las que se evidencia un
empleo a modo de sinónimos de la expresión “principios y valores”. Algunos
ejemplos son:

Sujeción de todos los poderes públicos a los valores (Sentencia T-06 de


19925), sometimiento de los entes territoriales a los fines, valores y principios

5 Señaló la Corte. “La Jurisdicción Constitucional asegura que efectivamente todos los poderes
públicos sujeten sus actos (aquí quedan comprendidos entre otros las leyes, las sentencias y
los actos administrativos) a las normas, valores y principios constitucionales…Los valores y
principios constitucionales - como los de paz, prevalencia del interés general y vigencia de un

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constitucionales (Sentencia C-219 de 1997), el principio de favorabilidad en


materia de régimen pensional (Sentencia C-168 de 1995), la intervención
de los principios en la realización del test de proporcionalidad (Sentencia
C-022 de 1996), propósito de la interpretación constitucional de armonizar
los principios cuando entran en conflicto (Sentencia C-309 de 1997), la
aplicación del principio “in dubio pro operario” como principio constitucio-
nal (Sentencia C-594 de 19976), la función de los principios en la seguridad
social (Sentencia Su-480 de 1997), papel de los principios con la función
administrativa (Sentencia T-306 de 1997), la relación de los principios
constitucionales con el derecho internacional privado (Sentencia C-347
de 1997), la libertad de empresa y su relación con los principios y valores
constitucionales (Sentencia T-375 de 1997), el deber de las asociaciones
privadas de atenerse a los principios constitucionales (Sentencia C-399 de
1999), deber de condicionar la autonomía universitaria a los principios
constitucionales de equidad, justicia, igualdad de oportunidades, reconoci-
miento de las diferencias y respeto a la dignidad de quienes intervienen en el
proceso educativo (Sentencia C-517 de 1999), los principios constitucionales
de universalidad, eficiencia y solidaridad en materia de seguridad social
(Sentencia C-608 de 1999), la presencia de los principios de coordinación,
concurrencia y subsidiariedad en las relaciones entre las distintas entidades
territoriales, según el artículo 288 de la C. P. (Sentencia C-643 de 1999),
los principios constitucionales como límites a la autonomía de la voluntad
privada (Sentencia SU-157 de 1999), los principios de concurrencia, com-
plementariedad y subsidiariedad en desarrollo de la autonomía territorial y
administrativa (Sentencia C-1187 de 2000), los principios constitucionales

orden justo - están llamados a inspirar y permear todo el ordenamiento jurídico, sin que por ello
las leyes que sirvan de vehículo para su realización práctica adquieran rango constitucional”
(Sentencia T-06 de 1992).
6 “Sin embargo, esta Corporación considera que esa hermenéutica no es admisible ya que des-
conoce principios constitucionales, y en especial la llamada in dubio pro operario, según la cual,
en caso de duda sobre la interpretación de una norma laboral, siempre debe preferirse aquella
que sea más favorable al trabajador” (Sentencia C-594 de 1997).

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de la seguridad social que tienen por función limitar la potestad de configu-


ración legislativa (Sentencia C-1489 de 2000), los principios que regimentan
la distribución de los recursos obtenidos por el Estado a título de regalías
(Sentencia C-845 de 2000), reconocimiento de la mutación o tránsito de
los principios generales del derecho reconocidos por la doctrina en materia
laboral a principios constitucionales (Sentencia T-1016 de 2000),la eficacia
jurídica de los principios constitucionales que regimentan la política social
(Sentencia T-1091 de 20007), los principios constitucionales, entre ellos el de
razonabilidad y proporcionalidad, como límites a la potestad de configura-
ción legislativa (Sentencia C-1176 de 20018), extensión de los principios de
independencia, imparcialidad y autonomía judicial a la justicia penal militar
(Sentencia C-457 de 2002), la afirmación del principio de generalidad en
materia tributaria como principio constitucional implícito (Sentencia C-734
de 2002), los principios de racionalidad, razonabilidad y proporcionalidad
como límites a la potestad punitiva del Estado (Sentencia C-329 de 2003),
los principios como límites a la potestad del legislador al asignar la calidad
de inembargabilidad a ciertos bienes (Sentencia C-566 de 2003), el carácter
constitucional del principio de proporcionalidad (Sentencia C-400 de 2003),
la necesidad de acudir a los principios de razonabilidad y proporcionalidad
para determinar la constitucionalidad de un beneficio tributario establecido
por el legislador (Sentencia C-250 de 2003), los principios rectores en las
veedurías ciudadanas como el de democratización, autonomía, transparen-
cia, igualdad, responsabilidad, eficacia y coordinación (Sentencia C-292 de
2003), el papel de los principios como límites del razonamiento judicial y
criterios de validez de las normas del ordenamiento (Sentencia C-098 de

7 Expresó la Corte: “Los principios constitucionales y dentro de ellos están los rectores de la política
social, deben ser obedecidos. Luego los principios sobre la seguridad social en pensiones, tienen
eficacia jurídica” (Sentencia T-1091 de 2000).
8 Son palabras de la Corte: “No obstante que la potestad de configuración del legislador es, en
principio, de una gran amplitud, resulta claro que en ejercicio de dicho privilegio aquel debe
respetar los principios constitucionales y las normas superiores que describen y delimitan los
rasgos fundamentales del Estado Social de Derecho” (Sentencia C-1176 de 2001).

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20039), los principios constitucionales en materia laboral como límites al


legislador (Sentencia C-038 de 2004), los principios y valores como marco
del cual no se puede salir en el desarrollo del trámite de los proyectos de ley
(Sentencia C-473 de 200410), los principios constitucionales y el principio de
proporcionalidad como límites a la potestad del legislador de realizar refor-
mas laborales (Sentencia C-035 de 200511, y C-177 de 2005), los principios
constitucionales como normas de obligatoria aplicación en el desarrollo de
la función jurisdiccional (Sentencia T-1211 de 2005).

Luego de una lectura a estas sentencias, es posible afirmar que la Corte


Constitucional emplea principios constitucionales a modo de valores y
valores como si fueran principios constitucionales, esto es, hace un uso in-
distinto, a modo de sinónimos, de ambos conceptos. Por ejemplo, cuando
se habla de principios constitucionales alude a valores como el de justicia,

9 Indicó la Corte: “El juez constitucional debe confrontar los criterios de moralidad pública conteni-
dos en la ley, con el conjunto de normas y principios constitucionales. No obstante que la ley se
apoye en un criterio de moral pública, si éste desconoce los principios superiores sobre los que
se edifica la democracia constitucional, fundada en el respeto de los derechos fundamentales,
la Corte no tiene alternativa diferente a declarar su inexequibilidad. Los jueces, con el objeto de
construir o refrendar la moralidad pública, deben justificar sus decisiones en los principios que
se prohíjan en la Constitución y hacerlo de manera expresa de modo que se puedan conocer
y controlar racionalmente los reales y verdaderos juicios que sirven de asidero a la solución
que dan a cada caso. Sólo así se puede mantener la confianza en la función de los jueces como
autoridades responsables y como intérpretes coherentes de la Constitución y de sus principios”
(Sentencia C-098 de 2003) (Subrayas ajenas al texto).
10 Expresó la Corte: “La simple violación per se del Reglamento Interno del Congreso no genera
la inconstitucionalidad de la ley tramitada irregularmente, salvo que tal irregularidad tenga la
incidencia suficiente para violar los valores y principios constitucionales o los derechos funda-
mentales” (Sentencia C-473 de 2004).
11 Señaló la Corte: “La libertad del Legislador al adelantar reformas laborales de este tipo dista de
ser plena, pues no sólo (I) no puede desconocer derechos adquiridos sino que además (II) debe
respetar los principios constitucionales del trabajo y (III) las medidas deben estar justificadas,
conforme al principio de proporcionalidad” (Sentencia C-035 de 2005).

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La noción de principios y valores en la jurisprudencia de la Corte Constitucional

dignidad humana, soberanía popular, pluralismo, seguridad jurídica, entre


otros, a pesar de que la filosofía del derecho, la teoría general del derecho
y algún sector de la dogmática constitucional afirman que los valores no
son normas jurídicas y que es necesario, en aras a la legitimidad de los tri-
bunales constitucionales, realizar una distinción entre principios y valores
(Habermas, 1998, pp. 332, 333).

En medio de esa pluralidad de decisiones en las que se hace un uso indis-


tinto de la expresión “principios y valores”, el estudio jurisprudencial de la
expresión principios constitucionales se restringió a aquellas que suministran
argumentos para la comprensión de la naturaleza y funciones de los mismos;
esto es, se tuvieron en cuenta sólo aquellas sentencias en cuya ratio se fijan
razones para distinguir los principios de los valores y su papel dentro del
ordenamiento jurídico, las que serán analizadas en un orden cronológico
determinado por la fecha de expedición de la sentencia. Se dejaron de lado
aquellas decisiones en las que sólo se hace alusión a la expresión principios
y valores a modo de “muletilla constitucional”.

Referencia obligada, por su misma condición de sentencia hito reconocida


por otras sentencias, se debe hacer a la decisión T-406 de 1992 M.P. Dr. Ciro
Angarita Barón. En ella fueron plasmados aspectos como la naturaleza del
Estado social de derecho, la noción de derechos fundamentales, las trans-
formaciones de la interpretación en el Estado constitucional de derecho, las
relaciones entre los valores seguridad jurídica y justicia, función del juez en
el Estado constitucional. Igualmente se considera como la única sentencia
en la que se formulan con alguna profundidad las diferencias entre los
principios constitucionales y los valores, indicando que aquellos representan
prescripciones jurídicas que definen el campo de aplicación axiológico y
político, lo que hace de ellos normas de aplicación inmediata, a diferencia
de los valores que fungen como fines del derecho. Señala que los principios
son pauta de interpretación obligatoria como partes de la Constitución
que, en virtud del artículo cuarto, adquieren toda la fuerza de la primacía

Revista FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS. Vol. 41, No. 114 (2011) / 57
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constitucional. Expresa que un principio no puede ser desconocido por otra


norma legal o constitucional, tampoco por otro principio no expresamente
señalado por la Constitución.

De acuerdo con esa decisión, los principios con valor de normas fundantes
sólo son aquellos que están en el texto de la Constitución. La determinación
del carácter de principios constitucionales según el lugar de incorporación
(en el texto de la Constitución) remite al problema de los criterios de fija-
ción del material constitucional. ¿Todo lo que está en la Constitución es
jurídico?, ¿todo lo que es constitucional sólo está en el texto de la Constitu-
ción?, ¿Podrá afirmarse que el constituyente alcanzó a fijar todo el material
constitucional en el texto de la Constitución? Esa consideración de la Corte
se debe analizar a la luz de todos los pronunciamientos referidos al bloque
de constitucionalidad, concepto que precisamente surge como resultado
de la necesidad de concretar el material jurídico-constitucional que está
por fuera del texto (Estrada, 2011). En nuestra opinión, no todo lo que es
constitucional es jurídico (a la par de contenidos jurídicos como las reglas
y los principios jurídicos, existen en una constitución directrices y valores),
así como no todo lo que debe ser constitucional está en el texto de la Cons-
titución (Guastini, 2001, p. 34; Martínez, 2007, p. 192).

2.2 Valores jurídicos y valores superiores

La elección de este tema obedece, como se indicó, al interés de determinar


la noción de valores para la Corte Constitucional. Es frecuente encontrar
dentro de la doctrina y la jurisprudencia de los tribunales constitucionales el
uso de la expresión “valores jurídicos”, pero no se aclara si se hace referencia
a la eficacia o proyección de los valores dentro del derecho o a la naturaleza
jurídica de los mismos (lo que no compartimos). Siguiendo la línea trazada
para este trabajo, se analizarán las que aluden con alguna profundidad al
tema de los valores jurídicos.

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La noción de principios y valores en la jurisprudencia de la Corte Constitucional

Inicialmente, se debe recordar que en la Sentencia T-406 de 1992, la


Corte señala, al diferenciar principios y valores, que ambos son normas,
jurídicas aquellos y morales estos. Si los valores son normas morales ¿cómo
se debe entender la expresión valores jurídicos? Existen básicamente dos
posibilidades: asumir que se trata de valores incorporados al derecho que
sin ser normas jurídicas sirven de criterios de interpretación axiológica de
una disposición del ordenamiento –fines del derecho-; o pensar que los
valores son, en virtud de su consagración en el texto de la Constitución,
normas jurídicas de las que se pueden derivar, como consecuencia de esa
consagración constitucional, criterios de validez de las restantes normas del
ordenamiento jurídico. Así, valores como la justicia, la paz, el bien común,
entre otros, serán normas que condicionen la validez de las demás del or-
denamiento jurídico.

La distinción no es irrelevante, pues se trata de tener o no en los valo-


res normas jurídicas. Si se desea fortalecer el self restraint de los tribunales
constitucionales, poco beneficio prestará el reconocimiento de los valores
como criterios de constitucionalidad. Lo contrario, esto es, reconocer en los
valores sólo parámetros de interpretación resulta, por demás, inevitable.

No obstante, la Corte Constitucional ha defendido el carácter de normas


jurídicas de los valores haciendo de ellos criterios de constitucionalidad,
siendo la prueba más clara de ello la Sentencia C-479 de 1992. A partir
de ella es posible advertir los peligros del lenguaje constitucional cuando
incorpora más argumentos morales o políticos (sin querer negar con ello
que la moral y la política son la materia prima de naturaleza cultural que
da lugar a la norma positiva) que jurídicos, afectando el equilibrio entre el
poder y el derecho.

La acción ciudadana de inconstitucionalidad pretendió la declaratoria de


inconstitucionalidad del artículo 2 de la Ley 60 de 1990 y el Decreto Ley
1660 de 1991, normas referidas al régimen laboral del sector público del

Revista FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS. Vol. 41, No. 114 (2011) / 59
Estrada S.

nivel nacional, por violar el preámbulo de la Constitución. El Ministerio


Público expuso la imposibilidad de declarar una norma inconstitucional
por infringir un principio o valor porque “mal se puede determinar la
constitucionalidad de un precepto legal por comparación con un principio
o valor de género diverso”.

Son dos, básicamente, los argumentos aducidos por la Corte para conferir
poder vinculante al preámbulo: uno axiológico y otro formal. De acuerdo
con el argumento axiológico, la Corte señala la necesidad de “reivindicar la
concepción jurídica según la cual el Derecho no se agota en las normas y, por
ende, el Constitucional no está circunscrito al limitado campo de los artículos
que integran una Carta Política”. Pues bien, ¿qué se debe entender por la
expresión “el derecho no se agota en las normas” o “derecho constitucional
no está circunscrito al campo limitado de los artículos constitucionales”?

Sin pretender realizar una exégesis de la jurisprudencia de la Corte Cons-


titucional, es necesario advertir las complejas consecuencias que se derivan
de cada una de esas expresiones. Expresar que el derecho constitucional no se
agota en el articulado de la Constitución no es nada nuevo. De allí se derivan
dos posibilidades y la elección por alguna de ellas depende de la concepción
de derecho que tenga cada intérprete: decir que el derecho constitucional no
se agota en el articulado se puede entender como una apertura al derecho
natural, es una invitación al operador jurídico a que recurra a elementos
extrasistemáticos (tales como los valores) para la resolución de entuertos
jurídicos en detrimento de la seguridad jurídica y del mismo Estado de de-
recho. También se puede asumir como un reconocimiento de otras normas
positivas de naturaleza jurídica y constitucional que no están en el texto de
la constitución pero que es posible predicar de ellas su vinculación a través
del bloque de constitucionalidad.

La inclinación por una u otra posibilidad, se reitera, depende de la


concepción iusfilosófica y iusteórica del intérprete. Pero queda claro que

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La noción de principios y valores en la jurisprudencia de la Corte Constitucional

la Corte Constitucional, en un afán por axiologizar el derecho, otorga el


carácter de normas jurídicas a los valores y así convierte en jurídico lo que
por su naturaleza es moral. Fusiona, pues, dos órdenes normativos: el moral
y el jurídico, haciendo de aquel condición necesaria para la existencia de
éste. Así se advierte en la cita que realiza al salvamento de voto de octubre
2 de 1980 del Dr. Luis Carlos Sáchica, magistrado de la otrora Sala Cons-
titucional de la Corte Suprema de Justicia:

Si se quiere, por otra parte, vivificar la Constitución, ello exige entender


que ella no sólo está conformada por las normas positivas en que se ex-
presa, sino por los principios implícitos en las mismas y por los valores
enunciados como objetivo de su preceptiva, estas son instancias supra,
aunque no extraconstitucionales, a las cuales es necesario referir toda
interpretación y aplicación de las normas positivas y su desconocimien-
to debe acarrear invalidez, inconstitucionalidad, pues todo lo que sea
contrario a la justicia, tiene que ser contrario al derecho, y un control de
constitucionalidad que no tenga ese enfoque es incompleto y carece de
eficacia. En consecuencia, cuando las normas acusadas, no importa su
rango, atentan contra la unidad nacional, la paz o la justicia, proclama-
das en el Preámbulo de la Constitución como razón de ser de la forma
de vida colectiva en ella propuesta, el juez de constitucionalidad debe
invalidarlas, ya que el derecho positivo no se justifica por sí mismo12.

¿No es esta una posición de tinte marcadamente iusnaturalista que


afecta la protección del pluralismo metodológico que debe proteger la
Corte como máximo órgano de cierre del sistema jurídico? ¿Señalar que
sólo es derecho lo que es justo, que los fines, per se, se erigen en criterios de
constitucionalidad, que el derecho positivo no se justifica por sí solo, no es
inclinar la balanza a favor de una concepción de derecho que sin duda es
importante como teoría moral pero un tanto peligrosa como teoría general
del derecho? ¿Algún teórico del derecho responsable se atrevería a afirmar

12 El subrayado es nuestro.

Revista FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS. Vol. 41, No. 114 (2011) / 61
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que los fines del derecho determinan por sí solos la validez de las normas
del ordenamiento?

Afirmar que los valores tienen el carácter de normas jurídicas a partir


de las cuales se pueden elaborar juicios de constitucionalidad13, no es más
que extensión ideológica del dogma de la primacía y unidad constitucional
de acuerdo con el cual toda la Constitución es norma de normas y, por
ende, todos sus enunciados deben ser asumidos como normas jurídicas,
tendencia común en el constitucionalismo clásico según lo señala Martí-
nez Sospedra: “Es propio del concepto clásico de Constitución, y por ende
del específicamente democrático, atribuir pleno valor normativo a toda la
Constitución”(2007, p. 192). Estas palabras coinciden con las de Vigo: “Por
el lado de la Constitución, reiteremos que puede ser identificada como una
norma jurídica, aquella que preside al ordenamiento, pero que, como tal,
obliga a la totalidad de las personas jurídicas” (2004, p. 100).

Sin ser el espacio para abordar a profundidad los problemas derivados


del dogma de la primacía constitucional (Estrada, 2007, pp. 148-172),
bástenos con señalar que el carácter de norma de normas conferido a la
Constitución debe ser auscultado a efectos de determinar qué elementos de
esa carta política son jurídicos, políticos y axiológicos para luego predicar
de ellos su primacía jurídica, política y moral. Consideramos necesaria esta
alternativa en atención a los peligros de predicar de toda la Constitución
su carácter de norma jurídica.

13 Señala nuestro máximo órgano de control de constitucionalidad: “Juzga la Corte Constitucional


que el Preámbulo goza de poder vinculante en cuanto sustento del orden que la Carta instaura
y, por tanto, toda norma –sea de índole legislativa o de otro nivel- que desconozca o quebrante
cualquiera de los fines en él señalados, lesiona la Constitución porque traiciona sus principios”
(Sentencia C-479 de 1992).

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La noción de principios y valores en la jurisprudencia de la Corte Constitucional

Se afirma que los valores son normas jurídicas en desarrollo del principio
de unidad constitucional14, pero en nuestro criterio este principio no significa
una reducción de todos los enunciados constitucionales a normas jurídicas,
sino la existencia de un conjunto de enunciados de diversa naturaleza (mora-
les, políticos y jurídicos) unidos por un texto jurídico-político. El principio
de unidad constitucional se debe entender como un sistema de enunciados
de diversa naturaleza (moral, política y jurídica) que están presentes en el
texto de la Constitución y deben ser empleados al momento de interpretar
y aplicar una norma jurídica, pero no como una extensión del carácter ju-
rídico de algunos enunciados constitucionales a enunciados morales como
los valores o políticos como las directrices. No se trata de despojar de poder
vinculante al preámbulo. Se busca determinar que ese poder vinculante sea
el que le corresponde de acuerdo con su carácter normativo. Para ello es
necesario incorporar una noción de primacía constitucional axiológica y
política además de la jurídica.

Señala la Corte que los valores son normas jurídicas de las cuales se pue-
den derivar juicios de constitucionalidad porque se sometieron al mismo
procedimiento establecido para la aprobación de los restantes enunciados
constitucionales15. Lo anterior equivaldría a señalar, mutatis mutandis, que

14 Ese principio de la unidad se refleja en las siguientes palabras de la Corte: “Lejos de ser ajeno a la
Constitución, el Preámbulo hace parte de ella. Las normas pertenecientes a las demás jerarquías
del sistema jurídico están sujetas a toda la Constitución y, si no pueden contravenir los mandatos
contenidos en su articulado, menos aún les está permitida la transgresión de las bases sobre
las cuales se soportan y a cuyas finalidades apuntan” (Sentencia C-479 de 1992).
15 Indicó la Corte: “Consta en la Gaceta Constitucional No 142 el Acta de la sesión plenaria celebrada
el viernes 28 de junio de 1991, en la cual se discutió y aprobó en segundo debate el texto del
Preámbulo de la Constitución con resultado de treinta y nueve (39) votos afirmativos, dejando
constancia de su voto negativo los constituyentes Salgado Vásquez, Salamea, Reyes y Santamaría
Dávila. No cabe duda, entonces, de su estirpe constitucional ni de su poder vinculante, puesto que
surgió de un acto deliberado, discutido y votado por el cuerpo política y jurídicamente habilitado
para poner en vigencia la nueva estructura constitucional, sin tratamiento distinto al que se dio
a todos y cada uno de los artículos aprobados” (Sentencia C-479 de 1992.

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una directriz es una norma jurídica constitucional por haber sido aprobada
a través del mismo procedimiento surtido frente al resto de los enunciados
establecidos en la Carta Política. Ese es el riesgo del discurso constitucional:
afirma una voluntad constituyente con propiedades de rey Midas: todo lo
que toca (sea moral o político) lo convierte, por esa sola voluntad o proce-
dimiento, en jurídico.

Los argumentos de la Corte son muestra de las tendencias marcadamente


axiológicas y políticas del discurso constitucional que pueden degenerar en
un desequilibrio entre el poder y la norma jurídica, lo que exige de filósofos
y teóricos del derecho el mejor esfuerzo para contener los embates realizados
desde esos puntos de vista. El autocontrol exigido a los tribunales consti-
tucionales como condición de su legitimidad será un ideal en tanto que
su argumentación siga reflejando el uso de elementos morales y políticos
que afectan directamente la dialéctica entre el poder y el derecho, la que
precisamente están llamados a proteger.

La ratio de la Sentencia C-479 de 1992, es reiterada en la Sentencia C-818


de 2005, en la que señaló como función de los principios constitucionales
servir de criterios de constitucionalidad de las normas infraconstitucionales.

Seguidamente la Corte extiende, con fundamento en la misma Sentencia


C-479, la fuerza jurídica de los principios a los valores, haciendo de éstos
normas jurídicas, constitucionales y, en consecuencia, criterios de cons-
titucionalidad, en sentido similar a lo expresado en Sentencia C- 543 de
1992. En la Sentencia C-574 de 1992, la Corte Constitucional afirmó con
respecto a los principios y valores, la función que les asiste de “asegurar la
permanencia y obligatoriedad del contenido material de la Constitución”.
Sobre la necesaria correspondencia de las normas con los principios y los
valores, señaló en Sentencia T-005 de enero 16 de 1995, la obligación de
que el cumplimiento de las normas coincida con los principios y valores
constitucionales.

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La noción de principios y valores en la jurisprudencia de la Corte Constitucional

De las restantes sentencias consultadas, ninguna hace referencia a las


razones por las que se deben considerar los valores jurídicos como normas.
La expresión valores jurídicos alude generalmente al peso, entidad, valor que
se otorga a ciertas instituciones sociales, jurídicas o políticas, como la unión
marital de hecho, el valor jurídico a la igualdad que comparten todas las
iglesias y confesiones religiosas a la luz del ordenamiento jurídico, el valor
jurídico de los servicios públicos como derechos subjetivos, la seguridad
como valor jurídico, el valor jurídico de los deberes en el Estado consti-
tucional, la razón del valor jurídico de los pronunciamientos de la Corte
Constitucional, el valor jurídico de la dignidad humana en relación con la
vida, el valor jurídico de ciertas normas, la pérdida del mismo cuando se
interpretan en contravía a la promoción de los derechos reconocidos por el
ordenamiento jurídico. Pero ninguna de las decisiones permite resolver la
pregunta acerca de si la expresión “valores jurídicos” se refiere a la naturaleza
de los valores (normas jurídicas o morales) o a su función o proyección en
el derecho (criterios de interpretación).

Como prueba del uso indistinto de los valores como criterios de consti-
tucionalidad (normas jurídicas) y pautas de interpretación, se puede traer
a colación la Sentencia C-1287 de 2001, en la que la Corte Constitucional
resalta su condición de pautas de interpretación. En la decisión T-072 de
2002, la Corte reitera la función interpretativa de los valores jurídicos.
Además del uso como pautas de interpretación, se advierte una defensa de
los valores como límites a ciertas potestades otorgadas al titular del poder
tal como ocurre, por ejemplo, en la Sentencia C-125 de 2003, en la que la
Corte resaltó los valores como límites a la potestad del Estado en materia
disciplinaria.

En la Sentencia C-871 de 2003, la Corte hizo referencia a los valores


como límites al principio de non bis in idem. En la Sentencia T-676 de 2003,
la Corte pretende hacer de los valores criterios para identificar o diferenciar
lo jurídico de lo antijurídico. En la Sentencia C-014 de 2004, señaló que la

Revista FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS. Vol. 41, No. 114 (2011) / 65
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potestad del legislador no es absoluta al momento de ponderar los principios


constitucionales en ejercicio de su labor de creación de enunciados jurídicos.
Indicó que el control de constitucionalidad es una confrontación con el
sistema de valores, principios, derechos y deberes establecidos en la Cons-
titución. Igualmente, acude a los valores como criterios de delimitación de
la potestad del legislador para el diseño de la política criminal del Estado.

Finalmente, con el objeto de determinar con mayor claridad las relaciones


entre la axiología y el derecho en la jurisprudencia de la Corte Constitucio-
nal, se realizó un estudio de las decisiones que hacen referencia a la expresión
valores superiores, pero en ninguna de ellas se hace mención al significado
o sentido de dicha expresión.

En la Sentencia C-027 de 1993 la Corte Constitucional expresa la pre-


sencia en los derechos humanos, de valores superiores, inalienables e inena-
jenables. En la Sentencia C-486 de 1993, se hace referencia a la integración
de los valores al ordenamiento jurídico como elementos que condicionan la
actividad falladora del juez, pero no se precisa si esa vinculatoriedad es en
virtud de su condición de pautas de interpretación o de normas jurídicas.
En la Sentencia C-531 de 1993, la Corte expresó que los derechos funda-
mentales son traducción de los valores superiores de una comunidad. En la
Sentencia C-089 de 1994, la Corte hace referencia a la dificultad de deter-
minar el contenido de la moral y de lo que se debe entender por un orden
justo. En la Sentencia T-375 de 1997, se determinó la necesidad de tener
en los valores superiores límites a la libertad de empresa16. En la Sentencia
SU-640 de 1998, la Corte señaló la función de los valores como criterios
hacia los cuales debe estar dirigida la producción, interpretación y aplicación
del derecho. Aspecto distinto a hacer de los valores normas jurídicas. Este
mismo sentido de valores como criterios de interpretación se ratifica en la
Sentencia C-037 de 2000.

16 Expresó la Corte: “La libertad de empresa cede o debe conciliarse con los valores y principios
constitucionales de rango superior” (Sentencia T-375 de 1997).

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La noción de principios y valores en la jurisprudencia de la Corte Constitucional

En Sentencia T-823 de 2002, se estableció la función de los valores como


límites al ejercicio de la libertad y autodeterminación individuales (arts. 16
y 28 C. P.). En la Sentencia C-1054 de 2004, se resalta el carácter relativo
de los valores, señalando que de ninguno de ellos se puede predicar un
carácter absoluto, ilimitado o superior frente a los demás. Se hace alusión a
principios y a los valores de forma que arroja la impresión de la posibilidad
de un empleo semánticamente indistinto17.

De las anteriores citas se advierte que la Corte Constitucional colom-


biana ha considerado tanto a los valores como a los principios criterios de
interpretación de la ley, así como normas jurídicas que determinan la validez
de las restantes del ordenamiento jurídico.

¿Podrá ser efectiva la función de control al ejercicio del poder encomenda-


da a la Corte Constitucional cuando en desarrollo de la misma se confunden
principios y valores haciendo de éstos normas de las que se pueden derivar
juicios de constitucionalidad? ¿Qué noción de valor, entre las varias posi-

17 Son estas las palabras de la Corte: “5.1. De manera general, la doctrina jurídica contempo-
ránea acepta que cada uno de los valores o principios que conforman la parte dogmática de
la Constitución es axial como determinante del concepto de Estado que ella postula. Desde
este punto de vista, no sería posible prescindir de la eficacia jurídica de ninguno de ellos, sin
correr el riesgo de desdibujar el modelo de Estado acogido por la Constitución. Por esa razón,
el pensamiento constitucional rechaza la posible existencia de una jerarquía de valores y de
principios, que permitiera aplicar unos de manera preferente respecto de otros, de forma tal
que la eficacia de los de menor rango se viera, por así decirlo, “suspendida” en ciertos casos,
para dar paso a aquella aplicación prevalente de los de presunto mayor rango…En cambio, la
doctrina contemporánea sostiene que, dado que todos los valores y principios constitucionales
son consubstanciales al modelo de Estado, ninguno puede estimarse superior o absoluto, por
lo cual su proyección normativa, es decir su aplicación práctica, depende de la existencia de los
otros valores y principios que igualmente informan el ordenamiento superior, y que merecen
igual posibilidad de aplicabilidad concreta o eficacia. Por ello, en determinadas circunstancias
puede aparecer cierta tensión entre valores o principios que entran en aparente contradicción, se
exige una labor de ponderación por parte del operador jurídico, a fin de dar la mayor proyección
posible a cada uno de ellos” (Sentencia C-1054 de 2004).

Revista FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS. Vol. 41, No. 114 (2011) / 67
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bles, debe adoptar la Corte Constitucional? ¿Cómo se determina el sentido


o contenido del valor? ¿Cuáles son los límites y el control a la actividad de
fijación de ese contenido? ¿Cómo preservar la seguridad jurídica cuando
se emplean los valores entendidos como normas jurídicas? Como se ve, el
camino hacia la comprensión de los valores y su función en el derecho es
intrincado, pero recorrerlo con éxito exige partir del conocimiento de las
perspectivas epistemológicas desde las cuales es posible explicarlos.

Se podría sintetizar la diferencia entre principios y valores de la siguiente


manera:

VALORES PRINCIPIOS JURÍDICOS


Establecen fines Establecen un deber ser específico
Eficacia directa (aplicables mediante sub-
Eficacia indirecta sunción de la regla adscripta derivada de
cada principio)
Base axiológica del ordenamiento Base axiológica-jurídica del ordenamiento
Sólo tienen eficacia interpretativa. Exigen de Tienen eficacia directa sin necesidad de
su concreción en principios o reglas. regla que los concrete*
No sirven por sí solos para resolver situa-
Sirven para resolver situaciones concretas
ciones específicas
Expresan normas jurídicas para el pre-
Expresan fines jurídicos para el futuro
sente
Sirven para la heterointegración del orde- Sirven para la autointegración del ordena-
namiento jurídico miento jurídico
De ellos se derivan derechos fundamen-
No son fuente de derechos fundamentales
tales

* Empero, señala la Corte: “Sin embargo, no siempre son suficientes por sí solos para determinar la
solución necesaria en un caso concreto. No obstante el hecho de poseer valor normativo, siguen
teniendo un carácter general y por lo tanto una textura abierta, lo cual, en ocasiones, limita la
eficacia directa de los mismos. En estos casos se trata de un problema relativo a la eficacia más o
menos directa de los principios y no a un asunto relacionado con su falta de fuerza normativa”.

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La noción de principios y valores en la jurisprudencia de la Corte Constitucional

A la luz de la anterior diferenciación, puede generar confusión la afir-


mación de la Corte Constitucional realizada en la ya comentada Sentencia
T-406 de 1992, según la cual “La diferencia entre principios y valores no es
de naturaleza normativa sino de grado y, por lo tanto, de eficacia”. ¿Significa
ello que principios y valores tienen el mismo valor o naturaleza normativa?
Si los principios hacen referencia al deber ser jurídico y los valores al deber
ser moral, ¿cómo entender que esa diferencia no es de naturaleza normativa
sino de grado de eficacia? Es claro que entre mayor sea la concreción de los
principios, mayor será el grado de eficacia normativa.

Es precisamente esa concreción la que le confiere a los principios el ca-


rácter deontológico a diferencia del carácter axiológico de los valores. Para
nosotros la diferencia no es, contrario a lo que señala la Corte Constitu-
cional, sólo de grado de eficacia sino, además, de naturaleza normativa18.
Afirmar que la diferencia entre principios y valores es sólo de grado puede
entenderse como si ambos compartieran el carácter de normas jurídicas, lo
que conduce a la confusión entre principios y valores, que es frecuente en
un amplio sector de la doctrina.

La obligatoriedad del valor como pauta de interpretación (directiva de


interpretación) no se puede confundir con la imperatividad propia de la
generalidad de las normas jurídicas. El término obligatoriedad es empleado
en contextos diferentes: obligatoriedad de seguir los valores como directiva
de interpretación (directiva de interpretación axiológica) y obligatoriedad
entendida como el deber jurídico subyacente a las normas jurídicas. El uso
del primer sentido no ofrece mayores problemas; pero del segundo, diri-
gido a hacer de los valores normas jurídicas, ofrece los peligros propios de
una yuxtaposición de la moral sobre derecho. Se advierte así que la Corte

18 A pesar de que se hace referencia a los valores como parámetros de interpretación, recuérdese
que la Corte Constitucional señaló en la Sentencia C-479 de 1992, el carácter vinculante de los
valores establecidos en el preámbulo de la Constitución, esto es, no sólo a modo de criterios de
interpretación, sino como normas jurídicas.

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Constitucional fusiona la fuerza normativa de los principios con la función


interpretativa de los valores.

Se observó cómo la Corte Constitucional busca hacer de los enunciados


morales normas jurídicas. Precisamente la afirmación de los valores como
elementos que adquieren la condición de normas jurídicas, confirma, entre
otras cosas, la necesidad de una distinción epistemológica de los conceptos
de principios jurídicos (pertenecientes al derecho) y valores (pertenecientes
a la moral). La fuerza normativa señalada por la Corte no puede conferirse
por igual a ambos elementos. Sostener que poseen la misma fuerza normativa
es fusionar, sin mayor análisis, los órdenes normativos moral y jurídico.

No se trata de desconocer el contacto existente entre el derecho y la


moral a través del discurso constitucional, pero ello debe tener lugar en su
correspondiente dimensión: mientras que los valores tienen fuerza normativa
moral que viene reforzada por estar consagrados en el texto de la Constitu-
ción, los principios jurídicos poseen fuerza normativa jurídica. Mientras los
principios son normas jurídicas de aplicación directa, los valores carecen de
la autonomía requerida para ser empleados, directamente, como criterios
de constitucionalidad.

3. Conclusiones
Algunas conclusiones a la noción de principios y valores en la jurisprudencia
de la Corte Constitucional son las siguientes:

1. Es imposible negar la presencia de los valores en el orden constitucio-


nal. El reto está en determinar si se van a considerar normas morales
que fungen de parámetros de interpretación o normas jurídicas preva-
lentes sobre las demás por estar en el texto de la Constitución. Aceptar
su empleo como fines, objetivos, pautas programáticas, no afecta la

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La noción de principios y valores en la jurisprudencia de la Corte Constitucional

misma estructura del derecho. Pero hacer de ellos normas jurídicas es


fundir en un mismo molde la moral y el derecho, es condicionar la
existencia o validez de la norma jurídica al obedecimiento de normas
morales, lo que afectaría claramente el sometimiento del poder al
derecho y representaría una infracción del pluralismo epistemológico
que debe promover el Estado constitucional de derecho.

2. La reiteradísima fórmula “principios y valores” no puede representar


el uso de dos sinónimos (de normas morales o de normas jurídicas).
Los principios pertenecen al derecho y los valores a la moral, lo que
exige aguzar los sentidos a efectos de poder determinar el mejor uso
de esos elementos en cada caso.

3. La Corte Constitucional utiliza la expresión valor jurídico para señalar


el alcance o importancia de una norma jurídica a través de expresio-
nes como “tiene el mismo valor jurídico”, “se debe reconocer igual
valor jurídico”, “se debe otorgar valor jurídico”, “sin valor jurídico”,
“verdadero valor jurídico”, “igual valor jurídico”. La expresión no es
utilizada para definir qué es un valor jurídico, sino, generalmente,
como parámetro de comparación entre dos normas o instituciones a
partir de su mayor o menor importancia a la luz del ordenamiento
jurídico.

4. Confundir o emplear principios y valores como sinónimos es fusionar


con alguna ligereza dos mundos que si bien están relacionados (de
manera contingente o necesaria, elección que corresponde a cada
individuo), son claramente diferenciables. Confundir principios y
valores es tratar de extender la polaridad de los valores a los principios,
la jerarquía de los valores a los principios. Si para una teoría objetivista
los valores se pueden jerarquizar, los principios, al ser concreción de
ellos deberían conservar la misma jerarquía, asunto no compatible
con la naturaleza del derecho.

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5. Señalar que los valores, la moral o la justicia son el cimiento sobre el


cual se construye la estructura del Estado y la vida en sociedad no es
razón para afirmar que los mismos son normas jurídicas que deter-
minan la validez de las restantes normas del ordenamiento. Pretender
que los valores sean parámetros de validez o constitucionalidad es
convertir normas de naturaleza moral en normas jurídicas, idea que
una teoría jurídica, en su tarea de suministrar elementos para limitar
el ejercicio del poder, no se atrevería a defender.

6. Es inevitable la presencia de elementos axiológicos en el discurso


constitucional a través de lo que se ha denominado valores del orde-
namiento jurídico. Es así como se llega a afirmar que la argumentación
constitucional se encuentra abierta al derecho natural. Siendo esto así,
se impone a los tribunales constitucionales un discurso que represente
un equilibrio entre los elementos normativos, políticos y axiológicos
con el objeto de conservar la dialéctica poder-derecho. Para ello es
fundamental el fortalecimiento de una teoría del derecho que sirva
de esclusa o medio de contención de argumentos morales y políticos,
teoría jurídica acorde al contexto del Estado constitucional que aún
está por construir.

7. No guarda correspondencia con el Estado constitucional señalar


que el poder debe estar sometido a valores definidos a través de un
proceso distante del democrático y que, además, tampoco asegura
la correcta fijación del contenido del valor. Estas fallas funcionales y
estructurales exigen activar las alarmas frente a las dificultades de un
derecho dúctil basado en valores que en nombre, por ejemplo, de la
justicia, acepte cualquier decisión aún en contra de derecho, tal como
ocurrió en muchos regímenes totalitarios.

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La noción de principios y valores en la jurisprudencia de la Corte Constitucional

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