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DESINDUSTRIALIZACIÓN, DEPENDENCIA Y SOBERANÍA NACIONAL: EL

CASO DE AMÉRICA LATINA

En los países metropolitanos, esos actores se han caracterizado por tener fuertes
conexiones entre sí, es decir, una serie de vínculos, relaciones y sinergias a modo
de una vasta y compleja red. En tal sentido, la “red industrial” (Delgado, 2002;
2007-A y 2008) es una estructura operativa típica de los países metropolitanos en
y desde la cual se establecen y proyectan, en el tiempo y en el espacio, fuertes
encadenamientos productivos endógenos, tanto civiles como militares, que
resultan en, al menos, una considerable fortaleza en el mercado nacional y, desde
ahí, en el internacional.
Una característica central de la operatividad de las redes industriales es que, por
el contrario, sus actores constitutivos son regulados, subsidiados, penalizados y
hasta protegidos, nacional e internacionalmente, inclusive por medio del aparato
de espionaje o la fuerza diplo-militar, “de ser necesario” (véase Delgado, 2002:
410; Johnson, 2001 y 2004).
INDUSTRIALIZACIÓN “TRUNCA” DE LA PERIFERIA
En los casos en los que uno de los polos del “triángulo científico-tecnológico” –que
componen la red industrial– es inexistente, débil, o sí éste es reemplazado parcial
o totalmente por actores extranjeros, de lo que se trata, en cambio, es de un
“sistema científico-tecnológico/industrial” de diversa envergadura que, en el mejor
de los casos, puede tener una relativa presencia en el mercado mundial en nichos
o aplicaciones puntuales. a partir del establecimiento de estructuras que refractan,
modifican y condicionan los “determinantes” externos y permiten incidir sobre
ellos, modulándolos en función de sus propios intereses nacionales (Saxe-
Fernández, 1998), se puede decir que, en términos generales, los “sistemas
científico-tecnológicos” son típicos de los países periféricos. Como tales, éstos son
usualmente deleznables en un grado u otro y se caracterizan, en el grueso de los
casos, por estar desvinculados de las necesidades endógenas
La función o posición de los centros metropolitanos y la periferia dentro de la
estructura y dinámica de la economía internacional de producción y distribución no
fue, sin embargo, modificada. Simplemente se ajustó a las condiciones históricas
(Ibid: 23). Los mecanismos de transferencia de excedentes eran reconfigurados
mediante una creciente intervención del Estado, que si bien estimuló la
industrialización –inclusive hasta principios de la década de 1970–, ésa no fue, ni
es más que “trunca” (Fajnzylber, 1983) pues se articula bajo esquemas de
dependencia mayor, de sustancial desarticulación con respecto a la economía
nacional y bajo esquemas que mantienen o ahondan la brecha entre la limitada
población dentro, y la mayoría al margen, de la modernización industrial (Marini,
1973; Dos Santos, 1968; Hinkelammert, 1970; Frank; 1972; Ceceña C, 1980; entre
otros).
El proceso de “subdesarrollo industrializado” (Furtado, 1966), no sólo se refleja en
la penetración directa del capital extranjero, como lo demuestra el caso mexicano,
sino también en la recurrente tendencia a no estimular la IyD nacional (incluyendo
la ingeniería en reversa) a modo de romper con la dependencia tecnológica del
raquítico empresariado nacional, que había tenido una presencia mayor sobre
todo en la época “estabilizadora” de 1960 a 1980.
El “subdesarrollo industrializado” de AL, aún con las fuertes limitantes y
dependencias, tuvo sin embargo efectos socio-económicos importantes pues sí se
estaba estimulando relativamente una economía de mercado con un relevante
intervencionismo del Estado como rector y promotor activo, como regulador del
comercio exterior y de los mercados internos de bienes y servicios básicos, como
inversionista (en el petróleo, en su caso), y como promotor del bienestar social
mediante leyes laborales y agrarias e instituciones sociales de educación, salud y
servicios básicos, etc.
EL CONSENSO DE WASHINGTON Y LA DESINDUSTRIALIZACIÓN DE
AMÉRICA LATINA
La crisis deudora de 1982 y su “resolución” presentó la oportunidad para socavar
los fundamentos de ese trunco esquema industrializador relativamente
“proteccionista”, dándose inicio a la etapa neoliberal, es decir, el régimen centrado
en el interés de los inversio

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