Pensar y reflexionar mientras se recorre el camino
Duración 16 horas Acciones de Texto o audio aprendizaje PROFESORA. JUANA SILVIA ARGUELLES SANCHEZ Relevancia de la reflexión sobre la práctica como herramienta para la mejora.
El saber que proviene de la experiencia está encarnado en los cuerpos de
quienes lo recibimos y toma forma de quienes reconocemos como maestros y maestras en el oficio de enseñar. Se diferencia de los conocimientos prácticos y no se produce mediante la acumulación de teorías, sino que se revela a través de las experiencias y las situaciones cotidianas que, por algún motivo, toman un carácter extraordinario. Se trata de nuestras vivencias que aportan un significado especial para nosotros quienes las protagonizamos ya sea por el efecto que nos produjeron o por sus implicaciones en la forma de pensar la educación. Anécdotas de nuevo ingreso. 1.Un día normal llegue a la escuela entre al salón y salude a mis alumnos y les dije, hoy vamos a hacer un ejercicio diferente: les voy a escribir un número en el pizarrón y ustedes, a través de una canción, harán una suma y me darán el resultado escrito y les pregunte que si habían entendido y me dijeron que si, tenía un alumno muy travieso, y me dice maestra, se me está poniendo muy difícil, le dije, a ver porque, a ver José (a si se llamaba mi alumno) pasa al pizarrón, te voy a anotar un número y tienes 10 segundos para contestar cantando, pongo el número 16 y se quedó pensando y me dice hay va, y empezó: 2 y 2 son 4, 4 y 2 son 6, 6 y 2 son 8 y 8, 16, le dije muy bien José, luego pase de uno en uno, primero los más escandalosos jaaajjajajaj, pasa Lupita al pizarrón y le pongo el 60, pensó un rato y contesta: 40 y 20. 40 y 20, muy bien con la canción de José José. Ya para finalizar pase al alumno que me sacaba las canas verdes, el más inquieto y el que no se callaba en toda la clase, el más mal hablado, y le dije Juan pasa por favor al pizarrón, para esto se reía no quería pasar, y le dije pásale que no te de pena y pensé, le pondré un numero difícil para que se tarde y batalle así como el me hace batallar a mi jijijiji que mala fui pero me reía, y le escribí el número 23, nombre a los 10 segundos me dice, maestra ya lo pensé, pero puedo rapear, le dije si has lo que quieras el chiste es que cantes , y sus compañeros le echaban porras, le decían que rapee que rapee y que empieza. Y cantando dice: la maestra me vino a joder... Con una sumatoria que debo resolver? Los dedos de mis manos, los dedos de mis pies, el pene y las bolas... ¡suman veintitrés!, en vez de enojarme, me puse roja y deberás me reía, y le dije Juan que pelado y me dijo usted me dijo que podía hacer o decir lo que quiera. 2. Una vez les puse en el pizarrón un ejercicio matemático, la verdad un poco difícil de resolver quería que pensaran e investigaran, la manera de resolverlo, cuando se acaba el tiempo que di para la resolución, nadie lo entrego y les comente ustedes pueden, y les dije si alguno o alguna de ustedes se cree tonto o imposibilitado para resolverlo, párense de su pupitre y díganme porque… Cuando de repente vi a Juan que se levantaba despacito, y que le pregunto, ¿tú piensas que eres tonto? Si no tienes un pelo de tonto eres muy inteligente y me contesta, nooo maestra, pero me daba mucha pena verla a usted sola ahí parada, que me empiezo a reír, ese niño sacaba siempre mis carcajadas.
Para seguir explorando el camino
Duración 16 horas Acciones de Narrativa aprendizaje Mi experiencia en el primer año de mi viaje en la docencia Cuando inicie por primera vez siendo maestra tenía miedo, incertidumbre, y estaba nerviosa, pero si era mi vocación tenía que superar todos mis miedos y a la vez sentía bonito que iba a enseñar, todo lo que me habían enseñado mis docentes. Después conforme fueron pasando los días, yo tenía que desempeñar un papel determinante en las actitudes de estudio, me motivaba aún más mi profesión. Tenía que despertar la curiosidad, desarrollar la autonomía, fomentar el rigor intelectual y crear las condiciones necesarias para el éxito de la enseñanza y la educación. Todo el año implemente técnicas para facilitar mis clases, como: conocer más la vida de los estudiantes, que se sintieran seguros en mis clases, porque yo no solo quería ser su maestra si no su amiga, pero con respeto, porque siempre he deseado que cuando mis alumnos sean grandes me recuerden como una buena maestra, o cuando escuchen mi nombre sonrían y digan, esa si fue una verdadera maestra, tenía vocación para enseñarnos, también siempre me demostré entusiasta, por más problemas que tuviera en la casa o en la vida, jamás me iba a desquitar con mis alumnos, siempre me veían sonriendo, a cada alumno le daba su tiempo y su espacio, jamás he sido maestra con preferencias, siempre los trato por igual, me gustaba siempre motivar a ms alumnos, darles palabras de aliento, siempre variaba mis métodos de enseñanza para hacer mis clases más amenas y más divertidas, y con ello fomentar la participación de mis alumnos, con un poco de humor a veces, o a veces me salía unos minutos de la clase y les contaba anécdotas o historias que me dejaban algo de enseñanza, pero siempre utilice varias estrategias, materiales coloridos, videos para despertar siempre el interés de mis alumnos. Y ya hoy en día cuando inicio una nueva clase, me digo: “La experiencia es un grado, pero no es suficiente”. Me gusta tener siempre en cuenta que los tiempos cambian y que, con ello, los alumnos también son siempre distintos. En el tiempo que llevo impartiendo clases, he podido comprobar que algunas de las actividades que me funcionaban al principio, ahora han quedado obsoletas. Lo cierto es que prolongar en el tiempo una misma propuesta educativa puede implicar de manera inevitable que nos olvidemos de las nuevas generaciones y de sus inquietudes y motivaciones. Desde hace ya un tiempo, procuro incorporar aspectos de la realidad de mis alumnos en mis clases de matemáticas. Me suelen preguntar de dónde me vienen las ideas. La respuesta es fácil: observando a mis alumnos, comunicándome con ellos e interesándome por sus gustos. Buena parte de las propuestas que he llevado a cabo, han surgido tras un análisis en positivo de la realidad en la que se mueven. Cada grupo de alumnos y cada nivel es distinto y, en alguna ocasión, incluso he tenido que ingeniármelas para ofrecer una misma actividad, pero con pequeñas variaciones. Requiere esfuerzo y dedicación, pero da muy buenos frutos. Los alumnos agradecen que los tengamos en cuenta y, precisamente por esta razón, es importante que evitemos juzgar de forma desfavorable sus gustos. No se trata de compartirlos, sino de tenerlos en cuenta. En mi caso, el mejor modo de expresarles el respeto hacia sus intereses es incorporándolos en mis clases. Me sirve para captar su atención y, además, para demostrarles que lo que estudiamos en mi materia tiene una aplicación indiscutible en la realidad. Observar me ayuda a reconducir algunas propuestas y también a plantear otras nuevas sobre cuestiones que no tenía en mente. Al hacer las valoraciones con el grupo, he percibido mayor motivación cuando el efecto sorpresa de las actividades jugaba un papel predominante. Tanto la autoevaluación como la coevaluación me han reportado una visión más amplia del trabajo realizado. Además de la información recogida, me da la sensación de que se sienten más cómplices de su proceso de aprendizaje. Siempre ponía esta imagen en mis clases
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