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UNA RELACIÓN DIFÍCIL

CRISTIANISMO Y SOCIEDAD
DESDE LA PERSPECTIVA ÉTICA

Joan Carrera i Carrera, s.j.

1. UNA RELACIÓN DIFÍCIL DESDE EL PRINCIPIO ....................................................... 3


1. Una ética específica ........................................................................................... 3
2. El cambio a religión oficial .............................................................................. 6
2. ¿CÓMO SITUARSE, HOY, ANTE UN MUNDO PLURAL? ......................................... 8
1. Una situación globalmente diversa ................................................................. 8
2. El Concilio Vaticano II: un intento de respuesta .......................................... 9
3. La tolerancia como principio ........................................................................... 11
3. NUEVAS COORDENADAS PARA UNA NUEVA SITUACIÓN .................................... 20
1. Algunas tentaciones a evitar ............................................................................. 20
2. Nuevas coordenadas .......................................................................................... 22
NOTAS ................................................................................................................................ 30
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN ................................................................................ 31
Joan Carrera i Carrera, s.j. es licenciado en medicina y doctor en teología. Profesor de Moral
Fundamental en la Facultat de Teologia de Catalunya. Profesor colaborador de ESADE, res-
ponsable académico de Cristianisme i Justícia.

INTERNET: www.cristianismeijusticia.net • Dibujo de la portada: Roger Torres Aguiló • Edita


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1. UNA RELACIÓN DIFÍCIL DESDE EL PRINCIPIO

Después de la muerte de Jesús, los primeros cristianos fueron expul-


sados de la sinagoga, que es lo mismo que afirmar que los judíos deja-
ron de considerarlos de los suyos, pasando a ser marginados y perse-
guidos por aquellos que antes los toleraban. Esta situación de conflic-
to marcó la redacción de alguno de los evangelios, como el de Mateo,
escrito en los momentos más álgidos de una ruptura que llegó a ame-
nazar la unión de la misma comunidad cristiana. A medida que se pro-
ducía la expansión por el Imperio, también fue creciendo la animadver-
sión y las acusaciones contra aquellos que estaban considerados
“ateos” por el hecho de rechazar participar del culto al emperador y a
las divinidades romanas. Desde el principio, la relación entre el cristia-
nismo y la sociedad donde crecía estuvo marcada por el signo de la
conflictividad.

1. UNA ÉTICA ESPECÍFICA

Antes de que el cristianismo adquiriese que consideraban males a evitar. Había,


el estatuto de religión oficial del Impe- pues, una línea divisoria entre su ética y
rio, fue una minoría religiosa dentro de el derecho romano. Habían abrazado el
un ámbito extraordinariamente plural seguimiento de Jesús como camino de
en cuanto a creencias y culturas. salvación, y el Espíritu de Jesús los
En esta situación, los cristianos te- llevaba a establecer comunidades fra-
nían claro que las leyes del Imperio no ternas donde se intentaba vivir según el
reflejaban sus valores y tuvieron que recuerdo del estilo de Jesús. Así, ante
tolerar comportamientos y actitudes cuestiones nuevas que aparecían en la
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vida dentro de la comunidad o en las re- estar a buenas y obedecerla por pruden-
laciones con los otros que no eran cris- cia, para evitar presentar al cristianismo
tianos, se preguntaban qué hacer, qué como un peligro o una amenaza para el
escoger para ser más fieles al Espíritu de Imperio.
Jesús. Los cristianos tenían que vivir su éti-
Los textos evangélicos y las cartas ca en el seno de la comunidad y sabían
de Pablo les ayudaban en este discerni- que cuando salían afuera se encontraban
miento. De hecho, las mismas cartas re- con leyes que no encajaban con su vi-
flejan cómo las comunidades tuvieron sión del bien, hecho que los podía inco-
que hacer frente a problemas concretos modar, o, en determinadas situaciones,
de la vida comunitaria que se iban pre- conducirlos hasta el martirio. El evan-
sentando a medida que el cristianismo gelio de Mateo pone en boca de Jesús
se extendía, como cuestiones relativas una exhortación a la comunidad para
al hecho de si se podía o no comer car- que intente solucionar sus problemas
ne sacrificada a los ídolos, u otras rela- internamente antes de acudir a los tri-
tivas al matrimonio. Para los primeros bunales de los paganos (Mt 18,15-17).
cristianos era importante la fidelidad a Los partidarios de una actitud así enten-
Jesús en aquello concreto, y de ahí la dían el cristianismo como una “secta”,
necesidad de este discernimiento1. en el sentido sociológico de grupo ais-
Esta fidelidad era, pues, generadora lado que tiende a ver a los que no per-
de un sistema ético diferente a la co- tenecen a él como personas diferentes y
rriente de pensamiento predominante opuestas a ellos.
dentro del Imperio. Ante esto, los cris- Así, pues, la identidad se afirma en
tianos adoptaron dos actitudes: una ac- oposición a los demás, a los judíos, a los
titud que acentuaba una identidad en paganos... y se va produciendo una cre-
oposición y otra actitud que subrayaba ciente diferenciación que en determina-
el carácter universal del mensaje de dos momentos es tolerada y en otros
Jesús. perseguida.

1.1. Identidad en oposición 1.2. Carácter universal


del mensaje de Jesús
La primera actitud viene marcada por la
consideración de aquellos que no eran La segunda actitud entendería el men-
cristianos, los que no eran de los suyos, saje de Jesús como universal. Esto com-
como “paganos”, y juzgar muy crítica- portó que las primeras comunidades
mente sus prácticas y maneras de hacer. permanecieran abiertas a admitir con-
Una visión del mundo pagano, pues, versos que procedían del paganismo y
opuesta al mundo cristiano. La autori- no sólo del mundo judío. Esta lenta en-
dad política en cuanto pagana no era trada de paganos de origen diverso hizo
considerada legítima, si bien en algunos que algunos de los cristianos recién con-
momentos, como recoge algún frag- vertidos se preguntaran por las verdades
mento de las cartas de Pablo, conviniese que se encontraban en los grandes filó-
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sofos griegos. Algunos, como san Jus- tiana es que todos los hombres y muje-
tino (siglo II), vieron signos, “semillas” res somos capaces de captar unos gran-
de Jesús en estas verdades ya anuncia- des principios éticos del obrar humano
das por los filósofos. Así como el Anti- y que esta Ley natural es participación
guo Testamento fue preparación para la de la Ley Eterna de Dios, el plan de Dios
llegada de Jesús, también lo fue todo lo para toda la humanidad.
bueno que se encontraba en la filosofía Esta intuición ha sido criticada co-
griega. Era una manera optimista y po- mo imperialismo moral hacia las otras
sitiva de valorar la realidad muy dife- culturas, pero en su origen quería res-
rente de la actitud que antes hemos des- ponder al hecho de que para los cristia-
crito. El Espíritu de Jesús, pues, también nos todos los hombres y mujeres son hi-
estaba en los otros, en todos aquellos jos e hijas de un mismo Dios y, por lo
que con buena voluntad hacían el bien, tanto, participan, empleando terminolo-
fueran cristianos, judíos o paganos. gía actual, de una misma dignidad. Pos-
En línea con esta segunda actitud, la teriormente, la universalidad de la Ley
reflexión teológica fue incorporando ca- natural quedó cuestionada al incluir
tegorías filosóficas, empezando sobre principios éticos que ya no eran univer-
todo por aquellas categorías que venían sales, sino ligados a una cultura y a un
del platonismo. En el campo específico tiempo determinados.
de la moral se aprovechó de una cate- Pero esto nos llevaría a otro debate.
goría estoica, la Ley natural, que ha per- Aquí sólo nos interesaba ver cómo la
sistido a lo largo de la historia de la mo- ética cristiana no tuvo ningún inconve-
ral cristiana. El primero que la introdujo niente en emplear una categoría proce-
fue san Ambrosio, quien recogió ele- dente de una filosofía materialista para
mentos procedentes del estoicismo y los expresar el universalismo cristiano.
colocó en el contexto del Dios creador. Sólo hizo falta complementarla con la
El orden cósmico estoico, que indica noción de pecado, y esto para poder jus-
«aquello que tengo que hacer», pasa a tificar algo que no tenía explicación
ser «la buena creación de Dios que ma- dentro del estoicismo: el hecho de que
nifiesta la sabiduría de Dios». La gran esta Ley natural no fuera conocida por
intuición de fondo de la Ley natural cris- todo el mundo.

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2. EL CAMBIO A RELIGIÓN OFICIAL

El cambio de paradigma se produjo en oportunidad de hacer real la «ciudad de


el momento en que el cristianismo se Dios» aquí en la tierra. Se ensayaron,
convirtió en religión oficial del Imperio pues, leyes que reflejaran los principios
y dejó de ser una minoría tolerada y a cristianos y sancionaran aquellas cosas
menudo perseguida. Ahora el cristianis- consideradas como males a evitar. Este
mo pasaba a ser una religión que conta- planteamiento tenía la virtud de abrir la
ba con el apoyo del poder político y que fe cristiana al compromiso político, o en
tenía que hacer frente a la constante ten- otras palabras, de tomar conciencia de
tación de utilizar este poder para exten- que las estructuras del poder político no
derse, aunque fuese a costa de mostrar- pertenecen únicamente al ámbito priva-
se intolerante con las otras religiones del do, sino que amor, compasión o justicia
Imperio. tienen que traducirse en ordenamientos
jurídicos que las hagan posibles. Pero se
A cambio, el poder político vio en el
trata de un planteamiento ambivalente.
cristianismo un elemento cohesionador Por un lado, las estructuras que ordenan
de un imperio decadente y un factor de la sociedad tienen un papel importante
unidad sociopolítica. El hecho de adqui- a jugar a la hora de favorecer estos va-
rir estatus oficial supuso un fuerte cam- lores y evitar los contrarios y, por otro
bio en la comunidad cristiana, aunque lado, tienen el peligro de tomar como
posiblemente más lento y progresivo queridas por Dios prescripciones jurí-
de lo que se suele explicar. Esto explica dicas sobre cuestiones concretas que no
las reacciones que tuvieron lugar en el responden al núcleo de la moral cristia-
seno de la Iglesia. Una de ellas, el naci- na sino a los privilegios de unos pocos,
miento del monaquismo como expre- ya fuese la clase social dominante o el
sión de la voluntad de retornar a la ra- mismo estamento eclesial.
dicalidad evangélica a través de la fuga No es extraño que esta ambivalencia
mundi. Pero no fue la única reacción, si- acabase por decantarse por una alianza
no que continuamente se producían mo- con el poder político que comportó una
vimientos de reforma que se oponían a pérdida de radicalidad evangélica y de
un estatus sociopolítico que se percibía capacidad profética. Se sacrificaron, así,
como contrario al evangelio. muchos valores por su carácter utópico:
Sin embargo, al tener el Estado a fa- la fraternidad, el valor radical de la vi-
vor, se ofrecía la posibilidad de concre- da humana, la igualdad... A medida que
tar la ética cristiana en leyes positivas los grandes principios de la Ley Moral
elaboradas por los legisladores (empe- Natural se iban concretando, se adhe-
radores, reyes, señores...) y aprovechar rían a éstos elementos culturales del mo-
el poder coercitivo de éstos para apli- mento tomados de manera acrítica. Un
carlas. De alguna manera se ofrecía la ejemplo: el «no matar» que podía ser
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entendido literalmente, tuvo que ser in- 78). A pesar de esta pérdida de radica-
terpretado de manera que pudiese legi- lidad, como ya hemos dicho, fueron
timar el matar en algunos casos, cuando constantes los movimientos de reforma
prevaleciesen otros valores considera- dirigidos a recuperar los elementos utó-
dos como más importantes. De esta ma- picos. Por ejemplo, la escuela francis-
nera, la autoridad legítima podía matar cana interpretaba el «no matar» de una
al malhechor, al hereje, o a aquel que manera mucho más radical y fuerte que
amenazara su poder (S.Th.II-II, q. 64- la escuela tomista.

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2. ¿CÓMO SITUARSE, HOY, ANTE UN MUNDO PLURAL?

La comunidad cristiana tiene que recordar que en sus orígenes era una
comunidad en medio de un Imperio culturalmente plural, donde prime-
ro fue tolerada, después perseguida, para volver a ser tolerada y, final-
mente, tener un estatus oficial durante siglos. Actualmente las iglesias
cristianas, y de manera particular el catolicismo y el protestantismo, se
encuentran en medio de una sociedad plural en la que tienen que con-
vivir con otras religiones y sobre todo con otras convicciones éticas.
Esto nos obliga a replantear muchas cosas.

1. UNA SITUACIÓN GLOBALMENTE DIVERSA

1.1. Libertad religiosa reconocida Sin embargo, en Europa, el cristia-


Los estados democráticos respetan las nismo se encuentra en minoría dentro de
diferentes religiones y maneras de pen- una sociedad plural, una minoría sobre-
sar siempre que no atenten contra los venida en los últimos años a partir de
derechos fundamentales que recogen una importante disminución en número
sus constituciones. En algunos de estos de practicantes y en capacidad de in-
estados, incluso, las iglesias cristianas fluencia. Esto ha requerido una adapta-
son mayoritarias y por lo tanto gozan ción que no ha sido fácil ni para muchas
de una notable capacidad de influencia personas ni para la misma institución
en el campo político y social. Pensemos eclesial. Se ha vivido una cierta deso-
en muchos estados de América Latina. rientación ante la emergencia de una
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pluralidad ética y cultural que ha cues- los cánones de las democracias occiden-
tionado algunas de las formas y valores tales) o claramente dictatoriales. Estos
que muchos fieles mantenían, a veces estados pueden respetar su presencia y
más fruto de motivaciones sociológicas práctica, o bien limitarla hasta el punto
que no de convicción personal. Al mis- que se pueda hablar claramente de per-
mo tiempo, los jóvenes (muchos de secución. Es el caso que se da en países
ellos, hijos e hijas de creyentes) han islámicos, donde el cristianismo queda
abandonado la práctica religiosa. restringido al ámbito privado, y donde
Y esto en medio de un débil lideraz- se prohíbe cualquier forma de proseli-
go de la institución eclesial que no ha si- tismo o conversión. O el caso de China,
do suficientemente ágil para adaptarse a donde el Estado ha creado iglesias ofi-
los cambios de la sociedad y que se ha ciales que controla y que son las únicas
dejado llevar por la inercia y el miedo, toleradas. Situaciones que a menudo
explicables, en parte, por la edad avan- pueden explicarse de manera simplista
zada de muchas de las personas que es- y desde una visión excesivamente occi-
tán al frente. dental (como simple persecución de la
fe cristiana), pero que a veces responden
a factores históricos que han hecho que
1.2. Situaciones de limitación el cristianismo haya sido estrechamente
y precariedad identificado con la cultura occidental y,
Hoy en día, podemos encontrar el cris- por lo tanto, con un colonialismo de ca-
tianismo en otras situaciones. Por ejem- rácter imperialista en el ámbito político
plo, en el interior de regímenes no de- y económico, portador de unos valores
mocráticos, poco democráticos (según opuestos a los tradicionales del país.

2. EL CONCILIO VATICANO II: UN INTENTO DE RESPUESTA

En muchos aspectos, el Concilio Vatica- ha de ser la mirada sobre el mundo que


no II supuso un ensayo de respuesta a la nos ha tocado vivir:
presencia del cristianismo en un mundo
nuevo marcado por la democracia, la La Iglesia o el Pueblo de Dios, in-
pluralidad y la preeminencia de lo se- troduciendo este reino, no disminu-
cular. Recordemos algunos fragmentos ye el bien temporal de ningún pue-
del Concilio Vaticano II que nos pueden blo; antes, al contrario, fomenta y
iluminar a la hora de preguntarnos cuál asume, y al asumirlas, las purifica,
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fortalece y eleva todas las capaci- La Iglesia, aunque rechaza en forma
dades y riquezas y costumbres de los absoluta el ateísmo, reconoce since-
pueblos en lo que tienen de bueno ramente que todos los hombres, cre-
(Lumen Gentium, 13). yentes y no creyentes, deben cola-
borar en la edificación de este
Descubran con gozo y respeto las se- mundo, en el que viven en
millas de la Palabra que en ellas la- común. Esto no puede hacerse sin
ten (Ad Gentes, 11). un prudente y sincero diálogo (Gau-
La Iglesia, custodia del depósito de dium et Spes, 21).
la palabra de Dios, del que manan El Concilio, testigo y expositor de la
los principios en el orden religioso y fe de todo el Pueblo de Dios con-
moral, sin que siempre tenga a ma- gregado por Cristo, no puede dar
no respuesta adecuada a cada cues- prueba mayor de solidaridad, respe-
tión, desea unir la luz de la Reve- to y amor a toda la familia humana
lación al saber humano para que la de dialogar con ella acerca de
iluminar el camino recientemente
todos estos problemas, aclarárselos
emprendido por la humanidad
a la luz del Evangelio y poner a
(Gaudium et Spes, 33).
disposición del género humano el
Nos dirigimos también por la misma poder salvador que la Iglesia, condu-
razón a todos los que creen en Dios cida por el Espíritu Santo, ha reci-
y conservan en el legado de sus tra- bido de su Fundador (Gaudium et
diciones preciados elementos reli- Spes, 3).
giosos y humanos, deseando que el
coloquio abierto nos mueva a todos Es propio de todo el Pueblo de Dios,
a recibir fielmente los impulsos del pero principalmente de los pastores
Espíritu y a ejecutarlos con ánimo y de los teólogos, auscultar, discer-
alegre (Gaudium et Spes, 92). nir e interpretar, con la ayuda del
Espíritu Santo, las múltiples voces
La Iglesia, por disponer de una de nuestro tiempo y valorarlas a la
estructura social visible, señal de su luz de la palabra divina, a fin de que
unidad en Cristo, puede enriquecer- la Verdad revelada pueda ser mejor
se, y de hecho se enriquece también percibida, mejor entendida y ex-
con la evolución de la vida social presada en forma más adecuada
(Gaudium et Spes, 44). (Gaudium et Spes, 44).

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3. LA TOLERANCIA COMO PRINCIPIO

3.1. ¿Todo es tolerable? es nuevo; también los estados llamados


democráticos basan en parte su estabili-
Hoy, ante la creciente pluralidad ética
dad en que su población comparte un
de las sociedades occidentales (en valo-
determinado número de valores cívicos
res, en convicciones...), nos podemos
aceptados por todos y sin los cuales la
preguntar: ¿todo vale?, ¿todo es tolera-
democracia empezaría a debilitarse has-
ble?
ta correr peligro.
A menudo, dentro de nuestra socie-
dad democrática se presenta “la tole-
rancia” como un gran valor a preservar 3.2. ¿Cómo hacer frente a aquello
por encima de cualquier otra cosa. Este intolerable?
planteamiento puede tener su lógica
Llegados a este punto, nos podemos
viniendo como venimos de unas socie-
preguntar: ¿cómo tendríamos que res-
dades muy homogéneas, donde la dife-
ponder ante aquello que consideramos
rencia era perseguida. Sin embargo,
intolerable? En otras palabras, ¿cómo
convendría no caer en la trampa de esta
tendría que responder una comunidad,
tendencia. No todo vale, no todo se pue-
una cultura, una tradición religiosa, un
de poner al mismo nivel, sobre todo grupo humano relativamente numeroso,
cuando esta aceptación equivale a man- ante aquello que considera intolerable?
tener estados de privilegios de unos so- La respuesta será diferente en función
bre o en contra de otros. La tolerancia, de nuestras convicciones éticas. Aquí
mal entendida, puede llevar a mantener nos centraremos en la perspectiva de la
situaciones injustas, que perjudican a ética cristiana, es decir, en la perspec-
los más débiles, los cuales a menudo no tiva de la comunidad de seguidores de
son ni reconocidos ni tenidos en cuenta. Jesús.
Por este motivo, la mayoría de cul-
turas han optado per delimitar aquello
3.2.1. El uso de la fuerza
que no es tolerable, y lo ha hecho, con
carácter universal, por ejemplo, a través Consideremos, en principio, cualquier
de la Declaración de los Derechos Hu- respuesta de violencia como incompati-
manos. No entraremos aquí en el deba- ble con el mensaje de Jesús, aunque re-
te sobre si los derechos humanos tal y conocemos que esto no siempre ha sido
como fueron recogidos por la ONU en así: la violencia ha formado parte de la
1948 tienen un claro sesgo occidental. manera de actuar del cristianismo y de
Nos quedamos más bien con la inten- la Iglesia.
ción de establecer, incluso a nivel uni- De hecho, aún hoy en día, algunos
versal, unos ciertos mínimos sobre sugieren si no sería lícito responder a
aquello que es o no es tolerable. Esto no aquello intolerable a través de la vio-
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lencia legítima, en el caso, por ejemplo, determinada manera (por ejemplo, si
de que los cristianos dispusiéramos de nos impusieran controles de natalidad,
una mayoría política en un parlamento formas atenuadas de esclavitud, etc.).
democrático que nos capacitara para el Pero, ¿deberíamos tolerar, es decir,
uso de un poder coercitivo. Todavía hay aceptar estas cuestiones vistas por noso-
quien afirma que esta violencia sería le- tros como un mal, cuando la legislación
gítima si estuviera dirigida a preservar se limita a permitirlas para aquellos que
un valor más importante que la violen- las consideran un bien? Esta permisivi-
cia de la ley ejercida por la autoridad dad que no nos afecta directamente ni
competente. Así lo entienden los esta- nos hace cómplices directos ¿debería
dos plenamente democráticos, ya que es ser admitida? Analicemos un poco más
misión del Estado de Derecho moderno la cuestión.
velar para que las leyes se cumplan, in-
cluso empleando la fuerza, en este caso 3.3.1. Partir de un análisis profundo
una fuerza legítima. Sin embargo, en es-
tos estados democráticos y ante mino- En primer lugar, se tendría que analizar
a fondo el carácter intolerable de la
rías importantes con convicciones éticas
práctica que cuestionamos. Esto lo po-
diferentes, ¿tendríamos que ejercer este
demos hacer en sinceridad ante Dios,
poder sólo por el hecho de disponer de
teniendo presente nuestra tradición éti-
una mayoría política? Obrando así, ¿no
ca y en un diálogo intracomunitario en
mostraríamos que el valor más impor-
el que se mostraran las diferentes sensi-
tante dentro de nuestra ética cristiana es
bilidades hacia aquella determinada
el valor de la fuerza? ¿No estaríamos
práctica. También se tendría que escu-
enviando el mensaje implícito a las mi-
char y hacer caso de la lectura que hace
norías que si fuesen más (y llegasen a
la ciencia, para saber más en profundi-
ser mayoría parlamentaria) su convic-
dad qué implica y qué valores están en
ción sería admitida?
juego. Se tendría que escuchar la opi-
Por tanto, descartemos el uso de la nión de los expertos, ya sean científicos,
fuerza, pero esto no responde aún a la sociólogos, economistas, médicos...
pregunta sobre cómo hacer frente a Este análisis preciso evita aquello que
aquello que consideramos intolerable ha pasado no pocas veces, cuando lle-
desde nuestra convicción ética. vamos a cabo valoraciones morales so-
bre determinadas cuestiones no en base
a argumentos de fondo sino en base a in-
3.3. La objeción de conciencia
tereses de poder o a un simple agarrar-
De entrada parece que, si no se nos per- se a valoraciones del pasado. En el mun-
mitiese hacer uso de la objeción de con- do en el que nos encontramos es bueno
ciencia, estaríamos más legitimados a asegurarnos que, desde nuestra ética,
no aceptar una cuestión vista como mal aquella práctica es claramente deshu-
por nosotros y que nos fuese impuesta manizadora y, por lo tanto, contraria a
por la ley y la fuerza legítima. En otras nuestros principios éticos más elemen-
palabras, si nos obligasen a obrar de una tales. O por el contrario, manifestar una
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“duda razonable” que nos obligue a afi- guntar cuál tiene que ser nuestra actitud
nar más y a descubrir si puede llegar o ante ellas. Para ello es necesario intro-
no a ser moralmente aceptable. Esta fi- ducir otra distinción jurídica entre des-
gura, la de la “duda de conciencia”, for- penalización y legalización.
ma parte de nuestra tradición, y deter- Despenalización equivale a decir
minados sistemas morales del siglo XVII que la práctica no es la deseable (no es
iban precisamente dirigidos a proponer un valor aceptado por la mayoría), pero
diversas formas para dar salida a esta que bajo determinadas circunstancias,
duda. cuando hay un conflicto de valores, de-
ja de perseguirse penalmente. Esto tie-
3.3.2. No confundir despenalización ne repercusiones, ya que la práctica no
y legalización se convierte en un derecho exigible
En segundo lugar, si desde nuestra tra- ante la justicia y, si comporta un coste
dición ética llegamos a la conclusión de económico, no se realiza con fondos
públicos.
que aquella práctica es intolerable, de-
bemos tener presente que vivimos en En el caso de legalización, la prácti-
sociedades plurales con mecanismos ca se convierte en un derecho de toda
democráticos para legislar. Un caso di- persona y, por lo tanto, pasa a ser exigi-
ferente sería si nos encontráramos en so- ble ante el Estado que tiene que destinar
fondos para que pueda ser ejercida.
ciedades en las cuales una minoría go-
bierna e impone su convicción ética. En Esta distinción ya fue sugerida en
una sociedad democrática, tenemos que tiempos de san Agustín al tratar la per-
argumentar como grupo por qué consi- secución de la prostitución por parte del
Estado, y es una distinción que hay que
deramos intolerable una determinada
tener en cuenta a la hora de plantear cuál
práctica y esperar a que se llegue a un
tendría que ser nuestra actitud ante la
consenso moral sobre la cuestión a
aceptación de prácticas que desde nues-
partir del cual la instancia democrática tra ética consideramos inaceptables.
pueda legislar. Este consenso puede ser
Sea cual sea el resultado del proceso
favorable a nuestra convicción o mos-
de consenso y del proceso legislativo,
trarse alejado o incluso contrario. En es-
como comunidad cristiana podemos se-
te último caso, cuando el consenso ma-
guir mostrando nuestra convicción éti-
yoritario se incline por la permisividad ca desde el testimonio, e incluso a veces
y ésta se traduzca en permisividad legal, desde el ejemplo, planteando abierta-
esto no equivaldrá a decir que esta prác- mente la conveniencia de una desobe-
tica (legal) se haya vuelto buena para diencia pacífica. Nuestras comunidades
nosotros, ni por sí misma. Como bien tendrían que vivir los valores alternati-
sabemos, legalidad no equivale a mora- vos para mostrar a toda la sociedad su
lidad. validez como verdaderamente humani-
Aunque nos cueste aceptar que de- zadores. Esta actitud de fondo implica
terminadas prácticas estén permitidas aceptar que vivimos en una sociedad
por la legislación, nos tenemos que pre- que tolera cosas que para nosotros son
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males, o, en otras palabras, que no son extremas (laxistas y rigoristas). Toda es-
humanizadoras desde nuestras convic- ta doctrina refleja que, curiosamente, en
ciones éticas. Por lo tanto, una oposi- una época mucho más objetivista que la
ción desde el diálogo y el ejemplo y no nuestra, los moralistas cristianos daban
desde la fuerza. Jesús nos enseñó a mucha importancia al factor subjetivo
combatir la injusticia, estando junto a de la moral.
las víctimas y no pasando a ser los ver- En cuanto a la objeción de concien-
dugos. Su testimonio y ejemplo fue se- cia a una ley civil, dentro de la moral
milla transformadora. cristiana siempre se ha admitido poder
objetar sobre una ley que se considera
3.3.3. El recurso a la objeción “injusta”. El hecho de que el cristianis-
Los cristianos nos podemos plantear la mo fuera perseguido en sus orígenes,
tanto por los judíos como por el Imperio
objeción de conciencia ante una ley que
romano, marcó fuertemente que la fide-
consideramos injusta. La objeción co-
lidad a la fe y a la moral evangélica es-
mo derecho relacionado con el tema de
tuvieran por encima de las leyes del po-
la conciencia, ha sido objeto de estudio
der político. De hecho, en la mayoría de
por parte de la moral cristiana desde los los casos, los mártires de la fe lo eran
santos Padres hasta hoy. La conciencia por haberse negado a obedecer leyes
ha sido entendida como la última ins- y disposiciones legales del poder roma-
tancia que uno tiene que seguir en su no. Ahora bien, cuando el cristianismo
obrar, con todos los matices que se pue- se convirtió en religión oficial, esta po-
den hacer. sibilidad de objeción se fue reduciendo.
En épocas de cristiandad, y a pesar La moral clásica fue definiendo las
de la afirmación anterior, se llegó a con- características que debían tener las leyes
siderar como pecado de soberbia el he- para ser consideradas justas: debían ser
cho de seguir la propia conciencia cuan- emitidas por una autoridad legítima,
do iba contra las disposiciones de la estar al servicio del bien común (exclu-
Iglesia (tanto morales como jurídicas). yendo cualquier parcialidad o arbitra-
Para apelar a la conciencia sin caer en riedad) y, por último, debían ser com-
pecado se requería una conciencia recta patibles con la denominada Ley moral
y formada, sólo atribuible a muy pocas natural. Estas condiciones se enmar-
personas. Pero a pesar de esta paradoja caban en una sociedad de cristiandad,
se estudió la problemática de aplicar una donde había un vínculo estrecho entre el
ley moral determinada a los casos par- derecho (las leyes que hacían los prín-
ticulares en los que alguien dudaba. Así cipes) y la moral cristiana. No había plu-
surgieron diversas escuelas enfrentadas ralidad ética y se consideraba que las le-
que daban respuesta a cómo actuar yes debían inspirarse en los principios
cuando aparecía una duda de concien- de la moral cristiana.
cia, y lo hacían con conclusiones muy En la actualidad estas condiciones
diversas y plurales de las cuales el ma- pueden seguir siendo una ayuda, pero
gisterio sólo rechazó las posturas más no nos ahorran dudas ni retos.
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a) El primero sobre la autoridad le- toda ley emitida por los príncipes no te-
gítima. ¿Qué hace legítima una autori- nía que ser contraria a los principios de
dad? Desde el Estado democrático de la Ley natural. Hoy en día diríamos que
derecho, la respuesta sería que la ley no puede ir en contra de unos grandes
fuera aprobada por los órganos escogi- principios éticos ampliamente acepta-
dos democráticamente para llevar a dos como serían los Derechos Huma-
cabo esta función, es decir, por el poder nos. Sin embargo, si bien es cierto que
legislativo. Sin embargo, el cristiano, a se dan amplios acuerdos en muchos de
pesar de reconocer esta legitimidad que estos derechos, no faltan algunas dis-
proporcionan las mayorías, es conscien- crepancias sobre algunos principios y
te de que éste criterio no es suficiente a sobre su interpretación, de manera que
la hora de establecer qué es o qué no es algunos los colocan como irrenuncia-
correcto, o, en otras palabras, debería- bles éticos y otros, en cambio, no. Sea
mos preguntarnos que nos hace más hu- como sea, estos derechos humanos se
manos y que nos hace crecer en igual- recogen en las constituciones de los paí-
dad y en dignidad. ses democráticos dando lugar a dere-
chos fundamentales. Esto ha sido un
b) Por lo tanto, la legitimidad demo- avance muy importante.
crática no es suficiente y nos obliga a re-
currir a otras condiciones de autoridad, 3.3.4. En conclusión
como la condición del servicio al bien
común y la no arbitrariedad. Éstas son La sociedad actual es muy diferente a
condiciones clásicas que siguen siendo aquella en la cual se formuló la objeción
válidas, si bien en un mundo plural co- de conciencia. Hoy en día se da una si-
tuación de pluralidad ética y las leyes
mo el nuestro no resulta muy fácil ver
responden a los consensos de las mayo-
qué cosas pueden ser admitidas dentro
rías en torno a ciertos temas. Las leyes,
del bien común y cómo tiene que ser en-
a pesar de privilegiar ciertos valores (las
tendido este bien común.
leyes nunca son neutras desde el punto
c) Y finalmente, la última condición de vista axiológico), no responden a un
y también la más compleja es la de la único patrón ético. Así, en las socieda-
compatibilidad con la Ley natural. des plurales, las convicciones persona-
Afirmar esta condición supone, de he- les o de determinados grupos se pueden
cho, afirmar con certeza que como hu- ver afectadas por determinadas leyes.
manos hijos de un mismo Dios, inde- En otras palabras, se puede producir un
pendientemente de las culturas y de los conflicto entre la ley y la conciencia de
países, compartimos unos grandes prin- algunos individuos. Debemos entender
cipios éticos y éstos constituyen la Ley que una sociedad plural no debe esperar
moral natural. El problema es determi- que las leyes respondan a las convic-
nar cuáles son estos grandes principios. ciones éticas de un determinado grupo,
Ésta ha sido una cuestión bastante de- sino que han de responder al consenso
batida a lo largo de la historia de la mo- de las mayorías democráticas. Desde la
ral y lo sigue siendo. Así, en el pasado, moral, se afirma que la legalidad no dic-
15
ta lo que está bien o está mal, y dificil- el rechazo a la guerra y la objeción pro-
mente podemos esperar que las leyes re- fesional. En este último ámbito esta ob-
flejen una ética particular en cuestiones jeción se centra sobre todo en la prácti-
en las que la mayoría se opone. A me- ca del aborto y de la eutanasia activa, en
nudo se hacen leyes que intentan evitar los paíse donde se ha legalizado y tam-
males peores regulando determinadas bién en algunos ámbitos de investiga-
cuestiones que están sin regular. Pero, ción científica.
aunque se piense que las leyes deberían
prohibir todos los males, desde la moral
cristiana clásica se ha admitido que de- 3.4. La cooperación con el pecado
terminados males no se podían prohibir, La objeción de conciencia es la otra ca-
ya que ni con su prohibición se conse- ra de un tema muy importante dentro de
guiría erradicarlos2. la moral y, más aún, en un mundo tan
En nuestra sociedad, como ya hemos complejo como el actual: la coopera-
comentado, las leyes tienen que respe- ción con el pecado. El planteamiento
tar unos irrenunciables éticos consen- clásico intentaba responder a la pregun-
suados en torno a los derechos humanos ta de si se podía cooperar con el pecado
que se reflejan en las constituciones de del otro, entendiendo el pecado como
los estados. Se intenta, así, violentar lo una acción que supone claramente un
menos posible las éticas particulares pe- mal. Hoy el tema se ha complicado, da-
ro, aún así, se puede dar el caso de que do que muchas de nuestras acciones
la mayoría permita o promueva algo que concretas se dan en el marco de institu-
un grupo considera claramente como un ciones (empresas, hospitales, partidos
mal a evitar. Por este motivo, en algu- políticos, entidades no lucrativas...)
nos casos los países democráticos han donde trabajamos o colaboramos y don-
intentado abrir la posibilidad de la obje- de a menudo no llevamos nosotros la
ción de conciencia, cuando se prevé un iniciativa de estas acciones.
conflicto entre la ley y la conciencia de Esta cooperación puede comprome-
algunos individuos con determinadas ter nuestras convicciones personales, ya
convicciones. Entonces esta objeción que no es extraño que se produzca una
adquiere estatus legal. Existen muchas tensión entre la tolerancia sobre lo que
situaciones en las que ésta se puede hace el resto de compañeros de trabajo,
plantear: el aborto, la contracepción lo que nos obliga a hacer la empresa o
postcoital, la esterilización voluntaria, la institución y la fidelidad a la propia
la reproducción asistida, la eutanasia, la conciencia.
ayuda al suicidio, la alimentación for-
zada a personas en huelga de hambre, la
cooperación con la policía, la participa- 3.4.1. ¿Cuándo la cooperación está
ción con la pena de muerte, las transfu- permitida?
siones, las intervenciones de psicociru- El teorema clásico de la cooperación
gía... Pero donde ha entrado de manera nos decía que nunca era lícito cooperar
legal ha sido sobre todo en dos esferas: cuando compartíamos la intención pe-
16
caminosa del agente principal y nos cooperase, ¿se evitaría la acción? Y
mostrábamos de acuerdo. Pero se plan- también, ¿qué pasaría si nadie coopera-
teaba la duda cuando cooperábamos, ra? Este tipo de preguntas no son bala-
o ayudábamos, sin compartir la inten- dís. Hace falta un discernimiento sobre
ción del agente principal. Entonces se la cuestión y no dejarse arrastrar por la
ponían condiciones para permitir esta inercia de la cooperación, como si fue-
cooperación. se un hecho de por sí inevitable. Apare-
La primera es que la acción que yo cen a menudo los casos más extremos,
haga y que ayuda al otro sea en sí mis- pero, a pequeña escala, cada día coope-
ma buena o indiferente. Para poner un ramos en acciones que no son buenas.
ejemplo claro: barrer un laboratorio en A menudo la salida fácil al proble-
el que se haga investigación con armas ma de la cooperación es el dualismo, es
bacteriológicas es una acción en sí mis- decir, privatizar las convicciones cris-
ma buena o indiferente. tianas, y limitarlas al culto y al ámbito
La segunda condición plantea si ha- familiar, y en cambio públicamente
bía un motivo proporcionado para tal regirse por los criterios de la empresa o
cooperación, por ejemplo mi coopera- de la organización. En definitiva, una
ción era necesaria o no para que se lle- nueva versión del servir a dos señores
vara a término la mala acción, y también (Mt 6,24). Es evidente que la postura
si negarme a la cooperación podía traer más difícil es el discernimiento entre un
cooperar que no signifique una renuncia
consigo un mal aún más grave, es decir,
a aquello en lo que se cree, y el poner-
si cooperando evito males peores. La
se en contra a través de la objeción o la
moral clásica ya hablaba del mal menor
denuncia.
para evitar males mayores. Un ejemplo
del magisterio reciente: plantear si se Hay que recordar que, cuando no es-
puede cooperar en la elaboración de una tá reconocida, la objeción de conciencia
a las leyes de un estado o a determinadas
ley del aborto por parte de un diputado
normas morales de un grupo religioso
católico. Esta cooperación es aceptada
puede comportar una pena jurídica o, in-
si se muestra el rechazo claro al aborto,
cluso, el rechazo y la marginación en
y se coopera para atenuar la ley (Evan-
relación con el grupo al cual se perte-
gelium Vitae, 73). nece. Por este motivo, estos gestos que
rompen consensos, en algunos casos
3.4.2. ¿Cooperar u objetar? Ésta es pueden tener un valor profético de di-
la cuestión sentimiento que ayude a despertar en los
Hoy en día somos muchos los que esta- otros interrogantes sobre la ley. No se
mos trabajando en instituciones donde tendría que olvidar que el disentimien-
cooperamos en acciones que no son de to a menudo ha sido fuente de evolución
propia iniciativa. Esto obliga a hacerse moral.
constantemente una pregunta: ¿coopero Al tratarse de una decisión personal,
u objeto? Y si coopero, ¿por qué lo ha- no es fácil someter la objeción de con-
go? ¿Para evitar males mayores? Si no ciencia a juicio desde fuera, pero si
17
damos importancia a la libertad de con- por lo tanto, se tiene que facilitar que los
ciencia y a la misma pluralidad de nues- dos puedan ser ejercidos simultánea-
tra sociedad, entraría dentro de los de- mente.
rechos fundamentales. Esta manera de enfocar, que en prin-
Todo cristiano tiene derecho a seguir cipio parece fácil, tiene que ser cuida-
la propia conciencia, incluso cuando és- dosamente vigilada, ya que en la prácti-
ta comporte la excomunión3, siempre y ca el derecho se tiene que ejercer sin
cuando se haya seguido un preciso dis- presiones ni repercusiones profesiona-
cernimiento, que supone una conciencia les. Al afirmar el derecho a la objeción
que procura informarse y formarse. de conciencia, las instituciones públicas
Según la doctrina cristiana clásica, la han de velar para que este derecho no
conciencia cuando se equivoca no pier- sea motivo de discriminación laboral,
de su dignidad (Gaudium et Spes,16). pero al mismo tiempo, han de velar pa-
ra que la persona no deje de ser aten-
dida.
3.5. ¿Cuáles son los límites de la Pensemos, por ejemplo, en el caso
objeción de conciencia?
en el que el ejercicio del derecho pueda
Tendremos que responder desde dos poner en peligro bienes importantes de
ámbitos: el de la moral, ya sea o no cris- muchas personas. Imaginemos el caso
tiana, y el del derecho. de una epidemia altamente contagiosa
En la práctica jurídica de la mayoría que obligase a aplicar una cuarentena y
de países democráticos, la objeción de algunas personas se opusieran a esta
conciencia está legalmente poco reco- medida porque no creyeran en las teorí-
nocida. Sólo está reconocida la objeción as científicas occidentales sobre el ori-
al servicio militar en algunos países y la gen de las enfermedades. O un médico
objeción profesional médica para casos que apelara a la objeción de conciencia
muy conflictivos y extremos, como el para no intervenir en cirugía de poco
caso del aborto. Pero esto no evita que riesgo porque el paciente ha expresado
se pueda plantear en muchos ámbitos y que no acepta una transfusión sanguínea
situaciones, hecho que obliga a hacerse en caso de que ésta fuese necesaria. Así
la pregunta de si es un derecho que la podríamos entrar en otros muchos casos
sociedad tendría que limitar. o situaciones, sobretodo en un mundo
Por ejemplo, algunos piensan que en cada vez más plural donde apelar a este
una sociedad democrática no se puede derecho se puede convertir en una cons-
denegar un servicio, una acción que sea tante.
amparada por la ley, sobre todo cuando Al final, la legitimidad de la obje-
son prestaciones sanitarias públicas o ción de conciencia proviene del valor
subvencionadas con dinero público. que se da a la conciencia dentro de la
Este planteamiento parte del derecho moral cristiana, es decir, supone siem-
del usuario a pedir algo legal, pero este pre una valoración subjetiva de una ley
derecho se tiene que armonizar con el o de una orden emitida. Es posible que
derecho a la objeción de conciencia y, haya casos en los que sea más fácil, ya
18
que la orden o la ley viola un valor con- «ser más justos». Ha habido una cierta
siderado fundamental e incuestionable, evolución en nuestra sensibilidad ética
por ejemplo algunas disposiciones emi- respecto a algunas cuestiones.
tidas en regímenes políticos totalitarios. Nuevos retos, nuevas maneras de
Pero siempre se tiene que hacer un dis- hacer el mal mucho más sutiles, han
cernimiento preciso antes de objetar, ya obligado a ir afinando nuestras respues-
que una objeción podría esconder inte- tas. También ha sucedido que algunos
reses personales no confesados que no valores que estaban en nuestra tradición
estuvieran plenamente orientados a bus- han sido puestos de relieve de nuevo,
car la verdad de aquello que se cree que después de años de despreciarlos, a
es correcto en conciencia. través “de adversarios” nuestros. Por
ejemplo, la Revolución francesa, a pe-
sar de su carga anticlerical, nos recordó
3.6. Una ética animada por el valor de la libertad, la igualdad y la
el Espíritu fraternidad humanas. El “materialismo”
La comunidad cristiana se ha mantenido marxista nos ha recordado que la sa-
fiel al Espíritu de Jesús, y ha buscado cralización de la propiedad privada no
la manera más humanizadora de vivir a era un valor cristiano. Todo esto nos ten-
partir del ejemplo de los Evangelios. Es dría que haber hecho más humildes y
consciente que este Espíritu se ha hecho más abiertos a una búsqueda ética que
más presente a través de los diferentes vaya afinando una respuesta humani-
servicios que ha desplegado intentado zadora.
responder a los retos éticos que se le han La ética cristiana, a través de sus
ido planteando. grandes principios, se presenta como la
Algunos, de manera especial, han manera más humana de vivir la situa-
prestado el servicio del discernimiento ción actual, pero por este motivo tiene
ético. Es el caso del Magisterio del Pa- que estar atenta a caminar con toda la
pa, de los obispos, de los teólogos, de humanidad, como pide el Vaticano II, en
los santos y santas que proféticamente los textos que hemos leído al principio
han encarnado los valores del evangelio de este capítulo. También hay que estar
en sus vidas. Todo un camino de bús- atentos a la escucha de otras tradiciones,
queda en el que determinados valores se ya que tenemos conciencia de que a lo
han ido afinando y, en cambio, otros se largo de la historia, el Espíritu ha ha-
han diluido o han pasado por momentos blado desde ellas y que nuestra ética es
oscuros. Hemos aprendido a ser más hu- específica pero no exclusiva, y es tam-
manos, a entender qué quiere decir «no bién esto lo que la hace plenamente hu-
matar», qué quiere decir «no robar», manizadora.

19
3. NUEVAS COORDENADAS PARA UNA NUEVA
SITUACIÓN

En nuestra época y en algunos países, el cristianismo puede volver a


caer en dos tentaciones típicas de todo colectivo o comunidad que se
siente minoría dentro de una sociedad plural. Nos hacen falta unas
nuevas coordenadas para una nueva situación.

1. ALGUNAS TENTACIONES A EVITAR

1.1. La tentación de replegarse queda ética ante las nuevas situaciones.


Al sentirnos minoría, no comprendidos Y no sólo olvidándola sino poniéndola
por los demás e incluso “atacados” (en bajo sospecha, tildando de poco fiel a
un sentido suave, ya que en las socieda- aquellos que intentan una búsqueda o un
des democráticas hay libertad religio- diálogo éticos con otras tradiciones pre-
sa), surge la tentación de encerrarnos y sentes en nuestra sociedad.
replegarnos dentro de nuestra comuni- Ante esta actitud, que a menudo es
dad, acentuando así nuestra identidad en “reactiva o defensiva”, podríamos re-
oposición a los demás. En el ámbito éti- cordar que no debemos tener miedo a
co consistiría en reforzar nuestras con- ser minoría mientras ésta sea significa-
vicciones tradicionales, haciéndolas tiva. Ser sal de la tierra o levadura en
más homogéneas y olvidando la bús- medio de la masa, son imágenes que uti-
20
liza el mismo evangelio escrito en una pacio, recelan en cambio de cualquier
situación de minoría. La tentación de forma de presencia pública. A veces, en
pedir un espacio propio que sea respe- sociedades que han vivido una fuerte in-
tado, a cambio de no salir de este espa- fluencia de la Iglesia, se pasa a una si-
cio, parece una actitud poco fiel a un tuación en la cual, sin decirlo claramen-
Jesús que se abrió hacia los demás. te, se ponen obstáculos a esta presencia
Curiosamente, en una sociedad plural en contraste con la de otros movimien-
esto puede ser bien visto en cuanto a pri- tos sociales de la sociedad civil4.
vatización de aquello que es comunita- El problema de fondo no es, pues, la
rio o propio, una cierta “guetización” presencia, elemento irrenunciable del
que permita cultivar privadamente los ADN cristiano, sino la forma que adop-
valores propios. Esta actitud también ta esta necesaria presencia, ya que mu-
podría denotar una comprensión del chas veces entra en contradicción con
Espíritu de Jesús habitando de manera valores fundamentales de la ética cris-
exclusiva en el interior de la comunidad tiana. Recordemos que la ética cristiana
cristiana. siempre ha afirmado que el fin (una fi-
nalidad buena), por ejemplo, conseguir
que una ley prohíba esto que considera-
1.2. La tentación de la cristiandad mos un mal, no justifica el uso de de-
Otra actitud sería añorar una cierta si- terminados medios que no sean buenos.
tuación parecida a la de cristiandad: as- A veces, algunos representantes de la
pirar a un poder real (político y social) Iglesia utilizan los mismos medios que
que permitiera influir más en la socie- emplean los políticos sin mirar el carác-
dad. Así pues, lo que haría falta sería lo- ter ético de esta utilización. Sería nece-
grar áreas de poder a través de partidos, sario que analizáramos con precisión
fundaciones o lobbies. Hay que analizar que no todo vale y que no todo medio,
con precisión esta segunda situación, ya aunque sea eficaz y aceptado por mu-
que puede llevar a engaño. chos, encaja con la manera de hacer y el
Ciertamente el cristianismo aspira a estilo del Jesús del evangelio.
una presencia pública y esta aspiración Que otros lo hagan no es una razón
emana de una ética que imagina el mun- de peso. Recordemos que la radicalidad
do como un lugar más justo, con rela- de un mensaje como el de Jesús, que ex-
ciones más fraternas entre las personas horta a poner la otra mejilla, supone una
y con una igualdad de oportunidades lógica diferente que hay que interpretar
creciente. Hablar de privatización de la para saber cómo aplicarla y que va más
fe y la ética cristianas es en muchos sen- en la línea política y social de un
tidos un sinsentido. Se equivoca, pues, Gandhi. Por este motivo, nos hemos de
quien quiere reducir la ética al ámbito preguntar qué debemos hacer como co-
de las relaciones personales, familiares munidad de seguidores de Jesús en
o a la sexualidad. Así como algunas so- nuestras sociedades actuales y cuál es la
ciedades plurales aceptan fácilmente la presencia pública a la que podemos as-
reclusión de la Iglesia dentro de su es- pirar.
21
2. NUEVAS COORDENADAS

2.1. No renunciar a la tarea no nos permite desarrollar una actitud


profética basada en la interdependencia entre to-
dos los seres. Todos nos relacionamos y
Y no renunciar sobre todo ahora, que
nuestra vida depende en gran medida de
nuestro mundo necesita urgentemente
los demás. Por desgracia no hemos
de más y más humanización. Existen
aprendido a vivir aquello que somos co-
grandes problemas en los que tenemos
mo don para los demás. Cuando nos re-
mucho que decir, aunque su solución
lacionamos con los demás los tratamos
pase no sólo por nosotros sino por toda
a menudo como simples objetos, y no
la humanidad. Por ejemplo: la pobreza
sólo lo hacemos con los animales y las
en el mundo, la falta de una distribución
plantas sino también con nuestros her-
justa de los recursos escasos, el cambio manos y hermanas de especie. Así no
climático, la escasez de fuentes energé- asumimos aquello que piensan, aquello
ticas y de agua... No debemos que tener que sienten, aquello que sufren como
miedo a denunciar las injusticias. Para propio, sino que nos relacionamos co-
ser creíbles, sólo deberíamos tener pre- mo si fuesen objetos que observamos,
sente dos aspectos. En primer lugar, la manipulamos pero que no nos obligan
denuncia nos lleva a un compromiso pa- (ob-ligare) a nada. Tenemos interioriza-
ra encontrar soluciones: un compromi- do que el «yo» no tiene otra necesidad
so como comunidad y dentro de nuestra que uno mismo para vivir, y si necesita
comunidad. En segundo lugar, nuestras de los demás tiende a tratarlos como ob-
denuncias serán creíbles si medimos to- jetos, o al menos siempre en función de
das las cuestiones con la misma vara de uno mismo.
medir, es decir, siendo igual de riguro-
Esta manera de aproximarnos a
sos o de comprensivos en todos los ca-
aquello que no soy «yo» se da en diver-
sos. sos ámbitos: en el epistemológico, a la
hora de conocer la realidad, en el ámbi-
2.2. La lógica de Jesús: to de la relación social y en la economía.
la interdependencia Hemos creado una economía que tiene
un carácter antropocéntrico, sólo cen-
Nuestra ética, es decir, nuestros valores, trada en la especie humana, consideran-
pueden aportar a los hombres y a las do el entorno en función de ésta y basa-
mujeres de buena voluntad una lógica da en el principio erróneo de anteponer
diferente para hacer frente a los retos nuestro beneficio al de los demás como
éticos: la lógica derivada del estilo de si fuésemos realidades independientes.
Jesús. Seguimos pensando y aplicando la fá-
Nuestro ambiente cultural potencia bula de las abejas de Mendeville, que
el pensar primero en nosotros mismos y afirma que el pensamiento en beneficio
22
propio comporta a la larga el bien social guntarnos, ¿por qué oponemos resisten-
para todos. cia al cambio y por qué somos cómpli-
Quizás habría que empezar a rela- ces con tanta facilidad?
cionarnos desde la interdependencia, y Para algunos, o bien el problema se
así captar que el bien individual y el bien irá resolviendo lentamente a través de la
colectivo son inseparables y darnos sensibilización mediante la educación
cuenta de que este error ya comporta de las nuevas generaciones, o bien ten-
que tres cuartas partes de la humanidad drá que acontecer algún desastre de di-
sufra y que la flora y la fauna sufran has- mensiones alarmantes que nos haga
ta límites insospechados. Esta concien- plantear el problema en términos de pu-
cia de la interdependencia comporta una ra supervivencia global, que nos mueva
ética de la compasión universal que pro- a una solidaridad más grande y a estar
mueve que todos los seres vivos puedan dispuestos a sacrificar comodidades y
vivir. Sólo la especie humana puede pautas de consumo. Una situación pare-
captar esta responsabilidad, y por ello cida a la que se produce en una econo-
nos debemos comportar como si fuéra- mía de guerra. Esta última constatación
mos la conciencia del planeta. Esto só- puede parecer pesimista, pero si se echa
lo será posible si somos capaces de dar una mirada histórica al siglo XX, pode-
una respuesta compasiva en el seno de mos ver que las grandes declaraciones
nuestra especie y hacia el resto de seres, éticas han sido motivadas y elaboradas
uniendo el destino común de todos y to- después de situaciones inhumanas.
das con el destino de toda la biosfera. Recordemos la propia Declaración
Esta interdependencia también la ex- Universal de los Derechos Humanos de
presamos como comunión entre todos la ONU (1947) posterior a la segunda
los seres, y nos lleva a atender a aque- guerra mundial, o las declaraciones so-
llos más débiles y a cuidarlos como si bre experimentación con humanos pos-
de nosotros mismos se tratara, porque su teriores al nazismo.
sufrimiento nos afecta. Si lo ponemos
en práctica, nos daremos cuenta de que
el problema ecológico, en sentido am- 2.3. Vivir más que hablar de
plio, es de hecho un problema de justi- valores
cia planetaria. En el interior de nuestras comunidades
Esta interiorización del valor de la cristianas, hay que vivir en plenitud los
interdependencia que nos lleva a la valores cristianos. Ésta es la única ma-
compasión no es fácil, ya que se opone nera de mostrar que son plenamente hu-
a los valores predominantes en nuestra manos y que es posible llevarlos a la
cultura. Hay que ir sensibilizando a las práctica. Nuestras vidas tendrían que
personas de que son las únicas que pue- encarnar estos valores y ser así ejemplo
den ir presionando a aquellos “poderes” para el resto de hombres y mujeres del
del planeta que oponen resistencia a los planeta. No se trata tanto de hablar sino
cambios y que a menudo encuentran en de que hable nuestro estilo de vida atrac-
nosotros aliados conservadores. Y pre- tivo y plenamente humanizador. Jesús
23
atrajo a mucha gente a su manera de vi- cias en las cuales se llevan a cabo diá-
vir, de relacionarse, de no tener prejui- logos para la búsqueda de principios éti-
cios, de acercarse a los marginados de cos compartidos, y en estos diálogos
su sociedad, de interpretar la Escritura. nuestra aportación podría ser, en primer
Hoy precisamente más que palabras ha- lugar, la manera cómo entendemos el
cen falta vidas que muestren aquello mismo diálogo.
que hacen y aquello que viven sin gran-
des discursos. 2.4.1. Dimensión religiosa del diálogo
Ciertamente tenemos que ser conscien-
2.4. Junto con otros, en diálogo tes de que muchas veces los cristianos
no hemos dialogado y hemos querido
Hay que permanecer abiertos y atentos
imponer nuestras ideas, nuestras creen-
a las diferentes sensibilidades que se
cias al resto de hombres y mujeres. Por
dan dentro de nuestra sociedad y que
eso, hay que hablar desde la humildad
también aspiran a hacer más humano
este mundo (movimientos de volunta- de quien está en búsqueda.
riado, movimientos sociales, ONG...). En segundo, lugar también para de-
Unirnos a todos los hombres y mujeres senmascarar a personas que siendo cris-
de buena voluntad para encontrar solu- tianas no valoran el diálogo o no lo en-
ciones a los problemas globales. Noso- cuentran necesario. Creemos que el
tros lo haremos desde el Espíritu explí- diálogo no puede permanecer sólo co-
cito de Jesús, que será nuestra fuerza y mo un término secular, ya que todo tie-
motivación. Los demás lo harán por ne una dimensión religiosa que hay que
otros motivos o será quizás el mismo conocer como cristianos. Recordemos
Espíritu quien también los impulse. unas palabras de la Encíclica Ecclesiam
Los caminos de colaboración son Suam de Pablo VI:
muchos. Algunos pasan por las peque- A este impulso interior de caridad
ñas acciones de carácter más local; otros que tiende a hacerse don exterior de
suponen la participación en proyectos caridad, nosotros daremos el nom-
de éticas globales que aspiran al con- bre, hoy ya común, de ‘diálogo’
senso para encontrar unos mínimos hu- [n. 76].
manizadores válidos para toda tradición
ética, y que puedan ser ofrecidos como Estas palabras nos tendrían que in-
principios orientadores de las legisla- terpelar profundamente a los cristianos,
ciones tanto a nivel estatal como mun- ya que nos indican que la caridad, el
dial. Participar en estos consensos sería amor, como don de Dios a los hombres,
una forma práctica a través de la cual recibe el nombre de diálogo cuando se
nuestra sensibilidad y tradición ética se- abre a los demás. Dialogar, en definiti-
ría escuchada y podría tener una cierta va, es la forma de querer a los demás.
eficacia histórica, aunque no fuera re- El diálogo tendría que estar presidi-
cogida en su totalidad. En la práctica, do por el deseo de los interlocutores de
esto supone abrirnos a aquellas instan- presentarse ante el otro tal y como se es:
24
con su existencia, experiencia y conoci- Desde esta perspectiva, el cristiano
miento. La palabra que uno emite se co- entra en el diálogo consciente de no
loca junto con la del otro desde la igual- poseer la verdad en su plenitud, siendo
dad. Las dos palabras que se encuentran consciente de que hay que salir de uno
tienen que perseguir la búsqueda de la mismo y de que por tanto es necesario
verdad a través del análisis objetivo del un cierto aprendizaje. Solamente desde
problema. Por lo que los dos interlocu- el diálogo se aprende a querer al pró-
tores tienen que ser sinceros ante sí mis- jimo. Los miedos, que se tienen, a la
mos, conocer el ingrediente subjetivo de hora de entrar en diálogo, son miedos a
su palabra y aceptar que la verdad irá perder nuestras seguridades, aquellas
surgiendo en un proceso de convergen- que vivimos en el seno de nuestra cul-
cia entre las dos palabras. Converger no tura eclesial construida en base a opi-
significa dominar sino irse acercando a niones inamovibles. Hay que hacer co-
la verdad, cediendo cada uno a partir de mo Abraham y abandonar la propia
sus posiciones iniciales. seguridad para ir hacia tierra extranjera.

2.4.2. Escuchar y salir de uno mismo 2.4.3. Diálogo, confianza, perdón


De algún modo el primer paso para una El cristiano está llamado a iniciar el diá-
convergencia se encuentra en la capaci- logo, con estas cualidades que hemos
dad de escuchar, de comprender desde enumerado, aunque su interlocutor
el otro5. La escucha significa querer es- empiece desde una posición de dominio
tar en comunión con él, acoger sus pa- o de manipulación. Hay que entrar des-
labras tal como son, sin manipularlas de el amor, capaz de ofrecer al prójimo
desde como yo quisiera que fueran. una confianza que le permita aflojar sus
Esta capacidad de escucha, de que- mecanismos de defensa y así entrar en
rer entrar en convergencia hacia la ver- un diálogo fluido. La autoridad del diá-
dad, tiene que estar presidida por el logo es, en palabras de la Encíclica
amor hacia el prójimo. Amar la diferen- Ecclesiam Suam:
cia es estar dispuesto a dar la vida por
Intrínseca por la verdad que expone,
quien la defiende. Este diálogo será la
por la caridad que difunde, por el
forma de querer al prójimo, ver en el
ejemplo que propone [n. 95].
prójimo un hermano y no un enemigo
que me puede hacer daño. Aprender a El diálogo entre Dios y los hombres
dialogar es aprender a apreciar la dife- y mujeres ha estado marcado por su
rencia como fuente de enriquecimiento, deseo de iniciarlo y mantenerlo y por las
de crecimiento en el proceso de la bús- infidelidades y la falta de perseverancia
queda de la verdad. por nuestra parte. En otras palabras, por
Entrar en este diálogo es entrar en haber creado un nuevo marco de rela-
una lógica de comunión opuesta a la ló- ción basado en el perdón.
gica de la posesión, donde las relaciones Los cristianos tendríamos que tener
humanas serán libres y liberalizadoras. siempre presente esto y ponerlo en jue-
25
go a la hora de dialogar: una actitud de tucional o terrorista por alguna o por las
perdonar al prójimo, a pesar del mal que dos partes, el proceso reconciliador que
nos haya podido causar; una actitud de tiene que acabar en el perdón por parte
arrepentimiento por aquello que por de los cristianos necesita poner luz a los
nuestra parte haya ayudado a generar o hechos, puesto que no se pueden escon-
a perpetuar conflictos. der tantas muertes ni tanta represión sin
En nuestra sociedad pluralista tene- que esto tenga efectos muy profundos.
mos que mostrarnos como agentes re- Antes de poder perdonar, las víctimas
conciliadores, capaces de perdonar y necesitan justicia, necesitan saber la
romper así el círculo infernal de violen- verdad sobre aquello que pasó, necesi-
cia. Jesús, de manera utópica para mu- tan, en definitiva, ser reconocidas como
chos, dijo que tenemos que querer al víctimas. Así ha sucedido o debería de
enemigo, que tenemos que poner la otra haber sucedido, por ejemplo, en el caso
mejilla... y, si no, recordemos su propia de muchas dictaduras latinoamericanas,
muerte en la cruz. Se trata de una acti- en el caso del apartheid sudafricano y
tud ciertamente profética que se opone en muchas otras situaciones. La verdad
a la inevitabilidad de los círculos perpe- sobre el conflicto tiene que ayudar a so-
tuadores de violencia. Muchos cristia- lucionarlo.
nos que han vivido en situaciones de
violencia generalizada han podido ex-
perimentar este camino. 2.5. Especialmente con las otras
tradiciones religiosas
Alguien puede pensar que esto sólo
es utopía, ¿pero no es en el fondo una Las ricas tradiciones éticas religiosas
actitud más realista que dejarse llevar tendrían que mostrar a todo el mundo, a
por el círculo sin fin de la violencia? Si través de un diálogo ético, sus coinci-
alguien no da un primer paso, incluso dencias, que son muchas, y así mostrar
con riesgo de la propia vida, la espiral que las religiones pueden ser un factor
de violencia no hará más que crecer y humanizador dentro de nuestras socie-
alimentarse. La complejidad de las si- dades. Un ejemplo de esto sería la
tuaciones requieren largos procesos de Declaración de una Ética Mundial he-
diálogo y de consenso, pero los prime- cha por el Parlamento Mundial de las
ros pasos corresponden siempre a los Religiones (1993).
profetas, a los rechazados y a los in- Sería bueno que las grandes tradi-
comprendidos, que son capaces de abrir ciones religiosas dialogasen para poner-
vías de reconciliación y amor entre par- se de acuerdo a la hora de afrontar los
tes enfrentadas. Los cristianos tendrían grandes retos de la humanidad huyendo
que ser capaces de dar estos pasos sin de particularismos y no dejándose ma-
miedo. nipular por los intereses políticos de los
En todo lo que he intentado expresar países en los cuales están arraigadas.
hasta ahora, no niego el hecho de que en Uno de los primeros entendimientos
las situaciones de injusticia generaliza- tendría que ser conseguir la solución pa-
da, en las que ha habido violencia insti- cífica de los conflictos en los cuales in-
26
terviene el elemento religioso, ya que las que el bien se potencie. De un modo
estos conflictos están dificultando el parecido a cuando se habla de estructu-
desarrollo de muchos países pobres. Se ras de pecado social, que potencian la
hace necesario en especial el diálogo en- injusticia y la multiplican, se puede ha-
tre el cristianismo y el islam y entre el blar en sentido positivo de estructuras
hinduismo y el islam. de bien, que favorecen que se haga el
Un segundo entendimiento tendría bien.
que partir del respeto de las grandes
tradiciones hacia a la Creación, hacer
un frente común para abordar el pro- 2.7. Dar la vida
blema ecológico que está afectando Nuestra ética del seguimiento de Jesús
mucho más a los países pobres y en nos tiene que conducir a una motiva-
desarrollo. Y este problema mostrarlo ción profunda de dar la vida por los de-
como intrínsecamente ligado al pro- más sabiendo que las fuerzas que se
blema mundial de la distribución de re- oponen a los proyectos de comunión
cursos, como un problema de justicia humana son muy fuertes y que a menu-
planetaria. do utilizan la violencia o el engaño ge-
neralizado. No tenemos que ser inge-
nuos, pero nuestra fe nos asegura que el
2.6. Aceptar nuestra kenosis
mal no tiene la última palabra y que la
En otras palabras: ser “levadura” dentro eficacia del amor y de la no violencia
del mundo plural. No añorar formas de es lenta pero va cautivando los corazo-
poder no equivale a claudicar ante lo nes humanos, incluso los más endure-
que apreciamos como inhumano. Como cidos, ya que todo ser humano es hijo o
ya hemos dicho, tendríamos que hacer hija de Dios y nada le puede hacer ol-
una tarea profética de anunciar y de- vidar la chispa del Espíritu que hay en
nunciar a través de nuestra vida y nues- él o en ella.
tra comunidad el carácter alternativo de A menudo podemos tener tentacio-
nuestros valores alternativos. «No po- nes de vías rápidas para conseguir nues-
der más» nos conduce a luchar desde el tros fines haciendo uso también de la
«no poder». También es importante que violencia o de la manipulación. De es-
no nos centremos sólo en discursos ex- to no quedamos exentos ni los cristia-
cesivamente pesimistas de denuncia si- nos individualmente ni la Iglesia como
no que hay que anunciar y vivir plena- institución en constante camino de con-
mente los valores que proclamamos. versión. Este hecho nos ha de hacer es-
La esperanza está escondida en los tar en permanente discernimiento para
pequeños cambios, aquellos que, como afinar nuestras afirmaciones éticas, y li-
hemos dicho, afectan a nuestra manera berarlas así de consideraciones egoís-
de interrelacionarnos los humanos y de tas. Tenemos que ser conscientes de que
relacionarnos con la naturaleza. Y estos en nuestra historia hay equivocaciones,
cambios pueden generar estructuras en y de que a menudo hemos empleado el
27
poder para imponer convicciones éti- huérfanos que encontramos en el juda-
cas. ísmo; la igualdad que hay en la crítica
Este hecho nos hace más humildes al sistema de castas de la India hecho
en la búsqueda de las maneras más hu- por Buda; el pacifismo radical del mis-
manas de vivir cuando intentamos apli- mo Jesús o de Buda; las contribuciones
car nuestros grandes principios a nuevas al derecho Internacional de la Escuela
situaciones a menudo complejas. de Salamanca, de H. Grotius...
Los últimos años, los países euro-
peos han vivido una inmigración que
2.8. Pedir la palabra los ha enriquecido con gente proceden-
Nos hace falta pedir a nuestra sociedad te de culturas diferentes, que también
plural que podamos tener “voz” como tienen su tradición ética y, por lo tanto,
el resto de voces, sin privilegios pero es necesario que este hecho sea valo-
también sin exclusiones. Una sociedad rado por una sociedad receptora a me-
plenamente laica y no laicista. En algu- nudo excesivamente laicista y poco
nos países parece que las éticas religio- preparada para hacerlo. De la misma
sas son menospreciadas cuando, desde manera, las propias religiones tendrían
hace miles de años, las tradiciones reli- que ser conscientes y pedir perdón por
giosas siempre han tenido una palabra no haber sido fieles a su propia tradi-
ética que ha hecho progresar nuestras ción, habiendo defendido algunas prác-
sociedades. ticas inadecuadas, fruto de intereses
Sería importante que los países de propios o de haberse aliado con el po-
tradición occidental fueran conscientes der político o económico.
de que su cultura y sus apreciaciones Países de otras tradiciones (hinduis-
éticas son impensables sin una referen- ta, islámica) han sufrido menos la secu-
cia al papel de la ética cristiana. larización y en ellos estas tradiciones
La Declaración de Derechos Hu- son apreciadas. No todos estos países
manos de la ONU recoge la tradición tienen gobiernos democráticos (en el
ética judeocristiana junto a la de otras sentido más amplio de la palabra, en los
tradiciones. No se puede entender el cuales el pueblo participa y se da voz a
progreso ético de la humanidad sin re- las minorías culturales y religiosas) y su
ferencia a estas grandes tradiciones re- problema todavía es una excesiva iden-
ligiosas, de tal manera que se hace un tificación del poder político con el re-
mal favor a las nuevas generaciones ligioso, con los problemas que esto
cuando se les priva tanto de su conoci- comporta. Situaciones, por otro lado,
miento como de sus aportaciones éticas parecidas a lo que se daba en el perío-
a la humanidad. Sería muy largo enu- do de la denominada cristiandad en los
merar estas contribuciones. Para poner países occidentales.
tan sólo algunos ejemplos: la sensibili- Este dato no ha de servir de excusa
dad hacia los pobres, las viudas y los para un enfoque europeo y democrá-

28
tico que tome en consideración las siempre han cultivado esta dimensión
aportaciones éticas de estas tradicio- de la persona.
nes.
2.10. Reivindicar el derecho a la
2.9. El necesario cultivo de la objeción de conciencia
espiritualidad
Reivindicarlo para que sea reconocido
Hay que pedir que nuestras sociedades dentro de las constituciones de los esta-
secularizadas no olviden el cultivo de la dos. La concreción sobre qué temas in-
espiritualidad, como dimensión humana cluir dentro de este derecho puede no re-
necesaria para salir de una espiral de sultar fácil, pero el respeto a este
materialismo que no está llevando pre- derecho muestra la madurez de una so-
cisamente a un mundo más humano y ciedad plural y democrática, que admi-
más justo. Sin querer tener la exclusivi- te el respeto a la diversidad ideológica
dad, las grandes tradiciones religiosas y moral.

Por último, como cristianos tenemos un largo camino que se nos abre, un reto que
se nos brinda, el convencimiento de que tenemos algo valioso que ofrecer. Y una
llamada a caminar con otros colectivos de la sociedad que lucha por un mundo
nuevo, más humano y más justo.

29
NOTAS

1. Para ser justos, sin embargo, tenemos que decir 3. Así lo expresa santo Tomás en De Verit. 17, a.4,
que esta dimensión ética no era la que más ad 4.
controversia generó. Las grandes divisiones 4. Para una profundización en este tema, el libro de
fueron fruto de la profundización en el miste- J.I. GONZÁLEZ FAUS y Javier VITORIA, Pre-
rio de Jesús y en el ensayo de formulaciones sencia pública de la Iglesia. ¿Fermento de
dogmáticas que reflejasen la experiencia de fe fraternidad o camisa de fuerza?, Barcelona,
de la comunidad, y muy secundariamente por Cristianisme i Justícia, 2009.
razón de discrepancias éticas. 5. «La confianza, tanto en el valor de la propia
2. Véanse si no los textos de san Agustín y de santo palabra como en la disposición para acogerla
Tomás referentes a la prostitución, S.Th, I-II, por parte del interlocutor». A Ecclesiam Suam,
q. 96.a.2 ad2, ad3. 96.

30
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

1. Cómo mantener la identidad de lo que somos y a la vez abrirnos a un mensaje


universal, en el mundo actual.
— A veces se produce tensión entre la tolerancia y la fidelidad a la propia conciencia
(p. 16). Describe momentos en que ser lo que eres conlleva el peligro de cerrarte a
lo que son los otros.
— ¿Cuáles son los caminos que nos acercan a no claudicar y, a la vez, a no conde-
nar?

2. Cómo ser tolerante y hacer frente a lo intolerable. Señala los pasos que se han
ido dando en este tema.
— ¿Todo es tolerable? ¿Todo vale?
— ¿Crees que esto es importante para la educación de los jóvenes?

3. La diferencia entre despenalización y legalización. ¿Lo tenemos claro? (p. 13)


— ¿En qué casos se puede hacer objeción de conciencia?
— ¿Qué es para ti cooperar? ¿Cuándo está permitido?
— ¿Qué es para ti objetar? ¿Cuáles son los límites?
— Reflexionemos sobre el párrafo:
«Algunos piensan que en una sociedad democrática no se puede denegar un ser-
vicio, una acción que sea amparada por la ley.»
¿Puedes compartir tu postura sobre lo que dice este texto y los porqués de ella?

4. Estamos en una nueva sociedad plural y podemos caer en tentaciones viejas


que impiden la novedad y el compromiso.
— ¿Crees que podemos tener el peligro de sentirnos “atacados”?
— ¿Crees que podemos tener la tentación de volver a “las trincheras”?

5. El cuaderno propone caminos nuevos. Pon algunos ejemplos y comparte las


ideas que te parece que son realizables y que ayudan a cambiar el estilo de
vivir.
— ¿Qué movimientos nuevos dan solidez y futuro a la ética cristiana?

6. ¿A quién recomendarías este cuaderno?¿Por qué?

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