Diana Farías Sánchez. Tercero de Letras.

Derek Walcott fue un poeta santalucense cuya obra más reconocida es su

poema épico Omeros (1990). Sus textos, por lo general, se hallan sumamente
conexos a los simbolismos y presentan una estrecha relación con la cultura
caribeña. En ellos expresa las costumbres y tensiones que doman la historia de
un territorio colonizado. Sus obras manifiestan una gran exuberancia verbal y
conceptual que logra armonizar a la perfección el arte con su identidad
caribeña.

Es, precisamente, su poema Omeros uno de los que mejor evidencia su

compromiso con su región caribeña. El poema se desdobla mayormente en
una travesía por el mar Caribe y una estancia en Santa Lucía, pero también
hace alusión a otros espacios como es el caso de Massachusetts, África,
Canadá. Londres, etc.

Desde comienzos del poema se hace mención al tan reconocido sol caribeño,
al mar e incluso al ron blanco típico de esta región: Levanto el hacha y ruego
tener la fuerza en mis manos para herir el primer cedro. El roció llenaba mis
ojos, pero disparo otro ron blanco. Entonces avanzarnos (Walcatt,1990 ,p10).

Las menciones a la característica naturaleza caribeña son constantes. Así

puede evidenciarse en sus narraciones sobre las montañas, los ríos, la arena,
inclusive una iguana:

“las anguilas firman sus nombres a lo largo de la clara arena del fondo, cuando
el sol naciente ilumina la memoria del río y olas de enormes helechos mueven
sus cabezas asintiendo al sonido del mar. Aunque el humo olvida la tierra de la
que asciende, y las ortigas custodian los hoyos donde fueron asesinados los
laureles, una iguana oye las hachas, nublando cada lente” (Walcott, 1990, p11).

En mi opinión, estos relatos van in crescendo su correlación con nuestra tierra,

pues se hacen insinuaciones, nuevamente, a la fauna y flora caribeña mediante
la presentación de las pasturas de bananas, la isla que alzaba sus cuernos, el
sol naciente que caía en gotas en sus valles (Walcott, 1990, p.11).
De esta forma nuestro poeta logra llevar su identidad caribeña a uno de
nuestros más grandes clásicos, alzando de esa forma sus orígenes a lo más
alto de su carrera.