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COLOMBIA Y EL IMPERIALISMO CONTEMPORÁNEO

UN ESLABÓN GEOESTRATÉGICO DE LOS ESTADOS UNIDOS


RENÁN VEGA CANTOR. Historiador. Profesor titular de la Universidad
Pedagógica Nacional de Bogotá, Colombia. Doctor de la Universidad
de París VIII. Diplomado de la Universidad de París l; en Historia de
América Latina. Autor y compilador de los libros Marx y el siglo XXI (2
volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 1998-1999; El Caos
Planetario, Ediciones Herramienta, 1999; Gente muy Rebelde (4 volúme-
nes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 2002; Neoliberalismo: mito y
realidad. Entre sus últimos trabajos podemos mencionar: Lqs economistas
neoliberales, nuevos criminales de guerra: El genocidio económico y social del
capitalismo contemporáneo (2010). La República Bolivariana de Venezuela
le entregó en 2008 el Premio Libertador por su obra Un mundo incierto,
un mundo para aprender y enseñar. Dirige la revista CEPA (Centro Estraté-
gico de Pensamiento Alternativo). Es integrante del Consejo Asesor de
la Revista Herramienta, en la qtie ha publicado varios de sus trabajos.

FELIPE MARTÍN NOVOA. Antropólogo de la Universidad Nacional de


Colombia. Desde hace más de una década participa en procesos en
educación, comunicación y organización propia con comunidades indí-
genas del suroccidente colombiano. Investiga sobre las estrategias de
privatización del territorio en el marco del imperialismo, como crítica
1
a los procesos neocoloniales en los países de Suramérica. Colabora en
la planeación y construcción de la Escuela de Comunicación Propia del
Putumayo.
COLOMBIA Y EL IMPERIALISMO CONTEMPORÁNEO
UN ESLABÓN GEOESTRATÉGICO DE LOS ESTADOS UNIDOS

Renán Vega Cantor y Felipe Martín Novoa

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: colección :
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. latinoamericano .
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sur

[t1
una editorial latinoamericana
Derechos© 2014 Renán Vega Cantor y Felipe Martín Novoa
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ISBN: 978-1-925019-37-7

Primera edición 2014


Segunda impresión 2014
Impreso en Asia Pacific Offset Ud., China

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A la memoria de Verónica Natalia Velázquez Ramírez, Soren Ulises
Avilés Ángeles, Juan González del Castillo y Fernando Franco
Delgado, jóvenes estudiantes de México, quienes fueron asesinados
por el Estado terrorista de Colombia en la lúgubre madrugada
del primero de marzo de 2008, en un cobarde ataque aéreo
en Sucumbías, Ecuador, realizado desde aviones que partieron
de una base militar de los Estados Unidos.
Índice

Presentación

América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 5


Los Estados Unidos y la guerra mundial por los recursos 6
Importancia estratégica de América Latina 14
Imperialismo, guerra y libre comercio 19
Libre comercio , 20
Guerra 25
Integración entre el libre comercio y la guerra 27
Guerra y libre comercio: el ejemplo colombiano 32

~E:l~<::,LJ~~JJto históriqo de las relaciones entre la oligarquía


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de Colombia y los--. Estados


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Unidos 39
En el corto plazo: Plan Colombia 40
el mediano plazo: el período de la Guerra Fría 45
En el largo plazo: del Tratado de 1846
sobre Panamá a la Segunda Guerra Mundial 50

La estrategia militar de los Estados Unidos


después de la Guerra Fría 65
Puño de hierro para imponer el neoliberalismo 66
itlos Estados Unidos y la guerra irregular 73
Una red de terror que aprisiona a la humanidad 78
Dominación de espectro completo 86
Colombia: un portaaviones terrestre
de los Estados Unidos 91
«Acuerdo» militar de octubre de 2009
entre Colombia y los Estados Unidos 92
Otras «bases secretas» en Colombia 113
Fuerzas de Tarea Conjunta 114
Radares de Vigilancia 116
Locación para Operaciones de Avanzada (FOL) 118
Algunas razones que explican la firma
del «Acuerdo Militar» 122
El petróleo de Venezuela y otros bienes
naturales de la región 122
Destruir los proyectos de unidad regional
en nuestra América 125
Saboteo a los procesos que se oponen
al Consenso de Washington 128

Colombia, eslabón esencial de la estrategia


militar de los Estados Unidos 133
Estrategia militar de los Estados Unidos
en América Latina 134
La reactivación de la IV Flota 138
«Nuevos» golpes de Estado: el síndrome
de Honduras 139
Intervención militar con careta humanitaria en Haití 142
Bases en Panamá e intervención «consentida»
en Costa Rica 149
Guerra de «cuarta generación» contra Venezuela 155

Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo


territorial: la otra cara de la recolonización imperialista 165
Los «puntos calientes» y el bionegocio
de la «conservación» 166
El negocio de las semillas 173
Apropiación y mercantilización de la biodiversidad 177
Tres modelos de despojo, asociados
al capital transnacional 179
Primer modelo: privatización de la selva
y mercantilización de los saberes ancestrales.
El caso del Corredor Biológico
de la Selva Amazónica 180
Corredor de transición Andino-Amazónico 182
Proyecto Trinacional de Conservación Cuyabeno,
Gueppi, La Paya 183
Mapeo cultural de la Amazonía:
eje de la dominación de espectro completo 186
Parques para la paz: estrategia de guerra
de la Unión Internacional de Conservación
de la Naturaleza (UICN) 189
Segundo modelo: despojo territorial para
sembrar cultivos de exportación.
El caso del «renacimiento destructivo»
de la Orinoquía 192
Orinoquía, la última frontera de sangre
y barbarie 193
1/RSA, Megaproyectos de Infraestructura
en Orinoquía 195
Tercer Modelo: Privatización de bienes comunes
y cooptación de las comunidades. El caso
del Corredor Biológico Andes Norte 197
Privatización y mercantilización del agua 197
Corredor biológico de la cuenca del Naya 201
Corredor MOL Chingaza-Cerros
Orientales-Sumapaz 203
Páramo del Sumapaz: conservatísmo
y militarización 203
Guerra Invisible en Gonawindúa
(Sierra Nevada de Santa Marta) 204
Sierra del Perijá-Catatumbo 206
Parque Nacional Natural Catatumbo-Barí
y Parque Natural Sierra del Perijá 212
A manera de conclusión 213

Dependencia externa, lumpemburguesía


y capitalismo gangsteril 217
Terrorismo de Estado, monopolio de la tierra
y destierro de los campesinos 218
Capitalismo gansteril y paraestado 227
Lumpemburguesía y cultura traqueta 238
Colombia: un inmenso cementerio
y un vasto enclave 241
Resistencia popular al imperialismo
y al capitalismo gansteril 245

Notas 249

Bibliografía básica 261

Índice de mapas
Mapa No. 1. Biodiversidad y riqueza mineral
en .la brecha crítica del Pentágono 70
Mapa No. 2. La brecha crítica del Pentágono
y el despliegue militar de los Estados Unidos 72
Mapa No. 3. Comandos de los Estados Unidos
en el mundo 80
Mapa No. 4. Bases militares en Colombia según
Acuerdo de 2009 106
1
Mapa No. 5. Bases en Colombia y su influencia
en la zona Andina y el Caribe 108
Mapa No. 6. Presencia militar de los Estados Unidos
en Colombia 121
Mapa No. 7. Bases militares de los Estados Unidos
en Panamá 151
Mapa No. 8. Pasos para el reposicionamiento
geopolítico de los Estados Unidos
en América Latina 154
Mapa No. 9. Puntos calientes de biodiversidad
en América 170
Mapa No. 10. Proyecto trinacional de conservación 186
Presentación

En los últimos años se acuñó la denominación del Israel de Suda-


mérica para referirse al papel que el Estado colombiano viene
desempeñando como peón de brega de los Estados Unidos en su
tradicional «patio trasero», como todavía los voceros más fran-
cos del imperialismo del norte se refieren a los territorios que se
encuentran al sur del Río Bravo. Dicho apelativo no es exagerado,
si se tiene en cuenta que el Estado y las clases dominantes de
Colombia han dado muestras de una vergonzosa sumisión ante
sus amos de Washington, como se ha rubricado con numerosos
hechos en la última década, entre los cuales pueden recordarse los
más notables por su grado de abyección: la aprobación y puesta
en marcha del Plan Colombia -una estrategia contrainsurgente
que financia y dirige en forma directa el Pentágono-; la adopción
incondicional de la «guerra contra el terrorismo» de George Bush
por parte del uribismo y del santismo; el crecimiento y rearme de
las Fuerzas Armadas del país, hasta el punto que son unas de las
más grandes y peligrosas del continente; el ataque artero al Ecuador,
donde fueron asesinadas veintiséis personas el primer día de marzo
de 2008, en una maniobra en la que participaron Israel y los Esta-
dos Unidos; la aprobación de leoninos Tratados de Libre Comercio,
siendo el más publicitado el que se firmó con el gobierno de Barack
Obama; la implantación en nuestro territorio de unas quince bases
militares de los Estados Unidos -aunque oficialmente se hable
de siete en el «acuerdo militar» de octubre de 2009-; la conver-
sión de este país en una de los epicentros de la guerra de «cuarta
2 Renán Vega Cantor y Felipe Martín Novoa

generación» que el imperialismo libra contra la República Boliva-


riana de Venezuela; el saboteo permanente por parte del régimen a
cualquier proyecto de integración autónomo e independiente que
se intente poner en marcha en Latinoamérica, corno se ratifica con
la formación de la «Alianza del Pacífico», un verdadero caballo de
Troya imperial, con la clara intención de dinamitar el ALBA, Mer-
cosur y UNASUR.
Todos estos hechos que la propaganda oficial en los medios de
comunicación y en la mayor parte de la academia suelen presen-
tar corno asuntos irreversibles que dicta la manida «globalización»
-una supuesta nueva época que nos beneficiaría a todos por igual
y una noción que se emplea en forma abusiva cuando no se puede
o no se quiere explicar algún fenómeno social- son una demos-
tración palpable de que el imperialismo existe, aunque el concepto
haya sido desterrado del ámbito de las ciencias sociales. Y, en ese
sentido, Colombia es un laboratorio de experimentación, en el que
se entrecruzan las viejas y nuevas formas de dominación imperia-
lista, en donde se entrelazan los intereses de los Estados capitalis-
tas centrales -a la cabeza de los cuales se encuentran los Estados
Unidos-, y sus aparatos militares con los del capital financiero y
las empresas multinacionales. En esas circunstancias, el ejemplo de
Colombia indica la importancia de retornar la categoría de imperia-
lismo corno una imprescindible forma de análisis histórico y social,
para desentrañar los mecanismos de expansión del capitalismo en
la actualidad.
En Colombia y América Latina el imperialismo contemporáneo
impulsa procesos de recolonización, que se inscriben en la órbita
de la acumulación por desposesíón, a la que el geógrafo marxista
David Harvey considera corno una característica central de lo que
él denomina Nuevo Irnperialisrnd. Entre los mecanismos de esa
acumulación por desposesión vale destacar la rnercantilización de
todos los bienes comunes, entre ellos el agua, la biodiversidad, los
Presentación 3

bosques y los saberes ancestrales de los pueblos indígenas, lo que


está ligado al renacer de la extracción minera y el resurgir de las
economías primarias de tipo exportador, lo cual a su vez se articula
con la desindustrialización, el despojo territorial, la expropiación
de indígenas, afros y campesinos, y la militarización de la vida
cotidiana. Todo esto, además, asegura el flujo de materia y energía
hacia los centros imperialistas, con el fin de mantener la acumula-
ción de capital, que perpetué sus niveles de producción y consumo.
El concepto de acumulación por desposesión permite vincu-
lar en forma coherente la dependencia -otra noción archivada
que se debe reactualizar- de la periferia con respecto a los Esta-
dos capitalistas centrales y sus empresas multinacionales, a la par
con la articulación estrecha entre los poderes hegemónicos a nivel
mundial y sus súbditos locales, que se convierten en la «correa de
transmisión» endógena de los intereses imperialistas. Con este pre-
supuesto, queda claro que la dominación internacional no puede
funcionar solamente corno imposición externa -que sería lo propio
del colonialismo clásico- sino que necesita de los cipayos locales
que en cada país encarnan esos intereses imperialistas y se benefi-
cian de esa alianza. Visto así el asunto, adquiere sentido la noción
de «colonialismo interno» para expresar la manera corno las clases
dominantes de una determinada formación social reproducen en un
territorio particular las lógicas generales del sistema mundo capi-
talista. Este colonialismo interno, además, explica las razones por
las cuales en el caso de Colombia, el Estado y las clases dominantes
-ahora reforzadas con los sectores emergentes ligados a la acumu-
lación de capital mafioso- se lucran con la entrega incondicional
del territorio nacional y de sus bienes comunes al imperialismo
estadounidense y a las empresas transnacionales. Con ello obtienen
unas cuantas migajas, que les permiten preservar una estructura
social y económica profundamente injusta y desigual, la cual solo
puede perdurar a largo plazo con el uso desmedido de la violencia.
4 Renán Vega Cantor y Felipe Martín Novoa

Estos son algunos de los aspectos que tratamos en forma sin-


tética en este libro, que se ocupa prioritariamente de Colombia.
Ahora bien, como el imperialismo no se reduce a este o aquel país,
sino que constituye una constelación mundial, el entendimiento
de lo que sucede en Colombia rebasa la realidad puramente nacio-
nal, y obliga a considerar otros aspectos de la situación de América
Latina, e incluso más allá, en la medida en que los Estados Unidos
libran una guerra por el control de recursos y energía, cuyo escena-
rio de batalla es el planeta entero.
Para finalizar, agradecemos a Jairo Estrada Álvarez por haber-
nos invitado a escribir este libro, que esperamos pueda ser de uti-
lidad para aquellas personas que en nuestro continente enfrentan
al capitalismo y, a partir de su propia lucha, reflexionan sobre lo
que sucede en Colombia, como laboratorio de experimentación
del nuevo orden imperialista, con todas sus secuelas de miseria y
dolor.

Renán Vega Cantor


Bogotá, 29 de julio de 2013
América Latina y Colombia
en la geopolítica imperialista
«Nuestro objetivo es garantizar para las empresas estadouniden-
ses el control de un territorio que se extiende desde el Ártico hasta
la Antártica y el libre acceso sin ninguna clase de obstáculo de
nuestros productos, servicios, tecnologías y capitales por todo el
hemisferio».
Secretario de Estado, Colin Powell*

En este primer capítulo se analiza el rol que desempeñan América


Latina y Colombia en el marco de la geopolítica imperialista de los
Estados Unidos, para lo cual se sostiene, como punto de partida,
la tesis que en este momento se libra una guerra mundial por la
apropiación y control de recursos que son indispensables para que
el capitalismo mantenga sus niveles de despilfarro de materiales y
energía. Se destaca el papel de nuestro país y nuestro continente
en esa guerra no declarada por los recursos que libran las gran-
des potencias y cuyo principal escenario se encuentra en el mundo
periférico y dependiente. Para terminar, se muestra la compleja
interrelación entre la guerra y el libre comercio, dos instrumentos
igualmente bélicos, y se recalca el caso colombiano como ejemplo
representativo de esa doble forma de guerra.

* Citado en James Cockcroft: «<mperialismo, Estado y movimientos socia-


les latinoamericanos frente al fracaso de la globalización neoliberal»,
Rebelión, 19 de junio de 2004.
6 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Los Estados Unidos y la guerra mundial por los recursos


El capitalismo de nuestros días requiere materiales y energía más
que en cualquier otro momento de su historia para satisfacer las
exigencias de producción y consumo de los países centrales, así
como de las clases medias del resto del mundo, entre las que se
incluyen las que se han formado en China, India, Rusia y otros
países. Esto indica que la extensión del American Way of Life para
ciertos sectores minoritarios de la población del planeta exige un
flujo constante de petróleo y materiales. Para producir automóvi-
les, aviones, tanques de guerra, computadores, celulares, neveras,
televisores, para generalizar la comida chatarra y para garantizar la
permanente innovación tecnológica, se precisa de metales y otros
recursos minerales. Entre estos se incluyen los metales corrientes
y conocidos, así como los metales raros. Hierro, cobre, zinc, plata,
cromo, cobalto, berilio, manganeso, litio, molibdeno, platino tita-
nio, tungsteno, son algunos de los metales más importantes en la
producción capitalista de hoy. Un ejemplo ayuda a visualizar la
importancia de esos metales: para producir el turborreactor de un
avión se usa un 39% de metales corrientes y el resto consta de tita-
nio (35% ), cromo (13%), cobalto (11% ), niobio (1 %) y tántalo (1% ).1
El control de los recursos está determinado por tres razones
esenciales: una demanda creciente, la escasez y disminución de
algunos de ellos, y la competencia por su dominio. En cuanto a la
demanda, es evidente su aumento en las últimas décadas, como
resultado de las mismas innovaciones tecnológicas y del incremento
de la producción y del consumo de los productos que lanzan al
mercado las multinacionales de la industria microelectrónica. Res-
pecto a las carencias, ya se nota la reducción de importantes recur-
sos, en virtud de su explotación intensiva y su consumo desaforado,
1
porque no otra cosa podía esperarse, para dar un ejemplo, de la
reducción del manto forestal de la tierra a un ritmo de 0,5 % anual,
cifra equivalente a la pérdida de un territorio arbolado tan grande
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 7

como Inglaterra y país de Gales juntos. La competencia, por su


parte, se hace más feroz en la medida en que aumenta la demanda
y se reducen los recursos -como el petróleo- lo que involucra a
los países periféricos y a los países imperialistas.
Estos últimos son los que se llev?TI la mayor parte del botín, si se
considera que solo los Estados Unidos gastan el30% de los recur-
sos mundiales, lo cual es refrendado por su poder militar, para
asegurar el aprovisionamiento de materias primas y energía. Por
eso, el control de estos recursos se convierte en parte esencial de la
estrategia de guerra de ese país contra el resto del mundo, hasta el
punto que ha proclamado como un asunto de seguridad nacional
el acceder libremente a las fuentes de petróleo y de materias pri-
mas estratégicas, entre las que se incluyen todas las que sean nece-
sarias para producir mercancías microelectrónicas, como el coltán,
por cuya apropiación se libra una guerra devastadora en distintos
lugares de África (especialmente en la República Democrática del
Congo), que ha causado millones de muertos en los últimos años. 2
Desde hace varias décadas se anuncia la reducción del abasteci-
miento interno de materiales y energía en los Estados Unidos y se
recalca su creciente dependencia del mercado externo. Ya durante
la Segunda Guerra Mundial, el subsecretario de Estado de ese país,
William Clayton, reconocía esa dependencia:

Debido al serio desgaste de nuestros recursos naturales durante


la guerra, debemos ahora importar muchos minerales y metales
[... ]. Ciertamente, hoy somos importadores netos de casi todos
los metales y minerales importantes excepto dos, el carbón y el
petróleo. Quién sabe por cuánto tiempo podremos seguir ade-
lante sin importar petróleo. 3

Si así eran las cosas hace 70 años, es obvio que hoy son peores, por-
que debe considerarse que en asuntos de petróleo los Estados Uni-
dos dependen del mercado externo.
8 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Declaraciones más recientes de políticos, militares y empresa-


rios de los Estados Unidos sirven para sopesar la magnitud de la
guerra por el control de los recursos. Solo a manera de ilustración
citemos a algunos de ellos. Según Spencer Abraham, uno de los
secretarios de Energía del gobierno de George Bush II, su país:

[... ] enfrenta una crisis de suministro de energía mayor durante


las próximas dos décadas. El fracaso para encarar este desafío
amenazará la prosperidad económica de nuestra nación, com-
prometerá nuestra seguridad nacional y literalmente alterará la
forma en que nosotros llevamos nuestras vidas. 4

Por su parte, Ralph Peters, mayor retirado del Ejército de los Esta-
dos Unidos, afirmó en agosto de 2006, en Armed Forces Journal, una
revista mensual para oficiales y militares:

No habrá paz. En cualquier momento dado durante el resto de


nuestras vidas, habrá múltiples conflictos en formas mutantes
en todo el globo. Los conflictos violentos dominarán los titu-
lares, pero las luchas culturales y económicas serán más cons-
tantes y, en última instancia, más decisivas. El rol de jacto de las
fuerzas armadas de USA será mantener la seguridad del mundo para
nuestra economía y que se mantenga abierta a nuestro ataque cultural.
Con esos objetivos, mataremos una cantidad considerable degente. 5

Podría pensarse, a primera vista, que afirmaciones como las antes


citadas son un poco exageradas y se difunden con el fin de gene-
rar pánico en el resto del mundo, sobre todo en los países perifé-
ricos. Por desgracia, son extremadamente ciertas, como se rubrica
con todas las guerras, invasiones, ocupaciones, matanzas, torturas
y crímenes en que se ha visto envrleltos los Estados Unidos en las
últimas décadas. Al recordar y analizar esas guerras se demues-
tra que los anuncios de los políticos antes citados son reales, pero
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 9

hay otro punto, de indo le material, que lo demuestra en forma con-


tundente, como lo es el referente a la producción y consumo de la
materia y la energía indispensable para que funcione la economía
de los Estados Unidos, en la que se incluye desde luego su pode-
rosa industria militar.
Los minerales son uno de los fundamentos y soportes materia-
les que posibilitan la producción en el capitalismo contemporáneo,
como se demostró desde la Primera Revolución Industrial. En estos
momentos teniendo en cuenta la diversificación en la producción
de mercancías, en las que se incluyen las «tradicionales» (auto-
móviles, aviones, artefactos bélicos, tractores ... ) y los «nuevos»
(computadores, celulares ... ) se ha incrementado el consumo de
minerales de todo tipo, lo que ha llevado al agotamiento acelerado,
más rápido de lo que se esperaba hace pocos años, de la casi totali-
dad de los minerales indispensables para asegurar la continuidad
de la producción capitalista. En ese sentido, el caso de los Estados
Unidos es emblemático, ya que tiene una dependencia estructural
de recursos minerales, como lo indican algunas cifras. Este país,
con el4% de la población del orbe, cuenta con el2% de las reser-
vas mundiales de petróleo y en la actualidad solo produce el 9%
del petróleo mundial, mientras consume el 26%, lo que equivale
a 21 millones de barriles diarios, de los cuales importa más de la
mitad. Simultáneamente, consume el 45% de las gasolinas de todo
el mundo y el26% del gas. El petróleo procede en su orden de los
siguientes lugares: de Arabia Saudita y Canadá el35%, de América
Latina el33%, de los países miembros de la OPEP el32%. El petró-
leo que poseen los Estados Unidos solo le alcanza para 11 años,
pero si consumiera únicamente sus reservas le durarían 4 años. 6
Recientes estudios del Mineral Information Institute presentan infor-
mación detallada sobre los problemas de autosuficiencia por parte
de los Estados Unidos en materiales prioritarios, que se encuen-
tran en el exterior. Por ejemplo, depende del ciento por ciento del
10 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

arsénico, columbo, grafito, manganeso, mica, estroncio y talantium;


del 99%, de la bauxita y alúmina; del 98% de piedras preciosas;
del 95% de diamantes industriales y asbestos; del 94% del tungs-
teno; del 91% del grupo de metales del platino; del 84% del estaño;
del79% del cobalto; del75% del cromo; del66% del níquel; del88%
del flúor; del86% de tántalo; del82% de barita; del74% de potasio; del
62% de antimonio; del 50% de cadmio. Los Estados Unidos depen-
den del exterior de todos los recursos no renovables, que van desde
la A, de alúmina, hasta la Z, de Zinc?
.En un documento del 2008, el Pentágono clasificó los minerales
en estratégicos, críticos y esenciales. Los estratégicos son indispen-
sables para preservar la hegemonía mundial, aunque sus reservas
son limitadas o difíciles de conseguir. Los minerales críticos tam-
bién son estratégicos y generan ventajas en el terreno militar, como
sucede con el berilio que se usa en las cabezas nucleares. Final-
mente, los esenciales son aquellos que como el hierro y el cobre per-
miten el funcionamiento de la economía en general.
La importancia geoestratégica de los recursos se evidencia en
las diversas «doctrinas» invocadas en los Estados Unidos, estipula-
das de manera unilateral, y sustentadas en su poderío militar y en
su capacidad destructiva -rubricada miles de veces con ataques,
!nvasiones, bombardeos, ocupaciones realizadas en todos los con-
tinentes durante el siglo XX-. En 1980, por medio de la autode-
nominada Doctrina Carter, los Estados Unidos reclamaban como
una cuestión de seguridad nacional que se mantuviera el flujo de
petróleo por el Golfo Pérsico, y dispuso la utilización de cualquier
medio bélico para garantizar que el crudo siguiera circulando hacia
el territorio estadounidense. Aunque esta doctrina es de la época
de la Guerra Fría hoy sigue vigente, por la elemental razón que el
petróleo es más importante que nuhca y la economía de los Estados
Unidos depende en un alto porcentaje (más del 50%) de los hidro-
carburos que se encuentran en el exterior. Aún más, puede decirse
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 11

que el gobierno de George Bush universalizó la Doctrina Carter,


para aplicarla en cualquier lugar donde hubiera petróleo.
En el 2003, el llamado Informe Cheney, o Política Nacional de
Energía (NEP), que se escribió en momentos en que se ocupaba a
Irak, postuló la obligatoriedad de dominar las fuentes más impor-
tantes de petróleo en todo el mundo y recalcó como prelación
estratégica el control del petróleo que se encuentra fuera del Golfo
Pérsico, en particular en tres zonas: la región andina (Colombia y
Venezuela), la costa occidental del continente africano (Angola,
Guinea Ecuatorial, Malí y Nigeria) y la cuenca del Mar Caspio
(Azerbaiyán y Kazajstán). En ese informe se dice de manera tex-
tual sobre estas regiones que «los niveles crecientes de producción
y exportaciones son factores importantes que pueden aminorar
el impacto de una perturbación en el suministro (del golfo) en las
economías estadounidense y mundial». En la actualidad, cuando
los Estados Unidos libran la «guerra contra el terrorismo», un
eufemismo para ocultar la guerra mundial por los recursos, existe
una integración plena entre la política contrainsurgente y la pro-
tección del petróleo, como sucede de manera concreta en Colom-
bia. En el 2002 el Departamento de Estado había dicho al respecto:
«La pérdida de ganancias, debido a ataques guerrilleros, obstacu-
liza seriamente al gobierno de Colombia en la satisfacción de las
necesidades sociales, políticas y de seguridad nacionales». Por ello,
determinó apoyar la seguridad de los oleoductos, principalmente
el de Caño Limón-Coveñas y para eso los Estados Unidos «forta-
lecerá al gobierno de Colombia en su capacidad para proteger una
parte vital de su infraestructura energética». 8 Michael Klare decía
en forma premonitoria en el 2004 al comentar el involucramiento
petrolero militar de los Estados Unidos en Colombia:

Se supone que los instructores estadounidenses asignados a esta


misión se atienen a su papel de entrenamiento y apoyo. Pero
12 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

hay indicios de que el personal militar estadounidense ha acom-


pañado a las tropas colombianas en operaciones de combate
contra las guerrillas. El entrenamiento ocurre <<durante misiones
militares y de inteligencia reales>>, reveló el US News and World
Reporten febrero de 2003. Lentamente, los Estados Unidos se con-
vierten en parte de la principal campaña contrainsurgente en Colom-
bia, con todos los signos de una guerra prolongada. 9

El Plan Cheney enfatiza la importancia del petróleo de América


Latina, puesto que Venezuela es el tercer proveedor Mundial,
México el cuarto y Colombia el séptimo, recomendando incluso
la ampliación del suministro de los dos primeros: «México es una
fuente confiable y pujante de petróleo importado [... ]. Sus vastas
reservas, aproximadamente 25% mayores que nuestras propias
reservas probadas, hacen de México una fuente probable de pro-
ducción de crudo en expansión durante los próximos diez años>>.
Con respecto a Venezuela se hacía referencia a sus grandes reser-
vas de crudo convencional y de crudo pesado, y destacaba el éxito
de ese país en «convertir los depósitos de crudo pesado en comer-
cialmente viables>>, lo que debería contribuir «sustancialmente a la
diversidad de las existencias de energía globales y a nuestras pro-
pias existencias energéticas en el mediano o el largo plazo>>. 10

El petróleo y el aparato de guerra de los Estados Unidos


Sesenta litros de petróleo es el promedio de lo que un soldado estadounidense en
lrak o en Afganistán consume diariamente, sea de forma directa, a través del uso
de carros de combate, camiones y helicópteros o indirectamente, solicitando ata-
ques aéreos de apoyo. Multiplíquese esta cifra por los 162 000 soldados de lrak, los
24 000 de Afganistán y los 30 000 de las regiones colindantes (incluyendo a los
marineros en los buques de guerra es.tadounidenses que navegan por el Golfo Pér-
sico) y se llega a una cifra aproximada eje 13 millones de litros de petróleo: las
cuentas del petróleo diario de las operaciones de combate estadounidenses en la
zona de guerra del Oriente Medio. Si se multiplica esta cantidad diaria por 365, se
obtienen 4 900 millones de litros, que son los gastos estimados de las operaciones
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 13

de combate en el sudeste asiático. Esto es una cantidad superior al consumo de


petróleo de Bangla Desh, con una población de 150 millones y aun así es una esti-
mación grosera del consumo del Pentágono en tiempos de guerra. Estas cifras no
hacen justicia por completo al extraordinario gasto en combustible en las guerras de
lrak y Afganistán.
Después de todo, por cada soldado desplazado en el «teatro>> (de operaciones)
hay dos más en tránsito, en entrenamiento o preparados para un eventual desplie-
gue a la zona de guerra; son soldados que consumen enormes cantidades de petró-
leo, aunque sean menores que las de sus compatriotas en el exterior. Además, para
sostener un ejército «expedicionario>>, que se encuentra al otro lado del planeta, el
Departamento de Defensa tiene que mover millones de toneladas de armas, muni-
ciones, alimentos, combustibles y equipos cada año, en avión o por barco, consu-
miendo muchos buques cisterna adicionales de petróleo.[ ... ]
La posesión de la mayor flota del mundo de aviones modernos, helicópteros,
buques, carros de combate, vehículos acorazados y sistemas de soporte -todos
ellos movidos prácticamente con petróleo-, convierte de hecho al Departamento
de Defensa de los Estados Unidos en el mayor consumidor de petróleo del mundo.
[... ] El Pentágono puede estar consumiendo unos 340 000 barriles (unos 14 millo-
nes de galones 53 millones de litros) diarios. Esto es más que el consumo nacional
total de Suecia o Suiza.
Fuente: Michael Klare: «El Pentágono frente al Cénit del Petróleo>>, en (http://www.
deia.com/index.php/opinion/foros/viewtopic.php?f=4&t=3948).

Recientemente, altos funcionarios del gobierno de los Estados


Unidos han vuelto a utilizar la vieja expresión imperialista de
considerar a América Latina como su «patio trasero», tal y como
lo manifestó el secretario de Estado Kerry en 2013. Esto no cons-
tituye ningún lapsus lingüístico sino un franco reconocimiento de
que el imperialismo mira a nuestro continente con los ojos de la
explotación y el saqueo. En ese sentido, la reconquista de México,
de Centro y Suramérica constituye un objetivo estratégico de nues-
tro tiempo, en el que se busca el control de la población, la ocupa-
ción y ordenamiento integral de territorios y la funcionalidad de
los espacios geoestratégicos en concordancia con los nuevos y vie-
jos negocios con altos márgenes de rentabilidad para el capital. Por
14 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

eso, se impulsan los megaproyectos, en los que se incluyen cuencas


de grandes ríos, corredores biológicos, hídrovías, carreteras, repre-
sas, acuíferos, ferrocarriles, cables de fibra óptica, materias primas.
La apropiación de estos recursos, que incluyen la mercanti-
lización del agua y de la naturaleza, se impulsa con el discurso
del Libre Comercio desde mediados de la década de 1990, en ese
momento rubricado con la firma del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte, entre México, los Estados Unidos y Canadá, y
con el intento, que a la larga resultó fallido, de imponer el Área de
Libre Comercio de las Américas (ALCA), y que ahora se renueva
con la firma de Tratados de Libre Comercio entre cada país de
América Latina por separado y los Estados Unidos.

Importancia estratégica de América Latina


En el escenario de esa guerra mundial por los recursos, América
Latina es uno de los principales campos de batalla porque suminis-
tra el25% de todos los recursos naturales y energéticos que necesi-
tan los Estados Unidos. Además, los pueblos de la América Latina
y caribeña habitan un territorio en el que se encuentra el25% de los
bosques y el40% de la biodiversidad del globo. Casi un tercio de
las reservas mundiales de cobre, bauxita y plata son parte de sus
riquezas, y guarda en sus entrañas el 27% del carbón, el 24% del
petróleo, el8% del gas y el5% del uranio. Y sus cuencas acuíferas
contienen el35% de la potencia hídroenergética mundial.
Para darse cuenta de la importancia estratégica que América
Latina tiene para los Estados Unidos, resulta ilustrativo hacer una
muy breve descripción separada de América Central y América
del Sur. La primera corresponde solamente al 0,5% de la super-
ficie terrestre del planeta, pero debido a la variedad de sus eco-
sistemas y a su ubicación como puente entre América del Norte
y América del Sur alberga cerca del 7% de la biodiversidad del
mundo. Panamá cuenta con 929 especies de aves, más que Canadá
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 15

y los Estados Unidos juntos. Belice, una nación muy pequeña de


22 965 kilómetros cuadrados, alberga 250 especies de mamíferos,
540 especies de aves y 152 especies de anfibios y reptiles. México
posee la mayor variedad de reptiles del mundo, con 717 especies y
4 000 especies de plantas, que son usadas con propósitos medicina-
les. En las montañas centrales de Guatemala, el 70% de las plantas
vasculares es endémico. El arrecife mesoamericano, con una longi-
tud de 1 600 kilómetros a lo largo de las costas de México, Belice,
Guatemala y Honduras, es el segundo sistema de arrecife coralino
más grande del mundo. La región contiene el8% de los bosques de
manglares del planeta. Mesoamérica es considerada como la cuna
de varios cultivos agrícolas: sus poblaciones indígenas reprodu-
jeron el maíz, la calabaza y varios frijoles y chiles de especies sil-
vestres endémicas en la región. También tiene una notable riqueza
mineral y energética, puesto que México es un importante extractor
y exportador de petróleo, una gran parte del cual se dirige a los
Estados Unidos.
Por su parte, América del Sur, que está compuesta por 12 paí-
ses, cuenta con 360 millones de habitantes y con una gran identidad
lingüística, puesto que predominan el castellano y el portugués. Su
territorios tiene un área de 17 millones de kilómetros cuadrados,
con lo que dobla a la de los Estados Unidos, (9 631 418 kilómetros
cuadrados), tiene innumerable cantidad de riquezas minerales y
energéticas, biodiversidad, agua, pesca y fauna.1 1
En conjunto, América Latina, con el12% de la población mun-
dial, tiene el 47% de las reservas de agua potable del mundo. El
Acuífero Guaraní en el Cono Sur del continente tiene 1194 000 km2
y supera en tamaño a España, Francia y Portugal juntos. En cuanto
a petróleo y gas se refiere, Venezuela tiene 30 años de reservas para
seguir explotando. Además, posee petróleo asfáltico, lo cual las
aumenta; Bolivia posee importantes recursos de gas, 27 trillones de
pies cúbicos, que alcanzaría para exportar hasta el 2024; también
16 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

pueden existir grandes reservas de hidrocarburos en Guatemala,


Costa Rica y Ecuador, entre otros países de la región.
En lo que respecta a la Amazonía, la selva más biodiversa de
la tierra, con una extensión de 7 millones 160 mil kilómetros cua-
drados, alberga la mayor reserva de bosques tropicales del planeta
(56%) y posee una gran variedad biológica de ecosistemas, especies
y recursos genéticos. Allí se encuentra un millón y medio de espe-
cies conocidas y se estima que en total puede albergar más de diez
millones de especies. Por el Amazonas y sus más de 7 000 tributa-
rios corren 6 000 billones de metros cúbicos de agua por segundo.
Adicionalmente, ella genera el40% del oxígeno mundial y absorbe
la mayor cantidad de carbono, en razón de lo cual, y con sobrados
méritos, se le denomina el «pulmón del planeta».

América del Sur: paraíso de la biodiversidad


El Cono Sur presenta ecosistemas de gran relevancia. El Chocó-Darién (260 595 km 2
de extensión original) es uno de los bosques tropicales más húmedos del mundo, con
un nivel de endemismo elevado, particularmente en anfibios (21 Ode 350), pero tam-
bién en plantas (2 250 de 9 mil) y vertebrados -no peces- (418 de 1 625), y
en general de pájaros (830 especies). La zona de los Andes Tropicales (1 258 000
km 2) y la Región Boscosa del Atlántico (1 227 600 km 2) son las más biodiversas del
mundo. En la primera, de 45 mil plantas vasculares, cerca de 20 mil son endémicas,
y de 3 389 vertebrados -no peces-, 1 567 igualmente lo son. Súmese a ello una
sorprendente variedad de pájaros (1 666 especies, de las cuales 677 son endémicas),
mamíferos (414, con 68 endémicas), reptiles (479, con 218 endémicas) y anfibios
(830, con 604 endémicas). La segunda cuenta asimismo con una importante biodiver-
sidad: plantas vasculares (20 mil especies, con 6 mil endémicas), pájaros (620, con 73
endémicas), mamíferos (261, con 160 endémicas), reptiles (200, con 60 endémicas),
anfibios (280, con 253 endémicas) y vertebrados (1 361, con 546 endémicas).
En la misma región del continente, la Selva Amazónica Tropical conforma el
reducto salvaje más extenso de ese ecosistema. Tan solo la parte que le corres-
ponde a Brasil significa más del 30% del planeta. Cuenta con una diversidad bio-
lógica impresionante: cerca del 40% de las plantas localizadas en sus partes bajas
solo se encuentra ahí. El Pantanal (parte de Brasil, Bolivia y Paraguay) es el humedal
más extenso de la región, con peculiares especies endémicas de peces, reptiles,
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 17

insectos y roedores. Chile Central (300 mil km 2) se dibuja como el ecosistema medi-
terráneo semiárido, sumando a la imagen del Cono Sur una variedad de especies de
plantas y fauna inusual.
Fuente: Giancarlo Delgado, Biodiversidad, desarrollo sustentable y militarización, Edi-
torial Plaza yValdés, México, 2004, pp. 50-51.

Varios países de América del Sur son fundamentales por los mine-
rales que se encuentran en sus suelos. Entre esos sobresalen Chile,
Perú y Bolivia. En estos países se encuentran las reservas más
grandes de cobre, de litio y de estaño. Chile y Bolivia son países
mineros desde fines del siglo XIX y ahora Perú ha sido incorporado
a la división internacional del trabajo como un nuevo país minero.
Posee unos 40 metales diferentes, siendo el tercer productor mun-
dial de cobre, zinc y estaño y el primer productor del mundo en
plata, quinto en oro y cuarto en plomo. Cori relación a toda América
Latina, Perú es el primer productor de oro, plomo, plata, zinc, ura-
nio y estaño y el segundo productor de cobre, después de Chile. En
cuanto a la plata, Perú posee el 30% de las reservas mundiales. Por
su parte, con un 37% de las reservas, Chile es el primer productor
y exportador mundial de cobre. Con estos datos queda claro que
América Latina no es poca cosa en la lucha mundial por los recursos
y de ahí la prioridad estratégica de los Estados Unidos por asegu-
rarse su control, cosa que hoy se ha tornado algo complicada por la
emergencia de ciertos gobiernos indóciles, que configuran lo que los
ideólogos de Washington denominan el «eje del mal», o «el arco de
la inestabilidad regional».
En estos momentos ha vuelto a cobrar importancia el esquema
colonial de división internacional del trabajo, que se basa en la
explotación minera, de tipo intensivo y depredador, de los países
de América Latina. Esto ha implicado que compañías multinacio-
nales provenientes de Canadá, Europa, China, se estén apoderando
como en los viejos tiempos de la colonia de grandes porciones terri-
toriales del continente, donde se encuentran yacimientos minera-
18 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

les. La búsqueda insaciable de minerales metálicos y no metálicos


supone el retorno masivo de las multinacionales extractivas, lo que
genera un boom coyuntural que eleva los precios de esos minerales.
Incluso, se extraen minerales que no tienen mucha utilidad
práctica en términos productivos, como el oro, en torno al cual se
presenta otro boom inesperado. Esto está relacionado con la inesta-
bilidad del dólar y la búsqueda de sucedáneos seguros, y qué mejor
que el oro, aunque su explotación tenga consecuencias funestas
para los países de América Latina que lo poseen en las entrañas de
sus cordilleras o de sus ríos. Para facilitar la incursión de los «nue-
vos conquistadores» en nuestros países, las clases dominantes a
escala local se alían con las multinacionales, con el objeto de faci-
litar en todos los ámbitos -laborat jurídico, territoriat tributario
y ambiental- que esas empresas se lleven los recursos sin ningún
tipo de obstáculos, a nombre del desarrollo y del progreso. Para
favorecer a esas compañías se modifican las constituciones y la
legislación interna, y se les conceden exoneraciones tributarias, ven-
tajas ambientales y apropiación de grandes cantidades de tierras y
aguas.
En conclusión, América Latina no es poca cosa en la lucha mun-
dial por los recursos y de ahí la prioridad estratégica de los Estados
Unidos por asegurarse su control de manera inmediata.
Colombia, en particular, tiene una envidiable posición geográ-
fica en el norte de Suramérica y es el único país de esta parte del
continente con costas en los dos océanos que bañan la región, el
Atlántico y el Pacífico. Colombia también tiene vínculos geográfi-
cos con Suramérica y la zona andina, de un lado, y con Centroa-
mérica y el Caribe, de otro lado. Es un territorio con una notable
diversidad geográfica, que cuenta con tres cordilleras, cinco regio-
nes naturales -si nos atenemos a una definición tradicional, un
poco obsoleta-. Es uno de los pocos países del mundo que posee
ecosistema de páramos, una importante fuente hídrica, entre ellos
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 19

el imponente Páramo del Sumapaz, el más importante del mundo.


De la misma forma, la biodiversidad que se halla en Colombia lo
convierte en un territorio privilegiado, siendo el quinto país en el
mundo en número de aves, el segundo en mamíferos, el tercero en
reptiles, el quinto en anfibios, el cuarto en peces, el tercero en mari-
posas, el cuarto en plantas superiores ...
Aunque Colombia no sea un país que se distinga por tener una
riqueza mineral o de hidrocarburos similar a la de otros países de
la región, como Venezuela, Bolivia, Perú o Chile, sus reservas de
carbón, oro y níquel son importantes en América Latina. Al mismo
tiempo, el país cuenta con importantes fuentes de agua y en algu-
nas zonas, como en el Chocó llueve durante casi todo el año, lo que
convierte a la selva del Pacífico en un paraíso de agua y diversidad
biológica, como pocos lugares en el planeta tierra. En· Colombia,
un país tropical, se combina la biodiversidad con las reservas de
agua dulce, puesto que las zonas megadiversas producen lluvias y
atraen la humedad atmosférica.
Por estas circunstancias naturales, a las que se deben agregar las
razones de tipo político y militar, Colombia es un pivote geoestra-
tégico para el imperialismo estadounidense, un asunto del que nos
ocupamos en otros capítulos de este libro.

Imperialismo, guerra y libre comercio


En la literatura económica y política dominante se suele sostener
que el libre comercio no tiene nada que ver con la guerra e incluso
se llega a decir, como lo sostiene el ideólogo liberal Mario Vargas
Llosa, que los mercados abiertos son la mejor garantía de una paz
estable y en la medida en que los países superen el proteccionismo
ingresan a un mundo de confort y prosperidad. Aparte de los
ideologemas que se esconden detrás de estas afirmaciones, el libre
comercio es una forma de guerra del imperialismo en el mundo
actual para apropiarse de las riquezas que se encuentran en los
20 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

países de la periferia, se basa en la acumulación por desposesión


y la guerra se expande junto con el comercio, para beneficiar a los
países imperialistas y sus empresas. O para decirlo en términos de
Bertolt Brecht:

He oído a mucha gente decir que el comercio y la economía son


humanos, y que solo la guerra es inhumana. Pero resulta que, en
primer lugar, ni el comercio ni la economia son humanos, y en
segundo lugar, nos conducen a la guerra. Y encima quieren una
guerra humana[ ... ]. La barbarie procede de la barbarie, puesto
que la guerra procede de la economía. 12

Ubre comercio
Una de las principales armas económicas de dominación mun-
dial del capitalismo contemporáneo es el libre comercio, que se
implantó en los últimos 20 años en más de 100 países en el mundo
de diversas formas: mediante los Planes de Ajuste Estructural, a
través de la deuda externa y del fomento de las economías prima-
rias de exportación, con la firma de Tratados de Libre Comercio
entre países imperialistas (encabezados por los Estados Unidos) y
algunos de sus súbditos del Sur.
Como parte del libre comercio sobresale la imposición de Planes
de Ajuste Estructural con sus cláusulas de apertura de mercados,
privatizaciones, desmantelamiento de los Estados, mercantiliza-
ción de todos los servicios públicos, desregulación financiera y vía
libre a las inversiones de las empresas multinacionales. Los Planes
de Ajuste suponen, además, la desindustrialización de los países y
la reprimarización de la economía con el regreso a una vieja divi-
sión internacional del trabajo que se creía superada y que se sus-
tenta en el dogma de las «ventajas comparativas».
El saqueo de los recursos materiales y energéticos de los países
dominados del Sur y del Este se ha institucionalizado a través del
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 21

impulso a las exportaciones, con el consiguiente regreso a las eco-


nomías primarias tradicionales en muchos países del mundo. Eso
explica que el culto a las exportaciones se haya convertido en parte
del imaginario político y económíco de las clases dominantes de los
países periféricos, deseosas de regalar todos los recursos naturales
con que cuente un determinado territorio, en aras de ser competi-
tivos en el mercado mundial. Esta ideología exportadora -cuyos
principales exponentes son el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional y la Organización Mundial de Comercio- se con-
vierte en la justificación del saqueo de materias primas y bienes
comunes de tipo natural.
Un componente esencial del libre comercio es el de la flexibi-
lización laboral, como parte de la reestructuración mundial del
trabajo, con la pretensión de aumentar las ganancias de las mul-
tinacionales. Para ello, se ha generalizado la explotación intensiva
del trabajo en todo el mundo, mediante el pago de salarios infe-
riores a los que se conceden en los países imperialistas, la preca-
rización laboral y la eliminación de sindicatos y cualquier forma
organizativa de los trabajadores. En todas partes se ha expandido
el trabajo asalariado, bajo «nuevas» y viejas formas de explotación,
lo que hoy pretende ocultarse porque la palabra explotación, con
todo lo que significa, ha desaparecido del lenguaje «científico» de
los economistas neoliberales e incluso de los de centro izquierda.
En el capitalismo contemporáneo se combinan las formas más
oprobiosas de explotación del trabajo junto con las más sofistica-
das, siendo estas últimas a las que los «expertos» dedican estudios
e investigaciones. En efecto, a los nuevos trabajadores informáti-
cos e inmateriales, a los sectores de la «nueva economía» y a los
«analistas simbólicos» se les muestra como ejemplo de los logros
que pueden conseguir los trabajadores calificados, competitivos y
«bien posicionados» en tiempos de «globalización». Pero esto encu-
bre la realidad del trabajo en el mundo actual, cuando se generali-
22 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

zan formas despiadadas de explotación laboral, el trabajo infantil y


femenino y hasta la esclavitud. Como resultado, gran parte de los
trabajadores y de la población ha perdido sus derechos políticos y
democráticos, lo que se manifiesta en despidos masivos, contrata-
ciones efímeras y en precarias condiciones, reducción de salarios,
ampliación de la jornada de trabajo, recorte de vacaciones, elimi-
nación de la seguridad social y empobrecimiento de la población.
Otro efecto inmediato del libre comercio se percibe en la des-
trucción de los ecosistemas y la biodiversidad del Sur del mundo,
ya que se genera un «intercambio ecológico desigual». Por tal
puede entenderse el resultado ambiental, negativo para los países
dependientes, del saqueo por parte de los países altamente indus-
trializados de nuestros productos y materias primas a bajos precios
sin contabilizar el agotamiento y perennidad de tales recursos.l 3
Esto sucede hoy con los recursos naturales, como la madera -de
la cual el Japón es uno de los primeros compradores del mundo-,
minerales, petróleo y especies exóticas. En ese intercambio ecoló-
gico desigual se incluye el envenenamiento de aguas, aire, tierras y
seres humanos que se produce como resultado de la aplicación de
plaguicidas en las plantaciones agrícolas de empresas imperialistas
en países dependientes (como en Nicaragua por parte de las com-
pañías bananeras, o como en Colombia por la guerra química con-
tra los cultivos considerados ilícitos en todo el territorio nacional).
La voracidad exportadora también está tras el desarrollo de
la ingeniería genética y de la biotecnología en los laboratorios de
los países imperialistas, lo cual se hace a partir de la base gené-
tica natural que existe en las selvas húmedas tropicales, los pára-
mos y los manglares, muchos de los cuales habían permanecido al
margen del saqueo de compañías y Estados imperialistas hasta el
día de hoy. Con los avances tecnológicos en la investigación bioló-
gica y biomédica en los laboratorios de las multinacionales, dichos
recursos se han convertido en un botín mercantil. La biodiversidad
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 23

es el nuevo coto de caza del imperialismo genético, cuyo interés fun-


damental radica en apropiarse de esa riqueza, para conseguir nue-
vas mercancías que le generen ganancias, mientras que millones
de campesinos e indígenas (expropiados de sus saberes ancestrales,
de sus recursos, de sus plantas y animales) se hunden en la mise-
ria. Desde este ángulo, existe un intercambio genéticamente desigual,
caracterizado por el traslado masivo y tramposo de la riqueza
natural que se alberga en los trópicos hacia los países imperialistas,
muy poco biodiversos y con una alta homogeneización genética.
Como parte del libre comercio debe destacarse, por último, la
exportación de residuos tóxicos por los Estados imperialistas, una
práctica propia del imperialismo ecológico, la cual se encuentra estre-
chamente emparentada con sus estrategias políticas ante los países
periféricos. La destrucción ecológica, la pobreza forzada, la guerra
de contrainsurgencia, la corrupción y el vertido de residuos tóxicos
provenientes del extranjero, forman parte de la misma estrategia:
apropiarse de las tierras y recursos de los pueblos más pobres, en
donde se incluye el propio aire que respiramos, para establecer el
comercio de derechos de polución. Pero, al mismo tiempo, es un
medio de proletarizar a campesinos y aldeanos, conduciéndolos a
nuevas formas de explotación y también es una manera de arrasar
con los ecosistemas del Sur.
A pesar de los avances tecnológicos de las últimas décadas y de
la sustitución de algunas materias primas, en general han aumen-
tado los niveles de explotación de los recursos naturales. Hoy como
ayer, los países imperialistas piensan el mundo en términos de las
reservas de materias primas y energías y a partir de esos criterios
actúan. En esa perspectiva, los vínculos que se establecen entre los
países sometidos del Sur y las potencias imperialistas se siguen
basando en los recursos que tradicionalmente han sustentado esa
relación, ahora con la incorporación de la biodiversidad. Además,
la deuda externa conmina a los países dependientes a destinar la
24 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

mayor parte de sus recursos primarios de exportación al pago de


sus compromisos financieros. El problema radica en que, a largo
plazo, se deprecian las materias primas en el mercado mundial, lo
que incrementa los volúmenes producidos, empeoran las condicio-
nes de vida de la población y aceleran la destrucción ambiental.
El libre comercio, impulsado por los Estados Unidos, la Unión
Europea y el Japón tiene como objetivo prioritario obtener ganan-
cias y trasladarlas hacia sus territorios, lo cual se ha conseguido,
entre otros mecanismos, por la onerosa deuda externa. Durante
las últimas décadas esa deuda aumentó en forma desmesurada en
América Latina, donde pasó de 32 millardos de dólares en 1970,
a 1 039 millardos de dólares en 2010, y durante el mismo período
el continente pagó 3 180 millardos de dólares, es decir 3 veces la
magnitud de la deuda actuai.14 La transferencia de recursos de
los países endeudados del sur a los países prestamistas del Norte
representa una cifra anual de 50 mil millones de dólares (esta cifra
en sí misma no dice nada, pero se vuelve significativa si tenemos
en cuenta que para remediar los problemas de abastecimiento y
saneamiento del agua para todo el mundo se necesitarían 9 mil
millones, para arreglar los problemas de analfabetismo y falta de
educación se precisarían de 6 mil millones y las carencias de salud
y nutrición básicas se solucionarán con 13 mil millones), capita-
les que, desde luego, emiquecen al sector financiero y a las clases
dominantes de los países imperialistas a la par que empobrece y
arruina a la mayoría de los habitantes de África, Asia, América
Latina y el este de Europa.
Para pagar la desorbitante deuda externa, que aumenta todos
los días por los altos intereses y por la devaluación de las mone-
das nacionales, el FMI y el BM imponen onerosas condiciones con
la finalidad de que se reduzcan lod gastos e inversiones sociales y
se cancelen oportunamente los compromisos con los prestamistas.
Quien no lo haga corre el riesgo de ser sometido a una persecución
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 25

económica y a diversas formas de chantaje para que finalmente


se someta en forma sumisa. Por todo esto, la deuda externa se ha
convertido en un plan de exterminio planificado desde los países
imperialistas, una estrategia de guerra de baja intensidad, con el fin
de empobrecer aún más a los países del Sur y hacerlos mucho más
dependientes.

Guerra
La hegemonía imperialista de los Estados Unidos se sustenta en su
expansión militar como en ningún otro momento de la historia del
siglo anterior, como lo comprueban sus gastos militares, que doblan
a los de todos los otros países del mundo juntos. Esos gastos milita-
res implican más producción de armas, tanques de guerra, aviones,
armas no convencionales, financiación de servicios secretos, contra-
tación de mercenarios y establecimiento de «pactos» y «alianzas»
con muchos países de los cinco continentes, en los cuales se instalan
bases terrestres, marítimas y aéreas, que son directamente maneja-
das por las fuerzas armadas de los Estados Unidos.
El gasto militar de los Estados Unidos, que se incrementó des-
pués del 11 de septiembre del 2001, es indispensable para que ese
país preserve su condición parasitaria, pues solo mediante la inti-
midación militar puede subordinar y someter a sus potenciales y
reales adversarios, con el claro propósito de asegurar el flujo de
tributos de sus vasallos hacia el corazón del imperio. En estas con-
diciones, la guerra permanente se convierte en una lógica de super-
vivencia para mantener artificialmente su economía y preservar a
toda costa su cuestionada hegemonía. A su vez, ese gasto militar
se financia con la emisión de dólares sin ningún tipo de respaldo,
con los que puede inundar al planeta, para preservar una prospe-
ridad que no se corresponde con la decadencia de su aparato pro-
ductivo y con el predominio del capital financiero y especulativo. 15
En consecuencia, la guerra contra el «terrorismo» no es una política
26 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

coyuntural de un determinado gobierno, el de George Bush, sino


que hace parte de un proyecto imperialista que pretende revertir la
subordinación de la economía de los Estados Unidos con respecto a
otras potencias capitalistas.
Existe una simetría casi perfecta entre el despliegue de bases
militares de los Estados Unidos y las zonas productoras de petró-
leo, puesto que el interés principal del imperialismo radica en con-
trolar las reservas mundiales de hidrocarburos. En este sentido,
el petróleo no solamente es importante como la fuente energética
fundamental de la civilización capitalista sino que es, en lenguaje
geopolítico, una fuente de poder. Quien lo controle podrá impo-
ner sus condiciones a las otras potencias, sobre todo a aquellas que
más dependen del petróleo extranjero, como la Unión Europea y
el Japón, algo que no debería pasar inadvertido para entender las
guerras del presente y del futuro inmediato, casi todas relaciona-
das de una u otra forma con el oro negro.
La guerra contra el terrorismo y la guerra por el petróleo se
complementan a las mil maravillas, como se puede apreciar en
Asia Central y en el Cáucaso, donde el derrocamiento de los taliba-
nes solo fue el primer paso en el objetivo estratégico de los Estados
Unidos de permanecer en la región de manera indefinida para con-
trolar las vastas reservas de energía de la cuenca del Mar Caspio.
Para ello han incrementado su despliegue militar en Georgia, en
Kazajstán y en la mayoría de repúblicas exsoviéticas. En Colom-
bia, la lucha contra los estupefacientes es un pretexto del proyecto
contrainsurgente que busca proteger los oleoductos que conducen
el petróleo hacia el exterior y apropiarse de importantes recursos
naturales, todo lo cual se aprecia en el Plan Colombia. En Vene-
zuela, el objetivo máximo es derrocar al gobierno bolivariano para
retomar el control absoluto de uno de los primeros productores
mundiales de petróleo. En Irak, resulta casi una perogrullada decir
que el petróleo fue la savia que alimentó la agresión imperialista.
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 27

Y en estos momentos está en marcha una campaña rnediática que


justifica una posible agresión contra Irán, que se prepara desde la
época de la administración Bush junior.
Los Estados Unidos impulsan otra fuente directa de guerra, a
través de la cual se reafirma la estrecha relación que las activida-
des bélicas guardan con el comercio: la venta de armas y el empleo
de mercenarios, denominados ahora con el término benigno de
«contratistas». Esto se vincula en forma directa a la economía esta-
dounidense, puesto que la producción de armas es uno de los pocos
rubros en los que ese país cuenta con indudables ventajas. Por eso,
su interés en inundar al mundo de armas, fomentar guerras y con-
flictos, y alimentar odios étnicos y religiosos, no solo para pescar
en río revuelto y mantener su dominio, sino también para obtener
fabulosas ganancias con la industria de la muerte.

Integración entre el libre comercio y la guerra


Aunque en los dos parágrafos anteriores hemos tratado de hablar
por separado del libre comercio y de la guerra por los recursos, ha
sido difícil analizarlos corno dos procesos diferentes, porque en la
práctica son dos instrumentos de dominación imperialista mutua-
mente complementarios. Al respecto, es interesante preguntar:
¿qué factores explican que el libre comercio sea una forma de guerra
y la guerra un negocio? La respuesta se encuentra en la esencia
misma del imperialismo, en la que existe una compenetración entre
economía, política y poder militar, sin que sea posible disociarlos,
puesto que al fin y al cabo para garantizar y defender las inver-
siones de adversarios y competidores, un país imperialista necesita
el respaldo de la fuerza bélica. Además, hasta ahora no han desa-
parecido los nexos entre compañías y Estados, tan característicos
del imperialismo, y antes por el contrario estos se han reforzado,
corno se evidencia en el proceso complementario de destrucción y
reconstrucción de Irak. En este caso, el gobierno de Bush concedió
28 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

a empresas de los Estados Unidos el reparto de todas las activida-


des encaminadas a la «reconstrucción» del país, luego de que fuera
arrasado mediante los bombardeos con misiles fabricados también
por empresas de los Estadds Unidos, en una acción premeditada,
con la finalidad principal de imponer al neoliberalismo.1 6
Podría pensarse que la guerra y el libre comercio son activi-
dades antagónicas y que no tienen nada que ver entre sí. Lo que
sucede en el mundo actual demuestra que están vinculadas en
forma directa, o mejor aún, que son dos estrategias impulsadas por
el imperialismo para controlar las· zonas abastecedoras de petró-
leo, minerales y materias primas, al mismo tiempo que amplía los
mercados para sus empresas e inversiones. Esto puede conseguirse
con métodos «pacíficos» o abiertamente bélicos. El primer método
adquiere el carácter de una guerra comerciat «silenciosa» y consen-
tida, que persigue el saqueo por medios legales de las fuentes de
materias primas, para lo que es necesario contar con la complici-
dad consciente de las clases dominantes locales. En este caso el
saqueo de los recursos no asume un carácter militar abierto, en
la medida en que esas clases dominantes usan el Estado, y todos
sus instrumentos de represión y de control social, para facilitar la
explotación de los recursos materiales y energéticos nacionales, fir-
mar tratados de libre comercio y abrir por completo sus economías
a la voracidad de ~as empresas multinacionales, como sucede en
este momento en América Latina en general, y en Colombia en par-
ticular, con el sector energético y minero. Cuando no se logra por
las buenas imponer el libre comercio, se procede a convencer a los
remisos por la fuerza bruta. Por eso, los Estados Unidos, Francia o
Inglaterra no dudan ni un solo instante en bombardear y destruir
aquellos países que no aceptan de buena gana las virtudes celestia-
les que tendría el libre comercio.
Estas dos formas no son contrapuestas, sino complementarias,
ya que el despliegue de la fuerza armada es en sí mismo un meca-
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 29

nismo de disuasión de todos aquellos países remisos a someterse a


los dictados de las grandes potencias (lo que es más evidente en el
·caso de los Estados Unidos), para que se resignen a ceder en ban-
deja de plata sus recursos naturales a las grandes empresas multi-
nacionales y a los países imperialistas.
La firma de acuerdos y de tratados de libre comercio persigue
la apropiación, «pacífica» y «consentida», de los principales recur-
sos naturales de los que pueda disponer un determinado país, para
que los capitalistas de los países dominantes puedan apropiarse de
ellos sin ningún tipo de obstáculo. El mejor ejemplo de la fusión
entre libre comercio y guerra se mostró durante el breve período
en que el «halcón» Paul W olfowitz estuvo al frente del Banco Mun-
dial. Este individuo es portavoz del lobby judío israelí y responsa-
ble y coparticipe en las guerras imperialistas de los Estados Unidos
del último cuarto de siglo. Algo similar ocurrió hace varias déca-
das, cuando Robert McNamara pasó directamente de la Secretaria
de Defensa de los Estados Unidos a presidir el Banco Mundial y
luego de atizar la guerra de Vietnam, se dio a la tarea de impulsar
la guerra demográfica, la revolución verde y los primeros planes
de ajuste como mecanismos bélicos no convencionales contra los
pobres de la tierra. 1
En el nuevo reparto del mundo, el libre comercio no puede
imponerse por sí mismo, porque el mercado necesita algo más
que una mano invisible; en verdad, precisa del apoyo de las garras
imperialistas. Esto sucedió en la ocupación de Irak, ya que la deci-
sión de invadir a este país se adoptó conjuntamente entre el Pen-
tágono y las compañías petroleras, que calculaban las fabulosas
ganancias que representaba el sacar del juego a compañías rivales
de Francia, Rusia y China, que habían firmado contratos con el
gobierno de Sadam Hussein. Como para que no quede duda de
la compenetración entre los intereses económicos y militares en el
caso de los Estados Unidos, es bueno recordar que los principa-
30 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

les personajes de la administración Bush junior están untados de


petróleo -y de sangre- hasta el cuello: Bush padre integró el gran
grupo empresarial Carlyle por su directa relación con el sector de
energía; el expresidente G.W. Bush el grupo Harkins Oil; el exvice-
presidente Cheney fue uno de los principales directivos de Halli-
burton Oil; Condolezza Rice tiene relación con Exxon y Texaco y
el exjefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, fue un hombre de la
petrolera Occidental.
La acentuada militarización del mundo evidencia la estrecha
relación entre la economía, la política y la guerra, lo cual contro-
vierte la suposición que la guerra es la ruptura de la paz perma-
nente que caracterizaría el mundo contemporáneo, para lo cual se
toma como modelo, en una típica lectura eurocentrista de la his-
toria, a los Estados Unidos y a Europa Occidental en donde no se
han presentado guerras desde el fin de la Segunda Guerra Mundial
(1945). A partir de este hecho se ha difundido alegremente la idea
de que la guerra es la excepción, y no la norma, y que el impe-
rialismo recurriría a ella en última instancia. Esta interpretación
reduce el mundo a los polos euroatlánticos dominantes, como si no
existiese las zonas periféricas -que hasta no hace poco formaban
el Tercer Mundo-, las cuales han soportado las agresiones impe-
rialistas a pequeña y vasta escala desde hace siglos. Pero, además,
esa interpretación desconoce los nexos estrechos entre la economía
y la guerra (como continuación de la política), y los considera como
entidades independientes. En el mundo real del imperialismo eso
es una ficción, porque la guerra es una industria muy rentable -y
de las más productivas y soporte de todas las innovaciones tecno-
lógicas de los últimos 60 años- en varios sentidos: en términos
estrictamente económicos, es la base del complejo militar-indus-
trial que jalona la economía estadouhidense desde la época de la
Guerra Fría; en términos bélicos, porque su poder permite invadir,
ocupar y arrasar con países enteros (Vietnam, Yugoslavia, Irak. .. ) y
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 31

apoyar a regímenes títeres que existen gracias a los Estados Unidos


(Colombia, Israet el régimen racista del apartheid en Sudáfrica ... ).
Desde un punto de vista estratégico, el aparato bélico es esencial
para que el imperialismo se mantenga y sin la guerra permanente
ya no existiría el capitalismo. Esto se evidencia con el incremento
en la producción de armas en los primeros años del siglo XXI, pese
a que en 1989-1991 se aseguró que habíamos entrado en una fase
histórica en la que ni las armas ni la guerra serían necesarias, y se
anunció que ahora sí se iba a realizar la utopía de la «paz perpetua»
y habrían terminado para siempre las guerras imperialistas.
Para determinar el carácter imperialista de esas guerras no se
necesita mucho esfuerzo -por supuesto si se va más allá de las
apariencias de los discursos apologéticos de las «guerras huma-
nitarias» y de las «guerras justas»- solo hay que desentrañar los
verdaderos intereses que se esconden detrás de las mismas. Dichos
intereses están vinculados con el control de recursos estratégicos,
(en primer lugar el petróleo), o someter nuevos territorios a la
lógica mercantil y capitalista para aprovecharse de nuevos recursos
(como la biodiversidad), tal y como sucede en la Amazonia o en la
triple frontera (Brasil, Paraguay y Argentina), para apropiarse del
acuífero guarani. Además, la guerra es un mecanismo indispensa-
ble del imperialismo, tanto para imponer sus políticas (el consenso
de Washington) con la participación consciente de las clases domi-
nantes en cada país, como para aniquilar todas las formas de resis-
tencia y lucha que se opongan a esas políticas antipopulares.
Con todos estos elementos puede señalarse que la guerra es con-
sustancial al imperialismo, no es episódica ni coyuntural como lo
comprueba una mirada atenta a la historia de los Estados Unidos.
Indistintamente, la guerra ha sido un proyecto político de demócra-
tas y republicanos (representantes del Partido del Capitat como lo
llama Noam Chomsky) y de todos los sectores económicos podero-
sos que forman parte del complejo militar-industriat en el que se
32 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

incluyen a los investigadores y científicos, cuyas invenciones y des-


cubrimientos no hubieran sido posibles sin el apoyo del Pentágono.

Guerra y libre comercio: el ejemplo colombiano


Como ejemplo concreto de la estrecha relación entre guerra y libre
comercio, nada mejor que el caso de Colombia, un prototipo ilus-
trativo de neoliberalismo armado.
Desde el siglo XIX, Colombia ha fascinado a geógrafos y viajeros
por algunas razones que enumeramos en forma esquemática: su
diversidad geográfica lo convierte en uno de los países más variados
del mundo, con tres cordilleras, todos los pisos térmicos, dos cos-
tas, la selva pluvial del Chocó y del Amazonas, extensos llanos en el
oriente del país, fértiles valles interandinos, importantes fuentes de
agua a lo largo y ancho del territorio nacional, un sistema de pára-
mos que abastece de agua a varias regiones; su biodiversidad, puesto
que somos el cuarto país más biodiverso en general y el primero
en ciertas especies animales y vegetales; su riqueza natural, expre-
sada en que nuestros suelos existen distintos materiales energéticos
y minerales, importantes reservas forestales y materias primas; su
diversidad cultural, ya que aún hoy subsisten más de 80 grupos étni-
cos y en nuestro suelo se hablan unas 60 lenguas indígenas.
Al mismo tiempo que los viajeros extranjeros se maravillan con
esta riqueza y biodiversidad, los más perceptivos y críticos en el
ámbito social han señalado que este país es uno de los más injustos
y desiguales del mundo, donde siempre han imperado los grandes
latifundistas y ganaderos, gracias a la expropiación legal y violenta
de indígenas, campesinos y colonos de sus tierras. Al respecto es
célebre el calificativo del viajero francés Pierre d'Espagnat, a fines
del siglo XIX, quien acuñó una caracterización afortunada sobre
Colombia, al decir que aquí reina una bligarquía compuesta por 14
familias.
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 33

Ese monopolio territorial se proyecta hasta el día de hoy, como


se demuestra con cifras elementales: solo el1,2% de los dueños de
la tierra acaparan el 55% de todas las tierras disponibles; nunca se
efectuó una reforma agraria en este país ni se tocó el poder de los
terratenientes, los cuales siempre han desempeñado un papel pro-
tagónico en la política y en la sociedad colombiana; en los últimos
15 años hemos asistido a una anti-reforma agraria -lo cual parece
paradójico en un medio donde nunca hubo reforma agraria-, con
el robo de las tierras de los campesinos y colonos, despojados a
sangre y fuego por los viejos y nuevos terratenientes y ganaderos y
sus grupos paramilitares, formados con la participación directa del
Estado colombiano.

Guerra y transnacionales en Colombia


El terror y el desplazamiento forzado son políticas imperialistas implementadas por el
Estado en Colombia como elemento esencial del modelo de acumulación de capital:
el desplazamiento forzado es una estrategia de guerra consagrada como política de
Estado [... ] Estos planes imperialistas han convertido a Colombia en el primer país
en el mundo con población desplazada. La militarización de la vida del país, mirando
tan solo esta última década, le ha garantizado a las empresas trasnacionales el
acceso a los recursos de los pueblos campesinos, porque solo la violencia y el terro-
rismo de Estado les permite desalojar de sus tierras a los campesinos, masacrar sus
comunidades, imponer los monocultivos transgénicos y sus tecnologías de muerte
con los mismos agrotóxicos producidos como armas de guerra.
Sobre el mapa de la presencia de las empresas trasnacionales que explotan
los recursos naturales y la fuerza de trabajo de los pueblos previamente despojados
de sus tierras, el mapa del accionar de los ejércitos mercenarios del Estado colom-
biano calca con ríos de sangre los intereses de estas empresas. La lucha contra el
terrorismo que hoy pregona el imperialismo, como en la década de los años sesenta
pregonó la lucha contra el comunismo, es como siempre, la guerra que los intereses
imperialistas ejecutan de manera sistemática contra los pueblos del mundo.
Es por estas regiones del sur de Colombia por donde se ha escalado militar-
mente la presencia imperialista, no para devolverles la tierra a los campesinos des-
plazados, ni para devolverle la vida a los miles de hombres y mujeres, de jóvenes, de
niños y niñas asesinados por esta horda que instruye, planifica y ejecuta de manera
34 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

sistemática el terror. Las cientos de fosas comunes hasta ahora admitidas por los
asesinos son el testimonio de la acción pacificadora de los intereses imperialistas
que explotan el petróleo y los recursos naturales de esta región.
La manera despiadada como se da muerte a las víctimas ha sido relatada, entre
otros, por un paramilitar que confiesa que allí, en el Putumayo, han despedazado a
sus víctimas con motosierras, han comido de sus carnes y han bebido de su san-
gre dizque para aumentar la ferocidad de estos "heroicos» combatientes contra la
población campesina. Es allí una de las regiones donde opera la Dyncorp, donde
tarnbién está la USAID con un programa que llama MIDAS (Más Inversión para el
Desarrollo Alternativo Sostenible), este nuevo rey rnidas que convierte en oro todo
lo que toca, pero que en su alquimia para convertir la biodiversidad en oro destroza
con motosierra los cuerpos de los pueblos campesinos mientras uno de los líderes
más visible habla en UNASUR de terrorismo.
Retornado a los territorios del sur de Colombia donde la USAID hace presencia
con megaproyectos como los corredores MIDAS de la USAID, con palma africana,
cacao, y demás cultivos que erradican la biodiversidad alimentaria de los pueblos
campesinos erradicando a su vez a los mismos habitantes, a sus gallinas, a sus
semillas, a sus niños y niñas, encontramos que es esta misma USAID la que siempre
ha estado INVIRTIENDO en procesos electorales, en partidos políticos, en organiza-
ciones de la sociedad civil, y en el fortalecimiento de regímenes políticos serviles
llamados "democráticos», tal como lo anuncia profusamente en sus propias páginas
en internet.
¿Es un hecho al azar el que las botellas de agua que se venden en la zona
controlada por los ejércitos mercenarios en el Putumayo, allí por donde empezó el
plan Colombia, lleven impresa la imagen corporativa de la USAID? Mientras la USAID
auspicia el embotellamiento de agua, las poblaciones recogen agua lluvia para el
consumo y carecen de servicio eléctrico y de alcantarillado.
Fuente: Humberto Cárdenas Mota, Colombia: la acumulación de capital y el
terrorismo de las motosierras, en (http://www.biodiversidadla.org/contenVview/
full/51986).

La desigualdad y la injusticia social que tiene su soporte histórico en


el ámbito rural, también se manifiesta en los otros sectores económi-
cos, entre los que sobresale la ganaderícJ, ligada al poder de la tierra,
sector que se expandió y fortaleció en los últimos años. Eso mísm~
acontece en el comercio, la poca industria que queda y el sector
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 35

financiero. Cuatro grandes grupos económicos -llamados popular-


mente en nuestro medio como los «cuatro cacaos»- son los dueños
de las principales empresas, los bancos y los medios de comunica-
ción. Estos sectores acaparan la mayor parte de la riqueza del país,
son los mismos que tienen como ideal y proyecto de vida a Miami y,
por eso, quieren que nuestro país sea un suburbio pobre de los Esta-
dos Unidos. Mientras ellos disfrutan de los favores del imperialismo,
le regalan las riquezas que se encuentran en nuestro territorio.
La concentración de la riqueza se expresa, como contrapartida,
en la miseria generalizada de la población colombiana: 34 millo-
nes de pobres, entre 45 millones de habitantes; el45% del total de
la población colombiana es indigente (es decir, más que pobres);
19 millones padecen de hambre o desnutrición crónica; 78% de
colombianos viven por debajo de la línea de pobreza; el 80% de la
población económicamente activa está desempleada, subempleada
o en la informalidad; 5 millones de colombianos han sido expulsa-
dos de sus tierras en los últimos años; el índice Gini -que mide la
concentración del ingreso- en el país es de 0.59, uno de los más
altos de América Latina y del mundo.
Hoy por hoy, el apoyo económico y militar de los Estados Uni-
dos es indispensable para que esas clases dominantes criollas sos-
tengan la guerra en que se han embarcado para preservar intacto
su poder sin repartir ni un metro de tierra ni un céntimo de sus
riquezas. Al respecto solo baste recordar que los Estados Unidos
le suministran a Colombia más de dos millones de dólares diarios
con destino a las fuerzas armadas, lo que ha llevado a que este país
se convierta en el tercer país del mundo en recibir ayuda militar
directa del imperio (después de Israel y Egipto). En concordan-
cia con ese hecho, Noarn Chomsky ha demostrado que la «ayuda
militar» de los Estados Unidos es proporcional a la violación de los
derechos humanos, lo cual lo confirma de lejos en el caso colom-
biano.
36 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Por supuesto, esta «ayuda» no es desinteresada sino que se ins-


cribe en el ámbito de los objetivos estratégicos de Washington, ten-
dientes a asegurarse el control de una zona vital por su ubicación
geográfica, por su riqueza naturat por su biodiversidad, por sus
recursos energéticos (Colombia es el séptimo abastecedor de petró-
leo de los Estados Unidos), por su interés geopolítico en relación
con el «desorden» de los países vecinos (en especial Venezuela).
Como siempre, los Estados Unidos tienen un pretexto para interve-
nir, al que le han aplicado el apelativo de Guerra contra las Drogas.
Los intereses de los Estados Unidos en Colombia replican los
nexos entre el libre comercio y la guerra, pero a un nivel todavía
más dramático. El libre comercio, que desde hace 25 años impulsan
las clases dominantes, destruyó la base agrícola e industrial que
aquí se había podido construir después de 1950, aumentó la mise-
ria de las mayorías populares, incrementó la huida de colombia-
nos hacia el exterior y acentuó la violencia. La fase actual de firmas
indiscriminadas de Tratados de Libre Comercio, simplemente es la
consumación de un proyecto antinacional que se inició en 1990, con
el gobierno neoliberal de César Gaviria Trujillo, no por casualidad
después secretario del Ministerio de Colonias de los Estados Uni-
dos (la OEA). En aras del libre comercio durante los últimos cinco
lustros se feriaron las riquezas naturales del país, se abrió en forma
abrupta la economía, se facilitó la inversión al capital extranjero, se
eliminaron los aranceles, se permite la repatriación del100% de las
ganancias de las empresas foráneas, se privatizaron las principales
empresas y actividades públicas y se le entregaron la banca oficiat
la salud, las telecomunicaciones, entre muchas cosas.
1

Esta política de libre comercio indiscriminado y desfavora-


ble a la mayor parte de la población colombiana se rubricó en los
últimos años con la firma de catorce Tratados de Libre Comercio
por parte del gobierno de Colombiajfio cual destruye lo poco que
pudiera quedar de industria y economía productiva en este país, al
América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista 37

tiempo que aumenta la miseria y la desigualdad. Como es apenas


obvio, diversas fracciones de las clases dominantes - agroindus-
triales, exportadores, financistas y terratenientes- se benefician
con ese aperturismo indiscriminado, al tiempo que sueñan con que
este país se convierta en otra estrella de la Unión América y sus
ciudades sean una réplica miserable de Miami.
Para que todo esto fuera posible, las clases dominantes no
han dudado en recurrir a la violencia, pues, vaya coincidencia, el
mismo período de la apertura económica coincide con la extensión
del poder paramilitar, sustento real del libre comercio que se ha
impuesto en el país, y de la «alianza» estratégica con los Estados
Unidos. A todos aquellos que han protestado contra las priva-
tizaciones, la reducción de salarios, el desempleo, la caída de los
precios de las materias primas (como el café), se les mata, tortura
o desaparece por acción del Estado colombiano o de sus fuerzas
paraestatales. Los dirigentes sindicales son asesinados para que
nadie se oponga a la flexibilización laboral ni a los leoninos acuer-
dos con multinacionales, a las que se les entrega lo divino y lo
humano. A los campesinos e indígenas que se oponen a los mega-
proyectos y grandes obras de infraestructura, funcionales al libre
comercio, se les masacra, se les queman sus viviendas y sus cose-
chas y se les destierra de sus parcelas. No es raro que en las mismas
zonas de expulsión de campesinos aparezcan fincas ganaderas, o
se siembren cultivos de palma, banano o flores, productos que se
muestran como renglones exitosos del modelo exportador en boga,
sin decir, desde luego, que arrasan con los ecosistemas y sus habi-
tantes ancestrales. Tampoco es extraño que el paramilitarismo se
apropie de reservas de biodiversidad o de tierras en donde hay
minerales o donde se proyecta la construcción de megaproyectos,
las que después pasan a manos de las empresas multinacionales.
La violencia inherente J:l libre comercio en Colombia es un
mecanismo esencial de acumulación del neoliberalismo annado. Con
38 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

este apelativo se alude al hecho particular de Colombia -aunque


se presente en otros lugares en los que ha sido notable la «ayuda
militar» de los Estados Unidos, corno en Guatemala-, en donde
tras la máscara del libre comercio actúan con total impunidad las
fuerzas desembozadas que con él se favorecen, y no solo se recurre
a la violencia del Estado (lo cual ha ocurrido en todos los lugares
donde se ha impuesto el neo liberalismo) sino a fuerzas paraestata-
les, apoyadas y financiadas por terratenientes, ganaderos, expor-
tadores, comerciantes, industriales y banqueros. Y tras todos ellos,
los Estados Unidos.
En los últimos gobiernos de este país se sintetizan los intere-
ses más reaccionarios del libre comercio y de la guerra corno
componentes centrales del neolíberalísmo armado, un proyecto que
al mismo tiempo se sustenta en la concepción de la «guerra per-
manente contra el terrorismo» Made in USA y ha conducido a
entronizar la represión generalizada en todo el país, junto con la
legalización de los paramilitares. Al mismo tiempo, este mismo
régimen se distingue por golpear a los pobres y humildes, elimi-
nar sindicatos y sindicalistas, cerrar hospitales, privatizar la salud y
la educación, aumentar los tributos que golpean a la empobrecida
población colombiana y reducir los impuestos -si existían- al
capital y a la propiedad territorial, así corno al capital extranjero.
Recuento histórico de las relaciones entre
la oligarquía de Colombia y los Estados Unidos
«La penetración financiera saxoamericana tiene finalidades bien
distintas de las que le atribuyen los apóstoles de la estrella polar
[... ] las revoluciones, golpes de estado y maniobras electorales y
políticas suelen ser una inversión tan atrayente como los ferroca-
rriles y las obras de progreso».
El Espectador, junio 17 de 1978
«En la Colombia de hoy el personaje más influyente no es un co-
lombiano. El gobierno de Estados Unidos, que sigue la línea del
jefe de la Casa Blanca, determina la estrategia de conducción de
la guerra en este país a través del Plan Colombia. No solo aporta
gran parte de la artillería militar (helicópteros, armas, etc .. .) sino
la asesoría técnica y logística. Tanto el Pentágono como el Con-
. greso de Estados Unidos influyen sobre las decisiones que tienen
que ver con las personas que conducirán la guerra, con los sectores
bélicos que se fortalecerán [... ], con las prioridades de lucha[ ... ]
y con los escenarios donde se combate (el énfasis en el sur). [... ].
La fumigación de cultivos ilícitos es prioridad estadounidense y la
mayor parte de la inversión social actual es realizada con dinero
aportado por Estados Unidos. Su influencia se extiende a múlti-
ples áreas como la justicia, el tema penitenciario, las aduanas y el
área comercial (más del 60 por ciento de las exportaciones van a
ese país). Juega un papel fundamental en la estabilidad macroeco-
nómica a través de los créditos de agencias multilaterales como
el BID, el Banco Mundial y el FMI, donde Estados Unidos tiene
mucho poder».
Revista Semana, noviembre 5 de 2001
40 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Un rápido recorrido por la historia colombiana desde mediados del


siglo XIX indica una evidente postración de las clases dominantes
de Colombia ante los Estados Unidos, como se rubrica con muchos
hechos, de los cuales vamos a recordar los más destacados. Si se
analiza el asunto en el mediano y largo plazo, algo indispensable
para entender los procesos históricos, se podrá confirmar cómo las
clases dominantes de Colombia han hecho gala de una abyección
estructural con relación a los Estados Unidos y se han convertido
en una quinta columna incondicional, usada por esa potencia para
agredir a otros países de nuestra América. Eso se puede mostrar en
forma retrospectiva, para identificar los hechos más importantes de
esa historia de entreguismo y de comportamiento antinacional, que
va en contravía de los pueblos de nuestra América.

En el corto plazo: Plan Colombia


El acuerdo militar firmado en octubre de 2009 entre el gobierno
colombiano y los Estados Unidos fue la continuación del mal lla-
mado Plan Colombia, que se inició hace un poco más de una
década. Este fue escrito originalmente en inglés en los Estados Uni-
dos y luego se dio a conocer en Colombia. Fue presentado como
un acuerdo encaminado a luchar contra el narcotráfico, puesto que
desde hace varias décadas Colombia es el primer productor mun-
dial de cocaína y produce en menor escala marihuana y amapola, a
partir de la cual se fabrica la heroína. Este plan fue concebido desde
un principio con un doble propósito estratégico: como un proyecto
contrainsurgente encaminado a fortalecer el aparato bélico del
Estado colombiano, el cual había recibido duros golpes militares de
la guerrilla; y controlar la región amazónica, una zona geopolítica
esencial para los Estados Unidos. Tanto el gobierno colombiano
como el de Estados Unidos reafirmarbn de manera reiterada que
el Plan Colombia era un proyecto para luchar de manera exclusiva
contra la producción de narcóticos, pero era evidente, como se ha
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 41

demostrado después, que su finalidad era contrainsurgente y para


eso se necesitaba financiar y rearmar al Ejército. En ese contexto,
mientras el gobierno de Andrés Pastrana desarrollaba unos diálo-
gos de paz con las FARC, los Estados Unidos financiaron y reorga-
nizaron a las Fuerzas Armadas, mediante el Plan Colombia.
Con ese plan, el gobierno de los Estados Unidos se presentó
como un adalid de la lucha contra los narcóticos en las zonas de
producción, sin enfrentar el problema del consumo doméstico, y
privilegiando la militarización de Colombia como forma de comba-
tir la generación de cocaína, formula compartida por la oligarquía
de este país. Para ello nada mejor que poner en práctica una polí-
tica de tierra arrasada en las regiones productoras de hoja de coca,
con costosas e infructuosas fumigaciones aéreas, que devastan
miles de hectáreas de pequeños campesinos en diversas regiones,
en especial en las zonas selváticas del sur, lo que también afecta
a países fronterizos, como Ecuador. La lucha contra las «drogas
ilícitas» solo es un pretexto para afianzar la presencia directa de
Estados Unidos en la región andino-amazónica, como ya está sufi-
cientemente claro.

Los paramilitares, las drogas y los Estados Unidos


Nosotros sabíamos perfectamente, como lo sabían también los comandantes de la
nación anfitriona, que el problema de los narcóticos era un pretexto flojo para encar-
nar la capacidad de unas fuerzas armadas que había perdido la confianza de su
población a causa de años de atropellos [... ] Pero yo me había ido acostumbrando a
las mentiras. Ellas fueron la moneda corriente de nuestra política exterior.
La organización de Castaño está en red directamente, para inteligencia y opera-
ciones, con las fuerzas de seguridad. Esa red fue organizada y entrenada en 1991,
bajo la tutela del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y de la CIA. Esto
se cumplió al abrigo de un plan de inteligencia militar colombiano llamado Orden
200-05/91. La estrecha relación entre el ejército colombiano y Castaño hace nacer
otro problemita para justificar la guerra de la droga. Castaño es un conocido barón
de la droga. No alguien que se aprovecha de los impuestos de la droga sino un capo
de la droga. También hay preocupación en el gobierno de los Estados Unidos de
42 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

estar luchando con -no contra- los narcotraficantes. En realidad, laCIA parece
tener una afinidad irresistible con los capos de la droga.
Fuente: Declaraciones del militar estadounidense Stan Goff, quien por más de 20
años sirvió en tareas de entrenamiento de fuerzas especiales en países latinoame-
ricanos y que en 1992, en Tolemaida (Colombia), entrenó tropas en doctrina con-
trainsurgente. Citado en Deuda con la humanidad. Paramilitarismo de Estado en
Colombia, 1988-2003, Cinep, Bogotá, 2004, p. 433.

Hoy puede apreciarse con claridad que uno de los objetivos del
Plan Colombia era el de fortalecer la capacidad bélica del Estado
colombiano, no solo para enfrentar al movimiento insurgente sino
también para contar con uno de los ejércitos mejor armados del
continente, como lo es en la actualidad. Eso se puede mostrar con
unos pocos datos, de por sí muy reveladores: entre 1998 y 2008,
unos 72 000 militares y policías de Colombia fueron adiestrados
por personal de los Estados Unidos, lo que hace que Colombia sea
el segundo país del mundo, después de Corea del Sur, en recibir
este tipo de entrenamiento; en la actualidad operan en territorio
colombiano 1 400 militares y contratistas (un eufemismo de mer-
cenarios) de los Estados Unidos, cuando a comienzos del Plan
Colombia se había dicho que solamente serían 400; la Embajada de
los Estados Unidos ha crecido de tal manera en cantidad de per-
sonal administrativo, militar y de espionaje que es la quinta más
grande del mundo; el Plan Colombia había costado hasta el2008 66
126 millones de dólares, incluyendo el aporte de Estados Unidos y
el dinero dado por el gobierno de Colombia. 1
Esa fue la primera fase, el Plan Colombia propiamente dicho.
La segunda fase consistió en llevar la guerra interna de Colom-
bia más allá de nuestras fronteras para involucrar a los países
vecinos, como en efecto ha sucedido. Y la tercera fase es la de la
1
guerra preventiva, la típica doctrina nazi-estadounidense posterior
al 11 de septiembre, que se ha puesto en práctica en los últimos
años, y cuyo hecho más resonante fue el ataque aleve y criminal
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 43

en el Ecuador en marzo de 2008 por parte de Fuerzas Armadas de


Colombia.
Algunas cifras ayudan a sopesar la magnitud de la transforma-
ción militar que ha significado el Plan Colombia: el gasto militar de
Colombia representa el 6,5 del PIB, una de las cifras más altas del
mundo, mientras el de los países de Suramérica oscila entre el1,5%
y el 2%; las Fuerzas Armadas de Colombia son las que más han
crecido en el continente, y quizá en el mundo, en la última década,
pues hoy ya tienen cerca de medio millón de efectivos, contando
todos los contingentes de aire, mar y tierra, así como la policía, que
en Colombia es un cuerpo armado y depende del Ministerio de
Defensa; en el 2008, el ejército de tierra tenía 210 000 miembros,
mientras que el de Brasil contaba con 190 000, el de Francia con
137 000, el de Israel con 125 000; la relación de efectivos del ejército
colombiano está en proporción de seis a uno con respecto a Vene-
zuela y de once a uno con Ecuador. 2
Como contraprestación a esta «ayuda militar» de los Estados
Unidos, estimada en 5 525 millones de dólares entre 2001 y 2008
-que convierte a Colombia el tercer país del mundo en reci-
bir asistencia militar de los Estados Unidos, después de Israel y
Egipto- el Estado colombiano respalda cuanta aventura bélica o
agresión realiza el imperialismo estadounidense: fue el único de
América del Sur que apoyó abiertamente la criminal guerra y ocu-
pación de Irak, y llegó hasta el extremo de felicitar a George Bush
por su «éxito» y solicitó que, tras el proclamado fin de la guerra en
mayo de 2003, fueran enviados los bombarderos yanquis a Colom-
bia a combatir a las organizaciones guerrilleras; de este país han
salido contingentes militares para participar como miembros de las
tropas de ocupación en Afganistán, o como mercenarios privados
en Irak; el régimen de Uribe apoyó el golpe de Estado en Hondu-
ras Gunio del 2009) y fue el primer presidente en visitar al ilegí-
timo Porfirio Lobo, quien sustituyó al gobierno de facto. Incluso,
44 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

el Vicepresidente de Colombia llegó a decir el 12 de enero de 2010


en Tegucigalpa, ante empresarios hondureños, que con el derroca-
miento del presidente Manuel Zelaya Honduras «dio un ejemplo de
dignidad a América Latina y el mundo». Y expresó sin reticencias:

Mi admiración es personal e institucional para el pueblo hondu-


reño que estoicamente aguantó las presiones internacionales, la
injerencia externa y todo tipo de asaltos a su soberanía para no
permitir que un modelo anacrónico se implantara en este país»,
y remató diciendo que «la lección de dignidad que Honduras
dio a América Latina y al mundo merece ser aplaudida y respal-
dada[ ... ] y, en ese sentido, Colombia está a las órdenes de los
hondureños.3

¡Tanto cinismo no merece muchos comentarios! Más reciente-


mente, el régimen de Juan Manuel Santos ha sido el único de Sura-
mérica en negarse a apoyar el reconocimiento del Estado palestino
y respaldar en la práctica al sionismo genocida, con el pueril argu-
mento de que solo apoyará la creación de dicho Estado cuando se
reanuden los diálogos entre Israel y la Autoridad Palestina. En este
caso, Juan Manuel Santos lo único que hizo fue obedecer a su amo,
Barack Obama, quien anunció públicamente que si la discusión se
traslada al seno del Consejo de Seguridad de la ONU, Estados Uni-
dos vetaría al Estado palestino, en lo cual, por supuesto, fue secun-
dado por el Estado colombiano, que ocupó puesto temporal en ese
Consejo, y en el cual portó como un perro servil del imperialismo
porque, entre otras cosas, apoyó abiertamente la agresión criminal
contra Libia.
En conclusión, podemos decir con Stella Calloni que:

1
[... ]el Plan Colombia, y sus otros anexos, es el mayor proyecto
geoestratégico que se haya trazado para recolonizar América
Latina» y la militarizacióp ha sido «el mecanismo prioritario de
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 45

Estados Unidos para ejercer su dominio económico y geopolí-


tico>>.4

Sin embargo, tampoco el asunto se agota en el corto plazo, siendo


necesario escudriñar un poco en lo acontecido en los últimos 60
años, para entender en un contexto más amplio los entretelones de
la postración de la oligarquía colombiana con respecto a los Esta-
dos Unidos.

En el mediano plazo: el período de la Guerra Fría


La estrecha colaboración l!l:i!itill;' A~J~~sta~osQ.!}idos con 1ª--oli-..~
~~qgía colQm]:JJanq no empezó con el Plan Colombia, RIJ~sto~ffil~e
¡

il en. realidad "había


~'. - cobrado fuerza desde la '"'"" década de 1950, cuando
·-~----~--" < ~-·--- ~---'".~,.¡m:-

~ .se desató La Violencia política, tras el asesinato del caudil!~}i]:>e-


- 1 réllJ~Ege Eliécer Gaitán. Incluso, puede tornarse corno referencia
de la creciente intromisión de Estados Unidos en la vida nacional
la fecha emblemática del 9 de abril, porque sobre los escombros
humeantes que dejó la rebelión popular y la subsecuente represión
oficial en las calles de Bogotá y en las principales ciudades del país,
nació la Organización de Estados Americanos (OEA), bien llamada
.....
"""'="'-~'"--~~--~---~~~~.-~--=~~~~""="~~ ·=~="-==~·~-"'"~-- ··-~-·---------

el Ministerio de Colonias de los Estados Unidos, y porque con ese


hecho se entrol1~~-~i{~tic¿;~~ci~~¿;fc~fii~.~~_p~¿t;;_4!st~yy~de
~.J<l:.Políti¡::;;tJ~lJ:~!!Qr......Y_~!~l2!.~<!~.~.9l2I!lb!.a:. No por casualidad, el
~p}"'il)J.er presidente de la OEA fue el polít!co colombiano Alberto
Lleras Carnargo, un feroz anticomunista y .2~!.Yici2rJg~Ql1dicional
q~lqs ]js!ados JII1idos1 el mismo que participó en forma directa en
la redacción del Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca
(TIAR), en 1947, irlstrurnentb jurídico con el que se subordinó a los
e•d0--MN--c:::,:c"?O:,•-<c"d>"==---=-~~=~,..

ejércitos del continente a la tutela de Washington.


En plena violencia bipartidista, las clases dominantes de Colom-
bia debían buscar 1..1n !'~~texto para justificar tanto su ad.sct~lPCló>n
(ll bando occidental en la Guerra Fría <:!.)1110 pa:t:a no resolver los
46 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

1
grandes problemas que asediab~~a nuestra socieda~, principal-
mente los relacion~dos con el monopolio terrateniente del suelo.
Ante la creciente ola de inconformidad de los labriegos y colonos
pobres, que se organizaron en ejércitos de autodefensa campesina
para protegerse de las Fuerzas Armadas del Estado y de los sica-
rios privados, el régimen conservador reforzó su dependencia de
los Estados Unidos.~L3lc~~Y11!1:tl!r<lpropicia se presentó durante la
_ Guerrél_~e-~<:::_orea (19?0-195~l:_~~~!<Ot_~:~a.ción de un contingente que
__fg~~lJill!!I~_é!9g~C::()!l_~_l!21IlPr~.~<ie BéJ.tallón ColombiéJ. y el enví()__de~
S()lslados J:lacionales_élJ>elear atél.lllejéJ!laS ,t:~rras. A cambio de ese
hecho, avalado por su abierto anticoml!J:lis1n.o, los Estados Unidos
y el gobierno colombiano sellarol!c_ un~te~e.P.l:'..<?E>éléi!i~a mili~_éir,
que se manifestaría en lo sucesivo en la conversión de nu~~~<:)país_
en un peón incondicional del imperialismo. / ,· ~

Ese hecho propiciaría un cambio drástic~ en las relaciones de


; Colombia con los Estados Unidos~Y~t~IJ;l_l?i_~l} __J:!lüdificaría el Ejé~­
)~Eit<?<::2!~1IlB!an_?,
porque a partir de ese momento se establecieron
-~;·u_n;·s estrechos nexos militares que se mantienen, notablemente
~incrementados como se vio más arriba, hasta el día de hoy. Esa
dependencia se percibe en términos de armas, equipos, manuales
de instrucción, formas de operar, personal asesor de los Estados
Unidos, grupos de militares que van a adoctrinarse en ese país,
J:!lisiones militarespermanentes con carácter de agregados diplo-
_!!l.~!}sgs y, sobre t~d;, en l~iKt~OIOgíaañticomunis~é! que penetr~ía .
~-" -~~"'"""-.~-·~~~~-·"~· -- ..•--~=<=·~oc-,_,..-.,-~.~"

a_l~1l~o e~::_!~El~!.l_~~i.9:éld9~1.2~~~J?J:~.l:'()_s__q~l Ejército colombian9


z_i~~-~ifu~~~-~~I'~~~5!J?~ln_:~1l~~~E<;>E l(lvía estadounidense, desde la
década de 1950.
---~A~partir de ese momento, los gobiernos colombianos actuaron
siempre en consonancia con los intereses imperialistas de los Esta-
/
dos Unidos, como se demostró con 'algunos hechos, que destaca-
rmos de manera sintética. El principal de ellos fue la expulsión de
lcuba de la OEA a comienzos de 1962. Para empezar, el9 de diciem-
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 47

bre de 12§QS2l2.!ll:!:'>iaj~q.1~J2~PJ::iiE~r()S pa~~s de América


Latina en romper relaciones co!l Cuba, lo cual no sorprende si se
recuerda que el presidente era el proimperialista Alberto Lleras
Camargo, socio incondicional de los Estados Unidos. Asimismo,
desdeColombia se propaló un infundio sobrefFiaelCastrojque ha
----·~~~~.~~ --·~~ ·--- - ~--0 ----=-----~- -. ""~--~··"--·--~--~-~- •·-~~;rd-,~--~----~~-

hec~().S1l:!!~ra d 11ra:t:~:~_ml1Sh()_!i~g:tpg__ysQE.~ti!11Y~-u:r.t~..Yerdagera
calumnia, repetida como una letanía ciertos medios periodís-
ti~~;-~-~~t;~~i~~ada 9 de abril: Fidel Castro fue culpabilizacJ.c)1~1
haber participado en el asesinato de Gaitán, y presentaron como
prueba una foto suya en Bogotá, cuando como dirigente estudiantil
mg:tici:paba .~!l1,1!13!..r~1111i§J:l.~C·QDJ!1l~lltp.J.d~ e_stgd!ml!~~<:I!.:l~ ?~§l(Jl1i>.
en for~~Pa!~l~J~ a la Confere11cia Panamericana, e11 abril de 1948.5
La acción colombiana con relación a Cuba en el seno de la OEA
para lograr la expulsión de la isla irredenta fue tan vergonzosa que
todavía en algunas páginas de los periódicos latinoamericanos y de
Internet se pueden leer comentarios de este tenor:

El 9 de noviembre de 1961, en uno de los momentos más tensos


de la Guerra Fría, Colombia solicitó una reunión de ministros de
Exteriores de Latinoamérica para analizar «las amenazas a la
paz y a la independencia política de los Estados» del continente.
Colombia aludió a «la intervención de potencias extracontinenta-
les, encaminadas a quebrantar la solidaridad americana[ ... ]». 6

En esa indigna reunión, llevada a cabo en Punta del Este, Uruguay,


en enero g~J.2.~~, una mancha indeleble en la historia de la postra-
" de la oligarquía colombiana con respecto a Estados Unidos,
ción
fueron adoptadas ~o r~?.2!uc~()!1~~(:0flt!a ..s:;llE-ª. y uno de los
más beligerantes propulsores de la expulsión de Cuba fue el canci-
.Jler.<.:;QlQJ:nhianQql1ienar~m~ntéJ.ba que la e~tabilidad democrática
g_g@.r~gi<íng?tª12ª .en xü::~gQ .pQX «l¡;¡ 9fens.i.7Jf1c)=J.Ub12ersi.12.a_de Gobi.emQs
~CQWUni~?.Jils'"~ll§..ag?JJlf!.í:LJt]JJ.§JllgW!lÍ?-ªc;ior¡es. controladps por ellos». 7
48 Colombia /et1mperialismo contemporáneo ...
j \

)- En el pl~o interno, otro elemento que deby ser destacad~ de


/este período es el relativo a la aplicación de laf¡;Q2~!!!na de Segu-
~aq N ?-_cional y de contrainsurgencia de estirpe. estadounidense
f_t:?r 1~~~~~-~~~~ibi;;~~~~;¡~;bi;;;~;¿;¿~~i~ década de 1960.-
.2 Sobresale la aplicación del llamado Plan Lasso (Latín American

~';.v f Security Operation) contra grupos de campesinos en la región de


LMarquetalia. Se desató una feroz campañ_a en la que participaron
---'-·-~-. .~--

16 mil s~.<!dos,_ que usaror{~~(l~J ~iones_ PrOJ?()rcionªdo§l. por


ldsJ:<:s~~~()~.l:!Ñd()¡;,.De esa acción emergieron las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (F ARC).
A comienzos de 1962, ~ml2m~..sl~Jª···Es<::l1.elél q~ _Guerr_é!
Esp~3_~y~Jos_Est~s12..? _Unij._2~_.V"!~l~a~().!l.~.<:::<?!~l>iél.Y _el _g~geml
__l'V~ Yarbor_?~, ~~~!()!..'!.e.~~(:;~!iJiélS!()l}e_s g~_!9:E:1>c:uela de
(;~err(l_}<:sE~~ial de Fort
···-~···~'="·"'~·-· ··•··

Debe crearse ya mismo un equipo en dicho país, para selec-


cionar personal civil y militar con miras a un entrenamiento
clandestino en operaciones de represión, por si se necesitaren
después. Esto debe hacerse con miras a desarrollar una estructura
cívico militar que se explote en la eventualidad de que el sistema de
seguridad interna de Colombia se deteriore más. Esta estructura se
usará para presionar los cambios que sabemos, que se van a necesitar
para poner en acción funciones de contra-agentes y contra-propaganda
y, en la mejiida en que sea necesario, i11Jpulsar..eabotajes y/o actividades
terror{~a[efL[E:!!!.il!tares contra lm(0?r!oci~~J· partiqqrios [lel (;_Of!l~
Los Estados Unidos deben ápoyar esto. 8

Como para que no quedaran dudas de lo que hablaban también


recomendaron que se llevara a cabo «un programa intensivo de
registro de los civiles», de tal modo j!Ue «todos sean eventualmente
registrados en archivos del gobierno, incluyendo huellas digitales
y fotografías», y que seTealizaran interrogatorios a los sospechosos
y prisioneros en los que se empleara «sodio, pentotal y uso de polí-
grafos[ ... ] para arrancarles información a pedazos».
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 49

En pocas palabras, los Estados Unidos están involucrados en la


promoción de grupos paramilitares desde hace medio siglo, como
un medio de lucha contrainsurgente, cuya magnitud criminal se
proyecta hasta nuestros días.

Los Estados Unidos impulsan la formación de grupos paramilitares en 1962


Si tenemos tal aparato en Colombia, sería empleado antes de que los comunistas
lleguen a ser muy fuertes en el combate. El equipo tiene razones para sospechar
que los rurales que operan en los llanos son los CAS, dirigidos por el DAS de Colom-
bia. Si esta sospecha es cierta, es un paso en la dirección correcta, a condición de
que los CAS tengan un liderazgo positivo que los influya [... ].
El aparato debe estar encargado de la ejecución clandestina de planes desarro-
llados por el gobierno de los Estados Unidos hacia objetivos definidos en los campos
político, económico y militar. Esto permitirá pasar a la ofensiva en todos los campos
y no depender de los colombianos, mientras ellos encuentran su propia solución.
Aunque esto último sería lo preferible, no hay seguridad de que el desarrollo de los
acontecimientos dé espera.
Fuente: Suplemento Secreto del Informe de la visita a Colombia del Equipo del
Departamento del Ejército, procedente de Carolina del Norte, Estados Unidos, 2-13
de febrero de 1962, citado en Diego Otero Prada, El papel de Estados Unidos en
el conflicto armado colombiano. De la Doctrina Monroe a la cesión de siete bases
militares, Ediciones Aurora, Bogotá, 201 O, p. 47.

Para terminar este punto, es bueno referirse a la postura del


gobierno colombiano ante la guerra de las Malvinas en 1982, por-
que ello indica el comportamiento tránsfuga ante otros países de
la región y su postración incondicional al servicio de las grandes
potencias. En esa ocasión, Argentina, que había ocupado las islas,
solicitó la aplicación del TIAR, invocando una agresión extraconti-
nental, una de las razones que habían motivado la creación de ese
instrumento, siempre manejado a su antojo por los Estados Unidos.
En forma textual su artículo 3 señala: «Un ataque armado por parte
de cualquier Estado americano será considerado un ataque contra
todos los Estados americanos». La solicitud argentina fue respal-
50 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

dada por la mayor parte de países miembros del TIAR, pero no fue
apoyada por Colombia, Chile, Trinidad Tobago y, por supuesto,
el dueño del circo, los Estados Unidos, país que, como es apenas
obvio, respaldó a Gran Bretaña. Chile tenía litigios fronterizos con
Argentina, que casi los llevan a la guerra, y en plena dictadura de
Pinochet no iba a apoyar la solicitud hecha por su incomodo vecino
al TIAR. Trinidad Tobago se abstuvo por sus vínculos históricos
con el Reino Unido, de la que fue colonia durante mucho tiempo.
Pero Colombia, ¿qué podía argüir para oponerse a la solicitud de
la Argentina? Nada sustancial, solo su postración a los intereses de
los Estados Unidos, que se alinearon sin titubear con el gobierno
inglés de Margaret Thatcher. Por tal actitud, en ese momento a
Colombia le fue aplicado, con toda razón, el calificativo de «El Caín
de América Latina».9

En el largo plazo: del Tratado de 1846 sobre Panamá


a la Segunda Guerra Mundial
Si en el mediano plazo, después de la Segunda Guerra Mundial, .
Estados Unidos estable unos vinculas estrechos con la oligarquía
colombiana en el terreno militar y económico, rubricada con un
anticomunismo feroz y la aplicación de la doctrina de la segu-
ridad nacional, en el largo plazo, que nos remite hasta mediados
del siglo XIX, se p~rfilan los comienzos de la subordinación ante la
naciente potencia del norte, en Q:lOmentos en que dominaban en
el plano mundial metrópolis europeas; encabezadas por Inglaterra.
Desde el mismo momento de la lucha por la independencia
de las colonias españolas, la postura de los Estados Unidos favo-
recía en forma directa los intereses de la monarquía ibérica, pues,
como en 1817, pese a su «neutralidad» 1
declarada, envía armas a
los españoles o se las vende en sus puertos, con lo cual en la prác-
tica se oponía a las luchas independentistas que se libraban contra
España, si se recuerda que los Estados Unidos ni siquiera recono-
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 51

cieron la beligerancia de los ejércitos patriotas durante la indepen-


dencia. Refiriéndose a esa pretendida neutralidad de los Estados
Unidos, Bolívar en pleno fragor de los combates contras las tropas
realistas decía en agosto de 1818:

Negar a una parte los elementos que no tiene y sin los cuales
no puede sostener su pretensión cuando la contraria abunda en
ellos es lo mismo que condenarla a que se someta, y en nuestra
guerra con España, es destinarnos al suplicio, mandarnos exter-
minar. El resultado de la prohibición de extraer armas y muni-
ciones califica claramente esta parcialidad.

Con razón, decía el historiador ecuatoriano Manuel Medina Castro


que los Estados Unidos desde su existencia como país «industria-
lizó la neutralidad, e hizo de ella fuente primera de emiquecimiento
y poden>, al referirse al hecho que a los yanquis les interesaba no
tanto el apoyo a los procesos independentistas sino a las ganan-
cias que les pudiera dejar el estimulo comercial que suscitaban esas
luchas, vendiéndole, por ejemplo, armas a España.1°
Los Estados Unidos solo reconocieron la independencia de las
antiguas colonias ibéricas cuando ya era un hecho cumplido e irre-
versible y España anunció la pretensión de organizar un ejército de
reconquista en 1822. Fue en estos momentos cuando se anunció la
Doctrina Momoe y Estados Unidos calificó como una interferen-
cia en sus asuntos int.ernos la presencia de potencias europeas en
el continente americano, que sus círculos expansionistas empeza-
ron a considerar como un territorio de su exclusiva incumbencia.
Incluso, es bueno recordar que los Estados Unidos siempre se opu-
sieron a la independencia de Cuba y Puerto Rico, pregonando por
boca de John Quincy Adams la doctrina de la «fruta madura» -era
preferible que esas islas siguieran siendo colonias de España hasta
que estuvieran maduras la manzanas para caer del árbol hispánico
en el regazo estadounidense- y rechazó los planes de Bolívar de
52 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

organizar un ejército que fuera a pelear directamente con los españo-


les en suelo antillano. Al respecto, el27 de abril de 1825 Henry Clay,
secretario de Estado de la administración de Quincy Adarns, afirmó:

Los Estados Unidos prefieren que Cuba y Puerto Rico perma-


nezcan dependientes de España [... ] están satisfechos con la
condición actual de estas islas en manos de España y sus puertos
abiertos a nuestro comercio como ahora lo están. Este gobierno
no desea ningún cambio político que afecte la actual situación.11

Era tan evidente la oposición de Washington a que las repúblicas


recién independizadas de España organizaran una fuerza militar
para liberar a Cuba que, muchos años después, en sus Memorias el
general José Antonio Páez recordaba con amargura:

El gobierno de Washington, lo digo con pena, se opuso de todas


maneras a la independencia de Cuba [... ] ninguna potencia, ni
aun la misma España, tiene en todo sentido un interés tan alto
como los Estados Unidos en la suerte futura de Cuba. 12

Desde un primer momento los dirigentes de los Estados Unidos


no vieron con buenos ojos el proyecto bolivariano de integración
de las antiguas colonias y manifestaron su oposición a las conclu-
siones del Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826, certamen
al que Bolívar nunca pensó en convidarlos, pero por iniciativa de
Francisco de Paula Santander finalmente se les cursó invitación.
Aunque los delegados de los Estados Unidos no participaron en
forma directa en el evento, su agenda estaba encaminada a sabo-
tear el congreso porque en ella «se rechaza toda idea de un consejo
anfictiónico investido con poderes para decidir las controversias
entre los Estados americanos o pata regular en cualquier forma su
conducta»; y porque señalaban que mantendrían la neutralidad
en la disputa entre España, en compañía de la Santa Alianza, y los
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 53

países recién independizados de nuestra América.B En ese mismo


sentido, se debieron haber sentido muy felices por la disolución de
la Gran Colombia en 1830, lo cual favoreció en el largo plazo sus
intereses en el continente americano y también los de las potencias
europeas.
En la década de 1840 el gobierno de la Nueva Granada (actual
Colombia), bajo la presidencia de Tomas Cipriano de Mosquera,
firmó con los Estados Unidos el Tratado Mallarino-Bidlack, que se
convirtió en la puerta de entrada de los intereses expansionistas de
aquel país en territorio colombiano. Esto se justificó en su momento
por el temor de que nuestro territorio, que por entonces se extendía
por el norte hasta predios de la actual Costa Rica, fuera a caer en
manos británicas, puesto que hacia poco tiempo Inglaterra se había
apoderado de la mosquitia nicaragüense. Lo sorprendente estri-
baba en creer que con los Estados Unidos se iba a obtener protec-
ción desinteresada. En esa época, a los Estados Unidos lo único que
les atraía de Colombia era Panamá, un lugar estratégico de transito
comercial y de comunicación entre los dos océanos, como quedó
demostrado luego del descubrimiento de oro en California en 1848.
Mientras que los gobernantes de los Estados Unidos entendían la
posición estratégica de Panamá, las clases dominantes de Colombia
lo veían como un distante pedazo de tierra selvático y aislado, al
que era muy difícil llegar desde el interior del país. En esas con-
diciones, el gobierno de Tomas Cipriano de Mosquera cometió el
terrible error de firmar con Estados Unidos un «Tratado de Paz,
Amistad, Navegación y Comercio» el 12 de diciembre de 1846,
cuyos aspectos más negativos para la Nueva Granada estaban con-
signados en el malhadado artículo 35, en su primer inciso, que vale
la pena citar con detalle:

Los ciudadanos, buques y mercancías de los Estados Unidos dis-


frutarán en los puertos de la Nueva Granada, incluso los de la
54 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

parte del territorio granadino generalmente denominada Istmo


de Panamá, desde su arranque en el extremo del Sur hasta la
frontera de Costa Rica, todas las franquicias, privilegios e inmu-
nidades, en lo relativo a comercio y navegación, de que ahora
gocen y en lo sucesivo gozaren los ciudadanos granadinos, sus
buques y mercancías; y que esta igualdad de favores se hará
extensiva a los pasajeros, correspondencia y mercancías de los
Estados Unidos que transiten al través de dicho territorio, de un
mar a otro. El Gobierno de la Nueva Granada garantiza al Gobierno de
los Estados Unidos que el derecho de vía o tránsito al través del Istmo
de Panamá, por cualesquiera medios de comunicación que ahora exis-
tan o en lo sucesivo puedan abrirse, estará franco y expedito para los
ciudadanos y el Gobierno de los Estados Unidos y para el transporte
de cualesquiera artículos de productos o manufacturas o mercancías de
lícito comercio, pertenecientes a ciudadanos de los Estados Unidos; que
no se impondrán ni cobrarán a los ciudadanos de los Estados Unidos,
ni a sus mercancías de lícito comercio, otras cargas o peajes, a su paso
por cualquier camino o canal que pueda hacerse por el Gobierno de la
Nueva Granada o con su autoridad, sino los que en semejantes circwis-
tancias se impongan o cobren a los ciudadanos granadinos [... ] Para ·
seguridad del goce tranquilo y constante de estas ventajas [... ]
los Estados Unidos garantizan positiva y eficazmente a la Nueva
Granada[ ... ] la perfecta neutralidad del ya mencionado Istmo,
con la mira de que en ningún tiempo, existiendo este tratado, sea
interrumpid.o ni embarazado el libre tránsito de uno a otro mar;
y por consiguiente, garantizan de la misma manera los derechos
de soberanía y propiedad que la Nueva Granada tiene y posee
sobre dicho territorio.14

Con este tratado se abrieron de par en par las puertas del Istmo a
los Estados Unidos, lo que significaba algo así como dejar la casa
al cuidado del ladrón, si se tienen! en cuenta los nefastos antece-
dentes de expansión agresiva de aquel país, que había arrebatado
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 55

importantes franjas de tierra a México antes de la firma del tratado


Mallarino-Bidlack
Tras el descubrimiento de oro en California, a principios de 1848,
se consolidó la presencia estadounidense en el Istmo de Panamá,
que se convirtió en una especie de protectorado, a pesar de que
formalmente formaba parte de Colombia. En Panamá se establecie-
ron compañías marítimas de los Estados Unidos en los puertos de
Colón y Panamá. Allí se trasladaron a vivir aventureros de ese país
que se comportaban como colonizadores y fomentaban el racismo,
típico de los estados esclavistas del sur de la Unión Americana con-
tra los afrodescendientes de Panamá, se publicaban periódicos en
inglés y no se respetaban a las autoridades locales. La presencia de
Estados Unidos se afianzó con la construcción del ferrocarril en la
década de 1850, por parte de una compañía de ese país, que en su
momento llegó a ser, por el volumen de pasajeros y carga transpor-
tada, la vía férrea más importante del mundo.

Estados Unidos y la pérdida de Panamá: una profecía


Mi concepto es que en el estado actual de cosas, no es de Gran Bretaña que noso-
tros debemos temer una usurpación de nuestro territorio, sino de los Estados Uni-
dos, cualesquiera que sean la clase de compromisos escritos que haya con la Nueva
Granada (también los había muy solemnes con México), y que esta usurpación no
será solamente de una parte de nuestras costas incultas sino del territorio mismo
del Istmo, si no nos apresuramos a garantizar nuestros Tratados con las fuerzas de
la Inglaterra y de la Francia. Los americanos comienzan a sentir que Chagres está a
la misma distancia que Tejas, y a la mitad del camino para el Oregón y la California.
Se necesita pues hacer virar la nave de nuestra política, buscando contra la Unión
una defensa como la que encontramos contra la Inglaterra por el Tratado del 12 de
diciembre; y el pretexto para la anexión vendrá, no hay duda, del contrato celebrado
para la construcción del ferrocarriL
Fuente: Rafael Rivas, Encargado de Negocios de Colombia en Washington, 2 de
noviembre de 1849, citado en Apolinar Díaz-Callejas: Colombia, Estados Unidos,
entre la autonomía y la subordinación. De la independencia a Panamá, Ediciones
Planeta, Bogotá, 1997, p. 221 .
56 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Los conflictos no se hicieron esperar entre habitantes locales y los


aventureros del norte y dieron pie a muchos incidentes diplomá-
ticos, el primero de ellos la «guerra de la sandia» en 1856, cuando
los istmeños, hastiados por el racismo de los estadounidenses, se
rebelaron, lo que originó una batalla campal, como resultado de
la cual mueren 15 estadounidenses y 2 panameños. Esta trifulca
dio paso a la primera intervención armada de Estados Unidos en
territorio panameño, bajo el pretexto de resguardar la seguridad y
libre transito por el Istmo, en aplicación del tratado de 1846. Este
hecho marcaría el comienzo de reiteradas intervenciones armadas
de Estados Unidos en Panamá, puesto que entre 1856 y 1903, las
botas militares de los marines del norte mancillaron el territorio del
istmo en 15 ocasiones, con los más diversos pretextos, pero siempre
enarbolando la pretendida aplicación del artículo 35 del Tratado
Mallarino-Bidlack, en lo relativo a mantener el «libre tránsito» por
la estrecha franja de tierra que separa al Atlántico del Pacífico. 15
El hecho culminante para Colombia de ese funesto Tratado y
de la injerencia de los Estados Unidos fue la perdida definitiva de
Panamá en noviembre de 1903, en una maniobra orquestada desde
W all Street, como ya está demostrado documentalmente, con la
complicidad de las elites de Panamá y la actitud pusilánime de los
gobernantes y clases dominantes de Colombia.l6 En esa ocasión, ni
el Estado ni el Ejército de este país fueron capaces de salvaguardar
la soberanía ni de Panamá ni de Colombia, y ni siquiera dispararon
un tiro para enfrentar a los marines de Estados Unidos que propi-
ciaron la aventura separatista, de la cual emergió un nuevo país,
que no era más que un protectorado yanqui hecho a la medida de
sus tenebrosos propósitos de apropiarse del canal transoceánico.
Theodore Roosevelt, representante prototípico del agresivo impe-
rialismo estadounidense, le aplicÓ a Colombia la política del Gran
Garrote. Dicha política se basaba en la combinación de la Doctrina
Momoe, con la cual Estados Unidos proclamaba su dominio sobre
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 57

todo el continente americano, con el Corolario Roosevelt, anun-


ciado en el discurso ante el Congreso de los Estados Unidos el 6 de
diciembre de 1904, donde el belicoso presidente yanqui afirmó con
todo el cinismo del caso:

Toda nación cuyo pueblo se conduzca bien puede contar con


nuestra cordial amistad. Si una nación muestra que sabe como
actuar con eficiencia y decencia razonables en asuntos sociales y
políticos, si mantiene el orden y paga sus obligaciones, no nece-
sita temer la interferencia de los Estados Unidos. Un mal cró-
nico, o una impotencia que resulta en el deterioro general de los
lazos de una sociedad civilizada, puede en América, como en otras
partes, requerir finalmente la intervención de alguna nación
civilizada, y en el hemisferio occidental, la adhesión de los Esta-
dos Unidos a la Doctrina Monroe puede forzar a los Estados
Unidos, aun sea renuentemente, al ejercicio del poder de policía
internacional en casos flagrantes de tal mal crónico o impotencia.l7

Los hechos truculentos de Panamá demostraron en la práctica


que en adelante los Estados Unidos iban a controlar los territorios
de todo el continente americano para beneficiar a las compañías
e inversionistas de ese país e iba a intervenir, cuando fuera nece-
sario, en la defensa de esos intereses, abrogándose el papel del
«policía del barrio», a nombre de su pretendida superioridad como
«nación civilizada».
En este proyecto expansionista, el Istmo de Panamá era un lugar
estratégico, puesto que el control del futuro canal aseguraría el pre-
dominio en gran parte de los mares del mundo. Por eso, los Estados
Unidos no dudaron ni un instante en hacer lo que fuera necesario
para lograr su objetivo de apoderarse del Istmo, como evidente-
mente lo hicieron mediante una maniobra truculenta: inventarse
un país, con el auspicio de los círculos financieros de Wall Street, y
dando la impresión de apoyar un legítimo sentimiento separatista,
58 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

que en realidad expresaba los deseos de una oligarquía de arra-


bal, la panameña, que cedió a los Estados Unidos el canal por un
puñado de monedas de oro.
En realidad, la pérdida de Panamá se inscribía dentro de la
política del naciente imperialismo estadounidense, cuyos voceros
anunciaban la realización del «Destino Manifiesto» y clamaban
porque ese país tomara el control de zonas estratégicas para su
dominio mundial, como eran los territorios insulares del Caribe, la
franja territorial de Centroamérica, México, Hawai y Filipinas en el
Pacífico. Gran parte de ese proyecto se consumó desde 1898 con el
rápido triunfo en la guerra contra España. Todas estas acciones se
materializaron a través del Big Stick o Gran Garrote, a nombre del
cual se realizarían una veintena de intervenciones de los marines
en Centroamérica y el Caribe antes de la Primera Guerra Mundial.
Aunque los trágicos sucesos de Panamá originaron un senti-
miento antiestadounidense en importantes sectores de la población
colombiana en las tres primeras décadas del siglo XX, sentimiento
similar al suscitado en otros lugares de nuestra América por el
expansionismo de los imperialistas del norte, las clases dominantes
de Colombia muy rápido aceptaron la pérdida del Istmo e incluso
lo aprovecharon para su propio beneficio al negociar las concesio-
nes del petróleo, recurso prioritario para los Estados Unidos desde
las primeras décadas del siglo XX. Además del petróleo, algunas
compañías estadounidenses también mostraron interés por el
negocio del banano y otros por el platino. En concreto, la United
Fruit Company se asentó en la zona noroeste de Colombia donde
implantó un enclave bananero y la Tropical Oil Company, propie-
dad de la Standard Oil Company de Rockefeller, se apropió de una
extensa franja petrolera en el Magdalena Medio, donde estableció
un enclave que se mantuvo hasta cdmienzos de la década de 1960.
Con la pérdida de Panamá se demostró que Colombia ya for-
maba parte del patio trasero de los Estados Unidos, lo que se rea-
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 59

firmó en el período que se extiende desde 1903 hasta 1945, cuando


terminó la Segunda Guerra Mundial. Las clases dominantes de
Colombia, pese a la perdida de Panamá, con una indignidad sin
par aceptaron y se plegaron a la hegemonía estadounidense. Los
diferencias con Estados Unidos se arreglaron mediante una manio-
bra diplomática, consistente en la firma del tratado Urrutia Thomp-
son en 1914, pero solo ratificado en 1921 por el Congreso de los
Estados Unidos, con el objetivo de apropiarse de nuestro petróleo.
Después de 1903, todos los presidentes de Colombia y sus prin-
cipales dirigentes bipartidistas (liberales y conservadores) fueron
partidarios de la modernización por la vía de la dominación impe-
rialista de los Estados Unidos. Algunos de esos personajes llegaron
a expresar su admiración por los Estados Unidos, el mismo que
nos arrebató un pedazo de nuestro territorio. Rafael Reyes (presi-
dente-dictador entre 1904-1909) manifestaba unos años antes del
robo de Panamá que a los estadounidenses no hay que «temerlos
como conquistadores ni como expoliadores. Ellos han plantado el
estandarte de la libertad y del progreso en Cuba, Puerto Rico y Fili-
pinas: ellos son la humanidad seleccionada».18 Marco Fidel Suárez
(presidente conservador entre 1918-1921) sostuvo que el destino
de Colombia se encontraba en el norte del continente: «La fórmula
,?

"Respice Polum" que me he atrevido a repetir para encarecer la


necesidad de mirar hacia el poderoso norte en nuestros votos de
prosperidad, deseando que la América Latina y la América Sajona
armonicen en justicia e intereses, es una verdad que se impone por
su claridad y necesidad». 19 En realidad, la fórmula planteada por
Marco Fidel Suárez de mirar piadosa y resignadamente hacia la
«Estrella Polar» (Estados Unidos) y aceptar sus designios, se con-
virtió en la pauta de conducta de todos los gobiernos colombianos
durante el siglo XX, sin excepción alguna, y sin importar el color
político al que pertenecieran. Y rápidamente se iban a sentir los
cambios en la política colombiana que provocó la «Estrella Polar»,
60 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

porque hasta 1926 los presidentes criollos fueron nominados en la


sede del Vaticano, después de 1930 y hasta el día de hoy los presi-
dentes se designan en Washington.
Una de las primeras muestras del poder asumido por los Esta-
dos Unidos en los destinos de Colombia, se pone de presente con el
caso de Enrique Olaya Herrera, embajador en los Estados Unidos
entre 1921 y 1930. Este fungió como un defensor incondicional del
imperialismo estadounidense, hasta el punto que, en representa-
ción del gobierno colombiano en la VI Conferencia Panamericana,
celebrada en la Habana en 1928, se convirtió en el principal cori-
feo en avalar el intervencionismo yanqui en los países de América
Central y el Caribe. Luego, como premio a su abyección, fue ele-
gido presidente con el decisivo apoyo de los Estados Unidos, y se
convirtió en el principal vocero de los intereses petroleros de las
compañías de los Estados Unidos durante su administración (1930-
1934) en la que el Parlamento aprobó una leonina legislación petro-
lera, que había sido elaborada por los abogados de las compañías
imperialistas.
El dominio de los Estados Unidos sobre la economía y la política
colombianas se basó en el impulso al proceso de modernización
económica que requería del mejoramiento de la infraestructura,
la adecuación del Estado y la· configuración del sector financiero.
Esto último era necesario para garantizar las inversiones de capita-
les estadounidenses y abrirle paso al endeudamiento externo, que
en Colombia se disparó en la década de 1920, cuando fluyeroh los
créditos de bancos estadounidenses tras la aprobación del tratado
Urrutia-Thompson, y al mismo tiempo se impulsó la construcción
de puertos, ferrocarriles, carreteras, edificios públicos y se recibie-
ron misiones técnicas de economistas de los Estados Unidos para
adecuar las instituciones del Estado alos requerimientos del impe-
rialismo estadounidense. Entre esas misiones se destacaron las
del economista Edwin Kemmerer, famoso «médico financiero» de
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 61

la época, apodado el «doctor dinero», que se encargaba de curar


«enfermos económicos», como se referían ya desde entonces a las
economías de los países dependientes, con lo que simplemente se
quería dar a entender que era necesario ajustar esas economías a
los intereses del capital internacional, a las inversiones extranjeras
y a los empréstitos. Kemmerer visitó en dos ocasiones a Colom-
bia, en 1923 y 1931, y sus recomendaciones fueron decisivas en la
modernización del Estado, el cual fue acondicionado para servir a
los intereses del capital, tanto nacional como extranjero.
En gran medida, durante el período que se extendió hasta la
Segunda Guerra Mundial, los intereses de los Estados Unidos en
Colombia estuvieron determinados por la importancia que se le
atribuía a las inversiones en petróleo, banano, platino, oro y a otros
recursos naturales. Como clara expresión de la dependencia de las
clases domínantes de Colombia con respecto a los Estados Unidos,
debe destacarse que en la década de 1920 los gobiernos conserva-
dores reprimieron de manera brutal las protestas de los trabajado-
res de los enclaves imperialistas, pertenecientes a compañías de los
Estados Unidos. Al respecto son tristemente célebres las masacres
de que fueron víctimas los obreros petroleros en enero de 1927 y,
sobre todo, los obreros de las bananeras en diciembre de 1928. En
ambas ocasiones, el gobierno de Colombia, cumpliendo los dictá-
menes de la Tropical Oil Company y de la United Fruit Company
respectivamente disparó a mansalva contra indefensos obreros.
Aunque en los dos casos fueron asesinados humildes jornaleros
colombianos, la masacre de las bananeras se constituyó en uno de
los episodios más sangrientos de que han sido victimas los traba-
jadores de América Latina, puesto que, según los propios informes
de los diplomáticos de los Estados Unidos, fueron más de 1 000
los muertos, aunque es posible que esa cifra hubiera sido sensible-
mente mayor, cercana a las 3 000 víctimas. Con razón, al referirse
a esta masacre, el caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán manifestó:
62 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

El suelo colombiano fue teñido en sangre para complacer las


arcas ambiciosas del oro americano» y dolorosamente «Sabe-
mos que en este país el gobierno tiene para los colombianos la
metralla homicida y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro
americano. 20

Luego de este necesario paréntesis, podemos decir que en el largo


plazo las relaciones del Estado colombiano con los Estados Uni-
dos se caracterizaron en un primer momento, durante la segunda
mitad del siglo XIX, por el establecimiento de vínculos de una
forma miope, pretendiendo que esa potencia protegiera el territo-
rio panameño, cuando era la más ínteresada en subordínarla a sus
intereses, lo cual les posibilitó organizar la secesión del istmo. Ese
hecho en lugar de generar un sentimiento nacionalista en las clases
dominantes de este país, produjo un mayor sometimiento ante los
Estados Unidos, postración en la que incurrieron todos los gobier~

nos colombianos en el período transcurrido entre la separación


de Panamá hasta la época de la Segunda Guerra Mundial, con la
entrega de los recursos naturales (en especial bananos, petróleo
y platino) a poderosas compañías imperialistas que establecieron
enclaves en varias regiones de Colombia. Esa postración fue clara-
mente expresada por Marco Fidel Suárez cuando formuló la «doc-
trina», plena de sumisión y servilismo, de plegarse ante la Estrella
Polar. De la misma manera, el proceso de modernización econó-
mica hacia el capitalismo que se impulsó en el país desde la década
de 1920 se hizo bajo la tutela estadounidense, tanto por los prés-
tamos desembolsados para realizar obras de infraestructura como
por las misiones económicas que diseñaron un aparato institucio-
nal, hecho a la medida de sus intereses, como las de Kemmerer en
1923 y 1931. Los empréstitos asegu~aron una dependencia finan-
ciera permanente con respecto al capital estadounidense, depen-
dencia que se preserva hasta el día de hoy y que facilitó la nueva
Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía... 63

conquista, que se rubricó el 12 de octubre de 2011, con la aproba-


ción del mal llamado Tratado de Libre Comercio por parte de los
.amos imperialistas de Washington, un hecho que es aplaudido
en forma abyecta por los cipayos criollos (de Juan Manuel Santos
hacia abajo), y se presenta como el camino hacia el «progreso» y la
«modernización del país», algo que la oligarquía criolla nos viene
anunciando desde hace 150 años, cuando se firmó el tratado sobre
Panamá, que finalmente nos hizo perder ese territorio.
Con todo lo anterior, puede concluirse que cuando se habla de la
historia de las relaciones de Colombia con los Estados Unidos siem-
pre se repite la misma tragedia de dolor y muerte para Jos habitan-
tes pobres de nuestro país. Desde luego, ahora con el TLC las cosas
no van a ser diferentes, aunque se quiera convencernos de lo con-
trario. Por si hubiera dudas, solo basta con observarnos en el espejo
mexicano, tras casi dos décadas de vigencia del nefasto Tratado de
Libre Comercio de América del Norte, a través del cual podemos
ver todas las «bellezas» de las nuevas formas de colonialismo.
La estrategia militar de los Estados Unidos
después de la Guerra Fría
«Mediante nuestra voluntad de usar la fuerza en nuestra propia
defensa y en la defensa de otros, Estados Unidos demuestra su
determinación de mantener un equilibrio de poder que favorece la
libertad. Para bregar con la incertidumbre y enfrentar los muchos
retos de seguridad que encaramos, Estados Unidos necesitará ba-
ses y estaciones dentro y más allá de Europa occidental y el no-
reste de Asia, como así también arreglos de acceso temporal para
el despliegue de las fuerzas de Estados Unidos a gran distancia>>.
La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos
Septiembre 17 de 2002*

En este capítulo se describe en forma sintética la estrategia mili-


tar del imperialismo estadounidense después de la Guerra Fría, la
cual se inscribe en el contexto más amplio de las nuevas formas
de dominación a escala planetaria, subordinadas en forma directa
a la imposición universal del neoliberalismo y la «democracia de
mercado». Se destaca que los Estados Unidos libran guerras con-
vencionales contra determinados países, a los que invade y des-
truye (como Irak y Afganistán), pero al mismo tiempo mantiene
sus procedimientos de guerra irregular, impulsados desde comien-
zos de la década de 1960, en varios lugares del planeta, entre ellos
América Latina, pero ahora con la particularidad que se busca una
dominación de «espectro completo». Como parte integral del dis-

* Citado en Chalmers Johnson: Las amenazas del imperio. Militarismo, secre-


tismo y el fin de la república, Editorial Crítica, Barcelona, 2004, p. 173.
66 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

positivo militar por el mundo se enfatiza la importancia estratégica


del establecimiento de bases militares a lo largo y ancho del planeta.

Puño de hierro para imponer el neoliberalismo


Tras el fin de la Guerra Fría, el triunfo temporal del capitalismo,
hegemonizado por el imperialismo estadounidense, apuntó a
fortalecer el mercado mediante la imposición universal del neo-
liberalismo, vía el eufemístico Consenso de Washington, lo cual
vino acompañado de una ofensiva ideológica y cultural tendiente
a reforzar los antivalores del «mundo libre», relacionados con el
individualismo, el consumo, la competencia, el egoísmo y la lucha
de todos contra todos. Desde un principio quedó claro que nin-
guna de las dos cosas, ni la imposición del mercado capitalista ni
el embate cultural, serían posibles si no venían acompañados por
el reforzamiento del poder militar. O más exactamente, la fuerza
militar era la garantía de la imposición del nuevo desorden mun-
diaL De ahí que ese pretendido nuevo orden necesitara el puño de
hierro del poder militar para imponerse, como se demostró ya en
diciembre de 1989 con la brutal invasión estadounidense a Panamá
y luego con la.criminal guerra contra Irak en 1991.
Desde entonces, en contra de la propaganda oficial de la «paz
perpetua» que se anunció tras la caída del Muro de Berlín y la
disolución de la Unión Soviética, los Estados Unidos reforzaron
su poderío militar de tal manera que su gasto en el aparato bélico
supera al de todos los otros países del mundo juntos. Es obvio que
construir una fuerza militar de tal envergadura no es un simple
pasatiempo, sino un soporte estratégico de la dominación mundial
de los Estados Unidos, que se sustenta en sus concepciones sobre
los que ahora son sus enemigos y las posibilidades reales o imagi-
narias de conflicto. En esta geografía aJ¡ terror, la periferia es impres-
cindible porque allí se encuentran recursos y reservas de fuerza de
trabajo. Para enfrentar los peligros que se producen en el mundo
La estrategia militar de los Estados Unidos... 67

periférico, los Estados Unidos proclamaron una guerra asimétrica,


que se reforzó después de los acontecimientos del11 de septiembre
de 2001. Esa guerra asimétrica es de tipo irregular, como lo anunció
un estudio militar de 1995:

El concepto de guerra se está expandiendo, como mínimo, hacia


dos direcciones. En primer lugar, ya no podemos ver la guerra
simplemente como los ejércitos de una nación-estado o grupo de
naciones estado combatiendo entre sí[ ... ] La segunda manera
en que se está ampliando el concepto de guerra se relaciona con
el combate convencionaP

Los Estados Unidos como potencia hegemónica a nivel mundial


aprovecharon su triunfo en la Guerra Fría para reforzar su poder
militar, valiéndose de los desarrollos científicos y tecnológicos, con
el fin de aterrorizar y aplastar a sus eventuales adversarios en el
caso de que se desencadenara unaguerra formal o surgieran posi-
bles competidores. Esto quedó plasmado en un documento de
1992, titulado Guía para la Planificación de Defensa, en el cual se indi-
caba como prioridad que «Estados Unidos debía impedir la com-
petencia de quienes aspiren a jugar un papel preponderante en el
ámbito regional o global» y contemplaba incluso el uso de armas
nucleares, biológicas y químicas de manera preventiva, «aun en
conflictos en los que los intereses estadounidenses no estén direc-
tamente amenazados». A partir de este presupuesto se postulaba la
necesidad de combatir a aquellos que los Estados Unidos conside-
raran como sus enemigos, sin importar donde estuvieran. Con esta
lógica, la tecnología pasó a determinar las capacidades militares y
operativas de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. 2
68 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Estrategia de dominio mundial de los Estados Unidos


Los cuatro elementos principales de la estrategia de conquista y dominación del
mundo por los estadounidenses son el control de la economía mundial y los merca-
dos financieros, la mano puesta sobre todos los recursos naturales (materias primas
y recursos energéticos) neurálgicos para el desarrollo de sus bienes y su poder en
la perspectiva de las actividades de las corporaciones multinacionales, la puesta
en tutela de 191 miembros gubernamentales de la Organización de las Naciones
Unidas y, finalmente, la conquista, la ocupación y la vigilancia de estos elementos
gracias a una red de bases o instalaciones militares que cubren el conjunto del
planeta (continentes, océanos y espacio ultraterrestre). Se trata de un imperio donde
es bien difícil determinar su amplitud.
Fuente: Jules Dufour, La red mundial de bases militares de los EE.UU., en (http://
josejoa.net!thedreamer/index/redbasam.html).

Los estrategas del imperialismo estadounidense diseñaron una


visión del mundo que se basa en determinar si los países son o
no obedientes a los dictados de Washington y a su proyecto de
dominación mundial, que se presentó en público con el nombre de
globalización. Uno de estos estrategas, Thomas Barnett, diseñó el
Nuevo Mapa del Pentágono, en el cual se divide al mundo en tres
regiones, a~nque de ellas en verdad importen dos. Por una parte
está el centro, conformado por los países capitalistas desarrollados,
con Estados fuertes; luego están los países eslabón, que se constitu-
yen en zonas de amortiguamiento y de disciplinamiento del tercer
grupo, los países «brecha», donde se encuentran los Estados falli-
dos y las zonas de peligro para el nuevo orden mundial y sobre
los cuales se debe desplegar una labor de vigilancia y control por
parte de los Estados Unidos, con el fin de consolidar un sistema
verdaderamente globalizado, incondicional y proclive a la domi-
nación y explotación abanderada por Washington y sus compañías
multinacionales. 3 Dicho de otra forma, el mundo está dividido en
dos bandos: un sector crítico, conformado por Estados fallidos que
amenazan la seguridad internacional a la que se denomina la «bre-
La estrategia militar de los Estados Unidos... 69

cha no integrada», la cual está conformada por países de Centroa-


mérica y el Caribe, la región andina de Sudamérica, y se extiende
por casi toda África (menos Sudáfrica), Europa oriental, el Medio
Oriente (excluyendo a Israel), Asia centrat Indochina, Indonesia
y Filipinas; en la otra zona, que se denomina el «núcleo operante
de la globalización», aparecen los Estados Unidos, Canadá, Chile,
Europa occidental, China, Japón, India, Australia. Los territorios no
enganchados se convierten en un peligro que pone en cuestión la
seguridad de Occidente, y deben ser integrados a la fuerza, porque
«si un país pierde ante la globalización o si rechaza buena parte de
los beneficios que esta ofrece, existe una probabilidad considera-
blemente alta de que en algún momento los EE.UU. enviarán sus
tropas a intervenir en este país». 4
Llama la atención que esta gran zona de conflictos y turbulen-
cias corresponda a los lugares donde se encuentran las más gran-
des reservas de recursos materiales y energéticos. (Ver: Mapas
No. 1 y 2). La intervención de los Estados Unidos en esta gran zona del
mundo se sustenta en el pretexto de mantener la gobernabilidad,
con lo cual se oculta el interés estratégico de asegurar el dominio
de esos recursos naturales, imprescindibles para el funcionamiento
del capitalismo, así como el mantenimiento de la explotación de
importantes contingentes de fuerza de trabajo, a bajo costo o en tér-
minos casi gratuitos, una condición indispensable para mantener y
reproducir el capitalismo a escala mundial. Adicionalmente, esos
territorios no solamente se deben dominar por sus recursos sino
porque allí también existen movimientos de resistencia y rebelión,
donde se esbozan otras propuestas alternativas al capitalismo, que
en el «nuevo orden mundial» no se pueden tolerar. 5
70 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

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Fuente: Ana Ester Ceceña, «Estrategias de construcción de una hegemonía sin límites», en
A. E. Ceceña (compiladora), Hegemonías y emancipaciones en el siglo XXI, CLACSO, Buenos
Aires, 2004, p. 51.
La estrategia militar de los Estados Unidos... 71

Este mapa, que es crucial para entender lo que ha pasado en el


mundo en las dos últimas décadas, no puede considerarse como
algo fijo e inmutable. Por el contrario, es dinámico en concordancia
con las modificaciones presentadas en la periferia, en la medida en
que en uno u otro país desaparecen los Estados «fallidos» y «cana-
llas», no porque se hayan superado las condiciones de pobreza y
desigualdad -algo que le tiene sin cuidado a los Estados Unidos-
sino porque se han realizado los «milagros» del neoliberalismo y
la globalización, y se han en forma «exitosa» al mercado capita-
lista mundial. En algunos casos de nuestra América en pocos años
puede observarse que algún país ingresa en este amplio círculo de
inestabilidad, como hoy le ocurre a México, al que se le presenta
como un Estado fallido, o también acontece, en sentido inverso,
que un territorio considerado ingobernable, como Colombia, hoy
se muestra como ejemplo de «avance democrático» y consolidación
de una «economía próspera», y por ello ha llegado la inversión
extranjera, gracias a las bondades de la seguridad que el Estado y
las clases dominantes locales le brindan al capitalismo.
72 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

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Fuente: Ana Ester Ceceña, «Estrategias de construcción de una hegemonía sin límites>>, en
A. E. Ceceña (compiladora), Hegemonías y emancipaciones en el siglo XXI, CLACSO, Buenos
Aires, 2004, p. 51.
La estrategia militar de los Estados Unidos... 73

Los Estados Unidos y la guerra irregular


Los Estados Unidos, como un imperialismo en crisis, le apuestan a
la guerra como una forma de mantener su debilitada hegemonía.
Esa guerra combina las acciones bélicas convencionales, como se
muestra en Irak y Afganistán, con el combate irregular, sobre todo
en aquellos lugares donde su objetivo es derribar a los que concibe
como enemigos a su seguridad nacional, porque impulsan proyec-
tos independientes y porque poseen recursos estratégicos que nece-
sita con urgencia para mantener su despilfarrador modo de vida.
Por eso, en el Presupuesto del Pentágono del 2010 se impulsa la
guerra irregular y se señala que deben seguirse apoyando, lo que
no es nuevo en el caso de los Estados Unidos, el «contraterrorismo,
las tácticas de guerra no convencional, la defensa interna en países
extranjeros, la contrainsurgencia y las operaciones de estabilidad» y
por lo mismo el Pentágono debe «institucionalizar las capacidades
necesarias para conducir la Guerra Irregular [... ] desarrollar nue-
vas capacidades para enfrentar el rango de desafíos irregulares».
En esa dirección, el Pentágono ha decidido aumentar su capacidad
para entrenar los ejércitos de sus socios, como Colombia, algo que
se hace con la misma lógica enunciada desde la década de 1980 por
el general Curtís E. Lemay quien indicó que la finalidad estriba en
«destruir la eficacia y la efectividad de los esfuerzos del adversario
y su capacidad de utilizar a la población para sus propios fines». 6
Con relación a la estrategia militar de los Estados Unidos, en el
preámbulo del nuevo Manual de Operaciones del Ejército se dice:

América está en guerra, y vivimos en un mundo en donde el


terrorismo global y las ideologías extremistas son realidades. El
Ejército ha mirado de manera analítica al futuro, y creemos que
nuestra Nación continuará involucrada en una era de «conflicto
persistente>> -un periodo de confrontación entre estados, no
estados y actores individuales dispuestos cada vez más de utili-
74 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

zar violencia para lograr sus fines políticas e ideológicas[ ... ]. El


ambiente operacional en que se ejerce este conflicto persistente
será complejo, multidimensional y realizado «entre los pue-
blos>>. Anteriormente, intentamos separar al pueblo del campo
de batalla para poder involucrar y destruir enemigos y ocupar
terreno. Mientras que reconozcamos nuestro requerimiento
en duradero de luchar y ganar, también reconocemos que el
pueblo forma parte del terreno y que su apoyo es un determi-
nante principal para el éxito de futuros conflictos [... ]. Nosotros
lograremos la victoria en este cambiante ambiente de conflicto
persistente solo a través de la conducción de operaciones mili-
tares conjuntamente con esfuerzos diplomáticos, informativos y
económicos. Éxito en el campo de batalla ya no es suficiente; la
victoria final requiere operaciones de estabilidad concurrentes
para colocar la fundación de una paz duradera [... ]?

Aquí se anuncia la continuación de la guerra sin fin «contra el


terrorismo>> corno un enfrentamiento más prolongado que el de la
Guerra Fría, pues sus principales ideólogos afirman que la guerra
actual se extenderá por lo menos durante un siglo. 8 En estas cir-
cunstancias, el de ahora es un conflicto persistente de largo plazo y
de carácter total, que involucra a las poblaciones de los diversos paí-
ses que se incluyen en el enfrentamiento. El Manual sostiene que las
operaciones en esta guerra son de «espectro completo>>, en las que
se realizan acciones ofensivas, defensivas y de naturaleza militar y
¿¡civil, todas de manera simultánea. Por ello, se recalca la importan-
~ cia de las operaciones psicológicas, en las cuales sobresale la propa-
f ganda y la desinformación, al mismo tiempo que las tareas cívicas
deben ser desempeñadas, junto con las acciones militares, por el
ejército de los Estados Unidos. En concordancia, se plantea que en
esos conflictos la población civil está incluida de manera forzosa:
La estrategia militar de los Estados Unidos... 75

El combate de los futuros conflictos será más «entre la gente» en


lugar de «alrededor de la gente>>. Esto fundamentalmente altera
la manera en que los soldados pueden aplicar la fuerza para
lograr el éxito en un conflicto. Los enemigos buscarán pobla-
ciones dentro de las cuales pueden esconderse para protegerse
contra las comprobadas maneras de ataque y detección de las
fuerzas estadounidenses, en preparación para ataques contra
comunidades, y como un refugio de los golpes estadouniden-
ses contra sus bases, y también para buscar recursos. La Guerra
sigue siendo una batalla de voluntades -un concurso para la
dominación de los pueblos-. La lucha esencial del futuro con-
flicto tomará lugar en áreas en que este concentrada la gente y
requerirá que la dominación de la seguridad estadounidense se
extienda por toda la población. 9

En la práctica es el reconocimiento que la doctrina militar imperante


en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos es la de la cuarta
generación, porque ya no existen campos de batalla claramente
definidos, ni combatientes, ni armas convencionales, porque final-
mente «todos somos guerreros y guerreras en una guerra sin fin y
sin fronteras>>, como dice Eva Golinger. En el Manual se destaca la
trascendencia del uso de la información en las guerras contemporá-
neas:

La Información es una herramienta poderosa en el ambiente


operacional. En el conflicto moderno, la información es tan
importante como la acción letal en cuanto a la determinación
del resultado de las operaciones. Cualquier batalla u operación
importante necesita operaciones informacionales complementa-
rias para informar la audiencia global e influir sobre las audien-
cias dentro del área operativa; es un arma contra el comando
y control del enemigo y es una manera de afectar la moral del
enemigo. Es tanto destructiva como constructiva. Los coman-
dantes utilizan a la información para entender, visualizar, des-
76 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

cribir y dirigir las funciones de combate. Los soldados utilizan


constantemente la información para persuadir e informar las
audiencias que son blancos [... ]. Como la información forma las
percepciones de la población cívica, también forma gran parte
del ambiente operativo [... po

La información se transforma, en consecuencia, en otra arma de


guerra, en razón de lo cual el Pentágono ha creado una tupida red
de publicistas, periodistas y medios de comunicación a su servi-
cio en casi todos los países del mundo. Así mismo, crea órganos
de información y difusión desde los cuales desinforma, entre ellos
páginas W eb en diferentes idiomas, lo cual se justifica en el Manual
cuando se dice que deben organizarse:

[... ] operaciones planificadas para transmitir información e


indicadores selectivos a audiencias para influir sobre sus emo-
ciones, motivos, razonamiento objetivo, y últimamente el com-
portamiento de gobiernos, organizaciones, grupos e individuos.
El propósito de las operaciones psicológicas es inducir o refor-
zar actitudes y comportamientos favorables a los objetivos esta-
dounidenses.11

De manera paralela, se despliegan nuevas formas de control y vigi-


lancia electrónicos que han originado un sistema totalitario, en el
cual se registra cualquier llamada telefónica, o cualquier correo
electrónico, como se ha puesto de presente a mediados del 2013
con las revelaciones del antiguo agente de la Agencia de Seguridad
Nacional de los Estados Unidos Edward Snowden, quien develó la
forma como los diversos servicios secretos y jo de espionaje vigilan
a los propios ciudadanos de su país y a los del testo del mundo.
Ahora bien, este hecho en sí mismo rto es novedoso, ya que sobre
ello existían sospechas y algunas evidencias, como las relativas al
sistema Echelon -un mecanismo de vigilancia para algunos luga-
La estrategia militar de los Estados Unidos... 77

res de Europa-. Lo novedoso estriba en que se ha mostrado con


contundencia irrefutable, lo que ya no se queda ni en los rumores
ni en las sospechas, que los Estados Unidos ha desplegado por el
planeta entero una tupida red de vigilancia perpetua, con finalida-
des militares. Con esto se ha creado lo que bien podría llamarse un
panóptico universal, en el que todos estamos atrapados.

El programa PRISM: dispositivo de espionaje mundial de los Estados Unidos


El Gobierno de los Estados Unidos espió mediante su programa PRISM a los usua-
rios de compañías como Facebook, Google o Microsoft a través de los servidores de
estas empresas. Esta revelación se hizo gracias a la filtración de una presentación
de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense, que fue publicada por
The Guardian y The Washington Post.
A grandes rasgos, se trata de un programa que permite a esta agencia acceder
a la información almacenada en los servidores de al menos 9 firmas con gran peso
en Internet (en el Power Point aparecen Microsoft, que fue la primera en ser espiada,
Yahoo!, Google, Facebook, el proveedor PaiTalk, YouTube, Skype, AOL y Apple, que
entró en la lista el año pasado). Dropbox se podría sumar pronto a la lista.
De este modo, podían conseguir material como <<historial de búsquedas, el con-
tenido de correos electrónicos, transferencia de archivos y chat en vivo>>, según The
Guardian. El seguimiento de esta información confidencial {almacenada o en tiempo
real) se realizaría sin que fuese necesario solicitar el acceso a los proveedores de
Internet o conseguir una autorización judicial.
James Clapper, director Nacional de Inteligencia, [... ] da algunas claves sobre
qué es PRISM. Así, por ejemplo, explica que la Sección 702 de la Ley de Vigilancia
de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés) <<está diseñada para facilitar
la adquisición de información de inteligencia extranjera relativa a no estadouniden-
ses situados fuera de los Estados Unidos>>. (Este tráfico suele pasar por EE.UU.).
Durante el mandato de George W. Bush se aprobó la polémica Ley Proteger
América (PAA) (que) tenía como objetivo, entre otras cosas, dar validez legal a la
interceptación de comunicaciones extranjeras que pasaban por los Estados Unidos.
Con la aprobación de la PAA se pasó a una situación en la que las fuerzas de segu-
ridad tan solo necesitaban certificar que se habían tomado medidas razonables para
asegurarse de que la vigilancia se realizaba sobre un extranjero y que la información
que se obtendría tendría sentido dentro del programa.
78 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Todo esto se hacía sin necesidad de intervención de un juez. Lo curioso es que


en muchos sectores de los Estados Unidos hay más preocupación por la posibilidad
de que esto supusiese que se vulnerase la privacidad de uno de sus ciudadanos
que por el hecho de que se hiciese de forma sistemática con personas del resto del
mundo.
Fuente: Guillermo del Palacio, ¿Qué es PRISM? Todas las claves del programa de
vigilancia de EE.UU., 7 de junio de 2013, en (http://a~1 040.com/2013/06/que-es-
prism-claves).

Una red de terror que aprisiona a la humanidad


Los Estados Unidos tienen regadas bases militares por los cinco
continentes. Con exactitud no se conoce la cantidad de bases que
posee aunque, según un inventario oficial elaborado por el Pentá-
gono, en el 2008 los Estados Unidos tenían 865 bases en 46 países,
en los cuales desplegaba unos 200 mil soldados. Sin embargo, algu-
nos de los que han estudiado con detalle el asunto sostienen que el
número total de bases es de unas 1250, distribuidas en más de 100
países del mundo. La dificultad para precisar su número estriba
en que en las cifras oficiales no se consideran las bases que se ins-
talaron en Afganistán e Irak, territorios invadidos por los Estados
Unidos.
En América Latina, los Estados Unidos cuentan en estos
momentos con un total de 27 bases oficialmente reconocidas, inclu-
yendo a las colombianas, y a las cuales deben agregarse otras que
nunca se mencionan, pero que en la práctica operan, como tres gue
hay en el Perú. Esas bases son las siguientes: en América Central se
encuentran la base de Comalapa en el Salvador; la de Soto-Cano (o
Palmerola) en Honduras, desde donde se planeó ,el golpe contra el
presidente Zelaya; en Costa Rica está la base de Liberia, que dejó
de funcionar un tiempo pero que v<;>lvió a operar recientemente.
En América del Sur operan en Perú tres bases de las que poco se
habla; en Paraguay está la base militar Mariscal Estigarribia, loca-
lizada en el Chaco, con capacidad para alojar a 20 mil soldados y
La estrategia militar de los Estados Unidos... 79

se encuentra situada en un lugar estratégico, cerca de la triple fron-


tera y al acuífero Guaraní, la reserva de agua dulce más grande del
mundo; en el Caribe, existen bases en Cuba, la de Guantánamo,
usada como centro de tortura; en Aruba, la base militar Reina Bea-
triz y en Curazao la de Hatos. A este listado deben agregarse las
7 bases reconocidas en Colombia, cifra que es mayor, y las que se
instalaran en Panamá.12
¿Cómo podría definirse una base militar? De manera sim-
ple podría decirse que es un lugar en donde un ejército entrena,
prepara y almacena sus maquinarías de guerra. Se puede hablar
según sus funciones específicas de cuatro tipos de bases militares:
aéreas, terrestres, navales, y de comunicación y vigilancia. Como el
imperialismo estadounidense ve a la superficie terrestre como un
inmenso campo de batalla:

[... ] las bases o instalaciones militares de diversa naturaleza


están repartidas en una rejilla de mando dividida en cinco
unidades espaciales y cuatro unidades especiales (Comandos
Combatientes Unificados) (Ver: Mapa No. 3). Cada unidad está
situada bajo el mando de un general. La superficie terrestre
está entonces considerada como un vasto campo de batalla que
puede ser patrullado o vigilado constantemente a partir de estas
bases.13
80 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

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La estrategia militar de los Estados Unidos... 81

Como indica el mapa, los Estados Unidos han dividido militar-


mente el mundo en varios comandos, a saber: Comando Norte
(base de Paterson de la Fuerza Aérea, con sede en Colorado),
Comando del Pacífico (Honolulu, Hawaí), Comando Sur (Míami,
La Florida), Comando Europeo (Stuttgart-Vaíhíngen, Alemania),
Joínt Forces Command (Norfolk, Virginia), Comando de Opera-
ciones Especiales (MacDíll Aír Force Base, Florida), Comando de
Transporte (Scott Aír Force Base, Illínoís) y Comando Estratégico
(Offutt Aír Force Base, Nebraska).14
Chalmers Johnson, que desde hace varios años estudia el tema
de las bases militares, señaló que durante el gobierno de Bush se
diseñó la estrategia de actuar contra los «Estados canalla», que for-
man un arco de inestabilidad mundial que va desde la zona andina
(Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia), atraviesa el norte de
África, pasando por el Oriente próximo hasta llegar a Filipinas e
Indonesia. Este arco de inestabilidad coincide con lo que se deno-
mina el «anillo del petróleo», que se encuentra en gran medida en
lo que antes se conocía como Tercer Mundo. Según Johnson:

[... ] el militarismo y el imperialismo son hermanos siameses


unidos por la cadera ... Cada uno se desarrolla con el otro. En
otro tiempo, se podía trazar la extensión del imperio contando
las colonias. La versión estadounidense de las colonias son las
bases militares [... ps

El establecimiento de bases militares en todo el mundo, en zonas


vitales desde el punto de vista económico y político, demuestra
que se han ampliado las estrategias, porque ya no se trata solo de
las clásicas intervenciones que operan desde afuera para derrocar
a un régimen considerado enemigo por parte de los Estados Uní-
dos, que se siguen presentando, como lo muestran los casos de
Irak y Afganistán. Ahora se trata de tomar posesión del territorio
de un país de manera directa para contar con una fuerza militar
82 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

activa que funciona en forma autónoma y con una gran capaci-


dad operativa y en el ramo de la inteligencia. Para hacerlo posi-
ble, los Estados Unidos usan sofisticada tecnología y despliegan
una impresionante capacidad de hacer daño a países y a territorios
localizados en cualquier lugar del planeta.16
Como parte de la expansión global del imperialismo estadouni-
dense es fundamental un poderío militar que cubre también a todo
el mundo. Ya lo ha dicho el plumífero imperialista Thomas Fried-
man, editorialista del New York Times:

La mano invisible del mercado no funcionará nunca sin puño


invisible. McDonald' s no puede hacer fortuna sin McDonnell
Douglas, el fabricante de los F-15. Y el puño invisible que ase-
gura el mundo para las tecnologías del Silicon Valley tiene varios
nombres: United States Army, Fuerza Aérea, Navy y Cuerpo de
MarinesP

Los intereses económicos y financieros del imperialismo, extendi-


dos hasta el último rincón del planeta, requieren de un respaldo
militar, que se expresa en poder de fuego y en movilidad. Poder
de fuego para doblegar en forma brutal a sus oponentes, como los
Estados Unidos lo hacen desde la invasión a Panamá en diciem-
bre de 1989, y a la que han seguido las apocalípticas guerras en el
Golfo Pérsico, en la antigua Yugoslavia, en Afganistán. N o es casual
el mismo nombre que se le ha dado a algunas de esas campañas
(Conmoción y Pavor, Tormenta del Desierto) y q~e los voceros más
cínicos de los Estados Unidos hayan dicho que cada una de esas
guerras tenía la finalidad de hacer regresar a los países agredidos a
la Edad de Piedra.
Los Estados Unidos necesitan movilidad para desplazarse de
!
manera rápida de las bases militares hacia los teatros de guerra,
o en otros términos, desplegar la potencia militar sin restricciones
en cualquier lugar de la tierra. En este sentido, los Estados Unidos
La estrategia militar de los Estados Unidos... 83

disponen en la actualidad del más sofisticado y terrorífico poderío


militar que se ha erigido en la historia de la humanidad, que se
despliega por mar, aire y tierra. Tiene barcos de guerra, portaavio-
nes y submarinos en todos los océanos del mundo, desde donde
despegan cientos de aviones para bombardear objetivos situados
a cientos e incluso miles de kilómetros de distancia. Para que todo
esto sea posible es indispensable contar con una red mundial de
bases militares, distribuida en todos los continentes. Esas bases se
encuentran desplegadas en zonas en las que hay ejes de transporte
rápido, en donde se recoge información mundial, para espiar y
vigilar a sus adversarios. Esto permite disponer de una red comu-
nicacional interconectada con aviones, ferrocarriles, carros de
combate, barcos, submarinos, que cuentan con una infraestructura
física vital para su funcionamiento, mediante el control de aero-
puertos, puertos fluviales y marítimos, carreteras, autopistas y cen-
trales de telecomunicaciones.

Los Estados Unidos: el imperialismo de las bases militares


A diferencia de otros pueblos, muchos estadounidenses no reconocen -o no quie-
ren aceptar- que los Estados Unidos dominan al mundo por medio de su fuerza
militar. Gracias al secretismo del gobierno, nuestros ciudadanos con frecuencia
ignoran el hecho de que nuestras guarniciones rodean el planeta. Esta vasta red
de bases estadounidenses establecidas en todos los continentes, con excepción de
la región Antártica, constituyen en realidad una nueva modalidad de Imperio -un
Imperio de bases con una geografía propia del que existen pocas probabilidades
de que se enseñe en las clases de geografía en las escuelas de secundaria-. Sin
comprender las dimensiones de este cinturón de bases que rodean el globo, no se
puede empezar a entender las dimensiones y naturaleza de nuestras aspiraciones
imperiales o el grado en que el nuevo militarismo está minando nuestro orden cons-
titucional.
Nuestro ejército despliega más de medio millón de soldados, espías, técni-
cos, instructores, auxiliares y contratistas civiles en otros países. Para dominar los
océanos y mares del mundo hemos puesto en funcionamiento aproximadamente
trece destacamentos de fuerzas navales alrededor de portaaviones cuyos nombres
84 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

resumen nuestra carrera marcial -Kitty Hawk, Constellation, Enterprise, John F.


Kennedy, Nimitz, Dwight D. Eisenhower, Carl Vinson, Theodore Roosvelt, Abraham
Lincoln, George Washington, Harry S. Truman y Ronald Reagan-. Operamos en
numerosas bases secretas fuera de nuestro territorio para supervisar lo que las gen-
tes del mundo -incluidos nuestros propios ciudadanos-, se dicen, se comunican
por fax, o por correo electrónico unos a otros.
Nuestras instalaciones en el exterior proporcionan beneficios a las industrias
civiles que diseñan y fabrican armas para nuestros ejércitos o, como la ahora bien
publicitada compañía Kellogg, Brown & Root, una filial de Halliburton Corporation
de Houston, que ha obtenido un contrato de servicios para construir y mantener
nuestros más lejanos puestos avanzados. Una de las tareas de tales contratistas
es mantener a los miembros uniformados del Imperio alojados en dependencias
confortables, bien alimentados, entretenidos, y facilitarles agradables y económicas
instalaciones de vacaciones. Sectores enteros de la economía estadounidense han
llegado a depender del ejército para sus ventas. En vísperas de la segunda guerra
contra lrak, por ejemplo, al mismo tiempo que el Departamento de Defensa hacía
pedidos extra de misiles de crucero y de proyectiles de uranio enriquecido anti-
tanques, compraba 273 000 envases de protector solar Native Tan, casi el triple de
sus pedidos de 1999 y, sin duda, un buen negocio para el proveedor, la compañía
Control Supply de Tulsa, Oklahoma, y de su subcontratista, Sun Fun Products de
Daytona Beach, Florida.
Fuente: Chalmers Johnson, «El imperio estadounidense de las bases,,, Rebelión,
1Ode febrero de 2004.

De una importancia similar a las bases militares son los portaavio-


nes, desde donde se realizan intervenciones rápidas. Los Estados
Unidos cuentan en la actualidad con 12 portaaviones desplega-
dos por todos los mares del mundo. En tomo a cada portaviones
se constituye un grupo, esto es, una flota en la que van buques y
submarinos, que lo protegen de eventuales ataques aéreos y sub-
marinos:

Los portaviones forman la base de una enorme capacidad ofen-


siva aérea sin equivalente. Cada portaviones transporta 50 avio-
nes capaces de llevar a cabo entre 90 y 170 ataques al día en
La estrategia militar de los Estados Unidos... 85

función de la misión. Cada grupo contiene también 2 cruceros


lanza-misiles. Para tener capacidad de ataque terrestre, estos
grupos son completados con tropas y vehículos anfibios.18

Adicionalmente, las intervenciones que se apoyan en los portaa-


viones se complementan con otras formas de transporte marítimo
y aéreo:

Ocho «Fast Sealift Shíps» rápidos que pueden conectar la costa


de los Estados Unidos y el Golfo Pérsico en 18 días y 20 buques
«Roll on/Roll off» forman la base de la capacidad militar de des-
pliegue rápido de tropas. Son reforzados por 58 otros buques
a distintos niveles de disponibilidad que forman una flota de
reserva así como por buques privados utilizados en alquiler. La
capacidad aérea se basa entre otras cosas en la utilización de 134
enormes aviones de transporte C-17 Globemaster. 19

En estas condiciones, la importancia militar de las bases instala-


das en Colombia, de hecho de todo nuestro territorio, está relacio-
nada con la estrategia de movilidad de las fuerzas armadas de los
Estados Unidos en el centro, el sur de América y en el Caribe. De
manera un poco más precisa, el imperialismo estadounidense ha
propuesto cuatro modelos de posicionamiento militar en nuestro
continente: bases de gran tamaño, tipo Guantánamo, en donde hay
instalaciones militares completas, ocupadas en forma permanente
por efectivos militares y sus familias; bases de tamaño medio, como
la de Palmerola, que cuenta con amplias instalaciones que están
ocupadas por un personal que se renueva cada semestre; bases
pequeñas, bautizadas con el eufemismo de Cooperative Security
Locations (CSL), «Localidades de Seguridad Cooperativa», como
las de Cura<;ao o Comalapa, en donde hay poco personal, pero tie-
nen una importante capacidad operativa en materia de telecomu-
nicaciones y de información, la cual es transmitida a territorio de
86 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

los Estados Unidos; y, las bases micro, sitios de tránsito que se usan
para permitir el avituallamiento de los aviones, los que luego des-
pegan hacia sus objetivos, como ejemplo de lo cual puede mencio-
narse la base de !quitos, en el Perú. 20
Dada esta diversidad de bases, se genera el infundio que no son
de los Estados Unidos sino de los países y que los acuerdos mili-
tares son asunto bilateral entre dos Estados, aparentemente igua-
les, como lo formuló el entonces presidente de Costa Rica, Osear
Arnulfo Arias, al respaldar la imposición de las bases estadouni-
denses en suelo colombiano. Desde luego, este sofisma quiere dar
a entender que no hay una intervención imperialista que viola la
soberanía nacional de un país, tolerada por supuesto por las clases
dominantes de ese territorio, sino porque lo solicita el país receptor.
En esta perspectiva falaz, los Estados Unidos acuden al llamado
de ayuda para proteger a los países, con toda la magnanimidad y
espíritu de justicia que le caracteriza, del embate de los malvados
del mundo. Al margen de tal falacia, son bases estadounidenses
que controla y maneja personal de ese país, y en las cuales el grado
de intervención de las autoridades del país huésped es nulo, por no
decir que operan como simples sirvientes de sus amos militares del
imperialismo.

Dominación de espectro completo


En el ámbito de la dominación geopolítica a nivel global se ha for-
jado una política hegemónica, que abarca todos los aspectos de la
vida humana sobre la tierra, definida por la doctrina militar como
dominación de espectro completo. Esta es la doctrina de contrainsur-
gencia para el siglo XXI y pretende imponer una cárcel global a la
humanidad, en la cual los mares, el cielo, la tierra y sus entrañas
se privatizan, con la excusa de garantizar la seguridad de todo el
mundo. La investigación geográfica, espacial, social y cultural fun-
La estrategia militar de los Estados Unidos... 87

ciona, en consecuencia, al servicio de la dominación de espectro


completo.
Este sistema busca generar una estrategia de guerra combinada,
a partir de cuatro dimensiones: prevención, disuasión, persecución
y eliminación. En este sistema de espectro completo, las pequeñas
comunidades aparecen como un estorbo para el posicionamiento
estratégico en las regiones de interés, las cuales son catalogadas
como «potenciales focos de terrorismo». A partir de allí, se plan-
tean las «guerras preventivas» que buscan eliminar cualquier brote
de autonomía por parte de las comunidades marginales. Colombia
se ha convertido en uno de los principales centros de experimenta-
ción de esta nueva doctrina de espectro completo en la geoestrate-
gia del siglo XXI.
En ese contexto, aparece la Agencia de Proyectos de Investiga-
ción Avanzada para la Defensa (DARPA), que agrupa diferentes
empresas aeronáuticas, militares, laboratorios de investigación y
universidades en todo el planeta, las cuales se encargan de desa-
rrollar tecnología con fines militares y que le sirvan a las grandes
empresas multinacionales. La DARPA adelanta investigaciones
sobre diversidad lingüística y cultural con el objetivo de incorporar
esos conocimientos en un sistema computarizado, capaz de inte-
ractuar, asimilar o reproducir ciertas estructuras de pensamiento
en el terreno militar y geoestratégico.
En este orden de ideas, la Oficina de Servicios Militares en el
Extranjero (FSMO) de los Estados Unidos está encargada de pro-
gramas analíticos sobre las «amenazas» asimétricas (guerrillas/
terroristas) y emergentes (movimientos sociales y comunidades),
desarrollos militares a nivel regional y ambientes operaciona-
les en todo el mundo. La FSMO patrocina, por ejemplo, el pro-
yecto México Indígena, cuya base de operaciones se encuentra en
Oaxaca, uno de los estados de ese país donde existe mayor pobla-
ción indígena y protesta social. Ese proyecto busca construir un
88 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Sistema de Información Geográfica que permita mostrar las diná-


micas de las comunidades de Oaxaca, o el llamado panorama cultu-
ral, como parte de las estrategias de monitoreo militar.
Este sistema se basa en las investigaciones militares hechas en
Colombia, como parte de las operaciones de los Estados Unidos en
nuestro territorio. El análisis de datos geográficos de carácter civil
permite crear estrategias de contrainsurgencia y monitorear los
diferentes espacios geográficos de posibles conflictos. Esto último
se proyecta con el estudio de la evolución de los conflictos socia-
les del país, a lo que se suman los componentes de organización
de las comunidades y movimientos sociales, para generar panora-
mas y estrategias del conflicto. Este tipo de análisis se sustenta en
la noción de ecología. de la insurgencia, en el que se integra la infor-
mación civil de carácter sociológico y antropológico, con datos lin-
güísticos, geográficos y ambientales, con la pretensión de elaborar
un enfoque contextua! que sirva a las estrategias contrainsurgentes.
Como justificación de este tipo de actividades se encuentran los
estudios de Geoffrey Demarest sobre la evolución del conflicto en
Colombia y la necesidad de intervenir en el territorio nacional, con
el fin de construir sistemas de control apropiados para la valori-
zación e inversión de capital extranjero y el fortalecimiento de la
democracia fantoche. 21 Este plan de acción ha sido retomado en los
gobiernos de Uribe y Santos, durante los cuales se han generado
condiciones para privatizar el territorio de las comunidades que
componen el país, desde la perspectiva militar, legislativa y polí-
tica, para que sea repartirlo como una tarta de cumpleaños entre
las grandes transnacionales.
De otro lado, el trabajo combinado de la National Aeronautics
Space Administration (NASA) y del Departamento de Defensa con
sus laboratorios tecnológicos se mat'erializa en el proyecto Home-
land Security que involucra cinco aspectos: seguridad aérea, en
donde se incluye el reforzamiento de las naves, la gestión del espa-
La estrategia militar de los Estados Unidos... 89

cio, el manejo de pasajeros y la integración de sensores; sensores


y detectores biológicos, químicos y radiológicos; acopio, análisis e
imaginería geoespacial, y capacidad para gestionar, integrar y ana-
lizar grandes cantidades de datos; desarrollo de vehículos aéreos
automatizados (robots) para usarlos como plataformas de vigilan-
cia, comunicaciones e inteligencia y captación remota.
En este contexto, los Estados Unidos plantean el control del
espacio de manera permanente, con el propósito de realizar una
vigilancia global de la zona, con el objetivo de «contrarrestar la
amenaza del terrorismo internacional desarrollando tecnologías
capaces de mejorar la seguridad de nuestro sistema de transporte
aéreo». 22 Desde otra perspectiva, la NASA se encarga de la locali-
zación geográfica de la biodiversidad, en un proyecto con la Central
American Commíssíon on the Envíronment and Development (CCAD).
Luego del reconocimiento de estas áreas sobre el terreno, la NASA
procesa la información obtenida cuyos resultados son entregados
al gobierno de los Estados Unidos y a la «comunidad científica», un
eufemismo usado frecuentemente para camuflar a la investigación
militar. En la práctica, todo esto es una continuación del proyecto
México Indígena.
Como indicamos antes, en el DARPA todas estas perspectivas
son congruentes con la evolución de los Sistemas de Información
Geográficos, con respecto a las estrategias geopoliticas y al obje-
tivo de apoderarse de las zonas de biodiversidad, combinando los
diferentes elementos de la estrategia militar de espectro completo.
El tema de la biodiversidad como epicentro de la gestión imperia-
lista del territorio se considera con más detalle en el capítulo seis
de este libro.
Colombia, un portaaviones terrestre
de los Estados Unidos
«Cualquier persona medianamente informada comprende [... ]
que el edulcorado "Acuerdo [... ] entre los gobiernos de Colom-
bia y Estados Unidos" [... ] equivale a la anexión de Colombia
a Estados Unidos. [. . .]. No es honesto guardar silencio ahora y
hablar después sobre soberanía, democracia, derechos humanos,
libertad de opinión y otras delicias, cuando un país es devorado
por el imperio con la misma facilidad con que un lagarto captura
una mosca. Se trata del pueblo colombiano, abnegado, trabajador
y luchador».
Fidel Castro*

El 30 de octubre de 2009 el régimen uribitlta firmó un ignominioso


«acuerdo» con los Estados Unidos, por medio del cual se le conce-
den a ese país siete bases, distribuidas a lo largo y ancho de la geo-
grafía de Colombia, junto con otras prerrogativas que convierten
a este país en un protectorado yanqui. La magnitud de la entrega
alcanza tales ribetes de indignidad que es similar a lo sucedido
en Cuba con la Enmienda Platt en 1903, o a lo acontecido en los
países directamente ocupados por los Estados Unidos (Haití, 1915-
1934; República Dominicana, 1916-1924; o Nicaragua, 1910-1925
y 1926-1934) o a Puerto Rico, denominado con el eufemismo de
Estado Libre Asociado, un típico caso de colonialismo permanente
en nuestra América. En la práctica, hemos regresado a formas de

* <<La anexión de Colombia a Estados Unidos>>, en La Jornada, 7 de noviem-


bre de 2009.
92 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

sujeción cuasi coloniales, propias de un distante pasado, tan lejano


como el que se quiso superar con las guerras de la independen-
cia hace dos siglos. Aunque en teoría la Corte Suprema de Justi-
cia no aprobó el acuerdo en el año 2010, en la práctica este no solo
se mantuvo sino que incluso se amplió y hoy, como lo mostramos
en este capítulo, hay una mayor cantidad de bases militares de los
Estados Unidos en el territorio colombiano con relación a las siete
anunciadas en 2009. Además, así ese tratado no se hubiera puesto
en marcha -que no es el caso, ya que la intervención de Estados
Unidos en los asuntos internos de Colombia abarca los más diver-
sos aspectos en materia de seguridad-, es pertinente recordar sus
características, como muestra elocuente del carácter dependiente y
servil del Estado y las clases dominantes de este país.

«Acuerdo» militar de octubre de 2009 entre Colombia


y los Estados Unidos
El mismo nombre de «Acuerdo Complementario para la Coo-
peración y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los
Gobiernos de la República de Colombia y de los Estados Unidos de
América», como de manera eufemistica se denomina al pacto que
sella la indigna entrega de nuestro país, es una gran mentira. No es
ningún acuerdo sino una imposición imperialista aceptada por sus
peones del gobierno colombiano y la pretendida asistencia técnica en
defensa y seguridad no es bilateral sino unilateral, ya que los Estados
Unidos imponen sus reglas y sus condiciones, c:omo no podía ser de
otra forma cuando un país dependiente firma «convenios» milita-
res con ese país. A partir del texto del «acuerdo», a continuación se
muestra su funesto alcance para Colombia y nuestra América.
En las primeras líneas se define al personal civil y militar que
1
participa en actividades militares en este país, y se incluyen a los
contratistas, un nombre con el que se camufla el carácter de mer-
cenarios adscritos al Departamento de Defensa de los Estados
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 93

Unidos o a cualquier otro organismo de ese gobierno y que se


encuentran en Colombia, junto con sus familiares. Incluso, se intro-
duce la noción de «observadores aéreos», por lo cual se entiende
a «los representantes de Colombia o de terceros Estados que, previa
autorización de Colombia y por invitación de los Estados Unidos,
participen en misiones aéreas que se lleven a cabo en el marco del
presente Acuerdo». (Art. 1).1
De paso, hay que señalar el nefasto papel de los mercenarios
usados por los Estados Unidos en las guerras contemporáneas,
asunto crucial para entender el impacto negativo de la presencia de
criminales privados en territorio colombiano, pero que actúan bajo
la bandera imperial de los Estados Unidos. En cuanto la cues- a
tión de los «contratistas» vale la pena ahondar en el asunto por las
implicaciones que tiene no solo para Colombia sino para la polí-
tica guerrerista de los Estados Unidos a nivel.mundial. En los últi-
mos años en los Estados Unidos se ha ido consolidado el proyecto
de privatización de la guerra, que se esbozó y desarrolló desde la
administración de George Bush hijo (2001-2009) y mediante el cual
se trasladan a empresas privadas labores que antes desempeñaba
de manera directa el Estado. Esto se ha hecho con varias finalida-
des. En primer lugar, superar los controles y limitaciones que en
teoría colocan las diversas instituciones del Estado en lo relativo
al manejo del gasto, centralización de recursos, vigilancia admi-
nistrativa y otras. En segundo lugar, eludir las responsabilidades
penales del mismo Estado, puesto que los contratistas privados
pueden evitar los procesos legales, por el simple hecho de que ellos
no hacen parte de una institución pública, que está sujeta en teo-
ría a una serie de controles formales por el parlamento u otras ins-
tancias de un Estado. En tercer lugar, la generalización del uso de
mercenarios permite que los Estados Unidos reciclen criminales de
todo el mundo, como se ha comprobado en la guerra de Irak. Esta
es la primera guerra del imperialismo estadounidense en que un
94 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

gran porcentaje del personal militar, que participa directamente en


batallas y jo forma parte del personal de apoyo, no pertenece a las
Fuerzas Armadas sino que son empleados de empresas privadas
de los Estados Unidos y eventualmente de otros países. A Irak lle-
garon mercenarios chilenos, salvadoreños, polacos, filipinos, hon-
dureños y hasta colombianos.
La lógica de los mercenarios, criminales que se venden para
matar y destruir en países extranjeros, resulta ser muy adecuada
para los Estados Unidos en la perspectiva de causar pánico y con-
moción, puesto que esos criminales contratados no tienen ningún
tipo de escrúpulos en el momento de proceder a matar y difícil-
mente se van a ver influidos por campañas de denuncia, incluso
en el seno de los propios Estados Unidos. En referencia a la expe-
riencia de Irak, «esos contratistas privados pueden asesinar impu-
nemente cuando quieran» porque no «están sujetos a ley alguna y,
por consiguiente, tienen una licencia mayor para tomarse la justicia
por sus manos». 2
Otra dato con relación a la impunidad total de los mercenarios,
es que entre los miles que actúan en Irak ninguno ha sido juzgado
en los Estados Unidos. 3 En este plano, la cuestión es todavía más
critica con relación a los militares de las Fuerzas Armadas, que por
lo menos en teoría podrían ser juzgados y sentenciados por tri-
bunales militares por los delitos cometidos en el extranjero, aun-
que gocen de inmunidad plena, como acontece en Colombia y se
ratifica con el acuerdo sobre las bases. Para darse cuenta del nivel
de humanidad que caracteriza a esos mercenarios, Made in USA,
resulta muy convincente citar a uno de los empresarios del libre mer-
cado de la muerte, como el teniente coronel David Grossman, fun-
dador del Killology Research Group (Grupo de Investigación en la
Ciencia de Matar), que ha dicho: «El.mundo está lleno de corderos,
y por lo tanto, los guerreros tenían el deber de protegerlos de los
lobos. Adhirámonos al espíritu del guerrero. Necesitamos guerre-
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 95

ros que no le hagan asco a ese verbo de cinco letras tan sucio y
desagradable: matar».4
Lo que se avizora en Colombia con la presencia de mercenarios
privados al servicio de las fuerzas armadas de los Estados Unidos
no es nuevo para los lugares más ultrajados del mundo, en donde
las guerras son el pan de cada día y el saqueo de sus bienes comu-
nes y de su población corre por cuenta de esos criminales. Al res-
pecto, en Sudáfrica, donde en el 2006 se prohibió la presencia de
mercenarios en su territorio, se afirmaba:

Los mercenarios son el azote de las zonas pobres del mundo,


sobre todo de África. Son asesinos a sueldo; venden sus habili-
dades al mejor postor. Cualquiera con dinero puede contratar a
esos seres humanos y convertirlos en maquinas de matar o en
carne de cañón. 5

Colombia, cuya miseria y desigualdad se asemejan a las de la


Sudáfrica del Apartheid, no es la excepción en lo relativo al fun-
cionamiento de máquinas transnacionales de matar, que son un
complemento a las máquinas paramilitares de matar, que desde
hace varias décadas vienen realizando masacres indiscriminadas.
Entre otras cosas, y por si hubiese dudas, vale la precisión histórica
que los grupos paramilitares fueron adiestrados por mercenarios
de Israel a comienzos de la década de 1980. Desde luego, esto no
significa que los miembros de las Fuerzas Armadas de los Estados
Unidos, entre ellos sus Rangers y sus Marines sean unas mansas
palomas. Son asesinos profesionales que han sido preparados y
adiestrados en las academias de los Estados Unidos para matar
en donde se les ordene, como se evidencia en estos momentos en
Afganistán y otros lugares del planeta. Al respecto, uno de esos
«soldados de la libertad» es terriblemente franco: «Los marines
solamente estamos realmente motivados dos veces. Una es cuando
estamos de permiso. La otra es cuando vamos a matar a alguien». 6
96 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Regresando al análisis del «acuerdo», en el artículo III se detalla


el alcance real de la ignominiosa entrega cuando se señala que las
partes «acuerdan profundizar su cooperación en áreas tales como
interoperabilidad, procedimientos conjuntos, logística y equipo,
entrenamiento e instrucción, intercambio de inteligencia, capacida-
des de vigilancia y reconocimiento, ejercicios combinados, y otras
actividades acordadas mutuamente, y para enfrentar amenazas comunes
a la paz, la estabilidad, la libertad y la democracia». Así mismo, «se
comprometen a fortalecer y apoyar iniciativas de cooperación regiona-
les y globales para el cumplimiento de los fines del presente Acuerdo».
Es necesario subrayar que se está involucrando prácticamente
todo con esa afirmación tan etérea de «otras actividades acordadas
mutuamente», entre las cuales podían incluirse acciones como las
de bombardear otro país, como le sucedió a Ecuador el primero
de marzo de 2008, lo cual se reafirma con aquello de «fortalecer y
apoyar iniciativas de cooperación regionales», entre las que pue-
den mencionarse todos las acciones ilegales que se libran en estos
momentos desde Colombia contra Venezuela.
Esgrimir la defensa de la paz, la estabilidad, la libertad y la
democracia es otra forma, en apariencia elegante, de enfatizar la
lucha contra el «terrorismo internacional» como la lógica principal
que domina el establecimiento de las bases militares en territorio
colombiano, porque desde septiembre del 2001, cuando se inició
de manera oficial la guerra contra el terrorismo, Estados Unidos
ha sostenido que lo hace para preservar la democracia, la libertad
y los valores occidentales, supuestamente hoy en' peligro por la
acción de fundamentalistas y terroristas. Desde luego, este es un
simple pretexto para justificar las verdaderas intenciones, que no
tienen que ver con la democracia o la libertad, porque tanto Esta-
dos Unidos como Colombia son la negación cotidiana de ambas. La
democracia, la libertad y los derechos humanos se convierten en
artificios retóricos para descalificar a todos los países que se niegan
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 97

a plegarse a la diplomacia estadounidense y que esbozan otros pla-


nes y proyectos sociales y económicos. En nuestro continente eso
adquiere relieve, puesto que uno de los argumentos centrales del
gobierno de los Estados Unidos -que reproducen al pie de la letra
sus súbditos europeos y colombianos- para agredir a Venezuela,
Bolivia o Ecuador estriba en sostener como un disco rayado que en
esos países no hay democracia, porque no han triunfado los can-
didatos de derecha, ni se está aplicando el recetario neoliberal del
Consenso de Washington.
En cuanto al acceso a instalaciones militares el Artículo IV pre-
cisa que el gobierno colombiano:

[... ] continuará permitiendo el acceso y uso a las instalaciones


de la Base Aérea Germán Olano Moreno, Palanquero; la Base
Aérea Alberto Pawells Rodríguez, Malambo; el Fuerte Militar
de Tolemaida, Nilo; el Fuerte Militar Larandia, Florencia; la
Base Aérea Capitán Luis Fernando Gómez Niño, Apíay; la Base
Naval ARC Bolívar en Cartagena; y la Base Naval ARC Málaga
en Bahía Málaga; y permitiendo el acceso y uso de las demás
instalaciones y ubicaciones en que convengan las Partes.

Esto implica reconocer que, en la práctica, desde hace tiempo ope-


ran las fuerzas armadas de los Estados Unidos en Colombia, al
decir sin mucho rubor que se «continuará permitiendo el acceso» a
este país y, además, se les concede ingreso no solo a las siete bases
mencionadas sino al resto del territorio, al permitirles la entrada a
las «demás instalaciones y ubicaciones». Desde hace ya varios años,
mucho antes del acuerdo formal de 2009, existen bases militares de
los Estados Unidos en diversos lugares de la geografía colombiana,
entre las que cabe recordar las de Tres Esquinas y Larandia en el
sur del país. Y eso sin contar con que militares y mercenarios de los
Estados Unidos se «alojan» en las instalaciones militares del Ejér-
cito colombiano, como en Tolemaida y Palanquero.
98 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

A cambio de esta cesión total de nuestra soberanía, los Esta-


dos Unidos no tienen que pagar erogación alguna puesto que en
el mismo artículo IV se agrega que «las autoridades de Colombia,
sin cobro de alquiler ni costos parecidos, permitirán a los Estados Uni-
dos el acceso y uso de las instalaciones y ubicaciones convenidas y
a las servidumbres y derechos de paso sobre bienes de propiedad
de Colombia que sean necesarios para llevar a cabo las actividades
dentro del marco del presente Acuerdo incluida la construcción
convenida». Pero hay más, ya que «el personal de los Estados Uni-
dos, los contratistas de los Estados Unidos y los empleados de los
contratistas de los Estados Unidos tendrán acceso y la capacidad de
moverse libremente dentro y entre las instalaciones y ubicaciones
mutuamente convenidas». Y, por si hubiese dudas, se precisa que
«los edificios, las estructuras inamovibles y los montajes construi-
dos por los Estados Unidos serán para su uso [... ] hasta la entrega de
los mismos a Colombia».
Pero no solo se convierte el territorio colombiano en portavio-
nes de los Estados Unidos, sino que, como es apenas obvio, el espa-
cio aéreo se le deja completamente libre a las aeronaves de ese país
(artículo V), a las cuales se les permite que ingresen, sobrevuelen
y aterricen. Además, «Se designarán los aeropuertos internacio-
nales para el 'ingreso y salida del país; y se establecerá un meca-
nismo para determinar el número estimado de vuelos que harán
uso» de esos aeropuertos. Cuando esas naves vuelen en el espacio
aéreo colombiano sin ninguna restricción, como mera formalidad
se indica que cada una de ellas llevará un «observador aéreo de
Colombia». Ni las aeronaves ni tampoco los buques de guerra de
los Estados Unidos pagarán un solo centavo cuando estén en terri-
torio colombiano y «no estarán sujetas al pago de derechos, inclui-
dos los de navegación aérea, sobrevuelo, aterrizaje y parqueo en
rampa». Se enfatiza, en el mismo sentido, que «de conformidad con
el derecho consuetudinario internacional y la práctica, las aerona- ·
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 99

ves y buques de Estado de los Estados Unidos no se someterán a


abordaje e inspección». (Art. VI).

Desde bases militares de Estados Unidos en Colombia


se puede atacar a África
En 2005 la Estrategia Militar Nacional estableció a África como una quinta región
de vanguardia, lo cual requerirá capacidad de movilidad significativa para apoyar la
aplicación de la Estrategia Militar Nacional (que se enmarca en la guerra global con-
tra el terrorismo). [... ] En la actualidad, la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS) y
la Estrategia de Defensa Nacional (SON) hacen hincapié en el carácter global de
nuestros compromisos y obligaciones. Con este fin, la SON establece que "Estados
Unidos requiere libertad de acción en las zonas comunes globales y acceso estra-
tégico a regiones importantes del mundo para satisfacer nuestras necesidades de
seguridad nacional». Por ende, una estrategia de movilidad aérea debe ser capaz
de brindar acceso a la nación a las regiones importantes del mundo desde el punto
de vista estratégico. [... ]
La inclusión de Suramérica en la estrategia de tránsito global permite lograr dos
resultados: ejecutar la estrategia de compromiso regional y ayudar con las rutas de
movilidad hacia África. Desafortunadamente no tenemos una estrategia disponible
de compromiso en Suramérica que recurra a equipos aéreos (es decir, antes del
acuerdo de bases con Colombia).
Fuente: Comando Aéreo de Estados Unídos, Líbro blanco sobre la Estrategía Global
de Bases de Apoyo, disponible en (http://www.cronicon.neVpaginas/pais-ocupado/
Libro%20Bianco%20Movilidad%20Aerea%20EU.pd~.

Dada la inmunidad que se le concede al personal militar y civil de


los Estados Unidos, este puede cometer cualquier tipo de crimen
y delito sin que tenga porque preocuparse, ya que goza de una
completa impunidad, como se indica en el artículo VIII: «Colom-
bia otorgará al personal de los Estados Unidos y a las personas a
cargo los privilegios, exenciones e inmunidades otorgadas al personal
administrativo y técnico de una misión diplomática, bajo la Convención
de Viena». Y, como si esta cesión de soberanía no fuera suficiente,
se agrega unas líneas más adelante:
100 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Colombia garantizará que sus autoridades verificarán, en el


menor tiempo posible, el estatus de inmunidad del personal de
los Estados Unidos y sus personas a cargo, que sean sospecho-
sos de una actividad criminal en Colombia y los entregarán a las
autoridades diplomáticas o militares apropiadas de los Estados
Unidos en el menor tiempo posible.

En pocas palabras, de manera acelerada se garantiza la impunidad


de los militares y mercenarios de los Estados Unidos y se les des-
peja el camino para que continúen delinquiendo en otros lugares
del mundo, porque recordemos que Estados Unidos libra guerras
y adelanta agresiones, espionaje y saboteo en muchos países, en los
cuales necesita soldados y mercenarios.
Por supuesto, como en los tiempos de la dominación colonial
española, el personal de los Estados Unidos se puede mover libre-
mente por nuestro cielo y tierra porque. «Colombia les otorga una
visa preferencial de servicio, estarán exonerados de obtener permisos labo-
rales y de residencia por concepto de las actividades que se lleven a
cabo en el marco del presente Acuerdo». Para rubricar el asunto,
aparte de concederles visas no se les va a cobrar ni un peso por
entrar y salir de Colombia, como se dice en el artículo IX:

El personal de los Estados Unidos, sus personas a cargo, los


contratistas de los Estados Unidos, los empleados de los con-
tratistas de los Estados Unidos y los observadores aéreos que
ingresen y salgan de Colombia, para llevar a cabo actividades
en el marco del presente Acuerdo, estarán exentos de pagos por
entrada y salida del país u otros impuestos de salida, a menos
que utilicen aeropuertos comerciales.

¡Sobraría decir que en similares conditiones de reciprocidad son


recibidos en los Estados Unidos todos los colombianos y colom-
bianas que quieran viajar a ese país, ya que les conceden en forma
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 101

automática la visa, se la entregan gratis y cuando llegan a cualquier


sitio de la Unión Americana los tratan como príncipes!
Por si se dudase de las condiciones de reciprocidad aplicadas
por los Estados Unidos, no solo con relación a los colombianos sino
a los latinoamericanos, es pertinente recordar todas las disposicio-
nes contra los inmigrantes que se impulsan en los Estados Unidos,
entre las que cabe destacar la ley que fue aprobada en Arizona.
En dicha ley se establece que es un delito el hecho de ser un inmi-
grante ilegal y cualquier policía está autorizado para detener, por
simple sospecha, a una persona que se presuma es un extranjero en
condiciones de ilegalidad. Esta ley también castiga a quien contrate
a un extranjero indocumentado o a quien lo transporte, así este sea
un familiar suyo, lo cual supone que los hijos que tienen residen-
cia legal no podrán viajar en el mismo automóvil con sus padres
o sus hermanos si estos son ilegales. Al margen del carácter tan
«democrático» de la ley, ¡es de suponer que en virtud del tratado
militar firmado entre el régimen uribista y los Estados Unidos, los
colombianos que vivan en Arizona están exonerados de estos cas-
tigos y podrán disfrutar de los derechos y libertades que les brinda
el «Sueño americano» por el solo hecho de ser colombianos!
De otro lado, como el personal estadounidense necesita plena
libertad para hacer lo que se le venga en gana, las autoridades
colombianas aceptarán la validez, sin exámenes ni cobros, de las
licencias o permisos de conducción de vehículos, buques o aero-
naves expedidos por las autoridades competentes de los Estados
Unidos al personal de los Estados Unidos, los contratistas de los
Estados Unidos y los empleados de los contratistas de los Estados
Unidos, que se encuentren temporalmente presentes en Colombia.
Los vehículos tácticos de propiedad de los Estados Unidos y ope-
rados por estos, que se encuentren temporalmente presentes en
Colombia para llevar a cabo actividades en el marco del presente
Acuerdo, estarán exentos de inspecciones técnicas, de licencias y
102 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

matriculación por las autoridades de Colombia pero llevarán las


debidas identificaciones. (Art. XVII).
Como quien dice, el Estado colombiano le reconoce extraterrito-
rialidad a las leyes de los Estados Unidos, que son propias de ese
país en particular, para que operen en Colombia al concederles a
los sujetos estadounidenses cobijados en el Acuerdo la libertad de
que hagan lo que quieran, sin averiguar si están cumpliendo con
las más elementales normas, por ejemplo en materia de tránsito
terrestre, y sin importar las consecuencias que de ello se deriven,
como accidentes ocasionados por la irresponsabilidad en el manejo
de autos, para citar un caso muy probable que ocurra. En este sen-
tido no sorprende que representantes del uribismo y santismo
hayan exhibido en numerosas ocasiones como un gran hallazgo
la teoría estadounidense de la soberanía limitada para justificar las
agresiones a países vecinos. Al respecto valga recordar que cuando
Juan Manuel Santos se desempeñaba como ministro de Defensa
se presentó la Masacre de Sucumbías, Ecuador, en marzo de 2008,
sobre la que él, uno de sus autores intelectuales, afirmó: «Golpear
a terroristas que sistemáticamente están atentando contra la pobla-
ción de un país, así estos no se encuentren dentro de su territorio,
es un acto de legítima defensa y una doctrina cada vez más acep-
tada por el derecho internacional»?
Adicionalmente, los estadounidenses tienen un trato fiscal espe-
cial, ya que, según el artículo XVIII,

[... ]los ingresos que perciba el personal de los Estados Unidos


por los servicios prestados para el desarrollo de las actividades
relacionadas con el presente Acuerdo no estarán sometidos a los
gravámenes de Colombia. Los ingresos provenientes de fuera
de Colombia del personal de los ~stados Unidos y sus personas
a cargo que gocen de la condición de no residentes en Colombia
no estarán sometidos a gravámenes de Colombia.
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 103

En el artículo XIX se indica que:

[... ] teniendo en cuenta que uno de los objetivos del presente


Acuerdo es la profundización de la cooperación para la lucha
contra el narcotráfico y el terrorismo, entre otros, cada Parte se
compromete a asumir los costos por daños, pérdida o destruc-
ción de su respectiva propiedad o por la muerte o lesión del
personal militar de sus respectivas fuerzas u otro personal de
sus Gobiernos que ocurran en el cumplimiento de tareas oficia-
les relacionadas con actividades que se desarrollen en el marco
del presente Acuerdo.

Aunque este artículo pudiera considerarse como secundario, apunta


al meollo de la cuestión del verdadero alcance del «acuerdo», pues
se sostiene sin tapujos que la cooperación no solo abarca la lucha
contra «el narcotráfico y el terrorismo» sino que se introducen los
reveladores términos de «entre otros», en los que cabe todo lo que
pueda concebirse: ¿entre otros objetivos no pueden estar los de
espiar, sabotear, agredir, bombardear o ocupar territorios vecinos, o
colocar bombas, asesinar dirigentes políticos o sociales en aquellos
países considerados como «enemigos de los Estados Unidos» y de
su peón de brega, Colombia?
Para rubricar lo planteado, los Estados Unidos se cuidan de
no dejar documentación escrita sobre sus actividades en territorio
colombiano, puesto que en la práctica su personal puede hacer lo
que le plazca en lo relacionado con la información documental,
como lo indica el artículo XX:

Las autoridades de Colombia reconocen que los Estados Unidos


pueden recolectar, transportar y distribuir documentos y corres-
pondencia, para el personal de los Estados Unidos, sus personas
a cargo, los contratistas de los Estados Unidos y los empleados
de los contratistas de los Estados Unidos, fuera de la red postal
104 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

colombiana [... ] Los documentos y la correspondencia oficial


tendrán el tratamiento equivalente [... ] en cuanto a inviolabili-
dad, inspección y detención.

Este artículo es clave para los Estados Unidos, con la finalidad de


eliminar cualquier clase de documentación que después pueda ser
usada para denunciar sus crímenes y delitos y para no dejar, ni
siquiera, testimonio histórico de sus acciones en territorio colom-
biano. En este sentido, es bueno recordar que cuando las tropas
de los Estados Unidos ingresaron a Haití en 1994, lo primero que
hicieron fue apoderarse de 160 mil documentos que demostraban
su complicidad con los crímenes cometidos por militares y bandas
paramilitares contra los seguidores de Jean-Bertrand Aristide. Esos
documentos fueron sacados de Haití y llevados a los Estados Uni-
dos o destruidos; eso todavía no se sabe. 8
Para completar, en ese mismo artículo XX se indica que: «los
Estados Unidos podrán establecer estaciones receptoras por satélite
para la difusión de radio y televisión, sin trámite o concesión de
licencias y sin costo alguno para los Estados Unidos», mientras que
Colombia ~~permitirá a los Estados Unidos el uso de la infraestruc-
tura de red de telecomunicaciones requerida [... ] y sin trámite o
concesión de licencias y sin costo alguno, para los Estados Unidos».
Interesante que entre aquellos que tanto presumen de la liber-
tad de prensa e información se desarrollen acuerdos tendientes a
que un país poderoso, con impresionantes desarrollos tecnológicos
en materia de telecomunicaciones, se apropien, sin pago alguno y
sin someterse a los tramites legales, de la infraestructura de comu-
nicaciones de otro país, para desde allí hacer lo que se les antoje,
incluyendo, como es apenas obvio, el espionaje a países vecinos,
como Venezuela y Ecuador.
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 105

La intromisión no es solo de los Estados Unidos, sino de sus


socios y aliados, puesto que el artículo XXII estipula que contando
con la

[... ] previa autorización de las autoridades colombianas, las


autoridades de los Estados Unidos facilitarán la estadía de los
observadores aéreos de terceros países en las instalaciones y
ubicaciones convenidas, e, inter alia, informarán a los observa-
dores aéreos de terceros países acerca de las leyes y costumbres
nacionales, con el fin de asegurar su comportamiento discipli-
nado mientras se encuentren en Colombia.

¡Este último punto adquiere relieve si se recuerda que el20 de julio


de 2009, día de celebración de la primera independencia de España
(la de 1810), en la ciudad de Cartagena mientras se llevaba a cabo
una exhibición aérea se salió de la pista un avión militar de matri-
cula colombiana que era piloteado por un individuo de naciona-
lidad israelí! Como quien dice, existen antecedentes confirmados
de la presencia de algo más que meros observadores de «terceros
países», no muy santos por lo demás, en los aviones de las Fuerzas
Armadas del Estado colombiano.
Para darse cuenta de la importancia estratégica de las bases
militares de los Estados Unidos en territorio colombiano, es necesa-
rio describirlas y ubicar su emplazamiento. Como se observa en el
Mapa No. 4 en el acuerdo se establecen siete bases militares de los
Estados Unidos, a saber:

• La base Aérea de Apiay, localizada en el Departamento del


Meta.
• La base Aérea de Malambo, ubicada en el área metropoli-
tana de Barranquilla.
• La base Aérea Germán Olano de Palanquero, en Puerto Sal-
gar, Cundinamarca.
106 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

• La base Aérea de Tolemaida, en Melgar, Tolima.


• La base Naval de Bahía Málaga, en el Pacífico, cerca de Bue-
naventura.
• La base Naval de Cartagena, en el Mar Caribe.
• Fuerte Militar Larandia, en Caquetá.

Mapa No. 4
Bases militares en Colombia según Acuerdo de 2009.

OceanoAtfántico

rftz'

Reelaborado por Esteban Sierra a partir de (http://www.cubadebate.cu/opinion/2009/11 /16/


bases-militares-colombia-retroceso-hemisferio0.
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 107

Puede notarse a primera vista al observar el mapa que estas bases


se encuentran distribuidas en puntos estratégicos del territorio
colombiano, tanto en nuestras dos costas como en zonas selváticas
y en pleno centro del país. Dada la velocidad de los aviones milita-
res de los Estados Unidos y el radio de acción de la tecnología sate-
lital empleada para espiar a miles de kilómetros de distancia puede
entenderse, sin mucho esfuerzo, porque Colombia funge como
el portaaviones terrestre del imperialismo estadounidense. Esto,
por desgracia, no es una figura retórica, sino que es una terrible
realidad, máxime si se añade que existen otras instalaciones mili-
tares que desde hace tiempo son manejadas por los Estados Uni-
dos, como acontece con la base de Marandua, cerca de la frontera
venezolana. Algo similar ocurre con las bases de Tres Esquinas y
Larandia, ubicadas en el Departamento de Caquetá, que han sido
utilizadas para operaciones aéreas y de inteligencia de las fuerzas
armadas de los Estados Unidos y desde donde despegan los avio-
nes que fumigan con glifosato.
Es obvio que un dispositivo militar como el que ha implantado
Estados Unidos con las bases en Colombia no se limita a los asun-
tos internos del país, sino que tiene implicaciones directas sobre
un territorio amplio que abarca a gran parte del continente (Ver
Mapa No. 5), e incluso afecta a África, por la capacidad de los avio-
nes que usan estas bases, los cuales requieren de pocos puntos de
reabastecimiento para golpear un objetivo situado a miles de kiló-
metros de distancia.
108 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Mapa No. S
Bases en Colombia y su influencia en la zona Andina
y el Caribe.

Fuente: (http:!/www. tari nga. net/posts/noticias/15263869/U n-ti ro-por-la-culata -para-EEUU-


el-golpe-en-Paraguay.html?dr).
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 109

El pretexto estadounidense de que las bases militares en Colombia


no van a ser usadas para agredir, espiar y atacar a otros países de
la región, sino que su objetivo es combatir el narcotráfico no resiste
la menor prueba empírica, por varias razones. Por una parte, las
tropas de los Estados Unidos fomentan los cultivos llamados ilí-
citos y su consumo, como se demuestra desde la guerra de Indo-
china en la década de 1960, y como es evidente hoy en Afganistán,
con el renacer del cultivo de amapola y producción de opio. En ese
mismo sentido, en nuestro país el llamado Plan Colombia, en apa-
riencia diseñado para combatir el narcotráfico, tras una década de
operación y con unos gastos de miles de millones de dólares, no ha
logrado disminuir el cultivo de hoja de coca sino que lo ha expan-
dido a sitios a donde hace 10 años no se conocía esa planta. Hoy
Colombia cuenta con más de 100 mil hectáreas sembradas de hoja
de coca y desde aquí se exportan unas 900 toneladas de cocaína cada
año. Asimismo, mientras funcionó la base de Manta, en Ecuador,
aumentó el tráfico de drogas en el Pacífico, en lugar de disminuir.
Por otra parte, las dimensiones de las bases, de los equipos,
de la tecnología, de los aviones y de las armas desplegadas en las
bases convierten en un mal chiste aquello de combatir el narcotrá-
fico. Ya lo dijo un personaje del que difícilmente puede pensarse
que sea un furibundo antiimperialista, el expresidente de Colom-
bia Ernesto Samper:

[... ] Estas bases no son para luchar contra el narcotráfico y el


terrorismo en Colombia. El tipo de equipos que van a llegar a
Colombia, equipos militares, no van a fortalecer la lucha con-
tra el terrorismo o el narcotráfico. Aviones C-7 que transportan
hasta 70 toneladas de material bélico, aviones P Orion 3 que van
a llegar a Barranquilla, que son aviones de espionaje ligero, avio-
nes como el Awac que es un avión que va con una plataforma de
vigilancia electrónica arriba, Boeings 707, ¿los van a traer para
fumigar los cultivos ilícitos? ¿Van a traer los C-17 para llevar
110 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

masivamente a los narcotraficantes? ¡Por Dios! Esto es un por-


taaviones para vigilancia electrónica para el hemisferio y eso es
lo que temen con razón, no solamente Venezuela, que tiene todo
el derecho a tener su miedo sobre estos dispositivos disuasivos,
sino lo tienen también Brasil y los países de UNASUR. 9

No puede ser de otra forma, porque según los expertos militares


de UNASUR con excepción del representante de Colombia, Palan-
quero es una «base expedicionaria, tiene la capacidad de albergar
C-17, aviones de transportes, y para 2025 se prevé que esta base
tenga la capacidad de movilizar a 175 000 militares con sus pertre-
chos en apenas 72 horas» .lo
Palanquero tiene importancia estratégica para los Estados Uni-
dos, porque posee una pista de 3 kilómetros de largo, de la que
pueden despegar de manera simultánea tres aviones cada dos
minutos, cuenta con hangares para una centena de aviones y puede
albergar hasta 2 000 militares.
Los voceros del gobierno de los Estados Unidos, funcionarios
del servil gobierno colombiano y sus altos mandos militares se
han limitado a decir que las bases militares instaladas en nuestro
territorio solo tienen corno finalidad combatir el narcotráfico y el
«terrorismo». En realidad, estas bases tienen múltiples objetivos,
corno lo indican los documentos generados por diversas instancias
de los propios Estados Unidos, corno el llamado Libro Blanco del
año 2009, donde sin ambigüedades sobre Palanquero se afirma:

La inclusión de Surarnérica en la estrategia de tránsito global


permite lograr dos resultados: ejecutar la estrategia de compro-
miso regional y ayudar con las rutas de movilidad hacia África.
Desafortunadamente no tenernos una estrategia disponible de
1
compromiso en Surarnérica que recurra a equipos aéreos. Hasta
hace poco, las preocupaciones de seguridad en Surarnérica se
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 111

habían centrado en la misión antidrogas cuya ejecución no ha


requerido el uso de sistemas aéreos estratégicos.

Recientemente, el Comando Sur (USSOUTHCOM) ha tomado inte-


rés en establecer una localidad en el continente suramericano que
pudiera utilizarse tanto para las operaciones antidroga como para
operaciones de movilidad. En consecuencia, con la ayuda del AMC
y el Comando de Transporte, el Comando Sur ha identificado
Palanquero, Colombia (base aérea Germán Olano, (SKPQ)) como
una localidad de seguridad de cooperación (CSL). A partir de esta
localidad cerca de la mitad del continente puede cubrirse con un
C-17 sin reabastecimiento.
De haber suministro adecuado de combustible en el destino, un
C-17 puede abarcar todo el continente exceptuando la región de
Cabo de Hornos en Chile y Argentina. Mientras el Comando Sur
defina un sólido plan de compromiso de teatro, la estrategia de
establecer una localidad de cooperación en Palanquero debería ser
suficiente para el alcance de movilidad aérea en el continente sura-
mericano.U
En ese mismo Libro Blanco se dice:

El acceso a muchas localidades globales se hará mediante


empresas comerciales. Por ejemplo, Suramérica y África, con
poca o no perdurable presencia militar estadounidense, utili-
zará aeropuertos comerciales para servir los aviones del AMC.
Este debería apoyar los esfuerzos del Comando de Transporte
para alcanzar acuerdos de localidad de cooperación de seguri-
dad (CSL) con estos y otros países, así como contratos coopera-
tivos comerciales en todo el mundo.l 2

En ese Libro Blanco se recuerda que «Estados Unidos requiere liber-


tad de acción en las zonas comunes globales y acceso estratégico a
regiones importantes del mundo para satisfacer nuestras necesida-
112 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

des de seguridad nacional», lo que en buen romance significa que


Estados Unidos instala bases en aquellos lugares estratégicos que
le permitan acceder a zonas críticas, en las que hay recursos natu-
rales o gobiernos hostiles o las dos cosas, como sucede en nuestra
América. 13

Territorio colombiano: vital para movilidad estratégica de fuerzas militares


de los Estados Unidos
La distribución geográfica de las bases y puestos militares estadounidenses en los
distintos países, sigue un patrón general dentro del contexto mundial. Marca «cami-
nos>> hacia las áreas de interés estratégico para Washington, donde se generará
hostilidad e inestabilidad continua. Por estas rutas podrá haber alta movilidad aérea,
terrestre o naval con flujos significativos de tropas, armas, municiones, vehículos de
combate, y demás pertrechos y suministros desde el mismo territorio continental de
Estados Unidos. Tal es el caso de Colombia.
El concepto militar de Operaciones de Movilidad se refiere al movimiento rápido
de personal, materiales y fuerzas militares hacia o desde un teatro de operaciones y
dentro del mismo por rutas aéreas, marítimas y terrestres. Deberá incluir capacidad
para realizar tareas de transporte en gran escala (como las de lrak y Afganistán por
ejemplo), de manera que resultará crucial construir en el mediano-largo plazo la
red de infraestructura necesaria para un despliegue rápido masivo de fuerza militar
(en horas o días), hacia áreas de interés donde pueden esperarse situaciones de
conflicto intenso, y para mantener durante toda su evolución el flujo de pertrechos
para soporte de la plaza. Se comprende la importancia vital que tiene la elección de
las rutas en sí. [... ]
Parte de la arquitectura y distribución de bases militares de Estados Unidos
en América del Sur, se basa en la Estrategia Global de Ruta que el Comando de
Transporte (USTRANSCOM) está elaborando desde 2007, para acceso global y dis-
tribución de infraestructura, que toma en cuenta el concepto de espectro completo
y en el caso aéreo cubre desde la operación mínima de aeronaves, movimientos de
pasajeros y carga, hasta el otro extremo de máxima capacidad de flujo para trans-
porte pesado.
En la nueva estrategia la ruta no es visualizad~ en función de sus puntos como
localidades individuales, sino como un sistema interdependiente. Es decir, un sis-
tema de varias rutas diseñadas para servir a distintas áreas de interés, pero que
se soportan mutuamente, tal que el suministro a los combatientes en un área de
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 113

interés puede continuar por las rutas alternativas, lo cual requiere de una red de
bases militares con potencial de interacción.[ ... ] En los criterios para determinar la
posición geográfica de las bases en América del Sur, el Pentágono no solo considera
las operaciones de movilidad intra-continental sino también la inter-continental, en
cuanto al potencial transporte pesado de elementos bélicos desde el mismo territo-
rio continental de Estados Unidos, en este caso hacia Africa [... ]
La reactivación del USAFRICOM en combinación con la oportuna Guerra contra
el Terrorismo Global, y la instalación de las bases estadounidenses combinadas en
Colombia, sugiere que Africa y la región septentrional de América del Sur podría ser
vista como dos de las campañas de guerra, que requerirán una capacidad significa-
tiva de movilidad militar.
Fuente: Gustavo Herren, Colombia y la «movilidad» mi!ítar de Estados Unidos en
América del Sur y África, en (http://www.argenpress.info/2009/08/colombia-y-la-
movilidad-militar-de.html).

Otras «bases secretas» en Colombia


Las bases militares de Estados Unidos están inscritas en el proceso
de transformación de la guerra a partir de tres fases: a) incremento
del pie de fuerza, infraestructura militar y adiestramiento; b) des-
pliegue estratégico, modernización y construcción de bases mili-
tares interdependientes; y, e) aseguramiento de áreas estratégicas,
tales corno oleoductos, pozos petroleros, yacimientos mineros y
minas, zonas de producción de agua, sistemas de comunicación,
sistemas de producción y transporte de energía.
Una década después del comienzo de esta estrategia militar y
geopolítica, nos encontrarnos en la fase C, que fue planteada en el
gobierno de Uribe corno «seguridad inversionista», la cual puede
resumirse corno la militarización y paramilitarización total de los
territorios corno salvaguarda de las transnacionales de diferente
índole. Entre estas encontrarnos a las farmacéuticas, cuyo interés
primordial está en las áreas selváticas y la diversidad biológica;
las mineras y petrolíferas con sus ojos puestos en todo el país; las
energéticas, con el objetivo principal de controlar hidroeléctricas,
114 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

embalses y redes de transporte; las agroindustriales, que quieren


sembrar cultivos de exportación en Chocó, Urabá, Magdalena
Medio, Llanos Orientales y Arnazonía. Esto quiere decir que esta-
rnos hablando de la ocupación conjunta de los militares y de las
transnacionales de todo el territorio colombiano.
Corno otra característica de esta fase debe resaltarse el traslado
de parte de los cursos dictados por el Western Hemisphere Insti-
tute for Security Cooperation (WHINSEC), antes conocido corno
Escuela de las Américas, a algunas de las bases colombianas, corno
Barracón en el Guaviare, Tolernaida en el Tolirna y Puerto Legui-
zarnó en el Puturnayo. Esto significa que Colombia es un eje fun-
damental en la estrategia de dominación regional en el continente
latinoamericano, desde la perspectiva de la «internacionalización
del conflicto interno».
En esa perspectiva, si se considera el replanteamiento de la
estrategia insurgente de las FARC y las luchas generadas en los últi-
mos años corno consecuencia del despojo a que son sometidos indí-
genas, campesinos, estudiantes, pequeños transportadores, tanto
los Estados Unidos corno el régimen en Colombia han replanteado
la «democratización de la guerra». De allí se deriva el nuevo plan-
teamiento de las fuerzas de tarea conjunta que ha sido impuesta en
forma directa por el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas
militares de Estados Unidos, el general Martin Dernpsey, quien en
2012 adoptó las características de las fuerzas expedicionarias en
Irak y Afganistán y las clonó en la guerra colombiana. Por eso, vale
la pena describirlas con precisión.

Fuerzas de Tarea Conjunta


Son grupos de despliegue rápido con una diversidad de especia-
lizaciones, que van desde interceptación de comunicación, reco-
nocimiento de terreno, acciones cívico-militares y operaciones
especiales. Estos grupos se caracterizan por su capacidad de adap-
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 115

tación en diversos terrenos y su flexibilidad en el tipo de acciones,


además de su carácter altamente confidencial:

• Fuerza de Tarea Conjunta Omega: fue activada con Puesto de


Mando en el Fuerte Militar «Larandia» en el departamento
de Caquetá. Hacen parte de esta unidad las Brigadas Móvi-
les 1, 2 y 3 que conforman la Fuerza de Despliegue Rápido
(PUDRA), con sede en La Macarena en el departamento del
Meta; la Brigada Móvil No. 9, con sede en San Vicente del
Caguán; la Brigada Móvil No. 6, con sede en Cartagena
del Chairá; la Brigada Móvil No. 22, con sede en Peñas Colora-
das; en el Departamento del Caquetá; la Brigada Móvil No. 7,
con sede en Calamar; y, la Brigada Móvil No. 19 con sede
en Miraflores, en el departamento del Guaviare. Además, la
unidad cuenta con un Componente Fluvial con sede en Tres
Esquinas en el departamento de Caquetá y un Componente
Aéreo con sede en Larandia.
• Fuerza Omega: comenzó a operar durante la segunda fase
del Plan Colombia, bajo la instrucción de mercenarios de la
Dyncorp. Posteriormente, como parte de los convenios entre
Colombia e Israel se iniciaron actividades para ubicar objeti-
vos, realizar labores de infiltración y análisis de datos, como
parte del entrenamiento de las fuerzas de tarea conjunta.
• Fuerza de Tarea Conjunta Apolo: ubicada en Miranda, Cauca,
se diseñó con el objetivo de atacar a los mandos medios de
la guerrilla, y cuenta con el asesoramiento de comandantes
de brigada con experiencia contrainsurgente en Afganistán e
Irak.
• Fuerza de· Tarea Conjunta Poseidón y Pegaso: se encuentra loca-
lizada en Tumaco, Nariño y tiene como finalidad mantener
el control marítimo y de zonas de manglar y de los ríos para-
lelos al Proyecto Arquímedes. Forma parte de la estrategia
116 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

de la IV Flota y del Comando Sur en el Pacífico. Es asesorada


por oficiales de los Estados Unidos, expertos en contrainsur-
gencia en otros lugares del mundo.
• Fuerza de Tarea Conjunta Vulcano: situada en Tibú, zona de
El Catatumbo, Norte de Santander, cuenta con 10 000 solda-
dos, tres brigadas móviles y una brigada fija, bajo asesoría
de comandantes de brigada del Pentágono con experiencia
en contrainsurgencia.
• Fuerza de Tarea Conjunta Kyron: su sede está en Tame,
Arauca, y tiene como propósito acabar con los reductos del
ELN y del frente 10 de las Farc que operan en la región. Es
asesorada por comandantes de brigada de El Pentágono.

Radares de vigilancia
Se comenzaron a implementar por parte del Comando Sur, luego
de su salida de la base Howard, en Panamá, y el traslado de sus
cuarteles generales a Dade Country, Florida, en 1999. Para su ins-
talación, Estados Unidos recurrió al pretexto de necesitar un sis-
tema de vigilancia antinarcóticos, capaz de monitorear el Caribe y
el Pacífico. Después, con el Plan Colombia, el discurso antinarcóti-
cos se fue mezclando con la prédica antiterrorista como una típica
estrategia contrainsurgente. A partir de ese instante, los radares se
convirtieron en un sistema de vigilancia y monitoreo de los movi-
mientos de la guerra en Colombia y sus alrededores. A continua-
ción se describen los principales radares que se encuentran en
territorio colombiano:

• Isla de San Andres y Rioacha: radar que opera como parte del
programa de radares QBRN («Red de Radares de la Cuenca
del Caribe») y fue entregado 1al gobierno de Colombia al
cumplirse el vigésimo aniversario del acuerdo de coopera-
ción militar entre Washington y Bogotá -que fue suscrito
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 117

en febrero de 1989-, con el fin de controlar el espacio aéreo


en la lucha contra el narcotráfico. En realidad, forma parte
de la estrategia estadounidense de «colombianizar» a Amé-
rica Latina.l 4
• Tres Esquinas Caquetá, Base Aérea Ernesto Esguerra: es una base
de interceptación y centro de recolección de información.
Tiene la forma de Domo, lo que la hace altamente sensible,
por su ubicación en medio de la selva y lejos de la telaraña
acústica. Funciona como base de espionaje antinarcóticos y
contraguerrilla y está inscrita en la «Red de Radares de la
Cuenca del Caribe». En febrero del2000 el Comando Sur ter-
minó de construir el centro de inteligencia conjunto de Tres
Esquinas, y entró en funcionamiento en el 2002. Esta base
cuenta con personal del Comando Sur, militares y contratis-
tas privados, quienes manejan el radar y sistema de comuni-
caciones. Oficialmente fue entregado al gobierno en el 2009,
como parte de la estrategia de «colombianizar» la región.l 5
• GAORI (Grupo Aéreo de Oriente), Marandúa, Vichada: Maran-
dúa ocupa una envidiable posición geoestratégica porque
se encuentra cerca de la frontera con Venezuela y tiene la
posibilidad de realizar el cubrimiento aéreo de la Orinoquia
Colombiana. Según afirmó en el 2009 el Ministro de Defensa
Gabriel Silva Luján, es vital para la defensa aérea de Colom-
bia, lo cual debe entenderse como un anuncio de la impor-
tancia de este radar como parte del fortalecimiento táctico de
las Fuerzas Armadas de este país y su posibilidad de vigilar
y agredir a países vecinos. 16

• San José del Guaviare: este radar opera dentro del programa
de radares QBRN y fue entregado a Colombia en el2009.
• Radar y Base Subterránea de Leticia: en la década de 1990 se
empezó a utilizar esta área por la Fuerza Aérea de los Esta-
118 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

dos Unidos como un puesto de control aéreo avanzado, con


instalaciones de combate, para monitorear el tráfico aéreo,
siempre con el pretexto de ubicar traficantes de drogas. En
este orden de ideas, se trasladó el radar ubicado en Ara-
racuara (en el bajo Caquetá) a Leticia en el año 2000. Ade-
más, se construyó una base subterránea automatizada para
manejo de sistemas de comunicación e interceptación, en el
resguardo multiétnico del km 6, vía Tarapacá.

Locación para Operaciones de Avanzada (FOL)


Estas bases militares de los Estados Unidos se caracterizan porque
son plataformas portátiles de inteligencia que se encargan de hacer
reconocimientos y recopilar información, para efectuar operaciones
sobre el terreno en conexión directa con el Centro Espacial de Gue-
rra (SWC), ubicado en la base de la fuerza aérea Schiever, en Colo-
rado Springs, que a su vez está' conectada con las fuerzas de tierra
de los Estados Unidos y sus aliados locales. En Colombia existen
las siguientes FOL:

• Brigada Oriental del Ejercito, Puerto Carreña, Vichada Colombia:


situada enla frontera con Venezuela sobre el río Orinoco.
Es de gran importancia para los Estados Unidos, en tanto se
encuentra sobre el tercer río más caudaloso del planeta y en
cercanías a los principales yacimientos petrolíferos de Sur-
américa. Puede considerarse como un punto caliente en la
geopolítica de Colombia y Venezuela, con intereses estraté-
gicos del imperialismo estadounidense. Por ello, en esta base
se encuentra personal civil, militar y equipo de los Estados
Unidos con el objetivo de luchar «contra el narcotráfico y el
terrorismo».
• Base Militar el Barracón San José del Guaviare-Colombia: esta
es una base-escuela de élite donde operan Fuerzas Especia-
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 119

les Rurales (boinas verdes, para los Estados Unidos). Dicha


instalación sirve como unidad de entrenamiento para mili-
tares de Colombia y de otros 20 países del mundo, ya que
su clima (selva húmeda) presenta las características de los
futuros teatros de operaciones en las regiones tropicales del
mundo. La Escuela del Barrancón es parte fundamental de la
fase de entrenamiento (US Especial Force), que se realiza en
el fuerte Benning, ubicado en Georgia. En Barracón hay más
de 100 instructores extranjeros de las Fuerzas Especiales,
del cuerpo de Marines y de los Comandos SEAL (en inglés:
United States Navy Sea, Air and Land) de los Estados Uni-
dos. Además, realizan labores de infiltración con pequeñas
unidades en las zonas del Meta, Guaviare y Caquetá, sin la
aprobación o veeduría de las instancias gubernamentales de
Colombia. Por esta base transitaron, sin ningún problema,
los paramilitares que venían de Antioquia y que realizaron
la masacre de Mapiripán en 1997.
El aeropuerto de esta base es utilizado por Dyncorp,
que se encarga de las fumigaciones con glifosato en todo
el sur del país. En el aeropuerto de San José del Guaviare
se encuentran estacionados unos 35 pilotos, 40 técnicos de
Turbo Truch, 25 pilotos de combate, 30 artilleros y más de
50 técnicos en mantenimiento de los helicópteros, y 5 avio-
nes plataforma tipo Cessna. Por esto, alrededor de esta base
se encuentra la mayor cantidad de mercenarios que hay en
estos momentos en Colombia.
• Base Naval ARC, Puerto Leguizamó, Putumayo: con esta base
se busca el control militar, fluvial, y de las rutas de armas
y narcotráfico, así como proporcionar apoyo logístico a las
fuerzas armadas y contribuir con el comercio y explotación
del río Putumayo. Lo integran el Batallón Fluvial de Infan-
tería de Marina No. 60, la Escuela de Combate Fluvial de la
120 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

infantería de marina y la brigada médica naval. La brigada


médica de ARC Leguízamo es parte de la estrategia de incor-
poración social de la milicia a las comunidades.
La escuela fluvial de infantería de marina desde el año
2000 amplió su programa de instrucción a militares de Bra-
sil, Francia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay, México,
República Dominicana, El Salvador, Venezuela, Perú, Chile
y Estados Unidos.
Debido a la experiencia de combate fluvial en áreas selvá-
ticas de las tropas de Colombia, al incremento de su capaci-
dad militar y a la instrucción militar por parte de Dyncorp,
esta escuela demuestra que Colombia es un laboratorio de
guerra, cuyos experimentos ahora pueden aplicarse en otros
lugares del mundo.

En conclusión, este sistema de bases dirigida por el Pentágono a


través del Comando Sur plantea una dominación de espectro com-
pleto desde una perspectiva cuasi secreta, en la cual el territorio
colombiano se ha convertido en una ficha estratégica a nivel regio-
nal. Este despliegue militar en Colombia apunta a fortalecer los
planes de consolidar economías extractivas a nivel subcontinen-
tal, a través Plan Mesoamérica -antes Plan Puebla Panamá- y la
Iniciativa para Infraestructura Regional para Suramérica (IIRSA),
en los cuales es indispensable la adecuación de la infraestructura
para implementar los TLC y propiciar la transnacionalización de
los territorios en América Latina.
Puede decirse que el Mapa No. 4 de las siete bases del
«Acuerdo» de 2009, no describe en realidad sino una mínima parte
de la presencia militar directa de los Estados Unidos en territorio
colombiano. La intromisión del impebalismo estadounidense en
términos militares es peor de lo que una persona común y corriente
pudiera imaginar, como se muestra en el Mapa No. 6.
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 121

Mapa No.6
Presencia militar de los Estados Unidos en Colombia.

Fuente: (http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article53325).
122 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Algunas razones que explican la firma del «Acuerdo Militar»


Luego de haber descrito con detalle el texto del «acuerdo» para
mostrar la magnitud de la entrega de nuestra soberanía, que nos ha
hecho retroceder al estatus colonial de otros tiempos, vale la pena
indagar sobre las razones que explican por qué se estableció tan ten-
ebrosa alianza entre los Estados Unidos y el régimen colombiano.
Existen por lo menos tres hechos básicos: el interés de los Estados
Unidos en apoderarse del petróleo de Venezuela y de los bienes
comunes de la región andina-amazónica; la pretensión de sabotear
los intentos de unidad de América Latina, en especial la Alianza
Bolivariana para los Pueblos deNuesta América (ALBA); e impedir
la consolidación de procesos contrarios al Consenso de Washington
en ciertos países de la región. Por supuesto, estos hechos no operan
en forma aislada, sino que se encuentran entrelazados porque uno
no se entiende sin el otró. En pocas palabras, no pueden verse de
manera separada, puesto que para conseguir uno de ellos se pre-
cisa, en el caso de la estrategia de los Estados Unidos, de la consecu-
ción de los otros dos. Así, por ejemplo, volver a controlar de manera
plena el petróleo de Venezuela requiere revertir la Revolución Boli-
variana y de eso se desprende liquidar los proyectos de integración,
corno el ALBA

El petróleo de Venezuela y otros bienes naturales de la región


La imposición de las bases en una zona estratégica corno Colombia
apunta al control por parte de los Estados Unidos de importantes
bienes comunes que se encuentran en la zona andina-amazónica,
y en primer lugar el petróleo. Al respecto sobresale Venezuela que
cuenta con importantes reservas de crudo, que lo ubican entre los
primeros productores a nivel rnundia~. Aunque Venezuela no ha
suspendido la venta de petróleo a Estados Unidos, el gobierno de
Hugo Chávez desempeñó un importante papel en diversos planos,
tanto a nivel local corno mundial, en el manejo del recurso petro-
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 123

lero a favor de la población venezolana. En ese sentido, se destaca


su activo papel en revivir a la OPEP, lo que incidió en el mejora-
miento del precio del barril de petróleo en el mercado mundial, su
exigencia a las empresas multinacionales para que paguen mejo-
res regalías y respeten las leyes nacionales de Venezuela y la venta
de petróleo a precios subsidiados a Cuba, Haití y otros países de
la región, su postura crítica ante los crímenes del Estado de Israel
(como aconteció con la criminal acción de «plomo fundido», a fines
del 2008 y comienzos del 2009), su impulso al ALBA, su protago-
nismo en la configuración de UNASUR. Estas acciones han chocado
a Estados Unidos, por el nivel de independencia y soberanía que
representan si se les compara con la política de sumisión petrolera
de gobiernos como los de México o Colombia.
Además, debe tenerse en cuenta que los Estados Unidos depen-
den en gran medida de los recursos materiales y energéticos que
se encuentran fuera de su territorio. Como, al mismo tiempo, no
están dispuestos a modificar su nivel de vida, basado en el consumo
intensivo de energía fósil, libra en la práctica una guerra mundial
por el control de los recursos del mundo. Y en esa guerra no decla-
rada ni reconocida, Venezuela juega un papel de primer orden, por
la magnitud de sus reservas. Al respecto, en un estudio reciente del
Servicio Geológico de los Estados Unidos se calcula que la franja
del Orinoco tiene unos 513 000 millones de barriles, casi el doble
de reservas de petróleo que Arabia Saudita, el primer produc-
tor mundial de crudo en la actualidad y hasta ahora poseedor de
las que se consideraban las reservas más grandes del mundo, con
266 000 millones de barriles. Resulta significativo que la evaluación
de un organismo de los Estados Unidos concluya que en Venezuela
se encuentran las reservas más grandes de petróleo del orbe y que,
además, sea la mayor estimación que hasta la fecha se ha hecho
sobre cualquier lugar del planeta. 17
Esto pone de relieve la importancia estratégica de Venezuela
para los Estados Unidos, como lo manifiestan desde hace algún
124 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

tiempo diversos ideólogos y portavoces del complejo militar-indus-


trial-petrolero de la primera potencia mundial. Las afirmaciones
más enfáticas las hizo el senador republicano Paul Coverdale, pri-
mer ponente del Plan Colombia, quien aseguró en 1998 que «para
controlar a Venezuela es necesario ocupar militarmente a Colom-
bia». En el2000 este mismo personaje reafirmó con más detalles:

Aunque muchos ciudadanos teman otro Vietnam, resulta nece-


sario, porque Venezuela tiene petróleo. Venezuela tiene ani-
madversión por Estados Unidos, este debe intervenir en Colombia
para dominar a Venezuela. Y puesto, que Ecuador también resulta
vital, y los indios de allí son peligrosos, los Estados Unidos, también
tienen que intervenir ese país. [... ] Si mi país está librando una
guerra civilizadora en el remoto lrak, seguro estoy que también
puede hacerlo en Colombia, y dominarla a ella y a sus vecinos:
Venezuela y Ecuador.1 8

Por supuesto, no solo está en la mira el petróleo de Venezuela


sino que Estados Unidos también desea controlar y apoderarse
de otros bienes comunes que se encuentran en los países de la
región andino-amazónica, entre los que pueden mencionarse el
gas de Bolivia, el petróleo de Ecuador, el agua, la biodiversidad y
los recursos forestales de Colombia y Brasil y todo aquello que se
pueda extraer y mercantilizar para provecho tlel imperialismo y
sus empresas, como los saberes de los milenarios habitantes indíge-
nas de selvas y bosques de América Central y Suramérica.

Recursos energéticos de Suramérica: bocado apetecido


por los Estados Unidos
Venezuela, cuyas reservas están entre las mayores del mundo, es el cuarto mayor
exportador de petróleo hacia los Estados Unidos. Responde por cerca del15% de su
consumo diario. La proximidad geográfica entre los dos países torna barato el costo
del transporte, a través del Caribe. Y las relaciones extremadamente antagónicas
entre el presidente Hugo Chávez con el gobierno del presidente Georg e W. Bush, no
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 125

afectaron el comercio entre los dos países, inclusive porque los Estados Unidos son
el principal mercado para la producción de energía de Venezuela. Pero constituye
motivo de preocupación, en Washington, el hecho de que Venezuela haya comen-
zado a exportar petróleo hacia China, que busca más y más fuentes de energía, a
fin de atender el impetuoso crecimiento económico, y se tornó su principal socio en
América del Sur.
Venezuela, Bolivia y Ecuador poseen importantes reservas de gas y petróleo.
De acuerdo con la Energy lnformation Administration, de los Estados Unidos, Vene-
zuela, uno de los diez mayores productores de petróleo del mundo, posee reservas
comprobadas de 80 mil millones de barriles y produjo cerca de 2,8 millones bpd,
en 2006. Bolivia posee la segunda mayor reserva de gas natural, en América del
Sur, después de Venezuela. Los recursos naturales en la región de Santa Cruz de
la Sierra, son estimados en 2,8 trillones de pies cúbicos de gas de los 26,7 trillo-
nes de reservas probadas de Bolivia. Sumadas a las probables, el volumen sube a
48,7 trillones de pies cúbicos. Las reservas de petróleo de Ecuador, el quinto mayor
productor sudamericano, son estimadas en 4,5 mil millones y sus exportaciones
sumaron 376 000 bpd, en 2006.
Fuente: Luis Alberto Moniz Bandeira, La importancia geopolítica de América del Sur
en la estrategia de los Estados Unidos, en (http://www.laondadigital.com/laonda/
laondal408/a3 .htm).

Destruir los proyectos de unidad regional en nuestra América


La construcción de una nación que integrara los antiguos territo-
rios del imperio español, como forma de asegurar su prosperidad
y enfrentar y resistir las ambiciones expansionistas de diversos
imperios, de Europa y de los nacientes Estados Unidos, se consti-
tuyó en uno de los sueños más anhelados de los más preclaros líde-
res de la independencia en nuestro continente. Desde un primer
momento esos intentos de unidad naufragaron por diversas razo-
nes, entre ellas la constitución de poderes locales de tipo caudillista
y la acción soterrada o abierta de grandes potencias que siempre
actúan con la lógica de «dividir para reinar». En tiempos recien-
tes, y con un gran empuje del gobierno bolivariano de Venezuela,
se ha hecho revivir un proyecto de integración que se plasma en
126 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

el ALBA y existen otras propuestas de unidad, como la de El Mer-


cado Común del Sur (MERCOSUR) y la Unión de Naciones Sura-
mericanas (UNASUR).
Como es de suponer estos procesos de integración, surcados
por múltiples dificultades y contradicciones internas, no son muy
bien recibidos por Washington y sus socios más arrodillados, como
lo demuestra el caso de Honduras, donde se perpetró un golpe
contra su presidente constitucional, con la intención de impedir la
vinculación efectiva de ese país al ALBA, como lo lograron porque
el régimen golpista, formado por servidores incondicionales de
Estados Unidos, retiró a Honduras de ese acuerdo meses después.
Esto demuestra, a través del caso de un país cuyos gobernantes
siempre han sido incondicionales a los Estados Unidos, que para
el imperialismo y sus multinacionales la existencia del ALBA es un
trago amargo difícil de digerir y están dispuestos a realizar todo
tipo de maniobras para sabotear este proyecto de integración.
En ese propósito de torpedear dicha integración, en la que par-
ticipan países de la zona andina como Venezuela, Ecuador y Boli-
via, el régimen colombiano juega un papel de primer orden, como
lo demuestra a diario. Esto se evidencia con algunos hechos que
vale la pena recordar: la atomización de la Comunidad Andina
de Naciones (CAN), que obligó a Venezuela a retirarse de este
acuerdo, cuando Colombia, junto \on Perú, decidieron impul-
sar Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos en el 2006, al
negociar de manera bilateral, sin consultar a los otros miembros,
y al violar en la práctica los compromisos contraídos con antela-
ción de no entablar acuerdos en forma separada; el bombardeo a
territorio ecuatoriano el primer día de marzo de 2008 y la campaña
de calumnias e infundías que desde entonces se propagan desde
las altas esferas del gobierno, del Ejército y de la «gran prensa» de
Colombia no solo para justificar ese hecho ilegal y criminal, sino
para enlodar a los gobiernos de Ecuador y de Venezuela, además
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 127

del anuncio reiterado que se volverían a realizar agresiones simi-


lares cuando lo consideren necesario, como lo dijeron funcionarios
del régimen uribista; las reiteradas incursiones de grupos parami-
litares, procedentes de Colombia, en los territorios de otros países
con el fin de causar pánico y aterrorizar a los ciudadanos colombia-
nos que huyeron de nuestro país o de advertir sobre lo que están
dispuestos a hacer con los vecinos; el racismo contra la población
humilde de Ecuador y Venezuela (indígenas, afrodescendientes y
mulatos) que destilan representantes de las clases dominantes de
Colombia y que reproducen sus medios de comunicación.
Tanto Estados Unidos como las burguesías lacayas del conti-
nente no les interesa ningún proyecto de integración real, porque
eso pondría en cuestión los Tratado de Libre Comercio, estrategia
impulsada por el imperialismo en las últimas dos décadas y acep-
tada por las clases dominantes del continente. El libre comercio no
tiene nada que ver con la integración, en la que existen acuerdos
reales entre economías y sociedades complementarias que quieren
actuar con un relativo margen de igualdad. Para el libre comercio
lo que importa es lo que ganan y logran los países imperialistas y
sus empresas, puesto que la libertad mercantil se entiende en una
sola dirección, de los centros a los países dependientes con el fin
de apoderarse de los recursos materiales y energéticos y de hacer
inversiones, por lo general improductivas, que benefician al capital
golondrina. Así mismo, el libre comercio implica el renacimiento
de la división internacional del trabajo de los tiempos coloniales y,
de hecho, que los países periféricos regresen a la producción pri-
maria, incluso de tipo minero.
En estas condiciones, ni los Estados Unidos ni la Unión Europea
están empeñados en que los países latinoamericanos consoliden
algún verdadero proyecto de integración, dado que esto significa-
ría mejorar las posibilidades de negociación en el comercio mun-
dial, exigir mejores precios para las materias primas, apuntar a
128 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

la satisfacción de las necesidades de la población, oponerse a la


inversión de capital especulativo, controlar a las multinacionales
y negarse a regalar los bienes comunes naturales. Todo esto suena
herético a los Estados Unidos, que considera al ALBA como un
proyecto de integración casi terrorista y por eso lo desprestigian y
sabotean, como lo puso de presente con el golpe de Honduras en
junio de 2009.

Saboteo a los procesos que se oponen al Consenso de Washington


La implantación de las bases militares en Colombia también está
relacionada de manera directa con la decisión del gobierno de los
Estados Unidos, y de sus lacayos de América del Sur, de sabotear
a los gobiernos de la región que se oponen al Consenso de Wash-
ington. Sobre el particular, un documento de mayo de 2009 de la
Fuerza Aérea de los Estados Unidos enfatiza la importancia de
la base de Palanquero, eri. el centro de Colombia, al recalcar que
«nos da una oportunidad única para las operaciones de espectro
completo en una subregión crítica en nuestro hemisferio, donde
la seguridad y estabilidad están bajo amenaza constante por las
insurgencias terroristas financiadas con el narcotráfico, los gobier-
nos antíestadounídenses, la pobreza endémica y los frecuentes desas-
tres naturales».1 9 Se agrega en este :n:llsmo documento que la base
de Palanquero, por su capacidad, excelente ubicación y buena
pista, significa ahorrar costos, y su aislamiento relativo «minimi-
zará el perfil de la presencia militar estadounidense». Con ello,
se mejorará «la capacidad de los Estados Unidos para responder
rápidamente a una crisis, y asegurar el acceso regional y la pre-
sencia estadounidense con un costo minimo. Palanquero ayuda con
la misión de movilidad porque garantiza el acceso a todo el continente de
1
Suraméríca con la excepción de Cabo de' Hornos, sí el combustible está
disponible, y más de la mitad del continente sin tener que reabastecer». 20
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 129

En cuanto a las cuatro razones mencionadas por las cuales se


justifica la instalación de la base de Palanquero (lucha contra lo que
Estados Unidos denomina «terrorismo» y narcotráfico, gobiernos
antiestadounidenses, pobreza y desastres naturales) en muy poco
tiempo la ocupación armada de Haití por los Estados Unidos saldó
cualquier discusión, pues los hechos demostraron el verdadero
alcance del intervencionismo de los Estados Unidos, aunque este
no haya sido hecho desde Palanquero, pero si indica lo que les
espera a los países de la región en un futuro cercano.
Por otro lado, en documentos oficiales de diversas instancias del
gobierno de los Estados Unidos, que son reproducidos de forma
inmediata por las clases dominantes de Colombia y por la prensa
del país y del continente, se acusa a los gobiernos de Venezuela,
Ecuador y Bolivia de múltiples delitos: entorpecer la lucha contra
las drogas, que en apariencia llevarían a cabo los Estados Unidos;
haberse convertido en refugio de «terroristas» de toda laya, lle-
gando incluso a fabricar mentiras sobre la supuesta presencia de
grupos terroristas procedentes del Medio Oriente en la Guajira
venezolana o asegurar que en Venezuela se preparan armas nuclea-
res y mil embustes por el estilo; en esos países no se respetaría la
libertad de prensa y se habrían convertido en regímenes dictatoria-
les, que se oponen a la libre empresa y a la propiedad privada. Para
citar solo un ejemplo, recordemos que en febrero de 2010 Denis
Blair, director nacional de Inteligencia de Estados Unidos, señaló
en forma irresponsable que el presidente venezolano y sus aliados,
y menciona en forma concreta a Cuba, Bolivia, Ecuador y Nica-
ragua, «se opondrá a toda iniciativa estadounidense en la región,
entre ellas, la expansión del libre comercio, el entrenamiento mili-
tar, la cooperación antidrogas y antinarcóticos, iniciativas de segu-
ridad e incluso programas de asistencia». Dicha oposición, según
el vocero de los Estados Unidos, se explica porque el presidente
Hugo Chávez implantó «un modelo político populista y autoritario
en Venezuela que mina las instituciones democráticas». 21
130 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Todas estas mentiras están inscritas en la llamada guerra de


cuarta generación que en estos momentos los Estados Unidos, vía el
gobierno colombiano, libran de manera directa contra Venezuela y
Ecuador. En este tipo de guerra, el gobierno de los Estados Unidos
pretende mantenerse al margen para dar la impresión que no está
involucrado y recurren a gobiernos títeres, como el de Colombia,
para adelantar todas las acciones criminales de saboteo y desesta-
bilización interna en los países que han adoptado proyectos que
pretenden seguir una ruta distinta al Consenso de Washington. Por
eso, no resulta extraño que desde el mismo mome~to de implanta-
ción de esos gobiernos, los Estados Unidos operen desde Colom-
bia, y con la directa participación de la oligarquía de este país, para
impedir su consolidación. Desde luego, que esa oligarquía tiene
sus propios intereses porque considera como un muy mal ejem-
plo que se fortalezcan esos gobiernos antineoliberales, y pudieran
convertirse en un incentivo para los sectores populares de Colom-
bia, y para ello libran con toda la premeditación y mentira del caso
una campaña mediática de infundías y mentiras entre la población
pobre, en la que se recurre a las calumnias racistas contra los presi-
dentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia.
En este tipo de guerra irregular, no reconocida ni nunca decla-
rada pero tan mortífera como las guerras convencionales, la oligar-
quía colombiana emplea todas las armas, desde la calumnia y la
amenaza pública contra los gobiernos de la región, hasta la finan-
ciación de grupos de paramilitares que incursionan en territorio de
Venezuela y realizan acciones criminales en ese país.
Que los Estados Unidos piensan en términos de guerra irre-
. gular se evidencia en la publicación de un Manual de Contrain-
surgencia en el 2009. El título podría verse a primera vista como
anticuada, puesto que este tipo de manuales eran propios de la
época de la Guerra Fría, pero no hay tal desfase. En ese manual
se recalca que los Estados Unidos enfrentan a enemigos irregula-
Colombia: un portaaviones terrestre de los Estados Unidos 131

res, y lo más preocupante para Colombia y América Latina estriba


en que a todos los mete en un mismo saco. En efecto, en ese texto
se sostiene que no hay diferencias entre narcotráfico, terrorismo y
movimientos guerrilleros, afirmación que se sustenta en el hecho
de que todas las organizaciones irregulares comparten las mismas
tácticas y estrategias y mecanismos de financiación. Este nuevo ros-
tro de la contrainsurgencia tiene un terrible impacto, porque en esa
lógica predomina una visión exclusivamente militar y se renuncia
a reformas sociales, económicas y políticas, todo lo cual está ins-
crito en la lógica de guerra permanente y preventiva. Pero, además,
al identificar como similares a grupos guerrilleros con terroristas
y narcotraficantes, los Estados Unidos justifican su participación
directa en las luchas internas, que responden a condiciones polí-
ticas, que libran grupos que tienen sus propios presupuestos ideo-
lógicos. Eso, sencillamente, es echarle leña al fuego, porque una
cosa es financiar, preparar y armar al ejército de un Estado, lo que
los Estados Unidos hacen desde hace 60 años, y otra muy distinta
intervenir militarmente en forma abierta en un territorio extran-
jero, en un país al cual no se le ha declarado la guerra. Desde luego,
los Estados Unidos habían intervenido de esta forma, pero lo hacia
en forma soterrada y clandestina, mientras ahora plantea hacerlo
de manera directa, lo que supone ampliar la noción de campo de
batalla a todo el mundo. 22 En suma, los Estados Unidos consideran
a la guerra irregular tan importante como la guerra convencional y,
por ello, buscan identificar sus potenciales enemigos no estatales y
estatales y atacarlos en sus propios territorios. Con esto tenemos
que a un país como Colombia ya no solo van a venir mercenarios y
asesores que, formalmente no intervienen en las batallas, sino que
van a desembarcar marines.
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar
de los Estados Unidos
<<El uso de Colombia por Estados Unidos en nuestra región y en
Eurasia, es pleno. Stavridis, recién nombrado por Obama jefe su-
premo de la OTAN en Afganistán, dice: "En Suramérica me con-
centré en operaciones de insurgencia en Colombia, reflejándose
en mi papel como comandante en Afganistán", y reveló a CBS
que "Estados Unidos estaba enviando a Afganistán comandos co-
lombianos adiestrados por boinas verdes". Agregó: "Entre más se
parezca Afganistán a Colombia, mejor".
»Los vínculos y la penetración presupuesta/ del Departamen-
to de Defensa en Colombia son intensos. Según oficiales chilenos
en 10 años pasó de 50 millones de dólares (1998) a 5 mil millones
de dólares anuales. Y adosaron: "Colombia es más peligrosa que
un portaviones con cazas F-16. Tiene acceso a tecnología satelital
de Estados Unidos que le permite monitorear y supervisar opera-
ciones en cualquier lugar en tiempo real. Ningún otro país de la
región puede hacer eso"».
John Saxe-Femández*

Si se sitúa el establecimiento de las bases militares en Colom-


bia en una perspectiva temporal un poco más amplia al año 2009
-cuando se firmó el «acuerdo militar» con los Estados Unidos-
y en una perspectiva espacial que cubre a América Central y el
Caribe, pueden apreciarse los pasos estratégicos que ha dado el
imperialismo estadounidense para reposicionarse en términos
geoestratégicos en su «patio trasero». Antes de la imposición for-

* «La gran traición», La Jornada, 13 de agosto de 2009.


134 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

mal de las bases militares en Colombia, los Estados Unidos habían


hecho presencia militar en el Caribe con la reactivación de la IV
Flota y después -como parte de su estrategia bélica en el conti-
nente-, organizó el golpe de Estado en Honduras, ocupó a Haití
en enero de 2010 -luego del terremoto que asoló a este pequeño
país-, implantó bases militares en Panamá, ha ocupado directa-
mente a Costa Rica y patrocina y financia la criminal guerra de
cuarta generación contra Venezuela. Todos estos temas son anali-
zados en el presente capítulo.

Estrategia militar de los Estados Unidos en América Latina


Todos los elementos que vamos a estudiar en este capítulo forman
parte de una estrategia global del imperialismo estadounidense
con la intención de retomar el dominio pleno de los territorios del
Caribe y de toda nuestra América. Eso aparece claro en el informe
del Comando Sur de los Estados Unidos '(USSOUTHCOM, por su
sigla en inglés) titulado La Estrategia del Comando Sur de los Esta-
dos Unidos 2018 Amistad y Cooperación por las Américas, en el que se
revela la política de este país para toda América Latina y el Caribe.
El Comando Sur es el organismo militar encargado de toda Amé-
rica Latina, desde el sur de México hasta la Patagonia, incluyendo
el Caribe. Su sede está en Miami y cuenta con un personal per-
manente de 1 200 efectivos militares y funcionarios civiles. Este
Comando Sur está integrado por el Ejército Sur de los Estados Uni-
dos, ubicado en el Fuerte Sam en Houston, Texas; la Fuerza Aérea
Sur, emplazada en la Base de la Fuerza Aérea Davis en Monthan,
Arizona; el Comando de las Fuerzas Navales Sur de los Estados
Unidos, ubicado en la Base Naval de Mayport, Florida; las Fuerzas
Sur de Infantería de Marina de los Estados Unidos, establecidas en
Miami, Florida; y el Comando de Opetaciones Especiales Sur de
los Estados Unidos, que presta servicios en la Base de la Reserva
Aérea de Homestead, cerca de Miami, Florida.
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 135

También posee tres Fuerzas de Tarea Conjunta: la Bravo, ubi-


cada en la Base Aérea Soto Cano, Honduras; la de Guantánamo,
con base en la Estación Naval estadounidense de la Bahía de Guan-
tánamo, Cuba; y la Sur, emplazada en Key West, Florida. 1
En este documento se enuncian casi de forma textual los mis-
mos objetivos que aparecen señalados en el documento de la
Fuerza Aérea de los Estados Unidos -que citamos en el capítulo
anterior- como son asegurar la defensa de los Estados Unidos,
fomentar la estabilidad del continente e impulsar su prosperidad.
Para que eso sea posible hay que enfrentar las amenazas y desa-
fíos, entre los que menciona -y en esto coincide punto por punto
con el documento de la Fuerza Aérea-, la pobreza, la inequidad
social, la corrupción, el terrorismo, el tráfico de drogás, la crimi-
nalidad y los desastres naturales, todos los cuales, desde luego,
plantea combatir con el fin de alcanzar «los objetivos estratégicos
de los Estados Unidos».
El documento no oculta la importancia de la energía para los
Estados Unidos, al acotar que:

Según el Departamento de Energía, tres de los cuatro proveedo-


res principales de energía de los Estados Unidos se encuentran
dentro del hemisferio occidental (Canadá, México y Venezuela).
De acuerdo con la Coalition for Affordable and Reliable Energy
(Coalición en Pro de Energía Accesible y Confiable), los Estados
Unidos necesitarán un 31% más de petróleo y un 62% más de
gas natural en las próximas dos décadas. A medida que los Esta-
dos Unidos siguen necesitando más petróleo y gas, América latina se
convierte en un líder mundial de energía con sus enormes reservas de
petróleo y producción y suministros de gas y petróleo. Debemos traba-
jar juntos para garantizar que estos recursos energéticos y la infraes-
tructura que los respaldan permitan la prosperidad regionaP
136 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Más adelante señala:

[... ] la seguridad y la estabilidad en el año 2018 dependen de


la creación de un ambiente de seguridad hemisférica que nos
incluya y nos beneficie a todos. Tenemos que encontrar la
manera de enfocar la sabiduría colectiv.a de todos los asociados
para derrotar a los grupos que quieren impedir que alcancemos nues-
tros objetivos. Los desafíos de seguridad en nuestro hemisferio no son
amenazas militares tradicionales y, a menudo, están interrelacionados
e involucran a actores estatales como no estatales. 3

El Comando Sur está presente en la mayor parte de América


Latina, a través de las bases militares y de acuerdos con diversos
gobiernos de la región que les permiten participar en maniobras
conjuntas y en otras actividades de patrullaje, entrenamiento y
ejercicios navales, aéreos y terrestres con los ejércitos que han esta-
blecido esos acuerdos con el imperialismo estadounidense. Esto le
menciona sin titubeos este documento del Comando Sur:

[... ] la misión más importante que tenemos es proteger nuestra


patria. Garantizamos la defensa avanzada de los Estados Uni-
dos al defender los accesos del sur. Debemos mantener nuestra
capacidad de operar en los espacios, aguas internacionales, aire
y ciberespacio comunes mundiales y desde ellos.

El documento reafirma el valor estratégico de la región:

Los países de Latinoamérica y del Caribe son estratégicamente


importantes para la seguridad nacional y el futuro económico
de los Estados Unidos. Los intereses a largo plazo de los Estados
Unidos están mejor resguardados; en un hemisferio de países
estables, seguros y democráticos. El futuro próspero para todos
se asienta sobre una base de valores compartidos, gobiernos efi-
cientes, sociedades libres y economías abiertas de mercado.
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 137

Así mismo, se enfatiza al final que «la seguridad, la estabilidad y


la prosperidad en el continente americano [... ] proporcionarán la
defensa avanzada de los Estados Unidos».
En este texto se expresan con claridad los verdaderos objetivos
estratégicos del imperialismo estadounidense, obviamente encu-
biertos con la retórica típica del libre mercado y la seguridad, como
cuando señala que «mientras se lleven a cabo operaciones milita-
res y haya cooperación de seguridad con los países de la región, se
logrará una organización líder que constituya la defensa avanzada
de los Estados Unidos». Esta puede considerarse como una decla-
ración similar a la del Destino Manifiesto del siglo XIX, con la cual
los Estados Unidos reclamaban para sí el dominio de todo el terri-
torio que se encuentra al sur del Río Bravo.
En cuanto a México, el Comando Norte (CN) nos anuncia que:

[... ] basados en la experiencia (en contrainsurgencia) que han


adquirido las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán e Irak,
se [... ] trabaja con las fuerzas armadas de México enfrentándo-
los con la idea de que el enemigo vive entre civiles y no es un
enemigo externo al país, como tradicionalmente se ha formado
al ejército y armada mexicanos.

El CN asegura respetar la soberanía mexicana, pero en los hechos la


finiquita al absorber a México en el perímetro de seguridad de los
Estados Unidos: en 1848 fue la mitad del territorio. Ahora el plan
parecería ser todo México, cuyas fuerzas armadas son adiestradas
en áreas específicas que, dice el CN, «se necesitan para transformar
a los militares, de una fuerza convencional diseñada para combatir
amenazas externas, a un ejército que tiene que enfrentar una guerra
irregular donde el enemigo vive entre civiles».4
138 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

La reactivación de la IV Flota
Como si no le bastara con las bases y presencia directa en impor-
tantes regiones de América Latina, los Estados Unidos reactivó
la IV Flota para ampliar su injerencia directa en el continente. Es
significativo, como para tener en cuenta la importancia que los
Estados Unidos le atribuyen a América Latina, que esta flota haya
«revivido» después de 58 años, puesto que había sido desmante-
lada apenas finalizó la Segunda Guerra Mundial. Así, fue reestable-
cida el primero de julio de 2008 para operar en aguas y territorios
adyacentes de América Central y del Sur, incluyendo el Caribe.
En la justificación para restablecerla se señala que esta flota:

[... ] llevará a cabo diferentes misiones que incluye una serie de


operaciones de contingencia, contra el narcoterrorismo, el teatro
y la cooperación para la seguridad (TSC). TSC incluye activida-
des militares bilaterales que proporcionen interacción y oportu-
nidades de formación, así como la asistencia humanitaria en el
país y asociaciones. S

Como siempre, el imperialismo usa un lenguaje cifrado y sibilino,


tras el cual se esconden sus verdaderos objetivos, que no son otros
que controlar de cerca a países que cuentan con importantes recur-
sos, algunos de los cuales están gobernados por lo que los Estados
Unidos considera como «regímenes hostiles;>.
El área de patrullaje abarca un área de 112 000 kilómetros cua-
drados de norte a sur y de 4 800 kilómetros de Este a Oeste. La
IV flota va a contar con un portaaviones, bautizado con el nom-
bre de George Bush, varios submarinos y 11 barcos. El almirante
Gary Roughead, artífice del renacimiento de la IV Flota, señaló
que su objetivo es mantener la seguridad en un mundo globali-
zado, lo cual para él significa que esta flota debe estar «lista en todo
momento para todo desafío. Por eso somos una Armada globa1>>. 6
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 139

El papel real de la IV flota radica en constituirse en un instru-


mento de «chantaje y disuasión para los gobiernos de la región que
se opongan a los imperialistas y un significativo apoyo "extramu-
ros" para sus aliados entre las clases dominantes locales»? Para
medir el grado de intromisión imperialista de los Estados Unidos
a través de la IV Flota baste señalar que no solo navega por los
océanos Atlántico y Pacífico sino que puede incursionar en los ríos
del continente con la finalidad de «perseguir a narcotraficantes y
terroristas» y realizar «acciones humanitarias». Como no podía fal-
tar, entre las justificaciones para la implementación de la IV Flota
se habla del «responder al creciente papel de las fuerzas de mar en
el área de operaciones del Comando Sur (de los Estados Unidos) y
demostrar el compromiso de Washington con sus socios regiona-
les», en donde desde luego no entran aquellos considerados como
parte del eje del mal en Latinoamérica. 8
A medida que se desplaza la IV Flota circunnavega a América
del Sur, sus naves participan en «eventos de Cooperación de Segu-
ridad de Teatro de Operaciones, [... ] incluyendo cooperación de
militares a militares, asistencia humanitaria, atención a desastres,
entrenamiento combinado, ejercicios y operaciones y seguridad
marítima». 9 Es decir, está incluido todo, como en los viejos tiempos
del colonialismo europeo en nuestros suelos.

«Nuevos» golpes de Estado: el síndrome de Honduras


En su proyecto de asegurarse el control de esta vasta zona del pla-
neta, rica en recursos, agua y biodiversidad, el decadente imperia-
lismo estadounidense recurre a todo tipo de acciones criminales. En
los últimos tiempos, y con independencia del partido que gobierne
en los Estados Unidos, el imperialismo ha decidido revertir la corre-
lación de fuerzas desfavorable y para eso impulsa la desestabili-
zación y, si es el caso, el derrocamiento de aquellos gobiernos que
no sean proclives a sus intereses o que desempeñen algún papel
140 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

medianamente independiente. El ejemplo actual más emblemático


es el de Honduras, donde el 28 de junio de 2009 se efectuó un golpe
de Estado militar, aunque con careta civil, que fue respaldado por
el gobierno de. Barack Obama. Este golpe de Estado puede deno-
minarse como la implementación en nuestra América del «modelo
afgano», ilustrado por la forma burda como ha sido elegido y reele-
gido el títere yanqui Hamid Karsai, cuyo respaldo fundamental
y único lo proporcionan las fuerzas de ocupación, junto con unas
cuantas fracciones de los llamados «señores de la guerra».
Antes de Honduras, en el 2002 se intentó efectuar un golpe de
Estado similar en Venezuela, que fue un rotundo fracaso. En Haití,
en el 2004, se realizó un golpe de Estado, cuando fue derrocado,
por una coalición de los sectores más retrógrados de ese país -que
manejó y financió Francia y los Estados Unidos y vergonzosamente
avalada por fuerzas de ocupación de la ONU- el presidente cons-
titucional Jean-Bertrand Aristide, que fue expatriado por la fuerza
y conducido a África. En este sentido, lo sucedido en Honduras no
es muy nuevo, la diferencia estriba en que tuvo una mayor difu-
sión y rechazo, debido en gran medida a la oposición interna y a la
repulsa de la casi totalidad de los países de América Latina.
En términos estratégicos, lo sucedido en Honduras significó un
duro revés a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América y el proyecto bolivariano, encabezado por Venezuela, y
ha sido una advertencia para todos los gobiernos de la región, en el
sentido que si no se pliegan a las disposiciones imperialistas de los
Estados Unidos y sus empresas, en el futuro inmediato van a correr
la misma suerte del presidente Zelaya. Esto además se demostró
un poco después, en el 2012, cuando en Paraguay fue derrocado el
presidente constitucional Fernando Lugo, de una forma similar a la
que se había aplicado contra Zelaya. L0 significativo estriba en que
Lugo no es ningún personaje de izquierda o reformista, sino que
simplemente no pertenece al establecimiento político tradicional,
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 141

ligado de manera directa o indirecta con la tenebrosa dictadura de


Alfredo Stroessner.
En el golpe de Honduras confluyeron un cúmulo muy diverso
de circunstancias, que indicaban lo que estaba en juego: impedir,
como ya se dijo, la consolidación del ALBA; revertir la negativa del
gobierno de Zelaya de privatizar la empresa Hondutel y cederla
a capital transnacional; echarle tierra a la pretensión de Zelaya de
suprimir la base militar estadounidense de Palmerola para conver-
tirla en la sede del aeropuerto principal de Tegucigalpa; suprimir el
acuerdo firmado entre Honduras y Cuba, encaminado a comprarle
medicamentos genéricos a bajo precio, lo que enfureció a las multi-
nacionales farmacéuticas que respaldaron el golpe.
Los Estados Unidos estaban interesados en sacar a Zelaya, y su
derrocamiento se hizo con la participación de los mandos políti-
cos y militares, si se tiene en cuenta que el ejército hondureño ha
sido incondicional a aquel país desde hace décadas y que en forma
periódica realiza ejercicios conjuntos con el Comando Sur. Ade-
más, los cuerpos de elite de ese ejército han sido adiestrados por la
CIA y el FBI, y comparten sus tradicionales valores anticomunistas
y antipopulares.
El golpe de Honduras deja una cosa clara: al margen de la retó-
rica de Barack Obama, los Estados Unidos mantienen su vieja prác-
tica de apoyar a los regímenes más autoritarios y antipopulares,
con tal que le sean incondicionales. Pese a su crisis de hegemo-
nía en el terreno mundial, los Estados Unidos se aferran con más
fuerza al control de su patio trasero, advierten a todos los gobier-
nos indóciles de la región sobre lo que les espera si no se someten a
sus intereses y no dudan en utilizar los medios que sean necesarios
para alcanzar sus objetivos, incluyendo el uso directo de la fuerza.
Mediante una política de desgaste, los Estados Unidos dieron
su apoyo tácito, aunque tuviera un discurso de aparente rechazo,
a los golpistas hasta llegar a legitimarlos en unas elecciones ama-
142 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

ñadas y espurias que se realizaron a finales de noviembre de 2009,


lo cual contó además con el respaldo vergonzoso de los gobiernos
más abyectos de la región, como los de Colombia, Perú, Panamá y
Costa Rica.
Como para que no queden dudas de las fuerzas internacionales
que respaldan el golpe en Honduras, baste mencionar que empre-
sarios estadounidenses anunciaron, a través de Lloyd Davidson,
un asesor de empresas en materia tecnológica, que «remover a
Zelaya fue lo correcto porque con él no habría futuro». En la misma
dirección se expresaron los senadores republicanos que aplaudie-
ron la decisión del gobierno de Obama de reconocer las elecciones
del 29 de noviembre, con lo cual se legitimó el golpe.

Intervención militar con careta humanitaria en Haití


Diversos documentos producidos por distintas agencias de los
Estados Unidos manifiestan su preocupación por los «desastres
naturales». Este nombre en sí mismo es elocuente sobre lo que
está detrás del abuso de esta denominación, pues simplemente se
quiere dar la impresión de que dichos fenómenos son producidos
por causas naturales, en los que no interviene ni el capitalismo ni
el imperialismo. Esta noción esconde unos intereses evidentes de
los Estados Unidos: utilizar el caos que se origina luego de una
catástrofe para imponer sus planes neoliberales, de privatización
y flexibilización laboral, por ejemplo, allí donde todavía no se han
podido implantar del todo, al aprovechar la destrucción de las ins-
tituciones sociales de tipo estatal que pudieran existir; evitar que la
miseria que producen las catástrofes genere migraciones hacia el
territorio de los Estados Unidos; ocupar militarmente los territorios
asolados por los desastres, para imponer a mano armada sus pro- '
pias condiciones de dominación, tal y como' ha sucedido en otros
lugares del mundo, como en los territorios asolados por el tsunami
asiático de diciembre de 2004 o en los propios los Estados Unidos,
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 143

en Nueva Orleans, tras el impacto del huracán Katrina a mediados


del2005.
Para ejemplificar lo que los Estados Unidos entienden como
«ayuda humanitaria» en caso de desastres está el terrorífico ejem-
plo actual de Haití, país que fue asolado por un terremoto en enero
de 2010. Este terremoto natural, que se sumó al terremoto social
causado por la explotación y la dependencia, ocasionó la muerte
de unos 300 mil haitianos y dejó miles de heridos y discapacitados.
Esta era la situación propicia buscada por los Estados Unidos para
aplicar su «Doctrina del Shock», que puede resumirse de manera
lacónica con esta fórmula: aprovechar el dolor y la devastación en
que queda sumido un territorio periférico y sus habitantes como
una oportunidad para hacer negocios que beneficien a las multina-
cionales y al capital financiero y faciliten la ocupación militar del
país afectado.
En medio del dolor, los Estados Unidos procedieron a invadir a
Haití a los pocos días del terremoto. O, más exactamente, los Esta-
dos Unidos profundizaron una ocupación militar que a nombre de
la ONU soporta Haití desde comienzos del2004, cuando fue derro-
cado el presidente constitucional Jean-Bertrand Aristide.
Haití constituye el primer escenario de intervención directa
de la IV Flota, ya que en el mes de enero de 2010, cuando todavía
se sentían las réplicas del devastador terremoto del 12 de enero,
hacia allí se desplazó un portaaviones con 120 aviones, dos buques
anfibios, 23 navíos y otros artefactos bélicos, no propiamente ade-
cuados para ayudar a la población haitiana. Así mismo, desembar-
caron unos 20 mil soldados que ocuparon el aeropuerto de Puerto
Príncipe y las pocas edificaciones públicas que quedaron en pie
tras el terremoto. Haití fue invadido por una fuerza de asalto, con
armas sofisticadas que incluyen misiles, con indudable capacidad
de aniquilamiento. Esas tropas de ocupación se convirtieron en el
gobierno de Jacto en medio del caos y la destrucción de lo poco que
144 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

quedaba del Estado haitiano, previamente golpeado por varias


décadas de neoliberalismo y el asesinato de los sectores populares
que habían osado llevar a la presidencia del país al teólogo de la
liberación Jean-Bertrand Aristide en 1990.
El Comando Sur de los Estados Unidos organizó una Fuerza de
Tarea Conjunta para Haití, la cual se complementa con otra fuerza,
la 48, localizada en Guantánamo. Con la ocupación de Haití y los
movimientos militares posteriores, los Estados Unidos coparon
posiciones estratégicas en el Caribe, cortaron el paso entre Cuba
y Venezuela y prepararon las condiciones para futuras interven-
ciones directas, con cualquier pretexto, en el Caribe, el centro y el
sur de América, ya que se ha constituido una tupida re~ interven-
cionista que conecta las bases militares, en las que se incluyen las
de Colombia y las de Panamá. Es una. «buena jugada» en términos
estratégicos, porque «Haití queda ocupado, Cuba rodeada, la IV
flota ondeando sus banderas en todo el Caribe y Venezuela aco-
sada».10
El saldo preliminar de la ocupación es contundente, ya que lle-
garon 20 mil marines, que sumados a los 12 mil soldados y poli-
cías de la MINUSTAH, fuerza de ocupación de la ONU desde 2004,
sobrepasaron los 30 mil militares extranjeros, una cifra propor-
cionalmente mayor a las tropas desplegadas en Afganistán, si se
tiene en cuenta el tamaño y la población de la empobrecida isla del
Caribe. No puede pasar inadvertido el hecho que en la ocupación
participó la 82 División Aerotransportada, que cuenta con el ante-
cedente macabro de haber operado en la mayor parte de interven-
ciones que los Estados Unidos ha realizado en los últimos 100 años
en distintos lugares del mundo, como en las de Vietnam, Bosnia-
Herzegovina, Afganistán e Iraq, y en nuestro continente participó
en las invasiones a República Dominicaha (1965), Granada (1983) y
Panamá (1989).11
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 145

Terremoto en Haití y ocupación militar de los Estados Unidos


Organizaciones de asistencia han acusado a las fuerzas militares de los Estados
Unidos que, desde que establecieron su control unilateral sobre las instalaciones
portuarias y asumieron los poderes estatales esenciales de Haití. le han dado más
importancia a cómo mejorar su presencia en el país que a la ayuda verdadera. Médi-
cos Sin Fronteras ha protestado que los controladores militares de vuelos aéreos
desde el 14 de enero han rehusado permitirle aterrizar a cinco de sus aviones, los
cuales llevaban en su totalidad 85 toneladas de provisiones médicas.
El Pentágono ha anunciado que va a enviar 4 000 tropas adicionales a Haití, lo
cual aumentará las fuerzas de la ocupación militar estadounidense a 16 000. Por
primera vez, una unidad militar a ser desplegada por el Comando Central de los
Estados Unidos, a cargo de las guerras en lrak y Afganistán, va a ser desviada al
país caribeño.
Las fuerzas navales de los Estados Unidos aprietan más y más su nudo alrede-
dor de las costas de Haití. El Miami Heraid reportó que los militares estadounidenses
también han preparado un campamento de detenciones en la Base Naval de Guan-
tánamo en Cuba, infame prisión donde los reos fueron torturados. Este campamento
podrá alojar a casi 1 000 haitianos si es que logran evadir los buques de guerra
de los Estados Unidos. El Center tor Detense Studies, bajo los auspicios del Ameri-
can Enterprise lnstifute, ha lanzado una advertencia para «poner al día la crisis•• de
Haití [... ] afirmando: «Más que llevar ayuda, los soldados y marinos de guerra de
los Estados Unidos inevitablemente se encontrarán a sí mismos jugando el papel
de aseguradores de la paz. Parte de la misión [militar]. añade la declaración, "es
asegurar que las pandillas haitianas, sobre todo las leales al derrocado presidente,
Jean-Bertrand Aristide, sean suprimidas"».
En otras palabras, Washington está explotando la tragedia que el pueblo de Haití
ha sufrido para su dominio estilo colonial sobre el país. Su objetivo es reafirmar la
hegemonía imperialista de los Estados Unidos en una región más amplia y suprimir
la rebelión social de las masas haitianas.
Fuente: Bill Van Auken, Mí/es de haitianos mueren mientras EE.UU. intensifica
intervención militar, 27 enero 201 O, en (http:// www.wsws.org /es/articles/201 O/
jan201 O/hait-j27.shtml).

Las declaraciones de portavoces autorizados del gobierno de los


Estados Unidos no dejan dudas sobre el sentido de la intervención.
146 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Por ejemplo, Philip Crowley, vocero del Departamento de Estado,


afirmó: «Nosotros no estamos adueñándonos de Haití. Estamos
ayudando a estabilizar el país. Estamos ayudando en el suministro
de material y socorro para salvar vidas, y vamos a permanecer allí
a largo plazo para ayudar a reconstruir Haití». Por su parte, Hillary
Clinton, aseguró que las tropas de los Estados Unidos permanece-
rán en Haití «hoy, mañana, y previsiblemente en el futuro».l 2 Más
cínicas son estas declaraciones de un portavoz de los marines:

En definitiva, los marines son ante todo guerreros, y eso es lo


que el mundo sabe de ellos [... ] [pero] somos igualmente com-
pasivos cuando tenemos que serlo, y ese es un papel que nos
gustaría desempeñar: el de guerreros compasivos que llegan
con la mano extendida para ayudar a quien lo necesite. Estamos
entusiasmados con esta misión.13

Los motivos que explican la intervención militar de los Estados


Unidos en Haití a comienzos del 2010; están relacionados no sola-
mente con el caso particular 1de la isla caribeña, sino que atañen
al conjunto de América Latina. Al respecto deben destacarse, sin
agotar el asunto, cuatro razones.

• Primera. Pese a la devastación de la economía y la sociedad


haitiana, aparejada con la destrucción de sus suelos y su
agricultura en un proceso sostenido de genocidio y ecocidio
auspiciado por diversos imperialismos (entre los que sobre-
salen el estadounidense y el francés), hay serios indicios que
en el subsuelo haitiano se encuentran recursos energéticos y
materiales, necesarios para el capitalismo mundial. En con-
secuencia, los Estados Unidos ocuparon el territorio con la
finalidad de asegurarse el control de esos recursos para sus
empresas y desplazar a competidores europeos o asiáticos.
Ya en el 2004, luego del derrocamiento de Aristide, se seña-
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 147

laba que tras ese golpe militar se encontraba el apetito por el


petróleo en algunos lugares de Haití, así como de reservas
de gas, cobre, indio, diamantes, oro y uranio.1 4

• Segunda. Se busca imponer de una vez por todas las «refor-


mas» neoliberales para que el débil Estado haitiano asuma
por completo la aplicación de los planes de privatización,
liberalización comercial y mercantilización de todas las
actividades económicas que se desarrollan en Haití. Al res-
pecto, un informe de la Fundación Heritage es sumamente
franco: «Para los Estados Unidos el terremoto tiene impli-
caciones tanto humanitarias como de seguridad nacional,
lo que requiere una respuesta rápida que no sol? tiene que
ser audaz sino también decisiva, movilizando las capacida-
des civiles, del ejército y del gobierno tanto para el rescate a
corto plazo y los esfuerzos de socorrer a las víctimas como
para un programa de recuperación y reformas a largo plazo
en Haití».15
En este caso se acude a una vieja práctica del imperia-
lismo estadounidense en tiempos neoliberales, que consiste
en aprovechar el caos para imponer en todos los ámbitos
a raja tabla las denominadas «reformas de libre mercado»
de largo plazo, con el fin de beneficiar de manera directa
las inversiones productivas y financieras de las empresas
multinacionales de los Estados Unidos, así como lograr que
estas empresas se queden con los dividendos que produce
la reconstrucción de un país destruido. Esta se ha conver-
tido en una de las actividades más lucrativas para grandes
empresas de los Estados Unidos y Haití no es la excepción,
puesto que su reconstrucción se hará a la medida de los inte-
reses de esas empresas y de las clases dominantes de Haití,
cuyo modelo de vida es el de Miami. Precisamente en esta
148 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

ciudad se llevó a cabo los días 9 y 10 de marzo una «Cumbre


sobre Haití», que convocó la International Peace Operations
Association (IPOA), «una asociación de empresas militares
y de logística, también conocida popularmente como "aso-
ciación del comercio mercenario". Es evidente que el obje-
tivo de esa cumbre no fue recaudar fondos para ayudar a
Haitt sino la venta de lucrativos contratos en el país para
que empresas como Blackwater se lleven su parte correspon-
diente del pastel» _16

• Tercera. Evitar la emigración de haitianos para que no se


repitan situaciones anteriores, en las que gran parte de la
población intentó huir hacia los Estados Unidos y fue dete-
nida por tropas del servicio de guardacostas de la primera
potencia mundial. En ese sentido, el hecho más recordado se
presentó en 1994, cuando la represión de un régimen militar
apoyado por Washington provocó la fuga de miles de haitia-
nos, la casi totalidad de los cuales fueron apresados y encar-
celados en la base de Guantánamo, en territorio de Cuba.
Barack Obama no ocultó su preocupación sobre la migración
forzosa de haitianos, cuando señaló que como muestra de
solidaridad iba a «suspender temporalmente» la deporta-
ción de los inmigrantes ilegales que vinieran de Haití. Al
mismo tiempo, sin embargo, anunció que cualquier haitiano
que intentara ingresar a los Estados Unidos sería confinado,
como en 1994, en Guantánamo.

• Cuarta. Establecer maquilas estadounidenses que funcionan


con fuerza de trabajo semiesclava y casi gratuita, para con-
solidar el sistema de explotación laboral establecido desde
hace varios años y atraer a compañías multinacionales en
busca de brazos baratos y donde hasta antes del terremoto .
se empleaba a unas 25 mil personas, principalmente muje-
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 149

res. La implantación de maquilas aparece incluso para los


delegados de la ONU como la única posibilidad para «recu-
perar» la economía haitiana, una perspectiva que ya había
anunciado desde el 2009 cuando Bill Clinton señaló que
estaba buscando que empresas de Corea del Sur y de Esta-
dos Unidos invirtieran en el país para establecer nuevas
maquilasP Al respecto un columnista pro imperialista del
New York Times, Nicholas Kirstoff; lo decía sin rodeos: «La
mejor estrategia para Haití: construir fábricas de ropa. La
idea (¡fábricas donde se explota a los trabajadores!) puede
sonar horrorosa para los norteamericanos. Pero es una
estrategia que ha funcionado en otros países, como Bangla-
desh, y los haitianos en las chabolas dirán que lo que más
desean fervientemente son empleos. Unas cuantas docenas
de fábricas de camisetas pueden transformar Haití». Con tal
panorama, no resulta sorprendente que en la Conferencia de
Donantes, celebrada en Montreal a fines de enero de 2010,
se plantea como una medida prioritaria la imposición de un
salario inferior al mínimo de la industria textil (2.98 dóla-
res diarios) para atraer a empresas extranjeras y convertir a
Haití en una enorme maquila. 1S

Todo esto se suma a la razón prioritaria, mencionada más arriba,


como es la de convertir a Haití en otro portaviones terrestre,
implantado en pleno Mar Caribe, con la finalidad estratégica de
adelantar labores de agresión contra Cuba y Venezuela.

Bases en Panamá e intervención «consentida» en Costa Rica


Otro aspecto que vamos a examinar de manera somera en este capí-
tulo está referido a la implantación de bases de los Estados Unidos
en Panamá y al despliegue de fuerzas militares en Costa Rica.
150 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Panamá es un pequeño país de solo 75 517 kilómetros cuadra-


dos que, luego de su creación por W all Street y la presidencia de
los Estados Unidos en 1903, permaneció ocupado como un enclave
colonial hasta 1999. Una década después, un presidente de la
extrema derecha, Ricardo Martinelli, anunció que se iba a constituir
en el líder de un polo antichavista en nuestra América y entregó
en bandeja de plata a los Estados Unidos su territorio continental
y marítimo para que allí se instalen once bases militares de tipo
aeronaval: seis localizadas en el Pacífico y cinco en el Caribe. No
podía faltar como argumento central para su implantación la soco-
rrida lucha contra el narcotráfico. Esas once bases son las siguien-
tes: en el Pacífico, en Isla Chapera, Punta Piña; en Darién, Punta
Coco; en el Archipiélago de las Perlas, Isla Galera; Mensabé en Los
Santos; Quebrada de Piedra en Chiriquí; y Coiba en Veraguas. Las
del Caribe se ubicarán en Chiriquí Grande e Isla Colón en Bocas
del Toro, Sherman en Colón, El Porvenir y Puerto Obaldía en Kuna
Yala.l 9 (Ver Mapa No. 7).
Mapa No. 7
Bases militares de los Estados Unidos en Panamá.

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Fuente: (http://www.cubadebate.cu/opinion/2009/12/11 /regreso-colonial-20-anos-invasion-panama/) ......


(.11
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152 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

La política impulsada por la extrema derecha de Ricardo Marti-


nellí en Panamá complementa los dos baluartes sobre los que está
construida la dominación imperialista: el puño militar, y el neolí-
beralismo en el plano económico y social. Y un componente fun-
damental de este último estriba en la total apertura comercial, lo
cual supone que los inversionistas de las multinacionales tienen vía
franca para convertir al país en un supermercado donde se compra
y se venden todas sus riquezas. Por eso, en la Asamblea General de
las Naciones Unidas en 2010, Martinellí anunció como gran cosa
que Panamá era un país abierto para hacer negocios y para que las
multinacionales fueran por lo que quisieran.
En cuanto al caso de Costa Rica, vecino de Panamá por el norte,
el primero de julio de 2010 la Asamblea Legislativa aprobó que los
Estados Unidos desembarcaran soldados, equipos y armas con el
pretexto siempre actual de combatir el narcotráfico. Lo llamativo
del caso radica en que para enfrentar las actividades relacionadas
con el tráfico de estupefacientes, los Estados Unidos hayan enviado
en el segundo semestre de 2010 14 mil soldados y civiles, 47 buques
de guerra, 200 helicópteros, 10 aviones, 2 submarinos y una enorme
cantidad de armas, que no son propiamente defensivas. Este hecho
rompió con una tradición de 60 años en que Costa Rica se había
negado a participar en cualquier actividad militar, luego de la diso-
lución de su Ejército en 1948. A pesar de fijarse unos términos de
permanencia, no queda claro cuánto tiempo van a quedarse las tro-
pas de los Estados Unidos en territorio costarricense, por lo cual
puede hablarse de una ocupación disfrazada y encubierta por un
convenio formal.
En el convenio se enfatiza que las tropas del Comando Sur de
los Estados Unidos tendrán inmunidad para «disponer de una
total libertad de movimiento y el derecho de realizar cualquier
actividad que considere necesaria para llevar a cabo su misión».
Igualmente, el gobierno de Costa Rica renuncia a efectuar reclamos
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 153

ante los Estados Unidos por cualquier daño, pérdida, destrucción o


muerte que se pueda origillar como resultado de la presencia de las
tropas yanquis en su territorio. Para justificar esta intervención de
tropas de los Estados Unidos, la presidenta del país, Laura Chin-
chilla, una funcionaria ligada a la USAID, y la mayoría de la Asam-
blea Legislativa que aprobó la ignominiosa entrega, sostienen que
las acciones de los narcos se han desbordado desde México y que
estos han buscado nuevas rutas que pasan por Costa Rica, con lo
cual se amenaza al país.20
Paradójicamente, es casi seguro que el tráfico de estupefacien-
tes no se vaya a incrementar ni por la influencia de los narcos
colombianos, que hacen negocios en Costa Rica desde hace mucho
tiempo, o mexicanos, sino por la presencia de tropas de los Estados
Unidos, puesto que se ha convertido en una especie de ley socioló-
gica, desde los tiempos de la guerra de Vietnam, que allí donde se
establecen de manera permanente o temporal tropas de los Estados
Unidos, se dispara la producción, comercialización y consumo de
las mal llamadas drogas ilícitas. Y la evidencia no es solo de tipo
histórico, sino de plena actualidad, como nos lo recuerdan los casos
de Afganistán y Colombia, por si hubiese dudas. Y otra demostra-
ción palpable se encuentra internamente en los propios Estados
Unidos, el primer productor mundial de marihuana, y donde las
ganancias relacionadas con los estupefacientes son tan fabulosas,
que sin ellas sectores económicos, como el financiero, estarían en
serios aprietos. En ese país la producción de marihuana le reporta
unas ganancias de 35 mil millones de dólares, una cifra superior al
valor de la producción del trigo y el maíz. 21
Todos los aspectos señalados en este capítulo, más algunos
otros que se iniciaron antes del 2009, tales como el Plan Colombia,
la Iniciativa Mérida (entre los Estados Unidos, México y los países
de América Central supuestamente para combatir el narcotráfico),
la ASPAN (Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América
154 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

del Norte, inte91'ada por México, Canadá y los Estados Unidos, con
el fin de «profundizar» el TLCAN), Iniciativa de Seguridad de la
Cuenca del Caribe (por medio de la cual los Estados Unidos con-
trolan a sus anchas el Mar Caribe, en aras de combatir el crimen),
aparecen representados en el Mapa No. 8, en donde pueden apre-
ciarse gráficamente todos los pasos geoestratégicos que han dado
los Estados Unidos con miras a su reposicionarniento en el centro y
sur del continente latinoamericano.

Mapa No. 8
Pasos para el reposicionamiento geopolítico de los Estados Unidos
en América Latina.

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j _-1 :z:~r~_c_lat_~v~ ~é -~eg~r{~a~~ttf~~C:P:e~~ 9e~ Carftt~--~
t-'3_~t~talai::lón~Ct_B~sés-.Ho1id~-..~->-: :. '---- ···[
l!.....:~~~.?-~~~~~~~~~~!~!5.?.~~~~:...~)

Fuente: Ana Esther Ceceña et al., El Gran Caribe. Umbral de la geopolítica mundial, Observa-
torio Latinoamericano de Geopolítica, Quito, 201 O, p. 65.
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 155

Guerra de «cuarta generación» contra Venezuela


En contra de los lugares comunes, que se han tornado dominantes
en Colombia, sobre el supuesto peligro que representa Venezuela
para la paz regional y como el principal impulsor del rearme en
Suramérica, debe decirse que el verdadero peligro lo representaba
el régimen uribista y ahora el santista o, para ser más exactos, los
Estados Unidos que son el titiritero mayor que operan a través de
su marioneta colombiana. Los datos más elementales lo ponen
de presente: Colombia es hoy por hoy uno de los tres países más
militarizados del mundo, junto con Israel y Burundi; el PIB desti-
nado a la guerra en este país asciende al 6,8%, mientras que el de
Venezuela es del 1,2%; en Colombia se consume casi ,el 15% del
presupuesto en gasto militar, mientras que en Venezuela es el4%;
el ejército que más ha crecido en el continente es el de Colombia
que, junto con el de Brasit es el más grande de toda la región; el
único país sudamericano que en las últimas décadas ha lanzado un
ataque militar contra otro es Colombia, en marzo de 2008, cuando
bombardeó Ecuador y fueron asesinadas 26 personas, entre ellas
un ecuatoriano, cuatro mexicanos y21 colombianos, en una acción
en la que participaron los Estados Unidos desde la base de Manta;
los gastos militares durante los 8 años del uribismo alcanzaron la
escandalosa cifra de 100 mil millones de dólares.
Pero no solo se trata de constatar el verdadero peligro para la
estabilidad regional, sino añadir que la guerra no se va a librar en
un futuro inmediato, pues se lleva a cabo desde hace varios años,
contra Venezuela. Porque no se habla de un conflicto convencional,
al cual puede llegarse -es una posibilidad que no puede descar-
tarse-, sino de otro tipo de acción bélica, lo que los teóricos mili-
tares de los Estados Unidos denominan guerra de cuarta generación.
Esta se viene implementando, por lo menos, desde el 2002 contra
el gobierno de Hugo Chávez, si tomamos como punto de partida
el fallido golpe de Estado de abril de ese año. En concordancia, hay
156 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

que considerar todo el despliegue propio de este tipo de guerra, en


la que se recurre a las acciones de baja intensidad, al saboteo per-
manente, a la propaganda mediática y al desprestigio sistemático
del gobierno bolivariano, entre otras estrategias.

La propaganda: instrumento central de las guerras de cuarta generación


En las guerras de cuarta generación desaparece el concepto habitual de campo de
batalla y toda la sociedad atacada se convierte en el mismo. Los mensajes emiti-
dos por los medios de comunicación serán un factor determinante para influir en
la opinión pública, tanto en el ámbito doméstico como en el internacional, por lo
que la propaganda llegará a constituir el arma estratégica y operacional dominante
en este tipo de guerras. Las acciones tácticas tendrán como objetivo la cultura del
enemigo. Predisponen a las poblaciones en contra de sus gobiernos. Ello permitirá
a un pequeño número de combatientes atacar, y causar gran daño, a elementos
importantes de naturaleza civil, en la «retaguardia>> enemiga. Se advierte del uso
futuro de las tecnologías más avanzadas de la información en un escenario de gue-
rras de cuarta generación.
Fuente: Daniel Martínez, «Teoría y práctica de la Guerra de Cuarta Generación»,
Rebelión, 27 de marzo de 2009.

Desde el punto de vista doctrinario, el término guerra de cuarta


generación se acuño en un artículo titulado «El rostro cambiante
de la guerra: hacia la cuarta generación» que se publicó en octubre
de 1989 en las revistas Military Review y la Marine Corps Gazette de
los Estados Unidos, siendo sus autores cinco militares de carrera
de ese país, entre los cuales estaba William Lind, quien después
ha seguido «teorizando» sobre el tema. Al considerar la fecha en
que fue escrito el artículo, debe admitirse que fue pensada para los
conflictos que se iban a presentar después del fin de la Guerra Fría.
De manera sintética, pueden recordarse las diversas generaciones
de guerra:

• Guerras de primera generación: se presentan entre 1648 y 1860


y corresponden a las guerras en las que ya se usan armas de
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 157

fuego y cuya características principal es el enfrentamiento de


formaciones lineales, con tácticas de filas y de columnas. El
orden en el campo de batalla está determinado por este tipo
de operaciones tácticas en las que se oponen masas de hom-
bres, claramente delimitados como contendientes militares,
con uniformes diferenciados. Las guerras napoleónicas cons-
tituyen un ejemplo clásico de este tipo de guerras.

La relevancia de la Primera Generación yace en el hecho de


que el orden en el campo de batalla creó una cultura de orden
militar. Muchos de los aspectos que distinguen a los militares
de civiles -uniformes, saludos, la graduación minuciosa de
rangos- fueron productos de la Primera Generación y esta-
ban diseñados para reforzar la cultura de orden. 22 '

• Guerras de segunda generación: significa la introducción de


los productos de la revolución industrial al campo de bata-
lla, puesto que se emplean medios que permiten desplazar
a grandes ejércitos y operar con poderoso fuego de artillería.
En este tipo de guerra se enfrenta grandes ejércitos naciona-
les entre sí, con una gran cantidad de bajas en cada bando.
Ejemplo representativo de este tipo fue la Primera Guerra
Mundial.

" Guerras de tercera generación: esta clase de guerra también


surgió durante la Primera Guerra Mundial, aunque va a
ser exitosa durante la Segunda Guerra Mundial. Fue desa-
rrollada por el ejército alemán bajo la modalidad de guerra
relámpago, puesto que su esencia no reside en la capacidad
de fuego sino en la rapidez y sorpresa. Utiliza instrumentos
de guerra psicológica y penetración en la retaguardia ene-
miga. Se basa en la lógica de buscar flancos débiles del ene-
migo para neutralizar su potencia, sin tener que destruirlo
158 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

físicamente. El ejemplo, mil veces citado de esta clase de


guerra, fue la toma de Francia por los alemanes en 1940. 23

• Guerras de tercera generación y media: tras el fin de la Segunda


Guerra Mundial y al calor de los procesos de descoloniza-
ción y de liberación nacional en diversos lugares del mundo,
surgió por parte de las potencias imperialistas un tipo de
guerra que bien puede denominarse como de tercera gene-
ración y media, que no se libran contra un adversario estatal
sino por parte de un Estado para aniquilar a un adversario
interno no estatal. Este es el comienzo de la guerra contrain-
surgente moderna, de claro carácter anticomunista, que se
diseñó a partir del presupuesto de que era necesario rom-
per el vinculo entre los movimientos insurgentes y sus bases
sociales. Y eso se aplicó en Argelia, Vietnam, los territorios
africanos y en todos los lugares donde aparecieron movi-
mientos guerrilleros. Como parte de este tipo de guerra se
generalizó la guerra psicológica, el uso de la tortura y la des-
aparición forzosa, y en general se recurrió al terror para ate-
morizar a la población de un país determinado con el fin de
neutralizar las acciones de los grupos insurgentes. En este
tipo de guerra se consolida el terrorismo de Estado como
uno de los instrumentos utilizados para derrotar a las orga-
nizaciones revolucionarias. 24

• Guerra de cuarta generación: las características de la guerra de


cuarta generación en relación con las anteriores estriba en
que ahora se controla la población con el uso combinado de
la propaganda y el terror, se transforman las fuerzas arma-
das regulares en ejércitos irregulares, s~ reducen los prin-
cipales sistemas de combate convencional y se generalizan
los enfrentamientos de baja intensidad. Los Estados Unidos
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 159

como país imperialista aplican los principios de las guerras


de cuarta generación, consideradas como luchas irregulares,
tal y como lo define el Departamento de Defensa. Se trata de:

[... ] llevar a cabo un combate de manera no convencional, tra-


bajando con fuerzas de seguridad extranjeras, suplentes y movi-
mientos de resistencia indígena para apoyar a Estados frágiles,
extender el rango de las fuerzas estadounidenses hacia áreas
denegadas o combatir regímenes hostiles. 25

Esto se encuentra relacionado con el hecho que los Estados Uni-


dos consideran que la lucha contra el terrorismo no se libra prin-
cipalmente contra entidades estatales ya que «nuevos peligros han
surgido por parte de sombríos actores no-estadales, tales como
terroristas que tienen en la mira a las poblaciones civiles».
En realidad, la idea de combatir a actores no estatales no es
nueva, puesto que toda la doctrina de la contrainsurgencia, en
sus diferentes versiones (francesa, inglesa, estadounidense, israe-
lita) han sostenido tras el fin de la Segunda Guerra Mundial que el
enfrentamiento contra las guerrillas de liberación nacional era de
tipo irregular, en el cual no se combatía contra otros Estados, sino
más bien contra fuerzas que pretendían derrocar a regímenes esta-
tales. Ahora, esta idea de guerra irregular contra fuerzas no estata-
les se actualiza con la inclusión de enemigos terroristas, étnicos y
religiosos, narcotraficantes y contrabandistas. Así como antaño se
hablaba de la defensa del mundo libre contra el totalitarismo sovié-
tico, ahora se plantea la preservación de la democracia occidental
contra los fundamentalistas islámicos o los bárbaros narcotrafican-
tes y terroristas. En ambas, los Estados Unidos se presenta como
1 el cruzado salvador, que arrastra consigo a Europa, a la OTAN, al
Japón y a todos los representantes del turbo capitalismo.
160 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

La esencia de esta doctrina militar, y del tipo de guerra que se


libra en la práctica, es la de desarrollar una confrontación irregular
nunca declarada de manera oficial, de tipo contrainsurgente, en la
que se combina la acción de grupos operativos descentralizados,
expertos en contrainsurgencia, con la actuación de grupos irregu-
lares de tipo paramilitar, en acciones de sabotaje y de desgaste.
Estas acciones se complementan con la guerra mediática y sicoló-
gica, impulsada por grandes grupos de propaganda (como CNN,
a nivel mundial, y RCN y CARACOL, a escala local en Colombia,
o los canales privados en la misma Venezuela). La manipulación
informativa, las mentiras programadas y la desinformación son
parte fundamental de los dispositivos de la guerra de cuarta gene-
ración. También como parte de esta guerra se libra una ofensiva
diplomática, en la que también se acude a la mentira y a la des-
información, como lo hacen el gobierno de los Estados Unidos y
el de Colombia con Venezuela, propalando calumnias como aque-
lla que el principal peligro para la seguridad del continente es el
gobierno bolivariano que habría convertido a su país en un santua-
rio del narcotráfico y del terrorismo y es una dictadura que cierra
los medios de comunicación y limita la libertad de expresión.
En conclusión, en este tipo de guerra irregular y no reconocida,
similar a la que desplegaron los Estados Unidos contra Nicaragua
en la década de 1980, el imperialismo del norte se vale de uno de
sus testaferros locales, los abyectos gobiernos colombianos, par-
tiendo del supuesto «divide y vencerás» y cuenta con el apoyo
incondicional de la oligarquía colombiana, que aspira a ganar
unas cuantas migajas por su incondicional postración, entre ellas
el ya establecido Tratado de Libre Comercio, así como el refor-
zamiento de un modelo rentista primario exportador, ligado en
forma prioritaria a empresas multinationales de los Estados Uni-
dos. Por supuesto, el elemento esencial que explica la guerra contra.
Venezuela, agenciada por la oligarquía colombiana, está referido
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 161

al odio y miedo que suscita la revolución bolivariana al imperia-


lismo estadounidense y a sus corifeos, por proponer la necesidad
de construir un modelo diferente de organización social, en la cual
se reivindica la redistribución de la riqueza, el mejoramiento de las
condiciones de vida de la mayoría de la población y esboza otro
tipo de relaciones internacionales y un manejo soberano de sus
recursos naturales.
Por lo demás, en lo que es típico de la guerra de baja intensidad,
el agresor (el régimen colombiano) se muestran como la víctima
que sufre los embates de los que son presentados como enemigos
de la nación colombiana, pretendidamente representada por los
vendepatrias más viles que hemos tenido en nuestra trágica his-
toria de dependencia. Estos han entregado, de manera'abyecta, en
bandeja de plata a los Estados Unidos la poca soberanía que nos
quedaba, para convertirnos, como Puerto Rico, en otro Estado
Libre Asociado, un eufemismo para referirse a una nueva forma
de colonialismo, al que hemos regresado dos siglos después de la
proclamación de nuestra primera independencia de España. Razón
de sobra tenía José Martí cuando afirmó que nuestro continente
necesitaba una segunda independencia y que Bolívar tenía todavía
mucho que hacer en estas tierras.
Una característica de la guerra de cuarta generación estriba en
que está dirigida contra los pueblos y países de la periferia, para
que se sometan a la pretendida superioridad de la civilización occi-
dental y de sus mitos sobre democracia y libertad, para que asu-
man finalmente y sin combatirlo el proyecto capitalista neoliberal
y globalizador. Se trata de que los pueblos insumisos tengan que
aceptar, a las buenas o a las malas, como un hecho irreversible, la
inexistencia de alternativas al capitalismo y entreguen sus recur-
sos y riquezas a los países imperialistas a través de sus empresas
multinacionales. Si no lo aceptan, se trata de convencerlos de las
bondades del mundo civilizado y posmoderno y, para imponer los
162 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

intereses del capital, utilizan todos los instrumentos de una guerra


irregular, en la cual participan militares, periodistas, científicos,
diplomáticos y académicos.
En la guerra de cuarta generación desaparece la noción misma
de campo de batalla, o para ser más precisos la sociedad atacada se
convierte como un todo en el campo de batalla. Se busca el colapso
del enemigo en su retaguardia civil y volver irrelevante su potencia
militar. En esta perspectiva, la propaganda se convierte en un ins-
trumento determinante de tipo estratégico. Los medios de comu-
nicación se constituyen en brazos armados del imperialismo y de
las clases dominantes en cada país porque se trata de subyugar a
la comunidad de un país, mediante el control de la población y por
eso se usan las tecnologías para desinformar, producir pánico y
terror. En la guerra de cuarta generación se pretende la conquista
de cerebros y por tal razón se recalca la importancia de la guerra
cultural, porque «hoy los arrolladores avances en las ciencias, las
telecomunicaciones y las tecnologías hacen de la esfera cultural y
de la mente de los hombres el campo de batalla definitivo, la última
frontera a conquistar, el último reducto enemigo a asaltar». 26
Si bien es cierto que las denominadas guerras de cuarta gene-
ración utilizan los desarrollos tecnológicos, los medios de comu-
nicación y la cultura, eso no quiere decir que se dejen de emplear
los medios clásicos de cualquier guerra, es decir, las armas y los
ataques militares. Lo que pasa es que estos se relacionan con los
aspectos tecnológicos y culturales. Eso puede demostrarse con las
guerras de agresión de los Estados Unidos, en las cuales lo militar
adquiere una abrumadora importancia como en cualquier guerra
convencional. Esto es necesario mencionarlo porque no basta afir-
mar que asistimos a un nuevo tipo de guerra, que al fin y al cabo es
eso, guerra, y por tanto se recurre al uSo de la fuerza, de las armas
y de los combates para doblegar al enemigo, y máxime cuando.··
este se niegue a aceptar la imposición política, económica y cultu-
Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar... 163

ral. Tal es lo que acontece en estos momentos en varios países de


nuestra América, que soportan el embate del imperialismo y sus
socios menores (como Colombia, Costa Rica, Chile, Perú o México),
no solo porque ceden sus territorios para que desde allí se agreda
a otros países, sino porque además pueden «prestar» a una parte
de sus ejércitos o a mercenarios paramilitares para que participen
en acciones desestabilización y saboteo en los países considerados
como poco amistosos para los Estados Unidos.
Más exactamente, se podría afirmar que en la guerra de cuarta
generación la militarización desborda el terreno propiamente mili-
tar, puesto que se generaliza a toda la sociedad para apoderarse de
las mentes de los seres humanos. Y esto se compagina de manera
perfecta con el modelo neoliberal de la competencia y de la segu-
ridad personal, que deben ser defendido manu militari, lo que ori-
gina un estado de excepción permanente, en donde todo el mundo
es vigilado y/ o exige ser vigilado, lo que tiende a convertirse en
algo normal y tolerado socialmente. La sospecha se impone y se
implanta la cultura del miedo y del terror permanente, aunque a
veces no se sepa a ciencia cierta miedo a qué o a quiénes.
CAPÍTULO SEXTO
Sistemas de «conservación», biosaqueo
y despojo territorial: la otra cara
de la recolonización imperialista
<<Este tipo de corredores biológicos fue diseñado por el Banco Mun-
dial como una coartada para apropiarse el abigarrado mundo de las
riquezas biológicas dentro de la nueva economía, sea como mate-
rias primas, sea como productos agropecuarios, farmacéuticos y
forestales. Por ello en estos corredores biológicos no solo importa el
tránsito de especies que garantiza la vitalidad genética de las Áreas
Naturales Protegidas, sino también los flujos migratorios de biopi-
ratas, finqueros terratenientes y ONG ambientalistas nacionales y
transnacionales que privatizan esta nueva riqueza estratégica. [... ]
Se trata de programas geopolíticos orientados a fortalecer la hege-
monía económica y política estadounidense[. .. ]».
Andrés Barreda*

En este capítulo nos referimos a las «novedosas» formas de apro-


piación territorial y de recursos por parte del imperialismo contem-
poráneo, que recurre a diversas estrategias, tales como establecer y
resguardar corredores hídricos y biológicos, al sofisma de la protec-
ción ambiental, a la privatización del agua y de los parques natu-
rales. El control estratégico de los bienes comunes se constituye en
una de las premisas de la geopolítica de los Estados Unidos, con el
1
fin de perpetuar el capitalismo. En esa medida, la apropiación de

* «Geopolítica y geoconorrúa del Plan Puebla Panamá», Lux. Órgano Oficial


del Sindicato Mexicano de Electricistas, agosto-septiembre 2001, p. 67.
166 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

la biodiversidad y del agua resulta indispensable, por lo que no es


extraño que los corredores biológicos del continente latinoameri-
cano sean también zonas de despliegue militar del Comando Sur.
Estos, conjuntamente con las demás instituciones del sistema de
neocolonización, o sistema de guerra en red, pretenden ir de las
Guerras de Baja Intensidad a las Guerras de Espectro Completo,
en las cuales existe una amplia interconexión entre empresas pri-
vadas, universidades, instituciones estatales, internacionales y
multinacionales, ONG, transnacionales y centros de investigación
militar. Esta interconexión dificulta la comprensión de las dinámi-
cas de la guerra, que es encubierta con un sinnúmero de másca-
ras ideológicas y propagandísticas. En este capítulo nos centramos
principalmente en el caso colombiano, aunque hacemos algunas
referencias que conciernen a toda Suramérica.

Los «puntos calientes» y el bionegocio de la «conservación»


El término puntos calientes de conservación (hotspots en inglés) fue
acuñado por Norman Myers en 1988 para referirse a las zonas de
gran biodiversidad y altos niveles de endemismo, que están siendo
destruidas en forma acelerada.l Un año después, Conservation
International adoptó ese concepto para zonificar las regiones que
forman parte de su «interés conservacionista». Lo curioso es que
esas zonas coinciden totalmente con los lugares ricos en recur-
sos estratégicos y las áreas que el Pentágono considera peligrosas
para la «seguridad nacional» de los Estados Unidos. Las sospechas
aumentan cuando se sabe que Conservation International tiene
un tenebroso prontuario en el campo de la de?trucción ambien-
tal, debido a sus acciones en diferentes partes de América Latina,
hasta el punto que es catalogada como el «caballo de Troya» de las
transnacionales y de la CIA en la regiótt de Chiapas México, en el
contexto del controvertido Corredor Biológico ~mericano, ya
que propuso el desalojo de las comunidades indígenas y campesi-
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 167

nas y respaldó la militarización de la reserva de biosfera en Montes


Azules.
Conservation International ha creado proyectos de «manejo
ambiental» y «Conservación» con socios amigables, un eufemismo
para referirse a las transnacionales que le sirven como mecenas
para el desarrollo de sus proyectos e investigaciones. Para dar un
ejemplo, en la Iniciativa de Energía & Biodiversidad se juntan Con-
servación Internacional, The World Conservation Union, Fauna &
Flora Internacional, The Nature Conservancy y The Smithsonian
Institution, con la British Petroleum, Chevron Texaco, Shell Inter-
national y Statoil, para producir guías, instrumentos y modelos con
el fin de integrar el componente de biodiversidad a las actividades
de extracción de gas y petróleo Asimismo, Conservación Interna-
cional y la Fundación Ford Motor Company crearon el Center for
Environmental Leadership in Business, para involucrar al sector
privado en proyectos de conservación. 2 Al conocer de estas alian-
zas podemos comprender el papel que juega esta transnacional de
la conservación dentro de la doctrina del Pentágono, en tanto es
parte del sistema de espionaje y extracción de recursos genéticos.
Suramérica tiene la mayor riqueza de endemismo en el planeta,
debido a sus características geográficas y ambientales. En el listado
mundial de zonas críticas de conservación o hotspots de Conservatíon
Internatíonal, se ubican cinco zonas calientes, dos ellas en territorio
colombiano, todas las cuales forman parte del llamado Corredor
Biológico Suramericano (CBS).

• El Chocó-Darién: con una extensión original de 260 595 kiló-


metros cuadrados, posteriormente ampliado a Bosque tum-
besino-chocoano-magdalénico, este territorio pertenece a
Panamá, Colombia, Ecuador y Perú. Es uno de los bosques
tropicales más húmedos del mundo, con un nivel de ende-
mismo elevado en anfibios, plantas, vertebrados y pájaros.
Está rodeado por otros dos puntos calientes: Mesoamérica, al
168 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

norte, y los Andes tropicales, al este. Algunas especies de


animales endémicos están amenazadas, corno el guan de
alas blancas del sur de Ecuador y del extremo norte de Perú,
que se encuentra en peligro de extinción por la deforestación
y la caza.

• Andes Trapicales: con una extensión de 1 258 000 kilómetros


cuadrados, es un territorio que corresponde a Venezuela,
Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Es la zona de mayor bio-
diversidad en todo el planeta, con 45 mil plantas vasculares,
de las cuales 20 mil son endémicas, y con 3 389 vertebrados,
sin incluir a los peces, de los cuales 1 567 son endémicos.
Súmese a ello una sorprendente variedad de pájaros, con
1 666 especies, de las cuales 677 son endémicas; mamíferos,
con 414, 68 de ellas endémicas; reptiles, con 479 especies, 218
de las mismas endémicas; y, anfibios, con 830 especies, 604
de las cuales son endémicas.

• Mata Atlántica: con una extensión de 1 227 600 kilómetros


cuadrados, que corresponde a territorio de Brasil, Paraguay,
Argentina. Posee una importante biodiversidad: plantas vas-
culares, 20 mil especies, con 6 mil endémicas; pájaros, 620
especies, con 73 endémicas; rnarniferos, 261 especies, con 160
endémicas; reptiles, 20~on 60 endémicas; anfibios, 280, con
253 endémicas; y, ver~ados, 1 361, con 546 endémicas. En
esta área queda solamente ellO% del bosqÚe original.

• Cerrado: con una extensión de 2 031 990 kilómetros cuadra-


dos, está ubicada en Brasil, donde ocupa el 21% del país. Es la
sabana más grande de Surarnérica, con un clima seco. Alberga
plantas que se han adaptado a lp.s sequías y se complementa
con gran cantidad de especies endémicas de pájaros y gran- .
des mamíferos, corno el oso hormiguero gigante, el arrnadi-
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 169

llo gigante, el jaguar y el lobo melenudo. Dicha región está


amenazada por la acelerada expansión de la frontera agrí-
cola del Brasil.

• Chile central: tiene una extensión de 397142 kilómetros cua-


drados. Se concibe como una isla continental cuyos lími-
tes naturales son el desierto de Atacama, la cordillera de
los Andes y el océano Pacífico. Este punto cálido va desde
la costa de Antofagasta a la Región de los Lagos, con una
extensión de 300 kilómetros cuadrados. Además de la por-
ción continental, se incluyen las islas oceáillcas de Santa
María e Isla Mocha. Posee una rica diversidad en cuanto a
flora y fauna. De norte a sur aparecen ecosistemas únicos,
como el desierto florido o la selva valdiviana. Lamentable-
mente, el sobrepastoreo, el desarrollo urbano y la intro-
ducción de especies invasoras afectan la supervivencia de
especies vegetales y animales, y ponen en serio riesgo el
equilibrio de cada uno de los ecosistemas.
170 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Mapa No 9.
Puntos calientes de biodiversidad en América.

OCEANO
ATLÁNTICO

OCEANO
PACÍFICO

¡--·;~-~~~;ó~-;~~~~~~;~~--~~-~~-~;;~~~;;·······¡
l 2- BOSQUES MADREANO l
i 3- MESOAMÉRICA ~
¡4- TUMBES-CHOCÓ-MAGDALENA !
i 5- ANDES TROPICALES ¡
j 6- CHILE CENTRAL
l 7- MATA ATLÁNTICA O 2,000 mi

i 8- EL CERRADO O 2,000 km

l 9-ISLAS DEL CARIBE .


......................................................................................................

Fuente: (http :11cope podo. wordpress. com/2009/05/22/di a-de-la -biodiversidad~.


Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 171

Además de Conservation International y de otras entidades simi-


lares, como The Nature Conservation (TNC) y World Wide Found
for Nature (WWF), que se camuflan como filantrópicas ONG, en la
misma dirección actúa el Banco Mundial. Este convocó y financió
en 1992la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro bajo el paraguas
de la biodiversidad y del desarrollo sostenible, con lo cual bus-
caba limpiar su pésima imagen como entidad financiera y la del
capitalismo en general, y legitimar la extracción de «los recursos
naturales». El Banco Mundial, a partir de sus «buenas intenciones»
de «conservar la biodiversidad», impulsó la firma del Convenio de
Diversidad Biológica (CDB) y creó el Global Enviromental Facility
(GEF), un fondo encargado de gestionar recursos para la inversión
en «conservación», cuyos recursos provienen en su mayor parte
del sector privado de los países capitalistas centrales.
Desde esta perspectiva, se crean los servicios ecosistémicos
estandarizados por la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio,
creada por la Naciones Unidas en 2005, y regidos por los principios
de la bioeconomía, que se apoya en la noción de «desarrollo sos-
tenible». Según esta visión, la naturaleza es «sostenible» en tanto
sea capaz de mantener una cuota de explotación permanente a un
bajo costo y con la máxima eficiencia al convertir los conocimientos
del territorio de sus habitantes en servicios ambientales, al reducir
al hombre a «capital humanb» y a los demás seres que componen
el territorio a «capital natural», todo para crear los bionegocios y
hacer «sustentables» los procesos de «conservación»; o, mejor, de
privatización de la naturaleza y de los conocimientos de sus pobla-
dores ancestrales.
Y aquí se entiende el verdadero sentido de la noción de zonas
calientes de biodiversidad, que resulta rímy útil para determinar
los lugares en los cuales deben implementarse «sistemas de pro-
tección de los ecosistemas» y de control territorial. En estas con-
diciones, desde finales de la década de 1980 se traza el proyecto
172 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

del Corredor Biológico de las Américas, uno de los programas de


biopiratería más ambiciosos del Banco Mundial y de instituciones
afines. Este busca integrar los lugares de mayor diversidad bioló-
gica y cultural del continente en sistemas o grupos de conserva-
ción, según sus características ambientales y ecológicas, con el fin
de crear corredores de «conservación» o despensas de recursos
genéticos, abiertos a las empresas transnacionales.
El proyecto de los Corredores Biológicos está compuesto de tres
grandes subproyectos regionales: el Wildlands proyect (proyecto
de las tierras salvajes), que busca la integración de los corredores
biológicos en la parte Norte del continente; el Corredor Bioló-
gico Mesoamericano (CBM), ejecutado en un comienzo desde la
Caribbean Conservation Corporation (CCC) y la Wildlife Con-
servation Society (WCS); y, el Corredor Biológico Suramericano a
cargo de la Conservation International (CI), la World Wide Fund
for Nature y The Nature Conservation. En pocas palabras, «se trata
de lograr una integración ecológica continental [... ] [ya que] para
soñar en grande tendríamos que imaginar un inmenso sistema
de reservas que abarque desde las costas del Ártico en Alaska,
los Estados Unidos, México y Centroamérica, hasta la Tierra del
Fuego». 4
Com<;> puede verse, el imperialismo también se viste de verde
y se presenta como «ecologista» y conservacionista. Pero esta cara
del imperialismo, aparentemente amable, oculta los intereses de
los países dominantes a nivel mundial y de sus empresas transna-
cionales, que, como siempre, solo quieren apropiarse de la riqueza
natural que se encuentra en las zonas declaradas como «puntos
calientes», un eufemismo que esconde la acumulación por despose-
sión en marcha a lo largo y ancho del continente latinoamericano.
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 173

El negocio de las semillas


Desde la década de 1960 se inicia la revolución verde, con la incor-
poración en las tierras de los países «pobres» de los llamados
paquetes tecnológicos (agroquímicos y semillas híbridas), con el
fin de subordinar a los pequeños campesinos a las empresas que
producen y comercializan fertilizantes y semillas. La revolución
verde hace parte de las políticas de desarrollo agrícola del BM y
la FAO para «acabar con el hambre en el planeta», aunque sería
mejor decir, para terminar con los pequeños campesinos de los paí-
ses «pobres». Con dicha revolución, las grandes empresas mono-
polizan las semillas, los agroquímicos y los fertilizantes, se reduce
la pequeña propiedad campesina y disminuye en forma relativa la
población agraria en todo el mundo.
Las semillas patentadas de propiedad exclusiva de un mono-
polio constituyen el 82% de las semillas comerciales. Las tres
principales compañías en el 2008 (Monsanto, Dupont y Singenta)
oligopolizan el 47% del mercado mundial de semillas patentadas,
y solo Monsanto controla el 23%. Con relación a las semillas se ha
erigido el gran negocio de los agrotóxicos, que es manejado por
diez grandes compañías, que controlan el 89% del mercado mun-
diat mientras que seis de esas empresas dominan el comercio de
semillas en el planeta.
En la década de 1990, la biopiratería se ha impuesto en Sura-
mérica, como se evidencia con una gran cantidad de patentes de
productos y saberes originarios que han sido obtenidas por labo-
ratorios de investigación de los países capitalistas centrales, prin-
cipalmente de los Estados Unidos. Las semillas son uno de los
principales objetivos de los biopiratas transnacionales, como se
demuestra con numerosos casos de expropiación. Eso sucedió con
el frijol amarillo de México que fue patentado por un laboratorio
de biotecnología de una universidad de los Estados Unidos. Algo
174 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

similar ocurrió con la patente concedida a un laboratorio de los


Estados Unidos de un algodón andino con un pigmento natural.
Para sustituir a las semillas autóctonas, en los laboratorios capi-
talistas se inventaron los organismos genéticamente modificados
(OGM), que constituyen la nueva punta de lanza de las transnacio-
nales de semillas, agrotóxicos y alimentos. La transnacional Mon-
santo monopoliza el mercado mundial de semillas, con el sofisma
de que es necesario garantizar una elevada producción para reme-
diar el problema del hambre en el planeta. Por ello, impulsan a
terminator, apelativo con el cual se nombra a aquellas semillas esté-
riles que solo se pueden emplear en una cosecha. Esto representa
un peligro para las economías campesinas y los cultivos tradicio-
nales, puesto que obliga a los pequeños productores a comprar
nuevas semillas y abandonar su práctica ancestral de utilizar las
propias. En Colombia se encuentran difundidas variedades termi-
nator en el café, el arroz, la caña de azúcar, el frijol y el cacao.
Para favorecer los agronegocios, se impulsa un ordenamiento
territorial, que tiene como punto de partida las políticas agrícolas
del Banco Mundial, pasa por la constitución de inmensos mono-
cultivos en todos los continentes, hasta llegar al control de la pro-
ducción, distribución y comercialización de alimentos y productos
derivados por una cadena de monopolios empresariales. En esa
lógica aparecen proyectos de soja sostenible, palma aceitera sos-
tenible, cafés orgánicos, cacaos sustentables, caña de azúcar sus-
tentable, palmitos ecológicos y otros, todos los cuales vienen
indistintamente acompañados de la privatización de bosques y sel-
vas para obtener maderas comerciales y el impulso a actividades
que recurren a la retórica de la responsabilidad social, respeto de
los derechos humanos y protección del medio ambiente.
!
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 175

La WWF certifica la palma de la muerte en Colombia y en todo el mundo


Las iniciativas de certificación de los monocultivos de palma han sido calificados por
organizaciones ambientalistas como un intento más de «lavado>> o «maquillaje>> de
la agroindustria. Argumentan que los procesos de certificación no pueden garan-
tizar soluciones a los problemas provocados por los monocultivos y que, por eso,
las plantaciones de palma aceitera no son ni serán nunca sostenibles, debido a la
misma lógica de su producción.
Una de estas iniciativas es la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible
(RSPO). RSPO es un proceso de certificación voluntaria promovido por grandes
ONGs (como el World Wildlife Found, WWF) y la industria. Pero organizaciones afec-
tadas han declarado que esta iniciativa va en contra de los intereses populares. Los
sellos de certificación se han diseñado más bien como un instrumento de expan-
sión del negocio de la palma y no como una estrategia para contener sus impac-
tos ambientales y sociales. Muchas de las empresas miembros de la HSPO siguen
destruyendo grandes zonas de selva húmeda y violando derechos humanos, como
es el caso de Wilmar lnternational en la Isla de Bugala (Uganda) y en Indonesia, PT
SMART, Agro Group e 101 Group en Indonesia, FEDEPALMA en Colombia, o Unilever
en Indonesia, Malasia y Costa de Marfil. Es evidente que el interés principal de este
proceso de la «sostenibilidad de la palma aceitera>> es puramente comercial. No
existe una auténtica intención de contener sus impactos sociales y sobre los dere-
chos humanos, sino que tiende a silenciar los graves crímenes, las irregularidades y
el control paramilitar relacionados con el agronegocio de la palma aceitera en países
como Indonesia y Colombia.
Fuente: 12 preguntas y respuestas sobre la palma aceitera, en (http://www.taringa.
neVposts/info/4866177/12 -Preguntas-y-Respuestas-sobre-la-Palma -Aceitera.
html).

Para hacer posible el despojo no bastan los discursos sobre


desarrollo sostenible y protección de áreas de biodiversidad, en
razón de lo cual, en los países pobres y dependientes, el Estado y
sus paramilitares recurren a la violencia, para arrebatarles la tierra a
los campesinos e indígenas y legitimar el robo d.e aguas para abas-
tecer los cultivos industriales. Las consecuencias son inmediatas
porque cunde el hambre entre las comunidades desterradas por
estas agroindustrias, se generaliza la contaminación del agua por la
176 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

utilización de agrotóxicos o agroquímicos y se produce una erosión


genética, que resulta de la implementación de semillas transgéni-
cas en los cultivos industriales.
A partir de los Tratados de Libre Comercio con Canadá, la Unión
Europea y los Estados Unidos, el gobierno colombiano brinda
garantías a las empresas de semillas para que accedan al mercado
nacional, con la intención de adecuar y homolGgar las normas de
propiedad intelectual que se aplican en los países ricos. Uno de los
intereses principales se encuentra en aprobar leyes que permitan la
apropiación de la biodiversidad y conocimientos asociados, dadas
las características de diversidad ecológica y cultural de Colombia.
La adecuación de esta legislación de acuerdo a los estándares de
las empresas transnacionales busca desarticular la autonomía ali-
mentaria de las comunidades, con el fin de construir un monopolio
global de alimentos a partir del monocultivo y la agroindustria.
Esta adecuación legislativa favorece a los saqueadores, como
se expresa en Colombia, en donde las disposiciones aprobadas
favorecen al capital transnacional, en lo que puede denominarse la
legislación criolla al estilo Monsanto: Ley 1032/2006, que criminaliza el
libre uso de las semillas protegidas con patentes, que solo se pue-
den utilizar con permiso de las empresas propietarias y es probable
que se prohíba el uso de semillas criollas; Resolución 187/2006, que
reglamenta la producción, procesamiento, certificación, comerciali-
zación y control de la producción agroecológica, para monopolizar
las cadenas productivas, desde sus semillas hasta la distribución
del producto final, y condiciona el trabajo del agricultor a los
requerimientos de la agroindustria; Decreto 4525/2005, facilita la
entrada de organismos genéticamente modificados a nivel agrícola,
pecuario, forestal, ambiental y alimentario; Resolución 970/2010 del
ICA, que controla y reglamenta la prdducción, importación, alma-
cenamiento, comercialización, exportación y transferencia a título'
gratuito del uso de la semilla de todos los géneros y especies botá- ,
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 177

nicas para siembra, incluyendo los OGM, con el fin de entregar el


control de las semillas a las grandes empresas.

Apropiación y mercantilización de la biodiversidad


Para privatizar la biodiversidad y los bienes comunes de la natu-
raleza, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han
impulsado diversOs proyectos, en los que participa la ONU, desde
el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA). Estas instancias, aparentemente «públicas», condi-
cionan la toma de decisiones de los países periféricos. a favor del
modelo de privatización y mercantilización de la naturaleza. Como
resultado, las legislaciones nacionales han sido manipÚladas a par-
tir del CDB, con el fin de facilitar el acceso a recursos biológicos y
agua, a través de proyectos «verdes», funcionales a las transnacio-
nales de los Estados Unidos, Europa y Japón.
Para ilustrarlo nos sirve un ejemplo de privatización del bosque
en Colombia. A partir de la doctrina de seguridad geoestratégica
de los Estados Unidos se concibió el Programa MIDAS (Más Inver-
sión para el Desarrollo Alternativo Sostenible) con el supuesto obje-
tivo de apoyar a las familias más pobres del mundo rural, a través
de la implementación de un desarrollo alternativo en industrias
agrícolas y forestales con la organización de pequeñas empresas,
que ayuden a mejorar su calidad de vida y les proporcione recur-
sos económicos. Entre los componentes del MIDAS se encuentran
la transferencia de «tecnología», el impulso de sistemas «alternati-
vos» agroforestales en pino, eucalipto, teca ... y agroindustriales en
palma aceitera, caña de azúcar, cacao, café, arroz ... , los cuales se
enmarcan dentro de la perspectiva de los bonos de carbono. Este
proyecto busca institucionalizar alianzas de las grandes empresas
con los «pequeños empresarios», que en muchos casos son testa-
ferros de paramilitares.5 Además, el proyecto MIDAS promueve
178 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

reformas a la política económica del país, con la intención de con-


solidar el modelo agroindustrial y afianzar la privatización de terri-
torios de comunidades afros, indígenas y campesinas, con lo que
viola sus derechos de autonomía territorial y busca legalizar el des-
pojo para que esos territorios queden en manos de transnacionales
y paramilitares.
Este proyecto es un eje central de las estrategias de privatiza-
ción del territorio de cientos de comunidades en Colombia, ya que
crea y financia pequeñas empresas e implementa programas de
inserción en el mercado a través de este tipo de «ayudas», como
sucede con el programa de familias guardabosques, que imple-
menta el gobierno colombiano, bajo la supervisión de la USAID,
como parte de la estrategia militar de reconquista del territorio
nacional. Así, en el Urabá antioqueño, los gigantescos monoculti-
vos agroforestales, de teca y palma aceitera, se establecen en tierras
expropiadas por paramilitares a las comunidades masacradas y
desterradas. Estas estrategias son respaldadas por proyectos inter-
nacionales de cooperación, integrados al programa de justicia y
reparación creado por el gobierno colombiano, y administrados
por Acción Social. Esto forma parte del proceso de reinserción del
paramilitarismo a las estructuras formales de la sociedad, bajo la
excusa de brindar apoyo a la población desplazada. Esta estrategia
se extiende por las regiones de bosques tropicales del país, como
el Chocó biogeográfico, Orinoquía-Amazonía y Cuenca media del
Magdalena. Nos hemos limitado a citar tan solo un ejemplo, por-
que esta problemática se presenta en todas las regiones del país.

Los agronegocios y la palma de la muerte en el Chocó


Desde 1996 el Estado colombiano conoce denuncias de las comunidades del Cur-
baradó y Jiguamiandó y de organizaciones de d,erechos humanos en las que se
le manifiesta que fueron víctimas de desplazamiento forzado mediante asesinatos,
desapariciones y torturas, y las tierras ocupadas en la siembra de palma aceitera
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 179

por empresas implicadas con grupos paramilitares que están perfectamente iden-
tificadas.
El caso ilustra de buena manera la aplicación concreta de la política agraria
concebida como estrategia de control militar en cerca de 100 mil hectáreas. Esa
relación entre violaciones de derechos humanos, vía judicialización, y exacerbación
de los medios para lograr sus fines. Así, por ejemplo, el nombramiento de un espa-
cio territorial o nombrarlo equívocamente, posibilita ocultar la ocurrencia de críme-
nes de lesa humanidad. Hablar del Urabá, del Sur de Urabá, es obviar la criminalidad
estatal en los territorios colectivos, que es conocida nacional e internacionalmente.
Se asegura discursivamente las inversiones; es parte de la «confianza inversionista»
de la que habla Uribe.
Pero también, el uso del discurso verde, enmascara la violencia y la impunidad,
justificando la inversión empresarial. El crimen se viste «de verde>> en el agronego-
cio de los agrocombustibles que Uribe llama biocombustible o biodiesel. Tal dis-
curso verde encubre los daños ambientales en una región concebida conío Zona de
Reserva Forestal.
El discurso institucional se asienta en la idea del progreso, del desarrollo, ase-
gurado por la militarización, la confianza inv.ersionista en el «Estado comunitario>>.
Aquel estadio donde la comunidad se hace sujeto de deberes, de responsabilidad en
la seguridad y la economía, donde se usa de está, donde se coloniza su mente, su
voluntad para disponer de la existencia territorial para los agronegocios.
Desconociendo públicamente que durante los últimos 14 años se ha desatado
un plan sistemático de exterminio con la pretensión de que luego del despojo vio-
lento, se inició la colonización empresarial, protegida por el paramilitarismo y la
fuerza pública, con la finalidad de imponer una economía a gran escala, basada en
agronegocios de palma, de banano, de ganadería extensiva, extracción minera, y de
obras de infraestructura eléctrica y vial con altísimos costos humanos, el exterminio
de comunidades originarias, y con daños ambientales irreparables en la Zona de
Reserva Forestal del bajo Atrato
Fuente: <<Colombia: La obsesión de Uribe frente a la palma del Curbaradó y Jigua-
mandó>>, Redes Cristianas, Justicia y paz Colombia, 24 de mayo de 201 O.

Tres modelos de despojo, asociados al capital transnacional


En lo que resta del capítulo vamos a referirnos a la manera como
en Colombia se entrecruzan el proyecto de posicionamiento mili-
tar, los megaproyectos de infraestructura, las concesiones minero
180 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

energéticas y los sistemas de conservación, en lo que consideramos


delinea diferentes modelos de neocolonización imperialista. Aun-
que cada uno de sus modelos tenga sus particularidades, todos
están inscritos en la lógica de la acumulación por desposesión, uno
de los mecanismos centrales del imperialismo contemporáneo.

Primer modelo: privatización de la selva


y mercantilización de los saberes ancestrales.
El caso del Corredor Biológico de la Selva Amazónica
América Central y América del Sur adquieren una importancia
renovada para el imperialismo actual, tanto por los recursos mine-
rales y energéticos que allí se encuentran, como por la biodiver-
sidad, convertida en otro recurso de explotación. La apropiación
de esas riquezas por parte de los viejos y nuevos conquistadores
se camufla ahora con el manto proteccionista, como se demuestra
con la noción de corredores biológicos, a la que nos referimos al
comienzo de este este capítulo.
El corredor biológico más grande y complejo de toda Suramé-
rica es el de la Selva Amazónica, debido a su biodiversidad, riqueza
hídrica y variedad culturaL Allí se encuentra la mayor selva tropi-
cal del mundo y las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco. Sin
embargo, sus suelos son muy pobres por lo que el equilibrio ecosis-
témico es muy frágil, en tanto cualquier modificación genera daños
irreversibles. En esas condiciones, las explotaciones mineras, petro-
leras, agropecuarias y madereras, compactan, erosionan y conta-
minan los suelos, como se aprecia en Sucumbías, Ecuador, con la
destrucción ocasionada por Texaco en la década de 1970, o la mina
Aurífera de Carajas en Pará, Brasil, explotada por Vale do Río Docé
desde la década de 1980.
!
Entre los planes de «protección» en marcha se destaca el Pro-
grama Regional de Biodiversidad de las Regiones Andino-Amazó-
nicas de los países miembros de la CAN (BIOCAN). Este programa
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 181

busca el intercambio de experiencias y la creación de una legisla-


ción común sobre la diversidad biológica, con el fin de incidir en la
formulación de políticas en cada uno de los países miembros de la
CAN. La perspectiva técnica del proyecto BIOCAN apunta a que
ONG e instituciones públicas con trayectoria en la Amazonía ini-
cien ese programa. La propuesta se concentra en los sistemas de
biocomercio a nivel regional, enfocados bajo la óptica de desarro-
llo sostenible, a partir del ordenamiento territorial y la zonifica-
ción ecológica y económica, con el fin de generar estrategias para
la zonificación agroeconómica de la Amazonía, como se observa
en el Panda, Bolivia, con los proyectos de Castaña y Cacao, o en
el nororiente ecuatoriano con los ·proyectos en Madre de Dios, con
los criaderos y explotación del Paiche o Pirarucú, la explotación de
«maderas certificadas», los proyectos de «Palma sostenible», o la
explotación de «Café agroecológico» y frutales como el Arazá y el
Copoayú en el Caquetá Colombiano. Todos ellos son presentados
como «alternativas» a la pobreza y como formas de «sustentabili-
dad ecológica», que estarán monitoreados por un Sistema de Infor-
mación Geográfica, como parte del control territorial implícito en
estos estos proyectos. Además, se integran bases de datos sobre la
diversidad biológica de Amazonía, tales como el sistema de infor-
mación sobre diversidad biológica, la iniciativa global taxonómica,
y otras propuestas aún más avanzadas en el ramo de la clasificación
de los seres vivos, como el servicio de información global sobre bio-
diversidad (Global Biodiversity Information Facility, GBIF).
En la perspectiva económica de largo plazo, el proyecto BIO-
CAN se reconoce a sí mismo como un espacio importante para
abrir la Amazonía a los mercados internacionales del biocomercio,
a la venta de bienes y servicios, al impulso a la biotecnología y la
industria farmacéutica, recalcando que los países de la CAN tienen
el derecho de recibir una contribución económica por su «riqueza
biológica».
182 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Según el desarrollo histórico de esta iniciativa se construye


un plan económico de bionegocios, que se justifica en el Conve-
nio sobre Diversidad Biológica y los subsiguientes acuerdos sobre
cambio climático. Asimismo, el Mi:ñisterio de Asuntos Exteriores
de Finlandia es gestor de esta iniciativa por medio de la Secretaría
General de la Comunidad Andina de Naciones, para la ampliación
de sus programas de biopiratería en la Amazonia. Para ello, inter-
vienen instituciones como la Universidad de Turku, la empresa
finlandesa de consultorías ambientales y Biota BD Yo, quienes
generaron un programa piloto en la Amazonía peruana llamado
BIODAMAZ.
Además, el grupo consultivo sobre investigaciones agríco-
las internacionales (CGIAR) es un activo participante en esta ini-
ciativa, que busca determinar las zonas agro productivas en la
Amazonía, para que empresas como Singenta, Monsanto, Cargill,
Dupont implementen los monocultivos bajo la máscara orgánica,
como ha sucedido con la introducción de semillas híbridas y trans-
génicas, las cuales son adaptadas a los diferentes ecosistemas por
estos centros de investigación agrícolas en diferentes partes del
subcontinente latinoamericano. Por la importancia de este corre-
dor, describimos a continuación sus componentes internos.

Corredor de transición Andino-Amazónico

Esta zona abarca desde Colombia hasta Bolivia, en la región orien-


tal de los Andes, en alturas comprendidas entre los 200 y los 6 000
metros. Se le denoffiina como la Cordillera Real Oriental y forma
el arco oriental de la cuenca amazónica. En esta región de pie de
monte o ceja de selva se encuentra una gran diversidad en ecosis-
temas, especies y recursos genéticos y además tiene hidrocarburos,
minerales, agua y biodiversidad, a loique se suma el conocimiento
tradicional de las comunidades que habitan la región.
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 183

Sobresale la Iniciativa Conservación de la Amazonía Andina


(ICAA), que fue administrada por la USAID entre 2006 y 2011 y
luego se buscaron otras fuentes de financiación a partir de la pro-
moción de los servicios ambientales. Consta de seis consorcios,
cinco de los cuales son operativos en campo y uno de ellos fun-
ciona como secretariado. Estos consorcios están formados por
transnacionales de «conservación», universidades extranjeras,
institutos privados de investigación. Entre los miembros de estos
consorcios se encuentran Wordlife Conservation Society (WCS),
Rainfirest Alliance (RA), la Universidad de la Florida, y el secre-
tariado general es manejado por la ONG International Resources
Group (IRG).

Proyecto Trinacional de Conservación Cuyabeno, Gueppi, La Paya

Este proyecto fue propuesto por la WWF de Alemania a la Unión


Europea (UE) como un programa piloto de conservación y desarro-
llo sostenible de áreas protegidas y territorios indígenas y cuenta
con un presupuesto de 2 500 000 euros. Su importancia es tal que
se planea su aplicación en otras áreas de la Amazonía, como forma
de reordenar los territorios de acuerdo a las nuevas necesidades de
los viejos imperios.
En Colombia se ha implementado el proyecto de familias guar-
dabosques, impulsado por la USAID en el parque de la Paya, ade-
más del proyecto de recuperación militar Centro de Coordinación
y Atención Integral (CCAI), que arroja patéticos resultados, porque
además de una profundización del conflicto armado en la región,
se evidencian los intereses de las concesiones de los bloques petro-
leros del Putumayo, proyectos agroforestales, corredores biológi-
cos y canalización del Río Putumayo, esto último como parte del
Proyecto IIRSA Hidrovía Putumayo, que debe conectar a los océa-
nos Atlántico y Pacífico, desde Tumaco (Colombia) a Belem do
Pará (Brasil), atravesando toda la Amazonía. Este parque es prio-
184 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

ritario en la geopolítica del conflicto armado en Colombia, debido


a su posición estratégica entre Caquetá, Putumayo y la región de
triple frontera entre Perú, Colombia y Ecuador. Es significativo que
en la región opere el «paquete social» del Plan Colombia que se
presenta como una recuperación territorial para la «gobernabilidad
de las comunidades», mediante la inserción de las instituciones del
gobierno encargadas del «post conflicto». Todo ello es coordinado
por las fuerzas militares con el objetivo de legitimar los programas
cívico-militares de la USAID y el Pentágono y encubrir, al mismo
tiempo, los intereses de empresas como Pacific Rubiales, que ha
fijado su atención en los bloques petroleros del Putumayo, ubica-
dos en el centro de las selvas del sistema hidrico Mecaya-Senceya.
En la Reserva Faunística del Cuyabeno se ha promovido el
ecoturismo y la conservación, encubiertos con la falsa imagen
del paraíso, cuando el parque está rodeado de pozos petroleros
y viejas piscinas de crudo abandonadas por Texaco años atrás. Y
esto sin contar con la nueva concesión petrolera otorgada por el
gobierno de Rafael Correa a la transnacional Chinese National
Petroleum Company (CNPC). 6 Además, se está sembrando palma
aceitera en los territorios de las comunidades Siona/Secoya, y se
ha incrementado el desplazamiento de población por la guerra en
Colombia. Existe una población itinerante entre los pozos petrole-
ros, los cultivos de coca en Colombia y la extracción de maderas, lo
que aumenta la pobreza de los habitantes de la región.
Gueppi (Perú) es una reserva habitada por población Secoya,
Kichwa y Bora, además de unos pocos colonos que buscan la tierra
prometida en la selva. La consecución del lote petrolero No. 117 a
Petrobras, empresa que invertirá 35 millones de dólares en la fase
exploratoria, atenta directamente contra los derechos de las comu-
nidades dentro y fuera de la reserva, íiil igual que la reserva comu-
nal Airo Pai de los Secoyas y la HUIMEKI de los Kichwas, Boras y
Colonos y la propuesta zona de reserva territorial Napo-Tigre? En
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 185

este contexto, los proyectos de «sostenibilidad económica» con los


que se enmascaran las concesiones forestales en Perú por USAID,
son impulsados por transnacionales, bajo el pretexto de la certifica-
ción forestal, a partir de las mesas de agronegocios de WWF, en los
que se involucra la soja transgénica, la palma aceitera, o el cacao,
cultivos todos que destruyen la Amazonia. 8
La frontera de Perú se está militarizando como resultado de la
internacionalización del Plan Colombia, bajo la excusa de estable-
cer un sistema continental que respalde a la IIRSA y el sistema de
corredores biológicos a nivel regional, panamazónico, subconti-
nental y continental (proyecto Ecoaméricas). De ahí el interés en
esta reserva especial, uno de los reductos del Pleistoceno, que ejem-
plifica la importancia del corredor biológico de la triple frontera, la
que se busca conectar con la reserva de biósfera Yasuni en Napo,
Ecuador.
Debe recalcarse que las bases militares que se encuentran alre-
dedor del proyecto macro de la triple frontera tienen como priori-
dad proteger el comercio internacional por el Río Putumayo. Entre
esas bases sobresalen la base naval ARC Puerto Leguizamo en
Colombia, el destacamento naval fronterizo de Gueppi en Perú y
el Batallón de Selva 55 Putumayo, en Puerto el Carmen Ecuador.
(Ver: Mapa No. 10).
186 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Mapa No.10

Elaborado por Felipe Martín.

Mapeo cultural de la Amazonía: eje de la dominación


de espectro completo

Un componente central del modelo que estarnos analizando radica


en el rnapeo culturat que busca localizar en forma precisa a los
pueblos indígenas para determinar sus tipos de saberes, los que se
cruzan con la diversidad biológica. El interés en el rnapeo cultu-
ral surge en ciertas investigaciones sobre diversidad lingüística y
biológica, lo que llevó a elaborar el Mapa Global 2 000 de WWF y
Terralingua. Esta indagación evidenció la importancia del rnapeo
cultural y el valor del conocimiento ancestral y la diversidad bio-
lógica en los lugares más biodiversos del planeta. 9 De esta manera,
las organizaciones y empresas de biopiratería realizan investigacio-
nes cartográficas para ubicar de manera precisa, y con suficiente
anticipación, a los pueblos originarios que van a expoliar y a quie-
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 187

nes se les van a expropiar sus conocimientos ancestrales. Además,


el mapeo cultural tiene finalidades de tipo militar puesto que a
partir de la recolección y análisis de datos geográficos de carácter
civil se implementan estrategias de contrainsurgencia y monitoreo
de los diferentes espacios en donde pudieran generarse conflictos
sociales. Este tipo de análisis se inscribe en la lógica conceptual de
la «ecología de la insurgencia», que persigue integrar la informa-
ción civil de carácter sociológico y antropológico, con datos lin-
güísticos, geográficos y ambientales, que permiten realizar análisis
contextuales para el uso de las estrategias contrainsurgentes.1°
En este orden de ideas, se adelantan megaproyectos de mapeo
panamazonico desde el Departamento de Estado de los Estados
Unidos, a partir de la Iniciativa Conservación de la Amazonía
Andina (ICAA) programa de la USAID para construir capacidades
y compromisos para la conservación y el aprovechamiento sosteni-
ble de la biodiversidad y los servicios ambientales en la Amazonía
de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. 11
Aunque el mapeo cultural se suele presentar como un «inofen-
sivo» proyecto de investigación de «académicos» interesados en el
conocimiento de las sociedades indígenas y de sus territorios, las
investigaciones puntuales que se realizan ponen de presente los
verdaderos intereses que están en juego y quienes son los promoto-
res de este tipo de cartografía del saqueo.
En la Amazonía viene actuando la USAID desde el 2006,
mediante la promoción de servicios ambientales, nombre bajo el
que se esconde la biopiratería, junto con otras entidades. Por ejem-
plo, Amazon Conservation Team (ACT) es una corporación mane-
jada por Mark Poltkin, un etnobiólogo que se dio a conocer por su
famoso libro Aprendiz de Chaman (su tesis doctoral en la Universi-
dad de Tufts), en el cual se recopilan las plantas medicinales de la
tribu Tirio en Surinam.12 Este personaje es un alumno aventajado
188 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

de Richard Schultes, el padre de la biopiratería y de la etnobiología


imperialista.
Otro caso de saqueo similar se registra con las comunidades
del rio Xingú, en Brasil, que se enfrentan a la construcción de la
hidroeléctrica de Belo Monte, la tercera más grande del mundo.
Aquí el mapeo cultural adquiere sentido porque es el medio que
ha posibilitado que la ACT Brasil ubique las plantas medicinales de
esta sociedad indígena. A esa empresa se le acusa de realizar accio-
nes de biopiratería contra los grupos indígenas de las regiones de
Tumucumaque y Xingú, como aconteció con el convenio realizado
entre el pueblo de los Kamayurás y ACT Brasil para la utilización
del conocimiento de un Pajé sobre plantas, raíces y tés, a cambio
de algún dinero y unos cuantos «espejitos», del cual surgió el libro
Plantas Medicinais e Curas Usadas pelo Pajé Tacumii Kamayurá, Par-
que Nacional do Alto Xingu, MT, Brasil de 1998. En este texto se des-
criben 93 especies de plantas, sus usos medicinales, características
taxonómicas y propiedades botánicas de las especies y métodos de
aplicación con fotos e ilustraciones realizadas por Vasco Van Roos-
malen, miembro del equipo ACT BrasiP3
Además de la elaboración del mapeo cultural y la ubicación de
las plantas utilizadas por la comunidad, se tienen dudas sobre los
intereses de la ACT con respecto a las comunidades del río Xingú,
debido a que, según la investigación del Consejo de Gestión del
Patrimonio Genético CGEN de Brasil, el mapeo de esas comuni-
dades ha sido una imposición de la ACT, a cambio de prebendas
(motores, botes, gasolina ... ) y hasta expectativas de ampliar sus
tierras.
Estos mapas contienen información sobre suelos, hidrografía y
toponimia, además de los iconos construidos por las propias comu-
nidades, donde se señalan lugares d~ caza y pesca, aparición de
seres mitológicos y batallas. En todos los mapas existe información
sobre plantas de uso corriente y la localización genérica de plan-
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 189

tas utilizadas por los Pajés. No se sabe si la ACT tiene solamente


los mapas generales realizados por las comunidades, o cuenta con
mayor información, debido a que dictó talleres sobre el manejo de
GPS a jóvenes de las comunidades, para cartografiar los recursos
de sus bosques. Las dudas aumentan si se sabe que la Enviromen-
tal Systems Research Institute (ESRI), líder mundial en la elabora-
ción de software para sistemas de información geográfica y mapas
especializados es uno de los patrocinadores de la ACT. Como una
demostración de la importancia del mapeo cultural para el imperia-
lismo contemporáneo, vale recordar que ACT recibió el Premio 2010
de The Tech Awards por el prestigioso Museo Tech de San José, por
su trabajo con la tecnología para ayudar a mapear la región amazó-
nica, proyecto en el que también está implicado Google.l~

Parques para la paz: estrategia de guerra de la Unión Internacional


de Conservación de la Naturaleza {UICN)

El Cóndor es una pequeña cordillera de 78 kilómetros de extensión,


con una altura máxima de 1 500 metros, que corre paralela a Los
Andes, al sur del Ecuador y al norte de Perú en la región de tran-
sición andino-amazónica, tradicionalmente un espacio de conflicto
territorial entre esos dos países, debido a los recursos minerales
que se encuentran allí, y detrás de los cuales siempre están las mul-
tinacionales. Este corredor biológico abarca los Parques Naturales
de Podocarpus, Sangay, el Cóndor, la Cordillera del Kutukú y en el
Perú el Santuario Nacional, Tabaconas Namballe, la Reserva San-
tiago Comaina y el Parque Nacional Cordillera Azul.
El interés se solidificó con la creación del Proyecto de Asisten-
cia Técnica para el Desarrollo Minero y Control Ambiental (Prode-
minca), integrado por el BM, por el Department for International
Development de Inglaterra y la Agencia Sueca de Desarrollo Inter-
nacional (ASDI), que implicó el desembolso de 20 millones de dóla-
res, con el fin de viabilizar el proyecto minero transnacional y crear
190 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

el sistema de concesiones, su ordenamiento, manejo ambiental


y garantías a nivel de seguridad. De esta manera se estableció el
montaje para la explotación minera en el Ecuador, internacionali-
zando los territorios bajo la excusa de la conservación ambiental.
A partir de las investigaciones realizadas por Conservation
International y Fundación Natura, mediante fondos de USAID, la
Fundación John D. y Catherine T. MacArthur, y la colaboración de
los ejércitos peruano y ecuatoriano, se pudo hacer una evaluación
biológica en la cordillera durante los años 1991 y 1994. Entonces, se
descubrieron «recursos» biológicos, hídricos y minerales. La Con-
servation International encontró docenas de plantas nuevas, inclu-
yendo 20 especies de orquídeas, lo que la convierte en la zona más
rica en flores de todo el bosque húmedo tropical en América. En
1998, la Fundación Natura Ecuador, Pro naturaleza del Perú, con
el apoyo de Surnrnit Foundation, creó el proyecto Paz Conserva-
ción y Desarrollo, que se convirtió en el primer proyecto de corre-
dor biológico que busca la pacificación en una zona de conflicto, lo
cual pasó a formar parte de la estrategia de la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN), para el manejo de
zonas transfronterizas de conflicto, corno estrategia cívico-militar
de control social. En el 2004 Conservation Internationat junto con
INRENA Perú, concretaron el «proyecto de paz y conservación de
la cordillera del Cóndor», coordinado internacionalmente por CI, la
Fundación Natura, corno equipo de trabajo en Ecuador y financiado
por la Organización Internacional de Maderas Tropicales (OIMT).
A pesar de que toda la zona de la cordillera tiene gran varie-
dad de bosque, la parte del parque es muy reducida y no es muy
representativa de la diversidad de ecosistemas. Además, se encuen-
tra cercada por las concesiones mineras de la canadiense Corriente
Resources, la inglesa Billiton y de la auE)traliana BHP.
En la zona peruana de la cordillera, la Compañía Minera Cana-
diense Dorato Perú Sac, posee 800 kilómetros cuadrados en el terri-
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 191

torio ancestral de los pueblos Awajun y W ampís, a los cuales se les


había convencido para convertir una porción en un Parque Nacio-
nal de 152 000 hectáreas, manejado por la comunidad, mientras al
mismo tiempo las empresas mineras habían solicitado al gobierno
peruano concesiones en esta área.1 5 El Instituto Nacional de Recur-
sos Naturales (INRENA) expresó la imposibilidad de dar la conce-
sión de esa zona, debido a sus características naturales, mientras
el Ministerio de Relaciones Exteriores se pronunciaba al respecto
. de manera contradictoria, puesto que si bien le concedía la razón
al INRENA, justificaba esta acción como un asunto primordial en
el desarrollo del país, aduciendo que si Ecuador lo hacía, por qué
razones no lo podía hacer el Perú. En consecuencia, por decreto se
redujo el Parque Nacional Ichigkat Muja, de propiedad ancestral
de los pueblos Wampis y Awajun, de 152 000 a 88 477 hectáreas
y se le otorgó la concesión a las transnacionales mineras. Por esta
razón, las comunidades cansadas de los engaños por parte de los
organismos internacionales de conservación, como Cl, WWF, y
TNC -que habían sido los gestores del proyecto del parque-,
del gobierno y de las transnacionales mineras, se levantaron en
protesta en abril y junio del 2009, para defender sus territorios del
embate minero transnacionaL Como respuesta, el 5 de junio fueron
asesinados y descuartizados 34 indígenas por las fuerzas militares
y paramilitares del Perú, en una asquerosa carnicería. 16
En la actualidad, las comunidades de la cordillera del Cóndor
enfrentan la minería transnacionaL Aun cuando se haya declarado
al corredor biológico Cóndor Kutukú como una reserva de biosfera
de la humanidad en agosto de 2009, tras del discurso de la «Con-
servación» se esconde la privatización de la selva.
192 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Segundo modelo: despojo territorial


para sembrar cultivos de exportación.
El caso del «renacimiento destructivo» de la Orinoquía
Durante el gobierno de Uribe Vélez (2002-2010) se puso en circula-
ción la idea de convertir a la Orinoquía en una zona agroforestal,
partiendo del supuesto, siempre compartido por las clases domi-
nantes en la historia del país, que esos son territorios desérticos,
como si sus habitantes ancestrales no existieran. Con esa lógica
de territorios desocupados se realizaron las tristemente célebres
cacerías de indios guahibos. Desde el 2009 diversas empresas
agroindustriales, como Ingenios Manuelita, Palmas de Occidente
y El Diamante entre muchas otras se han apropiado de 250 000
hectáreas en la Orinoquía, debido a las facilidades que brinda el
gobierno. Hasta Francisco Santos, exvicepresidente de la Repú-
blica, compró tierra en la región. Con precios de 100 mil pesos por
hectárea, acceso a agua ilimitada y los subsidios concedido por el
Agro Ingreso Seguro (AIS), la Orinoquía se ha convertido en el
nuevo edén de la apropiación territorial por parte de viejos y nue-
vos latifundistas y de empresas multinacionalesP
Carimagua, en Vichada, un predio que estaba destinado a
desplazados y terminó cedido por el Ministerio de Agricultura a
empresarios de palma, es un símbolo de este tipo de modelo de
expropiación territorial. La transformación de las tierras que hoy
componen la Orinoquía en realidad ha tenido un sentido opuesto
al que mencionan «los científicos» del uribismo, puesto que antes
eran un desierto y ahora forman una sábana. En verdad, si no fuese
por la colonización coquera y ahora de palma aceitera, la floresta
amazónica se hubiese expandido en la región, de acuerdo a los
ciclos ecológicos naturales de largo plm¡;o.
En la región sur del Meta y noroccidente de Vichada hay pro-
yecciones de 6 millones de hectáreas para la producción de palma
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 193

aceitera, lo que se constituye en una forma empresarial de blan-


quear el dinero del narcotráfico. Además, militares y paramilitares
son el brazo armado que permite abrir nuevos frentes de coloni-
zación. El negocio es redondo, porque Uribe Vélez creó nuevos
frentes de colonización, con personas «desplazadas», con una
fuerte presencia de paramilitares reinsertados, como parte de los
proyectos de acción social y la Ley de (in)Justicia y (no)Reparación.
También se busca vender bonos de carbono, puesto que este pro-
yecto se muestra como «ecológico» debido a que los «científicos»
del uribismo plantearon que «la selva extinta» de la Orinoquía
puede ser recuperada con la siembra de agrocombustibles y agro-
forestería, lo cual solo puede considerarse como un mal chiste. Por
supuesto, países como Japón están listos a dar la plata al Estado
colombiano para comprar bonos de carbono de la Orinoquía. En
Puerto Carreño, INGEMAS (Empresa Española de Ingeniera) y
ERPASA (Empresa Española de Energía Renovable), conjunta-
mente con AGROFORESTAL de Colombia, proyectan la siembra
de 90 000 hectáreas de palma para producir biodiesel que se pro-
cesará en España. De otra parte, Holanda invirtió dos millones de
euros en la implementación de un proyecto piloto de palma azuca-
rera en la región del Vichada, como parte del impulso a «proyectos
verdes». 18

Orinoquía, la última frontera de sangre y barbarie

En los lineamientos económicos de Visión Colombia 2019 se proyecta


haber explorado hasta ese año unos 800 000 kilómetros cuadrados,
con la finalidad de determinar el tipo de minerales y de recursos
naturales que se encuentran en los suelos y subsuelos del país.
Esto se enmarca en el contexto de convertir a Colombia en un país
minero, como quedó claro con la creación de la Agencia Nacional
de Hidrocarburos, uno de cuyas primeras y nefastas determinacio-
nes consistió en pasar del modelo de contratos de asociación al de
194 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

concesiones, en el cual el contratista explora y explota con auto-


nomía y se le adjudican todos los derechos sobre la producción y
debe pagar regalías al Estado colombiano solo cuando haya un alto
incremento en los precios del crudo pesado. En este nuevo tipo de
contratos de concesión se reduce la participación del Estado de un
70% a un 50%, con lo cual se privatiza la renta petrolera y se abre
la puerta a las transnacionales para que hagan lo que quieran en el
territorio colombiano.l 9 En esa perspectiva, no sorprende que a las
empresas petroleras de tipo transnacional se les hayan adjudicado
siete millones de hectáreas.
En la Orinoquía se pretende la explotación de los yacimientos
de crudos pesados, no obstante haber sido prohibida por el Minis-
terio del Medio Ambiente en 1996, debido a la alta concentración
de metales y la combustión de dióxido de azufre que genera, lo que
afecta las vías respiratorias y produce enfermedades cardiopulmo-
nares. En 2007 fue eliminada esa restricción legal como paso previo
a la subasta de los bloques petroleros de la Orinoquía, muchos de
los cuales se encuentran en resguardos indígenas, en tierras no titu-
ladas de campesinos colonos que habitan allí desde hace dos o tres
generaciones. 20
El petróleo, desde luego, no viene solo, pues llega acompañado
de un cortejo de muerte y violencia. Recordemos que en Arauca
las empresas petroleras BP y Repsol YPF han sido acusadas de
financiar a grupos paramilitares en la región por miembros de las
fuerzas especiales británicas SAS, a través de la empresa de merce-
narios Defense Sistems. En 1997 esos mercenarios le colaboraron al
ejército colombiano en el entrenamiento de paramilitares para pro-
teger las instalaciones de BP y Total &Triton, y recibieron armas de
la empresa israelí Silver Shadow de Amos Golan y Asaf NadeFl
Las comunidades de la región petrdlera conocen la estrategia
de aseguramiento militar que efectúan las empresas, si se tiene en
cuenta que la mayor parte de la inversión en la segunda fase del
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 195

Plan Colombia estuvo destinada a la infraestructura petrolera en


los llanos orientales, en especial en Cravo Norte. Eso ha reforzado
el poder militar y paramilitar, y dado paso a las capturas masivas,
a la desaparición de campesinos, líderes comunitarios, indígenas y
sindicales de los llanos orientales entre 2005-2007.

IIRSA, Megaproyectos de Infraestructura en Orinoquía

La infraestructura para el desarrollo está planteada bajo una pre-


misa básica: nuevas cárceles para los hombres y fronteras libres
para la explotación humana y de la destrucción de la naturaleza.
Este axioma forma parte de la reingeniería social del sistema, que
concibe un nuevo poblamiento de estas «zonas atrasadas», donde
solo se encuentran «salvajes» y «colonos ignorantes», y por eso se
arguye que ya es hora de traer «gente de bien», que no son otros
que criminales y paramilitares.

• Carretera marginal de la selva: busca unir a las ciudades de


Caracas y Lima, atravesando la zona de piedemonte orien-
tal de los Andes desde la Orinoquía hasta la media Amazo-
nía, que corresponde a cuatro países, Venezuela, Colombia,
Ecuador y Perú. Esta carretera atraviesa la zona más rica en
yacimientos de minerales, hidrocarburos, que tiene grandes
reservas de agua, y representa la apertura de la Orinoquía
al ecoturismo, los parques naturales y las reservas privadas,
como si fueran pequeños baches de conservación dentro de
una zona petrolera y de agrocombustibles.
Como parte de ese proyecto se plantea culminar la pavi-
mentación de las carreteras Tame-Villavicencio y Tame-
Arauca, obras que son presentadas como necesarias para
mejorar las condiciones de vida de las comunidades, cuando
en realidad buscan facilitar la explotación de las transnacio-
nales.
196 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

• Vía multimodal Buenaventura-Puerto Carreña (parte de la vía


Ciudad Guyana-Buenaventura): esta es una de las obras que
pretenden conectar la cuenca del Atlántico con la de El Pací-
fico, al unir tres zonas estratégicas en producción de recur-
sos minerales e hidrocarburos: la zona del Escudo Guyanés,
conocida por su abrupta geografía, alucinante paisaje y su
explotación de diamantes y oro; la gran cuenca petrolera
de los llanos centrales venezolanos; y, los llanos orientales
colombianos. 22 Además, es una de las zonas de humeda-
les más extensas de Suramérica y del mundo, porque allí
se encuentran los humedales del Orinoco y los de la parte
media del Chocó biogeográfico, reconocido mundialmente
por su biodiversidad y agua. Para completar, Buenaventura
es el puerto del norte de Suramérica más cercano al mercado
petrolero chino.

• Recuperación de la navegabilidad del Río Meta: la hidrovía del


Meta se inscribe en el eje Andino, en la conexión Pacífico-
Bogotá-Meta-Orinoco-Atlántico y constituye un eje de
transporte intermodal que articula la red de carreteras con
puertos sobre el Meta y sus afluentes navegables, los ríos
Upía, Túa, Cusiana, Manacacías, Cravo Sur, Pauto, Ariporo,
Casanare y Cravo Norte. La idea es canalizar el río de tal
forma que tenga una profundidad mínima de 1.40 metros en
verano, con el fin de utilizarlo durante 347 días al año. La
intrepidez destructiva de este proyecto viene acompañada
de una cantidad de mentiras para engañar a las comunida-
des ribereñas del río Meta, argumentando que es mínimo su
impacto ambiental, y que la obra garantiza la sobrevivencia
y reubicación de las comunidades. Este proyecto aniquilará
1
los recursos que permiten la supervivencia de las comuni-
dades indígenas y campesinas del río Meta, restringirá la
movilidad de las comunidades y destruirá espacios de culti-
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 197

vos en las vegas del río. La ignorancia sobre las actividades


socioeconómicas de las comunidades indígenas y campesi-
nos es un prerrequisito para desplazar a las poblaciones que
habitan el río.23

Tercer Modelo: privatización de bienes comunes


y cooptación de las comunidades.
El caso del Corredor Biológico Andes Norte
En la región norte de los Andes se encuentra el ecosistema de
páramos, fuente de producción de agua que alimenta valles inte-
randinos, da nacimiento a la Amazonía y selvas del Pacífico. En el
mundo existen cinco países con ecosistemas de páramo, que son
Colombia, Venezuela, Ecuador, Costa Rica y Panamá. Este pro-
yecto del corredor biológico Andes norte busca la privatización de
los parques naturales de la cordillera oriental y del macizo colom-
biano y la totalidad de la cordillera andina en Ecuador.
The Nature Conservation busca la financiación de sus proyectos
de conservación del páramo, así como la construcción y adecua-
ción de infraestructura para el manejo del «recurso» hídrico, para
lo cual actúa en consonancia con empresas transnacionales camu-
fladas de conservacionistas. Eso sucede con Bavaria, una empresa
de cervezas, que participa en calidad de «Socio estratégico» en la
financiación del proyecto para la conservación de los páramos de
Chingaza y Sumapaz creado por WWF.

Privatización y mercantilización del agua

Como parte del proceso de privatización y mercantilización del


agua -el bien común más importante de la vida- en las últimas
décadas se han creado varias instancias internacionales que se
encargan de realizar ese cometido. Entre estas se destacan el Con-
sejo Mundial del Agua, el Foro Mundial del Agua, la Conferencia
198 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Ministerial del Agua (que se realiza cada tres años), la Asocia-


ción Mundial del Agua (GWP) y el Foro Mundial para el Finan-
1
ciamiento de Infraestructura de Agua (WPFWI). En todas estas
instituciones desempeña un papel central el Banco Mundial, las
empresas transnacionales del agua y los bancos privados.
En Colombia se han replicado las instrucciones del Banco Mun-
dial con la creación de entidades que facilitan la mercantilización
y privatización del agua. Entre estas sobresale el Fondo Nacional
del Agua (FONAG), un proyecto piloto para la privatización de
las zonas de páramo dentro de la Reserva del Cóndor donde se
encuentran las cabeceras de los ríos del nororiente amazónico en la
región del piedemonte ecuatoriano.
Con el discurso de la conservación de los últimos páramos del
mundo, se busca su privatización. En esa perspectiva se constituyó
un fondo para la conservación de los páramos adyacentes a Bogotá
con el fin de asegurar el «recurso hídrico» para la capital de Colom-
bia. Con la compra de los territorios de la región de Chingaza por
la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) y
la formación del fondo para la conservación del agua con capita-
les privados, o «socios estratégicos», se asegura el control de ese
paramo a través de los fondos de agua. El pretexto que se esgrime
es el de invertir en el «sostenimiento ecológico» de los páramos
adyacentes y sus zonas circunvecinas, con programas de «ganade-
ría ecológica» y manejo de «recursos naturales» por los pequeños
campesinos, mientras Coca-Cola extrae agua de los manantiales
subterráneos adyacentes al sistema de páramos en el municipio
de la Calera, para envasarla y venderla con el nombre de Aguas
Manantial.
También participa en esos proyectos la Empresa Pública de
Medellín (EPM), una de las e!ltidades cqn mayores proyecciones en
América Latina, que tiene entre sus antecedentes más nefastos la
limpieza territorial que llevó a cabo el paramilitar Salvatore Man-
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 199

cuso en Ituango, en el nororiente antioqueño, donde se desarrolla


el megaproyecto de Hidroltuango. 24
Al mismo tiempo, como Suramérica concentra un poco más de
la cuarta parte de reservas de agua dulce de todo el planeta, los
Estados Unidos y sus multinacionales o las que le sirven en forma
directa -como las canadienses- buscan integrar los llamados
corredores hídricos, como complemento a los Corredores de Desa-
rrollo que figuran en el IIRSA. Esto es crucial porque el agua es
la savia que permite que funcionen los pretendidos «corredores
de desarrollo», ya que se usa para el consumo, la generación de
electricidad, el abastecimiento de los proyectos agroindustriales
y como medio de transporte. Por ello, alrededor de los corredores
hídricos se implantan otros corredores de infraestructUra, necesa-
rios para propiciar el tráfico de mercancías, el turismo, el comercio
y el saqueo de recursos minerales, hídricos, energéticos, madere-
ros. Estos corredores son rutas de desarrollo estratégico de varios
kilómetros de ancho, en las que se localizan zonas de extracción y
producción, pueblos y ciudades, aeropuertos y bases militares.
En esa perspectiva, la IIRSA propone los corredores de desa-
rrollo como eje fundamental de la ocupación territorial, en función
del transporte y comercio de mercancías, desarrollo industrial y
agrícola y turismo transnacional. Estos llamados corredores de
desarrollo se componen de cuatro ejes principales: zonas de pro-
ducción, extracción de recursos, comunicación y medios, y empla-
zamientos urbanos. En estos corredores de desarrollo se crean
núcleos que deben contemplar el transporte y toda la infraestruc-
tura que lo haga posible, en el que se incluyen carreteras, ferro-
carriles, puertos e hidrovías. Asimismo, se fomenta la energía, a
partir de petróleo, gas, electricidad, junto con la construcción de
refinerías, oleoductos, represas e interconexiones eléctricas. De la
misma forma, el agua resulta de vital importancia para desarro-
llar actividades agrícolas y mineras, mediante la construcción de
200 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

presas, trasvases, acueductos, sistemas de bombeo, distribución y


tratamiento. No se dejan de lado otros aspectos de las comunicacio-
nes, como la instalación de fibra óptica. Estos planes se presentan
como proyectos aislados de diversas dimensiones y según los con-
textos, político y sociales, y los intereses estratégicos de cada élite
regional y transnacional_25

Los costos humanos y ambientales de un «corredor de desarrollo»


La idea de corredor de infraestructura es bastante vieja; no obstante, en términos
«modernos>>, tal vez el caso más apegado a tal concepción es el proyecto estadouni-
dense del ferrocarril transcontinental del siglo XIX y que tuvo como fin la expansión
hacía el Pacífico al ir ocupando nuevas tierras. El «paquete>> incluía un «programa
de desarrollo>> ya que conforme avanzaba el ferrocarril, y posteriormente cuando
se llevó agua a las tierras áridas del oeste o al Gran Desierto Americano, se iban
emplazando ciudades, centros industriales, agrícolas, culturales, etcétera. Todo a
modo de un gran «corredor de desarrollo>> en el que los costos sociales y ecológi-
cos de la expansión territorial estadounidense fueron apabullantes. La masacre de
millones de indígenas, el robo y saqueo de sus tierras, o poco tiempo después, la
inundación de tierras para la construcción de represas -entre otras <<imágenes>>-,
han sido una constante en la historia de la potencia norteña.
Fuente: Gían Cario Delgado, 1/RSA y la Ecología Política del Agua Sudamericana, en
(http:l/www.ecoportal.net!Temas_Especíales/Agua/llRSA_y_la_Ecología_Polítíca_
del_Agua_Sudamerícana).

En el IIRSA se contemplan tres hidrovías principales que atra-


viesan el subcontinente de oriente a occidente y de norte a sur:
Amazonas-Putumayo (oriente-occidente), Negro-Orinoco (Caribe-
Amazonas) y Plata-Paraná-Paraguay-Guaporé (sur-norte). Todos
estos proyectos generan un negativo impacto ambiental y social
que, en un primer momento, significaría el desplazamiento de las
comunidades que habitan en estos sectores.
1
En Colombia, a partir de la apertura económica y la moderni-
zación empresarial adoptadas como políticas económicas en los
gobiernos de César Gaviria (1990-1994) y Ernesto Samper (1994-
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 201

1998), se origina la política sectorial del agua, mediante la Ley


142 de 1994, con la pretensión de aumentar las inversiones en el
sector de agua potable y saneamiento a través de transferencias
a las municipios. Se postula mejorar la calidad y eficiencia de los
servicios a través de la participación privada en las regiones más
pobres del país, donde las empresas públicas no funcionaban bien.
Asimismo, se establecen agencias de regulación autónomas a nivel
nacional y se propone proteger a los estratos más pobres de la
población a través de subsidios cruzados y el establecimiento de
tarifas de acuerdo al estrato residencial.
Los lineamientos estratégicos para el desarrollo de la política
sectorial de agua y saneamiento básico en toda Colombia se esta-
blecen en los llamados Documentos CONPES, en razón de lo cual
vale la pena referirse a los más importantes: el CONPES 3383 de
2005, Plan de Desarrollo del Sector de Acueducto y Alcantarillado,
considera dos aspectos: optimización de las fuentes de financiación
y adecuación de la estructura de la industria; el CONPES 3463 de
2007 propone los lineamientos de estructuración, financiación y
ejecución de los Planes Departamentales de Aguas y Saneamiento
Básico (PDAS). Estos planes forman parte de una estrategia jurí-
dica, con el fin de incentivar y garantizar a inversores privados el
libre acceso y manejo monopólico de estos servicios a nivel regio-
nal, dadas las herramientas institucionales, técnicas y financieras,
planteadas para los departamentos según el Plan Nacional de
Desarrollo 2006-2010.

Corredor biológico de la cuenca del Naya

Este corredor ha sido ideado por el Banco Mundial y busca con-


solidar la investigación en el manejo del suelo, a partir de la apro-
piación del conocimiento tradicional de las comunidades y la
explotación de maderas con certificación ecológica. Esto se hace
como parte del pago de servicios ambientales, que son financiados
202 · Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

por Conservation International, para abrir la región a los capitales


transnacionales y programas de privatización de la biodiversidad,
así como la apropiación de las fuentes de agua.
La represa La Salvajina, ubicada en Suárez (Cauca), muestra los
intereses en juego para apropiarse de los recursos hídricos, ya que
su operación viene acompañada del hostigamiento y amenazas por
los paramilitares a integrantes de las organizaciones sociales indí-
genas y afros que habitan en la zona. 26 La Salvajina forma parte
de un proyecto más amplio que busca controlar el corredor bioló-
gico Munchique-Pinche, como punto estratégico del corredor del
N aya, por parte de fondos privados para la conservación del agua,
cuyo objetivo principal es el de asegurar el abastecimiento de agua
para el sistema agroindustrial cañero en expansión y la producción
de Etanol. De este proyecto se benefician empresas como Ingenios
Manuelita, del emporio Ardila Lule.
La venta de energía hidroeléctrica a las industrias de la región
y a la ciudad de Cali por parte de EPSA es solo parte del paquete,
pues en la región del Naya existen recursos mineros, e{(plotados
por las comunidades afros de manera artesanal. En esa región el
Estado ha otorgado concesiones mineras a la transnacional suda-
fricana Anglo Gold Ashanti, la que necesita grandes cantidades de
agua para sus actividades extractivas. Por ello, se ha desviado el
Río Ovejas con dirección a La Salvajina, con lo que se ha dejado sin
agua a las comunidades de la región, vistas como un obstáculo a
los planes de «modernización». En consecuencia, los poderes loca-
les y departamentales han dispuesto su desalojo en beneficio de la
empresa transnacional, que requiere un territorio desocupado para
adelantar con «calma» sus actividades mineras. En síntesis, por sus
características geográficas, geomorfológicas y ecológicas la región
1
del Naya es un objetivo central en el proceso de transnacionaliza-
ción del Chocó geográfico.
Sistemas de «Conservación», biosaqueo y despojo territorial... 203

Poder militar de los Estados Unidos y control de áreas ecológicas relevantes


Desde el aspecto geoeconómico y geopolítico, el simple hecho de que América latina
sea la primera reserva biológica del mundo resulta en extremo importante porque
justamente este espacio se encuentra permeado por el poder de los Estados Unidos,
no solo como país hegemónico continental, sino también a nivel mundial. En este
sentido, si bien los recursos bióticos del planeta están siendo extraídos en todo el
mundo por los capitales internacionales, los específicamente estadounidenses hege-
monizan en primer lugar y sin duda su propio espacio «natural>> de juego (América),
ya que es la única potencia, que para su ventaja, de frente a la competencia inter-
capitalista cuenta con una vasta proyección de fuerza militar sobre áreas ecológi-
cas relevantes como las del sur-sureste de México, Centroamérica, y las Amazonas
colombiana y peruana.
Fuente: Gian Cario Delgado Ramos, La amenaza biológica. Mitos y falsas promesas
de la biotecnología, Plaza y Janes, México, 2002, p. 68.

Corredor MOL Chingaza-Cerros Orientales-Sumapaz

Este comprende un área total de 102 246 hectáreas y abarca cerca


de 50 841 hectáreas de vegetación de páramo y 30 959 hectáreas de
coberturas boscosas en diferentes estados de sucesión (bosques y
rastrojo), que corresponden al49,7% y al30,3% de la extensión del
corredor. Conecta los reductos de bosques naturales y los bosques
plantados en la reserva forestal protectora de los cerros orientales,
aledaños a la ciudad de Bogotá. Conservation International diseñó el
plan del corredor y su administración en 2007, con el fin de crear
un sistema d~ financiación a partir de la venta de servicios ambien-
tales y la participación de diferentes actores privados, lo cual des-
encadenó la compra de terrenos a lo largo de la proyección de este
corredor por parte de las familias que concentran la tierra y contro-
lan el poder político y económico de la ciudad.

Páramo del Sumapaz: conservatismo y militarización

El ecoturisrno y la militarización van de la mano, corno se constata


en el Páramo de Surnapaz, el más grande del planeta, en donde se
construyó una pista para aviones y una base que aloja a 9 000 mili-
204 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

tares, con lo que está garantizada la destrucción acelerada de los


ecosistemas. A esto debe agregarse la persecución de los líderes de
la comunidad, que son acusados de ser milicianos de las FARC. El
objetivo es despejar el páramo para que este se convierta, además
de una fuente hídrica, en un lugar atractivo para turistas de Europa
y de los Estados Unidos, tras la expulsión violenta de los campesi-
nos de sus tierras.
Además de la militarización del páramo y su deterioro por las
tropas de los batallones de alta montaña que allí se han instalado,
se impulsa la privatización por parte de la Unidad Administra-
tiva Especial del Sistema de Parques Naturales, la cual auspicia
la entrada de multinacionales turísticas y de «conservación». La
reglamentación para el manejo del páramo ignora la existencia de
las organizaciones campesinas de la región y sus derechos territo-
riales, porque según la legislación vigente las personas que habiten
por encima de los 3 000 metros sobre el nivel del mar deben ser
desalojadas y se proluoe cualquier actividad de pastoreo y siem-
bra a esa misma altura. 27 Estas disposiciones apuntan a despejar el
terreno, expulsar a los campesinos y dar vía libre a las inversiones
del capital privado local y el de las multinacionales.

Guerra Invisible en Gonawindúa (Sierra Nevada de Santa Marta)

Una consideración especial merece el caso de Gonawindúa o la


Sierra Nevada de Sfu"lta Marta, la formación montañosa litoral más
grande del planeta, que se eleva hasta los 5 775 metros. Es una pirá-
mide natural que cuenta con ecosistemas únicos, donde habitan las
comunidades Kogui, Wiwa, Kankuama y Arhuaco. Dentro de sus
territorios se encuentran dos Parques Naturales, el Tayrona y el
de la Sierra Nevada de Santa Marta. Desde el siglo XIX, Gonawin-
dúa ha sido un espacio de explotación' y colonización. En la época
marimbera, en las décadas de 1960 y 1970, la región soportó las
primeras fumigaciones de la llamada «guerra contra las drogas»
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 205

emprendida por los Estados Unidos. Esas fumigaciones fueron


autorizadas por el gobierno de Julio César Turbay, quien ordenó el
uso Paraquat y la militarización de Gonawindúa, que fue ocupada
por 10 000 soldados en la Operación Fulminante, en 1978.
Estos proyectos de narcotización de la sierra han sido traídos
desde afuera, como parte de la invasión territorial que se com-
plementó, a comienzos de la década de 1990, con el paramilita-
rismo y la escalada de violencia, que hasta el momento no cesa.
Los Kankuamos soportan el etnocidio, ya que han sido asesinados
270 indígenas, principalmente por los paramilitares. Es notable que
esta masacre se agudice a raíz de la adjudicación y reconocimiento
de los territorios tradicionales de los Kankuamos.
Por otro lado, el proyecto de Pueblos Talanqueras, retomado
por el gobierno de Oribe como una estrategia geopolítica de con-
trol de las comunidades de la Sierra, las ha dividido internamente,
debido a la aceptación por parte de cierta elite política Arhuaca de
la colonización territorial de la sierra, que se escuda tras el velo
del indigenismo y la tradición. En un principio, la idea de Pueblos
Talanqueras fue concebida por los Mamos (autoridades tradiciona-
les) para cerrar la sierra a los colonizadores externos y preservarla.
La idea fue retomada por el gobierno para establecer un cerco mili-
tar, junto con los paramilitares, en toda el área de la sierra, con la
instalación de un Batallón de Alta Montaña, junto con fuerzas de
despliegue rápido y soldados y policías campesinos. Este proyecto
cívico-militar se inscribe en el marco del establecimiento del Centro
de Coordinación y Atención Integral (CCAI), que busca retomar el
control territorial y poblacional de la región, con recursos interna-
cionales, especialmente de la USAID.
Esta militarización se camufla con el disfraz ecológico y pro-
teccionista, en donde sobresale la Fundación ProSierra, que eje-
cuta al pie de la letra todas las órdenes imperiales para el control
geoestratégico de Gonawindúa. Esa Fundación recibió dinero del
206 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Banco Mundial para adelantar el «Aprendizaje e Innovación para


el Desarrollo Sostenible de la Sierra Nevada de Santa Marta», con
el que se busca construir la base social que permita el ecoturismo en
los parques naturales Tayrona y Sierra Nevada. Para ello, se orga-
nizan las familias de guardabosques en concordancia con las poten-
ciales labores de bioprospección en la región. Además, esa ONG se
encarga de mostrar la cara amable del «desarrollo sostenible» en la
región, al impulsar la construcción de un teleférico que una al Roda-
dero con Ciudad Perdida.
En síntesis, Gonawíndúa es un pequeño laboratorio de guerra
disfrazado con una máscara ecoturística, tras la cual se esconden los
problemas de las comunidades indígenas, entre los cuales se desta-
can sus demandas territoriales, los efectos destructivos de obras y
represas que se proyectan hacia el futuro inmediato (la represa El
Cercado sobre el Río Ranchería, el Puerto Multipropósito Brisa S.A.
en Dibulla, la Represa de Los Besotes en el Guatapurí), y la expan-
sión de los monocultivos, especialmente de palma aceitera.

Sierra del Perijá-Catatumbo

La Sierra de Perijá, cuya área es de 18 000 kilómetros cuadrados,


se extiende por el área transfronteriza de tres departamentos en
Colombia y dos estados en Venezuela. Es una importante reserva
hidrológica, pues los ríos que allí nacen aportan el 50% del agua
dulce que llega al Lago de Maracaibo y 10% al río Magdalena.
Constituye la divisoria estructural entre el Lago de Maracaibo,
en Venezuela, y el río Magdalena, en Colombia. En la Sierra se
encuentra la red hídrica subterránea y el sistema de cavernas más
extenso de Venezuela. Conforma un sistema natural que combina
una rica diversidad de bosques, debido a las diferencias de altura
que va desde los 300 metros a los 3 750! metros, en el Cerro Tutari,
estado de Zulia, Venezuela. 28
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 207

La sierra tiene un alto valor geopolítico y geoeconómico, pues


posee ricos yacimientos de petróleo, carbón, bauxita, fosfato, oro,
tungsteno, magnesio, zinc, níquel, cobre, yeso, caolín, barita, fel-
despato, calizas y uranio. Además, conecta a los Andes con el golfo
de Venezuela. En este contexto Perijá-Catatumbo es eje de interco-
nexión en la infraestructura energética, de transporte, ambiental,
social e industrial que requiere el comercio transnacional. Este pro-
yecto ~hace parte del IIRSA, como Puerto América o Puerto Bolívar,
siendo el emprendimiento minero más grande de la región norte
de Suramérica. Por esta circunstancia, el gobernador del departa-
mento de Norte de Santander, Luis Miguel Morelli, no escatimaba
esfuerzos para promocionar los recursos minerales y energéticos
de la región, como cuando, a propósito de un viaje a Canadá en el
2007 sostuvo:

Fue muy importante haber hecho parte de esa delegación a


Canadá, donde miles de personas pudieron ver las posibilida-
des de inversión que tenemos en Colombia y especialmente en
Norte de Santander no solo en materia de carbón sino en los
demás minerales como el zinc, el cobre, el uranio y el oro. 29

Debido a que las reservas carboníferas de la región son superio-


res a las del Cerrejón, localizado en la Guajira colombiana, algu-
nas empresas transnacionales quieren apropiarse de dicho recurso,
como las compañías mineras Río de Oro y La Esmeralda, ambas
canadienses, la Mexicana Promexco, y otras cinco, supuestamente
colombianas: Sopromin, Carbofuels and minerals, Geofisin UE,
Prominorte, y Mora y Mora multiinversiones mineras, las cuales se
aglutinan en el consorcio Carbofising Ltda.
En la región nororiental de la sierra, en Venezuela, la transnacio-
nal Vale do Rio Doce, de Brasil, asumirá la explotación de carbón
a cielo abierto en la región del río Socuy, con la nacional Carbo-
zulia. Esa empresa brasileña es responsable de la destrucción de
208 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

la Amazonía desde la década de 1980, por la apertura de las minas


Carajas en Pará, además de la construcción de la red ferroviaria y
de represas. Ahora, prosigue la destrucción en la cuenca amazó-
nica con las minas de níquel On<;a, Puma y Vermelho y con la mina
de Cobre Sossego. Esta transnacional minera, la segunda más grande
del mundo, fue privatizada por el gobierno de Fernando Hemique
Cardoso en el1997. En la actualidad, la mayor parte de su capital es
de los Estados Unidos. Lo mismo sucede con la Peabody, socia de
Carbozulia en Carbones del Guazare (Guajira venezolana), que es
otra empresa mixta de los Estados Unidos y Venezuela, de la que
es presidente James R. Rusnaek, exdirector de laCIA y exsecretario
de Energía y de Defensa de los Estados Unidos. 30
La explotación petrolera en la región, del lado venezolano,
comenzó en la década de 1940 por la Shell, que emprendió una polí-
tica etnocida, en la que envenenó ríos y manantiales, atacó y quemó
bohíos desde aeroplanos y electrificó sus campamentos. Esta acción,
junto las arremetidas de los ganaderos, diezmó a los Barí y Yukpa,
marginándolos de sus propias tierras. A esto debe sumarse la explo-
ración y explotación petrolera en la región de El Catatumbo, en
Colombia, territorio ancestral de los Barí, por las la OXY, Petrobras
y Ecopetrol, lo que afecta los lugares de caza y pesca de las comu-
nidades, sus santuarios espirituales y parte de sus asentamientos. 31
La resistencia del pueblo Barí a las transnacionales petroleras ha
sido constante desde la década de 1930. Desde entonces, las comu-
nidades han utilizado diversos mecanismos de lucha para enfren-
tar a las empresas petroleras, tales como bloquear las vías, dañar la
maquinaria y expulsar a los trabajadores de las empresas.
Como parte del exterminio de los movimientos sociales de El
Catatumbo hay que mencionar la acción del paramilitarismo, como
resultado de la alianza entre narcotraficantes, fuerzas armadas y
políticos tradicionales, todos los cuales buscan el monopolio de los
negocios ilícitos de la frontera, entre ellos ampliar los cultivos de
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 209

coca y asegurar un control geopolítico de la región para implemen-


tar los megaproyectos del IIRSA, como Puerto América, que per-
mitan la extracción de hidrocarburos, la explotación de minas, y la
siembra de palma aceitera y cacao. Para ello, les han expropiado las
tierras a campesinos e indígenas y desde allí pretenden consolidar
un punto de ataque a la izquierda de Venezuela.

Paramilitarismo, palma y la USAID en el Gatatumba


El paramilitarismo en el Catatumbo hace parte de una estrategia que tiene su ori-
gen en el Magdalena Medio, en Aguachica y San Martín, Cesar.[ ... ] Los paramili-
tares -recuerda Alcides, testigo presencial- llegaron vestidos de azul, muchos
con pasamontañas y fusiles. La luz se fue cuando entraron al hotel El Río y sacaron
a hombres y mujeres que -se supo después- eran negociantes de coca. Los
asesinaron en la oscuridad. El cura comenzó a tocar las campanas de la iglesia
con la esperanza de que el Ejército Nacional acudiera en auxilio. Nada oyeron. No
habían acabado de asesinar a la gente cuando volvió la luz. Entonces se abrieron
a sacar a los señalados de sus casas y a matarlos en las calles. El cura tocó las
campanas hasta el amanecer cuando recorrió el pueblo dando extremaunciones.
Contó 49 cadáveres y 112 desaparecidos, muchos de los cuales tres días después
bajaron destripados por el río. El mayor [del Ejército Jorge Alberto Lázaro Vergel,
comandante de Aguachica] había dicho que eran mejor los desaparecidos porque
los muertos hacían mucha bulla. Se denunciaron más de 200 desapariciones. A la
masacre de La Gabarra de aquel día, 21 de agosto de 1999, siguieron otras que
permitieron a los paramilitares el control total del Catatumbo, puerta oriental de un
corredor que unió a Venezuela con Urabá.
[... ] Los paramilitares del bloque Catatumbo asesinaron a por los menos 11 200
personas; desplazaron a más de 19 000 familias, entre 1998 y 2005, y cometie-
ron 60 masacres. Los desaparecidos son 600, según 2 500 denuncias. Las víctimas
pueden ser 114 000. Semejante terror obligó a huir a unas 40 000 personas. Las
organizaciones populares quedaron destrozadas, las relaciones sociales, interrumpi-
das. La gente huía y la tierra quedaba expósita, sus precios se desplomaron. Las
ventas y permutas se generalizaron. Los que gozaban del amparo paramilitar o de
la fuerza pública hicieron fortuna. La composición de los sectores poseedores se fue
transformando a fondo. Se preparó así el terreno para nuevos usos del suelo y nuevas
formas de tenencia.
210 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Tres años después de la llegada de los paramilitares al Gatatumba nació el


proyecto de palma de aceite, a través del programa presidencial de sustitución
de cultivos ilícitos, Plante, preparado desde 2001, aunque en 1995 ya había sido
anunciado. Un dirigente recuerda: «Los campesinos de La Llana, La Soledad, Llano
Grande, Campo Tres y Brisas solicitamos al Ministerio de Agricultura la construcción
de un minidistrito de riego. El viceministro de esa época, Carlos Fernando Barco, dijo
que ese era muy costoso y que lo que se tenía preparado para 2005 era sembrar
palma y caña para producir biocombustibles». En efecto, en casi esas mismas vere-
das del corregimiento Campo Dos fueron instaladas 143 familias en 1 000 hectá-
reas como proyecto piloto de sustitución de coca por palma, financiado por USAID,
con una inversión de 4 353 millones de pesos, cuyos operadores fueron Chemo-
nics -empresa química estadounidense- y la Cooperativa Palmas de Risaralda.
Se estrenaron así las tan cacareadas «alianzas productivas», una idea que impuso
Carlos Murgas siendo ministro de Agricultura de Pastrana: se asociaba a los cam-
pesinos con grandes productores o comercializadores de palrna mediante pactos
económicos.[ ... ]
Fuente: Alfredo Molano Bravo, «Paramilitarismo y palma en el Catatumbo», El Espec-
tador, 3 de marzo de 2012.

Como complemento de los planes geopolíticos de la región, Las


Águilas Negras mantienen el monopolio de los negocios ilícitos a
lado y lado de la frontera, ya que trafican con gasolina, armas, dro-
gas, carros y repuestos, al igual que lavan dinero con exportaciones
ficticias de ganado. Controlan también el transporte público con
los mototaxis, los servicios de vigilancia privada, la construcción,
los juegos de Azar (chance y casinos) y las confecciones textiles.
Como resultado, el Táchira en San Antonio, Ureña, San Cristóbal, y
el Zulia en Maracaibo, el Guayabo, Casigua, el Cubo y Machiques,
todos territorios venezolanos, se encuentran controlados por los
paramilitares, lo mismo que sucede en la otra parte de la frontera,
en Colombia, en los municipios de La Esperanza, Cáchira, Ocaña,
Convención, El Carmen, Ábrego, Sardü¡tata, El Zulia, Puerto San-
tander, Los Patios, Villa del Rosario, Cúcuta, y Tibú. Todos sopor-
tan el control paramilitar como parte de la «seguridad» estratégica
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 211

de la región. Los habitantes de estos lugares temen que en cual-


quier momento se reinicie la campaña de exterminio de las comu-
nidades campesinas del Catatumbo, diezmadas por las masacres
paramilitares entre 1998 y 2004.32
La lucha autónoma de las diferentes comunidades indígenas
y campesinas a lado y lado de la frontera es perseguida por el
Estado, para proteger los intereses geopolíticos y transnacionales
del imperialismo. El municipio de Machiques, en Venezuela, es
uno de los polos de acción de los grandes hacendados ganaderos
que, desde la década de 1960, invadieron el territorio ancestral
Yukpa, una comunidad indígena que busca la recuperación de
parte de su territorio, a raíz de lo cual los terratenientes han perpe-
trado un verdadero etnocidio, puesto que han asesinado a 250 de
sus miembros.
Un elemento clave de la región radica en la construcción de
i~raestructura para transportar el carbón de Colombia a Vene-
zuela, de la Gabarra por el río Oro, de La Fría por el río Socuy y
Guasare, utilizando el tren carbonero, con lo que se violan las terri-
torialidades de los pueblos Wayúu, Yukpa y Barí. Además, esa
zona ha sido declarada como el teatro de operaciones No. 4, entre
los ríos Mache y Socuy, territorio Wayúu y también se construyó la
base de seguridad territorial en las comunidades Marewa y Tocuco
en territorio Yukpa.
Del lado colombiano se cuenta con la 30a Brigada, las Brigadas
Móviles No. 15,20 y 21, la policía, el Batallón de Alta Montaña y los
distintos organismos oficiales que operan en la región, que alcanza
la cifra de 9 000 hombres, para proteger a los inversionistas. Con
la creación de la Task Force Vulcano en diciembre de 2011 se plan-
tea una nueva estratQgia de inserción del Pentágono en la región.
Esta fuerza cuenta con 10 000 soldados, tres brigadas móviles y una
brigada fija, con sede en cercanías de Tibú. Según el acuerdo de
cooperación militar firmado entre Obama y Santos en la Cumbre
212 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

de las Américas en Cartagena en abril de 2012, se pone en acción el


Plan Martillo de seguridad hemisférica, con la presencia de coman-
dantes de brigada de los Estados Unidos, con experiencia contra-
insurgente en Irak y Afganistán para asesorar a la fuerza de tarea
conjunta Vulcano y fortalecer las acciones contra «el narcotráfico y
la guerrilla», nunca contra el paramilitarismo de la región.

Parque Nacional Natural Catatumbo-Barí


y Parque Natural Sierra del Perijá
Estos dos parques, con una extensión de 1 581 kilómetros cua-
drados y 2 952 kilómetros cuadrados respectivamente, son una
pequeña fracción del complejo ecológico Perijá-Catatumbo. El Par-
que Catatumbo cobija una parte de la zona baja, con climas que
van de cálido a templado, mientras que el Parque Sierra del Perijá
se extiende desde las partes bajas, a 300 metros, hasta la zona de
páramos.
La figura de parques con investigación etnobiológica, pautada
por Conservation International e instituciones afines, respaldadas
por el Banco Mundial, permite la expropiación de los conocimien-
tos tradicionales, como sucede con los Bari en El Catatumbo. Esto
se camufla con el pretexto loable de impedir la intrusión de explo-
taciones minerales en los territorios Barí del parque, algo solo apa-
rente porque en la Ley de Hidrocarburos se plantea la posibilidad
de explotarlos en áreas protegidas, parques naturales o áreas de
reserva, con lo que se elimina la protección dentro de los parques.
En la región del Perijá-Catatumbo existe un fenómeno natural
único en el mundo, llamado el Rayo del Catatumbo, generado por
la confluencia de los vientos alisios, que viene del Lago de Mara-
caibo, e inciden en la serranía del Perijá, a lo que se suma la gran
humedad de la región con suelos cenagosos cargados de electri-
cidad y nubes igualmente cargadas. Todo esto, con la baja pre-
sión atmosférica, ocasiona rayos de entre dos y diez kilómetros de
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 213

altura en forma de arcos eléctricos, con una frecuencia de 28 des-


cargas eléctricas por minuto, en un período de entre 140 y 160 de
días al año. Según diversas investigaciones, este fenómeno natu-
ral es el responsable del10% de la producción mundial de ozono,
lo cual implica que la zona donde se presenta este fenómeno es
candidata potencial a ser declarada área de preservación por la
UNESCO y Conservation Intemational, con el objetivo de privati-
zarla para realizar subs~guientes investigaciones, en las que parti-
ciparía la NASA. 33

A manera de conclusión
En este capítulo hemos mQstrado el funcionamiento práctico de
tres modelos relacionados en forma directa con las nuevas formas
de P.ominación imperialista. Para empezar, los grandes proyectos
de la industria agrícola mundial, bajo el discurso del desarrollismo
sostenible, generan un ordenamiento territorial en todo el orbe,
que está determinado por las políticas alimenticias del Banco Mun-
dial, que favorecen a las transnacionales agroindustriales y buscan
la implantación de inmensos monocultivos, como se ejemplifica en
la Orinoquía colombiana, en donde se habla de millones de hectá-
reas dedicadas a los agronegocios.
Esto, además, se vincula con la estrategia de privatización de la
tierra como fin del conflicto armado a través de la Política Nacio-
nal de Consolidación Territorial (PNCT) en áreas del Centro de
Coordinación y Atención Integral (CCAI) por intermedio del Con-
sejo Nacional de Seguriciad, liderado por el alto mando castrense.
En últimas, está en marcha la legalización de tierras obtenidas
mediante la violencia paramilitar, un hecho evidente a partir de
los programas de USAID y el Departamento para la Prosperidad
Social (antigua Acción Social), el acondicionamiento de población
desplazada a los proyectos agroindustriales en las diferentes regio-
nes del país como modelo de paz, como fue el caso del proyecto
214 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

MIDAS. Desde luego, esto se hace para impedir el retorno de las


comunidades desterradas, debido al control territorial de la fuerza
militar en alianza con el paramilitarismo. Así, se legaliza la estrate-
gia de consolidación paramilitar y transnacional con pequeños tea-
tros sociales para la cooperación internacional y la acción de ONG
asistencialistas.

La USAID, el proyecto MIDAS y el desplazamiento de miles de colombianos


En Colombia la USAID, frente a los territorios de los pueblos que «tienen un sig-
nificativo potencial económico,, hace presencia mediante uno de sus proyectos
denominado MIDAS (Más Inversión para el Desarrollo Alternativo Sostenible), en
81 municipios de los departamentos del Putumayo, Nariño, Cauca, Valle del Cauca,
Chocó, Antioquia, Huila Tolima, Santander, Bolívar y Cesar; su presencia significa, tal
como el nombre de esta agencia de cooperación lo pregona, la imposición de las
políticas de desarrollo del Norte con la garantía de las bien pertrechadas gentes de
estos hombres de rapiña.
No es novedoso saber que la USAID, desde el momento en que el Plan Colom~
bia fue diseñado, consideró que «la seguridad es el elemento clave,,; este Plan
incluye como parte de su política el desplazamiento de miles de pobladores, y busca
asegurar recursos en el sur de Colombia para las transnacionales petroleras. Uno
de los antecedentes políticos del Plan Colombia es la Primera Cumbre de Naciones
Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro, 1992), o Cumbre de la
Tierra. En esta Cumbre la ONU «puso en manos del Banco Mundial gran parte del
control financiero de la ayuda para el desarrollo sostenible[ ... ]''·
La explotación petrolera en el Putumayo explica algunas de las «elevadas
preocupaciones, de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente expresadas en la
Cumbre de la Tierra; la explotación petrolera se acompañó con al anuncio del des-
plazamiento forzado de la población en el marco del Plan Colombia, desplazamiento
que se enmascara bajo el discurso contrainsurgente y antinarcóticos, pero que se
realiza como una constante ofensiva militar estatal contra las poblaciones campesi-
nas; estos mismos territorios son hoy el escenario del supuesto «resurgimiento, de
grupos que ahora denominan <<emergentes,,, pero que son en realidad parte de la
misma vieja historia de las guerras del capital co~tra los pueblos del mundo.
Los territorios del Putumayo, por donde inició la ofensiva económico-militar y
humanitaria del capitalismo, son territorios que tienen para la USAID <<Un potencial
económico significativo,,, según lo consigna en su proyecto MIDAS, aquel rey que
Sistemas de «conservación», biosaqueo y despojo territorial... 215

continúa convirtiendo en oro todo lo que toca. Estos territorios hacen parte del corre-
dor Macizo/Putumayo, uno de los seis corredores MIDAS definidos por la USAID; en
otras palabras, además del molibdeno y tantas otras riquezas, un corredor de agua
y petróleo[ ... ]
Fuente: Humberto Cárdenas Mota, El amor a la humanidad de los hombres de
rapiña, 2007, copia a máquina, disponible en (http://www.bibliocomunidad.com/
web/libros/EI%20amor%20a%201a%20humanidad%20de%201os%20hombres%20
de%20rapina.pd~.

Esto genera una dependencia económica de los proyectos asisten-


cialistas, luego de que han sido destruidas las comunidades, expul-
sadas de sus territorios y expropiados sus bienes y saberes. Para
que dicho proyecto se facilite se ha borrado la memoria y el conoci-
miento del territorio, la fuente fundamental para la construcción de
prácticas de resistencia propias.
Al compararse las estrategias en marcha para la extracción de
recursos en áreas de alta biodiversidad, se observa que las socie-
dades que habitan esos territorios se ven aplastados por la mer-
cantilización, lo que supone una modificación de su cultura que
es sustituida por folklor y ecoturismo. Se les impone de nuevo el
endeude, como en la época de las caucheras, por parte de los «nue-
vos empresarios», entre los que sobresalen inversionistas locales,
que actúan como socios y testaferros del capital transnacional, lo
cual viene acompañado por la militarización y la penetración terri-
torial de los intereses imperialistas, con'sus propias bases y armas.
Esto es evidente en el caso de la triple frontera sobre el río Putu-
mayo.
Cuando se mira la vida desde la perspectiva del territorio se
comprende lo absurdo que resulta volar una montaña, destruir
selvas y grandes sabanas, intoxicar ríos y lagunas para extraer
minerales e hidrocarburos. Esto es más absurdo todavía cuando
pretende justificarse con un manto patriotero por parte del Estado
y las clases dominantes locales, que solo es un disfraz chovinista de
216 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

consumo interno, mientras en realidad se regalan los bienes comu-


nes a las empresas transnacionales.
A pesar de todo, se libran diferentes tipos de resistencia contra
ese poder mortecino, en las que sobresalen las movilizaciones de
distintas comunidades, que enfrentan la militarización y el despojo
en los lugares en los que habitan. Estas luchas marginales, cons-
truidas desde una perspectiva propia y no hegemónica, elaboran
propuestas a partir de la acción, corno forma de enfrentar la des-
trucción de la vida. Desafortunadamente, por cuestión de espacio
no podernos analizar estas experiencias de rebelión y de resistencia.
En este capítulo hemos querido mostrar lo que podría llamarse
el imperialismo en funcionamiento sobre el territorio y los bienes
comunes, para destacar la manera corno opera la acumulación por
desposesión, mediante la cual son expropiadas tierras, agua, biodi-
versidad, minas, y todo aquello que sea susceptible de convertirse
en mercancía que valorice el capital transnacional.
También hemos intentado mostrar el verdadero rostro de la
depredación ambiental que se esconde tras la máscara del «protec-
cionismo», que es impulsado por los países imperialistas, las multi-
nacionales y sus ONG pretendidamente verdes. Estas simplemente
desempeñan un papel equivalente al que jugaron los misioneros
religiosos durante la colonización clásica, puesto que arropados
con el manto de la «buena voluntad» y la supuesta «defensa» de
los santuarios naturales y la biodiversidad, le abren el camino a los
biopiratas y saqueadores contemporáneos de la riqueza biológica
y cultural que se encuentra en nuestro país. Esta es la verdadera
cara del imperialismo ecológico, que se apoya en los mecanismos tra-
dicionales de despojo de las comunidades indígenas, afrodescen-
dientes y campesinas, entre los cuales sobresale la violencia estatal
y paramilitar, que es respaldada en fotrna directa por los Estados
Unidos, a través del Plan Colombia y de la USAID, así corno por
otras potencias de la Unión Europea.
Dependencia externa, lumpemburguesía
y capitalismo gangsteril
«En Colombia, los escuadrones de la muerte tienen tres cabezas:
las Fuerzas Armadas (con la financiación y asesoramiento de Es-
tados Unidos), los paramilitares y los narcotraficantes. El terro-
rismo de Estado se manifiesta en distintas combinaciones de las
tres mafias criminales. Pero se dirige, tanto para las matanzas de
intimidación colectiva como en los asesinatos selectivos de castigo
personal, desde los poderes económico y político».
Juan Manuel Martín Medem*

En este último capítulo analizamos de manera general las razones


que explican la prolongada sumisión ante los Estados Unidos de la
oligarquía de Colombia. Para efectuar esta breve reflexión partimos
de una premisa básica: e!i~rnperialismo estadounidense no podría
intervenir en una forma tan directa en nuestro país sin contar con
el apoyo irrestricto de importantes fracciones de las clases domi-
nantes, las que a su vez se valen de sus vínculos de dependencia
para reforzar la dominación interna sobre la población, mantener
la desigualdad, y permitir en general el funcionamiento del capita-
lismo/que en nuestro caso ha adquirido un tinte mafioso.

* Colombia feroz. Del asesinato de Gaitán a la presidencia de Uribe, La Catarata,


Madrid, 2009, p. 76.
218 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Terrorismo de Estado, monopolio de la tierra


y destierro de los campesinos
Si nos situamos en el período que va de 1948 al presente, en
Colombia se ha entronizado el terrorismo de Estado (uno de los
más prolongados en todo el mundo), el soporte de un cierto tipo de
capitalismo gangst~rl.h.que se ha erigido en este país en las últimas
dé~adas. Esta realidad se enmascara con la existencia purament~
formal, como en una opera bufa, de un sistema democráticQ, por-
que hay elecciones periódicas, existencia en apariencia de pode-
res independientes y prensa pretendidamente libre. Aunque de
todo ello queda muy poco, son factores que utiliza la· oligarquía
de Colombia y su Estado para presentar en el exterior a este país
como la democracia más sólida y antigua del continente, después
de la de los Estados Unidos, y disimular la terrible desigualdad
social y económica aquí imperante. Tras esa máscara democrática
se esconde un sistema terriblemente criminal, frente al cual algunas
de las dictaduras más crueles del continente (como las de Pinoch~t
en Chile o la de Videla en la Argentina) parecen decentes. Un lector
desprevenido podría pensar que esta última afirmación es un des-
propósito, pero una noticia difundida el16 de febrero de 2010 por
el portal de noticias de Yahoo y redactada por la Agencia Francesa
de Prensa (AFP) -fuentes que no pueden catalogarse ni por equi-
vocación de «terroristas» o revolucionarias- precisa:

Los asesinatos confesados por paramilitares colombianos en el


marco de un plan para obtener beneficios judiciales ascienden
ya a más de 30 000, según la Fiscalía, una cifra que coloca a estos
grupos a la altura de las dictaduras latinoamericanas más crueles.

Según un informe de la Unidad de JUsticia y Paz de la Fiscalía,


unos 4112 exmiembros de las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC, paramilitares) aseguraron haber perpetrado 30 470 .~sesina-
'\ /
···-/
Dependencia externa, lumpemburguesía y capitalismo gangsteril 219

tos en.20 años, entre mediados de los ochenta y su desmovilización


a partir de 2003.
~~-E~to coloca a los grupos paramilitares de Colombia, país que se
precia de ser una de las democracias más antiguas de América Latina,
a la altura de dictaduras como la de Argentina (1976-1983), que dejó
30 000 muertos y desaparecidos y muy por encima de la del general
Augusto Pinochet en Chile (1973-1990), que provocó unas 3 000 víctimas
entre muertos y desaparecidos. 1
Por supuesto, en la noticia no se menciona la culpabilidad ni
del Estado de Colombia ni de las clases dominantes de este país,
que son las verdaderas responsables de ese genocidio. No por
casualidad, cuando se habla de Colombia, algunos suelen llamarla
«democracia asesina», «democracia genocida», «narcodemocra-
cia», «Colombia feroz», o «Colombia asesina», como la denominó
en 1986 el prestigioso historiador Eric Hobsbawm en un artículo
publicado en New York Review of Books, entre otros muchos apela-
tivos que no son ni mucho menos exageraciones o calumnias sin
sentido. 2
En gran medida, estos apelativos están relacionados con el
. monopolio terrateniente del suelo, del que se deriva la violen-
Cia estructural que es, sin duda alguna, el principal problema del
país, y una de sus características distintivas. El poder de los gran-
des señores de la tierra en lugar de atenuarse se incrementó en los
últimos 50 años, lo que hace de Colombia uno de los países más
. desiguales del mundo, como puede verificarse con algunas cifras
comparativas, referidas a dos momentos separados por medio
siglo de diferencia: en 1954, menos del3% de los propietarios, unas
23 456 personas, eran dueños del 55% de las tierras, mientras el 55%
de los propietarios poseían únicamente el 3,5% de las tierras ocu-
padas; en 2003, unos 2 428 propietarios, el 0,6% del total, poseían
el 53,5% de todos los predios registrados catastralmente, mientras
que 2.2 millones de propietarios, correspondientes al 55,6% del
220 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

totat solo poseían el 1,7% de los predios. Todo esto puede resu-
mirse con un dato contundente de los últimos años: la monopoliza-
ción de la tierra, expresada en el coeficiente Gini, pasó del 0.83 en
2003 al 0.87 en 2009, lo que en buen romance quiere decir que cada
día se concentra más la propiedad de la tierra en menos manos. 3

Colombia: el tercer país más desigual del mundo


Asquea un poco pasar por la puerta del concesionario de Maseratti de la séptima
en un día cualquiera, pero hoy, que leo que Colombia es el tercer país .más desigual
del mundo, la aversión es insoportable. Siempre supimos que vivíamos en un país de
mierda, que somos flojos, brutos y torcidos, pero lo aguantábamos. Ya no. Después
de la noticia de hoy, la media docena de pordioseros que se paran en el semáforo
del local de Maseratti ya no me dan indiferencia sino lástima. (Lástima, pero no voy
a mover un dedo por mejorar su situación).
El tercer país más desigual del mundo, por debajo de Haití y de Angola. Noso-
tros, que construimos casas como los ingleses, tenemos televisión HD como los
gringos, compramos perfumes franceses y mantenemos nuestras costumbres espa-
ñolas, estábamos rozándonos con los que no tocaba. Ni Londres, ni París, ni Nueva
York, lo nuestro es Luanda y Puerto Príncipe. Gente negra, para que le duela más a
este país racista.
Y conste que no me resulta fácil hablar de esto porque nací en las medianías.
No me alcanza para la acción del Country, pero sí para comprarme un iPhone a
cuotas!; conocí Europa quedándome en hostales. Clase media como soy, odio a los
ricos y me dan asco los pobres.
Fieles a nuestra estirpe, no podemos ser primeros ni en eso. Virreinas en Miss
Universo, el segundo himno más bonito, terceros en el Tour de Francia, nos creía-
mos la clase media del mundo y la realidad es que vivimos en el solar. Terceros del .
mundo en desigualdad, lo dice la ONU, que no es que sea confiable, pero es lo que
tenemos. Ser tercero del mundo en algo tiene su mérito, no es como un Grammy de
Shakira, que un Grammy se lo gana cualquiera, y más si es un Grammy Latino. Se
necesita que muchos hijos de puta nazcan al mismo tiempo en uri mismo lugar. Se
requiere mucha botella de aguardiente a $130 000 en Andrés Carne de Res, rnucho
salero de rnedio rnillón de pesos en Eurolink, mycho desayuno de $80 000 en Club
Colombia, mucho rnango de $6 000 en Garulla, mucha mensualidad de colegio de
dos millones.
Dependencia externa, lurnpernburguesía y capitalismo gangsteril 221

Somos la nación más desigual del Suramérica. Le ganamos a Brasil, que tiene
favelas, y a Perú, que cuenta con carritos sangucheros y Tigresas del Oriente. Venci-
mos hasta a Ecuador, donde nos admiran como si fuéramos alemanes.
Y es una labor mancomunada donde se evidencia que en este país la lucha de
clases es más bien un trabajo en equipo. No habría desigualdad si los pobres no
pusieran lo suyo, que ya es hora de que les demos el crédito que se merecen. Si
no les pagáramos $20 000 pesos el día de trabajo a las empleadas de servicio, ni
menos del mínimo a los practicantes, este honroso tercer lugar no sería posible. ¿En
qué puesto estaríamos si hiciéramos una justa repartición de tierras y mejoráramos
el transporte público?
Tercer lugar, bronce mediocre. Desde ya nuestros bancos, nuestros empresa-
rios, nuestro Gobierno, trabajan por el oro. No será fácil, la liga española apunta a
lo mismo.
Fuente: Adolfo Zapata Durán, La copa del burro, 4 de noviembre de 2011, en (http://
www.lacopadelburro.com/2011 /11 /desiguales.html).

De manera paralela, Colombia ha vivido el destierro permanente


de sus habitantes más pobres: destierro de indígenas y campesi-
nos de sus suelos, por parte de los terratenientes; destierro de los
habitantes pobres de los «sitios de bien» de las ciudades porque
las «afean» y alejan a los inversionistas; destierro de los colombia-
nos hacia otros países, tanto vecinos como lejanos, porque no pue-
den vivir en este territorio por pensar distinto, por ser víctimas en
forma directa de la violencia o por están desempleados y soportar
difíciles condiciones de vida. Utilizar la palabra desterrados para
referirse a los millones de colombianos que han sido expulsados de
sus tierras es el término más adecuado, pues según los diccionarios
un ~esterrado es alguien al que se expulsa de un territorio o país o es
alguien al que se le quita la tierra. Ese destierro, que no ha cesado
durante la segunda mitad del siglo XX, se agudizó en los últimos
quince años, cuando se puso en marcha un proyecto planificado
para despojar a los campesinos de sus tierras, lo que convierte a
Colombia en el primer país del mundo en cuanto población des-
plazada interna, por encima de países como Sudán, Irak o Mganis-
222 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

tán. Tal es la magnitud del asunto que se calcula en más de cinco


millones de humildes colombianos han sido expulsados, a sangre y
fuego de sus tierras, las pasaron a manos de nuevos y viejos terra-
tenientes.4
La violencia ha sido una constante en la historia colombiana
durante los últimos 60 años. El 9 de abril de 1948, día del asesi-
nato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, marca el comienzo
de La Violencia contemporánea en Colombia. La Violencia, encu-
bierta con el tinte partidista (con el cual conservadores y liberales
se mataban entre sí), generó una feroz apropiación de la tierra de
los campesinos, mediante su persecución, asesinato y destierro. En
un breve lapso de tiempo (1946-1953) fueron asesinados unos 300
mil campesinos en todo el territorio colombiano, como expresión
de la «venganza terrateniente» contra los labriegos que años antes
osaron ocupar y recuperar tierras en varias regiones de Colombia.
En este mismo momento y en forma paralela, siguiendo al pie
de la letra las recomendaciones del BancC? Mundial, una de cuyas
·----. -

primeras misiones visitó el país en 1949, se produjo una concen-


tración de la tierra en las zonas planas de los valles interandinos,
para impulsar la siembra de los cultivos industriales (arroz, sorgo,
ajonjolí, palma, algodón) y gran parte de los campesinos fueron
desterrados hacia las ciudades y hacia las zonas boscosas y selvá-
ticas. Como resultado, a mediados de la década de 1950 se disparó
la urbanización del país, en gran medida alimentada por los flujos
migratorios del calll.po.
En medio de la violencia que asoló a los campos colombianos,
se consolidó el capitalismo, crecieron las ciudades, se fomentó
una incipiente y trunca industrialización y se configuró un pacto
oligárquico bipartidista y excluyente, el Frente Nacional (1958-
1974/1978), en el cual los responsables de la violencia se repar-
tieron el botín político, para garantizar el funcionamiento de un
capitalismo que coexiste con la gran propiedad agraria. Porque
Dependencia externa, lumpemburguesía y capitalismo gangsteril 223

nunca, ni siquiera a comienzos de .1960 cuando se volvió a hablar


de Reforma Agraria, gracias a la Revolución Cubana, y bajo el
paraguas estadounidense de la Alianza para el Progreso, se repar-
tió un centímetró de tierra y los grandes propietarios agrícolas y
ganaderos siguieron incólumes. Para garantizar el poder de los
terratenientes y de las clases dominantes en general, el Estado se
militarizó y reprimió todas las muestras de inconformidad social
que se'dieron en el país después del final de la dictadura militar del
general Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957). La persecución y la cri-
minalización de todos aquellos que se opusieran al Frente Nacional
se convirtieron en prácticas cotidianas, en defensa de la pretendida
democracia colombiana, del «mundo libre», bajo el manto de un
anticomunismo visceral.
Como se mencionó en otro capítulo, en 1962, por recomenda-
ción de los Estados Unidos se propuso la creación de fuerzas para-
militares para contrarrestaran las luchas sociales, principalmente
en las zonas agrarias.
La política imperante en el Frente Nacional, que combinó el
monopolio de la riqueza y de la tierra con la intolerancia y la exclu-
sión de los adversarios y opositores, originó distintas formas de
lucha y resistencia, entre ellas la lucha armada, con la formación
de diferentes movimientos guerrilleros desde 1964 (las FARC y el
ELN) y después el EPL y el M-19, algunos de los cuales se man-
tienen hasta el día de hoy. Debe subrayarse que el movimiento
insurgente no es resultado, como dice hoy la propaganda oficial
del Estado colombiano y sus áulicos, de la mala voluntad del
terrorismo, sino que es una consecuencia tanto del problema de la
concentración de la tierra como de la constitución de un sistema
político cerrado y excluyente, que mata a los opositores a sangre
y fuego, como sucedió con la Unión Patriótica, una organización
surgida de los acuerdos de paz de 1984, en la que fueron, y siguen
224 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

siendo, asesinados sus militantes, en un verdadero genocidio polí-


tico que cuenta con más de 5 000 mártires.
A pesar de que se repita en diferentes círculos del país, tanto
entre políticos corno entre intelectuales, que hoy la tierra no es
importante por la creciente urbanización, la consolidación de una
economía de los servicios y la revolución informática, sin embargo,
en torno a la concentración de la tierra siguen gravitando gran
parte de los problemas estructurales de Colombia. Al respecto,
pueden indicarse dos aspectos de larga duración que se mantienen
incólumes hasta el día de hoy: uno, se acentuó la concentración de
la propiedad de la tierra con la emergencia del narcolatifundio que
fortaleció a los viejos terratenientes y ganaderos y selló su alianza
con los narcos; y dos, se reforzó la unidad entre militares, para-
militares y terratenientes. Sobre el primer punto, los datos de la
Procuraduría General de la Nación son elocuentes: los narcos con-
trolaban en el 2005 más de 4 millones de hectáreas de tierra, algo
así corno el30% del total de las tierras agrícolas, estimadas en unos
14 millones de hectáreas. Esto, entre otras cosas, tiene consecuen-
cias sobre la soberanía alimentaria del país porque gran parte de
los suelos de los nuevos terratenientes se destinan, o a la siembra
de pastos para alimentar ganado, o a la siembra de cultivos perma-
nentes (corno palma aceitera, cacao, frutas exóticas o maderas) y
no al cultivo de alimentos, por lo c11al el país se ha visto obligado
a importarlos desde la década de 1990, luego de la adopción de la
apertura económica. Un solo dato nos da una visión lacónica del
fenómeno de concentración de tierras por los ganaderos, patroci-
nadores y financiadores de los grupos paramilitares: aunque se cal-
cula que existen 19 millones de hectáreas aptas para la ganadería
en todo el país, se encuentran sembradas con pastos unos 39 millo-
nes de hectáreas, para mantener un hato ganadero de 25 millones
de cabezas. 5 De donde se desprende una terrible conclusión: mien-
tras que millones de campesinos viven apiñados en minifundios
Dependencia externa, Jumpemburguesía y capitalismo gangsteril 225

y microfundios, en tierras de ladera erosionadas e improductivas,


los ganaderos dedican las mejores tierras a «sembrar vacas» y, en
promedio, le destinan 1.56 hectáreas a cada bovino.
Al mirar en perspectiva el problema de la tierra, se constata que
en los últimos 60 años lo que se ha estado impulsando es la desa-
parición de un protagonista esencial de la historia de Colombia: el
campesino. Al considerar los muertos de la primera violencia, en
la década de 1950, junto con las masacres, persecución y destierro
que soportan los habitantes pobres del campo colombiano desde
entonces hasta el día de hoy, se evidencia que para el capitalismo
colombiano los campesinos son considerados como enemigos
internos, que deben ser destruidos, como lo plantean sin eufemis-
mos «expertos» e «intelectuales» que proponen la expulsión de
los labriegos que quedan en el país hacia las grandes cabeceras
urbanas, para despejarle el terreno a las fuerzas militares y a las
multinacionales, con el argumento que los campesinos ya no son
importantes y que la oferta alimenticia puede ser generada por las
grandes empresas privadas. 6
Desde luego, el exterminio de los campesinos pretende, entre
otros objetivos, asegurar el control de la fuerza de trabajo que se
necesita en los megaproyectos, minas y en las nuevas plantaciones
agrícolas en las que se siembran cultivos de exportación. El control
de la fuerza de trabajo por parte de los empresarios capitalistas se
apoya en el respaldo incondicional de las Fuerzas Armadas, con-
vertidas en los guardianes ae los terratenientes y las multinaciona-
les con el fin de garantizar la explotación y sumisión de los pocos
·campesinos que queden, convertidos en asalariados cuasi esclavos
(como acontece con los cañeros en el Valle del Cauca), los cuales
son imprescindibles para que funcionen las economías de expor-
tación. En este sentido, en distintas regiones de Colombia está en
marcha un proceso similar al de las «aldeas estratégicas» que se
impulsaron en Vietnam en la década de 1960, en la medida en que
226 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

las plantaciones y los megaproyectos funcionan como cárceles, en


las que los trabajadores viven sometidos a un régimen oprobioso,
no solo por las crueles condiciones de trabajo, sino porque no tie-
nen ningún derecho ni posibilidad de protestar, dado que impera
un régimen de terror, respaldado por las Fuerzas Armadas y los
grupos paramilitares, como ya se observa en lugares de la costa
pacífica en los cuales la palma aceitera se ha convertido en la palma
de la muerte. Estos trabajadores en realidad ya no son campesinos
sino esclavos o siervos de los terratenientes y las multinacionales.
En cuanto al segundo aspecto, debe recordarse que desde la
época de la independencia en Colombia se formaron montoneras
armadas para servir intereses grupales y, por supuesto, esos inte-
reses eran los de los hacendados, cuyo poder estaba afincado en
regiones determinadas. De ahí la fuerza adquirida por gamona-
les locales y regionales en el siglo XIX. La creación del Ejército, a
comienzos del siglo XX, no cambió los vínculos entre la gran pro-
piedad y los militares porque desde entonces la oficialidad procede
de la clase media de provincia, tiende a ser muy conservadora y
tradicional en términos políticos, culturales y religiosos, y es muy
proclive a la influencia de los terratenientes. En consecuencia, como
el campo es el escenario de la guerra permanente que ha vivido
la sociedad colombiana en los últimos 60 años, los terratenientes
les ofrecen a los militares tierras y ganados a cambio de protección
armada, lo que se suma a su labor de siervos incondicionales de los
Estados Unidos. Tal y como lo precisa Darío Fajardo:

Esta situación política interior, en que las lealtades del Ejército


continuaban comprometidas con los Poderes Regionales, con-
fluyó con el desarrollo de la Doctrina de la Seguridad Nacional
de Estados Unidos, que desdibujó; los objetivos de los ejérci-
tos como defensores de la nacionalidad, y los suplantó por la
defensa a ultranza de los intereses estadounidenses. De este
Dependencia externa, lumpemburguesia y capitalismo gangsteril 227

modo, las Fuerzas Armadas se convirtieron en ejércitos de ocu-


pación de su propio país.

La Doctrina de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos incor-


poró las experiencias de las guerras contrainsurgentes de Argelia,
Indochina y otros países y dentro de ellas abrió espacio a la for-
mación de grupos especiales, encargados de la «guerra sucia». El
ejército colombiano adoptó a profundidad esta doctrina y tradujo
en ella su propia experiencia construida durante los años de la lla-
mada «primera violencia» con los «pájaros y chuladitas», embrio-
nes de los futuros paramilitares.
Eso explica, «tan obstinada resistencia del estamento militar a
cualquier posibilidad de cambio en el régimen agrario y aún más a
una reforma agraria democrática»?

Capitalismo gansteril y paraestado


En la década de 1970\se entronizaron en la sociedad colombiana
dos cuestiones que determinaron el futuro del país_: p()~ lJJ]_a parte,
se. ·consolidó el\sector--
financier;-.Como la fracción dominante del
capitalismo criollo, y de otra parte, surgió el narcotráfico.'En estas
décadas emergió un nuevo tipo de capitalismo, con el cual se puso
fin la industrialización sustitutiva y se consolidó la financiarización
de la economía. Tal proceso estuvo ligado a la emergencia de un
nuevo sector económico y social, en teoría ilegal, y «sin temor a la
exageración, se podría aseverar que esa transición no hubiera sido
exitosa sin el surgimiento de un nuevo empresariado vinculado a
los circuitos transnacionales de la acumulación: el empresariado de
--~!.~~aína». 8 A_partir de este hecho se configura u~a ñueváaliánza
entre empresarios tradiciomtles, el capital fináitciero, tettate:riien-
tes, ganaderos militares y narcos, estos últimos imprescindibles
porque son los que inyectaron dinero para propiciar la acumu-
lación de capital, no ya en el ámbito de la producción sino en la
banca y las finanzas.
228 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

En concordancia, en las últimas décadas se consolidó en Colom-


bia un tipo específico de capitalismo de tintes gangsteriles, con ras-
~riminales y mafiosüS,que no sonnCmucho menos episódicos
ni están relacionados con este o aquel individuo que haya ocupado
la Presidencia de la República o algún alto cargo de la estructura
administrativa del Estado, sino que son componentes estructurales,.
de la actual fase de acumulación capitalista. Esto se explica si recor-
damos, que «la mafia es siempre una empresa capitalista, con un
fuerte factor adicional: la fuerza intimidatoria de la violencia. Eero
su esencia es y será la de ser una empresa criminal encaminada a la
acumulación de capita1».9 Como quien dice, la te.rrible violencia que
se ha desencadenado en Colombia contra campesinos, indígenas,
población afrodescendiente, trabajadores organizadores, dirigentes
sindicales, defensores de derechos humanos, maestros, estudiantes,
mujeres pobres ... , no es algo aleatorio o descoordinado, sino que,
por el contrarío, es la expresión estructural de un nuevo régimen
de acumulación de capital, del cual se ha desprendido la consolida-
ción de una empresa criminal que busca generar ganancias para el
nuevo bloque de poder. En esa perspectiva, no resulta sorprendente
que los paramilitares y los narcos profesen una abierta ideología
anticomunista y enarbolen las banderas de defensa de la propiedad
privada y del libre mercado. De seguro, Milton Friedman y Frede-
rick Hayek se sentirían honrados al escuchar las declaraciones de
los jefes paramilitares, que sin recato alguno alaban las fortunas de
los empresarios privados, así estas se hayan conseguido en negocios ·
untados de sangre de la cabeza a los pies, porque al fin y al cabo
hacen parte de la iniciativa privada que crea riqueza, según rezan
los manuales neoliberales. Y, además, esa es la forma clásica de acu-
mulación primitiva de capital y de formación de los «capitanes de
industria» en todos los lugares donde !ha existido el capitalismo.
Como lo dijo el capo Pablo Escobar, cuando «teorizaba» sobre el
asunto:
Dependencia externa, lumpemburguesía y capitalismo gangsteril 229

Las fortunas grandes o pequeñas, siempre tienen un comienzo.


La mayoría de los grandes millonarios de Colombia y del mundo
han comenzado de la nada. Pero es precisamente esto lo que los
convierte en leyendas, en mitos, en un ejemplo para la gente. El
hacer dinero en una sociedad capitalista no es un crimen sino una vir-
tud.10

Esta nueva forma de acumular capital explica en gran medida la


pretendida estabilidad rnacroeconómica de Colombia, que se sus-
tenta en la existencia, desde la década de 1970 hasta la fecha, de un
gran cúmulo de capitales ilegales, que han irrigado a toda la «eco-
nomía legal»: construcción de viviendas, turismo, hotelería, bancos,
casas de cambio, industria, comercio, salud, ganadería, actividades
\deportivas, farándula, universidades ... y mucho más. Esa articu-
lación entre las formas legales e ilegales de capital se materializó
y
hacia finales de la década ch~1980 dio pie a la configurac~ó~de un
nuevo bloque de poder, en el cua~ sobresalen los grandes grupos
económicos y el 'capital financiero; junto con los empresarios de la
cocaína. Desde ese momento, las actividades criminales propias de
las nuevas formas de acumulación influyen en todos los ánl]Jit()sde
la sociedad, incluye;:;:do al~s Fuerzas Armadas, a los partidos tra-
dicionales, y a las jerarquías eclesiásticas. En estas condiciones, se
configura lo que ya algunos investigadores ;~¡;;;;_~-~~;d:~-:n"Oilll=­
nar hace más de 20 años el paraestado, el cual, junto con los empre-
sarios de la cocaína, «incluye una poderosa fracción capitalista; un
aparato represivo militar; gastos en bienestar social; control territo-
rial regionál y un restringido pero eficaz ap()}'() popular».11
_E~_e} contexto_~-~-(C~~~~r.~~i-~n delj)araestado debe ubicarse e~
paramilitarisrno~ pues no es ni algo accidental ni es una respuesta,
corno To han visto ciertos violentólogos colombianos y extran~
jeros, a la existencia de la guerrilla. En reálidad, es el otrqbrazo
armado del Estado que realiza junto con el Ejército «legal», distin-
--<--.---"<-~------···----~----·--·--

tas tareas de control y sobre todo de «limpieza sociaÍ>>).para tacili-


230 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

tar las nuevas formas de acumulación de capitat ligadas de manera


directa con actividades criminales. Debe clarificarse que la noción
de paraestado no hace referencia de manera exclusiva a los para-
militares, puesto que ello enfoca de manera unilateral a la dimen-
sión militar del asunto, que no agota ni mucho menos la lógica de
funcionamiento del paraestado, el cual tiene que ver con los nuevos
mecanismos de acumulación de capital. Esta denominación apunta
a precisar que existe otro tipo de capitalismo, con una nueva forma
de acumulación que está ligada a la producción de cocaina, y que a
partir de allí estructura un cierto tipo de régimen político acorde a
sus intereses. En otros términos, pese a la importancia del compo-
nente paramilitar debe considerarse como otro dispositivo, entre
1Iluchos, de los empleados en la nueva forma de acumulación de
capital, entronizada en Colombia desde hace casi cuarenta años.

El paramilitarismo y las mentiras oficiales


paramilitarismo ha creado un lenguaje ficticio basado en tres mentiras oficiales
que el paramilitarismo nació de reacciones de los particulares a los abusos de
la insurgencia; (2) que el Estado no tiene vínculo alguno con el paramilitarismo, y
(3) que el Estado persigue al paramilitarismo. Esto hace que no haya un lenguaje
común para poder negociar. (Además, salir de la ficción es muy complicado para
el Estado, pues se autoilegitima radicalmente). Pero además el Estado, como tal,
(dentro de su ficción) no puede negociar sino sobre una plataforma jurídica legal. Y
el paramilitarismo justamente se sitúa fuera de lo legal. O sea que ninguna plata-
forma jurídica legal es apta para fundar una negociación del conflicto que toque el
problema del paramilitarismo.
Otro aspecto del paramilitarismo es que por su misma esencia crea compul-
sivamente un mundo de encubrimiento, de doblez, de mentira, de ocultamiento y
esto se proyecta en la sociedad. Ya que su raíz es esfumar y desdibujar las fronteras
entre lo militar y lo civil, necesita un ambiente turbio y de neblina. Sus objetivos
se fundan en una necesidad inconfesable de oscurecer, de encubrir, de eludir res-
ponsabilidades, de fingir identidades, de disfrazar acciones, de falsificar realidades,
de disimular horrores, de oponer murallas a las investigaciones, de imposibilitar
esclarecimientos, de confundir y engañar, de obstruir la búsqueda ae verdades, de
obstaculizar la justicia. Es de su esencia casi biológica crear un imperio de «noche y
Dependencia externa, lumpemburguesía y capitalismo gangsteril 231

niebla>>. Esto se proyecta a los medios. Hoy tenemos un desafío para los estudiosos:
analizar cómo se ha proyectado ese imperio de «noche y niebla» en el mundo de la
«información», de la «comunicación».
Fuente: Javier Giralda, El paramílítarismo en Colombia, ayer y hoy, 19 de marzo de
2003, en (http:!/www.javiergiraldo.org/spip. php?article 77),

El paraestado cumple varias funciones, centrales en el nuevo pro-


ceso de acumulación capitalista, pero vale la pena destacar las más
importantes: en primer lugar, es un agente activo en la reconfigura-
ción de las relaciones de propiedad, tanto en el campo corno en la
ciudad, mediante su respaldo incondicional al proceso de concen-
tración de la tierra en manos de los viejos y nuevos terratenientes,
lo cual es un resultado, desde luego, de la acumulación por despose-
sión -corno la denomina el geógrafo David Harvey- que supone
la expulsión violenta de los campesinos, indígenas y afrodescen-
dientes de sus tierras, de sus riquezas hídricas y de la biodiversi-
dad, en curso de rnercantilización; en segundo lugar, promueve
los cultivos permanentes de plantación, fomenta nuevas exporta-
ciones primarias (palma, caucho, y agrocornbustibles) y respalda
los megaproyectos, que favorecen al capital transnacional; en tercer
lugar, es el principal impulsor en el plano institucional de la flexi-
bilización laboral en todo el país, mediante la persecución violenta
y sistemática de los sindicatos y de los trabajadores organizados, la
imposición de regresivas «reformas laborales», la eliminación de
las pocas conquistas históricas de los trabajadores colombianos, la
generalización de la precarización laboral, el desempleo, el subern-
pleo y la inforrnalización; en cuarto lugar, y corno derivación de los
tres elementos anteriores, reglamentó la entrega incondicional del
país al capital extranjero -con la apertura económica y la firma de
Tratados de Libre Comercio- claramente favorable a las multina-
cionales, muchas de las cuales fomentaron el proyecto paramilitar,
con el objetivo de garantizar la buena marcha de los negocios para
el capital transnacional y sus súbditos locales.
232 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

Sobre esto último es bueno recordar el caso prototípico, que no


es ni mucho menos excepcional, de la Chiquita Brands, la here-
dera de la United Fruit Company, responsable de la financiación
y entrega de armas a grupos paramilitares en el Urabá Antioqueño
entre 1997 y 2004, los cuales asesinaron a miles de campesinos y
jornaleros agrícolas. Esta participación de la Chiquita Brands en las
masacres, que ocasionaron al menos 11 mil asesinatos, a través de
Banadex S.A., su filial en Colombia, es tan evidente que el 17 de
septiembre de 2007 esa empresa fue condenada a pagar 25 millones
de dólares, no a las víctimas colombianas, sino a un Juzgado del
Distrito de Columbia. Un comentario sobre esta condena revela la
responsabilidad criminal de esta empresa:

Según el memorando de condena del Gobierno, la Corte deter-


minó que los pagos de Chiquita a organizaciones paramilitares
fueron «revisados y aprobados por altos ejecutivos de la corporación,
incluyendo oficiales, directores y empleados de alto rango». Asimismo,
la Corte consideró que a más tardar de septiembre de 2000 los
directivos principales de Chiquita fueron informados que «la
empresa efectuaba pagos a las AUC y que las AUC eran una organiza-
ción paramilitar violenta dirigida por Carlos Castaño>>. Además, un
abogado de Chiquita realizó una investigación sobre los pagos
en agosto de 2000 y elaboró un informe, lo cual dejó en claro que
<<la Convivir fue una mera fachada para las AUC y describió las AUC
como una "organización paramilitar ilegal ampliamente conocida">> .12

La magnitud de este hecho criminal es tal que Terry Colling


Sworth, un experto estadounidense en Derecho Internacional, sos-
tiene que <<es el caso más grande de terrorismo de la historia reciente, con
tres veces más víctimas de las que produjo el ataque a las Torres
Gemelas de Nueva York>>.13
Este es un claro ejemplo del terrorismo laboral que propicia la flexi-
bilización en Colombia, y en el cual actúan al unísono el Estado,
Dependencia externa, lurnpemburguesía y capitalismo gangsteril 233

empresas nacionales y compañías multinacionales, que recurren


en forma paralela a métodos legales e ilegales. Ese terror laboral
tiene una expresión macabra en Colombia: este es el país más inse-
guro del mundo para ejercer actividades reivindicativas, pues en
los últimos 25 años han sido asesinados cerca de 3 000 dirigentes
sindicales, sin contar a los amenazados y exiliados en otras regio-
nes de Colombia o en el exterior. En la actualidad, en Colombia
se cometen el 80% del total de asesinatos de sindicalistas que se
presentan en todo el planeta, realidad que no debe sorprendernos
si recordamos que un paramilitar, Carlos Castaño, decía sin aspa-
vientos que era indispensable matar a los sindicalistas «porque le
impiden trabajar a la gente», con lo que se refiere a los empresarios
y patronos. 14
Además, el paraestado persigue y criminaliza a todo aquel que
piense y proteste en el campo o en la ciudad y no duda en repri-
mir en forma directa cualquier muestra de inconformidad social,
como se demostró a mediados de 2013 con la protesta popular de
los habitantes de El Catatumbo. Ante la importancia de esta movi-
lización social de los sectores más pobres de esa región del país, el
gobierno de Santos, en lugar de asumir los problemas estructurales
de miseria y desigualdad que originaron esa protesta, acudió, junto
con los principales funcionarios de su administración, a calumniar
a los organizadores con el argumento -por lo demás viejo en la
historia colombiana- de que esas marchas eran motivadas por la
insurgencia. Al mismo tiempo, durante esa protesta una de las res-
puestas del régimen santista fue la de la represión indiscriminada,
como consecuencia de la cual fueron asesinados varios campesi-
nos, pero luego, los voceros de la policía y el ejército se presenta-
ron como víctimas que habían sido atacados por los manifestantes,
aunque los muertos con armas de fuego oficiales hubieran sido los
campesinos.
234 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

ONU condena represión de campesinos en el Gatatumba


La oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas expresa su
preocupación por la grave vulneración de los derechos económicos, sociales y cul-
turales en la región del Catatumbo. Pese a su riqueza natural, el Catatumbo pre-
senta altos índices de necesidades básicas insatisfechas. La población allí asentada
reclama al Estado, desde hace varias décadas, el respeto y la garantía de los dere-
chos a la alimentación adecuada y suficiente, a la salud, a la educación, a la electri-
ficación, al agua potable, al alcantarillado, a vías y acceso al trabajo digno.
La coyuntura actual da cuenta de una gran frustración social, generada por
el estancamiento en el proceso de diálogo entre los campesinos y las autoridades
estatales en el marco de la Mesa de Interlocución y Acuerdo (MIA), creada en 2009.
A esta frustración se suman los retrasos en la creación de una Zona de Reserva
Campesina del Catatumbo, la falta de inversión social prevista por el Plan Estraté-
gico de Desarrollo Sostenible para el Catatumbo, además de la falta de programas
de apoyo para la sustitución progresiva de cultivos de uso ilícito.[ ... ]
La Oficina pudo constatar: por un lado, que en las protestas campesinas hubo
disparos con fusiles de alta velocidad, usualmente de dotación de la fuerza pública,
y por lo tanto, indicaría uso excesivo de la fuerza en contra de los manifestantes, lo
que habría provocado la muerte de cuatro campesinos, los señores: Leonel Jácome,
Édinson Franco, Diomar Humberto Angarita y Hermides Palacios. [... ]
Fuente: ONU, Comunicado de prensa, 1O de julio de 2013, disponible en (http://
www.humanidadvigente.neVimages/comunicado 1Ojulio_2013.pd~.

Ahora bien, el terrorismo de Estado en Colombia -que recibe


financiación y adoctrinamiento por parte de los Estados Unidos-
tiene como gran logro el asesinato de miles de colombianos humil-
des, que son presentados como «guerrilleros muertos en combate»,
lo que originó el eufemismo de los «falsos positivos». De estos ase-
sinatos son directamente responsables varios individuos que han
ocupado el solio presidencial y que disfrutan de toda la impuni-
dad de que siempre han gozado los criminales de cuello blanco en
este país. Debe recalcarse que una de las1instituciones que participó
directamente en los asesinatos y desapariciones fue el Departa-
mento Administrativo de Seguridad (DAS), que siempre contó con
el asesoramiento directo de la CIA. Esto era conocido en Colombia,
Dependencia externa, lumpemburguesía y capitalismo gangsteril 235

pero se convirtió en un escándalo mediático a raíz de las denuncias


contra los «falsos positivos» que se desencadenaron al final de la
administración Uribe. Luego del escándalo, se rebelaron documen-
tos en los cuales laCIA señalaba que desde 1994 sabía de esa recu-
rrente práctica por parte del Ejército pero nunca, como es apenas
obvio, dijo nada. Eso se supo solamente cuando fueron desclasifi-
cados documentos secretos de la CIA en los Estados Unidos:

En ese mismo año [1994], un informe de laCIA determinó que


las fuerzas de seguridad colombianas utilizaban «tácticas de
escuadrones de la muerte en su campaña contrainsurgente».
Los oficiales tenían además, según ese informe, un historial de
«asesinato de civiles de izquierda en áreas de control guerri-
llero, colaboración con paramilitares vinculados con el narcotrá-
fico en ataques contra presuntos simpatizantes de la guerrilla, y
el asesinato de combatientes capturados».15

El profesionalismo de la CIA y el DAS en matar colombianos


¿Qué profesionalismo puede mostrar laCIA que garantice a los colombianos siquiera
un ápice de honorabilidad? El DAS, de un cuerpo de terror al servicio de un gobierno,
pasará a ser un órgano de control militar de los Estados Unidos en el país, comple-
mentario de las siete bases militares que Uribe entregó a los halcones gringos. ¿Qué
impedirá que compatriotas nuestros sean llevados a las bases gringas y usados
como conejillos de indias para sus investigaciones sobre los límites de la resistencia
humana frente a la tortura? ¿Qué impedirá la existencia de siete Guantánamos en
Colombia? No es un secreto que toda la información de inteligencia de Colombia es
compartida y administrada por la CIA. Pero en adelante, las acciones represivas del
organismo nacional serán también compartidas. La CIA no será un asesor para la
reorganización, sino la columna vertebral de nuestros servicios de inteligencia. Con
la reorganización del DAS, la CIA tomará carta de ciudadanía nacional.
Fuente: Alfredo Molano, «Del DAS a laCIA», El Espectador, 28 de febrero de 201 O.

Por supuesto, el paraestado no tiene que ver solo con cuestiones


económicas, sino también con aspectos políticos, ya que impulsa
236 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

una forma de control social y político que combina instrumentos


democrático formales (existencia de los tres poderes y «prensa
libre», entre los más socorridos) con la violencia y el terror por
parte de los paramilitares y militares para destruir todas las fuerzas
sociales y políticas, vistas como obstáculos en el proceso de acumu-
lación mafiosa de capital. Los mecanismos formales se preservan
para mostrar una cara de aparente estabilidad y respeto a las nor-
mas del «derecho», que llega al extremo de presentar a este país
como un avanzado «Estado social de derecho», lo cual no pasa de
ser una fachada retórica si se tienen en cuenta la violencia estatal y
paraestatal para desbaratar cualquier intento de oposición y resis-
tencia al capitalismo mafioso y las terribles condiciones de vida de
la mayor parte de la población colombiana, la cual no tiene acceso
a los servicios más elementales, está sumida en la miseria y la igno-
rancia, y no disfruta, en la práctica, del derecho a la organización o
a la protesta. En esa misma dirección, el terrorismo de Estado, en
sus múltiples variedades, opera para afianzar la dominación y sus-
tentar las peores formas de explotación de las clases subalternas, en
campos y ciudades.
Esto, en gran medida, explica que entre el 2002 y el 2007 se
volviera a presentar algo que se vivió en los primeros años de la
década de 1950, como es la conjunción de una terrible violencia
contra la población pobre -lo cual aumenta la miseria, el destierro,
el desempleo- junto con una increíble prosperidad de las fraccio-
nes dominantes de los grupos económicos, vinculados de manera
directa o indirecta al capitalismo transnacional, y en especial las
ganancias del sector financiero, así como a las actividades ilegales
legalizadas, que permiten el blanqueamiento de dólares provenien-
tes del narcotráfico. Por supuesto, estas dos cosas no son antagóni~
cas sino perfectamente normales en la!lógica de funcionamiento de
este capitalismo gangsteril, puesto que esa acumulación de capital,
Dependencia externa, lumpemburguesía y capitalismo gangsteril 237

que emiquece a los bancos y sus socios más cercanos, es posible


mediante el despojo generalizado de la población más pobre.
Dado el alto grado de compenetración entre el capital legal e
ilegal, entre multinacionales y narcoparamilitares, entre bancos y
lavadores de dinero, entre terratenientes y militares, entre el Estado
y los círculos gangsteriles, entre ganaderos y comerciantes y, con-
siderando que el control territorial de las nuevas elites dominantes
se extendió a escala nacional y las nuevas alianzas del capital plan-
tearon el control del Estado, entonces el paraestado se debía insti-
tucionalizar, y darle una cara de legalidad y legitimidad social y
política. En estos tiempos de culto a las formalidades seudodemo-
cráticas que se han impuesto en Colombia en los últimos 20 años,
luego de la aprobación de la Constitución de 1991, ese paraestado:

[... ] desentona incluso con los actuales lenguajes de la demo-


cracia liberal. Por eso, la época es de desmovilizaciones y de
.reinserciones, de institucionalización de derechos de propiedad
adquiridos ilegalmente, sin memoria, ni justicia, ni reparación,
o con sus caricaturas. Por ello, empresarios de la cocaína, mafio-
sos y paramilitares dentro y fuera del Estado, en negocios «lim-
pios» o no, aparecen ahora como deliberantes políticos.l6

No otra cosa es lo que hemos visto en los últimos 10 años en Colom-


bia, con la legalización política, ideológica y cultural de traquetos,
mafiosos, narcos y paramilitares. Eso se aprecia en todos los nive-
les del Estado, del sistema político colombiano y de la sociedad: en
el parlamento (que bien puede ser llamado paramento), en muchas
gobernaciones y alcaldías, en las Fuerzas Armadas y la Policía, en
la Procuraduría y la Fiscalía, en las embajadas, en las universida-
des, en la dirigencia deportiva, y en cuanto actividad nos podamos
imaginar. La incorporación de la «nueva clase emergente» -como
se le llamaba en la época de uno de sus mentores, Julio Cesar Tur-
bay Ayala, presidente de la República entre 1978 y 1982- ha adqui-
238 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

rido tales ribetes de impunidad que ahora para ser elegido a los
altos cargos del Estado no se necesita presentar una intachable hoja
de vida, sino tener un interminable prontuario criminal.

Lumpemburguesía y cultura traqueta


Una de las cosas que resultan más irónicas radica es gue estos mis-
mos círculos, profundamente postrados ante los Estados Unidos y
que tienen como punto de referencia a Miami, a la que conside-
ran como capital de la «alta cultura» (debe ser por aquello que es
la sede de torturadores, dictadores militares, golpistas, criminales
exagentes de la CIA y asesinos de toda laya), se presentan como
grandes patriotas. Esos mismos que se llaman patriotas son los que
han entregado el país a los Estados Unidos para que nos convierta
en su más grande base militar en el mundo, y los que ferian recur-
sos y territorio a las empresas multinacionales. Son los mismos que
cantan el himno nacional con la mano en el pecho, al puro estilo
fascista, y los que dicen defender la soberanía nacional al firmar
acuerdos con los Estados Unidos y los mismos que a nombre de la
patria justifican la agresión, ataques y calumnias contra los pueblos
de Venezuela y Ecuador.
Hemos asistido, en consecuencia, a la configuración de una lúm-
pemburgu~sía que hoy domina en todos los ámbitos de la sociedad
colombiana. Su modelo de vida es el de Miami, su estilo es el mismo
de cualquier «traqueto» de barrio, hasta el punto que ese horroroso
término sicarial de traqueto ha adquirido carta de ciudadanía, si
recordamos que hace alusión al ruido de las ametralladoras (tra-
tra-tra) cuando se descargan contra una persona. Por eso, se ha
impuesto en la sociedad colombiana un culto desenfrenado por la
violencia, al machismo brutal, el desprecio hacia los pobres, un anti-
1
comunismo visceral y asesino, una estética ordinaria como se mues-
tra en la literatura de moda y en las telenovelas, donde proliferan
como protagonistas los capos, sicarios y matones, junto con sus rei-
Dependencia externa, lumpemburguesía y capitalismo gangsteril 239

nas de belleza, rellenas de silicona. Desde las altas autoridades del


Estado todo se compra y se vende, en una mezcla de neoliberalismo
tecnocrático y lógica narcotraficante y sicarial, resumida en una
de las frases estrellas del anterior Presidente de la República, que
muestran su altura moral: «plata o plomo». Todo se compra, lo que
importa es el billete, y para eso hay que «ser varón» con los débiles
y desprotegidos, como lo eran los terratenientes en las haciendas
del siglo XIX. En esta lógica traqueta, lo que tiene que ver con los
opositores se resuelve a punta de metralla o bombardeos indiscri-
minados, mientras que lo relacionado con las fracciones mafiosas de
amigos y familiares está rodeado de un aura de corrupción, diente-
lismo y nepotismo sin parangón en la historia de Colombia, la cual
nos recuerda los círculos íntimos de Don Vito Corleone.
La misión pública de lavar la imagen de la lumpemburguesía ha
corrido pOr cuenta de los medios de comunicación de masas, entre
los que sobresalen los canales de televisión, los cuales a su vez son
propiedad de poderosos grupos económicos nacionales o extranje-
ros, que agrupan a importantes fracciones de esa lumpemburguesía
o se lucra de manera directa o indirecta de las formas mafiosas de
acumulación de capital. Canales de televisión, emisoras de radio
y prensa escrita exaltan como nuevos «próceres de la patria» o
toda clase de delincuentes y criminales, que gozan de un cierto
aire de respetabilidad, que envidiarían Pablo Escobar y Gonzalo
Rodríguez Gacha. Ahora se trata de blanquear y limpiar a esa lum-
pemburguesia como si fuera la esencia misma de la nacionaliqad y
convertirla en el modelo a imitar por todos los colombianos. Para
hacerlo posible, desde el Estado se legitima esa nueva criminalidad
entre amplios sectores de la población, en especial desde la misma
Presidencia de la República:

Esa es la verdadera empresa del gobierno de Uribe Vélez: una


inmensa operación de limpieza, la colombian clean. Para ello
240 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

cuenta con el irrestricto apoyo del gobierno de los Estados Uni-


dos y de las multinacionales estadounidenses, que se han bene-
ficiado durante décadas de esas configuraciones particulares
de la acumulación capitalista y del régimen político, y que han
sabido hacer de la lucha contra el «narcoterrorismo>> su mejor
bandera de política exterior, para proyectar una estrategia de
guerra contrainsurgente y convertir a nuestro país en una base
de contención de las avanzadas del movimiento social y popu-
lar en América Latina.W

La colombian clean va más allá de uno u otro personaje ocasional,


porque se trata de volver legal y legítimo un sistema gangsterit
que se sustenta en la violencia y el crimen contra la población
colombiana, personificado por la lumpemburguesía y cuenta con
el respaldo de los Estados Unidos a nombre de su cruzada mun-
dial contra el terrorismo. En últimas, lo que buscan las nuevas frac-
ciones del capital mafioso es conseguir una hegemonía cultural, y
para ello se trata de formar entre la población un nuevo sentido
común, que resulta de la hibridación del neoliberalismo puro y
duro con la lógica traqueta del capitalismo criollo. Entre algunos
de los elementos de ese nuevo sentido común, que intenta impo-
nerse en importantes sectores de la población colombiana, pueden
destacarse: el endiosamiento de narcos, sicarios y truhanes del bajo
mundo; la adulación del terrorismo de Estado, tanto el practicado
en Colombia como el realizado por países como los Estados Uni-
dos o Israel; el culto a la propiedad privada como algo intocable,
que debe ser defendida a como de lugar y sin repartir ni un cen-
tímetro de tierra ni un gramo de riqueza; el despojo de las tierras
de campesinos e indígenas, visto como algo normal porque estos
supuestamente son improductivos y po son capaces de generar
empresa (como aconteció con Carimagua, durante el gobierno
de Uribe y con Rio Paila durante el gobierno de Santos);18 el arri-
bismo y el deseo de ascenso social inmediato, sin ningún esfuerzo
Dependencia externa, lumpernburguesia y capitalismo gangsteril 241

y recurriendo a todos los medios; la adoración del dinero y la exal-


tación del consumismo como objetivos supremos de la existen-
cia humana; el aplauso a las acciones guerreristas y militares del
Estado colombiano como única forma de resolver los conflictos
sociales y políticos; el uso permanente de la fuerza bruta contra
todos aquellos que piensen diferente; el racismo visceral contra
los pobres (aunque en forma paradójica sea asumido por muchos
pobres) y los indígenas, los afrodescendientes y contra la población
de países vecinos (como se ve en el caso de los presidentes de otros
países de América Latina, como Ecuador, Bolivia y Venezuela); el
anticomunismo cerril para justificar el asesinato de dirigentes sin-
dicales, defensores de derechos humanos, periodistas críticos, pro-
fesores universitarios, intelectuales de izquierda; el abandono de
cualquier sentimiento de dignidad personal y de soberanía nacio-
nal para justificar todas las perversiones posibles (como las bestia-
lidades de los grupos paramilitares) y la conversión del país en un
protectorado de los Estados Unidos.

Colombia: un inmenso cementerio y un vasto enclave


En forma sintética, puede decirse que el capitalismo gangsteril a la
colombiana está convirtiendo de manera sincronizada a Colombia
en un gran cementerio y en un vasto enclave al servicio de las multina-
cionales. Podría pensarse que lo primero es una exageración, pero
los hechos lo confirman, como lo demuestra el descubrimiento, en
febrero de 2010, de una gigantesca fosa común cerca de la ciudad de
Villavicencio, donde se hallaron más de 2 000 cadáveres de civiles
asesinados por el Ejército, la cual forma parte de un inmensa cadena
de muerte y desolación, puesto que existen unas 400 fosas con miles
de cadáveres a lo largo y ancho del territorio colombiano.
242 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

En Colombia: la mayor fosa común de América Latina


Un nuevo escándalo debe enfrentar el gobierno colombiano de Álvaro Uribe, luego
del macabro descubrimiento la mayor fosa común de la historia reciente de América
Latina, con una cifra de cadáveres que podría llegar a los dos mil, según reseña el
portal del diario Público de España. En el pueblo de La Macarena, región del Meta,
a 200 kilómetros al sur de Bogotá, específicamente detrás de cementerio, está ubi-
cada la fosa común, una de las zonas más calientes del conflicto colombiano. Los
cientos de cadáveres habrían sido depositados desde 2005 por las fuerzas élites del
Ejército colombiano, con la orden que fueran inhumados sin nombre. Este maca-
bro descubrimiento es hasta el momento el mayor enterramiento de víctimas de un
conflicto del que se tenga noticia en el continente, dejando atrás las muertes de las
férreas dictaduras de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, entre otras.
Habría que trasladarse al holocausto nazi o a la barbarie de Poi Pot en Cam-
boya, para encontrar algo de esta dimensión. Según declaró el jurista Jairo Ramí-
rez, secretario del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos en
Colombia, «lo que vimos fue escalofriante, infinidad de cuerpos y en la superficie
cientos de placas de madera de color blanco con la inscripción NN y con fechas
desde 2005 hasta hoy••.
El jurista estuvo acompañado por una delegación de parlamentarios ingleses,
añadió que, «el comandante del Ejército nos dijo que eran guerrilleros dados de baja
en combate, pero la gente de la región nos habla de multitud de líderes sociales,
campesinos y defensores comunitarios que desaparecieron sin dejar rastro».
Alfredo Molano [... ] ha asegurado que «el Gobierno no quiere investigar». Ase-
gura el sociólogo que «la propia Fiscalía General de la Nación habla de 25 000
"desaparecidos", que en algún sitio tienen que estar. Hay cementerios clandestinos
enormes en Colombia. Hay gente borrada. También es posible que hayan hecho
desaparecer muchos restos como en los hornos crematorios del nazismo».
Al ser interrogado sobre la relación entre las fosas comunes y los falsos positi-
vos, Molano respondió, «sí, todo esto puede estar relacionado con los "falsos posi-
tivos" (colombianos civiles asesinados a los que se presentaba como "muertos en
combate"). El ejército los enterraba clandestinamente. Buena parte de ellos van a
encontrarse en estas fosas comunes". Molano sentencia que "ni en los años cin-
cuenta hubo en Colombia tanta brutalidad como la que muestran estas acciones
de los paramilitares, pero el Gobierno no tiene voluhtad de investigar a fondo, y solo
dejará que aparezcan algunas tumbas. Además, los plazos son larguísimos y las difi-
cultades técnicas para las identificaciones, pruebas químicas y ADN son enormes».
Dependencia externa, lumpemburguesía y capitalismo gangsteril 243

Fuente: Descubren en Colombia la mayor fosa común en la historia reciente de


América Latina, en (andes.info.ec/.. ./descubren-en-colombia-la-mayor-fosa-comun-
en-la-historia-reciente-de-america-latina-4653.html). (Énfasis nuestro).

A la par con su conversión en un gran cementerio, Colombia se ha


vuelto a constituir en un gran enclave de las multinacionales esta-
dounidenses y europeas, que operan de esta manera con la fina-
lidad de apropiarse del agua, la biodiversidad, la madera, los
minerales, los recursos energéticos y todo lo que pueda convertirse
en materia prima que sirva al capitalismo mundial y también para
sembrar todos los cultivos que hoy requiere el sistema capitalista,
como palma aceitera, caucho, banano y frutas exóticas, entre otros.
En los últimos diez años, gran parte de esos proyectosf encamina-
dos a producir géneros para la exportación, son fomentados por las
multinacionales y cuentan con el respaldo del Ejército colombiano y
de sus paramilitares, y con el auspicio de la USAID de los Estados
Unidos que emplea dineros del Plan Colombia para financiar plan-
taciones de palma en terrenos que pertenecían a los campesinos. 19
Las empresas multinacionales participan en forma directa en
la financiación, organización y patrocinio de criminales a sueldo,
en alianza con sectores de las Fuerzas Armadas, que durante los
últimos 30 años han asesinado a miles de colombianos, considera-
dos por esas empresas como «enemigos» de la sagrada propiedad
privada y de la inversión extranjera. Al respecto valga recordar
la responsabilidad de la Chiquita Brands, de la Coca-Cola, de la
Drummond, de la Nestlé y muchas otras empresas en el asesinato
de trabajadores, dirigentes sindicales y de líderes sociales. Esto lo
han hecho tanto las multinacionales afincadas en la ciudad como
las que operan en el campo, porque ellas parten de la lógica que
las riquezas de nuestro suelo y subsuelo les pertenecen por fuerza
mayor y, amparadas por el Estado colombiano, utilizar todos los
mecanismos para preservar sus intereses y mantener sus ganancias:
244 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

crear ejércitos privados a su servicio, asesinar dirigentes sindicales,


contaminar el medio ambiente, destruir ecosistemas, dañar fuentes
de agua, patrocinar medios de comunicación y periodistas que les
laven su imagen corporativa, sobornar a miembros del Ejército y el
Estado para que actúen a favor de los empresarios que «proporcio-
nan trabajo y riqueza al país», como dice la propaganda oficial.
La implantación de enclaves mineros a lo largo y ancho del país
se sustenta en la noción de seguridad inversionista que manejan
las multinacionales y que consiste simplemente en impedir todo
intento de organización y cualquier forma de protesta contra la
explotación de la gente y la expoliación de los ecosistemas. Para
evitar la protesta y la resistencia lo primero que se hace es limpiar
la tierra de incómodos ocupantes, campesinos, indígenas y afro-
descendientes, labor criminal en la que las fuerzas armadas estata-
les y paraestatales cumplen el papel de avanzada. Luego, cuando
se inicia la explotación y entran en funcionamiento los enclaves,
la violencia se convierte en el instrumento para someter y acallar
a los inconformes y para que los pocos trabajadores que emplean
los enclaves acepten la explotación en forma pasiva. Por si hubiese
algunas personas que denuncian la destrucción de los ecosiste-
mas, para ellos también se emplean instrumentos violentos, como
el atentando sicariat con el fin de que las multinacionales puedan
saquear nuestro territorio con toda la impunidad del caso.
La pretensión de convertir a Colombia en un país minero, como
Perú o Chile, significa que para respaldar una inversión extran-
jera que genera muy poco empleo y que no crea riqueza sino que
antes la destruye, es necesario reforzar los dispositivos militares y
paramilitares en todo el país. Puede concluirse que la pretensión
de las multinacionales mineras, junto con el Estado colombiano y
las clases dominantes de este país, es Id de convertirnos, al mismo
tiempo, en un enclave y en un cementerio. Para hacerlo posible, el
terrorismo estatal y paraestatal tienen un porvenir asegurado.
Dependencia externa, lurnpemburguesía y capitalismo gangsteril 245

No sorprende, en una perspectiva lústórica de media y larga


duración -como la esbozada en el segundo capítulo de este libro-
que hoy el régimen colombiano sea un peón incondicional del
- imperialismo estadounidense, como se evidenció a finales de 2009
y comienzos de 2010 con la conversión de nuestro territorio en una
gigantesca base militar a su servicio, tema comentado antes, y con
la firma de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Uni-
dos, desde cualquier punto de vista lesivo para la sociedad colom-
biana, todo lo cual se complementa en términos de sumisión con
el impulso a mediados de 2013 de esa espuria Alianza del Pacífico,
formada por los peones incondicionales de los Estados Unidos
(Colombia, México, Clúle, Perú), con la finalidad de dinamitar cual-
quíer otro proyecto integracionista·en la región.
Como hemos visto a lo largo de este libro, poco ha cambiado en
Colombia en las últimas décadas a pesar de las transformaciones
mundiales, como se aprecia con nuestra condición de protectorado
cuasi colonial con respecto a los Estados Unidos, lo que coloca al
país en una senda completamente opuesta a la que han seguido
otros pueblos de la región. Todo ello, desde luego, no es un pro-
ducto de la fatalidad, sino de opciones políticas y económicas de
las clases dominantes de Colombia para mantener el capitalismo
mafioso, que se sustenta en el terrorismo de Estado y en un régimen
de opresión y explotación de la mayor parte de la población colom-
biana. Esas opciones a, su vez, son un resultado de procesos lústó-
ricos de mediano y largo plazo, que indican que la lumpemburguesía
colombiana es el furgón de cola del imperialismo estadounidense.

Resistencia popular al imperialismo y al capitalismo gangsteril


A pesar de la violencia y de la macartización anticomunista, en
Colombia siempre han existido formas de resistencia y proyectos
alternativos, como se sigue demostrando en nuestro presente lús-
tórico. Si leemos la lústoria contemporánea del país desde la óptica
246 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

de las luchas sociales encontraremos un rico acervo de expe-


riencias y aportes organizativos, hecho que explica que en gran
medida durante los últimos años se haya generalizado por parte
de las clases dominantes el exterminio de todo lo que pudiera
representar un intento de construir otro tipo de sociedad, justa e
igualitaria. En esa campaña de terror han caído trabajadores, cam-
pesinos, mujeres pobres, maestros, estudiantes, dirigentes políti-
cos de izquierda, líderes sociales, todo lo cual significó el desangre
de varios generaciones. Dicha campaña de exterminio se llevó a
cabo de manera ininterrumpida después de 1948, pero se acentuó
en los últimos 30 años, período de tiempo en el cual han sido ase-
sinados por lo menos unos 150 mil colombianos por el Estado y
grupos paraestatales.
No obstante, esas luchas y resistencias se preservan en forma de
proyectos locales en el campo y en la ciudad. Entre esas luchas se
destacan las libradas contra la firma de Tratados de Libre Comer-
cio, en las cuales son protagonistas centrales las comunidades indí-
genas, que se movilizan en defensa de sus tierras y de sus culturas.
Lo mismo hacen sectores del campesinado en varias regiones del
país para mantener sus tierras y oponerse a los proyectos mine-
ros y a las grandes obras, encaminadas a facilitar el despojo de los
recursos naturales del país. En las ciudades se destaca la movili-
zación de algunos sectores de los estudiantes en defensa de lo que
queda de universidad pública. Por su parte, los trabajadores han
sido desestructurados por el terror y la flexibilización y sus niveles
de lucha y resistencia se reducen a la mínima expresión de lo pura-
mente reivindicativo, en el mejor de los casos.
Lo significativo es que en medio del terror generalizado en cam-
pos y ciudades de Colombia no se hayan atenuado las protestas y
las movilizaciones sociales, sino que estas se mantengan en distin-
tas regiones del país. En estas condiciones, es posible pensar que en
el futuro inmediato de reprimarización de la economía, de conver-
Dependencia externa, lumpemburguesía y capitalismo gangsteril 247

sión del territorio en un gran enclave, de intervención directa de los


Estados Unidos y sus tropas y de militarización creciente de todo
el territorio colombiano, las luchas de la población se librarán en
condiciones muy difíciles, para preservar, en primer lugar, la vida,
algo que en Colombia es esencial defender porque se generalizó la
aplicación de la pena de muerte por parte del Estado y las clases
dominantes. Asimismo, en nuestro país tiene una vigencia histó-
rica innegable una reforma agraria real y efectiva que contribuya
a solucionar el problema de la violencia. Por ello, se debe luchar
por una democratización de la sociedad y la política y recuperar un
programa que propenda por la búsqueda de la dignidad y de los
derechos, pero no en el papel, sino en la realidad cotidiana.
En pocas palabras, la imposición del modelo primario expor-
tador, con toda la violencia y el despojo que lo caracterizan, no
implica el fin de las luchas sociales, sino su resignificación en otro
contexto, con nuevas posibilidades, en las que se pueden unir los
intereses divergentes de trabajadores, campesinos e indígenas,
como sujetos que soportan en carne propia las consecuencias nefas-
tas de la mercantilización de los bienes comunes y el brutal despojo
que caracteriza al capitalismo gansteril y transnacional imperante
en Colombia. En este sentido, la historia sigue abierta y está por
construir, aunque la miseria y el horror se enseñoreen en los cam-
pos y las ciudades de Colombia y esté en marcha un genocidio
social y político, que poco tiene que envidiarle al que llevaron a
cabo las dictaduras militares de seguridad nacional en diversos
lugares de nuestra América hace unas pocas décadas.
En esa lucha contra la ignominia se destaca la acción valerosa
de muchos hombres y mujeres de Colombia en las últimas déca-
das, que sueñan y luchan por otro tipo de país, digno, soberano
y decente. Del régimen criminal enseñoreado en Colombia que-
dan las tumbas, la miseria y el dolor pero también la dignidad de
todos aquellos que con decoro levantan su voz para denunciar
248 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

toda la mentira y bajeza de las clases dominantes de este país y


de su paraestado. Ellos son un ejemplo que brilla con luz propia y
que nos muestra que en los peores momentos, como decía Roque
Dalton, «Sigues brillando[ ... ]/ en las ciudades y los montes de mi
país/ de mi país que se levanta/ desde la pequeñez y el olvido/
para finalizar su vieja pre-historia/ de dolor y de sangre».
Notas

América Latina y Colombia en la geopolítica imperialista


1. <<Minerales estratégicos: una excusa para el expolio del Tercer Mundo y
para nuevas guerras», en (http:/ j co.globedia.comjminerales-estrategi-
cos-excusa-expolio-tercer-mundo-guerras).
2. Michael T. Klare: Guerras por los recursos. El futuro escenario del conflicto
global, Ediciones Urano, Barcelona, 2003, p. 23.
3. Citado por Gian Carlo Delgado: <<América Latina y el Caribe como reserva
estratégica de minerales>>, en G.C. Delgado (coordinador): Ecología polí-
tica de la minería en América Latina, Universidad Nacional Autónoma de
México, México, 2010, p. 29.
4. Matthew Davis Savinar: «La vida después de la debacle del petróleo», en
(http:/ jwww.argemto.com.ar/8%20peak.htm ).
5. Nafeez Mosaddeq Ahmed: <<El ejército de USA considera una revisión del
mapa de Oriente Próximo para conjurar una próxima crisis global», en
(http:/ jwww.rebelion.org/noticia.php?id=37401).
6. Ibíd.
7. John Saxe-Femández: <<América Latina: ¿Reserva estratégica de Estados
Unidos?», OSAL, No. 25, abril de 2009, pp. 23 y ss.
S. Michael Klare: <<La nueva misión crucial del Pentágono I y Ih, Rebelión, 19 de
octubre de 2004.
9. Ibíd.
10. Michael Klare: <<La estrategia energética Bush-Cheney: Los cuatro rincones
del petróleo», en (http:/ jwww.mundoarabe. org/estados_unidos_y_el_
petr%C3%B3leo.htm).
11. Miguel Ángel Barrios: <<América del Sur en la geopolítica mundial», en
(http:/ jwww.caei.com.ar/ es/programas/ dys/ art02.pdf).
12. Bertolt Brecht: Diálogos de refugiados, Alianza Editorial, Madrid, 1994, p. 58.
13. Juan Martinez-Alier: <<De 1'economie politiquea 1' ecologie politique», Un
siecle de marxisme. Bilan etprospective critique, París, 1996, p. 177.
250 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

14. Damien Millet, Daniel Munevar & Éric Toussaint: Las cifras de la deuda
2012, Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, s.f., p. 16.
(Un rnillardo equivale a mil millones de dólares).
15. Ramón Fernández Durán: Capitalismo financiero global y guerra permanente.
El dólar, Wall Street y la guerra contra Irak, Editorial Virus, Barcelona, 2003.
16. Naomi Klein: La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, Edito-
rial Paidós, Barcelona, 2007.

Recuento histórico de las relaciones entre la oligarquía de Colombia


y los Estados Unidos
1. Diego Otero Prada: El papel de Estados Unidos en el conflicto armado colom-
biano. De la Doctrina Monroe a la cesión de siete bases militares, Ediciones
Aurora, Bogotá, 2010, pp. 129 y ss.
2. José Fernando Isaza Delgado y Diógenes Campos Romero: <<Algunas
consideraciones cuantitativas sobre la evolución del conflicto en Colom-
bia», Revista de Economía Colombiana, No. 322, febrero de 2008, pp. 3 y ss.;
Fabián Calle: <<La crisis Venezuela-Colombia: las capacidades militares
que esconden las palabras>>, en (www.nuevamyoria.com); Raúl Zibechi:
<<Crisis militar en Suramérica: Los frutos del Plan Colombia>>, en (http:/ /
www .lafogata.org/ zibechi/ raul.21.4.htm).
3. <<Vicepresidente colombiano elogia a Honduras>>, en (http:/ / www.news-
tin.com.mx/ tag/ mx/168183509).
4. Stella Calloni: <<Expansión militar de Estados Unidos: Golpe en Honduras
y bases en Colombia>>, en (http:/ /www.terrorfileonline.org/esjindex.
php / Stella_Calloni._Expansi% C3% B3n_militar_de_Estados_Unidos:_
Golpe_en_Honduras_y_bases_en_Colombia).
5. Hernando Calvo Ospina: <<Colombia debería pedir perdón a Cuba>>, en
(http: // www .kaosenlared.net/ noticia/ colombia-deberia-pedir-perdon-
cuba).
6. Arturo Gómez Alarcón: <<La expulsión de Cuba de la OEA, (a partir de
Diario La República, de Lima)>>, en (fichasdehistoria.blogspot.com/ .. .fla-
expulsion-de-cuba-de-la-oea.html).
7. Citado en H. Calvo Ospina: op. cit. (Énfasis nuestro).
8. Citado en Deuda con la humanidad. Paramilitarismo de Estado en Colombia,
1988-2003, Cinep, Bogotá, 2004, p. 431.
9. <<El pacto que se quebró en Malvinas>>, La Nación, Buenos Aires, 15 de sep-
tiembre de 2001.
10. Manuel Medina Castro: Estados Unidos y América Latina siglo XIX, Editorial
de Ciencias Sociales, La Habana, 1974, p. 27. La cita de Bolívar es de una
carta a Irvine, citado en este mismo libro en la página 33.
Notas 251

11. Citado en Philip Foner: Historia de Cuba y sus relaciones con Estados Unidos,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973, tomo 1, p. 169.
12. José Antonio Páez: Memorias del general José Antonio Páez, autobiografía, Edi-
torial América, Madrid, 1916, pp. 455A56.
13. Citado en Germán A. de la Reza: <<El Congreso Anfictiónico de Panamá.
Una hipótesis complementaria sobre el fracaso del primer ensayo de inte-
gración Latinoamericana>>, en Araucaria, Revista Iberoamericana de Filosofía,
Política y Humanidades, No. 10, segundo semestre de 2004.
14. <<Tratado general de paz, amistad, navegación y comercio. Bogotá, 12 de
diciembre de 1846. Canjeadas las ratificaciones en Washington ellO de
junio de 1848. Promulgado el 16 de agosto de 1848>>, Gaceta Oficial, No.
1.001, agosto 27 de 1848. (Énfasis nuestro).
15. Ver: Renán Vega, Sandra Jáuregui y Luis Carlos Ortiz: El Panamá colom-
biano en la repartición imperialista, Ediciones Pensamiento Crítico, Bogotá,
2003.
16. Ovidio Díaz Espino: El país creado por Wall Street. La historia no contada
de Panamá, Editorial Planeta, Bogotá, 2003; Olmedo Beluche: La verdadera
historia de la separación de 1903. Reflexiones en torno al Centenario, Editorial
ARTICSA. Panamá, 2003.
17. Citado en Carlos Pereyra: Breve historia de América, Editorial Aguilar,
Madrid, 1930, pp. 662. (Énfasis nuestro).
18. Citado en José Fernando Ocampo: <<Estados Unidos y Colombia: raíces de
la actual injerencia norteamericana>>, en (http:/ jwww.moir.org.co >Blogs).
19. Citado por Jorge Sánchez Camacho: Marco Fidel Suárez, biografía, Imprenta
del Departamento, Bucaramanga, 1955, p. 125.
20. Jorge Eliécer Gaitán: La masacre de las bananeras, Editorial Pepe, Bogotá, s-f.

La estrategia militar de los Estados Unidos después de la Guerra Fría


1. Gordon R. Sullivan y James M. Dubik: <<Cómo se librará la guerra en la
Era de la Información>>, Military Review, Marzo-Junio, 1995, p. 35, citado en
Francisco Sierra: <<Guerra informativa y sociedad televigilada. El discurso
de la nueva doctrina de seguridad pública>>, en (http:/ jwww.comunica-
cionydesarrollo.org/ pdf/ guerrainformativa.pdf).
2. Luis M. García Cuñarro: <<El globalismo militar de los Estados Unidos>>, en
(http:/ jwww.cubasocialista.cu/ texto/ defensa/ cssd001.htrn).
3. Ana Esther Ceceña: <<Estrategias de construcción de una hegemonía sin
límites>>, A.E. Ceceña (coordinadora), Hegemonías y emancipaciones en el
siglo XXI, CLACSO, Buenos Aires, 2004, pp. 49 y ss.
252 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

4. Jutta Schmitt: Guerra de Cuarta Generación: <<Trastornando nuestras mentes


hacia la sumisión total>>, en (http: j j www .kaosenlared.net/ noticia/ guerra-
cuarta-generacion-trastornando-nuestras-mentes-hacia-sumision-t).
5. A.E. Ceceña, op. cit., p. 50.
6. Eva Golinger: <<Guerra irregular contra Venezuela>>, en (http:/ jwww.
embavenez-paris.fr/ docs/ guerra_irregular.pdf).
7. Eva Golinger: <<Ejército de EE.UU. anuncia "Era de conflictos persisten-
tes" en su nuevo Manual de Operaciones>>, en (http:/ jwww.aporrea.org/
tiburon/ a56377.htrnl).
8. Heinz Dieterich: Las guerras del capital. De Sarajevo a Irak, Editorial de Cien-
cias Sociales, La Habana, 2003, pp. 127 y ss.
9. Eva Golinger: Ejército de EE.UU. anuncia ... , op. cit.
10. Ibíd.
11. Ibíd.
12. Frida Modak: <<¿Para qué 20 bases militares de EE.UU.?>>, en (http:/ j www.
nodoSO.org).
13. Jules Dufour: <<La Red Mundial de Bases Militares de los EE.UU. Los
fundamentos del terror de los pueblos o los eslabones de una red que
aprisiona la humanidad>>, en (http:/ jwww.avizora.com/ .. .j0025_bases_
militares_de_estados_unidos.htrn).
14. Ibíd.
15. Chalmers Jhonson: <<El imperio estadounidense de las bases>>, en (http:/ j
www.nodoSO.org/ ... jimperio_bases.htrn).
16. Wladimir Ruiz Tirado: <<La tendencia militarista del imperio: uribismo y
pentagonismo se dan la mano>>, Rebelión, 18 de septiembre de 2009.
17. Citado en McEjércitos: <<¿Qué es la globalización de la guerra?>>, en
(http:/ / www.nodoSO.org/ antimilitaristas/ spip.php?article3121).
18. lbid.
19. Ibíd.
20. Gustavo Herren: <<Colombia y la <<movilidad>> militar de Estados Unidos en
América del Sur y África>>, en (http:/ jwww.jbcs.blogspot.com/ ... /colom-
bia-y-la-movilidad-militar-de.htrnl).
21. Geoffrey Demarest: Mapping Colombia: The Correlation Between Land Data
and Strategy, marzo de 2003, s.d. Una traducción con el título <<El mapeo de
Colombia: la correlación entre datos de tierra y estrategia>> se encuentra en
(http:/ j docs.google.comj documentjpul¡?id=1jELx9wP4GdOzR1zmYSk
xRzToLXm6E6b2p5mAkiW1flo). ,
22. NASA: <<Comunicado de prensa>>, 4 de febrero de 2005, en (http:/ jwww.
servir .nsstc.nasa.gov).
Notas 253

Colombia, un portaaviones terrestre de los Estados Unidos


1. Texto completo del acuerdo se encuentra en (http:/ jwww.colectivodea-
bogados.org/, de donde provienen todas las citas textuales que se pre-
senta en este ensayo).
2. Jeremy Scahill: Blackwater. El auge del ejército mercenario más poderoso del
mundo, Editorial Paidos, Barcelona, 2008, p. 29.
3. Ibíd., p. 121.
4. Ibíd., p. 203.
5. lbíd. p. 433.
6. Citado en Jeremy Scahil: op. cit., p. 161.
7. El Tiempo, 1ro. de marzo de 2009, disponible en (http:/ jwww.eltiempo.
com/ archivo j documento /MAM-3340625).
8. Alejandro Teitelbaum: «Haití: ocupación militar, varios siglos de pillaje
y superexplotación y algunas semanas de migajas humanitarias», en
(http:/ /www.nodo50.org/ ceprid/ spip.php?article732).
9. Frida Modak: «¿Para qué 20 bases militares de EE.UU.?», en (http:/ j
www.nodo50.org).
10. Gustavo Herren: <<Colombia y la "movilidad" militar de Estados Unidos
en América del Sur y África>>, en Gbcs.blogspot.com/ .. ./colombia-y-la-
movilidad-militar-de.html).
11. Comando Aéreo de Estados Unidos: <<Libro blanco sobre la Estrategia Glo-
bal de Bases de Apoyo», disponible en (http:/ jwww.cronicon.net/pagi-
nas/pais-ocupado/Libro%20Blanco%20Movilidad%20Aerea%20EU.pdf).
12. lbíd.
13. Ibíd.
14. Véase: (intelligenceservicechile.blogspot.com/ 2009 j 09 j eeutt-traspasa-
cinco-radares-ps-70.html)
15. Véase: (http:/ jwww.globalsecurity.org/militaryjfacility/tres-esquinas.
htm)j).
16. <<La base de Marandúa en Vichada es vital para la defensa aérea de Colom-
bia>>, Diario Vanguardia, 20 de diciembre de 2009.
17. <<Venezuela doblaría en reservas a A. Saudí>>, en (http:/ jwww.eltiempo.
com/).
18. Citado en Gentileza Mario Pereyra: <<Senador de EE.UU. planteó hace
9 años la ocupación militar de Colombia para controlar a Venezuela>>, en
(lists.econ.utah.edu/pipermailjmarxism/2009 ... /054027.html).
19. <<Documento del Departamento de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos
que comprueba la intención de Estados Unidos de utilizar la base militar
254 Colombia y el imperialismo contemporáneo ...

en Palanquero, Colombia contra los paises vecinos>>, Traducción no ofi-


cial de Eva Golinger, en (http:/ jwww.chavezcode.com/ .. .j documento-
oficial-de-la-fuerza-aerea-de.html).
20. Ibíd.
21. Dennis Blair: «Latinoamérica, amenazada por crimen y populismo>>, en
(noticias.latino.msn.com/latinoamerica/ articulos.aspx?cp).
22. Nydia Egremy: <<Manual del Pentágono: Contrainsurgencia para el siglo XXI>>,
en (http:/ / www.elciudadano.cl/ ... / manual-del-pentagono-contrainsur-
gencia-para-el-siglo-xxi/-).

Colombia, eslabón esencial de la estrategia militar


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2. Ana María Chiani: «Plan estratégico de Estados Unidos para América
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3. Ibíd.
4. John Saxe-Fernández: «El modelo mexicano>>, La Jornada, 7 de octubre de
2010.
5. El comunicado está disponible en (http:/ jwww.defenselink.mil).
6. Citado por Atilio Borón: «La IV Flota destruyó a Imperio>>, en Rebelión,
21 de agosto de 2008.
7. Ibíd.
S. Ibíd.
9. Luigino Bracci: «Estados Unidos reactiva Cuarta Flota en Latinoamérica
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cia.php? ... ).
10. Ana Esther Ceseña: «Haití: La jugada del Caribe>>, en (http:/ jwww.kao-
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11. Homar Garcés: «Haití, víctima de una ocupación militar inusual», en
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12. José Luis Vivas: «Haití: Estrategia del caos para una invasión>>, en (http:j /
www.alainet.org/ active/3557).
13. Citado en Michel Chossudovsky: «Haití, la militarización de la ayuda
humanitaria>>, Revista Cepa, No. 10, marzo-mayo de 2010.
14. Noel E. Martinez: «Haití: Las claves de la ocupación militar>>, en (http:/ /
www.rreloj.wordpress.com/ ... jhaiti-lasLclaves-de-la-ocupacion-rnilitar-
yanqui/ -).
Notas 255

15. Citado por M. Chossudovsky, op. cit.; James M. Roberts and Ray Walter:
American Leadership Necessary to Assíst Haití After Devastatíng Earthquake,
Fundación Heritage, 14 de enero de 2010.
16. María Castro: <<Haití: el negocio capitalista de la <<reconstrucción»», en
(http:/ jwww.elmilitantecolombia.org/ ... j295~haiti-el-negocio-capita­
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17. Félix Flores: <<Haití busca soluciones para dar aire a su arruinada econo-
mía>>, en (http:/ jwww.lavanguardia.es/ ... ).
18. María Castro, op. cit.
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los gringos>>, en (http:/ jwww.kaosenlared.net/ .. .jpanama-mapa-11-ba-
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20. <<EE.UU. inicia la ocupación militar de Costa Rica con el pretexto de la lucha
contra el narcotráfico. El gobierno costarricense traiciona a su pueblo>>, en
(http:/ jwww.liberacionahora.wordpress.com/ .. . j eeuu-inicia-la-ocupa-
cion-militar-de-costa-rica-con-el-pretexto-de-la-lucha-contra-el-narcotra-
fico-el-g ... ).
21. Atilio Boron: <<Otra ocupación militar de Estados Unidos. Costa Rica ¿Por
qué desembarcan los marines en Costa Rica?>>, en (http:j jwww.redjedi.
foroactivo.net/ centroamerica-militar ... j otra-ocupacion-militar-de-esta-
dos-unidos-costa-rica-t4245.htrn).
22. Citado en <<Nuestra guerra de cuarta generación>>, en (http: j / www.aporrea-
los.com/ forum/ viewtopic.php ?t=32861 ... ).
23. Nos hemos basado en Manuel Freytas: <<Guerra de Cuarta Generación:
Cuidado, su cerebro está siendo bombardeado-Parte!», en (http:/ jwww.
iarnoticias.com/ ... j 0019_guerra_cuarta_generacion_21mar06.htrnl-).
24. Ibíd.
25. Jutta Schmitt: <<Guerra de Cuarta Generación: Trastornando nuestras
mentes hacia la sumisión total», en (http:/ jwww.aporrea.org/tiburonj
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5. Ver información de la Usaid sobre ese proyecto en Programa Midas: pro-
ductividad sostenible en y para Colombia, en (http:/ /www.revista-mm.
coro/ ediciones/ rev54/ forestalrnidas.pdf).
6. Acción Ecológica: «Boletin de prensa>>, 29 de agosto de 2006, en (http:/ /
www .biodiversidadla.org/ content/ view/ full/ 26464).
7. Servindi Perú: <<Día de la Zona Reservada de Gueppi: ¿Celebración o
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opinion/ 10080).
8. Servindi. Peru: <<Aidesep y Conacarni denuncian aprobación de dictamen
de Ley Forestal>>, 16 de diciembre de 2010, en (http:/ / servindi.org/ actu-
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9. Ver: Terralingua, Indigenous and Traditional Peoples of the World and
Ecoregion Conservation, julio de 2000, en (http:/ fwww.terralingua.org/
blog/2000/07/16/indigenous/). Ver más información en (http:f fwww.
terralingua.org/blog/2000 /07/16/ indigenous/ #sthash.CfV5EfVO.
dpuf).
10. José Madera: Civil informations manegement in support of counterinsurgency
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11. Cartilla encuentro IICA Encuentro Regional de Plantas Medicinales Género y
Territorio, Organizado por el U.S. Departament of Interior, Leticia, 19 y 20
de abril de 2012.
12. Mark Plotkin: Aprendiz de Chaman. En busca de las plantas que curan, Emece
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13. Cámara Dos Deputados: Cornissao Parlamentar de Inquérito Destinada a
Investigar o Tráfico de Animais e Plantas Silvestres Brasileiros, a Explo-
ra¡_;ao e Comércio Ilegal de Madeira e a Biopirataria no País-CPIBIOPI,
RELATÓRIO FINAL, 2005, em (http:/ /~.camara.gov.br/silegjinte­
gras / 382514.htm).
14. Véase: (http:/ /brazil.usaid.gov / en/node/1076).
Notas 257

15. Magali Zevallos Ríos: <<Actividad minera se desarrolla en territorio indí-


gena y zona de conflictos limítrofes entre Perú y Ecuador>>, Ecoportal net,
28 de agosto de 2009.
16. Pablo Villegas: «La minería transfronteriza a través de los límites entre el
Neoliberalismo y el Socialismo del siglo XXI», Petropress, No. 16, agosto
de2009.
17. Ver documentos anexos al artículo: <<Orinoquía una colonización a punta
de agroingreso seguro», 17 de noviembre de 2009, en (http:/ jwww.
lasillavacia.blogspot.com).
18. Véase: (http:/ jwww.Indymedia.org jul28/2009).
19. Véase: (http:/ jwww.ecopetrol.com.co j especiales/ carta_petrolera108 j
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20. Véase: (http:/ /www.semillas.org.co/sitio.shtml?apc=b1b1--&x=2015643).
21. Rolf Uesseler: La guerra como negocio, Editorial Norma, Bogotá, 2007.
22. Véase: (http:/ /www.bicusa.org/proxy/Document.100489.aspx).
23. Véase: (http:/ jresguardomochuelo.org).
24. <<Condena al Estado colombiano por masacres de Huango», en (http:/ j
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25. Gian Cario Delgado: Biodiversidad, desarrollo sustentable y militarización,
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26. Véase: (http:/ /jenzera.org/webj?p=807).
27. Luz Marina López: <<Sumapaz, el páramo más grande del mundo, está sen-
tenciado», en (http:/ jwww.prensarural.org/spip/spip.php?article3709).
28. Ángel Vitoria Petit: Episodios en la naturaleza limítrofe, Edición Imágenes de
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29. Citado en: (http:/ jwww.nortedesantander.gov.coj).
30. <<La CIA presente en la Sierra de Perijáa través del negocio minero carbo-
nífero», en (http:/ /www.soberania.org/ Artículos/ articulo_2471.htrn).
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32. Asociación para la Promoción Social Alternativa: Memoria: Puerta a la espe-
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33. Juan Carlos Hougton: Para una agenda indígena sobre áreas protegidas. Proble-
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CEPA, No. 16, 2013; Javier Giraldo: «Colombia, esta democracia geno-
cicla», en (http/ /www.derechos.org/nizkor/ colombia/ giraldol.html);
Juan Manuel Martín Medem: Colombia feroz. Del asesinato de Gaitán a la
presidencia de Uribe, La Catarata, Madrid, 2009.
3. Darío Fajardo: <<La reforma agraria, como alma en pena>>, en (http/ /
www.razonpublica.com/index.php?option=com); Ana M. Ibáñez: La con-
centración de la propiedad rural en Colombia: conflicto, desplazamiento forzoso
y efectos productivos, Universidad de Los Andes, mayo de 2009; <<Doce mil
propietarios poseen el 20% del total de la tierra en Colombia», La Tarde,
Pereira, 7 de septiembre de 2003.
4. <<Colombia tiene el mayor número de población desplazada en el mundo>>,
El Espectador, 16 de julio del2009.
5. Darío Fajardo: <<La reforma agraria: como alma en pena», op. cit.; La ges-
tión de la reforma agraria y el proceso de incautación y extinción de bienes rura-
les, Ponencia de la Contraloría Delegada para el Sector Defensa, Justicia y
Seguridad.
6. Ver un ejemplo de esta postura anticampesina en Alejandro Reyes Posada:
El conflicto por el territorio, FESCOL, Bogotá, agosto de 2008.
7. Darío Fajardo: <<La relación histórica entre el poder militar y el latifundio
en Colombia», en Tierra, Poder Político y Reformas Agraria y Rural, ILSA,
Bogotá, agosto 2002, pp. 31-32.
S. Jairo Estrada Álvarez: <<Colombia: Capitalismo criminal y organización
mafiosa de la sociedad>>, en CEPA, No. 3, abril de 2007, p. 36.
9. Francesco Forgione: <<Organizaciones criminales y capitalismo globa-
lizador. Reflexiones a partir de la experiencia italiana>>, en Jairo Estrada
Álvarez (compilador): Sujetos políticos y alternativas en el actual capitalismo,
Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Derecho, Cien-
cias Políticas y Sociales, 2003, p. 102.
10. Citado en Guido Piccoli: El sistema del pájaro. Colombia, paramilitarismo y
conflicto social, ILSA, Bogotá, 2005, p. 75. (Énfasis nuestro).
11. Germán Palacio y Fernando Rojas: <<Empresarios de la cocaína, paraíns-
titucionalidad y flexibilidad del régimen político colombiano: Narcotrá-
fico y contrainsurgencia en Colombia», en Germán Palacio, La irrupción
del paraestado. Ensayos sobre la crisis colombiana, Ediciones ILSA, CEREC,
Bogotá, 1989, p. 97.
Notas 259

12. Corporación Colectivo de Abogados <<José Alvear Restrepo: Los directi-


vos de Chiquita Brands: totalmente identificados», en (http/ jwww.rcci.
net/ globalizacion/2008/ fg764.htm).
13. <<La bananera de EE.UU. armó a paramilitares colombianos>>, en (http/ j
www .publico.es/internacional/ .. .j paramilitares/ colombianos).
14. Citado en G. Piccoli, op. cit., p. 126.
15. <<Comisión Intereclesial de Justicia y Paz: CIA conocía alianzas entre AUC
y Ejercito>>, en (http/ jwww.justiciaypazcolombia.com/CIA-CONOCIA-
ALIANZAS-ENTRE-AUC-Y); <<Desde 1994, laCIA sabía que las Fuerzas
Militares colombianas tenían nexos con" paras">>; El Espectador, 7 de enero
de 2009.
16. Jairo Estrada Álvarez, op. cit., p. 39.
17. Ibíd.
18. Carimagua es el nombre de una finca situada en los Llanos orientales que
en un principio le fue adjudicada a campesinos desplazados, pero cuatro
años después, dmante el gobierno de Uribe, el Ministro de Agricultma la
concedió a empresarios privados, con el pretexto de que estos le darían
un mejor uso a la tierra, al destinarla a la siembra de palma aceitera. Por
su parte, Rio Paila es una empresa de caña de azúcar que en forma ilegal
se ha apropiado en el Departamento del Vichada de 32 000 hectáreas de
baldíos
19. <<El lado oscmo del Plan Colombia>>, en (http/ /www.mmedia-p.org/
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OTROS TÍTULOS DE OCEAN SUR

SOLUCIÓN POlÍTICA Y PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA


A propósito de los diálogos entre el Gobierno y las FARC-EP
Jairo Estrada Alvarez (coordinador)
Esta antología es fruto de un esfuerzo colectivo de intelectuales e investigadores sociales
destinado a facilitar la comprensión del conflicto social y armado en Colombia, así como el
valor histórico del proceso de diálogos iniciado en La Habana en noviembre de 2012.
280 páginas, 2013, ISBN 978-1-925019-07 -o
OTROS TÍTULOS DE OCEAN SUR

INSURGENCIAS, DIÁLOGOS Y NEGOCIACIONES


Centroamérica, Chiapas y Colombia
Roberto Regalado (coordinador)
A propósito de la Mesa de Diálogo entre el gobierno colombiano y las FARC-EP, Ocean Sur
invitó a protagonistas y estudiosos de los procesos de diálogo y negociación realizados en
las últimas décadas en Centroamérica, Chiapas y Colombia, a compartir reflexiones que nos
acerquen a las luces y a las sombras de este nuevo esfuerzo por lograr la paz en una nación
asolada por 65 años de ininterrumpida violencia.
272 páginas, 2013, ISBN 978-1-925019-06-3
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Un significativo aporte al debate sobre el largo conflicto interno, político
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la constante búsqueda del pueblo colombiano y la insurgencia de una
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Patriótica es un espacio de convergencia y acción de un amplio espec-
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encontrará las respuestas a estas y otras interrogantes
80 páginas, 2013, ISBN 978+925019-23-0

( \
ESTUDIANDO LA CONTRAINSURGENCIA DE ESTADOS UNIDOS
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política de violencia perpetrada por los aparatos estatales imperialistas,
con el propósito de infundir terror y violar las normas del derecho interna-
cional, son caracterizadas de forma magistral en las páginas de este libro.
88 páginas, 2013, ISBN 978+925019-04-9

AMÉRICA LATINA Y LAS LUCHAS SOCIALES


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Los movimientos sociales y los pueblos están llamados a jugar un papel
integrador en el escenario político latinoamericano, caracterizado por la
práctica de la explotación económica, la exclusión social, la contamina-
ción visual, la corrupción generc¡lizada, la discriminación sociocultural, la
enajenación mediático-cultural y la depredación ecológica.
110 páginas, 2013, ISBN 978+921438-17-2
OTROS TÍTULOS DE OCEAN SUR

PROCESOS REVOLUCIONARIOS EN AMÉRICA LATINA


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Una inspiradora travesía por la historia de los procesos revolucionarios
de América Latina iluminada por Túpac Amaru, Hidalgo, Martí, Bolívar,
Miranda y San Martín, Mariátegui, Sandino y el Che. Las insurrecciones
y revueltas en el siglo XVIII, la avalancha independentista, las transfor-
maciones democráticas y antiimperialistas, el influjo de la Revolución
Cubana, el Sandinismo y el nuevo auge revolucionario y democrático en
nuestra región quedan registrados en sus páginas.
360 páginas, 2009, ISBN 978-1-921438-26-4

VISIÓN ÍNTEGRA DE AMÉRICA TOMO 1


América: conformación colonialista
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Los pueblos originarios de América, desde sus primeras migraciones
hasta la llegada del conquistador europeo; el brote de los sentimien-
tos nacionales, preludio de las luchas por la liberación económica y la
independencia política, asisten a este intenso recorrido por la historia
primera del llamado «Nuevo Mundo».
223 páginas, 2013, ISBN: 978-1-921700-23-1

VISIÓN ÍNTEGRA DE AMÉRICA TOMO 2


De la independencia anticolonial a la dominación
imperialista
Alberto Prieto
Ciclo de luchas libertarias y anticoloniales con la independencia de las
Trece Colonias de Norteamérica, seguida por la de Haití y, ya entrado el
siglo XIX, por las guerras independentistas de Sur y Centroamérica, mar-
cadas por el esfuerzo integrador de Simón Bolívar y Francisco Morazán.
314 páginas, 2013, ISBN 978-1-921700-56-9

VISIÓN ÍNTEGRA DE AMÉRICA TOMO 3


De Fidel Castro a la integración latinoamericana
Alberto Prieto
Del mismo modo en que la Revolución Cubana bebió de una larga
tradición de lucha del continente, su impacto marcó un antes y un
después en la historia de América. Por un lado, el imperialismo recrudeció
su posición en la Guerra Fría y, por otro, la insurgencia revolucionar'la
cobró una fuerza inédita como expresión de lucha popular.
286 páginas, 2013, ISBN 978-1-921700-55-2

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