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GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER.

RIMAS
TEMAS DE LAS RIMAS DE BÉCQUER

Se han establecido cuatro bloques temáticos en las rimas publicadas


póstumamente en 1876 por sus amigos:

1. La poesía. (Rimas I a XI).


2. La exaltación del amor (Rimas XII a XXIX)
3. El fracaso amoroso, el desengaño (Rimas XXX a LI)
4. La soledad, el engaño, la muerte (Desde la LII al final)

1. CONCEPCIÓN DE LA POESÍA

Muchas de las ideas que Bécquer expresa sobre la poesía en las Rimas coinciden
con las que había manifestado en prosa en Cartas literarias a una mujer y en el prólogo
a La soledad de Augusto Ferrán. Esas ideas son las siguientes:

En primer lugar, Bécquer concibe la poesía como algo inefable y misterioso,


como un “himno gigante y extraño” para el que el poeta anhela una palabra que fuera al
tiempo “suspiros y risas, colores y notas”. Es decir, para expresar lo material e
incorpóreo anhela una palabra que sea la síntesis de diversas artes.

De la inefabilidad de la poesía se deduce que para el poeta la creación poética es


una lucha permanente entre los sentimientos e ideas y el lenguaje como vehículo de
expresión de los mismos. Así se expresa el autor: “Pero ¡ay! Que entre el mundo de la
idea y el de la forma existe un abismo que sólo puede salvar la palabra, y la palabra
tímida y perezosa se niega a secundar sus esfuerzos”. La misma idea se recoge en la
rima I: “Yo quisiera escribirle, del hombre / domando el rebelde, mezquino idioma (...)
/ Pero en vano es luchar: que no hay cifra / capaz de encerrarle”.

También se plantea el autor el papel del poeta, que se siente dolorosamente


desorientado, como saeta arrojada al azar, como hoja seca que arrebata el viento..., en
definitiva, como un ser de paso y perdido en el mundo, sin saber de dónde viene ni
adónde va.

Asimismo, para Bécquer la existencia de la poesía es independiente de los


poetas. Todo lo que implica un grado de belleza superior y casi misterioso puede
convertirse en materia poética. Según esta concepción, la poesía existe en la naturaleza,
en la mujer, en el misterio. De ello se deduce que la poesía existirá siempre,
dependiendo tan sólo de la llegada del poeta que la haga revivir (rimas IV y VII).

El origen de la poesía es el amor: la poesía es el sentimiento materializado en el


amor a la mujer. Así lo expresa la rima XXI: “¿Qué es poesía?dices mientras clavas / en
mi pupila tu pupila azul. / ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? / ¡Poesía... eres tú!”.
Finalmente, el poeta es un ser especial, casi divino. Su anhelo es de naturaleza
misteriosa, porque es propio de un ser que posee una capacidad extraordinaria para
sentir el mundo.
2. LA EXALTACIÓN DEL AMOR (RIMAS XII A XXIX)

La poesía de Bécquer tiene su raíz y fundamento en el amor, que es tratado por


el autor a través de las siguientes ideas:
• El amor imposible. El amor del que hablan las rimas no parece ser un amor
hacia una destinataria real y concreta, más bien se trata de un amor idealizado en
busca de la mujer en quien materializarse. Ya en la rima XI se manifiesta este
motivo: después de rechazar a dos mujeres que se presentan con atributos
concretos, el poeta descubre su verdadero anhelo: “Yo soy un sueño, un
imposible, / vano fantasma de niebla y luz, / soy incorpórea, soy intangible; / no
puedo amarte. –Oh, ven; ven tú!”. Este concepto del amor podría resumirse con
el verso de otro gran poeta, Garcilaso de la Vega: “Es el amor que al amor
mismo adora”. La imposibilidad de encontrar al amor en la realidad hace que el
poeta se traslade al ámbito de lo soñado.
• El amor como deseo de fusión total con la amada. La realización plena del
amor es para Bécquer la fusión de las almas de los enamorados., como expresan
los versos de la rima XXIV: “dos ideas que al par brotan / dos besos que a un
tiempo estallan, / dos ecos que se confunden... / eso son nuestras almas”.
• Exaltación de la belleza de la amada. La mujer que despierta el amor de
Bécquer aparece descrita como un ser angelical, lleno de delicadeza. Suele ser
rubia y pálida, de ojos azules e imagen del Romanticismo.
• El amor reflejado en la naturaleza. En la naturaleza encuentra Bécquer el
mejor espejo de sus sentimientos. Así, la armonía y el gozo interior se
corresponden con la armonía de la naturaleza, mientras que el amor perdido
encuentra su correspondencia en una naturaleza más oscura y violenta.

3. EL DESENGAÑO AMOROSO (RIMAS XXX-LI)

Las Rimas parecen mostrar la historia de un amor desde el deslumbramiento de


sus inicios hasta la desolación de la separación y el olvido, pasando por la
incomprensión y el dolor.
De la plena identificación entre el yo y el tú se ha pasado a una oposición
consecuencia de la incomunicación y el orgullo (rima XXX: “Asomaba a sus ojos una
lágrima / y a mi labio una frase de perdón; / habló el orgullo y se enjugó su llanto, /y la
frase en mis labios expiró”.
En ocasiones ahonda en los defectos de la mujer “¿A qué me lo decís? Lo sé; es
mudable / es altanera y vana y caprichosa;”, y en otras el contraste entre los enamorados
es la causa de la ruptura: “Hermosa tú, yo altivo; / acostumbrados/ uno a arrollar, el otro
a no ceder (....) / ¡No pudo ser!”.
Cuando se desmorona el mundo ideal sólo le queda al poeta la soledad y la
desesperanza, que son puestas de relieve con tonos de amargura y sarcasmo y con
expresiones como “sombra oscura”, “noche de dolor”, “ciego torbellino”...

5. LA SOLEDAD, EL OLVIDO Y LA MUERTE.

El tono pesimista de Bécquer se acrecienta en las rimas pertenecientes al cuarto


grupo. En ellas se refleja el desaliento de un poeta solo y enfermo que presiente su
muerte.
Bécquer no encuentro sentido a su existencia, y sólo siente un enorme vacío
dentro y fuera de él y ve la muerte como única salida, pues encuentra en ella el alivio
para su dolor. En efecto, el escepticismo se hace cada vez más presente en este conjunto
de rimas. El poeta concibe su vida como “un erial”, como un existir en el que sólo se
pueden recoger desgracias y sinsabores y se ve a sí mismo como un “huésped de las
tinieblas”. La angustia desgarrada se observa en rimas como “¿De dónde vengo.... A
dónde voy...?”. En estos versos resuenan los ecos del desengaño barroco y romántico,
que coloca en un mismo plano la cuna y la sepultura para poner de relieve la fugacidad
del tiempo.
Todo ello deriva en la presencia de la muerte y en el miedo a la soledad y el
olvido, como vemos en la rima XXI, cuyo verso “donde habite el olvido” inspirará a
Luis Cernuda el título de uno de sus poemarios.

ESTILO DE BÉCQUER
El lenguaje poético de Bécquer es sencillo, directo y alejado de toda
artificiosidad. Las Rimas suponen el mejor ejemplo de la teoría poética de nuestro
poeta, de esa poesía “natural, breve y seca, que brota del alma como una chispa
eléctrica”. La naturalidad y la aparente sencillez no deben sin embargo confundirse con
la espontaneidad o el descuido, pues Bécquer escribe tras un largo proceso de reflexión
y maneja sutilmente las posibilidades del idioma.

Otro hallazgo de su poesía es la capacidad para recrear el mundo de los


sentidos, debido a su carácter musical y plástico, así como el intento de capacitar a la
palabra para expresar conceptos. Para referirse a lo inefable (la poesía, la mujer, el
misterio) el poeta recurre a términos que expresan lo vaporoso y evanescente, que
apunten más que definan, que sugieran más que expliquen. Ahí radica la fuerza de su
poesía, en la capacidad de evocar, sugerir.

Algunos de los recursos más utilizados por el autor son los siguientes:
• El paralelismo, que no aparece aislado, sino que se convierte en elemento
estructurados y equilibrador de muchos poemas. En ocasiones la ruptura del
paralelismo dentro de un poema se relaciona con el contenido, como sucede en
la famosa rima LIII “Volverán las oscuras golondrinas...”, cuya estrofa final se
centra en el mundo afectivo del autor y se opone a las anteriores en la forma y el
contenido.
• Exclamaciones, que suelen aparecen a final de los poemas o de las estrofas. En
ocasiones son exhortaciones a la amada. También se ulilizan las
interrogaciones retóricas para incidir en temas como la soledad y dejar
traslucir el desconcierto y la desorientación que el dolor provoca.
• Oraciones inacabadas, que prueban la dificultad de expresar algunos
contenidos. Se trata normalmente de conceptos abstractos, intangibles. Los
puntos suspensivos equivalen, por tanto, a la duda y la vacilación del poeta por
encontrar la palabra precisa.
• Las antítesis aparecen sobre todo en las rimas cuyo tema central es el desengaño
amoroso, y en ellas el autor contrasta con gran fuerza expresiva el sentimiento
del poeta frente al de la enamorada.
• Otros recursos son las anáforas y el hipérbaton, utilizado para destacar al final
el eje temático más importante, como sucede en la rima VII “Del salón en el
ángulo oscuro, silenciosa y cubierta de polvo....”
• Las metáforas y comparaciones no ocupan un lugar preferente en las Rimas. El
autor recurre a imágenes sencillas, pero no carentes de belleza y fuerza
expresiva. Normalmente el término real se relaciona con su estado anímico o
con la enamorada, y el imaginario con la naturaleza.
• En cuanto al léxico, predominan las palabras que remiten a realidades etéreas
(rumor, aura, luz, viento...). En los poemas de amor gozoso hay una preferencia
por las expresiones que denotan plenitud, haciendo hincapié en su luminosidad
(“olas de armonía”, “claridad suave”...), mientras que en las composiciones en
las que da paso al desaliento y la soledad las expresiones se hacen más sombrías,
se cargan de dramatismo (“crepúsculo”, “soledad”, “noche”).
• En cuanto a los adjetivos, aparecen numerosos epítetos (“dura roca”, “leve
bruma”), y el autor realiza una cuidadosa selección de los adjetivos, que no
actúan como elementos decorativos o enfáticos.

Por lo que se refiere a la MÉTRICA, las Rimas se caracterizan por la brevedad y la


variedad. Siete rimas sólo tienen cuatro versos, aunque ello no les resta profundidad en
el contenido ni intensidad en la emoción.
La variedad se manifiesta en el uso de versos de diferentes medidas, como
heptasílabos, octosílabos, endecasílabos... combinados de distintas maneras. Bécquer
actúa en este sentido con gran libertad.
En cuanto a las estrofas, predominan las series de cuartetos de endecasílabos y
heptasílabos y las estrofas de pie quebrado. También hay en las Rimas ejemplos de
quintillas, octava real o sexteto y de estrofas relacionadas con la métrica popular, como
la copla, la seguidilla o el romancillo (rima LXXIII)
Suele utilizar el autor la rima asonante en los versos pares, que aporta una tenue
musicalidad y se relaciona con su concepción de la poesía como hecho intangible.
Además de la rima, el ritmo es un elemento estructurados en la obra. No se
limita al ritmo versal, sino que aparece reforzado por los paralelismos y repeticiones así
como por los encabalgamientos de algunos poemas.
Los aspectos métricos señalados, así como el alejamiento de los excesos
románticos y en antirretoricismo convierten a Bécquer en un precursor de la lírica del
siglo XX.

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