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Uno de los problemas que han venido afrontando los venezolanos en los últimos meses ha sido la

escasez y desabastecimiento de productos de primera necesidad, lo que además genera colas y


caos al momento de hacer las compras.

Se trata de una práctica que ha sido inducida por la propia derecha venezolana en el marco de la
guerra económica contra el Gobierno y la Revolución Bolivariana.

La oposición y los grupos empresariales han generado matrices de opinión que apuntan a falta de
producción o divisas, la excusa perfecta para que el Gobierno siga liquidando dólares que al final
nunca son invertidos en el país.

¿Qué pasa realmente?

El Gobierno venezolano ha demostrado que la falta de productos en los anaqueles de los


mercados y tiendas pasa por un sabotaje en la distribución de productos en el que están
involucrados tanto empresarios y actores de la derecha, como funcionarios corruptos que se han
prestado para estas acciones.

A principios del mes de febrero, el presidente Nicolás Maduro, informó sobre la detención de los
dueños de una importante cadena de distribución de productos por su participación en la guerra
económica que se ha desatado en contra del pueblo venezolano y del Gobierno Bolivariano para
tratar de desestabilizar la nación.

"No se justifica que nosotros teniendo suficiente producción de harina, arroz y café no exista ese
producto en el mercado. Esto no es culpa de la agroindustria, simplemente cuando sale del
circuito y va a la redistribución ahí hay una especie de cajas extrañas que lo oculta, que lo acapara,
que lo dispersa, que lo saca de contrabando", señaló Castro Soteldo.

"El contrabando no es ninguna mentira, es un reto que tenemos nosotros para desenmarañar este
problema", agregó.

El propio expresidente de Fedecámaras, Jorge Roig, admitió que las colas frente a los
supermercados y establecimientos alimenticios del país se iban a terminar cuando el Gobierno
“deje de atacar” a la empresa privada. Lo que revela que son los propios empresarios los que han
desatado este sabotaje con la distribución de los productos.

Sabotaje

en el abastecimiento y distribución de productos agropecuarios, medicamentos y

alimentos para consumo humano.


La procedencia de los alimentos de la Naturaleza obliga a emplear la tierra como la fuente
principal para la producción de alimentos, complementándose con el uso de ríos, mares y
océanos, como otras fuentes más de captación que de producción de alimentos. De allí que para
satisfacer las necesidades de alimentación es menester producir agroalimentos, es decir productos
basados en la actividad agrícola, entendiendo en esta la producción vegetal, animal y la pesca.

Cuando se separa la gestión pública, indispensable para garantizar el derecho a la alimentación,


entre la producción y la distribución de alimentos se rompe el engranaje que debe existir entre
ambas fases, introduciendo un conflicto de intereses y responsabilidades que se pagan con crisis
como las que hoy existe con el desabastecimiento. La acción del Ministerio de Alimentación
obviamente está orientada a asegurar alimentos a la población apelando o a la producción
nacional o a las importaciones. En un marco cambiario de sobrevaluación o de tasas de cambios
preferenciales para las importaciones de alimentos es más rápido y más barato importar que
esperar a la gestión agroproductiva.

Dependencia

tecnológica de países hegemónicos

La dependencia tecnológica se refiere a la concentración del conocimiento de la tecnología y el


know-how tecnológico para el diseño, la creación y producción de maquinaria y equipo en el
"primer mundo". Se refiere también a los sistemas de organización necesarios para operar estos
medios físicos de producción. La dependencia de los países de menor desarrollo relativo en
relación con este acervo de conocimientos y el know-how concentrado en el "primer mundo"
muestra tantos grados como niveles de desarrollo económico existen entre países. Es normal que
exista dependencia entre países en varios aspectos, pero mientras se mantenga equilibrada no
crea problemas. Sin embargo, si esto no es así, por ejemplo, cuando debido al hecho de que un
país o grupo de países es en muchos aspectos más fuerte que otro grupo de países, la
dependencia consecuente de las naciones débiles de las más fuertes termina en una supremacía
tecnológica, económica y política de los países poderosos.

El subdesarrollo tecnológico y la dependencia tecnológica del exterior son la característica


fundamental de la economía española desde los inicios de la industrialización.

La situación se puede revertir si bien el esfuerzo debe ser grande, sin resultados visibles en el
cortísimo plazo en el que operan nuestros gobiernos y empresarios.

Este desarrollo debía tener un carácter antimperialista, anti feudal y anti oligárquico. Por su

parte, los teóricos de la dependencia apoyados en la tesis de que las burguesías latinoamericanas
habían
nacido al amparo del imperialismo norteamericano, las consideraban incapaces de lograr un
desarrollo

autónomo nacional, por cuanto sus intereses de clase estaban imbricados a los del imperio. Así
mismo

planteaban la imposibilidad de una alianza favorable al proletariado con la burguesía nacional que

consideraban una clase dominante y al mismo tiempo dominada por fuerzas foráneas. Es por ello
que los

pensadores dependentistas más radicales, en el sentido freiriano del término (que van a la raíz de
las

cosas) planteaban como salida única al problema del atraso la socialización de los medios de
producción,

esto es, la instauración de un modo de producción socialista, pues, como lo plantea Dos Santos: “…
la

dependencia, el atraso y el subdesarrollo no pueden superarse dentro del régimen de producción

capitalista”

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