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La pequeña cabra

Érase una vez una pequeña cabra color blanca amada Lordy, su dueño, el señor Ari, pensaba
vendérsela a la carnicera de la ciudad, ya que la pobre cabra estaba muy lastimada de su patita y el
señor Ari no tenía los conocimientos ni los recursos para curarla.

La pequeña cabra estaba llena de tristeza, todas las noches oraba y oraba porque le dolía mucho
su patita y no quería que la vendieran. Una tarde el señor Ari la subió a su carreta y Lordy comenzó
a llorar aún más, pues supo que había llegado la hora.

Candice, una joven que estaba en busca del regalo de cumpleaños para su pequeña hermana Lara,
escuchó los lamentos de la pobre cabra, y decidió ir en busca de la criatura. La encontró muy
herida y chillando de dolor y tristeza dentro de la carreta del señor Ari.

– Dejadla en paz – Gruñó el viejo Ari

– Disculpe, solo estaba mirando a la pobre cabra

– Pues mira de prisa, porque va directo a la carnicería, está gravemente herida y no puedo
curarla.

– Pues yo la quiero, sé que está enferma, pero no permitiré que se la venda a la carnicera – dijo
Candice. Sabía que su madre, que era una sanadora, podría curar a la cabra.

El trato se hizo, el viejo Ari le vendió la cabra a Candice, quien se marchó feliz con Lordy en brazos,
pues supo que a su hermana le encantaría. Antes de llegar a su casa, compró un bello lazo color
rosa y lo ató al cuello de la cabra con un moño. Cuando abrió la puerta de su casa y Susy vio a
Lordy, su reacción fue encantadora, estaba tan emocionada, que comenzó a reír y llorar a la vez.

Llevaron a Lordy con su madre, para que curara a la cabra. La sanadora le limpió la patita, le aplicó
algunos medicamentos, cubrió la herida con varias vendas y les aseguró que sanaría en unos
cuantos días.

Lordy no podía creer su suerte. Esta mañana estaba muy triste pues pensaba que iba a morir ese
mismo día, sin embargo ahora se encontraba muy feliz, la herida ya no le dolía y la pequeña
hermana de Candice la abrazó en todo momento y se quedó junto a ella al llegar la noche. Lordy
supo que tendría días llenos de felicidad a lado de Lara y antes de dormir le dio un lengüetazo de
agradecimiento y cariño en la mejía

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