Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Immanuel Kant.
Immanuel Kant (Königsberg, Reino de Prusia, 22 de abril de 1724 – ibídem, 12 de febrero
de 1804) fue un filósofo alemán. Es el primero y más importante representante del
idealismo alemán y es considerado como uno de los pensadores más influyentes de la
Europa moderna, del último período de la Ilustración y de la filosofía universal. En la
actualidad, Kant continúa teniendo sobrada vigencia en diversas disciplinas: filosofía,
derecho, ética, estética, ciencia y política.
Contenido
[ocultar]
• 1 Biografía
○ 1.1 El joven estudiante
○ 1.2 Giro hacia la crítica
○ 1.3 Últimas obras de Kant
○ 1.4 Tumba
• 2 Pensamiento
○ 2.1 Estética trascendental
○ 2.2 Analítica trascendental
○ 2.3 Ética
• 3 Obras
○ 3.1 Del período precrítico
○ 3.2 Del período crítico
○ 3.3 Colecciones y otras ediciones
• 4 Véase también
• 5 Notas y referencias
• 6 Bibliografía
• 7 Enlaces externos
[editar] Biografía
Immanuel Kant fue bautizado como Emanuel pero cambió su nombre a Immanuel tras
aprender hebreo.[1] Nació en 1724 en Königsberg (desde mediados del siglo XX,
Kaliningrado, Rusia). Era el cuarto de nueve hermanos, de los cuales sólo cinco alcanzaron
la adolescencia. Pasó toda su vida dentro o en los alrededores de su ciudad natal, la capital
de Prusia Oriental en esa época, sin viajar jamás más allá de 150 km de Königsberg.[2] Su
padre Johann Georg Kant (1682–1746) era un artesano alemán de Memel, en aquel tiempo
la ciudad más al nordeste de Prusia (ahora Klaipėda, Lituania). Su madre Anna Regina
Reuter (1697–1737), nacida en Núremberg, era la hija de un fabricante escocés de sillas de
montar. En su juventud, Kant fue un estudiante constante, aunque no espectacular. Creció
en un hogar pietista que ponía énfasis en una intensa devoción religiosa, la humildad
personal y una interpretación literal de la Biblia. Por consiguiente, Kant recibió una
educación severa —estricta, punitiva y disciplinaria— que favorecía la enseñanza del latín
y la religión por encima de las matemáticas y las ciencias.[3]
[editar] El joven estudiante
Desde el inicio de sus estudios, Kant mostró gran aplicación en sus investigaciones.
Primero fue enviado al Collegium Fridericianum y después se matriculó en la Universidad
de Königsberg en 1740, a la edad de 16 años.[4] Estudió la filosofía de Leibniz y Wolff con
el profesor Martin Knutzen, un racionalista que también estaba familiarizado con los
desarrollos de la filosofía y la ciencia británica y que introdujo a Kant en la nueva física
matemática de Newton. También previno al joven alumno respecto del idealismo, visto
negativamente por toda la filosofía del siglo XVIII, e, incluso después de la creación de la
teoría del idealismo trascendental, Kant refutó el idealismo en la segunda edición de su
obra principal: la Crítica de la razón pura.
El infarto de su padre y su posterior muerte en 1746 interrumpió sus estudios. Kant se
convirtió en un profesor particular en los pequeños pueblos alrededor de Königsberg, pero
continuó su investigación académica. En 1749 publicó su primera obra filosófica,
Gedanken von der wahren Schätzung der lebendigen Kräfte (Meditaciones sobre la
verdadera estimación de las fuerzas vivas). Kant publicó muchas más obras sobre temas
científicos, y llegó a ser profesor universitario en 1755. El tema de sus lecciones era la
metafísica, la cual enseñó durante casi cuarenta años, incluso después de su ruptura con
ésta. El manual para el curso estaba escrito por Alexander Gottlieb Baumgarten, autor del
término «Estética» en su sentido moderno.
En Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels (Historia general de la
naturaleza y teoría del cielo, 1755), Kant diseñó la hipótesis de la nebulosa protosolar, en
donde dedujo correctamente que el Sistema Solar se formó de una gran nube de gas, una
nebulosa. De este modo intentaba explicar el orden del Sistema Solar, anteriormente visto
por Newton como impuesto por Dios desde el comienzo. Kant en su libro también dedujo
correctamente que la Vía Láctea era un gran disco de estrellas, formada asimismo a partir
de una nube giratoria. Además, sugirió la posibilidad de que otras nebulosas podían ser
igualmente grandes discos de estrellas distantes, similares a la Vía Láctea, lo que dio origen
a la denominación de Universos Isla para las galaxias, término en uso hasta bien entrado el
siglo XX.
Desde este momento, Kant se concentró en temas cada vez más filosóficos, aunque
continuaría escribiendo sobre las ciencias a lo largo de su vida. En los inicios de los años
1760, Kant concibió una serie de importantes obras de filosofía: Die falsche Spitzfindigkeit
der vier syllogistischen Figuren erwiesen (La falsa sutileza de las cuatro figuras del
silogismo), una obra sobre lógica, publicada en 1762. Aparecieron dos libros más al año
siguiente: Versuch, den Begriff der negativen Größen in der Weltweisheit einzuführen
(Ensayo para introducir el concepto de magnitudes negativas en la filosofía) y Der einzig
mögliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes (El único fundamento
posible de una demostración de la existencia de Dios).
En 1764, Kant escribió Beobachtungen über das Gefühl des Schönen und Erhabenen
(Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime) y quedó segundo tras Moses
Mendelssohn en un concurso de la Academia de Berlín con su Untersuchung über die
Deutlichkeit der Grundsätze der natürlichen Theologie und Moral (Sobre la nitidez de los
principios de la teología natural y de la moral). En 1770, a la edad de 45 años, Kant fue
nombrado finalmente Profesor de Lógica y Metafísica en la Universidad de Königsberg.
Kant escribió su Disertación inaugural (De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et
principiis) en defensa de este nombramiento. Esta obra vio la aparición de muchos temas
centrales de su obra madura, incluyendo la distinción entre las facultades del pensamiento
intelectual y la receptividad sensible. Ignorar esta distinción significaría cometer el error de
la subrepción y, como dice en el último capítulo de la disertación, la Metafísica tan sólo
progresará evitando dicho error.
[editar] Giro hacia la crítica
A la edad de 46 años, Kant era un conocido erudito y un filósofo cada vez más influyente.
Se esperaba mucho de él. Como respuesta a una carta de su alumno Markus Herz, Kant
llegó a reconocer que en la Disertación inaugural no había logrado dar cuenta de la
relación y conexión entre nuestras facultades intelectuales y sensibles. También reconoció
que David Hume le despertó del «sueño dogmático» (alrededor de 1770). Kant no publicó
ningún trabajo de filosofía en los once años siguientes.
Kant dedicó su década silenciosa a trabajar en una solución para los problemas planteados.
Aunque amante de la compañía y la conversación, Kant se aisló, pese a los intentos de sus
amigos de sacarle de su aislamiento. En 1778, en respuesta a una de esas peticiones de un
antiguo alumno, Kant escribió:
Cualquier cambio me hace aprensivo, aunque ofrezca la mejor promesa de mejorar mi estado, y
estoy convencido, por este instinto natural mío, de que debo llevar cuidado si deseo que los hilos
que las Parcas tejen tan finos y débiles en mi caso sean tejidos con cierta longitud. Mi sincero
agradecimiento a mis admiradores y amigos, que piensan tan bondadosamente de mí hasta
comprometerse con mi bienestar, pero, al mismo tiempo, pido, del modo más humilde, protección
en mi actual estado frente a cualquier alteración.[5]
Cuando Kant salió de su silencio en 1781, el resultado fue la Crítica de la razón pura
(Kritik der reinen Vernunft). Aunque hoy sea reconocida unánimemente como una de las
más importantes obras en la historia de la filosofía, fue ignorada en el momento de su
publicación inicial. El libro era largo, más de 800 páginas en la edición original en alemán,
y escrito en un estilo seco y académico. Fue objeto de pocas reseñas, las cuales, además, no
concedían importancia a la obra. Su densidad hacía de ella un «hueso duro de roer»,
oscurecida por «...toda esta pesada telaraña», según la describió Johann Gottfried Herder en
una carta a Johann Georg Hamann.[6]
Esto contrasta intensamente con el elogio que Kant había recibido por obras anteriores,
como la citada memoria de 1764 y otros opúsculos que precedieron a la primera Crítica.
Estos tratados bien recibidos y legibles incluyen uno sobre el terremoto de Lisboa, que fue
tan popular que se vendía por páginas.[7] Antes de su giro hacia la crítica, sus libros se
vendían bien, y para cuando publicó Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo
sublime en 1764, se había convertido en un autor popular de cierto renombre.[8] Kant se
decepcionó con la recepción de la primera Crítica. Reconociendo la necesidad de clarificar
el tratado original, Kant escribió los Prolegómenos a toda metafísica futura (Prolegomena
zu einer jeden künftigen Metaphysik, die als Wissenschaft wird auftreten können) en 1783,
como un resumen de sus principales puntos de vista. También animó a su amigo Johann
Schultz, a publicar un breve comentario sobre la Crítica de la razón pura.
La reputación de Kant aumentó gradualmente durante la década de 1780, gracias a una
serie de obras importantes: el ensayo Respuesta a la pregunta: ¿Qué es Ilustración?
(Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung?) de 1784; la Fundamentación de la
metafísica de las costumbres (Grundlegung zur Metaphysik der Sitten), de 1785 (su primera
obra sobre filosofía moral), y Principios metafísicos de la ciencia natural (Metaphysische
Anfangsgründe der Naturwissenschaft), de 1786. Pero el reconocimiento final de Kant
llegó desde una fuente inesperada. En 1786, Karl Leonhard Reinhold comenzó a publicar
una serie de cartas públicas sobre la filosofía kantiana. En estas cartas, Reinhold enmarcaba
la filosofía de Kant como una respuesta a la principal controversia intelectual de la época:
la Disputa sobre el Panteísmo. Friedrich Heinrich Jacobi había acusado al recientemente
fallecido Gotthold Ephraim Lessing (distinguido dramaturgo y ensayista filosófico) de
spinozismo. Esa acusación, equivalente a la de ateísmo, fue desmentida rotundamente por
Moses Mendelssohn, amigo de Lessing, y surgió una amarga disputa pública entre ellos. La
controversia gradualmente escaló hasta convertirse en un debate general sobre los valores
de la Ilustración y de la razón en sí misma. Reinhold mantenía en sus cartas que la Crítica
de la razón pura de Kant podía resolver esta disputa defendiendo la autoridad y los límites
de la razón. Las cartas de Reinhold fueron ampliamente leídas e hicieron a Kant el filósofo
más famoso de su época.
[editar] Últimas obras de Kant
Kant publicó una segunda edición de la Crítica de la razón pura en 1787, revisando en
profundidad las primeras partes del libro. La mayoría de sus posteriores obras se centraron
en otras áreas de la filosofía. Continuó desarrollando su filosofía moral, especialmente en la
Crítica de la razón práctica (Kritik der praktischen Vernunft, conocida como la segunda
Crítica) de 1788 y la Metafísica de las costumbres (Metaphysik der Sitten) de 1797. La
Crítica del juicio (Kritik der Urteilskraft, la tercera Crítica) de 1790 aplicaba el sistema
kantiano a la Estética y la teleología. También escribió varios ensayos algo populares sobre
historia, religión, política y otros temas. Estas obras fueron bien recibidas por los
contemporáneos de Kant y confirmaron su posición preeminente en la filosofía del siglo
XVIII. Había varias revistas dedicadas únicamente a defender y criticar la filosofía
kantiana. Pero, a pesar de su éxito, las tendencias filosóficas se movían en otra dirección.
Muchos de los discípulos más importantes de Kant (incluyendo a Reinhold, Beck y Fichte)
transformaron la posición kantiana en formas de idealismo cada vez más radicales. Esto
marcó la aparición del Idealismo alemán. Kant se opuso a estos desarrollos y denunció
públicamente a Fichte en una carta abierta[9] en 1799. Fue uno de sus últimos actos
filosóficos. La salud de Kant, mala desde hacía mucho tiempo, empeoró, y murió en
Königsberg el 12 de febrero de 1804, murmurando la palabra «Genug» («suficiente»,
«basta») antes de expirar.[10] Su inacabada obra final, el fragmentario Opus postumum, fue
(como su título sugiere) publicada póstumamente.
Han surgido una variedad de creencias populares con respecto a la vida de Kant. A menudo
se sostiene, por ejemplo, que Kant maduró tardíamente, que sólo se convirtió en un filósofo
importante a sus cincuenta y tantos años después de rechazar sus anteriores puntos de vista.
Aunque es cierto que Kant escribió sus mejores obras relativamente tarde en su vida, hay
una tendencia a infravalorar el valor de sus obras anteriores. Los estudios recientes sobre
Kant han dedicado más atención a estos escritos «precríticos» y se ha reconocido una cierta
continuidad con sus obras maduras.
Muchos de los mitos comunes acerca de las peculiaridades personales de Kant se
enumeran, explican y refutan en la introducción del traductor inglés Goldthwait de las
Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime.[11] A menudo se sostiene que
Kant vivió una vida muy estricta y previsible, lo que lleva a la historia a menudo repetida
de que sus vecinos ponían los relojes en hora cuando daba sus paseos diarios.[12] De nuevo,
esto es cierto sólo en parte. Mientras fue joven, Kant fue una persona muy sociable y un
apasionado de los convites durante la mayor parte de su vida. No se casó nunca.
Únicamente en una época más avanzada de su vida, la influencia de su amigo, el
comerciante inglés Joseph Green, hizo que Kant adoptara un estilo de vida más regular.[13]
[editar] Tumba
Placa en una pared en Kaliningrado, en alemán y en ruso, con las palabras tomadas de la
conclusión de la Crítica de la Razón Práctica de Kant.
De 1879 a 1881 se recolectó dinero para construir una capilla a modo de monumento. La
tumba de Kant se encuentra fuera de la Catedral de Königsberg —actual Kaliningrado— en
el río Pregolya y es uno de los pocos monumentos alemanes conservados por los soviéticos
después de que conquistaran y anexionaran la ciudad en 1945. La tumba original de Kant
fue demolida por las bombas rusas a comienzos de aquel año. Una réplica de una estatua de
Kant, ubicada en frente de la Universidad, fue donada por una entidad alemana en 1991.
Los recién casados llevan flores a la capilla, como hicieron antes para el monumento de
Lenin.
Cerca de la tumba se halla una placa con la siguiente inscripción en alemán y ruso, tomada
de la «Conclusión» de Crítica de la razón práctica: «Dos cosas llenan la mente con
siempre nuevo y acrecentado asombro y admiracion entre mas frecuente y continuamente
reflexión es ocupada con ellas; el firmamento estrellado sobre mí y la ley moral dentro de
mí».
Lo que dijo Immanuel Kant antes de morir fue „Es ist gut“, que significa 'Está bien'.
[editar] Pensamiento
Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación
acreditada, como revistas especializadas, monografías, prensa diaria o páginas de
Internet fidedignas.
Puedes añadirlas así o avisar al autor principal del artículo en su página de discusión pegando:
{{subst:Aviso referencias|Immanuel Kant}} ~~~~
Todo aquel que se ocupe de filosofía moderna no puede dejar de lado a Kant; tal vez haya
que decir lo mismo de todo aquel que se ocupe de filosofía. Su obra es típicamente
alemana, muy elaborada y un tanto nebulosa. Encerrado en su gabinete, donde pasó su larga
vida de casi 80 años, cuidaba poco el filósofo del mundo banal, aun cuando lo frecuentaba
con placer.
Encasillado en su subjetividad, a la manera de Descartes, da a sus teorías una dirección
muy distinta a la del filósofo francés. Descartes se adentra en su yo, pero ha de encontrar el
camino para elevarse a Dios, y a un tiempo, para dar «certidumbre╗ al mundo físico o de la
res extensa. Kant, encerrado en un mundo fenoménico, ha de descalificar la posibilidad de
contactar a las cosas en sí mismas. Sean las del mundo, la de Dios, la del alma.
La filosofía de Kant no niega la existencia de Dios, ni un orden moral, ni la realidad
pensable de un mundo físico. Lo que niega KANT —salvo en lo moral— es que la razón
humana pueda trascender y llegar a esos entes en sí mismos: sean el «mundo», «Dios» o el
«alma». Además Kant constituyó la idea de que el mundo, el sol y todos los planetas son
complementarios unos con otros.
Kant parte de la conciencia, de las representaciones fenoménicas del yo. Sean provenientes
del mundo externo o interno. Y se aboca, desde un principio, a la estética trascendental.
Kant entiende por sensación el efecto de un objeto sobre la facultad representativa, en
cuanto somos afectados por él. Se entiende que se prescinde por completo de la naturaleza
del objeto afectante y que solamente se presta atención al efecto que se produce en
nosotros, en lo puramente subjetivo.
La intuición empírica es una percepción cualquiera que refleja a un objeto, y así el
conocimiento es considerado como un medio. La intuición empírica es la que se refiere a un
objeto, pero por medio de la sensación. El fenómeno es el objeto indeterminado de la
intuición empírica. El árbol puede afectarnos y de él tenemos una representación
fenoménica. Nada podemos saber del árbol en sí. La realidad de la cosa, en ella misma, es
un noúmeno no alcanzable.
[editar] Estética trascendental
En la Crítica de la razón pura se parte, asumiendo los resultados del empirismo, afirmando
el valor primordial que se le da a la experiencia, en tanto esta permite presentar y conocer a
los objetos, desde la percepción sensible o intuición (Anschauung). La capacidad de recibir
representaciones se llama sensibilidad, y es una receptividad, pues los objetos vienen dados
por esta. La capacidad que tenemos de pensar los objetos dados por la sensibilidad se llama
entendimiento. Las intuiciones que se refieren a un objeto dado por las sensaciones se
llaman intuiciones empíricas y el objeto sensible es llamado fenómeno (término de origen
griego que significa «aquello que aparece»). Asimismo a las representaciones en las que no
se encuentra nada perteneciente a la sensación se las llama puras. Se sigue que la ciencia de
la sensibilidad es llamada Estética trascendental, que forma parte de la Doctrina
Trascendental de los Elementos en la Crítica de la razón pura.
El empleo del término «Estética» en Kant difiere del uso que hizo Alexander Gottlieb
Baumgarten del mismo término, en cuanto ciencia de lo bello. El uso de Kant es en realidad
más fiel a la etimología (αισθητική, aisthetike, viene de αἴσθησις, aisthesis, que significa
'sensación, sensibilidad') pero el de Baumgarten tuvo mejor fortuna.
La Estética trascendental muestra que, a pesar de la naturaleza receptiva de la sensibilidad,
existen en ella unas condiciones a priori que nos permiten conocer, mediante el
entendimiento, los objetos dados por el sentido externo (intuición). Estas condiciones son el
espacio y el tiempo.
Para que las sensaciones sean referidas a objetos externos, o alguna cosa que ocupe un
lugar distinto del nuestro, y, asimismo, para poder entender los objetos como exteriores los
unos a los otros, como situados en lugares diversos, es necesario que tengamos «antes» la
representación del espacio, que servirá de base a las intuiciones. De lo que se infiere que la
representación del espacio no puede derivar de la relación de los fenómenos ofrecidos por
la experiencia. Todo lo contrario: es absolutamente necesario dar por sentado de manera a
priori esta representación de espacio como dada para que la experiencia fenoménica sea
posible. El espacio, argumenta Kant, no puede ser un concepto del entendimiento puesto
que los conceptos empíricos se elaboran sobre los objetos ya intuidos de forma sensible en
el espacio y el tiempo; el espacio, como intuición, es anterior a cualquier intuición de
objeto, anterior a cualquier experiencia; por eso, dice Kant, es una intuición pura.
La representación del espacio no es un producto de la experiencia; es una condición de
posibilidad necesaria que sirve de base a todas las intuiciones externas. El espacio es la
condición de posibilidad de existencia de todos los fenómenos.[14]
Es importante comprender que el espacio es la forma en la cual todos los fenómenos
externos se dan, o dicho de otro modo, en el espacio se da la intuición sensible. De lo
anterior se sigue que el espacio tendrá una doble cualidad: en tanto condición formal en la
que se dan los fenómenos, el espacio posee una idealidad trascendental en la cual se
prescinde de la sensibilidad, y una realidad empírica en la cual se validan objetivamente
los fenómenos intuidos.
Por su lado, el tiempo es también una forma pura de la intuición sensible y es presupuesto
desde el sujeto cognocente (de manera a priori) El tiempo es una condición formal a priori
de todos los fenómenos y posee validez objetiva en relación solo con los fenómenos. El
tiempo, al igual que el espacio, tampoco es un concepto discursivo, sino una forma pura de
la intuición sensible.
Pero en este caso, el tiempo es además la forma del sentido interno. Kant se refiere a la
capacidad que los sujetos tienen de intuirse a sí mismos, en la «apercepción», es decir la
percepción de la propia identidad empírica, en una sucesión de momentos, que constituyen
el tiempo.
El espacio da validez objetiva a los fenómenos en tanto estos existen en la sensibilidad
(sentido externo) que pone en relación al sujeto con el objeto que es percibido como fuera.
El tiempo da validez objetiva a los fenómenos en tanto que estos son percibidos no solo en
el espacio exterior, sino desde la apercepción que se percibe a sí misma y en relación con
su experiencia externa según un antes y un después, es decir, en un momento de esa
intuición pura que es el tiempo. Se sigue de lo anterior que es posible pensar objetos que no
estén dados en el espacio, pero no es posible pensar objetos que no estén dados en el
tiempo. El tiempo es en consecuencia la forma de la intuición pura de la sensibilidad
interna y tiene en sí mismo realidad subjetiva en tanto permite al sujeto pensarse a sí mismo
como objeto en el tiempo. Finalmente el tiempo es asimismo forma de la intuición externa
en la cual devienen todos los fenómenos intuidos en un espacio determinado.
De lo anterior Kant deduce que es imposible que los fenómenos existan por sí mismos, pues
toda la realidad empírica se valida como algo real en tanto es intuida por el sujeto. En
consecuencia, espacio y tiempo, al ser formas puras de la intuición sensible, son también
condiciones inherentes al sujeto que intuye y sin estas al sujeto se le haría imposible recibir
representaciones. Es así como la Estética Trascendental constituye el primer estadio de
conocimiento del sujeto, y que tiene directa relación con la percepción sensible de objetos
de la experiencia.
Cuando proyectamos hacia el exterior lo que denominamos extensión, estamos aplicando o
sobreponiendo a los datos sensibles algo que no viene dado por ellos, algo puramente
subjetivo, una forma, una condición previa de nuestra sensibilidad. Todo lo que llamamos
corporal no va más allá de la representación interna, aunque lo consideremos como externo.
En la primera edición de la Crítica de la razón pura Kant dice: «El concepto trascendental
de los fenómenos en el espacio es una advertencia crítica de que en general nada de lo
percibido en el espacio es una cosa en sí, que el espacio es además una forma de las cosas;
los objetos en sí nos son completamente desconocidos y lo que llamamos cosas exteriores
no son más que representaciones de nuestra sensibilidad».[15]
Podemos resumir la Estética Trascendental de la siguiente forma:
1. Que son las impresiones (elemento material del conocimiento) las que ponen en
marcha la mente humana.
2. Que las impresiones son condición necesaria, pero no suficiente, para que se
produzca el conocimiento sensible, o sea, para que podamos ver, oir, tocar... Hace
falta algo más.
3. Ese algo más que falta es aportado por el sujeto que conoce, por dos formas a priori
de la sensibilidad: el espacio y el tiempo; con lo que cualquier acceso a las cosas en
sí mismas sería en principio imposible para una mente receptivamente sensible
como es la humana. Lo en-sí hay que suponer que existe, independientemente de
que un sujeto lo conozca o no. Además, es causa de las impresiones que afectan
nuestra sensibilidad, pero cualquier afirmación sobre ellas carece de sentido.
4. Cuando, gracias al espacio y al tiempo ordenamos las impresiones, se produce el
conocimiento o representación sensible, es decir, podemos ver, oir, tocar... Se ha
realizado entonces la síntesis de aprehensión.
De esto Kant extrae dos conclusiones adicionales:
1. Existe un límite, una demarcación clara entre lo que puede ser conocido de un modo
objetivo y lo que no puede serlo, es decir, una demarcación clara entre ciencia y
metafísica. Ese límite es la experiencia.
2. Los matemáticos —por ej. en geometría— pueden llegar a establecer verdades a
priori sobre el espacio y aplicar esas verdades al mundo físico en la medida en que
su ciencia tiene como objeto un espacio que es a priori.
[editar] Analítica trascendental
Además de espacio y tiempo como formas puras de la sensibilidad, el hombre dispone de
las categorías como funciones del entendimiento, tema que se aborda en la «Analítica
trascendental». La sensibilidad es receptiva, aunque no quiere decir esto que sea pasiva,
pues presupone la actividad corporal. El entendimiento es también activo y su función es la
de producir (hervorbringen) los conceptos. En este sentido, como ha mostrado Eugenio
Moya en su reciente libro: Kant y las ciencias de la vida (Madrid, Biblioteca Nueva, 2008),
la mente humana se comporta como cualquier ente vivo. En efecto, de igual manera que
éstos organizan y se autoorganizan a sí mismos a partir de las diferentes materias que les
servían de alimento, de respiración, etc.; es decir, son autopoyéticos. La mente tiene la
capacidad para hacer emerger desde sí misma (selbstgebären), determinadas formas
cognitivas a priori que organizan el material múltiple que le proporcionan los sentidos. «En
este sentido —dice Kant en la Crítica de la razón pura—, las impresiones dan el impulso
inicial para abrir toda la facultad cognoscitiva en relación con ellos y para realizar la
experiencia. Ésta incluye dos elementos muy heterogéneos: una materia de conocimiento,
extraída de los sentidos, y cierta forma de ordenarlos, extraída de la fuente interior de la
pura intuición y del pensar, los cuales, impulsados por la materia, entran en acción y
producen conceptos». El a priori del entendimiento hay que concebirlo así, más que un
conocimiento sustantivo, como una capacidad de producir conocimientos ajustando a
ciertas reglas los materiales de la experiencia. Ahora bien, en la medida en que sólo
podemos aprender a partir de esas reglas, no podemos decir que todo conocimiento deba
justificarse a partir de aquellos materiales.
Recapitulando:
1. El origen de todos nuestros conocimientos está en los sentidos. El espacio es la
forma que aportamos para las representaciones externas. El tiempo es la forma pura
que previamente aportamos tanto para lo externo como para lo interno.
2. Aparte de estas formas puras, la razón humana dispone de la facultad del
entendimiento, conformadora espontánea con su bagaje de categorías.
3. Las intuiciones sensibles por sí mismas y solas no engendran conocimiento: son
ciegas.
4. Las intuiciones sensibles constituyen materia de conocimiento en tanto se someten a
la conceptualización del entendimiento. Y a partir de allí opera nuestro aparato
discursivo.
La razón humana tiene en el conjunto de categorías su fuerza para concebir los objetos,
pero siempre que haya un aflujo de fenómenos sobre los cuales ellas puedan actuar. Cuando
tal cosa no ocurre, en el caso de los objetos denominados «metafísicos», como Dios, el
alma, el mundo, tal función del entendimiento deriva sin mucho sentido y cae en las
llamadas antinomias, en que tanto puede demostrarse como verdadera una posición como la
contraria.
[editar] Ética
La ética kantiana está contenida en lo que se ha denominado como sus tres obras éticas:
Fundamentación de la Metafísica de las costumbres, Crítica de la razón práctica y
Metafísica de las costumbres. Kant se caracterizó por la búsqueda de una ética o principios
con el carácter de universalidad que posee la ciencia. Para la consecución de dichos
principios Kant separó las éticas en: éticas empíricas (todas las anteriores a él) y éticas
formales (ética de Kant).
Este nuevo planteamiento acerca de la ética hace de Kant el padre de la filosofía moderna.
La razón teórica formula juicios frente a la razón práctica que formula imperativos. Estos
serán los pilares en los que se fundamenta la ética formal kantiana. La ética debe ser
universal y, por tanto, vacía de contenido empírico, pues de la experiencia no se puede
extraer conocimiento universal. Debe, además, ser a priori, es decir, anterior a la
experiencia y autónoma, esto es, que la ley le viene dada desde dentro del propio individuo
y no desde fuera. Los imperativos de esta ley deben ser categóricos y no hipotéticos que
son del tipo «Si quieres A, haz B».
En contraposición a la ética a Kant se encuentra la ética de Santo Tomás de Aquino.
El imperativo categórico tiene tres formulaciones:
1. «Obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne
en ley universal».[16]
2. «Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de
cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio».[17]
3. «Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en
un reino universal de los fines».[18]
Kant sintetiza su pensamiento, y en general «el campo de la filosofía en sentido
cosmopolita», en tres preguntas: ¿Qué debo hacer?, ¿Qué puedo saber?, ¿Qué me está
permitido esperar?, que pueden resumirse en una sola: ¿Qué es el hombre?[19]
A la primera interrogante trata de dar respuesta la moral. A la segunda, el análisis de la
Crítica de la razón pura en torno de las posibilidades y límites del conocimiento humano.
A la tercera trata de responder la religión.
Kant concluye su estudio epistemológico haciendo especial hincapié en la importancia del
deber, que es donde reside la virtud de toda acción. Al hacer coincidir la máxima de
cualquier acción con la ley práctica, el ser humano habrá encontrado el principio objetivo y
universal del obrar.
[editar] Obras
[editar] Del período precrítico
• Pensamientos sobre la verdadera estimación de las fuerzas vivas (Gedanken von
der wahren Schätzung der lebendigen Kräfte) (1747).
• Historia general de la naturaleza y teoría del cielo (Allgemeine Naturgeschichte
und Theorie des Himmels) (1755). En español: trad. de J.E. Llunqt; Juárez Editor.
Buenos Aires, 1969 (sin ISBN).
• Nueva dilucidación de los primeros principios del conocimiento metafísico
(Principiorum primorum cognitionis metaphysicae nova dilucidatio) (1755). En
Disertaciones latinas de Kant. Traducción de Juan David García Bacca.
Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1974.
• Nuevo concepto del movimiento y el reposo (Neuer Lehrbegriff der Bewegung und
Ruhe und der damit verknüpften Volgerungen in den ersten Grunden der
Naturwissenschaft) (1758).
• La falsa sutileza de las cuatro figuras del silogismo (Die falsche Spitzfindigkeit der
vier syllogistischen Figuren erwiesen) (1762).
• Ensayo para introducir el concepto de magnitudes negativas en la filosofía
(Versuch, den Begriff der negativen Größen in der Weltweisheit einzuführen)
(1763).
• El único fundamento posible de una demostración de la existencia de Dios (Der
einzig mögliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes) (1763).
En español: trad. de J.M. Quintanas; Barcelona, PPU, 1989 (ISBN 84-7665-474-X).
• Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime (Beobachtungen über
das Gefühl des Schönen und Erhabenen) (1764). Trad.: Alianza Editorial, Madrid,
2008. (ISBN 978-84-206-6196-4)
• Sobre la nitidez de los principios de la teología natural y de la moral
(Untersuchung über die Deutlichkeit der Grundsätze der natürlichen Theologie und
Moral) (1764).
• Los sueños de un visionario explicados por los sueños de la metafísica (Träume
eines Geistersehers erläutert durch Träume der Metaphysik) (1766). Traducción:
Alianza, Madrid, 1987. (ISBN 84-206-0271-X)
• Sobre el fundamento primero de la diferencia entre las regiones del espacio (Von
dem ersten Grunde des Unterschiedes der Gegenden im Raume) (1766).
• Disertación inaugural (De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et principiis)
(1770). CSIC, Madrid, 1961.
• Aufsätze, das Philantropin betreffend (1776–1777), en Pedagogía, Akal, Madrid,
1983.
[editar] Del período crítico
• Crítica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft). (1781, 2ª edic. 1787).
• Prolegómenos a toda metafísica futura que pueda presentarse como ciencia,
(Prolegomena zu einer jeden künftigen Metaphysik, die als Wissenschaft wird
auftreten können) (1783).
• Respuesta a la pregunta: ¿qué es ilustración? (Beantwortung der Frage: Was ist
Aufklärung?) (1784).
• Idea para una historia universal en sentido cosmopolita (Idee zu einer allgemeinen
Geschichte in weltbürgerlicher Absicht) (1784).
• Fundamentación de la metafísica de las costumbres, (Grundlegung zur Metaphysik
der Sitten) (1785). Trad. de Manuel García Morente: Madrid, Espasa-Calpe, 1994
(ISBN 84-239-1940-4).
• Recensiones de las «Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad» de
Herder (Recensionen von J. G. Herders «Ideen zur Philosophie der Geschichte der
Menschheit») (1785).
• Principios metafísicos de la ciencia de la naturaleza (Metaphysische
Anfangsgründe der Naturwissenschaft) (1786). Trad. de C. Másmela, Alianza.
Madrid, 1989 (ISBN 84-206-0394-5).
• Probable inicio de la historia humana (Muthmaßlicher Anfang der
Menschengeschichte) (1786).
• ¿Qué significa orientarse en el pensamiento? (Was heisst: sich im Denken
orientieren?) (1786). Trad. de C. Correas, Buenos Aires, Leviatán, 1982 (ISBN
950-01-6349-7).
• Segunda edición de la Crítica de la razón pura (1787), con numerosas
modificaciones.
• Sobre el uso de los principios teleológicos en la filosofía (Über den Gebrauch
teleologischer Principien in der Philosophie) (1788).
• Crítica de la razón práctica (Kritik der praktischen Vernunft) (1788). Trad. de E.
Miñana y Manuel García Morente, Madrid, Espasa-Calpe, 1981 (2ª edic.) (ISBN
84-239-1589-1). Trad. de Roberto R. Aramayo, Madrid, Alianza, 2000 (ISBN 84-
206-3543-X).
• Crítica del juicio (Kritik der Urteilskraft) (1790). Trad. de Manuel García Morente,
Madrid, Espasa-Calpe, 1999 (8ª edic.) (ISBN 84-239-1967-6).
• Primera introducción a la Crítica del juicio (Erste Einleitung in der Kritik der
Urteilskraft) (escrito póstumo, redactado en 1790). Traducciones: Univ. de Buenos
Aires, 1948; Buenos Aires, Juárez, 1969; Madrid, Balsa de la Medusa–Visor Distr.,
1987.
• Sobre un descubrimiento según el cual toda nueva crítica de la razón pura resulta
superflua frente a otra anterior (también conocida como Nueva crítica o Respuesta
a Eberhard) (Über eine Entdeckung nach der alle neue Kritik der reinen Vernunft
durch eine ältere entbehrlich gemacht werden soll) (1790). Trad.: Buenos Aires,
Aguilar, 1968, 1973 (5ª ed.).
• Sobre el fracaso de todos los ensayos filosóficos de Teodicea (Über das Misslingen
aller philosophischen Versuche in der Theodizee) (1791).
• ¿Cuáles son los progresos reales que la metafísica ha realizado en Alemania desde
los tiempos de Leibniz y Wolff? (Welche sind die wirklichen Fortschritte, die
Metaphysik seit Leibnizens und Wolffs Zeiten in Deutschland gemacht hat?) (texto
póstumo fragmentario, escrito hacia 1791–1795; publicado por Rink en 1804). Trad.
esp. con el título Los progresos de la metafísica desde Leibniz y Wolff, Madrid,
Tecnos, 1987 (edic. de F. Duque) (ISBN 83-309-1403-X).
• La religión dentro de los límites de la mera razón (Die Religion innerhalb der
Grenzen der blossen Vernunft) (1793). Trad. de F. Martínez Marzoa, Madrid,
Alianza, 1986 (ISBN 84-206-1163-8).
• Sobre el dicho: Esto puede ser correcto en la teoría, pero no vale para la práctica
(Über den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig sein, taugt aber nicht für
die Praxis) (1793).
• El fin de todas las cosas (Das Ende aller Dinge) (1794).
• La paz perpetua (Zum ewigen Frieden, ein philosophischer Entwurf) (1795).
• Metafísica de las costumbres (Metaphysik der Sitten) (1797). Trad. esp. La
metafísica de las costumbres. Madrid, Tecnos, 1989, 1994 {ISBN 84-309-1686-5}.
Traducción parcial (de la Rechtslehre solamente): Principios metafísicos de la
doctrina del derecho. México, Universidad Nacional Autónoma de México,
Colección Nuestros Clásicos. 1977.
• Revisión de la pregunta: si el género humano progresa continuamente hacia lo
mejor (Erneuerte Frage: Ob das menschliche Geschlecht im beständigen
Fortschreiten zum Besseren sei) (1797).
• El conflicto de las facultades (Der Streit der Fakultäten), (1798). Trad. esp. de R.
R. Aramayo (como La contienda entre las facultades de filosofía y teología):
Madrid, Trotta, 1999 (ISBN 84-8164-323-8).
• El poder de las facultades afectivas (1798).
• Antropología en sentido pragmático (Anthropologie in pragmatischer Hinsicht)
(1798). Trad. de José Gaos. Revista de Occidente, Madrid, 1935; reed.: Madrid,
Alianza, 1991 (ISBN 84-206-0526-3).
• Lógica (Logik. Ein Handbuch zu Vorlesungen) (1800, publicada por Jäsche). Trad.:
Madrid, Akal, 2000 (ISBN 84-460-1112-3).
• Geografía física (Immanuel Kants physische Geographie. Auf Verlangen des
Verfassers aus seiner Handschrift herausgegeben und zum Theil bearbeitet von D.
Friedrich Theodor Rink) (1802).
• Pedagogía (Pädagogik. Herausgegeben von D. Friedrich Theodor Rink) (1803).
Trad. de L. Luzuriaga y J.L. Pascual, Madrid, Akal, 1983.
• Transición desde los primeros fundamentos metafísicos de la ciencia natural a la
Física (Vom Übergange von den metaphysischen Anfangsgründen der
Naturwissenschaft zur Physik) (1888, edición de Krause). Obra fragmentaria
inconclusa que forma parte del Opus postumum.
• Opus postumum (colección de obras inconclusas) (1920). Trad.: Barcelona,
Anthropos, 1991, edic. de F. Duque (ISBN 84-7658-269-2).
• Antropología Práctica (manuscrito inédito de 1785). Editorial Tecnos, Madrid,
1990.
[editar] Colecciones y otras ediciones
• Filosofía de la Historia (compilación de varios escritos kantianos). Fondo de
cultura Económica, México, 1941. 4ª reimpresión en 1992. Incluye: Qué es
Ilustración, Idea de una historia en sentido cosmopolita, Comienzo presunto de la
Historia, El fin de todas las cosas, Si el género humano se halla en progreso
constante.
• Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre
Filosofía de la Historia. Madrid, Tecnos, 1987 (ISBN 84-309-1415-3). Incluye
Ideas para una Historia universal en clave cosmopolita (sic, el título original es en
singular), Recensiones sobre la obra de Herder «Ideas para una filosofía de la
historia de la humanidad», Probable inicio de la Historia humana,
Replanteamiento sobre la cuestión de si el género humano se halla en continuo
progreso hacia lo mejor.
• Opúsculos de filosofía natural. Madrid, Alianza, 1992; edic. de Atilano Domínguez
(ISBN 84-206-0584-0). Incluye: Breve bosquejo de unas meditaciones sobre el
fuego (1755), Uso de la metafísica unida con la geometría en la filosofía natural,
cuyo primer bosquejo contiene la monadología física (1756), Nueva doctrina del
movimiento y del reposo y de las consecuencias con ello ligadas en los primeros
principios de la ciencia de la naturaleza (1758), Ensayo para introducir las
magnitudes negativasen la filosofía (1763), Sobre el primer fundamento de la
distinción de las regiones dentro del espacio (1768).
• Obra Completa. Madrid, Editorial Gredos, Biblioteca de Grandes Pensadores:
1. Volumen I {2010, ISBN 978-84-249-0427-2}
2. Volumen II {2010, ISBN 978-84-249-0880-5}
Baruch Spinoza
Retrato de Baruch de Spinoza, cerca de 1665.
Baruch de Spinoza (también escrito Baruj de Spinoza) (Hebreo: ברוך שפינוזה, Latín:
Benedictus de Spinoza, Portugués: Bento de Espinosa), (Ámsterdam, 24 de noviembre de
1632 - La Haya, 21 de febrero de 1677) fue un filósofo neerlandés, de origen sefardí
portugués, heredero crítico del cartesianismo, considerado uno de los tres grandes
racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con el francés René Descartes y el alemán
Gottfried Leibniz.
Contenido
[ocultar]
• 1 Biografía
• 2 Pensamiento
○ 2.1 Pensamiento político
• 3 Obra
○ 3.1 Traducciones al español
• 4 Bibliografía y referencias
• 5 Notas y referencias de detalle
• 6 Véase también
• 7 Enlaces externos
[editar] Biografía
Nació en Ámsterdam, Países Bajos, en 1632, procedente de una familia de judíos sefardíes
emigrantes de la península Ibérica, que huía de la persecución en Portugal. Se dice que su
familia procedía de España, de donde habría huido en el siglo XV a Portugal; sin muchas
pruebas, hay quien sostiene que era originaria de Espinosa de los Monteros (Burgos), lo que
explicaría su apellido "Espinosa".[1] Se educó en la comunidad judía de Ámsterdam, donde
se conservaba una considerable tolerancia religiosa, pese a la influencia de los clérigos
calvinistas. Contrajo una tuberculosis que poco a poco minaría su salud, hasta ocasionarle
una muerte temprana.
A pesar de haber recibido una educación ligada a la ortodoxia judía, por ejemplo, con la
asistencia a las lecciones de Saúl Levi Morteira, el joven Spinoza mostró una actitud
bastante crítica frente a estas enseñanzas y amplió sus estudios por su cuenta en
matemáticas y filosofía cartesiana, dirigido por Franciscus van den Enden. Leyó también a
Thomas Hobbes, Lucrecio y Giordano Bruno; estas lecturas lo fueron alejando de la
ortodoxia judaica. A esto se le pueden sumar las influencias del grupo de los collegianten o
colegiantes (cristianos liberales protestantes neerlandeses), así como de heterodoxias judías
hispano-portuguesas, estas últimas encarnadas principalmente en las figuras de Juan de
Prado y Uriel da Costa.
Muerto su padre, en 1654, Spinoza no tenía ya que mantener oculto su descreimiento por
respeto a la figura paterna. El 27 de julio de 1656 fue expulsado de la comunidad judía (así
como excomulgado y desterrado de la ciudad), a la sazón dividida en dos grupos:
• Sefardíes: judíos expulsados de la península Ibérica y grupo al cual Spinoza
pertenecía. Era un grupo parcialmente influido por la tradición humanista.
• Askenazíes: judíos procedentes de Europa central que al sufrir fuertes persecuciones
durante la Edad Media emigraron en masa hacia el este, pero también a los Países
Bajos e Inglaterra.
Éstos últimos constituían un grupo cerrado. En algún momento histórico parece que sus
normas fueran más ortodoxas y rígidas que las de los sefardíes. Era el grupo mayoritario en
Ámsterdam.
John Dewey
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a navegación, búsqueda
Contenido
[ocultar]
• 1 Contexto histórico, filosófico y pedagógico y la Pedagogía Progresista
• 2 Propuestas teóricas
• 3 Aportes metodológicos
• 4 Obras
• 5 Véase también
• 6 Enlaces externos
...
Miguel de Unamuno
Nacimiento 29 de septiembre de 1864
Bilbao, España
Nacionalidad España
Contenido
[ocultar]
• 1 Biografía
• 2 Obra
○ 2.1 Narrativa
2.1.1 Novela
○ 2.2 Filosofía
○ 2.3 Poesía
○ 2.4 Teatro
• 3 Epistolario
• 4 Bibliografía
• 5 Referencias
• 6 Véase también
• 7 Enlaces externos
[editar] Biografía
Unamuno hacía su tertulia diaria en la terraza del Café Novelty, en la Plaza Mayor de
Salamanca, junto al ayuntamiento.
Banderas de Bilbao y flores rojas y blancas en el homenaje a Miguel de Unamuno, en la
Plaza Unamuno, a unos cien metros de la casa natal del escritor, en el Casco Viejo de
Bilbao.
Miguel de Unamuno nació en la calle Ronda del casco viejo de Bilbao. Era el tercer hijo y
primer varón, tras María Felisa y María Jesusa, del matrimonio habido entre el comerciante
Félix de Unamuno Larraza y su sobrina carnal, Salomé Jugo Unamuno. Más tarde nacerán
Félix, Susana y María Mercedes. A los diez años, al acabar sus primeros estudios en el
colegio de San Nicolás y a punto de entrar en el instituto, asiste como testigo al asedio de
su ciudad durante la Tercera Guerra Carlista, lo que luego reflejará en su primera novela,
Paz en la guerra. Buen dibujante, estudió en el taller bilbaíno de Antonio Lecuona, pero,
como él mismo confesó, la falta de dominio sobre el color le hizo desistir de una carrera
artística.
Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, obteniendo la calificación de
notable en 1883, a sus veintiún años. Al año siguiente se doctora con una tesis sobre la
lengua vasca: Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca. En ella
anticipa su idea sobre el origen de los vascos, idea contraria a la que en los años venideros
irá gestando el nacionalismo vasco, recién fundado por los hermanos Arana Goiri, que
propugnará una raza vasca no contaminada por otras razas.
En 1884 comienza a trabajar en un colegio como profesor de latín y psicología, publica un
artículo titulado «Del elemento alienígena en el idioma vasco» y otro costumbrista,
«Guernica», aumentando su colaboración en 1886 con el Noticiero de Bilbao.
En 1888, se presentó a la cátedra de psicología, lógica y ética del Instituto de Bilbao
convocadas por la Diputación de Vizcaya, junto con Sabino Arana y el novelista y
folclorista Resurrección María de Azkue, adjudicándose la plaza éste último.
Polemizó con Arana, que iniciaba su actividad nacionalista, ya que consideraba a Unamuno
como vasco pero «españolista» debido a que Unamuno, que ya había escrito algunas obras
en euskera, consideraba que ese idioma estaba próximo a desaparecer y que el bilingüismo
no era posible. «El vascuence y el castellano son incompatibles dígase lo que se quiera, y
si caben individuos no caben pueblos bilingües. Es éste de la bilingüidad un estado
transitorio».[cita requerida]
En 1889 prepara otras oposiciones y viaja a Suiza, Italia y Francia, donde se celebra la
Exposición Universal y se inaugura la torre Eiffel.
El 31 de enero de 1891 se casa con Concha Lizárraga, de la que estaba enamorado desde
niño. Pasa los meses invernales dedicado a la preparación de unas oposiciones para una
cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, la cual obtiene. Con motivo de estas
oposiciones, entabla amistad con el granadino Ángel Ganivet, amistad que se irá
intensificando hasta el suicidio de aquél en 1898.
El 11 de octubre de 1894 ingresa en la Agrupación Socialista de Bilbao y colabora en el
semanario Lucha de clases de esta ciudad, abandonando el partido socialista en 1897 y
sufriendo una gran depresión.
Desde los inicios de su estancia en Salamanca, participó activamente en su vida cultural, y
se hizo habitual su presencia en la terraza del Café literario Novelty,[1] al lado del
ayuntamiento, en la Plaza Mayor salmantina, costumbre que mantuvo hasta 1936. Desde
aquella terraza cuando a Unamuno, refiriéndose a la Plaza Mayor de Salamanca, le
preguntaban si era un cuadrado perfecto o no, él afirmaba: "Es un cuadrilátero. Irregular,
pero asombrosamente armónico".[2] En 1901 fue nombrado Rector de la Universidad de
Salamanca, por primera vez, cargo que llegó a ostentar por 3 veces.
En 1914 el ministro de Instrucción Pública lo destituye del rectorado por razones políticas,
convirtiéndose Unamuno en mártir de la oposición liberal. En 1920 es elegido por sus
compañeros decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Es condenado a dieciséis años de
prisión por injurias al Rey, pero la sentencia no llegó a cumplirse. En 1921 es nombrado
vicerrector. Sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera hacen que éste lo
destituya nuevamente y lo destierre a Fuerteventura en febrero de 1924. El 9 de julio es
indultado, pero él se destierra voluntariamente a Francia; primero a París y, al poco tiempo,
a Hendaya, en el País Vasco francés, hasta el año 1930, año en el que cae el régimen de
Primo de Rivera. A su vuelta a Salamanca, entró en la ciudad con un recibimiento
apoteósico.
[editar] Filosofía
La filosofía de Unamuno no fue una filosofía sistemática, sino una negación de cualquier
sistema y una afirmación de fe «en sí misma». Se formó intelectualmente bajo el
racionalismo y el positivismo. Durante la época de su juventud, escribió artículos en los
cuales se apreciaba claramente su simpatía por el socialismo, y tenía una gran preocupación
por la situación en la que se encontraba España.
La influencia de algunos filósofos como Adolf von Harnack provocó el rechazo de
Unamuno por el racionalismo. Tal abandono queda de manifiesto en su obra San Manuel
Bueno, mártir, donde la metáfora de la nieve cayendo sobre el lago ilustra su postura en
favor de la fe —la montaña sobre la cual la nieve crea formas, paisajes, frente al lago,
donde ésta se disuelve y se transforma en nada—.
Para él la muerte es algo definitivo, la vida acaba. Sin embargo, pensaba que la creencia de
que nuestra mente sobrevive a la muerte es necesaria para poder vivir. Desde luego, se
necesita creer en un Dios, tener fe, lo cual no es racional; así siempre hay conflicto interior
entre la necesidad de la fe y la razón que niega tal fe. Es considerado uno de los
predecesores de la escuela existencialista que, varias décadas después, encontraría su auge
en el pensamiento europeo. Así estudió danés para leer directamente a Søren Kierkegaard
(1813–1855), a quien en sus obras solía llamar, en su peculiar y cordial estilo, «hermano».
La preocupación por España se manifestó en los ensayos recogidos en sus obras:
• En torno al casticismo (1895);
• Vida de Don Quijote y Sancho (1905);
• Por tierras de Portugal y España (1911).
Durante la guerra y a partir de agosto de 1936, Unamuno comenzó a tomar apuntes para un
libro que no llegaría a escribir y en el que plasma su testamento político: El resentimiento
trágico de la vida. Notas sobre la revolución y la guerra civil españolas.
Sus obras más puramente filosóficas son:
• Del sentimiento trágico de la vida (1913);
• La agonía del cristianismo (1925).
[editar] Poesía
Para Unamuno el arte era un medio de expresar las inquietudes del espíritu. Por ello, en la
poesía y en la novela trata los mismos temas que había desarrollado en los ensayos: su
angustia espiritual y el dolor que provoca el silencio de Dios, el tiempo y la muerte.
Siempre se sintió atraído por los metros tradicionales y, si bien en sus primeras
composiciones procura eliminar la rima, más tarde recurre a ella. Entre sus obras poéticas
destacan: Poesías (1907), Rosario de sonetos líricos (1911), El Cristo de Velázquez (1920),
Andanzas y visiones españolas (1922), Rimas de dentro (1923), Teresa. Rimas de un poeta
desconocido (1924), De Fuerteventura a París (1925), Romancero del destierro (1928) y
Cancionero (1953).
Ya desde su primer libro, Poesías (1907), se perfilan los temas que van a dominar en la
poética unamuniana: el conflicto religioso, la patria y la vida doméstica.
Dedicó a la ciudad estas bellas palabras: «Salamanca, Salamanca, renaciente maravilla,
académica palanca de mi visión de Castilla».
Tosco y prosista, nunca se le ha reconocido por versos armoniosos y trabajados, sino por
estrofas breves, castellanas y muy personales: en palabras de Ramón Irigoyen, prologuista
de Niebla en la edición de El Mundo, Unamuno siempre fue un «eyaculador precoz del
verso», haciendo referencia a su escaso detenimiento en la revisión de sus poemas
conclusos, en comparación con otros poetas de la época tales como Machado o Juan Ramón
Jiménez.
[editar] Teatro
La obra dramática de Unamuno presenta su línea filosófica habitual; de ahí que obtuviera
un éxito más bien escaso. Temas como la indagación de la espiritualidad individual, la fe
como «mentira vital» y el problema de la doble personalidad son tratados en La esfinge
(1898), La venda (1899) y El otro (1932). Actualiza la tragedia euripidea en Fedra (1918) y
traduce la Medea (1933) de Séneca.
El teatro unamuniano tiene las siguientes características:
1. Es esquemático, está despojado de todo artificio y en él sólo tienen cabida los
conflictos y pasiones que afectan a los personajes. Esta austeridad es influjo de la
tragedia griega clásica.
2. Si los personajes y los conflictos aparecen desnudos, la escenografía también se ve
despojada de todo artificio. Es una escenografía, simplificada al máximo.
3. Lo que realmente le importa es presentar el drama que transcurre en el interior de
los personajes y, sin duda, de su interior.
Con la simbolización de las pasiones y la austeridad tanto de la palabra como
escenográfica, el teatro unamuniano entronca con las experiencias dramáticas europeas y
abre un camino a la renovación teatral española, que será seguido por Ramón Valle-Inclán,
Azorín y, más tarde, Federico García Lorca.
[editar] Epistolario
Miguel de Unamuno reflejó en su abundante Epistolario, las impresiones de viajes a lo
largo de la geografía salmantina. Era un enamorado de Las Arribes, Sierra de Francia, La
Alberca...
Martin Heidegger
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a navegación, búsqueda
Martin Heidegger (Messkirch, Alemania, 26 de septiembre de 1889 – Friburgo de
Brisgovia, 26 de mayo de 1976) fue un filósofo alemán.
Estudió teología católica, ciencias naturales y filosofía en la Universidad de Friburgo de
Brisgovia, donde fue discípulo de Heinrich Rickert, uno de los máximos exponentes del
neokantismo de la Escuela de Baden y luego asistente de Edmund Husserl, el fundador de
la fenomenología. Comenzó su actividad docente en Friburgo en 1915, para luego enseñar
durante un período (1923–1928) en Marburgo. Retornó a Friburgo en ese último año, ya
como profesor de filosofía.
Es una de la figuras protagónicas de la filosofía contemporánea: influyó en toda la filosofía
del existencialismo del siglo XX, fue uno de los primeros pensadores en apuntar hacia la
«destrucción de la metafísica» (movimiento que sigue siendo repetido), en «quebrar las
estructuras del pensamiento erigidas por la Metafísica (que domina al hombre occidental)»,
que planteó que «el problema de la filosofía no es la verdad sino el lenguaje», con lo que
hizo un aporte decisivo al denominado giro lingüístico, problema que ha revolucionado la
filosofía. Mantuvo vigencia en muchos pensadores europeos —y con el paso del tiempo en
los no europeos—, a partir de la publicación de Ser y tiempo (1927). El estilo innovador,
complicado y aun oscuro que utiliza Heidegger con el fin de abrir-mundos según el
pensador (y que muchos consideran que es terriblemente oscuro y casi místico) influyó en
Hans-Georg Gadamer, el estilo singular y difícil que utiliza Jean-Paul Sartre en El ser y la
nada, el de Jacques Lacan cuando redacta sus Escritos, el de Jacques Derrida con su crítica
a la Presencia, Gianni Vattimo y a una gran parte de pensadores envueltos en el debate
sobre la muerte de Dios y el Ser, el nihilismo, la postmodernidad y la época post-capitalista.
[cita requerida]
Contenido
[ocultar]
• 1 Obras
○ 1.1 Etapas
○ 1.2 Ser y tiempo
• 2 Polémica en torno al nacionalsocialismo
• 3 Véase también
• 4 Notas
• 5 Enlaces externos
[editar] Obras
Artículo principal: Anexo:Bibliografía de Martin Heidegger
[editar] Etapas
Si bien para algunos no es posible abordar su obra sin reservas de carácter político, la
mayoría de los filósofos, estudiosos e investigadores actuales prefieren tomar el trabajo de
Heidegger en su sentido estrictamente filosófico, que también es controvertido, aunque de
otra manera. Desde la filosofía analítica, su obra ha sido criticada con dureza, sobre todo
por Rudolf Carnap. Otros representantes de la filosofía analítica, como Richard Rorty y
Hubert L. Dreyfus han dado, posteriormente, una buena acogida a su pensamiento, sobre
todo este último. Pero el pensamiento heideggeriano también ha suscitado adhesiones
entusiastas: así, una serie de representantes de la filosofía francesa— Jean-Paul Sartre,
Maurice Merleau-Ponty, Emmanuel Lévinas, Michel Foucault, Jacques Derrida, Paul
Ricoeur, Jean Beaufret, François Fédier e innumerables otros— admiraron la capacidad de
precisión de su lenguaje, así como su aportación al discurso poshumanista.
•
Søren Kierkegaard
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a navegación, búsqueda
Contenido
[ocultar]
• 1 Vida
○ 1.1 Primeros años (1813–1841)
○ 1.2 Regine Olsen (1837–1841) la musa de su inspiración
○ 1.3 Primeras obras (1841–1846)
○ 1.4 El asunto de El corsario (1845–1846)
○ 1.5 Segundo período (1846–1853)
○ 1.6 Ataque a la Iglesia Danesa (1854–1855)
• 2 Pensamiento
• 3 Comunicación indirecta y autoría bajo seudónimo
• 4 Diarios
• 5 Kierkegaard y el cristianismo
• 6 Críticas
• 7 Influencia y recepción
• 8 Autores relacionados
• 9 Obra
• 10 Véase también
• 11 Referencias
• 12 Notas
• 13 Bibliografía
• 14 Enlaces externos
[editar] Vida
[editar] Primeros años (1813–1841)
Søren Kierkegaard nació en una acaudalada familia de Copenhague. Su padre, Michael
Pedersen Kierkegaard, era un hombre muy religioso. Estaba convencido de que se había
ganado la ira de Dios, y por ello creía que ninguno de sus hijos viviría más allá de la edad
de Jesucristo, 33 años. Pensaba que sus pecados, tales como maldecir el nombre de Dios en
su juventud y posiblemente embarazar a la madre de Kierkegaard fuera del matrimonio,
eran merecedores de ese castigo. Aunque muchos de sus siete hijos fallecieron jóvenes, su
predicción se demostró errónea al superar dos de ellos dicha edad. En esa temprana
introducción a la noción de pecado, y en la relación entre padre e hijo, radican los
fundamentos de gran parte de los trabajos de Kierkegaard (particularmente de Temor y
temblor). La madre de Kierkegaard, Anne Sørensdatter Lund Kierkegaard, no es
mencionada directamente en sus libros, aunque también ejerció influencia sobre sus obras
más tardías. A pesar de que la melancolía religiosa ocasionalmente afectaba a su padre,
Kierkegaard y él estaban estrechamente unidos. Kierkegaard aprendió a explorar el reino de
su imaginación mediante una serie de ejercicios y juegos que ambos practicaban juntos.
El padre de Kierkegaard murió el 9 de agosto de 1838, a la edad de 82 años. Antes de su
fallecimiento, le pidió a Søren que se hiciera pastor. La vida religiosa de su padre había
influido profundamente en Søren, y se sintió obligado a cumplir su deseo. Dos días
después, el 11 de agosto, Kierkegaard escribió: «Mi padre murió el miércoles.[6] Había
deseado mucho que viviera unos pocos años más y veo su muerte como el último de los
sacrificios que hizo por mí; ...murió por mí con el fin de que, de ser posible, pueda
convertirme todavía en algo. De todo lo que he heredado de él, su recuerdo, su
transfigurado retrato... es lo más preciado para mí, y tendré mucho cuidado de preservar
su memoria escondida a salvo del mundo».[7]
Kierkegaard asistió a la "Escuela de Virtud Cívica", sobresaliendo en latín e historia.
Continuó estudiando teología en la Universidad de Copenhague, pero estando allí se inclinó
más hacia la filosofía y la literatura. En la universidad, Kierkegaard escribió su disertación,
Sobre el concepto de ironía en constante referencia a Sócrates, la cual fue considerada por
los expertos de la universidad como un trabajo notable y bien pensado, aunque
mencionaron que se excedía ligeramente en lo literario para ser una tesis filosófica.[8]
Kierkegaard se graduó el 20 de octubre de 1841 con un Magistri Artium, que hoy en día
correspondería a un PhD. Con la herencia familiar Kierkegaard pudo financiar su
educación, sus gastos y varias publicaciones de sus primeras obras.
[editar] Regine Olsen (1837–1841) la musa de su inspiración
O lo uno o lo otro, una de las obras de Kierkegaard, escrita bajo los seudónimos "A" y "B",
o Judge William, y editada con el seudónimo Victor Eremita.
La mitad de la obra de Kierkegaard fue escrita utilizando diversos seudónimos que él
mismo creó para representar distintes formas de pensar. Esto formaba parte de la
comunicación indirecta de Kierkegaard. Según varios pasajes de sus obras y diarios, tales
como El punto de vista de mi obra como autor, Kierkegaard escribió de este modo con el
fin de evitar que su obra fuera tratada como un sistema filosófico con una estructura
sistemática. En el Punto de vista, Kierkegaard escribió: "En las obras escritas bajo
seudónimo no hay ni una sola palabra que sea mía. La única opinión que tengo sobre esas
obras es la que puedo formarme como tercera persona; ningún conocimiento acerca de su
significado, aparte de como lector; ni la más mínima relación privada con ellas."[27]
Kierkegaard utilizaba la comunicación indirecta para hacer difícil el saber si él defendía
realmente los puntos de vista presentados en sus obra. Esperaba que los lectores
simplemente leyeran las obras tal y como eran, sin atribuirles algún aspecto de su vida.
Kierkegaard tampoco quería que sus lectores trataran sus obras como un sistema
autoritario, sino que trataran de interpretarlas por ellos mismos.
Los primeros estudiosos de Kierkegaard, como Theodor W. Adorno, no dieron importancia
a las intenciones de Kierkegaard y defendieron que toda la obra de Kierkegaard debía ser
entendida como las opiniones personales y religiosas del autor.[28] Este punto de vista llevó
a muchas confusiones y contradicciones que hicieron que Kierkegaard pareciese
incoherente.[29] Sin embargo, muchos entendidos posteriores tales como los
postestructuralistas, han respetado las intenciones de Kierkegaard e interpretado su obra
atribuyendo los textos escritos bajo seudónimo a sus respectivos autores.
Los seudónimos más importantes utilizados por el filósofo, en orden cronológico:
• Victor Eremita, editor de O lo uno o lo otro
• A, escritor de muchos artículos de O lo uno o lo otro
• Judge William, autor de refutaciones en O lo uno o lo otro
• Johannes de Silentio, autor y Temor y temblor
• Constantin Constantius, autor de la primera parte de Repetición
• Young Man, autor de la segunda parte de Repetición
• Vigilius Haufniensis, autor de El concepto de angustia
• Nicolaus Notabene, autor de Prefacios
• Hilarius Bookbinder, editor de Etapas del camino de la vida
• Johannes Climacus, autor de Migajas filosóficas y Apostilla conclusiva no científica
• Inter et Inter, autor de La crisis y una crisis en la vida de una actriz
• H.H., autor de Dos pequeños tratados ético-religiosos
• Anti-Climacus, autor de La enfermedad mortal y La práctica en el cristianismo
[editar] Diarios
La portada de la primera edición en inglés de Los diarios, editada por Alexander Dru en
1938.
Los diarios de Kierkegaard son esenciales para comprenderle a él y su obra.[30] Él escribió
en sus diarios cerca de 7000 páginas que describían sucesos clave, meditaciones,
pensamientos sobre su trabajo y observaciones de cada día.[31] La colección completa de los
diarios en danés ha sido editada y publicada en 13 volúmenes consistentes en 25
encuadernaciones, incluyendo índices. La primera edición en inglés de los diarios fue
editada por Alexander Dru en 1938.[7]
Sus diarios revelaron muchas facetas distintas de Kierkegaard y de su obra, y ayudaron a
entender muchas de sus ideas. El estilo de sus diarios es de los más elegantes y poéticos de
todos sus escritos. Kierkegaard dio importancia a sus diarios e incluso alguna vez escribió
que eran el confidente en el que más confiaba:
Nunca he confiado en nadie. Siendo escritor he hecho, en cierto sentido, al público mi confidente.
Pero respecto a mi relación con el público debo, una vez más, hacer a la posteridad mi confidente.
La misma gente que está ahí para reírse de uno no puede ser hecha el confidente.
Søren Kierkegaard, Diarios[7] (4 de noviembre de 1847)
Sus diarios son también la fuente de muchos de los aforismos que se han adjudicado a
Kierkegaard. El siguiente pasaje es quizás el aforismo más citado de los diarios de
Kierkegaard y una cita clave del existencialismo: "El asunto es encontrar una verdad que
sea cierta para mí, encontrar la idea por la cual yo sea capaz de vivir y de morir." Fue
escrita el 1 de agosto de 1835.[7]
Aunque sus diarios aclaran algunos aspectos de su vida y de su obra, Kierkegaard tomó la
precaución de no revelar demasiado. Cambios bruscos de pensamiento, escritos repetidos y
expresiones inusuales son algunas de las muchas tácticas que utiliza para hacer que el lector
pierda la pista. Consecuentemente, hay interpretaciones muy variadas de sus diarios. Sin
embargo, Kierkegaard no dudó acerca de la importancia que sus diarios tendrían en el
futuro. En 1849 escribió:
Sólo un hombre muerto puede dominar la situación de Dinamarca. La amoralidad, la envidia, el
chismorreo y la mediocridad abundan en todas partes. Si muriera ahora el efecto de mi vida sería
excepcional; muchas de las cosas que simplemente he anotado descuidadamente en los Diarios
cobrarían gran importancia y tendrían una gran influencia; en tal situación la gente se habría
reconciliado conmigo y sería capaz de otorgarme lo que fue, y es, mi derecho.
Søren Kierkegaard, Diarios[7] (December 1849)
[editar] Críticas
Dos de los críticos de Kierkegaard más conocidos del siglo XX son Theodor Adorno y
Emmanuel Lévinas. Filósofos ateos como Jean-Paul Sartre y agnósticos como Martin
Heidegger apoyaron en términos generales los puntos de vista de Kierkegaard, aunque
criticaron y rechazaron sus opiniones religiosas.[34] [35]
La interpretación que hace Adorno de la filosofía de Kierkegaard no ha sido fiel a las
intenciones del filósofo. Un crítico de Adorno dice que su libro Kierkegaard: Construcción
de la estética es "el libro más irresponsable nunca escrito sobre Kierkegaard", porque
Adorno toma los seudónimos de Kierkegaard literalmente y construye una filosofía entera
sobre el autor que le hace parecer incoherente e ininteligible. Esto es como confundir
William Shakespeare con Otelo y Dostoyevski con Raskolnikov.[36] Otro crítico dice que
"Adorno se encuentra lejos de las traducciones e interpretaciones más creíbles que tenemos
hoy en día de las obras de Kierkegaard".[29]
El ataque principal de Levinas a Kierkegaard se centra en sus etapas éticas y religiosas,
especialmente en Temor y temblor. Levinas critica el "salto de fe" diciendo que esta
suspensión de lo ético y salto a lo religioso es un tipo de violencia.
La violencia kierkegaardiana empieza cuando la existencia es forzada a abandonar la fase ética para
embarcar en la religiosa, el dominio de la creencia. La creencia ya no busca justificación externa.
Incluso internamente, combina comunicación y aislamiento, y, por tanto, violencia y pasión. Este es
el origen de la relegación del fenómeno ético a un segundo nivel y el desprecio del fundamento
ético del ser humano, que ha llevado, por medio de Nietzsche, a la amoralidad de las filosofías
recientes.
Emmanuel Levinas, Existence and Ethics, (1963)[37]
Levinas señala a la creencia cristiana de que fue Dios quien primero mandó a Abraham
sacrificar a Isaac y que fue un ángel el que le dijo que parase. Si Abraham hubiera estado
realmente en el dominio de lo religioso, no habría escuchado al ángel y debería haber
matado a Isaac. La "ética trascendente" parece una treta para excusar a los que serían
asesinos de sus crímenes y ello es inaceptable.[38]
En lo referente al punto de vista religioso de Kierkegaard, Sartre ofrece el siguiente
argumento contra la existencia de Dios: Si la existencia precede a la esencia, se deduce del
significado del término "sensible" que un ser sensible no puede ser completo o perfecto. En
El ser y la nada la expresión de Sartre es que Dios sería un pour-soi (un ser por sí mismo;
una consciencia), cuando es también un en-soi (un ser en sí mismo; una cosa), lo cual es
una contradicción en los términos.
Sartre coincide con el análisis de Kierkegaard según el cual Abraham experimenta ansiedad
(Sartre la llama angustia), pero no está de acuerdo con el hecho de que fuera Dios el que le
dijo que matara a Isaac. En Existencialismo es humanismo dice:
El hombre que miente para excusarse, diciendo "Todo el mundo no lo hará" debe tener la
conciencia intranquila, pues el acto de mentir implica el valor universal que niega. Por su disfraz su
angustia se revela a sí misma. Esta es la angustia que Kierkegaard llama "la angustia de Abraham".
Usted ya conoce la historia: Un ángel mandó a Abraham que sacrificase a su hijo; la obeciencia era
obligada, si realmente era un ángel quien apareció y dijo, "Tú, Abraham, debes sacrificar a tu hijo."
Pero cualquiera en este caso se habría preguntado, primero, si era realmente un ángel y, segundo, si
uno mismo es realmente Abraham. ¿Dónde están las pruebas? Cierta mujer loca que sufría de
alucinaciones decía que había gente que la llamaba y le daba órdenes. El doctor le preguntó: "¿Pero
quién es esa persona que le llama?" Y ella dijo: "Dice que es Dios." Y, de hecho, ¿qué podía
demostrarle a ella que era Dios? Si se me aparece un ángel, ¿cuál es la prueba de que es un ángel?;
o, si oigo voces, ¿quién puede probar que proceden del cielo y no del infierno, o de mi propio
subconsciente, o alguna patología? ¿Quién puede probar que realmente se dirigen a mí?
Jean-Paul Sartre, Existentialism is a Humanism[34]
En opinión de Kierkegaard, la certeza de Abraham tenía su origen en esa 'voz interior' que
no puede ser mostrada a otra persona ("El problema aparece tan pronto como Abraham
quiere ser entendido"). Para Kierkegaard, toda "prueba" externa o justificación está
simplemente fuera del sujeto.[39] La prueba de Kierkegaard de la inmortalidad del alma, por
ejemplo, radica en el hecho de que uno desee vivir para siempre.
[editar] Influencia y recepción
Jean-Paul Sartre
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a navegación, búsqueda
Jean-Paul Sartre
París, Francia
Nacionalidad Francesa
Contenido
[ocultar]
• 1 Historia personal
• 2 «La existencia precede a la esencia»
• 3 Sartre y el comunismo
• 4 Sartre y la literatura
• 5 Sartre después de la literatura
• 6 Psicología existencial
• 7 Obras
○ 7.1 Novelas y relatos
○ 7.2 Obras teatrales
○ 7.3 Ensayos
○ 7.4 Obras filosóficas
○ 7.5 Crítica literaria
○ 7.6 Otras obras
○ 7.7 Publicaciones póstumas
• 8 Véase también
• 9 Referencias
• 10 Enlaces externos
Sartre escribe que en el ser humano «la existencia precede a la esencia», contrariamente a
lo que se había creído en la filosofía precedente. ¿Qué quiere decir esto? Sartre da un
famoso ejemplo: si un artesano quiere realizar una obra, primero «la» piensa, la construye
en su cabeza: esa prefiguración será la esencia de lo que se construirá, que luego tendrá
existencia. Pero nosotros, los seres humanos, no fuimos diseñados por alguien, y no
tenemos dentro nuestro algo que nos haga «malos por naturaleza», o «tendientes al bien»
—como diversas corrientes filosóficas y políticas han creído, y siguen sosteniendo—.
«Nuestra esencia, aquello que nos definirá, es lo que construiremos nosotros mismos
mediante nuestros actos», que son ineludibles: no actuar es un acto en sí mismo, puesto que
nuestra libertad no es algo que pueda ser dejado de lado: ser es ser libres en situación, ser es
ser-para, ser como proyecto.
[editar] Sartre y el comunismo
El periodo inicial de la carrera de Sartre, definida por El ser y la nada (1943), fue seguido
por un segundo periodo de activismo político e intelectual. En particular, su trabajo de 1948
Manos sucias examinaba el problema de ser un intelectual y participar en la política al
mismo tiempo. Se afilió al Partido Comunista Francés (PCF), aunque apenas fue miembro
durante algunas semanas, y desempeñó un papel prominente en la lucha contra el
colonialismo francés en Argelia. Se podría decir que fue el simpatizante más notable de la
guerra de liberación de Argelia. Tenía una ayudante doméstica argelina, Arlette Elkaïm, a
quien hizo hija adoptiva en 1965. Se opuso a la Guerra de Vietnam, y junto a Bertrand
Russell y otras luminarias organizó un tribunal con el propósito de exhibir los crímenes de
guerra de los Estados Unidos. El tribunal se llamaba «Tribunal Russell».
Agudamente crítico del estalinismo, su pensamiento político atravesó varias etapas: desde
los momentos de Socialismo y Libertad, agrupación política de la resistencia francesa a la
ocupación nazi, cuando escribe un programa basado en Saint-Simon, Proudhon y demás,
cuando consideraba que el socialismo de Estado era contradictorio a la libertad del
individuo, hasta su brevísima adhesión al Partido Comunista Francés, y su posterior
acercamiento a los maoístas. Su principal trabajo en el intento de comunión entre el
existencialismo y el marxismo fue Crítica de la razón dialéctica, publicado en 1960.
El énfasis de Sartre en los valores humanistas de Marx y su resultante énfasis en el joven
Marx lo llevaron al famoso debate con el principal intelectual comunista en Francia de los
años sesenta, Louis Althusser, en el que éste trató de redefinir el trabajo de Marx en un
periodo pre-marxista, con generalizaciones esencialistas sobre la humanidad, y un periodo
auténticamente marxista, más maduro y científico (a partir del Grundrisse y El capital).
Algunos dicen que éste es el único debate público que Sartre perdió en su vida, pero hasta
la fecha sigue siendo un evento controvertido en algunos círculos filosóficos de Francia.
[editar] Sartre y la literatura
Durante las décadas de 1940 y 1950, las ideas de Sartre eran muy populares, y el
existencialismo fue la filosofía preferida de la generación beatnik en Europa y Estados
Unidos. En 1948, la Iglesia Católica listó todos los libros de Sartre en el Index Librorum
Prohibitorum. La mayoría de sus obras de teatro están llenas de símbolos que sirven de
instrumento para difundir su filosofía. La más famosa, Huis Clos (A puerta cerrada),
contiene la famosa línea: «L'enfer, c'est l´Autre» («El infierno es el Otro»). El Otro —en
francés tiene un alcance universal y casi metafísico— como otredad, como alteridad
radical.[1]
Además del impacto de La náusea, la mayor contribución literaria de Sartre fue su trilogía
Los caminos de la libertad, que traza el impacto de los eventos de la pre-guerra en sus
ideas. Se trata de una aproximación más práctica y menos teórica al existencialismo.
Sobresale también su famoso ensayo sobre Gustave Flaubert: El idiota de la familia. Es un
minucioso y voluminoso texto relativo al autor de Madame Bovary, donde Sartre examina
cómo brota el deseo de escribir.
[editar] Sartre después de la literatura
En 1964 Sartre escribió una autobiografía denominada Les mots (Las palabras). Ese mismo
año se le concedió el Premio Nobel de Literatura, pero lo declinó tajantemente.
A pesar de su abrumadora fama mundial, Sartre mantuvo su vida sencilla, con pocas
posesiones materiales y activamente comprometido a varias causas hasta el final de su vida,
tal como la revuelta estudiantil del Mayo Francés de 1968.
[editar] Psicología existencial
Sartre rechazó durante décadas la noción del Unbewußtsein («lo inconsciente»),
particularmente la planteada por Freud(Enrrique Leon Landgridge). Sartre argumentaba que
lo inconsciente era un criterio «característico del irracionalismo alemán», y por tal motivo
se oponía a una psicología que se basara en un «irracionalismo». De este modo es que
Sartre intentó un «psicoanálisis racionalista», al cual llamó «psicoanálisis existencial».
Las paralogías de Sartre en esta cuestión son de perspicaz argumentación: «Un ser humano
adulto no puede ni debe estar defendiendo sus defectos en hechos ocurridos durante su
infancia, eso es mala fe y falta de madurez».
Es así como Sartre intentó crear un psicoanálisis basado en una total autocrítica del sujeto,
una «profundización» que eliminara la «mala fe». En el discurso de tal intento, Sartre llegó
a valiosas observaciones, particularmente las atinentes a la imaginación y a lo imaginario, o
a opiniones tales como «el infierno es la mirada del otro»; el mismo concepto de «mala fe»
es interesante para los psicólogos y filósofos. En cuanto la mala fe, explica Sartre, es un
autoengaño (basado principalmente en racionalizaciones) por el cual el sujeto pretende
tranquilizarse y, al tratarse precisamente de «fe», el individuo cree ciegamente en estas
«razones».
[editar] Obras
[editar] Novelas y relatos
• La náusea (La nausée, 1938)
• El muro (Le mur, 1939)
○ El muro (Le mur)
○ La cámara (La chambre)
○ Eróstrato (Érostrate)
○ Intimidad (Intimité)
○ La infancia de un jefe (L'enfance d'un chef)
• Los caminos de la libertad (Les chemins de la liberté, 1945–1949):
○ I: La edad de la razón (L'âge de raison, 1945)
○ II: El aplazamiento (Le sursis)
○ III: La muerte en el alma (La mort dans l'âme, 1949)
• La suerte está echada (Les jeux sont faits) (1947)
[editar] Obras teatrales
• Barioná, el hijo del trueno (Bariona, ou le fils du tonnerre , 1940)
• Las moscas (Les mouches, 1943)
• A puerta cerrada (Huis clos, 1944)
• Muertos sin sepultura (Morts sans sépulture, 1946)
• La puta respetuosa (La putain respectueuse, 1946)
• Las manos sucias (Les mains sales, 1948)
• El diablo y Dios (Le diable et le bon Dieu, 1951)
• Kean (1954)
• Nekrasov (1955)
• Los secuestrados de Altona (Le Sequestres d'Altona, 1959)
• Les Troyennes (1965)
[editar] Ensayos
• Situaciones (Situations, 1947–1976):
○ Situaciones I: El hombre y las cosas (1947)
○ Situaciones II: ¿Qué es la literatura? (Qu'est-ce que la littérature?, 1948)
○ Situaciones III: La República del silencio: estudios políticos y literarios
(1949)
○ Situaciones IV: Literatura y arte (1964)
○ Situaciones V: Colonialismo y neocolonialismo (Colonialisme et néo-
colonialisme, 1964)
○ Situaciones VI: Problemas del marxismo 1 (Problèmes du marxisme I, 1964)
○ Situaciones VII: Problemas del marxismo 2 (Problèmes du marxisme II,
1965)
○ Situaciones VIII: Alrededor del 68 (Autour de 68, 1972)
○ Situaciones IX: El escritor y su lenguaje y otros textos (1972)
○ Situaciones X: Autorretrato a los setenta años (1976)
[editar] Obras filosóficas
• La imaginación (1936)
• La transcendencia del ego (1938)
• Bosquejo de una teoría de las emociones (1939)
• Lo imaginario. Psicología fenomenológica de la imaginación (L'imaginaire.
Psychologie phénoménologique de l'imagination, 1940)
• El ser y la nada (L´être et le néant, 1943)
• El existencialismo es un humanismo (1945 y 1949)
• Crítica de la razón dialéctica (Critique de la raison dialectique, 1960)
[editar] Crítica literaria
• Baudelaire (1947)
• San Genet: comediante y mártir (Saint Genet comédien et martyr, un estudio sobre
Jean Genet) (1952)
• El idiota de la familia (L'idiot de la famille, un estudio sobre Flaubert) (1972)
[editar] Otras obras
• Reflexiones sobre la cuestión judía (1946)
• El engranaje (L'Engrenage, 1948)
• Las palabras (Les mots, 1964, autobiografía de su infancia)
[editar] Publicaciones póstumas
• Cuadernos por una moral (Cahiers pour une morale, 1983)
• Carnets de la drôle de guerre (1983)
• Verdad y existencia (Vérité et existence, 1989), Paidós I.C.E. / U.A.B., Barcelona,
1996. Trad. de Alicia Puleo. Revisión de la traducción, notaAmorós.
[editar] Véase también
• Literatura francesa
• La filosofía de Martin Heidegger
• Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra
[editar] Referencias
1. ↑ (Grüner, E., 2005, El fin de las pequeñas historias)
•
Principio del formulario
B. El aporte de Hegel
Inicio | Qué es Sappiens | Contacta con nosotros | Hazte miembro | Área de Miembros | Publica en Sappiens
Estás en: Inicio > Filosofía > Minicápsulas Perfil de miembro: Visitante
Cápsula: Ricardo López: Los sofistas y el consensualismo
B. El aporte de Hegel
Sostiene que llegaron para sustituir a los poetas y rapsodas, los antiguos maestros, y
para crear una nueva cultura: "La necesidad de educarse por medio del pensamiento,
de la reflexión, se había sentido en Grecia antes de Pericles: se comprendía que era
necesario formar a los hombres en sus ideas, enseñarlos a orientarse en las
relaciones de la vida por medio del pensamiento y no solamente por oráculos o por la
fuerza de la costumbre, de la pasión o del sentimiento momentáneo; no en vano el
fin del Estado es siempre lo general, dentro de lo que queda encerrado lo particular.
Los sofistas, al aspirar a este tipo de cultura y a su difusión, se convierten en una
clase especial dedicada a la enseñanza como negocio o como oficio, es decir, como
una misión, en vez de confiar ésta a las escuelas; recorren para ello, en incesante
peregrinar, las ciudades de Grecia y toman a su cargo la educación y la instrucción de
la juventud" (1985, tomo II, pág. 12).
No sin conflicto, como suele ocurrir con las grandes innovaciones, crean una nueva
cultura en donde ya no es el respeto a la autoridad consagrada, sino el pensamiento,
el que orienta la vida de los hombres: "Pues bien, Grecia adquirió este tipo de cultura
gracias a los sofistas quienes enseñaron a los hombres a formarse pensamientos
acerca de todo lo que estaba llamado a tener vigencia para ellos; por eso, su cultura
era tanto una cultura filosófica como una formación en las normas de la elocuencia"
(Hegel, 1985, tomo II, pág. 13).
Es el orador el que invita a aceptar lo que se dice, poniendo cada cosa bajo un manto
de verosimilitud. Por este motivo, la retórica necesariamente se vincula con aquellos
contenidos sujetos a deliberación, tiene un lugar privilegiado en la formación para la
actividad política, y ciertamente se vincula con una concepción consensualista de la
Ricardo López
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile
ricardo.lopez@uniacc.cl
siguiente >>
Técnico en Construcción
Mantenimiento Industrial
Instalador Electricista
Graduado en ESO
Acceso a la Universidad
Fontanería y Electricidad
Auxiliar de geriatría
Experto en Ofimática
Electrónica y Microelectrónica
Fontanería
Enología
Francés
Alemán
Inglés
Búsqueda pub-6061844197 1
Inicio | Qué es Sappiens | Contacta con nosotros | Hazte miembro | Área de Miembros | Publica en Sappiens
Final del for