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Escuela y cultura

de la imagen:
los nuevos desafíos nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 180-193

Inés Dussel*

En este artículo se discuten los vínculos entre escuela y cultura de la imagen, mostrando su historicidad y la participa-
ción de los sistemas escolares y las pedagogías en la formación de regímenes visuales. En debate con las perspectivas
usuales en el campo de la educación mediática, también se analizan los desafíos actuales y las perspectivas futuras en la
relación de la escuela con los nuevos medios.
Palabras clave: educación y cultura de la imagen, nuevos medios, resistencia cultural.

As relações entre a escola e a cultura da imagem são analisadas neste artigo, tentando mostrar sua historicidade e a
participação dos sistemas escolares e das pedagogias na formação de regimes visuais. Também se analisam os desafios
contemporâneos e se debatem as perspectivas futuras com os novos meios.
Palavras-chaves: educação e cultura da imagem, novos meios, resistência cultural.

The relationship between education and visual culture are discussed in this article showing its historical nature and the
participation of the school systems and pedagogies in the formation of visual regimes. Some contemporary challenges are
also analyzed as well as the new media future perspectives.
Key words: education, visual culture, new media, cultural resistance.

ORIGINAL RECIBIDO: 18-II-2009 – ACEPTADO: 18-III-2009

* PhD. en Educación de la Universidad de Wisconsin-Madison. Investigadora


del área de educación, FLACSO-Argentina. Autora de ocho libros y más de
sesenta capítulos y artículos sobre historia de la pedagogía y teoría pedagógi-
ca. E-mail: idussel@flacso.org.ar

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Introducción que permitan correrse de esa pers- Pero además, pensar en la cul-
pectiva “tribunalicia” y abran las tura visual permite una suerte de
Buena parte de la crítica toma la direcciones que propone Jaques antropología histórica que constitu-
forma de un tribunal casi judicial que Rancière. Me gustaría ubicar la es- ye un buen aporte para interrumpir
dictamina veredictos de culpable o inocente cuela en el medio de la formación de algunos lugares comunes en la ac-
sobre las personas o los acontecimientos.
Paul Rabinow y Nikolas Rose
una cultura de la imagen, y no al tual discusión sobre los medios, so-
costado, como solemos hacerlo. Y fi- bre todo en la discusión pedagógica,
En sentido original, “crítica” quiere nalmente, quisiera retomar la discu- que rápidamente se puebla de
decir: lo que concierne a la separación, la sión sobre las transformaciones que moralismos y de generalizaciones
discriminación. [...] el trabajo crítico, el traen consigo los nuevos medios, que banales, de oposiciones taxativas y
trabajo sobre la separación, es aquél que cuestionan algunos de los fundamen- de conclusiones apresuradas. Si-
examina los límites propios a su práctica, tos de la organización de poderes y guiendo a Mitchell (2002), conside-
que rechaza anticipar su efecto, y tiene en
cuenta la separación estética a través de la saberes en la escuela. ro que la cultura visual es un
cual ese efecto se encuentra producido. conjunto de hipótesis que necesitan
Jaques Rancière ¿Por qué “cultura de la imagen” ser examinadas –por ejemplo, que la
y no “medios”? En primer lugar, el visión es (como solemos decir) una
Una parte conside- construcción cultural,
rable de la discusión que se aprende y cul-
pedagógica sobre los tiva; que por lo tanto
medios de comunica- tendría una historia
ción, y de las propues- vinculada en algunos
tas de alfabetización modos que aún debe-
mediática o audio- remos determinar a la
visual, suele plantear- historia del arte, de las
se desde una posición tecnologías, de los me-
crítica, muchas veces dios, y a las prácticas
articulada en términos sociales de exhibición
moralistas sobre los y muestra, y a los mo-
contenidos de esos me- dos de ser espectado-
dios, particularmente res–; y (finalmente)
de la televisión y el que está profundamen-
cine comercial. David te involucrada con las
Buckingham, un espe- sociedades humanas,
cialista inglés, afirma con la ética y la políti-
Pär Jorgensen, celebración de Ludwig Zeller, collage 1985.
que la educación me- ca, con la estética y la
diática “se ha caracte- epistemología del ver y
rizado históricamente por una acercamiento a la cuestión de los del ser visto (Mitchell, 2002: 166).
especie de actitud defensiva: ha es- medios, como parte de un proyecto
tado motivada por el deseo de pro- de investigación y acción que viene Así, la cultura visual no es sim-
teger a los niños de lo que se desarrollándose desde hace algunos plemente un repertorio de imágenes,
considera que son defectos morales, años1, parte del análisis pedagógico sino un conjunto de discursos visua-
culturales o políticos de los medios” del lenguaje audiovisual. Las pregun- les que construyen posiciones, y que
(Buckingham, 2002: 225). tas centrales de este análisis tienen están inscritos en prácticas sociales,
que ver con pensar qué pasa con el estrechamente asociados con las
En este artículo, quiero proponer lenguaje de las imágenes en un con- instituciones que nos otorgan el “de-
algunas lecturas “transversales” so- texto escolar, qué tipo de conocimien- recho de mirada” (entre ellas, la es-
bre la escuela y la cultura de la ima- to o efectos produce y cuál es su cuela, que organiza un campo de lo
gen, que aborden la discusión sobre relación con formas de saber/poder visible y lo invisible, de lo bello y de
los nuevos medios con otras lentes, y instituidas. lo feo). El cuerpo teórico en el que

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Pär Jorgensen (Dinamarca 1945), Scherezada, collage, 1987.

me baso, se asienta en los estudios apareció Internet y el celular, don- espectadores de cine eran jóvenes
visuales (Mirzoeff, 1999; Schwartz y de convergieron textos e imágenes. entre doce y veinticinco años de
Przyblyski, 2004), un campo inter- El problema lo constituyen las “nue- edad, se formuló una pregunta con
disciplinario que, en vez de tratar las vas generaciones” (al punto que ya tono apocalíptico: “¿Quién abre un
imágenes como símbolos icono- es casi un mito la idea de una “ge- libro de Historia, de Química o de
gráficos, las trata como acontecimien- neración digital nativa”), y queda Física, a no ser un adulto, después
tos, esto es, como los efectos de una fuera del análisis la cultura visual de una visión de Los piratas del mar
red en la que operan los sujetos y que, en la que vivimos, producida prin- o Lidia Gilmore de la Paramount?”
a su vez, condicionan su libertad de cipalmente por los adultos, y en la (Mercante, 1925: 123). Para Mer-
acción (Mirzoeff, 2005: 11). El argu- que también hemos sido formados. cante, las películas eran, en aque-
mento que desplegaré en este artí- lla época, de cowboys o de amor, y
culo es que la escuela contribuyó a Así como la historia de los nue- sus héroes, “grandísimos salteadores
la formación de sujetos visuales mo- vos medios debería reconocer los y besuqueadores”. Todo eso llevaba
dernos; la pregunta que parece antecedentes de mediados del siglo a que los jóvenes sólo quisieran “go-
central entonces es la de cómo XI, y no sólo del siglo XX, como lo zar, gozar, gozar” (Ibíd.); por eso, él
interactúa la institución escolar con señala Lev Manovich (2006), de la sostenía que el cine era una escue-
estas nuevas visualidades que se es- misma manera deberíamos poder la de perversión criminal, y que era
tán estructurando en estos tiempos, analizar la continuidad de una cier- necesario organizar comités de cen-
no desde afuera sino desde adentro ta problematización de los medios sura en todas las ciudades para que
de una cierta cultura visual. desde hace casi un siglo. sólo se exhibieran películas “moral-
mente edificantes”.
Puede verse la historicidad de
1. ¿Por qué no es esta problemática en las reflexiones La cuestión del placer escópico,
nueva la discusión de un educador argentino de prin- del placer de mirar, introduce, a jui-
sobre la cultura de cipios del siglo XX. Víctor Mercan- cio de Mercante, un desafío impor-
la imagen? te, un pedagogo modernizador (leía tante para el orden de saberes que
a Freud y a Binet ya en la primera estructuró a la escuela, sólidamen-
Uno de los rasgos de los debates década del siglo precedente) pero te asentada en la cultura letrada.
pedagógicos sobre los medios y la conservador cultural y políticamen- Veamos el parentesco de esta pre-
cultura de la imagen es que no re- te, propuso tener en cuenta la gunta, poco sospechado, con una
conocen la historia de esta proble- psicología de la pubertad y la ado- observación formulada en 1933 por
mática. Parece que todo hubiera lescencia para la reforma de la Walter Benjamin, un pensador cla-
surgido en los últimos quince o vein- escuela secundaria. En una confe- ve si los hay, para entender la for-
te años, cuando se difundió la tele- rencia pronunciada en 1925, cons- mación de nuevas sensibilidades en
visión por cable y, sobre todo, cuando tatando que la mayoría de los interacción con nuevas tecnologías

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y nuevos ordenamientos políticos y ción y acerca tan peligrosamente emocionalidad y el sentimentalismo.
económicos. Benjamin dice: “el pla- las cosas a nuestros ojos como el Todos estos rasgos se diferencian del
cer que brinda el mundo de las imá- coche que, desde la pantalla del tipo de acciones que propone el
genes [...] se nutre de un sombrío cine, se agiganta al avanzar, tre- modo escolar: la criticidad, la re-
desafío lanzado al saber” (cit. Didi- pidante, hacia nosotros3. Y así flexión, la moderación de las emo-
Huberman, 2005: 195). El saber le- como el cine no ofrece a la obser- ciones, la palabra antes que el
trado, el saber que se asentaba en vación crítica los muebles y facha- cuerpo, la observación a distancia.
el valor de la especulación abstrac- das en su integridad, sino que sólo Habría que observar que son quizás
ta y, sobre todo, de la distancia crí- su firme y caprichosa inmediatez estos rasgos, más que la oposición
tica, se encuentra “jaqueado” por es fuente de sensaciones, también entre lectura lineal y lectura des-
esta nueva forma de convocatoria o la verdadera publicidad acerca centrada, los que principalmente
interpelación que propone el mun- vertiginosamente las cosas y tie- desafían a la escuela.
do de las imágenes. ne un ritmo que se corresponde
con el del buen cine. De este El giro poético del final de la cita
La siguiente cita es extensa, modo la “objetividad” ha sido de Benjamin habla, en mi lectura,
pero vale la pena analizarla para es- dada definitivamente de baja, y de su impacto en otros ámbitos que
tudiar con más profundidad qué se frente a las descomunales imáge- no son las efímeras luces de neón,
pone en juego en este mundo de las nes visibles en las paredes de las sino el plano de la carretera que se
imágenes. En una de las viñetas del casas, donde el “Chlorodont” y el abre, símbolo del progreso capitalis-
maravilloso texto “Calle de mano “Sleipnir” para gigantes se hallan ta y también cliché visual de tantas
única”, Benjamin habla de la difi- al alcance de la mano, la senti- películas de Hollywood. He aquí
cultad de la crítica en estos tiempos mentalidad recuperada se libera una imagen poderosa: el futuro en
(sus tiempos, pero también, nuestros a la americana, como esas per- automóvil, el horizonte abierto a
tiempos): sonas a las que nada mueve ni nuestro paso, la promesa de un ca-
conmueve aprenden a llorar nue- mino amplio y sin obstáculos5.
Espacio para alquilar vamente en el cine. [...] ¿Qué es,
en definitiva, lo que sitúa a la Retomando el desafío que estas
Insensatos quienes lamentan la publicidad tan por encima de la nuevas sensibilidades y regímenes
decadencia de la crítica. Porque crítica? No lo que dicen los hui- visuales y de saber-poder plantean a
su hora sonó hace ya tiempo. La dizos caracteres rojos del letrero la escuela, coincidimos con el his-
crítica es una cuestión de justa luminoso, sino el charco de fue- toriador del arte Georges Didi-
distancia. Se halla en casa en un go que los refleja en el asfalto Huberman cuando señala que “nada
mundo donde lo importante son (Benjamin, 2002: 63-64). es más indispensable para el saber
las perspectivas y visiones de con- que aceptar ese desafío” (Didi-
junto y en el que antes aún era La combinación entre capitalis- Huberman, 2005: 196). ¿Qué se hace
posible adoptar un punto de vis- mo y nuevas formas de percepción y con esas imágenes tan fuertes de la
ta2. Entretanto, las cosas han arre- circulación de la cultura es lo que cultura visual contemporánea des-
metido con excesiva virulencia introduce un desafío inédito para la de la cultura letrada, y desde el apa-
contra la sociedad humana. La función de la crítica, desafío que rato escolar? Y también vale la pena
“imparcialidad”, la “mirada obje- también alcanza a la escuela, estre- preguntarse, siguiendo el hilo que
tiva” se han convertido en menti- chamente vinculada al ideal del su- propone Benjamin: ¿qué relación
ras, cuando no en la expresión, jeto crítico moderno4. Es interesante tienen la publicidad y el cine con
totalmente ingenua, de la pura y detenerse en algunos rasgos señala- imágenes religiosas y con antiguas
simple incompetencia. La mirada dos por Benjamin sobre esta nueva promesas de la cultura? Carlos
hoy por hoy más esencial, la actitud de conocimiento: la ruptu- Monsiváis sugirió en 2006, en una
mirada mercantil, que llega al co- ra de distancias, el acercamiento intervención en el seminario “Edu-
razón de las cosas, se llama publi- “agigantado” de las imágenes en la car la mirada I” en Buenos Aires,
cidad. Aniquila el margen de pantalla, la inmediatez, las sensacio- que hay una gran continuidad en-
libertad reservado a la contempla- nes, el ritmo, la parcialidad, la tre la iconografía religiosa y la de

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las industrias culturales del siglo XX. una fuente de degeneración moral Son generalmente considerados
Si ese argumento parece válido para e intelectual de la población –y esto como lo opuesto a la cultura visual
México, un país de tardía escola- es cierto aun para aquellos educa- contemporánea.
rización y de fuertes tradiciones de dores enrolados en la educación po-
religiosidad popular, hay que anali- pular (Goodwyn, 2004)–. Esto, por Sin embargo, su función en la
zar si es igualmente sugerente para otro lado, se vincula con una rela- creación de una cultura común no
pensar otras experiencias culturales ción de “extrañeza” y ajenidad de es para nada menor, y quisiera plan-
latinoamericanas. Me pregunto si, la cultura escolar con respecto a las tear que necesitamos más investiga-
en esa continuidad, la iconografía tecnologías del siglo XX, no sola- ción para comprender las formas en
escolar (ruptura laica y moder- mente al lenguaje audiovisual que coexisten las escuelas y la cultu-
nizadora) logró imponer algún quie- (Cuban, 1986). ra de los medios electrónicos, y
bre entre la herencia religiosa y la cómo interactúan en la configura-
del cine y la televisión de mediados La actitud de sospecha o de ex- ción de las disposiciones y las
y finales del siglo XX. Aún cuando pulsión lisa y llana, en algunos ca- sensibilidades de las nuevas gene-
no tengamos todas las respuestas a sos, no debería engañarnos respecto raciones. A pesar de todos los plan-
esta pregunta, lo importante sería a los diálogos y conflictos que efec- teamientos sobre el declive de la
recolocar el sistema escolar en diá- tivamente sucedieron entre el mun- escuela como espacio de aprendiza-
logo y conflicto con estas tradicio- do de las imágenes de la industria jes significativos6, las escuelas toda-
nes visuales, y no por fuera y, cultural y el de la escuela. Habría vía son, por amplio margen, las
claramente, al margen. que recordar, nuevamente con Didi- instituciones públicas más importan-
Huberman, que “la historia de las tes en la promoción de algún tipo
La pregunta de Víctor Mercan- imágenes es una historia de objetos de “sentido común” definido, más o
te apunta otros argumentos. Mer- temporalmente impuros, complejos, menos libremente, en relación con
cante observó que el cine movilizaba sobredeterminados” (Didi-Huber- la cultura letrada, y también son de
algo de otro orden: pasiones, emo- man, 2005: 26). Las tradiciones no las únicas instituciones que “se preo-
ciones, goces que la escuela pare- son “limpias”, sino que están hechas cupan”7 por los efectos que la cultu-
cía no movilizar de la misma manera, de préstamos, saqueos, contamina- ra y la sociedad producen en los
compartiendo la lucidez de Walter ciones. Pero es eso mismo lo que sujetos. Sería necesario subrayar, no
Benjamin. Pero en vez de plantear- parece olvidar cierta historiografía obstante, que la educación visual del
se integrar este desafío a la propues- educativa que cree que la escuela espectador y del público es realiza-
ta escolar, la respuesta de Mercante se mantuvo al margen de la historia da por muchas agencias.
fue expulsar el cine y los medios de de otros medios de producción de
la escuela, crear comités de censu- la cultura, de otras tradiciones y Las escuelas, y los docentes en
ra y dejar afuera la cultura contem- herencias culturales. particular, han sido claves en la
poránea. Podríamos decir que fue transformación de los regímenes
una actitud cerrada, autoritaria y de escópicos modernos (cuyas transfor-
corto plazo, porque los medios 2. La escuela y la maciones actuales son motivo de
audiovisuales de comunicación de formación de la muchos debates, como lo muestra el
masas no sólo no retrocedieron sino cultura de la imagen trabajo de José Luis Brea (2006),
que avanzaron más allá de lo que entre otros). Jonathan Crary ha
asustaba a Mercante. Sin embargo, Para abordar la historia de esos apuntado lúcidamente los cambios
habría que decir, también, que en vínculos, valdría la pena desarmar, epistemológicos y políticos que tu-
América Latina, y en otros lugares en primer lugar, la oposición entre vieron lugar entre los siglos XVIII y
del planeta, fueron muchos los he- escuela y cultura visual. Los docen- XIX, que reorganizaron las posicio-
rederos de Mercante. La escuela tes y las escuelas son vistos, en ge- nes del observador y de lo observa-
asumió una actitud de sospecha fren- neral, como objetos aburridos, a los do, las relaciones entre saber y poder,
te a la cultura visual, sobre todo que les falta el glamour y el charme los aparatos y los discursos insti-
frente a la cultura visual de masas, de la “sociedad del espectáculo” tucionales implicados (Crary, 1995).
a la que consideró desde temprano que nos caracteriza actualmente. En un trabajo posterior (Crary, 2008),

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el mismo autor estudió la cuestión desviaciones patológicas. No me- Adam Smith es una figura
de la atención como eje de una pre- nos importante fue la participación crucial en esta historia, ya que ana-
ocupación pedagógica, política y de la escuela en la organización de lizó cómo reconstruir la moralidad y
epistemológica, que estuvo en la un sujeto social, el espectador mo- una política moralmente aceptable
base del afianzamiento del espectá- derno, que se suponía tendría al alrededor de la doble figura del des-
culo moderno. Captar la atención mismo tiempo una cierta imparcia- afortunado (los malhereux de la re-
del espectador, y también del alum- lidad-distancia entre la observa- volución francesa, los desdichados,
no, se volvió un elemento central de ción y la acción (refrenar los los infelices) y del espectador impar-
la acción educativa, de la escuela y impulsos, intervenirlos por la re- cial que lo observa a la distancia
de otros medios como los salones de flexión), y también compromiso, (Ibíd.). La emergencia epistemo-
pintura, las exposiciones universa- lógica de la “objetividad aperspec-
les y el incipiente cine. tivada” y la razón científica, tiene
estrecha relación con la emergen-
El surgimiento del espectador y cia política de una esfera pública
del espectáculo moderno, también basada en una política de la compa-
examinados por Bruno Latour (19- sión que estructuró los lazos socia-
94), abrieron la posibilidad de una les sobre las premisas del sufrimiento
esfera pública como espacio social y la conmiseración (Arendt, 1990).
abierto y homogéneo en el cual uno
podía moverse libremente y aportar La pedagogía moder-
“sin deformidades” las observacio- na tomó muchas formas
nes hechas desde cualquier punto visuales: lecciones de
de ese espacio, desde un punto de objetos, armarios de ex-
vista exterior, “objetivo” (cit. posición en las aulas,
Boltanski, 1999: 29). Es de ese museos escolares, ma-
régimen, que entroniza el pas, cuadros y retratos
valor de la crítica y de la para colgar en las pare-
justa distancia, del que des escolares, estatuas,
habla Benjamin en la cita mobiliario y arquitectu-
del apartado anterior. ra escolar, libros de texto
ilustrados, excursiones orga-
Por lo tanto, lejos de ser Pär Jorgensen (Dinamarca 1945), nizadas para ver y aprender,
“Soñadores de pájaros”, collage, 1985.
opuestos o exteriores a la “cultura exposiciones escolares, incluso los
del espectáculo”, las escuelas fue- códigos de vestimenta y los regíme-
ron activos participantes en su con- esto es, una inversión emocional y nes de apariencias en las escuelas
figuración. La pedagogía moderna, afectiva que es necesaria para sus- (Dussel, 2001). Todas fueron mane-
por ejemplo Pestalozzi y otros, su- citar la afiliación política en la es- ras de educar los modos de ver de
brayaron el valor de la educación fera pública (Boltanski, 1999: 33). los escolares, y promover los senti-
de la percepción y de los sentidos dos que debían construirse en torno
en términos de “distancia objeti- Lo que llama la atención especial- a estas experiencias visuales (Lawn
va”. En la educación visual promo- mente en el carácter del especta- y Grosvenor, 2005). El ver se volvió
vida desde la escuela, ver se volvió dor es, por un lado, la posibilidad tan importante como la construcción
equivalente a saber y a creer (“ver de verlo todo; esto es, una pers- de sentido alrededor de lo que se
para creer”), en una articulación pectiva totalizadora de una mira- veía. Siguiendo a Beatriz González
que sigue operando con firmeza en da que no tiene un punto de vista Stephan y Jens Anderman (2006),
nuestras formas de conocer. No singular, o que pasa por cualquier el “mostrar” era tan importante
había mediación ni opacidad en el punto de vista posible; y por otro como el “contar”: estos dispositivos
acto de ver; las diferencias fueron lado, la posibilidad de ver sin ser visuales pedagógicos tenían todo
pensadas como anormalidades o visto (Ibíd.: 24). que ver con la emergencia de “tec-

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nologías visuales de la verdad” que comienzos del siglo XIX, denun- vez y es registrado, puede percibirse
buscaron, en el nivel de una “equi- cian el carácter peligroso de la en cualquier tiempo y por todos. La
valencia visual generalizada”, esta- imagen en la cual ven una herra- historia se convierte en la compar-
bilizar las formas y contenidos de la mienta de adoctrinamiento de las tida singularidad de un evento/
representación del mundo (2006: 9). conciencias. Ellos militan por la acontecimiento” (Buck-Morss, 2004:
Estas tecnologías visuales de la ver- desaparición de las “imágenes 23). Pero los patrones de circulación
dad también buscaron producir dis- santas” y por su reemplazo por los también han cambiado, “circulan al-
posiciones corporales y estéticas croquis científicos donde las imá- rededor del mundo en órbitas
particulares en el “sujeto educado”, genes ya constituyen una mane- descentradas que facilitan un acce-
definido, simultáneamente, como ra de abstracción y de pensar el so sin precedentes, deslizándose casi
sujeto nacional. Hay que decir que mundo, como el mapa geográfico. sin fricción a través de barreras
el espacio (el Estado-nación, inclui- De modo primero balbuceante, idiomáticas y fronteras nacionales”
do en un jerárquico “concierto mun- luego deliberado, la escuela se da (Buck-Morss, 2004: 23). Por supues-
dial de naciones”) y el tiempo (como la misión de trabajar para la to, son producidas en “relaciones
la evolución lógica y teleológica de deconstrucción ideológica de la globales que son violentamente des-
la civilización) fueron considerados imagen. Hasta que emerge la idea iguales respecto a las capacidades
marcos estables y definidos para la de “educación en la imagen” tal de producción y circulación” de imá-
acción pedagógica y social. como la conocemos hoy en día genes (Ibíd: 158). Sin embargo, ha-
(Meirieu, 2005). bría que ver las continuidades de un
¿Qué pasó con las visibilidades cierto régimen de “espectación”, de
y con la iconografía escolar? Puede En este breve racconto histórico mirar espectáculos, de estar atentos
retomarse la discusión que postula de la relación entre imágenes y pe- y seguir un relato hecho en imáge-
Monsiváis sobre las continuidades y dagogías, Meirieu encuentra conti- nes para ser visto a la distancia. Me
rupturas de los imaginarios y de las nuidades fuertes entre el imaginario da la impresión de que hemos esta-
tradiciones visuales. El francés escolar republicano y las imágenes do más preocupados por las ruptu-
Phillippe Meirieu, en un trabajo re- religiosas anteriores; pero también ras que por las continuidades y
ciente afirma que: identifica rupturas, apoyadas en la reescrituras de viejas tradiciones. Y
tradición platónica de desconfianza en ese marco, la escuela puede ser
Con la aparición de la Escuela de respecto a las imágenes, que se des- un buen parámetro de continuidad
Jules Ferry, reencontramos toda plegarán con más fuerza con las pe- entre viejas y nuevas tecnologías,
la ambigüedad de la imagen [...] dagogías escolanovistas de principios viejas y nuevas visualidades.
Las imágenes son condenables del siglo XX y su predilección por la
porque distraen la inteligencia de abstracción y el abandono de las es-
lo esencial pero, simultáneamen- téticas realistas. 3. Cambios y desafíos a
te, son necesarias para captar la la forma escolar
sensibilidad, dar pie a la memoria Por otra parte, hay que recono-
y permitir que se represente aque- cer que la forma “moderna” de ser En este apartado, quisiera pro-
llo que no es capaz de ser pensa- espectadores ha pasado por varias fundizar un poco más sobre algunos
do, como la justicia o la nación, transformaciones. La invención de de los desafíos que se plantean a la
por ejemplo. De esta manera, la medios técnicos para preservar la forma escolar que venimos descri-
escuela hará un consumo fabulo- memoria de los eventos, esto es la biendo en el punto anterior. Estos
so de imágenes piadosas, preten- fotografía y, más tarde, el cine, ha desafíos tienen una relación cerca-
diendo, por otra parte, formar al implicado un cambio profundo en la na con los cambios en la cultura de
alumno en el uso exclusivo de la relación que establecemos con el la imagen, aunque implican tam-
razón. pasado, con otros, con el mundo. bién otras dinámicas sociales de
Como ha dicho Susan Buck-Morss: órdenes diferentes. Y quizás impli-
Son los pedagogos de la “Escuela “El siglo XX se distingue de los an- quen, por primera vez en más de un
Nueva” quienes, siguiendo a los teriores porque ha dejado un rastro siglo, un cambio fuerte en la gramá-
pedagogos anarquistas y desde fotográfico. Lo que se ve sólo una tica o en la forma escolar 8, que

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permita atender mejor los cuestiona- vación, lo dinámico? La respuesta de públicos específicos), al mismo tiem-
mientos que están surgiendo. la escuela viene muchas veces por po la televisión e Internet borran
engordar el curriculum, ampliarlo y estas diferencias, al convocar, al
Un primer desafío viene de las poner una nueva “celda” que haga menos en forma abstracta, a todos
transformaciones del saber en las lugar a los nuevos saberes que apa- por igual (Meyrowitz, 1985).
sociedades contemporáneas. No voy recen (por ejemplo, nuevas tecno-
a adentrarme en lecturas ya cono- logías, computación, “construcción Estos cambios en la socialización
cidas que describen estas transfor- de la ciudadanía” o talleres de pre- y en las relaciones de autoridad en-
maciones, pero quisiera volver sobre vención), pero de este modo no se tre las generaciones, vienen siendo
un punto que se refiere a la estabili- alcanza a replantear la forma en que señalados desde hace varias décadas
dad de los conocimientos y a la mis- se clasifican los saberes, cuáles se por los estudiosos de la cultura. Por
ma idea de transmisión cultural. siguen considerando fundamentales ejemplo, la antropóloga Margaret
Sabemos que la escuela nació para y prioritarios, y cuáles aparecen re- Mead decía en 1970 en su libro Cul-
resguardar y transmitir el saber en legados a los márgenes, como tareas tura y compromiso que estamos asis-
tanto éste se volvió más complejo. quizás placenteras, pero sin duda no tiendo a una cultura prefigurativa,
Pero en el contexto de la moderni- igualmente legítimas a los ojos de la donde los pares reemplazan a los
dad líquida (Bauman, 2002), la idea mayoría de los actores escolares. Por padres como modelos de conducta,
misma de la reproducción cultural eso, lejos de aplacar el malestar, esta donde hay menos señales y referen-
de las sociedades, de la conserva- solución lo multiplica: aparece una cias para moverse, y donde lo que
ción y transmisión de la cultura, se nueva demanda o exigencia que se impone es más la exploración. Esa
vuelve más problemática. ¿Cómo surge sin cuestionar las prioridades ruptura generacional, dicen algu-
lograr cierta estabilidad en la trans- y estructuras anteriores, y sin dar nos, no tiene parangón en la histo-
misión intergeneracional que asegu- lugar a nuevos formatos y acuerdos ria. Siguiendo esta línea, Jesús
re el pasaje de la cultura de adultos sobre lo que constituye a la escuela Martín-Barbero, un analista muy
a jóvenes? ¿Cómo establecer ciertos como tal. lúcido de la cultura latinoamerica-
puntos de referencia si tanto los pun- na contemporánea, señala el lugar
tos de partida como los de llegada Otro elemento que causa particular que “corporizan” los
están en permanente cambio? Un es- conmoción en las escuelas es la jóvenes:
tudioso de las nuevas alfabetizacio- transformación de las relaciones
nes, Gunther Kress, dice algo similar intergeneracionales, una de las ba- Además de “la esperanza del fu-
en relación con lo que se le pide a ses fundamentales de la forma esco- turo”, los jóvenes constituyen hoy
la escuela que enseñe: lar tal como la conocimos hasta el punto de emergencia de una
ahora. Hoy los chicos y jóvenes ya cultura otra, que rompe tanto con
En un mundo de inestabilidad, la no se posicionan en una relación su- la cultura basada en el saber y la
reproducción ya no es un tema bordinada en relación con los memoria de los ancianos, como
que preocupe: lo que se requiere saberes adultos. Por ejemplo, en tér- en [sic] aquella cuyos referentes
ahora es la habilidad para valorar minos de las nuevas tecnologías, aunque movedizos ligaban los
lo que se necesita ahora, en esta parecen saber mucho más que lo que patrones de comportamiento de
situación, para estas condiciones, saben los adultos. Las nuevas tec- los jóvenes a los de padres que,
estos propósitos, este público con- nologías, dicen algunos, implican un con algunas variaciones, recogían
creto, todo lo cual será configura- borramiento de las diferencias en- y adaptaban los de los abuelos
do de forma diferente a como se tre las generaciones: la televisión, (Martín-Barbero, 2002).
configure la siguiente tarea por ejemplo, pone junto al aparato
(Kress, 2005: 68-69). televisivo a adultos y niños, y ame- Para Martín-Barbero, los jóve-
naza con obstaculizar la mediación nes expresan el des-ordenamiento
¿Cómo legitimar una institución de los adultos sobre lo que deben ver de la cultura, el trastocamiento de
que tiene que ver con la conserva- o saber los niños. Si bien hay una las jerarquías de saberes y la reor-
ción de la sociedad en un contexto diferenciación de la audiencia (apa- ganización profunda de los modelos
que valora más la novedad, la inno- recen los canales destinados hacia de socialización, cuyas consecuen-

DUSSEL, I.: ESCUELA Y CULTURA DE LA IMAGEN: LOS NUEVOS DESAFÍOS N ÓMADAS 187
cias aún no alcanzamos a vislum- perio de las imágenes) la forma- adaptada, organizada según el gusto
brar. Para él, además, ese carácter ción de las nuevas generaciones. del público. No elijo estas asociacio-
de “refracción” y “amplificación” de No se le ve sentido a la brillantez nes por casualidad: me interesa des-
los cambios hace que los jóvenes verbal, y cada vez son menos los tacar la cadena de asociaciones entre
corporicen también los miedos y es- capaces de sentirla y admirarla. [...] adaptación local-audiencia-consumo
tremecimientos del mundo adulto Y el sitio antes central de la litera- de masas, porque son movimientos
frente al cambio de época. Creo que tura lo ocupan las imágenes, al gra- que se fueron dando de forma para-
estas afirmaciones de Martín-Bar- do de que el “tiempo libre” de la lela. La formación de una audiencia
bero son importantes porque, lejos sociedad viene a ser lo que resta televisiva fue simultánea a la demo-
de esencializar ciertos rasgos de la luego de ver partidos de fútbol, cratización de muchas relaciones so-
juventud actual (“la generación telenovelas, reality shows, series ciales, a la inclusión en la esfera
digital”), prefieren pensarlos en tér- televisivas, películas, lo que, ade- pública de muchos sectores posterga-
minos de vínculos intergene - más, ya no es “tiempo libre” sino dos, y a su inclusión en el consumo
racionales, de posiciones sociales en “obligación urbana” (Ibíd.: 59-60). de masas. La identificación entre ciu-
una red de relaciones en la que los dadano y consumidor es, por lo de-
jóvenes son convocados a ocupar Sin duda, lo que está sucedien- más, objeto de muchos debates en las
lugares que concitan temores, en- do con la amplísima difusión de las ciencias sociales9.
vidias y esperanzas. nuevas tecnologías y, fundamental-
mente, de la televisión, modifica La escuela, aunque mantiene la
Hay, también, una crítica a la profundamente el panorama de la continuidad de ciertas formas
idea de una “cultura común” y al cultura común, y de nuestras ideas organizativas y un núcleo duro de
lugar que la cultura humanista le- sobre lo que debe transmitirse. Ha- producción de enunciados pedagó-
trada ocupaba en esa definición de bría que recordar, sin embargo, que gicos más o menos estable y sosteni-
lo común, que está muy asociada esta crítica a las humanidades tie- do a lo largo del siglo, también es
con los cambios en la cultura de la ne más antigüedad que los cuaren- susceptible a la mercantilización de
imagen. Carlos Monsiváis plantea ta o cincuenta años que nos separan las relaciones sociales, esto es, a la
una pregunta central sobre cuál es de la emergencia de la televisión, y adopción del parámetro del consu-
la cultura común hoy: también habría que decir que la crí- mo o de la relación proveedor/clien-
tica al núcleo humanista escolar pare- te que afecta a buena parte de los
¿En qué momento y por qué mo- ce más la consecuencia de la extensión vínculos (Corea y Lewkowicz, 1999).
tivo la lectura y la cultura defini- de los programas de la democratiza- Esta adopción de pautas mercanti-
das clásicamente (artes, música, ción de la cultura y de la democratiza- lizadas supone un trastocamiento de
teatro, cine de calidad) pasan a ción escolar que su antagonista. Al las relaciones de autoridad y de los
ser algo que se envía a las regio- final de cuentas, fue en el mandato principios clasificatorios de saberes
nes del tiempo libre, mientras que de hacerse más y más popular, más y y de relaciones de poder en la es-
los medios y la industria del en- más inclusiva, que la escuela fue cuela. Es sobre todo en los vínculos
tretenimiento son para demasia- adoptando formas y saberes del en- entre docentes y alumnos, y entre
dos “la realidad”? Y un gran torno y de las familias, al punto que las autoridades escolares y las fami-
interrogante: ¿cuándo se pierde, la demanda por volverse receptiva y lias, donde más puede observarse
en definitiva, la causa de las hu- hospitalaria se puso en el centro de esta emergencia de la relación en-
manidades como formación cen- su ideario (Hunter, 1998). tre clientes y proveedores, más aún
tral? (Monsiváis, 2007: 57). cuando los chicos o sus familias se
El desafío de incluir a todos, de comportan como consumidores insa-
Monsiváis mismo responde que: hacerle lugar a los saberes populares tisfechos. La paradoja es que la ma-
y a las demandas y necesidades loca- yoría de los educadores no pueden
Al humanismo se lo expulsa en les, fue conllevando un desplazamien- comportarse como proveedores au-
definitiva del currículum educa- to del ideal más “burocrático” y tónomos: no tienen ni la autonomía
tivo en la década de 1970, al abstracto de igualdad educativa ha- ni los recursos materiales o simbóli-
encargársele a la iconosfera (el im- cia un ideal de inclusión localizada, cos para adecuarse a la demanda del

188 N ÓMADAS NO. 30. ABRIL 2009. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


cliente. Tampoco, vale decir, sus- para la acción escolar, que se apoya cuencia, al peso de una institución,
tentan ideológicamente ese despla- en la organización de hábitos esta- que seguramente impondrá sus ma-
zamiento, lo que se suma a la bles, en la formación de morales tices. Lo dice Alain Bergala (2007),
sensación de malestar, tensión o con- heterónomas en las que el yo se dis- impulsor de Cahiers du Cinéma,
tradicción en relación con las posi- ciplina en relación con una auto- cuando lleva adelante la experien-
ciones que se ocupan frente a los ridad exterior, y en las que la cia de enseñar cine en la escuela:
alumnos y a las familias. autoridad funciona mejor cuanto el cine, si quiere ser arte, tiene que
menos tiene que ser explicada. sembrar desconcierto, escándalo,
Por último, hay otro tipo de de- desorden. El cine tiene que ver con
safíos que vienen de los cambios en un encuentro decisivo con una obra,
lo que podríamos llamar una “ética 4. A modo de cierre: con una conmoción individual. Tie-
de la subjetividad”. Pekka Himanen otra vuelta sobre la ne que ver con la iniciación, más que
(2002), en su libro La ética del hacker escuela y la cultura con el aprendizaje. Ese encuentro no
y el espíritu de la era de la información de la imagen puede programarse ni garantizarse, y
–en el que busca actualizar eso es algo que la gramática
la discusión weberiana sobre escolar no acomoda fácilmen-
la ética protestante a nues- te (Bergala, 2007).
tros días–, hace referencia a
los cambios en las moralida- La relación entre cultura
des que organizan el trabajo de la imagen y pedagogía es-
y la vida social, que suponen colar abre otra serie de pre-
también desafíos importantes guntas. ¿Puede evaluarse el
a la forma escolar. Para sinte- gusto estético? ¿Puede impo-
tizar un argumento comple- nerse la sensibilidad? Y tam-
jo, diremos que hoy en día ya bién, ¿puede enseñarse el
no vale la ética del esfuerzo placer? Son preguntas in-
para llegar a un fin superior, quietantes, pero que habría
sino la de la pasión que la pro- que abordar más sosteni-
pia actividad es capaz de ge- damente en los debates pe-
nerar. Esta pasión, que en la dagógicos, por fuera de cierto
versión celebratoria de Hi- sentido común que tiende a
manen no es incompatible oponer el erotismo espontáneo
con algo de aburrimiento y es- a la disciplina y el aprendiza-
fuerzo, suele ser más fluida e je. Al respecto, un buen ejem-
inestable que lo que requie- plo lo aporta un pedagogo
Pär Jorgensen (Dinamarca 1945), de la serie Música de mundo, s.f.
ren los compromisos perdura- australiano, Peter Cryle,
bles de la ética protestante. quien habla del Kama Sutra
Todos los días se transforman en “do- ¿Cómo pensar, entonces, la rela- como curriculum. El deseo y el pla-
mingos”, días festivos en los que uno ción entre escuela y cultura de la cer también se educan, y para eso
debe ser capaz de autorrealizarse imagen, asumiendo que la escuela es necesario desmantelar la visión
creativamente, desplegar al máximo es una institución (un “dispositivo” romántica de que lo natural y lo es-
sus potencialidades, producir obras o una “tecnología”, dirían los pontáneo están por fuera del discur-
originales, vencer obstáculos y de- foucaultianos) con su propia histo- so y de los aprendizajes sociales, y
safíos. En esta combinación de nar- ricidad, con su propia gramática? que cualquier enseñanza es poco au-
cisismo y épica de la vida feliz al Quisiera destacar que la enseñanza téntica, represiva y anti-natural. Pre-
estilo Hollywood, el valor de la ru- escolar no es cualquier enseñanza, cisamente, el Kama Sutra muestra
tina, del deber y de la reiteración ni cualquier transmisión: es una otros modos de relación con el cuer-
baja a niveles ínfimos. Justamente educación que tiene que ajustarse po que presentan modelos para per-
estos tres elementos son centrales a un tiempo y a un lugar, a una se- feccionar el placer, y propone una

DUSSEL, I.: ESCUELA Y CULTURA DE LA IMAGEN: LOS NUEVOS DESAFÍOS N ÓMADAS 189
cierta ejercitación y una secuencia reescriben y adaptan las propuestas ganización escolar impone un lími-
particular que se asemejan a un de reforma según sus propios reper- te contundente a las tentativas de
curriculum del erotismo (Cryle, 2000). torios de acción. reforma, sobre todo si no se planifi-
Estas apreciaciones valen para pen- ca a largo plazo la formación docen-
sar en la educación de la mirada, y De la misma manera, puede ob- te que se necesita, las transiciones
en el ejercicio disciplinado del ver. servarse que convertir la cultura de y pasos intermedios, y la ineludible
la imagen en disciplina escolar su- negociación con lo existente que
En segundo lugar, quiero seña- pone riesgos similares. Hay algunas tendrá lugar en cualquier innova-
lar que la noción de gra- experiencias que aún no han ción a escala masiva.
mática es importante en sido prudentemente evalua-
un sentido que hasta das, como la creación, Pero, además de revisar estas for-
ahora no fue explorado en la provincia de mas de incorporación de la cultura
en mi argumentación, Buenos Aires (Ar- de la imagen y los medios al formato
que tiene que ver con gentina), de una escolar existente, me gustaría re-
la constitución de una materia sobre estéti- tomar la afirmación de Georges
especie de “matriz de cas contemporáneas, Didi-Huberman citada al inicio –re-
traducción” y de produc- cuyos efectos en la cuperando una observación de
ción de experiencias que ta- apertura de la propues- Walter Benjamin–, según la cual,
miza los nuevos saberes y los ta curricular de la es- “nada es más indispensable para el
cambios en las relaciones cuela secundaria no son saber que aceptar el desafío” que le
entre las generaciones. claros. Más bien, lo que se propone el mundo de las imágenes
Para ilustrar esta traduc- recoge de la experiencia de (Didi-Huberman, 2005: 196). ¿Cómo
ción, sirve pensar en el proceso de distintas escuelas es que esta se hace para aceptar ese desafío?
conversión en disciplina escolar de materia es dictada por pro- ¿Qué parte de ese desafío puede ser
las nuevas tecnologías: tienen que fesores de artes plásticas tomada en cuenta por las institucio-
adecuarse a una cierta organización desplazados de otros espa- nes educativas? Aún más, ¿cuál me-
horaria, habérselas con los perfiles cios curriculares, y en oca- rece ser tomada en cuenta?
docentes existentes, respetar o al siones por profesores de
menos no subestimar las relaciones A mi entender, una de las pre-
de autoridad ya estructuradas en las guntas más interesantes y más
aulas y en las escuelas, adaptarse a desafiantes tiene que ver con la re-
una disposición espacial deter- lación entre imagen y conocimien-
minada (¿sala de computación o to, y entre imagen y verdad. ¿Qué
computadoras en el aula? ¿Una com- produce en nosotros una imagen? En
putadora por niño o algunas pocas muchas pedagogías de la imagen, se
que permitan buscar referencias?), supone que eso se entiende cuando
adecuarse a una particular clasifi- se logra ubicar quién y por qué la
cación de los saberes (por la cual, creó, o en qué contexto. Podría ha-
sin ir más lejos, en Argentina hay cerse un paralelo con el “protocolo
una materia que se llama “Tecnolo- de lectura” de la enseñanza de la
gía” y otra que se denomina “Com- Pär Jorgensen (Dinamarca 1945), literatura, en la que se buscaba res-
putación”), entre muchos otros “Soñadores de pájaros”, collage, 1985. ponder a ciertas preguntas básicas
aspectos. Pretender que un determi- (autor, género, período histórico,
nado contenido cultural va a entrar filosofía. También sucede algo pare- personajes principales, trama, etc.).
en la escuela sin negociar con este cido con la incorporación del análi- Esas preguntas básicas supuestamen-
formato existente, es pensar que hay sis de los medios a la enseñanza de te agotaban la experiencia de lec-
contenidos sin formas y formas sin la lengua y la literatura, que consi- tura, que entonces se convertía en
contenido. Y es creer que no hay his- dera las obras audiovisuales sólo bajo algo impersonal, rígido, vaciado de
toria, ni estructuras, ni sujetos que la forma del análisis textual. La or- cualquier riqueza o singularidad. Y

190 N ÓMADAS NO. 30. ABRIL 2009. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


tanto como con la literatura (¿qué trabajar sobre regímenes visuales, de inscripción de una visibilidad
es leer? ¿Qué tipo de experiencia es que definen lo que es visible y lo que espera un sentido (Mondzain,
la lectura?), quizás habría que pre- invisible, y también modos y posicio- 2002: 53-54).
guntarse, ¿qué es entender una nes del mirar y del ser visto. Una
imagen? O aun, como dice Didi- pedagogía de la imagen debería Recordemos, una vez más, los
Huberman, ¿la imagen puede dar empezar por entender que las imá- comentarios de Benjamin sobre la
lugar a qué tipo de conocimiento? genes no son meras cuestiones violación de la distancia en el cine
¿Es el mismo conocimiento que un icónicas, o suponer que alcanza con y la publicidad, y el desafío que lan-
texto escrito, o es otra cosa? entender la semiología de una ima- zó a la actitud crítica distante.
gen suelta, sino que hace falta en-
Este autor dice que, para res- tender cómo funcionan en un cierto Analizar los efectos fusionales
ponder a esta pregunta “que que- discurso visual, en una forma parti- y confusionales de las pantallas, la
ma” –por lo urgente, por lo difícil, cular de llegarnos y de conmover- trama que “tejen invisiblemente
por lo desafiante–, nos. Las imágenes son prácticas entre los cuerpos que ven y las imá-
sociales: ésta es una verdad de genes vistas”, aquello que “se jue-
habría que [...] retomar y reorga- Perogrullo, pero no menos cierta ni ga en la pantalla pero no es visible
nizar un inmenso material histó- menos importante para pensar en las en ella” (Ibíd.: 52), debería ser un
rico y teórico. Quizás alcance, pedagogías de la imagen10. elemento más de la transmisión
para dar una idea del carácter cultural, que habilite mejor para
crucial de un conocimiento tal – Considero, también, que sería recrear algo en común. “Ver con
es decir, de [...] su naturaleza mis- deseable empezar a trabajar más otros, he ahí la cuestión, ya que
ma de encrucijada, de “cruce de sobre las formas de visualidad insta- vemos siempre solos y no comparti-
caminos”–, recordar que la sec- ladas. La “comunidad de espec- mos más que lo que escapa a la vis-
ción Imaginar de la Biblioteca tadores” que crea el espectáculo ta” (Ibíd.: 51). En ese aspecto, hay
Warburg, con todos sus libros de mediático, y que construye una “cer- un elemento importante que hace
historia del arte, de ilustración cana distancia” ética y políticamen- a lo común, a qué puede seguir te-
científica o de imaginería políti- te problemáticas, es una de las jiendo y tramando una sociedad
ca, no pueda comprenderse, no primeras cuestiones por interrumpir donde nos importe lo que le pasa al
puede utilizarse sin el uso cruza- e interrogar para que otra trans- otro. Por eso, además, creo que es
do, crucial, de otras dos secciones misión sea posible. “No debería importante que la escuela enseñe
llamadas Hablar y Actuar (Didi- suponerse un ‘nosotros’ cuando el a trabajar sobre una imagen, o so-
Huberman, 2006:15). tema es la mirada al dolor de los de- bre unas pocas; que interrumpa esos
más”, dice Sontag (2003: 15). ¿Cómo procesos fusionales y confusionales,
Imaginar, entonces, no puede se forma ese nosotros? ¿Qué tipo de que organice otras series de imá-
separarse del todo de hablar y ac- administración de los saberes y de las genes, y que enseñe a ver otros ob-
tuar. El entendimiento de una ima- pasiones instala? Para una analista jetos y de otras maneras.
gen, en consecuencia, no va por francesa, Marie-José Mondzain, la
fuera de la palabra, pero tampoco de violencia de los medios reside pre- Para terminar, me gustaría to-
un cuerpo que se pone en movimien- cisamente en “la violación sistemá- mar una idea que se plantea en la
to, que se conmueve, que se emo- tica de la distancia”. Esta violación conversación entre Georges Steiner
ciona. resulta de estrategias espectacula- y una profesora francesa, Cécile
res que embarullan, voluntariamen- Ladjali, sobre el valor de la trans-
Por otra parte, es necesario en- te o no, la distinción de los espacios misión cultural. Es la profesora la
tender que no es tanto la imagen en y los cuerpos para producir un que dice que “nadie es consiente
sí lo que causa cierto efecto, sino la continuum confuso donde se borra de lo que es hasta que no se en-
imagen en el contexto de ciertas toda chance de alteridad. La vio- frenta con la alteridad” (Steiner y
culturas visuales, de tecnologías, de lencia de la pantalla comienza cuan- Ladjali, 2005: 37). La escuela, tal
formas de relación con esas imáge- do no hace más pantalla, porque ya como lo fue siempre, debería ser el
nes. Por eso, de lo que se trata es de no es más constituida como el plano lugar que nos pusiera en contacto

DUSSEL, I.: ESCUELA Y CULTURA DE LA IMAGEN: LOS NUEVOS DESAFÍOS N ÓMADAS 191
con un mundo-otro, pero este mun- mática o forma escolar son: Tyack y Cuban
do-otro no es, necesariamente, el Citas (1995), Vincent (1994), Viñao (2002)
y Dubet (2004).
mundo de las humanidades del si-
1 Se trata de un proyecto que se viene de- 9 Sin ir más lejos, el libro de García
glo XIX, ni es necesariamente el Canclini (1995).
sarrollando en el área de educación de
mundo de la imagen que todo lo FLACSO - Argentina desde el año 2002 10 En el cibersitio Tramas. Educación, Ima-
permea, sino el mundo-otro que sobre nuevos medios y escuelas (www. gen, Ciudadanía, proponemos otros modos
nos confronta con lo desconocido, proyectotramas.org, www.flacso.org.ar/ de acercarse a la pedagogía de la imagen.
educacion/iguales). Con el apoyo de la Disponible en: <www.proyectotramas.org>.
con lo que nos permite entender y Fundación Ford y de instituciones públi-
también desafiar nuestros límites, cas argentinas, el proyecto combina pro-
con lo que nos hace más abiertos a ducción de medios, la formación docen-
te y la reflexión académica sobre los vín-
los otros y a nosotros mismos. culos entre la cultura escolar y los nue-
vos medios electrónicos donde prima el Bibliografía
La escuela, ya sea enseñando lenguaje audiovisual.
el lenguaje, la pintura, el cine, la 2 A partir de la versión inglesa, prefiero APPADURAI, Arjun, 2001, La modernidad
televisión o los nuevos medios, de- traducirlo de este modo: “Se hallaba en desbordada, México D.F., Fondo de Cul-
casa en un mundo donde lo importante tura Económica.
bería poder ayudarnos a poner en eran las perspectivas y visiones de con-
ARENDT, Hannah, 1990, On Revolution,
juego otras formas de relacionar- junto y donde aún era posible adoptar
Nueva York, Penguin Books.
nos con el mundo, y en ello qui- un punto de vista” (Benjamin, 2002).
BAUMAN, Zygmunt, 2002, La modernidad
siera incluir especialmente la 3 También podría traducirse de este modo:
líquida, Buenos Aires, Fondo de Cultura
relación más libre con una tradi- “Declara abolido el espacio donde era
Económica.
posible la contemplación y nos pega en
ción. Por eso mismo, también de- medio de los ojos tal como el coche que, BENJAMIN, Walter, 2002, Calle de mano
bería darle un lugar a esa tradición desde la pantalla del cine, se agiganta al única, Madrid, Nacional, pp. 63-64.
para que sea reescrita, y no negar- avanzar, trepidante, hacia nosotros”.
________, 2007, Obras. Libro II, Vol. 1. Pri-
la y excluirla en nombre del valor 4 Un trabajo central para analizar este vín- meros trabajos de crítica de la educación y
de la novedad (Malosetti, 2007). culo es el de Ian Hunter (1994). la cultura, Madrid, Editores.
Creo que en la cultura de la ima- 5 Podría vincularse esta imagen con algu- BERGALA, Alain, 2007, La hipótesis del cine.
nos relatos que hoy se formulan sobre la Pequeño tratado sobre la transmisión del
gen es importante destacar el peso escuela. Seguramente influido por los fi- cine en la escuela y fuera de ella, Barcelo-
de las tradiciones visuales y de las nales felices de Hollywood, el relato con- na, Laertes.
formas históricas en que nos he- temporáneo sobre la educación tiene
BOLTANSKI, Luc, 1999, Distant Suffering.
también algo de proeza, de épica, de ca-
mos ido constituyendo en una co- Morality, Media. and Politics (trans. by G.
mino que se abre, aunque requiere un
munidad de espectadores, de la esfuerzo y está lleno de obstáculos. ¿Cuán- Burchell), Cambridge, UK, Cambridge
University Press.
misma forma que es importante ha- to de nuestra sensibilidad melodramática
cerle lugar al análisis y la reflexión se cuela en la forma en que nos vincula- BREA, José Luis (ed.), 2006, Estudios Visua-
mos con la educación? ¿Por qué la nece- les. La epistemología de la visualidad en la
sobre los modos en que esa comu- sidad de promesas y finales felices? No era de la globalización. Madrid, Akal.
nidad se está reconstituyendo hoy era éste el relato fundante del sistema
educativo moderno, más centrado en las BREA, José Luis, 2007, “Cambio de régimen
con los celulares, los videojuegos escópico: del inconsciente óptico a la e-
necesidades de la nación que en el indi-
e Internet. En este cruce y rearti- viduo, y más duro, menos luminoso, más image”, en: Revista de Estudios Visuales,
culación de temporalidades pasa- selectivo. Vol. 2, No. 4, pp. 145-163.
das, presentes y futuras, puede 6 Pueden consultarse los trabajos de Dubet BUCK-MORSS, Susan, 2004, “Visual
darse lugar a una transmisión que (2002) sobre el declive de las institucio- Studies and Global Imagination”, en:
nes, y de Duschatzky y Corea (2002) so- Papers of Surrealism, Issue 2, verano.
no sea planteada como repetición
bre la destitución de la eficacia escolar. BUCKINGHAM, D., 2002, Crecer en la era
mecánica de una historia, sino de los medios electrónicos, Madrid, Morata.
7 Cuando digo “se preocupan”, me refiero
como el pasaje de una tradición a cierto tipo de reflexión y acción, como COREA, Cristina e Ignacio Lewkowicz, 1999,
que se renueva y se redefine con la que tiene que ver con la definición de ¿Se acabó la infancia? Ensayo sobre la des-
cada nueva generación, como un un curriculum como norma pública y con titución de la niñez, Buenos Aires, Lumen-
pasaje que combina tecnologías algún control, aunque sea laxo, sobre lo Humanitas.
que los sujetos aprenden.
viejas y nuevas, como una acción CRARY, Jonathan, 1995, Techniques of the
8 Hay una amplia literatura en torno a es- Observer. On Vision and Modernity in the
que mantiene, finalmente, una tos conceptos. Algunos de los textos Nineteenth Century, Cambridge, MA/
escala humana. centrales de esta discusión sobre la gra- Londres, MIT Press.

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