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LA DÉCIMA LLAVE

La Décima Llave Enoquiana crea una ira rampante y


produce violencia. Es peligroso utilizarla, a menos
que se haya aprendido a salvaguardar la propia
inmunidad; es como arrojar un rayo al azar!
LA DÉCIMA LLAVE
(enoquiano)
Coraxo cahisa coremepe, od belanusa Lucala
azodiazodore paebe Soba iisononu cahisa uirequo ope
copehanu od racalire maasi bajile caosagi; das
yalaponu dosiji od basajime; od ox ex dazodisa
siatarisa od salaberoxa cynuxire faboanu. Vaunala
cahisa conusata das daox cocasa ol Oanio yore
vohima ol jizodyazoda od eoresa cocasaji pelosi
molui das pajeipe, laraji same darolanu matorebe
cocasaji emena. El pataralaxa yolaci matabe nomiji
monomusa olora jinayo anujelareda. Ohyo! ohyo!
noibe Ohyo! caosagonu! Bajile madarida i zodirope
cahiso darisapa! NIISO! Caripe ipe nidali!
LA DÉCIMA LLAVE
(español)
Los truenos de la ira cubren el Norte, a semejanza
de un roble cuyas ramas están repletas de nidos de
lamentaciones y yace llorando sobre la Tierra, que
arde de noche y de día y vomita cabezas de
escorpiones y azufre mezclado con veneno. Sean esos
los truenos que rugen al mismo tiempo que cientos de
terremotos y miles de olas, que no descansan, ni
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saben cuándo hacerlo. Una roca arrastra consigo
otras miles, como lo hace el corazón del hombre con
sus pensamientos. ¡Ay! ¡Ay! ¡Sí! ¡Ay de la Tierra,
porque su iniquidad es, fue, y será grande. Retiraos!
Mas no os llevéis vuestros poderosos sonidos!

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