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La Décima Llave Enoquiana crea ira y violencia si no se aprende a controlarla. Es peligroso usarla sin saber cómo protegerse a uno mismo, ya que podría desatar un rayo de forma aleatoria. El documento describe los truenos de la ira que cubren el norte y la tierra que arde día y noche vomitando escorpiones y azufre mezclado con veneno.
Descripción original:
la decima llave de enoch para invocar a los demonios
La Décima Llave Enoquiana crea ira y violencia si no se aprende a controlarla. Es peligroso usarla sin saber cómo protegerse a uno mismo, ya que podría desatar un rayo de forma aleatoria. El documento describe los truenos de la ira que cubren el norte y la tierra que arde día y noche vomitando escorpiones y azufre mezclado con veneno.
La Décima Llave Enoquiana crea ira y violencia si no se aprende a controlarla. Es peligroso usarla sin saber cómo protegerse a uno mismo, ya que podría desatar un rayo de forma aleatoria. El documento describe los truenos de la ira que cubren el norte y la tierra que arde día y noche vomitando escorpiones y azufre mezclado con veneno.
produce violencia. Es peligroso utilizarla, a menos que se haya aprendido a salvaguardar la propia inmunidad; es como arrojar un rayo al azar! LA DÉCIMA LLAVE (enoquiano) Coraxo cahisa coremepe, od belanusa Lucala azodiazodore paebe Soba iisononu cahisa uirequo ope copehanu od racalire maasi bajile caosagi; das yalaponu dosiji od basajime; od ox ex dazodisa siatarisa od salaberoxa cynuxire faboanu. Vaunala cahisa conusata das daox cocasa ol Oanio yore vohima ol jizodyazoda od eoresa cocasaji pelosi molui das pajeipe, laraji same darolanu matorebe cocasaji emena. El pataralaxa yolaci matabe nomiji monomusa olora jinayo anujelareda. Ohyo! ohyo! noibe Ohyo! caosagonu! Bajile madarida i zodirope cahiso darisapa! NIISO! Caripe ipe nidali! LA DÉCIMA LLAVE (español) Los truenos de la ira cubren el Norte, a semejanza de un roble cuyas ramas están repletas de nidos de lamentaciones y yace llorando sobre la Tierra, que arde de noche y de día y vomita cabezas de escorpiones y azufre mezclado con veneno. Sean esos los truenos que rugen al mismo tiempo que cientos de terremotos y miles de olas, que no descansan, ni 197 saben cuándo hacerlo. Una roca arrastra consigo otras miles, como lo hace el corazón del hombre con sus pensamientos. ¡Ay! ¡Ay! ¡Sí! ¡Ay de la Tierra, porque su iniquidad es, fue, y será grande. Retiraos! Mas no os llevéis vuestros poderosos sonidos!