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Universitat de València.

Facultat de Psicologia.
Departament de Personalitat, Avaluació i
Tractaments Psicològics

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

“SALUD SEXUAL, CONSTRUCCIÓN DE


IDENTIDADES DE GÉNERO Y VIOLENCIA
SIMBÓLICA EN ADOLESCENTES”

Presentado por: Álvaro Beltrán Navarro.

Dirigido por: Dra. Dñª Amparo Bonilla Campos.

Valencia, Septiembre 2009

1
INDICE

MARCO CONCEPTUAL.

1. INTRODUCCIÓN....................................................................................................5
2. EL DISPOSITIVO HISTÓRICO DE LA SEXUALIDAD..........................................14
3. EL CONCEPTO DE SALUD SEXUAL: PERSPECTIVA HISTÓRICA...................19
4. LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD SEXUAL Y DE GÉNERO EN LA
ADOLESCENCIA...................................................................................................26
5. SALUD SEXUAL EN LA ADOLESCENCIA Y PERSPECTIVA DE GÉNERO:
EL EFECTO DE LAS NORMAS GENÉRICAS EN LA SALUD SEXUAL
ADOLESCENTE.....................................................................................................31
6. CONCLUSIÓNES.................................................................................................. 35

MARCO METODOLÓGICO.

 OBJETIVOS DE INVESTIGACIÓN.............................................................................38

 ANÁLISIS CUANTITATIVO: ANÁLISIS DE LAS PRÁCTICAS SEXUALES,


ACTITUDES Y CONOCIMIENTOS EN TORNO A LA SALUD SEXUAL EN
ADOLESCENTES: IMPLICACIONES DE LAS RELACIONES ENTRE LOS
SEXOS, EL SEXISMO Y LOS ROLES DE GÉNERO.................................................40

1. PARTICIPANTES.................................................................................................41
2. INSTRUMENTOS PSICOMÉTRICOS..................................................................44
3. HIPÓTESIS...........................................................................................................55
4. ANALISIS DE DATOS.
4.1.- ANALISIS DE DATOS DESCRIPTIVOS SOBRE SALUD SEXUAL E
INFORMACIÓN SEXUAL..............................................................................56
4.2.- ANALISIS DE DATOS DE LA ENCUESTA SOBRE SALUD SEXUAL
Y REPRODUCTIVA: CONOCIMIENTOS, ACTITUDES Y PRÁCTICAS
SEXUALES (ESSR). ....................................................................................64
4.3.- ANÁLISIS DE LAS RELACIONES ENTRE SALUD SEXUAL Y
REPRODUCTIVA Y OTROS CONSTRUCTOS PSICOLÓGICOS...............96
4.4.- CONTRASTE DE HIPÓTESIS.....................................................................110

 ANÁLISIS CUALITATIVO...........................................................................................111

1. ANÁLISIS DE LOS DISCURSOS QUE CONFORMAN EL IMAGINARIO


ADOLESCENTE SOBRE SU SEXUALIDAD.......................................................111

2
2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS GRUPOS DE DISCUSIÓN.........113
3. EJES ANALÍTICOS PARA EL ANALISIS DEL DISCURSO...............................115
3.1.- Eje analítico I. SEXUALIDAD Y SALUD. ...................................................115
3.2.- Eje analítico II. SEXISMO Y RELACIONES ENTRE LOS
SEXOS/PRÁCTICAS SEXUALES. Efectos identitarios: dominación
simbólica, relaciones sexuales y diversidades sexuales....................................127

DISCUSIÓN..............................................................................................144

CONCLUSIONES.....................................................................................................149

BIBLIOGRAFÍA. .......................................................................................................152

ANEXOS
1.- CUESTIONARIOS UTILIZADOS...............................................................................162
2.- GUIÓN PARA LOS GRUPOS DE DISCUSIÓN: REFLEXIONANDO SOBRE
EL SEXO.................................................................................................175
3.- CARTA PERMISO PARENTAL PARA LA PARTICIPACIÓN EN LOS
GRUPOS DE DISCUSIÓN..........................................................................................178

3
MARCO CONCEPTUAL

4
1. INTRODUCCIÓN.

El presente trabajo pretende recabar un conocimiento aproximado de la


salud sexual y salud reproductiva de los y las adolescentes entre 15 y 19 años
analizando la relación de reciprocidad entre la identidad genérica y las nuevas
formas de sexismo –a través de la internalización de los roles de género en la
construcción de la subjetividad adolescente- y las manifestaciones de los
conocimientos, actitudes y prácticas sexuales, para comprobar en que medida
subyacen a éstos, las relaciones interpersonales y la violencia simbólica entre
los sexos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la Salud Sexual en


2000 como “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social
relacionado con la sexualidad; no es meramente ausencia de enfermedad,
disfunción o malestar. La salud sexual requiere un acercamiento positivo y
respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la
posibilidad de obtener placer y experiencias sexuales seguras, libres de
coacción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual se logre y se
mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados,
protegidos y satisfechos” (Promoción de la Salud Sexual. Recomendaciones
para la acción, 2000. pp. 6). Es decir, los principales aspectos del hecho
sexual humano que plantea la OMS en su concepción de salud sexual son:

 Actitudes positivas y respetuosas hacia la sexualidad y las relaciones


sexuales.
 Posibilidad para obtener placer y experiencias sexuales seguras, libres
de coacción, discriminación y violencia.
 Respeto, protección y satisfacción de los derechos sexuales, y
 Ausencia de enfermedad, disfunción o malestar

Ellos constituyen, por tanto, los cuatro ejes sobre los que se ha de
construir cualquier estrategia para la mejora de la salud sexual. En esta
investigación se pretende estudiar la sexualidad y las relaciones sexuales de
personas adolescentes, para poder profundizar en los procesos a través de los

5
cuales se construyen las identidades adolescentes y cómo, a pesar de las
transformaciones sociales, las normas culturales y los discursos sociales
relativos a la masculinidad/feminidad continúan justificando y manteniendo las
asimetrías de poder entre los sexos, dificultando y problematizando los
conocimientos actitudes y prácticas sexuales de chicos y chicas al estar
influenciados por un imaginario cultural sexista y poco tolerante frente a las
prácticas e identidades no normativas (homosexualidades, bisexualidades y
transexualidades), con actitudes y valoraciones no exentas de violencia
explícita y/o simbólica que inciden negativamente en la construcción de la
subjetividad adolescente.

Por tanto, será importante estudiar como inciden los discursos sociales
en la posibilidad de alcanzar una salud sexual en los y las adolescentes que
contemple los criterios establecidos por la OMS (2000). De hecho, una de las
hipótesis que se plantea en el presente trabajo es que el discurso social
hegemónico actual sobre la sexualidad es genitalista, androcéntrico y
heterosexista, produciendo, por tanto, subjetividades adolescentes cargadas de
violencia simbólica desde donde es difícil la existencia de una salud sexual
equitativa, igualitaria y corresponsable.

La construcción de identidades de género en chicos y chicas influye en


las representaciones que elaboran sobre su sexualidad, lo que hace necesario
estudiar la forma en que se internalizan los mitos, creencias y prejuicios -que
se traducen en conocimientos, actitudes y prácticas sexuales- en torno a la
diferencia sexual y que están presentes en el discurso social que envuelve la
construcción de la subjetividad en los y las adolescentes. Revisar los mitos,
prejuicios y falsas creencias que se continúan transmitiendo en el proceso de
socialización adolescente alrededor de la sexualidad puede ayudar a desvelar
el sexismo que se oculta bajo las nuevas formas de representación de la
masculinidad y la feminidad que se internalizan y, por otra parte, puede
contribuir a disponer de herramientas básicas y aplicadas para las
intervenciones educativas necesarias para la salud sexual de jóvenes, ya que
las opiniones de los y las adolescentes acerca de su sexualidad suelen ser

6
reflejo del contexto socio-cultural en el que se desenvuelven, al tiempo que
contribuyen en la construcción de su subjetividad.

Algunas investigaciones (Fernández Villanueva, 1998; Furman et al.,


1999; Sastre y Moreno, 2002), manifiestan los efectos de la cultura informal
debido a que los pares son agentes de la socialización de género. Aunque
existen nuevos modelos de relación, chicos y chicas continúan estableciendo
una fuerte adscripción a los estereotipos tradicionales masculinos y femeninos,
sobre todo en las relaciones intersubjetivas y amorosas (Coria, 2001; Kauffman,
2000). Los roles sociales no se pueden definir fuera del contexto
socioeconómico, cultural e histórico en el que se encuentran inmersos/as las
personas adolescentes, por lo que se entiende, en el ámbito de esta
investigación, que la masculinidad y la feminidad son construcciones culturales
que se reproducen socialmente y aunque, conceptualmente, los contenidos de
los roles de género en la vivencia de la sexualidad de chicos y chicas han
cambiado, la práctica social de estos roles alrededor de la sexualidad continúa
demasiado cerca de la concepción tradicional. Son varios los autores y autoras
que plantean que culturalmente los mandatos de género actúan como
referentes de comparación, según los cuales en la representación tradicional
de la identidad femenina aparecen, entre otras características, la pasividad, la
emocionalidad, la comprensión, la dependencia y el cuidado de los demás,
mientras que la masculina está definida por la autosuficiencia, la racionalidad,
el control emocional, la competitividad y el dominio de la violencia (Barberá y
Martínez Benlloch, 2004; Bourdieu, 1999; Burin y Meler, 1998; Tubert, 2001).
Estas identidades funcionan como ideales sociales, configurando normativas
grupales que afectan a la subjetividad, la intersubjetividad y a las formas de
manejarse en el terreno de la salud sexual, al repercutir en los conocimientos,
las actitudes y las prácticas sexuales de personas adolescentes.

Por tanto, es necesario revisar los elementos que subyacen a las


idealizaciones y sistemas normativos que conforman la cultura sexual
adolescente, pues toda desigualdad y asimetría de poder en las relaciones
interpersonales produce efectos en la salud sexual. Los ideales vinculados a la
feminidad y la masculinidad que dominan el imaginario cultural adolescente

7
coadyuvan a la subordinación sexual, social, legal, económica y familiar de las
mujeres. Además, tal y como plantea Bourdieu (2000), la existencia de un
sistema de relaciones y representaciones que argumenta la dominación del
varón pone la base que genera la violencia ejercida sobre las mujeres, tanto en
el orden simbólico como en el físico y social. Según Glick y Fiske (1996), el
sexismo benévolo es definido como un conjunto de actitudes interrelacionadas
hacia las mujeres que son sexistas en cuanto las considera de forma
estereotipada y limitada a ciertos roles, pero que tiene un tono afectivo positivo
(para el perceptor) y tiende a suscitar en éste conductas típicamente
categorizadas como prosociales o de búsqueda de intimidad. De este modo, la
tolerancia hacia la dominación masculina se instala en la cultura y se transmite
estimulando en los chicos y chicas modelos de sexualidad genitalista,
androcéntrica y heterosexista, donde lo que se valora es el éxito individual, la
competencia sexual en los chicos, y se estimula el modelo sexual del ideal de
belleza y atractivo sexual en las chicas. Como plantea Pastor (1992), el
ejercicio de la violencia reduce a las mujeres a objetos de consumo y posesión,
a partir de complejas fórmulas de apropiación y desposeimiento de la
subjetividad que impiden la toma de decisiones, la autonomía y la libertad como
sujetos.

La Organización Mundial de la Salud vincula condiciones justas y


equitativas de vida y salud, por ello cabe desvelar los mecanismos que
subyacen a las idealizaciones y sistemas normativos que conforman la cultura
adolescente. Para ello, se analizarán los conocimientos, actitudes y prácticas
sexuales de un grupo de adolescentes, así como sus valores y creencias en
torno las relaciones entre los sexos, las nuevas formas de sexismo y los
estereotipos masculino y femenino, desde dos perspectivas metodológicas:
cuantitativa y cualitativa.

En esta investigación se parte de un posicionamiento teórico foucaltiano


según el cual existe una relación entre los discursos y las prácticas sociales.
Trato de constatar, en este trabajo, que es el peso de los discursos sociales el
que genera la adquisición de determinados conocimientos, actitudes y prácticas
sexuales en los y las adolescentes, perpetuando creencias, mitos y prejuicios

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desde posiciones asimétricas alrededor de la sexualidad. Uno de los objetivos
es analizar la representación de la sexualidad en los discursos dominantes y
hegemónicos que inciden en la construcción de la subjetividad en los y las
adolescentes, y qué posicionamientos se observan frente a él, así como frente
a otros discursos “heréticos” o minoritarios (Gómez, 2008)

En la actualidad contamos con un exhaustivo mapa comportamental en


materia de sexualidad de los y las adolescentes y jóvenes, pero desconocemos
en parte el significado y el valor que ellos y ellas le dan al sexo y a la salud
sexual. Profundizar sobre esto permitirá analizar la función simbólica e
identitaria que la sexualidad y la salud tienen para los y las jóvenes, pudiendo
alcanzar con ello un mejor y más profundo conocimiento del imaginario cultural
que influye en sus conocimientos, actitudes y prácticas de la sexualidad y, por
tanto, en la construcción de su subjetividad; y así, poder establecer estrategias
y planes de educación sexual que tiendan a unas relaciones sexuales entre los
sexos igualitarias, equitativas y corresponsables.

Por otra parte, en 1994, la Conferencia Internacional sobre Población y


Desarrollo, organizada por Naciones Unidas, resaltó la importancia del trabajo
en salud sexual y reproductiva (SSR) con adolescentes y jóvenes, teniendo en
perspectiva que se estima que para 2010 será cuando más población joven se
registre en el mundo. Como metas, se enfatizaron la prevención y promoción
de la salud antes de la concepción, integrando educación en SSR y servicios
de planificación familiar para todos los y las adolescentes, incluyendo apoyo
socio-sanitario para adolescentes sexualmente activos (Senderowit 2000,
citado por Meave, 2008).

Además del crecimiento demográfico de la población joven, diversos


estudios han reportado cambios en la conducta sexual, como el inicio de vida
sexual a edades cada vez más tempranas y conductas sexuales más activas
en las chicas adolescentes (Santelli, Abma, Ventura et al. 2004, citado por
Meave, 2008). Los chicos jóvenes han aumentado considerablemente el
consumo de alcohol, lo que también afecta la conducta sexual, pudiendo
propiciar formas más violentas de expresión como el acoso o asalto sexual

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(George et al. 2006, citado por Meave, 2008). Por otro lado, el consumo de
sustancias está asociado con un menor uso del condón, mayor cantidad de
parejas sexuales y con el intercambio de sexo por dinero o drogas (Petry 2000,
citado por Meave, 2008) entre otras conductas de riesgo.

Las conductas sexuales de riesgo tienen como efectos físicos el


incremento de embarazos no deseados, abortos en condiciones inseguras y
nuevos casos de infecciones de transmisión sexual. En España, el grupo que
conforma la población joven representa el 11% de la población. La
adolescencia es un periodo fundamental para el crecimiento, con cambios que
van desde la etapa infantil a la edad adulta, lo que implica una maduración,
física, mental, afectiva y emocional. Es una etapa de afirmación de la
personalidad y de rebeldía, lo que puede provocar que el y la adolescente no
tengan en cuenta los consejos dados desde la familia, la escuela, los
organismos sanitarios o cualquier otro representante de la autoridad. Además,
la sexualidad adquiere especial importancia en esta época de la vida. El sexo
se percibe, en ocasiones y desde el imaginario cultural, como un índice de
madurez y un desafío tanto a los padres y madres, como a la sociedad. Megías
et al (2005) plantean que el tener relaciones sexuales coitales vaginales en los
jóvenes es un rito de paso hacia la vida adulta, y en el discurso de los y las
adolescentes existe la convicción de que a partir de cierta edad lo “normal” es
tener relaciones sexuales, como parte inevitable de entrada en la vida adulta.
El acceso precoz a las relaciones sexuales, unido al escaso uso de los
métodos anticonceptivos y preventivos, ha condicionado un aumento
progresivo del número de embarazos no deseados y de infecciones de
transmisión sexual en este grupo de edad.

Según datos del informe del Instituto de la Juventud de España en el año


2008 (IJE-2008), los varones declaran una media de edad en la primera
relación sexual de 16.5 años y las mujeres declaran una menor precocidad y se
sitúan en los 17.2 años. En lo que respecta a los embarazos no deseados, si
en el IJE-2004 el porcentaje se situaba en el 9.9% de las mujeres entrevistadas,
para el IJE-2008 esta porcentaje ha ascendido hasta el 12.1% de las mismas;
en términos porcentuales se trata de un incremento del 22%, lo que parece

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mucho en el plazo de cuatro años. Además, hay que tener en cuenta que en
relación a la edad del embarazo no deseado, el mayor núcleo corresponde a
las adolescentes y a las mujeres de 21 a 24 años. En lo que se refiere a la
utilización de algún método anticonceptivo o profiláctico en la última ocasión
que han tenido relaciones sexuales, un 11% de los entrevistados entre 15 y 19
años no han utilizado ningún método (datos IJE-2008). Hernán, Ramos y
Fernández (2001) indican que todavía el 17% de los chicos y el 10% de chicas
usan el coito interrumpido como medida anticonceptiva y el 6% de las jóvenes
acude algunas veces a la píldora del día después.

La realidad de las prácticas sexuales de adolescentes y jóvenes puede


resultar contradictoria y paradójica en relación con la información y formación
que reciben sobre sexualidad. Con el fin de enfrentar esta problemática se han
desarrollado una serie de estrategias de salud a través de distintos medios, se
ha investigado sobre el patrón de comportamiento sexual de los y las jóvenes y
se puede afirmar que el grado de conocimiento alcanzado es muy alto y, en
teoría, debería permitir diseñar las estrategias de actuación más oportunas;
también se han desarrollado planes, programas y proyectos que abarcan hasta
una legislación educativa y reglamentación que incluyen como eje transversal
la Educación Sexual a lo largo de las distintas etapas y ciclos de la enseñanza
escolar obligatoria. No obstante, muchas de estas intervenciones se realizan
sin estar organizadas en un Plan Nacional de promoción de la salud sexual y
en su mayoría solo atienden la Educación Sexual desde un ámbito meramente
informativo y de conocimientos limitados a las consecuencias de las prácticas
coito-vaginales. Para Megías et al (2005) hay que aclarar que los proyectos
educativos dirigidos a la sexualidad adolescente han estado más centrados en
la prevención de riesgos asociados al comportamiento sexual que en la
construcción de referentes culturales, de ritos y de símbolos, que puedan dar
significado y sentido a este momento del ciclo vital en el que el despertar a la
sexualidad activa es el símbolo más revelador de la entrada en el mundo adulto.
Desde el punto de vista de la Educación para la Salud es un axioma que la
información por sí sola no basta -la información es una condición necesaria
pero no suficiente-, es un elemento que tiene que formar parte de un proceso
donde se den el trabajo de las actitudes, los comportamientos y los recursos

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necesarios para dirigirnos hacia estilos de vida más saludables, haciendo
hincapié en la responsabilidad individual para obtener salud, y esto requiere
programas de trabajo actitudinal a lo largo del tiempo y un concepto de salud
sexual que tienda al placer y al bienestar de las personas con la vivencia de su
sexualidad. Bataller (1995) plantea como objetivo de la educación sexual en la
infancia, adolescencia y juventud que se debería tender a la adquisición de
actitudes positivas y de respeto hacia las expresiones sexuales que den lugar a
comportamientos saludables tanto con uno mismo/a como en las relaciones
con los/las demás.

La ausencia de una educación sexual integral que contemple el hecho


sexual humano como una dimensión positiva y de calidad de vida de las
personas, sigue siendo en nuestro ámbito una asignatura pendiente de nuestro
sistema socio-sanitario (Bataller, 2009).

La presente investigación conceptualiza la sexualidad como un valor


saludable en la construcción de la identidad de chicos y chicas, desde el
compromiso con una idea de promoción de la salud sexual y con el deseo de
reducir riesgos en las conductas de los más jóvenes. La mayoría de los
estudios concluyen que no basta con dotar a los y las jóvenes de
conocimientos asumiendo que simplemente escogerán la opción más segura o
que no se expondrán a riesgos para su salud (Schaalma et al, 2004). Por tanto,
está justificada la necesidad de analizar y reflexionar sobre el significado y el
valor que los y las jóvenes y adolescentes dan al sexo y a la salud sexual.
Producir cambios en comportamientos y actitudes sostenidas desde el discurso
social no es tarea fácil y más en el ámbito de la sexualidad donde la
perspectiva de género es necesaria para entender los múltiples componentes
que conforman la construcción de la subjetividad adolescente alrededor de la
sexualidad y la salud.

El presente trabajo se interesa en primer lugar por establecer un marco


teórico que permita tener las bases sobre las que interpretar los datos
recopilados en una población general de adolescentes de entre 15 y 19 años.
Para ello se desarrollará una estructuración teórica en la que se establezca el

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marco conceptual que permitirá abordar la comprensión de la salud sexual de
chicos y chicas. Se atenderá, en un primer capítulo, a la importancia del
dispositivo histórico de la sexualidad, el cual establece una concepción de la
sexualidad como una construcción social y como un producto de fuerzas
históricas y sociales en oposición a cualquier otra idea de carácter esencialista
y naturalizada de la sexualidad. En el segundo capitulo, se establecerán los
criterios históricos y conceptuales que definen la salud sexual en base a la
Organización Mundial de la Salud, ya que, como concepto históricamente
construido, ha sufrido cambios significativos desde su primera formulación en
1974. El tercer capítulo pretende abordar como distintos autores entienden la
construcción de la identidad sexual y de género en la adolescencia desde dos
puntos de vista: el histórico y el psicológico. El último capítulo introduce la
importancia de las normas genéricas en la construcción e interiorización de la
salud sexual de chicos y chicas adolescentes.

El diseño de la investigación se plantea a partir de dos perspectivas de


análisis. Además de la reflexión teórica, anteriormente explicada, se realizará
trabajo de campo con adolescentes utilizando metodología cuantitativa y
cualitativa. Se entiende que ambas perspectivas se complementan y permiten
profundizar en mayor medida en los objetivos planteados en el trabajo. En la
parte cuantitativa se han administrado cuatro cuestionarios a un grupo de 122
adolescentes entre 15 y 19 años: una encuesta de salud sexual y reproductiva,
un cuestionario de relaciones entre los sexos, un cuestionario de sexismo
ambivalente y un cuestionario de roles de genero. La finalidad de estos cuatro
cuestionarios es establecer comparaciones entre los distintos constructos
medidos en cada uno de ellos, centrando la atención primordialmente en la
encuesta de salud sexual y reproductiva por ser el objetivo principal de la
investigación. Se consideró necesario introducir el análisis cualitativo de cuatro
grupos de discusión de chicos y chicas de 15 a 18 años para complementar y
profundizar en las variables estudiadas en la parte cuantitativa y detectar
cuales son los discursos sociales que condicionan la salud sexual de las
personas participantes en la investigación.

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2. EL DISPOSITIVO HISTÓRICO DE LA SEXUALIDAD.

En este trabajo se entiende la sexualidad desde una perspectiva teórica


abierta por La Historia de la Sexualidad de Foucault (1976) quien considera a
ésta como construcción social y como un producto de fuerzas históricas y
sociales en oposición a cualquier otra idea esencialista. La sexualidad, según
Weeks (1998), se entiende como un conjunto de significados socialmente
construidos que transmite, por medio de diferentes lenguajes, qué es el sexo,
qué debería ser y lo que podría ser. Esta perspectiva permitirá profundizar en
el análisis de la relación entre la sexualidad y el sistema de género y en cómo
el conjunto de normas y significados que llamamos sexualidad se entrelazan en
y para la construcción del conjunto de normas y significados que denominamos
masculinidad y feminidad.

El termino “sexualidad” refiere un fenómeno complejo, histórica y


culturalmente dado, que varía según la época, región, cultura, género, clase y
generación, y que estructura la vida cotidiana, las creencias, los significados y
los sentidos de la vida de los sujetos individuales y de los actores sociales. Se
ha de tener en cuenta que al igual que la categoría de “género” responde a lo
que socialmente llegamos a ser partiendo de la biología que en origen nos
conforma en tanto que seres humanos, la “sexualidad” tal y como es vivida por
el sujeto no responde a una supuesta líbido natural, como se ha planteado
desde hace más de un siglo desde la medicina, la psiquiatría y la sexología;
como plantea Gayle Rubin (1984: 276-277; citada por Osborne, 1995),
experimentamos la sexualidad a nivel individual o personal, pero a la hora de
estudiarla y entenderla podemos afirmar que los deseos se hallan constituidos
en el curso de prácticas históricas y sociales específicas. Esta autora plantea
que, los deseos y la sexualidad se viven individualmente a través de nuestros
cuerpos, pero que, también, nuestros propios cuerpos poseen un significado
cultural y no natural. Desde esta posición, se contempla a la sexualidad como
un hecho no natural, es decir, histórico y sociocultural, y esto lleva a romper
con la idea de que existe un sustrato sexual natural en los seres humanos.

14
Según Raquel Osborne (1995), esta perspectiva rompe con las teorías
de la sexualidad que tradicionalmente han dominado el panorama y que
afirmaban o bien que el sexo es algo peligroso, que sólo puede ser aceptado si
se canaliza en forma apropiada hacia el matrimonio, o bien que el sexo es
básicamente saludable y bueno, sólo que ha sido reprimido y negado por una
sociedad corrupta; aludiendo con esta afirmación a la denuncia de la “hipótesis
represiva” que formuló Michel Foucault en su Historia de la Sexualidad y que ha
contribuido, entre otras cosas, a desmitificar una era como la victoriana. Dicha
época, no representó meramente la represión de la sexualidad, sino que
comportó una amplia producción, categorización y multiplicación de los
discursos sobre la sexualidad. Es lo que Foucault denomina “el dispositivo de la
sexualidad”. Guiddens (1995) explica como Foucault ataca lo que llama “la
hipótesis represiva”, entendiéndola como que las instituciones modernas nos
obligan a pagar un precio por los beneficios que ofrecen, la civilización implica
disciplina y la disciplina implica control de los mecanismos internos, control que
para ser eficaz debe ser interno. En palabras de Guiddens (1995: 27), “el
‘poder disciplinar’ produce ‘cuerpos dóciles’, controlados y regulados en sus
actividades e incapaces de actuar espontáneamente a impulsos del deseo”. En
la Historia de la sexualidad I, la hipótesis represiva se presenta del siguiente
modo (Foucault, 1995:25): “(...) nombrar al sexo se habría tornado más difícil y
costoso. Como si para dominarlo en lo real hubiese sido necesario primero
reducirlo en el campo del lenguaje, controlar su libre circulación en el discurso,
expulsarlo de lo que se dice y apagar las palabras que lo hacen presente con
demasiado vigor. (...) mutismo que imponen el silencio a fuerza de callarse.
Censura”. Abandonar la hipótesis represiva de la explicación de la sexualidad
va a servir, como señala Jeffrey Weeks (1986), para intentar comprender los
múltiples mecanismos de poder en un momento histórico determinado,
mecanismos que no son dirigidos por una sola entidad o grupo sino que
responden a complejos procesos de relaciones e intereses de control social. En
síntesis, en lugar de reprimir un sexo original, el poder produce, por medio de
una red de prácticas y enunciados, que conforman el dispositivo de sexualidad,
la idea de “sexo”, con el fin de profundizar y de extender su control sobre el
conjunto de la sociedad. Por lo tanto, la sexualidad es una construcción
discursiva entre la economía del poder y los placeres del cuerpo.

15
Gayle Rubin (1975) acuña la terminología de “sistema de sexo/género”
entendiéndolo como un conjunto de disposiciones por las que una sociedad
transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana,
pretendiendo dotar de un instrumento conceptual que parecía describir
adecuadamente la organización social de la sexualidad como explicación de la
opresión de las mujeres, por medio de una reinterpretación de las teorías de
Levi-Strauss y su idea del intercambio de mujeres como base de la
organización social.

Teniendo en cuenta fundamentalmente los planteamientos teóricos de


Foucault, Weeks y Rubin, se observan las numerosas fuerzas que intervienen
en la conformación de la sexualidad como dispositivo histórico y principal
instrumento de las relaciones de poder (la economía, la política, la religión o las
grandes ideologías como el psicoanálisis, los sistemas educativo, legal y
sanitario) y su relación con instituciones privadas como pueden ser el
matrimonio, la familia, el cuidado de los hijos, el hogar, la intimidad y el amor.
Como plantea Rubin (1984; citada por Osborne, 1995), el desarrollo de un
análisis político acerca de la sexualidad sólo es posible si ésta no es concebida
exclusivamente como un fenómeno biológico o como un aspecto de la
psicología individual; la dimensión histórica y social de la sexualidad permitirá
tener en cuenta cómo influyen en ella fenómenos relacionados con la
demografía, la inmigración, los conflictos urbanos y cuestiones epidemiológicas
(tan manifiestas ahora como el sida, la infecciones de transmisión sexual, los
embarazos no deseados).

Tener en cuenta estos puntos de vista en esta investigación será más


fructífero a la hora de analizar y entender la sexualidad de jóvenes y
adolescentes, pudiendo profundizar en cómo los discursos sociales y el
imaginario cultural de chicos y chicas establece discursos y mecanismos de
poder sobre su sexualidad: uno, que regula la sexualidad adolescente a través
del peligro, estableciendo un control sobre la sexualidad desde el
establecimiento del temor a los embarazos no deseados y/o las infecciones de
transmisión sexual, es el discurso del control del cuerpo o como planteaba

16
Foucault (1976: 142) el desarrollo de una ‘anatomía política del cuerpo
humano’, como tecnología de la gestión del cuerpo que pretende regular y
optimizar las capacidades del cuerpo, una ‘anatomia política’ que es –a su vez-
un foco de una área basada más ampliamente en el “biopoder”, y otro discurso
desde la búsqueda de un placer individual, sexual y “liberador”, que es
complemento de la hipótesis represiva, ya que va a funciona como dispositivo
regulador de un tipo de sexualidad desde el “ideal romántico” heterosexual,
funcionando como mecanismo de control social de las sexualidades
adolescentes.

De hecho los discursos sociales que rodean la construcción de la


sexualidad adolescente y su posibilidad de desarrollo en el grupo de iguales
centran la atención, por un lado, en los peligros que conlleva una sexualidad
libre, sin precauciones y sin medidas de prevención, donde existen los peligros
de unas prácticas sexuales de riesgo (fundamentalmente el embarazo no
deseado y las infecciones de transmisión sexual, desde una concepción
biomédica de la sexualidad) y que funcionan como dispositivo regulador de la
sexualidad adolescente y, por otra parte, en el mecanismo de control social de
una sexualidad que se liga al amor, al “ideal romántico” en las relaciones
exclusivamente heterosexuales, funcionando como “moralidad sexual” que
establece que tipo de relación es la “normal” y permitida socialmente, y qué se
convierte en relaciones sexuales no normativas, excluidas y rechazadas
mayoritariamente, por los y las chicos y chicas adolescentes.

Desde estos dispositivos reguladores es complicado el desarrollo de una


sexualidad adolescente como proyecto de liberación y de derecho sexual, en el
que se pueda subvertir el dispositivo regulador de la sexualidad y que de
cabida a las diversidades sexuales en la construcción de la subjetividad de
chicos y chicas. Además, el discurso social sobre la sexualidad se rige por un
modelo masculino y patriarcal que privilegia una sexualidad hecha por y para el
varón de carácter androcéntrico, genitalista (coital, penetrativa) y
heteronormativa (excluyente de las diversidades sexuales), lo que puede
conllevar a procesos de subjetivización adolescente cargados de dificultades
en la construcción de las identidades de género y repercutiendo, por tanto, en

17
el establecimiento de relaciones de poder en las relaciones intersexuales de los
chicos y chicas, como se tratará de analizar en esta investigación.

18
3. EL CONCEPTO DE SALUD SEXUAL: PERSPECTIVA HISTÓRICA.

El concepto de salud sexual surge en los primeros años setenta, en el


periodo que discurre entre la píldora anticonceptiva (primeros años 60) y el sida
(primeros años 80). Es de destacar que sólo tras el descubrimiento y
consolidación de los anticonceptivos orales es posible el contexto histórico que
permite conceptualizar la salud sexual de las mujeres, ya que es el momento
en que se puede separar la reproducción del placer sexual. No obstante, la
salud sexual es la herencia de lo que a mitad de los sesenta se llamó, en
EE.UU., el renacimiento sexual. Desde una perspectiva histórica, el
renacimiento sexual enmarca dos fenómenos de relevancia para la
construcción de la sexualidad en la segunda mitad del siglo XX: la educación
sexual como práctica pedagógica institucionalizada y el surgimiento de las
terapias sexuales, tras la teorización del modelo de respuesta sexual humana
por Master y Johnson (1966). Estos dos fenómenos (educación sexual y terapia
sexual) constituyen las condiciones de posibilidad para el surgimiento de la
noción de salud sexual. El descubrimiento, análisis y la traslación terapéutica
de las disfunciones sexuales, en los años 60, no solo aleja a la sexualidad del
enjuiciamiento moral sino que pone en cierta medida término a la fase donde la
sexualidad se habría visto sometida a los criterios de la normalidad en clave
más psiquiátrica que sexológica. Es Kaplan (1979) quien teoriza el deseo como
elemento de gran importancia en la respuesta sexual humana y define la
mediación de la subjetividad en la vivencia del placer sexual aportando bases
psicodinámicas a la terapia sexual.

El concepto de salud sexual tiene su primera definición sistemática en el


informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la reunión celebrada
en Ginebra entre los días 6 y 12 de febrero de 1974. Los asistentes a la reunión
llegan al acuerdo siguiente:

“Sin desconocer que no es posible por el momento definir la


totalidad de la sexualidad humana en forma universalmente aceptable, se
propone como un paso en esta dirección la siguiente definición de salud
sexual:

19
Salud sexual es la integración de los elementos somáticos, emotivos,
intelectuales y sociales del ser sexual, por medios que sean positivamente
enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el
amor.
Toda persona tiene derecho a recibir información sexual y a
considerar que las relaciones sexuales sirven para el placer además de
servir para la procreación”. (OMS, 1975: 6)

La primera definición de salud sexual mantiene una doble articulación


internamente conflictiva entre el placer y la reproducción y asocia claramente el
goce físico a la comunicación interpersonal e intersubjetiva. Es una definición
atrapada aún en la compleja maraña de lo que configuran los dos ejes
legitimadores del erotismo en las sociedades modernas: la reproducción y el
amor como marco apropiado, correcto, “normalizador”, de la expresividad
sexual. Bauman (2001: 72) lo expresaba del siguiente modo: “…a lo largo de la
época moderna han rivalizado entre sí por el dominio dos estrategias culturales.
Una – promovida oficialmente y apoyada por los poderes legislativos del
Estado y por los ideológicos de la Iglesia y la escuela – era la estrategia de
reforzar los límites impuestos por las funciones reproductoras del sexo a la
libertad de la imaginación erótica. (…). La otra era la estrategia romántica de
cortar las ataduras que unen al erotismo con el sexo y atarlo con el amor”.
Ambas estrategias han servido para ocupar el territorio de la sexualidad
normalizando el erotismo en las sociedades modernas.

Durante los años 90, se lleva a cabo un reajuste “hedonista” del


concepto inicial de salud sexual, acorde con el entorno posmoderno y el nuevo
estatus de la sexualidad de los hombres y mujeres de la sociedad occidental.
La sexualidad se considera ahora más importante y más precaria; es mucho
más importante para los sujetos, pero se desarrolla en un escenario mucho
más complejo. La aparición en los años 80 de la pandemia de sida convierte el
contexto de las relaciones sexuales en una realidad más frágil, inestable y con
peligros para la salud de las personas. Es en este contexto donde la OMS
vuelve a situar en su agenda la conveniencia de una nueva definición de salud
sexual.

20
En este periodo se da el camino que conduce a autonomizar la
reproducción del ámbito de la sexualidad, se llega al acuerdo de acuñar la
noción de salud reproductiva, lo que da más especificidad erótica y simbólica al
campo de la salud sexual. Se trata de aceptar el placer como criterio
legitimador básico de la experiencia sexual en términos saludables. Es a partir
de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD) realizada en
la ciudad de El Cairo en 1994 donde se asume la definición de salud
reproductiva, diferenciándola de la salud sexual, como: “Estado general de
bienestar físico, mental y social y no de mera ausencia de enfermedad, en
todos los aspectos vinculados con el sistema reproductivo y sus funciones o
procesos”. Se hace referencia más específica a aspectos procreativos,
enfatizando los derechos de mujeres y varones, y la provisión y calidad de los
servicios de concepción y anticoncepción.

De esta forma, en la Conferencia de El Cairo se rompe con la


preocupación centrada en la planificación familiar y se asumen las necesidades
de la salud de las personas, en especial de las mujeres, de manera más
integral. Se introducen cambios fundamentales respecto a las conferencias
anteriores:

1. Un nuevo concepto de salud reproductiva más amplio e integral que el


de planificación familiar.
2. El reconocimiento de la sexualidad como una dimensión fundamental de
las personas (la salud sexual).
3. La consideración de que es la mujer quien debe controlar su propia
fecundidad bajo una libre decisión y con condiciones que permitan que
esto ocurra.
4. La inclusión de los varones en la corresponsabilidad equitativa de la
salud reproductiva.

Cambios que, a pesar del consenso mundial y el compromiso de los


gobiernos para desarrollar acciones encaminadas a cumplir los acuerdos, no
están exentos de contradicciones y de obstáculos estructurales de carácter
político, psicológico y sociocultural, ya que tanto Foucault (1976), en la

21
vertiente sociopolítica, planteaba la idea del dispositivo histórico de la
sexualidad como un poder que controla el placer cotidiano y a través de él a
los sujetos, y Freud (1908), en la vertiente psicoanalítica, ya planteó la
importancia de la sexualidad humana como elemento estructurante y
determinante del psiquismo. Por otra parte, es interesante destacar respecto a
los derechos sexuales y reproductivos las implicaciones socioculturales
basadas en las construcciones de género. Es justo en esta Conferencia donde
el nuevo enfoque de salud sexual y reproductiva pone especial énfasis en dar
prioridad a la equidad e igualdad de género, como condición necesaria para
que las mujeres sean capaces de tomar sus propias decisiones y atender a su
propia salud y bienestar, sin ningún tipo de coacción o elemento represivo. Se
pretende, tal y como se plantea en la Conferencia, “empoderar” a las mujeres,
para modificar las condiciones de subordinación sociocultural a las que se han
visto sometidas y que han impedido que sean sujetos activos de sus decisiones
para su vida y la de su familia.

En los acuerdos de El Cairo (1994) por primera vez se hace visible la


presencia masculina en los procesos reproductivos, exigiendo a los hombres
que compartan por igual las responsabilidades de la planificación de la familia y
las labores domésticas y la crianza de los hijos y acepten la responsabilidad de
prevenir las enfermedades de transmisión sexual. Esto fue un avance con
respecto a las Conferencias de Población anteriores, puesto que no centra toda
la responsabilidad de la reproducción en las mujeres, situación que perpetuaba
las condiciones de inequidad, vulnerabilidad, sometimiento y dependencia de la
autoridad masculina. El ver a los hombres, no sólo con responsabilidades en el
campo de la salud reproductiva y sexual, sino a la vez como sujetos de
derechos, con necesidades por cubrir, resulta una perspectiva fundamental por
asumir. Esto abre un abanico de tareas pendientes para las políticas y
programas de salud sexual y reproductiva que, además de atender a este
importante sector de la población, redundará en lograr que ellos adquieran
mayores responsabilidades en estos campos. Se trata principalmente de optar
por una visión más integral de la realidad y una manera más eficaz de desasir
los nudos que con mayor fuerza entraban en el ejercicio de derechos sexuales

22
y reproductivos de las mujeres, pero también de los hombres. Esta perspectiva
enfrenta a que el género es uno de los grandes factores que determinan la
salud, la enfermedad y la muerte.

Este es el contexto histórico que hace necesario redefinir el concepto de


salud sexual por la OMS en el año 2002. Dice así, tal y como recogimos en la
introducción de este trabajo:

“Salud sexual es un estado de bienestar físico, emocional, mental


y social relacionado con la sexualidad; no es meramente ausencia de
enfermedad, disfunción o malestar. La salud sexual requiere un
acercamiento positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones
sexuales, así como la posibilidad de obtener placer y experiencias
sexuales seguras, libres de coacción, discriminación y violencia. Para que
la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas
las personas deben ser respetados, protegidos y satisfechos”. (OMS,
2002: 6)

Las diferencias entre ambas definiciones son importantes. Mientras que


en la de 1974 aparecen tres términos centrales –personalidad, comunicación,
amor- como garantía legitimadora y reguladora de la sexualidad “sana”, casi 30
años después se hace referencia a la salud de “experiencias sexuales”
alejándose de conceptualizaciones alrededor del amor o la calidad de la
relación interpersonal, virando hacia el concepto de “seguridad” y añadiendo
implicitamente la perspectiva de género al aludir a que sean relaciones “libres
de discriminación, coerción y violencia”. También es de destacar que frente a la
presencia simultánea de los conceptos de placer y procreación en el texto de
1974, el de 2002, como se planteaba anteriormente, elimina toda alusión al
término reproducción para poder situar el placer como criterio autosuficiente de
salud sexual y calidad de vida de las personas.

En conclusión, la salud sexual como concepto y su institucionalización


como estrategia intentan enfrentar al dispositivo regulador de la sexualidad
moderna, que planteaba Foucault (1976): el patrón de normalidad en el que se

23
situaba desde finales del siglo XIX. Así, la salud sexual permite que la
ampliación hacia la diversidad sexual –frente al enfoque de las perversiones-
coloque la regulación social de las sexualidades en límites menos restrictivos,
ampliando los márgenes de “respeto” y disminuyendo “prohibiciones”. Como se
observa, el concepto de salud sexual es una construcción histórica, un ideal
contingente al tiempo y al espacio que pretende proporcionar una guía o
referencia a los sujetos a lo largo de su complejo discurso biográfico y que
depende a su vez de la importancia social asignada al sexo, conformando un
imaginario cultural. Como construcción de carácter social, configura un mapa
lleno de pautas, cuya función es prestar orientaciones a la gestión personal que
el sujeto lleva a cabo, para sí y para con los otros, de su sexualidad. De este
modo, la salud sexual es constituida en referencia a un marco social e
interiorizada, con mayor o menor dificultad, individualmente convirtiéndose en
una guía de las actuaciones sexuales de los hombres y las mujeres. Lo que
según Lipovestsky (1994) convierte al individuo actualmente en “administrador
de una sutil vigilancia higienista”, dentro del contexto de las sociedades
posmodernas.

Por tanto, analizar cómo se interioriza la construcción social de la salud


sexual en la adolescencia requiere un análisis más profundo de la realidad de
los y las adolescentes, para poder entender los comportamientos de riesgo en
la salud sexual de los mismos (violencia hacia sí mismos/as que se produce
también por un componente genérico en la construcción de la subjetividad
adolescente), y que se pueden convertir en un problema de índole social que
esta relacionado con la forma de subjetivizarse, estructurar su psiquismo,
definir su identidad sexual, y orientación sexual, estableciéndose las pautas de
las relaciones interpersonales desiguales y sexistas. Como señala Berga
(2003:2), “un problema social es algo que no acaba de funcionar, según las
definiciones e interpretaciones vigentes en una sociedad. Para que un
problema social se considere como tal, tiene que haber un consenso, real o
construido, en torno a la definición de ese fenómeno como problemático”.
Desde este punto de vista y en general, desde una perspectiva histórica, lo que
consideramos ”salud sexual” depende, más que de una serie de
comportamientos en sí, de una definición social, histórica y culturalmente

24
específica, que además acaba teniendo en la práctica efectos reales. Así, las
conductas de riesgo devienen un problema para la sociedad y, especialmente,
para los sistemas de control y orden epidemiológico, convirtiéndose en un
problema de salud pública. (Berga, 2003).

25
4. LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD SEXUAL Y DE GÉNERO EN LA
ADOLESCENCIA.

A la hora de abordar la construcción de la identidad sexual y de género


en la adolescencia se han de tener en consideración dos puntos de vista que
confluyen en el proceso de subjetivación adolescente. Desde un punto de vista
histórico, el concepto de adolescencia responde, al igual que la categoría de
género y el término de salud sexual, a una construcción histórico-social que da
cuenta tanto de necesidades clasificatorias de la sociedad como del objetivo de
mantener vigente el orden hegemónico (Feixa, 1989). Kett (1993, citado por
Tuñón, 2001) aduce que la noción de juventud aparece con el desarrollo de la
sociedad industrial, cuando se establecen la prohibición del trabajo infantil y la
obligatoriedad de la educación. A partir de aquí, el concepto de joven o
adolescente se vincula a la generalización de la educación formal y a la
subordinación que ésta impone a la familia y a la comunidad como ámbitos que
tradicionalmente introducían al individuo en la vida adulta y el trabajo
(Rodríguez 1995, citado por Tuñón, 2001). Así, ser joven o adolescente es
sinónimo de aprendiz, novicio, inexperto e inmaduro, todos ellos adjetivos
validados para quien se encuentra en una etapa de “llegar a ser” (Nauhardt
1995, citado por Tuñón, 2001).

Desde el punto de vista intra-psíquico, el marco teórico psicoanalítico


ofrece la posibilidad de abordar el concepto de adolescencia y entender la
conflictiva psíquica que se da en este periodo evolutivo. Como plantean
Martínez Benlloch y Bonilla (2000), es un marco teórico desde donde se vincula
el proceso de resolución edípica al de la adquisición de la identidad sexual y a
las identificaciones y, consecuentemente, a la internalización de los emblemas
de género. Según Tubert (2008), el estudio de la adolescencia ha de
desplegarse en diversos ámbitos, que se extienden desde la dinámica intra-
subjetiva y las relaciones intersubjetivas, tanto entre iguales como entre
generaciones, hasta las organizaciones sociales y el orden de la cultura.

La maduración sexual que se produce en la pubertad desencadena una


serie de cambios en el cuerpo, en la estructura psíquica y en las relaciones

26
interpersonales del chico o chica. El crecimiento corporal supone un cambio
cualitativo, de hecho, con la aparición de los caracteres sexuales secundarios
se da el consiguiente progreso en la diferenciación morfológica de ambos
sexos. Para Barberá (2000), la pubertad significa la culminación del proceso
biológico del dimorfismo sexual, adoptando su forma madura, de tal manera
que los dos sexos aparecen diferenciados en su aspecto físico. La maduración
de las glándulas sexuales, que da lugar a la menarquia y a las primeras
eyaculaciones espontáneas, convierte a los genitales en la zona erógena
dominante y la actividad hormonal induce un segundo florecimiento de la
sexualidad, tras un periodo de latencia. La importancia de todas estas
transformaciones en el ámbito psíquico explica que Freud (1905) hablara de
“metamorfosis de la pubertad”. Es en este periodo cuando la identidad infantil,
basada, por una parte, en los aspectos de dependencia y de inmadurez, y por
otra, en las identificaciones con los padres y madres u otras personas
significativas del entorno, se quiebra en la medida que aparecen cambios en la
imagen corporal, cambios en la forma de vivir la sexualidad, se empieza a
asumir el paso del tiempo y cambian las relaciones de la persona consigo
misma y con la familia. Esto constituirá el proceso de elaboración psíquica
adolescente desde el punto de vista de la subjetividad.

La teoría psicoanalítica define la adolescencia como la segunda fase de


individuación. Según Peter Blos (1979): “La individuación implica que la
persona en crecimiento asume cada vez más responsabilidad por lo que es y
por lo que hace, en lugar de depositarla en los hombros de aquellos bajo cuya
influencia y tutela ha crecido, el resultado del proceso de individuación
adolescente no depende por entero de la historia del individuo, sino que, en
alguna medida intrínseca, está codeterminado por las circunstancias externas,
como las oportunidades, costumbres y expectativas prevalecientes en el
ambiente social”. Es llamativo como el entorno social se va definiendo como un
elemento de gran importancia que determina la construcción de la identidad
adolescente. Para A. Freud (1958), la individuación adolescente puede
describirse como un desasimiento progresivo de los objetos de amor primarios,
o sea, de las figuras parentales infantiles o sus sustitutos, de esta manera la
individuación adolescente establecerá el camino a las relaciones objetales

27
adultas. En esta misma línea, las ideas de Louise J. Kaplan (1991), establecen
que los niños a quienes se les da la oportunidad de crecer (de adoleceré,
según su terminología), tendrán que enfrentar los mismos dilemas y conflictos,
tratando de resolverlos para poder llegar a la adultez psicológica. Los dilemas a
los que esta autora hacia referencia eran el adiós a la infancia, el
desplazamiento del deseo sexual y la conciliación del deseo con la autoridad.
Resolver estos conflictos y dilemas intra-psiquicos establecerá el proceso de
construcción de la identidad sexual y de género en la adolescencia. Como
vemos, distintos autores hacen referencia a las dos vertientes, histórica y
psíquica, que delimitan y conforman la construcción de las identidades en la
adolescencia. Finalmente, una autora que integra estos dos puntos de vista de
manera sintética y clara, es T. Olmos (1996), quien entiende a la adolescencia
como un hecho individual, pero que transcurre en un medio cultural, social e
histórico determinado, que va a marcar las características de cada adolescente.
La autora, desde su trabajo como psicoanalista, establece que “nuestro trabajo
es ayudar al adolescente a deshacer la tapicería identificatoria infantil e
idealizada y permitirle tejer una nueva, si es posible".

En este periodo, es obvio que la sexualidad cobra una importancia


añadida al inaugurarse la capacidad de reproducción, desde el posicionamiento
de la cultura occidental que conceptualiza la sexualidad desde una perspectiva
genital heterosexual. Esta asociación entre capacidad reproductora y
sexualidad adulta conduce necesariamente a la diferenciación entre los sexos
en cuanto a su sexualidad. De esta forma, parte de las diferencias en la
representación de la sexualidad de chicos y chicas será imputable a las
diferencias biológicas en su capacidad de reproducción. En el ámbito de esta
investigación, será objeto de estudio cómo los chicos y las chicas se implican e
interiorizan la vivencia de su salud sexual y reproductiva, hipotetizándose
diferencias importantes en función de la forma en que construyen sus
identidades de género y sexuales. Los estudios de género muestran como las
diferencias biológicas en la capacidad de reproducción necesitan de un
contexto social que les dé significado. Estas diferencias son el punto de partida
en el proceso de construcción del género como categoría social, que maximiza
las diferencias y minimiza las semejanzas entre los sexos (Morales et al, 1999),

28
identificando los universos masculinos y femeninos como diferentes y aislados
el uno de otro. Para Barberá (2000), las diferencias entre chicos y chicas en
relación con sus inquietudes sobre la sexualidad serían imputables no a las
diferencias en la biología que dan soporte a la sexualidad genital, sino al
significado cultural que éstas adoptan en el proceso de desarrollo de la
identidad de género.

En mis experiencias en el trabajo con adolescentes desarrolladas desde


el año 1997, he constatado que las identidades masculinas y femeninas que los
y las adolescentes construyen están apoyadas en los estereotipos de género
socialmente construidos, los cuales son dicotómicos, excluyentes y marcados
por el sistema sexo-genero androcéntrico, patriarcal y heterosexista, generador
de violencia y necesidad de sometimiento del diferente, no respetándose las
diversidades sexuales. A través del trabajo en las intervenciones educativas
con adolescentes he podido constatar cómo muchos chicos y chicas perciben
diferencias en el contraste entre los sexos por el significado atribuido
socialmente a una idea de la masculinidad y la feminidad próxima a la
hegemónica tradicional (androcéntrica y patriarcal). Las definiciones de
identidades masculinas y femeninas realizadas por los y las adolescentes en
las actividades de educación sexual se podrían agrupar en dos subcategorías:
las que se centran en la diferenciación anatómica y sus características
diferenciales, y las que marcan las diferencias en función de los estereotipos de
género señalando las características sociales asignadas en función del sexo.
En ambas subcategorías, construyen la diferencia identitaria como desigualdad
entre los sexos.

En el presente trabajo se pretende constatar cómo estas creencias y


valores de carácter sexista, repercuten en gran medida en la salud sexual de
chicos y chicas, analizando cuáles son los conocimientos que han adquirido en
estas edades y cómo los han interiorizado a través de la adquisición de unas
actitudes con respecto a su sexualidad, más o menos saludables, y que
mediatizadas por el entorno heterosexista, les llevarán a unas prácticas
sexuales desde posicionamientos diferentes genéricamente marcados. En
definitiva, se trata de profundizar en el significado socialmente construido que

29
adopta la sexualidad en la adolescencia, conocer cuáles son sus fuentes de
influencia, cuáles son las diferentes fuentes de información sobre sexualidad
que manejan los chicos y las chicas, y cómo éstas influyen en sus actitudes y
prácticas sexuales, así cómo analizar cuáles son las normas que buscan
regular la expresión de la sexualidad en los y las adolescentes y la repercusión
en su salud sexual.

La realidad de las investigaciones realizadas en las que se concluye que


tanto la masculinidad como la feminidad, incluso la propia sexualidad, se
construyen mediante un dispositivo histórico-social que delimita la realidad en
dicotomías esencialistas de carácter biologicista, tiene que llevar a plantear la
importancia del proceso de construcción de la subjetividad de chicos y chicas
desde la equidad, igualdad y corresponsabilidad tanto en lo que se refiere a su
salud sexual como a su salud reproductiva.

30
5. SALUD SEXUAL EN LA ADOLESCENCIA DESDE LA PERSPECTIVA DE
GÉNERO.

Para hacer referencia a la discusión teórica y conceptual de la categoría


de género se debe considerar el debate originalmente planteado por la
antropología y la sociología que cuestiona si la conducta humana se aprende
en la sociedad y por la cultura, o si es predispuesta genéticamente en la
naturaleza humana. Algunos autores han utilizado algunas explicaciones
culturales para las diferencias significativas entre los sexos y han encontrado
que dichas diferencias eran “constructos culturales que incidían en la
naturaleza humana definida por su gran maleabilidad” (Mead, 1935; citada por
Lamas, 1986), que respondían a cierta asignación diferencial en la niñez y a
diferentes ocupaciones en la edad adulta que explicaban las diferencias en “el
temperamento sexual y no viceversa” (Murdock, 1937; citado por Lamas, 1986),
además de que estas diferencias definían la masculinidad y la feminidad
convirtiéndose en identidades psicológicas para cada individuo.

Lamas (1986) aduce que la disciplina que más contribuyó a delimitar el


concepto de género fue la psicología, ya que desde el punto de vista de la
construcción de lo masculino y de lo femenino y de los estudios con respecto a
los trastornos de la identidad sexual, demostró que el comportamiento genérico
no radica en el sexo biológico, sino en las experiencias vividas desde la
infancia y relacionadas con la asignación de roles para cada sexo. El género se
entiende como sexo socialmente construido y es una categoría que da sentido
al comportamiento de hombres y mujeres en tanto seres socialmente sexuados.
De hecho, a partir de las diferencias sexuales, se construye una desigualdad
social entre los miembros de cada sexo y se coloca a las mujeres en una
situación desventajosa prácticamente en cualquier contexto social y cultural.
Esto también repercutirá en la formación de la subjetividad de los y las
adolescentes que significarán la vivencia de su sexualidad de forma genérica,
como veremos. Se hace necesario por tanto, desde el punto de vista teórico,
tener en cuenta en esta investigación la perspectiva de género, ya que en el
desarrollo adolescente habrá que comprender los procesos y mecanismos
mediante los cuales el trabajo de las mujeres se desvaloriza, la mujer se

31
convierte en objeto erótico, el pene (el falo) se trasforma en símbolo de poder,
se reglamenta el acceso al cuerpo femenino y a su sexualidad para lograr el
control de la reproducción social, y la normatividad se establece a pesar de que
tanto las mujeres como los varones son seres sexuados capaces de producir
placer en el otro.

La categoría de género contiene una importante densidad teórica que va


a permitir en el desarrollo de esta investigación visibilizar la presencia de las
relaciones de género en los diversos espacios, campos y ámbitos de lo social
en los que los y las adolescentes construyen su identidad, así como la
significación de las concepciones sobre su sexualidad y sobre su salud,
contribuyendo a lograr la comprensión íntegra y compleja de su realidad.

El ámbito de la salud sexual constituye un espacio privilegiado para el


análisis de las relaciones entre los sexos y, en las condiciones socioculturales
actuales, para que se reproduzcan o se trastoquen los roles adscritos y
asumidos en relación al género. La necesidad de conocer y entender -en el
caso de la experiencia sexual adolescente- cómo operan los estereotipos
genéricos, cómo se ejerce el poder sobre las mujeres y qué prácticas y
comportamientos de los y las jóvenes llevan a reforzar las formas tradicionales
o a vulnerarlas, van a constituir las líneas prioritarias de la presente
investigación, donde la perspectiva de género puede contribuir a aportar
conocimientos nuevos acerca de la dinámica y la lógica de las prácticas
sexuales adolescentes, pudiendo reelaborar las posturas exclusivamente
biomédicas, psicológicas y de control social que han prevalecido en este
campo particular de conocimiento.

Al analizar la bibliografía se descubre que los primeros trabajos sobre la


sexualidad adolescente provenían fundamentalmente de las ciencias
biomédicas, así como que el principal tema de estudio era la incidencia del
embarazo adolescente y la forma de abordaje era mediante técnicas de
carácter cuantitativo. Desde esta perspectiva, se advierte fundamentalmente
que las prácticas de las relaciones sexuales y la fecundidad de este grupo
poblacional eran los nudos centrales de la “problemática adolescente” y que

32
incidían directamente en la salud sexual y reproductiva. Esto explicaría la gran
cantidad de trabajos que al estudiar la sexualidad adolescente exageran los
problemas y riesgos que se pueden dar en este período evolutivo. Desde este
punto de vista, la mayoría de los trabajos publicados acerca de la sexualidad
adolescente están centrados en el “riesgo” de embarazo y parece que, en el
análisis de este tema, tenga mayor presencia la necesidad de controlar y de
cuestionar el ejercicio de la sexualidad, las prácticas sexuales, en este grupo
de población, que el deseo de conocer la dinámica real del fenómeno para
ayudar al bienestar de los/las propios adolescentes.

A partir de estos estudios se empezaron a producir otros que,


básicamente desde el punto de vista de la psicología social, procuraron
identificar las pautas de comportamiento que identifican el embarazo
adolescente, así como establecer los perfiles psicosociales de las adolescentes
embarazadas. Se introdujeron criterios de otras disciplinas como la sociología y
la antropología, pensadas desde la perspectiva de género y consideraron
aportes de la investigación cualitativa para estudiar temas relacionados con las
representaciones sociales y las subjetividades. Checa (2005) plantea que la
definición de la identidad sexual y la ubicación de género que se da en la
adolescencia son claves en el desarrollo de este periodo y se expresa en
estereotipos tradicionales asignados a los distintos sexos, adjudicando al varón
valores inherentes a una sexualidad activa, independiente y heterosexual, con
un inicio temprano de las relaciones sexuales, donde la práctica sexual supone
el pasaje a la etapa adulta y madura; siendo en las mujeres los valores
inherentes el tener una sexualidad deserotizada y organizada para la
procreación. Éstas son las expectativas y presiones que el contexto
sociocultural les exige cumplir para ajustarse a los patrones de género
esperados.

En esta investigación, como se viene indicando, se pretende tomar el


tema de la salud sexual y reproductiva adolescente con dispositivos de
investigación cuantitativos y cualitativos, incorporando la perspectiva de las
relaciones de poder entre los géneros en el análisis de los conocimientos,
actitudes, prácticas sexuales, vivencias y discursos sobre la sexualidad, como

33
una forma de ponderar los diversos aspectos involucrados y avanzar en el
análisis integral de su realidad. Para investigar en la temática de la sexualidad
adolescente y de la impronta del género es necesario estudiar los ámbitos
sociales en que se desarrollan los y las jóvenes y adolescentes,
considerándolos como espacios de interacción generizados y como espacios
de ejercicio de poder. Es necesario desarrollar investigaciones desde la
perspectiva de género para encontrar las dimensiones materiales y simbólicas
y los aspectos intervinientes en las interrupciones voluntarias de embarazos,
las infecciones de transmisión sexual y sida entre adolescentes, la construcción
de las masculinidades y la violencia de género; y la existencia del sexismo
ambivalente, ya que esto contribuirá a delimitar con mayor certeza el entorno
social de los y las adolescentes posibilitando la generación de propuestas para
el desarrollo de políticas públicas y de intervención tanto en el ámbito educativo
como en el sanitario.

Es importante analizar la relación que existe entre el género, las


identidades y la salud sexual en el proceso de construcción de la subjetividad
adolescente, por ser un momento determinante en la conformación de la
identidad adulta. Tal y como plantea Bonilla (2008), el análisis de las
idealizaciones y sistemas normativos que conforman la cultura adolescente se
hace especialmente relevante en razón de las características que reúnen en
este periodo los procesos de individuación y socialización en los y las jóvenes.
Esta autora plantea que en estos procesos se incorpora el orden de
dominación masculina en forma de marcos de interpretación y valoración de la
experiencia que permanecen a través de las trasformaciones sociales. Para
Bonilla (2008), resulta de gran utilidad, el concepto propuesto por Bourdieu
(2000) de violencia simbólica para conectar los elementos subjetivos y
estructurales que relacionan género y violencia, para analizar la imbricación de
la subjetividad en la construcción y mantenimiento del orden social. De hecho,
los modelos de identidad de género y la ideología de género que surgen del
orden social, establecen relaciones de poder simbólico que, al ser
interiorizadas en las identidades personales, llevan a adoptar posiciones del
sujeto vulnerables alrededor de su salud sexual.

34
6. CONCLUSIONES.

La presente investigación tratará de conceptualizar a la sexualidad de


chicos y chicas como un valor saludable que puede intervenir en la
construcción de sus identidades, desde la idea de promoción de la salud sexual
y desde el deseo de reducir riesgos en las conductas de los y las adolescentes.

El trabajo de investigación pretenderá analizar y reflexionar sobre el


significado y el valor que los y las adolescentes dan a la vivencia de su
sexualidad, para poder entender como asimilan e interiorizan estos conceptos
en la construcción de sus identidades de género.

En el trabajo se parte de una conceptualización donde los discursos


sociales y el imaginario cultural de chicos y chicas delimitan los conocimientos,
actitudes y prácticas sexuales que establecerán los mecanismos de poder
sobre la vivencia de su sexualidad y las relaciones interpersonales. Se
considera que el discurso social sobre la sexualidad esta determinado por un
modelo masculino que privilegia una sexualidad de carácter androcéntrico,
genitalista y heteronormativo.

En esta investigación se tratará de comprobar en qué medida las


intervenciones psico-educativas en la adolescencia llegan tarde para la
posibilidad de flexibilizar y hacer converger las identificaciones de género
establecidas ya desde la infancia, tanto en el entorno social como en el
psíquico, en función de las identificaciones parentales. Parece que es
necesario considerar ya desde la infancia, la salud sexual como un ámbito en el
que más que la información, es fundamental trabajar sobre creencias, actitudes
y valores que favorezcan comportamientos y prácticas sexuales saludables y
de calidad de vida al llegar a la adolescencia.

Finalmente, esta investigación pretenderá analizar cómo los y las


adolescentes integran en su biografía la concepción social de salud sexual y
cómo, esta concepción social “colabora en” o “problematiza” las actitudes de
los y las adolescentes alrededor del cuidado de su salud y de las prácticas de

35
riesgo para su salud y bienestar personal, o para los y las que les rodean,
teniendo en cuenta la importancia de la perspectiva de género en el proceso de
construcción de la subjetividad adolescente, y su incidencia en la vivencia de la
sexualidad y en el modo en que se interioriza cierta concepción de salud sexual
y las prácticas asociadas.

36
MARCO METODOLÓGICO

37
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN.

El objetivo principal de la investigación es obtener un conocimiento


aproximado de la salud sexual y salud reproductiva de los y las adolescentes
entre 15 y 19 años de la muestra utilizada, con objeto de analizar la relación de
reciprocidad entre la identidad genérica y las nuevas formas de sexismo –a
través de la internalización de los roles de género en la construcción de la
subjetividad adolescente- y las manifestaciones de los conocimientos, actitudes
y prácticas sexuales para comprobar en que medida subyacen a estos la
violencia simbólica entre los sexos y las relaciones de poder desiguales entre
los mismos. Se pretende poder extraer conclusiones para abordar la salud
sexual de chicos y chicas desde posiciones igualitarias y equitativas que
permitan el reconocimiento de la alteridad, la aceptación de la diversidad
sexual y el manejo saludable de las prácticas sexuales de chicos y chicas.

Con esta investigación, se pretende profundizar en el estudio de los


procesos a través de los cuales se construyen las identidades adolescentes y
cómo, a pesar de las trasformaciones sociales, las normas culturales relativas a
la masculinidad/feminidad continúan justificando y manteniendo las asimetrías
de poder entre los sexos en lo relativo a las vivencias de sus sexualidades, y a
la intolerancia frente a las identidades no normativas (homosexualidades,
bisexualidades y transexualidades), a través de actitudes y valoraciones no
exentas de violencia explícita y/o simbólica que inciden negativamente en la
construcción de la subjetividad adolescente.

OBJETIVOS ESPECIFICOS.

 Analizar los conocimientos, las actitudes y prácticas sexuales


relacionadas con la salud sexual y la salud reproductiva de los chicos y
las chicas, y cómo éstos inciden, a su vez, en las formas en las que se
establecen las relaciones entre los sexos.
 Evaluar cómo la internalización de valores y creencias asociadas al
género inciden en los conocimientos, actitudes y prácticas en torno a la
sexualidad y las relaciones amorosas, a través de los modelos de

38
identificación de chicos y chicas, de las formas en las que establecen
sus relaciones, de sus ideales de pareja y de sus posiciones ante las
diversidades sexuales.
 Comprobar la prevalencia de nuevas formas de sexismo en la
adolescencia y su incidencia en el desarrollo de su salud sexual.
 Evaluar la asimilación de los roles de género en los y las adolescentes y
su incidencia en la vivencia y posicionamiento frente a la sexualidad.
 Analizar los discursos que actualmente configuran el imaginario
adolescente alrededor de la sexualidad, contrastando la postulada
hegemonía de un modelo genitalista, androcéntrico y heterosexista, con
la posible perpetuación de una dinámica relacional entre los y las
adolescentes marcadamente heterosexista y cargada de violencia
simbólica.

39
ANALISIS CUANTITATIVO.

ANÁLISIS DE LAS PRÁCTICAS SEXUALES, ACTITUDES Y


CONOCIMIENTOS EN TORNO A LA SALUD SEXUAL EN ADOLESCENTES:
IMPLICACIONES DE LAS RELACIONES ENTRE LOS SEXOS, EL SEXISMO
Y LOS ROLES DE GÉNERO.

La investigación cuantitativa pretende evaluar los conocimientos,


actitudes y prácticas sexuales en salud sexual y reproductiva de los y las
adolescentes de la muestra a través de una Encuesta de Salud sexual y Salud
Reproductiva (ESSR), de manera que se pueda contar con información
confiable de base que permita el posterior análisis de las relaciones entre éstas
y el resto de variables investigadas a partir de la aplicación de cuestionarios
específicos e instrumentos de auto-informe que permitan abordar las actitudes
y creencias de los y las adolescentes en torno a las relaciones interpersonales
(Cuestionario de relaciones entre los sexos, CRS); la doble valencia, hostil y
ambivalente, de las nuevas formas de sexismo (Inventario de Sexismo
Ambivalente en Adolescentes, ISA-A) y la internalización de la identidad de
género (BSRI reducido). También se pretende ampliar la investigación
realizada en proyectos anteriores que han trabajado las mismas o parecidas
variables. En última instancia, a través del análisis cuantitativo, nos
proponemos llegar conocer si es posible desarrollar una Salud Sexual que
permita reducir riesgos en las prácticas sexuales de jóvenes y adolescentes.
Así se comprobará la existencia de creencias estereotipadas de género tanto
explícitas como veladas que, además de dificultar las transformaciones
sociales, están incidiendo en el establecimiento de posiciones asimétricas y
desiguales entre hombres y mujeres. Para ello se ha trabajado con una
muestra de adolescentes de ambos sexos de entre 15 y 19 años, estudiantes
de ESO, Bachillerato y Formación Profesional en Centros Públicos de las
localidades de Benidorm, Gandia y Catadau (Comunidad Valenciana) que se
describen pormenorizadamente en el siguiente apartado.

40
1. PARTICIPANTES

La muestra está compuesta por 122 estudiantes de Institutos Públicos


repartidos en distintas poblaciones de la Comunidad Valenciana: Benidorm,
una población de carácter grande que cuenta con 70.280 habitantes (INE,
2008), Gandia cuenta con una población de 81.950 habitantes (INE, 2009), y
Catadau, un municipio en la comarca de la Ribera Alta de unos 2.619
habitantes (INE, 2007). Asisten a Centros de ESO, Formación profesional y
Bachillerato, provenientes del propio municipio y de pueblos de alrededor.

Centro

Inst. Educ. Porcentaje Porcentaje


Secundaria N Porcentaje válido acumulado
Pere Mª O. Benidorm 46 37,7 37,7 37,7
Beatriu F.M. Benidorm 44 36,1 36,1 73,8
Veles e Vents. Gandia 16 13,1 13,1 86,9
Catadau 16 13,1 13.1 100,0
Total 122 100,0 100,0

En el ámbito de esta investigación se han establecido los siguientes


criterios para asignar el nivel socio económico cultural establecido a través de
dos variables: nivel de estudios parentales y sector de sus ocupaciones
profesionales. El criterio mantenido para asignar la pertenencia a los grupos
socio-económico-culturales ha sido el siguiente:

- Nivel socio-económico-cultural medio-bajo: El nivel socio-cultural (estudios


parentales), formado por estudiantes, cuyos padres (padre y madre) tienen
como máximo estudios primarios. El nivel socio-económico, formado por
estudiantes en los que las ocupaciones parentales están en el ámbito del
sector servicios o sólo trabaja uno de los progenitores.

- Nivel socio-económico-cultural medio: El nivel socio-cultural (estudios


parentales), formado por estudiantes, cuyos padres (padre y madre) tienen
ambos como máximo estudios medios. El nivel socio-económico formado por
estudiantes en los que las ocupaciones parentales exigen un nivel de técnico
medio y trabajan ambos progenitores

41
- Nivel socio-económico-cultural medio-alto: El nivel socio-cultural (estudios
parentales), formado por estudiantes, cuyos padres (padre y madre), al menos
uno de ellos o ambos, tienen estudios universitarios. El nivel socio-económico
formado por estudiantes en los que las ocupaciones parentales exigen, en al
menos uno de ellos, titulación universitaria.

1.1.- DESCRIPCIÓN DE LA MUESTRA:

De los 122 participantes, cuyas edades oscilan entre 15 y 19 años (X=


16. 45; Sx= 1,045), el 56,60% son hombres (N= 69) y el 43,40% mujeres (N=
53). Con relación a los estudios que están cursando, el 52.5% estudia 4º de
ESO, el 24.6% estudia Bachillerato de Ciencias, el 20,5 % estudia Bachillerato
de Humanas y el 2.5% estudian Módulos Profesionales.

Edad
Porcentaje
N Porcentaje acumulado
Válidos 15 21 17,2 17,2
16 49 40,2 57,4
17 34 27,9 85,2
18 12 9,8 95,1
19 6 4,9 100,0
Total 122 100,0

Sexo
Porcentaje
N Porcentaje acumulado
Válidos CHICOS 69 56,6 56,6
CHICAS 53 43,4 100,0
Total 122 100,0

42
Estudios
Porcentaje
N Porcentaje acumulado
Válidos 4º ESO 64 52,5 52,5
BAT CIEN 30 24,6 77,0
BAT HUM 25 20,5 97,5
MOD ENF 3 2,5 100,0
Total 122 100,0

Respecto del nivel socioeconómico (ocupaciones parentales), el 64.8%


es medio-bajo, el 29.5% es de un nivel medio y el 5.7% es medio-alto,
porcentaje desigual, quizá relacionado con las características de los centros y
entre ellas, su carácter público. Finalmente, con respecto al nivel de estudios
del padre y la madre, se distribuyen de la siguiente forma: el 56.6% nivel
sociocultural medio-bajo, el 30.3% nivel medio y el 13.1% nivel medio-alto.

Ocupaciones parentales
Porcentaje
Frecuencia Porcentaje acumulado
Medio-bajo 79 64,8 64,8
Medio 36 29,5 94,3
Medio-alto 7 5,7 100,0
Total 122 100,0

Estudios parentales
Porcentaje
Frecuencia Porcentaje acumulado
Medio-bajo 69 56,6 56,6
Medio 37 30,3 86,9
Medio-alto 16 13,1 100,0
Total 122 100,0

Respecto a las creencias religiosas el 64.8% de la muestra dice no tener


creencias religiosas frente al 35.2% que se identifican como creyentes,
principalmente de la religión católica.

Religión

43
Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Válidos No 79 64,8 64,8 64,8
Si 43 35,2 35,2 100,0
Total 122 100,0 100,0

2. INSTRUMENTOS PSICOMÉTRICOS.

2.1.- ENCUESTA SOBRE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA:


CONOCIMIENTOS, ACTITUDES Y PRÁCTICAS (ESSR) (Vargas Ruiz, 2007).

Construcción: Generalmente cuando se aborda la sexualidad en las


investigaciones o en actividades de formación, información o educación, su
tratamiento se ha focalizado en aspectos relacionados con la genitalidad y lo
reproductivo, asumiendo perspectivas que incorporan básicamente la
prevención de los embarazos, las ITS y el vih/sida, siendo usual encontrar una
desvinculación entre la genitalidad y el afecto. En España, la encuesta nacional
del INE sobre hábitos sexuales centra la atención en los comportamientos y
actitudes alrededor de la salud reproductiva, al igual que la encuesta del
Instituto de la Juventud de España 2008 (IJE-2008) que, si bien es cierto,
brindan datos de gran relevancia en cuanto a la salud reproductiva, son muy
poco efectivas para conocer qué sucede con la población en cuanto a la salud
sexual.

Esto significa que el paradigma imperante en el estudio de la sexualidad


ha estado remitido, principalmente, a la salud reproductiva. Es evidente que
esta situación responde a una ideología de control social de la sexualidad. Sin
embargo, se hace necesario asumir una posición de revisión crítica
permanente de los propios prejuicios, mitos y estereotipos sociales en relación
con la sexualidad que permita ubicarse frente a las otras personas, con una
visión transparente, natural, amplia e integral, con información veraz y con una
actitud de respeto frente a las vivencias y decisiones personales en cuanto a la
sexualidad, la salud sexual y la salud reproductiva.

44
En este trabajo de investigación se considera pertinente utilizar la
propuesta (adaptada a esta investigación) de la escala psicométrica sobre
conocimientos, actitudes y prácticas en salud sexual y salud reproductiva,
desarrollada en la investigación “La salud sexual y la salud reproductiva de la
población estudiantil de la Universidad Nacional” por Rodrigo Vargas Ruiz
(2007), en Costa Rica. Esta encuesta sobre Salud Sexual y Reproductiva
(ESSR) permite la recopilación de datos referidos a los conocimientos,
actitudes y prácticas sexuales (CAP) de la muestra de estudiantes, tanto
respecto a su salud sexual como reproductiva.

Según Vargas Ruiz (2007:41), “el proceso metodológico por medio del
cual se depuraron las escalas propuestas fue en primer lugar, a través de la
construcción de un instrumento que permitiera someter las escalas a la
consideración de personas expertas en la temática, con el fin de verificar su
validez aparente y, en segundo lugar, una vez que fueron construidas las
nuevas escalas, se procedió a hacer una prueba piloto con 161 estudiantes y a
realizar un análisis de validez y confiabilidad con miras a lograr una segunda
reducción que, en conjunto con otras variables, conformaron el instrumento que
se aplicó a los 943 estudiantes de la muestra. Finalmente, los análisis
estadísticos confirmatorios de validez y confiabilidad permitieron una nueva
reducción de la cantidad de ítems en cada una de sus categorías y
dimensiones (de 128 a 103)”. Esta última propuesta de la escala total es la que
se utilizará en la investigación presentada por el autor.

Factores y contenido: Para el cumplimiento del objetivo de la investigación


desarrollada por Vargas Ruiz (2007) se creó y validó, con una muestra
representativa de estudiantes pertenecientes a la Universidad Nacional de
Costa Rica, una escala psicométrica compuesta por cuatro dimensiones: Salud
Sexual, Salud Reproductiva, vih/sida/ITS (Infecciones de transmisión sexual) y
Uso del preservativo, cada una de las cuales se analiza a través de tres
categorías: Conocimientos, Actitudes y Prácticas Sexuales. Como en la
presente investigación el objetivo es analizar principalmente los conocimientos,
actitudes y prácticas sexuales alrededor de la Salud Sexual y Reproductiva de
los y las adolescentes se ha considerado pertinente prescindir de la categoría

45
sobre conocimientos en las dimensiones de vih/sida/ITS y uso del preservativo
por no ser relevantes para la presente investigación. Sí se han analizado las
categorías de actitudes y prácticas en estas dimensiones por entender que
pueden estar directa o indirectamente relacionadas con las otras dimensiones y
variables. En esta investigación se entenderá por actitud, siguiendo a
Thurstone (1978), citado por Vargas Ruiz (2008:43), “la suma total de
inclinaciones y sentimientos humanos, prejuicios o distorsiones, nociones
preconcebidas, ideas, temores, amenazas y convicciones de las personas
acerca de cualquier asunto específico“. La actitud, por tanto, se concibe como
algo que media e interviene entre los aspectos del conocimiento y las
reacciones de las personas, es decir, sus prácticas. Desde el ámbito de la
Sexología, tal y como plantea García (2009), las actitudes cumplen una serie
de funciones como son: reducir la complejidad del medio, ordenar y estabilizar
la complejidad de aspectos que tienen que ver con el Hecho Sexual Humano
(HSH): informaciones, opiniones o valores que llegan relacionados con la
sexualidad. En función de poseer un “tipo” u otro de actitud sexual se
producirán distintos tipos de ordenación de los estímulos. En cualquier caso
permiten una percepción más estable, consistente y predecible del medio.
También permiten expresar tendencias y sistemas normativos, ayudan a
resolver conflictos internos. Las actitudes contribuyen a adaptarse al grupo
social, permitiendo identificarse y ser identificado como miembro de
determinado grupo social. Una determinada actitud será fruto de informaciones,
valoraciones e intenciones, permitirá que un chico o una chica tenga un
determinado “estar” frente a la sexualidad y a sus distintas manifestaciones.

Normas de corrección: En este instrumento se acudió al uso de diversos


escalamientos de respuesta, tipo Likert, dependiendo de lo que se estaba
midiendo, como sigue:

- Conocimientos: 1 = Cierto, 2 = Falso, 8 = No sabe.


- Actitudes: 1 = Totalmente de acuerdo, 2 = De acuerdo, 3 = Ni de
acuerdo ni en desacuerdo, 4 = En desacuerdo, 5 = Totalmente en
desacuerdo.

46
- Prácticas: 1 = Siempre, 2 = Casi siempre, 3 = A veces, 4 = Casi nunca, 5
= Nunca; o 1 = Sí, 2 = No.

Los resultados, tanto de la investigación de Rodrigo Vargas (2007) como


del presente trabajo, se presentan en porcentajes para cada dimensión y cada
categoría y, para la reducción de los conocimientos, actitudes y prácticas
sexuales a una puntuación que permita establecer un rango bajo, medio o alto,
se utilizó el intervalo intercuartil de la propia escala de medida. Es importante
no perder de vista esta clasificación (Tabla 1) porque será la que permitirá
concluir, por ejemplo, que una puntuación en el conocimiento de alguna
dimensión en particular es bajo, medio o alto.

Tabla 1. CLASIFICACIÓN NIVELES DE PUNTUACIÓN


BAJO MEDIO ALTO
Salud Sexual 0,0 -23,0 23,1 -68,0 68,1 -90,0
Conocimientos 0,0 -02,0 02,1 -07,0 07,1 -09,0
Actitudes 0,0 -18,0 18,1 -54,0 54,1 -72,0
Prácticas 0,0 -02,0 02,1 -07,0 07,1 -09,0
Salud Reproductiva 0,0 -14,0 14,1 -41,0 41,1 -54,0
Conocimientos 0,0 -02,0 02,1 -07,0 07,1 -09,0
Actitudes 0,0 -05,0 05,1 -15,0 15,1 -20,0
Prácticas 0,0 -06,0 06,1 -19,0 19,1 -25,0
VIH / SIDA / ITS 0,0 -14,0 14,1 -42,0 42,1 -56,0
Actitudes 0,0 -08,0 08,1 -24,0 24,1 -32,0
Prácticas 0,0 -01,0 01,1 -03,0 03,1 -04,0
Condón 0,0 -16,0 16,1 -48,0 48,1 -64,0
Actitudes 0,0 -08,0 08,1 -24,0 24,1 -32,0
Prácticas 0,0 -04,0 04,1 -12,0 12,1 -16,0
(Tomado de Vargas Ruiz, 2007:68)

47
Propiedades psicométricas: En la investigación de Vargas Ruiz (2007), las
escalas fueron sometidas a un análisis de componentes principales con
rotación VARIMAX, limitándose la cantidad de factores (categorías) a tres. El
análisis de factores confirmó la organización de los ítems en cuatro
dimensiones y tres categorías (conocimientos, actitudes y prácticas) dentro de
cada dimensión. En términos generales, las categorías de la dimensión 1
(salud sexual) y de sus ítems respectivos explican el 25.0% de la variabilidad
de ésta, el 25.0% los de la 2 (salud reproductiva), el 23.2% los de la 3
(vih/sida/ITS) y el 26.5% los de la 4 (uso del condón). La escala presenta una
buena confiabilidad interna habiéndose obtenido en la dimensión sobre salud
sexual un Alfa de Cronbach de 0.8183, en la de salud reproductiva un valor de
0.8196, en la de vih/sida/ITS uno de 0.8545 y en la de uso del condón se
obtuvo 0.7729, todas superiores al valor mínimo requerido para confirmar su
consistencia interna. El coeficiente de confiabilidad para el total de la escala es
de 0.9290 (Vargas Ruiz, 2007).

2.2.- CUESTIONARIO DE RELACIONES ENTRE LOS SEXOS (CRS).


(Martínez Benlloch et al,2008)

Construcción: Instrumento con formato de autoinforme, construido


específicamente en la investigación “Imaginario cultural, construcción de las
identidades de género y violencia: formación para la igualdad en la
adolescencia”, publicada por el Instituto de la Mujer (2008) siguiendo los
criterios relativos a los diseños instrumentales. En particular, tras definir el
constructo a evaluar, se describieron un número elevado de ítems que los
autores y autoras consideran relacionados con aspectos teóricos estudiados.
La versión inicial del autoinforme quedó conformada por 61 ítems que cubren
los siguientes dominios teóricos: relaciones entre los sexos (atracción, iniciativa,
amor, celos, protección-dominio-sumisión, sexualidad); resolución de conflictos
(agresión-diálogo); diferenciación de género (diferencias entre sexos, roles de
género, homofobia); violencia de la pareja (actitudes, creencias) y experiencia
de violencia en pareja (directa o indirecta). Esta versión fue cumplimentada por
la muestra de nuestro estudio (N= 351).

48
Factores y contenido: En este estudio piloto se ha realizado un análisis
factorial exploratorio de componentes principales para el total de la muestra,
que siguiendo el principio de Kaiser mediante la técnica de componentes
principales y rotación varimax, permitió identificar 13 componentes en la
solución final que explican el 58.22 % de la varianza total, con saturaciones
superiores a 0,30, valores más que aceptables para muestras con más de 300
participantes. A partir de los 13 factores obtenidos en la primera factorización,
se realizó un análisis factorial de segundo orden, que produjo 3 componentes
que explican el 55,32% de la varianza total, con saturaciones superiores a 0,35.
Los factores obtenidos son los siguientes:

F1. Masculinidad convencional


F2. Feminidad convencional
F3. Homofobia
F4. Relaciones de pareja (dominio-control)
F5. Relaciones entre sexos (sumisión)
F6. Experiencia de maltrato
F7. Legitimación de la violencia
F8. Inferioridad de las mujeres
F9. Idealización del amor vs sexo/protección
F10. Motivación afectiva
F11. Reconocimiento de la violencia
F12. Privatización de los conflictos
F13. Derechos de las mujeres

Se realizó un análisis factorial de segundo orden en el que se definieron


tres factores secundarios:

F2.1.- Masculinidad hegemónica.


F2.2.- Sumisión simbólica.
F2.3.- Reconocimiento de la alteridad.

49
En la presente investigación se utilizarán estos factores, tanto los de
orden primario como los de orden secundario, para la creación de las variables
a utilizar en el posterior análisis e interpretación de los resultados obtenidos en
la muestra presentada.

Normas de corrección: Escala Likert, puntúa de 1 a 7 e incluye algunos


ítems invertidos (29, 31, 54, 55, 56, 58 y 59).

Propiedades psicométricas: Con relación a las propiedades


psicométricas del inventario, la mayoría de los ítems han obtenido unos valores
promedio que se ajustan a los esperados. Para la totalidad de la escala, el
coeficiente de fiabilidad alfa de Cronbach, es de 0,87.

2.3.- INVENTARIO DE SEXISMO AMBIVALENTE EN ADOLESCENTES. ISA-


Adolescentes. (De Lemus et al, 2008)

Construcción: Este cuestionario desarrolla una medida equivalente al


Inventario de Sexismo Ambivalente (ASI) de Glick y Fiske (1996) adaptado a
las características de la población adolescente, elaborado en el estudio
instrumental desarrollado en la Universidad de Granada por Soledad de Lemus
et al (2008), cuyo principal objetivo es elaborar una herramienta que evalúe
este constructo teórico en adolescentes, dado que el ASI se construyó tomando
como referencia la población adulta. Para la elaboración del mismo, fue
necesario adaptar los indicadores e ítems utilizados por Glick y Fiske para la
construcción del ASI, al lenguaje y las conductas de la realidad cotidiana de los
y las adolescentes. Además, se añadieron más indicadores a los incluidos en el
ASI que reflejan actitudes hacia las características de personalidad o conductas
concretas e implican un menor nivel de abstracción, facilitando la comprensión
del contenido del inventario para los adolescentes. En el trabajo citado se
presentan los resultados de tres estudios independientes realizados para
elaborar el Inventario de Sexismo Ambivalente en Adolescentes (ISA-
Adolescentes) obteniéndose evidencias sobre la validez de sus mediciones.

50
El constructo sexismo que se pretende detectar con esta escala es
considerado una de las principales creencias que mantiene las desigualdades
entre sexos (Moya 2004, citado por De Lemus, 2008). La teoría del sexismo
ambivalente de Glick y Fiske (1996) está basada en la idea de que las actitudes
sexistas mantienen una doble valencia, dado que combinan juicios
abiertamente hostiles junto con otros más benevolentes hacia las mujeres y las
relaciones entre los sexos en la sociedad contemporánea. Según la teoría del
sexismo ambivalente, sexismo hostil y sexismo benevolente coexisten dentro
de la ideología de género constituyendo una potente combinación que
promueve la subordinación de las mujeres (Glick y Fiske 2001, citado por De
Lemus, 2008). Según los autores, el estudio del desarrollo evolutivo de las
actitudes sexistas ambivalentes tiene importantes implicaciones para la
reducción de las desigualdades de género y la adolescencia es uno de los
periodos donde la intervención socioeducativa es más necesaria y efectiva, ya
que es una de las etapas donde se da una mayor flexibilidad para la
asimilación de nuevos conceptos y mayor apertura a las influencias, antes de
que las actitudes queden consolidadas, es por esto que es necesario tener un
instrumento que permita evaluar el desarrollo de estas actitudes (De Lemus et
al, 2008).

Los autores partieron, para su construcción, de la redacción de los ítems


teniendo como referente los indicadores propuestos en la teoría del sexismo
ambivalente (Glick y Fiske, 1996). El objetivo principal del primer estudio fue
elaborar un conjunto inicial o pool de ítems a partir del cual construir la escala
para la evaluación de las actitudes sexistas en adolescentes. La evaluación
cualitativa de los ítems se realizó a partir de los juicios emitidos por un grupo de
expertos y fueron 24 los ítems resultantes. Posteriormente y en un segundo
estudio se probaron empíricamente estos ítems y se desarrolló el análisis
estadístico de los mismos. La factorización y validación del inventario se basó
en un estudio en los que participaron un total de 364 sujetos. Según los autores,
los análisis de las propiedades psicométricas permiten proponer un conjunto
final de 20 ítems agrupados en las subescalas de Sexismo Hostil (10 ítems) y
Sexismo Benévolo (10 ítems), ajustándose a las especificaciones teóricas
determinadas para el ISA en adolescentes.

51
Factores y contenido: En la investigación citada se llevó a cabo un análisis
factorial exploratorio para obtener evidencias sobre la estructura factorial del
ISA en adolescentes. Sucesivos análisis factoriales revelaron que la forma final
de 20 ítems agrupaban las cargas factoriales a los 10 primeros ítems en un
componente de sexismo hostil y los ítems 11 al 20 en el componente de
sexismo benévolo. Se observó una posible agrupación de los ítems 11 al 20 en
los tres componentes teóricos del sexismo benévolo, a saber: paternalismo
(ítems 11, 12, 13 y 14), intimidad heterosexual (ítems 18, 19 y 20) y
complementariedad de género (ítems 16 y 17). Por tanto, el ASI-Adolescentes
(De Lemus et al, 2008) se compone de un factor de Sexismo Hostil (SH) y tres
factores de Sexismo Benevolente (SB):

 Paternalismo (expresado, por ejemplo, en la convicción de que ‘el varón


debe cuidar y proteger a la mujer’).
 Intimidad heterosexual (como se refleja en la creencia de que ‘los varones,
a pesar de ser dominantes, dependen de las mujeres para la relación sexual
y la crianza’).
 Complementariedad de género (basada en la idea de que ‘las
características diferenciales de las mujeres son un complemento positivo de
las características propias del varón’).

Según Glick y Fiske (1996), el Sexismo Benevolente supone la


idealización de características y valores femeninos que llevan a percibir a las
mujeres como solicitando protección, más que dominio, pues parten de valores
y atributos femeninos que se caracterizan por la contención, el recato y la
sumisión. Las personas que puntúan alto en esta escala tienden a tener
actitudes y estereotipos positivos de las mujeres que asumen roles
tradicionales. Por el contrario, los ítems que componen el factor de Sexismo
Hostil se refieren a expresiones manifiestas de la dominación masculina, la cual
se basa en el rechazo, la negación y la minusvaloración de aquello que se
define como femenino. Las personas que puntúan alto en esta escala es
probable que tengan estereotipos negativos de las mujeres que rechazan los
roles y comportamientos femeninos tradicionales.

52
Por tanto, el ASI-Adolescentes es un instrumento que evalúa el sexismo
en expresiones que aparentemente son opuestas, pero complementarias, en el
sentido de que ambas asumen la dominación del varón y persiguen el control
sobre las mujeres de forma que les limita a ciertos papeles y espacios (madres
y esposas), bajo la justificación de su debilidad. Se puede decir que las
personas que mantienen actitudes sexistas ‘ambivalentes’ (con puntuaciones
elevadas en ambas escalas) tienen reacciones polarizadas hacia las mujeres
(De Lemus et al, 2008).

Normas de corrección: Las puntuaciones en SH y SB se obtienen


promediando las respuestas a los items que componen cada una de ellas,
sobre una escala que va desde 0 (‘Totalmente en desacuerdo’) a 5
(‘Totalmente de acuerdo’), sin punto intermedio. Es posible obtener una
puntuación global de Sexismo Ambivalente promediando las puntuaciones en
SH y SB. Las puntuaciones por encima de 2,5 en cada una de las escalas
pueden ser consideradas relativamente ‘sexistas’ (según las normas
establecidas para ASI original).

Propiedades psicométricas: Justifica la utilización de esta escala las buenas


propiedades psicométricas que posee. Además, el ASI-Adolescentes presenta
la ventaja de estar construido en España y estar creado a partir de necesidades
concretas: la detección del sexismo en adolescentes de cara a intervenciones
dirigidas a la prevención de la violencia de género en el contexto de pareja. Las
mediciones de la escala general como medida del sexismo ambivalente
presentan un coeficiente de fiabilidad alfa de Cronbach de 0,81 para la totalidad
de la escala. Respecto de las estimaciones de la consistencia interna de las
dos subescalas, los 10 ítems del componente de sexismo hostil muestran un
coeficiente de 0,84. Por otra parte, los 10 ítems del componente de sexismo
benévolo ofrecen un coeficiente de 0,77 (De Lemus et al, 2008).

53
2.4.- INVENTARIO DE ROL SEXUAL DE BEM (BSRI) reducido a 20 ítems.
(Campbell et al, 1997)

Construcción: Este cuestionario es una versión reducida del Inventario de Rol


Sexual de Bem (1981) desarrollado con el fin de tener un instrumento de
medida más corto que operativice los modelos de masculinidad y feminidad
que están presentes en nuestra sociedad actualmente. Este cuestionario,
referido originalmente a la autopercepción de características de la personalidad
consideradas socialmente masculinas y femeninas, fue elaborado por Bem
(1974, citado por Campbell et al, 1997). En el estudio donde presenta Campbell
et al (1997) la forma corta del BSRI (20 ítems) se contrasta y analiza junto con
otras formas largas del BSRI (40 ítems) y mediante un análisis factorial
confirmatorio se explora la validez de constructo del concepto de androginia
psicológica. Los autores del estudio consideran necesario este análisis ya que
encuentran que esta medida es controvertida. Los resultados sugieren que las
formas cortas del BSRI (20 ítems) son más potentes incluso que las formas
largas para medir los constructos de masculinidad y la feminidad.

Factores y contenido: En el uso convencional del BSRI las medidas de


masculinidad y feminidad se combinan produciendo cuatro categorías de
identidad: masculina (alta masculinidad y baja feminidad), femenina (alta
feminidad y baja masculinidad), andrógina (alta masculinidad y alta feminidad)
e indiferenciada (baja masculinidad y baja feminidad)

Normas de corrección: Las mismas que para el BSRI original. Las respuestas
a cada uno de los ítems, valorados en una escala de 7 puntos, son sumadas en
las puntuaciones totales para cada una de las subescalas, promediándose
luego en función del número de ítems que la componen.

Propiedades Psicométricas: El análisis del BSRI 20 ítems muestra que tanto


la escala de masculinidad como la de feminidad mantienen una buena
consistencia interna con 0.82 para masculinidad y 0.89 para feminidad.

54
3. HIPÓTESIS.

Las hipótesis específicas que hemos planteado en esta parte de la


investigación son las siguientes:

H1.- Los conocimientos, actitudes y prácticas sexuales (CAP) evaluadas en


cada una de las dimensiones de la Encuesta de Salud Sexual y Reproductiva
serán diferentes en función del sexo, en la misma medida en que los sexos son
representados de forma desigual en el imaginario cultural. Se espera encontrar
diferencias significativas en el conjunto de categorías (CAP) que componen el
instrumento de medida.

H2.- Se puede postular una asociación significativa entre los factores obtenidos
en el CRS y las actitudes evaluadas en la ESSR y, en menor medida, con los
conocimientos y las prácticas sexuales.

H3.- Con relación al sexismo ambivalente medido a través del ISA-A, se postula
que las expresiones sutiles (Sexismo Benevolente-SB) tendrán una mayor
prevalencia en general, frente a las manifestaciones hostiles (Sexismo Hostil-
SH) del mismo, aunque probablemente existirá una interdependencia entre
ambas. También se espera que los chicos se muestren más sexistas que las
chicas en ambas expresiones del sexismo (SH y SB), lo que se podrá constatar
en diferencias significativas en el contraste entre sexos. En relación con la
ESSR, se espera que el sexismo hostil o benevolente correlacione
negativamente con los conocimientos y actitudes de la ESSR.

H4.- Con respecto al BSRI en su versión reducida, se espera confirmar la


relación existente entre imaginario cultural e internalización de los modelos de
rol de género, observándose una congruencia entre el sexo y la adscripción a
las cualidades de género que socialmente se le atribuyen. También se postula
una cierta asociación positiva entre la categorización de género de los sujetos y
sus respuestas a la ESSR, así como al ISA-A y al CRS.

55
4. ANALISIS DE DATOS.

Por medio del programa de análisis de datos SPSS (versión 15.00 para
Windows) se ha realizado, en primer lugar, el análisis descriptivo de los datos
sociodemográficos y de información sexual recopilados en la investigación y,
en segundo lugar, se hallaron los porcentajes y promedios en función del sexo
para cada una de las dimensiones estudiadas en la Encuesta sobre Salud
Sexual y Reproductiva (Salud Sexual, Salud Reproductiva, vih/sida/ITS y Uso
del Preservativo) y sus respectivas categorías (Conocimientos, Actitudes y
Prácticas Sexuales), así como una serie de pruebas de diferencias de medias.
En los casos en los que se han obtenido diferencias significativas en los
análisis multivariados, se ha aplicado la prueba post hoc de Tukey. También se
han realizado análisis de correlación entre las distintas variables evaluadas.

4.1.- ANALISIS DE DATOS DESCRIPTIVOS SOBRE SALUD SEXUAL E


INFORMACIÓN SEXUAL.

En la presente investigación se recopilaron una serie de datos generales


relativos a la percepción de la propia salud sexual e información sexual que se
consideraron relevantes para los objetivos del trabajo presentado. Los datos y
resultados obtenidos son los siguientes:

4.1.1.- Satisfacción con el estado general de salud: La percepción


subjetiva del estado de la salud en la muestra de estudio es “bueno” para el
86.9% de los participantes. El 92. 8% de los chicos perciben como “bueno” su
estado de salud frente al 79.2% de las chicas. En la siguiente tabla se
presentan los resultados obtenidos:

Estado general de salud


% de sexo
estsalud
malo regular bueno Total
sexo chicos 1,4% 5,8% 92,8% 100,0%
chicas 20,8% 79,2% 100,0%
Total ,8% 12,3% 86,9% 100,0%

56
4.1.2.- Satisfacción con la sexualidad: La valoración subjetiva de la
satisfacción con la sexualidad es “bastante” para el 81.5% de la muestra. El
77.9% de los chicos consideran que su sexualidad es bastante satisfactoria
frente al 86.3% de las chicas, como se muestra en la siguiente tabla:

Satisfacción con la sexualidad


% de sexo
satsex
poco regular bastante Total
sexo chicos 7,4% 14,7% 77,9% 100,0%
chicas 9,8% 3,9% 86,3% 100,0%
Total 8,4% 10,1% 81,5% 100,0%

4.1.3.- Relación de pareja: El 66.4% de la muestra no tiene pareja en la


actualidad, siendo el 75.4% de los chicos los que actualmente están sin pareja
frente al 54.7% de las chicas. En la muestra presentada son más las chicas las
que están en pareja en la actualidad, como se observa en la tabla:

Pareja actual

% de sexo
parejact
no si Total
sexo chicos 75,4% 24,6% 100,0%
chicas 54,7% 45,3% 100,0%
Total 66,4% 33,6% 100,0%

4.1.4.- Conocimiento de centros de Salud Sexual y Reproductiva: El 58.2%


de la muestra no conoce los centros de salud sexual de su zona. En la
comparación entre sexos se observa que son más las chicas (47.2%) las que
conocen la existencia de estos centros que los chicos (37.7%). No obstante, es
llamativo el que más de la mitad de los chicos y chicas no tengan conocimiento
de los Centros de Salud sexual y reproductiva a los que poder acudir si tienen
algún interés o necesidad con respecto a estos temas.

57
Conocimiento centros salud sexual

% de sexo
conocent
no si Total
sexo chicos 62,3% 37,7% 100,0%
chicas 52,8% 47,2% 100,0%
Total 58,2% 41,8% 100,0%

4.1.5.- Educación Sexual recibida en los centros educativos: El 96.7 % de


los sujetos de la muestra dicen haber recibido actividades de Educación Sexual
en su centro educativo. Con respecto a las edades en las que empezaron a
recibir educación sexual es de destacar que a los 12 años solo el 21.3%
(porcentaje acumulado) de la muestra había recibido actividades de educación
sexual en su centro educativo y que no es hasta los 16 años cuando el 99.2%
(porcentaje acumulado) de la muestra dice haber recibido formación en este
área en su centro educativo. La mayoría recibe alguna actividad de Educación
Sexual por primera vez entre los 13 y 15 años (a los 15 años el porcentaje
acumulado es del 89.3% de la muestra), como se observa en las tablas
siguientes:

Reciben información sexual


% de sexo
recibein
no si Total
sexo chicos 5,9% 94,1% 100,0%
chicas 100,0% 100,0%
Total 3,3% 96,7% 100,0%

Edades de información sexual

Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Edad en años
7 1 ,8 ,8 13,1
10 1 ,8 ,8 13,9
12 9 7,4 7,4 21,3
13 24 19,7 19,7 41,0
14 27 22,1 22,1 63,1
15 32 26,2 26,2 89,3
16 12 9,8 9,8 99,2
17 1 ,8 ,8 100,0
Total 122 100,0 100,0

58
4.1.6.- Hablar abiertamente de sexualidad: Con respecto a con quién pueden
hablar abiertamente de sexualidad, el dato más destacable es que el 91.8% de
los chicos y chicas hablan abiertamente de sexualidad con sus amistades,
dividiéndose en el 50.8% de chicos y el 41% de chicas del total de la muestra.
Le sigue en orden de preferencia la pareja siendo el 46.8% de la muestra total
de chicos y chicas (23.8% de chicos y 23% de chicas en el total de la muestra)
que dicen que hablarían abiertamente de sexualidad con sus parejas. También
sería destacable que el 89.4% de la muestra (53.3% chicos y 36.1% chicas) no
hablaría abiertamente de sexualidad con personal sanitario y con porcentajes
similares tampoco lo harían con el profesorado.

Hablar con amistades

Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Válidos no 10 8,2 8,2 8,2
si 112 91,8 91,8 100,0
Total 122 100,0 100,0

Hablar abiertamente de sexualidad

sexo
chicos chicas
% del N válido % del N válido
Recuento de subtabla Recuento de subtabla
padre no 53 43,4% 48 39,3%
si 16 13,1% 5 4,1%
madre no 54 44,3% 37 30,3%
si 15 12,3% 16 13,1%
hermanos no 48 39,3% 41 33,6%
si 21 17,2% 12 9,8%
amistades no 7 5,7% 3 2,5%
si 62 50,8% 50 41,0%
pareja no 40 32,8% 25 20,5%
si 29 23,8% 28 23,0%
profesorado no 67 54,9% 49 40,2%
si 2 1,6% 4 3,3%
personal no 65 53,3% 44 36,1%
sanitario si 4 3,3% 9 7,4%
nadie blanco 68 55,7% 52 42,6%
si 1 ,8% 1 ,8%

59
4.1.7.- Recibir información sobre sexualidad: La información que reciben
sobre sexualidad viene principalmente a través de las amistades, siendo el
67.2% del total de la muestra (32.8% chicos y 34.4% chicas). Le sigue en orden
de importancia y, diferenciando entre chicos y chicas en el total de la muestra,
la información recibida a través de internet, para un 27% de chicos y un 13.9%
de chicas de la muestra total. Con respecto a la información recibida por
revistas, el 18.9 % de chicas dicen recibirla por esta vía frente al 11.5% de
chicos. Finalmente, el 14.8% de chicos frente al 1.6% de chicas usan la
pornografía como información sexual.

Información sobre sexualidad

sexo
chicos chicas
% del N válido % del N válido
Recuento de subtabla Recuento de subtabla
padre no 49 40,2% 37 30,3%
si 20 16,4% 16 13,1%
madre no 47 38,5% 30 24,6%
si 22 18,0% 23 18,9%
hermanos no 60 49,2% 41 33,6%
si 9 7,4% 12 9,8%
amistades no 29 23,8% 11 9,0%
si 40 32,8% 42 34,4%
pareja no 56 45,9% 34 27,9%
si 13 10,7% 19 15,6%
profesorado no 53 43,4% 37 30,3%
si 16 13,1% 16 13,1%
personal no 56 45,9% 35 28,7%
sanitario si 13 10,7% 18 14,8%
libros no 54 44,3% 38 31,1%
si 15 12,3% 15 12,3%
revistas no 55 45,1% 30 24,6%
si 14 11,5% 23 18,9%
pornografía no 51 41,8% 51 41,8%
si 18 14,8% 2 1,6%
internet no 36 29,5% 36 29,5%
si 33 27,0% 17 13,9%

4.1.8.- Utilidad de la información sobre sexualidad: De la información


recibida los chicos y chicas de la muestra refieren que en general la mayor

60
parte de la información que reciben les resulta poco útil, sólo destaca la
información de amistades con el 36% (18% chicos y 18% chicas), internet con
el 37.7% (24.6% chicos y 13.1% chicas), el personal sanitario para el 14.8% de
chicas y las revistas para el 13.9% de chicas en el total de la muestra.

Utilidad información sexual

sexo
chicos chicas
% del N válido % del N válido
Recuento de subtabla Recuento de subtabla
padre no 57 46,7% 43 35,2%
si 12 9,8% 10 8,2%
madre no 57 46,7% 40 32,8%
si 12 9,8% 13 10,7%
hermanos no 63 51,6% 44 36,1%
si 6 4,9% 9 7,4%
amistades no 47 38,5% 31 25,4%
si 22 18,0% 22 18,0%
pareja no 56 45,9% 46 37,7%
si 13 10,7% 7 5,7%
profesor no 61 50,0% 51 41,8%
si 8 6,6% 2 1,6%
personal no 59 48,4% 35 28,7%
sanitario si 10 8,2% 18 14,8%
libros no 53 43,4% 41 33,6%
si 16 13,1% 12 9,8%
revistas no 57 46,7% 36 29,5%
si 12 9,8% 17 13,9%
pornografia no 58 47,5% 52 42,6%
si 11 9,0% 1 ,8%
internet no 39 32,0% 37 30,3%
si 30 24,6% 16 13,1%

4.1.9.- Necesidad de información sobre sexualidad: El 74.6% de los sujetos


afirma que necesita tener una mayor información con respecto a la sexualidad.
El 79.2% del total de chicas y el 71% del total de chicos, como se muestra en la
tabla:

61
Necesidad de información sexual

% de sexo
necesinf
no si Total
sexo chicos 29,0% 71,0% 100,0%
chicas 20,8% 79,2% 100,0%
Total 25,4% 74,6% 100,0%

4.1.10.- Información en temas de sexualidad: Los chicos y chicas de la


muestra plantean que de quien quisieran recibir más información sobre
sexualidad es sobre todo de especialistas en sexología con el 67.2% en el total
de la muestra (36.1% de chicos y el 31.1% de chicas)

Recibir información sexualidad

sexo
chicos chicas
% del N válido % del N válido
Recuento de subtabla Recuento de subtabla
padre no 60 49,2% 49 40,2%
si 9 7,4% 4 3,3%
madre no 62 50,8% 40 32,8%
si 7 5,7% 13 10,7%
hermanos no 66 54,1% 46 37,7%
si 3 2,5% 7 5,7%
amistades no 59 48,4% 47 38,5%
si 10 8,2% 6 4,9%
pareja no 61 50,0% 48 39,3%
si 8 6,6% 5 4,1%
profesorado no 66 54,1% 48 39,3%
si 3 2,5% 5 4,1%
personal no 64 52,5% 41 33,6%
sanitario si 5 4,1% 12 9,8%
especialistas no 25 20,5% 15 12,3%
sexólogos/as si 44 36,1% 38 31,1%

Con los datos anteriores se podría plantear que los chicos y chicas de la
muestra manejan fundamentalmente la información sobre sexualidad dentro de
su círculo de amistades, siendo sus fuentes de información, en el caso de las
chicas, las revistas dirigidas a adolescentes y la búsqueda en páginas de

62
internet y, en el caso de los chicos, la pornografía y la búsqueda de páginas de
internet. Por tanto, se puede esperar que parte de la información sobre
sexualidad que tienen sea una información que reproduce actitudes sexistas y
roles de género tradicionales y diferenciados en chicos y chicas, teniendo poca
información o ninguna de personal sanitario o de sexólogos/as que podrían
transmitir una visión de la sexualidad mas igualitaria y equitativa. El hecho de
que el 74.6% del total de chicos y chicas demanden más información de temas
relacionados con la sexualidad y que el 67.2% prefieran recibir esta información
de sexólogos/as podría estar indicando la necesidad de chicos y chicas de una
información veraz y especializada.

4.1.11- Temas de interés sobre sexualidad: En cuanto a los temas sobre los
que chicos y chicas de la muestra desearían tener más información sobre
sexualidad, destaca sobre el resto, el tema de “prácticas sexuales” en el que el
63.8% de chicos y el 62.3% de chicas solicitan mas información. Este dato
sobre prácticas sexuales contrasta con el tema de relaciones afectivas en el
que el 68.1% de los chicos y el 75.5% de las chicas no muestran interés por
tener una mayor información al respecto. Con respecto a los temas de
prevención y anticoncepción es de destacar que son más las chicas (60.4% y
49.1%, respectivamente) las que quisieran tener más información en estos
temas que los chicos (49.3% y 36.2%, respectivamente). Finalmente con
respecto al tema de diversidad sexual ni los chicos ni las chicas muestran un
gran interés al respecto (no interesa al 79.7% de los chicos y al 84.9% de las
chicas). Esto muestra claramente una tendencia genitalista y coital alrededor
de la salud sexual donde parece que sólo las prácticas sexuales son relevantes
para la vivencia de la salud sexual mostrando poco interés por los aspectos
relacionados con las relaciones afectivas y la diversidad sexual. También es
llamativo el menor interés de los chicos en los temas de prevención y
anticoncepción pudiendo explicarse desde una posición masculina asimétrica y
androcéntrica en la que los chicos no se implican con estas temáticas, quizás al
considerarlas de chicas.

63
Temas de interés sexual
TEMAS sexo
chicos chicas
% del N de % del N de
la columna la columna
Relaciones no 68,1% 75,5%
afectivas si 31,9% 24,5%
Prácticas no 36,2% 37,7%
sexuales si 63,8% 62,3%
Prevención no 50,7% 39,6%
si 49,3% 60,4%
Anticoncep no 63,8% 50,9%
ción si 36,2% 49,1%
Diversidad no 79,7% 84,9%
Sexual si 20,3% 15,1%

4.2.- ANALISIS DE DATOS DE LA ENCUESTA SOBRE SALUD SEXUAL Y


REPRODUCTIVA: CONOCIMIENTOS, ACTITUDES Y PRÁCTICAS
SEXUALES (ESSR).

En este apartado se describe el análisis de los porcentajes de respuesta


y la comparación de las puntuaciones promedio en función del sexo y otras
variables sociodemográficas de cada una de las dimensiones de la ESSR
(Salud Sexual, Salud Reproductiva, vih/sida/ITS y Uso del Preservativo) y sus
respectivas categorías (Conocimientos, Actitudes y Prácticas Sexuales) para la
muestra de chicos y chicas evaluada. También se presentan los datos referidos
a una serie de pruebas de diferencias de medias entre los sexos.

4.2.1.- Conocimientos, actitudes y prácticas en Salud Sexual:

a). Análisis de los porcentajes de respuesta en función del sexo.

La Salud Sexual es la experiencia de un proceso permanente de


bienestar físico, psicológico y socio-cultural relacionado la sexualidad (OMS,

64
2002), y se observa en las expresiones libres y responsables de las
capacidades sexuales de las personas. De acuerdo con los resultados
obtenidos, los y las estudiantes de la muestra parecen enmarcar sus
conocimientos sobre salud sexual alrededor de estas consideraciones,
debido a que en los ítems afirmativos (ssr4, ssr6 y ssr7), que hacen referencia
a que la salud sexual incluye comprender las consecuencias de las acciones
que se tomen, la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres y que en
una relación sexual es importante saber qué le gusta a la pareja, se sitúan en
unos porcentajes de respuesta afirmativa que oscilan entre 76.8% y 95.7% en
los chicos y entre el 71.2% y 96.2% en las chicas, como se puede observar en
la siguiente cuadro (Tabla 2).

Tabla 2. CONOCIMIENTOS SOBRE SALUD SEXUAL POR SEXO. (PORCENTAJES)


Ítems. Sig sexo
chicos chicas
cierto falso no sabe cierto falso no sabe

ssr1 8,8% 85,3% 5,9% 7,5% 83,0% 9,4%


ssr2 (.058) 19,1% 48,5% 32,4% 11,5% 34,6% 53,8%
ssr3 29,0% 56,5% 14,5% 20,8% 49,1% 30,2%
ssr4 76,8% 1,4% 21,7% 77,4% 1,9% 20,8%
ssr5 63,2% 13,2% 23,5% 60,4% 9,4% 30,2%
ssr6 82,6% 1,4% 15,9% 71,2% 1,9% 26,9%
ssr7 95,7% 2,9% 1,4% 96,2% 0,0% 3,8%
ssr8 14,5% 75,4% 10,1% 7,7% 82,7% 9,6%
ssr9 (.064) 8,7% 78,3% 13,0% 0,0% 90,6% 9,4%

El estadístico de chi-cuadrado es significativo en el nivel 0.05.

Otros aspectos donde existe un conocimiento relativamente bueno, con


porcentajes que oscilan entre el 75.4% y el 85.3% en los chicos y entre el
82.7% y el 90.6%, se relacionan con los ítems negativos (ssr1, ssr8 y ssr9) en
los que se afirma que la sexualidad no está limitada a la genitalidad y que la
relación sexual no es mejor porque se hayan consumido alcohol o drogas
ilícitas. De forma específica y con respecto a los chicos, es de destacar que
todavía un 14.5% considera que la relación sexual es mejor cuando se
consume alcohol frente a un 7.7% de las chicas y un 8.7% de los chicos piensa

65
lo mismo con respecto a las drogas frente a ninguna chica, siendo esta
diferencia entre sexos próxima a la significatividad estadística (p=0.064) para el
ítem ssr9. Estos resultados obtenidos en la evaluación de los conocimientos
sobre salud sexual son un poco más preocupantes para los chicos, pudiendo
entenderse, siguiendo a Stern et al (2003), desde la manera como se construye
la subjetividad masculina alrededor del concepto tradicional de masculinidad
que va de la mano de normas que llevan a conductas que se constituyen en
factores de riesgo para la salud y repercutiendo en una mayor dificultad para
interiorizar los conocimientos sobre salud sexual en el caso de los chicos.

Con respecto al resto de ítems, el conocimiento es relativamente bajo o


desconocen algunas áreas de esta dimensión en la afirmación verdadera (ssr5),
donde aproximadamente una tercera parte de los chicos y de las chicas dicen
que es falso o que no saben que la salud sexual incluye distinguir entre los
deseos personales y los de otras personas. También, un porcentaje del 53.8%
de chicas dicen no saber si la sexualidad tiene que ver sólo con lo biológico o lo
anatómico (ssr2). De hecho este ítem obtiene una diferencia próxima a la
significatividad estadística entre los sexos en la prueba chi-cuadrado (p=0.058)
debido a que son muchas más las chicas que no saben si la afirmación es
verdadera o falsa, desconociendo que su sexualidad va mas allá de lo biológico
o anatómico y que tiene que ver también con otras dimensiones de su
bienestar psicológico y socio-cultural relacionado con la sexualidad. En
términos generales, estos resultados son similares a los obtenidos por Vargas
Ruiz (2007) en la investigación realizada con estudiantes de Costa Rica.

Los resultados de las respuestas a las afirmaciones que conforman el


componente actitudinal de la escala de salud sexual, que se presentan en
la Tabla 3, revelan que, con porcentajes próximos o superiores al 70%, tanto
chicos como chicas están en desacuerdo o totalmente en desacuerdo con que
las relaciones sexuales prematrimoniales sean perjudiciales para hombres o
para mujeres (as19 y as20); con que las mujeres y hombres “valgan más”
cuando son vírgenes (as22 y as23); con que la masturbación sea una práctica
exclusiva de los hombres (as29); con que los hombres que se preocupan por
su apariencia física son “gays” o las mujeres que no lo hacen son “lesbianas”

66
(as30 y as31), habiendo una mayor proporción de mujeres que presentan
mayores niveles de desacuerdo en este ítem (as30=90.6%) siendo la diferencia
estadísticamente significativa (al nivel .05) en comparación con los hombres
(72.5%), lo que puede tener que ver con la mayor carga homofóbica que
presenta la construcción de la subjetividad masculina, como plantea Bonino
(2002) y Martínez Benlloch (2008). En niveles similares de desacuerdo se
encuentra la afirmación “no voy a tener relaciones sexuales hasta el
matrimonio” (as34), de que “masturbarse es pecado” (as35), y la posibilidad de
que chicos o chicas se sientan presionados directa o indirectamente para tener
relaciones sexuales (as36). En general no sienten vergüenza cuando hablan de
sexo (as28), aunque hay una tendencia a que sientan menos vergüenza las
chicas (71.7%) frente a los chicos (56.5%).

Con respecto a los ítems que hacen referencia al sentir temor de tener
relaciones sexuales por miedo a un embarazo o a infecciones de transmisión
sexual (as25, as26 y as27), es de destacar que las chicas presentan unos
porcentajes de acuerdo que oscilan entre 24 y 34%, siendo el temor al
embarazo (as25) estadísticamente significativo en comparación con los chicos,
el 34% de la chicas muestran temor frente al 13% de los chicos. La visión
androcéntrica de la relación sexual se ve reflejada en la consideración de que
el hombre necesita más las relaciones sexuales que la mujer (as24), estando
de acuerdo el 33.3% de los chicos y el 50% de las chicas, y la posición
genitalista queda reflejada en que el 31.9% de los chicos y el 30.8% de las
chicas piensan que la relación sexual siempre tiene que terminar con la
penetración coito vaginal (as32).

67
Tabla 3. ACTITUDES SOBRE SALUD SEXUAL POR SEXO. (PORCENTAJES)
Items. Sig sexo
chicos chicas
De Ni acuerdo En De Ni acuerdo En
acuerdo ni desacuerdo acuerdo ni desacuerdo
desacuerdo desacuerdo
as19 2,9% 21,7% 75,4% 7,5% 17,0% 75,5%
as20 5,8% 20,3% 73,9% 5,7% 15,1% 79,2%
as21 18,8% 24,6% 56,5% 24,5% 35,8% 39,6%
as22 5,8% 20,3% 73,9% 13,2% 20,8% 66,0%
as23 8,7% 23,2% 68,1% 11,3% 13,2% 75,5%
as24 33,3% 21,7% 44,9% 50,0% 18,0% 32,0%
as25 13,0% 14,5% 72,5% 34,0% 18,9% 47,2%
(.009)*
as26 14,7% 16,2% 69,1% 28,3% 17,0% 54,7%
as27 18,8% 20,3% 60,9% 24,5% 22,6% 52,8%
as28 (.078) 18,8% 24,6% 56,5% 5,7% 22,6% 71,7%
as29 13,0% 13,0% 73,9% 13,2% 13,2% 73,6%
as30 10,1% 17,4% 72,5% 3,8% 5,7% 90,6%
(.044)*
as31 8,7% 11,6% 79,7% 3,8% 11,3% 84,9%
as32 31,9% 23,2% 44,9% 30,8% 21,2% 48,1%
as33 29,4% 52,9% 17,6% 50,9% 30,2% 18,9%
(.028)*
as34 8,7% 0,0% 91,3% 7,5% 5,7% 86,8%
as35 5,8% 7,2% 87,0% 9,4% 13,2% 77,4%
as36 10,3% 16,2% 73,5% 7,5% 7,5% 84,9%
El estadístico de chi-cuadrado es significativo en el nivel 0.05.

Con respecto a actitudes de desigualdad alrededor de la experiencia


sexual, es de destacar, con diferencias estadísticamente significativas en
comparación con los chicos, una mayor proporción de chicas (50,9%) que
están de acuerdo en la preferencia de que su pareja sea más experimentada
que ellas en asuntos relacionados con la sexualidad, frente a los chicos, de los
cuales solo el 29.4% lo preferiría (as33). Estos datos hacen pensar en ciertas
tendencias a posicionarse frente a la relación sexual, como persona
experimentada que asume la responsabilidad activa de la relación en el caso
de los chicos y como persona pasiva que se deja llevar por el otro, al tener

68
menos experiencia, en el caso de las chicas; marcando posiciones desiguales
claramente sexistas y confirmando la posible existencia de relaciones
asimétricas entre chicos y chicas potencialmente generadoras de violencia
emocional y simbólica, y que, además, perpetúan los estereotipos de género.

Sobre las prácticas sexuales en salud sexual (Tabla 4) que se


investigaron, el 63.2% de los chicos y el 62.3% de las chicas se catalogaron
como personas sexualmente activas (ps69), el 21.7% de los chicos y el 13.5%
de las chicas practican siempre o casi siempre el sexo oral cuando tienen
relaciones sexuales (ps58), y 17.9% de los chicos y 9.6% de las chicas
practican la masturbación (ps57). Una cuarta parte de la población masculina
(26.9%) y casi tres cuartas partes de la femenina (65.4%) nunca o casi nunca
han practicado la masturbación; en la medición de esta práctica se presentan
diferencias estadísticamente significativas (.000*) dado el mayor porcentaje de
chicos que de chicas que practica la masturbación. En este caso se perciben
diferencias relacionables con la construcción de la subjetividad femenina donde
el disfrute, el goce y el placer del cuerpo femenino a través del autoerotismo
sigue condicionado por la presión sociocultural, sexista y genérica alrededor
de prohibir o limitar la sexualidad femenina, perpetuando el concepto pernicioso
y de pecado que aún se mantiene en el imaginario cultural o inconsciente
colectivo sobre la masturbación. En términos generales, estos resultados sobre
prácticas de salud sexual son similares a los obtenidos por Vargas Ruiz (2007)
en la investigación realizada con estudiantes de Costa Rica.

69
Tabla 4. PRÁCTICAS SOBRE SALUD SEXUAL POR SEXO. (PORCENTAJES)
Item sexo
chicos chicas
ps69 Sí 63,2% 62,3%
No 36,8% 37,7%

Items. Sig sexo


chicos chicas
ps57 Siempre o casi siempre 17,9% 9,6%
(.000)* A veces 55,2% 25,0%
Nunca o casi nunca 26,9% 65,4%
ps58 Siempre o casi siempre 21,7% 13,5%
A veces 20,3% 21,2%
Nunca o casi nunca 58,0% 65,4%

El estadístico de chi-cuadrado es significativo en el nivel 0.001

b). Comparación de las puntuaciones promedio en función del sexo y


otras variables sociodemográficas:

Los conocimientos, actitudes y prácticas de salud sexual de la población


estudiada, en forma conjunta, resultaron en una puntuación de nivel medio,
teniendo en cuenta la clasificación del nivel de puntuación mencionado
anteriormente para la ESSR (Tabla 1) y tomados de Vargas Ruiz (2007). Para
comprobar si la edad establecía diferencias significativas en cuanto a las
puntuaciones medias de conocimientos, actitudes y prácticas sexuales, se
dividió la muestra en dos grupos diferentes: jóvenes (chicos y chicas de 15 y 16
años) y mayores (chicos y chicas de 17 a 19 años). Los datos se muestran en
la tabla 5.

70
Tabla 5. PUNTACIONES PROMEDIO EN CAP DE SALUD SEXUAL POR SEXO Y
EDAD
sexo grupo edad Media Desv. típ.
conocimientos salud sexual chicos jóvenes 6,375 1,5811
mayores 7,000 1,6931
Total 6,683 1,6542
chicas jóvenes 6,258 1,7121
mayores 6,944 1,4337
Total 6,510 1,6346
Total jóvenes 6,317 1,6346
mayores 6,980 1,5876
Total 6,607 1,6405
actitudes salud sexual chicos jóvenes 52,063 12,1255
mayores 55,516 12,7485
Total 53,762 12,4573
chicas jóvenes 50,194 9,4178
mayores 53,222 12,0565
Total 51,306 10,4447
Total jóvenes 51,143 10,8313
mayores 54,673 12,4221
Total 52,688 11,6341
prácticas salud sexual chicos jóvenes 3,875 2,0907
mayores 4,129 1,9104
Total 4,000 1,9919
chicas jóvenes 2,774 2,6421
mayores 2,222 2,1298
Total 2,571 2,4580
Total jóvenes 3,333 2,4230
mayores 3,429 2,1794
Total 3,375 2,3099

En cuanto a las categorías específicas, según los contrastes


multivariados realizados, en los conocimientos en salud sexual no se observan
diferencias por sexo en las puntuaciones promedio, sin embargo con respecto
a los grupos de edad existen diferencias estadísticamente significativas, siendo
mayor el nivel de conocimientos en el grupo de mayores (Prueba T para la
igualdad de medias: p=.026); en actitudes de salud sexual no se observan
diferencias por el sexo y la edad; y en las prácticas de salud sexual, no se
observan diferencias significativas por edad, pero sí por sexo, siendo mayor el

71
nivel de prácticas en salud sexual en los chicos en comparación con las chicas
(Prueba T para la igualdad de medias: p=.001). Como recuerda Vargas Ruiz
(2007), esto no significa que las chicas tengan malas prácticas en salud sexual
sino que, de acuerdo con las afirmaciones que se introdujeron en esta
categoría, son muy pocas las que se consideran sexualmente activas o se
masturban o hacen el sexo oral. Estos datos podrían hacer pensar que en el
caso de las chicas el componente genérico repercute en una posición pasiva
ante las prácticas autoeróticas o de masturbación, tal vez al no significarse el
placer corporal femenino de forma positiva desde el imaginario cultural.

En general, los conocimientos, actitudes y prácticas sobre salud sexual


de los y las estudiantes mantienen los mismos niveles medios sin importar
algunas características sociodemográficas como el tener o no tener pareja, el
tipo de estudios (ESO, Bachillerato de Ciencias o de Humanas), el centro
educativo al que pertenecen, las ocupaciones parentales, los estudios
parentales o el tipo de actividad sexual (no actividad, actividad heterosexual o
actividad sexual no normativa).

No obstante, en las pruebas post hoc (HSD de Tukey) realizadas sí


aparecen diferencias significativas en las siguientes variables estudiadas:

- Existen diferencias estadísticamente significativas en las actitudes de


salud sexual entre estudiantes de ESO y estudiantes de Bachillerato de
ciencias, siendo la media de actitudes en salud sexual más alta para los
estudiantes de Bachillerato de ciencias (p=.006). Como no han aparecido
diferencias estadísticamente significativas por edad en las actitudes de salud
sexual, estas diferencias podrían atribuirse en parte, al contenido de las
materias que estudian en el Bachillerato de ciencias, en el sentido de que éstas
ayuden a mejorar las actitudes alrededor de la salud sexual, bien a la selección
espontánea que se da en la elección de un Bachillerato de ciencias, o bien a la
coincidencia de un grupo de estudiantes con actitudes alrededor de la salud
sexual más positivas en este caso.

72
actitudes salud sexual
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto para alfa
= .05
Nivel estudios N 1 2
4º ESO 61 49,525
Bach HH 23 52,957 52,957
Bach CC 29 57,931
Sig. ,444 ,185
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
31,795.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

- Existen diferencias estadísticamente significativas en las actitudes de


salud sexual entre los estudiantes de uno de los centros de Benidorm (IES.
Pere María Orts) comparado con el IES de Catadau (p=.020), siendo la media
del IES Pere María Orts más baja que el IES de Catadau, teniendo en cuenta la
dimensión urbano vs rural que diferencia, entre otras cosas, a ambos centros,
en este caso el urbano es más bajo que el rural. Se trata de un centro con un
porcentaje elevado de personas inmigrantes de nueva incorporación,
composición que podría estar repercutiendo negativamente en las actitudes
alrededor de la salud sexual. Por otro lado, el centro rural, es un centro de un
número reducido de alumnos que podría estar contribuyendo positivamente en
las actitudes de estos chicos y chicas o que puedan haber recibido una
formación en educación sexual. No obstante estas diferencias no pueden ser
concluyentes sin tener en cuenta otras variables que pueden estar
repercutiendo en los datos.

73
actitudes salud sexual
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto para alfa
= .05
Centro N 1 2
Pere 41 48,927
Bea 44 53,318 53,318
Veles 16 54,125 54,125
Cata 15 59,000
Sig. ,411 ,331
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
22,691.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

- Es llamativo que no haya diferencias estadísticamente significativas en


los conocimientos, actitudes y prácticas de salud sexual ni por las ocupaciones
parentales, ni por los estudios parentales. Esto se podría entender porque la
mayor parte de la muestra tiene un nivel socio-económico medio-bajo, el 64.8%,
y un nivel socio-cultural medio-bajo, el 56.6%. Habría que contrastar la
existencia o no de diferencias en una muestra más amplia y representativa.

- Existen diferencias estadísticamente significativas en conocimientos de


salud sexual y el tipo de actividad sexual. Se ha dividido la muestra en tres
categorías diferenciadas, aunque desiguales: las personas que se definen sin
actividad sexual, las que se definen con actividad heterosexual y las que se
definen con unas actividades sexuales no normativas (bisexualidad u
homosexualidad) desde la norma social establecida, apareciendo diferencias
en conocimientos de salud sexual entre las personas que no tienen actividad
sexual y las que tienen actividad heterosexual (p=.025) o actividad sexual no
normativa (p=.009), mejorando los conocimientos tanto en las personas con
actividad heterosexual, como en las personas con actividad sexual no
normativa. Se podría deducir de estos datos que la actividad y la práctica
sexual mejoran los conocimientos sobre la salud sexual.

74
conocimientos salud sexual
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto para alfa
= .05
actividad N 1 2
no actividad 42 5,881
hetero 69 6,725 6,725
no normativo 11 7,545
Sig. ,187 ,204
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
23,218.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

- Finalmente, destacar que el tener o no tener creencias religiosas no influye en


los conocimientos actitudes y prácticas de salud sexual en los chicos y chicas
estudiados.

4.2.2.- Conocimientos, actitudes y prácticas en Salud Reproductiva:

a). Análisis de los porcentajes de respuesta en función del sexo.

En 1994, en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo


celebrada en el Cairo, se introdujeron cambios sustanciales en el concepto de
planificación familiar como sinónimo de control de natalidad y se evidenció la
necesidad de que los conceptos de planificación familiar y anticoncepción
dieran paso al concepto de salud reproductiva, entendiendo como tal el hecho
de llevar una vida sexual responsable, satisfactoria y segura, además de la
capacidad de reproducirse y decidir libremente cuándo, cómo y cuánto.

Desde este marco conceptual, han sido evaluadas en esta investigación


los conocimientos en salud reproductiva a través del cuestionario ESSR
(Tabla 6), resultando que chicos y chicas consideran que es cierto, con
porcentajes que superan el 80%, que las píldoras anticonceptivas son un

75
método efectivo para prevenir embarazos (ssr13), que hay días en que una
mujer tiene más posibilidades de quedar embarazada (ssr14) y que tienen
acceso a información sobre métodos anticonceptivos (ssr16) y acceso a
métodos anticonceptivos (ssr18). Más del 60% de los chicos y chicas piensan
que después de los 40 años los hombres deben hacerse un examen de
próstata (ssr15) y que tienen acceso a información sobre planificación familiar
(srr17). Sin embargo, es llamativo cómo el 34% de las chicas y el 44.9% de los
chicos no saben que la ducha vaginal no previene el embarazo (ssr12), así
como que el 56.6% de las chicas y el 50.7% de los chicos no saben si las
píldoras anticonceptivas causan cáncer (ssr11), esto podría tener que ver con
que este método de prevención de embarazos todavía se encuentre rodeado
de una amplia gama de mitos, falacias y errores científicos que ejercen
influencia sobre su no utilización. También, más chicas que chicos, el 43.4%
frente al 31.9% aseguran que la abstinencia es el único método anticonceptivo
ciento por ciento seguro (ssr10). Estos datos parecen corroborar una vez más
otras investigaciones, como la de Vargas Ruiz (2007) o la de Stern et al (2003),
en las que se establece que aún persiste la idea de que son las chicas las
encargadas de la salud reproductiva teniendo, por lo general, ellas más
información y más adecuada para llevar una vida sexual sana, responsable y
segura.

Tabla 6. CONOCIMIENTOS SOBRE SALUD REPRODUCTIVA POR SEXO. (PORCENTAJES)


sexo
chicos chicas
Ítems. cierto falso no sabe cierto falso no sabe
ssr10 31,9% 52,2% 15,9% 43,4% 35,8% 20,8%
ssr11 1,4% 47,8% 50,7% 3,8% 39,6% 56,6%
ssr12 2,9% 52,2% 44,9% 1,9% 64,2% 34,0%
ssr13 82,6% 4,3% 13,0% 86,8% 7,5% 5,7%
ssr14 85,5% 5,8% 8,7% 90,6% 3,8% 5,7%
ssr15 62,3% 0,0% 37,7% 66,0% 1,9% 32,1%
ssr16 85,5% 10,1% 4,3% 79,2% 13,2% 7,5%
ssr17 62,3% 18,8% 18,8% 60,4% 24,5% 15,1%
ssr18 85,5% 10,1% 4,3% 79,2% 18,9% 1,9%

76
En lo referente a las actitudes sobre salud reproductiva (Tabla 7),
entre el 66% y el 94.3% de los chicos y chicas están de acuerdo o totalmente
de acuerdo en que tienen derecho a decidir en qué momento desean tener
hijos e hijas (as39), que pueden acudir a los servicios de salud sexual y
reproductiva sin temor (as41), y están en desacuerdo o totalmente en
desacuerdo el 69% de los chicos y chicas en que es la mujer quien debe tomar
medidas para no quedar embarazada (as40). Es de destacar, con diferencias
estadísticamente significativas (Prueba chi-cuadrado: p=.042), que muchas
más chicas (94.3%) que chicos (77.9%) consideran que tienen derecho a
decidir en qué momento tener hijos, de hecho un 14.7% de los chicos
consideran que están en desacuerdo o totalmente en desacuerdo con tener
este derecho. Con respecto a si la vasectomía deja al hombre con menor
deseo sexual (as37), sólo el 43.5% de los chicos y el 47.2% de las chicas están
en desacuerdo o totalmente en desacuerdo, siendo alto el porcentaje de chicos
(43.5%) y chicas (45.3%) que presentan una posición ambivalente en esta
cuestión, de hecho un 13% de los chicos piensa que sí afecta al deseo sexual,
siendo esto una distorsión o idea equivocada alrededor de la salud reproductiva
del hombre y fruto del desconocimiento de estos chicos del aparato sexual
masculino y su fisiología. Finalmente, el 39.7% de los chicos frente al 56.6% de
las chicas están en desacuerdo o totalmente en desacuerdo en que cuando
una mujer está menstruando no debe tener relaciones sexuales (as38), sobre
ser mayor el porcentaje de chicas que son conscientes de esta idea
equivocada y preconcebida, aún el 20.8% de las mismas y el 29.4% de los
chicos dicen estar de acuerdo con esta afirmación, constatando que todavía
existen prejuicios alrededor de la salud reproductiva que conviene trabajar y
mejorar en mayor medida con los chicos, pero también en las chicas.

77
Tabla 7. ACTITUDES SOBRE SALUD REPRODUCTIVA POR SEXO. (PORCENTAJES)
sexo
chicos chicas
Ni acuerdo ni En Ni acuerdo ni En
Items Sig. De acuerdo desacuerdo desacuerdo De acuerdo desacuerdo desacuerdo
as37 13,0% 43,5% 43,5% 7,5% 45,3% 47,2%
as38 29,4% 30,9% 39,7% 20,8% 22,6% 56,6%
as39 (.042)* 77,9% 7,4% 14,7% 94,3% 1,9% 3,8%
as40 11,6% 18,8% 69,6% 11,5% 19,2% 69,2%
as41 69,6% 18,8% 11,6% 66,0% 17,0% 17,0%
El estadístico de chi-cuadrado es significativo en el nivel 0.05.

Alrededor de las prácticas en salud reproductiva (Tabla 8), el 68.2%


de los chicos y el 76.9% de las chicas afirma usar algún método anticonceptivo
cuando tiene relaciones sexuales coitales vaginales (ps63), el 66.2% de los
chicos y el 68% de las chicas dicen haber utilizado algún método
anticonceptivo en su última relación sexual (ps70), con respecto a la
información sobre métodos anticonceptivos (ps59), planificación familiar (ps60)
e información sobre el aparato reproductivo (ps61) son más los chicos, entre el
33.3% y el 50.7%, que no se informan nunca o casi nunca, mientras que las
chicas se sitúan entre el 18% y el 49.1%. Aun siendo estos porcentajes
importantes para ambos sexos en lo que respecta a no tener una adecuada
información sobre su salud reproductiva, es de destacar con diferencias
estadísticamente significativas (Prueba chi-cuadrado: p=.055) que son muchas
más las chicas (49.1%) que siempre o casi siempre se informan sobre métodos
anticonceptivos (ps59) que los chicos (29%), constatando una vez más la
tendencia a poner una mayor carga de responsabilidad sobre las chicas en lo
que respecta a la salud reproductiva, alejándose este dato de actitudes
igualitarias, equitativas y corresponsables entre los sexos en esta materia. Con
respecto al reconocimiento de su cuerpo y de sus genitales, el 47.8% de los
chicos y el 65.4% de las chicas no tiene mucha costumbre de revisar sus
genitales para detectar cambios o anormalidades (ps62), siendo además esta
diferencia próxima a la significación (p=.053) al ser muchas más las chicas que
no reconocen sus genitales, coincidiendo este hecho con la realidad del

78
desconocimiento en algunas mujeres de la anatomía y funcionalidad de los
genitales femeninos.

Finalmente, chicos y chicas no se comunican lo suficiente cuando deben


tratar el tema del uso de métodos anticonceptivos con las personas con las que
van a tener relaciones sexuales (ps64), un 26% de chicos y chicas no hablan
nunca o casi nunca y sólo el 47.8% de los chicos hablan siempre o casi
siempre del tema frente al 66% de las chicas. Estas diferencias son
estadísticamente significativas (Prueba chi-cuadrado: p=.028), volviendo a
corroborar la mayor implicación de las chicas en los temas de salud
reproductiva.

Tabla 8. PRÁCTICAS SOBRE SALUD REPRODUCTIVA POR SEXO. (PORCENTAJES)


sexo
chicos chicas
Siempre o Nunca o casi Siempre o Nunca o casi
Items Sig. casi siempre A veces nunca casi siempre A veces nunca
ps59 (.055)* 29,0% 37,7% 33,3% 49,1% 32,1% 18,9%
ps60 14,5% 34,8% 50,7% 24,5% 26,4% 49,1%
ps61 20,3% 33,3% 46,4% 32,1% 28,3% 39,6%
ps62 (.053)* 20,3% 31,9% 47,8% 21,2% 13,5% 65,4%
ps63 68,2% 7,6% 24,2% 76,9% 3,8% 19,2%
ps64 (.028)* 47,8% 25,4% 26,9% 66,0% 7,5% 26,4%
sexo
Item chicos chicas
ssr70 Sí 66,2% 68,0%
No 33,8% 32,0%
El estadístico de chi-cuadrado es significativo en el nivel 0.05.

En general, estos datos son coincidente con la investigación de Vargas


Ruiz (2007), donde en el caso de las chicas, los resultados también indican que
ellas hablan más sobre el uso de métodos anticonceptivos con sus parejas
sexuales, que se informan más sobre el uso de métodos, sobre enfermedades
del aparato reproductivo y sobre planificación familiar, y que una mayor
proporción usó alguna forma de anticoncepción cuando tuvo relaciones
sexuales coitales vaginales.

79
b). Comparación de las puntuaciones promedio en función del sexo y
otras variables sociodemográficas:

La muestra de chicos y chicas estudiada obtuvo un nivel de puntuación


medio en los conocimientos, actitudes y prácticas en salud reproductiva,
teniendo en cuenta la clasificación del nivel de puntuación mencionado para la
ESSR (Tabla 1) y tomado de Vargas Ruiz (2007). En cuanto a las categorías
específicas, según los contrastes multivariados realizados, en los
conocimientos, actitudes y prácticas en salud reproductiva no se observan
diferencias estadísticamente significativas por sexo en las puntuaciones
promedio, aunque se percibe una tendencia a ser mayores las medias de las
chicas en todas las categorías. Sin embargo, con respecto a los grupos de
edad se observan diferencias estadísticamente significativas, siendo mayor el
nivel de conocimientos en salud reproductiva en el grupo de mayores (Prueba
T para la igualdad de medias: p=.011), mejorando también con la edad las
actitudes de salud reproductiva (Prueba T para la igualdad de medias: p=.005).
Es de destacar que en este caso, los chicos y chicas de entre 17 y 19 años
obtienen un nivel de puntuación alto, frente a los de 15 y 16, que obtienen una
puntuación en actitudes de nivel medio, como se muestra en la tabla 9.

80
Tabla 9. PUNTUACIONES PROMEDIO EN CAP EN SALUD REPRODUCTIVA POR SEXO Y
EDAD
Sexo grupo edad Media Desv. típ.
conocimientos salud reproductiva chicos jóvenes 5,355 1,6643
mayores 6,625 2,2252
Total 6,000 2,0557
chicas jóvenes 5,929 1,8645
mayores 6,368 1,4610
Total 6,106 1,7097
Total jóvenes 5,627 1,7704
mayores 6,529 1,9632
Total 6,045 1,9079
actitudes salud reproductiva chicos jóvenes 12,935 3,1826
mayores 15,188 3,6495
Total 14,079 3,5845
chicas jóvenes 14,571 3,1083
mayores 15,316 3,1456
Total 14,872 3,1111
Total jóvenes 13,712 3,2273
mayores 15,235 3,4385
Total 14,418 3,3983
prácticas salud reproductiva chicos jóvenes 11,742 5,4831
mayores 13,594 6,1427
Total 12,683 5,8553
chicas jóvenes 14,071 5,4970
mayores 13,211 5,4730
Total 13,723 5,4442
Total jóvenes 12,847 5,5672
mayores 13,451 5,8491
Total 13,127 5,6813

En general, los conocimientos, actitudes y prácticas de salud


reproductiva de los y las estudiantes mantienen los mismos niveles medios o
altos sin importar algunas características sociodemográficas como el tener o no
tener pareja, el tipo de estudios (ESO, Bachillerato de Ciencias o de Humanas),
el centro educativo al que pertenecen, las ocupaciones parentales, los estudios
parentales o el tipo de actividad sexual (no actividad, actividad heterosexual o
actividad sexual no normativa). No obstante, en las pruebas post hoc (HSD de

81
Tukey) realizadas sí aparecen diferencias significativas entre las siguientes
variables estudiadas:

- Con respecto a las prácticas de salud reproductiva se encuentran


diferencias estadísticamente significativas para los y las estudiantes que tienen
pareja, mejorando en la media del cómputo global de esta categoría (Prueba T
para la igualdad de medias: p=.040). Se pueden entender puntuaciones más
altas en prácticas como efecto simple o como consecuencia de tener pareja.

- En relación a las actitudes de salud reproductiva éstas mejoran, con


diferencias estadísticamente significativas, entre los y las estudiantes de
Bachillerato de Ciencias frente a los y las de ESO (Pruebas post hoc. HSD de
Tukey: p=.001). Estas diferencias se podrían entender, al igual que en el caso
de las diferencias en actitudes de salud sexual, bien por las materias que
estudian en el Bachillerato de ciencias y que éstas contribuyan a mejorar las
actitudes alrededor de la salud reproductiva, bien la selección espontánea que
se da en la elección de un Bachillerato de ciencias, bien la coincidencia de un
grupo de estudiantes con actitudes alrededor de la salud reproductiva más
adecuadas en este caso o, finalmente, por la diferencia de edad entre los
estudiantes de ESO y los de Bachillerato de Ciencias, ya que también es
significativa, como se mostraba anteriormente, la diferencia en actitudes hacia
la salud reproductiva entre grupos de jóvenes y de mayores.

82
actitudes salud reproductiva
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto para alfa
= .05
Nivel estudios N 1 2
4º ESO 62 13,226
Bach HH 24 14,708 14,708
Bach CC 30 15,867
Sig. ,166 ,331
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
32,920.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

- Existen diferencias estadísticamente significativas en las actitudes de


salud reproductiva entre los estudiantes del IES. Pere Maria Orts de Benidorm
comparado con el IES de Catadau (Prueba HDS de Tukey: p=.026) y el IES.
Veles e Vents de Gandia comparado también con el IES de Catadau (Prueba
HDS de Tukey: p=.005), siendo la media de las actitudes de salud reproductiva
más alta en este último Instituto. Se podrían explicar estas diferencias por la
ubicación de los centros, en este caso los más urbanos y con mayor número de
inmigrantes tienen un nivel medio en actitudes de salud reproductiva frente a
un nivel alto en el Instituto de Catadau perteneciente a una población pequeña
y de carácter rural, entre otras características diferenciales.

83
actitudes salud reproductiva
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto para alfa
= .05
Centro N 1 2
Veles 16 12,438
Pere 43 13,651
Bea 44 14,886 14,886
Cata 16 16,438
Sig. ,064 ,388
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
23,394.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

- Es llamativo que no haya diferencias estadísticamente significativas en


los conocimientos, actitudes y prácticas de salud reproductiva ni por las
ocupaciones parentales, ni por los estudios parentales, al igual que en salud
sexual, atribuible quizá a limitaciones de muestreo.

- Existen diferencias estadísticamente significativas entre conocimientos


de salud reproductiva y el tipo de actividad sexual, apareciendo diferencias
entre las personas que no tienen actividad sexual y las que tienen actividad
heterosexual (Prueba HDS de Tukey: p=.013), mejorando los conocimientos
en éstas. Al igual que en el caso de la salud sexual, se podría deducir de estos
datos que la actividad y práctica sexual mejoran los conocimientos sobre la
salud reproductiva. Con respecto a las prácticas de salud reproductiva éstas
también mejoran y aumentan, con diferencias estadísticas significativas en las
personas que tienen actividad heterosexual y las que tienen actividad sexual no
normativa frente a las que no tiene actividad sexual, aunque este dato es lógico
pues las personas que no tienen actividad sexual no pueden tener práctica en
la misma. Estos datos son coincidentes con la investigación desarrollada por
Vargas Ruiz (2007)

84
conocimientos salud reproductiva
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto
para alfa = .05
actividad N 1
no actividad 42 5,405
no normativo 11 5,636
hetero 69 6,449
Sig. ,135
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
23,218.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

prácticas salud reproductiva


a,b
HSD de Tukey
Subconjunto para alfa
= .05
actividad N 1 2
no actividad 35 10,086
hetero 67 14,284
no normativo 11 15,455
Sig. 1,000 ,738
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
22,320.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

- Finalmente, el tener o no tener creencias religiosas no influye en los


conocimientos, actitudes y prácticas de salud reproductiva en los chicos y
chicas estudiados.

4.2.3.- Actitudes y prácticas en vih/sida/ITS.

a). Análisis de los porcentajes de respuesta en función del sexo.


En cuanto a las actitudes hacia las personas que tienen vih (Tabla 10), el
71% de los chicos y el 90.6% de las chicas están en desacuerdo o totalmente
en desacuerdo con que éstas deban estar apartadas en algún lugar especial

85
(as42). Es de destacar en este ítem la diferencia estadísticamente significativa
(Prueba chi-cuadrado: p=.028) entre los sexos, siendo mucho más la actitud de
aceptación hacia las personas con vih por parte de las chicas que de los chicos,
que parece que tienen más dificultades en es sentido. De hecho, hay que
resaltar que un 14.5 % de los chicos estaría de acuerdo con excluir en algún
lugar especial a las personas con vih frente a un 3.8% de las chicas que
piensan lo mismo, y con respecto a poder abrazar a una persona que tiene el
vih (as47), aun cuando el 71% de los chicos y chicas estén de acuerdo o
totalmente de acuerdo, es de destacar que el 17.4% de los chicos están en
desacuerdo o totalmente en desacuerdo y en este caso también el 17% de las
chicas. También, llama la atención que solo el 36% de los chicos y chicas
estarían de acuerdo o totalmente de acuerdo con la posibilidad de entablar
amistad o tener contacto con personas que vivan con el vih (as44), mostrando
en estos casos actitudes que van desde la ambivalencia hasta el rechazo
directo hacia las personas seropositivas. Apesar de la cantidad de información
que reciben por las campañas realizadas al efecto, todavía se siguen
manteniendo prejuicios en los chicos y chicas, ratificando el axioma básico de
la educación para la salud en el que se plantea que la información por si sola
no es suficiente para el cambio actitudinal necesario en el ámbito de la
sexualidad humana. Estos datos son coincidentes con el informe de la
Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA) (en prensa; Fuster,
2009).

86
Tabla 10. ACTITUDES SOBRE VIH/SIDA/ITS POR SEXO. (PORCENTAJES)
Items Sig. sexo
chicos chicas
De Ni acuerdo ni En De acuerdo Ni acuerdo ni En
acuerdo desacuerdo desacuerdo desacuerdo desacuerdo
as42 (.028)* 14,5% 14,5% 71,0% 5,7% 3,8% 90,6%
as43 20,3% 18,8% 60,9% 15,1% 18,9% 66,0%
as44 36,2% 39,1% 24,6% 36,5% 38,5% 25,0%
as45 14,5% 11,6% 73,9% 9,4% 7,5% 83,0%
as46 11,6% 10,1% 78,3% 9,4% 15,1% 75,5%
as47 71,0% 11,6% 17,4% 71,7% 11,3% 17,0%
as48 (.054)* 13,0% 17,4% 69,6% 11,3% 3,8% 84,9%
El estadístico de chi-cuadrado es significativo en el nivel 0.05.

Con unas proporciones que oscilan entre el 60% y el 80%, chicos y


chicas están en desacuerdo o totalmente en desacuerdo con que es mejor no
tener ninguna clase de contacto con personas infectadas por el vih (as43), con
que la gente que se infectó por el vih es porque se lo merece (as45), con que el
sida es una enfermedad de las mujeres que ejercen la prostitución (as46) y con
que solo los y las trabajadoras/es del sexo pueden transmitir una ITS (as48).
Siendo esta última afirmación estadísticamente significativa en función del sexo,
ya que muchas más chicas (84.9%) que chicos (69.6%) están en desacuerdo
(Prueba chi-cuadrado: p=.054).

Los resultados obtenidos en la dimensión sobre actitudes hacia el vih,


que se aproximan a los de la investigación de Vargas Ruiz (2007), pese a
apuntar en un dirección positiva, no dejan de revelar que, como plantea
Grimberg (2001), el problema vih/sida intersecciona con núcleos estratégicos
de la vida social y de las dimensiones de la subjetividad, a la vez que actualiza
categorías clasificatorias morales estigmatizantes de prácticas, sujetos y
grupos sociales. Esto pone de manifiesto, los límites de las construcciones
sociales que reducen la sexualidad a reproducción o patología.

87
Con respecto a las prácticas en relación con el vih/sida/ITS, el 100%
de los chicos y chicas aseguran no tener en el presente (ssr71) ni haber tenido
en el pasado (ssr72) ninguna infección de transmisión sexual. En los mismos
términos, niegan haber pagado para tener relaciones sexuales (ssr74) y,
finalmente, el 97.1% niega haber tenido sexo con personas desconocidas por
presión de sus amistades (ssr73), como se observa en la tabla 11. Sólo dos
chicos de la muestra (2.9%) afirman haber tenido sexo en estas condiciones.

Tabla. 11. PRÁCTICAS SOBRE VIH/SIDA/ITS POR SEXO. (PORCENTAJES)


Items sexo
chicos chicas
ssr71 Sí 0,0% 0,0%
No 100,0% 100,0%
ssr72 Sí 0,0% 0,0%
No 100,0% 100,0%
ssr73 Sí 2,9% 0,0%
No 97,1% 100,0%
ssr74 Sí 0,0% 0,0%
No 100,0% 100,0%

b). Comparación de las puntuaciones promedio en función del sexo y


otras variables sociodemográficas:

Los chicos y chicas de la muestra estudiada resultaron en una


puntuación de nivel medio para las actitudes frente al vih/sida/ITS y una
puntuación de nivel alto para las prácticas en esta misma dimensión, teniendo
en cuenta la clasificación del nivel de puntuación para la ESSR (Tabla 1) y
tomado de Vargas Ruiz (2007). No se observan, diferencias estadisticamente
significativas por sexo, ni tampoco por grupos de edad. Estos datos son
coincidentes con la muestra de estudiantes de la investigación de Vargas Ruiz
(2007). Los resultados señalan que las chicas suelen obtener mejores
resultados, con actitudes más positivas que los chicos, sobre todo en las
actitudes alrededor del vih/sida/ITS. (Tabla 12) Esta tendencia de los chicos a
tener actitudes más negativas podría confirmar la necesidad del trabajo
actitudinal en la construcción de las subjetividades masculinas, ya que, como

88
se va describiendo en el área actitudinal, los chicos obtiene unas puntuaciones
menos positivas en las distintas dimensiones estudiadas por la ESSR.

Tabla 12. PUNTUACIONES PROMEDIO EN AP DE VIH/SIDA/ITS


Sexo grupo edad Media Desv. típ.
actitudes VIH chicos jóvenes 19,333 5,9330
mayores 21,606 7,0708
Total 20,420 6,5539
chicas jóvenes 20,909 5,3348
mayores 22,526 4,0739
Total 21,500 4,9329
Total jóvenes 20,087 5,6692
mayores 21,942 6,1178
Total 20,884 5,9135
prácticas VIH chicos jóvenes 4,000 0,0000
mayores 3,939 0,2423
Total 3,971 0,1690
chicas jóvenes 4,000 0,0000
mayores 4,000 0,0000
Total 4,000 0,0000
Total jóvenes 4,000 0,0000
mayores 3,962 0,1942
Total 3,983 0,1280

En general, la puntuación de las actitudes alrededor del vih/sida/ITS


permanece en un nivel medio y en un nivel alto para las prácticas de vih,
indistintamente de diferentes características sociodemográficas como el sexo,
edad, estar o no estar en pareja actualmente, tener creencias religiosas o no, el
nivel socio-económico-cultural parental o del tipo de actividad sexual que tenga
la persona. No obstante, en las pruebas post hoc (HSD de Tukey) realizadas sí
aparecen diferencias significativas en dos de las variables estudiadas:

- En relación a las actitudes de vih/sida/ITS, se presentan diferencias


estadísticamente significativas entre los y las estudiantes de ESO y Bachillerato
de Ciencias (Pruebas post hoc. HSD de Tukey: p=.035), siendo mejores en

89
este ultimo grupo, como ya ocurría en las actitudes de salud sexual y
reproductiva.

actitudes VIH
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto
para alfa = .05
Nivel estudios N 1
4º ESO 63 19,397
Bach HH 25 21,960
Bach CC 30 22,633
Sig. ,061
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
33,630.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

- Existen diferencias estadísticamente significativas en las actitudes de


vih/sida/ITS entre los estudiantes del IES. Veles e Vents de Gandia comparado
con el IES de Catadau (Prueba HDS de Tukey sig .024), mejorando las
actitudes en este último centro.

4.2.4.- Actitudes y prácticas en el uso del preservativo.

a). Análisis de los porcentajes de respuesta en función del sexo.

De acuerdo con los resultados obtenidos en la medición de actitudes


sobre el uso del preservativo (Tabla 13), chicos y chicas presentan
respuestas diferenciadas. Por ejemplo, el 15.9% de los chicos, frente al 1.9%
de las chicas, piensa que cuando una persona le pide a otra que use el
preservativo es porque no hay confianza (as50), siendo esta diferencia
estadísticamente significativa en función del sexo (Prueba chi-cuadrado:
p=.031). En la misma línea, el 10.1% de los chicos, frente al 0% de las chicas
piensa, que si hay amor de por medio, no es necesario usar el preservativo
(as52) (Prueba chi-cuadrado: p=.029), y el 20.3% de los chicos, frente al 9.4%

90
de las chicas, piensan que si se conoce bien a la persona, no es necesario usar
el preservativo (as53) (Prueba chi-cuadrado: p=.053). Parece que, para un
grupo de los chicos de la muestra, el tener confianza, conocer o estar
enamorado de la persona con la que se van a tener relaciones sexuales
permiten prescindir del uso del preservativo, como si el amor y la confianza les
hicieran invulnerables ante las infecciones de transmisión sexual o los
embarazos no planificados.

Con porcentajes que oscilan del 50 al 80% para los chicos y del 64 al
92% para las chicas, dicen estar en desacuerdo o totalmente en desacuerdo en
que cuando se tiene pareja estable puede dejarse el uso del preservativo
(as49), que cuando se usa el preservativo no se siente nada (as51), que la
mujer que solicita el uso del preservativo significa que está muy experimentada
(as54) y que es un insulto para el hombre que una mujer le pida usar el
preservativo (as55). En todos los aspectos mencionados las chicas muestran
una mayor tendencia a tener unas actitudes más saludables que los chicos en
lo que se refiere al uso del preservativo.

Finalmente, un resultado a tener en cuenta es que el 31.9% de los


chicos y el 23.1% de las chicas están de acuerdo o totalmente de acuerdo con
que les gustan más las relaciones sexuales cuando no usan el preservativo
(as56). Esto podría confirmar el que se sigue manteniendo la confusión del
sentir placer o del goce en la relación sexual coito vaginal con el uso o no del
preservativo, marcando esto una posición genitalista alrededor de las
relaciones sexuales coitales vaginales.

91
Tabla 13. ACTITUDES SOBRE USO DEL PRESERVATIVO POR SEXO. (PORCENTAJES)
sexo
chicos chicas
Ni acuerdo
ni En Ni acuerdo ni En
Items Sig. De acuerdo desacuerdo desacuerdo De acuerdo desacuerdo desacuerdo
as49 24,6% 24,6% 50,7% 18,9% 17,0% 64,2%
as50 (.031)* 15,9% 4,3% 79,7% 1,9% 7,5% 90,6%
as51 10,1% 21,7% 68,1% 5,7% 18,9% 75,5%
as52 (.029)* 10,1% 13,0% 76,8% 0,0% 7,5% 92,5%
as53 (.053)* 20,3% 11,6% 68,1% 9,4% 3,8% 86,8%
as54 19,1% 16,2% 64,7% 7,5% 22,6% 69,8%
as55 11,6% 7,2% 81,2% 7,5% 9,4% 83,0%
as56 31,9% 36,2% 31,9% 23,1% 34,6% 42,3%
El estadístico de chi-cuadrado es significativo en el nivel 0.05.

Los resultados obtenidos para las prácticas en el uso del preservativo


(Tabla 14) revelan que 74.2% de los chicos y 83% de las chicas lo usan
siempre o casi siempre cuando tienen relaciones sexuales coitales vaginales
(ps65). Sin embargo, es llamativo que 15.4% de los chicos y 9.4% de las chicas
afirman tener relaciones sexuales coitales vaginales sin usar el preservativo
(ps66). Finalmente, entre el 60 y el 70% de los chicos y chicas afirman
comprobar que no esté roto el preservativo antes de usarlo (ps67) y
comprueban la fecha de caducidad (ps68).

Tabla 14. PRÁCTICAS SOBRE USO DEL PRESERVATIVO POR SEXOS (PORCENTAJES)
sexo
chicos chicas
Siempre o Nunca o Siempre o Nunca o
casi siempre A veces casi nunca casi siempre A veces casi nunca
ps65 74,2% 12,1% 13,6% 83,0% 1,9% 15,1%
ps66 15,4% 16,9% 67,7% 9,4% 17,0% 73,6%
ps67 69,7% 10,6% 19,7% 67,9% 9,4% 22,6%
ps68 60,6% 7,6% 31,8% 60,4% 1,9% 37,7%

92
b). Comparación de las puntuaciones promedio en función del sexo y
otras variables sociodemográficas.

La puntuación promedio de las actitudes en el uso del preservativo es


de un nivel medio en el caso de los chicos y de un nivel alto para las chicas,
teniendo en cuenta la clasificación del nivel de puntuación mencionado
anteriormente para la ESSR (Tabla 1) y tomado de Vargas Ruiz (2007). Estas
diferencias son estadísticamente significativas en la Prueba T de comparación
de medias (p=.012), mejorando las actitudes en el caso de las chicas. Con
respecto a las prácticas del uso del preservativo, chicos y chicas se sitúan
por igual en un nivel de puntuación medio. Teniendo en cuenta los grupos de
edad, las puntuaciones promedio para las actitudes en el uso del preservativo
se sitúan en un nivel medio para los y las jóvenes de la muestra (15 y 16 años)
frente a un nivel alto para los y las mayores (17 a 19 años). Siendo estas
diferencias significativas en la prueba T (p=.011), mejorando las actitudes con
la edad. Con respecto a las prácticas del uso del preservativo, chicos y chicas,
jóvenes y mayores, tienen una puntuación de nivel medio similar. Según estos
datos se podría plantear que el sexo y la edad son factores que influyen en el
tener unas actitudes saludables a la hora de utilizar el preservativo. Es de
destacar que las chicas de todas las edades mostraron una mejor disposición
hacia el uso del preservativo al haber obtenido una calificación
significativamente mayor que los chicos y ubicándose en la categoría alta de la
clasificación. Estos datos (Tabal 15) son coincidentes con la investigación de
Vargas Ruiz (2007), lo que confirmaría la tendencia, en el caso de los chicos,
sobre todo en los más jóvenes, a mostrar dificultades para tener actitudes
saludables en el uso del preservativo. Parece que la construcción de la
masculinidad viene más problematizada para el manejo positivo de las
actitudes en el uso del preservativo, al igual que ya ocurría con las actitudes
ante el vih/sida/ITS, las actitudes de salud reproductiva y las actitudes de salud
sexual.

93
Tabla 15. PUNTUNTUACIONES PROMEDIO EN AP DE USO DEL PRESERVATIVO
Sexo grupo edad Media Desv. típ.
actitudes condón chicos jóvenes 21,818 6,4974
mayores 25,484 6,0159
Total 23,594 6,4874
chicas jóvenes 25,424 4,6100
mayores 26,526 4,4142
Total 25,827 4,5276
Total jóvenes 23,621 5,8776
mayores 25,880 5,4385
Total 24,595 5,7785
prácticas condón chicos jóvenes 11,061 4,6833
mayores 12,161 4,0340
Total 11,594 4,3815
chicas jóvenes 12,061 4,0539
mayores 11,211 5,1162
Total 11,750 4,4408
Total jóvenes 11,561 4,3752
mayores 11,800 4,4493
Total 11,664 4,3896

De forma específica, las actitudes hacia el uso del preservativo


presentan diferencias según algunas características sociodemográficas. Por
ejemplo, el tener o no tener pareja, siendo la puntuación promedio de las
actitudes alto en el caso de chicos o chicas que están en pareja, frente a los y
las que están sin pareja, cuya puntuación es de un nivel medio. Esta diferencia
significativa en la prueba T (p=.009). Posiblemente la experiencia de estar en
pareja pueda ser un factor que repercuta positivamente a través de la práctica
en la adquisición de actitudes saludables alrededor del uso del preservativo,
como ya ocurría en la dimensión de salud sexual y reproductiva donde chicos y
chicas que tienen prácticas sexuales manejan conocimientos y actitudes más
saludables.

En las pruebas post hoc (HSD de Tukey) realizadas sí aparecen


diferencias significativas en las siguientes variables estudiadas:

94
- En relación a las actitudes hacia el uso del preservativo, se presentan
diferencias estadísticamente significativas entre los y las estudiantes de ESO y
Bachillerato de Ciencias (Pruebas post hoc. HSD de Tukey: p=.000) y de
Humanas (Pruebas post hoc. HSD de Tukey: p=.008), siendo mejores en estos
dos últimos grupos. Estas diferencias también se podrían explicar por las
edades diferentes entre ambos grupos como se acaba de comentar. En las
prácticas de uso del preservativo también existen diferencias entre los y las
estudiantes de ESO y Bachillerato de Humanas.

actitudes condón
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto para alfa
= .05
Nivel estudios N 1 2
4º ESO 63 21,825
Bach HH 24 26,375
Bach CC 30 27,167
Sig. 1,000 ,843
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
33,013.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

prácticas condón
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto para alfa
= .05
Nivel estudios N 1 2
4º ESO 61 10,902
Bach CC 29 11,690 11,690
Bach HH 25 13,520
Sig. ,741 ,204
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
33,012.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.
- Existen diferencias estadísticamente significativas en las actitudes
hacia el uso del preservativo entre los estudiantes del IES Pere María Orts de
Benidorm comparado con el IES Beatriu de Benidorm (Prueba HDS de Tukey:

95
p=.001) y con el IES de Catadau (Prueba HDS de Tukey: p=.001), mejorando
las actitudes en estos dos últimos centros. Es llamativo que el IES de Catadau
suele puntuar más alto que el resto de Institutos en las actitudes sobre distintas
dimensiones. Quizá el hecho de ser un centro de carácter rural y con menor
población podría explicar estas diferencias, aunque habría que explorar otras
variables para poder entenderla diferencias encontradas.

actitudes condón
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto para alfa = .05
Centro N 1 2 3
Pere 44 21,386
Veles 16 23,063 23,063
Bea 44 26,159 26,159
Cata 16 27,750
Sig. ,752 ,260 ,781
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
23,467.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

En general, las puntuaciónes de las actitudes y prácticas sexuales


alrededor del uso del preservativo permanecen en un nivel medio,
indistintamente de otras características sociodemográficas como tener
creencias religiosas o no, el nivel socio-económico-cultural parental o el tipo de
actividad sexual que tenga la persona.

4.3.- ANÁLISIS DE LAS RELACIONES DE LA ESSR CON EL RESTO DE


LOS CONSTRUCTOS.

4.3.1.- CUESTIONARIO DE RELACIONES ENTRE LOS SEXOS (CRS).


(Martínez Benlloch et al, 2008).

Para la corrección de los datos obtenidos en el CRS y, aunque se trata


de un instrumento aún en desarollo, provisionalmente se da por válida la
factorización realizada en la investigación preliminar (Martínez Benlloch et al,

96
2008). Con el fin de poder comparar nuestros resultados con los de la
investigación original, se ha calculado la prueba T de diferencias de medias
para los 13 factores de primer orden que conforman la prueba, así como para
los tres factores resultantes de la factorización de segundo orden realizada en
la investigación.

La prueba T de contraste de hipótesis informa que en seis de los


factores primarios y en dos de los factores secundarios existen diferencias
significativas entre los sexos. En términos generales, se observa que las
puntuaciones medias en cada uno de los factores según el sexo, comparadas
con los resultados de la investigación de Martínez Benlloch et al (2008) son
próximas y se distribuyen de forma parecida entre chicos y chicas (Tabla 16).
En concreto, en esta investigación los factores que han obtenido diferencias
significativas entre los sexos son los siguientes:

- Masculinidad convencional. Este factor apunta a ciertas estrategias de


relación (en parejas heterosexuales), que resultan de la combinación de una
idea de masculinidad convencional (controladora) y una visión del amor
(romántico) como entrega, absoluto y posesivo, siendo mayor la media para los
chicos. (p=.048)

- Feminidad convencional. El factor alude a características percibidas en


mujeres y varones que, desde el estereotipo, repercuten en sus relaciones,
especialmente en lo que se refiere a formas de feminidad convencional, siendo
en este caso la media mayor en las chicas (p=.000).

- Homofobia. Hace referencia a actitudes hacia la homosexualidad, en un


sentido negativo, incluyendo la amenaza velada que supone para los varones
la posible transgresión de las fronteras del género, siendo mayor la media de
los chicos (p=.015).

- Experiencia de maltrato. Este factor agrupa claramente cuestiones relativas a


la experiencia de maltrato psicológico y/o acoso sexual. Los chicos tienen una
puntuación media más alta que las chicas (p=.006).

97
- Reconocimiento de la violencia. Hace referencia al reconocimiento de la
violencia (real o potencial) que hay en las relaciones, siendo la media mayor
para los chicos (p=.017).

- Privatización conflictos. Entendida como la ocultación de los problemas y la


debilidad. Siendo mayor la media para los chicos (p=.046).

- Masculinidad hegemónica. Éste es un factor de segundo orden que hace


referencia al mantenimiento de la masculinidad hegemónica, tanto en lo relativo
a posiciones subjetivas generizadas y a la homofobia, como en la dificultad
para reconocer la violencia y el rechazo a aceptar los derechos de las mujeres.
Los chicos puntúan más alto que las chicas, aunque la diferencia no llega a la
significatividad (p=.088).

- Reconocimiento de la alteridad. Factor de segundo orden que se refiere al


derecho de las personas a manifestarse autónomamente sin ser excluidas o
discriminadas. En este caso las chicas tienen una puntuación media más alta
que los chicos, (p=.006)

El resto de factores no presentan diferencias significativas entre los


sexos, aunque la tendencia general es a que las puntuaciones promedio de los
chicos sean superiores en algunos de ellos, constatando posiblemente unos
estereotipos de género masculino tradicional que influyen negativamente y
problematizan la construcción de la subjetividad masculina. De hecho, los
factores en los que la media de las chicas es mayor son el factor de derechos
de las mujeres, el factor negociación en las relaciones entre los sexos (desde la
sumisión), en el factor inferiorización de las mujeres, en el factor de motivación
afectiva para las relaciones sexuales y en el factor de segundo orden sumisión
simbólica (interiorización de la inferior posición social y subjetiva de las mujeres)
donde puntúan más alto las chicas, siendo en este caso, también, la influencia
de unos estereotipos de genero femeninos tradicionales que problematizan la
construcción de la subjetividad femenina.

98
Tabla 16. Factores CRS
Sexo Media Desviación
típ.
masculinidad convencional chicas 24,25 8,138
chicos 27,22 8,011
feminidad convencional chicas 31,21 6,313
chicos 26,54 5,789
homofobia chicas 15,85 6,350
chicos 18,73 6,331
relaciones de pareja (dominio-control) chicas 16,64 5,942
chicos 17,26 5,942
relaciones entre sexos (sumisión) chicas 16,19 5,848
chicos 15,59 5,889
experiencia de maltrato chicas 7,96 4,038
chicos 9,87 3,493
legitimación de la violencia chicas 9,87 3,794
chicos 10,58 3,541
inferiorización de las mujeres chicas 16,36 4,784
chicos 15,33 3,958
idealización amor vs sexo chicas 14,92 3,777
chicos 15,97 4,253
motivación afectiva chicas 12,09 2,857
chicos 11,35 2,630
reconocimiento violencia chicas 18,77 3,411
chicos 20,37 3,733
privatización conflictos chicas 6,27 2,106
chicos 7,20 2,800
derechos de las mujeres chicas 10,68 2,517
chicos 10,01 3,216
masculinidad hegemónica chicas 86,70 17,434
chicos 92,60 18,872
sumisión simbólica chicas 107,58 22,675
chicos 105,46 20,393
reconocimiento alteridad chicas 43,92 7,319
chicos 39,75 8,869

Con objeto de conocer las relaciones existentes entre CAP de SSR y las
actitudes hacia las relaciones entre los sexos, medidas en el CRS, se han
analizado las distintas correlaciones entre las dimensiones y categorías del la
ESSR y los factores primarios y secundarios del CRS (ver tablas 17 y 18 al final

99
del apartado). Todas las dimensiones de la ESSR (salud sexual, salud
reproductiva, vih/sida/ITS y uso del preservativo) guardan correlaciones
significativas con un número de factores primarios y secundarios del CRS, en
su mayor parte correlaciones alrededor de los conocimientos y las actitudes en
cada una de estas dimensiones. Las relaciones significativas que se establecen
entre las dos pruebas son las siguientes:

- Los conocimientos en salud sexual muestran las correlaciones más


altas y negativas con feminidad convencional, homofobia, relaciones de pareja
desde el dominio-control, idealización del amor y con la privatización del
conflicto, entre los factores de primer orden, y con masculinidad hegemónica y
sumisión simbólica de los factores de segundo orden. Esto nos indica que en
la medida en que los conocimientos en salud sexual sean adecuados,
disminuirán las puntuaciones en todos estos factores del CRS, y viceversa. Por
el contrario, con correlaciones positivas, están la motivación afectiva para las
relaciones sexuales, el reconocimiento de la violencia y, entre los factores de
segundo orden, el reconocimiento de la alteridad. Estas correlaciones indican la
importancia de tener conocimientos sobre salud sexual para mejorar las
relaciones entre los sexos desde posiciones igualitarias y equitativas, y
también recíprocamente.

- Las actitudes de salud sexual muestran correlaciones negativas con


homofobia, relaciones de pareja desde el dominio-control, inferiorización de las
mujeres, idealización del amor y privatización de conflictos, entre los factores
de primer orden, y con masculinidad hegemónica y sumisión simbólica de los
factores de segundo orden. Y con correlación positiva, el reconocimiento de la
alteridad, de los factores de segundo orden. Estas correlaciones indicarían que
en la medida en que las actitudes de salud sexual son saludables y positivas,
también son más equitativas e igualitarias las relaciones entre los sexos, y a la
inversa.

- Las prácticas de salud sexual correlacionan positivamente con el


reconocimiento de la violencia. Se deduciría que unas prácticas adecuadas

100
ayudan a reconocer las situaciones de violencia en la relaciones entre los
sexos, y viceversa.

- Los conocimientos en salud reproductiva correlacionan negativamente


con el factor relaciones de pareja desde el dominio-control. Esto significaría
que en la medida que chicos y chicas tengan estos conocimientos disminuirá la
posibilidad de establecer relaciones de pareja desde el control y dominio del
otro/a, y a la inversa.

- Las actitudes de salud reproductiva muestran correlaciones negativas


con homofobia, relaciones de pareja desde el dominio-control, relaciones entre
sexos desde la sumisión, legitimación de la violencia, idealización del amor,
privatización de conflictos y derechos de las mujeres, entre los factores de
primer orden, y con masculinidad hegemónica, factor de segundo orden. Y
correlacionan positivamente con el reconocimiento de la violencia y con el
reconocimiento de la alteridad. Unas actitudes adecuadas en salud
reproductiva mejoran las relaciones entre chicos y chicas, al mismo tiempo que
reconocer y respetar los límites, la autonomía y derechos del otro/a también
contribuyen a fomentar actitudes saludables en torno a la reproducción.

- Las prácticas de salud reproductiva correlacionan positivamente con


los derechos de las mujeres y con el reconocimiento de la alteridad. El ser
consciente de los derechos de las mujeres y el reconocer al otro/a permiten
tener unas practicas en salud reproductiva saludables, y a la inversa, tener una
prácticas saludable en salud reproductiva llevan a tener en cuenta al otro/a y
los derechos de las mujeres.

- Las actitudes frente al vih/sida/ITS muestran correlaciones negativas


con homofobia, relaciones de pareja desde el dominio-control, relaciones entre
sexos desde la sumisión y privatización de conflictos, entre los factores de
primer orden, y con masculinidad hegemónica entre los de segundo orden. La
correlación es positiva con los derechos de las mujeres, de primer orden, y con
el reconocimiento de la alteridad, factor de segundo orden. Las actitudes
acordes con la aceptación de las personas con vih ayudan a tener unas

101
relaciones entre los sexos más igualitarias, equitativas y menos violentas, y lo
mismo a la inversa.

- Las prácticas hacia vih/sida/ITS correlacionan negativamente, entre los


factores primarios, con relaciones de pareja desde el dominio-control y con la
privatización de conflictos, y de los secundarios, con masculinidad hegemónica.

- Las actitudes hacia el uso del preservativo correlacionan


negativamente con homofobia, relaciones de pareja desde el dominio-control,
experiencia de maltrato y legitimación de la violencia, entre los factores de
orden primario, y con masculinidad hegemónica y sumisión simbólica entre los
factores de segundo orden. La correlación es positiva con derechos de las
mujeres y con reconocimiento de la alteridad. Una vez más, las actitudes
saludables en el uso del preservativo ayudan a neutralizar las posiciones
sexistas en los chicos y chicas, favoreciendo actitudes más corresponsables y
equitativas en sus decisiones, y viceversa.

En general, se observa cómo la categoría actitudinal de la ESSR esta


bastante relacionada, en todas las dimensiones de la encuesta (salud sexual,
salud reproductiva, vih/sida/ITS y uso del preservativo), con los factores del
CRS, lo que podría estar indicando que ambos constructos están midiendo
aspectos relacionados, comparten características análogas o pertenecen al
mismo ámbito.

102
Tabla 17. Correlaciones ESSR y CRS
actitudes prácticas conocimientos actitudes prácticas
conocimientos salud salud salud salud salud actitudes prácticas actitudes prácticas
salud sexual sexual sexual reproductiva reproductiva reproductiva VIH VIH condón condón
masculinidad -0,087 -0,128 -0,063 -0,167 -0,149 -0,053 -0,145 -0,041 -0,154 0,106
convencional 0,345 0,176 0,502 0,067 0,108 0,578 0,117 0,656 0,095 0,259
120 114 117 120 117 111 119 120 118 116
feminidad -,206(*) -0,098 -0,164 -0,019 0,107 0,005 0,053 -0,029 -0,044 0,098
convencional 0,023 0,296 0,076 0,835 0,246 0,955 0,565 0,752 0,636 0,292
122 116 118 122 119 113 121 122 120 118
homofobia -,290(**) -,359(**) -0,022 -0,113 -,294(**) -0,120 -,414(**) -0,122 -,406(**) -0,045
0,001 0,000 0,816 0,219 0,001 0,209 0,000 0,184 0,000 0,630
120 114 116 120 117 112 119 120 118 116
relaciones de -,224(*) -,310(**) -0,042 -,185(*) -,288(**) -0,142 -,315(**) -,209(*) -,259(**) 0,046
pareja 0,013 0,001 0,655 0,042 0,002 0,135 0,000 0,021 0,004 0,626
(dominio-
121 115 118 121 118 112 120 121 119 117
control)
relaciones -0,121 -0,158 -0,052 -0,038 -,226(*) -0,063 -,192(*) -0,092 -0,135 0,080
entre sexos 0,183 0,090 0,576 0,680 0,014 0,507 0,035 0,314 0,142 0,391
(sumisión) 122 116 118 122 119 113 121 122 120 118
experiencia de -0,169 -0,068 0,070 0,008 -0,164 -0,081 -0,176 -0,083 -,181(*) 0,026
maltrato 0,062 0,471 0,454 0,932 0,074 0,392 0,054 0,364 0,048 0,783
122 116 118 122 119 113 121 122 120 118
legitimación de -0,170 -0,102 -0,027 -0,065 -,204(*) -0,102 -0,136 -0,062 -,205(*) -0,130
la violencia 0,063 0,276 0,776 0,479 0,027 0,286 0,139 0,503 0,025 0,161
121 115 117 121 118 112 120 121 119 117
inferiorización -0,089 -,207(*) -0,032 -0,062 0,043 0,065 -0,060 -0,022 -0,081 0,007
de las mujeres 0,331 0,026 0,735 0,500 0,639 0,497 0,514 0,814 0,381 0,938
122 116 118 122 119 113 121 122 120 118
idealización -,207(*) -,195(*) -0,022 -0,079 -,216(*) -0,160 -0,164 -0,079 -0,176 -0,037
amor vs sexo 0,022 0,036 0,812 0,386 0,019 0,090 0,072 0,386 0,054 0,691
122 116 118 122 119 113 121 122 120 118
motivación ,179(*) 0,109 -0,110 0,119 0,114 0,122 0,124 0,032 0,146 0,161
afectiva 0,049 0,245 0,239 0,194 0,219 0,201 0,178 0,726 0,113 0,084
121 115 117 121 118 112 120 121 119 117
reconocimiento ,281(**) 0,171 ,201(*) -0,046 ,186(*) 0,103 0,121 0,078 0,055 -0,073
violencia 0,002 0,070 0,031 0,623 0,045 0,285 0,192 0,401 0,555 0,437
119 113 116 119 116 110 118 119 117 115
privatización -,214(*) -,206(*) -0,004 0,035 -,257(**) -0,008 -,229(*) -,188(*) -0,173 0,029
conflictos 0,019 0,028 0,962 0,707 0,005 0,935 0,012 0,039 0,060 0,754
121 115 117 121 118 112 120 121 119 117
derechos de 0,060 0,091 0,111 0,070 ,197(*) ,196(*) ,210(*) -0,009 ,182(*) 0,096

103
las mujeres 0,517 0,334 0,232 0,446 0,033 0,038 0,022 0,925 0,048 0,301
121 115 117 121 118 112 120 121 119 118
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).

Tabla 18. Correlaciones ESSR y factores 2º orden CRS

actitudes prácticas conocimientos actitudes prácticas


conocimientos salud salud salud salud salud actitudes prácticas actitudes prácticas
salud sexual sexual sexual reproduct. reproductiva reproductiva VIH VIH condón condón
masculinidad -,323(**) -,338(**) -0,072 -0,101 -,350(**) -0,150 -,373(**) -,187(*) -,334(**) -0,005
hegemónica 0,000 0,000 0,452 0,289 0,000 0,126 0,000 0,048 0,000 0,955
113 107 111 113 110 105 112 113 111 110
sumisión -,192(*) -,199(*) -0,063 -0,098 -0,121 -0,065 -0,154 -0,074 -,185(*) 0,050
simbólica 0,036 0,035 0,499 0,291 0,194 0,500 0,097 0,421 0,046 0,599
119 113 116 119 116 110 118 119 117 115
reconocimiento ,297(**) ,350(**) 0,011 0,151 ,340(**) ,209(*) ,436(**) 0,104 ,439(**) 0,131
alteridad 0,001 0,000 0,904 0,103 0,000 0,029 0,000 0,264 0,000 0,161
118 112 114 118 115 110 117 118 116 115
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).

4.3.2.- INVENTARIO DE SEXISMO AMBIVALENTE EN ADOLESCENTES.


ISA-Adolescentes. (De Lemus et al, 2007).

Para la corrección de los datos obtenidos en el inventario se han


utilizado los criterios establecidos por los autores. Con relación al sexismo se
observan puntuaciones superiores a 25.00 (2.5 en la investigación de origen)
en el factor de sexismo benevolente tanto para los chicos como para las chicas
(ver tabla 19), siendo esta puntuación mayor para las chicas, recordando que
para Glick y Fiske (1996) este concepto supone la idealización de
características y valores femeninos que llevan a percibir a las mujeres como
solicitando protección, pues parten de valores y atributos femeninos que se
caracterizan por la contención, el recato, la sumisión y, con actitudes y
estereotipos positivos de las mujeres que asumen roles tradicionales. En el
sexismo hostil, esta comparativa entre chicos y chicas se invierte, los chicos
tienen una media más alta que las chicas. Los chicos de la muestra tendrían

104
más expresiones manifiestas de la dominación masculina, la cual se basa en el
rechazo, la negación y la minusvaloración de aquello que se define como
femenino. La prueba T de contraste de hipótesis informa que el sexismo hostil
presenta diferencias estadísticamente significativas entre chicos y chicas
(p=.005), que confirmaría la mayor tendencia de los chicos a tener actitudes
abiertamente hostiles hacia las mujeres, coincidiendo con los resultados de
otras investigaciones (Martínez Benlloch et al, 2008; Lameiras, 2002).

Tabla 19. Medias factores ASI-Adolescentes por sexos.


Sexo N Media Desviación típ.
sexismo hostil chicas 53 18,038 10,1753
chicos 64 23,281 9,4926
sexismo benevolente chicas 50 29,020 9,7279
chicos 64 27,625 10,2794
paternalismo protector chicas 50 15,140 6,0340
chicos 65 15,262 5,7372
diferenciación complementaria chicas 53 6,038 2,3775
chicos 69 4,594 2,8968
intimidad heterosexual chicas 53 7,811 3,5791
chicos 68 7,897 3,9252

Con objeto de conocer las relaciones existentes entre CAP de SSR y el


sexismo, se han analizado las distintas correlaciones entre las dimensiones y
categorías del la ESSR y los factores del ASI-A (ver tabla 20). En estos
resultados se observa que el sexismo hostil correlaciona negativamente con las
actitudes de la ESSR en todas sus dimensiones (salud sexual, salud
reproductiva, VIH/SIDA/ITS y uso del preservativo), pudiendo estar indicando
que el tener unas actitudes positivas en estas dimensiones repercuten en las
manifestaciones de dominación masculina en las que el rechazo, la negación y
la minusvaloración de lo femenino conlleva a prácticas sexistas. De manera
más específica, las actitudes de salud sexual correlacionan negativamente
también con el sexismo benévolo y, dentro de este, con la diferenciación
complementaria. Esto podría confirmar que el tener unas actitudes saludables
hacia la sexualidad ayuda a disminuir el sexismo manifiesto tanto en su modo
hostil como en el benevolente o sutil, disminuyendo también la creencia en la

105
complementariedad de género (basada en la idea de que las características
diferenciales de las mujeres son un complemento positivo de las características
propias del varón) y viceversa.

Tabla 20. Correlaciones ESSR y ASI-Adolescentes

sexismo sexismo paternalismo diferenciación intimidad


hostil benevolente protector complem heterosexual
conocimientos -0,039 -0,146 -,188(*) -0,114 -0,046
salud sexual 0,678 0,122 0,044 0,212 0,617
117 114 115 122 121
actitudes salud -,346(**) -,193(*) -0,057 -,325(**) -0,174
sexual 0,000 0,046 0,558 0,000 0,063
111 108 109 116 115
prácticas salud 0,022 -0,058 -0,061 -0,068 0,006
sexual 0,815 0,546 0,522 0,464 0,951
113 110 111 118 117
conocimientos -0,094 -0,050 -0,040 -0,042 -0,037
salud 0,314 0,601 0,674 0,649 0,688
reproductiva 117 114 115 122 121
actitudes salud -,247(**) -0,155 -0,078 -,211(*) -0,102
reproductiva 0,008 0,105 0,416 0,021 0,270
115 111 112 119 118
prácticas salud -0,032 -0,058 -0,112 -0,067 0,025
reproductiva 0,745 0,558 0,254 0,481 0,792
108 105 106 113 112
actitudes VIH -,374(**) -0,145 -0,083 -0,173 -0,106
0,000 0,126 0,383 0,057 0,251
116 113 114 121 120
prácticas VIH -0,113 -0,084 -0,075 -0,083 -0,039
0,227 0,375 0,424 0,362 0,667
117 114 115 122 121
actitudes -,401(**) -0,108 -0,018 -,183(*) -0,104
condón 0,000 0,258 0,850 0,045 0,261
115 112 113 120 119
prácticas -0,041 0,021 0,115 -0,050 -0,055
condón 0,662 0,825 0,229 0,587 0,553
114 111 112 118 117
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).

106
4.3.3.- INVENTARIO DE ROL SEXUAL DE BEM (BSRI) reducido a 20 ítems
(Campbell et al, 1997)

Con relación a la identidad de rol de género (ver tabla 21) se observa


que los chicos puntúan más alto que las chicas en el factor masculinidad,
siendo esta diferencia próxima a la significatividad estadística (p=.066). En
cambio ocurre lo contrario en el factor feminidad, donde las chicas puntúan
más alto que los chicos, sin llegar a ser significativa en este caso esta
diferencia. Estos resultados son coincidentes con los resultados de la
investigación de Martínez Benlloch et al (2008) en dos medidas distintas de
masculinidad y feminidad.

Tabal 21. Medias BSRI 20


Sexo N Media Desviación típ.
MASCULINIDAD BSRI chicas 49 4,6163 1,11474
chicos 67 4,9597 0,87820
FEMINIDAD BSRI chicas 52 5,5865 1,25292
chicos 67 5,3403 1,03515

En relación con las categorías de rol de género (ver tabla 22), obtenidas
a partir de las medianas de masculinidad y de feminidad en el total de la
muestra, los chicos y chicas se distribuyen mayoritariamente en el rol
andrógino con el 37.0%, seguido del rol indiferenciado con el 29.3%, el rol
masculino con el 17.2% y, finalmente el rol femenino con el 15.5%. Es llamativo
que tanto el rol andrógino (alta masculinidad, alta feminidad) como el rol
indiferenciado (baja masculinidad, baja feminidad) representen el 64% de las
categorías de rol de género de chicos y chicas de la muestra, haciendo pensar
en la indefinición del constructo que mide el BSRI, como se plantea en otras
investigaciones (Fernández et al, 2007). También se puede plantear que
actualmente chicos y chicas no se definen tanto en función de los estereotipos
asignados al rol tradicional de género masculino o femenino, habiendo
flexibilizado sus definiciones de rol de género, posicionándose más bien en la
aceptación o rechazo de todas o muchas de las características propuestas,
antes que en su diferenciación, por tanto se cuestiona el constructo
bidimensional de masculinidad y feminidad que el BSRI pretende medir.

107
Tabla 22. Rol de género

Porcentaje Porcentaje
Frecuencia Porcentaje válido acumulado
Válidos masculino 20 16,4 17,2 17,2
femenino 18 14,8 15,5 32,8
andrógino 44 36,1 37,9 70,7
indiferenciado 34 27,9 29,3 100,0
Total 116 95,1 100,0
Perdidos Sistema 6 4,9
Total 122 100,0

Con el fin de explorar las relaciones entre la identidad de rol de género y


los CAP de SSR, tal como se han evaluado en el cuestionario aplicado para
ello en esta investigación, se ha realizado un análisis de la varianza (ANOVA)
tomando las categorías del BSRI como variable independiente y cada una de
las categorías (CAP) de las dimensiones (salud sexual, salud reproductiva,
VIH/SIDA/ITS y utilización del preservativo) del cuestionario como variables
dependientes. Se encontró que las actitudes ante el preservativo muestran
diferencias significativas entre los diferentes roles de género (p=.007).
Concretamente el rol de género masculino define una menor puntuación
promedio en las actitudes de uso del preservativo, frente al rol de género
femenino, que promedia más alto (HSD de Tukey: p=.032). Así como el rol de
género indiferenciado también define una menor puntuación promedio en las
actitudes del uso del preservativo frente al rol de género femenino (HSD de
Tukey: p=.042) que sigue puntuando más alto. Esto podría significar que el rol
de género femenino contribuye en tener unas actitudes positivas y saludables
frente al uso del preservativo.

108
actitudes condón
a,b
HSD de Tukey
Subconjunto para alfa
= .05
rol de género N 1 2
masculino 20 21,900
indiferenciado 33 22,606
andrógino 44 25,636 25,636
femenino 17 27,353
Sig. ,126 ,740
Se muestran las medias para los grupos en los subconjuntos
homogéneos.
a. Usa el tamaño muestral de la media armónica =
24,714.
b. Los tamaños de los grupos no son iguales. Se utilizará
la media armónica de los tamaños de los grupos. Los
niveles de error de tipo I no están garantizados.

Por otro lado, con objeto de conocer las relaciones existentes entre los
CAP de SSR y el rol de género, se han analizado las distintas correlaciones
entre las dimensiones y categorías de la ESSR y los roles de género masculino
y femenino medidos con el BSRI 20. Sólo han aparecido correlaciones
significativas entre la feminidad y actitudes frente al vih/sida/ITS y ante el uso
del preservativo. Siendo el rol de género femenino un factor que correlaciona
positivamente con tener unas actitudes saludables en estas áreas.

No obstante, en función de estos resultados, la indefinición de los


distintos factores que mide el BSRI, al igual que en otras muchas
investigaciones, cuestionan el constructo y se plantean dudas alrededor de la
validez de su medida, o las limitaciones de la muestra. Según Fernández y col.
(2007), en un estudio realizado sobre las escalas de masculinidad y feminidad,
el BSRI materializa más una multidimensionalidad que la supuesta
bidimensionalidad que se le presupone, incluso en sus versiones más
reducidas y pulidas.

109
4.4.- CONTRASTE DE HIPÓTESIS.

Se confirma la H1, en la medida que han aparecido diferencias


significativas entre los sexos en el conjunto de categorías (CAP) que componen
la ESSR, confirmando que los sexos son representados de forma desigual en
el imaginario cultural y que estas desigualdades repercuten en los
conocimientos actitudes y prácticas que chicos y chicas respecto a su
sexualidad.

Se confirma la H2, ya que sí han aparecido correlaciones significativas


entre los distintos factores obtenidos en el CRS y las actitudes estudiadas en
las distintas dimensiones de la ESSR. Existe un mejor ajuste relativo entre las
dos escalas en lo que se refiere a las actitudes de chicos y chicas alrededor de
su sexualidad.

Se confirma la H3, ya que en relación con el sexismo ambivalente,


medido a través del ISA-A, el sexismo benevolente tiene una mayor
prevalencia tanto en chicos como en chicas, siendo los chicos los que
muestran un mayor sexismo en general. Para el caso del sexismo hostil, estas
diferencias son también significativas y en el sexismo benevolente existiría una
tendencia a que los chicos se muestren más sexistas que las chicas, existiendo
una interdependencia entre ambas medidas. También ambas medidas del
sexismo correlacionan negativamente con los conocimientos y las actitudes de
la ESSR.

No se puede confirmar la H4, ya que no se encuentra una relación entre


imaginario cultural e internalización de los modelos de rol de género medidos a
través del BSRI, ni tampoco se encuentran relaciones entre el sexo y la
adscripción a las cualidades de género que socialmente se le atribuyen.

110
ANÁLISIS CUALITATIVO.

1. ANALISIS DE LOS DISCURSOS QUE CONFORMAN EL IMAGINARIO


ADOLESCENTE SOBRE SU SEXUALIDAD.

Consideramos importante en el ámbito de esta investigación introducir la


metodología cualitativa con la intención de completar y profundizar en los
significados y sistemas socio-simbólicos en los que chicos y chicas construyen
su subjetividad. Según Jiménez-Domínguez (2006:1) “los métodos cualitativos
parten del supuesto básico de que el mundo social está construido de
significados y símbolos. De ahí que la intersubjetividad sea una pieza clave de
la investigación cualitativa y punto de partida para captar reflexivamente los
significados sociales. La realidad social así vista está hecha de significados
compartidos de manera intersubjetivamente”. Es en este sentido en el que la
metodología cualitativa nos permitirá adentrarnos en el entramado de la
complejidad social que rodea a chicos y chicas en lo que respecta a las
vivencias de su sexualidad y de sus prácticas sexuales interpersonales. Denzin
y Lincoln (1994) dan una definición de la investigación cualitativa en la que
señalan, entre otros aspectos, que es multimetódica en su enfoque, implica un
enfoque interpretativo, naturalista hacia su objeto de estudio, y que su finalidad
es el comprender la realidad que estudia.

Por tanto y de acuerdo con uno de los objetivos de esta investigación


nos planteamos analizar los discursos que hoy conforman el imaginario
adolescente alrededor de la sexualidad. Con este análisis cualitativo se
pretende contrastar la postulada hegemonía de un modelo sexista y
heteronormativo que, tal vez, puede estar perpetuando una dinámica relacional
entre los y las adolescentes cargada de violencia simbólica, al estar
probablemente vinculado a un sistema sociosimbólico e histórico de carácter
androcéntrico y heterosexista. Es decir, un campo simbólico que mantiene un
orden patriarcal, estructurado a través de una matriz heterosexista e
incardinado en el inconsciente colectivo. Asumimos que es la pervivencia de
dicho sistema y la hegemonía del discurso en que se sostiene lo que hace tan
complicado cambiar las actitudes de chicos y chicas en materia de sexualidad.

111
En este trabajo se pretende tener en cuenta las concepciones del
análisis social del discurso tomando como referencia la concepción
foucaultiana del discurso como práctica social e histórica. Como plantea
Gómez (2008:158), “Foucault parte de la consideración del carácter social del
discurso: el discurso sólo se vuelve inteligible en función del contexto social e
histórico en el que sé inserta. El discurso surge en un contexto determinado, es
parte de ese contexto y al mismo tiempo crea contexto. De ahí que, desde esta
perspectiva, analizar un discurso sea intentar reconstruir el sentido de los
discursos en su situación social de enunciación”. Al analizar los discursos de
los y las adolescentes alrededor de la sexualidad se intentará reconstruir el
sentido de los mismos en su situación social de enunciación, ya que estos
discursos van a representar no solo lo que chicos y chicas dicen en un contexto
social si no que también van a constituir a los y las adolescentes como sujetos.
Gómez (2008:159), lo expresa del siguiente modo: “En terminología foucaultina,
decir que la acción social esta mediada discursivamente significa recordar que
el discurso no se limita a representarla sino que la constituye de entrada y,
también que el discurso sólo existe como práctica al funcionar en el marco de
otras prácticas históricas.

Así pues, el análisis del discurso nos permitirá atender al espacio social
en el que los discursos de los y las adolescentes se insertan y como, al mismo
tiempo, estos discursos constituyen la posibilidad de conformarse como sujetos
con unas prácticas legitimadas por el propio discurso social, probablemente
sexistas y heteronormativas. Para Megías (2003:19), “Abordar la manera en
que los y las jóvenes se acercan al sexo, lo practican e imaginan, supondrá
adentrarnos en todo un entramado de valores, temores, expectativas, dudas y
convicciones, que contribuyen a dotar de significado a la forma en que se
entabla tal relación”. Por tanto, los discursos de chicos y chicas nos servirán
como pretexto para hacer interpretaciones respecto a los temas que nos
ocupan: por una parte, la vivencia de la sexualidad y sus relaciones con la
salud sexual y por otra, el sexismo y las relaciones entre los sexos en función
de la forma de comprender determinadas prácticas sexuales.

112
2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS GRUPOS DE DISCUSIÓN.

Según Canales y Peinado (1995:289) “el grupo de discusión es una


técnica de investigación social que trabaja con el habla. En ella, lo que se dice
–lo que alguien dice en determinadas condiciones de enunciación-, se asume
como un punto crítico en el que lo social se reproduce y cambia. En toda habla
se articula el orden social y la subjetividad”. Desde esta concepción se han
desarrollado los grupos de discusión de chicos y chicas. Los grupos se han
diferenciado por sexos, ya que se ha considerado más efectivo a los efectos de
el presente análisis, ya que, como plantean Canales y Peinado (1995:299),
“una insuficiente construcción (social) de la diferencia de los sexos en la
adolescencia puede dar lugar a inhibiciones individuales o batallas imaginarias
entre los sexos, dificultando de este modo la producción de un texto”

El análisis cualitativo de los discursos de los y las adolescentes ha


tomado como referencia el material recogido en la realización de 4 grupos de
discusión, cada uno de los cuales estaba compuesto entre 6 y 8 adolescentes.
Los chicos y las chicas acudieron voluntariamente a los grupos, en horario
escolar y después que se les informara en base a la selección realizada por el
y la psicopedagogo/a del centro educativo al que pertenecían. Cada uno de los
grupos de discusión ha tenido una duración aproximada de 1 hora y 15 minutos,
habiéndose grabado en audio las sesiones de trabajo realizadas, previa
petición de permisos parentales para la grabación de los grupos. Los grupos se
han configurado de acuerdo a las siguientes variables.

Se han considerado tres variables sociodemográficas a la hora de


delimitar el número y la composición de los grupos de discusión, con la
finalidad de cubrir/saturar el campo estratégico de la información sobre los
aspectos relacionados con la salud sexual de los y las jóvenes. Estas tres
variables a tener en cuenta en la formación de los grupos son: género, edad y
nivel socio-cultural. Se realizará, fundamentalmente, un recorrido por la variable
género entendida como dimensión simbólica del discurso social y por la
variable edad y nivel socio-cultural, procurando poner en expresión el propio
discurso de jóvenes ante la sexualidad, la salud sexual, el sexismo y las

113
diversidades sexuales. En la formación de los grupos se ha identificado la
variable “nivel socio-cultural”, en función del nivel de estudios de la madre y del
padre. Se consideran de un nivel socio-cultural medio alto a los y las
estudiantes que están escolarizados en IES, cuyos padres (padre y madre)
tienen ambos como mínimo estudios medios o, al menos, uno de ellos estudios
universitarios. Así mismo, se consideran de un nivel socio-cultural medio bajo,
los grupos formados por estudiantes escolarizados en el IES, cuyos padres
(padre y madre) tienen como máximo estudios primarios. Todos los grupos de
estudiantes pertenecen a Institutos Públicos de Educación Secundaría de las
poblaciones de Grau de Gandia y Callosa d`en Sarriá. La distribución de los
grupos ha sido la siguiente:

SEXO EDAD NIVEL ESTUDIOS


SOCIOCULTURAL
Grupo 1. CHICOS 15-16 años. Nivel medio- alto. 4º ESO
Grupo 2. CHICAS 15-16 años. Nivel medio-bajo. 4º ESO
Grupo 3. CHICOS 17-18 años. Nivel medio-bajo. BACHILLERATO
Grupo 4. CHICAS 17-18 años. Nivel medio-alto. BACHILLETATO

El objetivo de los grupos de discusión que se han realizado es conocer


el significado y el valor que los chicos y las chicas dan a la salud sexual y a la
vivencia de sus prácticas sexuales. Como plantea García (2009), desde la
visión de la educación sexual integral desde el enfoque sexológico, en la
adolescencia se produce una fuerte necesidad de integración social dentro del
grupo de iguales. En esta etapa el grupo cumple un importante papel como
soporte afectivo, y protector y actuará como marco de referencia para el
desarrollo de valores, actitudes y creencias, tanto personales, como en lo que
se refiere a la construcción social de los valores. El entorno social y afectivo
como las amistades, la pareja, la familia, la clase, tienen una especial
relevancia en aspectos relacionados con las actitudes hacia la sexualidad. Y
las normas que tienen tanto de forma implícita o explícita van a poder influir en

114
adolescentes y jóvenes que son especialmente vulnerables a la presión del
grupo.

3. EJES ANALÍTICOS PARA EL ANÁLISIS DEL DISCURSO.

3.1.- Eje analítico I. SEXUALIDAD Y SALUD SEXUAL.

El presente informe corresponde al análisis de las concepciones y


representaciones sociales sobre la sexualidad y la salud sexual de los grupos
anteriormente citados desde una perspectiva de investigación cualitativa. En el
conjunto de grupos de discusión realizados dentro del segmento joven, cuya
finalidad es ampliar el horizonte estratégico de la información sobre aspectos
relacionados con la salud sexual, se han establecido dos dimensiones
conceptuales que destacan por su capacidad de discriminar y organizar los
discursos. Estas dimensiones conceptuales intentan cubrir dos campos
semánticos alrededor de un mismo universo socio-simbólico: sexualidad y
salud. El primero hace referencia la sexualidad entendida como experiencia
individual o como experiencia relacional, y el segundo se refiere a las
concepciones sobre qué es la salud en relación con la sexualidad, entendida
desde un concepto global-igualitario de salud sexual o desde un concepto
biomédico-preventivo de salud sexual. Se realizará un recorrido por estas
dimensiones conceptuales, a través de la variable género, tratando de poner en
expresión el propio discurso de las personas jóvenes ante la sexualidad y la
salud sexual y la incidencia de estas dimensiones conceptuales en su
organización. La operatividad de la variable género, entendida como constructo
cultural, es evidente a partir de su capacidad de discriminación de discursos
diferenciados.

La construcción de la identidad de cualquier persona tiene en el sexo y


en el género socialmente asignado uno de sus factores más dominantes en el
proceso de socialización. En las edades de los chicos y chicas de la presente
investigación, la experiencia del significado atribuido socialmente al sexo de
nacimiento, el género, no sólo va a señalar vivencias diferentes, también

115
delimita la formación de una identidad sexuada, con carácter performativo, que
crea los marcos por los que chicos y chicas van a configurarse como individuos.

A.1.- En el caso concreto de las nociones de sexualidad, la implicación


del género propone y dispone vivencias y modelos diferentes entre unas y otros;
con diferencias importantes para la concepción de la sexualidad y el amor. En
el caso de los chicos:

- “Es que para mí el sexo y el amor no van unidos...en ningún


momento...eso es lo que nos han hecho creer toda la vida.” (Chico 3,
G3).
- “Dentro del amor cabe el sexo, pero el sexo no implica amor” (Chico
5. G3).
- “Para cuidar la salud sexual es hacerlo cómo, cuándo y dónde tu
quieras” (Chico 2. G3).
- “En una relación si, a lo mejor, a la chica la ves y follas, no es
preciso que haya sentimientos” (Chico 7, G1).
- “Lo de la sexualidad y los sentimientos...es que puede ser
sentimientos sin sexo y sexo sin sentimientos...” (Chico 6, G1).
- “Sexo y amor es una cosa completamente distinta. Por el simple
hecho de que yo ahora veo a una...y...`me la cepillo´...pero yo en ese
mismo momento puedo seguir queriendo a la chica con la que estoy,
pero al mismo tiempo...es que son cosas separadas...y el sexo es lo
mismo con una que con otra” (Chico 3, G3).
- “Son dos cosas que ligadas están mejor, pero no es preciso que
estén ligadas” (Chico 1, G3).

Se observa como los chicos establecen una clara separación entre sexo
y sentimientos, pudiendo esto ser el inicio de una conceptualización de las
chicas en dos tipos de vivencias diferenciadas, la mujer del amor romántico-
idealizado y la mujer prostituta. Guiddens (1995:49), plantea esta división de
esferas en los hombres muy claramente, lo expresa del siguiente modo: “Para
los hombres, las tensiones entre amor romántico y amour passion se
disolvieron separando el confort del entorno domestico de la sexualidad de la
querida o de la prostituta”. Estas vivencias diferenciadas conformarán dos
formas distintas de vivir la sexualidad en los chicos.

La experiencia masculina de la sexualidad está mediatizada


mayoritariamente por los valores de autonomía, e independencia de las
emociones, en tanto principales depositarios de los valores de una identidad

116
masculina donde lo relacional está contemplado desde el temor a una
dependencia del otro/a. La sexualidad se vive como algo relacionado casi en
exclusividad con la genitalidad, con una práctica sexual separada del aspecto
emocional, donde el cuerpo se convierte en una herramienta para sentir placer
desvinculada de las emociones y que, en ocasiones, les lleva a posicionarse
frente a un conflicto intersubjetivo de manera tajante, como obedeciendo a un
discurso masculino hegemónico.

- “Mira...si tú estás pillado por una persona es otra cosa...no es


sexualidad...Yo, en cuanto a lo de las emociones, pienso que no
porque por un sentimiento que tú tengas no es sexualidad” (Chico 7,
G1).
- “Yo creo que el sexo sí...vale, es importante pero yo...pero no pienso
en ¿Cómo será la sexualidad?,...no ‘tio’...yo si veo que algún día me
aburro de esa persona...pues la dejaré y le diré...mira chica...y ya
esta”. (Chico 5, G1).

Parece que se hace necesario en estos chicos establecer una clara


diferencia entre emociones y sexualidad genital; además, si en algún momento
deja de entretenerse con esta chica (“me aburro”), entonces la abandonará. Es
como si la chica tuviera que estar ahí para entretenerle y cubrir sus
necesidades sin ningún tipo de implicación afectiva o emocional. No obstante,
también hay discursos en los chicos que son más minoritarios pero que
intentan introducir los sentimientos en la sexualidad:

- “Pero los sentimientos también tiene que ver con la sexualidad...


(Chico 6, G1)
- “Precisamente los sentimientos es la sexualidad...Los sentimientos
también entran” (Chico 4, G1).

Es interesante observar que el discurso social alrededor de una


masculinidad hegemónica, que implica la dificultad de vivir una sexualidad
ligada a los aspectos emocionales, por temor a la dependencia del otro/a y el
consiguiente temor a perder el amor del objeto, puede tener unos efectos en
las prácticas sexuales. Por un lado, desde el aspecto relacional, la necesidad
de conceptualizar a las chicas en dos tipos diferenciados, como se planteaba
anteriormente: el sexo con amor que se vive con la pareja y el sexo sin amor
que se tiene con otras chicas, donde no se sienten atrapados por ningún tipo

117
de sentimiento que vaya más allá de la satisfacción inmediata del instinto,
problematizando la convergencia igualitaria con las chicas al posicionarse en
modelos sexuales diferentes. Parece que sigue existiendo en los chicos un
discurso para el sexo de orden físico, experimental y genital, y otro para el
amor de orden psicológico, emocional y afectivo. Son discursos divergentes
que problematizan las relaciones entre los sexos:

- “Yo cuando me acuesto con una tía que sales el sábado por la
noche...no es lo mismo que cuando te acuestas con tu novia...si
estás con tu novia es diferente...No es que disfrutes más con la
otra...porque yo disfruto a lo mejor lo mismo o a lo mejor más con mi
novia, pero lo que pasa es que con la otra tú pruebas cosas que
nunca...o has oído, o a lo mejor has visto...claro...hay más libertad
porque tienes miedo a perderla (a la pareja)...entonces con tu novia
no es que disfrutes menos...yo disfruto incluso más...pero porque con
mi novia hacer lo normal es ya hacerlo...yo creo que es porque hay
cariño...hay más...” (Chico 5, G3).
- “Pero eso es un tema psicológico”. (Chico 1, G3)
- “Es que a lo mejor tú el sábado por la noche disfrutas más
físicamente...y con tu novia disfrutas más psicológicamente porque
hay sexo y hay amor”. (Chico 4, G3)

Por otro lado, desde la interiorización de la sexualidad como algo


individual a descargar, como una tensión que hay que liberar, a la que hay que
darle salida:

- “Siempre hay que liberar esa tensión” (Chico 3, G3).


- “Es que podríamos tener estrés sexual...claro porque estás
reprimido...estás nervioso” (Chico 2, G3).
- “Pero si ella no se pone caliente pues tú...pues te tienes que
aguantar, por lo tanto, es reprimible” (Chico 4, G3)
- “Pero yo pienso que cuando ya no estás con ella tienes que hacer
algo para...para descargar” (Chico 2, G3).
- “Yo es que pienso que sí se puede controlar, pero es que hay
situaciones y situaciones: si es un sábado por la noche, estás de
fiesta, has bebido...y tal, entonces es la carga que llevas encima e
igual actúas más por impulso” (Chico 4. G1).

B1.- Desde el punto de vista del discurso social alrededor de la salud


sexual, los chicos lo establecen en dos sentido, el biomédico-preventivo y el del
disfrute y la diversión del placer sexual genital. Son discursos que entran en
conflicto conformado una vivencia de la salud sexual autónoma, individualista y

118
que pueden repercutir en comportamientos de riesgo. La prevención la
entienden, mayoritariamente, por el peligro de tener una infección de
transmisión sexual, no tanto por el embarazo no deseado que será el aspecto
fundamental en las chicas; es un aspecto más vinculado al imperativo de
“cuidarse del otro/a”, como portador de un peligro potencial para la propia salud
personal, es una concepción biomédica de la salud sexual más orgánica y de
ausencia de enfermedades. También conceptualizan la satisfacción, el disfrute
y la diversión como elementos necesarios para tener salud sexual desde una
concepción individualista, genitalista y androcéntrica de las prácticas sexuales.
Lo expresan así en el siguiente dialogo del grupo 3.

- “Chico 2. Condones
- Chico 4. Prevención.
- Chico 1. Pero hay muchos...los condones no te previenen de todas
las enfermedades...las ladillas por ejemplo...ahí... ¿para que sirve el
condón?
- Chico 4. Para mi sería las enfermedades transmitidas por el sexo.
- Chico 5. Salud sexual, yo lo veo más con la prevención...
- Chico 3. Yo lo veo más como el problema de si una mujer tiene
orgasmos...si hay placer.
- Chico 5. Claro, yo cuando dices salud sexual no me refiero a tener
sida o no, me refiero a que si cuando lo hago me siento bien o no, si
tengo placer o no
- Chico 1. Para mí sería nada más que salud física...que tengas yo que
se...gonorrea
- Chico 4. Entonces lo que dicen ellos es que la salud es igual al placer
en el sexo...es que yo creo que incluye a la otra persona
también...porque si sientes sólo placer tú...es que tiene que ser algo
mutuo
- Chico 5. Pero, creo yo, que el mutuo no, sería placer para ti y para
ella no...pero para ti sí. La salud sexual no se refiere a los
dos...puede ser placer para ti pero para ella no...si tú lo estás
disfrutando. Yo lo que digo es que ahora mismo no, porque yo no me
sentiría bien si ella no estuviera disfrutando, pero si yo lo estoy
haciendo y la tía veo que no se esta divirtiendo...puedo llegar a no
divertirme...pero si me estoy divirtiendo...salud sexual para mi sería
buena...para ella no”.

Como se observa, aparece con mayor peso el discurso alrededor de la


salud sexual preventivo e individualista, para evitar las infecciones de
transmisión sexual, aunque se vislumbra algún discurso minoritario en el que
cobra importancia el disfrute mutuo en la pareja como aspecto importante en la

119
salud sexual, alejándose este discurso de las posiciones más hegemónicas
alrededor de la masculinidad. Parece que el discurso social en el que los
jóvenes crean su concepción sobre salud sexual está relacionado con las
actividades que reciben en educación sexual, donde el sistema educativo
funciona como instancia socializadora productora de pautas de conducta y de
desarrollo de conocimientos, en este caso transmitiendo un discurso médico-
preventivo, más relacionado con los riesgos frente a la sexualidad que con una
visión placentera, corresponsable, y desgenitalizada de la salud sexual.

- “La salud sexual es no tener ninguna enfermedad venérea... (Chico 4.


G1)
- “Practicar sexo de manera sana...higiene...no sólo si tienes una
enfermedad o no...Usar protección...hacerlo bien con tu
pareja...bien... libremente...cuando apetece y todo eso...eso también
entra en la salud. (Chico 5, G1)

Como se observa en el párrafo anterior, los chicos relacionan la salud


sexual fundamentalmente con la parte médico-preventiva, aunque se vislumbra
un discurso en el que importa hacerlo “bien” y “libremente” con la pareja, quizás
pudiendo empezar a producirse discursos, que aunque minoritarios, están más
alejados de las posiciones masculinas tradicionales, apareciendo en cierta
medida el reconocimiento de la alteridad.

A2.- Para las chicas, su vivencia de la sexualidad está producida en un


discurso socio-simbólico en el que lo relacional y la consecuente vivencia
emocional es el discurso dominante y justifica la sexualidad. La feminidad
convencional parece consolidarse desde un imaginario cultural que encuadra la
construcción de las subjetividades femeninas. La importancia de la relación con
los otros justifica el sexo. Parece que la construcción del sentido sexual de lo
femenino en las chicas no es desde lo individual, experimental, como era el
caso de los chicos, sino que se configura en la relación mayoritariamente,
como expresan en este diálogo las chicas del G4:

- Chica 2: Es un poco de todo, también las relaciones entre chicos y


chicas, el preparatorio y todo. O sea también un poco de todo, el
ligar con alguien o...más o menos un poco de todo esto.

120
- Chica 4: No sé, tan amplio no creo que sería, no, más o menos
abarca lo que es...desde que empiezas a salir con alguien, que son
los besos, las caricias, con intenciones de otra cosa, no sé, sino, no
de sexualidad de que yo le acaricio a ella y le doy un beso y tal, sino
es....más abierto....
- Chica 2: Es, cuando te intentas acercar a una persona, ósea...
- Chica 1: Si, que te gusta...
- Chica 3: ...Y, antes muestras los sentimientos hacia la persona, eso
es sexualidad.

Es una sexualidad conformada y justificada a través de la presencia del


otro/a, donde además cuando intentan explicarla de manera experimental,
autónoma e individual les coloca en un universo socio-simbólico de lo perverso
y, entonces, lo entienden como un trabajo, relacionándola con la prostitución o
con la promiscuidad, sin poder tener una vivencia saludable del placer sexual
corporal individual por no considerarlo necesario. Estas dos formas de entender
la posición ante la sexualidad de las propias chicas (mujer-madre o mujer-
prostituta) se corresponde con la dualidad con la que los chicos se encuentran
a la hora de establecer relaciones con chicas que toman como parejas y con
las que pueden sentir afectos, cariño y chicas que son de una noche con las
que pueden experimentar su propia sexualidad, estableciéndose un universo
sociosimbólico androcéntrico y heterosexista que separa en función de los
estereotipos de genero asumidos por chicos y chicas.

- “También, un tema sería...también, sería solo unidireccional, o sea,


de una persona hacia la otra aunque no sea correspondida ese canal
también sería sexualidad, por ejemplo las prostitutas y todo eso
también hacen relaciones de sexualidad”. (Chica 4, G4).
- “Eso no es sexualidad, eso es sexo, es diferente sexo y sexualidad”.
(Chica 1, G4).

Es llamativo como separan el sexo de la sexualidad y como,


rápidamente, colocan la vivencia autónoma del sexo en la mujer-prostituta, este
discurso esta relacionado con la feminidad convencional donde la mujer que
busca autónomamente su propio placer no es bien vista por sus iguales. En el
siguiente texto observamos como una chica justifica la importancia del sexo
dentro de una relación de pareja y critica la posibilidad de una sexualidad
desligada de una relación.

121
- “Lo que pasa es que yo creo que ahora, el sexo es importante para
uno mismo dentro de una relación, claro, depende de para qué, igual
a ti no te apetece tener sexo y pues no lo tienes y estás
estupendamente tengas la edad que tengas. Pero yo creo que en el
momento que hay ahora, como hemos pasado tanto, porque
tampoco hace tanto de tanta represión, hasta hace nada, o sea ha
habido como una explosión y ahora el sexo se ha convertido en un
aquí te pillo aquí te mato y yo creo que a mucha gente se le ha ido
de las manos, o sea en cuanto a...vale que el sexo es
importante...pero...” (Chica 2, G4).

Como planteábamos anteriormente, la sexualidad sin el aspecto


emocional y relacional se critica entre las propias mujeres, considerando desde
el modelo femenino convencional a las mujeres que viven una sexualidad
activa y que no dependen del aspecto emocional como mujeres que no tienen
“vergüenza”. Esto consolida, por otra parte, un discurso idealizado de la
relación de pareja que les lleva incluso a confundir, en ocasiones, el tener una
relación y conocer a la persona, con el estar protegidas frente a infecciones de
transmisión sexual, mezclando los aspectos emocionales con las medidas
preventivas como si formaran parte de un mismo continuo.

- “Y sin tener pareja yo tampoco podría...no sé como


decirte...”ale”...hay gente que sí pero, yo ahora mismo yo esta noche
me enrollo con uno y voy a hacerlo con él...y me pongo...yo qué sé
que no...aparte de que no lo haría...hay gente que le da igual
mostrase conforme es...’ale’...”yo enseguida me lo quito todo y ala”...
(Como diciendo que no se lo piensan)...que no tiene vergüenza
ninguna”. (Chica 5, G2).
- “Que no le importa que sea un desconocido...que ‘ala’...que el
primero que pase por ahí”. (Chica 6, G2).
- “Es que si tú vas con alguno que no conoces...no sabes si él tiene
alguna enfermedad o algo que te puede pegar a ti...y así aunque no
lo conoces no sé si me haría algo con él porque no sé si ha tenido
alguna enfermedad...no sé nada de él”. (Chica 4, G2).
- Y así conociéndolo tampoco... puedes fiarte.... (Chica 3, G2).
- Pero si tú lo conoces y confías en él, y confías en que él va a
decírtelo todo...pues entonces ya... (Chica 4,G2)
- Lo malo es si él no lo sabe y te lo pega a ti. (Chica 3, G2).
- Por eso es bueno hacerse pruebas cada dos por tres...es que eso
hace, da mucho miedo...tú imagínate...sólo por una relación puedes
estar toda la vida marcada porque te pegan algo...por eso
preservativo que es el único método que lo que son cosas que te
pegan...funciona. (Chica 5, G2).

122
Lo que se espera de las relaciones sexuales es el enamoramiento y se
considera una herramienta para conocer al otro/a, al tiempo que se considera
prescindible la satisfacción sexual y su descarga en las chicas, en el caso de
que no haya pareja. Probablemente porque la instancia socializadora del
sistema educativo y la familia les ha trasmitido esta posición androcéntrica
frente a la sexualidad, donde se puede entender la impulsividad sexual
masculina pero no se entiende en las chicas. Esto representa una posición
frente a la sexualidad femenina de marcado carácter pasivo, donde el modelo
hegemónico tradicional femenino coloca a las mujeres en el espacio de lo
doméstico y del “ideal romántico” en la vivencia de la sexualidad. Lo expresan
del siguiente modo:

- “Enamorarte de la persona con quien estás...estar primero


conociéndolo...luego practicar y tener relaciones sexuales...cuando lo
haces es porque estás enamorada”. (Chica 6, G2).
- “Y yo pienso que en el sexo puedes llegar a conocer más a la
persona que a lo mejor en otro ámbito que no puedes llegar a
conocerla tanto...“ (Chica 1, G2).
- “Yo creo que es otra forma de conocer...” (Chica 5, G2).
- “Yo creo que es importante, depende...porque en una relación es
importante, estás con una persona, es importante. Pero si tú estás
solo, y no estás con ninguna relación, no lo veo una cosa que te
vayas a morir por no...quiero decir, la gente no se muere si no tiene
relaciones sexuales y no tiene pareja, lo veo una cosa importante
pero no súper necesaria....” (Chica 3, G4).
- “Pero eso sería también para nuestro caso, porque en el caso de los
tíos ellos se masturban normalmente, nosotras a lo mejor no tanto
porque no sé, no lo encontramos tan necesario y tal, pero por la otra
parte yo creo que ellos, porque todos somos jóvenes, pero ellos sí
que lo creen necesario”. (Chica 4, G4)

Se entreven los discursos sociales contrapuestos alrededor de la


sexualidad entre chicos y chicas. Para las chicas mayoritariamente el sexo va
ligado a las emociones, el sexo se justifica por el amor, por la relación de
pareja. Para los chicos, el sexo y el amor son dos cosas diferentes: el sexo va
ligado a la diversión, a la experimentación, a la mujer prostituta; y el amor va
ligado a un placer psicológico, al respeto a la chica, a que la chica disfrute, pero
se vive como excluyente: “Si hay amor, ya no hay sexo”. Estos discursos van a
producir efectos genéricos en las prácticas sexuales de chicos y chicas, son
discursos contrapuestos que dificultan la comunicación desde posiciones

123
igualitarias, equitativas y corresponsables. Chicos y chicas no hablan de lo
mismo, no tienen el mismo imaginario cuando hacen sexo y sus vivencias de la
sexualidad son diferentes, con lo que la comunicación de sus prácticas
sexuales pertenece a discursos contrapuestos. Desde el imaginario de los
chicos la sexualidad tiene que ver con el disfrute, la diversión y la
experimentación y el imaginario de las chicas la sexualidad tiene que ver con
las emociones, con el amor, con la existencia de una relación que justifique el
sexo. Esto es coincidente con el estudio de Megías (2003:22) sobre los jóvenes
y el sexo en el que plantea que el hecho de “que el sexo se afronte como mera
diversión o ponga también en juego elementos afectivos va a propiciar que la
forma de afrontar tales relaciones adquiera características bien distintas y no
solo relativas a las necesarias dosis de responsabilidad para adoptar las
medidas anticonceptivas adecuadas, sino también a los posibles sentimientos
de intranquilidad y a las dudas asociadas a algunas de las consecuencias de
consumar o no el acto sexual”

B2.- Con respecto a la salud sexual, las chicas elaboran su identidad de


género en función al temor al embarazo. Es un discurso social preventivo, con
características patriarcales y genitalistas que sigue sometiendo y controlando el
placer sexual femenino bajo una cortina de peligros y amenazas, no es un
discurso que hable de conocer y tener actitudes placenteras y saludables hacia
la salud sexual, no hablan del placer y sus formas, sino del peligro y los riesgos
asociados a una sexualidad. Es un discurso biomédico que se centra mucho
más en la salud reproductiva que en los aspectos integrales de la salud sexual
y el bienestar personal, perpetuando la inexistencia en las chicas del placer
sexual per se, como un valor a cultivar.

- “La cosa es que entre nuestra edad lo que más nos han inculcado es
que tienes que tener cuidado para no tener embarazos no deseados
porque somos jóvenes y no puedes hacerte cargo del niño, entonces,
eso si tú lo piensas, la gente te machaca mucho con eso y te
machaca menos con las enfermedades sexuales. Que realmente
entre la juventud sí que lo hacemos por no quedarnos embarazas,
pero tiene un fin mucho mas allá, la cuestión es que tampoco tengas
ninguna enfermedad de transmisión sexual”. (Chica 3, G4).
- “Pero igual es que de las enfermedades de transmisión sexual es que
somos menos conscientes, porque es que es lo que dice ella, mucha

124
gente práctica sexo oral y no utiliza preservativo y realmente con el
sexo oral te puedes contagiar o contraer una enfermedad igual que la
puedes coger practicando sexo”. (Chica 1, G4).

Para ambos, la salud sexual es más que nada prevención, salud


reproductiva, ellas ponen más el acento en los embarazos y ellos más en las
infecciones de transmisión sexual, pero en ambos casos el discurso dominante
es el de la prevención. Un discurso médico-preventivo que, en el caso de las
chicas, esta totalmente dirigido hacia el temor al embarazo y, no tanto, hacia
las infecciones de transmisión sexual.

La diversidad de discursos legitimadores que encontramos en chicos y


chicas son un reflejo de la tensión entre distintas posiciones y sensibilidades
políticas, emergentes y decadentes, respecto al orden sociosimbólico patriarcal
(genitalista y heterosexista). Se da una tensión fundamental entre el
genitalismo, en el caso de los chicos, y la idealización del amor, en el caso de
las chicas. Esto plantea dos posiciones discursivas que tienen su reflejo en las
prácticas sexuales de chicos y chicas por sus efectos identitarios y
performativos en la subjetivación adolescente. Existe, por tanto, un apego
activo a modelos estandarizados de género en la forma de manejarse con
aspectos de la sexualidad y salud sexual. Los chicos responden a un modelo
socio-simbólico androcéntrico individual, donde se justifica el asumir riesgos en
la relación sexual (no usar preservativo) en función de obtener más placer
genital, por la sexualidad irreprimible e impulsiva o por el temor a perder la
potencia (la erección), asumiendo una posición individualista y de sometimiento
del otro/a. Los chicos del G1 lo expresan del siguiente modo:

- Entrevistador: ¿Por qué creéis que algunos y algunas jóvenes


asumen riesgos en sus relaciones sexuales y practican sexo sin
protección?

- Chico 3. Porque mola más sin preservativo y puedes sentir más


placer.
- Chico 4. Por la efusividad del momento.
- Chico 1. Por la situación.
- Chico 4. uff...a veces estas así que te apetece y dices venga va...sin
pensar

125
- Chico 5. Si te dejas llevar...pero después lo piensas y dices no
debería...no debería haberlo hecho...pero...
- Chico 6. Es que en ese momento estas pensando en otra cosa...
- Chico 5. Es que tienes más sangre en otro sitio y no piensas
(Ríen)...Eso es un poco culpa de los dos porque la otra persona
también tiene que decir...y a veces también pasa...
- Chico 1. Es que si la otra persona acepta...pues...

En el caso de los chicos del G3, lo expresan de esta forma:

- Chico 6. Y, también, cuando estás ahí...y te vas a poner el condón...y


te corta el rollo...es un poco el miedo a decepcionarla.
- Chico 6. O por ejemplo el tiempo que te has de poner el preservativo
también...ese tiempo que pierdes...en disfrutar...
- Chico 5. Cuando eres más joven tienes más reparo de...y si ahora
paras y a la tía o a ti se te va...se enfría la cosa y la tía ya no...

Las chicas responden a un universo socio-simbólico androcéntrico


relacional, donde lo importante no es el yo sino el otro, en la medida que
justifican el asumir riegos en la relación sexual (no usar preservativo) en
función del no ser conscientes, de no tener asimilada la información
(prescindiendo de un saber que posee), dejándolo en manos del azar, o incluso
en función de la confianza en el saber hacer del otro/a, por tanto asumiendo
una posición genérica dependiente. Lo expresan así las chicas del G4:

- Chica 6. Porque no son conscientes.


- Chica 7. Porque a lo mejor en el momento que les dan...eso o no
tienen o no piensan. No están....
- Chica 4. También podría ser, por poca información que pudieran
tener, yo no es solo porque la sociedad se lo de, sino porque él o élla
tampoco....
- Chica 6. Porque no lo asimilas, claro, te lo dan pero tú no, tú tienes la
información pero a lo mejor no la asimilas.
- Chica 7. A lo mejor es que no lo ves así, es como que...es como la
lotería...a todos le toca pero a mí nunca me ha tocado entonces a mi
tampoco me va a pasar, que lo ves como algo muy... que es muy
probable...que no...que sabes que existe, pero que es poco
probable...y luego cuando de repente una amiga tuya te viene y te
dice “oye, que estoy embarazada ya dices uff “que puede tocar”.
- Chica 8. O simplemente, porque te sientes cómoda con esa persona
y tú confías con esa persona, entonces sabes que no va a hacer
nada malo para que tú te quedes embarazada.
- Chica 3. Pero eso no se puede controlar directamente, por mucho
que digan que aunque la eyaculación no se haga dentro
perfectamente te puedes quedar embarazada. Y otra cosa es que

126
mucha piensa que una persona con sida tú la ves y dices, seguro que
esta drogada o tiene sida y eso seguramente muchísimas personas
que tu ves, la mar de normales pueden tener sida y tú puedes estar
súper confiada y decir...no hace falta que me ponga preservativo
porque seguro que no tiene sida, porque tú lo ves normal y realmente
puede tenerlo.
- Chica 4. También seria, aparte del nivel cultural, de que tú quieras
saber eso, es decir, si quieres seguir en la ignorancia....
- Chica 6. Y falta de información no es, porque hoy en día hay
información por todas partes.
- Chica 1. Tampoco se quieren enterar.
- Chica 6. Claro, no la quieren asimilar, porque la información esta ahí.
Pero si yo prefiero pensar que no va a pasar nada, que no te puedes
quedar embarazada, pues eso...

3.2. Eje analítico II. SEXISMO Y RELACIONES ENTRE SEXOS/PRÁCTICAS


SEXUALES. Efectos identitarios: dominación simbólica, relaciones
sexuales y diversidades sexuales.

En este eje, se analizan las funciones que tienen los discursos de chicos
y chicas en el contexto en el que se producen, como generadores de efectos o
acciones dentro de un conjunto de prácticas. Se tratará de localizar cuáles son
las funciones que tienen los discursos en la producción y transformación de las
relaciones sociales y sexuales entre chicos y chicas. Es en este espacio donde
podemos encontrar las huellas de la dimensión simbólica de la dominación
masculina, atendiendo a los aspectos que generan efectos identitarios y que
performativizan la subjetividad de chicos y chicas con marcado carácter
androcéntrico y heterosexista. En las chicas, la asunción de una posición,
naturalizada y esencialista, donde la sexualidad femenina no es tan necesaria
como en los chicos, siendo incluso prescindible, negando la pulsionalidad
femenina, y la expectativa idealizada del amor heterosexual en pareja y para
siempre que expresan los chicos. Finalmente analizaremos el rechazo, implícito
o explicito, a las sexualidades no normativas.

3.2.1.- Pervivencia del rol tradicional femenino. Heteronormatividad


de las relaciones de pareja y negación de la pulsionalidad femenina.

127
Una de las áreas en las que aparece una tendencia a constatar los roles
tradicionales femeninos es en lo relacionado con el amor y con la pareja.
Como veíamos anteriormente en las concepciones de la sexualidad de las
chicas, estas justifican las relaciones sexuales en función de la importancia
que conceden al amor en el marco de la relación de pareja, entendido como un
ideal romántico exclusivamente heterosexual que es transmitido por los
agentes sociales como el cine, la televisión o la propia familia; enfrentándose,
en ocasiones el mandato de género con la realidad. Una chica lo expresaba del
siguiente modo:

- Cuando todavía eres virgen y todo el mundo está hablando del sexo
y ves películas, pero películas normales, y que ves que todo es super
bonito y super bien y que se lo pasan pipa....entonces tú puedes
pensar que cuando tú lo hagas vas a tener ese momento e igual ese
momento no tiene nada que ver con lo que tú tengas en la cabeza....
(Chica 3, G4)

Es llamativo cómo, además de la idealización heterosexual del amor, la


pervivencia del amor posesivo es un discurso que legitima la posición
dependiente de la chica con respecto al chico. Galligan y Terry (1993) utilizan
la variable “ideales románticos” cuando examinan cómo las creencias de
jóvenes heterosexuales sobre el uso del condón destrozan sus “ideales
románticos”. Es decir, cómo la negociación en la pareja del uso del condón
rompe la “espontaneidad” y el romanticismo de las relaciones sexuales al hacer
uso de éste. El “ideal romántico de pareja” se confronta con la realidad. Esto es
más marcado en las chicas que en los chicos, ya que en las mujeres el hecho
de sugerir e incluso proveer el condón parece violar su rol tradicional. Así
podríamos hablar de que los “ideales románticos” de los y las jóvenes respecto
a la pareja hacen que aumenten esas prácticas de riesgo.

- “Para empezar se lo toman super diferente (en referencia a las chicas)


a los hombres, que no...Una mujer, a lo mejor, puede buscar mas
cariño, protección y un hombre es...Yo creo que generalmente las
mujeres buscan más el amor, el tal, el cual, más que un hombre
porque ya....” (Chica 7, G4).
- “Para mí buscan lo mismo, buscan el sexo pero lo buscan de manera
diferente”. (Chica 2, G4)

128
- “Pero también a las mujeres, yo creo que no, que es super diferente,
que a lo mejor una mujer puede buscar, o sea, yo digo de nosotros
ahora de jóvenes y tal, luego cuando ya tengas tú marido, estés
casado y todo eso ya es super diferente, pero yo digo ahora, por
ejemplo, hay muchas chicas, no es mi caso, pero de amigas y de tal
que dicen ‘ay si me acuesto con este chico es como que ya es mi
novio’ y como que ya, si se acuesta con otra, le puedo decir que no
se vaya (con otra chica), es como también buscar propiedad o
posesión o sentirte mas cercano a la ......” (Chica 7, G4).
- Las mujeres somos más reservadas a la hora de hacerlo y los
hombres son más liberales a la hora de hacerlo, o sea más abiertos...
(Chica 4., G2).
- Es que las mujeres son más precavidas... (Chica 2, G2)

Como discurso que colisiona con el anterior y quita legitimidad al ideal


romántico de la pareja, aparecen posiciones aparentemente igualitarias que
escapan del modelo convencional femenino, pero que se insertan en el mismo
universo simbólico androcéntrico, asimilándose más bien al polo masculino.
Son efectos identitarios genéricos que se muestran bajo una aparente igualdad,
que lleva a las chicas a tratar de vivir la sexualidad desde posiciones
masculinas siendo atrapadas por el mismo discurso androcéntrico y
produciendo efectos en las prácticas sexuales de algunas chicas, pero en este
caso, no desde el modelo relacional y complementario del ideal del amor
heterosexual, sino desde el modelo individualista y experimental, o incluso del
discurso más abiertamente coito-centrista y genitalista de los chicos.

- “Es que depende de la persona, no porque sea hombre va a querer


sólo sexo y porque sea mujer va a querer sólo cariño. (Chica 3. G4)
- “También hay hombres....que...” (Chica7, G4)
- “Es que hay hombres que busca cariño y hombres que buscan sexo,
hay mujeres que buscan cariño y hay mujeres que buscan sexo...y
generalmente no, porque yo veo mucha gente, muchísimas chicas y
muchísimos chicos, y hay chicos que no son de una noche y
prefieren el cariño y que no quieren estar con nadie si no es para
estar con ellas y chicas que prefieren encontrar a alguien para una
noche y mañana ya no sé ni quién eres”. (Chica 3, G4).
- Yo pienso que los dos (chico y chica) buscan el orgasmo...porque si
no tienes el orgasmo...es que el orgasmo es como si dijéramos el
final...Es como el que tiene ganas de fumarse un “porro” para estar
colocado...es como el placer ése que se encuentra...sentir eso que
te quedas sin respiración...que dices ‘hostia...el orgasmo’...Eso que
el corazón te va a mil... (Ríen). Pero hay hombres que les gusta
muchísimo el sexo oral y buscan a veces eso: el orgasmo pero en el
sexo oral. (Chica 5, G2).

129
Con respecto a los efectos identitarios sobre la subjetividad femenina de
los discursos que niegan la pulsionalidad de la sexualidad de las chicas y la
consideran prescindible, aparece la vivencia genéricamente diferente del
autoerotismo o la masturbación. Las chicas relacionan una menor frecuencia
masturbatoria que los chicos colocando estas diferencias en el cuerpo, en las
hormonas, en los aspectos diferenciales entendidos de forma esencialista entre
hombres y mujeres. También lo conectan con la presión social, ya que una
mujer que se masturba quedaría mal vista, lo que les lleva a asumir una menor
necesidad sexual como algo natural en las chicas, desconociendo y negando la
sexualidad femenina y las formas de sentir placer a través del aparato sexual
femenino.

- Que yo pienso que tienen razón que los chicos lo hacen más y se lo
comentan entre ellos, pero es que resulta que nosotras si lo
comentáramos o lo dijéramos quedaría muy mal visto. (Chica 2, G4).
- La sociedad se ve como más natural, más así que se masturbe el
hombre que se masturbe la mujer. (Chica 7, G4).
- Yo creo que suele ser no necesidad, sino que lo vean como una
cosa más natural y que en el momento que les apetezca no les
importe masturbarse, pero es que las mujeres nos planteamos más
el momento ‘joder pero como voy a hacer esto’...no sé cuantos, no
sé quintos....y, podemos estar tiempo sin mantener relaciones
sexuales y a nadie le coge un ataque. (Chica 3, G4).
- Yo no me refiero a eso,...yo me refiero a que a la mujer a lo mejor
ella no necesita tener relaciones sexuales con un hombre o con una
mujer o lo que sea...yo digo que los hombres sí que necesitan tener
relaciones con otra persona.... (Chica 6, G4).
- Pero eso creo que también es por las hormonas y por... (Chica 7,
G4).
- Yo creo que las mujeres también pueden satisfacerse ellas solas y
no necesitan tanto el sexo con otra persona que al revés, que los
hombres necesitan tener.... (Chica 6, G4).
- Se trata con mucho más pudor el aparato sexual femenino, yo creo,
por presión social. (Chica 5, G4).
- Yo creo que, también,....ellos que dicen que se masturban más y
todo eso, yo creo que sería porque ya desde pequeños y desde
siempre ellos se tocan, se la tocan y tal y están más familiarizados
con su pene y tal. (Chica 4, G4)

Lo que parece claro es que estas percepciones y valoraciones con


respecto a las posiciones diferentes que aceptan y expresan las chicas van a

130
generar asimetrías relaciónales. Esto va a conformar un sistema socio-
simbólico, que como planteaba Bourdieu (1999), es un instrumento de
dominación que impone una visión del mundo que resulta más acorde con los
intereses particulares de las clases y colectivos dominantes, en este caso la
negación de la pulsionalidad en la sexualidad femenina funciona como una
forma de sometimiento de las chicas por los grupos dominantes delimitando
una sexualidad pasiva y prescindible en la que no es necesaria la vivencia
placentera de la propia sexualidad femenina. Esta imposición se presenta con
todas las apariencias de lo natural y necesario y se llega a vivir, por los grupos
dominados, en este caso las chicas, como algo esencialista (será por las
hormonas, ellas no necesitan tanto el sexo), como diferencias que son
naturales y que hay que asumir. Estas disposiciones sociales, relegan a la
mujer a una posición subordinada en el ámbito sexual y relacional, dando lugar
a lo que Bourdieu denomina “violencia simbólica” y estructurando la
subjetividad femenina desde la negación de una pulsionalidad sexual que
convierte en un aspecto natural de su identidad (ellas no lo necesitan tanto) y
legitimando la sexualidad femenina sólo en el marco de la relación amorosa
heterosexual e idealizada. Esto no deja de ser una forma de seguir
manteniendo un control y regulación sobre la sexualidad de las chicas desde el
dispositivo histórico de la sexualidad.

3.2.2.- Pervivencia del estereotipo masculino tradicional.


Idealización del amor y la pareja heterosexual para siempre y dificultad en
el manejo con las emociones.

La subjetividad masculina se construye en términos negativos, sobre lo


que no se es (homosexual, femenino, débil), y en términos relacionales ante el
resto de chicos y ante las mujeres. En el adolescente varón la necesidad de
identificarse con el estereotipo masculino tradicional obedece, en su segundo
proceso de individuación, a la necesidad de diferenciarse de la mujer y del
varón homosexual, como una forma de construir su identidad a partir de lo que
no ha de ser como varón. La construcción de la identidad masculina en el
adolescente está instalada performativamente en la negación, en el peligro, en
la necesidad de la defensa, psicoanalíticamente en el temor simbólico a la

131
pérdida del pene, que subroga la pérdida del poder, un poder asignado desde
el discurso androcéntrico y que se refleja en el estereotipo masculino
tradicional. Como plantea Welzer-Lang (2002), en la socialización masculina,
para ser hombre, hay que conseguir no ser asimilado a una mujer, lo femenino
se convierte en el elemento de rechazo central. También, en la misma línea, lo
plantea Luis Ortiz-Hernández (2004), al explicar que un varón desarrolla la
identidad y el rol masculino mediante tres negaciones que debe probar
constantemente que no es un bebé, que no es una mujer y que no es
homosexual. Desde el punto de vista del género, es de destacar que, en
general, los discursos de los chicos están menos cuestionados por ellos
mismos, desde la masculinidad patriarcal o machista su posición identitaria no
se cuestiona y, por tanto, disminuye la capacidad de autocrítica. Como plantea
Kimmel (1987), el género es invisible para los hombres de igual modo que la
raza es invisible para los blancos, porque los privilegios que se brindan a
quienes forman parte de los grupos hegemónicos desincentivan la revisión
crítica de la situación social en la que se encuentran.

Si bien es cierto que la construcción de la masculinidad es un proceso


que acompaña a un varón desde antes de nacer hasta la muerte, también es
cierto que la adolescencia es el periodo en el que por excelencia la
masculinidad aparece, se construye, se aprende y se ajusta alrededor del
discurso social androcéntrico, genitalista y heterosexista. Desde el punto de
vista de la salud, para el adolescente el riesgo en su escenario no es no tener
salud, el riesgo es ser puesto en cuestión como hombre, lo que tendrá
claramente efectos identitarios en sus actividades y prácticas sexuales.

Se puede hablar de claras diferencias en la percepción de los llamados


“ideales románticos” según el género. La idea de “romántico” tiene mayor
influencia en las chicas. En el grupo de los chicos la idea de sexualidad es más
“genital”, más “coital”. Esto hace que en ellos la influencia de los “ideales
románticos” esté menos marcada, aunque, como se verá, la imagen romántica
de los chicos esta mediatizada por el ideal del amor para siempre, herencia del
modelo masculino patriarcal y del modelo de familia tradicional y judeo-cristiana.
Las prácticas sexuales siguen valorándose de manera distinta para chicos y

132
para chicas según quien las practique, lo que mantiene roles aparentemente
más tradicionales a la hora de establecer una relación de pareja, el chico en
una vivencia más de posesión y control en el vínculo tradicional del matrimonio
y la chica en una vivencia más idealizada alrededor del la pareja. Es de
destacar cómo los chicos asumen del discurso social los estereotipos de
género llevándoles a una posición identitaria de superioridad con respecto a las
chicas, apelando a la represión de las chicas, por tanto considerando que su
posición es la adecuada (ellos son menos tímidos y no están tan reprimidos) y
reforzando el discurso androcéntrico y patriarcal donde la violencia simbólica es
ejercida, al no permitir relaciones desde la horizontalidad donde tanto ellos
como ellas pueden estar reprimidos o no en sus manifestaciones sexuales.

- “La mayoría de las mujeres suelen ser más tímidas a la hora de


expresar cosas así...los chicos, más abiertos a la hora de hablar de
esos temas.” (Chico 8, G1).
- “Somos más bastos... “ (Chico 7, G1).
- “Las tías yo creo que sí se reprimen más que los tíos pero por el
simple hecho del qué dirán...claro...si ahora dejo a mi novio y me tiro
a ése...y lo saben y se enteran...y quiero estar con él...aunque lo
quiera...te van a decir que te esperes un tiempo más que nada por el
simple hecho de y si me dicen y si me dicen... (Chico 5, G3).
- Yo pienso o uno, que es lo que ha dicho él, que ellas son igual que
nosotros lo que pasa es que están reprimidas desde varias partes...o
es que lo tienen el sexo tan ligado al amor que creen que el amor y
el sexo es lo mismo y que no puede haber una cosa sin la otra...y
por eso mismo lo tenemos mas difícil los hombres...porque los
hombres vamos buscando más el sexo. (Chico 3, G3)

En este mismo orden de efectos alrededor de los discursos


hegemónicos, los chicos convierten el miedo a la primera vez de las mujeres en
una apropiación, a través de la cual, son ellos los que están más presionados y
con más miedos frente a la relación sexual, ya que tienen que mostrarse como
expertos y experimentados ante la mujer, justificando el control y dominio de la
relación como expertos en la materia (el chico ha de saber y controlar para que
ellas lleguen al orgasmo antes que ellos a la eyaculación) y posicionándose, de
nuevo, en el lugar de un saber que deben conocer-tener desde la masculinidad
hegemónica. Esto se puede entender como una forma de problematizar la
masculinidad, por la dificultad genérica de poder colocarse en una posición de

133
igualdad y horizontalidad con respecto a la mujer y produciendo efectos
genéricos en los chicos en función de la presión socialmente construida de
tener que mantener su potencia (erección) hasta el final y tener que ser un
experto en la relación sexual, teniendo que ocultar los temores a no dar la talla,
a no quedar bien, como miedos que, al no poder ser asumidos por los chicos
por la presión del estereotipo (costumbres sociales, como plantea un chico),
dificultan el manejo relacional interpersonal de una forma equitativa, o desde
posiciones similares para chicos y chicas.

- Yo creo que a las mujeres les importa más lo que es la primera vez o
las primeras veces que al hombre. Al hombre creo que le importa
menos...La mujer supongo que es porque está más insegura y
porque quiere estar en una relación de confianza con el hombre para
poder...yo que sé estar más tranquila y hacerlo con seguridad...
(Chico 8, G1)
- Yo creo que también es por miedo de la mujer...yo que sé...un fin de
semana no creo que...una chica si es virgen cualquier fin de semana
no va a decir voy perder la virginidad...Porque si con
cualquiera...tiene la impresión de y si me duele o lo que sea...creo...
(Chico 6, G1)
- Sí pero el chico tampoco sabe si le va a doler...si la tía tiene el
agujero pequeño o el frenillo corto a lo mejor le estira... (Risas).
(Chico 4, G1)
- Yo pienso que la primera vez también estás con la tensión de si le va
a doler o qué pasa... (Chico 7, G1)
- Pero es que la chica es si le duele o no le duele, pero es que el chico
tiene que quedar bien... (Chico 5, G1)
- De verdad...es que a veces eso es inestable y “pum” se te jode...
(Chico 4, G1)
- Yo creo que la presión está más en el hombre que en la mujer...yo
creo que cuando un chico y una chica son vírgenes...al perder la
virginidad los dos yo creo que el chico es más el que tiene que
llevar...no sé. (Chico 6, G1)
- Como si tuviera que ser el experto. (Chico 8, G1)
- Son costumbres sociales...la chica es acostarse y dejarse
hacer...después si tú quieres hacerlo y la chica se echa atrás es lo
más normal del mundo...ahora si tú empiezas a hacerlo y estas
haciéndolo y eres tú el que te sientes incomodo y te echas atrás
siempre es él el mal visto. (Chico 4, G1)
- Es que siempre es el chico el que tiene que aguantar hasta que la
chica llegue...y después si el chico se va antes, la chica se queda a
medias...Es que la presión ahí es para el chico que tiene que quedar
bien... (Chico 5, G1)

134
Otro elemento que problematiza la construcción de las subjetividades
masculinas tiene que ver con la dificultad del manejo emocional. Este aspecto
destaca cuando tienen que enfrentar la complejidad de su propia pulsionalidad
y emocionabilidad, donde la tendencia es a negar la existencia de estas
emociones (somos más simples, dirá un chico), ya que desde la presión del
discurso de la masculinidad hegemónica han de funcionar de manera
autónoma e independiente, han de valerse por sí mismos, no han de mostrar
debilidad, ocultando el complejo entramado de dependencias que los varones
desarrollan a lo largo de su vida, teniendo, o bien que negar o disimular las
emociones que puedan sentir, o bien asumir las emociones, pero
encontrándose con dificultades por la presión del estereotipo social de la
masculinidad para poder expresarlas de un modo saludable. No obstante, se
perciben construcciones identitarias entre los chicos más permisivas con las
emociones y que manifiestan la diversidad de construcciones identitarias que
existen mas allá de los encorsetados estereotipos genéricos.

- Los tíos somos más simples...somos más simples...ha pasado


muchas veces que en un grupo de amigos...o sea tú tienes novia y te
vas con la novia y dejas a tus amigos de lado...y vuelves después y
no pasa nada. (Chico 5, G3).
- Yo creo que a un tío le afecta pero lo disimula. (Chico 2, G3).
- Eso depende... (Chico 1, G3).
- También tiene que ver lo que a ti te importe que la gente piense de ti
y la confianza que tengas tú con las personas a las que se lo vas a
contar...yo hay amigos a los que les contaría que me he quedado
mal por una chica y a otros que no...Porque digo para que lo vayan
diciendo por ahí prefiero decírselo a los que me conocen...porque
para agrandar la pena. (Chico 5, G3).
- Pero sí que sufren las dos personas, tanto un chico como una
chica...si te ponen los cuernos vas a sufrir igual... (Chico 4, G3)

- Entrevistador: Parece que estáis diciendo que hay dos formas de


manifestar el cómo se viven las cosas, una, cómo es por dentro y,
otra, cómo se expresan a nivel social...

- Pero esa diferencia es con todas las cosas no sólo lo relacionado


con el amor. (Chico 2, G3).
- Yo no pienso así, yo lo manifiesto...yo, si estoy jodido a mí me da
igual lo que piensen los demás...Eso va con las personas. (Chico 1.
G3)

135
Como discursos que establecen efectos sobre las subjetividades
masculinas es de destacar también la conceptualización de la pareja y del amor
para siempre, como un ideal romántico, al igual que en las chicas, que
perpetúa la idea del amor para toda la vida, convirtiendo la idealización de la
pareja y de la familia tradicional judeo-cristiana en el marco del discurso
normativo de una sexualidad en pareja heterosexual, garante de la salud
mental, normativizada y socialmente aceptada. Siendo esto origen de la
exclusión de los nuevos modelos de familia como ámbitos de las diversidades
identitarias y de la conformación de otros estilos de vida, en ocasiones con
menos estereotipos genéricos, tal y como plantea Gonzalez (2002) en su
estudio sobre el desarrollo infantil y adolescente en familias homoparentales.
Para García (2009), el tema del amor romántico es un elemento fundamental
en nuestra socialización y en nuestra educación sexual. Hay todo un discurso
que se apoya en una idea romántica clásica de las relaciones de pareja, la cual
nos convence de que la finalidad de la vida afectiva debe ser encontrar el amor,
un amor idealizado que casi nunca se parece a la vida real. En la época
adolescente ese discurso es especialmente intenso, reforzado desde todos los
mensajes que emiten las industrias culturales: música, moda, cine, literatura,
televisión…etc.

- Yo creo los dos buscan de la otra persona tener como si dijéramos al


mejor amigo...pero aparte una persona con la que satisfacer sus
deseos sexuales. (Chico 5, G3).
- Para que la cuide, que te apoye...tener alguien siempre ahí que te
apoye. (Chico1, G3).
- Tener una persona con la que siempre te vas a poder apoyar y
aparte que satisfaga tu deseo sexual, tanto para chicos como para
chicas. (Chico 5, G3).
- Yo creo que ellas siempre están pensando en si me casaría con él,
como sería mi vida y los tíos no. (Chico 3, G3)

3.2.3.- Diversidad sexual. Actitudes frente a la diversidad sexual y


las sexualidades no normativas (homosexualidad, bisexualidad y
transexualidad).

136
Las chicas con respecto a la homosexualidad tienen actitudes
aparentemente más igualitarias y donde cabe más la diversidad, el aspecto
diferencial con respecto a los chicos tiene que ver con el no sentir amenazada
su orientación por la orientación de los otros/as. Lo llegan a plantear como algo
que tiene que ver con la moda, como si la orientación sexual pudiera ser algo
intercambiable. En apariencia esto posibilita una mayor flexibilidad a la hora de
aceptar las identidades genéricas no normativas y la aceptación del placer en
sus múltiples manifestaciones. Sus actitudes alrededor de las diversidades
sexuales parecen positivas y saludables. Pero este aspecto es contradictorio
con la percepción del propio autoerotismo, desde la posición heterosexista, en
donde la negación del placer individual y su aceptación como un valor positivo
en las chicas niega la vivencia del autoerotismo o la masturbación como algo
necesario y placentero per se. Aspecto que sí valoran en las identidades no
normativas y que probablemente está relacionado con los estereotipos de
perversidad y promiscuidad que se atribuyen socialmente a las identidades
sexuales lésbicas. Así mismo, contrasta esta aceptación de la diversidad con la
ausencia de visibilidades lésbicas normalizadas de mujeres adultas en las que
las adolescentes pueden encontrar modelos positivos de identificación, tal
como plantea Olga Viñuales (2000) en su estudio sobre las identidades
lésbicas.

- Lo acepto totalmente y me parece super bien...tengo una amiga que


es lesbiana y me encanta, mola mogollón...me gustaría tener un
amigo gay... (Chica 5, G2)
- Yo también lo acepto, lo veo normal... (Chica 6, G2)
- Cada uno se enamora de quien se enamora...si yo estoy enamorada
de una chica...pues no pasa nada... (Chica 2, G2)
- Incluso ahora se estila mucho eso de la bisexualidad...La amiga ésta
que es lesbiana...se ha acostado con chicos, ha estado con
chicos...hasta que se ha dado cuente de que le molan las chicas...y
eso le puede pasar a cualquiera...yo no lo descartaría nunca, no me
gustan las chicas...pero no puedo decirte yo nunca... (Chica 5, G2)
- Yo conozco a dos chicas que salen de fiesta y si no encuentran
ningún tío con el que enrollarse ni nada...se enrollan entre ellas dos.
(Chica 4, G2)
- El placer mútuo...pues entre ellas... (Chica 3, G2)

Es posible, que esta dificultad para visibilizar las identidades lésbicas


tiene que ver con el aspecto de discriminación que existe en los discursos

137
sociales con respecto a las sexualidades no normativas a los que hacen
referencia este grupo de chicas..

- Yo creo que hay una discriminación social, pero porque la gente es


cerrada, porque no lo ven como si fuera una cosa normal. (Chica 7,
G4)
- Aquí la sociedad está vista como que el hombre y la mujer y la
relación entre un hombre y una mujer es la cosa normal, es como de
la naturaleza, es lo normal, no un hombre y un hombre eso no es
normal (Chica 6, G4)
- Pero yo creo que también viene muy determinado por la sociedad,
porque hemos estado durante mucho tiempo en el que en la
sociedad se contaban unas cosas que ahora no se pueden imaginar.
Antes se decía que la homosexualidad era una enfermedad, que es
imposible que quieras estar con un hombre si eres hombre porque es
la enfermedad que peor te puede pasar....o mujeres con mujeres. Si
a ti te inculcan eso...que ahora no...pero hay mucha gente de otras
épocas que lo ve fatal.....abuelos...por ejemplo mis abuelos lo ven
fatal.(Chica 3, G4)

Y, en términos similares las chicas se sitúan con respecto a la


transexualidad, aunque consideran que están mas discriminados/as por el
contexto social que las personas cuya orientación sexual es homosexual. Da la
impresión de que las chicas se apropian de un discurso políticamente correcto
en el que parece que las diversidades sexuales son como las sexualidades
plásticas, tal y como lo planteaba Giddens (1995:35-36): “la creación de una
sexualidad plástica, separada de su integración ancestral con la reproducción,
el parentesco y las generaciones, fue la condición previa de la revolución
sexual de las pasadas décadas...La ruptura de todas estas relaciones fue así
un fenómeno con implicaciones muy radicales...implicando dos elementos
básicos: uno es la revolución en la autonomía sexual femenina y otro es el
florecimiento de la homosexualidad masculina y femenina...facilitando un
discurso sin trabas sobre la sexualidad que anteriormente no había sido
posible”. Parece que este discurso es el que reproducen las chicas y que, como
se planteaba anteriormente, contrasta con las dificultades, desde posiciones
individuales, de vivir los aspectos de la sexualidad femenina como un valor a
cultivar tanto en el terreno del autoerotismo como en la vivencia de una
sexualidad no ligada al amor romántico heterosexual.

138
- Ay, a mí me parece bien... (Chica 3, G2)
- A mí también...a y si no estás a gusto con tu cuerpo y necesitas
cambiarlo...pues yo lo acepto...porque igual que yo no estoy de
acuerdo con mis tetas y me las operaría...pues si dijera yo no me
siento como mujer, tengo el cuerpo de mujer, pero no me siento
como mujer...pues me encantaría operarme y me encantaría que los
demás lo aceptaran, porque psicológicamente estas personas están
destrozadas y yo lo acepto...yo sí...(Chica 5, G2)
- Es que harán lo que sea para estar a gusto. (Chica 2, G2)
- Esta vida es sentirse bien siendo uno mismo y si tú te sientes bien
siendo mujer, pues eres mujer y si hombre, pues hombre. (Chica 3,
G2)
- Claro porqué tú no eliges cómo naces, entonces... (Chica 6, G2)
- Es cambiarte para poder vivir tranquila. Chica 4, G2).

En este texto también es llamativo cómo las chicas conceptualizan la


identidad sexual como una elección individual, cuando, como plantea Bataller
(2003), los procesos de aceptación de la identidad sexual no son un capricho,
es un camino personal muy conflictivo al que se le añade la presión social, la
estigmatización, la discriminación, la violencia a las personas transexuales,
generándoles además conflictos, ansiedades, fantasmas y síntomas que hay
que contener.

Los chicos tienen una posición genérica más marcada alrededor del
temor a la homosexualidad, existiendo el efecto identitario, en función del
discurso masculino tradicional, de tener que desmarcarse y defenderse de ser
identificado como homosexual, aunque se perciben diferencias con respecto a
la edad y el nivel socio-cultural entre los chicos: los chicos de menor edad pero
de nivel socio-cultural medio alto muestran aspectos menos homófobos que los
chicos de mayor edad, pero de nivel sociocultural medio bajo (que, en parte
entienden tanto la homosexualidad como la transexualidad como
enfermedades o trastornos), lo que hace pensar en que el nivel de estudios
parentales y junto con la edad pueden estar produciendo efectos de cambio de
actitudes hacia las diversidades sexuales en los chicos. En el grupo de chicos
de 15 y 16 años lo expresaban así:

- ...Que tampoco hemos tenido una experiencia de una amistad...yo


que sé...para saber cómo se lleva... (Chico 4, G1)
- A lo mejor ahora estamos diciendo esto y luego llega una amigo y te
dice que es homosexual y... (Chico 6, G1).

139
- ...y te sienta mal. (Chico 7, G1).
- No te sienta mal pero... o... (Chico 6, G1). .
- Pero es que hay mucha gente que a lo mejor te dicen que un hombre
es homosexual y ya no lo tiene como...no se acerca tanto por miedo
a que tire los trastos....y puedes tener una amiga y tampoco te tira los
trastos...que no...es que la gente lo mira como si fueran unos
salidos... (Chico 5, G1)
- Son paranoias sociales de ésas que...una chica te lleva a casa en el
coche y no pasa nada...un chico homosexual te lleva a casa en el
coche y la has liado...la has liado... (Ríen), (Chico 7, G1).

En el grupo de chicos de 17 y 18 años lo plantean así:

- Yo lo respeto pero no estoy a favor. (Chico 1,G3)


- Yo lo respeto, pero creo que es normal...igual que tú sientes una
necesidad de satisfacer un deseo sexual con una mujer, hay
hombres que necesitan tener una necesidad sexual con otro
hombre...y es totalmente normal...otra cosa sería ya las relaciones de
pareja...pero en cuanto al deseo sexual aparte, o sea aislado...es lo
mismo...es un contacto físico con otra persona para tener un placer,
da igual que sea chico o chica...ahora a mi no me gusta. (Chico 5, G3)
- A mi no me parece bien....lo veo una enfermedad. (Chico 3G).
- Yo eso no lo veo claro. (Chico 1, G3).
- Yo nunca voy a poder entender la bisexualidad. (Chico 2, G3).
- Yo creo que es más una cuestión de cromosomas... (Chico 4, G3).
- Eso esta visto por biología...La homosexualidad no es una cuestión
de enfermedad genética. (Chico 7, G3)
- Yo creo que una persona homosexual viene ya desde pequeñitos,
viene ya de crianza... (Chico 2, G3).

Estas afirmaciones hacen pensar en la necesidad de trabajar las


actitudes en los chicos desde el ámbito de la educación sexual. Con respecto a
cómo entienden la discriminación a las personas homosexuales, colocan desde
el modelo heterosexista los aspectos perversos a la homosexualidad diciendo
que son personas más promiscuas, o les eliminan la capacidad de sentir
emociones y enamorarse. Es llamativo como los chicos muestran, desde la
presión de la masculinidad tradicional, un miedo atávico a los homosexuales,
como si tenerlos cerca fuera un signo de peligro de contagio y como una forma
de posicionarse de manera diferente y distante con respecto a los
homosexuales, confundiendo la orientación sexual, hetero u homosexual, con
las múltiples identidades masculinas y femeninas que toda persona alberga en
la estructuración de su psiquismo, teniendo que negar las identidades
femeninas que, también, construyen su subjetividad. Como plantea Bataller

140
(2003), la orientación sexual heterosexual no garantiza la salud mental de las
personas y éste es un aspecto que, tanto los chicos como las chicas, tienen
introyectado en todos sus discursos sobre las diversidades sexuales,
colocándose en una posición de normalidad desde el heterosexismo dominante
en nuestro inconsciente colectivo.

- Yo creo que hay mucha gente que las discrimina.(Chico 1, G3)


- Sí, sí. Yo creo que se les da un trato discriminatorio y...el problema
es que yo digo, que yo mismo les discrimino...quiera o no quiera yo
tengo un homosexual que me dice que es homosexual al lado y yo no
me siento cómodo...a mí da igual que hayan muchos...pero... (Chico
5, G3)
- Pero yo no puedo discriminar porque tengo un primo que es
homosexual. (Chico 6, G3)
- Pero tú mismo y todos los que estamos aquí...creo somos los que
vemos al tío y ....por ejemplo, si tú juegas en un equipo de fútbol y
sabes que hay un tío que es homosexual y las duchas son
compartidas, no te sientes a gusto (Chico 5, G3).
- Pero eso es una tontería... (Chico 7, G3)
- Yo creo que la mayoría de los homosexuales buscan relaciones
sexuales, yo creo que ningún homosexual está enamorado de su
pareja...son más promiscuos... (Chico 2, G3)

Justifican la homofobia así:

- ....porque tú a un homosexual le dices “es que no debieras hacer tal”


y enseguida te dice “es que tú eres un homófobo porque discriminas
a los homosexuales”... (Chico 5, G3)
- Es que cuando alguien dice algo de los homosexuales, por ejemplo
“a mí los homosexuales no me parece correcto”, oye es su
opinión...pero nada más decirlo saltó una que si era homófobo....cada
uno puede tener su opinión. Hoy es que no puedes decir nada contra
los homosexuales porque se te echan encima enseguida... (Chico 3,
G3)

En este texto se percibe la presión del estereotipo de género masculino


en el que esa justificación de la homofobia no deja de ser una consecuencia de
la represión social que existe con respecto a las homosexualidades. En España,
hasta la década de los 70, la homosexualidad ha sido y sigue siendo para la
Iglesia un pecado, para la psiquiatría y la psicología, una patología mental y
desde el ámbito social, asociada a peligrosidad, vicio y degeneración. Esto
todavía repercute en el imaginario adolescente como una herencia y una
introyeccion de los aspectos homofóbicos que impiden construir de forma

141
saludable la construcción de las identidades adolescentes heterosexuales,
homosexuales, bisexuales o transexuales. Los problemas de adaptación a la
vida sexual homoerótica pueden ser los primeros síntomas que reflejan que,
socialmente, se sigue viendo la homosexualidad masculina y femenina con un
grado de valor distinto de la orientación sexual heterosexual.

Con las identidades transexuales, también se encuentran diferencias


entre los dos grupos de chicos: el grupo G3 la entiende más como enfermedad
y el grupo G1, más jóvenes pero de nivel socio-cultural medio-alto la admiten
como diversidad sexual. No obstante, aun existiendo estas diferencias son
manifiestos los aspectos trasnsfóbicos en el discurso social de los chicos,
pudiéndose interpretar como un efecto de los discursos sociales y, también
científicos, con respecto a la concepción de la transexualidad como una
enfermedad o trastorno psicopatológico. Comparto la hipótesis de Bataller
(2003) que la(s) identidad(es) sexual(es), al igual que ya ocurrió con la
homosexualidad masculina y femenina, están muy patologizadas y
estigmatizadas socialmente en nuestro entorno, atribuyéndose una
psicopatología, per se, en el discurso “científico”, que impide que se avance en
estas cuestiones, tanto desde lo social como desde lo terapéutico. Esta
posición patologizante de la transexualidad se percibe claramente en los
discursos que producen los chicos.

- Yo creo que es un error genético al nacer. (Chico 2, G3)


- Yo creo que es una cosa psicológica la verdad...o sea de no gustarte
como tú eres...como eres tú mismo. (Chico 5, G3)
- Es que tú naces de una forma pero cuando tú llegas a cierta edad no
te ves tu mismo, o sea no quieres ser la persona que eres... (Chico 6,
G3)
- Yo es que creo que es psicológicamente si tú eres un hombre y
quieres pasar a mujer es porque no te gusta la personalidad de los
hombres...no te gusta ser un hombre...entonces eso es psicológico...
(Chico 5, G3)
- Yo creo que está relacionado con la homosexualidad... (Chico 4, G3)
- Yo creo que son homosexuales que no aguantan la crítica de la
sociedad y entonces dicen me voy a cambiar de sexo y así...poder ya
vivir en paz. (Chico 4, G3)
- Yo creo que es la represión, me reprimen y me da más asco ser
hombre. (Chico 5, G3)

El grupo de chicos con un nivel sociocultural medio alto, lo plantea así:

142
- Es que es algo que no se ve tanto.... (Chico 6, G1)
- Gente que no ha nacido con el cuerpo que desea... (Chico 1, G1)
- Igual hay hombres que le gustan los hombres porque se sienten
mujer...no porque sea homosexual. Y yo creo que se les trata muy
mal (Chico 7, G1)
- Sí se les suele tratar mal...peor que a los gays y a las lesbianas...
(Chico 5, G1)
- Mucho peor...está peor visto si se sabe... (Chico 4, G1)

143
DISCUSIÓN.

Tal y como se esperaba en el presente trabajo de investigación, los


conocimientos, actitudes y prácticas sexuales (CAP) evaluados en cada una de
las dimensiones de la Encuesta de Salud Sexual y Reproductiva han sido
diferentes en función del sexo, en la misma medida en que los estereotipos de
género son representados de forma desigual en el imaginario cultural. La
sexualidad y la salud sexual parecen estar desarrollándose alrededor de
bastantes cuestiones específicas para cada sexo. Como se ha podido observar
en los análisis desarrollados, tanto desde la metodología cuantitativa como en
la cualitativa, existen diferencias en las representaciones de la vivencia de la
sexualidad entre chicos y chicas, repercutiendo en sus conocimientos,
actitudes y prácticas sexuales, en las relaciones entre los sexos y en los grados
de sexismo que interiorizan las personas adolescentes desde el imaginario
cultural. Todo esto contribuye a que la construcción de las subjetividades
masculinas y femeninas se desarrolle coincidiendo con los estereotipos
socialmente asignados a cada sexo, de marcado carácter androcéntrico y
heterosexista, y repercutiendo, en mayor o menor medida, en las prácticas
interpersonales y sexuales de chicos y chicas.

La diversidad de poderes que tratan de controlar la sexualidad, la


multiplicidad de experiencias que tienen chicos y chicas, la propia diversidad
del hecho sexual humano, no permite explicar la cuestión de la salud sexual en
la adolescencia a través de un solo concepto. Resulta más útil desglosar en
diferentes dimensiones la sexualidad, y buscar en cada una la fuente de
configuración para cada sexo, o para ambos sexos. En el desarrollo del
presente trabajo de investigación se hace evidente, desde la metodología
cuantitativa, la necesidad de trabajar sobre los conocimientos, las actitudes y
las prácticas sexuales alrededor de la sexualidad y de las diversidades
sexuales en función de los resultados obtenidos. Se han encontrado diferencias
entre chicos y chicas en el estudio de las actitudes alrededor de su salud
sexual y reproductiva, de las relaciones entre los sexos, del sexismo
interiorizado y de las posiciones frente a las diversidades sexuales, siendo, en
general, menos positivas y saludables en los chicos. Más específicamente, se

144
han encontrado los siguientes resultados en las pruebas realizadas,
destacando:

 Las fuentes de información sexual que chicos y chicas tienen se


transmiten fundamente entre iguales, y el origen de esta información es
sobretodo de paginas de internet para chicos y chicas, de pornografía
para los chicos y de revistas especializadas para las chicas,
reproduciéndose informaciones cargadas de aspectos heteronormativos,
sexistas y androcéntricos.
 El tener una actividad y una práctica sexual repercuten mejorando los
conocimientos sobre salud sexual y salud reproductiva, tanto en chicos
como en chicas.
 Las prácticas sexuales de las chicas alrededor del autoerotismo y la
masturbación son inferiores a las de los chicos, desconociendo, en
mayor medida que los chicos, las formas de sentir placer a través de su
propio cuerpo.
 Las chicas obtienen mejores resultados que los chicos en todos los
aspectos relacionados con la salud reproductiva, constatando que la
responsabilidad sobre la salud reproductiva recae más sobre las chicas.
 El tener pareja se convierte en un factor que repercute en las prácticas
de salud reproductiva, tanto en chicos como en chicas.
 Las actitudes frente a las personas que padecen vih tiene mayor carga
prejuiciosa en los chicos que en las chicas, aunque estas también
presentan ciertas actitudes de rechazo hacia las personas con vih.
 Finalmente, las chicas tiene unas actitudes frente al uso del preservativo
más positivas que los chicos.

En relación con la perspectiva metodológica cualitativa, destacamos del


trabajo cómo los chicos utilizan dos discursos diferenciados que producen
efectos identitarios en la construcción de su subjetividad. Nos referimos a un
discurso más anclado en lo que se espera que haga desde el ámbito social, un
discurso que está más próximo al estereotipo masculino tradicional, es la
presión del tener que quedar bien como hombre. Este discurso es el que prima
en las relaciones con sus iguales, el discurso del “deber ser”. Este discurso en

145
ocasiones colisiona con otro discurso más “real”, es un discurso individual,
donde las emociones juegan un papel importante. En este discurso se habla de
sí mismo de manera más emocionable, sana y saludable. Estos dos discursos
en ocasiones se escinden, se separan, con la tendencia a negar el emocional,
siendo determinante el discurso social alrededor de lo que debería ser como
chico frente a sus iguales. Esta duplicidad de discursos que no se integran,
tiene mucho que ver con las dificultades de integrar en el psiquismo individual
aspectos de la propia identidad masculina y femenina que permitirían manejos
más saludables, igualitarios y equitativos en las relaciones interpersonales.
Esto puede explicar, en parte, lo que parece evidente en la investigación
alrededor de manejar las actitudes en sus relaciones consigo mismo y con
los/las demás de manera más problematizada por el estereotipo de género en
el caso de los chicos.

Si bien es cierto que a través del análisis cuantitativo y cualitativo se


desvelan actitudes hacia la sexualidad más problematizadas en los chicos,
teniendo también mayor carga homofóbica y transfóbica, el análisis cualitativo
nos permite profundizar y descubrir que las chicas, aun teniendo unas actitudes
y conocimientos más saludables alrededor de todas las dimensiones de la
ESSR, tienen un discurso deserotizado de la sexualidad femenina, en función
del ideal romántico del estereotipo “tradicional” femenino, y, alrededor de las
diversidades sexuales producen un discurso socialmente aprendido y
políticamente correcto. Destacamos, entonces, que al igual que en el caso de
los chicos, existen dos discursos excluyentes y escindidos para las chicas,
sosteniendo una representación dicotómica de la sexualidad y las diversidades
sexuales: por una parte, una sexualidad para el amor, el ideal romántico, y una
aceptación muy textual de las diversidades sexuales, es el discurso del “ser
para” (alguien, el sexo se justifica en el amor) y el del “deber ser” (respetuoso y
tolerante), y por otra, una negación del placer sexual como valor a cultivar “per
se”. Así como los chicos en el discurso individual pueden ser mas reflexivos y
emocionables, las chicas en este mismo discurso individual son más negadoras
de la propia pulsionalidad femenina, negando en este caso la materialidad del
cuerpo como objeto de placer y sus mecanismos para sentir placer sexual. Si lo
chicos tienen dificultades para conectar con sus emociones, las chicas tienen

146
dificultades para conectar con su cuerpo como objeto de placer. Esto tensiona
y problematiza las relaciones interpersonales al no tener un mismo discurso
que legitime la diversidad de construcciones identitarias desde posiciones
horizontales, igualitarias y de reconocimiento de la alteridad, más allá del
encorsetamiento excluyente de las identidades de género masculinas o
femeninas. Las significaciones que tienen las adolescentes de la sexualidad
están ligadas fundamentalmente a los procesos reproductivos, existiendo una
tendencia a considerar “lo sexual” como negativo o peligroso, más relacionado
con los riesgos y consecuencias problemáticas de una práctica sexual; parece
que todavía es difícil para las chicas tener una visión positiva de la sexualidad
ligada a la calidad de vida, al ejercicio de la autonomía y los derechos de las
mujeres, el placer se convierte en un elemento válido y constitutivo de la
sexualidad masculina, pero no parece como deseable ni valido en la femenina.
Por tanto, como se confirma en otros estudios (Bataller, 1995; Barberá, 2000;
Pastor y Bonilla, 2000; Rodríguez, 2000; Stern et al, 2003; Lameiras, 2002;
Megías et al, 2005; Checa, 2005; Navarro-Pertusa et al 2005; Caricote, 2006;
Robledo et al, 2007; Vargas Ruiz, 2007; Pacheco- Sánchez et al, 2007; Ramos,
2006; Benlloch et al, 2008; De Lemus, 2008; Polanco et al, 2009) tanto chicos
como chicas adolecen de unas actitudes alrededor de la sexualidad y de las
diversidades sexuales que son reflejo de los discursos sociales heterosexistas,
y en gran medida androcéntricos.

Lo que parece evidente, tal y como se demuestra en esta investigación,


es que es necesario trabajar las concepciones sobre la sexualidad y las
diversidades sexuales, para contribuir a una mejor calidad de vida de chicos y
chicas en sus procesos de subjetivación y en la vivencia de sus sexualidades
desde el placer y en las mismas condiciones de igualdad para las diferentes
formas de expresión del Hecho Sexual Humano, si no se quiere que se siga
reproduciendo el discurso social heteronormativo, homofóbico y transfóbico que
se encuentra en el imaginario cultural. Según Bataller (2005), producto de la
represión ejercida desde el contexto social, asimilando conceptos trasnochados
respecto a la orientación sexual de las personas, sigue siendo más necesaria si
cabe una acción de discriminación positiva, para que se vaya cambiando las

147
actitudes y los irracionalismos respecto a la homosexualidad masculina o
femenina y respecto a la transexualidad”.

En este contexto se ha de tener en cuenta lo que plantea Bataller (2008)


alrededor de la necesidad de intervenir psicoeducativamente, tanto en el
ámbito social como en el individual, desde la ciencia Sexológica: “La ausencia
de la sexología, como disciplina científica de estudio en nuestra Universidad,
careciendo de la figura del Sexólog@, en sus diferentes áreas de intervención
(Educativa, Asesoramiento sexual y Terapia Sexual) dificultan, si cabe aún más,
la labor de dar carta de naturalidad a las diferentes manifestaciones de la
sexualidad humana, más allá de la función reproductiva y heterosexual. La
Sexología tiene cuerpo teórico y científico para aportar sus estudios y así,
eliminar en el entorno académico, tantas falacias y errores científicos con
respecto al hecho sexual humano, que se sigue trasmitiendo, muchas veces
por desconocimiento, perpetuando la homofobia y transfobia existentes en
nuestra sociedad”.

148
CONCLUSIONES.

Posibilitar una formación en salud sexual para los y las adolescentes educando
en actitudes positivas y respetuosas hacia la sexualidad y las relaciones
sexuales.

Se debe favorecer el desarrollo saludable de las identidades masculinas, así


como el de las femeninas trabajando sobre los múltiples procesos de
subjetivación en los/ las adolescentes.

La flexibilización de los roles de género en la familia, en el sistema educativo y


en el entorno social se han de dar desde edades muy tempranas, si queremos
que jóvenes y adolescentes tengan relaciones igualitarias, equitativas y
horizontales.

El trabajo con los mitos, prejuicios y falsas creencias alrededor del hecho
sexual humano y la sexualidad puede contribuir a disponer de herramientas
básicas y aplicadas para las intervenciones educativas necesarias para la salud
de los/las jóvenes y adolescentes.

La conceptualización de la sexualidad como un valor saludable en la


construcción de la identidad de chicos y chicas así como una idea de
promoción de la salud sexual, es básico si deseamos contribuir a una salud
integral en estas etapas evolutivas.

La importancia de trabajar los grupos de discusión ha sido evidente por el valor


de la información recopilada y por la posibilidad que ofrecen para profundizar y
detectar los discursos que conforman el imaginario adolescente alrededor de
sus vivencia de la sexualidad y de sus relaciones interpersonales.

Se hace necesario trabajar sobre el imaginario cultural alrededor de la


sexualidad de chicas y chicos para promocionar una significación de la
sexualidad como un valor a cultivar, pues la O.M.S. (2002), indica que una

149
buena salud sexual mejora la calidad de vida de las personas y da una mayor
longevidad.

Posibilitar a través de las intervenciones en educación sexual con los/las


adolescentes, chicas y chicos, a resignificar las identificaciones infantiles e
idealizadas, permitiendo desarrollar identificaciones, donde la igualdad, la
corresponsabilidad, las relaciones igualitarias y las diversidades del deseo sean
posibles en el contexto educativo y social.

Se hace evidente la falta de intervenciones psicoeducativas contempladas en el


sistema educativo que contemplen, tal y como plantea García (2009), el Hecho
Sexual Humano abarcando a todos y a todas, tratando de hablar de
sexualidades en plural, de las personas, de edades, culturas, capacidades y
realidades diferentes.

Es básico y fundamental tener en cuenta en todos los trabajos de educación


para la salud, y en concreto en educación sexual, la perspectiva de género, ya
que en la adolescencia se re-significan las identidades de género y así
contribuir al cambio de roles adscritos y asumidos de género.

Es necesaria la Educación Sexual en todas las edades. Hablar de sexualidad


es hablar de los cuerpos, de los afectos, de las caricias, es hablar de placer y
sobre todo de encontrarse a gusto como varón o mujer, independientemente de
la orientación e identidad sexual.

Hay que facilitar y promover la comprensión a la ciudadanía que la diversidad


como regla- y no como excepción- en cuanto a la sexualidad humana afecta a
personas y grupos. El trabajo tiene que tender a cambiar los paradigmas únicos
y heterosexistas de nuestra sociedad, posibilitando un futuro más justo,
equitativo y solidario entre todas las personas.

Como plantea el catedrático de Psicología de la Sexualidad de la Universidad


de Salamanca, Félix López (1995), la educación sexual se convierte en uno de
los contenidos esenciales de la educación para la salud, puesto que, la

150
necesidad de contacto, la actividad sexual, y las relaciones interpersonales
íntimas, son algunas de las necesidades básicas de cuya satisfacción depende,
en gran manera, el bienestar de las personas.

151
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160
ANEXOS.

161
ANEXO I

CUESTIONARIOS UTILIZADOS

162
TACHA LO QUE CORRESPONDA:

ESO BATC Módulo Profesional


ESTUDIOS
Ciencias / Humanidades …………………

EDAD 15 16 17 18 19

SEXO MUJER VARÓN

MADRE PADRE
Qué PROFESIÓN u
OCUPACIÓN tiene
……………………... ……………………...

MADRE PADRE
Qué NIVEL DE
ESTUDIOS tiene
……………………... ……………………...

El objetivo de esta prueba es conocer tu opinión sobre una serie de cuestiones


acerca de las relaciones entre chicos y chicas de tu edad. Lee con atención cada
una de las preguntas y contesta lo que sinceramente pienses; no hay respuestas
correctas ni incorrectas. Las opciones de repuesta significan:

1 total desacuerdo;
2 bastante desacuerdo;
3 algo en desacuerdo;
4 ni de acuerdo ni en desacuerdo;
5 algo de acuerdo;
6 bastante de acuerdo;
7 totalmente de acuerdo.

1 2 3 4 5 6 7

1. Aunque cueste aceptarlo, las chicas se sienten más atraídas       


por los chicos fuertes, viriles y agresivos

2. Una chica que sale sola de noche siempre tendrá más       


problemas que un chico

3. Es más adecuado que sean los chicos los que tomen la       


iniciativa sexual

4. No está mal pegar a alguien que te ofende       

5. Los chicos, por naturaleza, son más violentos       

6. Las chicas que se muestran débiles parecen más atractivas       

163
1 2 3 4 5 6 7

7. Algo habrá hecho una mujer para que su pareja le maltrate       

8. Por amor a tu pareja, se puede aguantar cualquier cosa       

9. Amenazar a alguien es una demostración de poder       

10. Si un chico quiere a una chica, la debe proteger       

11. A los chicos les gusta que su chica piense como ellos       
quieren

12. Lo que todos los chicos valoran en el fondo en una relación       


es el afecto y el compromiso

13. La violencia es menos tolerable en una chica que en un       


chico

14. Cuando las chicas protestan, los chicos a menudo dicen que       
su pareja es histérica, egoísta, exagerada

15. Ante conflictos en la pareja, las chicas tienden a menudo a       


sentirse culpables

16. La violencia forma parte de la naturaleza humana       

17. Los problemas de una pareja son cosa de ellos y mejor ni       


contarlos ni meterse

18. Cuando hay desacuerdos en la pareja, el chico debe tomar       


las decisiones

19. Lo más importante en la vida es estar enamorado/a       

20. Es comprensible que, por amor, las chicas dejen de lado sus       
intereses y proyectos

21. Ante los problemas, muchas chicas piensan que sus       


opiniones no tienen valor

22. Siento que mi pareja no me valora y me humilla con       


frecuencia

23. Estar enamorada/o implica complacer en todo a tu pareja       

24. Cuando en una pareja alguien tiene celos es porque quiere       


mucho a la otra persona

25. En las relaciones de pareja a los chicos les gusta controlar       


con quién va la chica, sus gustos, cómo viste, quién le
llama, los mensajes que recibe y que manda.

26. Las chicas pueden llegar a rebajar sus expectativas       


académicas y personales si a su novio no le gustan

164
1 2 3 4 5 6 7

27. Las mujeres aunque estudien y trabajen saben que tienen       


que preocuparse de la familia

28. El hombre debe ser el que aporte más dinero a su familia       


(mujer e hijos)

29. Debemos intentar resolver los conflictos llegando a       


acuerdos

30. Sexualmente es tan libre un chico como una chica       

31. La violencia contra las mujeres es un problema de la       


sociedad

32. Por su propio bienestar personal, es muy importante que las       


mujeres sean autónomas

33. Bastantes chicos quieren que su pareja haga lo que ellos       


dicen, pero no lo que ellos hacen

34. Las chicas son igual de capaces intelectual y       


profesionalmente que los chicos

35. Mi pareja (o la de algun/a de mis amigos/as) cuando se       


enfada tiende a insultar y descalificar

36. Mi pareja (o la de algun/a de mis amigos/as) tiende a       


imponer su voluntad en las prácticas sexuales

37. Conozco a algún chico que, aunque sólo sea una vez, le ha       
pegado una bofetada a su novia

38. Ser una “ligona” está peor visto en una chica       

39. Cuando tienes problemas con tu pareja, tiendes a contárselo


      
antes a l@s amig@s que a una persona mayor (prof/a,
padre, madre…)

40. Las chicas suelen ser más cariñosas y preocupadas por los       
demás

41. A menudo, cuando tengo problemas, me resulta muy difícil       


hablar para poder resolverlos

42. Me molesta profundamente que mi pareja o mis amigos       


escuadriñen mis cosas (papeles, cartas, mensajes, llamadas)

43. Cuando alguien te ofende, no está mal que le insultes       

44. Conozco a alguna chica que, aunque sólo sea una vez, le ha       
pegado una bofetada a su novio

165
1 2 3 4 5 6 7

45. Las chicas se quejan, pero son unas provocadoras       

46. Lo que más valoran los chicos en las chicas es el atractivo       


físico

47. A menudo los chicos controlan a su pareja para protegerla       

48. Si es necesario, para mantener las relaciones de pareja, a       


veces las chicas deben ser sumisas

49. Alguna que otra vez, una chica tiene que ceder a las       
demandas sexuales de su pareja aunque no le apetezca

50. No es incompatible querer a alguien y hacerle daño       

51. En una relación de pareja, normalmente es la chica la que       


más se preocupa de que todo vaya bien

52. Lo que todas las chicas valoran en el fondo en una relación       


es el afecto y el compromiso

53. Los chicos y las chicas que parecen homosexuales o que lo       


son reciben peor trato de sus compañer@s

54. Me sentiría a gusto teniendo un amigo homosexual       

55. Me sentiría a gusto teniendo una amiga lesbiana       

56. Creo que aceptaría con naturalidad el hecho de sentirme       


atraído/a por una persona de mi mismo sexo

57. Es importante para un chico actuar como si nada pasara,       


incluso cuando algo le preocupa

58. Pienso que es importante para un chico hablar de sus


      
sentimientos, aunque pueda dar la impresión de ser una
persona débil

59. Es correcto para un chico decir no al sexo       

60. Un chico no necesita imponerse para conseguir que le       


respeten

61. Me preocupa cuando un chico actúa como una chica       

166
ENCUESTA SSR

En la Universitat de València nos encontramos desarrollando un trabajo de investigación en el


área de la salud sexual y la salud reproductiva. Nuestro objetivo es conocer cuáles son los
conocimientos, actitudes y prácticas de las personas jóvenes sobre esta temática para, con base
en vuestras necesidades específicas, poder diseñar las estrategias más adecuadas de apoyo a la
salud de chicos y chicas. Por esto, es de suma importancia tu participación y la sinceridad de tus
respuestas a la hora de cumplimentar el siguiente cuestionario. Toda la información que nos
brindes será absolutamente confidencial, anónima y será usada únicamente para realizar análisis
del conjunto de datos recopilados.

Por favor, sigue las siguientes instrucciones para responder a la encuesta:

1. No escribas tu nombre en ninguna parte del cuestionario.


2. Recuerda que esto no es un examen, por lo que no existen respuestas malas ni buenas.
3. Por favor, no dejes ninguna pregunta sin contestar.
4. Responde a las cuestiones de forma individual. Por favor, no consultes con nadie. Nos
interesa tu propia opinión.
5. Si tienes alguna duda, por favor, resuélvela con la persona que está a cargo de la entrega y
recolección de los cuestionarios.

¿Cómo describirías el estado de tu salud actualmente?

Bueno  Regular  Malo 

¿Estás satisfecho/a con tu sexualidad?

Bastante  Regular  Poco 

En términos de actividad sexual:

1. practico sexo
con hombres  predominantemente 
con mujeres  exclusivamente 
por igual 
2. no he tenido relaciones sexuales 

En términos de tus fantasías sexuales:

1. imagino tener sexo


con hombres  predominantemente 
con mujeres  exclusivamente 
por igual 
2. no me imagino teniendo relaciones sexuales 

167
¿Tienes pareja en la actualidad?

Sí  No 

¿Conoces los Centros de Salud Sexual y Reproductiva en tu zona?

Sí  No 

¿Has recibido alguna información sobre educación sexual en tu centro educativo?

Sí  No  ¿A qué edad? ……………

¿Con quiénes puedes hablar abiertamente de sexualidad? (puedes marcar varias):

Padre  Madre  Hermanos/as  Amigos/as  Pareja 


Profesorado  Personal sanitario  Nadie 
Otras personas:…………………………………………….

¿De dónde recibes información sobre sexualidad? (puedes marcar varias):

Padre  Madre  Hermanos/as  Amigos/as  Pareja 


Profesorado  Personal sanitario 
Libros  Revistas  Pornografía  Internet 
Otras personas o lugares:…………………………………..

¿En dónde encuentras información más útil sobre sexualidad? (puedes marcar varias):

Padre  Madre  Hermanos/as  Amigos/as  Pareja 


Profesorado  Personal sanitario 
Libros  Revistas  Pornografía  Internet 
Otras personas o lugares:…………………………………….

¿Crees necesario tener una mayor información respecto a la sexualidad?

Sí  No 

¿De quién o quiénes te gustaría recibir más información sobre sexualidad?

Padre  Madre  Hermanos/as  Amigos/as  Pareja 


Profesorado  Personal sanitario  Especialistas (sexólogos/as) 
Otras personas:……………………………………………….

¿Sobre qué temas te gustaría saber más en relación con la sexualidad? (puedes marcar
varios):

Relaciones afectivas  Prácticas sexuales  Prevención 


Anticoncepción  Diversidad sexual 
Otros temas de tu interés:…………………………………….

Creencias religiosas: Sí  No  Cuáles…………….....................

168
Al lado de cada frase, marca el número en el círculo correspondiente de la escala
que mejor expresa tu opinión sobre esa frase.
Para cada una de las siguientes afirmaciones, indica si son ciertas, falsas o no sabe:
1 = cierto; 2 = falso; 8 = no sabe;
1 2 8

1. La sexualidad se refiere exclusivamente a la relación sexual   


genital.

2. La sexualidad se refiere básicamente a lo biológico o   


anatómico.

3. Los hombres que tienen un pene más grande hacen gozar   


sexualmente más a sus parejas.

4. La salud sexual incluye comprender las consecuencias de   


las acciones que se tomen

5. La salud sexual incluye distinguir entre los deseos   


personales y los de las otras personas

6. La salud sexual incluye la promoción de la igualdad entre   


hombres y mujeres.

7. En una relación sexual es importante saber qué le gusta a la   


pareja.

8. La relación sexual es mejor cuando se toma alcohol.   

9. La relación sexual es mejor cuando se consumen drogas.   

10. La abstinencia es el único método anticonceptivo 100%   


efectivo

11. Las píldoras anticonceptivas causan cáncer   

12. La ducha vaginal previene el embarazo   

13. Las píldoras anticonceptivas son un método efectivo para   


prevenir embarazos

14. Hay días en que una mujer tiene más posibilidades de   


quedar embarazada

15. Después de los 40 años los hombres deben hacerse un   


examen de próstata anual

16. Tengo acceso a información sobre métodos anticonceptivos   

17. Tengo acceso a información sobre planificación familiar   

18. Tengo acceso a métodos anticonceptivos   

169
Para cada una de las siguientes afirmaciones, indica si estás o no de acuerdo,
teniendo en cuenta las siguientes opciones de respuesta:

1 totalmente de acuerdo;
2 de acuerdo;
3 ni de acuerdo ni en desacuerdo;
4 en desacuerdo;
5 totalmente en desacuerdo.
1 2 3 4 5

19. Las relaciones sexuales prematrimoniales son perjudiciales     


para las mujeres.

20. Las relaciones sexuales prematrimoniales son perjudiciales     


para los hombres.

21. La masturbación causa acné.     

22. La mujer vale más cuando es virgen.     

23. El hombre vale más cuando es virgen.     

24. El hombre necesita las relaciones sexuales más que la     


mujer.

25. Siento temor de tener sexo porque pueden resultar en un     


embarazo.

26. Siento temor de tener sexo porque puedo adquirir una     


infección de transmisión sexual.

27. Siento temor de las relaciones sexuales porque puedo     


infectarme con el VIH/SIDA.

28. Me da vergüenza hablar sobre sexo.     

29. La masturbación la practican exclusivamente los hombres.     

30. Las mujeres que no se preocupan de su aspecto son     


“lesbianas”.

31. Los hombres que se preocupan por su apariencia física son     


“gays”.

32. El acto sexual siempre debe culminar con la penetración     

33. Preferiría que mi pareja sea más experimentada que yo     

34. No voy a tener relaciones sexuales hasta que me case     

35. Masturbarse es pecado     

36. Me siento presionado/a directa o indirectamente por mis     


amistades para tener relaciones sexuales.

1 2 3 4 5

170
37. La vasectomía deja al hombre con menos deseo sexual     

38. Cuando una mujer está menstruando no se deben tener     


relaciones sexuales

39. Tengo derecho a decidir en qué momento deseo tener hijos     

40. La mujer es quien debe tomar medidas para no quedar     


embarazada

41. Puedo acudir a los centros de salud sexual y reproductiva     


sin temor

42. Todas las personas infectadas con el VIH deberían estar     


apartadas en algún lugar especial

43. Es mejor no tener ninguna clase de contacto con una     


persona infectada con el VIH

44. Me resultaría fácil hacer amistad con una persona infectada     


con el VIH

45. La gente que se infectó con el VIH es porque se lo merece     

46. El SIDA es una enfermedad de mujeres que ejercen la     


prostitución

47. Podría abrazar a una persona que tiene el VIH/SIDA     

48. Solo los y las trabajadores/as del sexo pueden transmitir     


una infección de transmisión sexual

49. Cuando se tiene pareja estable puede dejarse el uso del     


condón

50. Pienso que cuando una persona le pide a la otra que use el     
condón es porque no hay confianza

51. Cuando se usa el condón no se siente nada     

52. Si hay amor de por medio no es necesario usar el condón     

53. Si se conoce bien a la persona no es necesario usar el     


condón

54. La mujer que solicita que se use el condón en una relación     


sexual con ella significa que esta muy experimentada.

55. Es un insulto para el hombre que una mujer le pida usar el     


condón

56. Me gustan más las relaciones sexuales cuando no uso el     


condón

171
Para cada una de las siguientes afirmaciones, indica con qué frecuencia haces estas
cosas, teniendo en cuenta las siguientes opciones de respuesta:

1 siempre;
2 casi siempre;
3 a veces;
4 casi nunca;
5 nunca.
1 2 3 4 5

57. Me masturbo.     

58. Practico el sexo oral.     

59. Me informo sobre métodos anticonceptivos     

60. Me informo sobre planificación familiar     

61. Me informo sobre el aparato reproductivo     

62. Reviso mis genitales para detectar cambios o     


anormalidades

63. Uso algún método anticonceptivo cuando tengo relaciones     


sexuales coitales

64. Hablo del uso de anticonceptivos con la persona con la que     


voy a tener relaciones sexuales

65. Uso el condón en mis relaciones sexuales     

66. Tengo relaciones sexuales sin usar el condón


    

67. Antes de usar el condón compruebo que el envoltorio no     


esté roto

68. Me fijo en la fecha de caducidad del condón antes de usarlo     

Por favor, responde afirmativa o negativamente a las siguientes cuestiones:


SÍ NO
69. Soy una persona sexualmente activa  

70. Usé algún método anticonceptivo en mi última relación  


sexual

71. En la actualidad tengo una infección de transmisión sexual  

72. He tenido alguna infección de transmisión sexual  

73. He tenido sexo con personas desconocidas sólo por presión  


de mis amistades

74. He pagado para tener relaciones sexuales  

172
ASI – INSTRUCCIONES
A continuación se presentan una serie de frases referidas a los chicos y las chicas y a su relación mutua en
la sociedad actual. Por favor, indica el grado en que estás de acuerdo o desacuerdo con esas afirmaciones,
marcando al lado el número de la escala que mejor expresa tu opinión:
0 1 2 3 4 5
totalmente moderadamente levemente levemente moderadamente totalmente
en desacuerdo en desacuerdo en desacuerdo de acuerdo de acuerdo de acuerdo

0 1 2 3 4 5

1. Los chicos son físicamente superiores a las chicas.      

2. Los chicos deben controlar con quién se relacionan sus      


novias.
3. Las chicas deben ayudar más a sus madres que los chicos.      

4. A las chicas les va mejor en las tareas de casa, mientras que


     
los chicos son más habilidosos para reparar cosas
5. A veces las chicas utilizan lo de ser “chicas” para que las      
traten de forma especial.
6. Cuando las chicas son vencidas por los chicos en una      
competición justa, generalmente, ellas se quejan de haber
sido discriminadas.
7. Las chicas se ofenden muy fácilmente.      

8. Las chicas suelen interpretar comentarios inocentes como      


sexistas.
9. Las chicas suelen exagerar sus problemas.      

10. Las chicas con la excusa de la igualdad pretenden tener más      


poder que los chicos.
11. Por las noches los chicos deben acompañar a las chicas      
hasta su casa para que no les ocurra nada.
12. Las chicas deben ser queridas y protegidas por los chicos.      

13. Los chicos deben cuidar a las chicas.      

14. Un buen novio debe estar dispuesto a sacrificar cosas que le      


gustan para agradar a su chica.
15. En caso de una catástrofe las chicas deben ser salvadas      
antes que los chicos.
16. Las chicas tienen una mayor sensibilidad hacia los      
sentimientos de los demás que los chicos.
     
17. Las chicas en general son más inteligentes que los chicos.
18. Para los chicos es importante encontrar a una chica con      
quien salir.
19. Las relaciones de pareja son esenciales para alcanzar la      
verdadera felicidad en la vida
20. Un chico puede sentirse incompleto si no sale con una chica      

173
BSRI – INSTRUCCIONES

En este cuestionario encontrarás una lista de características de personalidad. Utiliza


estas características para describirte, indicando en una escala del 1 al 7 en qué
medida te identificas con cada uno de esos rasgos. Así, un 1 significa que no te
identificas nada con esa característica o que no se da nunca en ti. Un 7 significa
que te identificas totalmente con ella porque se da siempre o casi siempre. Por
favor, no dejes ninguna cuestión sin contestar. Recuerda que no hay respuestas
buenas o malas, verdaderas o falsas. Tus respuestas son útiles si son sinceras.
Gracias por tu colaboración.

1 2 3 4 5 6 7

1. Defiendo mis creencias       

2. Afectuoso/a       

3. Independiente       

4. Empático/a – Receptivo/a – Sé escuchar a       


los demás
5. Asertivo/a – Firme – Afirmativo/a       

6. Sensible a las necesidades de los demás       

7. Con fuerte personalidad       

8. Comprensivo/a       

9. Enérgico/a – Vigoroso/a       

10. Compasivo/a       

11. Con madera de líder       

12. Dispuesto/a a consolar a los demás       

13. Dispuesto/a a correr riesgos       

14. Cálido/a       

15. Dominante       

16. Tierno/a       

17. Tomo posición fácilmente       

18. Me encantan los niños/as       

19. Agresivo/a       

20. Afable – Moderado/a       

174
ANEXO II

GUIÓN PARA LOS GRUPOS DE DISCUSIÓN: REFLEXIONANDO


SOBRE EL SEXO

175
GUIÓN GRUPOS DE DISCUSIÓN: REFLEXIONANDO SOBRE EL SEXO.

¿Para qué sirve el sexo?

¿Es importante el sexo para vosotros/as?


Sexo como diversión versus sexo como afecto

EJE TEMÁTICO I.

¿Qué entendéis por sexualidad?

¿Qué entendéis por salud?

¿Y qué sería para vosotros/as la salud sexual?

¿Qué hacéis para cuidar vuestra salud sexual o para tener placer?
(¿Cuáles son los riesgos que creéis que tienen que ver con vuestra
sexualidad?) (riesgo embarazos, riesgo ITS`s o riesgo afectivo).

¿Qué valor (importancia) dais al sexo los y las jóvenes de vuestra edad? ¿Qué
esperáis vosotros/as de las relaciones sexuales? ¿Qué es lo importante para
vosotros para disfrutar de las relaciones sexuales?

¿Por qué creéis que muchos/as jóvenes asumen riesgos en sus relaciones
sexuales y practican sexo sin protección?

EJE TEMÁTICO II.

¿Cómo pensáis que las mujeres se plantean o viven el sexo? ¿Qué esperan?
¿Cómo actúan?

¿Cómo pensáis que los hombres se plantean o viven el sexo? ¿Qué esperan?
¿Cómo actúan?

176
¿Cómo pensáis que las mujeres viven y se plantean las relaciones con sus
parejas?

¿Cómo pensáis que los hombres viven y se plantean las relaciones con sus
parejas?

EJE TEMÁTICO III.

¿Qué pensáis de la homosexualidad? ¿Y de los/las jóvenes que se declaran


gays o lesbianas? ¿Cómo pensáis que se les trata?

¿Qué pensáis de la bisexualidad? ¿Y de los/las jóvenes que se declaran


bisexuales? ¿Cómo pensáis que se les trata?

¿Qué pensáis de la transexualidad? ¿Y de las personas jóvenes que se


identifican como tales? ¿Cómo pensáis que se les trata?

177
ANEXO III

CARTA PERMISO PARENTAL PARA LA PARTICIPACIÓN EN


LOS GRUPOS DE DISCUSIÓN

178
Valencia, mayo 2009

Estimados/as:

Desde la Facultad de Psicología de la Universitat de València estamos desarrollando un trabajo de


investigación sobre salud sexual y relaciones entre los sexos en la adolescencia. Nuestro objetivo es
analizar cuáles son los conocimientos, actitudes y prácticas de las personas jóvenes sobre esta
temática para, con base en sus necesidades específicas, poder diseñar las estrategias más
adecuadas de apoyo a la salud de chicos y chicas. Consideramos de suma importancia
comprender los intereses, las preocupaciones, las expectativas personales de los y las adolescentes en
sus relaciones afectivas y el modo en que éstas pueden estar influidas por sus valores y creencias en el
ámbito de la sexualidad y las representaciones que mantienen respecto a lo que significa ser hombre o
mujer.

Como parte de la investigación, se van a organizar grupos de conversación, de aproximadamente


una hora de duración, que nos permitan un acceso más directo a lo que ellos y ellas expresan
sobre esta temática. Para un mejor análisis de las respuestas, estas conversaciones se grabarán
en audio, es decir, se registrará únicamente el discurso producido en los grupos. Por supuesto, la
participación es voluntaria y toda la información recogida será absolutamente anónima y será
usada únicamente para realizar análisis del conjunto de datos recopilados.

Por esto, solicitamos su consentimiento para que su hijo/a pueda participar en dichos grupos,
que tendrán lugar en el propio centro educativo y en horario escolar, en coordinación con el
equipo docente y/o servicio de orientación pedagógica del mismo. Para manifestar su
consentimiento, le rogamos firme más abajo el espacio destinado a este efecto.

Agradeciéndoles su inestimable colaboración.

Atentamente

Fdo. Álvaro Beltrán Fdo. Amparo Bonilla


Psicólogo clínico Profesora de la U.V.

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CONSENTIMIENTO PARENTAL

Nombre y firma:

179
180

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