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Lección 1
¿Qué es un mayordomo?
2. ¿De quién eran los bienes que José administraba? ¿De él o de Faraón?
1. Gén 1:1. ¿Quién creó el universo? ¿De qué lo creó? ¿Pidió algo prestado a
alguien?
El universo es de Dios porque él lo creó. Nosotros no hemos creado nada.
Cuando aparecimos en el mundo, ya estaba todo creado. Trabajamos con los
materiales de Dios.
1. Para muchos es difícil comprender esta verdad, porque por muchos años se
nos ha enseñado una teoría humana equivocada. Veamos cuales son estas
teorías:
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La idea socialista o comunista (que los bienes son de la sociedad y el
estado los administra).
2. Ambas tiene mucho de bueno y mucho de malo. Pero son contrarias a lo que
enseña la Biblia.
3. No podemos profesar ninguna de estas dos ideas. Las riquezas no son ni del
individuo ni de la sociedad o del estado. Son de Dios.
1. Puede que tú digas: “No Señor. Este terrenito es mío. Aquí está la escritura”.
Pero, ¿quién se lo compró a Dios? Si hubiera un dueño humano, serían los
aborígenes. Pero ni ellos son los dueños.
2. Al morir nos damos cuenta que no somos dueños de nada. Debemos dejar
todo en la tierra. Todo se oxida y vuelve a la tierra, aun ciudades. Los
herederos se pelean pero aquí deberían también ellos dejar todo. No somos
dueños, sino administradores.
Conclusión
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Lección 2:
1. ¿Quiénes son los mayordomos de Dios? Todos. ¿Cómo es el trato de Dios con
ellos?
2. Este es el origen de los diezmos. Muchos que ignoran esto dan una propina a
Dios, o diezman cuando se acuerdan o cuando les sobra, pensando que se
trata de una ofrenda, nada más. Pero eso es desconocer a Dios como dueño,
y hacerse el dueño uno mismo.
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3. En cuanto a pagar los diezmos, no es cosa que podemos decidir nosotros; eso
ya está decidido por el dueño de todo. Si lo pagamos, somos honrados; si no,
tendremos que dar cuenta ante el tribunal de Cristo (Ilus.: Pagar el pan no es
cosa que hay que pensar mucho, ni pagar la luz, gas, etc.).
2. Gé. 14:18-20. ¿Quién le enseñó a Abraham que debía pagar los diezmos?
Todavía no había ninguna ley escrita. Sin embargo, ¡con qué espontaneidad
lo hace Abraham! Lo hizo como algo muy acostumbrado y claramente
revelado.
3. Pero mucho antes Caín y Abel, los hijos de Adán y Eva, nos demuestran que
sabían de la mayordomía al llevar al Señor parte de sus ganancias, que bien
podían haber sido diezmos.
4. Gé. 28:20-22. Jacob había quedado sin nada porque había escapado de su
casa. Se consagra a Dios y promete seguir el ejemplo de sus padres desde el
primer sueldo. Sigamos, jóvenes y niños, su ejemplo.
2. ¿Por qué Dios dio la ley? Gá. 3:19. Entre las transgresiones estaba la del
diezmo, que ya se guardaban para ellos los descendientes de Jacob.
10% para Dios (Deut. 14:22; Lev. 27:30-33: para el sostén de los levitas).
10% para el sostén del palacio del rey (1 Sam. 8:11, 15, 17).
3% para los pobres (10% adicional cada tres años; ver Deut. 14:28, 29).
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4. Antes de la ley, los hombres pagaban sus diezmos por honradez. Bajo la ley
debían darlos casi por obligación. Nosotros ya no estamos bajo la ley; por eso
pagaremos nuestros diezmos no porque alguna ley nos obligue, sino porque
somos honrados como Abram y Jacob. Dios depende para recibir sus
diezmos de nuestra integridad y honradez. Hay diferencia entre pagar por
honradez o por obligación. Vale mucho más la honradez.
6. Debemos arreglar nuestras cuentas hoy mismo. Dios no nos pide regalos; él
nos pide su parte, nos llama a ser honrados y nada más.
7. Resumiendo, Abram, Jacob y los otros patriarcas, pagaron los diezmos por
honradez; la ley lo incluyó en sus mandamientos porque los mayordomos
deshonestos se multiplicaban y se quedaban con la parte de Dios. Ahora, tal
como en el tiempo de Abram, Dios espera su 10% en base a la honradez.
2. Lejos de reducir las obligaciones de la ley, las acentuó (Mt. 5:21-45; aplicar el
mismo principio a los diezmos).
2. 2 Co. 8:3-5. Daban más allá de sus fuerzas. Consideraban que Dios al fin y al
cabo no es sólo dueño del 10%, sino de todo, aún de sus propias vidas. ¡Qué
bien que comprendían su mayordomía!
1. Muchos utilizan el diezmo como si fuera dinero suyo. ¿De quién es el dinero
de los diezmos? De Dios. Entonces, debemos depositarlo donde él lo ha
dicho. Si el patrón se va de viaje y nos dice que le depositemos las ganancias
en el Banco de la Nación, ¿qué demos hacer con las ganancias?
3. Tampoco debe usarse para regalar muebles u otras cosas para la iglesia
(acordeón, ventilador, alfombra, etc.). ¿Qué le parece si al ir a cobrar el
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sueldo le dan un paquete? ¿Y sus compromisos? ¿Cómo pagará el alquiler,
los alimentos, etc.?
4. ¿Adónde debemos depositar los diezmos del Señor? Mal 3:10: alfolí, mi
casa, son términos inequívocos del lugar donde debemos depositar los
diezmos. De allí se alimentaban los siervos del Señor, los levitas.
Deben diezmar todos los que tengan ingresos económicos: hombres, mujeres,
jóvenes o niños. ¿Cómo se determina el diezmo? Es el 10% del total de las
ganancias. Los que no tienen un suelo fijo deberán llevar sus anotaciones a fin
de poder calcular ordenadamente sus diezmos. Los comerciantes diezman sobre
el total de sus ganancias y no sólo sobre sus retiros personales.
Aplicación
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Lección 3:
Introducción:
1. Ruego ahora mucha atención porque esta es una parte clave de la presente
lección. Consideremos la historia de la familia de Abraham, Isaac, Jacob y
sus doce hijos:
Rubén Simeón
Leví Judá
Dan Nefatlí
Gad Aser
Isacar Zabulón
José Benjamín
4. Pero, ¿cómo se sostenían? Con la casa sola no se come. Los levitas eran
sostenidos por Dios. Dios no necesitaba que nadie sostuviera sus obreros; él
los sostenía con dinero propio. Ver Nm. 18:21-24: “Yo he dado los diezmos a
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los levitas por herencia”. Note que no dice: “Den, por caridad, sostén a mis
levitas”, sino “Yo he dado...” ¿Por qué dice: “Yo he dado”? Porque los
diezmos son de Dios.
¿Para qué quiere usar Dios sus diezmos en esta época de la iglesia?
1. ¿Tiene Dios obreros hoy día? ¿Quiénes son los levitas de hoy? Los apóstoles,
profetas, evangelistas, pastores, diáconos, etc., que dedican todo su tiempo a
la obra del Señor porque él los llamó a su viña.
3. El apóstol Palo dice de una manera clarísima que en la iglesia se debe usar el
mismo sistema de sostén para los obreros del Señor que el que se usó con los
levitas que servían en el santuario y trabajaban en el altar del templo.
¿Adónde depositaban los diezmos los israelitas? En el alfolí del templo.
¿Quiénes se mantenían de allí? Los levitas que trabajaban en las cosas
sagradas, en el altar del templo.
1 Cor. 9:13-14 ¿Qué significaban las palabras “así también”? Quieren decir:
“Igual, de la misma manera”. Y para que no queden dudas agrega: “que viva
del evangelio”.
Todos los mayordomos deben ser honrados y traer sus diezmos a Dios.
Ese dinero debe usarse para lo que Dios ordenó: el sostén de sus obreros y
no para otra cosa.
Diezmos y ofrendas
El DIEZMO no es ofrenda sino una deuda que debemos pagar a Dios. La iglesia
no es dueña de este dinero porque es un dinero ya designado pro Dios, que
nadie puede tocar.
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2. “Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos de Israel POR
HERENCIA, por su ministerio” (Nm. 18:21). Debemos usar los diezmos para
sostener a los obreros del Señor.
Construcción del tabernáculo (Éx. 35:5, 21, 22, 24, 29; 36:3-6).
5. Los diezmos siempre fueron para el sostén de los levitas, los cuales en el
Nuevo Testamento corresponderían a los siervos de Dios que, respondiendo
al llamado del Señor y de la iglesia, han dejado sus trabajos materiales para
dedicarse por entero a la obra del Señor.
Conclusión
Tanto en la época de los patriarcas, como bajo la ley, como en la iglesia, Dios usa
sus diezmos para pagar a sus obreros.
Recuerda el texto clave de esta lección: “He aquí yo he dado los diezmos por
herencia a los levitas”.
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Lección 4:
Introducción:
El propósito de la parábola
3. Es AHORA que tenemos todo bajo nuestro poder. Una vez muertos no
podremos hacer más nada. Ya no podremos ayudar a los pobres ni a los
misioneros. Nos va a pasar como al rico que hacía banquetes, ¡pero en el
infierno quería ayudar a la obra misionera!
5. El Señor dice (Lc. 16:8) que los mayordomos de Dios son menos vivos que
este mayordomo mundano. Dios quiere que seamos honrados y también
astutos.
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Lo más importante de esta parábola
1. ¿Qué haremos antes que nos quiten la mayordomía? Esto es lo que veremos
ahora. Lc. 16:9: “Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que
cuando estas falten, os reciban en las moradas eternas”.
Nombres que Jesús da a las riquezas de este mundo y a las del cielo
1. En los vs. 10-12 de esta parábola, el Señor dice tres cosas de las riquezas de
este mundo y tres de las del cielo. Tomemos nota de esos seis calificativos:
2. Lo muy poco: Aún de los que tienen millones, podemos decir que tienen
muy poco si no tienen la salvación, pues les durará poco. Al morir se les
terminará la abundancia. Si no tienen a Cristo, tienen muy poco. ¿Qué son
los millones comparados con calles de oro, mar de cristal, puertas de perlas,
cimientos de piedras preciosas?
6. Lo ajeno: ¿De quién son en realidad? De Dios. Aquí vemos otro pasaje en el
que el Señor enseña la mayordomía. Dice con toda claridad que las riquezas
del mundo son ajenas, y que debemos dejarlas al mudarnos de casa (al cielo).
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7. Lo nuestro: Las riquezas que nos hagamos en el cielo son realmente
nuestras porque las tendremos, no por un tiempo como las terrenales, sino
para siempre. Allá en el cielo no seremos más mayordomos sino dueños. ¡La
esposa de Cristo el dueño de todo! Nadie nos lo podrá quitar. Compare 1 Tim
7:7, 17-19; 1 P. 1:3, 4; 2 P. 1:3, 4.
8. El Señor enseña que podemos usar las riquezas pocas, malas y ajenas, para
hacernos riquezas muchas, verdaderas y nuestras. Tal como lo hizo el
mayordomo de la parábola con el dinero ajeno, malo, injusto y poco
(Ilustración con billete falso, si se pudiera cambiar por verdadero).
1. Gá. 6:6-10. Sembrar para la carne significa invertir todo para el bienestar
de nuestra propia persona o familia. Es invertir en cosas que no tienen valor
eterno, sino pasajero (comida, vestido, casa, comodidades, etc.) ¿Cómo nos
paga la carne todo eso? ¿Qué cosecha nos da? Putrefacción y gusanos.
Debemos poner más interés en la cosecha, tal como lo hacemos con las
semillas. Sembrar para el espíritu es indicado por el contexto: “haced bien” =
obras de caridad. Podemos cambiar estos pocos, malos y ajenos bienes
materiales, para ganar riquezas abundantes, verdaderas y nuestras. Pr. 19:17
2. Mt. 6:19-21. No nos dice que las riquezas materiales son malas; pueden
corromperse o ser robadas. Las del cielo son seguras.
3. Mt. 19:21. Nos indica sin lugar a dudas que la forma de depositar nuestra
poca, mala y ajena riqueza, es hacer caridad.
5. ¿En qué podemos usar ese dinero ahora que somos salvos?
1. Lc. 16:11 y 12: Nos dicen que si no somos astutos con las riquezas de este
mundo, el Señor no nos dará riquezas en el más allá.
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3. V 14: Dios quiere que no suceda aquí esto. El que ofende en la mayordomía,
el que habla mal de este curso o lo ridiculice, según dice Lucas, lo hace por
avaricia. Ama al dinero más que a Dios y su verdad.
Aplicación
1. Dios quiere que seas un mayordomo honrado y astuto. ¿Eres honrado? ¿Le
pagas a Dios tus diezmos? ¡Comienza hoy! Pero también quiere que seas
astuto, inteligente, y que de tu 90% deposites algo en el cielo que será tu
riqueza eterna.
2. Recuerda que las riquezas de este mundo son: pocas, malas y ajenas, y que
con ellas puedes ganar riquezas abundantes, verdaderas y tuyas. ¿Qué haces
con tu dinero, con tus riquezas espirituales, intelectuales y materiales?
¿Siembras sólo para la carne? Ella te pagará con muerte y corrupción. ¿Por
qué no comienzas a sembrar para el espíritu? ¡Él paga con vida, y vida
eterna! ¿Cuánto dabas al mundo? Aparte del diezmo dabas otro 15%. Bien
pueden depositarlo en el cielo.
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