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SECRETOS DEL ALTAR

4 días experimentando el libro de Jonás

Bernardo Stamateas
- 1ª edición -

Presencia de Dios
José Bonifacio 332, Caballito,
Buenos Aires, Argentina
Tél.: (54011) 4924-1690
www.presenciadedios.com

Edición: Silvana Freddi / María Stamateas


Diseño de tapa y diagramación: Creativos Presencia

©Ediciones Presencia
2021

No se permite la reproducción parcial o total de este libro, en cualquier


forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante foto-
copias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del
editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.
Índice
Introducción 5

Día 1:
Mirada panorámica del capítulo 1 de Jonás 7
Cap. 1: Jonás desobedece al Señor 8
Análisis del capítulo 1 10
Ejercicio N.° 1 20

Día 2:
Mirada panorámica del capítulo 2 de Jonás 21
Cap. 2: Oración de Jonás 21
Análisis del capítulo 2 22
Ejercicio N.° 2 27

Día 3:
Mirada panorámica del capítulo 3 de Jonás 29
Cap. 3: Jonás obedece al Señor 29
Análisis del capítulo 3 30
Ejercicio N.° 3 43

Día 4:
Mirada panorámica del capítulo 4 de Jonás 45
Cap. 4: El enojo de Jonás 46
Análisis del capítulo 4 47
Ejercicio N.° 4 52

Conclusión 53

~3~
Introducción
¡Hola, mi amigo!
¡Otra vez juntos! Ya caminamos juntos y nadamos en aguas
profundas: 7 días de comunión diaria, Sigue las huellas, 4 días
con Rut, Alivio y liberación, ¡cuánto compartido y vivido! Ahora
caminaremos cuatro días el libro de Jonás; serán cuatro días
de altar.
Veremos cómo es el Altar del sacrificio donde dejamos nuestra
vida carnal, nuestro gobierno del alma, nuestra vida humana,
para morir. Nada sucede si no entramos al Altar. Todo suce-
de allí porque, cuando yo salgo de escena, es entonces que Él
aparece.

Seguramente conoces a Jonás porque Dios lo envió a predicar


a Nínive, pero no todos saben que tenemos un antecedente
de Jonás, en 2 Reyes 14: 25, donde Dios lo envió a predicarle
a Jeroboam y le dijo que profetizara que los límites de Israel
se expandirían, y así sucedió. ¿Qué significa esto? Jonás venía
de un gran éxito, de un mensaje hermoso: “Tus límites serán
extendidos”; pero, ahora, Dios lo enviaba a una nueva tarea: ir
a hablarles a los enemigos. El Señor también quería expandir
los límites de los enemigos a través de Su gracia, pero, en este

~5~
caso, Jonás no quería. Es fácil hacer lo que nos gusta, pero es
difícil obedecer al Señor en aquello que no nos gusta.
El libro de Jonás representa nuestra carne, el gobierno del
alma y el trato de Dios para llevarnos al altar. El libro completo
se refiere al Altar del sacrificio. Recuerda, amigo que, cuando
entraban al tabernáculo, este estaba divido en tres secciones.
Primero, estaba el Altar, símbolo de la Cruz, y de que todo lo
nuestro debe morir para que Cristo pueda vivir y crecer en no-
sotros. Él no vino a mejorar mi “yo”, mi carne, sino a darle fin.
Es Él quien quiere hacer la obra a través de mí. Por eso, cuando
morimos con Él, comenzamos a vivir en Él. Luego, se entraba
al Lugar Santo y al Lugar Santísimo, donde el Señor hablaba y
los llenaba. Cada vez que yo muero, algo de Cristo crece en mi
vida. Preparémonos para caminar en el Altar en estos días.

Tal como hicimos en las experiencias anteriores, te daré un


análisis de cada capítulo; léelo despacio y en espíritu de ora-
ción. Luego, haremos el correspondiente Ejercicio.
Cada día te daré “secretos” del Altar para que medites y luego
adores al Señor espontáneamente, conforme Él te guíe.
Serán cuatro días gloriosos de morir, salir de escena, llevar a la
Cruz, y te aseguro que, al terminar, Cristo habrá crecido como
nunca antes.

¿Estás listo?

~6~
Dí a 1

Visión panorámica del capítulo 1

Dios le ordenó a Jonás ir a Nínive, para que allí hablase, debido


a la maldad que aumentaba en ese lugar. Pero Jonás, en lugar
de obedecer a Dios, decidió escapar. Consiguió un pasaje para
un barco y se dirigió hacia Tarsis. Al ver esto, Dios desató una
gran tormenta. Los marineros temían y clamaban a sus dioses,
pero Jonás dormía en el interior de la nave.
Al ver que la tormenta iba en aumento y sabiendo la situación
de Jonás, la tripulación lo instó a averiguar el porqué de su hui-
da. Jonás, asumiendo su responsabilidad, pidió ser arrojado al
mar para que la tormenta se calmara. Y así fue. Los marineros
vieron el poder del Dios de Jonás y le rindieron sacrificios. Pero
Dios preparó un gran pez para que tragase a Jonás. Y allí estu-
vo por tres días y tres noches.

~7~
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Si Dios puede mantener un bebé nueve meses en


el vientre de una madre, también puede mantener
a un hombre tres días en el vientre de un gran pez.

Capítulo 1: Jonás desobedece al Señor

1
 La palabra del Señor vino a Jonás hijo de
Amitay: 2 «Anda, ve a la gran ciudad de Ní-
nive y proclama contra ella que su maldad
ha llegado hasta mi presencia». 3 Jonás se
fue, pero en dirección a Tarsis, para huir del Señor. Bajó
a Jope, donde encontró un barco que zarpaba rumbo a
Tarsis. Pagó su pasaje y se embarcó con los que iban a
esa ciudad, huyendo así del Señor. 4 Pero el Señor lanzó
sobre el mar un fuerte viento, y se desencadenó una tor-
menta tan violenta que el barco amenazaba con hacerse
pedazos. 5 Los marineros, aterrados y a fin de aliviar la
situación, comenzaron a clamar cada uno a su dios y a
lanzar al mar lo que había en el barco. Jonás, en cambio,
había bajado al fondo de la nave para acostarse y dor-
mía profundamente. 6 El capitán del barco se le acercó
y le dijo: —¿Cómo puedes estar durmiendo? ¡Levántate!
¡Clama a tu dios! Quizá se fije en nosotros, y no perez-
camos. 7 Los marineros, por su parte, se dijeron unos a
otros: —¡Vamos, echemos suertes para averiguar quién

~8~
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tiene la culpa de que nos haya venido este desastre! Así


lo hicieron, y la suerte recayó en Jonás. 8 Entonces le pre-
guntaron: —Dinos ahora, ¿quién tiene la culpa de que
nos haya venido este desastre? ¿A qué te dedicas? ¿De
dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿A qué pueblo pertene-
ces? 9 —Soy hebreo y temo al Señor, Dios del cielo, que
hizo el mar y la tierra firme —les respondió. 10 Al oír esto,
los marineros se aterraron aún más y, como sabían que
Jonás huía del Señor, pues él mismo se lo había conta-
do, le dijeron: —¡Qué es lo que has hecho! 11 Pero el mar
se iba enfureciendo más y más, así que le preguntaron:
—¿Qué vamos a hacer contigo para que el mar deje de
azotarnos? 12 —Tómenme y láncenme al mar, y el mar de-
jará de azotarlos —les respondió—. Yo sé bien que por
mi culpa se ha desatado sobre ustedes esta terrible tor-
menta. 13 Sin embargo, en un intento por regresar a tierra
firme, los marineros se pusieron a remar con todas sus
fuerzas; pero, como el mar se enfurecía más y más con-
tra ellos, no lo consiguieron. 14 Entonces clamaron al Se-
ñor: «Oh Señor, tú haces lo que quieres. No nos hagas
perecer por quitarle la vida a este hombre, ni nos hagas
responsables de la muerte de un inocente». 15 Así que to-
maron a Jonás y lo lanzaron al agua, y la furia del mar se
aplacó. 16 Al ver esto, se apoderó de ellos un profundo
temor al Señor, a quien le ofrecieron un sacrificio y le
hicieron votos. 17 El Señor, por su parte, dispuso un

~9~
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enorme pez para que se tragara a Jonás, quien pasó tres


días y tres noches en su vientre.

Análisis del Capítulo 1

Sencillamente “no” y punto


“No”. Esa fue la palabra que usó Jonás. Una palabra que usa-
mos todos y muchas veces.
Una palabra que indica un límite, un muro, una valla; un voca-
blo que es  breve para escribir, pero extenso en su definición.
“No”. Nada más que decir.
Desde que nacemos, aprendemos a usar esta palabra, a veces
bien y otras, mal. Hemos dicho “No” cuando deberíamos ha-
ber dicho “Sí”. Otras veces, dijimos “Sí” cuando debíamos ha-
ber dicho “No”. “No”. A veces va acompañada de una explica-
ción: “No, porque …” y, en otras ocasiones, es sencillamente:
“No y punto”.
Esta palabra es enorme, sin límites, cuando es dicha a Dios. “No”
a Él significa cerrarnos el cielo, a Su amor, a su Presencia. Es una
palabra muy cara, de grandes consecuencias. Así le dijo, senci-
llamente, Jonás al Señor. Vino la  palabra “ve” y Jonás dijo: “No”.
Dios le dijo: “Levántate” y Jonás se “levantó”, pero para ir al
lado opuesto al que Dios le pidió.

~10~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

En muchas ocasiones, Jonás somos todos. Representa la car-


ne, la cual recibe la palabra para ser obedecida. Sin embargo,
la carne siempre es desobediente:

“Lo hago a mi manera”.


“No tengo tiempo”.
“Sí, sí —decimos— pero no”.
“Hago según mi parecer”.
“Me voy en silencio”.

Jonás no habló; no le dijo: “Señor, no”, como Pedro cuando


vio la visión. Jonás no dijo nada; en silencio le gritó el “No”.
Dios le habló a Jonás: “Vino la palabra y le dijo”. Así también
dice La Escritura: “Vino palabra a Jeremías, Ezequiel, Oseas,
Joel, Miqueas, Sofonías” (Jeremías 1:4: “Vino, pues, palabra
de Jehová a mí, diciendo […]; Ezequiel 1:3: “Vino palabra de
Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los cal-
deos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová”;
Oseas 1:1: “Palabra de Jehová que vino a Oseas hijo de Beeri,
en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en
días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel”; Josué 1:1: “Acon-
teció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que
Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo
[…]; Miqueas 1:1: “Palabra de Jehová que vino a Miqueas de
Moreset en días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá; lo
que vio sobre Samaria y Jerusalén”; Sofonías. 1:1: “Palabra de
Jehová que vino a Sofonías hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo
de Amarías, hijo de Ezequías, en días de Josías hijo de Amón,

~11~
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rey de Judá”). Pero Jonás no respondió. Así es la carne: male-


ducada, confrontativa, rebelde, desobediente, mala. Jonás no
argumentó, no discutió, no pidió explicaciones, sino que sim-
plemente, de manera silenciosa y orgullosa, le dio la espalda a
la palabra que amorosamente le habló Dios.
Así es el alma; no recibe y da la espalda a la Voz amorosa que
quiere abrazarnos.
Aquí observamos cómo es Él y cómo es nuestra carne. Dos
visiones: nuestra bajeza y Su grandeza. Nuestra miseria y Su
Gracia. Más lo conozco y más lo exalto; y me doy cuenta de
cuán pequeño soy.

• Dios habla; la carne hace silencio.


• Dios dice: “Levántate y ve” y la carne se levanta y va donde
ella quiere.
• Dios le dice: “Ve a Nínive, la gran ciudad; allí hay mucha
maldad”; pero Jonás muestra que la “ciudad” de su cora-
zón es mayor. Los ninivitas tienen maldad; no conocen a
Dios. Pero la carne que lo conoce tiene más maldad, al pun-
to de darle la espalda a Quien siempre nos amó.

Cuántas cosas Dios le pidió a Jonás en el pasado y Jonás le dijo


que “Sí”; pero ahora que no le agradaba lo que se le pedía, le
dijo “No” (es decir, los otros “Sí” del pasado, en realidad, fue-
ron porque también la carne decidió bajo su propio deseo).

~12~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Y su mentalidad era geográfica…


¿Por qué Jonás quería ir a Tarsis? Para escapar de la presen-
cia del Señor, porque Jonás tenía una mentalidad geográfica,
local. Dios estaba en Israel, pero no en Tarsis. Acá está, pero
acá, no. Todos somos Jonás. Cuando uno les pregunta a las
personas de la iglesia cuántos han dicho malas palabras, o se
han expresado de manera grosera dentro de la iglesia (edifi-
cio), nadie levanta la mano. Pero ¿cuántos habrán dicho es-
tas expresiones fuera del edificio? Acá casi todos levantan la
mano. ¿Por qué? Porque creemos que afuera Dios no está, o no
nos oye. O venimos vestidos de una manera a la iglesia, pero
para salir a pasear usamos otras ropas. Porque creemos que
afuera Dios no está. Y cuántas personas he visto a lo largo del
ministerio que se separan y comienzan a convivir con alguien
y dejan de venir a la iglesia, porque creen que afuera, Dios no
los ve o no está. Por eso, debe morir en nosotros la mentalidad
de un Dios geográfico.

Y Jonás escapó…
Dios le dijo de ir a Nínive y Jonás fue hacia el lado contrario:
Jope. Nínive estaba a 80 km al norte, pero él se fue a 320 km
(así es la carne de todos, porque ¡Jonás somos todos!). No solo
digo que no, sino que, además, hago lo opuesto. Jonás gastó
dinero y tiempo para huir (la carne siempre es costosa; siem-
pre trae pérdidas). Se fue, bajó a Jope y tomó su barco (la carne
encuentra todo “servido”, todo “fácil”). Justo estaba el barco
para ir donde él quería; tenía el dinero para el pasaje. Dice la
carne: “Así lo siento en mi corazón; tengo paz con lo que hago”.

~13~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Huir lejos de su Presencia... Sin embargo, no es tan fácil. Dios


siempre hace una contrarrespuesta. La carne no lo puede ven-
cer. Dios le dijo: “Levántate y ve”; Jonás “se levantó” para huir
y Dios “levantó” un gran viento. Allí mismo empezó el trato de
Dios.

Y la tormenta comenzó…
“¿No me contestas, Jonás? Ok. No te librarás de mí tan fácil-
mente; nosotros hicimos un Pacto y no te dejaré hasta formar
a Cristo en tu vida”.
El capítulo 1 empezó con Él (1:1) y el libro terminará con Él (4:10-
11). Su Voz siempre empieza y termina. “A tu silencio mandaré
mi gran viento; será mi Voz, mi manera de hablar a tu boca ca-
llada. Moveré y sacudiré el barco donde te refugiaste”.

Mi amigo lector, oro que, al leer a Jonás, leas tu vida y la mía; la


carne es la misma en todos. No aprovecha para nada; no hay
nada bueno en nuestro Adán. Nuestra alma caída no sabe, ni
quiere, ni puede, obedecer a Dios.
En medio de la tormenta, los marineros, llenos de miedo, co-
menzaron a expresar su fe en sus dioses. Ellos hablaron, gri-
taron y Jonás permanecía durmiendo, porque la carne solo
desea su placer. La carne siempre nos hace descender. Así fue
como Jonás bajó a Jope; bajó al barco; bajó al interior. Para
luego bajar al mar, al pez, a la muerte. Jonás dormía porque su
espíritu dormía.

~14~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

El trato de Dios comenzó…


Los marineros estaban despiertos porque su vida corría peli-
gro. Dice el relato que tiraron todo para alivianar el barco. No le
dijeron nada a Jonás con respecto a que los ayudase, pero sí le
pidieron que orara. El viento.  El mar. Los paganos hablándole.
El trato de Dios comenzó. El capitán le dijo: “Clama a tu Dios.
Tal vez nos salvemos. Jonás, habla, así nos salvamos”. ¿No era
eso lo que debía hacer en Nínive: ir a hablar para que todos
se salvasen? Ahora, un “pequeño Nínive” estaba en altamar.
“Jonás, —le estaba diciendo Dios—  esto es lo que debes hacer.
Solo obedece. ¡Habla!”.

Jonás no dijo nada. De la manera en la que trató a Dios, así lo


hizo con la gente. El viento, el mar, la desesperación de los no
creyentes, frente a alguien que no decía nada. Pero, ¡cuánto
gritaba su silencio! ¿Cuánto más debe hacer Dios para que sea-
mos quebrantados? ¿Por qué no somos humildes? ¿Por qué no
hacer lo que Él dice? Así, echaron suertes y Dios guió “la suerte”
para señalarles que Jonás era el problema. Siempre el proble-
ma es la carne. No es mi pareja, ni mis hijos, ni mi trabajo; no es
que no me entienden, o que nadie me apoya, o que no es jus-
to. No. El problema es uno solo: Jonás (la carne). Y solo cuan-
do comprendamos esto, seremos libres. Dejaremos de orar:
“Señor, cambia a tal o tal”. Así que ahora, todos en el barco se
dirigieron a Jonás; lo acosaron a preguntas: ¿Cuándo?, ¿Quién
eres?, ¿De dónde?, ¿Qué pasa?, etc. Ellos querían saber. Sabían
que lo que estaba pasando no era “normal”.

~15~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Mi amigo, ¿cuántas señales Dios nos debe mandar para que


vayamos al Altar? Y cuando no lo hacemos, todo empeora. Y
ahora sí, Jonás habló, pero no como debía.
Respondió en el v. 9: “Soy hebreo; temo a Dios”.  Luego dijo:
“El Dios que hizo el mar y la tierra”. ¡Sí, el mar! Todo lo que Jo-
nás respondió fue en “piloto automático”. Él hablaba menti-
ras porque no creía en lo que decía. Solo hablaba teoría, pala-
bras vacías. No había vida en su hablar. Solo letra muerta. De
la misma forma actúa la carne: ora, adora, habla, sabe todo de
memoria, pero... todo está seco, vacío, hueco, porque ella solo
trae muerte. Cómo sorprende ver a creyentes guiados por la
carne que, cuando hablan, es solo teoría.

Ahora ellos tenían temor. El temor que no tenía Jonás, lo tenían


los paganos. Él les dijo: “Estoy huyendo de Dios”. ¿Puede haber
algo más necio que eso? “Huir”. La carne le dijo a Adán que se
escondiera detrás de un árbol. La carne hace cosas que pro-
vocan risa. Eva y su esposo se cubrieron con hojas… Así es la
carne y la vida del alma. La carne habla cosas ridículas: “No me
gusta que hables tanto de Jesús”. “¿Por qué hablar tanto de la
comunión con Dios?”. “Yo primero soy médico, o padre, u obre-
ro, etc., y luego creyente”. “Yo lo sirvo a Él a mi manera”. “No me
gusta ese líder” (siendo que la persona que expresa esto vive
en adulterio). Y la lista podría seguir. Cosas obvias. Pero la car-
ne no las registra. Hace tonterías para “huir” de quien llena y
desborda con Su gloria los cielos y la Tierra. El libro de Jonás
somos todos. Representa nuestra carne. Dios quiere mostrar-
nos cómo es nuestra vida del alma.

~16~
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Jonás no se quebrantó…
“¡Qué haremos contigo!”, dijeron los tripulantes del barco. 
Ahora es el momento, Jonás; ¡solo debes morir en el Altar y
todo lo de Él comenzará! 
El viento, el mar, los tripulantes, el “azar o suerte”, todo está
siendo usado por Dios para quebrantarte.
“Tómenme y échenme al mar”. Prefiero morir a ser quebranta-
do. Prefiero el suicidio a quebrar mi voluntad. Al fin de cuentas,
no solo gobierno mi vida, sino también decido cuándo morir-
me y cómo. Voluntad sin quebrar. Jonás, si te es tan fácil “con-
fesarles” a ellos que huyes de Dios, ¿por qué te es tan difícil
confesarlo a Dios y arrepentirte?

La tripulación no hizo caso; siguieron trabajando para llevar la


nave a tierra. La tormenta de Jonás era peor que la tormenta
natural.
El barco estaba por quebrarse, pero la voluntad de Jonás se-
guía más fuerte que nunca.
Dice el texto bíblico que el mar se iba embraveciendo más y
más (v. 11) y la carne de Jonás crecía “más y más”.

Mi amigo, es sorprendente cómo algunas personas se en-


durecen más y más al trato de Dios, aun cuando lo ven y
lo perciben con todos sus sentidos. Pasa el tiempo y ellos
siguen más endurecidos que antes. Dice nuevamente el
v. 13 que el mar “se embravecía más y más”. Todo iba en
aumento. Y ahora en el v. 14 ellos se convirtieron. Clama-
ron a Dios. ¡Jonás los oyó orar!  “Te rogamos, oh, Jehová”.

~17~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

¡Ellos invocaron! Como si Dios le dijera a Jonás: “Esto es lo


que quiero  que suceda en Nínive: que la gente me busque”.

Me pongo unos minutos en la piel de los tripulantes. Veo el tra-


to de Dios con otros, y la humildad viene a mi vida. Cuando
observas a la gente cerca de ti habiendo sido tratada por Dios,
¿produce esto un aumento de temor en tu vida? (v. 16).  Ellos
ofrecieron agradecimiento a Dios e hicieron un pacto.
Pero... continuemos con el relato. Lo echaron al mar. Ganó la
carne; eso quería.
“Es a mi manera”.
“Es lo que siento”.
“Es lo que quiero”.
“Yo opino”.
“Hago lo que me gusta”.
Jonás, solo debías echarte al altar.

Mi amigo, Cristo se echó a la Cruz para salvar a la “tripulación”


de la humanidad y ahora somos nosotros quienes debemos
tomar nuestra cruz y morir para que Su resurrección se expre-
se en nuestra vida.

Y el relato continúa…
La tripulación tenía temor. Hicieron votos. Entregaron sus vi-
das. Fueron quebrantados. Temblaron; fueron humillados al
ver la gran tormenta y ahora la gran paz. Vieron al Dios que no
conocían; al que domina la naturaleza y trata a cada uno de ma-
nera específica. En un solo viaje, estos tripulantes entendieron

~18~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

todo en el espíritu. Y Jonás, que había servido años al Señor,


no lo comprendió. Ellos le preguntaron: “¿Por qué hiciste esto?
(v. 10). ¿Cómo pudiste hacer algo así tan tonto, Jonás?”. Al caer
en las aguas, Jonás pensó que todo había terminado. Pero la
carne no decide cuándo termina todo. El Señor le había prepa-
rado un gran pez; ahora comenzaría el trato de Él por debajo
del agua.

En esta parte del relato, Jonás desaparece de la vista de los


tripulantes, pero no de la de Dios. Él lo estaba esperando con
una sorpresa que jamás se imaginó. ¡Y vaya qué gran sorpresa!
Un gran pez es un gran plan. Dios le estaba diciendo: “Jonás, no
terminarás con tu vida. Jonás, tenemos un pacto y no te dejaré
hasta que Cristo sea formado. Jonás, voy a buscarte donde-
quiera que estés”. Dios le dio una palabra a Jonás y él no obe-
deció. Dios dio una palabra al viento y obedeció; al mar, y obe-
deció; al pez, y obedeció. Todos obedecieron en este capítulo,
menos Jonás. Al pez se lo nombra solo dos veces (vv. 1:17 y 2:10),
no es el centro de la historia; tampoco lo son la tormenta o el
viento, sino el trato de Él para que Su vida sea nuestra vida. Así,
en breves palabras, termina el capítulo: “Estuvo tres días y tres
noches”, símbolo de comenzar con la cruz y con la resurrección.
Dios le dijo: “Estarás escondido en lo profundo de Mi mano.
Haré lo que prometí; mi gracia es mayor. Jonás, me dijiste ‘no’,
pero mi amor sigue diciendo ’sí’”.

~19~
EJERCICIO N.º 1:

Pon una música instrumental suave de adoración.

“Señor, te adoramos... Solo Tú eres digno y maravilloso. Te


pido ahora que traigas a luz las palabras que me has dicho y a
las que yo te he respondido “No”. Señor, muéstrame todas las
cosas en las que te he desobedecido.
(A medida que aparezcan, las entrego en la Cruz para su
muerte).
Señor, muéstrame cuáles han sido “los vientos”, “los mares”,
las personas que has usado para tratarme... Hoy me rindo.
(Medita en cómo ha sido el trato de Dios en tu vida).

Señor, hoy me rindo. Te doy mi vida. No la echo al mar, sino al


Altar. Me subo a tu Altar y dejo mi vida allí. Gracias porque no
me abandonaste. Gracias por Tu trato amoroso. Gracias por
Tu paz, gracias porque, aun cuando fui infiel, Tú continuaste
siendo fiel. Hoy me lleno de Ti. Nada de mí; todo de Ti. Te amo,
mi Señor.
(Cántale una adoración y dale palabras de amor a Él).
Amén”.

~20~
Dí a 2

Visión panorámica del capítulo 2

Desde el interior del pez, Jonás adoró al Señor, reconociendo


su error en todo lo sucedido. Cuando lo hizo, el pez lo vomitó
en tierra.

Capítulo 2: Oración de Jonás

Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el


1

vientre del pez, 2 y dijo: Invoqué en mi angustia


a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol
clamé, y mi voz oíste. 3 Me echaste a lo profun-
do, en medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas
tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. 4 Entonces dije:
desechado soy de delante de tus ojos; mas aún veré

~21~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

tu santo templo. 5 Las aguas me rodearon hasta el alma,


rodeóme el abismo; el alga se enredó a mi cabeza. 6 Des-
cendí a los cimientos de los montes; la tierra echó sus ce-
rrojos sobre mí para siempre; mas tú sacaste mi vida de
la sepultura, oh Jehová Dios mío. 7 Cuando mi alma des-
fallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó
hasta ti en tu santo templo. 8 Los que siguen vanidades
ilusorias, su misericordia abandonan. 9 Mas yo con voz de
alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí.
La salvación es de Jehová. 10 Y mandó Jehová al pez, y
vomitó a Jonás en tierra.

Análisis del capítulo 2

Entonces Jonás oró...


Después de tres días y tres noches... 
Tres días sin hablar; pero, al final, Jonás habló.
Tardó setenta y dos horas para abrir su boca. 

Ahora Jonás habló, ya no podía estar en silencio; y lo que no


hizo cuando estaba “libre”, ahora lo hizo desde el interior del
pez.  Ahora Dios lo escuchó; Jonás le habló:
“Desde el vientre del pez... del gran pez”. 
O...
Desde la gran cama de hospital.
Desde la gran deuda. 

~22~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Desde el gran dolor. 

Pez, cama, muerte, tristeza, etc., nos hacen orar, pero no des-


de el alma, sino desde el corazón. 
Jonás va a orar ocho versículos… Pero esas pocas palabras
cargan tanto... 
Jonás no es de mucho hablar, pero sus oraciones están llenas
de Salmos. 
Observemos,
2:2 cita el Salmo 18:6 y 120:1
2:3 cita el Salmo 42:7
2:4 cita el Salmo 31:22
2:5 cita el Salmo 69:1 
2:6 cita el Salmo 30:3
2:7 cita el Salmo 143:4
2:8 cita el Salmo 31:6
2:9 cita el Salmo 3:8

Cita aquellos Salmos que conoce muy bien y los hace suyos;
pero no como un “salmo o canción” sino como un “salmo ora-
ción”. “Entiendo que fui desechado y me echaste delante de
tus ojos”.  Es verdad; aunque también, fue la terquedad de Jo-
nás la que provocó todos estos hechos.

Y Jonás entendió…
Al pez podríamos pensarlo como un gran Altar, un Altar gigan-
te. Y fue allí donde Jonás murió, donde Jonás rindió su volun-
tad al Señor.

~23~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Cuando Dios envía al gran pez no era solo para


llevarlo a Nínive, sino para llevarlo a Su Presencia.

Jonás muestra lo que sucede cuando no vamos al Altar. V. 2


dice: “Estoy angustiado”; vv. 3, 5, 6: “Estoy encerrado”; v. 4 “Es-
toy desechado”; v. 7: “Estoy desfallecido”. Estos son los sínto-
mas que presentan las personas cuando viven en el gobierno
de su alma.

Jonás tocó fondo y despertó. Y dio gracias, porque aun siendo


tan rebelde, Dios obró. En los vv. 4 y 5 el libro describe cómo
casi se ahogó. Las olas y las algas pasaron sobre él; sin embar-
go, entendió la misericordia de Dios. En el capítulo 1, Jonás
está corriendo para alejarse de Dios. En el capítulo 2, Jonás
corre para alcanzar a Dios. No necesitamos esperar una enfer-
medad, una crisis, una muerte, para decirle al Señor: “Te amo”;
no necesitamos un gran pez, solo levantar nuestros brazos y
decirle: “Gracias, Señor, por atraerme hacia ti”; “Señor, te in-
voqué y me oíste”.

Llegó su entrega. Llegó su fin. Le dijo con voz de alabanza que


pagaría sus votos, que ahora le obedecería. “Mas yo... te ofre-
ceré sacrificios”. Pero Jonás tuvo que esperar a este hecho
para decirle que sí a la voz de Dios. Luego de que el Señor le
habló, este tendría que haber sido el versículo siguiente en el
libro de Jonás. Si esto hubiera sucedido, no habría existido la

~24~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

historia del mar, de la tormenta, de la huida, de la terquedad y


del orgullo. ¡Qué distinto habría sido todo!
A esta altura del relato, Dios ya no hablaba, solo lo escuchaba.
Y, al oírlo, le ordenó al pez que lo vomitara. Jonás le habló a
Dios y Dios le habló al pez.

Medita en este hecho, mi amigo.

En su oración, dijo: “Más aún veré tu santo templo” (v. 4). Jo-


nás, la puerta de entrada siempre, siempre, es el Altar del sacri-
ficio. Y nosotros, mi amigo, podemos entrar a Su templo con la
misma oración que hizo Jonás y que debemos hacer cada día:
“Mas yo… te ofreceré sacrificios”.
 
En los momentos difíciles que atravesamos sentimos que todo
se termina, que llegamos al fin. Jonás habla de “estar en lo
profundo, en medio de mares y rodeado de corrientes”. ¡Qué
descripción más gráfica! Sin embargo, es cuando nuestra vie-
ja naturaleza va al Altar que todo cobra vida. Es por eso que
Jonás expresó: “Mi oración llegó hasta tu santo templo” (v. 7).

Es tiempo de rendirnos...
Deja todo en sus manos y dile: “No vivo yo”, y observa ¡cómo Él
hace todo! Kathryn Kuhlman siempre decía: “No son tus ora-
ciones; no son tus habilidades; es tu rendición. Un recipiente
vacío. Eso es todo lo que está buscando: ¡un recipiente va-
cío!”. Aprende a rendirte y verás victoria. 

~25~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Jonás quiere decir “paloma”; una ofrenda que se resistió a su-


bir al Altar del sacrificio y ser transformada en olor fragante de
entrega a su Rey. Él recibe siempre ese sacrificio dándonos su
misma vida de resurrección y una nueva etapa llena de gloria
y poder. 
¿Vamos al Altar? 

~26~
EJERCICIO N.º 2

“Señor, ¡te adoro! Tú eres Maravilloso, Digno, Santo y


Majestuoso”.

Cántale una canción de adoración.

Señor, hoy quiero dejar en el Altar......


(Lentamente deja que el Espíritu Santo te muestre, una por
una, qué cosas dejar en el Altar).

Señor, ¡te adoro! Me declaro libre y lleno de Ti. 


Te amo. ¡Tú eres mi Señor!
(Adórale y disfruta de su Presencia).
Amén”.

~27~
Dí a 3

Visión panorámica del capítulo 3

Jehová le vuelve a ordenar a Jonás a que vaya a Nínive y hable


las palabras que Dios mismo le diría. Jonás obedeció. Al escu-
char sus dichos, los habitantes creyeron y proclamaron ayuno.
Aun el mismo rey de la ciudad se cubrió de cilicio ordenando
que cada habitante se arrepienta del mal camino. Al ver este
accionar, Jehová no llevó a cabo su plan.

Capítulo 3: Jonás obedece al Señor

La palabra del Señor vino por segunda vez a


1

Jonás: 2 «Anda, ve a la gran ciudad de Nínive y


proclámale el mensaje que te voy a dar». 3 Jo-
nás se fue hacia Nínive, conforme al mandato
del Señor. Ahora bien, Nínive era una ciudad grande y

~29~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

de mucha importancia.[a] 4 Jonás se fue internando en la


ciudad, y la recorrió todo un día, mientras proclamaba:
«¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!» 5 Y los
ninivitas le creyeron a Dios, proclamaron ayuno y, desde
el mayor hasta el menor, se vistieron de luto en señal de
arrepentimiento. 6 Cuando el rey de Nínive se enteró del
mensaje, se levantó de su trono, se quitó su manto real,
hizo duelo y se cubrió de ceniza. 7 Luego mandó que se
pregonara en Nínive: «Por decreto del rey y de su corte:
» Ninguna persona o animal, ni ganado lanar o vacuno,
probará alimento alguno, ni tampoco pastará ni beberá
agua. 8 Al contrario, el rey ordena que toda persona, jun-
to con sus animales, haga duelo y clame a Dios con todas
sus fuerzas. Ordena así mismo que cada uno se convier-
ta de su mal camino y de sus hechos violentos. 9 ¡Quién
sabe! Tal vez Dios cambie de parecer, y aplaque el ardor
de su ira, y no perezcamos». 10 Al ver Dios lo que hicie-
ron, es decir, que se habían convertido de su mal camino,
cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que
les había anunciado.

Análisis del capítulo 3

Todo empieza de nuevo. Es un volver a empezar. Dios le dijo:


“Ve y habla”.

~30~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Jonás perdió “dos capítulos” de su vida. Volvió al punto de ori-


gen. Perdió tiempo y dinero; sufrió de todo por no subir al Altar.

¿Cuántas veces Dios nos tiene que hablar?


Muchas..., porque cada vez que postergamos poner en marcha
lo que el Señor nos dice, siempre tendremos pérdida. A pesar
de eso, Jonás siguió con su misma respuesta; se levantó y fue
(v. 3).

Jonás no habló (porque la carne que no adora, que no invoca,


que no canta, es señal de que aún gobierna). Muchos dicen: “En
la obediencia está la bendición”. Parecería una buena frase,
pero si tu corazón no habla, no adora, es solo una frase menti-
rosa. Por dentro, sigue el gobierno de tu propia voluntad.

En el v. 4 Jonás predicó y en el v. 5 las personas se entregaron.


Aun el más malo puede arrepentirse rápido. Y el más bueno,
tardar años en subirse al Altar. Jonás llegó, predicó y sucedió
algo milagroso: todo el pueblo se arrepintió, incluso el mismo
rey. Leemos que se levantó, se despojó, se vistió y se sentó.
Todo el pueblo cayó bajo el arrepentimiento.

El pueblo fue transformado de tal manera que llegó a oídos


del rey, quien sacó el decreto de que todo el mundo ayunara.
¡Qué poderosa es La Palabra de Dios! ¡Puede cambiar a toda
una ciudad! Excepto a un carnal. El pueblo se arrepintió y Dios
cambió lo que dijo que haría. El Altar siempre trae bendición,
aun a un pueblo malo, aun a un rey pagano; aun a ti y a mí.

~31~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

¿Acerca de qué cosas el Señor necesita hablarte a ti?


Veamos...

¿Acaso de tu Isaac?
En el Atrio, muchas veces, Dios nos va a pedir a nuestro Isaac.
Isaac es algo o alguien que amamos. Es algo que es preciado
para nosotros. Porque cuando hablamos de entregar cosas
nuestras en la Cruz, en lo primero en que pensamos es en lo
siguiente: ataques de pánico, deudas, enfermedades, proble-
mas del trabajo, malas relaciones, etc. Toda esta entrega la
hacemos en una sola oración. Pero, ¿qué pasa cuando Dios nos
pide lo más sagrado que tenemos como lo hizo con Abraham?
El Señor le dijo: “Quiero que me des a tu hijo a quien amas”
(Isaac representa a alguien o algo que amamos; eso sí que no
es fácil).
 
¿De tu comodidad?
Benny Hinn cuenta en uno de sus libros una historia que me
impactó profundamente y que he comprobado en mi vida más
de una vez. Llegó a una ciudad, y cuando se instaló en el ho-
tel, estuvo orando y adorando a Dios hasta las dos o tres de la
mañana. No le importó el hecho de que al otro día tuviera a un
evento por la mañana. Se le fue la hora en Su Presencia. Por la
mañana, fue a la reunión y apenas dijo: “ Señor maravilloso”,
se empezaron a levantar los paralíticos de sus sillas y a ocurrir
todo tipo de milagros. La gloria fue extraordinaria. Por la tarde,
había otra reunión en el mismo espacio. Así que, como en esa
ciudad vivía su prima, aprovechó el mediodía y se fue media

~32~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

hora de viaje, a almorzar con ella a un restaurante. Hacía un


buen tiempo que no se veían. En el momento en el que estaban
almorzando con ella y su esposo, sintió que Dios le dijo:
—Vuelve al hotel a orar.
—Señor, hace un año que no veo a mi prima; recién me senté a
almorzar con ella.
Y nuevamente, el Espíritu Santo le repitió:
—Ve a orar.
—Señor estoy a treinta minutos del hotel; además, ni empecé
a almorzar.
Y se quedó con la prima y su esposo almorzando. No volvió.
Cuando terminó el encuentro, regresó al hotel y se preparó
para ir a la reunión siguiente.
Como había sido tan impactante la reunión de la mañana, en
este nuevo encuentro había el doble de personas. Pero suce-
dió que, a pesar de orar, adorar, alabar y predicar, en ese servi-
cio no ocurrió nada. Benny Hinn cuenta que no veía la hora de
terminar la reunión para irse al hotel. Cuando llegó a su habi-
tación, se puso a llorar y oró:
-—Señor, ¿cómo puede ser que a la mañana hayamos tenido
tanta gloria y a la tarde nada sucedió?
Y el Señor le contestó:
—Te dije que fueras a orar. Mi gloria tiene un precio. Y el precio
—le dijo el Espíritu Santo— es todo.
Y Benny Hinn comparte que aprendió que hay que pagar todo
el precio. Porque si pagamos todo el precio, nos espera toda
la gloria.

~33~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

El Señor quiere ser siempre nuestro “Todo”.

Te comparto esta historia:


En el siglo XIX, hubo un predicador famoso en Inglaterra:
su nombre era F. B. Meyer. Era un hombre muy brillante. Si
alguna vez usted ha leído sus libros, su inglés es tan bueno,
que cuando él habla sobre agua usted puede oír el agua
fluyendo. Él entonces era un joven predicador muy exitoso
en Edimburgo, Escocia. Pero una vez lo visitó un joven lla-
mado C. T. Studd. Tal vez usted no conozca este nombre,
pero en su tiempo todos en Inglaterra conocían a Studd; él
era estudiante en Cambridge y el mejor jugador de cricket
de Inglaterra. Venía de una familia millonaria, pero el Se-
ñor lo llamó a predicar el evangelio a China.
Antes de que él fuera a China, visitó varios lugares y llegó
a Edimburgo, el lugar donde Meyer era pastor. Meyer lo
recibió, y él pasó una noche allí. Era noviembre, y noviem-
bre en Edimburgo es muy frío. Y temprano por la mañana
Meyer notó que había luz en el cuarto de Studd. Y como
buen anfitrión, se preguntó qué habría pasado, tal vez su
invitado estaba enfermo. ¿Qué hacer? Era muy temprano
para tocar a la puerta, así que esperó, pero la luz seguía
encendida. Finalmente llamó, y una voz le dijo que entra-
ra. Él entró en el cuarto y vio a Studd sentado allí, envuelto
en una frazada a causa del frío. Meyer dijo: «Usted se le-
vanta realmente temprano». Y él contestó: «Oh, yo amo al

~34~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Señor, estoy escudriñando la Palabra; estoy buscando ór-


denes para obedecer». Eso conmovió el corazón de Meyer.
Cuando nosotros leímos las Escrituras, ¿qué buscamos?
Buscamos promesas. ¿Y qué evitamos? Los mandamien-
tos. Pero ¿qué buscaba este joven? Buscaba los manda-
mientos, porque él amaba al Señor y quería obedecerle.
Eso tocó profundamente a Meyer, y dijo: «Hermano, ¿cómo
podría yo ser como usted? Usted tiene algo que yo no ten-
go». Y Studd le preguntó: «¿Se ha dado usted mismo al Se-
ñor?». Decirle a un pastor: «¿Se ha dado usted mismo al Se-
ñor?» parece un insulto. Y Meyer respondió: «Por supuesto,
yo le he dado mi vida al Señor». Entonces Studd dijo: «¡Ah!,
¿ha entregado usted toda su vida al Señor? ¿Le ha dado
al Señor cada detalle de su vida?». Meyer dijo: «Nunca he
hecho eso». Así que Studd le dijo: «Vaya y hágalo».
F. B. Meyer amaba al Señor, así que empezó a considerar
cada detalle de su vida; sus talentos naturales, su éxito,
los entregó uno por uno al Señor. Vio al Señor viniendo ha-
cia él, extendiendo su mano y diciéndole: «Dame todas las
llaves de tu vida». Meyer le dio al Señor un manojo de lla-
ves, grandes y pequeñas, de cada cuarto de su vida. Pero
él se guardó una llave pequeña, de un cuarto pequeño,
y el Señor le preguntó: «¿Eso es todo?». «Oh», dijo él, «eso
es todo, salvo esta llave pequeña; por favor, permíteme
quedarme con ella». Pero el Señor dijo: «No». «Oh Señor,
si me permites guardar esta llave, yo doblaré mis esfuer-
zos para servirte». El Señor dijo: «No», y empezó a darse
la vuelta y a abandonarlo. Meyer estaba desesperado, así

~35~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

que clamó: «Hazme quererlo. Yo no quiero, pero dame el


deseo de quererlo». Y entonces el Señor volvió y tomó esa
llave pequeña, y le dijo a Meyer: «Si yo no soy el Señor de
todo, no soy el Señor de nada». Costó tiempo al Señor abrir
todos esos cuartos, limpiarlos y purificarlos, pero él usó
poderosamente a Meyer.1
 
¿De tu historia?
Hay gente que tiene su pasado vivo y debe dejarlo en el Atrio.
• A mí me abandonaron y yo tengo miedo de que me abandonen
nuevamente.
• Tú me engañaste y no te voy a perdonar nunca.
• Mis padres me maltrataron y no puedo superarlo.
Cristo nos perdona los pecados, pero también quiere borrar
nuestra historia. Él también quiere aniquilar el pasado, por-
que, “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas vie-
jas desaparecieron”.
Cuando Dios mira nuestro pasado, no ve nuestros pecados y
tampoco ve nuestra historia. Cuando nacemos espiritualmen-
te, el espíritu es nuevo; de aquí hacia adelante. En Cristo, todas
las cosas son hechas nuevas; no tienes historia; no tienes pasa-
do; no tienes pecados; no tienes nada “para atrás”.
San Agustín era una persona complicada antes de dedicarse
a Cristo. En una ocasión, una mujer con la que había estado, lo
reconoció. Y cuando lo vio, lo llamó:

1
https://libreriavozqueclama.blogspot.com/2009/08/el-testimonio-de-f-b-meyer.html
Publicado por Voz que Clama (2009).

~36~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

—Agustín! ¡Agustín!
Cuando al fin se encontraron, la mujer le dijo:
—Agustín, soy yo, ¿no me reconoces?
— Sí. Yo sé quién eres tú, pero yo, ya no soy yo.
 
¿De nuestro postergar?
Cuando nos pasa algo malo, empezamos a “dar vueltas” con el
tema. Nos llegan los impuestos y estamos todo el día preocu-
pados. Ese malestar es el Isaac que retenemos.
Pablo dijo: “Que no se ponga el sol sobre tu enojo”. Quiere de-
cir que, a la noche, tiene que morir el malestar. Y sabes que ese
malestar murió cuando recuerdas el pasado y ya no te preocu-
pa más. Porque muchas veces entregamos una discusión con
alguien, un enfrentamiento que nos hizo mal; pero, en cuan-
to dialogamos con esa persona, traemos de nuevo el hecho
al diálogo y se lo adjudicamos. No entregamos ese tiempo de
malestar.
Sin embargo, cuanto más rápido llevo mi malestar al Atrio,
más rápido entraré a la Presencia de Dios. Ni bien nos aparez-
ca un malestar, llevémoslo a la cruz para su muerte. No dejes
que se instale en tu recuerdo. Hay más Isaacs para entregar
todavía...

¿De tu relación con las personas?


Los celos son control. Eres “Mía”. Eso tiene que morir. “Mi” es-
posa, “Mi” hombre. Nadie es nuestro; son de Cristo. Las per-
sonas solemos retener al otro y decimos: “Este es ’mi’ equipo
Zoe. Esta es ‘mi’ iglesia. Me preocupo porque son ‘mis’ hijos”.

~37~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Pero necesitamos saber que Dios no nos va a multiplicar lo que


retenemos; en cambio, todas las personas que sembremos en
el Altar para su muerte son Isaacs que serán resucitados, lle-
nos de la gloria del Señor y multiplicados.
Benny Hinn narra que él tenía una novia y estaba enamorado.
Pero Dios le dijo: “No es para ti”. Y cuenta en uno de sus libros
que no le gustaron mucho estas palabras, pero, cuando entre-
gó esa relación al Señor, Dios le permitió, a la semana siguien-
te, conocer a su mentora Katherine Kuhlman y, en ese evento,
él recibió el bautismo del Espíritu Santo; en consecuencia,
toda su vida fue trasformada. Y narra: “Dejé a una mujer y Dios
me hizo conocer a otra gloriosa”.
Wachman Nee, tenía una novia que no era cristiana. Y Dios le
dijo: “Deja esa relación porque no es cristiana”. Nee cortó la
relación y se separaron. Años más tarde, Dios obró y esta joven
se convirtió. Volvieron a encontrarse y se casaron. Dios tiene
que mostrarnos a la gente que retenemos, porque el área que
suelto en el altar se llena de Cristo.
 
¿De nuestras posesiones?
A veces nuestro Isaac son los objetos materiales: mi auto, mi
reloj, mis zapatos, mi ropa. Son cosas que “hemos entregado
en la Cruz”, pero que cuando las perdemos, todavía nos due-
len. Algunos tienen una gran angustia cada vez más profunda.
Y Dios se pregunta: “¿No era que me lo había entregado?”.   Si
lo hemos dejado en la cruz y aún nos duele, es porque no lo
hemos soltado.

~38~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Madame Guyon expresó: “Una muerte total a uno mismo, hace


que podamos perdernos en Cristo. Cuando nosotros morimos,
Cristo aparece”.
 
¿De nuestros errores?
Todos hemos cometido errores. ¡Cómo duelen los errores!
Nos generan vergüenza. Hay muchas personas a las que les
da vergüenza decir: “Me equivoqué”. A otros les da bronca o
resentimiento.
El profeta Samuel se equivocó siete veces seguidas. Cuan-
do llegó a la casa de David para ungir al futuro rey de Israel,
Samuel vio a Eliab, el primer hijo de Isaí, y dijo: “De cierto, de-
lante de Jehová, está su ungido”. Pero Jehová le pidió que no
se fijara en la altura ni en el parecer. Samuel se equivocó. Lla-
mó al segundo, pero tampoco era el ungido. Y así procedió con
los siete hijos de Isaí. Finalmente, preguntó si faltaba alguno.
—Sí. Falta el más chico, pero está con las ovejas.
—Tráiganlo.
Y vino David. El Señor dijo: “Es ese”.
Mi amigo lector, el Señor me habló: “Nuestros errores conti-
nuarán”. David significa Cristo; vamos a seguir hasta que Cristo
aparezca en nuestro camino, porque cuando Cristo aparece
en él, se terminaron los errores. Hay que seguir a pesar de los
desaciertos.
Elías también se equivocó y, ¡siete veces! Él oró: “Señor, envía
lluvia”. Y envió a su criado a ver si la lluvia llegaba. Pero nadie
veía acercarse la tormenta. No había ni una posibilidad de que

~39~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

cayera una gota. Así que volvió a orar: “Ahora sí, manda lluvia”.
¿Sabes cuántas veces envió a su criado a ver si llovía? Siete.
Siete veces fue y vino el criado; pero la última, vio una nube
muy pequeña, como la palma de su mano, y Elías le dijo: “Pre-
párate que se viene la lluvia”.
En la Biblia, el Espíritu Santo es mostrado como una nube. Y
cada uno de nosotros debe seguir hasta que, en su propio ho-
rizonte, la presencia del Espíritu Santo sea quien derrame la
lluvia que Dios ha prometido.
 
También tenemos que llevar los errores de los otros a la Cruz.
Porque los nuestros, muchas veces, los llevamos; pero los de
los otros nos cuesta mucho más. Decimos: “Yo esperaba que
tú hicieras esto”; “Pensé que me iban a apoyar”; “Al final no me
ayudaron”. Esto también debe morir.
Jesús había ido a orar al monte con sus discípulos. Y antes de
ir a orar solo, porque la Cruz se aproximaba, les dijo a Pedro, a
Jacobo y a Juan: “Oren, para que no entren en tentación”. Y Se
fue cerca, a un tiro de piedra, y empezó a orar. Dice la Biblia que
Jesús lloraba. La Epístola a los Hebreos lo amplía: “Mientras
oraba, sudaba gotas de sangre”. Cuando volvió, los encontró
durmiendo. Imagínate que, en tu peor momento, estés nece-
sitando de alguien y este se quede dormido. Nuestros planes
tienen que ir a la Cruz.
 
¿De nuestros traumas?
Debemos llevar a la Cruz todos los traumas. No puedes seguir
llorando a tu expareja tantos años. No puedes vivir atado al

~40~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

hecho de que te abandonaron, que te menospreciaron, que


no te valoraron.
Cuando el rey Saúl perdió la Presencia de Dios, el profeta
Samuel lloró siete días y Dios le dijo: “No llores más, porque
te voy a mandar a uno mejor que el que se fue”. Y le envió a
David. Porque cuando alguien sale de tu vida, el Señor traerá
a alguien mejor. Siempre que sale un Saúl, viene un David. Te-
nemos que dejar en la Cruz las cosas que perdimos: “Perdí mi
casa”; “Yo perdí mi barrio”; “Perdí ese trabajo”.
Dios le dijo a Abraham: “Sal de tu tierra” porque no lo podía
bendecir en esa tierra.
Cuando Jesús comenzó su ministerio en Nazaret, no pudo ha-
cer ni un milagro, puesto que la gente era incrédula. Hay lu-
gares de los que Dios te saca, porque te va a llevar a lugares
mejores. Lo que sucede es que, cuando uno pierde algo, no lo
sabe, por eso llora. Pero cuando llega al lugar mejor, dice: “Qué
bendición que Dios me sacó de esa pocilga, porque ahora me
ha traído al lugar ancho y espacioso para ver Su bondad que
dura por todas las generaciones.
 
¿De sentir lástima por nosotros mismos?
Tenemos que llevar a la Cruz la autocompasión. Momentos
antes de que Jesús fuese entregado a los soldados romanos,
Pedro le dijo: “No vayas a la cruz”. Y, además, agregó: “Hazlo
por ti”. Eso es autocompasión. Y Jesús le contestó: “Apártate
de mí Satanás”. Los profetas de Baal se flagelaban. No puede
haber un hijo de Dios que se flagele: “Es por mi culpa”; “Yo sufrí

~41~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

mucho”; “A mí nadie me comprende”. Todo eso es basura. Dé-


jalo en la Cruz para su muerte. No te autocompadezcas nunca.
- Me abandonaron… Si Saúl se fue, vendrá otro mejor.
- ¿Por qué perdí este lugar?... Viene un lugar mejor.
- Le tengo miedo a la muerte… No puedes morir porque el que
tiene al Hijo tiene la vida eterna. Deja todo en el atrio.
A Jesús le dijeron: “Nosotros no somos hijos de adulterio”. Le
estaban diciendo: “Ya sabemos de dónde vienes y seguramen-
te que no vienes del Espíritu Santo. Tu madre, María, algún des-
liz debe haber tenido”. Esto ofendería a cualquiera, pero Jesús
les respondió: “Si conocieran que Dios me envió, me amarían”.
Cuando tú sabes quién eres, no te ofende nada.
Es tiempo de dejar todo en la Cruz y de dejar de escapar.

~42~
EJERCICIO N.º 3 

Coloca un instrumental suave.

“Señor, te adoro; solo Tú eres digno; solo Tú eres …....... (Adó-


rale con palabras de amor).
Señor, te pido que me muestres qué dejar hoy en el Altar (A
medida que te muestre, llévalo a la cruz para su muerte. No te
apresures; solo deja que Él te guíe y hazlo hasta que Él te diga:
“Suficiente”).
Cántale una canción y agradécele por Su poder en tu vida.
Declaro el poder de la Vida en mí.
Amén”.

~43~
Dí a 4

Visión panorámica del capítulo 4

Jonás se enojó con Dios; él no comprendía la misericordia divi-


na para con ese pueblo. Tal fue su enojo que le dijo al Señor que
le quitara la vida. Así fue como dejó atrás la ciudad y acampó al
oriente de la ciudad; se sentó a la sombra hasta ver qué suce-
dería. Pero Dios preparó una calabacera para que tuviese som-
bra su cabeza. El Señor era bueno con él. Sin embargo, al llegar
el alba, Dios preparó un gusano que hirió dicha calabacera y
esta se secó. Nuevamente Jonás se enojó, ya que había que-
dado solo una vez más. En esa sucesión de hechos, Dios trató
de que Jonás comprendiera que, así como él se enojaba por
un vegetal, ¿cómo Él no se iba a preocupar por la humanidad?

~45~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Capítulo 4: El enojo de Jonás

1
Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y
se enojó. 2 Y oró a Jehová y dijo: “Ahora, oh
Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando
aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir
a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y pia-
doso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que
te arrepientes del mal. 3 Ahora pues, oh Jehová, te ruego
que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que
la vida”. 4 Y Jehová le dijo: “¿Haces tú bien en enojarte
tanto?”. 5 Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el
oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sen-
tó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería
en la ciudad. 6 Y preparó Jehová Dios una calabacera, la
cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre
su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró
grandemente por la calabacera. 7 Pero al venir el alba del
día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la ca-
labacera, y se secó. 8 Y aconteció que, al salir el sol, prepa-
ró Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la
cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo:
“Mejor sería para mí la muerte que la vida”. 9 Entonces
dijo Dios a Jonás: “¿Tanto te enojas por la calabacera?”. Y
él respondió: “Mucho me enojo, hasta la muerte”. 10 Y dijo
Jehová: “Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual
no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de

~46~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. 11 ¿Y


no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad don-
de hay más de ciento veinte mil personas que no saben
discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y
muchos animales?”.

Análisis del capítulo 4

Jonás se enojó. ¡Y mucho! Qué bueno habría sido que el libro


terminara en el capítulo anterior. Pero no fue así, la carne siem-
pre vuelve. Ahora sí Jonás le habló a Dios, pero no era para
celebrar las conversiones o por haber sido usado. Oró para que
Dios le diera muerte. 

“Señor, me da bronca que seas bueno. Yo sabía que Tú eras


misericordioso. ¡Y no lo soporto!”. Los teólogos han tratado
de entender cómo puede ser que Jonás actuara así. ¿Era por-
que odiaba a los ninivitas? ¿Porque no quería que los ninivitas
experimentaran misericordia? Así, se han brindado muchas
interpretaciones.
Mi amigo, la carne detesta el corazón de Dios. A la carne no le
interesa la conversión de otros. La carne no es “coherente”; la
carne no tolera nada del Espíritu.  Por eso, Jonás le dijo: “Quíta-
me la vida”. Jonás, no es que Él te la quite; Dios no asesina; solo
acepta sacrificios voluntarios. ¡Súbete al Altar!

~47~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

Aquí vemos que el “arrepentimiento” de Jonás fue de corta


duración. Se arrepintió, pero nuevamente dejó que la carne
siguiera dominándolo. Murió a un pecado, pero no al gobierno
de su yo. 

Así, Jonás se fue de la ciudad. El diálogo terminó. No hay mucho


que Dios pueda decirle a quien no quiere oír. Al igual que Caín,
“se enojó” y punto. Es lo que sentía Jonás, y eso lo dominaba. 
Entonces, dice la historia que se sentó a ver qué sucedía en la
ciudad. Dios siguió trabajando en Jonás; le mandó una calaba-
cera para darle sombra y, al venir el alba, Dios envió un gusano
y un viento seco. El gusano hirió la calabacera y esta se secó. 
Al final del libro, Dios le preguntó: “¿Tanto te enojas por la cala-
bacera?”. Y él respondió: “Mucho me enojo, hasta la muerte”. Y
dijo Jehová: “¿Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no
trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche
nació, y en el espacio de otra noche pereció, y no tendré yo
piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de cien-
to veinte mil personas que no saben discernir entre su mano
derecha y su mano izquierda, y muchos animales?”.

Un pez grande y un gusano. Lo grande y lo pequeño para que


subas al Altar.
Un viento fuerte y un viento seco para que subas al Altar.
Unos marineros que se arrepienten y una ciudad con su rey que
se arrepienten para que subas al Altar.
¿Te enojas por una planta, pero no por tu corazón?
¿Te enojas porque soy bueno y no porque tu corazón es malo?

~48~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

¿Prefieres que te maten a morir por voluntad en el Altar?


¿Te importan más las cosas que no son tuyas y te molesta que
ame a la gente? 
¿Lloras por “una planta” y yo no me ocuparé de ciento veinte
mil vidas humanas?

Jonás huyó para sabotear el plan de Dios y terminó “siendo”


el plan para que crean. Cuando todo Nínive se enteró de que
había estado tres días en el vientre de un pez, este hecho ter-
minó siendo el elemento crucial del arrepentimiento en ellos.
Los ninivitas escucharon que debían arrepentirse, pero, segu-
ramente, todos conocieron la historia de lo que le sucedió a
Jonás. En Lucas 11:29-30 dice Jesús que se les iba a dar a los
religiosos la señal de Jonás. Así como los ninivitas se entera-
ron de que Jonás había pasado tres días en el vientre de un
pez, todo el mundo se enteraría de que Cristo estaría tres días
muerto y, al tercer día, resucitaría.

El León y el Cordero
En el libro de Jonás visualizamos el aspecto del Señor como
“León” (Su Poder)

La historia describe ocho milagros:


1. El viento que se levanta.
2. Calma el mar.
3. Tres días en el pez.
4. Vomitado en Nínive.

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SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

5. Se convierten 600 000 personas (que se calculaba que


vivían en el país).
6. La calabacera se levanta en una noche.
7. El viento caliente del desierto que lo hiere.
8. Un gusano hiere la calabacera.

Pero, también nos muestra al “Cordero” (la Misericordia). El


tema principal de Jonás es experimentar Su amor. Y lo vemos
en las siguientes partes:

1. El amor de Dios por los tripulantes paganos.


2. El amor de Dios por el profeta rebelde.
3. El amor de Dios por la nación Ninivita alejada de Él.

¡Qué glorioso es el Señor! Aquí está la visión: Si Él fuese Pode-


roso sin Amor sería terrible, y si solo fuese Amoroso sin Poder,
también. Sin embargo, tenemos un Dios que es “Cordero” y
“León”, y “León” y “Cordero”.

LLegamos al final de la historia...


Un libro con un final abierto....
Jonás somos todos.  En ti está, mi amigo, qué hacer. ¿Subirás
al Altar? ¿O seguirás enojado, sin paz, molesto, llorando por tu
“plantita”?

Jonás, te traté en las buenas; te hablé en el mar; te hablé en


la bendición. Te hablé. No te solté; ni te soltaré. Hay un pacto
entre nosotros; formaré a mi Hijo en tu vida. Comencé la buena

~50~
SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

obra y no te soltaré hasta hacer lo que prometí que haría en tu


vida.

~51~
EJERCICIO N.º 4

“Señor, gracias; gracias porque nunca me soltaste. Nunca me


dejaste. Gracias por Tu trato de amor hacia mí.

Dejo en la Cruz mis enojos…….” (permite que Él te muestre


todos los enojos y déjalos en el Altar). 

Cántale y adórale y agradécele por Su amor.


Disfruta de Su abrazo y ternura.

~52~
Conclusión
¡Terminamos otro recorrido juntos! ¡Qué hermoso fue morir
durante cuatro días seguidos! Eso es adoración. “Con voz de
alabanza te daré sacrificios”, dijo Jonás en el vientre del pez. 
El Altar es su Cruz. Él murió allí por nosotros, para que nosotros
ahora podamos morir a lo nuestro y nuestro vivir sea Cristo.
Él ha crecido enormemente cada día.
Cristo en este libro es la Voz que llama; la Voz que ordena; la Voz
que pregunta; la Voz que ama. Es “Su dulce Voz” que habla sua-
ve y habla fuerte; que envuelve y abraza y nos sigue diciendo:
“Nada te podrá separar de mi amor, ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni demonios, ni siquiera tú mismo”.
Este libro, mi amigo, lo escribí durante varias noches; era me-
dianoche y Él me llevaba a escribir, adorar y reflexionar sobre
la vida de Jonás, la nuestra. Pero con una diferencia: el final
abierto es nuestro. Le hemos dicho cada día: “Ya no yo, sino
Tú en mí”.

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SECRETOS DEL ALTAR | 4 días experimentando el libro de Jonás

¡Disfruta del Señor! 


Gracias por navegar juntos en esta aventura. 
Nos vemos pronto.
 Tu amigo, Bernardo.

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