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Rincón del libro

Luis ARMANDO GoNZÁLEz Y Lrns ALv ARENGA

Reflexiones sobre el ensayo de tesis; la palabra "ensayo" ha


ocupado su lugar. Y es que aho-
(A propósito del libro de John
ra, en muchas universidades del
Skirius El ensayo hispanoameri-
país, ya no se exige una tesis, sino
cano del siglo XX)
un ensayo. En principio, tal re-
emplazo no es ni bueno ni malo;
se trata de dos tipos de ejercicio

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¡ intelectual y académico que, bien
realizados, pueden ayudar a eva-
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luar las aptitudes y capacidades de
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los candidatos a obtener el título
El! ensavo de licenciados. Con todo, las co-
hisJlmma11H:rh'ano
sas no son tan simples y sencillas
del siglo XX
',, "'• ' - _...... 1; como parece, a juzgar por las in-

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terpretaciones usuales que se ha-
cen de lo que significa un ensa-
' ' yo. La interpretación más soco-
e ~ f
e rrida es aquella que lo ve como
una elaboración académica de se-
gunda (o de tercera) importancia,
más fácil, menos rigurosa y exi-
Hasta hace poco, cuando se gente que, por ejemplo, la tesis.
hacía referencia al documento aca- Desde este punto de vista, el en-
démico con el cual los estudian- sayo vendría a ser como la tabla
tes de licenciatura culminaban sus de salvación de aquellos egresados
respectivas carreras, lo normal era que no tienen ni los recursos ni
hablar de tesis de graduación o te- las capacidades ni la formación
sis de grado. En la actualidad, en para un trabajo de investigación
las conversaciones y preocupacio- más serio. A la luz de visiones
nes de los egresados a nivel de li- como esta, se han forjado "defi-
cenciatura, ya no se suele hablar niciones" -como la que a conti-
nuación se plantea- de lo que es

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un ensayo: un eJerc1c10 intelec- convierte en un ejercicio literario
tual, alimentado por las intuicio- de menor envergadura -por me-
nes de su autor, plagado de me- nos riguroso, menos científico,
táforas, sin ningún orden ni es- etc.- que los que se plasman, por
tructura -porque lo primero es ejemplo, en un tratado científico
la "creatividad"-, sin rigor cien- o en las grandes síntesis filosófi-
tífico, sin datos, referencia biblio- cas o teológicas. Pero no basta
gráficas o cualquier cosa que deje con lo anterior: hay que acercar-
rastros de algún esfuerzo sistemá- se de un modo directo a lo que
tico de investigación. Así las co- es el ensayo, de manera que se
sas, el ensayo vendría a ser la ma- puede realizar una caracterización
yor prueba de la incompetencia lo más completa posible del mis-
académica de quien lo elabora; su mo. Sólo esta caracterización per-
incapacidad para hacer algo serio mitirá justificar la defensa del en-
y riguroso -científico- obliga- sayo como un ejercicio intelectual
ría a asignarle una tarea más al al- no de menor importancia, rigor y
cance de su mano (y de su limi- seriedad, que otros ejercicios in-
tado intelecto). Qué otra cosa po- telectuales, como el científico o
dría ser, sino un ensayo. el filosófico.
Sobran quienes han asimilado, Para efectuar nuestra aproxi-
sin hacerse problema alguno, una mación, nos vamos a apoyar en la
idea del ensayo como descrita arri- obra de John Skirus El ensayo his-
ba. Lo preocupante, sin embargo, pan oam erican o del siglo XX
no es que no se hagan problema (México, FCE, 2004), antología
del asunto, sino que, creyendo que que recoge ensayos de treinta y
saben de lo que hablan, dicten cá- seis escritores latinoamericanos
tedra sobre lo que presuntamente que, a lo largo del siglo XX, lo
es un ensayo y obliguen a otros cultivaron y de quienes, como mí-
-si tienen el poder administrati- nimo, hay que partir para decir
vo para hacerlo- a que acepten una palabra medianamente seria
sus ideas, creando una gran con- sobre el tema. Al examinar el lis-
fusión en quienes se ven forzados tado de los autores, cuya obra ha
a seguir sus dictados. sido parcialmente compilada por
De modo que, para ganar cla- Skirus, salta a la vista que varios
ridad acerca de lo que es el ensa- de ellos1, además de haber culti-
yo, se tenga que rechazar, de en- vado el ensayo, cultivaron la poe-
trada, esa interpretación que lo sía (Rubén Daría, Gabriela
Mistral, Alfonso Reyes, Pablo
Neruda, Octavio Paz); el cuento

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y/ o la novela (Miguel Ángel Para comenzar, hay que decir
Asturias, Alejo Carpentier, Jorge que el ensayo se dice (y se hace)
Luis Borges, Ernesto Sábato, de muchas maneras, es decir, que
Gabriel García Márquez, Julio no existe una formulación inequí-
Cortázar, Guillermo Cabrera In- voca de lo que el mismo signifi-
fante, Mario Vargas Llosa, Rosa- ca. A la pregunta de qué es la
rio Ferré); la filosofía (José ciencia a muy pocos se les puede
Vasconcelos, José Carlos ocurrir responder: "ciencia es lo
Mariátegui); el periodismo y/o la que hacen los científicos" y no
crítica literaria (Sebastián Salazar porque tal respuesta sea falsa, sino
Bondy, Elena Poniatowska, Car- por una razón bien distinta: en el
los Monsiváis); el análisis econó- ámbito científico se ha desarro-
mico (Gabriel Zaid), la sociolo- llado un cuerpo normativo -de
gía de la cultura (N éstor García exigencias lógicas y procedimen-
Canclini) y la historia (Enrique tales- que permite determinar
Krauze). con cierta claridad lo que es la
Lo que se recoge en el libro ciencia, con relativa independen-
El ensayo hispanoamericano del si- cia de lo que hacen los científicos
glo XX son ensayos de todos concretos. Por supuesto que es
ellos, lo cual ya da una pista de la la actividad de éstos la que, con
diversidad de elaboraciones que el correr de los siglos, permitió
admite el género. Es a partir de formular aquella normatividad; en
esa diversidad que el autor de la la actualidad, esa normatividad
compilación intenta formular - precede, en cierto modo, al que-
en su trabajo "Este centauro de hacer de los científicos particula-
los géneros" - una idea de lo que res. Ciencia es lo que hacen los
es el género o, si se prefiere, el científicos, pero por ceñirse a
subgénero. Este será uno de los unas exigencias lógicas, concep-
puntos de apoyo que usaremos de tuales y metodológicas que son
aquí en adelante. También nos las que delimitan -demarcan",
apoyaremos en dos ensayos reco- como diría Karl Popper- lo que
gidos en la antología, en los que es ciencia de lo que no lo es.
precisamente se aborda el tema En el caso del ensayo, la situa-
del ensayo: "Defensa del ensayo'', ción es distinta. Aquí sí se puede
de Enrique Anderson Imbert, y responder a la pregunta qué es el
"La palabra de más (U na nueva ensayo diciendo que es lo que ha-
introducción al ensayo)'', de cen los ensayistas. Y ello porque
Héctor Libertella. no existe una normatividad ni
unos criterios lógicos, metodoló-

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gicos o conceptuales que deter- timo calor con que los pensa-
minen clara y distintamente lo mientos fueron pensados"; mien-
que es un ensayo. Es por ello que tras que U namuno "tiende al
el ensayo se dice (y se hace) de vitalismo irracional, la paradoja y
muchas maneras; hay ensayos de el 'yo' dominante de su escritu-
distintos gustos y estilos, según ra". "U no explica [Ortega y
el talante, la formación y los in- Gas set]; el otro confiesa
tereses de cada ensayista. Ahora [U namuno]. Ambos quieren per-
bien, pese a esta diversidad de es- suadirnos de sus puntos de vista;
tilos, gustos y talantes, un ensa- ambos ocasionalmente hacen uso
yo no es ni una composición poé- del lenguaje artístico, poético" 2 •
tica, ni una novela, ni un cuento,
ni un tratado científico o filosó- Lo anterior permite a Skirius
fico. Si no es eso, ¿qué es enton- hacer una primera descripción de
ces? Es esta pregunta la que se las características del ensayo lati-
hace John Skirus y para respon- noamericano en el siglo XX:
derla recuerda las ideas que del "confesarse, persuadir, informar,
ensayo tenían, por un lado, Michel crear arte: cierta combinación de
de Montaigne y F rancis Bacon - estas cuatro intenciones básicas
padre y padrastro, respectivamen- habrá de encontrarse en las obras
te, del género-; por otro, José Or- de la mayoría de ensayistas lite-
tega y Gasset y Miguel de rarios de Hispanoamérica en si-
Unamuno. glo XX" 3 • Más adelante, sostiene
Montaigne -dice Skirus- da Skirius: "si la literatura puede di-
una inflexión autobiográfica y vidirse en tres géneros básicos -
subjetiva a sus ensayos; Bacon, prosa, poesía y drama-, enton-
por su parte, proyecta "un acer- ces el ensayo es un subgénero de
camiento conciso, aparentemente la prosa, a saber, prosa de no fic-
objetivo, ciertamente impersonal, ción, que con frecuencia se acer-
a las grandes cuestiones filosófi- ca a las técnicas poéticas, a los ele-
cas de la humanidad". Para Or- mentos de la ficción y, más rara-
tega y Gasset -según lo cita mente, a los efectos dramáticos" 4 •
Skirus-" el ensayo es la ciencia Desde otro punto de vista, el
menos la prueba explícita", lo cual ensayo vendría a estar situado en-
quiere decir que el ensayista "su- tre el periodismo y la filosofía:
prime las notas de pie de página "periodismo: concreto, muy con-
y demás bagaje académico para temporáneo en sus temas, preocu-
hacer surgir la 'expansión del ín- pado por problema urgentes o tó-

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picos interés humano general, el subdesarrollo, la tecnocracia la
flexible en estructura, pero con li- '
industrialización, la ciudad, los
mitaciones de espacio. Filosofía: viajes, el crecimiento demográfi-
abstracta, abstrusa, preocupada co... Prácticamente ninguno de
por las constantes inmortales de los grandes problemas de las so-
la existencia humana, rigurosa en ciedades latinoamericanas ha es-
estructura, tendiente hacia una capado a la mirada de sus ensa-
verbosidad abrumada por un vo- yistas. "Los diagnósticos de las
cabulario propio como las cien- identidades culturales y los pro-
cias exactas y las ciencias socia- blemas contemporáneos han sido
les"5. Entre ambos polos estaría casi tan numerosos como sus
el ensayo, dando cuenta de (y analistas"6. Ya fuera que se trata-
proyectando) sus cuatro impulsos ra de un acercamiento de carácter
básicos: confesarse, persuadir, filosófico, sociológico o político;
crear arte e informar. ya fuera con ánimos de denuncia
Cada uno de estos impulsos y o de resistencia; ya fuera con la
su combinación alimentan la di- pretensión de dejar establecidas
versidad de estilos (periodístico, tesis más o menos concluyentes,
narrativo, poético, etc.), énfasis o sólo con la pretensión de dejar
(más persuasivo que informativo; un esbozo de reflexión ... Siem-
más enfocado hacia lo estético pre, el ensayo latinoamericano del
que hacia lo subjetivo; etc.) y siglo XX ha sido vehículo de un
abordajes (de tipo filosófico, so- afán de confesión, de persuasión,
ciológico, económico, psicológi- de creación estética y de informa-
co, histórico, etc.) de los distin- ción.
tos ensayos producidos en Amé-
rica Latina.
A la luz de las ideas John
La diversidad de temas - Skirius es indiscutible que el en-
igualmente notable en el ensayo sayo es un género (o subgénero)
latinoamericano- se explicaría no difícil, pero ciertamente no falto
sólo por la formación y propósi- de rigor ni de seriedad. Además
tos particulares de cada ensayis- de talento, hay que tener una só-
ta, sino también por sus opcio- lida y amplia formación intelec-
nes políticas e ideológicas. El mito tual para, a la vez y por escrito,
del progreso, el cambio y la revo- confesarse, persuadir, crear arte e
lución, la devastación del medio informar. En América Latina, mu-
ambiente, la crisis de la moderni- chos lo han intentado, pero sólo
dad, el problema del desarrollo y unos pocos lo han hecho con des-

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treza: son los grandes ensayistas A la episteme, Anderson
latinoamericanos del siglo XX. Imbert opone la doxa; ante la Fi-
Para completar las ideas de Skirius losofía -por ser presuntamente
resumimos a continuación las te- más digna, rigurosa y de mayor je-
sis principales de los ensayos de rarquía- apuesta por el ensayo.
Enrique Anderson Imbert y de "Me niego a creer -sostiene- que
Héctor Libertella, citados más en ningún lado haya algo que se
arriba. llame Filosofía, y mucho menos
Ante todo, Anderson Imbert que esa Filosofía me obligue a
confiesa y se lamenta -en el bre- avergonzarme de mis ensayos o a
ve ensayo "Defensa del ensayo"- cumplir con métodos académicos.
de su abandono del género y su No sé que será un elefante en sí,
cambio de dirección intelectual pero me basta saber que si ese pe-
hacia un esfuerzo más "objetivo", dazo de noúmeno me pone una
sistemático y riguroso, vinculado pata encima (o lo que me figuro
a la actividad docente. "En vez del que es la pata), la pata nouménica
'yo' -escribe-, el 'nosotros'; en me aplastará. En cambio en el do-
vez del gusto por la doxa, la si- minio de mi conciencia soy libre
mulación de la episteme; en vez y no hay nada espiritual que des-
de conversar gozosamente, escri- de fuera pueda aplastarme. Hay
bir sujeto a una disciplina que dos elefantes: el ilusorio y el otro,
promete en falso una objetividad el que me aplasta; pero hay una
imposible. Soy feliz como profe- sola filosofía, la ilusoria que no
sor, en parte porque aun en las puede hacerme ningún daño" 8•
clases le doy voz al periodista que
Lo anterior no quiere decir que
me habita, pero comprendo que
el ensayo no sea tan digno como
llegaré a esterilizarme si sigo cum-
un tratado de filosofía. Para nues-
pliendo los ritos de una concep-
tro autor, "los ensayos no son
ción de la cultura en que no creo.
balbuceos en una lengua no
Ante todo no creo en el tratado
aprendida, no son los primeros
sistemático, construido con mé-
pasos en un camino que otros -
todo y bibliografías, de esos que
los autores de tratados, tesis, di-
conmueven a los profesores, val-
sertaciones y discursos- ya han
ga más, necesariamente que un
recorrido hasta el final. Ni balbu-
ensayo personal, espontáneo y au-
ceos ni primeros pasos fueron las
daz sobre el mismo tema. Todo
páginas de Montaigne, 'padre del
depende de quién sea el autor y
ensayo'. La historia del ensayo no
cuál el fruto" 7•
nos muestra un limbo de indeci-

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sos y aprendices, sino una rotun- JUICIO es el ensayo. "Si escribo,
da asamblea de espíritus que se ensayo. O si escribo, pruebo: in-
sentían seguros, ingeniosos y ca- tento. O bien si escribo ensayo
bales"9. literario lo hago como prueba le-
Entonces, ¿qué es el ensayo?, gal o documento de una activi-
para Anderson Imbert. "Como no dad incierta que mezcla sus mé-
creo en los géneros -escribe- todos y se desvía de su objeto.
tampoco creo en las definiciones. Ensayo literario, en fin: prueba
U na aproximación escolar sería o pirueta. Incierto documento:
esta: el ensayo es una composi- mezcla, 'desvío'. Ojalá que este
ción en prosa, discursiva pero ar- desfiladero de cursivas nos lleve
tística por su riqueza en anécdo- a definir los que llamamos
tas y descripciones, lo bastante metatexto. Cuarta dimensión de
breve para que podamos leerla de lectura para el marco clásico del
una sola sentada, con un ilimita- saber literario, aquel que incluye
do registro de temas interpreta- el programa científico pero tam-
dos en todos los tonos y con en- bién los trabajos de una difusa co-
tera libertad desde un punto de munidad hermenéutica que com-
vista muy personal. Si se repara prende lectores, críticos, académi-
en esa definición más o menos co- cos y operadores culturales" 11 •
rriente se verá que la nobilísima
Metatexto, cuarta dimensión
función del ensayo consiste en
de lectura y de creación literaria:
poetizar en prosa el ejercicio ple-
eso es el ensayo para Libertella.
no de la inteligencia y la fantasía
Ahora bien, si el ensayo es una
del escritor. El ensayo es una obra
cuarta dimensión de lectura y de
de arte construida conceptual-
creación literaria, fruáles son las
mente; es una estructura lógica,
otras tres dimensiones? En primer
pero donde la lógica se opone al
lugar, la teoría; en segundo lugar,
cantar... el ensayo es, sobre todas
la crítica; y en tercer lugar, la fic-
las cosas, una unidad mínima, leve
ción. A continuación, Libertella
y vivaz donde los conceptos sue-
explica su carácter: "el teórico
len brillar como metáforas" 1º.
construirá su objeto a partir de
Resumamos ahora las ideas de un elemento arbitrario, un signo
Héctor Libertella, tal como apa- cualquiera hundido en la totalidad
recen en artículo "La palabra de que es la literatura, pero sin ex-
más (Una nueva introducción al ceder los límites formales que le
ensayo)". Libertella ofrece, de en- impone su Programa frente a la
trada, una noción de lo que a su institución (... ). El crítico se verá

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obligado a decir algo sobre el tex- -escribe- nada tiene de propio.
to de ficción, pero algo que se ins- Se trata de un espacio ambiguo
criba en el doble modelo de la di- que se alimenta de sus vecinos y
dáctica y de la información. El es- viene a desjerarquizarlos, los mez-
critor de ficciones deberá marcar, cla y les vacía una representativi-
inconscientemente, cómo es el si- dad clásica conferida por tantas
tio social o cómo se emplaza su ideologías sucesivas de lo que se
texto, con qué costumbres eco- considera 'literario'. En el meta-
nómicas se articula, qué tipo de texto la teoría pierde, curiosamen-
matrices culturales se infieren de te, su rigor, y el Sistema que se
. .
esas costumbres. Son tres mane- sostiene se convierte apenas en un
ras del oficio literario y tres fuen- resonador, una nostalgia. La crí-
tes de ideología que ilustran dife- tica también pierde su función: no
rencias de posición en el mismo quiere ya transmitirnos 'informa-
mercado" 12 • ción' sobre los textos de ficción,
Dicho de otro modo, "si el desvía su camino y no alcanza ja-
más la Enciclopedia, pierde la uti-
idealismo jerarquiza los roles dis-
lidad social que la explicaba y deja
ciplinarios, entonces la teoría su-
de ser creíble en su función di-
pervisará paternalmente todo el
dáctica. En cuanto a la ficción,
quehacer literario. La crítica pa-
ésta aparece como dislocada o lle-
sará a ser ayudante, su subsidia-
vada a otra parte que no es social
ria: la ficción se convertirá en el
o útil, sino que en todo caso se
campo de una plusvalía: todo po-
revela en sus huecos, en sus lagu-
drá leerse en ella para extraer todo
nas: patografía pura 14 • La ficción,
de ella y construir en otra parte
por lo tanto, deja un espacio que
un Sistema que proteja y expanda
siempre podrá ser cubierto u ocu-
las aspiraciones de la comunidad
científica. Si, en cambio, la crítica pado por otro cuero que la reem-
plazará con su decir más fuerte y
se posiciona en el centro del que-
hacer literario, entonces será la más seguro de sí" 15 •
capitalista de las investigaciones y
En otras palabras, para
de los trabajos o la productividad
Libertella, el metatexto es "el ele-
específica de la ficción" 13 •
mento corruptor de una sabidu-
¿Qué es lo propio del ría convencional, o bien ... el agen-
metatexto?, se pregunta Liberte- te descentrador de esa omnipo-
lla. Y la respuesta a esa interro- tencia que caracteriza a la activi-
gante lo lleva a completar su idea dad teórica o a la crítica en las
de lo que es el ensayo. "Sin duda épocas alternativas de su dominio

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social... Eso es, pues: un decir tural, filosófica, sociológica, his-
móvil que va ocupando sucesivas tórica, política, económica o psi-
zonas estratégicas, en permanen- cológica- como para comunicar-
te función de desplazamiento, vi- se con su lectores, sin estar cons-
sitando a gusto las fortalezas de treñido por ningún recurso en
las actividades establecidas para particular, pero también sin re-
llevar y cruzar herramientas de nunciar al rigor, el dominio con-
una a otra. Un decir que entresa- ceptual y la claridad expositiva.
ca un poco del psicoanálisis de acá Hacer una buena tesis o una buen
y lo lleva allá donde los signos informe de investigación no es fá-
no entienden cómo dicen qué. O cil; tampoco es fácil realizar un
saca de aquí un poco de sociolo- buen ensayo. Se trata de ejerci-
gía y la lleva allí donde descubre cios intelectuales distintos, que
que la clase de una hechura lite- exigen distintos esfuerzos, destre-
raria desmiente su proyecto so- zas y talentos. Así como perso-
cial en el mercado. O saca de aquí nalidades notables han aportado
un argumento de pura ficción y sus mejores energías a la investi-
lo traslada ahí donde las estadís- gación científica o filosófica, per-
ticas hayan propiciado un reino sonalidades igualmente notables
del Dato y de la Información han encauzado sus energías hacia
como garantía de ejercicio críti- el ensayo: desde la especificidad
co"16 de esos ámbitos de producción
Volvamos al comienzo de es- intelectual se ha contribuido a un
tas reflexiones. El ensayo, diji- mejor conocimiento de los hom-
mos, se dice (y se hace) de mu- bres y sus sociedades.
chas maneras. No hay una fórmu-
la ni una receta universal para ha- Lurs ARMANDO GoNZÁLEZ

cer un ensayo, porque precisa-


NOTAS
mente lo propio del mismo es la
renuncia a fórmulas y recetas. l. A ese listado se añaden Manuel
Cada ensayista hace uso de lo que González Prada, José Enrique Rodó,
necesita -ya sean recursos de fic- Fernando Ortiz, Ezequiel Martínez
Estrada, Luis Alberto Sánchez,
ción, poéticos, lógicos, filosóficos,
Germán Arciniegas, Mariano Picón-
científicos-tanto para abordar de Salas, Luis Cardoza y Aragón, Arturo
la mejora manera la problemática U slar Pie tri, Enrique Anderson
de su interés -una problemática Imbert, Eduardo Caballero Calderón,
que puede ser de naturaleza cul- José Miguel Oviedo, Beatriz Sarlo y
Héctor Libertella.

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2. Skirius, J., "Este centauro de los gé-
neros''. En Skirius, J., El ensayo his-
panoamericano del siglo XX. Méxi-
co, FCE, 2004, p. 10.
3. Ibíd., p. 10.
4. Ibíd., p. 12.
5. Ibíd.
6. Ibíd., pp. 17-18.
7. Anderson Imbert, E., "Defensa del
ensayo". En Skirius, J., El ensayo his-
panoamericano del siglo XX. Méxi-
co, FCE, 2004, pp. 384-385.
8. Ibíd., p. 385-386.
9. Ibíd., p. 386.
10. Ibíd., p.387.
11. Libertella, H., "La palabra de más
(U na nueva aproximación al ensa-
yo)". En Skirius, J., El ensayo hispa-
noamericano del siglo XX. México,
FCE, 2004, p. 855.
12. Ibíd., p. 857.
13. Ibíd., pp. 857-858.
14. Patografía: descripción de las enfer-
medades.
15. Ibíd., p. 858.
16. Ibíd., p 859.

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