Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Poema Parmenides
Poema Parmenides
1.
Las yeguas que me llevan —y tan lejos como alcance mi ánimo—
me escoltaban, una vez que en su tiro me abocaron al camino muy nombrado
de la deidad, el que por todas las ciudades lleva al hombre que sabe.
Por él era llevado, pues por él me llevaban las discretas yeguas
5 que tiraban del carro; pero el rumbo lo marcaban las muchachas.
El eje, en los bujes, emitía un chirrido de siringe,
al rojo como estaba (y es que lo urgían, vertiginosas, dos
ruedas a uno y otro lado), cuando se apresuraron a escoltarme
las hijas del Sol —una vez que atrás dejaron la morada de la Noche—
10 hacia la luz, destocando sus sienes de los velos con sus manos.
3.
Pues pensar y ser son una misma cosa.
4.
Mira pues lo ausente, aun así firmemente presente al entender,
pues nunca podrías cortar de modo que el ser no se siga con el ser,
ni dispersándolo en un orden del todo por doquier,
ni reuniéndolo.
5.
... Indiferente me es
por dónde comenzar, ya que de nuevo allí de vuelta llegaré.
6.
Es necesario que sea lo que es posible decir y pensar. Pues hay ser,
pero nada, no la hay. Te exhorto a que medites sobre ello,
pues te aparté en primer lugar de esta vía de indagación.
Pero también de esta otra, por la que ciertamente mortales que nada saben
andan errantes, como con dos cabezas, pues la incapacidad que anida
5 en sus pechos torna derecho un pensamiento descarriado. Y ellos se ven arrastrados
sordos y ciegos a la vez, estupefactos, horda sin discernimiento,
a quienes ordinariamente ser y no ser les parece lo mismo
y no lo mismo, y de todas las cosas es regresivo el camino.
7.
Y es que nunca se violará tal cosa, de forma que algo que no es, sea.
Así que tú aparta de este camino de búsqueda tu pensamiento,
y que la costumbre de la mucha práctica no te fuerce tampoco a encaminar
por esta vía ojo desatento, oído resonante
5 y lengua: en vez de eso discierne con la razón la prueba muy argumentada
que te he mencionado.
8.
Y ya sólo la mención de una vía
queda; la de que es. Y en ella hay señales
en abundancia; que lo que es es ingénito e imperecedero,
entero, único, inmutable y completo.
5 Y que no «fue una vez» ni «será», pues ahora es, todo simultáneamente,
uno, continuo. Pues ¿qué origen le buscarías?
¿Cómo y a partir de qué habría crecido? Pues «de lo que no es» no te dejaré
decirlo ni pensarlo, pues no se puede decir ni pensar
lo que no es. ¿Y qué necesidad lo habría empujado
10 a crecer antes o después, si empezó a partir de la nada?
Así que tiene que ser plenamente, o en absoluto.
Y nunca la fuerza de la convicción admitirá que, a partir de lo que no es,
nazca algo distinto de ello. Por eso, ni nacer
ni perecer le permite Justicia, aflojando sus grilletes,
15 sino que lo retiene. La decisión sobre tales cuestiones es la siguiente:
es o no es. Mas decidido ya quedó, por necesidad,
dejar un camino impensable, innombrable (pues no es un verdadero
camino), de forma que el otro sea, y sea el auténtico.
Y es que ¿cómo lo que es iba a ser después? ¿Y cómo habría llegado a ser?
20 Pues si «llegó a ser» no es, ni tampoco si «va a ser».
Así, queda extinguido «nacimiento» y, como cosa nunca oída, «destrucción».