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INSTITUTO SUPERIOR TECNOLÓGICO

“POLICÍA NACIONAL”

La psicología es una disciplina


que tiene como objetivo
analizar los procesos mentales
y del comportamiento de los
seres humanos y sus
interacciones con el ambiente
físico y social.
CARRERA TÉCNICA EN
SEGURIDAD PENITENCIARIA

MÓDULO
PSICOLOGÍA EN EL
CONTEXTO DE LA
PRIVACIÓN DE LA
LIBERTAD

Docente: Laura Yolanda Velasteguí


1.- INTRODUCCIÓN

En ésta ocasión se dará conceptos generales de la Psicología, para


conocimiento y análisis de los estudiantes de la Carrera Técnica en Seguridad
Penitenciaria, para comprender de mejor manera el comportamiento de los
seres humanos, en especial de los privados de la libertad.

Según la Real Academia Española se define como Psicología a “La ciencia que
trata la conducta y los procesos mentales de los individuos”, cuyo campo de
estudio abarca todos los aspectos de la experiencia humana. Es decir, la
ciencia como método que la humanidad ha desarrollado para comprender el
entorno que lo rodea, también ha desarrollado una disciplina o profesión
fundamentada en el método científico para comprender el ser humano como
tal, el mismo ser que en la actualidad determina buena parte de los procesos
físicos que suceden nuestro mundo. De una forma u otra, la psicología ayuda
comprender una de las causas del porqué suceden las cosa, por medio de sus
diversos enfoques, la psicología explora conceptos como la percepción, la
atención, la motivación, la emoción, el funcionamiento del cerebro, la
inteligencia, el pensamiento, la personalidad, las relaciones personales, la
conciencia y la inconsciencia del hombre. La psicología de esta forma emplea
métodos empíricos cuantitativos y cualitativos de investigación para analizar el
comportamiento humano.

2.- JUSTIFICACIÓN

Dentro del Programa de estudios de la Carrera Técnica en Seguridad


Penitenciaria, se considera el Módulo “Psicología en el contexto de la privación
de libertad”, por la importancia del conocimiento y desarrollo de las habilidades
que debe poseer la persona encargada de la seguridad en los Centros
Penitenciarios, más aún cuando se trata de la conducta humana creada por
ciertas etapas formativas del individuo como son: su infancia, adolescencia, y
su desarrollo físico que va desde su nacimiento hasta su muerte.

Cuando hablamos de conducta, apuntamos primeramente, a las actividades


claras y evidentes observables por los demás: su caminar, hablar, testicular, su
actividad cotidiana… a esta conducta se le denomina conducta evidente por ser
externamente observable. En la conducta humana existen factores influyentes,
como son los factores biológicos y los factores ambientales o de socialización,
estos últimos refiriéndose a la influencia de la familia, los amigos y la sociedad
en el comportamiento de todo individuo

3.- Introducción a la Psicología

Etimológicamente el término psicología está compuesto por dos voces griegas:


psyche que significa alma y logos, estudio, lo que nos lleva a la clásica
definición de la psicología como el tratado o estudio del alma. Definición por lo
demás problemática puesto que conlleva la incertidumbre del propio término
“alma” dadas sus connotaciones filosóficas y religiosas. Existen múltiples
definiciones del término proveniente de diferentes contextos sociales de
producción científica, tanto en el tiempo como en el espacio.

Cada sujeto inserto en una época determinada deja como marca indeleble su
particular posicionamiento en cuanto a qué es el psiquismo y hacia dónde
debería estar orientado su estudio. William James (EE.UU.) definió en 1890 a
la psicología como “la ciencia de la vida mental”; veinte años más tarde, John
Broadus Watson, también norteamericano, lo haría como “la ciencia de la
conducta” bajo los intentos de ajustarse con mayor precisión a los estándares
de cientificidad de la época, cuyo paradigma central era el de las ciencias
naturales.

Aparecen, entonces, un número mayor de definiciones, en función del enfoque


que las distintas corrientes de estudio psicológico priorizaron sobre el objeto de
estudio: los procesos cognitivos, las bases neurológicas que sustentan el
funcionamiento de la actividad psíquica, los procesos inconscientes, los
procesos grupales, de masa, institucionales, etc. Es necesario aclarar que
ninguno de estos enfoques en tanto recortes particulares de un amplio y
complejo sector de la realidad, puede arrogarse para sí una definición de la
psicología como hecho general. El estudio recortado de un aspecto aislado del
objeto de estudio, tales como los distintos tipos de conductas, la funcionalidad
de la actividad mental, los fenómenos perceptivos, las manifestaciones de
ideas inconscientes en el campo de la conciencia y/o en el cuerpo etc. no
puede ser identificado como la psiquis en su totalidad; es decir, no puede ser
tomada la parte por el todo. De esta manera podríamos definir a la psicología
como la ciencia que estudia, bajo una diversidad de métodos, los fenómenos
psíquicos en sus diversas manifestaciones: subjetivas y objetivas, tanto en su
relación causal como en sus efectos, en sus aspectos conscientes como
inconscientes.

4.- Escuelas Psicológicas

Las escuelas psicológicas son las grandes teorías de la psicología que han influido
durante determinados periodos de tiempo en los profesionales del sector y han llegado
hasta la actualidad. Sin embargo, aunque inicialmente los psicólogos se identificaban
con una sola escuela de psicología, hoy en día las escuelas psicológicas no son
compartimentos estancos, sino que muchos psicólogos combinan aspectos de las
diversas escuelas en el desarrollo de su trabajo. Los antiguos griegos y egipcios ya
reflexionaron sobre cuestiones de tipo psicológico y desde entonces han continuado
los esfuerzos para comprender el pensamiento y el comportamiento humano. El inicio
formal de la psicología, sin embargo, es bastante reciente puesto que se establece en
el año 1879, que fue el año en que Wilhem Wundt abrió las puertas del primer
despacho de psicología. Por este motivo, Wundt es considerado en fundador de la
psicología. Hoy vamos a analizar los aspectos más importantes de 5 escuelas
psicológicas que están entre las más representativas: el estructuralismo, el
psicoanálisis, el humanismo, el conductismo y la psicología Gestalt.

4.1 El estructuralismo, la primera de las escuelas psicológicas

Las ideas de Wundt son consideradas la primera escuela psicológica llamada


“estructuralismo”. Esta corriente se dedica a estudiar la estructura del
cerebro. En la actualidad, pensar en determinar cuál es la estructura de la
mente, puede parecer absurdo, pero en aquel momento, los estructuralistas
estaban convencidos de ello. Una de las principales herramientas del
estructuralismo es la introspección, que es la facultad de reflexionar sobre
nosotros mismos, mirar hacia nuestro interior. El estructuralismo tuvo un papel
esencial en la formación y desarrollo de la psicología y sus seguidores pusieron
las bases de la psicología como una ciencia experimental independiente de
otros campos.  

4.2 Freud y el psicoanálisis

Hablar de psicoanálisis es hablar de Sigmund Freud. Freud se centró en el


estudio del inconsciente y comparó la psique humana con un iceberg, puesto
que sostenía que solo una pequeña parte es visible, el resto se encuentra por
debajo de la superficie. Freud pensaba que nuestros pensamientos y acciones
están influidos por factores que están fuera de la conciencia y que derivan
directamente de nuestro subconsciente. Por lo tanto, la psicología se debía
centrar en estudiar estos impulsos inconscientes para poder entender a una
persona.  

4.3 El conductismo

El conductismo es una escuela psicológica que se desarrolló en los años 50 de


la mano de pensadores como John B. Watson, Ivan Pavlov y BF Skinner. Los
conductistas creen que la observación del comportamiento es la clave para la
psicología. Es decir, no se analizan el funcionamiento de la mente, sino que se
observa el comportamiento humano. Las corrientes anteriores como el
estructuralismo y el psicoanálisis se centraban en los procesos mentales, pero
B. Watson se opuso a esta idea y provocó un cambio en el campo de la
psicología. B. Watson sostenía que el centro de atención debía estar en la
conducta manifiesta y observable y que el comportamiento humano puede ser
entendido mediante el examen de la relación entre los estímulos y las
respuestas. Por lo tanto, esta escuela psicológica sostiene que el
comportamiento se explica en base a causas ambientales y no en base a
fuerzas internas. El conductismo sigue teniendo una gran influencia hasta el día
de hoy, puesto que se aplican numerosas técnicas conductistas en programas
de modificación de conducta y psicoterapia. 

El humanismo

El humanismo se desarrolla como una respuesta a las escuelas psicológicas


del psicoanálisis y el conductismo. Mientras que las escuelas anteriores se
centraban esencialmente en la conducta humana anormal, la psicología
humanista se centra en ayudar a las personas a desarrollar todo su
potencial, puesto que se centra en ideas como el crecimiento personal o la libre
voluntad del individuo. La psicología humanista es una actitud sobre el ser
humano y el conocimiento. Las principales ideas de esta corriente psicológica
son las siguientes:

 Se le asigna una importancia esencial al individuo, a la libertad personal y al


libre albedrío.

 Se centra en la experiencia consciente.

 Se da importancia a todo lo relacionado con la naturaleza humana.

En esta rama de la psicología han destacado nombres como Abraham Maslow


y Carl Rogers. Maslow fue el creador de las llamadas “pirámides de Maslow” de
las necesidades humanas, y  sostenía que las necesidades como la
alimentación, el amor y la autoestima determinan el comportamiento de cada
persona. La satisfacción de estas necesidades produce bienestar y ayuda a
resolver problemas psicológicos. Al día de hoy el humanismo sigue siendo
una de las escuelas psicológicas más significativas y ha influido en otras
escuelas posteriores como la psicología positiva que se centra en que las
personas sean más felices y tengan una vida más satisfactoria.  

4.4 La escuela Gestalt

Los seguidores de esta corriente psicológica sostienen que la mente humana


tiende a convertir la información parcial en total. La escuela Gestalt entendía
que las imágenes son percibidas en su totalidad como forma o configuración y
no como una mera suma de sus partes. Los principales representantes de la
escuela Gestalt fueron Werthelmer y Kohler. El primero sentó los principios de
la escuela Gestalt como corriente psicológica y el segundo realizó algunos
experimentos con monos sobre percepción y aprendizaje. La teoría Gestalt se
basa en tres principios fundamentales: El isoformismo. Diferentes elementos
forman un todo. El totalismo. Un todo es un conjunto de elementos que no se
pueden fragmentar. La contemporaneidad, el aquí y el ahora. A esta escuela
psicológica no le importa el pasado, lo considera irrelevante, solo le interesa el
presente. Fritz Perls desarrolló una terapia propia denominada “Terapia
Gestalt” que se basa en los principios e ideas de esta escuela psicológica. En
la corta historia de la psicología desde que surgió como una ciencia distinta a
otras, se ha desarrollado y ha cambiado multitud de veces. Cada una de las
escuelas psicológicas que han surgido a lo largo del tiempo han ayudado a
completar esta disciplina. Por otro lado, tal y como comentábamos
anteriormente, muchos psicólogos en la actualidad no trabajan solo con las
ideas de una de las escuelas psicológicas, sino que combinan varias.

5.- La Personalidad

La personalidad se define como un patrón


de comportamiento, pensamiento y emoción
relativamente estable en el tiempo y a través
de las diferentes situaciones que
vivimos. Dicho patrón explica cómo
percibimos la realidad, los juicios que nos
hacemos de ella o la manera con el que
interactuamos con el medio, siendo en parte
heredada y en parte adquirida y
posteriormente moldeada mediante la
experiencia vital.

Debido a que nace en gran parte del conjunto de experiencias que vivimos a lo
largo de nuestra vida se considera que la personalidad como tal no está plena
configurada hasta la edad adulta, habiendo un largo proceso de desarrollo
hasta que llega a estabilizarse (si bien puede sufrir variaciones posteriores, no
son frecuentes ni tienden a ser marcadas).

5.1 Tipos de Personalidad

Según investigaciones realizadas por Jung, y han sido de mayor renombre,


dividió a la personalidad en introvertidos y extrovertidos, y desde estos
construyó los tipos de personalidad.

Según el psicólogo y psiquiatra, los introvertidos son tímidos, dirigen su


atención hacia sus propios estados internos y a menudo se les dificulta estar en
compañía; mientras que la personalidad extrovertida se caracteriza por la
estimulación a lo que ocurre alrededor: son sociables, les gusta estar con gente
y no se sienten incómodos ante situaciones sociales desafiantes. Desde esas
premisas Jung constituyen los ocho tipos de personalidad.

1 – Pensamiento introvertido
Le interesa más las ideas que los hechos, estar en su realidad interior ante
que las demás personas. Es decir, están mucho más enfocadas en sus propios
pensamientos que en lo que ocurre en el mundo exterior.
Les gustan los pensamientos abstractos, las reflexiones y los desafíos teóricos
como los que presenta, por ejemplo, la filosofía.

2 – Sentimental introvertido

Al ser de tipo introvertidas, son poco habladoras, pero a la vez pueden ser
simpáticas y empáticas y pueden tener cierta facilidad para crear vínculos
afectivos con un círculo pequeño, aunque no demostrarán su apego.

3 – Sensación - introvertido
Quienes tienen una personalidad sensible introvertida están enfocados a los
fenómenos subjetivos más que a los objetivos que ocurren a su alrededor,
como el resto de las personalidades introvertidas.

Pero la diferencia es que en este caso, estos fenómenos están más


relacionados con las impresiones sensoriales y sus sensaciones internas.
Según Jung, este tipo de personalidad suele describir a las personas que se
dedican al arte o la artesanía.

4 – Intuitivo - introvertido

Son muy soñadores y fantasean bastante acerca del futuro, al punto de dejar
casi de lado el presente. Puedes reconocerlos por su carácter soñador.

5 – Pensamiento extrovertido

Crean explicaciones del mundo y de lo que los rodea a partir de lo que ven a su
alrededor, creándose reglas casi inamovibles sobre la realidad. Estas personas
no suelen cambiar muy fácilmente su forma de ver las cosas y además
intentarán imponer su visión a los demás. También les sucede a menudo que
intentan reprimir sus emociones y sentimientos.

6 – Sentimental-extrovertido

Son personas muy empáticas y tienen gran facilidad para conectar con los
demás, a la vez que disfrutan mucho de la compañía. Es un perfil muy bueno
para las relaciones humanas ya que cuentan con grandes habilidades sociales.
En contrapartida, en general presentan baja inclinación a la reflexión y el
pensamiento abstracto.

7 – Sensación - extrovertido

En este tipo de personalidad se mezclan la búsqueda de las sensaciones


tangibles con la vivencia con el entorno y con los demás. Las personas con
este tipo de personalidad se sienten muy bien en interacción con los demás, y
necesitan cambiar de estímulos de manera casi constante.

8 – Intuición- extroversión
La personalidad de tipo intuitivo – extrovertido tiene tendencia a emprender
todo tipo de proyectos y aventuras de duración media a larga, queriendo
siempre empezar devuelta cuando una termina.

Les gusta mucho viajar, transformarse, interactuar con el entorno y vivir en sí


todo tipo de aventuras. En este tipo de personalidad en general, su interés en
algo estará puesto hasta que lo consiga.

“La moralidad del intuitivo no es intelectual ni sentimental. Tiene su moral


propia, que es la fidelidad a su intuición y el sometimiento voluntario a su
fuerza. Es escasa su consideración por lo que se refiere al bienestar de los que
lo rodean”, lo definió Jung en su obra.

6.- LA CONDUCTA HUMANA

La conducta humana se entiende muchas cosas, además de poder ser


enfocada desde muy diversos puntos de vista; podría decirse que la conducta
es el conjunto de comportamientos observables en una persona.

Según Max Weber afirma que la conducta humana es tan predecible como los
acontecimientos o hechos del mundo natural, pero esto no significa que las
acciones humanas puedan considerarse en plano de igualdad absoluta con los
acontecimientos del mundo natural, es decir como fenómenos objetivos en la
forma aceptada por el positivismo.

La acción humana contiene un elemento de subjetividad que no se encuentra


en el mundo natural y la comprensión interpretativa del significado de las
acciones para el actor es esencial para explicar las regularidades discernibles
en la conducta humana.

Se divide en tres áreas: mente (que incluye actividades como pensar, soñar,
etc.), cuerpo (comer, hablar) y mundo externo (concurrir a una cita, hablar con
amigos).

5.1- BASES DE LA CONDUCTA HUMANA


Las bases de la conducta humana son fisiológicas y psicológicas: porque el
hombre es un compuesto de cuerpo y alma. El cuerpo constituye el soma y el
alma el psique. Por eso decimos que el hombre es una realidad someto-
síquica. Las funciones propias del cuerpo las estudia la fisiología y las
funciones propias del alma las estudia la psicología. Seria un burdo error
materialista el pretender, que la, conducta humana solo depende de los
fenómenos fisiológicos. Pues siendo el hombre una realidad someto-síquica la
conducta del mismo depende de factores psicológicos y de factores
fisiológicos.

La realización misma de la vida de cada sujeto, no la vida biológica simple, sino


la vida que realiza como miembro de un grupo social, constituye la expresión
de su personalidad, hecho que se conoce con el nombre de conducta.

6.- PSICOPATOLOGIA

La psicopatología es un área de la salud dedicada a estudiar los trastornos o


síntomas psicológicos con origen biológico, bien sea por alteraciones
anatómicas o bioquímicas. También se usa el término psicopatología para
referirse a un síntoma de origen psicológico. Asimismo, la psicopatología
estudia cambios en el comportamiento del individuo que pudieran señalar
estados mentales que no son considerados saludables.

El término psicopatología viene del griego psyché (razón o alma), páthos


(padecimiento), lógos (razonamiento). La psicopatología, como área de estudio,
requiere de la intervención de diversos especialistas. Los psiquiatras, por
ejemplo, se encargan de identificar aquellos cambios que podrían ser
considerados un síntoma o un trastorno.

Por otro lado, los especialistas en neurociencias estudian los procesos


químicos que originan los trastornos psicológicos o mentales. Estas
contribuciones pueden derivar en la creación de nuevos o mejores
medicamentos, o en una nueva perspectiva sobre el funcionamiento del
cerebro.
Los psicólogos, por su parte, se encargan de dar respuesta a los procesos
mentales que subyacen en un trastorno, y de qué manera pueden ser
abordados según diversas corrientes, como la psicoterapia, el psicoanálisis o la
terapia conductista.

7.- TRASTORNOS MENTALES

Hay una gran variedad de trastornos mentales, cada uno de ellos con
manifestaciones distintas. En general, se caracterizan por una combinación de
alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las
relaciones con los demás.

Entre ellos se incluyen la depresión, el trastorno afectivo bipolar, la


esquizofrenia y otras psicosis, la demencia, las discapacidades intelectuales y
los trastornos del desarrollo, como el autismo.

La salud mental tiene muchas alteraciones que se conocen como


enfermedades o trastornos mentales, que afectan a los procesos afectivos y
cognitivos, al estado de ánimo, el pensamiento y el comportamiento. Muchas
personas sufren problemas de salud mental de tanto en tanto. En cambio, se
convierte en enfermedad mental cuando los síntomas y signos permanecen,
provocan estrés en el paciente e impiden funcionar de forma normal.

Dentro de los trastornos mentales más comunes están:

Trastornos de ansiedad. Partimos del hecho que la ansiedad es normal en


situaciones de estrés. Sin embargo, se considera trastorno de ansiedad cuando
los síntomas provocan demasiada angustia o un deterioro funcional grave en la
vida del paciente, impidiéndole funcionar en su vida. Dentro de los trastornos
de ansiedad hay:

Ataques de pánico. Aparición repentina de temor o terror, asociado a


sentimientos de muerte. Entre los síntomas hay falta de aire, dolor en el pecho,
malestar y palpitaciones.

Fobias. Muchos pacientes sienten un miedo que no pueden tolerar ni controlar


hacia determinados hechos, objetos o animales. Así, sufren un miedo irracional
hacia ése estímulo, con un comportamiento de evitación. Hay muchas fobias
pero entre las más comunes se encuentran: fobia a algunos animales
(serpientes, arañas, perros…), fobia social (no tiene que ver con la timidez y se
traduce con un miedo ante situaciones de interacción social), agorafobia (miedo
a los espacios abiertos), fobia a volar en avión, a conducir algún vehículo, a los
ascensores, a los payados, a los dentistas, a las tormentas, a la sangre, entre
muchas otras.

Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT). Se da cuando la persona ha sido


sometida a una situación traumática que le provoca una experiencia estresante
psicológicamente. Entre los síntomas hay pesadillas, ira, fatiga emocional,
irritabilidad, etc.

Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). Es una condición en la que la persona


tiene pensamientos, imágenes o ideas intrusivas. Se relaciona con la ansiedad
y por asociarse sensaciones de angustia, temor y estrés continuado. Los
pensamientos que causan malestar y obsesiones en el paciente hacen que la
persona haga acciones o compulsiones para minimizar la ansiedad. Entre estos
movimientos obsesivos están comprobar continuamente alguna cosa, contar,
organizar mucho las cosas, lavarse continuamente, repetir palabras…

Trastorno de ansiedad generalizada. Preocuparse por las cosas es normal,


pero no cuando es algo que ocurre continuamente e interfiere en la vida de la
persona. Las personas con este trastorno suelen preocuparse por todo:
estudios, trabajo, relación de pareja, salir de casa y poder tener un accidente,
etc. Esto, como consecuencia, provoca problemas de sueño, fatiga, tensión
muscular, náuseas…

Trastornos del estado de ánimo. También se les conoce como trastornos


afectivos. Uno de los más comunes es el trastorno bipolar, que puede afectar a
cómo actúa una persona, piensa y se siente. Va más allá de los cambios de
humor y afecta a muchos aspectos de la vida. Es difícil tratarlo sin medicación,
ya que es necesario estabilizar al paciente y su estado de ánimo. En los
momentos de manía puede incluso dejar de trabajar, aumentar sus deudas,
sentirse lleno de energía aun durmiendo solo dos horas, etc. En los momentos
depresivos, el paciente puede incluso no querer salir de la cama. Entre los
trastornos del estado de ánimo también está el trastorno depresivo. Aunque
todos podemos sentirnos decaídos o tristes en algún momento, cuando dichos
sentimientos perduran durante meses y años, se considera un trastorno mental
que puede ser muy seria y debilitante para el paciente.

Trastornos de la conducta alimentaria. Los más frecuentes son:

La anorexia nerviosa. Se caracteriza por una obsesión por controlar la cantidad


de comida ingerida, restringiendo la ingesta haciendo dieta, ayuno y ejercicio
excesivo.

La bulimia nerviosa. Caracterizada por pautas anómalas de alimentación, con


momentos de ingesta masiva y otros de eliminación de esas calorías con
vómitos, laxantes… Además, este trastorno lleva asociadas alteraciones en el
cerebro (degradación de la materia blanca, por donde pasan muchos conjuntos
de axones naturales).

Trastorno por atracón. Es grave y se caracteriza porque la persona ingiere


grandes cantidades de comida y siente que pierde el control mientras come.
Tras el atracón aparece una angustia severa por el peso.

Trastornos psicóticos. Son graves y la persona pierde el contacto con la


realidad, teniendo alucinaciones y delirios. Entre ellos están los trastornos
delirantes o paranoias (la persona está 100% convencida de cosas que no son
ciertas) y la esquizofrenia (la persona tiene alucinaciones o pensamientos
perturbadores, aislándole de la vida social).

Trastornos de personalidad. Son trastornos en el comportamiento del paciente


que le generan malestar y dificultades en sus relaciones. El Trastorno Límite de
la Personalidad (TLP) o borderline es uno de los más frecuentes, afectando a
personas con personalidad débil y cambiante, así como dubitativa. En ellos los
momentos de calma pueden convertirse en ira, desesperación o ansiedad. Los
síntomas característicos incluyen ira incapaz de ser controlada, esfuerzos por
evitar el abandono (real o imaginario), alternancia entre extremos de
idealización y devaluación en relaciones interpersonales, autoimagen inestable
y sentimientos de vacío. Otro trastorno común es el Trastorno Antisocial
(TASP), psicopatía o sociopatía. Se caracteriza porque el paciente tiene
tendencia a no relacionarse con la sociedad. Entre los síntomas incluyen:
agresividad, tendencia a la soledad, violencia, mentir, etc. Además, suelen ser
personas tímidas, con tendencias depresivas y ansiedad social.

8.- Psicología Penitenciaria Introducción:

SEGÚN SORIA (2005) CITADO POR OVEJERO (2009), “ ES LA RAMA DE


LA PSICOLOGÍA JURÍDICA QUE ANALIZA Y EXPLICA LOS PROCESOS
DE EVALUACIÓN Y TRATAMIENTOS DE PERSONAS QUE SE HALLAN
BAJO CUSTODIA PENITENCIARIA, SEAN CONDENADOS O EN ESPERA
DE JUICIO, Y AQUELLOS PROCESOS POSTERIORES DE TIPO
COMUNITARIO DESTINADOS A SU REINSERCIÓN SOCIAL”.

La psicología es uno de los principales saberes que participan en la


legitimación y construcción de la realidad penitenciaria como centros de
readaptación, y no tanto como lugares de encierro o calabozos. Bajo el trabajo
de los psicólogos, los internos no sólo son castigados y privados de su libertad
sino también intervenidos desde distintas corrientes clínicas, sociales y
comunitarias en pro de su reinserción social.

9.- Referencia histórica sobre el papel del psicólogo penitenciario

Referencia histórica sobre el papel del psicólogo penitenciario En Estados


Unidos, en el año 1919, aparece por primera vez la función del psicólogo
dentro de un servicio en un centro penitenciario. En España, los primeros
psicólogos comenzaron su actividad en las prisiones españolas bastante más
tarde, en 1965. Fue en el decreto 12/1968 sobre la modificación de
determinados artículos del reglamento de prisiones, donde formalmente se
señaló la necesidad de contar con una serie de especialistas para la
clasificación y el tratamiento penitenciario. Y fue la Ley 38/70 sobre
reestructuración de los Cuerpos Penitenciarios la que finalmente creó un
Cuerpo Técnico de Instituciones Penitenciarias, que incluyía un equipo
multidisciplinar formado por psiquiatras, juristas, pedagogos, sociólogos y
psicólogos. Esta ley consolidaba de forma definitiva la incorporación de los
especialistas en las ciencias humanas y sociales a la Institución Penitenciaria
(Soria y Saiz, 2005), e implicó que el psicólogo fuera considerado legalmente –
por vez primera en la historia de España- como un profesional especializado en
el ámbito de la salud mental y de la intervención psicosocial (Pérez-Fernández
y cols., 2011). Unos años más tarde, en 1979, se dictó una nueva Ley
Penitenciaria que supuso una profunda reforma del sistema penitenciario
español. La nueva Ley Orgánica General Penitenciaria 1/1979 (LOGP) tiene
entre sus objetivos principales el atender a las características personales del
recluso y prestar especial observancia de la aplicación de métodos científicos,
lo que muestra el claro compromiso de una atención oficial a las
consideraciones reales de las ciencias humanas y médicas en el tratamiento
penitenciario. Pero además, la LOGP abrió grandes posibilidades a la
intervención de la psicología en las prisiones, por tres motivos fundamentales
(Pérez-Fernández y cols., 2011): 1. En primer lugar por establecer como
finalidad primordial de las prisiones la “reeducación y reinserción social de los
condenados”, en línea con el artículo 25.2 de la Constitución; 2. En segundo
lugar, por considerar el tratamiento penitenciario como herramienta principal
para alcanzar este objetivo; 3. Y, por último, por especificar que dicho
tratamiento debe basarse en un diagnóstico y clasificación previa de los
encarcelados. 30 Desde 1965 hasta la actualidad las funciones y el papel del
psicólogo penitenciario ha ido cambiando, adaptándose a las nuevas
instrucciones y circulares, así como a las modificaciones del ordenamiento
jurídico en materia penitenciaria, y también a las nuevas corrientes y marcos de
intervención de la psicología. Para conocer la evolución de sus funciones y el
papel desempeñado por los psicólogos de prisiones a lo largo de estos años,
nos parece muy ilustrativa la diferenciación que hace Redondo (1991) en
etapas. Este autor considera hasta cinco etapas distintas en la historia de la
psicología penitenciaria: 1. Etapa psicométrica/diagnóstica (1965-1975):
centrada en la medición de los rasgos y factores psicológicos de los internos y
su subsiguiente diagnóstico. 2. Etapa clasificatoria (1975-1980):
individualización en el tratamiento a través de una propuesta de clasificación y
destino para cumplir condena en primero, segundo o tercer grado. 3. Etapa de
las experiencias piloto con grupos seleccionados de sujetos (1980-1982):
intervención personalizada y global sobre determinados grupos de sujetos con
mejor pronóstico criminal en unidades destinadas a tal fin, en ocasiones bajo el
encuadre legal de comunidades terapéuticas. 4. Etapa del debate crítico sobre
el tratamiento penitenciario (1982-1984): amplia reflexión general sobre los
programas conductuales de intervención, sobre variables ambientales, estudios
de clima social, y factores de predisposición personal, como son los rasgos de
extraversión y psicoticismo (Eysenck) o la impulsividad y búsqueda de
sensaciones (Zuckermann). 5. Etapa de desarrollo de modelos y programas
ambientales y cognitivos (1984-1990): puesta en marcha de programas de
fases progresivas basadas en los principios del condicionamiento operante,
dando importancia decisiva a los procesos de modulado (Bandura), en la
génesis y mantenimiento del comportamiento socializado y del comportamiento
delictivo. Y desarrollo de programas que tienen en cuenta componentes
cognitivos y habilidades de pensamiento (Ross y Fabiano). En esta evolución
los principales modelos psicológicos seguidos han sido el modelo
clínico/diagnóstico, en un primer momento, y posteriormente, modelos de
aprendizaje y cognitivos. También se ha ido produciendo en la intervención
psicológica un 31 desplazamiento de dirigirse hacia los sujetos a hacerlo hacia
el ambiente carcelario. (Clemente, 1998). En la década de los noventa, unido a
la creación de los nuevo macrocentros –centros penitenciarios ordinarios con
capacidad para 1500 internos- se produce un cambio importante en el
tratamiento penitenciario, pasando de un enfoque clínico a otro más social, y se
le da una perspectiva más pragmática a la rehabilitación, poniendo así más
énfasis en la reinserción social que en la personalidad del sujeto. Con ello, la
labor terapéutica del psicólogo penitenciario pasa a un primer plano no con el
objetivo de modificar la personalidad del individuo sino para incidir sobre
aquellas actitudes y conductas más relacionadas con el delito cometido, y para
dotar al interno de recursos y competencias que le ayuden a no volver a
delinquir. Desde este enfoque, a lo largo los años noventa se diseñaron y
desarrollaron diversos programas psicoterapéuticos, centrados muchos en la
problemática de la drogadicción, y el papel del psicólogo penitenciario resulta
fundamental en la implementación de estas iniciativas. Proliferaron también
instrucciones en la línea del tratamiento y la intervención penitenciaria, que
permitieron definir mucho mejor el perfil de acción del psicólogo de prisiones en
sus principales ámbitos de actuación: especialmente la evaluación y la
intervención. No obstante, no llegó a mejorar la comprensión del problema de
la rehabilitación del interno ni en lo metodológico ni en lo propiamente
científico. (PérezFernández y cols., 2011).

A partir del año 2000 se da un nuevo impulso al desarrollo de programas de


tratamiento específicos, y se produce además un movimiento de concienciación
progresiva en el seno de Instituciones Penitenciarias, como respuesta al
malestar de los profesionales penitenciarios por no contar con recursos ni
medios suficientes en la práctica para desarrollar adecuadamente su trabajo.

La respuesta a esta reivindicación se hace a través de circulares e


instrucciones que dotan a los centros penitenciarios de los servicios necesarios
para el tratamiento psicológico y crean las condiciones apropiadas para facilitar
la resocialización en su sentido más amplio. Como vemos, a lo largo de estos
últimos años, tal y como refiere Clemente (1998), las tareas de los psicólogos
en las prisiones españolas han ido evolucionado paulatinamente .

9.-Efectos psicosociales de la prisionalización

Clemente & Núñez (1997), mencionan que la condición psicológica, física y


social del interno o recluso tiene varios cambios temporales o permanentes
debido al tiempo de encierro y la estructura arquitectónica de la prisión , dentro
de estos cambios que son fundamentales en las condiciones de vida que lleva
el interno se encuentran los producidos por el fenómeno de hacinamiento en
donde en el aspecto físico se pueden evidenciar alteraciones sensoriales de
todos los sentidos, olfato(olores de otros internos), vista (ubicación del sol o
oscuridad), gusto (alimentos que saben igual) , auditivo, producidos por el
grado de ruido que se da en la prisión y por último, problemas en la imagen
corporal y un agotamiento continuo acompañado de tensión muscular.

Además de estos efectos físicos, también se generan efectos psicológicos


como los cambios de autoestima que según Lindgren (1972) citado por
Clemente & Núñez (1997),  les hace perder el valor que tienen en sí mismos y
les dan el pensamiento reflexivo de que las demás personas no tienen una
buena concepción de ellos como importantes y valiosos.

 A nivel cotidiano, los internos según lo mencionado por Clemente & Núñez
1997) sufren un cambio drástico durante el principio de su condena que les
hace exagerar las situaciones que ocurren en el lugar, además pueden asumir
una actitud sumisa o demasiado autoritaria en las relaciones interpersonales
que generen con otros reclusos  pudiendo además sufrir alteraciones de su
sexualidad.
La condena y el pensar en el futuro se vuelve algo catastrófico para el interno,
porque siente que no tiene autoridad personal para decidir que hacer con su
vida porque el control lo tienen otros, según Clemente & Núñez (1997),  este
es  uno de los factores que contribuye en gran medida a la generación de
excesiva ansiedad, no solo por la situación antes mencionada sino porque el
recluso esta en un continuo peligro de ser atacado u asesinado por otros
internos, en la medida en la que esta ansiedad se incube y se vuelva común o
atenuada por el prisionero, este siente ausencia de responsabilidad debido a
que las circunstancias carcelarias, aunque no en todas las ocasiones, no
establecen claramente un rigor que permita que parsimoniosamente estos
individuos se resocialicen. (Clemente & Núñez 1997).

Otro de los aspectos preocupantes para los reclusos tiene que ver con su
familia y con la perdida de contacto con el contexto que conocía,
principalmente porque sabe que es innegable que al igual que el en prisión su
familia se adaptara a una vida sin él, su cónyuge probablemente encontrara
otra persona y sus hijos crezcan sin él. (Clemente & Núñez 1997)

Por último Nieto (2001) menciona los efectos sociales del encarcelamiento,
haciendo referencia a ciertas circunstancias que marcan en igual proporción
que los efectos físicos y psicológicos la vida del prisionero, entre estas cabe
resaltar las siguientes:

-      Vergüenza
-      Sufrimiento de la familia del interno.
-      Contaminación criminal.
-      Alejamiento u desconocimiento de los hijos.
-      Problemas conyugales.
-      Separación de las amistades.
-      Organización en bandas delincuenciales.

10.- CONSECUENCIAS DE LA ESTANCIA EN PRISIÓN

La privación de libertad parece la consecuencia más obvia del


encarcelamiento, sin embargo existen otras muchas dimensiones que se ven
afectadas. La estancia en prisión puede llegar a tener efectos muy negativos
sobre los individuos privados de libertad en todas las esferas de su vida:
emocional y afectiva, cognitiva, conductual, física y relacional. Durante las
últimas décadas la investigación científica, a nivel nacional y sobre todo
internacional, han mostrado cómo la estancia en prisión supone una situación
de estrés crónico que puede tener graves consecuencias sobre los reclusos,
(Edwards, W.T, 2008; Becerra, S. y cols, 2008; Andersen, 2004). Los internos a
menudo experimentan un bajo control personal, no pueden escapar de los
estresores y suelen carecer de apoyo social a nivel tanto de empatía como de
apoyo emocional (Cohen y Taylor, 1981). Así el aumento del estrés, la
ansiedad y la depresión son síntomas característicos del encarcelamiento
(Harding, 1984).
No obstante, los efectos nocivos derivados de la estancia en prisión no afectan
por igual a todos los reclusos. En 1980 Bukstel y Kilmann publicaron un
interesante estudio sobre este tema. Estos autores revisaron 90
investigaciones experimentales sobre los efectos psicológicos del
encarcelamiento en variables conductuales, de personalidad y actitudinales.
Los resultados sugieren que el encarcelamiento no es dañino de forma
generalizada para todos los individuos: algunas personas se deterioran en
respuesta a la reclusión; otras personas, en cambio, mejoran su
funcionamiento, y otras no muestran ningún cambio aparente. Una compleja
interacción de variables, incluidas las diferencias individuales, la orientación
institucional, el nivel de hacinamiento, el momento de la sentencia, o la
afiliación con otros internos parecen influir en la respuesta individual al
encarcelamiento. Como señalaban ya en los años 80 Bukstel y Kilmann, los
diferentes patrones de adaptación al encarcelamiento en relación a las
diferencias individuales son un área todavía por explorar. Además de algunos
de los efectos que ya hemos mencionado en apartandos anteriores (véase
p.106 y ss.) diversos autores han analizado detenidamente las consecuencias
más inmediatas derivadas de la estancia en prisión (Cooke, Baldwin y
Hamison, 1990; Bermúdez- 116 Fernández, 2006; Valverde, 1991; Clemente,
1997). Por citar algunas de esas consecuencias:
• Pérdida de control: la habilidad para elegir el modo en el que quiere vivir cada
persona su vida es muy importante. Cuando una persona entra en prisión esta
capacidad de elección se pierde. La prisión conlleva la imposibilidad de decidir
sobre la evolución de las propias circunstancias personales, familiares y
sociales. La vida personal del recluso pasa a estar totalmente reglamentada, y
no pueden decidir acerca de los aspectos más básicos del día a día.
Esta situación suele derivar en dos consecuencias importantes: la falta de
responsabilidad del recluso y la ausencia de expectativas de futuro. No
obstante, en algunos internos la progresiva y creciente adaptación del individuo
al medio le permite ir adoptando decisiones que, aunque tengan una mínima
transcendencia, sí son importantes para su recuperación personal.

• Ansiedad constante: el grado de ansiedad es inversamente proporcional al


nivel de conocimiento del medio penitenciario. Desde el ingreso el nivel de
ansiedad del individuo se incrementa significativamente, provocando una
elevada tensión emocional. Las tensiones propias del ingreso se van aliviando
progresivamente a través de la exposición a la realidad carcelaria y el preso
supera la ansiedad reactiva al ingreso. Sin embargo, el interno mantiene un
nivel de ansiedad propio de la situación de encarcelamiento, que es superior al
que pudiera tener en libertad. Las formas de expresión de dicha ansiedad son
muy diferentes en función de las circunstancias de cada persona.

• Falta de estímulo: la estancia en prisión suponen muchas horas al día sin


hacer nada, lo que hace que la capacidad de pensar y reflexionar se vea
alterada, la toma de decisiones y solución de problemas se dificulta y resulta
más complicada para el individuo, y se va perdiendo más según se prolonga el
tiempo en prisión. Genera además, sensación de vacío y pérdida del
autoconcepto. Se produce así un empobrecimiento vital y síndrome
amotivacional.

• Presentismo galopante: la falta de control sobre la situación personal y


familiar del preso, unido a la ausencia de expectativas sobre su futuro hacen
que el interno viva en un presente constante, sin pensar ni planificar en el corto
o medio plazo.
• Desproporción reactiva: ante situaciones y cuestiones que en otro contexto
no tendrían la más mínima importancia en el medio penitenciario se exageran y
toman una gran importancia, pudiendo derivar en conflictos grupales serios
como motines o plantes.
• Dualidad adaptativa: para mantener unos mínimos niveles de autoestima, se
ve obligado a afirmarse frente a un medio hostil y se produce una
autoafirmación agresiva o la sumisión frente a la institución.

• Despersonalización: La pérdida de la propia individualidad hace que el


interno no dude en requerir una atención constante para con su persona y
situación carcelaria.

• Baja autoestima: La doble situación de capacidad-incapacidad y éxito-


fracaso en la resolución de las circunstancias a las que el individuo se ve
expuesto, permiten aventurar un diagnóstico acerca del nivel de autoestima
personal del que disfruta el individuo, que suele ser bajo. El ingreso carcelario
pone a prueba la capacidad de adaptación y de superación personal.

• Pérdida de intimidad: Los reclusos durante su estancia en prisión se ven


forzados a convivir permanentemente entre sí. No es fácil encontrar lugares,
espacios o momentos propios y personales que permitan el sosiego, la
tranquilidad y la reflexión. La vida sexual del individuo también se ve alterada.

• Convivencia forzada: la estancia en prisión supone el convivir día tras día


con otros delincuentes cuyos delitos y perfiles de peligrosidad el individuo
desconoce pero le generan una situación de tensión y alerta constantes. •
Dominio o sumisión en las relaciones interpersonales: el interno se ve obligado
a agruparse tanto para defenderse como para dominar.
• Pérdida de vinculación con la familia. A pesar de los contactos periódicos y
regulares que la prisión facilita, el alejamiento de la familia y el abandono del rol
que el individuo tenía en la misma se hace inevitable. Lo mismo sucede con el
apoyo social de amigos, y el papel que el individuo tuviera en el mismo.
• Consumo de drogas: Aumenta el riesgo de caer en drogadicción y el
sometimiento al sistema de dominación y chantaje que genera el mundo de la
droga en el patio. 118 La adaptación de la persona a esta realidad se
corresponde con el proceso de prisionización que explicábamos, y que puede
acabar teniendo secuelas sobre el individuo. El proceso de inadaptación social
previo al ingreso, y el de prisionización después, incidirán en la mayor
probabilidad de aparición de consecuencias negativas en el interno como las
que acabamos de mencionar. Por su parte, podemos hablar también de
consecuencias más graves, producidas en el medio o largo plazo y que están
directa e indirectamente relacionadas con la situación de reclusión. Pueden
diferenciarse entre: a) consecuencias para la salud mental del recluso; b)
consecuencias sobre las conductas de riesgo o desadaptadas.

8.- BIBLIOGRAFÍA

https://psicologiaymente.com/personalidad/que-es-personalidad

https://es.wikipedia.org/wiki/Personalidad#Definici%C3%B3n_de_la_personalidad

https://www.universidadviu.com/ec/actualidad/nuestros-expertos/5-escuelas-
psicologicas

https://www.significados.com/psicologia/

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https://www.youtube.com/watch?v=_GrIxHvDWm4
Introducción a la Psicopatología y Psiquiatría, J. Vallejo Ruiloba-7ma edición / Elsevier
Mazzon

Introducción a la Psicología, Charles G. Morris/Albert A. Maisto- 13va edición

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