Marcelo Perine (org.)
Sobre o ser e o aparecer,
CM ROL
a
fae RayESTUDOS PLATONICOS
tamente las reglas por él prescritas”!! — serd a su vez aplicado a la construccién
de la vida buena. Asi lo indica el hecho de que ésta sea introducida por el mis-
mo principio ontolégico que el método: el principio de lo Limitado-Iimitado:
“Dios (...) ha revelado que hay, en los seres, ilimitado y limite (t0 uev é&rerpov
.. 7 6 népag: 23 C9-10; ef. 16 C9-10). Como sabemos, éstos constituyen los
dos primeros géneros en que se dividen névza. tie viv bvta ev 1 Tevet (23 C4).
Sin embargo, ninguno de los dos se basta a si mismo, sino que requieren de su
mezcla (26 C7). La ley de la mezcla, que es un paso mas en la ontologia de la
kowavia tév yeven, afecta a todos los seres, sensibles e inteligibles. Todo lo
que existe en el universo empieza siendo una yéveotc eis ovat av (26 D9) — un
advenir hacia la existencia — y llega a ser, gracias a la mezcla, una yeyevmuévy
ovota “una existencia advenida”. En efecto, la intervencion de népas en &retpov
genera €v tL ouproydpevor (23 D1), un tercer género hecho de su mezcla, el
cual, a su vez, requiere un cuarto, que es su causa (cig oupict Eews touzwr mpdc
Gnda aiziav: 23 D7). En la division agatolégica, que es igualmente cuatripar-
tita, lo indeterminado corresponde al placer, lo determinante al conocimiento,
asociado a la medida, la belleza y la verdad (64 B-65 A), la mezcla a la vida
mixta de placer y conocimiento y la causa al intelecto. La dual peaic es, de este
modo, cl recurso dialéctico fundamental del Fileho: es el procedimiento esencial
de la henologia, el andamiaje en la construccién de la mereologia y la clave en
los momentos fundamentales de la agatologia.
113. Detcomminerte (2006) 251, 258.
192
JAIRO ESCOBAR MONCADA
Placer y conocimiento en el Filebo
(31 B-41 C)
En este breve escrito pretendo tratar un aspecto del Filebo, la relacion entre
placer y conocimiento 0, mas exactamente, entre placer y lenguaje, y es este ti timo
término de la relaci6n, el lenguaje el que permitira hablar del elemento cognitivo
del placer 0, més precisamente de los placeres y los dolores, de los gozos y las
tristezas, en general, de los afectos y sentimientos como algo que puede caer bajo la
valoracion de verdadero o falso. El lenguaje es el que abre esta posibilidad y esto
quiere decir que nuestra experiencia de los sentimientos y los afectos que deter-
minan nuestras vidas esta mediado por el lenguaje y hace que ellos tengan un
elemento cognitivo. Para ello me centraré en el pasaje que va de 31 Ba 41 A.
‘uando hablo def caracte: VO MET ESE MO ero ec Te t
ofrezca teorias sobre el mundo y las cosas, sino algo mas sencillo, pero dificil de
captar, que el deseo nos abre el mundo de una determinada manera y nos pone en
relacién con él, con los otros y las cosas, de un modo tal que parece crear una atmésfera
que le da un color especial a nuestra forma de actuar en el mundo y a nuestra forma
de pensarlo y comprenderlo. No es la primera vez que Platén se ocupa del tema, pero
si la primera en la que trata de hacer explicita esta relacién o de mostrar como se
entrelazan deseo y lenguaje, y como en este entrelazamiento y sélo en él, se constituye
Ja manera como nos comportamos en el mundo y la manera como nos comportamos
respecto de nosotros mismos y respecto de los otros. Aqui se configura la dimension
ética de nuestra existencia, la pregunta por la vida buena o correcta.
193ESTUDOS PLATONIKOS
La accién humana, si he entendido correctamente a Platén y a algunos de sus
comentaristas, no se origina sdlo en el deseo 0 sdlo 0 solo en la razén, sino en el
entrelazamiento entre ambos. Plat6n analiza por primera vez, lo que hoy se lama
. actitudes proposicionales 0, si se quiere, el cardcter proposicional de nuestras
actitudes animicas. Este aspecto ya lo han destacado comentaristas como Gadamer.
Bernard Williams, Terry Penner, Francisco Bravo, Wolfgang Wieland, Dorothea
Frede, entre otros Dorothea Frede resume correctamente esta tendencia interpreta-
tiva, a la cual ella se adhiere: “Aunque Platon, por supuesto, no tiene tal terminologia
a su disposicién, sus elaboradas explicaciones desarrolladas para mostrar que al-
gunos placeres y dolores son procesos mentales como las creencias, nos permite
atribuirle tal teoria, Nuestras experiencias son /ogoi [juicios] ‘escritos en nuestra
alma como en un libro’, frecuentemente complementados por imagenes [eikones]
que pueden ser actualizadas por el alma misma (38 E-39 B)"'.
PUISTICE CH Ta que Tespiran HUEStTOS Ceseos,
pero hay algo en estas teorias de la intencionalidad analitica que impide dar cuenta
del caricter ilimitado del deseo y del placer, de su alteridad esencial con respecto al
Jogos, su rechazo de toda medida, pero también del mutuo exceso en la correlacion
entre deseo y lenguaje. Para esto me apoyaré en algunos momentos de la concepcién
fenomenolégica de la intencionalidad, sobre todo en la versién de Merleau-Ponty y
B. Waldenfels, para quienes el deseo o el apetito no desaparece en su significado
como ostra en su concha, suprimiendo asi la tensién que habita en toda intenciona-
lidad desiderativa, en el caso platénico, la tensién permanente entre vacio y llenura,
entre el deseo y su posible satisfaccién. Sobre esto volveré posteriormente.
tf
Ahora quiero ocuparme de la relacién lenguaje y deseo, y la forma como se
determinan mutuamente”. La pregunta conductora es: {Qué hace posible que
se pueda hablar de placeres falsos y verdaderos? Para comenzar cabe recordar
algunas cosas:
(A) Placer y dolor, abarcados por el término pathos, son comprendidos como
procesos (geneseis), movimientos, cuya caracteristica esencial es la de ser apeira,
esto es, ilimitados y desmesurados. De esto dan cuenta metdforas platonicas que
1. D. Frepe, Disintegration and restoration. Pleasure and pain in Plato’s Philebus, en
The Cambridge Companion to Plato, Edited by R. Kraut, Cambridge, 1992, 445.
2. Me apoyo para la lectura de este pasaje en FREDE 1992, 229-260.
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PLACERY CONOCIMIENTO EN EL FILEBO (31 B-410)
se refieren a los deseos y los apetitos como animales salvajes. En si mismos no
tienen comienzo ni fin. Terminan cuando acaba su proceso de restauraci6n 0 satis
faccién. No tienen un comienzo ni un fin propios: comienzo y fin dependen de
la perturbacién y de la destruccién de la armonia asi como del proceso de resta-
blecimiento del equilibrio perdido y de la satisfaccién Ilevada a término.
(B) Pero placer y dolor, para decirlo de modo sencillo, no son meros accidentes*
de los seres vivos, sino estados 0 formas vitales de estar en el mundo, en los cuales
se expresa la esfera de la sensibilidad, del sentir y el padecer, modos de relacionarlos
con el mundo, con los otros y con nosotros mismos. La esfera del pathos sefiala al
Ambito de la capacidad de ser afectados por el mundo, por los otros, por los apetitos
del cuerpo, los deseos del alma, sus esperanzas y recuerdos, y de responder a aquello
que me afecta (32 A)‘. Pero pathos no quiere decir meramente que hay algo que
acttia sobre nosotros, sino que en el pathos somos aludidos, alcanzados, y, si se quiere,
heridos, sacudidos, estremecidos, por algo que nos mueve y que no parece tener su
nacimiento en nosotros y que ademés nos mueve a buscar una respuesta, bien sea.
™mata nos ponen fuera de nosotros mismos, nos impulsan hacia lo otro de nosotros
mismos, nos abre el mundo, para decirlo fenomenolégicamente, de una determinada
manera en cada caso de afeccién, con un color determinado: pueden ser mensajeros
de alegria o temor, de terror o esperanza, de duda, nausea o indignacién, etc.
(C) Ellos nos dicen que no somos autarquicos, que somos seres necesit:
vulnerables que no todo depende de nosotros o esta en nuestro poder, Lo con-
trario del pathos es la apatheia, la indiferencia, la incapacidad de ser afectado.
En Gorgias, 492 E, se compara la apatia con la carencia de necesidades de una
piedra o un muerto. Los elementos con los cuales se construye la experiencia
humana son los pathemata, por un lado, y los Jogoi, por el otro. Pathei mathos,
aprender por el dolor, no es sélo un dicho antiguo, sino mienta un nticleo central
de la filosofia platénica: los sentimientos pueden ser educados, transformados,
convertidos en elementos con los quales podemos construir una vida buena.
(D) Placer y dolor son definidos asi, escojo la definicién que se da en 31 D:
la destruccién de la armonia genera dolor y la restauracién de la misma, el regreso
al ser propio (eis ten auton ousia, 32 A), es el placer. También describe el estado
del dolor como un estado de vacio, de carencia, y al placer como un estado de
3. Asi traduce Maria Angeles Duran el término pathos, pathemata, en la edicién de
editorial Gredos.
4, Estos niimeros, salvo que se diga lo contrario, remiten al didlogo el Filebo.
195ESTUDOS PLATONICOS
replecion, de satisfaccién, como un estar leno (plerosis). Por otro lado, la esperan-
za de placeres es experimentada por el alma como agradable y causa de confianza
y la expectativa de sufrimientos como algo terrible y doloroso (32 B). En este
sentido placer y dolor pueden motivar o desmotivar la realizacién de una accién
0 actividad. Platén no tiene una definicién ultima de estos estados del alma, sino
intentos multiples de descripcién de ellos, de su modo de ser y actuar o intervenir
en nuestras vidas. Pero estas son las definiciones centrales en el Filebo.
Inicialmente distingue entre placeres y dolores corporales y animicos (32
BD), los cuales, a su vez, son diferenciados de un estado neutral (32 E-33 B),
que no incluye ni dolor ni gozo, y es una forma de vida dedicada al intelecto y
la prudencia, y que parece mas propia de los dioses que de los hombres.|La|
division entre placeres del cuerpo y del alma parece tajante, pero una lectura|
atenta de estos pasajes muestra que incluso los pathemata aparentemente exclu-
sivos del alma no son independientes del cuerpo, al menos en su génesis: son
esperanzas 0 expectativas de placer y dolor que el alma ha experimentado origi-
nariamente con el cuerpo (32 B)*. Estas esperanzas 0 expectativas (prosdokia o
prosdokema) son actitudes orientadas exclusivamente al futuro, y son importantes
para juzgar si todo el genero del placer es digno de ser querido (32 D), pues
permiten ver el placer separado del dolor, cosa que seria més dificil de hacer
con los placeres corporales, en los que, por ejemplo en el hambre o la sed, el
dolor del vacio y el placer de la replecién se dan mezclados.
continuacion me ocuparé brevemente de las sutiles reflexiones que
hace Platén sobre la vida animica y su estructura, y que abren el camino hacia
la posible falsedad o verdad de algunos deseos y los placeres y dolores que los
acompafian. Los dolores y los placeres, en sentido estricto, aquello que llamamos
mis dolores o mis placeres, tienen su_origen en las afecciones (pathemata) que
han sacudido fuertemente nuestra alma, y tales sensaciones dejan una huella en
cl alma, dependiendo de la intensidad de lo padecido. Esta huella es la memoria
mneme), resultado del estremecimiento experimentado (seismon). La memoria es
la conservacin de la sensacién 0 percepcién (aisthesis, 34 AT
bi =
cido_o movido (e-motio) fuertemente al alma y cuerpo conjuntamente. La remi-
niscencia (anamnesis) es la actividad por la cual el alma se acuerda, sin la parti-
cipacién del cuerpo, de las afecciones padecidas en el pasado, esto es, de las
5. Tider zoivey adti vis Wurtig kak 7b cobra tov madnudrior mpoabdenpa vd weV Hpd