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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS TEOLÓGICOS


I-B-I-P INSTIRUTO BÍBLICO INTEGRAL PENIEL
SAN FÉLIX ESTADO BOLÍVAR

Element
os
Esencial
es
Para la
Integrantes:
vida profesor:

Devocio
Francelis de Fuentes
Eudin Jesús fuentes
Luis Caraballo
Erys Coba

Rosa Cabrera
nal
San Félix 14 de Agosto del 2021
1) RELACIÓN

El tener una relación personal con Jesucristo comienza al momento de darnos cuenta de
nuestra necesidad de Él, admitiendo que somos pecadores, arrepintiéndonos de nuestros
pecados, y pidiéndole que entre a nuestros corazones para ser la autoridad en nuestras
vidas. Dios, nuestro Padre celestial, siempre ha deseado estar cerca de nosotros para tener
una relación personal. Antes que Adán pecara en el Huerto del Edén (Génesis capítulo 3),
tanto él como Eva conocían a Dios íntimamente, a nivel personal. Ellos caminaban con Él
en el Jardín y hablaban directamente con Él. Debido al pecado del hombre, fuimos
separados y desconectados de Él.
Lo que mucha gente no sabe, ni se da cuenta, o no le interesa, es que Jesús nos dio el regalo
más asombroso – la oportunidad de pasar la eternidad con Él y Dios el Padre si es que
creemos, o confiamos en Él. “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). Dios envió a Su Hijo para
que llevara nuestro pecado, muriera, y luego fuera levantado nuevamente, obteniendo Su
victoria sobre el pecado y la muerte. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que
están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”
(Romanos 8:1). Si aceptamos Su regalo, nos hacemos aceptables ante Dios y podemos tener
una relación personal con Él.
Aquellos que tienen una relación personal con Dios incluyen a Dios en sus vidas diarias. Le
oran, leen Su palabra y meditan en versículos en un esfuerzo por conocerlo aún mejor.
Aquellos que tienen una relación personal con Dios oran por sabiduría (Santiago 1:5), que
es uno de los más grandes bienes que podemos tener. Debemos llevarle nuestras peticiones
a Él, haciéndoselas en el nombre de Jesús. Jesús dijo, “No me elegisteis vosotros a mí, sino
que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo de” (Juan
15:16). Jesús es quien nos ama lo suficiente como para dar Su vida por nosotros (Romanos
5:8), y Él es quien formó el puente sobre el abismo que había entre Dios y nosotros.

El Espíritu Santo nos ha sido dado como nuestro Consolador. Jesús dijo antes de morir: “Si
me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador;
para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros
y estará en vosotros” (Juan 14:15-17), y después de que Él murió, el Espíritu Santo se
volvió accesible para todos los que sinceramente buscan recibirlo. Él es quien ahora vive en
los corazones de los creyentes y jamás los dejará. Él nos aconseja, nos enseña las verdades,
y cambia nuestros corazones. Sin la obra del divino Espíritu Santo, no tendríamos la
habilidad para luchar contra el mal y las tentaciones. Pero puesto que lo tenemos en
nosotros, comenzamos a producir el fruto que viene de permitir que el Espíritu nos
controle: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza
(Gálatas 5:22-23).
Esta relación personal con Jesús nos es tan difícil de obtener como podríamos pensar, y no
hay una fórmula misteriosa para conseguirla. Tan pronto como nos convirtamos en hijos de
Dios, recibimos al Espíritu Santo quien comenzará a obrar en nuestros corazones. Debemos
orar sin cesar, leer la Biblia y unirnos a una iglesia de creyentes bíblicos; todas estas cosas
nos ayudarán a crecer espiritualmente. Confiando en Dios para que nos ayude día con día y
creyendo que Él es nuestro sustentador, es la forma de establecer una relación con Él.
Aunque no podamos ver cambios inmediatos, comenzaremos a verlos con el tiempo, y
todas las verdades se nos aclararán cada vez más.

Cómo iniciar una relación con Dios


Si perteneces a una fe, llegar a conocer a Dios a través de una relación personal con Él es la
mayor recompensa que puedes tener. Dios ofrece su amistad gratuita a todos, pero muchas
personas la rechazan porque creen que es lo mismo que la "religión". Iniciar una relación
con Dios es sencillo, como toda amistad debería ser. "Porque tanto amó Dios al mundo, que
dio a su Hijo *unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida
eterna" (Juan 3:16). Entonces tú y tus amigos pueden saber lo suficiente para probar que
Dios es real para ti y después bendecir a todo el mundo con el amor de Dios.

Pasos

1 Lee y estudia la Biblia, así como también libros y cartas personales, todas de Dios para
ti. Para llegar a conocer a Dios, debes primero escuchar lo que Él tiene para decir. Empieza
desde el principio con el libro de Génesis y gradualmente lee todo hasta el final del libro de
Apocalipsis. Como alternativa, podrías comenzar con el libro de Juan para entender la
historia de Cristo y cómo ayudó a tu vida en Dios. Él finalizó el Plan de Salvación para que
nadie se perdiera o estuviera solo, sino para que pueda caminar en una nueva vida con
Cristo.

2 Confía y cree en Dios. Sé consciente que Dios te ama con todo su ser y que Él quiere
ayudarte a caminar por la vida junto a Él, en tu vida diaria y en tu espíritu.

3 Ama a Dios y pon su voluntad antes que todo lo demás. "El mayor mandamiento en la ley
es amar a Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu mente". (Mateo 22:35-38).Pues
este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son
gravosos (1 Juan 5:3). Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus
mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente
el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que
permanece en él, debe andar como él anduvo (1 Juan 2:3-6). Si me amáis, guardad mis
mandamientos (Juan 14:15) El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me
ama; y el que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré y me manifestaré a él (Juan
14:21) Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he
guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor (Juan 15:10).

4 Ama a tu prójimo como a ti mismo. (Levítico 19:18). Y el segundo es semejante a éste:


Amaras a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y
los Profetas (Mateo 22:39-40). Fortalecer tu relación con los demás es fortalecer tu relación
con Dios.

5 Arrepiéntete de tus pecados, pídele perdón a Él por todos tus pecados y hazlo en serio. El
arrepentimiento debe ser un lamento genuino por tus pecados y un deseo de no pecar más.
Si sigues regodeándote en tus actos pecaminosos, no es un arrepentimiento genuino.

 "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios". (Romanos


3:23)
 Según el Cristianismo, Jesús como Salvador es considerado un regalo de Dios y
permitió que lo azotaran y lo mataran para que tú puedas recibir el consolador, que
es el regalo del Espíritu Santo. "Mas porque os he dicho estas cosas, la tristeza ha
llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya;
porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo
enviaré". (Juan 16:6-7, también ver Juan 14:26)

6 Mantén una actitud de oración y agradecimiento mientras alabas a Dios y bendices a los


demás todo el tiempo.

7 Pídele a Dios que te dé el Espíritu Santo y te cambie y te moldee para ser la persona que
Él quiere tu seas. Sé bautizado para el perdón de tus pecados (Hechos 2:38).

8 Recibe el Espíritu Santo. Debes saber que cuando recibes el Espíritu Santo, serás Su hijo
e irás a vivir con Él para siempre cuando dejes un día esta tierra.

9 Compromete tus caminos con el Señor, confía que Él guíe tu senda y camina a través de
ella. Busca que las cosas sucedan "a la manera y en el tiempo de Dios", no en la tuya.
Empieza, sé paciente para aprender y servir y tu fe crecerá.
10 Cuéntale a los demás acerca de Dios. "Busca primero el reino de Dios y todo lo demás
será añadido". Pasa tiempo con Dios, piensa en Él y todas las cosas de Él, y busca Su
voluntad, para cumplirla. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un
monte no se puede esconder (Mateo 5:14).

11 Renueva tu mente como Cristiano para hacer la voluntad de Dios. Romanos 12:2).


Debes renovarla con la Palabra de Dios. Aparta el tiempo personal con Dios para leer la
Biblia todos los días o por las noches antes de irte a la cama. Por ejemplo, lee los siguientes
versículos: 2 Corintios 5:7, Juan 13:34, Juan 14:6,23,26,27, Juan 10:10, Filipenses 4:13,19,
Efesios 1:3, 1 Juan 2:27, Isaías 24:3, Juan 6:27, Efesios 6:10, Hebreos 10:16-17. Medita y
reflexiona sobre la palabra de Dios y ora regularmente para tener su guía en tu vida diaria.

2) EL ESCUDRIÑAMIENTO

Que es el escudriñamiento

Escudriñar es buscar, explorar, examinar detenidamente. Al estudiar las Escrituras deben de


hacerlo con un propósito en mente, buscando preceptos específicos y aumentando su visión
de las verdades eternas. También, deben buscar principios, doctrinas, respuestas a sus
preguntas y soluciones a sus problemas. Deben buscar la relación doctrinal que existe y los
posibles significados que encierra lo que se ha registrado.

ESCUDRIÑAR LAS ESCRITURAS:


San Juan 5:39: “Escudriñad las escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tened
vida eterna. Ellas son las que dan testimonio de mí”.
Para poder escudriñar la palara de Dios es necesario pedir la guía del Espíritu Santo así
mismo desear con todo su ser conocer al Señor Jesús lo que hizo, su carácter, su manera de
comportarse y de conocer también sus secretos muy escondidos. Solo siendo un estudioso
de la palabra él se la revelara.

A) ESCUHARLA DIARIAMIENTE
Romanos 10:17: “Así que la fe viene por el oíd y el oíd la palabra de Dios”.
Como cristianos, sabemos que asistir a la iglesia y leer la Biblia es importante. Pero ¿por
qué algunas veces nos marchamos vacíos de la iglesia? La respuesta bien puede estar en la
manera que escuchamos. El libro de Nehemías registra un tiempo en que el pueblo de Israel
ansiaba escuchar al Señor. Después de setenta años de cautiverio en Babilonia, habían
regresado finalmente a su tierra. Después de trabajar duro para construir sus casas, el
templo de Dios, y los muros y las puertas de Jerusalén, se reunieron en la ciudad para
escuchar al escriba Esdras leer la Palabra de Dios. Su ejemplo en Nehemías 8.3-18 nos
ayuda a saber cómo acercarnos a la Palabra cuando queremos escuchar la voz del Señor.
Para empezar, ellos escuchaban pacientemente cómo leía Esdras desde muy temprano por
la mañana hasta el mediodía. Aunque nosotros podemos tener prisa, Dios no la tiene; el
Señor quiere que aprendamos a esperar en Él. Luego, escuchaban con atención, ansiosos
por oír lo que Dios iba a decirles. Cuando Esdras abrió el rollo, mostraron respeto
poniéndose de pie y luego inclinándose para adorar al Señor. Demostraron arrepentimiento,
al entristecerse y llorar por sus pecados. Y finalmente, escucharon con deseo de
comprender y obedecer la Palabra.

B) Leerla diariamente

Jod 23:12 Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca
más que mi comida.

Hay una clave para escudriñar la palabra es dejarse guiar por el Espíritu Santo y leerla
todos los días pues debe ser nuestro alimento diario para que nuestro espíritu se haga
musculoso en conocimiento y de ese conocimiento se convierta un medio que Jesús use
para su gloria.

Colosenses 3:16: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándonos y


exhortándonos unos a otros en toda sabiduría”.
Escudriñar las escrituras también tiene que ser una disciplina de nuestra parte para ir en
brusquedad de este libro diariamente. Que no solo lo abramos en la iglesia sino en nuestro
hogar; porque esto trae un resultado grande y maravilloso que es comunión con Dios Padre.
El nos revelara sus secretos con el pasar del tiempo, no nos apartamos ni a derecha ni
izquierda; pues en ella encontramos cada respuesta que buscamos.
C) Estudiarla Diariamente

Todo cristiano debería leer y estudiar diariamente las escrituras.


Estudiar la biblia diariamente y ser conocedor de su palabra le traerá sabiduría a su vida
para tomar decisiones y cambiara también su manera de hablar y comportarse, las demás
personas querrán tener lo que usted tiene porque dejara de hablar palabrería y hablara
palabra santa y sana.

Hechos 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron
la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas
eran así.
En Salmos 119:5: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a camino”
Escudriñar las escrituras es estudiar sobre Dios mismo, es enamorarse de lo que ahí está
escrito pues es su corazón mismo plasmado ahí.
Recuerde que escudriñando las escrituras, esta preciosa lámpara nos alumbrara y dirigirá
nuestros pasos, pues en este conocimiento solo en las escrituras se adquiere.
La Biblia es un libro que no es sólo para leerse. Es un libro para estudiarse, a fin de poder
ser aplicado. De otra manera, es como tragarse el bocado de comida sin masticarlo y
después escupirlo de nuevo... sin ningún valor nutricional aprovechado. La Biblia es la
Palabra de Dios. Como tal, es tan necesaria como las leyes de la naturaleza. No podemos
ignorarla, pero lo hacemos para nuestro propio mal, así como lo sería si ignoramos la ley de
la gravedad. No puede ser lo suficientemente enfatizada, la importancia que tiene la Biblia
en nuestras vidas. El estudiar la Biblia puede compararse al extraer oro de una mina. Si
hacemos un pequeño esfuerzo y sólo “cernimos los guijarros en el arroyo”, sólo
encontraremos un poco de polvo de oro. Pero si nos esforzamos en realmente “excavar en
ella”, la recompensa será de acuerdo a nuestro gran esfuerzo.
D) Memorizarla diariamente

Deuteronomio 6:6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;

Una de las mejores maneras para acelerar el aprendizaje de la palabra de Dios y para
prepararse para las batallas espirituales es la memorización de la palabra de Dios.

El requisito

Deuteronomio 6:5-9

Salmos 119:9-11,98

Proverbios 4:4, 7:3

Jeremías 31:33

Colosenses 3:16

Las razones:
Para vences al diablo (efesios 6:17, mateo 4:1-10)

Para conquistar el pecado (salmos 119:9-11, 133)

Para dar confianza al testificar (1pedro 3:15)

Para acelerar el proceso de transformación (romanos 12:2)

Para poder discernir la voluntad de Dios (efesios 5:17)

Para aumentar la fe en Dios (romanos 10:17).

E) Meditar en ella Diariamente

En medio que escudriñamos la palabra de Dios podemos obtener un conocimiento


verdadero de nuestro creador. Y en medio de que conocemos de él y meditamos en su
palabra podemos entender muchas cosas, por ejemplo: como en el principio de la creación
él pudo crearnos a su semejanza a él. Génesis 1:26.

A través de la misma meditación realmente el Espíritu santo nos recuerda todo lo que
hemos estudiado o escudriñado para guiarnos a toda verdad. Juan 14:26 y 16:3.

Al meditar en ella y obedecer sus enseñanzas, nos llevará a una vida victoriosa (Josué 1:8;
Santiago 1:25).

F) Aplicarla diariamente

Santiago 1:25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en
ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

El conocimiento en su palabra hace una trasformación a nuestro ser pues éramos personas
comunes y corrientes y nos transforma en personas extraordinarias, pues viene a nosotros el
espíritu de excelencia que El nos brinda. Tenemos un ejemplo; los apóstoles, la palabra dice
que eran del vulgo es decir comunes, pero cuando abrían sus bocas era poder de Dios
reflejado en ellos.

II Timoteo 3:16: “Todas las escrituras son inspiradas por Dios y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, y para instruir en justicia”
Escudriñar nos transforma en otras personas; pues nuestro espíritu se une a su Espíritu, nos
limpia, se vuelve ese aceite a nuestras heridas, cambia la tristeza en gozo, aumenta nuestra
fe, se vuelve refugio a nuestras pruebas y nos da fortaleza cuando estamos cansados.
Salmos 19:7: “La Ley de Jehová es fiel, que hace al sabio al sencillo”.
Salmos 19:8: “Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón. El
precepto de Jehová es puro que alumbra los ojos”.

BENEFICIOS DE ESCUDRIÑAR LAS ESCRITURAS

La Biblia es fuente inagotable de sabiduría y los beneficios que podemos obtener de ella
son en realidad innumerables. En este comienzo del año enfoquémonos en al menos cinco
beneficios que nos serán de gran bendición para nuestras vidas, en base a algunos
versículos del Salmo que con excelencia descubre todo el valor de la Palabra de Dios el
Salmo 119.
Preserva: “Si tu ley no hubiese sido mi delicia, Ya en mi aflicción hubiera perecido” Sal.
119: 92
El primer beneficio mencionado por el salmista es el efecto preservador de la Palabra. El
salmista asegura que fue la ley de Jehová la que hizo que sobreviviera en medio de la
aflicción. ¿Qué es lo terrible de las aflicciones? Que hace que nos centremos en nosotros
mismos y nuestros problemas. ¿Qué hace la ley de Dios? Que en lugar de centrarnos en
nosotros mismos nos concentremos en nuestro Dios.
Vivifica: “Nunca jamás olvidaré tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado”
Sal. 119:93
Con frecuencia perdemos el sabor de la vida. Parece que avanzamos porque sí, sin
entusiasmo hacia el futuro, sin esperanza por lo porvenir. Es salmista dice, la clave es
recordar los mandamientos, pues ellos nos renuevan, nos vuelven a dar propósito sentido,
sabor.

Da seguridad: “Tuyo soy, sálvame, Porque he buscado tus mandamientos” Sal. 119:94
El estudio de la Palabra nos ayuda enormemente en nuestra relación con Dios. El ignorante
de la Biblia, tiene una relación con Dios inestable, basada en especulación. Pero el que
busca los mandamientos, sabe que a pesar de sus imperfecciones tiene a un Dios de gracia y
perdón, sabe que Dios no está lejos, sabe que Dios puede salvarlo y sanarlo.
Protege: “Los impíos me han aguardado para destruirme; Mas yo consideraré tus
testimonios” Sal 119: 95
Aquí la Palabra tiene un doble beneficio, en primer lugar nos muestra quiénes son nuestros
verdaderos enemigos. Es difícil vencer si no sabemos contra quién o contra qué peleamos.
En segundo lugar nos hace recordar a quién debemos escuchar: a Dios.
Humilla: “A toda perfección he visto fin; Amplio sobremanera es tu mandamiento” Sal
119:96
Un último beneficio nos muestra el salmista es que la Palabra nos humilla, y mediante esta
humillación viene la sabiduría. El estudio de la Palabra nos llevará a un temor reverente del
Señor, el cual es el principio de toda sabiduría.
Que el Señor nos dé hambre de su Palabra, fuente inagotable de sabiduría, para que le
amemos y sirvamos en obediencia.

3) LA ORACIÓN
La Oración es una acción sincera y voluntaria de comunicación con Dios. La cual,
expresamos con nuestras propias palabras buscando el favor de Dios. La Verdadera
Oración que le agrada a Dios es la que se hace con reverencia (Lc 11:2), con un corazón
contrito y humillado que busca hallarlo de verdad (Jr 29:13).

La oración es comunicación e intimidad con nuestro Padre Celestial. Ya sea para buscar su
consejo (Ex 33:13; Sal 86:11), por una petición (Jue 3:9; 2 Sa 22:7; Jr 15:15) o para darle
gracias (Fil 4:6; Da 6:10; Col 3:17).

TIPOS DE ORACIÓN SEGÚN LA BIBLIA

La oración es el medio hecho por Dios para comunicarnos directamente con él. Es la
forma de cómo establecemos una relación íntima con nuestro Padre Celestial. Se trata
de una conversación con él llena de sinceridad, integridad, con el corazón y con el
alma, es hablar con él de forma honesta y directa. Pero existen distintos tipos de
oración y que son imprescindibles en todo momento.

1. Oración de fe: Que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree
para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10
2. Oración en acuerdo: Además os digo, que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo
sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi Padre que está
en los cielos. Mateo 18:19

3. Oración de sanidad: ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de
la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de
fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán
perdonados. Santiago 5:14-15

4. Oración en la intimidad: Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la


puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público. Mateo 6:6

5. Oración intercesora: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones,


peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los
que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y
honestidad. 1 Timoteo 1-2

6. Oración de petición: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,


pedid todo lo que queréis, y os será hecho. Juan 15:7

7. Oración matutina: Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me
buscan. Proverbios 8:17

La oración debe ser sin hipocresía, sin vanas repeticiones y como Jesús nos enseñó en
su Palabra. Él dio instrucciones claras y sencillas para desarrollar una oración eficaz,
es comunicarse con Dios de la mejor manera, llevando a la práctica todo lo aprendido.

Aspectos de la oración:
La Confesión:
Salmo 66:18, Isaías 59:2, 1 Juan 1:9
La confesión es reconocer y admitir como le hemos fallado a Dios para que no sea
culpable por las consecuencias de nuestro pecado. Es ponerse de acuerdo con Dios
acerca del pecado y abandonarlo en el corazón. Proverbios 28:13.
La alabanza
Es la adoración verbal y mental, la magnificación y la glorificación de Dios. Es el
reconocimiento gozoso de quien es Dios.
Salmo 34:1-3 y salmo 50:23.
La acción de gracia
Filipenses 4:6
1tesalinisences 5:17,18
La acción de gracia es la apreciación verbalizada y expresada por todo lo que Dios ha
hecho por nosotros y también por los demás. El hecho de dar gracias nos hace recordar
que no somos autosuficientes.
La petición mateo 6:11. Mateo 7:7
La petición es pedir a Dios por nuestras necesidades personales mostrando nuestra
dependencia de Dios. No hay petición demasiado pequeña. Filipenses 4:6, nos enseña
que todas nuestras peticiones sean conocidas delante de Dios para que no tengamos
ningún afán.
La intercesión 1 timoteo2:1-4, 1samuel 12:23
La intercesión es la oración amorosa y constante que hacemos por potras personas.

4) LA MEDITACION

La meditación es un tiempo que se pasa a solas, inmerso en Dios y en su Palabra. Es dar


vueltas a las cosas en nuestra mente, tratando de comprender y aplicar las verdades de Dios.
Pero, ¿cómo puede usted comenzar esta importante práctica? Al leer la Biblia, enfóquese en
los siguientes aspectos de Dios:

Su Persona: Busque las descripciones en cuanto al Señor, y piense en cómo pueden sus


atributos ayudarle a entender quién es Él. La meditación implica, también, recordar las
verdades que ha aprendido (Salmo 63.6). El Espíritu Santo le ayudará a lograrlo. Su tarea es
recordarle todo lo que le ha enseñado (Juan 14.26) y guiarle en toda verdad (Juan 16.13).

Sus obras: Enfóquese en las acciones de Dios en un pasaje (Salmo 77.12). ¿Cómo muestran
sus acciones su poder, sabiduría, justicia, santidad, amor, gracia y compasión? Piense en
sus maravillas (Salmo 145.5).
Sus ordenanzas. Al igual que Josué, preste mucha atención a los mandamientos de Dios, y
piense en qué requiere Él de usted (Salmo 119.15). ¿Qué le exige en cuanto a sus
pensamientos, palabras, interacción con otros, costumbres personales y opciones? ¿Cómo le
protegen sus mandamientos?
5 pasos para meditar en la Biblia

No hace mucho tiempo le pregunté a mi pastor acerca de la diferencia entre la meditación y


la oración, ya que las dos pueden ser difíciles de distinguir. Él respondió: “En la Escritura,
Dios nos habla. En la oración, hablamos con Él. Lo que Él nos dice a nosotros nos indica lo
que debemos decirle a Él”.

Meditar entonces, es pensar profundamente acerca de lo que Dios nos ha dicho en la


Escritura y prepara nuestras mentes y corazones para la oración. La Escritura llena nuestra
meditación y la meditación llena nuestras oraciones.

Pero, ¿cómo luce exactamente la meditación? Los Salmos nos dan al menos cinco pasos
para la meditación de la Palabra de Dios. Meditamos para concentrarnos, comprender,
recordar, adorar y aplicar.

1. Para concentrarnos

“Meditaré en Tus preceptos, y consideraré Tus caminos”, Salmo 119:15.

Ya sea que leemos la Biblia en la mañana, durante el almuerzo, o antes de acostarnos por la
noche, nuestros horarios y responsabilidades tienden a atacarnos con sus distracciones. De
hecho, las distracciones son una herramienta que Satanás usa para quitar nuestros ojos de
Cristo y nos impiden escuchar a Dios en su Palabra.

Medita para concentrarte en cómo Dios te está hablando a través de su Palabra.

2. Para comprender

“Hazme entender el camino de Tus preceptos, y meditaré en Tus maravillas”, Salmo


119:27.

En la meditación buscamos entender cómo el Dios del universo está hablando sobre sí
mismo, nuestro mundo y nuestros corazones. Comenzamos orando como el salmista:
“¡Hazme entender tu camino!”. Esta es una oración que Dios se deleita en responder.

Algunas preguntas que debes hacer durante la meditación son: ¿Por qué es importante este
pasaje? ¿Qué necesito saber? ¿Qué dice acerca de Dios? ¿Qué dice de mí? ¿Cómo me
apunta esta lectura a Jesús?

Medita para entender lo que Dios te está comunicando a través de su Palabra.

3. Para recordar
“Me acuerdo de los días antiguos; En todas Tus obras medito, Reflexiono en la obra de
Tus manos”, Salmo 143:5.

Toda la Biblia es una gran historia que apunta a Jesucristo de principio a fin. Cuando
meditamos en las Escrituras, lo hacemos para recordar todo lo que Dios ha hecho en su
gran historia de la redención, la forma en que envió a Cristo para salvar a un pueblo de sus
pecados. En la meditación reflexionamos sobre el trabajo de las manos de Dios.

El recordar también puede llevarnos a reflexionar sobre todo lo que Dios ha hecho en


nuestras vidas: cómo nos salvó, las oportunidades que nos está dando para compartir las
buenas nuevas, y lo que hemos aprendido acerca de quién es Dios.

Medita para recordar todo lo que Dios ha hecho por medio del evangelio de la gracia.

4. Para adorar

“Sino que en la ley del Señor está su deleite, y en Su ley medita de día y de noche”,  Salmo
1:2.

Una vez que hayamos meditado para enfocar, entender y recordar, vamos a encontrar
normalmente nuestros corazones inclinados a adorar. Así nos detenemos a elevar la mirada
hacia las virtudes de Cristo, para quitar nuestros ojos del mundo, y para expresar acción de
gracias y adoración cuando oramos. La meditación conduce al deleite cuando el Espíritu
Santo inclina nuestros corazones para ver y saborear cuán glorioso es Dios.

Medita para adorar al Dios que merece toda acción de gracias y la alabanza por lo que es y
lo que ha hecho en Cristo.

5.  Para aplicar

Por último, estamos en mejores condiciones para comprender cómo aplicar la Biblia
cuando nos detenemos a meditar. Para la aplicación de lo que leemos, nos preguntamos:
“¿y ahora qué debo hacer?”.

He aquí un breve ejemplo. Digamos que estás leyendo Tito 3:3-5:

“Porque nosotros también en otro tiempo éramos necios, desobedientes, extraviados… Pero
cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y Su amor hacia la humanidad, El
nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su
misericordia”.

Medita para aplicar la Biblia a tu vida diaria, y para pedir ayuda en oración.


Ayuda en la debilidad

No es casualidad que la Biblia a menudo hable sobre el valor de la meditación y su lugar


antes de la oración. Nuestro tiempo en la Palabra es como correr una carrera: la meditación
es el calentamiento; la oración nuestro correr hasta la meta. No podemos ser eficaces en la
disciplina de la oración aparte de participar en el calentamiento de la meditación.

Entonces, ¿qué hacemos cuando la meditación parece imposible, cuando nuestro enfoque se
ve afectado por las circunstancias externas y nuestros corazones se sienten fríos hacia la
Palabra de Dios? Nos aferramos a su ayuda llena de gracia, derramada por medio de su
Espíritu. Y si nos damos cuenta de que en realidad nunca hemos meditado, confiamos en
que nunca es demasiado tarde para empezar.

Que el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, ponga nuestros ojos en Cristo, nos dé la
comprensión, nos lleve a recordar las obras maravillosas de Dios, nos llene de alegría, y nos
lleve a caminar en la verdad.

Beneficios de la meditación de la palabra de Dios


La palabra tiene una fuerza inmensa y grandiosa, ya que es capaz de cambiar vidas enteras
con tan solo sentir el arrepentimiento genuino en el corazón del pecador.

El hombre es capaz de amar a Dios y seguir su camino de bondad y sabiduría para enseñar
a otros que también requieren descubrir este camino y corregir sus fallas en el mundo.

La predicación de la palabra de Dios es una obligación, un designio divino que requiere de


mucha convicción para enfrentar a aquellas personas que desconocen o ignoran a Jesucristo
como su único salvador.

El conocimiento de la palabra servirá como arma para enfrentar todas las inequidades del
mundo en contra de los hombres, quienes se encuentran desorientados en la búsqueda de
una luz entre tanta oscuridad, he allí la razón por la que esta persona llena de bendiciones
será capaz de saciar la sed de comprensión de la palabra viva de los hombres.

El estudio de la palabra es infinito ya que siempre se aprenderá algo nuevo de ella para
cambiar el corazón de los hombres, ya que solo Dios puede hacerlo, siempre y cuando el
hombre esté allí a su lado, prendado del señor, sirviendo de instrumento del bien hacia el
prójimo.

La oración tiene un efecto similar que la meditación de la palabra de Dios.


5) EL REGOCIJO
Regocijo es una acción que permite expresar satisfacción o gozo. El concepto también se
emplea para nombrar a la alegría y a la felicidad. Por ejemplo: “El anciano recibió la
noticia con regocijo y comenzó a aplaudir”, “Para regocijo de los hombres presentes, la
joven modelo lució un vestido ajustado y escotado”, “La lluvia no apagó el regocijo de los
vecinos, que siguieron cantando y bailando toda la noche”.
Finalmente, el cantar alabanzas a Dios cada día producirá la clase de espíritu necesario para
andar con Dios. No se dan calificaciones basadas en el tono o la calidad. Alabar a Dios crea
una nueva fuerza espiritual, capacitándonos a vencer todas las circunstancias con gozo
(Nehemías 8:10).

Aquí hay cuatro de estos medios en los que podemos regocijarnos y en los cuales también
glorificamos a Dios.

Regocijo en la salvación

Regocijarnos en Dios significa saborear la salvación que Él nos da en Jesucristo. “Me


regocijaré en el Dios de mi salvación” (Hab. 3:18). Dios se regocija de nuestra salvación
(Lc. 15:6-7, 9-10, 32). Entonces deberíamos hacerlo igualmente. En Efesios 1:3-14 se
proporciona una descripción magistral de esta salvación en Cristo. Es un baño evangélico
en el cual a menudo deberíamos deleitarnos, peldaños en una escalera que con frecuencia
deberíamos subir. Todo esto para experimentar el gozo del Señor como nuestra fortaleza
(Neh. 8:10).

Si bien se nos ordena que tengamos gozo, los recursos para hacerlo están fuera de nosotros
mismos, y solo son conocidos mediante la unión con Cristo.

Regocijo en la revelación

El regocijo emana de devorar la revelación inscrita. El salmo 119 es testigo reiterado de


esto. El salmista “se deleita” en los testimonios de Dios “tanto como en todas las riquezas”
(Sal. 119:14); véanse también los versículos 35, 47, 70, 77, 103, 162, 174. Piensa en las
palabras de Jesús: “Estas cosas les he hablado, para que mi gozo esté en ustedes, y su gozo
sea perfecto” (Jn. 15:11). ¿Quiere acaso Él decir que encontrará su gozo en nosotros, para
que nuestro gozo sea pleno, o que su gozo está en nosotros para que nuestro gozo sea
pleno? Ambas explicaciones, seguramente, son verdad. Encontramos pleno regocijo en el
Señor solo cuando sabemos que Él encuentra su gozo en nosotros. El camino hacia el
regocijo, entonces, es darnos una exposición máxima a su Palabra y dejarla habitar en
nosotros abundantemente (Col. 3:16). El gozo es comida para el alma hambrienta de gozo.

Regocijo en la comunión

Hay gozo en el Señor para ser saboreado en la adoración que disfrutamos en la comunión
de la Iglesia. Ella es la Nueva Jerusalén, la ciudad que no se puede esconder, el gozo de
toda la tierra (Sal. 48: 2). Encontramos gozo en abundancia en la comunión de alabanza y
petición dirigida por el Espíritu; en el pastoreo del alma; la predicación de la Palabra;
salmos, himnos y cantos espirituales; en el agua, el pan, y el vino. El Señor se regocija en
nosotros con cantos de júbilo (Sof. 3:17). Y nuestros corazones, en respuesta, cantan con
gozo.

Regocijo en la tribulación

Esto, de hecho, es una paradoja divina. Hay regocijo para ser conocido en medio y a través
de la aflicción. Visto bíblicamente, la tribulación es la mano castigadora del Padre, quien
usa el dolor y la oscuridad de la vida para moldearnos a la imagen de Aquel quien, por el
gozo puesto delante de Él, soportó la cruz (He. 12:1-2, 5-11; ver Ro. 8:29). Nos gloriamos
y regocijamos en nuestras tribulaciones, dice Pablo, porque “el sufrimiento produce…
esperanza” en nosotros (Ro. 5:3-4). Pedro y Santiago hacen eco del mismo principio (1 Pe.
1:3-8, Stg. 1:2-4). El conocimiento de la mano segura de Dios en la providencia no solo
trae estabilidad. También es un generador de gozo.

Todo esto se suma al júbilo en Dios mismo. En Romanos 5:1-11, Pablo nos lleva de
regocijarnos en la esperanza de la gloria de Dios (v. 2), a gozarnos en tribulación (v. 3) y
gloriarnos en Dios mismo (v. 11; ver Sal. 43:4). El incrédulo encuentra esto increíble,
porque ha sido cegado por la mentira de Satanás de que glorificar a Dios es el camino más
elevado para la ausencia de gozo. Afortunadamente, Cristo revela que lo contrario tiene
lugar en Él, por nuestra salvación, por su revelación, en la bendita comunión de adoración,
y por medio de la tribulación.

¡Regocíjate! Sí, con gozo eterno sobre tu cabeza (Is. 51:11).


INTRODUCCIÓN

Hay muchos elementos importantes que demos conocer para poder llevar una vida
devocional diaria y dinámica tenemos muchos ejemplo en la biblia a través de los hombre
que establecieron una verdadera relación con Dios.
Como por ejemplo Abraham cumplió todo lo que Dios le mando y confió plenamente en el
y a través de eso elle dio una promesa en
Génesis 12:2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y
serás bendición.

Cuando Dios le hizo esta promesa a Abraham el cómo ser humano debió de pensar que
como sería una nación grande si su esposa era estéril y no tenía hijos pero en confió en la
promesa que Dios le hizo.

También debemos escudriñar y meditar en su palabra todos los días ya que por medio de
ella podemos descubrir cada una de las herramientas que necesitamos para enfrentarnos
al enemigo así como lo hizo David, en su victoria al gigante Goliat, nos enseña que Dios es
más grande que cualquier cosa a la que quiera que nos enfrentemos (1 Samuel 17).
CONCLUSION
Leer las Escrituras no es suficiente. Una lectura hecha a la ligera reduce nuestra capacidad
para recordar sus enseñanzas; por lo tanto, debemos escudriñar para encontrar cosas
específicas. Debemos buscar la verdad y una mayor comprensión sobre la forma en que
podemos aplicarlas en nuestra vida.

Si deseamos lograr buenos resultados en el estudio de las Escrituras, debemos prepararnos


para que se convierta en una experiencia espiritual especial. Las siguientes sugerencias
pueden ser de gran utilidad.

Usted quiere ser una persona llena de sabiduría? Sea amante de su palabra bendita.
Lo encontramos en Efesios 1:17: “Pidiendo que el Dios de nuestro Señor Jesucristo el
padre de gloria os de Espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento en
El”.
Escudriñar las escrituras nos enseña que es una espada de dos filos dice la palabra, cuando
viene el enemigo a molestar, pero como usted está lleno de la palabra sabrá pelear bien con
su espada bien afilada y aun cuando mire circunstancias le dirá porque escrito esta y así se
volverá un vencedor.
Escudriñar las escrituras nos trae limpieza a nuestras vidas. Salmo 119: “¿Con que limpiara
el joven su camino? Con guardar tu palabra”.
Efesios 6:17: “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra
de Dios”.
Escudriñar la palabra significa que usted busca esa semilla que es sembrada en buena tierra
que es su corazón,  y este se llenara como un granero que repartirá a otros de su llenura.

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