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Literatura y Pedagogia
Literatura y Pedagogia
LITERATURA Y PEDAGOGÍA
Rubén Darío Hurtado V.
Juan Leonel Giraldo S.
LITERATURA Y PEDAGOGÍA
La literatura y la lectura son factores deformación permanentes del maestro culto. La literatura, al representar el escenario del
proceso educativo y en especial de la formación, procura e inspira experiencias docentes cotidianas. La lectura, a su vez, permite
formar para la autonomía y la libertad.
LITTERATURE ET PEDAGOGIE
La lütérature et la lecture constituent des facteurs de forrnation permanente de Venseignant cultivé. La Iitterature en representará
le décor du processus éducatif et notamment de la forrnation, cherche et inspire des expériences d'enseignement quotidiennes. La
lecture a son tour permet de former á l'autonomie et a la liberté.
L
a literatura no cumple una función sólo cir que no lo han hecho con la riqueza propia de
estética; ésta, además de representar en el la literatura. Además, ésta permite al lector las
mundo de las letras uno de los discursos más insospechadas regresiones y proyecciones, es
más elaborados, también comunica y decir, nos hace vivir y participar de las
representa múltiples situaciones del mundo de la experiencias pedagógicas relatadas.
vida, en donde -como lo plantea Vargas Llosa-1
no sólo se expresan carencias, sino que se Hoy se reconoce que uno de los factores que más
construyen las posibles soluciones. obstaculizan el cambio en la educación es la falta
de interiorización de las propuestas teóricas por
La literatura posee la magia de presentarnos con parte de los participantes en el proceso educativo,
esencialmente padres y maestros. Creemos que
los más sutiles y bellos detalles el significado
esto puede deberse a que la teoría presenta sus
real de la formación. Su poder descriptivo nos
propuestas de tal forma que en vez de promover
introduce en la especificidad del mundo de la
el cambio lo inhibe, pues, en poco toca al maestro
vida, toca con especial versatilidad y y su quehacer pedagógico real. En ella, el deber
minuciosidad el escenario donde se construye lo ser de la educación y el docente aparece tan
humano; en ella se presentan, a flor de piel, los encumbrado y endiosado, que frustran al maestro
ideales, los principios, los conflictos y obstáculos enfrentado a su compleja práctica cotidiana.
de todo proceso formativo. Posee, además, la
bondad de permitirle al lector sumergirse en la No significan estas reflexiones que aquí hacemos
propia vivencia y reconocer el valor educativo de el abandono de la teoría y la rigurosidad
lo pequeño, representado en las experiencias conceptual, sino el llamado a que éstas realmente
pedagógicas presentes en la cotidianidad, el valor iluminen y orienten la cotidianidad pedagógica de
formativo, por ejemplo de la escuela-hogar, del tal manera que el mundo de la vida se vea
trabajo, del juego, del maestro como ser humano realmente nutrido por lo conceptual, sin que sea
y modelo de vida, y la familia, entre otros. sacrificada la vida misma. Estas reflexiones no
son más que el llamado a la unidad entre lo
Si bien los tratados de pedagogía, psicología y conceptual y lo vivencial, para que el diálogo
sociología se han detenido en los aspectos sen- entre el experimento y la teoría enriquezcan al
cillos de la cotidianidad, nos atrevemos a de- maestro, a los alumnos y a los demás actores del
proceso educativo.
La literatura nos muestra una forma de integrar el sión de que el carácter pedagógico de una no-
discurso y la vida. En ella se encuentra una vela es un efecto de lectura puesto que todo re-
imagen viva y compleja de lo que significa la lato, toda ficción, puede leerse desde el presu-
formación, y brinda pistas al maestro para puesto de que contiene una enseñanza, aunque
posibilitar y enriquecer su relación diaria con los la enseñanza que presuntamente se derive de su
lectura no agote todas las discusiones de la
alumnos.
obra. Lo "pedagógico" entonces, sería una
modalidad de lectura aplicable a cualquier tex-
Dentro de las múltiples temáticas que aborda la to y lo "pedagógico" de la novela pedagógica
literatura, encontramos la relacionada con la no estaría tanto en la novela como en el modo
pedagogía, donde gracias a la plasticidad de su de leerla (1998, 408-409).
lenguaje, se construyen diversos escenarios para
abordar aspectos como la imagen del maestro, las Hoy más que nunca se reclama la presencia del
relaciones maestro-alumno, la vida psicoafectiva maestro como un ser culto, con los elementos
de maestros y discípulos, los métodos de conceptuales, culturales y experienciales suficientes
enseñanza y el significado y sentido de la vida para acompañar a las nuevas generaciones en su
académica, entre otros. Lo cual convierte a la proceso de formación. Y es en esta dirección que la
literatura «en una gran fuente de inspiración y literatura y en especial la novela pedagógica cumple
comprensión del quehacer pedagógico», como lo una papel determinante.
plantea el profesor Jorge Alberto Naranjo (1995).
recorrido que se ha seguido, a través de la his- miento sobre las incógnitas del universo y de la
toria, sobre la presencia del maestro en el es- existencia, tiene autoridad suficiente y seguridad
cenario social y el punto a donde hoy hemos personal para confiar en la capacidad de sus
llegado en el quehacer docente. alumnos y poder impulsarlos, por ello, hacia las
valiosas cimas del saber.
Obras como Doctor Faustus de Thomas Mann
(1991), muestran la forma en que el deseo del Es una obra donde el maestro aparece como un
alumno es movilizado hacia el crecimiento, auténtico hombre culto, como un hombre que no
como materialización de la inclinación hacia el desprecia lo pasado por simple capricho, sino que
"ser más" y "vivir mejor", a partir de la pre- lee los signos que perviven en la historia y, por
sencia provocadora del maestro, que logra in- tanto, se hace portador y transmisor de las
sertar a sus discípulos, no propiamente en los herencias culturales de una y otra generación,
contenidos enseñados, sino en la valoración y expresando con sus enseñanzas la significativa
estima que su vida les sugiere. continuidad de la historia humana.
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LITERATURA V PEDAGOGÍA
tor se prepara, de Constantín Stanislavski, donde dose entre sus alumnos sin perder su dignidad,
el maestro les enfatiza a sus discípulos: «Nuestra porque parodiando a Aristóteles, él sí es muy
tarea es esforzarnos siempre por alcanzar lo que amigo de sus discípulos, pero más lo es de la
en el arte es eterno» (1996,186). Estas palabras se verdad y, en consecuencia, estimula el pensar y la
las refiere después de disertarles que lo clásico no reflexión oportuna para que, ya sea jugando,
es lo viejo, sino que siempre será nuevo en tanto estudiando o trabajando, el alumno se aproxime a
tiene que ver con lo que permanece y se mantiene las honduras del saber y al conocimiento de sí
orientando la vida de las colectividades. mismo.
Y subrayando la importancia de lo que significa En esta obra se integran las normas con la vida, a
una integral formación del maestro para poder, de través de maestros presentes que ofrecen una
igual manera, formar integralmente, no puede orientación, esa sí orientación integral.
escaparse el referirnos a la obra de Hermán
Otro aspecto relevante que merece destacarse
Hesse: El juego de los abalorios (1978), donde el
como fundamento adscrito a la formación de un
autor articula, de manera espléndida, cuatro
maestro y que nos lo propone El juego de los
dimensiones básicas, a las cuales simplemente abalorios, es el compromiso que éste ha de tener
haremos alusión: tradición, disciplina, método y con su propio mejoramiento. Es el maestro quien
conciencia espiritual. El desarrollo de estas ennoblece su profesión, reconociéndole un
dimensiones toca de cerca la sustancia de lo que sentido mediante la reflexión y su cultivo
ha de ser un maestro en su mayúscula acepción: personal, dimensiones éstas que lo liberarán del
su reconocimiento como aquel que siente activismo asfixiante, donde los hechos pueden
solemnidad y profundo respeto por la academia, parecer aislados de la vida. Esta obra nos habla
porque reconoce que en el escenario educativo no de cómo se forma un maestro: con seriedad y
sólo está en juego la instrucción, sino también las rigurosidad académica, mediante la convergencia
dimensiones básicas de la existencia, y por ello de la intelectualidad con la espiritualidad.
sabe estimular el componente espiritual,
extrayendo de sus alumnos lo máximo y superior En esta obra, además de enseñar lecciones, el
de cada uno. maestro convoca las energías del discípulo para el
ascenso a lo superior de la verdad. Él alerta el
Al hacer mención de algunas obras que afloran en espíritu y la inteligencia, porque reconoce y
nuestra memoria como dignas expresiones asume que la maestría del buen maestro es
pedagógicas y sobre todo como exponentes enseñar la maestría de la reflexión y del pensar.
interesantes sobre la figura del maestro, se nos Un maestro que integre armoniosamente estos
impone la obra Hombrecitos de Louise May dos aspectos, intelectualidad y espiritualidad,
Alcott (1987), en cuyas páginas se asoma, con gana persistente presencia en la mente de sus
gran significado, el papel del currículo oculto en discípulos, porque desborda los estrechos límites
la verdadera educación; la forma como se van de la transmisión de contenidos para convertirse
consolidando los principios a través de la en estímulo hacia el mejoramiento integral.
reflexión; el enseñar a pensar y las virtudes de las
cuales se convence al alumno y el alumno se No está lejos de esta dirección la obra Corazón,
convence. Porque, en esta obra, se ponen en del escritor Edmundo de Amicis, cuando en una
conversación de padre e hijo, hablando sobre la
práctica muchos valores mediante la combinación
escuela, aquél le dice a su vastago: «[...] Él ha
activa de tres cruciales dimensiones: el juego, el
sido conmigo el primer hombre cariñoso y
estudio y el trabajo, y donde el maestro, con su
bienhechor después de mi padre» (1994, 213),
presencia y, fundamentalmente con su actuar, mientras le contaba cómo ese maestro recordado
funge como una auténtica propuesta de pervivía en su memoria, gracias a
formación. Allí, él interviene, mezclán-
que le formó intelectualmente y le señaló ca- da y menos lánguida que la que nos denunciaron
minos que fueron definitivos para su devenir aquellos escritores.
personal.
En Dimitas Arias y Entrañas de niño, Tomás
Es pertinente aludir al pensamiento de Carrasquilla presentó la semblanza de un maestro
Montaigne (1992) en este comentario cuando ajeno a su misión, cuya labor no deja de ser la
plantea refiriéndose a la educación del niño: caricatura de lo que la noble función magisterial
«que le gustaría que se pusiera cuidado en pro- significa. En la primera nos presenta en Dimitas
porcionarle un maestro que tuviera la mente, un personaje debilitado que denuncia la pobreza
antes bien formada que bien llena y en quien, sin general del maestro, disminuido en lo espiritual e
dejar ninguno de los dos componentes de lado, intelectual y, como metáfora de esta pauperizada
contaran más las costumbres y el entendimiento imagen, una dimensión física desvalida, que en
que la ciencia; y que se comportara en su suma constituyen una personalidad enclenque e
profesión de una manera nueva» (1992). imposibilitada para el acto educativo.
Y a propósito de la valoración sobre la pervi- En Entrañas de niño nos propone un maestro que,
vencia del maestro, significada por la relación encarnado en Calazancio Muñetón, ocupa un
que establece con sus discípulos, vale la pena lugar que no le corresponde; porque él, en lugar
hablar de obras como Otra vuelta de tuerca, de de representar la ley, se confunde en ella y se cree
Henry James (1991) yjudeel oscuro, de Thomás la ley misma. En consecuencia, su relación con
Hardy (1972), donde se pone de presente cómo los discípulos es de anulación, porque su
el maestro, el auténtico maestro, pervive en el autoritarismo no le permite acceder a un lugar de
alumno. La primera obra nos habla, desde la autoridad desde donde pueda influir
elusividad de los personajes, de los profundos positivamente a sus alumnos; además, porque,
vínculos con el maestro, quien, distante o muerto obviamente, esta dificultad es el resultado de una
falta de saber y de compromiso con él mismo,
perdura, demostrándonos que aún muerto influye
que no le permite el reconocimiento de un
en quienes nunca le conocieron. En la segunda
hombre que sea promesa de mejoramiento en
se revela claramente cómo el maestro deja
tanto fuera promesa de "ser más" y "vivir mejor".
marcas y traza caminos al punto de querer pisar
sus huellas, no porque él así lo promueva, sino El maestro de escuela de Fernando González, nos
porque el discípulo ha reconocido allí el propone la figura de Manjarrés, un maestro que
significado de una vida comprometida en el vive su experiencia educadora como una penosa
mejoramiento de sí mismo y del mundo. y angustiante responsabilidad y, sin articular su
vida a su misión, malversa las posibilidades de
Contrastando con las novelas referidas hasta el promoción intelectual en una constante crítica y
momento, situamos obras sobre la literatura un aquejamiento permanente que le permite
colombiana como Dimitas Arias, y Entrañas de endilgar la culpa de sus males al gobierno y a las
niño de Tomás Carraquilla (1991), El maestro de condiciones externas.
escuela de Fernando González (1995), que,
presentando una imagen marchita del maestro, Como ya lo anotamos, afortunadamente esta
convocan a la revisión y posible construcción de pobre figura del maestro colombiano, que no deja
un nuevo perfil, el cual se ha venido de revelar la verdad de un tiempo específico, se
configurando gracias a la intervención oportuna ha venido superando gracias a la intervención y a
y comprometida de maestros como Baldomero las propuestas de la pedagogía, propuestas que de
Sanín Cano y Agustín Nieto Caballero, alguna manera se avizoran en la obra del filósofo
acompañados ellos de muchos otros que han envigadeño cuando propone un ideal de escuela:
sabido leer en sus páginas los aportes que buscan «Este debe ser el
reivindicar una imagen más sóli-
ideal de la escuela: silencio, sobriedad, lentitud posea una profunda cultura en cine y literatura.
armoniosa y prudencia, son las virtudes que debo Estos y otros requerimientos en el ámbito del
inculcar a los muchachos» (1995,32). En esta cita conocimiento son las características de un
se manifiesta el espíritu magisterial del filósofo, maestro culto; sin embargo, ninguno de estos
quien posiblemente (varias conjeturas se han conocimientos podrían existir en éste sin la
realizado reconociendo en el maestro Manjarrés lectura. Por tanto, la característica esencial de un
una autobiografía) apremiado por las quejumbres maestro culto es la de ser un excelente lector.
y lamentos del maestro, observa en el horizonte
dos relevantes dimensiones: el respeto a la El maestro ha de ser un apasionado lector, pero
palabra, invitando al silencio como forma de no para atiborrarse de información y conoci-
ganarse el derecho a hablar para no convertir el miento, que en nada transforma su existencia,
acto educativo en suma de opiniones, y el vínculo sino para leer reflexivamente los signos de la
existente entre maestro y saber, materializado en vida. La lectura, como lo plantea Larrosa (1998),
el compromiso de Manjarrés por construir una debe esencialmente representar una experiencia
teoría del conocimiento como forma posible de de formación que transforme la manera de ser y
superar la miseria en que habita y como de sentir del maestro que le permita cualificar su
realización idónea contra el anonimato y el dimensión existencial. La experiencia de la
aislamiento. lectura debe cerrar la brecha entre lo conceptual y
lo vivencial, es decir, debe permitirnos ser más y
Esta positiva esperanza en la obra de Fernando vivir mejor, porque avanzamos hacia el
González nos sugiere que si bien -al igual que mejoramiento. Ella debe tocarnos desde la
Carrasquilla- denunció la triste realidad del totalidad de la existencia y no desde la periferia.
maestro colombiano, también visualizaba
posibles redenciones que a lo mejor nuevas obras El maestro debe concebir la lectura como la
literarias tendrán la dicha de anunciar. principal fuente de formación permanente, pero
para que ésta realmente transforme su existencia,
Tenemos entonces que, en definitiva, la literatura tiene que vivirse intensamente, es decir, no puede
ha graneado de manera elocuente, más con asumirse como un mero acercamiento sensorial.
motivos de significativa valoración, una gran El contacto con el texto debe realizarse con todo
imagen, una imagen pintada con colores vivos y su ser, dispuesto a escuchar lo que éste comunica,
de relevante presencia, una imagen colocada en pero a escuchar no lo que se desea, sino lo
un exaltado lugar, el lugar de quien expone y insospechado, lo impensado. Sólo así podremos
representa los más caros y ponderados valores construir nuevos sentidos que mejoren la
sociales: esa es la imagen del maestro. existencia.
REFERENCIA
HURTADO V., Rubén Darío y GIRALDO S., Juan Leonel. "Literatura y pedagogía". En: Revista
Educación y Pedagogía. Medellín: Universidad de Antioquia, Facultad de Educación. Vol. XIV, No. 32,
(enero-abril), 2002. pp. 85-91.
Original recibido: enero de 2002
Aceptado: marzo de 2002
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