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VC AM LB.P
VC AM LB.P
Traductoras
Amélie Michelle M
Agoss Tannia
Rachelly Tamimiau
Pagan Moore Clarysainz
Debby
Correctoras
Camila Cullen
Amélie.
Kari
Getzee
Cris Maddox
Debby
Lectura final
Amélie.
Diseño
Michelle M
Índice
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
4
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Epilogo
Sinopsis
Jennifer Nolan ha tenido mala suerte cuando se trata del amor; aún
más lamentable cuando se trata sobre sexo. De hecho, la joven
universitaria a sus veinte años de edad está a punto de entrar en su
último año todavía con su V-Card. Lo único que quiere es estar con esa
persona especial, sin que resulte en un viaje a la sala de emergencia,
equipos de oficina fuera de control, o ser marcados de por vida por
extraños fetiches de alguien. Con varios intentos fallidos en su haber, ella
comienza a temer que terminara como una solterona solitaria o una loca
de los gatos.
1
Parque que se encuentra en California.
me hizo lo suficientemente audaz para intentar mi primera BJ2 Quiero
decir, ¿cuán difícil puede ser? No es exactamente ciencia espacial.
Por lo menos, no creía que lo fuera. Al parecer es una ciencia en sí
misma, sobre todo cuando tienes brackets. En mi entusiasmo, pude haber
ido un poco demasiado duro. Me resbalé, mi cara aterrizó en su regazo, y
casi lo amputo. Para ser justos, la herida era superficial, pero había tanta
sangre que habrías pensado que alguien fue asesinado a puñaladas en la
parte trasera de ese coche.
Después de dejar a Jeremy en la sala de emergencia, más o menos
terminé nuestra relación ignorándolo hasta la graduación. No parecía
importarle. Después que mutilé sus partes de hombre, dudo que se
hubiera sentido seguro metiéndose en la cama conmigo sin algunos de los
principales seguros de vida.
Vamos a ver, mi siguiente intento se produjo durante mi primer
semestre en la universidad, apenas unos meses después de mi décimo
octavo cumpleaños. De alguna manera, me las arreglé para llamar la
atención del ayudante de un profesor. Él era un estudiante graduado que
trabajaba en su Maestría en Educación. Mientras que él se consideraba
oficialmente parte del "profesorado", la diferencia de edad no era mucho y
era demasiado guapo para desanimarme con vibraciones de maestros. 8
Esbelto con piernas largas y hombros anchos, pelo de color jengibre y ojos
verdes asomándose por detrás de unas gafas rectangulares. Alistair:
incluso su nombre era sexy.
Intercambiamos un montón de miradas ardientes a través del aula.
Esas miradas se convirtieron en conversaciones breves de paso. Algunos
coqueteos donde nuestras manos se tocaron mientras intercambiábamos
papeles. Uno de esos intercambios de tocar-mano me llevó a ser
propulsada a un aula vacía.
Una vez más, el momento jugó como algo de una película. Alistair
me agarró del culo y me atrajo hacia él, sus labios se derrumbaron sobre
los míos en un movimiento seductor que me dejó desmayada como una
idiota. Nos arrancamos la ropa de cada uno, y tan pronto como él había
quitado mis pantalones, me levantó y me tiró sobre una mesa.
Directo a una grapadora.
Probablemente estés pensando en las dos grapas que tomé en mi
nalga izquierda habría sido suficiente para acabar con eso, pero al parecer
soy masoquista.
—Estoy bien, de verdad —le dije, tirando de él para darle un beso.
2
En inglés: Blow Job, sexo oral.
—¿Sí? —preguntó, su sonrisa torcida y sexy mientras barría el
contenido del escritorio a un lado para evitar más lesiones—. He querido
esto desde siempre —dijo él, su boca trazando un camino de mi cuello
hacia abajo a los lugares que hicieron que mis dedos se curvaran. Mi
única respuesta fue un gemido, mientras le permití que me tumbara,
quedé muda por su atractivo sexual mientras descansaba su peso sobre el
mío sobre la mesa.
Esto dio lugar a otro viaje a E.R.
¿Quién habría pensado que esos pupitres eran tan frágiles? Se
astilló como si estuviera hecha de cerillas, cayéndome al suelo, donde me
fracturé la parte de atrás de mi cabeza sobre las baldosas. Una conmoción
cerebral y algunas grapas fueron suficientes para amortiguar ese
encuentro. Por suerte, Alistair hizo un buen trabajo encubriendo lo que
había estado a punto de hacer y nadie hizo de sabelotodo. Cuando nadie
cuestionó su historia sobre cómo se había encaramado en lo alto de la
mesa contra la que yo había estado apoyada, provocando su colapso,
estábamos tranquilos. Probablemente podría haber tenido una
oportunidad con Alistair después si hubiera querido. Sobre todo si las
miradas de anhelo que me lanzó fueran alguna indicación. Sin embargo,
para entonces yo estaba tan asustada acerca del sexo, que no me atrevía a
permitir que él y yo estuviéramos solos. Al final del semestre, se graduó y
nunca lo vi otra vez.
Después de eso, decidí que mi primera vez iba a tener que ser más
de vainilla para evitar lesiones. En la posición del misionero, tumbada en
una cama... esa era la manera de hacerlo. Mis frenos se habían ido y el
material de oficina no me podía atravesar.
La oportunidad llegó en mi segundo año cuando conocí a Geoff, un
bipolar, estudiante de arte. Él era sexy de una manera menos obvia.
Delgado, largo, y alto, con una cara etérea enmarcada por el pelo negro
como la tinta. Sacó fotos de mí y me llamó su musa. Él era un total bicho
raro, pero en una especie de manera artística. Al menos, pensé que sólo
era en la clase artística. Él me había engañado durante unos cuatro meses
y pensé que estábamos en nuestro camino a una relación duradera. Eso
fue antes de que me tuviera medio desnuda en su habitación y procedió a
tratar de atarme a la cama con lo que parecía un muy escalofriante
conjunto de correas de cuero. Creo que ni siquiera me molesté en vestirme
antes de correr, gritando mientras huía.
Después de eso más o menos me di por vencida. Ha habido un par
de tipos que me interesaban, y hasta un par de grandes primeras citas y
besos. Hace apenas un mes, fui a una cita con un chico de mi clase de
sociología. Fue lindo, divertido, y lo más importante, normal. Justo el tipo
de persona al que no me importaría darle mi virginidad. Por desgracia,
cuando nuestros besos comenzaron a cambiar en algo más, el nerviosismo
se puso en marcha y me entró el pánico. Si no tengo cuidado voy a
desarrollar una reputación por esta mierda.
No, en realidad, no lo haré.
No lo haré, porque estoy determinada a coger fuerza y hacerlo.
La cuenta atrás ha comenzado.
60 días.
10
1
Traducido por Michelle M & Agoss.
Corregido por Camila Cullen.
18
32
Aún no ha llamado.
Me dije a mi misma que estaba siendo ridícula. Tenía muchas cosas
por las cuales preocuparme, Dain no debería ser una de ellas. He tenido
exámenes por delante y un trabajo final. Él tenía un trabajo de tiempo
completo y una vida de la cual yo no sabía nada. Por lo que sabía él estaba
dentro en el trabajo del correo. O haciendo obras de caridad para los niños
ciegos y cachorros. O en una cita con una rubia de piernas largas.
Para colmo mi chapuzón en el lago me había enfermado. Había
luchado contra un resfriado durante toda la semana, pero el miércoles por
la mañana, perdí. Apenas lo hice en mi clase de Ética en Enfermería antes
de que me retirara de nuevo al departamento y a mi cama, saltándome la
clase del día. Kinsley me dejó un montón de revistas antes de ir a clases y
Chloe me dijo que me veía como una mierda antes de hacer lo mismo.
Lucía horrible. Hinchada, ojos llorosos, nariz roja que chorreaba una
sustancia pegajosa… no es un cuadro bonito. En este punto, no quería
que Dain llamara. Sería capaz de escuchar mi nariz tapada a través del
teléfono. Estaba luchando en la cama, con un maratón de Vampire Diaries
con una caja de pañuelos, cuando Luke asomó la cabeza dentro de mi
habitación.
—Oye, ¿te sientes un poco mejor? —preguntó. Mi respuesta fue una
ronda de estornudos que sin duda dejó aún más roja mi nariz. Luke hizo
una mueca y entró en la habitación. Por primera vez me di cuenta que
sostenía un cuenco en sus manos. El vapor emanaba de la taza—. Cociné.
Es la receta de pollo de mi mamá. Siempre hacía una de estas cuando
estaba enfermo, así que… —Se calló entrando en la habitación y poniendo
la sopa en mi pequeña mesita de noche.
Me senté, apoyando mis almohadas en la cabecera de la cama e
inclinándome contra ellas antes de tomar el cuenco.
—Gracias, Luke —dije sorprendida cuando olí su contenido. Que
sabía mejor de lo que olía—. Guau, esto es bueno. No sabía que cocinabas.
Se encogió de hombros.
—No lo hago. Al menos no tan a menudo. —Se sentó en el borde de
la cama cerca de la tarima mientras comía, mirando distraídamente la
televisión. Después de un rato, volvió a hablar—. ¿Él llamó?
Hice una pausa con la cuchara a la mitad de su camino a mis labios.
Por supuesto Christian le había informado lo que pasó en la fiesta. Se
habían burlado de mí durante días.
—Todavía no —le conteste, tratando de no mostrar lo decepcionada
que estaba.
Luke se inclinó sobre el colchón, medio acostado medio sentado. Su
cabeza prácticamente estaba en mi regazo.
—Es un estúpido si no lo hace —dijo. Es por eso que a la gente le
encanta Luke. Siempre sabe qué decir.
Sonreí.
—Gracias. No pasa nada si no lo hace, en realidad. Sólo nos
conocimos el tiempo… bueno, no me importa si no llama.
—¿Jenn?
—Sí.
—Eres una terrible mentirosa.
Extendí la mano y tiré de uno de sus rizos. Duro.
—Imbécil.
—Tonta.
—¡Prostituto!
Se incorporó, levantando sus manos en defensiva.
—Whoa, whoa. ¡Que dura!
Me reí.
—La verdad duele.
Él levantó una ceja.
—¿Celosa?
—No, no me gustan las chicas.
—Quiero decir, celosa de las otras chicas.
Me burlé.
—No lo creo.
De repente, mi teléfono sonó. Casi me zambullí en la cama tratando
de agarrarlo. El código era de área local, pero no lo conocía. Mi pulso saltó.
—¡Es él! —dije en voz alta y chillona.
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Luke se puso de pie, metiendo sus manos en los bolsillos de sus
pantalones.
—No es tan estúpido después de todo —dijo.
Tomé una respiración profunda y luché para calmar mi voz cuando
respondí. Luke se fue, deslizando mi puerta se cerró en un clic.
—¿Hola?
—Hola hermosa —dijo la voz de Dain desde el otro lado.
No pude evitar el suspiro de alivio que se escapó de mi boca.
—Hola —le conteste, tratando de zonar casual.
Él estornudo desde el otro extremo.
—Lo siento —murmuró y por primera vez me di cuenta que también
sonaba mal—. Estoy enfermo.
Me reí, pero resulto ser una tos.
—Yo también.
—Hablando de ironía —dijo. Su voz profunda, más profunda de lo
que recordaba. Dain sonaba sexy con un resfriado. Podría imaginarlo
descansando en la cama con el teléfono pegado a la oreja—. Me sumergí en
el lago para rescatar a una chica bonita y esto es lo que me pasa.
—Lo siento —murmuré.
—Oye, valió la pena —dijo rápidamente—. Valió la pena, me
preguntaba si estabas libre para este fin de semana. Esperemos que para
entonces, mi nariz deje de gotear. No quiero estar asqueroso para nuestra
cita.
Mis mejillas dolían ya que sonreía, pero simplemente no podía parar.
—¿Este fin de semana? —Los exámenes parciales eran en dos
semanas y se suponía que debía estar estudiando, pero una noche fuera
no haría daño. Además, no me había olvidado de mi misión. Hasta la fecha
era un paso en la dirección correcta—. Claro, estoy libre. Mientras nos
mantengamos alejados de las grandes cantidades de agua, estoy bien.
—No habrá ni una gota a la vista —dijo con una sonrisa—. Ni
siquiera un charco en el que caigas. Lo juro.
—Suena bien —Caminar descalza en una tormenta de nieve sería
genial contigo, pensé.
—Bueno —dijo—. ¿Viernes por la noche a las ocho?
Asentí con la cabeza, pero luego recordé que él no podía verme.
—Claro —añadí—. Vivo en el campus, te mandare la dirección en un
mensaje.
—Perfecto. No puedo esperar para verte de nuevo, Jenn.
Mi estómago dio un pequeño vuelco. Me encanto la forma en que dijo
mi nombre más corto. Sonaba tan suave en su lengua.
—Yo tampoco —dije—. Me refiero a verte. No puedo…
Él se rio. El sonido fue cálido.
—Adiós, Jeen. Mejórate.
—Igualmente.
Colgué y amortigüé el chillido de felicidad en mi almohada. Caí sobre
la cama con una sonrisa de boba de oreja a oreja. Había pasado un tiempo
desde que había salido con alguien. Después de mi última relación que
termino hace seis meses… ¿recuerdan al chico de arte espeluznante?
Había renunciado a la idea de un novio estable. Incluso la misión de
perder mi virginidad no estaba supeditada a conseguir un novio. Estaba
contenta con la idea de unas citas con un chico, yendo a la acción y
separándonos.
Dain era una complicación inesperada y agradable. Con un tipo
como él, podría atreverme a esperar más.
36
Dain se presentó para nuestra cita diez minutos antes. Sólo estaba
poniéndome mi brillo de labios cuando sonó el timbre de la puerta. Kinsley
y Chloe estaban en mi habitación, una en la cama y la otra en mi silla
giratoria.
—Esa ropa es trágica —comentó Chloe—, debes dejarme que de
nuevo te preste el vestido.
—Ya hablamos de esto —le dije—. Si voy a salir con este chico, tiene
que llegar a conocerme. No a la chica que piensa en vestidos o en
Louboutins. Además, cuando me pongo tus zapatos, cosas malas me
pasan.
—No culpes a los zapatos, culpa a tu torpeza —dijo Chloe—.
Supongo que es tu primera cita.
Pensaba que mi vestido rosa suave y mi chaleco de mezclilla eran
perfectos. Mis sandalias de tiras mostraron unas uñas fucsia de la pintura
de Chloe. Había decidido que me gustaban y me las quedé. Mi maquillaje
era poco, delineador de ojos, rubor y brillo. Mis joyas sólo eran un par de
aros de plata y un colgante que mis padres me dieron por mi graduación.
—Te ves espectacular —dijo kinsley—. ¿A dónde irán?
Me encogí de hombros, tratando de alcanzar mi bolsa. Podía
escuchar la profunda voz de Dain en la parte de abajo, mezclándose con la
de Christian.
—No lo sé, no me dijo. ¿Crees que tuve que haber preguntado?
—Claro que sí —dijo Chloe—. Dijiste que su papá es director general,
lo que significa que es rico. Tal vez planea llevarte a un lugar exclusivo.
Me mordí el labio inferior y miré a mi vestido. La ansiedad me
agredió, cuando me estaba sintiendo lista. Siempre me gustó mi ropa.
—Mierda, no pensé en eso.
—La gente pobre raramente lo hace.
Le disparé a Chloe una mirada y colgué mi bolso sobre mi hombro.
—Estoy segura de que estaré bien.
—Lo harás —replico Kinsley—. Tendrás un gran momento y luego
volverás y nos contaras todo.
—Definitivamente.
Me detuve en la puerta, limpiando mis sudorosas manos en mi
vestido antes de alcanzar el picaporte. Mi corazón latía mientras bajé las
escaleras. La ansiedad crecía en el primer momento que puse los ojos en
Dain. Después, se calmó cuando miré sus vaqueros, camiseta blanca y
chaqueta de cuero. Di un suspiro de alivio y sonreí.
—Hola.
Él devolvió la sonrisa y se adelantó, esos penetrantes ojos me vieron
de pies a cabeza. Me estremecí, sintiendo como si él estuviera peleando
con las capas de mi ropa. Mi labio inferior desapareció entre mis dientes,
un hábito nervioso.
—Luces muy bien —dijo—, parece que te sientes mejor.
—Sí, bien como nueva.
El timbre sonó de nuevo y abrí la puerta, revelando a Kara, una de
las estudiantes de guitarra de Luke. Amigos con derecho es un término
más apropiado, pero a Luke le gustaba que pensemos que le estaba 38
enseñando a tocar la guitarra. Las lecciones eran como pagaba el alquiler,
pero con Kara sabía que había más de eso. Todos sabíamos lo que ocurría
cuando la puerta estaba cerrada y Christian era desterrado en la sala por
unas horas. Si los horribles acordes procedentes debajo de la puerta eran
una indicación, ella era una estudiante de mierda de todos modos.
—¡Hola Jenn! —dijo en voz fuerte. Por alguna razón, el hecho de que
se acostara con Luke la hace creer que es amiga de todos nosotros. Apenas
la toleramos—. Ohh es un lindo vestido.
—Gracias —murmure, dejándola pasar—. Luke está en su
habitación.
Hizo su camino por delante de mí, con su estuche de guitarra color
rosa
—¿Quién es el chico? —susurró, un poco demasiado alto. Dain
fingió no escucharla y seguía hablando con Christian, pero pude ver las
fracciones de las esquinas de su boca estirándose.
—Es Dain —dije, no realmente cómoda de discutirlo con la cita de
Luke—. Mi cita.
Sus cejas se alzaron.
—Guau, eres afortunada.
De alguna manera, su tono indicaba que no creía que un tipo como
Dain estuviera interesado en mí. Fruncí el ceño.
—Tal vez el afortunado es él —repliqué.
—Oh, definitivamente soy el afortunado —dijo Dain, serpenteando
un brazo alrededor de mi cintura—. ¿Lista, Jenn?
Sonreí al ver la boca abierta de Kara. Eso se sintió bien.
—Seguro.
—Tenla de vuelta a las diez, Peterson.
Dain se rio.
—No lo esperes, Carver.
La puerta se cerró detrás de nosotros y Dain me llevó a un Ford F
150 negro estacionado junto a la acera. Abrió la puerta y luego tomó mi
mano cuando me acerqué a la cabina. Unos minutos más tarde,
estábamos yendo por las calles de la ciudad.
Él se inclinó en su asiento, con las manos relajadas en el volante.
Solté un suspiro y me calmé. Esta era mi primera cita casual y Dain era
un buen tipo. Ya me había avergonzado frente a él una vez y todavía me
llamó.
—Así que, ¿me dirás a dónde vamos?
—Dirás que es un poco tonto.
—¿Por qué iba a pensar eso?
Se encogió de hombros.
—Es un poco cursi.
—Dain estás hablando con la chica que canta canciones de
Hairspray con su cepillo mientras ve la película y hace la coreografía.
Cursi es mi segundo nombre.
El lugar cursi resulto ser el auto cinema. Dain se detuvo en el
estacionamiento en un área designada para camiones y camionetas,
aparcando, así su camioneta estaba frente a la pantalla gigante. Una vez
que sacó un colchón, tomó una manta de la parte posterior de la cabina y
la extendió en la parte trasera del camión. Me agarró de la cintura y me
puso en el colchón antes de regresar a la cabina. Con una bolsa de papel
marrón de Whole Foods.
—La cena —dijo.
Saltó al colchón conmigo y se puso a rebuscar en la bolsa, sacando
contenedores de plásticos de los sándwiches, fruta y un pecaminoso pastel
de chocolate.
—Se ve bien.
Levantó los recipientes.
—Sándwiches o ensalada de pollo.
—Pollo.
Me la entrego y abrió su sándwich. Este cine proyectaba viejas
películas y esta noche era de doble función. Dieciséis velas empezó, y
comimos, pero apenas prestaba atención. Dain se recostó en el colchón,
apoyado en un codo.
—Entonces —dijo—. ¿Cómo van las clases?
—Estoy teniendo los exámenes parciales —dije—. He estado
reventando mi culo en estudiar toda la semana. 40
—Me alegra que tomaras un descanso.
Di un vistazo de él por el rabillo de mi ojo.
—Yo también. Tratando de estudiar en un departamento de
estresados estudiantes no lo hace más fácil. La próxima semana estaremos
atascándonos los unos a los otros.
Dain se rio.
—Dios, no me pierdo de mucho —dijo—. Me alegro que mis años
como compañero de universidad estén detrás de mí. Nunca he sido tan
feliz como cuando me mudé a mi propio lugar.
—Bueno, probablemente será en un par de años después de la
graduación antes de que pueda permitirme un lugar por mi propia cuenta.
Mis padres no pueden darse el lujo de ponerme un bonito departamento.
—Puse mi mano sobre mi boca al segundo que me di cuenta lo que
acababa de decir. Cerré los ojos, mis mejillas calentándose en vergüenza—.
Oh, Dios mio, Dain… lo siento mucho. —Trague bilis—. No debería haber
dicho eso.
Se rio de nuevo, pero esta vez más fuerte, reflejándose en una de las
camionetas cercanas. Sus hombros temblaban, se me acercó y puso una
mano en mi rodilla. Rozando un poco mi muslo. Me senté, perdida en su
mirada.
—Está bien —dijo, entre risas—. En realidad tienes razón. Mi padre
pagó el primer depósito y el primer par de meses hasta que conseguí mis
primeros cheques de pago y me hice cargo yo mismo.
—Oh —murmuré, mirando hacia mi regazo. La mano de Dain
todavía estaba en mi pierna—. Aun así, me siento mal por decirlo.
—No lo hagas. No eres como las otras chicas con las que he salido,
Jenn. Sabía desde el primer segundo que te conocí en la fiesta de
Christian que no eras una de nosotros. Una chica rica. Esa chica
disfrazada era linda, pero me gusta más esta Jenn. Es hermosa, honesta y
divertida. Me gusta.
Mi aliento se atascó en la garganta y lo miré de regreso, hipnotizada.
La luna pasó justo por su cabello, haciendo brillar sus mechones cortos
como un halo. También tenía un poco de barba. De repente, quería tocarlo,
para pasar mis dedos a través de él y sentir su roce. El calor inundó mi
piel desde la palma de su mano.
Justo en ese momento, la mano de Dain se alejó para alcanzar el
postre dejándome enrojecida, caliente y mojada. Él era un asalto a todos
mis sentidos, causando que cada terminación nerviosa de mis sentidos
respondiera como si alguien bombeara mi sangre llena de hormonas.
Tragué saliva y respiré hondo, dolorosamente consiente de la palpitación
entre mis muslos.
Vimos la película en silencio por un largo tiempo. Me bebí el agua de
la botella que Dain me dio, esperando que me enfriara un poco. La noche
era agradablemente cálida, pero me estaba quemando por dentro, como un
adolescente cachondo. Tan vergonzoso.
Charlamos un poco más durante la película y aprendí mucho sobre
Dain. Fue a la universidad de Oklahoma con una beca de futbol; él y
Christian jugaron juntos en la secundaria, Christian jugó en segunda
posición hasta que Dain se graduó unos años después. Se especializó en
negocios porque su padre quería, pero su verdadera vocación era el arte.
Me mostró fotos de algunos de sus dibujos en su teléfono. Su color favorito
era el azul. Era un maniático del orden y odiaba cocinar.
Le hablé sobre mi aburrida vida, crecí mi niñez en una pequeña
ciudad con mis padres. Cuando me preguntó si tenía alguna afición le dije
que leía, si eso cuenta como una. No tenía ningún talento aparte de ser
buena con los niños… por eso mi deseo de ser enfermera en pediatría.
Para el momento en que Dieciséis velas había terminado, nos pusimos de
nuevo en el colchón, lado a lado, tratando de encontrar la osa menor en el
cielo.
—¿Es esa? —preguntó, apuntando su dedo hacia arriba. Cerré un
ojo y seguí su dedo—. Justo ahí.
—No, no es por allí. ¿Ves la osa Mayor, allí? Ese pequeño punto.
—Ah, sí, ahí está. ¿Qué fue lo que te señalé?
Me encogí de hombros.
—No lo sé. Tal vez a tu mamá.
Él se dio la vuelta.
—Oh, eso fue bajo.
Me reí y me gire hacía él.
—No me pude resistir. 42
—Sabelotodo.
Llegó hacia mí y me dio un pequeño codazo en las costillas. Sin
embargo su mano se quedó y su toque pasó a ser seductor. Acercó sus
dedos a lo largo de mis costillas, como si quisiera contarlas, hacia abajo,
hacia la curva de mi cintura. Se detuvo en mi cadera, su mano
agarrándome mientras se acercaba más y el otro brazo amortiguó mi
cabeza mientras su rostro se cernía a centímetros de la mía.
Su aliento susurró a través de mi mejilla mientras me besaba allí en
primer lugar, sus labios rozando mi mandíbula hacia mi boca. Me
estremecí en sus brazos y los envolvió a mí alrededor, acercándome más.
Nuestras bocas se rozaron en una caricia ligera como la pluma y después,
la lengua de Dain acarició mi labio inferior. Abrí mi boca para él, buscando
su lengua con la mía. Se enredaron y batieron en duelo mientras sus
labios se movían sobre los míos con habilidad, causando que la
electricidad pasara a través de mí y terminara bajo mi vientre. Mis brazos
se acercaron alrededor de su cuello, acercándolo mientras Dain se apoderó
de mí, abrumándome con su olor, su masculino cuerpo duro y su sabor.
Cuando se apartó, estaba sin aliento. Su respiración era rápida, su pecho
subía y bajaba rápidamente contra el mío. Tenía los parpados pesados
mientras él se inclinaba para otro beso, más corto y más dulce.
Sonrió cuando se echó hacia atrás, apoyando su cabeza en su mano
y mirándome.
—Eres una caja de sorpresas, Jenn —dijo—. Tengo muchas ganas de
descubrir más de ellas.
Me acurruqué en la curva de su brazo mientras Breakfast at
Tiffany´s empezó. Esto era ridículo… enamorarme de un chico tan duro y
rápido, pero no pude evitarlo. Era Dain. Él era magnético y encantador y
yo quería tanto que esto funcionara. Para una chica que su vida amorosa
había sido un desastre tras otro, las cosas finalmente empezaron bien.
5
Traducido por TamiMiau y Michelle M.
Corregido por Getzee.
Cuatro días después de mí cita con Dain, estaba lista para arrancar 44
mi cabello. No por él, por supuesto.
Me había llamado cada noche desde nuestra cita y nuestras
conversaciones se alargaron durante la noche. Los exámenes eran los que
me tenían lista para matar a alguien. De hecho, todos en el departamento
estaban ansiosos. Las peleas reventaron entre nosotros sobre las tonterías
más aleatorias. La cafetera nunca dejó de funcionar y los cestos de la
basura estaban a reventar con las envolturas de las barras energéticas y
latas vacías de Rockstar. Estábamos raros, tensos, cansados y me tomó
todo lo que tenía concentrarme en mis estudios y no en Dain.
Él lo hizo súper difícil, mandándome textos aquí y allá, preguntado
cómo lo estaba haciendo, invitándome a ver una película este fin de
semana, apareciendo con hamburguesas y malteadas del Moo-Yah para la
cena y quedándose tranquilamente mientras yo estudiaba, lapicero en una
mano, hamburguesa en la otra. Eso contó como una cita, puntuó él, aun
si yo apenas lo miraba mientras comíamos. Dios sabe que yo quería
lanzarme hacia él; sentado alrededor mío luciendo delicioso en su camisa
azul y jeans, esos brillantes ojos verdes fijos en mí.
Desafortunadamente, la escuela era más importante que mi misión,
y tenía tiempo suficiente para hacer que las cosas funcionaran con Dain.
Aunque, si fuera honesta conmigo misma, quería algo más que los
60 días que me había dado para perder mi virginidad. Especialmente
desde que había encontrado un chico que era tan absolutamente gustable.
—Tierra a Jenn. —Me sacudí de mis fantasías diurnas y parpadee,
encontrando la cara modesta de Kinsley atravesándome. Y poniéndome los
ojos en blanco.
—¿Qué?
Kinsley observó y golpeó las tarjetas neón en sus manos contra la
mesa.
—Enserio, si vas a ir a la zona perdida cuando estás conmigo,
prefiero estudiar sola.
Sonreí mansamente y susurré:
—Lo siento, estoy aquí, lo juro ¿Puedes repetir la pregunta?
Ya que que Kinsley, Christian y yo estábamos en la misma clase de
religión mundial, decidimos estudiar juntos para los exámenes
intermedios. Cuando perdí la concentración estábamos hablando del
Taoísmo. Ahora, aparentemente estábamos hablando de Buda.
—Siddhartha Gautama —dijo Kinsley—. Háblame de él.
—Siddhartha Gautama —repetí—, Alias Buda. Nació en Nepal, fue
un príncipe que vivió una cómoda, consentida vida.
—Cuando finalmente se aventuró al mundo, descubrió el terrible
sufrimiento por el que la gente había pasado —agregó Christian—,
después del día que dejo su hogar y a su familia para vivir una vida de
autodisciplina y encontrar una forma de sanar el sufrimiento universal.
El timbre de la puerta sonó e hice una pausa, Kinsley frunció en
seño mientras permanecía en su lugar.
—¿Alguien ordenó algo de comer? —Señalé los contenedores de
comida china alrededor de la mesa y sobre nuestros libros abiertos. En el
comedor, más contenedores estaban esparcidos en la mesa entre Luke y
Chloe, quienes estaban estudiando tranquilamente historia mundial y
economía.
—La comida llegó.
Christian se puso de pie y puso una mano sobre el hombro de
Kinsley.
—Lo tengo. —Empujó la puerta, quejándose de los idiotas que nos
molestaban durante la única semana en el semestre que necesitábamos
ser dejados en paz. Pobre tipo, estaba todo estresado. Entre los exámenes
intermedios y los inminentes playoffs, tenía demasiado en su plato.
Su tono cambió cuando se dio cuenta quién estaba en el otro lado de
la puerta.
—Flores ¿Para mí? No deberías haberte molestado —se burló.
—Sí, por supuesto. Estoy enamorado de ti, siempre lo he estado. Sal
de mi camino idiota, no vine a verte.
Salté ante la familiar voz.
—¿Dain? —Mis manos fueron de inmediato a mi cabello y luego
lentamente a mis ojos mientras me encontré con el desastre que era mi
cola de caballo con mechones flotando por todas partes. Creo que me
encontré con un lápiz o dos ahí, también—. Ohh demonios.
Kinsley rodó los ojos, otra vez, si seguía así, iban a terminar
atorados en su cerebro. 46
62
El final de la semana puso orden detrás de nosotros. El alivio era
palpable en la casa, e incluso Kinsley se relajó un poco. Ese Viernes,
después de nuestra última ronde de exámenes, todos nos reunimos en la
sala de estar flojamente, mirando al techo. Christian se tiró en el piso su
cabeza en la orilla del asiento reclinable en la que estaba Chloe. Kinsley se
sentó en una brillante silla roja que daba vueltas, distraídamente
moviéndola de un lado a otro. Luke y yo nos recostamos en el sillón. Sus
piernas colgaban de la orilla mientras arreglaba las cuerdas de su
guitarra, tocando distraídamente.
—Está bien, chicos —dijo Chloe detrás de su libro, Coco Chanel: La
legenda y la vida—. ¿Qué haremos esta noche?
Kinsley gruñó:
—Dormir. Casi he olvidado lo que es.
Chloe miró a Kinsley por detrás de su libro.
—¿Enserio? Es viernes y los exámenes han terminado. Olvídate de
dormir, es tiempo de fiesta.
Christian se puso de lado y se apoyó en un hombro.
—Hay unas pocas fiestas de fraternidad esta noche —sugirió.
—¿Ser toqueteada por ser hombres de fraternidad ebrios? —replicó
Kinsley con el ceño fruncido—. No gracias.
—Entonces vamos a la sexta avenida —dijo Chloe—, necesito un
trago, y no me refiero a cervezas llenas de agua.
—Uno de nosotros no puede beber —rezongó Kinsley. De los cinco,
ella era la menor y no tendría 21 hasta Abril.
Luke tocó una cuerda de su guitarra.
—Entonces puedes conducir.
—Yo conduciré —ofrecí—, estoy cansada de estar enjaulada en la
casa.
—¿Qué? ¿Noche sin Dain?
Puse mis ojos en blanco en dirección de Luke y pateé su pierna con
mi pie descalzo.
—Trabaja hasta tarde.
Luke puso su guitarra a un lado y se puso de pie.
—Oh mierda, estaba esperando por pasar la noche en la sombra del
Sr. Perfecto.
Chloe frunció le frunció el ceño por encima de su libro.
—Amigo, ¿Cuál es tu problema?
Luke apretó sus dientes.
—Ninguno —dijo mientras salía de la habitación—. Avísenme
cuando estén listos.
Los ojos de Chloe se movieron desde mí hasta Luke.
—¿Qué fue todo eso? ¿Aún está enloqueciendo por lo de la otra
noche?
Kinsley reaccionó en su silla y dejó de moverse.
—¿Qué pasó?
—Nada —dije, dándole a Chloe una mirada para que se callara. Me
puse de pie—, voy a ir a buscar algo para vestir.
64
Yendo hacia mi habitación, cerré la puerta y me apoyé en ella con
un suspiro de alivio. Algunas veces vivir con tanta gente puede ser un
dolor en el trasero. Especialmente cuando uno de ellos era tan bullicioso
como Chloe. No había secretos con ella, y estaba sorprendida de que no le
hubiera contado a Kinsley y Christian lo que había visto la otra noche.
Dirigiéndome a mi pequeño closet, di una repasada distraídamente a
mi ropa. Cuando saqué un par de jeans y una camiseta sin mangas para
la noche, mi teléfono vibró en mi bolsillo trasero. Sonreí mientras leía el
mensaje de texto.
Pensando en ti.
Escribí un mensaje de vuelta.
También pienso en ti.
Su respuesta fue casi instantánea.
¿Qué estás usando?
Nada más que una sonrisa.
Respondió con una carita feliz y un:
¡Mentirosa!
Reí mientras respondía:
Sí, bueno sonó bien.
Deje mi teléfono de lado y me comencé a vestir para la noche,
incluso tomando 20 minutos extra para ondular mi cabella y maquillarme,
algo que raramente hago. Mirando a mi reflejo, sonreí y asentí satisfecha.
Mis jeans hacían que mi trasero luciera genial, y mi camiseta sin mangas
plateada que justo tocaba la cintura de mis pantalones. Un par de los aros
de Chloe colgaban de mis oídos. Terminé con un toque de perfume detrás
de mis orejas. Esta era la chica que quería ser; segura, divertida, y tal vez
incluso un poco sexy. No me había sentido así en… bueno, nunca. Era
Dain, él me hacía sentirme así.
Cuando baje las escaleras, encontré a Luke, Christian, y Kinsley en
la sala de estar, vestida y esperando.
—Chloe no está ni remotamente lista —dijo Kinsley, poniendo los
ojos en blanco.
Revisé mi pequeño bolso de mano y me aseguré de tener mi
Identificación, dinero, y bálsamo labial.
—Por supuesto —murmuré—. No todos podemos ser fabulosos como
Chloe.
El aliento de Luke hizo cosquillas en mi hombro desnudo cuando se
vino a parar junto a mí y se inclinó más cerca.
—Algunas personas solo deberían ser felices con la manera en que
son. Tal vez si lo fuesen, se darían cuenta de que a otras personas les
gustaba de esa manera.
No respondí, pretendiendo estar concentrado en el interior de mi
bolso. Como sea, aún podía sentir los ojos de Luke en mí. No quería
pensar en cómo me hacía sentir esa mirada, o cuan similar era este
sentimiento al que siento cuando Dain me miraba. Similar, pero bastante
diferente.
No, no quería ni pensar en ello.
***
Por las nueve en punto, el centro de Austin estaba llenándose de
vida para la noche. Dejamos el auto de Christian en un estacionamiento
en la quinta y caminamos, pasando grupos de revoltosos chicos y
asombrosas chicas en tacones demasiados altos. La música salía por las
puertas abiertas de distintos clubs, y remolinos de luces coloridas nos
invitabas. Las calles parecían impulsar mis botines negros, y el aire
vibraba con promesas. Me relajé mientras ponía un brazo en Kinsley y el
otro en Chloe. Esta era una noche para ser libres, y después de una
semana de exámenes lo merecíamos.
Los chicos nos siguieron cuando entramos, ganándose miradas de
otros hombres en la calle. Los ignoramos, confiándole a Luke y a Christian
nuestras espaldas por si alguien propasaba la línea. Chloe estaba
acostumbrada a eso, Kinsley no sabía cuan hermosa era así que no se
daba cuenta cuando alguien estaba mirando, y yo aún estaba en una nube
por mi conversación con Dain. El sentimiento de belleza se estaba
disminuyendo y estaba llena de una urgencia por bailar y reír.
Mostramos nuestras identificaciones en la puerta de Kingdom, uno
de nuestro punto preferido para bailar, principalmente porque puedes
entras desde los 18. Kinsley y yo nos pusimos nuestras pulseras de
menores de edad, de un color diferente a las otras, y entramos. Luces
azules y amarillas se movieron por la habitación desde las maquinas
ubicadas en la esquina de la habitación. Laser de color verde se movían a
ritmo con la música electrónica. La pequeña pista de baile estaba repleta 66
esta noche, pero nos metimos bien en ella. Chloe pagó por dos Jell-O
mientras caminábamos, pasando ambos hacia atrás. Como era usual,
atrapó la atención de cada chico a tres metros de nosotros mientras movía
su cabello rubio y comenzó a mover sus caderas. Su apretado vestido
negro dejaba poco para la imaginación y sus zapatos Jimmy Choo hacían
que sus piernas se viesen geniales. Aparte del hecho de que ninguno de
nosotros nunca había lucido tan bien bailando como Chloe, Kinsley y yo
nos pusimos a bailar también.
Los chicos se dirigieron al bar primero, luego aparecieron en la pista
de baile también, botellas de cerveza en la mano. Christian y Kinsley se
metieron en su usual competición de baile. Me rendí de tratar de averiguar
quién iba ganando cuando Christian venció a Kinsley con el robot. En un
recuentro al final de cuál iba a ser peor, era un empate.
De alguna manera, me encontré bailando con Luke, lo cual no era
usual. De hecho, típicamente terminaba siendo mi pareja de baile en esas
salidas, porque solía ser incomodo el bailar con chicos que no conocía.
Luke bailó cerca de mí entre la neblina creada por las máquinas de humo,
el color de su piel cambiando con las luces: amarillo, azul, amarillo, azul.
El rápido cambio de colores de repente me hizo sentirme mareada y usé el
hombro de Luke para afirmarme. Mi sonrisa desapareció mientras lo
miraba y sentía su mano en mi cintura, empujándome incluso más cerca.
Nuestras caderas haciendo contacto, y jadeé. El toque era muy íntimo, él
estaba demasiado cerca. Aunque, yo parecía no poder alejarlo.
La neblina moviéndose en la pista de baile nos envolvió y me sentí
desorientada y mareada, perdí el balance. Solo me pude afirmar más
fuerte, y mirar a Luke, quién me estaba mirando por los mechones de
cabello que habían caído en sus ojos. Sus ojos estaban abiertos mientras
me miraba, como si no pudiese entender lo que estaba pasando.
De alguna manera, perdimos a Kinsley, Christian y Chloe en la
multitud. Me perdí en la mirada de Luke y los escalofríos brotaron sobre
mi piel mientras su mano encontró mi cintura. Uno de sus pulgares de
deslizó bajo el dobladillo de mi top y encontró la piel desnuda,
acariciándola en un círculo lento.
—¿Luke? —susurré, sin aliento.
Se acercó más, con el cabello cayendo sobre su frente y rozando la
mía.
—¿Sí?
—¿Qué estás haciendo?
Él negó con la cabeza mientras sus brazos me rodearon.
—No lo sé.
La última palabra fue susurrada mientras nuestros labios se rozaron
entre sí. Su aliento susurró a través de mi mejilla cuando gire mi cabeza.
Su pulgar y dedo índice encontró mi barbilla girándola hacia él. Ni siquiera
traté de luchar cuando sus labios de nuevo encontraron los míos,
capturándolos está vez. Me estremecí contra él, mis brazos rodeando su
cuello mientras nos besamos. Las vibraciones de la música parecieron
zumbar a través de mis venas y me balancearon en su contra,
sosteniéndolo con fuerza. Su lengua acaricio la comisura de mis labios y
los abrí para él, mis dedos se deslizaban a través de su cabello sedoso en
su nuca. Los dedos de Luke agarraron la tela de mi top mientras nuestras
lenguas se batieron a duelo, nuestros cuerpos todavía meciéndose al ritmo
de la música.
Cuando se apartó, sólo pude mirarlo, todavía aferrada a su cuello.
Su respiración era rápida, su pecho se agitaba por debajo de la camisa,
sus labios se abrieron por mi beso. De repente, me aleje de él mientras el
rostro de Dain pasó por mi mente. Aquí finalmente encontré al chico
perfecto y lo estaba arruinando todo, y ¡con Luke, de todas las personas!
—Jenn —dijo Luke, alcanzándome. Me alejé un poco más,
topándome con una pareja que parecía tener sexo con la ropa puesta.
—Lo siento —murmuré antes de girar y correr. Zigzagueando entre
los cuerpos retorciéndose en la pista de baile, sentí mi pecho con un
espasmo por el pánico. De repente, la habitación estaba demasiado
caliente y yo me sofocaba en la vergüenza y confusión.
—¡Jenn!
Pude oír la voz de Luke detrás de mí, pero no paré, aumente la
velocidad mientras corrí por la pista de baile y vi las puertas abiertas que
conducían hacia la noche. Por poco fui arrollada por un carruaje con tres
chicas que me gritaron que me saliera del camino.
—¡Jennifer!
Me giré para enfrentar a Luke, con la esperanza de que alguien más
nos viera cuando salimos y lo siguiera. Así no tendríamos por qué hablar
de lo que acababa de suceder. No tuve suerte. Apenas éramos nosotros dos 68
y un grupo de desconocidos que iban y venían. Una chica borracha vomitó
en la cuneta mientras sus amigos sostuvieron su cabello. Una pareja se
abrazaba riéndose y hablando mientras caminaban a un lado. Un grupo de
chicos solteros vagabundeaban, uno de ellos haciendo una pausa para
mirarme de arriba abajo.
—Lárgate —le gruñó Luke viniendo detrás de mí. Luke tuvo que
tener una mirada intimidante porque el chico se escabullo, tragado por la
horda de sus amigos que iban a la acera.
—Déjame sola —dije, mis ojos como dardos para encontrar donde
esconderme.
—No puedo, es contra las reglas —dijo. Maldita sea. Me había
olvidado de las reglas. Ninguna chica de nosotras se les permitía caminar
sola en la noche. Luke y Christian no lo permitían, no era seguro. Así que
cuando me di la vuelta para alejarme, Luke me siguió—. No me voy a ir
hasta que me hables —insistió. Lo pude ver en mi visión periférica, pero
me negué a verlo completamente.
—No hay nada de qué hablar.
—Nade de qué… —Se calló, gruñendo con frustración—. ¿De qué
estás hablando? ¡Por supuesto que lo hay! Algo paso entre los dos, ¿no
parece que vale la pena hablarlo?
Me gire hacia un bar llamado The Library, con mis manos en puños
a mis costados.
—¡No pasó nada! —dije, con mi voz toda chillona. La culpa roía en
mi interior cuando él frunció el ceño—. Sólo fue un tonto beso que nunca
debió ocurrir. Fue un error. Tenemos que olvidarnos de eso y nunca
hablarlo de nuevo.
—Un error —dijo, sacudiendo su cabeza lentamente. Se metió las
manos en sus bolsillos.
Asentí.
—Sí, un error. Estoy con Dain. No puedo creer que le hiciera esto.
Yo… yo soy una persona terrible.
Miré hacia las puntas de mis botas y Luke suspiró.
—No lo eres. Dain no tiene derecho sobre ti. Eres una persona, no
un sombrero.
—¡Ni tú! —le espeté.
Él levanto las manos en defensiva.
—Nunca dije que sí —respondió con calma.
—¿Por qué, Luke? ¿Por qué me haces esto ahora? Hemos vivido
juntos desde segundo año y nunca insinuaste que te gustara de esa forma.
Ahora, de repente…
—Algunas veces las personas no se dan cuenta que las cosas
correctas las tienen frente a ellos.
—Sí, hasta que un nuevo chico viene y la nota por primera vez.
—¿Importa cuándo empecé a verte de diferente manera?
—Esto no se trata acerca de mí o de tus sentimientos. Esto es acerca
de tu necesidad de mantener tu imagen. Bueno, tengo noticias para ti,
Luke, el sol no sólo se levanta y cae en ti. Simplemente porque tienes a la
mitad de las chicas del campus persiguiéndote como una jauría de perros
no significa que voy a caer en el papel. ¡No soy una de tus pequeñas
groupies sólo porque de repente decidiste quererme!
Luke se quedó de pie ahí, su ardiente mirada aburrida en la mía
durante varios minutos. Su rostro era inescrutable y por un momento, me
pregunté si me equivoque. Finalmente, resopló con sarcasmo y se encogió
de hombros.
—¿Sabes qué, Jenn? Si tienes razón. Sólo quería meterme entre tus
pantalones. Obviamente lo sabes todo de mí.
Crucé los brazos en mi pecho.
—Supongo que sí.
Regresando hacia el club, Luke se pasó una mano por el cabello.
—Que te jodan, Jenn —murmuró mientas caminaba hacia las
puerta de Kingdom. Mostró su pulsera y el gorila le hizo un gesto,
dejándome sola en la calle. Envolví mis brazos a mi alrededor y mire hacia
arriba en la calle oscura.
La correa de mi embrague colgaba de mi muñeca y me aferraba al
bolso cuando entré a The Library, esquivando tanto al gorila como al
maltratado chico borracho, y evitando comprobar una ID. The library no
estaba demasiado lejos de Kingdom, y no podía esperar a las chicas
mientras ahogué mis penas en cerveza de jengibre. 70
El bar estaba lleno, como siempre. Videos de música se reprodujeron
en las pantallas detrás de la barra y las conversaciones zumbaban
alrededor, mezclándose con mis revueltos pensamientos. Me hundí en el
taburete y pedí un refresco, mirando desoladamente a Miley Cyrus
mientras intentaba hacer Twek en la pantalla frente a mí.
Había tomado tres sorbos de mi cerveza cuando mi bolsa comenzó a
vibrar en la barra. Rápidamente, la agarré y encontré mi teléfono. Mi
estómago se revolvió violentamente cuando vi el nombre y el número de
Dain destello en la pantalla. Casi no respondí, las náuseas rodando sobre
mí mientras recordaba el beso de Luke. ¿Cómo iba hablar con Dain,
fingiendo que nada había pasado con Luke? Dejaría mi plan v-card a un
lado, tenía desesperadamente miedo de perderlo a él.
Dain no tiene derecho sobre ti. Las palabras de Luke me golpearon en
la cara, y mientras no quería pensar en ellas, tuve que admitir a
regañadientes que él tenía un punto. Dain y yo habíamos estado saliendo,
pero nada era serio. Por lo menos, Dain nunca me había llamado novia o
dado a entender que quería algo a largo plazo. Aun así, me sentía como
una mierda por perderme en el momento y besar a Luke. Me sentiría peor
evitando a Dain cuando él no había hecho nada para merecerlo.
Respondí justo antes de que la llamada fuera al buzón de voz.
—Oye —dije, tapando mi otra oreja con el dedo para poder
escucharlo.
—Hola, nena, estaba saliendo del trabajo y sólo quería verte. ¿No es
demasiado tarde, verdad?
—¡Por supuesto que no! —le dije gritando para escucharme por
encima de Miley—. También quiero verte.
—¿Dónde estás? —preguntó—. Supongo que en algún lugar ruidoso.
—Dejé que mis amigos me convencieran de golpear la sexta esta
noche, pero estoy lista para irme. No me siento tan caliente.
No estaba mintiendo. Estaba, literalmente enferma del estómago y
con mareos, quería acostarme y acurrucarme en una bola y nunca más
volver a salir.
—¿Quieres que vaya por ti? No estoy muy lejos del centro.
Me paré, haciendo mi camino hacia la puerta.
—Sí —dije—. Si no te importa. Estoy en The Library. ¿Sabes dónde
está?
—Claro. Estoy en camino, nena.
—Está bien. ¿Dain?
—¿Sí?
—No puedo esperar para verte.
—Tampoco yo, nena.
7
Traducido por Clarysainz
Corregido por Cris Maddox
Una vez en la cabina de la pick-up de Dain me sentí segura. Suspiré
con alivio y me recosté en el asiento de cuero, observando mientras la
ciudad se movía por la ventana tintada. Un oficial de policía a caballo se
paseó, la cola del caballo se crispó mientras hizo sonar su silbato,
despejando la calle llena de gente. La multitud se separó y el tráfico cogió 72
una vez más. Cuanto más nos alejábamos de Kingdom, mejor me sentía.
Rápidamente disparé a Kinsley un mensaje de texto, haciéndole saber que
me había ido con Dain antes de empujar mi teléfono en mi pequeña bolsa.
La mano de Dain descansaba sobre mi rodilla mientras conducía.
—¿Estás bien? —Preguntó, mirándome mientras se deslizaba hasta
un semáforo en rojo. —¿Todavía te sientes enferma?
Mi estómago todavía estaba en nudos, pero eran lentamente
desenredados. Maldito seas, Luke, pensé mientras me apretaba la mano a
mi cintura. —Me siento un poco mejor —le dije. —, Sólo quería salir de allí.
Hacía demasiado calor y había demasiada gente. —En realidad, sólo
demasiado de una sola persona. —Prefiero estar contigo.
La mano de Dain se deslizó más arriba en mi muslo y apretó
suavemente. —Yo también. Tuve un día infernal y todo lo que quería hacer
es relajarme y pasar algún tiempo con mi chica.
Me quedé mirando el tablero, mi culpa ahora una cosa tangible
amenazando con ahogarme a la muerte. Su chica. Dain pensaba en mí
como suya, así que pensé que no estaría muy contento por besarme con
Luke.
—Te puedo llevar a casa —dijo mientras se volvía hacia la carretera,
—, o te puedo llevar a mi casa.
—Bueno, vamos a ver —murmuré, fingiendo pensar en ello. —Ir a
casa y tumbarme en la cama a solas con un malestar estomacal a la
espera de mis compañeros borrachos al llegar a casa... o ir a algún lugar
donde pueda estar a solas con el chico caliente en un traje. Qué hacer, qué
hacer.
Dain se rió entre dientes. —¿Crees que soy caliente?
Me encogí de hombros. —Es el traje, creo. Es todo muy James Bond.
—La verdad era, Dain habría sido sexy en una bolsa de papel, pero el traje
azul marino y corbata aflojada fueron definitivamente presionando los
botones correctos a tirar mis sentidos a toda marcha.
—¿Qué pasa contigo en ese top? Estoy casi enojado contigo por lucir
tan bien sin mí.
Una pequeña sonrisa apareció en mis labios mientras me miraba
con el rabillo del ojo. Él salió de la carretera y se volvió hacia una calle
llena de tiendas con condominios construidos sobre ellos. —Es sólo un
top, —murmuré.
—Te ves como un buen tiempo —bromeó Dain. —Es algo que me
hace pensar sobre lo que está por debajo de él, y si estoy pensando que
conozco otros chicos eran, también.
En un instante Luke me vino a la mente otra vez. No Luke,
específicamente. Mayormente el pulgar de Luke, deslizándose justo debajo
del borde de mi top, una caricia lenta contra mi cadera y un círculo de
fuego dejado a su paso.
—¿Estás diciendo que podrías estar un poco celoso? —Le dije
rápidamente, tratando de apartar la mente de los dedos errantes. Lo miré y
forcé una sonrisa. —Eso es lindo.
Dain giró en un aparcamiento al final de la calle, justo debajo de tres
historias de condominios. Él sacó un pase de estacionamiento del tablero
de instrumentos y mostró al asistente, que abrió una pequeña puerta para
dejarnos entrar.
—Ooh —bromeé. —Ostentoso.
Dain le guiñó un ojo. —Espera hasta que te lleve al piso de arriba.
Tenía razón, quedé impresionada. El condominio de Dain en el
segundo piso era elegante y fresco, decorado en tonos de azul blanco,
negro y pálido. Estaba sorprendentemente limpio y bien coordinado. Me
quedé con la boca abierta, por lo que me rodea, desde el televisor de
pantalla plana grande y cuero, sofá negro en la sala de estar, la cocina
llena de los aparatos de los sueños de un cocinero gourmet están hechos.
—¿Cocinas? —Le pregunté cuando abrí la puerta de un horno y miré
dentro. Una batidora de pie libre estaba en el mostrador, junto a una
pantalla de cuchillos de cocina de aspecto caro.
Dain se sonrojó. —Me tienes, —dijo, levantando sus manos. —Nunca
he utilizado este material. Mi mamá lo compró. Ella cocina cuando viene, a
continuación, limpia todo y pone de nuevo. Ni siquiera puedo seguir las
instrucciones en una caja de macarrones con queso, y mucho menos
cocinar. Voy a ofrecer a alimentarte mientras estás aquí, pero será llevar.
Me deslicé en uno de los taburetes de la barra plateada delante de
un mostrador alto y puse mi bolsa en el suelo. —No estoy realmente
hambriento. Tuvimos pizza antes de abandonar el apartamento.
Dain se quitó la chaqueta y la colgó en el respaldo del sofá. Se acercó
a mí, una sonrisa de niño extendida por su rostro. Agarró el taburete y me
volvió hacia él. —Que se pudra la cena entonces, —dijo, dando un paso
más cerca y apoyando las manos en mis muslos. —¿Cómo te sientes sobre
el postre?
Puse los ojos en él. —Eso fue tan cursi.
Se echó a reír. —No, me refería postre real. ¿Helado de chispas de
chocolate, o chispas de chocolate de menta?
—Menta —le respondí rápidamente mientras me dejaba para entrar
en la cocina. —, Es mi favorito.
—El mío también —respondió, mirándome por encima del hombro
mientras abría la nevera. —, Yo sabía que me gustabas por una razón. —
Miré en silencio mientras recuperaba dos pintas de la viruta de chocolate 74
de menta y cavó en un cajón por dos cucharas. —¿Quieres vegetar
conmigo en el sofá? Lo siento si no es tan emocionante como una noche de
fiesta en la sexta, pero después de que el día que he tenido estoy en modo
teleadicto.
Acepté una de las pintas de él y una cuchara. —vegetar suena muy
bien.
Él me llevó a la sala de estar, donde se dejó caer en el sofá de cuero.
Al llegar a la distancia, cavé en mi helado. Mi estómago dio un pequeño
vuelco antes de que pudiera tomar un bocado y me metió la cuchara de
nuevo en la caja y déjela a un lado. Mi malestar estomacal no me iba a
dejar disfrutar de la noche.
Nunca he sido bueno para guardar secretos, y la sola idea de
disgustar a alguien me hizo querer huir.
—Dain, ¿podemos hablar un segundo?
Pasó a través de los canales ociosamente, la cuchara colgando de su
boca. —Claro, nena —murmuró alrededor de la cuchara. —¿Qué pasa?
Me volví hacia él y respiré hondo. —Espero que no estoy saliendo
como una de esas chicas ceñidas que se ve todos unidos después de
algunas fechas, pero... —En realidad, yo soy ese tipo de chica, pero él no
necesitaba saber eso. Me sumergí en: —Yo sólo quería saber dónde se
presenta este curso. No es que me quiero precipitar nada, pero... bueno,
me gusta saber qué esperar y…
—¿Jenn? —me interrumpió, dejando su helado a un lado y se volvió
hacia mí. Su brazo descansaba en el sofá detrás de mí y sus dedos
encontraron la parte de atrás de mi cuello, masajeando suavemente.
—¿Sí?
—Eres linda cuando estás nerviosa. Balbuceas y te pones toda
nerviosa.
Yo le pegué con mi hombro. —Lo tomo como una buena señal de que
piensas que soy linda. ¿Estoy tocando el tema antes de tiempo?
Dain se encogió de hombros. —Por supuesto que no. Podemos
hablar de ello. Quiero que te sientas cómoda conmigo, Jenn. Me puedes
preguntar cualquier cosa.
—Está bien. —Tomé otra respiración profunda, pero mi estómago
todavía estaba batido. Luché contra la urgencia de vomitar.
—¿Y si te pregunto si estabas viendo a alguien más? ¿O cómo te
sientes de mí viendo a alguien más?
Dain se acercó más en el sofá hasta que nuestros muslos se
tocaban. —¿Quieres la verdad? El fin de semana después de nuestra
primera cita, llevé a mi ex a cenar. Ella me llamó con ganas de volver a
estar juntos y pensé que al menos le debía alguna vez cara a cara para
decidir si era una buena idea.
Los celos me apuñalaron en el pecho, pero no podía enojarme con él.
Una cita no lo hacía el mío, y después de lo que había hecho antes yo no
tenía derecho a hacer demandas de él. —Lo suficientemente justo. ¿Qué
pasó?
—Ella me recordó por qué rompí con ella en primer lugar — explicó
con una mueca. —Tuve un buen tiempo contigo, y para ser honesto que
eras todo lo que pensaba mientras estaba con ella. Así que decidí que
prefiero seguir adelante que volver. Quería ver dónde me llevaría estar
contigo. ¿Hay algo que debería saber? ¿Hay alguien más?
—No exactamente —dije lentamente, pensando en mis próximas
palabras con cuidado. Yo estaba saliendo sobre hielo delgado y yo no
quiero pasar por debajo y ahogarme en mi propia estupidez. —, Hay un
chico... él me dijo recientemente que él siente algo por mí y es como que
vino de la nada. Me besó y le devolví el beso, pero preferiría estar
besándote a ti. —Bajé los ojos. —Fue una sorpresa cuando sucedió y me
siento horrible.
Dain sonrió con esa sonrisa magnética y me atrajo hacia sí. Se
inclinó para besarme, lenta y dulcemente. Cuando él se apartó, me aferré a
la parte delantera de su camisa, con ganas de más. —¿Voy a tener que
patearle el culo a este tipo?
Me reí. —No, no lo creo. Le dije que retrocediera y estoy bastante
segura de que entendió el mensaje.
Dain acarició mi cuello, dejando un rastro de cosquillas en la piel. —
Bien —murmuró mientras besaba mi hombro desnudo. —, El único
hombre que debería estar besando esos bastante pequeños labios tuyos
soy yo. ¿Cómo te sientes al respecto?
Mis brazos fueron alrededor de su cuello y se inclinó de nuevo,
nuestras bocas se encontraron febrilmente. Esta vez, su beso fue haciendo
estragos, como si me estuviera devorando. Gemí suavemente mientras su
lengua invadió mi boca, y su sabor inundó mis sentidos.
—Creo —respondí entre besos, —, que no quiero besar a nadie, por
lo que no será un problema.
—Bueno —dijo, puntualizando eso con otro beso corto. —¿Hay que
hacerlo oficial? Podría darte mi anillo de campeonato estatal de la escuela
secundaria, o mi viejo Letterman. Entonces todo el mundo sabría que
vamos firme.
Rodé los ojos y apreté su bíceps. —Sabelotodo.
Se incorporó, frotándose la llaga con una risita. —Mi afiladísimo 76
ingenio es una de mis muchas características adorables.
Alcanzó su helado y yo hice lo mismo. Los nudos mi culpa había
hecho de mi estómago estaban ahora desatados y me apoyé en el sofá con
un suspiro de alivio. Por un momento, pensé que había arruinado todo.
Sin embargo, Dain había sido más comprensivo al respecto de lo que
esperaba y yo estaba agradecido por el indulto. Que había encontrado algo
bueno en él y yo estaba decidido a no estropearlo. Ahora todo lo que tenía
que hacer era evitar el contacto con Luke a toda costa. Todo lo que tenía
que hacer era asegurarme de no toparme con él en el pasillo o en el baño...
o la sala de estar, la cocina o el comedor.
Hoy.
***
Me desperté con el pecho musculoso de Dain contra mi espalda y
una almohada debajo de mi mejilla. Me volví un poco para encontrarlo
todavía durmiendo, presionado contra los cojines del sofá, con la cara
infantilmente lindo. Sonreí y me acurruqué más cerca de él, en algún lugar
en ese lugar entre dormido y despierto como la luz del sol entraba por las
ventanas a picar los ojos.
Después de unas cuantas películas, Dain se había quedado en el
sofá, conmigo sentada entre sus piernas, apoyada en su pecho. En poco
tiempo, yo también estaba dormida, envuelta en sus brazos. Despertarse
con él se sentía mejor que nada había tenido en mucho tiempo. Me podría
haber quedado así con él todo el día.
Miré hacia arriba para encontrarlo mirándome a través de los
párpados bajados, sus ojos de jade brillando en la luz del sol.
—Hola —susurró.
—Hola —le contesté, repentinamente consciente del hecho de que
nuestros cuerpos estaban presionados juntos desde el pecho hasta la
cadera, y que Dain estaba especialmente emocionado... a primera hora de
la mañana.
Presionó aún más cerca, me giró para que yo estuviera debajo de él.
—Me gusta despertar contigo —murmuró, bajando sus labios con los míos.
Mientras nos besábamos, se ubicó entre mis piernas, una de sus manos
insistente en mi muslo, ya que arrastraba hacia arriba. Se detuvo en mi
cadera, flexión de los dedos posesivamente mientras su lengua le hacía
cosquillas a la mía.
Gemí mientras sus manos se deslizaron bajo la camisa, sus dedos
rozando mi estómago. Levantó la tela lentamente, arrastrándolo sobre mi
piel provocativamente. Mi espalda se arqueó cuando él se dejó caer por mi
cuerpo. Sus labios rozaron mi piel, su lengua haciendo círculos lentos que
causaron mis dedos se doblen. Me aferré a él, mis dedos clavándose en
mis hombros mientras levantaba mi camisa superior, exponiendo mi
negro, sujetador sin tirantes.
Por lo general, esta es la parte donde me pongo a brotes de urticaria,
jadeo, respiración sibilante, y volviendo loca. Con Dain, todo parecía caer
en su lugar, y en lugar de tener miedo, yo estaba ansiosa. Mi espalda se
inclinó mientras trabajaba en el cierre, con la boca trazando un camino
lento hacia arriba. Mi aliento se atascó en la garganta en la anticipación, y
salió en un gemido cuando una mano se deslizó en el cáliz de mi
sujetador, encontrándose con la piel desnuda. Dain me besó mientras su
mano seguía moviéndose debajo de mi camisa, provocando ondas de
placer a arrastrarse a través de mi piel. Mi camisa cayó al piso primero, y
su unió a ella, y en cuestión de segundos estábamos pecho a pecho,
besándose y abrazados.
—Si no bombeo los frenos aquí, yo no voy a ser capaz de detenerme,
—Dain jadeó, incluso mientras besaba mi cuello, su lengua
arremolinándose sobre el lugar donde mi pulso martilleaba contra mi
garganta.
—Yo no quiero que lo hagas —le susurré, envolviendo mis brazos
alrededor de su cuello. —, no te detengas.
Dain vaciló durante una fracción de segundo, pero me di cuenta que
físicamente le hacía daño. —¿Estás segura?
Miré hacia él, honestamente reflexionando sobre su pregunta. Tengo
una historia de no estar seguro sobre las cosas. ¿Debo obtener más
destacado o no? ¿Es una buena idea entrar en esta tendencia de llevar
leggings como pantalones, o no? ¿Son Uggs una buena idea? Etc., etc., y
así sucesivamente. Cuando se trata de chicos, en realidad nunca he estado
enamorada... no en esa desgarradora, camino destrozando la tierra que
toda chica desea para ella. He estado con lujuria, y he sentido profundo
afecto, pero yo siempre he estado seguro de si iba a durar. Ahora, mirando
a Dain, sentí algo muy profundo, una agitación de la emoción que me robó
el aliento. No estaba seguro de lo que iba a comer para el almuerzo, o si yo
iba a obtener un título de Maestro después de la graduación. Yo no sabía
cómo iba a salvar mi amistad con Luke, o qué clases me iba a tomar el
próximo semestre, pero esto lo supe. Esto me quería, sin incertidumbre.
Nunca había querido más con nadie más.
—Sí —respondí con firmeza—, sí, estoy segura.
Él asintió. —Bueno. No estamos haciendo esto aquí.
Dain levantó bruscamente, llegando hasta mi bola en sus brazos.
Riendo, me aferré a él, aferrándome mientras caminaba hacia el
dormitorio. —¿A dónde vamos?
—Cama —respondió—. Tu primera vez debería ser en una cama.
Yo no lo podía creer. Esto ocurría. En este momento, el día veinte, 78
iba para finalmente poner mis temores detrás de mí. Yo no iba a ser una
vieja solterona o una señora loca del gato. Me entrevisto dormitorio de
Dain mientras caminaba a través de la puerta abierta conmigo. Tonos de
blanco y negro brilló por lo que me dejó en la cama antes de venir sobre
mí. Sus dedos se enredaron en mi pelo cuando se inclinó para besar mi
cuello de nuevo. ¿Cómo diablos hace él un beso en el cuello se siente como
la cosa más sexual alguna vez? Yo podría haber literalmente sentado allí
todo el día dejando que picar que un punto justo debajo de la oreja, la que
me hace sentir mis entrañas en llamas.
Dain llegó abajo entre nosotros, sus dedos trabajando en el botón de
mis pantalones, y me puse tensa, sabiendo que pronto me habría pasado
el punto de no retorno. Cerré los ojos mientras el botón fue liberado del
bucle y apreté el edredón con fuerza.
—Relájate —susurró Dain, besándome de nuevo, ligeramente para
ponerme tranquila—. Nosotros no vamos a hacer nada hasta que estés
lista, ¿de acuerdo?
Abrí los ojos y lo miré a los ojos. —Si pudiera estar más preparada,
estaría follando tu pierna como un perro en celo.
Dain rió. —¿Por qué no nos atenemos a lo básico antes de empezar a
conseguir lo pervertido?
Sonreí. —Eso suena muy bien.
—Está bien —dijo, inclinándose hacia mí de nuevo. Sus labios eran
una pulgada de la mía cuando el coro de Pharrell Williams Happy atacó
desde el salón. Hizo una pausa, frunciendo el ceño—. ¿Qué es eso?
Gemí, sentándose y lo que le obligó a rodar a su lado. —Mi teléfono
estúpido.
Alargó la mano hacia mí, tirándome de nuevo en la cama y besando
mi hombro desnudo. —Déjalo —dijo—, puede esperar.
Suspiré y me aparté de nuevo. —Mis compañeros pueden estar
preocupados no llegué a casa anoche. Voy a hacerles saber que estoy bien
y podemos continuar donde lo dejamos. —Me puse de pie—. Quédate ahí.
Dain puso contra las almohadas, juntando las manos detrás de la
cabeza. —Lo que tú digas.
Llegué a mi teléfono justo a tiempo para tomar la llamada de
Kinsley. —Hola, Kinsley, ahora no es realmente un buen momento.
—Tía, ¿en serio? —Ella gritó en el teléfono. —¡No importa el hecho de
que no viniste a casa anoche, ahora me has dejado colgada en la reunión
del consejo estudiantil para el festival de Halloween!
Apreté los ojos cerrados y luché las ganas de gritar de frustración.
Me había olvidado de eso. Como vicepresidente del consejo estudiantil,
Kinsley siempre está tratando de contar con nosotros en el voluntariado
para algún evento u otro. En un momento de debilidad, que era incapaz de
negarme cuando ella me pidió que se uniera al comité de planificación
voluntaria para nuestra fiesta anual de Halloween y la casa embrujada.
Habíamos estado reuniendo cada fin de semana por las últimas semanas,
y Halloween estaba sólo dos semanas. El evento fue abierto a la
comunidad y el producto se fue a la caridad el recuerdo que me hizo sentir
incluso crappier. Ella iba a matarme por falta de esta reunión, que estaba
empezando en diez minutos.
—Kinsley, si supieras por qué no estoy allí, me darías un poco de
holgura.
Ella se quedó sin aliento. —¡Son las diez de la mañana!
Me encogí de hombros. —Algunas personas les gusta con las luces
encendidas.
—Ew. ¿No puede esperar? Realmente te necesito.
Suspiré, ya que alcanza para mi sostén descartado y top. —Por
supuesto que puede esperar, —le dije a regañadientes.
Después de todo, le prometí a Kinsley que estaría allí y me habría
puesto furiosa con ella si me botara por Aaron. —Estaré allí tan pronto
como pueda.
Kinsley suspiró con alivio. Se podría pensar que en realidad era
presidente del consejo con la forma en que se lleva a cabo de modo. Pero
esa es mi Kinsley; ella nunca hace nada a medias. Después de arreglar mi
ropa, caminé de nuevo en la habitación para hacer frente a Dain. Se
incorporó cuando entré, abriendo mucho los ojos cuando se dio cuenta
que estaba completamente vestido nuevo. Se pasó las manos por su pelo
corto.
—¿Pies fríos? —Preguntó.
Negué con la cabeza. —No, sólo algo que prometí Kinsley que estaría
alrededor Lo siento mucho, Dain.
Los músculos de su estómago se ondulaban mientras fue a pararse.
—Es genial.
Cambié de un pie al otro. —No, no lo es. Me siento mal.
Dain me atrajo hacia sí y besó mi frente. —Jenn, está bien. No soy
un animal. Yo puedo controlarme. Me debes mucho por esto, sin embargo.
Golpeé su brazo. —¡Tú cerdo!
Se echó a reír. —¡No estaba hablando sobre el sexo! Estaba
pensando más como vacunas contra la gripe gratis de por vida después de
convertirte en una enfermera.
—Tú eres rico, no necesitas atención médica gratuita. 80
Se encogió de hombros. —Es triste pero cierto. Una cita entonces, la
noche del domingo, sin interrupciones.
Sonreí. —Trato. Tal vez incluso vamos a llegar de nuevo a... —Mi voz
se apagó, levantando las cejas sugestivamente.
Dain agarró mis caderas mientras él se inclinó para besarme,
tirando de mí cerca. Me estremecí contra él en la promesa de su cuerpo
hizo. —Tal vez —respondió—, pero no estoy en un apuro. Sucederá cuando
suceda, y cuando lo haga... —Él me dio un beso, largo y caliente, su
lengua acoplándose a la mía en otra promesa, una que yo esperaba se
cumpliría pronto.
8
Traducido por Michelle M
Corregido por Cris Maddox
3
Hace referencia a un encuentro sexual.
cuando las cosas se estaban poniendo buenas. Pase mi día discutiendo
sobre quien daba más miedo si Leatherface o Jigsaw, y si nos debería
preocupar que las luces pudieran ocasionar convulsiones. Ahora, estoy
llenando bolsas de regalo.
—Wow —dijo Kinsley —, estas de mal humor cuando no tienes sexo.
Hice una pausa, agarrando un puño de dulces en mi mano. La miré
intensamente.
—Ah, sí —ella murmuro, rellenando de nuevo la bolsa—. Lo olvide.
Chloe se animó. —¿Olvidar qué?
Podía sentir que mi cara de ponía roja. —Nada —dije, mirando a
Kinsley—. Mantén tu boca cerrada.
Kinsley bajo la cabeza, pero Chloe seguía mirándome fijamente con
la boca abierta.
—Espera un minuto…
—¡Chloe, cállate! —siseo Kinsley.
Chloe, sin tacto, se echó a reír. —¡Oh Dios mío! ¡Jenn, eres virgen!
Atrapé una bolsa de ella. —Dilo más fuerte, no creo que la gente en
4D no pueda escucharte.
Más o menos tuvo la decencia de parecer avergonzada. —Lo siento — 82
murmuro—. Es enserio, sin embargo, no tenía ni idea.
—Bueno, no es la gran cosa.
—Por supuesto que lo es —dijo Kinsley—. Estabas a punto de
hacerlo, con Dain. Eso no es una cosa pequeña.
Me detuve en medio de rellenar mi bolsa, poniéndola en el suelo. —
Lo sé —respondí en voz baja—. Lo he evitado tanto tiempo y ahora… estoy
enloquecida con ello. Pero con Dain se siente correcto.
Kinsley sonrió y una expresión de ensueño que solo se producía
cuando hablaba de Aaron se deslizó por su cara. —Sé lo que quieres decir
—dijo—. Es lo mismo que sentí con Aaron. Estaba tan nerviosa, estaba
temblando. Cuando me beso y abrazo, todo cayó en su lugar. Fue el mejor
día de mi vida.
Chloe resopló. —Ustedes chicas hacen una gran cosa de eso. La
virginidad es una molestia, y perderla es una mierda.
—¿Cuándo la perdiste? —preguntó Kinsley.
—En el baile de la graduación —dijo—. Mi cita era torpe y duro como
cinco minutos. Ahora, después de la primera vez, es cuando todas las
cosas buenas suceden. El tipo después del primero. Ese chico tenía manos
que no se rendían y resistencia de un atleta olímpico.
Suspiré. —He tenido más percances y probabilidades de conseguirlo
de los que nadie debería tener. Quizás no tengo esperanza.
Chloe me dio unas palmaditas en mi mano. —No del todo. Sé que va
a suceder, y probablemente con Dain. Parece que realmente se preocupa
por ti.
—Creo que lo hace —dije, reanudando mi trabajo—. Siento que esta
vez va enserio.
Antes de que cualquiera pudiera responder, la puerta se abrió y una
voz aguda paso por el pasillo. Kinsley rodó los ojos y Chloe gimió.
—Kara —todas murmuramos al unísono mientras Luke doblo la
esquina con su cita. Vestida con un pequeño vestido rojo, Kara se aferró a
su brazo, riendo y mordisqueando el cuello de Luke.
—Hola, chicas —dijo Luke, mirándome fijamente a mí.
—Hola, Luke —Kinsley y Chloe respondieron. Yo simplemente me
quedé allí, mirando entre Luke y Kara. Por alguna razón verlos juntos me
quemó. Bajé mis ojos a las bolsas de regalos.
—¿Qué van hicieron está noche, chicos? —pregunto Kinsley, su
atención regresando al trabajo. Chloe, demasiado perspicaz, me observaba
con curiosidad.
—Oh, tu sabes —Luke arrastró las palabras casualmente—. Un poco
de esto, un poco aquello —por el rabillo de mi ojo, vi a Kara inclinarse y
besar el cuello de Luke de nuevo, aun manteniendo la sonrisa de idiota—.
Acabamos de regresar de ver una película.
Mis dedos se cerraron alrededor del lápiz con impresiones de
murciélagos y se quebró a la mitad. Kara se quitó del pecho de Luke y
entró a la habitación. —Ooh, ¿Qué están haciendo?
—Bolsas sorpresa para la casa embrujada —respondió Kinsley con
aire ausente.
—Parece divertido —dijo ella, con su habitual amplia sonrisa —
¿Puedo ayudarles?
—Lo tenemos —espeté, con mi voz cortada. La miré deliberadamente
hasta que captó la indirecta.
—Oh —estaba a punto de arrodillarse a mi lado en la alfombra, pero
ahora estaba parada encogiéndose de hombros—. Bueno.
Podé sentir la mirada de Luke en la parte posterior de mi cabeza,
pero me negué a mirarlo. Arrojé el lápiz roto a un lado y volví a rellenar las
bolsas con dulces.
—De todas maneras tenemos lecciones de guitarra —señalo Luke,
uniéndose a Kara en la sala y tomándola de la mano.
—Lecciones de guitarra mi culo.
No me di cuenta que había dicho esas palabras en voz alta hasta que
fue demasiado tarde. El silencio cayó en la habitación e incluso Kinsley me
miraba ahora, con la frente arrugada en confusión. Chloe soltó una
carcajada y se atraganto con su risa. En mis periféricos, vi la mano de
Luke en un puño.
—Jennifer —dijo fríamente—. ¿Tienes algo que te gustaría compartir
con el resto de nosotros?
Finalmente lo miré, con mi mandíbula apretada. Justo como lo
había pensado. Luke no tenía sentimientos reales por mí. Ahora que yo
había dejado claro que estaba fuera de los límites, estaba con Kara, quien
estaba disponible para todo el mundo aquí en Dallas. Por qué me
molestaba tanto, no podía decirlo.
—No —gruñí con los dientes apretados.
—¿Estás segura? —empujó, su cara ablandándose. Su voz era
baja—. ¿Nada que quieras decirle a alguien en este cuarto? ¿Nada en
absoluto?
¿Qué quiere de mí? ¿Celos? ¿Rabia? ¿Una lucha de chicas? Eso no
iba a pasar, ni siquiera en su frágil ego en la cuerda floja. —No —dije con
un encogimiento de hombros—. Que tengas una buena… lección.
84
Luke resopló con exasperación y tomó de la cintura a Kara,
conduciéndola hacia las escaleras. Los Longhorns estaban jugando con los
Anggies esta noche, así que Christian no volvería hasta tarde. Cuando
estaban fuera de la vista, volví a trabajar, haciendo caso omiso de las
curiosas miradas de Chloe y Kinsley. Después de un tiempo, Chloe
finalmente habló.
—Entonces —dijo a la ligera—. ¿Nos vas a decir qué fue todo eso?
Negué con la cabeza. —No hay nada que decir.
—Patrañas —desafió Kinsley—. ¿Qué está pasando contigo y Luke?
—Nada, ¿de acuerdo? —espeté —. Esa chica sólo me molesta, eso es
todo. ¿Podemos hablar de otra cosa?
Silencio de nuevo. Me siento horrible, pero hablar acerca de Luke no
iba a pasar. Lo último que necesitaba era a Chloe sabiendo que nos
besamos. Con su gran boca todo el mundo iba a escuchar la noticia al día
siguiente y no quería que las personas pensaran que era una de la larga
fila de conquistas de Luke.
—Bien —dijo Chloe—. Déjenme les cuento sobre el chico caliente que
conocí la semana pasada.
Agradecida, me colgué de cada palabra en la historia de Chloe.
Hablando de su vida amorosa me impedía hablar de la mía y en el
desorden que se había convertido. Traté fuerte de no pensar en el hecho de
que en una hora, ni una nota de música se escuchaba desde el piso de
arriba.
Es más fácil decirlo que hacerlo, cuando él estaba por todas partes,
todo el tiempo.
88
9
Traducido por Tannia & TamiMiau
Corregido por Cris Maddox
110
Las próximas semanas pasaron en un borrón. Mientras fui a través
de la vida después de lo de Dain, lentamente regrese a la normalidad.
Clase, estudiar, salir con mis amigos. Las cosas en la casa eran mucho
más armoniosas ahora que Luke y yo no peleábamos. Aunque, después de
nuestra noche juntos, no habíamos hablado de nuestra conversación.
Luke no había mencionado sus sentimientos de nuevo y no lo empujé. Aun
así me di cuenta de un cambio en él. El constante desfile de chicas se
había detenido, y hasta Kara dejo de venir por los alrededores. Luke,
seguía siendo mi amigo, pero ahora también era el chico que me lanzaba
miradas calientes en las mañanas y ponía su mano en la parte baja de mi
espalda muy ligeramente en cualquier momento que nos encontrábamos
cerca el uno del otro.
Nunca había saltado de una relación a otra y no iba a empezar
ahora. Si iba abrir mi ser a Luke, tenía que estar segura que no fuera una
cosa de rebote. Merecía algo mejor de mí, y yo no podía —no iba— a
engañarlo. Sabía muy bien lo que se sentía y no se lo haría a ninguna
persona. Aun así, era difícil no sonreírle cuando él me sonreía, recargarme
en él mientras desayunábamos en el sofá viendo la televisión. Cuando me
pidió que viera una película con él, tuve un gran momento. Cuando me
miró como si quisiera besarme, estaba tentada a iniciar ese beso.
Recordando esa noche en Kingdom y el ardiente beso que compartimos en
la pista de baile, no podía evitar querer experimentarlo otra vez. Fue difícil,
pero lo soporte, recordando que Luke había dicho algo acerca de qué
esperar por las cosas buenas valía la pena.
Él tenía razón, por supuesto. Había estado yendo acerca de perder
mi virginidad todo mal, y perdí de vista lo que realmente quería. Amor.
Estar locamente, apasionadamente, enamorada. Lo triste era, que empecé
a darme cuenta que nunca amé a Dain. No de la forma en que debí para
querer tener relaciones sexuales con él. Enamoramiento era una
descripción más precisa, y con cada día que pasaba, me encontré
sintiéndome más y más agradecida de no ir a través de aquello con él.
Chloe y Kinsley empezaron a notar los cambios entre Luke y yo, sin
embargo, para su crédito, mantuvieron la boca cerrada por un tiempo. Por
supuesto, Chloe sólo puso esperar por un rato.
—Así que… ¿qué pasa contigo y Luke? —preguntó, mientras
empacamos por las vacaciones de acción de gracias.
Nuestras maletas estaban esparcidas en la habitación de ella y
Kinsley y cestos de ropa nos rodearon. Este año, Chloe y sus padres la
pasarían en Hawái. Kinsley iba a pasar las vacaciones con mis padres y yo,
ya que su familia estaba volando a la India para visitar a su abuela.
Kinsley no habría sido capaz de permanecer toda la semana
mientras ellos lo planeaban, así que la invité a casa conmigo. Los chicos
no iban a ir a ninguna parte. Ya que los padres de Christian estaban aquí
en Austin, él acababa de ir y paso el rato con ellos, no pudo soportar estar
ahí más tiempo. La relación de Luke con su padre era inestable y evitaba ir
a casa siempre que fuera posible, por lo que se quedaba, también. Por lo
general, pasaba el día con la familia de Christian.
—Nada —respondí rápidamente, doblando un suéter y colocándolo
en mi maleta—. Quiero decir, nada en realidad.
—Mm-hmm —murmuró Kinsley, dándome un guiño de
complicidad—. Adelante, tómalo con calma. No lo estamos creyendo.
Hice una pausa en medio de doblar un par de vaqueros y miré hacia
atrás y adelante entre Kinsley y Chloe. Me miraban expectantes, esperando
que soltará la sopa—. Está bien —dije en un suspiro—, tal vez algo este
pasando. Pero no voy a tratar de entrar en algo nuevo aún. Dain y yo 112
acabamos de romper.
—Hace un mes —señalo Chloe—, ha sido casi un mes, y Luke no va
a ponerse más caliente. De hecho, a medida que pasa el tiempo, está
menos caliente, por lo que ahora es el momento de saltar en eso.
—No habrá ningún salto en nada —dije—, mira, me gusta Luke y
mucho. Definitivamente hay algunas chispas y creo que podríamos estar
bien juntos, pero no puedo cometer otro error como con Dain. No puedo
perder mi cabeza de nuevo. Uno de nosotros podría salir herido y nuestra
amistad se arruinaría.
—Si me preguntas, tu amistad sólo mejoraría —dijo Kinsley—, al
menos fue así para….
—Tú y Aaron —Chloe y yo terminamos por ella al unísono.
Chloe rodó los ojos. —Sí, lo sabemos, gracias Señorita Modelo por la
Relación Perfecta.
Kinsley le hizo una mueca a Chloe. —Celosa, ¿mucho?
—Locamente —dijo Chloe secamente—. Mira, Jenn. La señorita perfecta tiene razón. Tú y
Luke se han conocido por años, infiernos viven juntos. Sabes que no te hará daño y
que te va a tratar bien. ¿Qué estás esperando?
—No lo sé.
Era la verdad. Cuanto más tiempo pasaba, más quería, pero había
más miedo. —¿Y si no funciona? —reiteré—. ¿Qué pasa si rompemos y es
feo? Eso lo arruinaría todo. Chicas, no hay manera de que podamos vivir
juntos después de algo así. Sería desgarrador para nosotros.
Kinsley se encogió de hombros—. Nos tienes a mí y a Chloe en el
divorcio.
Fue mi turno de rodar los ojos. —Agradezco el consejo, pero ahora
sólo estamos sintiendo las cosas. Tomándolo con calma.
—Sí, glacialmente lento —dijo Chloe.
—¿Sabes lo que tienes que hacer? —preguntó Kinsley.
—No, pero estoy segura que me lo dirás —contesté.
—Invítalo a pasar el día de gracias con nosotras. Tal vez algún
tiempo lejos de aquí te de algo de perspectiva. Además, si se lleva bien con
tu gente sólo endulza el acuerdo. Sabes mucho de un chico por la forma en
que responde tu familia.
Pensé sobre eso un rato. Ella tenía un punto. Tal vez nos podría
ayudar a mí y Luke pasar un tiempo lejos del apartamento. Por lo menos,
un par de días juntos sin interrupciones de clases y la vida cotidiana sería
agradable. Podría contar con que Kinsley se desaparecería si
necesitábamos estar a solas.
Después de que hubiera terminado de empacar, tome mi maleta
hacia mi habitación, pasando a Luke en el pasillo. —Oye —dije, haciendo
una pausa y ajustando la bolsa en el suelo entre nosotros. Él estaba
regresando de clase, su estuche de guitarra estaba sobre su hombro—.
¿Puedo preguntarte algo?
—Claro —dijo—, ¿qué pasa?
Me torcí el dobladillo de la camisa con ansiedad, de repente
nerviosa. —Me preguntaba… sé que probablemente iras con Christian a
Acción de Gracias, pero me peguntaba si vienes conmigo y Kinsley en su
lugar.
La sorpresa cruzó su rostro. —¿En serio?
Asentí. —Sí. Nos vamos mañana, así que si es demasiado pronto, lo
entiendo, sólo pensé…
—Jenn.
—¿Sí?
—Lo estás haciendo de nuevo.
Sonreí. —¿Divagar?
Asintió. —Sí, pero ya sabes como que es adorable. Yo lo creo. La
respuesta es sí. Quiero ir contigo.
Mi sonrisa se ensanchó. —¿Lo haces?
—Claro que sí. Sabes… una vez que conozca a tus padres tenemos
que casarnos.
—¡Luke!
Se encogió de hombros. —Esas son las reglas. Bueno, tal vez no de
inmediato. Quieres graduarte primero, estoy seguro. Y quiero ser un
músico establecido para tener una gran boda. ¿Cuántos hijos quieres,
seis?
Empujé su hombro y dejo caer la guitarra, riendo. —Sabes, me
retracto. Quédate aquí y come Ramen con Christian.
—Oh, no —dijo, agarrándome por la cintura y tirándome cerca de él
mientras traté de pasar a su lado—. No te vas a deshacer de mí tan
fácilmente.
114
11
Traducido por Michelle M & Amélie
Corregido por Kari
6Mick Jagger y Freddie Mercury ambos cantantes y compositores británicos, de las muy
famosas bandas The Rolling Stones y Queen respectivamente. Ambos se caracterizan por
“entregar” todo en el escenario además de sus movimientos de baile.
7Aquí Jared hace referencia a la canción de Maroon 5 llamada Moves Like Jagger, en
¡visitanos!
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