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Universidad de Sonora

Departamento de Economía
Lic. Negocios y Comercio Internacionales

Materia: Legislación Aduanera

Análisis de Lectura de López


Córdova y Zabludowsky
Maestro: Alberto Carlos Sánchez Acosta

Alumna: Fernanda Zúñiga Hernández

Hermosillo, Sonora a 23 de agosto del 2021


Introducción

El comercio exterior constituye uno de los pilares que sostienen la economía de


México. Por ser una nación en desarrollo, su inserción a la dinámica comercial
global no ha sido tan sencilla, ya que ha tenido que atravesar un proceso muy
contrastante en búsqueda de las condiciones más convenientes para el crecimiento
económico. México es considerada una economía muy abierta, factor que ha sido
tanto benéfico, como contraproducente hasta cierto punto por la falta de claridad en
los objetivos de la política.

En el presente documento se expone un análisis que aborda los puntos más


interesantes, a consideración personal, del ensayo de J. Ernesto López Córdova y
Jaime Zabludovsky K., “El Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la
inserción de México en la economía global”.

Desarrollo

A través de su historia, México ha experimentado una serie de acontecimientos


político-económicos que han moldeado el sistema comercial que rige actualmente.
Como es bien sabido, tras la Segunda Guerra Mundial, México decidió implementar
medidas proteccionistas en busca de proteger el mercado interno de la
desestabilidad que predominaba en las naciones. Así fue como por más de 20 años,
la política comercial mexicana se basó en el modelo de sustitución de
importaciones. En sus inicios este modelo resultó eficiente para México ya que se
promovió la producción de bienes de consumo, la cual no era tan exigente en
cuestiones de inversión e insumos importados, sin embargo, a medida que la
producción escaló a bienes más complejos donde era imprescindible contar con
mayor capital, capacidad e insumos extranjeros, el modelo comenzó a obstaculizar
el desarrollo económico del país, causando déficit en las finanza públicas, reducción
de la competitividad, endeudamiento e incapacidad para crear empleos.

Tras el desequilibrio acarreado por el modelo de sustitución de importaciones, el


gobierno mexicano decidió cambiar la estrategia hacia la liberalización del comercio.
A partir de los años ochenta se le dió prioridad a la apertura comercial por lo que se
eliminaron muchas de las restricciones a las importaciones y se redujó el arancel
promedio. A su vez, México tomó grandes pasos como la adhesión al GATT, lo que
representó el compromiso con el proceso de liberalización comercial ante las
naciones, y la introducción del Pacto de Solidaridad Económica, que pretendía
combatir la inflación al simplificar la tarifa del arancel. Para finales de la década
México logró reducir el proteccionismo de manera significativa e incluso manejó el
arancel promedio más bajo en la historia.

Para inicios del sexenio de 1988 se realizaron ajustes al modelo que se venía
implementando; se incrementaron algunos aranceles con el fin de eliminar la
dispersión arancelaria, se buscó firmar acuerdos sectoriales con Estados Unidos, se
facilitó el proceso de inversión extranjera a través de nuevas leyes y se liberalizaron
algunos sectores, como la industria petroquímica.

Un hecho muy interesante que ocurrió durante esta gestión fue la decisión inicial del
presidente de no negociar acuerdos integrales con Estados Unidos que cambió
drásticamente cuando el gobernante se dió cuenta del impacto trascendental que
tendría firmar un tratado comercial con Estados Unidos, no solo por los beneficios
económicos que este traería, sino también por la presencia que impondría frente a
la comunidad internacional al representar un destino atractivo para comercializar.
Así fue como México dimensionó la importancia de ser el vecino de la potencia
mundial más grande y se comenzaron las negociaciones para el TLCAN, hasta su
entrada en vigor en 1994. En su momento, este tratado impuso innovación y
ambición para el contexto del comercio internacional, ya que se incluyeron muchos
aspectos que nunca antes habían sido considerados marcando un parteaguas para
el nuevo bloque. Tal como fue previsto por el gobierno mexicano, el TLCAN le abrió
las puertas al país para convertirse en un socio comercial en el que muchos países
estratégicos estaban interesados; se negociaron 12 tratados con más de 43 países,
y México ingresó a la OCDE y al APEC. Este acercamiento comercial con EUA y
Canadá fue complementario, ya que por un lado México debió ceder a la eliminación
de sus aranceles, pero a cambio recibió la oportunidad de ingresar al mercado
americano con facilidad.

Efectivamente, el proceso de liberalización ha sido largo y complejo, pero ha rendido


frutos muy valiosos para la economía mexicana. Durante la década de los ochenta,
el PIB se vió beneficiado significativamente, así como el valor de las exportaciones.
Conforme se ha perfeccionado la política de comercio exterior, la composición de las
exportaciones de México se ha industrializado más, pasando de exportar materia
prima principalmente a productos manufacturados como maquinaria, equipo y
productos metálicos. En el mismo sentido, otra de las ventajas que México
experimentó fue el crecimiento de los flujos de comercio e inversión extranjera
causado principalmente por factores como la devaluación del peso y el déficit en
cuenta corriente de EUA. A pesar de lo positivo, México también se ha visto
estancado de cierto modo en su desarrollo comercial, principalmente por su falta de
diversificación en cuestión de oferta de productos, y por la alta concentración
geográfica que existe hacia los estados del norte de la nación, es decir, la
participación en cuanto a comercio exterior por parte de las empresas mexicanas
aún está muy polarizada.

Si bien, la liberalización comercial en México ha traído mucha prosperidad


económica, pero su influencia también ha beneficiado otros aspectos de la sociedad
mexicana, como el aumento de la productividad de la industria a partir de la
competencia con el extranjero y la reducción de cierto nivel de desigualdad al
promover la creación de empleos y mejores salarios.

Conclusión

Sin duda, el proceso de liberalización que ha atravesado México ha estado lleno de


altos y bajos, sin embargo, ha sido clave para el desarrollo de la economía
mexicana. A través de los años la relación de México con el comercio exterior ha
respondido de manera eficiente ante los cambios que conlleva el fenómeno de la
globalización, sin embargo no es posible decir que este proceso ha sido del todo
satisfactorio. Desafortunadamente México posee grandes lagunas en su política de
comercio exterior, que si bien deben ser vistas como áreas de oportunidad,
representan un gran atraso en materia internacional. A pesar de poseer 12 tratados,
además de múltiples acuerdos y alianzas, México no ha sabido aprovechar las
oportunidades que están a su alcance por la falta de visión; en este caso el
problema no es la falta de documentos que respalden las cooperaciones entre
naciones, sino la falta de diversificación en sus socios comerciales, ya que México
sigue decidiendo depender mayormente de Estados Unidos. La crítica no se dirige
al sentido de cortar la relación con el vecino, sino a saber distribuir la actividad
comercial de manera estratégica alrededor del mundo.
Claro está que México es una de las economías más importantes y por ende un
socio comercial atractivo por su ubicación geográfica, mano de obra y oferta, pero
hace falta un plan económico que logre complementar la cartera de posibilidades y
opciones que México tiene en materia comercial para el beneficio recíproco, así
como atender las problemáticas internas en cuestión de educación, bienestar y
desestabilidad política para fortalecer el mercado mexicano ante la competencia
extranjera y aspirar a la comercialización de servicios y productos terminados.

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