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3) Debemos ser conscientes de que el plan de Dios no es barato.

Nos dice la palabra del Señor en el libro del profeta Hageo 1:7-8 “Así ha dicho
Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y
traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré
glorificado, ha dicho Jehová el Señor”.
La verdad es que remover los escombros no es una tarea agradable. El mismo
pueblo de Israel se debilitó removiendo aquellos escombros, ellos dijeron: “las
fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no
podemos edificar el muro”, según el libro de Nehemías 4:10. Ésta labor puede
ser a veces difícil y genera fatiga, pero sus resultados son maravillosos y muy
importantes.
Es muy importante valorar un buen comienzo desde los cimientos. Para todos,
por lo general, es muy agradable ver el edificio terminado e ir de compras para
amoblar, pero no es muy bonito cuando están sacando la tierra para ubicar los
cimientos y estructuras. Pero, todo es parte de la reconstrucción.
Debemos destacar los verbos utilizados por el Señor: “Meditad”, “subid”,
“traed”, “reedificad”. Es una reconstrucción donde la persona es parte activa y
fundamental, no somos espectadores, sino parte activa en los planes de Dios.
Además, debemos ser conscientes de la importancia de superar la oposición
externa e interna. Samaritanos, amonitas y aún de los mismos judíos se
oponían, a través de burlas, calumnias, mentiras, e incredulidad; además de
aquellas cosas que se levantan dentro de nosotros mismos muchas veces: las
dudas, el desánimo, la incredulidad, la soberbia, entre muchas otras cosas.
Además de todas estas cosas, hubo, por supuesto, un costo económico, y por eso
el Señor les recuerda que él es el dueño de todo, nos dice Hageo 2:8
“Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos”. Dios bendice la
economía de su pueblo, para edificar su casa y logara sus propósitos.

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