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Il Pasticcio di lasagne

Cuando era un niño, conocí en un restaurante algo que cambiaría mi vida. Nunca
imaginé que podía existir un platillo tan creativo y diferente. Mi asombro creció en
el momento en que nos vimos frente a frente por primera vez. Como dicen por ahí:
“la comida entra primero por los ojos y luego por la boca”. Este caso no era la
excepción, fue amor a primera vista, contemplaba cómo la superficie tenía un
rubor especial y a la vez un tono dorado opaco que daba la sensación de estar
observando un rostro delicado, bondadoso e inocente. Sin embargo, había mucho
más por conocer, como la amable fragancia que provenía de aquel platillo e
inundaba todo el restaurante con su delicioso aroma.

Con cuchillo y tenedor en mano comienza la gran historia de amistad en la cual un


platillo y su comensal disfrutan de cada momento que comparten juntos. A veces,
acompañados por una rodaja de pan en otras ocasiones papas fritas, pero estos
son invitados de poca importancia porque sólo hay protagonismo para ese platillo
de procedencia italiana. Hay tantas cosas que me gustan de la Lasaña, me gusta
cuando crujen las delgadas láminas de pasta también me gusta el
acompañamiento de la suave textura del relleno y al combinar esas dos
sensaciones comienza el pequeño momento llamado “felicidad”. Aquel sabor
importado desde el Mar Mediterráneo se ha convertido en mi punto débil y si usted
me quiere conquistar por favor empiece regalándome una Lasaña, puede llevar
cualquier ingrediente que usted desee: salsa bechamel, salsa boloñesa, pollo,
carne, verduras hasta pescado ya que es un plato amable el cual se acomoda a
todos los gustos.

Es una combinación muy efectiva entre lo crujiente y lo suave, donde son


protagonistas la salsa, la pasta y sobretodo el delicioso queso derretido. Además,
tiene preparación sencilla pero que requiere un poco tiempo, sobre todo cuando
esperamos al lado de la ventanilla del horno como si de una función eterna de cine
se tratase, pero créanme que vale la pena invertir todo el tiempo necesario cuando
usted vea el resultado final. Para acabar este texto, y por fin ir por una deliciosa
Lasaña, espero que sigan disfrutando de este platillo tanto como yo lo disfruto
porque yo sé que, a mí, a ti y todos ustedes los ha hecho saborearse.

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