Eternamente Ahora

Eternamente Ahora
Vive en paz y sé feliz, el amor es tu esencia
Autor:
Erwin Griego Pizarro
VIVE EN PAZ ORGANIZACIÓN
/ViveEnPazOrg
www.viveenpazorg.blogspot.com
viveenpazorg@gmail.com
Barranquilla - Colombia - Sur América
ISBN: 978-958-48-0549-2
Primera Edición
Diseño de Cubierta y Diagramación: Miguel A. Griego Amarís

www.behance.net/miguelgriego
© Todos los derechos reservados, 2016

Queda prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio sin
permiso por escrito del propietario de los derechos del copyright©
Agradecimientos
Gracias a todos y a todo. Pues todos

somos Uno y Todo lo que hay.
¡Dios Es!
ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg ix

Prefacio
Vivo, disfruto y agradezco este instante en el

cual tienes este libro en tus manos, pues es la
expresión del Amor, la extensión del Ser que se
manifiesta por medio de mis experiencias en el
reconocimiento de Él. Las cuales te comparto en
este escrito para que tú también lo puedas hacer,
si así lo decides. Ya sea si recién empiezas o si
continúas avanzando en este inefable “camino”
del reconocimiento de lo que eres en Realidad.
Como te podrás dar cuenta durante la lectura

de esta obra, uso muchas veces palabras entre
comillas para señalar su sentido figurado,
toda vez que las palabras solo son símbolos
de símbolos que sirven solo para acercarnos y
señalar lo que no se puede describir o expresar
en conceptos limitados. Por ejemplo, en el
caso de la palabra camino que acabamos de
enunciar con respecto al reconocimiento del Ser,
ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg xi

ETERNAMENTE AHORA
el cual es un “viaje” sin distancia, pues no tienes

que recorrer ninguna distancia y por lo tanto
tampoco hay camino, ya que tú eres el Ser; no hay
que ir a ningún lugar.
También en cuanto a la forma, es preciso que en

muchas ocasiones use varias palabras, para nombrar
un mismo, concepto, hecho o acontecimiento;
debido a que no se en que “nivel” de estado de
consciencia te encuentras o con que filosofía,
religión, cultura o corriente de pensamiento te has
identificado en tu “recorrido” de regreso al hogar.
Esto lo hago sobre todo al principio, mientras vamos
unificando conceptos e identificando términos.
Respecto al contenido de esta obra, te anticipo

que no son más que las experiencias que un
canal o una de las infinitas manifestaciones del
Ser comparte, de manera sencilla, afable y sin
ninguna pretensión de convencerte, sino solo
motivarte a que reconozcas el maestro que está
dentro de ti, mediante la experiencia y tu propia
vivencia de lo que te comparto o extiendo; de tal
forma que tú mismo te des cuenta (consciencia)
de lo que somos. Es por eso que en cada capítulo
te sugiero una o varias prácticas que te ayudaran
a sentir sintiendo, a ser siendo lo único que
eres. A reconocer la Paz, el Amor, la Felicidad, la
Unidad, la Plenitud que demuestran tu libertad.
xii
PREFACIO
Te invito a que entonemos al unísono la preciosa

canción de la única vida que somos por siempre
y para siempre, hasta descubrir que ya no somos
un “yo” y un “tu” sino el Uno, manifestándose en
ambos y en todos, pues es Todo.
Gracias por estar ahí, por ser…
¡Paz y Amor, siempre!
ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg xiii

Tabla De Contenido
Agradecimientos ix
Prefacio xi
Iluminación, Despertar, 17
Salvación, Liberación.
La Paz que sobrepasa 31
todo entendimiento
El Amor 49
El Perdón 73
El Estado de Ser 91
Epílogo 121
Bibliografía 125
ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg

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CAPÍTULO I
ILUMINACIÓN,
DESPERTAR,
SALVACIÓN,
LIBERACIÓN.
Cuando nos percibimos tan pobres que
lo único que creemos tener son cosas,
conceptos, títulos, dinero, etc.; hemos
elegido la pequeñez
Los que no han reconocido la verdadera

riqueza (EXPERIMENTAR LA PAZ DE SER AMOR
AHORA) aún son mendigos porque buscan
“afuera”, migajas de placer o realización para
lograr la seguridad y el Amor que ya son, ese
tesoro del cual habló Jesús y que es infinitamente
más de lo que el mundo puede ofrecer.
“No os hagáis tesoro en la tierra (mundo), donde

la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones
minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo,
donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde
ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg 17

ETERNAMENTE AHORA
ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté

vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”
(Mateo 6:19-21) BIBLIA, RV 1960
La iluminación, palabra de gran relevancia en

los últimos días por aquello de la entrada de la
humanidad en un nuevo estado de consciencia.
A pesar de que todas las corrientes filosóficas,
religiones y dogmas, se fundamentan en ella,
son pocos los que la han “alcanzado” y lo escribo
entre comillas porque en realidad no hay nada
que alcanzar, pues no hay nada que buscar, solo
recordar, reconocer o ser. Aunque para el “ego”
(sistema de pensamiento basado en la separación
y el miedo) pareciera que la iluminación fuese
un logro sobrehumano, y por lo tanto lo que
generalmente se cree en el mundo actual
(proyección de ese sistema de pensamiento);
iluminación es simplemente el estado natural de
sentir la unidad con el Ser, lo inconmensurable e
indestructible, lo que esencialmente somos. Es
ser consciente de nuestra verdadera naturaleza
más allá del nombre que parece identificarnos
(personaje) y de la forma limitada (cuerpo) que
creemos ser. Mientras no sintamos esa conexión
(unidad) proyectamos la ilusión de la separación,
percibiéndonos a nosotros mismos como
fragmentos, partículas, individuos aislados los
unos de los otros. Al percibirnos como lo que no
somos, surge el miedo como lo natural en nuestra
vida, este miedo no es más que el conflicto interior
18
CAP. I | ILUMINACIÓN, DESPERTAR, SALVACIÓN, LIBERACIÓN.
y exterior; en cualquiera de sus manifestaciones:

culpabilidad, ira, sufrimiento, estrés, inseguridad,
victimismo, resentimiento, tristeza, odio,
resistencia o negatividad, condenación, depresión,
envidia, dolor, enfermedad, etc.
El mensaje de Jesús el Cristo, Siddharta el Buda

y todos los maestros, sabios, profetas, elegidos,
santos, avatares como los queramos llamar,
es el mismo: se puede “alcanzar” un estado de
iluminación, salvación, plenitud, consciencia pura,
reino de los cielos, nirvana, etc. aquí y ahora.
Es posible vivir libre del sufrimiento, libre de la
ansiedad y la neurosis; condiciones consideradas
normales en nuestra cotidianidad. Para lograrlo
debemos llegar a reconocer nuestro papel como
propiciadores y por ende responsables de nuestro
dolor. No son los demás, nada ni nadie de allá
“afuera”, llámese mundo, proyección, sistema de
cosas o experiencia vital. Es la mente “individual”
o la “mente errada” como se le llama en el libro Un
curso de Milagros, la “causa” de lo que llamamos
problemas, con su corriente constante de
pensamientos acerca del pasado o el futuro incierto.
Todos los aparentes “problemas” se resumen en
uno: El gran error de identificarnos con esa mente,
hasta el punto de creer que eso es lo que somos,
cuando de hecho somos mucho más.
“En este mundo, puesto que la mente está dividida,

los Hijos de Dios parecen estar separados. Sus mentes,

ETERNAMENTE AHORA
asimismo, no parecen estar unidas. En ese estado

ilusorio, el concepto de una “mente individual” parece
tener sentido…”
“La mente puede gozar de rectitud o estar errada,
dependiendo de la voz que escuche. La mentalidad
recta escucha al Espíritu Santo, perdona al mundo, y
en su lugar ve el mundo real a través de la visión de
Cristo. Ésta es la visión final, la última percepción, la
condición en la que Dios Mismo da el paso final. Ahí,
al tiempo y a lo ilusorio les llega su fin.
La mentalidad errada escucha al ego y teje ilusiones;
percibe el pecado, justifica la ira, y considera que la
culpabilidad, la enfermedad y la muerte son reales.
La mentalidad recta simplemente pasa por alto o
perdona lo que nunca ocurrió.” (Manual Del maestro,
Clarificación de Términos, Mente 2, 5, 6. UCDM)
La mente es el aspecto del espíritu que representa

el principio activo de este, es la herramienta que
usa para gestionar su “energía” creativa, haciendo
las veces de un sistema operativo y del asiento de
los pensamientos y las emociones. La mente es un
instrumento útil, pero al haberse aparentemente
dividido y poner una de sus partes al servicio del
“ego”, la mente “errada”, la hemos convertido en
el amo. Parametrizada por el tiempo, la mente
permanece revoloteando y aferrándose a las
experiencias pasadas o anticipando lo que podría
venir. Al identificarnos con la “mente errada”, “yo”
falso o personal, es decir creer que eso es lo que
somos, cometemos el error fundamental de nuestro
20
sufrimiento y caemos en el mayor engaño del sistema

de pensamiento que llamamos “ego”; cuando de
hecho somos mucho más que esa mente. Estamos
tan acostumbrados a ese incesante pasar y repasar
de pensamientos, que es más fácil para nosotros
reaccionar y responder, casi que programáticamente
a estos. Tomando así el camino del menor esfuerzo
en vez de estar alerta, totalmente despiertos al
momento presente, al ahora o al instante santo;
descansando en su profunda paz y plenitud, donde
podemos reconocer a nuestro verdadero Ser, que
está “más allá” de nuestro cuerpo físico, nuestras
emociones polarizadas y nuestra mente fluctuante
que nunca se calla.
La identificación con nuestra mente crea como

una especie de pantalla de conceptos, etiquetas,
imágenes, palabras, juicios y definiciones que
bloquea toda relación verdadera. Esta pantalla
de pensamiento es la ilusión de la separación,
es decir la creencia ilusoria de que existe un
“yo” y un “otro” totalmente separado. Olvidamos
entonces un hecho esencial: Más allá de las
apariencias físicas y de las formas separadas,
somos uno con todo lo que es. Ya no podemos
sentir esta unidad como una realidad evidente,
porque, aunque es posible que aún creamos en
esa unidad, ya no sabemos lo que es. Esto puede
ser consolador, pero no suficiente, ya que solo
a través de la experiencia la podemos vivir y así
liberarnos. La mente es un instrumento magnífico

ETERNAMENTE AHORA
si se usa correctamente. Nos presta innumerables

servicios como comunicar, organizar, planear,
construir, etc.; sobre todo para efectos prácticos
en esta experiencia ilusoria. Utilizada en forma
inadecuada, sin embargo, se vuelve incompetente
e infructuosa. Para decirlo de manera más exacta,
no es tanto que la usemos inadecuadamente,
sino que generalmente no la utilizamos. Ella nos
utiliza a nosotros y esa es la anomalía, el error, la
enfermedad que hay que corregir o sanar. Creemos
que somos nuestra mente y el instrumento se
ha apoderado de nosotros, semejante engaño.
El comienzo de la libertad es la comprensión de
que nosotros no somos esa entidad que se ha
apoderado de nosotros. Saber esto nos permite
observar a esa entidad y darnos cuenta de que
hay un inmenso reino de inteligencia más allá
del pensamiento, que el pensamiento es sólo un
minúsculo aspecto de esa inteligencia. Sabemos
entonces que lo realmente importante: el Amor, la
Felicidad, la Creatividad, la Paz interior surgen más
allá de la mente; y comenzamos a despertarnos,
liberarnos, salvarnos, iluminarnos…
La mente piensa y discute, pero el corazón

(el vórtice o centro del Ser) sabe y continúa.
Los pensamientos nos dicen una cosa, pero el
corazón nos dice otra. La mente puede ser crítica
y no estar de acuerdo, pero el corazón es Amor
sin importar las formas. Por eso, aunque las
personas aparentemente cometen errores, las
22
amamos. El corazón no pone ninguna condición

sobre lo que está ahí fuera. Sólo la mente hace
eso. El Amor no exige nada.
El Ser, el Amor o el Espíritu que somos es

la Vida Una, eterna, infinita y siempre presente,
más allá de las miles de formas que están sujetas
al nacimiento y a la muerte, al futuro y al pasado,
es decir al tiempo. Está profundamente dentro
de cada forma como la esencia invisible, como
la verdadera naturaleza, siendo accesible para
nosotros ahora. Aunque no lo podemos captar
con la mente en el sentido de poder entenderlo,
conceptualizarlo; podemos experimentarlo,
sentirlo, siempre y cuando la mente esté
inmóvil, es decir cuando la mente no está
fluctuando entre el pasado y el futuro, no está
juzgando, calificando, etiquetando, condenando
o interpretando. Dicho de otra manera, cuando
nuestra atención está completamente en el
ahora, es que se puede sentir el Ser. Recuperar
la consciencia del Ser y permanecer en ese
estado de plenitud es la iluminación, es el fin del
sufrimiento, o sea del continuo conflicto interior
y exterior; es la liberación de la esclavitud de
pensar incesantemente. Un estado de Paz, de
Unidad con el mundo (LO MANIFESTADO), así
como con el Ser (LO NO MANIFESTADO).

ETERNAMENTE AHORA
Realidad o Ilusión
“Un curso de milagros, el cual establece una clara
distinción entre lo real y lo irreal, entre el conocimiento
y la percepción. El conocimiento es la verdad y está
regido por una sola ley: la ley del amor o Dios. La
verdad es inalterable, eterna e inequívoca. Es posible
no reconocerla, pero es imposible cambiarla. Esto es
así con respecto a todo lo que Dios creó, y sólo lo que
Él creó es real. La verdad está más allá del aprendizaje
porque está más allá del tiempo y de todo proceso.
No tiene opuestos, ni principio ni fin. Simplemente es.
El mundo de la percepción por otra parte, es el

mundo del tiempo, de los cambios, de los comienzos
y de los finales. Se basa en INTERPRETACIONES, no
en hechos. Es un mundo de nacimientos y muertes,
basado en nuestra creencia en la escasez, en la
pérdida, en la separación y en muerte. Es un mundo
que APRENDEMOS, en vez de algo que se nos da;
es selectivo en cuanto al énfasis PERCEPTUAL,
inestable en su modo de operar e inexacto en sus
interpretaciones.” (Prefacio) UCDM.
24
Nosotros elegimos hacia a donde apuntar, a la

Verdad o a la ilusión. El mundo que percibimos
solo es un pensamiento ilusorio en nuestra “mente
errada”, aunque los sentidos den fe de la aparente
“realidad” de ese pensamiento ilusorio; pues el
cuerpo hace parte de esa ilusión. Por otra parte, la
“mente recta” o Espíritu Santo haciendo caso omiso
de nuestras interpretaciones, solo reconoce la
Verdad sirviéndonos como puente, ayudándonos a
re-interpretar las ilusiones de acuerdo a Su sistema
de pensamientos. El cual nos repite una y otra vez:
nada de lo que percibes es real.
Dado que el “ego” es completamente

antagónico al Espíritu Santo, entonces interpreta
a las ilusiones como “reales”, al darles significado.
Es como en un sueño, las imágenes y la experiencia
del sueño aparentan ser reales y mientras
la mente continúe soñando creerá que esas
imágenes son reales, cuando en realidad carecen
de significado, solidez o contenido; al despertar
se dará cuenta que solo son proyecciones que no
significan nada.
Este mundo se basa en interpretaciones, es el

mundo de la percepción, por lo tanto, no se basa en
hechos. Al tomar consciencia de esto reconocemos
que lo que nos afecta no son las imágenes, no son las
ilusiones, sino la manera en que las interpretamos;
pues el significado que tienen para nosotros quienes
las proyectamos se lo hemos dado nosotros. Si las

ETERNAMENTE AHORA
interpretamos como “reales” nos percibiremos

como “reales”, así confirmaremos nuestra creencia
de que estamos separados de Dios. Fabricamos o
proyectamos ilusiones, o sea este mundo; basados en
memorias, historias, etc. Las imágenes que creemos
estar viendo y la forma como nos relacionamos con
ellas y con todo, está regida por el pasado, lo cual
usamos para justificar este momento, que creemos
percibir. Es la interpretación basada en ese “pasado”
la que proyectamos en imágenes, llámese personajes,
situaciones, relaciones, objetos, lugares, etc.
Al soltar las interpretaciones y dejar todas

las historias a un lado, estando en el presente,
comenzamos a experimentar una profunda
paz, esa que sobrepasa todo entendimiento y
que nos lleva camino a la verdad. Estaríamos
experimentando el Reino de los cielos que tanto
nos habló Jesús, aquí y ahora.
“Hay una manera de vivir en el mundo que no

es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias
de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a
menudo. Tu frente se mantiene serena; tus ojos están
tranquilos.” W-pI.155.1:1-3
Por lo tanto, elegimos apuntar a la Realidad cuando

le entregamos al Espíritu Santo la interpretación, no
las situaciones, eventos, circunstancia o relaciones.
Para que él nos muestre lo real. Esto es pedir ver las
cosas de otra manera.
26
Practiquemos
Es gratificante darnos cuenta que podemos

liberarnos de la “mente errada” (sistema de
pensamiento del “ego”). Esa es la verdadera
liberación. Y lo mejor de todo es que podemos
hacerlo ahora mismo, si así lo decidimos.
Comencemos pues, observando y oyendo tan

a menudo como podamos, esa voz o imágenes
que deambula en nuestra “cabeza”; a veces una
película. Sobre todo, pongamos mucha atención
a esos pensamientos repetitivos, esos que han
estado merodeando haciendo mucho ruido por
algún tiempo, quizás años. Pero ahora vamos a
observarlos y escucharlos imparcialmente, sin
juzgar o condenar; porque al hacerlo habremos
caído de nuevo en el truco de la mente para
mantenernos nuevamente esclavos de ella. Al
poco tiempo de estar llevando a cabo esta práctica,
experimentaremos un nuevo nivel de consciencia,
el cual consiste en darnos cuenta de que está
esa voz o imágenes y además estamos nosotros
escuchándola-observándola. Esta es la consciencia

ETERNAMENTE AHORA
de nuestra presencia, lo que realmente somos:

el Yo Soy, Yo Superior, el Cristo o el Hijo de Dios;
esta es una revelación o comprensión, no un
pensamiento, pues esta surge más allá de la mente.
Ahora no solo somos conscientes del

pensamiento, sino también de nuestra presencia
o Ser más profundo como testigo de dicho
pensamiento, el cual empieza a perder poder
sobre nosotros, ya que no nos identificamos con
él y por ende no lo nutrimos con ningún tipo de
energía; entonces surge una paz interior que
trasciende todo pensamiento o entendimiento.
Al flujo de pensamientos compulsivos e

involuntarios le alborea su final y comienza a
desvanecerse, porque se le corta la continuidad
de esa corriente incesante de pensamientos,
produciendo una brecha entre pensamiento y
pensamiento, lo que los orientales llaman la “no
mente”. Estas interrupciones o brechas suelen
ser muy cortas, de segundos al principio, pero
se harán más largas con la práctica; además la
paz que experimentamos se hace más profunda
y con ella emana el “gozo” inefable de Ser, una de
las manifestaciones del fruto del Espíritu Santo
que menciona la Biblia. El Espíritu UNO en cada
uno, lo que las religiones llaman Dios, la ciencia
llama el Campo, otros lo llaman la Fuente, y a mí
me resuena llamarlo el SER.
28
“Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,

paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero
los que son de Cristo han crucificado la carne con
sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu,
andemos también por el Espíritu. 26 No nos
hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros,
envidiándonos unos a otros”. (Gálatas 5:22-26)
BIBLIA, RV 1960

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CAPÍTULO II
LA PAZ
QUE SOBREPASA
TODO
ENTENDIMIENTO
“La paz es… la gratitud del Ser cuando
finalmente le hemos escuchado”
Si hiciéramos una encuesta a toda la humanidad,

cuya única pregunta fuese ¿Qué es lo que usted
más desea o quiere en la vida? Con toda seguridad
todos darían una sola respuesta, y esa es: Paz.
Es posible que usted diga eso no fue lo que

yo respondí, pero independientemente de su
respuesta, y si miramos objetivamente teniendo
en cuenta su ensamble cultural, edad, sexo y
otra serie de factores, como las prioridades,
las circunstancias y el nivel de consciencia;
descubriremos que esa respuesta que usted dio

ETERNAMENTE AHORA
no es más que un vestido con el que disfrazamos

finalmente la paz. La cual para unos podría ser
salud, para otros la paz sería la pareja ideal, con
quien compartir el resto de sus días felices y
comer perdices, para otros podría ser culminar
sus estudios profesionales y luego hacer una
maestría, PH. D. y más; otros podrían decir, para
estar en paz yo necesito dos millones de dólares
en efectivo. Tal vez alguno diría, para estar en paz
yo necesito una casa construida en aquel risco
alejado del mundanal ruido y de toda esa basura
que me estresa; donde pueda meditar todo el día
en un estado de éxtasis, de paz y tranquilidad
y donde nadie me moleste, de tal manera que
pueda experimentar, ver y gozar el bello paisaje,
la creación divina, ese azul aterciopelado del mar
que se une en el horizonte con el cielo y yo pueda
fundirme en el infinito, porque eso es lo que me
da paz. Alguna chica preocupada por su imagen
prefiera responder, una cirugía estética que me
esculpa mi cuerpo para tener medidas de reina
90-60-90 o algún chico, pues ellos también están
en ese plan de tener cuerpos esculturales. Y eso
no está mal ni bien, no hay nada malo ni bueno,
solo en el sistema de pensamiento dual del “ego”.
Lo que queremos demostrar es que cualquiera

que sea la respuesta de lo que a cada uno le
parece que le puede dar paz, en definitiva, es eso
lo que todos queremos. No obstante, la mayoría
de nosotros, y este es el punto clave a donde
32
CAP. II | LA PAZ QUE SOBREPASA TODO ENTENDIMIENTO
queremos llegar, creemos que esa paz la vamos

a encontrar fuera de nosotros o que algún factor
externo nos la va a brindar.
La buena nueva (evangelio) a transmitir aquí,

es que no necesitamos ningún factor externo
ni nada de lo que acabamos de enunciar para
sentirnos en paz, porque nuestro estado natural
es el de la paz. Por lo tanto, no necesitamos nada
de lo que creemos necesitar para ser o tener lo
que ya somos y tenemos naturalmente. Cuando
Jesús hablaba del Reino de Dios o de los cielos, se
refería a un estado de Paz, Plenitud y Felicidad,
de Amor incondicional.
“Y Preguntado por los fariseos, cuándo viene el

reino de Dios, respondióles y dijo: No viene el reino
de Dios con observación; ni dirá: ¡He aquí o allí! Pues
he aquí el reino de Dios dentro de vosotros está.”
(Lucas 17:20-21) BIBLIA LXX Versión en español
En la paz hay una ausencia total de conflicto

y de tiempo, fluye el Amor que todo lo abarca,
experimentamos quietud y silencio mental,
plenitud y felicidad; aflorando un sentimiento
de unidad y libertad total, lo que la hace
imperturbable. El “Yo Soy”, el Cristo, nuestro
verdadero ser prevalece porque el “yo” personal,
falso e individual, con todas sus emociones,
creencias, identidades y miedos ha sido
trascendido. Una vez que experimentamos la paz,

ETERNAMENTE AHORA
ya no somos víctimas del mundo, porque la verdad

acerca de él y de lo que realmente somos se nos
ha revelado. Así nuestra percepción del universo
y nuestra relación con él, cambia. Ya no podemos
ser intimidados, manipulados o programados,
somos invulnerables.
En otra ocasión Jesús, dijo:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy

como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón,
ni tenga miedo.” (Juan 14:27). BIBLIA, RV 1960
Donde nos aclara que la Paz del Cristo, la Paz

que él nos da no es como la da el “mundo” producto
del sistema de pensamiento que llamamos “ego”,
precisamente todo lo que creemos que nos da
paz según los diferentes ejemplos de posibles
respuestas que mencionamos antes. Esa paz surge
en nosotros cuando reconocemos al Cristo, al Hijo,
al Ser que realmente somos; nuestro corazón no
se turba, altera o estresa y no alberga miedo. En
otro aparte de la Biblia Juan, el discípulo amado
de Jesús, nos recuerda:
“…Dios es amor; y el que permanece en amor,

permanece en Dios, y Dios en él. En el amor no
hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el
temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde
el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”
(1 Juan 4: 16 y18) BIBLIA RV1960
34
Si somos Hijo, resultado, creación o extensión

de Dios, hechos a su imagen y semejanza entonces
somos Amor, si somos Amor no puede haber
miedo; y si hay, es ilusorio, pues Un Curso de
milagros nos recuerda “lo opuesto al amor es miedo,
pero lo que todo lo abarca no puede tener opuestos.”
Entonces el miedo, como todo lo del “ego” es una
creencia, una ilusión, no es real.
La Paz interior verdadera significa simplemente

que el miedo se ha erradicado, debido a que la
mente individual, “mente errada” o “yo” falso ya no
está bajo la hegemonía del sistema de pensamiento
llamado “ego”, ahora operamos a través del Amor y
no del miedo, es decir identificados con el Espíritu
Santo, Mente Recta, Yo superior o Ser; mientras
continuamos teniendo esta experiencia física a la
cual llamamos vida. Ya no nos identificamos más
con el cuerpo, creyendo que somos este.
“Deseo la Paz de Dios. Decir estas palabras no

es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo. Si
pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por
un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en
ningún lugar o momento.
...Desear la paz de Dios de todo corazón es

renunciar a todos los sueños. Pues nadie que diga
estas palabras de todo corazón desea ilusiones o
busca la manera de obtenerlas. Las ha examinado y
se ha dado cuenta de que no le ofrecen nada. Ahora

ETERNAMENTE AHORA
procura ir más allá de ellas, al reconocer que otro

sueño sólo le ofrecería lo mismo que los demás.
Para él, todos los sueños son uno. Y ha aprendido
que la única diferencia entre ellos es la forma que
adoptan, pues cualquiera de ellos suscitará la misma
desesperación y zozobra que los demás.
... Nadie que realmente busque la paz de Dios

puede dejar de hallarla. Pues lo único que pide es
dejar de engañarse a sí mismo, al negarse lo que la
Voluntad de Dios dispone. ¿Quién que pida lo que ya
es suyo podría quedar insatisfecho? ¿Quién que pida
una respuesta que él puede dar puesto que dispone
de ella puede decir que no se le ha contestado? La paz
de Dios es tuya.” (UCDM)
El Mundo vs. La Paz
Una de las estrategias del sistema de pensamiento

“ego” o “yo” falso, de donde se origina el mundo,
es hacernos creer que las cosas algunas veces van
como nosotros queremos. No nos percatamos que
el himno de este mundo es: “Busca, pero no halles”
(UCDM). De tal manera que, aunque aparentemente
veamos lo que queremos en nuestra experiencia
36
“física” o mundo ilusorio de las formas, tarde o

temprano cambiará. Esa es la razón por la que este
mundo es caótico y demencial, si dependemos de él
para nuestra felicidad nos la pasaremos fluctuando
entre el dolor y el placer. El dolor (sufrimiento) se
experimenta al no poder tener lo que queremos o
que las cosas no vayan como nosotros deseamos. Y
el placer, surge cuando las cosas van como nosotros
queremos que se manifiesten, no siendo más que
otra distracción con la que el “ego” mantiene nuestra
atención en el mundo. Esto hace que pensemos que
Dios responde algunas veces sí y otras no, pero la
Verdad es que Dios siempre responde; solo que no
de la manera que el “ego” quiere o nos hace creer.
El Espíritu Santo, como la memoria de Dios

en nosotros o la voz que habla por Dios, ya que
Dios no tiene nada que ver con esta ilusión,
responde a través de restaurar la paz que
olvidamos o no reconocemos. Pero recordemos
que fuimos nosotros mismos quienes a un
nivel inconsciente elegimos primero al sistema
de pensamientos del “ego”, dándose como
resultado el “mundo” que vemos; dejándonos
distraer por él, al adjudicarle algún valor.
“Cualquier cosa en este mundo que creas que es

buena o valiosa, o que vale la pena luchar por ella,
te puede hacer daño y lo hará.” T-26.VI.1:1 (UCDM)
En definitiva, el hecho de que las cosas
vayan o no vayan como nosotros queramos

ETERNAMENTE AHORA
en este mundo, es irrelevante. Lo importante

es que no hagamos historias de ello (juzgar,
etiquetar, calificar, condenar, etc.), pues el
juzgar algo como bien o mal nos aprisiona al
mundo, al sistema de pensamiento del “ego”;
mientras que el reconocer que, “nada de lo
que veo significa nada,” W-pI.1 (UCDM) pone
nuestra mente bajo una nueva directriz, la del
Espíritu Santo, Ser, Cristo, Maestro Interno o
Yo Superior. Deshaciendo y reinterpretando el
concepto distorsionado que nosotros tenemos
de nosotros mismos y del mundo.
Simplemente continuemos eligiendo la

paz como lo más importante en nuestra vida,
independientemente de cómo vayan las cosas,
y lo que tenga que suceder sucederá y lo que
no, no. Si estamos identificados con el sistema
de pensamientos del Espíritu Santo, estamos en
paz. Si tenemos esa paz lo tenemos todo, si nos
falta esa paz no tenemos nada.
Cuando tengamos dudas al respecto de este

pensamiento; hagámonos estas preguntas,
ya que nos gustan tanto las preguntas y las
respuestas: ¿Prefiero tener razón o ser feliz?
¿Prefiero enrolarme en el mundo y la resolución
de sus problemas, para alcanzar la paz… o vivir
en paz suceda lo que suceda?
O la que nos hace, Jesús en las escrituras:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare
38
todo el mundo, y perdiere su alma? (Mateo 16:26)

BIBLIA, RV 1960
La paz, nos lleva a reconocer que tan “cerca”

estamos de Dios (somos uno con El), pero el miedo
nos hará creer que nos alejamos o separamos de
Dios. Solo demos gracias y sepamos que nunca
podremos, por más que queramos, alejarnos de
lo que somos. Y siempre tengamos en cuenta que
ambos aspectos están en nuestra experiencia, la
paz es verdad y el miedo es una creencia.
“El ego (miedo) no es más que una parte de lo

que crees acerca de ti. Tu otra vida ha continuado
sin ninguna interrupción, y ha sido, y será siempre,
completamente inmune a tus intentos de disociarte
de ella.” T-4.VI.1:6-7 (UCDM)
Ahora bien, no confundamos estar en paz o

feliz con aislarse, apartarse de la gente o por otra
parte hacer solo lo que nos “gusta”, como ver
televisión, leer un libro, practicar nuestro hobby
o deporte favorito, etc. Esto más bien es una
forma de evadir la auto observación, de evitar
mirar el inconsciente y a su vez el miedo que este
proyecta en todo con lo que nos relacionamos, y
esto es negación. Si bien es cierto que se requiere
de silencio y enfoque constante, el aislarnos y
hacer todo lo anteriormente mencionado, no
nos ayudará a menos observemos nuestros
pensamientos, emociones y reacciones; porque

ETERNAMENTE AHORA
de lo contrario solo nos estaremos distrayendo

con otro tipo de actividades.
La verdadera Paz surge (sale a flote), porque ya

está en nosotros, al reconocer lo que realmente
somos, Amor. Esto se logra cuando nos convertimos
en observadores del contenido de la mente en todo
momento, o mejor dicho en el momento presente,
el ahora. Tampoco requiere de un lugar y momento
determinado, es decir de algunas condiciones
especiales, sea que estemos solos o acompañados
observemos lo que sentimos y para esto debemos
apagar el ruido mental, o sea el incesante y
compulsivo ir y venir de pensamientos que
fluctúan entre el pasado y el futuro. Ubicándonos
o enfocándonos solo en el presente, enfrentamos
cada momento y ahí elegimos si nos identificamos
con el ruido mental del “ego” y todo su miedo; o
con el sistema de pensamiento del Espíritu Santo
que es Paz, Amor, Unidad, Plenitud, Infinidad y
Eternidad. De tal manera que lo que hagamos
o no hagamos, digamos o no digamos será una
consecuencia de esa elección.
Fluir en la paz que somos, independientemente

de la circunstancia que estemos afrontando,
puede acontecer en nuestras actividades diarias,
incluyendo los momentos que estemos a solas.
Mientras experimentamos esta ilusión, veamos
si solo nos distraemos o si la aprovechamos
para mirar el contenido de la mente. Siempre
40
observemos en cada momento lo que sentimos,

pues eso nos dice la verdad, sobre todo cuando
nos relacionemos con los demás, ya que ahí
proyectamos la culpa inconsciente y esta es la
mejor forma de darnos cuenta (ser consciente) de
qué es lo que necesitamos sanar. Este proceso no
suele ser muy agradable para el “personaje” que
se identifica con el “ego”, por eso muchos prefieren
evadir relacionarse con objetos, situaciones o
lugares (aislarse) e incluso con otras personas;
pues estas relaciones entre más íntimas, más
“dolorosas” pero más eficaces para sanar.
En resumen, cada vez que elegimos estar

en paz, es decir perdonar, soltar o aceptar;
invitamos al Espíritu Santo a sanar el contenido
de la mente. Y aunque el “ego” intente oponerse
con sus obstáculos (ruido mental, pensamientos
y emociones) para tratar de mantener su
hegemonía; mientras nuestra intención sea la de
sanar y continuemos permitiendo que el Espíritu
Santo nos guie, la Vida, Dios o el Ser, propiciará
lo necesario para continuar nuestro “camino” de
regreso a casa en Paz, Amor y Felicidad.

ETERNAMENTE AHORA
Practiquemos
Unas de las principales razones por la

que no experimentamos la paz natural y
permanentemente, aunque somos paz, es porque
nos acostumbramos a sentir pensando y tenemos
que sentir es, solo sintiendo; cuando brote alguna
emoción, si nos dedicamos solo a sentir, lo que
vamos a sentir es algo tan simple, es lo que
somos, vida. Vamos a sentir que estamos vivos y
eso no lo podemos explicar a través de palabras,
pero sabemos que estamos vivos, o ¿no estamos
vivos? Pero como no solo nos quedamos en el
sentir, sino que el sistema de pensamientos que
llamamos “ego” empieza a decirnos, por ejemplo,
que lo que sentimos puede ser ira, o solo una
molestia y ¿por qué nos molestamos?, sería mejor
que eso no nos molestara; cuanta arbitrariedad. Ya
estamos analizando, etiquetando, interpretando,
pensando en lugar de sentir. Le hemos adjudicado
un calificativo de negativa a esa especie de
“energía“ o emoción que brota al resonar con el
miedo y la culpabilidad en el inconsciente. Y eso
es lo que normalmente hacemos empezamos a
inquirir, a justificar, a acomodar y a darle forma
42
a lo que no lo tiene; porque en ese esquema es

que todos hemos sido instruidos y entrenados,
en el esquema de las formas, no en el de nuestra
esencia. A este sistema de pensamiento también
lo podemos llamar el dictador, el pensador, el
opositor (satán) o el padre de la mentira como lo
llamo Jesús en alguna ocasión.
Ahora, ahí donde estés, deja de hacer lo que estás

haciendo, si quieres cierra los ojos, al principio eso
te ayuda a no distraerte, suelta todo lo que tengas,
respira suave y profundamente, preferiblemente por
la nariz, inhala y exhala el aire quedándote quieto
y en silencio, verás como diferentes pensamientos
vendrán a tu mente, no los resistas ni tampoco los
invites a tomar un café, es decir no te apegues a
ellos, solo déjalos, que así como lleguen se vayan,
no los sostengas, prueba enfocar tu atención en la
respiración en vez de en los pensamientos, siente
como entra y sale el aire por tus fosas nasales, si
quieres puedes seguir al aire en su recorrido por
la faringe, los pulmones, como se expanden estos
cuando entra el aire y como se contraen cuando
sale. Notarás como los pensamientos dejan de llegar
tan seguido, es más ya no estás pensando por unos
segundos, pues estás atento al aire y esto te ayuda
a sentirte. El enfocarte en el aire es solo un apoyo,
un lobby a sentir, a experimentar lo que no tiene
explicación, lo indescriptible con palabras; pero como
estamos aquí en esta experiencia limitada, podemos
acercarnos diciendo: experimentar la Paz, el Amor,

ETERNAMENTE AHORA
la Plenitud, la Eternidad, la Infinidad del Todo y la

Nada que son lo mismo, a sentir la Vida que eres, sin
tiempo, sin límites, nuestro Ser.
Este evento es lo que Un Curso de Milagros

(UCDM) llama “Instante Santo”, o “la presencia” como
lo llama Eckhart Tolle en su libro El Poder del Ahora,
y Jesús lo llamó: “el aposento interior” cuando dijo:
“Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento

interior, cierra con llave tu puerta y ora a tu Padre que
está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.” (Mateo 6:6) BIBLIA TEXTUAL 2 Edición
Es solo descansar en Dios, tu Ser, como ya

dijimos solo sentir la vida que somos, sin tiempo
ni límites. Siempre estamos queriendo dirigir
nuestra atención a lo que llamamos “problemas”,
y eso es lo que no nos permite disfrutar de la Paz
de nuestra esencia. Permitamos pues, mediante
este ejercicio que el Cristo que somos aflore con
toda su paz; para que podamos ver que todas
nuestras preocupaciones solo existen en nuestra
imaginación (mente), y lo único que requerimos es
quitar la atención de las preocupaciones (soltarlas)
y re-direccionar nuestra atención a nuestro Ser,
Cristo o Maestro Interior. Ser uno con el Padre,
como dijo Jesús:
“Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30) BIBLIA, RV 60
44
Los Síntomas De Paz Interior
1. Tendencia a sentir, pensar y actuar

deliberadamente, en vez de reaccionar
debido a esquemas del miedo.
2. Habilidad para disfrutar cada momento.
3. Desinterés de juzgar a otros
y a sí mismo.
4. Desinterés por el conflicto.
5. Desinterés por interpretar las
acciones de otros.
6. Ausencia del hábito de preocuparse.
7. Abandono de la actitud de ser víctima de los
demás o de las circunstancias.
8. Frecuentes explosiones de agradecimiento.
9. Sentimientos de conexión con los otros y
con la Naturaleza.
10. Sonreír más frecuentemente y desde
el Corazón.
11. Sensibilidad a la bondad que se nos ofrece
y a la que brindamos.
12. Tendencia a dejar que las cosas fluyan,
en vez de resistirse y manipular.

ETERNAMENTE AHORA
En resumen: Ser quien realmente somos,

reconociendo nuestra santidad.
Aunque todos hemos tenido momentos de

profunda paz, donde el tiempo y el mundo
parecieron detenerse de repente, y hemos estado
en contacto con lo Infinito. Solo cuando la Paz y
el Amor fluyen de manera permanente, debido
a la consciencia de lo que realmente somos,
empezamos a ser una presencia salvadora en el
mundo, así nos llamó Jesús: “sois la sal de la tierra
…sois la luz del mundo.”
Recordemos siempre las palabras de Jesús:
“Estas cosas os he hablado para que en mí (el Cristo

que simbolizo) tengáis paz. En el mundo tendréis
aflicción; pero confiad, yo he vencido (transcendido)
al mundo.” (Juan 16:33) BIBLIA, RV 1960

46
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DA L E ‘ M E G U S TA’ A N U E S T R A PÁG I N A
CAPÍTULO III
EL AMOR
Es dar todo a todos, sin esperar nada a
cambio, aunque todo lo dado retorna al
dador, o más bien nunca lo abandona
A pesar de ser una palabra o concepto muy

conocido y aunque aparentemente todos sepamos
de que se trata, en realidad no tenemos ni idea de
lo qué es. Debido a que ha sido mal interpretado,
tergiversado o acomodado; a veces utilizamos
la palabra amor para referirnos al sexo, cuando
él sexo es solo eso, sexo. Lo relacionamos con el
hecho de compartir con una persona y pasarla
bien, que también solo es compartir y pasarla bien
con esa persona. Casi siempre lo confundimos
con manipular, poseer, dominar o incluso interés,
otras veces nos vamos al otro lado del espectro
y entonces lo confundimos con dependencia,
sujeción, apego, entre otras. Si abordamos el tema
desde la perspectiva correcta, nos daremos cuenta
que en realidad son pocos los que saben que es el

ETERNAMENTE AHORA
Amor; y esto es debido a la incisiva programación,

distorsión y condicionamiento a que nos tiene
sometido el sistema de pensamiento “ego”. Pero
si somos honestos y dejamos de engañarnos
a nosotros mismos, cosa que acostumbramos,
estaremos de acuerdo en que el Amor es mucho
más de lo que hemos creído hasta ahora.
“Este curso no pretende enseñar el significado

del amor, pues eso está más allá de lo que se
puede enseñar. Pretende, no obstante, despejar los
obstáculos que impiden experimentar la presencia
del amor, el cual es tu herencia natural.” T-In.1:6-7
(UCDM)
Nosotros tampoco pretendemos enseñar el

significado del Amor, pero si vamos a exponer
todo lo referente a lo que el “ego” usa para impedir
o bloquear la experiencia de nuestra herencia
natural, el verdadero Amor, el Amor incondicional,
el Amor que es Dios y lo que somos. Siempre que
nos refiramos a él en este libro lo escribiremos
con “A” mayúscula. El Amor es algo tan esencial
y fundamental en la vida que no podemos dejar
de experimentar. Sin embargo, en este nivel de
consciencia es prácticamente imposible explicar
con palabras o describir a ciencia cierta lo que es.
De hecho, tenemos muchos conceptos de lo que
es el amor. Aunque el Amor no puede subdividirse
ni limitarse, nosotros aparentemente lo hemos
hecho; lo hemos calificado, seccionado y dosificado
50
CAP. III | EL AMOR
debido a nuestra creencia en la fragmentación, en

la separación de Dios (el Uno). Nosotros mismos
nos hemos fragmentado hasta el punto de
creer que somos cuerpos, individuos, personas,
mentes separadas los unos de los otros. Bajo el
dominio del “ego” somos expertos en fragmentar
y dividir hasta tal punto que, aunque el tiempo
no existe, solo un eterno ahora, pues la Realidad
es atemporal; también lo hemos fragmentado
seccionándolo en pasado, presente y futuro.
Nos la pasamos replicando constantemente ese
instante de aparente separación, cuando apareció
la consciencia de un Dios y un “yo”.
Es precisamente la creencia en la separación

que en realidad nunca sucedió, ni sucede,
ni sucederá, porque es imposible que nos
separemos de lo único que existe, Dios (Amor);
lo que nos hace percibir como si existieran dos
mundos reales. Por un lado, el mundo de las
formas: lo material, lo finito, perecedero, mutable.
Y por el otro lado el mundo del contenido: lo
espiritual, lo infinito, eterno e inmutable. Solo
este último es real, el otro es ilusorio, aunque
lo percibimos como la vida real. Es por eso
que llamamos Amor, al amor romántico, al
sexo, al amor a la familia (padre, madre, hijos,
etc.), al amor a las mascotas, a la patria, a los
amigos, cuando solo son pequeños atisbos del
Amor; más basados en apegos psicológicos
y adictivos que en la incondicionalidad y la

ETERNAMENTE AHORA
libertad del Amor, el cual no es selectivo ni

exclusivo y no convierte a una persona, objeto
o situación en “especial”. La exclusividad no es
del Amor de Dios sino del amor del “ego”. Sin
embargo, la intensidad con la cual el Amor se
siente puede variar, porque en esta experiencia
humana las emociones son la reacción del
cuerpo a los pensamientos, las cuales están
basados en creencias, paradigmas, esquemas,
marcos de referencia aprendidos, adquiridos o
inventados. La mayoría de estos pensamientos
son suministrados durante nuestro desarrollo,
al identificarnos gradualmente con el sistema de
pensamientos el cual llamamos “ego”, “yo” falso
o “mente errada”; a través del cual proyectamos,
fabricamos este mundo ilusorio o sueño.
El lazo (Amor) que nos conecta con esa persona

aparentemente “especial” es el mismo que nos
conecta con la persona que nos encontramos en
un ascensor, o con un pájaro, una flor, un objeto
y un acontecimiento. Sólo que la intensidad con
el cual se siente es diferente. El Amor es más que
una emoción o un pensamiento, es un estado
de ser. Es la “energía”, vida, espíritu que fluye y
se irradia cuando soltamos o perdonamos todo
lo que bloquea su experiencia y por ende es en
lo que nos convertimos; mejor dicho, volvemos
a ser lo que siempre hemos sido. El Amor no
está “afuera”: está profundamente “dentro”
de nosotros, porque es esencialmente lo que
52
CAP. III | EL AMOR
somos. Nunca podemos perderlo y él no puede

dejarnos. No depende de otro cuerpo, de
otra forma externa. El Amor está en realidad
presente en todas partes y se expresa de
muchas maneras, su presencia sólo tiene que
ser realizada. Decidamos ser lo que somos.
“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor

es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y
conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios;
porque Dios es amor.” (1 Juan 4:7-8) BIBLIA RV1960
Esta última frase: Dios es Amor, es la cuestión

que queremos resaltar, en otro aparte de este
mismo libro, La Biblia, se nos dice: …Dios es
Espíritu. ¿Qué es espíritu? Es Vida, pues, si nos
remitimos a palabra original en hebreo escrita en
la Biblia: es Ruaj, que es viento, la cual se latinizó
al traducirla como espíritu en las posteriores
versiones de la Biblia. El viento es lo que hace
mover, lo que influye, lo que hace tomar una
determinada acción o dirección; ahora bien ¿Qué
es lo que permite que podamos hacer todo esto?
Que estamos vivos. Podríamos llamarlo poder,
fuerza, energía. En aquella oportunidad para el
mayor entendimiento de las personas de aquella
época, lo expresaron de manera analógica como
viento. Como algo que no se ve, pero se siente
o experimenta, nosotros no vemos la vida, pero
de alguna manera sabemos que estamos vivos.
Entonces si fuimos creados a imagen y semejanza

ETERNAMENTE AHORA
de Dios que es Espíritu, somos espíritu; y si Dios

también es Amor entonces ¿qué somos nosotros?
Amor, Espíritu, Vida. Si somos Amor no podemos
sino solo amarnos los unos a los otros, dar todo
a todo, pues somos Uno, somos Todo lo que hay,
somos Dios y Dios es.
En modo Amor, que debe ser nuestro estado

natural, somos sinceros, generosos, cuidadosos,
afectuosos, misericordiosos e indulgentes. Y
todas nuestras expresiones, actitudes y acciones
se caracterizan por la calidez, la gratitud, la
humildad, la plenitud, la visión y la pureza. Si
echamos un vistazo de manera objetiva de la
actual humanidad, aún estamos lejos de estar
operando en el modo Amor. ¿Por qué entonces
no nos experimentamos o somos Amor natural
y permanentemente? Porque en algún momento
creímos, tuvimos la idea de poder estar separados
de Dios, y pensamos que había un Dios y nosotros,
y al creernos separados de Dios también creímos
en su ausencia, la ausencia del Amor. Al creer en
el “vacío” que esto aparentemente provocó, no
nos percibimos completos o perfectos; surge el
miedo, que no es otra cosa que la creencia en la
ausencia del Amor, acompañado de la respectiva
culpabilidad por haber pensado que ocasionamos
ese “vacío”. Y con este, la necesidad de llenarlo o
sustituirlo mediante la manifestación o proyección
de un mundo de formas, dual, polarizado y por ende
ilusorio; fabricamos el tiempo, limitamos el espacio,
54
CAP. III | EL AMOR
nos construimos un cuerpo para atrincherarnos y

a la vez reafirmar la idea de separación.
Desde esta idea de separación se ha proyectado

el universo en donde creemos vivir. Fue así como
elegimos o quisimos llenar ese vacío sustituyendo
el Amor aparentemente ausente; y basados en
la culpabilidad instituimos al miedo como lo
opuesto al Amor. Pero ya dijimos que lo que todo
lo abarca no tiene opuestos. Esto ha llegado tan
lejos que ahora nos identificamos más con ese
sistema de pensamiento del “ego”, con el cuerpo
y sus emociones (el personaje); que con lo que
realmente somos, hasta el punto que lo hemos
olvidado creyendo ser lo que no somos.
Una clave para experimentar o restablecer el

Amor como lo que somos, es la voluntad de perdonar;
ya que cuando hacemos esto oprimimos el botón
de apagado del “ego” dejando de identificarnos
con ese sistema. Si perdonamos verdaderamente,
la ilusión se desvanece y solo queda el Amor. Así
nos damos cuenta que todo es una expresión de
Amor: Paz, Felicidad, Plenitud, Verdad, Libertad,
Infinitud, Eternidad, Creatividad, Unidad; o una
petición de Amor: ira, tristeza, odio, depresión,
mentira, codicia, envidia, sufrimiento, crueldad,
duda, apatía, etc. A estos últimos los hemos
llamados sentimientos “negativos”, aunque más
bien podríamos llamarlos ilusorios, y no son más
que diferentes disfraces del miedo, que aparenta

ETERNAMENTE AHORA
resistir o bloquear la experiencia del Amor. Cuando

perdonamos, es decir entregamos o soltamos
todas las resistencias al Amor, esos sentimientos
“negativos” que pretenden bloquearlo; el modo de
Amor se restablece en nosotros y su resplandor ya
no está oculto, empezamos a recordar, a despertar,
a iluminarnos, a salvarnos. Reconocemos que la
separación nunca sucedió. Y esta es la buena nueva
(evangelio) que vino Jesús el Cristo a comunicarnos.
Al perseverar en la práctica del perdón, ya

no vemos al “yo” falso o personal como agente
causal. Empezamos a ser conscientes del “ego” y
su sistema de pensamientos, y descubrimos que
solo observándolo sin juzgar o interpretar nada,
todos sus patrones y continuidad compulsiva, se
desvanece; entonces todo comienza a suceder sin
esfuerzo, como en automático y perfectamente
sincronizado. La Felicidad emana de nuestra
experiencia interior. En ese estado de consciencia
la perfección y la belleza aflora en todo debido a
la transformación de la percepción en visión, ya no
solo percibimos a través de los sentidos, sino más
allá de estos, ahora sabemos a través del corazón,
el Ser. Esto nos lleva de lo lineal a lo no lineal, y de
lo limitado a lo ilimitado.
Ahora lo “sobrenatural” se vuelve lo natural,

pues sucede todo el tiempo, los “milagros”
ocurren espontáneamente y comprendemos que
no somos nosotros, el “personaje”, quien lo hace,
56
CAP. III | EL AMOR
sino que surgen más allá de nuestro “yo” falso

o personal, sabiendo que solo somos canales
del Amor y que este estado es el resultado de
la Gracia, no de nuestros esfuerzos personales;
entonces no hay orgullo, solo Gratitud. Nos
despertamos cada mañana y damos gracias por
otro día de vida, porque estamos agradecidos por
la vida que somos. Pero sino perseveramos en la
práctica de la aceptación profunda o perdón que
surge precisamente de la gratitud y la confianza
en la vida que somos; este estado de conciencia
se “pierde” de nuevo muy rápido, porque al no
ser capaces de permanecer presentes en el Ser,
entonces lo estaremos en la “mente errada” o
“ego” identificándonos con sus patrones. Y ya no
seremos nosotros mismos sino una imagen mental
de nosotros, otra vez representando papeles,
roles, personajes para llenar las necesidades
del “ego” en el drama de nuestra experiencia
vital. Aunque sea posible experimentar breves
atisbos del Amor, este no puede florecer a
menos que estemos permanentemente libres de
la identificación con el “ego”, el bloqueador por
excelencia de la experiencia del Amor.
A medida que vamos “profundizando”, por

expresarlo de alguna manera, en este estado
(modo Amor) vamos disolviendo toda duda,
vamos desvaneciendo las creencias limitantes;
las percepciones ahora se convierten en la visión
de Cristo como mencionamos anteriormente. Ya

ETERNAMENTE AHORA
no nos aferramos a ninguna posición, nuestras

opiniones carecen de importancia y todo apego
desaparece. La humildad emergente nos hace
saber que nadie puede ser distinto a como es y
por Amor resaltamos lo “positivo”, o sea lo real en
los demás y no sus “defectos”. Ahora la Verdad en
cada uno, y no lo ilusorio, salta a nuestra visión,
enfocándonos solo en la bondad de la vida en
todas sus expresiones.
Al haber regresado a nuestro estado natural de

Amor ya no tenemos limitaciones o exigencias para
con los demás, como si debieran ser de alguna
forma específica para ser amados, los amamos sin
importar como son, sin esperar nada de ellos. Ya
no hay apegos, expectativas, ases bajo la manga,
no hay requisitos, ni una contabilidad de a quien
damos y quien nos da. Amamos solo porque eso es
lo que hemos reconocido o recordado qué somos,
y no podemos hacer otra cosa porque dejaríamos
de ser. No esperamos nada a cambio cuando
damos, solo amamos a todos y a todo, simplemente
sabemos que todo el que viola la ley del Amor, o
sea no expresa Amor; está pidiendo Amor, pues ha
sido limitado, engañado, seducido y esclavizado por
el sistema de pensamientos “ego” (mundo), el cual
está basado en el miedo (ausencia de Amor).
Nos damos cuenta que el Amor todo lo puede

y es la “energía”, vida, espíritu que lo transforma
todo a su alrededor debido a la radiación
58
CAP. III | EL AMOR
(Transcendencia) y porque está presente en todo

(Inmanencia). Además, que es ilimitado porque
cuanto más amamos, podemos amar más. Y no
tenemos que hacer nada, solo fluir en él ya que
esto sucede por sí mismo. El Amor silenciosamente
desvanece la ira o el miedo, y preferimos aceptar
y soltar en lugar de atacar, damos en vez de exigir.
El Amor engendra Amor.
Ya no nos identificamos como un cuerpo y por

lo tanto hay una pérdida del interés obsesivo por
la imagen personal, la figura, incluso por la salud
física. Poco a poco los pensamientos compulsivos
comienzan a disminuir y a ser reemplazados por lo
que podríamos llamar una comprensión interior,
una Certeza de que sabemos lo que sabemos,
pero no sabemos por qué, ni cómo, ni de donde
salió lo que sabemos, solo lo sabemos y punto.
El conocimiento espontáneo y natural remplaza
progresivamente los procesos mentales erráticos
del “ego”, que con el tiempo desaparecen; y la
“lógica” demente de su sistema al ser transcendida,
pierde su supremacía. El Amor brilla y se expande
plenamente a este nivel o en este estado de ser,
la comprensión se desarrolla como Revelación,
pues el velo ha sido quitado o develado y la luz de
la Verdad se hace Una con nosotros y con todo.
Nos damos cuenta que todo está conectado, el
conocimiento es holístico. Experimentamos la
Unidad, la Paz es nuestro estado natural y ahora
sabemos que lo esencial: el Amor, la Inocencia

ETERNAMENTE AHORA
está en todos y en todo. Así la comunicación no

verbal con los demás y con todo se hace posible
y cotidiana. Ya esos picos emocionales que antes
se experimentaban se allanan a su mínima
expresión, pues el pequeño “yo” falso o personal,
ha sido, desvanecido, trascendido e integrado en
el Ser o Yo Superior. Es el comienzo del fin del
sufrimiento, ahora la comunicación es comunión;
somos la realización de la Unidad que es Amor.
“¿Qué es Dios? La Vida Una eterna bajo todas

las formas de la vida. ¿Qué es el amor? Sentir la
presencia de esta Vida Una en lo profundo de
sí mismo y de todas las criaturas. Ser eso. Por lo
tanto, todo amor es el amor de Dios.” (EL PODER
DEL AHORA, Eckhart Tolle)
Al experimentar o ser conscientes de la Unidad,

también somos conscientes del Ser, es decir de
la esencia de todas las cosas, y no solo de su
forma. Como la percepción cambió por visión,
la perfección de todas las cosas se revela. No
hay tiempo, es decir el pasado y el futuro ya no
importan, no vemos separación entre el individuo
y el resto del universo, y por ende nos sentimos
en total unidad con todo. En este estado de alta
vibración, experimentamos más la Realidad que
con las percepciones ordinarias del “yo” falso o
personal, sentimos nuestra Realidad sin forma y
sin tiempo como la vida que anima nuestra forma
física, mirando más allá del velo de la forma
60
CAP. III | EL AMOR
y la separación. Ahora estamos “conectados”

a la dimensión del Yo Superior o del Ser. Los
eventos de quietud y silencio interior como la
meditación, la contemplación, el estado de ser, el
instante santo o la presencia, se vuelven ahora
automáticos y ocurren con mayor frecuencia y
duración.
“Estos pueden ocurrir a un nivel muy profundo.

Curiosamente, es posible que sean seguidos de
episodios de gran agitación interior y lucha. Estos
períodos de intenso trabajo interior se producen
porque ya no podemos tolerar la negatividad. Ahora
que tenemos un mayor poder de consciencia, somos
capaces de llegar al fondo y manejar los problemas
en los niveles más profundos de la consciencia. Estos
pueden ser problemas tales como los relativos al
origen de nuestra identidad o concepto del yo.” (DEJAR
IR. EL CAMINO DE LA ENTREGA, David Hawkins)
El Amor De Pareja
y Las Relaciones “Especiales”
Las relaciones que comúnmente entablamos

en esta experiencia vital, son incompletas y
disfuncionales, las cuales llamaremos como lo
hace Un Curso de Milagros: relaciones “especiales”.

ETERNAMENTE AHORA
Dentro de estas incluiremos la más íntima de todas,

la conocida como amor o relación de pareja y de la
cual hablaremos ampliamente.
El Amor en realidad no tiene que ver con esta

experiencia, es más podríamos decir a ciencia cierta
que no es de este mundo o sistema de pensamiento
dual, dicotómico, polar o de opuestos. Pero el amor
de pareja o lo que llamamos enamoramiento si
tiene todo que ver con este mundo, y aunque una
relación de pareja puede parecer perfecta por un
tiempo, invariablemente esta perfección aparente
se interrumpirá cuando las discusiones, los
conflictos y la insatisfacción, que generan violencia
emocional o física, sean más frecuentes. Debido a
que esta relación se mueve y se nutre o “energiza”
en la dualidad del “ego”, y no en la Totalidad y
Unidad del Amor de Dios. Tiende a convertirse en
ataque, hostilidad y falta de afecto de un momento
a otro; oscilando entre las polaridades del amor
y el odio, placer y dolor, entre muchas otras. No
pasará mucho tiempo antes de que la relación se
destruya, haciéndolo parecer como lo normal para
la humanidad, de ahí la cifra alarmante de divorcios
en la actual sociedad. Por la identificación con la
“mente errada” o “ego” en vez de con el Ser, se ha
generado tal crisis en la relación de pareja, que ahora
muchos saltan de una relación a otra tratando
de encontrar, infructuosamente, la realización a
través de estas. Otros muchos prefieren quedarse
solos, absteniéndose de establecer otra relación
62
CAP. III | EL AMOR
íntima para no repetir el drama de pasión y dolor

de relaciones pasadas. Pero la gran mayoría de
seres humanos, se resignan a continuar juntos
en sus relaciones disfuncionales, ya sea por el
“bien” de los hijos, seguridad económica, la fuerza
de la costumbre, o simplemente por adicción
inconsciente al sufrimiento. Cualquier excusa sirve
porque al fin y al cabo es lo mismo, miedo.
Esta polaridad puede manifestarse de muchas

formas, desde el punto de vista de lo que
llamamos “negativo”: posesión, celos, control,
resentimiento, insensibilidad, manipulación,
reclamo y chantaje emocional, la necesidad de
tener la razón, de discutir, criticar, juzgar, culpar,
ataques a través de pequeñas o grandes
revanchas inconscientes por dolor experimentado
en el pasado. Claro está que este lado “negativo”
de una relación es más fácil de reconocer como
disfuncional que el “positivo”, sobre todo si
señalamos como propiciador de todo esto a
nuestra pareja y no a nosotros mismos. Por el
lado “positivo” se manifiesta como un estado de
satisfacción, nuestra existencia cobra significado,
pues alguien nos necesita, nos desea, es más
nos considera “especial” y nosotros sentimos
lo mismo por ese alguien. Pareciera que por fin
nos sentimos completos, el resto del mundo no
importa cuando estamos con el objeto de nuestro
amor, estamos “enamorados” y caminando en las
pestañas, somos finalmente “felices”. Pero todo

ETERNAMENTE AHORA
es un engaño del “ego”, ya que pueda que no lo

veamos e incluso viéndolo, hay carencia y apego
en esa aparente felicidad. Ya que, si esa persona
está disponible y dentro del espectro “positivo” de
las manifestaciones y expectativas del “ego” con
respecto a esa relación, todo está bien; pero si no
es así, entonces aparecerá lo contrario, tristeza,
frustración, celos, posesión, manipulación, que
no es más que miedo a la pérdida. Y esto es más
una codependencia, una adicción por el apego
psicológico a esa persona, que Amor; porque
el Amor no tiene contrario, ni polos pues surge
más allá del sistema de pensamiento “ego” que
todo lo polariza y etiqueta, fragmentándolo y
haciéndonos creer que somos muchas mentes,
cuerpos, a los cuales podemos hacer a unos más
“especiales” que a otros.
Buscamos con ansias el amor de pareja porque

creemos equivocadamente que nos puede liberar,
salvar o sanar del estado de carencia o falta de
plenitud en que creemos encontrarnos en esta
experiencia vital ilusoria, donde todavía no nos
hemos despertado o iluminado.
En el Ser no hay dualidad, es decir no hay hombre

(energía masculina) y mujer (energía femenina), ahí
estas dos energías como todas las demás energías
o vibraciones, convergen en perfecta armonía,
son uno solo y no tiene necesidades porque no
hay carencias, ya está completo. En este mundo
64
CAP. III | EL AMOR
de las formas, en esta experiencia de lo físico y lo

psicológico en la que creemos estar separados,
aunque en ambos géneros fluyen estas dos energías
no están en armonía, es decir prevalece una más
que otra y es por eso que nos proyectamos como
un hombre o una mujer, lo que nos hace buscar la
compensación de la que aparentemente nos hace
falta; no estamos completos, somos una parte de
un todo. Es por eso que anhelamos la Plenitud,
retornar a la Unidad, en este caso manifestándose
como una atracción, una necesidad casi que
irresistible de unión con la polaridad de energía
“contraria”, del hombre por la mujer, y viceversa.
La unión sexual es una parodia de esta Unidad,
siendo el orgasmo una pequeñísima muestra
del estado de plenitud del Ser; sin embargo, la
experiencia más satisfactoria que puede ofrecer el
mundo físico. Mientras estemos identificados con
el “yo” falso creeremos que el sentido de nosotros
mismos proviene o se deriva del exterior, llámese,
circunstancias, experiencias, cuerpo o persona
“especial”. Y obviamente también creeremos
que estas pueden ser la respuesta a nuestros
sentimientos subyacentes de insuficiencia, miedo,
carencia y falta de realización. Le habremos
adjudicado el roll de sustituto del Amor. Esto
no quiere decir que no nos relacionemos con
otras personas e incluso íntimamente con una
pareja. De hecho, solo podemos relacionarnos
profundamente si estamos conscientes del Ser,
es decir cuando hemos dejado de creer que somos

ETERNAMENTE AHORA
una ola en el océano, y no el océano. Solo así

estaremos más allá del velo de la forma, nuestra
proyección o manifestación más densa, la cual
puede seguir teniendo ciertas necesidades, pero
el Ser no tiene ninguna. Si esas necesidades
se llenan o no, no hay ninguna diferencia para
nuestro Ser o Yo Superior; porque cuando ya nos
damos cuenta que somos el Océano, las olas son
irrelevantes. Podemos experimentar la iluminación
independientemente si llenamos o no, la necesidad
de la polaridad masculina y femenina según sea
el caso; o cualquier insuficiencia en el nivel de la
forma. Es decir, habremos traído el cielo a la tierra.
Para terminar, podemos aseverar sin lugar

a dudas que la relación de pareja puede ser
una magnífica oportunidad como medio de
iluminación. Pues trae consigo el mejor de
los escenarios para practicar el perdón y la
aceptación; los cuales develan el espacio para
la Paz, estado desde donde se actúa en Gracia y
Amor, ya sea para iluminar o santificar la relación
o para terminarla en armonía para ambos.
Todo lo que hemos expuesto aquí referente al

amor de pareja lo podemos extender o aplicar
a todas las relaciones “especiales”, que no
son más que la necesidad de buscar el sentido
de nosotros mismos en las cosas: en nuestro
personaje con su guión social, en las posesiones,
las apariencias, los triunfos y los fracasos, los
66
CAP. III | EL AMOR
sistemas de creencias, los paradigmas, en fin

todo lo que nos hemos inventado para justificar
la idea de la separación, que en últimas no tienen
nada que ver con quienes realmente somos.
Practiquemos
Para que juicios, etiquetas, ataques, discusiones,

conflictos, etc. Si todo lo que hay es Amor
La mayoría de los juicios se basan en nuestro

deseo que el mundo sea como queremos que
sea, es decir, que las personas se comporten y
las circunstancias se den de la manera en que
“seríamos felices”. O que las personas fueran
como nosotros o estuviesen de acuerdo con lo que
nosotros creemos o pensamos.
Optemos por no juzgar su manera de pensar,

hablar o actuar y aceptemos a los demás, tal y como
son. De hecho, en el momento en el que el juicio se
detiene o se desvanece por nuestra aceptación de
lo que es, nos liberamos del dominio de la “mente

ETERNAMENTE AHORA
errada” dejando espacio para la Paz, el Amor y la

Felicidad. Antes que nada, mantengamos nuestra
Paz y seguidamente experimentaremos el Amor
y la Felicidad que reside en el Ser, y que es lo
que realmente somos. Al dejar de juzgarnos a
nosotros mismos y a los demás, incluida nuestra
pareja, habremos descubierto la manera más
rápida de transformar una relación “especial” en
una relación santa o sana, a saber: la aceptación
de nuestra pareja y de los demás como son, sin
necesidad de juzgarlos ni cambiarlos.
Inmediatamente salimos del área de influencia

del “ego”, lo transcendemos y todos sus juegos
como el apego, la manipulación, la adicción,
la crítica y demás, desaparecen. No hay más
víctimas ni victimarios, no más dependencia
mutua, dejamos de ser arrastrados por nuestros
patrones inconscientes y los de las otras personas,
cortando así su continuidad.
De tal manera que ahora al escuchar a alguien

que nos esté juzgando (condenando, criticando,
calificando, etiquetando, atacando, señalando,
etc.) no le damos importancia, no nos enfocamos
en el juego del “ego”; renunciando a nuestra
necesidad de responder también juzgando, más
bien elegimos o decidimos experimentar lo que
realmente somos, Amor incondicional, y no el
“yo” físico, mental y emocional que creemos ser.
El Amor es lo que realmente somos. No es algo
68
CAP. III | EL AMOR
que hacemos, sino que lo que hacemos es una

expresión de nuestro verdadero Ser.
Aunque no podemos definir el Amor, si podemos

darnos cuenta cuando estamos juzgando. Cuando
no nos sentimos en paz, obviamente estamos
juzgando, y por lo tanto es una oportunidad para
sanar. Recordemos que todo lo que juzgamos
independientemente de cómo se manifieste o
lo interpretemos, su base es Amor. Dios (Amor)
es todo lo que es. Es lo que realmente somos, es
nuestra verdadera identidad y no hay nada más.
“Dios es, y nada más es” (LA DESAPARICIÓN DEL
UNIVERSO) Gary Renard.
El único que ve opuestos es el “ego”, producto

del miedo (ausencia de amor) y lo hace a través del
juicio o la interpretación. Su truco es que veamos
todo polarizado, haciéndonos caer en el error;
por ejemplo, ver a alguien lleno de paz, felicidad,
amor, regocijo, etc., como una persona “positiva”
y a alguien lleno de odio, ira, resentimiento, que
este culpando, atacando, etc., como una persona
“negativa”; pero lo cierto es que el Amor no
tiene opuestos, y por lo tanto eso también tiene
que ser Amor. La persona “positiva” como la
“negativa” representa algún aspecto de la mente
aparentemente dividida. De esa forma el “ego”
continúa reafirmando la idea de que estamos
separados y que lo que estamos observando o
experimentando es real, lo cual es su meta en todo

ETERNAMENTE AHORA
momento. Veamos el Amor e identifiquémonos

con él en todo momento, circunstancia, situación,
objeto o persona; y al ver la inocencia en los otros
la reconoceremos en nosotros, para poder ser lo
que somos. Es decir, seamos el Amor que somos,
el santo e inocente hijo de Dios.
Jesús no lo pudo describir mejor, cuando dijo:
“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos,

bendecid a los que os maldicen, haced bien a los
que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os
persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre
que está en los cielos, que hace salir su sol sobre
malos y buenos, y que hace llover sobre justos e
injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué
recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo
los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos
solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también
así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como
vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
(Mateo 5:44-48) BIBLIA RV 1960
Solo hay Amor, manifestándose en expresiones

de Amor o en peticiones de Amor. Si solo vemos
o nos identificamos con el Amor, transcendiendo
e integrando sus manifestaciones, simplemente
podremos ser lo que somos: Amor.
70
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CAPÍTULO IV
EL PERDÓN
El poder liberador del perdón consiste
en que solo cuando perdonamos, nos
damos cuenta que en realidad no hay
nada que perdonar…
¡Tremenda liberación!
No nos referimos al perdón como comúnmente

lo ha utilizado la “teología” dentro de un contexto
dual y de culpabilidad. El cual se asocia al hecho
de que porque somos “buenos” perdonamos las
acciones de los “malos” que han “pecado” contra
nosotros o contra alguien más. El perdón dual y
generalizado se basa en el que alguien o algo nos
hizo algo y nosotros perdonamos o viceversa.
Entonces estamos reafirmando la existencia del
mundo ilusorio con un “otro” y un “yo”, es decir
un victimario y una víctima, cuando en realidad,
solo hay Uno. Aquí hablaremos del perdón
como la experiencia Amorosa no-dualista de
soltar, aceptar, pasar por alto, descansar en el
Ser, y al hacerlo nos damos cuenta que no hay
acciones malas ni buenas, solo son acciones,

ETERNAMENTE AHORA
que nosotros las percibimos como “malas” o

“buenas” al interpretarlas o darle el significado
que el sistema de pensamiento “ego” les otorga
(juicio) de acuerdo a las creencias, paradigmas y
esquemas, que hemos adoptado en el pasado,
ayudados y reforzados por aspectos, culturales,
geográficos, históricos, sociales, etc.
“Cuando de alguna manera tu paz se vea

amenazada o perturbada, afirma lo siguiente: No
conozco el significado de nada, incluido esto. No sé,
por lo tanto, cómo responder a ello. No me valdré de
lo que he aprendido en el pasado para que me sirva
de guía ahora.” T-14.IX.6:6-9 (UCDM)
Cuando estemos sintiendo que algo nos está

molestando de alguna manera; así sea la más
mínima alteración, es porque ya hemos interpretado
algo, le hemos dado significado. Recordemos que
lo que nos afecta en realidad no son las acciones,
pues son neutras, sino nuestra interpretación de
ellas. Cuando reconocemos que este personaje
(“yo” falso) que creemos ser, no sabe nada; hemos
abierto la puerta a la verdad y se la hemos cerrado
al “ego”, aunque él te quiera hacer ver lo contrario,
queriéndote convencer de que lo sabe todo.
“El ego no sabe lo que está tratando de enseñar.

Está tratando de enseñarte lo que eres, si bien él
mismo no lo sabe. El ego no es más que un experto
en crear confusión. No entiende nada más. Como
74
CAP. IV | EL PERDÓN
maestro, pues, el ego está completamente confundido

y sólo causa confusión. Aun si pudieses hacer caso
omiso del espíritu santo, lo cual es imposible, no
podrías aprender nada del ego porque el ego no sabe
nada.” T-8.II.1:4-9 (UCDM)
EL perdón es un proceso que se va dando al

elegir de nuevo, en este caso elegir un nuevo
maestro para nuestro sistema de pensamiento,
al Espíritu Santo, el Cristo o Yo Superior en vez del
“ego”, es decir elegir al Amor, la Paz y la Inocencia
en vez del miedo, el conflicto y la culpabilidad.
“Cambiar de mentalidad significa poner tu mente

a disposición de la verdadera Autoridad.” T-1. V.5:7
(UCDM)
En sí, mediante el perdón se propicia el milagro

que habla el libro Un Curso de Milagros, el cual
es la corrección de la percepción equivocada
de la verdad. Por ejemplo: La creencia de la
realidad del sistema de pensamiento del “ego”
y su dominio, el cual nos dice que somos un
cuerpo, en un mundo físico y separado de Dios.
“El perdón reconoce que lo que pensaste que tu

hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió.
El perdón no perdona pecados, otorgándoles así
realidad. Simplemente ve que no hubo pecado.”
W-pII.1.1:1-3 (UCDM)

ETERNAMENTE AHORA
En REALIDAD, no hay nada que perdonar si

solo vemos la inocencia más allá de la APARENTE
culpa, pues todos somos inocentes. Así nos veía
Jesús, cuando estaba clavado en la cruz, tal vez el
momento APARENTEMENTE de mayor crisis, según
el mundo. Cuando exclamo: “Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen”. Quizás lo que quiso
enseñarnos fue: Padre, no le tomes en cuenta o
pásales por alto esto que hacen. Tú y yo sabemos
que son inocentes y siempre lo serán.
El perdón no es para arreglar o cambiar las cosas

en el mundo, es el proceso a través del cual dejamos
de proteger o identificarnos con el sistema de
pensamientos “ego” y nos ponemos bajo la directriz
del Espíritu Santo, para no dejarnos distraer,
precisamente, por las ilusiones que conforman
el mundo. De manera que se corrija el error en la
mente, no en el mundo de las formas; que no es más
que el reflejo de lo que la “mente errada” proyecta.
Si no hubiese culpa inconsciente en la mente no
habría mundo proyectado, solo habría Amor (Dios).
El perdón simplemente cambia la interpretación
que le adjudicamos a este mundo, para poderlo
ver como lo que es, una ilusión, un sueño; y así no
sentirnos afectados por el. Por consiguiente, no hay
nada ni nadie a quien perdonar, sino recordar o
reconocer lo que realmente somos.
“Si estás dispuesto a renunciar al papel de guardián

de tu sistema de pensamiento y ofrecérmelo a mí, yo
76
lo corregiré con gran delicadeza y te conduciré de

regreso a Dios.” T-4. I.4:7 (UCDM)
Mediante el perdón dejamos de estar haciendo

historias de lo que sentimos al interpretar, enjuiciar,
etiquetar, analizar, calificar, etc. Nos brindamos la
oportunidad de permitir que las cosas sean como
son, confiando en cada momento presente, sin dejar
que las emociones nos distraigan, solo sentirlas, sin
hacer historias de ellas. Y eso es dejar de proteger
nuestro sistema de pensamientos “ego”.
“Haz simplemente esto: permanece muy quedo y

deja a un lado todos los pensamientos acerca de lo
que tú eres y de lo que Dios es; todos los conceptos
que hayas aprendido acerca del mundo; todas las
imágenes que tienes acerca de ti mismo. Vacía tu
mente de todo lo que ella piensa que es verdadero
o falso, bueno o malo; de todo pensamiento que
considere digno, así como de todas las ideas de las
que se siente avergonzada. No conserves nada.
No traigas contigo ni un solo pensamiento que el
pasado te haya enseñado, ni ninguna creencia que,
sea cual sea su procedencia, hayas aprendido con
anterioridad. Olvídate de este mundo, olvídate de este
curso, y con las manos completamente vacías, ve a tu
Dios.” W-pI.189.7:1-5 (UCDM)
Aunque recomendamos ampliamente las

enseñanzas del libro Un Curso de Milagros para
la realización o reconocimiento del Ser, llámese

ETERNAMENTE AHORA
salvación, iluminación, despertar o liberación a

través del perdón; también reconocemos que
no es el único camino. Sin embargo, aclaramos
que sea cual sea las enseñanzas que decidamos
leer o seguir, hagámoslo con el Espíritu Santo o
Mente Recta y no con el sistema de pensamiento
“ego”. Observemos lo que ha pasado con las
enseñanzas de la Biblia aplicadas desde esa
perspectiva, o con cualquiera escritura de
contenido espiritual a lo largo de la historia,
incluso con Un Curso de Milagros, aunque este
nos diga que dejemos todas las creencias a un
lado. El personaje o el “ego” es el que siempre
tiende a adherirse a un sistema metódico de
creencias, en donde pululan los rituales y las
ideas de lo que es “espiritual” y lo que no,
enmarcados en la dualidad como lo real. De
cualquier forma, podemos estar seguros que,
si nuestra intención de perdonar para sanar
es honesta, el proceso que nos sintamos
inclinados a seguir será el perfecto para
nosotros, en ese momento.
Un Curso de Milagros solo es un “camino” más,

y ponemos la palabra camino entre comillas para
efectos de comprensión en la dualidad en que
nos experimentamos, pues en realidad es un
viaje (recorrido) sin distancia.
“El camino no es arduo, pero es muy diferente.”

T-11.III.4:1 UCDM
78
El camino no es difícil ni complicado, es

muy simple. Se nos hace difícil por nuestra
identificación con el “ego”, pero en sí es sencillo,
pues solo hay que elegir de nuevo. No hay nada
especial que hacer en este mundo, simplemente
reconocer que no “sabemos” o recordamos nada
de lo que realmente somos; pues hasta ahora solo
hemos reaccionado al sistema de pensamiento
“ego” como a un programa que, aunque está
espectacularmente bien estructurado, es
ilusorio y efímero. Cuando nos damos cuenta
de esto y elegimos no seguir identificándonos y
reaccionando a este, surge la consciencia del Ser,
que Un Curso de Milagros (UCDM) llama Espíritu
Santo, otras corrientes o disciplinas lo llaman,
el Cristo, el Maestro Interno, el Yo Superior, etc.
Por ser aparentemente “nuevo” para nosotros
y diametralmente “opuesto” a lo que estamos
acostumbrados, no confiamos en ÉL y por eso
el “camino” se nos hace “aparentemente” difícil;
no obstante, el Ser siempre ha estado ahí y no
hay nada más en realidad. Así que en la medida
que lo recordemos o reconozcamos mediante el
perdón, el soltar, el sentir sin juzgar ni justificar,
el vivir en un estado de completa aceptación de
lo que es; el “camino” se hace más simple de lo
que pensamos, es más nos damos cuenta que
no hay camino, somos el camino.
“Todavía tienes muy poca confianza en mí, pero

ésta aumentará a medida que recurras más y más

ETERNAMENTE AHORA
a mí -en vez de a tu ego- en busca de consejo. Los

resultados te irán convenciendo cada vez más de que
ésta es la única elección cuerda que puedes hacer.”
T-4.VI.3:1-2 (UCDM)
Debido a nuestra identificación con el “ego”

creemos que el mundo ilusorio y todo lo que lo
compone, es la causa y nosotros somos el efecto;
lo cual nos hace experimentarnos como víctimas
o verdugos todo el tiempo, pero en realidad no lo
somos. Todo es una proyección de nuestra mente
inconsciente. Sin embargo, en este gran sueño, obra
de teatro o película que creemos es nuestra vida,
estamos convencidos que somos seres humanos
cuya fuente y valía proviene del mundo como causa,
y por lo tanto, tiene el poder de afectarnos. Pero el
proceso del perdón nos recuerda que no somos esta
experiencia, que el mundo no es nuestro hogar ni
tiene el poder de afectarnos. Toda esa culpabilidad
que experimentamos como miedo surge a la
superficie desde nuestro inconsciente para ser
sanado. De tal forma que no son los eventos, ni los
personajes o este mundo de formas lo que se sana
al ser perdonado, sino la mente que está soñando o
proyectando todo esto.
Sin embargo, como estamos tan identificados

con ese mundo externo de las formas, el
camino para perdonar lo que está “dentro” es
perdonando lo que parece estar “fuera”. Ese
miedo en cualquiera de sus manifestaciones, con
80
el que el “ego” perpetúa la separación, mediante

la proyección y percepción distorsionada de
la realidad; el Espíritu Santo lo usa como una
oportunidad para que apliquemos el perdón y
nos demos cuenta de que solo el Amor es real y
es lo que somos, liberando así la mente cautiva
por el “ego”.
Aunque el perdón se aplique en este nivel

de la forma, porque es en el que creemos
encontrarnos, es para sanar la mente. “Vivimos”
(nos experimentamos) en este mundo, pero no
somos de este mundo.
La Biblia lo expresa en varias oportunidades,

Jesús es claro cuando dice:
“Yo les he dado tu palabra, y el mundo los

aborreció; porque no son del mundo, como tampoco
yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo,
sino que los guardes del maligno. No son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo.” (Juan 17:14-16)
BIBLIA RVA 1989
Con el perdón le cambiamos el propósito al

mundo, ya que perdonando recordamos quienes
somos realmente y nuestra única función: ser
felices. Realmente no tenemos otra misión, ningún
otro propósito primario o real, claro está que no
nos referimos a la “felicidad” que parece darnos el
mundo, ni tampoco a la “tranquilidad” que a veces

ETERNAMENTE AHORA
nos brinda, sino a la Paz que nos habló Jesús el

Cristo. Pero entonces, ¿Cómo experimentar o
acercarnos a ese estado de consciencia? ¿Cómo
recordar quiénes somos? Precisamente de esto
nos hablan Un Curso de Milagros, La Biblia, sobre
todo en el Nuevo Testamento, el Bhagavad Gita y la
mayoría de las escrituras a través de la historia: No
hay otro camino sino la Salvación, la Iluminación,
el Despertar o la Liberación a través de ejercer
el perdón, porque así nos damos cuenta que en
realidad no hay nada que perdonar. El perdón
es un aspecto del Amor que nos permite ver los
acontecimientos de la vida desde otro punto de
vista, el de la Gracia.
Perdonar es simplemente no hacer historias

con relación a lo que estemos sintiendo o esté
sucediendo, porque hemos reconocido que
no sabemos nada. Así damos paso al sistema
de pensamiento del Espíritu Santo o Maestro
Interno, quien corrige la percepción equivocada,
permitiendo que aflore lo que realmente
somos, la Paz, el Amor, la Felicidad y la Plenitud.
Desvaneciéndose el miedo y la culpabilidad
enraizados en el inconsciente, en cualquiera de sus
formas: malestar, rencor, ira, sufrimiento, dolor o
placer, tristeza, etc. La preguna que salta del “ego”
es, ¿Cuándo debemos perdonar? Esta surge con
mucha frecuencia entre los participantes de los
conversatorios y conferencias que realizamos, la
respuesta es: ¡Siempre! Aunque mis respuestas
82
aparentemente son variadas en las diferentes

ocasiones, en realidad es la misma. Algunas
veces contesto: quinientas millones de veces
al día, claro está, exagerando un poco. Otras
veces les digo: todas las veces que se presente la
ocasión. Muchas veces contesto como le dijo mi
amado Jesús a Pedro: “setenta veces siete”, lo que
quiere decir una y otra vez, o sea siempre. En
otras palabras, hasta cuando seas consciente
que en realidad no hay nada que perdonar o
hasta que ya no nos afecte, pues somos libres,
es decir hemos reconocido lo que somos: Todo,
Uno, Amor, Dios.
Practiquemos
“Sueñas con un desierto, donde los espejismos

te gobiernan y atormentan, y sin embargo esas
imágenes vienen de ti. El Padre no creó el desierto,
y tu hogar sigue estando con Él. Para regresar,
perdona a tu hermano, porque sólo entonces te
perdonas a ti mismo.” (LA DESAPARICIÓN DEL
UNIVERSO) Gary Renard

ETERNAMENTE AHORA
Los Tres Pasos

Del Verdadero Perdón
PRIMER PASO:
Identificar la causa de nuestro sentir y nuestra
reacción.
Es decir, la causa de lo que nos desestabiliza,

de lo que “aparentemente” nos hace sufrir, llorar,
airarnos, resentirnos, experimentar conflicto, dolor,
etc. Dichas reacciones son debido a que creemos
que estamos atrapados en un mundo de formas,
en donde somos las víctimas o los victimarios
irremediablemente. O sea, creemos que la causa
de nuestra angustia o incomodidad es externa, ya
sea que esté en nuestro cuerpo, en otros cuerpos
o en las situaciones con las que nos relacionamos.
Identificar la causa significa la corrección de

la percepción equivocada de la realidad, y por
ende el propósito del milagro se ha cumplido.
El milagro (esa corrección) nos dice que la
causa de nuestro sentir y reacción está en la
“mente errada”, que ha elegido al sistema de
pensamiento “ego” como su guía en vez de al
Espíritu Santo o al Cristo. En otras palabras,
84
nos damos cuenta que la mente está soñando,

proyectando o representando los personajes,
objetos y situaciones para poder expulsar y ver
nuestra culpa inconsciente fuera de nosotros. Es
decir, en realidad no hay nadie “afuera” ni está
sucediendo nada. Esto nos lleva al segundo paso.
SEGUNDO PASO:
Soltar, perdonar, dejar ir, desapegarnos
Aunque somos responsables, no somos

culpables. Y hay una gran diferencia entre
culpabilidad, que es miedo y responsabilidad, que
es poder. Como responsables, entonces podemos
elegir de nuevo, o sea, decidir perdonar las
imágenes proyectadas por la mente que es una sola
y está soñando o proyectando este mundo, que no
es más que un efecto ilusorio, un sueño. Como dijo
Albert Einstein: “El mundo que vemos nos es más que
una ilusión óptica del inconsciente”. Por lo tanto, si es
una ilusión, en realidad nada ha sucedido, somos
inocentes. Todos somos el santo e inocente Hijo de
Dios, el Cristo. Cuando perdonamos dejamos ir o
soltamos lo que el sistema de pensamiento “ego” nos
dice. En realidad, no hay nada que perder porque
no hay nada separado de nosotros, pues todos
somos Uno. Entonces lo aceptamos y solo sentimos
lo que estamos sintiendo, sin interpretar, sin hacer
historias, sin prestar atención a lo que el “ego”
diga, califique, etiquete; solo sentimos y soltamos.

ETERNAMENTE AHORA
No sabemos porque estamos sintiendo eso, ni

lo vamos a averiguar; esto es sentir sintiendo (sin
pensar). No lo aceptamos con resignación o porque
toca, eso es del “ego”, es más de lo mismo. Sino con
confianza y gratitud porque sabemos que lo que
está sucediendo en el sueño es un regalo que nos
muestra qué sanar, qué obstáculos salvar, pasar por
alto o trascender para poder experimentar nuestra
herencia natural el Amor, la Paz y la Felicidad.
El segundo paso es observar la negación del “ego”

a la Verdad o al Amor, y al hacernos conscientes de
su intromisión, se desvanece esa negación. Ahora el
tercer paso ya está ahí, porque simplemente siempre
ha estado esperando por nosotros. No tenemos que
hacer nada con el “ego” excepto observarlo y decir no
va más. Con este paso negamos la falsa percepción
que tenemos de la verdad, es decir negamos la
negación del “ego”. Y al hacer eso automáticamente
sucede el tercer paso.
TERCER PASO:
Sanamos por la reinterpretación o corrección
del Espíritu Santo
En los dos primeros pasos de este proceso se

requiere de nuestra cooperación, se nos pide una
pequeña dosis de voluntad, en el tercero no. De
hecho nosotros no damos el tercer paso, solo lo
aceptamos. Tampoco el Espíritu Santo toma el
86
tercer paso. Él, es el tercer paso. Ahora el Espíritu

Santo o el Ser, que ha estado y hemos sido siempre,
solo que no éramos conscientes, reinterpreta,
corrige o sana esas imágenes que son proyectadas
desde el inconsciente. El Espíritu Santo, que es la
memoria de Dios en nosotros, reinstaura la Verdad
o Realidad de lo que somos desvaneciendo todas
esas imágenes de pecado, culpa, miedo, sufrimiento,
sacrificio, victimización y especialidad que creemos
ver en el mundo en general o en nuestro círculo más
cercano; imágenes que ha proyectado la “mente
errada”, para sustituir al Amor que somos. La
Expiación o función del Espíritu Santo es la total re-
orientación del sentido acerca de nosotros mismos,
del que le damos al mundo y de nuestra convicción
en el “especialismo”; para darnos cuenta una vez
más, que el mundo del tiempo y el espacio no es
más que un constructo, una invención o fabricación
de nuestra imaginación, y por lo tanto no tiene
sentido tratar de arreglarlo.
Esta práctica del perdón la debemos hacer no

solamente cuando nuestra paz se vea amenazada,
sino en todo momento, pues ella nos permite estar
atentos de nuestros pensamientos, sentimientos
y proyecciones, es decir ser conscientes de a
quién estamos siguiendo, si al Espíritu Santo
o al “ego”. Nos entrena a estar vigilantes,
alertas, conscientes en cada momento presente
sin dejarnos distraer de la “mente errada”
incesante y parlanchina. Con esta práctica tan

ETERNAMENTE AHORA
increíblemente simple, pero que el sistema de

pensamiento “ego” nos ha hecho creer tan difícil.
Es que garantizamos la experiencia de lo que Un
curso de Milagros llama, el sueño feliz, el estado
previo al despertar, iluminación o salvación.
Recordemos, que lo que hacemos en un desierto

es salir de él, no regarlo, ni arreglarlo. ¡Simplemente
lo abandonamos! Es lo mismo con respecto a este
sueño, tampoco es cambiarlo por otro sueño, ni
mejorarlo. ¡Simplemente nos despertamos!

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S I G U E N U E S T R O S TA B L E R O S
CAPÍTULO V
EL ESTADO
DE SER
Ser siendo y sentir sintiendo, es decir,
vivir viviendo eternamente ahora; solo
eso y nada más.
En esta situación o experiencia vital a la cual

llamamos vida, hemos estado interactuando o
relacionándonos aparentemente con dos sistemas
de pensamientos o dos mundos: el del “ego”, “yo”
falso o “mente errada” el cual está basado en la
premisa de que la separación ocurrió en realidad, y
el del Espíritu Santo, Yo Superior o Mente Recta, que
está basado en la evidencia de la verdad, la Unidad;
ambos son coherentes en sí mismos, pero el del
“ego” parte de una premisa falsa y por lo tanto por
más coherente que pretenda ser, siempre será
falso. Este sistema de pensamiento “ego” con el
cual nos identificamos y en el que aparentemente
nos desenvolvemos, está fundamentado en dos
parámetros principales: Espacio y Tiempo, los

ETERNAMENTE AHORA
cuales aparecen en la palestra cuando se concibe

la idea de la separación de Dios, el Uno, el Todo, el
Amor. El espacio (localidad) surge de la limitación
o fragmentación que pretende hacer este sistema
queriendo particularizar la infinidad, para así
distorsionar su realidad y ajustarla a su falsedad.
El tiempo que es otro invento de este sistema
para sustentar el miedo y la culpabilidad que
experimentamos, como mente, en el momento de
la aparente separación; se extiende a lo largo de
una línea (tiempo lineal: pasado, presente y futuro).
A pesar de que el futuro siempre será incierto, esta
“mente errada” hace sus conjeturas basando su
percepción en lo que ha sucedido en el pasado
y las traslada al futuro, ignorando al presente;
fabricando un futuro similar al pasado y generando
así esa rueda sin fin o bucle del tiempo donde
hemos estado “viviendo” sin saber y sin poder salir,
porque ni siquiera somos conscientes de estar en
ella. Hemos sido leales, por no decir esclavos, de
este sistema de pensamiento sin darnos cuenta
(inconsciencia), sin saber exactamente qué es,
a dónde nos conduce y mucho menos cuál es el
costo de esa lealtad.
92
CAP. V | EL ESTADO DE SER
Instante Santo o Presencia
El Instante santo es la herramienta o As bajo la

manga que el Espíritu Santo o Maestro Interior nos
ofrece, para que podamos recordar y reconocer
su sistema de pensamiento como el único real,
ya que el otro es falso; no obstante, para la gran
mayoría de nosotros parece real. Es un instante
de reconocimiento del Ser que somos, donde nos
damos cuenta que nosotros no pertenecemos al
mundo del tiempo y que somos el espacio donde
sucede todo, en el que comprendemos que somos
el Ser Eterno, sin tiempo y por lo tanto no estamos
sujetos a sus leyes. Si todavía las obedecemos
es porque aún no reconocemos lo que somos,
permitiendo que el tiempo nos esclavice.
El Instante Santo es ese momento en el cual

reconocemos el perdón en lugar del ataque, la
inocencia en lugar de la culpa, el milagro en lugar
del juicio y la condenación, la paz en lugar del
conflicto, la aceptación en lugar de la resistencia y
a la Mente Recta en lugar de la “mente errada”. En
otras palabras, reconocemos qué es verdadero y

ETERNAMENTE AHORA
qué es falso. Cuando enfocamos nuestra atención

en el Ahora, vivimos la vida en el instante presente,
conscientes de que lo que estamos viviendo es todo
lo que podemos vivir, en lugar de seguir aferrados
al pasado o preocupados por el futuro.
“El instante santo es este mismo instante y cada

instante.” (T-15. I.4:3) UCDM
Imaginémonos sin inquietudes, ni

preocupaciones de ningún tipo, sin ansiedad, ni
estrés, solo gozar de perfecta calma y sosiego en
todo momento. Este estado de Paz y Felicidad que
hemos olvidado, por habernos identificado con la
“mente errada” y su sistema de pensamiento, solo
se da en el momento presente, ese instante en el
que todo sucede.
“Elige este preciso instante, ahora mismo y piensa

en él como si fuese todo el tiempo que existe. En él
nada del pasado te puede afectar, y es en él donde te
encuentras completamente absuelto, completamente
libre y sin condenación alguna.” (T-15. I.9:5-6) UCDM
Vislumbramos al Instante Santo cuando

empezamos a aceptar la inocencia en nosotros,
en nuestro hermano y en todo con lo que nos
relacionamos a pesar de cualquier obstáculo que
se interponga. Es así como tenemos acceso a este
instante, que es en el que vivimos realmente, sin
saberlo; aunque parezca que entramos y salimos
94
de él. Lo que sucede es que creemos que vamos

recorriendo la línea del tiempo, cuando en realidad
vivimos en la eternidad. La inocencia no es una
condición que ha de conquistarse con esfuerzo
o por méritos propios, ya que está presente
eternamente y simplemente se reconoce, puesto
que es un estado de la mente sin tiempo. El darnos
cuenta de esto es El Instante Santo.
La mayoría de nosotros, sino todos, hemos

tenido uno o pocos momentos de Plenitud
liberados del cuerpo en que tenemos la total
certeza de “conexión” con el Ser, lo que sucede
es que según la perspectiva del tiempo lineal solo
ha durado un instante, sin embargo, ese instante
es eterno. Al identificarnos con la “mente errada”
y su sistema de pensamiento, el tiempo se
percibe como real y que transcurre en una línea
horizontal, perdiendo de vista la eternidad.
Desde este instante santo donde tu santidad nace

de nuevo, seguirás adelante en el tiempo libre de
todo temor y sin experimentar ninguna sensación de
cambio con el paso del tiempo… (T-15.I.7:9) UCDM
En el momento en que renunciamos al pasado

y entramos en el presente aceptándolo como
es, transcendemos la identificación con el “ego”
y sus consabidas ilusiones, reconociendo así la
Verdad. Esto nos permite aquietar la mente y
“conectarnos” con el Espíritu Santo, el ayudador,

ETERNAMENTE AHORA
‘Parakletos’ como lo llamo Jesús en una ocasión,

y en otra lo llamo el espíritu de Verdad; el cual
nos facilita nuestro “camino” de regreso a casa,
al Padre, a la consciencia del Ser, a esa presencia
plena de inteligencia y sabiduría que somos.
“Y Yo rogaré al Padre y os dará otro Paracleto,

para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu
de la Verdad, al cual el mundo no puede recibir,
pues no lo ve ni lo conoce. Vosotros lo conocéis,
porque mora con vosotros y estará en vosotros.”
(Juan 14:16-17) BIBLIA TEXTUAL
En el Instante Santo al entregarnos a la guía

del Espíritu Santo, experimentamos Paz, Amor y
Felicidad, desaparecen las barreras del tiempo
y del espacio, reconocemos la Unidad y con ella
nuestra Santidad. Ya nada es externo o está
separado de nosotros.
“Pues en el instante santo, el cual está libre del

pasado, ves que el amor se encuentra en ti y que no
tienes necesidad de buscarlo en algo externo” T-15,
V.9:7 (UCDM)
El Instante Santo es ese “breve” momento en

el que alcanzamos la consciencia de nuestra
verdadera naturaleza y experimentamos ese
anhelado, pero negado y olvidado estado de Ser de
Paz interior, Amor y Felicidad. Si, aunque parezca
inconcebible nosotros deliberadamente hemos
96
elegido negar la Paz y el Amor que somos. Por lo

tanto, no es que la paz nos abandone por alguna
circunstancia externa; es que al identificarnos o
invertir en el “ego” basado en separación, miedo
y culpabilidad, elegimos negar lo que somos,
pero nuestra negación no elimina la verdad,
solo desaparece de nuestra vista o nuestra
consciencia. Una vez que no invertimos en ese
sistema de pensamiento, sino que nos enfocamos
en el Instante Santo anulando el tiempo con todas
sus distracciones, somos conscientes de la Paz y el
Amor que somos. No hay varios instantes santos,
es un solo instante, santo presente y eterno;
sin embargo, al nosotros creer en la percepción
ilusoria del tiempo lineal (pasado, presente,
futuro) estamos convencidos que lo que hay es
una secuencia de instantes sobre esa línea de
tiempo. Aún no concebimos la simultaneidad del
Ser o su eterno presente, es decir ser todo a la vez
eternamente. Esto es Unidad y la realización de
esta Unidad es el Amor, es decir aceptar e integrar
todo en ese instante o momento presente. Al no
haber resistencia la mente se aquieta, las ilusiones
se desvanecen y al irse lo falso solo queda la
Verdad: el Amor. Dios es.
El experimentar el Instante Santo para reconocer

lo que somos, está siempre a nuestro alcance, pero
por nuestra inconsciencia o identificación con el
“ego”, no lo podemos descubrir con la naturalidad
correspondiente, debemos entrenarnos. En

ETERNAMENTE AHORA
realidad, su presencia siempre ha estado en

nosotros, pero se mantiene oculta por los dictados
del “ego”, y no se requiere hacer nada especial
para alcanzar ese estado, sino más bien dejar de
hacer, por ejemplo: dejar de sostener el sistema
de pensamiento que a toda costa deseamos
conservar. El instante santo es un momento en
el que se recibe y se dá perfecta comunicación
(Integración), en el que la mente no trata de
cambiar nada sino aceptarlo todo.
“En el instante santo no ocurre nada que no haya

estado ahí siempre. Lo único que sucede es que se
descorre el velo que cubría la realidad.” T-15, VI.6:1
(UCDM)
El Ahora o Momento Presente
No necesitamos todas las respuestas aquí y

ahora. En este instante, no necesitamos “saber” el
resto de nuestra vida, independientemente de lo
que digan o piensen los demás. No necesitamos
todas las respuestas, estas llegan o no llegan, y
tal vez las preguntas innecesarias simplemente se
desvanecen. No hay ninguna prisa, la vida no tiene
98
ningún apuro, pues es eterna. Seamos como las

estaciones que son cuando son y punto, o como la
hierba que crece a su propio ritmo.
Las elecciones que habrán de hacerse se

harán, las decisiones que habrán de tomarse
se tomarán, los acontecimientos se darán, pero
ahora, en este momento; tal vez no necesitamos
saber las soluciones o los resultados, ni cuál
sería la mejor forma de proceder. Precisamente
el no saberlo es la apertura a toda posibilidad,
el lobby a lo que ha de ser. En lugar de tratar de
resolver lo irresoluble y rápidamente completar
historias generadas por un “yo” ficticio,
simplemente relajémonos en un absoluto no-
saber, en el cálido abrazo de lo no revelado aún.
Sumergiéndonos en ese momento de quietud y
silencio, disfrutándolo completamente, en toda
su sencillez y con toda su maravilla. Entonces, sin
ningún esfuerzo, sin lucha ni estrés, sin que haya
un “yo” involucrándose, las respuestas verdaderas
surgen en su propio y perfecto. ¡AHORA!
“Cuando de alguna manera tu paz se vea

amenazada o perturbada afirma lo siguiente: No
conozco el significado de nada, incluido esto. No sé,
por lo tanto, cómo responder a ello. No me valdré de
lo que he aprendido en el pasado para que me sirva
de guía ahora. Cuando de este modo te niegues a
enseñarte a ti mismo lo que no sabes, el Guía que Dios
te ha dado te hablará” T-14.XI.6:6-10 (UCDM)

ETERNAMENTE AHORA
El momento presente o él ahora es un estado

de completa aceptación, integración y por ende
de UNIÓN con todo. El sistema de pensamientos
con el cual nos hemos identificado hasta ahora,
está basado en separación y se percibe como
separado de este momento. Su propósito es
que nos mantengamos en el pasado o que nos
enfoquemos en el futuro, para perpetuar esa
separación del momento presente. Esto es
vital para el “ego” porque de eso depende su
subsistencia; es decir la permanencia del “yo”
falso que nos fabricamos.
Para el “ego” este momento es un momento de

recuerdos del pasado o de expectativas del futuro.
Por eso es que cuando se albergan pensamientos
futuros en el presente experimentamos
preocupación, incertidumbre y ansiedad; o
expectativas, anhelos e ilusiones. De la misma
manera cuando se albergan pensamientos
pasados en el presente, experimentamos culpa,
rencor, frustración, venganza y nostalgia. Todo
esto es la manifestación del miedo o ausencia
de Amor, cuando hablamos de ausencia no
hablamos de que el Amor se fue, porque él no
se puede ir, él lo abarca todo, sino en cuanto a
que lo hemos perdido de vista o a la ausencia del
reconocimiento del Amor que somos. Pareciera
entonces que la práctica sería enfocar la mente
en el presente intentando evadir, resistir o
combatir pensamientos de un futuro o de un
100
pasado, pero esa es otra estrategia del “ego”

para mantenernos rechazando alguna parte de
nosotros (separación). Y recordemos que solo es
observar, soltar, aceptar e integrar.
La práctica de vivir en el presente, que entre

otras cosas debería ser lo natural para nosotros,
ya que solo podemos vivir verdaderamente en el
presente; es más simple de lo que nos podamos
imaginar. Es experimentar un estado de completa
aceptación de lo que es, sin etiquetar, sin justificar,
calificar, etc., en fin; sin hacer historias de nuestras
circunstancias e incluso de nuestros pensamientos.
Es simplemente la completa inclusión de todo. Es
solo una actitud de: No sé, Dios aquí estoy…
“No hay afirmación que el mundo tema oír más

que ésta:
No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy
haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar
al mundo o a mí mismo.
Sin embargo, con esta lección nace la salvación. Y
lo que tú eres te hablará de Sí Mismo”. T-31. V.17:6-9
(UCDM)
Al dejar de interpretar recobramos la Paz que ha

estado allí siempre, subyacente en lo más profundo
de nuestra verdadera identidad, esa Paz más allá de
todo pensamiento. Y con esta fluye la respuesta o la
guía de la voz que habla por Dios, el Espíritu Santo
o Maestro Interior. No es la paz que nos ofrece el

ETERNAMENTE AHORA
“ego” que es temporal cuando aparentemente todo

esté “bien”. Sino la Paz que tiene lugar y permanece,
aunque las cosas no vayan “bien”, incluso haya dolor
físico o se nos derrumbe el mundo.
“Así que, no os afanéis por el día de mañana,

porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada
día su propio mal.” (Mateo 6:34) BIBLIA, RV 1960
En otras palabras, estamos esperando por un

evento en el tiempo que nos salve, nos despierte
o ilumine, uno de los trucos preferidos del “ego”.
La realización del Ser o iluminación no es en otro
tiempo o en otro espacio, es aquí y ahora. Nos
la pasamos persiguiendo placeres y diferentes
maneras de gratificación físicas y psicológicas
pensando que nos van hacer felices, es decir que
nos van a liberar del miedo o cualquiera de sus
manifestaciones: tristeza, carencia, frustración,
odio, sufrimiento, ira, etc. Hemos percibido la
Felicidad como una sensación que procede de
afuera o de un agente externo. Aún creemos que
cuando alcancemos algo o ya no necesitemos
esto o aquello, estaremos bien y seremos felices.
El truco es ese precisamente, hacernos creer
que tiene que suceder algo o que tenemos que
volvernos de una forma determinada para ser
feliz, lo que requeriría tiempo para encontrar,
ordenar, adquirir o comprender algo antes de ser
completo. Y esto hace parecer al tiempo como
un medio necesario para conseguir el estado
102
de plenitud o felicidad, cuando en realidad es

el obstáculo. Pero la verdad es que “llegamos”
a ser la Felicidad cuando nos damos cuenta
(consciencia) que ya estamos “allí”, o sea aquí y
ahora; en otras palabras, como dice Eckhart Tolle
“Usted encuentra a Dios en el momento en que se da
cuenta de que no necesita buscarlo”. Esto nos lleva
a la maravillosa comprensión, que solo ahora y
nada más que ahora es que tenemos acceso a la
Plenitud o Felicidad, pues todo es ahora. Y es por
eso que lo hacemos ahora, o no lo hacemos.
El Silencio o La Quietud
“El milagro llega silenciosamente a la mente

que se detiene por un instante y se sumerge en la
quietud.” T-28. I.11:1 (UCDM)
Para la mayoría de las personas un milagro

es resolver una situación adversa, sanar
una enfermedad “incurable”, conseguir algo
“imposible”, cualquier cosa que las leyes naturales
no puedan explicar.

ETERNAMENTE AHORA
Recordemos que el milagro es la corrección

de la percepción equivocada de lo que nosotros
creemos que es la realidad, es decir es el cambio
de percepción del miedo al Amor, del conflicto a la
Paz, de la separación a la Unidad, de la carencia a
la Plenitud, de lo ilusorio a lo Real.
El milagro se da cuando aquietamos la mente

y todas las distracciones dejan de tener poder
sobre nosotros. Paradójicamente si intentamos
aquietar la mente para que se nos “resuelva”
un problema, o con la expectativa de que algo
específico suceda, perdemos el acceso al milagro.
Habremos caído nuevamente en el truco que
el “ego” utiliza para perpetuarse, cual es andar
cambiando una ilusión o un sueño por otro.
Cuando aquietamos la mente mediante el

silencio de pensamientos, es decir oprimimos
el botón de “off” de la “mente errada”, esa voz
incesante y las demás distracciones dejan de tener
poder sobre nosotros; ocurre la corrección de la
percepción o des-hacimiento de la ilusión, el cual
es el verdadero milagro. Una mente serena está
abierta y receptiva a la inspiración, la cual podría
llevarnos a la solución de cualquier aparente
“problema”. Solo que lo que suceda es irrelevante
para una mente que descansa en la Paz de Dios.
104
Oración y Meditación
Podría decirse que son lo mismo, pero no. Más

exactamente son dos niveles de lo mismo en el
sentido de que ambas son formas de comunicarse
o relacionarse. En la oración le hablamos al Ser,
Dios o Inteligencia Infinita y en la meditación le
“escuchamos”. Escribimos escuchamos entre
comillas porque como dice el poeta Rumi: “Hay una
voz que no usa palabras… escúchala.”
La oración que se conoce popularmente es a

nivel intelectual con el predominio del “ego” o el
“personaje” que cree que está aquí separado del
Ser o del Todo. Es por eso que todavía pedimos,
solicitamos y hasta suplicamos por situaciones,
deseos e ilusiones reafirmando nuestra aparente
separación, especialismo y carencia. En este tipo
de oración el “ego” aún pretende tener el control y
nos manipula haciéndonos creer que él es, quien
propicia que la cosas se den; aunque la mayoría
de las veces no se den. Entonces usa esto para
culparnos a nosotros mismos, a otros personajes
o a las circunstancias. En fin, el circulo vicioso del

ETERNAMENTE AHORA
“ego” es que si se dan las cosas como queremos

vamos bien, y así cuando pase un tiempo vamos a
pedir más de lo mismo. Y si las cosas no salen como
pedimos, nos obliga a buscar otras que de pronto si
se van a dar. De tal manera que nos lleva de ilusión
en ilusión, es decir que continuemos dormidos,
soñando y bajo los efectos de su mantra: “busca y
no halles” (UCDM). Otro escenario en que se mueve
el engaño de ese sistema de pensamientos es que
en algunas áreas las cosas se nos dan, pero en otras
áreas nunca se nos dan. También puede haber
una combinación de estos dos escenarios y mucho
más. Entre más se enrede la madeja estaremos
más distraídos o perdidos. Esta forma de orar es la
practicada por las masas de feligreses de las distintas
religiones actuales basadas en el “ego”, la cual sin
saberlo los mantienen distraídos de la Verdad.
“Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada

la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre
que ve en lo secreto te recompensará en público. Y
orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles,
que piensan que por su palabrería serán oídos. No os
hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre
sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros
le pidáis.” (Mateo 6:6-8) BIBLIA RV 1960
Aquí Jesús nos está enseñando a que cuando

oremos vayamos a nuestro interior, a ese
lugar íntimo, secreto donde está el Padre, y ahí
comunicarnos, ser conscientes de la unión con
106
El. Que no nos quedemos en vanas repeticiones,

ni siquiera en pensamientos, deseos y peticiones,
nos dice que avancemos y vayamos más allá;
abandonando todo tipo de metas e intereses
“personales” o separados del Padre y por ende
de nosotros; y volvamos al gozo, a la verdad de
la unión con nuestro Padre Creador y con todo.
Pareciera que estuviera oyendo a mis hermanos
cristianos evangélicos diciendo, pero él mismo
nos enseña en Lucas:
“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y

se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que
busca, halla; y al que llama, le abrirán.”
En esa porción de la escritura nos está hablando

de los niveles de oración, ya hablamos del primer
nivel en los párrafos anteriores, el de pedir; luego
sigue el de buscar y después el de llamar o tocar.
También nos dice que conforme al nivel en que nos
encontremos, así experimentaremos hasta llegar al
último. Por ejemplo, si estamos en el nivel o estado
de consciencia de pedir se recibirá, si estamos en
el de buscar hallaremos y si ya estamos llamando
o tocando se nos abrirá. Siguiendo con los niveles,
podemos inferir que se toca una puerta cuando
hemos llegado y se toca para entrar, estamos
justo antes de entrar a otro nivel, en este caso el
de la Unidad con el Padre, donde ya no hay que
pedir nada. La pregunta del millón es: ¿Qué nivel
preferimos? ¿Cuál nivel es el Real? El pide-pide,

ETERNAMENTE AHORA
el busca-busca, el toca-toca o el nivel donde no

tengamos que pedir nada, porque ya lo tenemos
todo; pero por estar tan distraídos y ocupados
pidiendo, buscando y tocando no nos damos
cuenta (Inconsciencia) que ya estamos ahí, es más,
que nunca nos hemos ido de ahí. No obstante,
vamos experimentando de nivel en nivel en
nuestro “proceso” de iluminación hasta reconocer
el estado de consciencia de Unidad con el Ser, el
Todo, el Uno, Dios. Este es el Estado de Ser, donde
entendemos que no estamos separados de Dios;
y por lo tanto el miedo, la culpabilidad y el mundo
que proyectamos desde el sistema de pensamiento
del “ego” son ilusorios. Cristo vino para mostrarnos
como ser uno con el Padre.
La oración es un medio de comunicación o

comunión con el Ser, que en sus diferentes niveles
nos puede servir como “Lobby” o introducción en
la práctica de la meditación.
La Meditación es la experiencia de lo que

somos: el Ser, que es lo que está antes de la
acción, la emoción y los pensamientos; antes que
todo. Es solo un darse cuenta (consciencia), es
la alineación con el Todo sin tener que entender
nada mentalmente. Es la simple consciencia de
ser, no como un concepto, sino como un sentir
más profundo de lo que realmente somos,
Vida. Es un darse cuenta de que vivimos y ser
congruente con eso, así de simple. Ser siendo y
108
sentir sintiendo, sin mente (no conceptos), sin

tiempo (no pasado, ni futuro), sin límites y sin
nada. Ahora, en la Totalidad y Siempre. No se
requiere pensar para la experiencia o realización
del Ser, más bien pensar es un obstáculo.
En la meditación, el silencio es nuestra alabanza

más elevada, hablamos del silencio de la mente;
porque una vez que nuestra atención está en la
Totalidad de la Nada, emprendemos el camino por
donde todos podemos transitar, pero que pocos
lo hacen. En ese “espacio” que somos, es de donde
surgen las formas como imágenes, pensamientos,
emociones y acciones hasta llegar a lo denso:
los objetos, incluidos nuestros cuerpos. En ese
“espacio” también fluye el poder de la consciencia
plena, pura, sin que la mente pueda subyugarnos
con sus seducciones y distracciones. Obviamente
que siempre podremos volver a usar libremente
la mente, como el instrumento práctico o sistema
operativo para esta experiencia vital, ilusión o
sueño; al cual también llamamos mundo y lo
confundimos con la vida.
Al meditar experimentamos el instante

santo, la oración profunda, la Presencia, el
Ahora; aunque al principio parecerá que solo
lo podremos experimentar segundos, tal vez
minutos; con la práctica se irá reinstaurando
de manera permanente en nosotros. Hasta que
las formas pasen a un segundo plano, y lo que

ETERNAMENTE AHORA
somos, nuestra esencia: Paz, Amor y Plenitud

sea nuestra realidad; y no lo contrario como
ha sido hasta ahora.
A todas estas diversas actitudes, prácticas o

acciones que hemos expuesto en este capítulo,
tenemos acceso mediante la auto observación,
que es el primer paso en la iluminación, despertar
o salvación. No obstante, durante toda nuestra
experiencia vital y solo hasta el momento en que
empezamos a auto observarnos, hemos creído
que somos algo que en realidad no somos, el “ego”.
Pero para identificar eso que no somos, es preciso
hablar primero de lo que, si somos: el Ser.
El Ser es la esencia de todas las cosas, el espíritu,

por darle un nombre; ya que es lo que más se
acerca en nuestro espectro conceptual a lo que en
realidad es la Fuente, lo No Manifiesto, la Totalidad,
la Realidad Absoluta, la Inteligencia Infinita, el Amor,
el Tao, el Uno, El Innombrable, la Consciencia Pura,
el Campo Cuántico de Infinitas Posibilidades, Dios, El
Padre como lo llamó Jesús. Del cual todos formamos
parte pues somos su extensión, su resultado, su hijo,
su manifestación, su expresión o creación. La ciencia
en su afán de descubrir la partícula fundamental de
la materia, últimamente lo llama la Materia Oscura,
porque no la puede percibir. Precisamente debido
a que no se puede describir, solo hemos utilizado
nombres, adjetivos, palabras o símbolos para
acercarlo a nuestro actual entendimiento.
110
El “ego” es una idea o una creencia, por lo tanto,

no es real, es un falso sustituto de lo que realmente
somos: la creación de Dios. El “ego” es el “yo” falso o
“personaje” que creemos ser, que aflora en la medida
que asumimos que solo somos el cuerpo físico, los
pensamientos y las emociones. Este “personaje”
cree que está separado de otros “yoes”, del mundo
y del Ser o Dios. El “ego” es todo un sistema de
pensamiento, sólidamente estructurado pero falso,
que pone de manifiesto a la culpa y al miedo como
sus testigos, para perpetuarse como realidad. No
obstante, es de gran utilidad para efectos prácticos
de “supervivencia” o “instinto de conservación”
durante nuestra experiencia humana ilusoria.
Paradójicamente el “ego” también hace de gatillo o
estopín para la gran “explosión” del despertar, ya
que nuestra resistencia al sufrimiento puede ser
muy grande, pero no es ilimitada.
La Auto Observación es el primer paso o fase

en el despertar, precisamente porque a través
de ella se pone en evidencia la existencia de
esa creencia, de la que hasta ese momento no
hemos sido conscientes. Y por primera vez nos
damos cuenta que no somos esa “mente errada”
y parlanchina que ha inventado o fabricado ese
“yo” sustituto; sino la presencia que escucha. Es
por eso que podríamos concluir:
La entrada al mundo ilusorio es hacia “afuera”, por

lo tanto, la salida de ese mundo es hacia “adentro”.

ETERNAMENTE AHORA
Practiquemos
Estemos presentes…
El Instante Santo o el momento presente lo

podemos practicar a diario, en nuestras actividades
cotidianas, trabajo, estudio o cualquier cosa a lo
que nos dediquemos. En medio de nuestro trabajo
o actividad, por ejemplo, durante unos cuantos
minutos dejamos que nuestra atención esté en
el presente, y repetir este ejercicio muchas veces
durante el día. Dirigimos nuestra atención al aquí y al
ahora, sin expectativas, sin nada más, simplemente
siendo, sin ningún pensamiento. Mientras estemos
conduciendo o haciendo cualquier otra cosa, y la
mente está en otro lado o tiempo (futuro o pasado),
la retornamos a este espacio de receptividad
(presente). Y obviamente, si podemos sentarnos un
rato y hacer una meditación también nos ayuda.
Pero sin que se nos convierta en todo un rito
rutinario por lo obligatorio, sino más bien sea un
proceso de traer, cada vez que nos acordemos o
nos demos cuenta, la presencia en todo momento;
siendo observadores conscientes sin dejar que la
112
mente esté corriendo hacia el futuro y el pasado. No

tenemos que obsesionarnos, pero si hacer la práctica
para que la mente vaya poco a poco retornando a la
quietud y la paz en vez de permanecer en conflicto.
Insistimos, la idea es no convertir esta práctica en
una rutina, en el sentido de que si no la hacemos nos
sentimos mal. Cualquier práctica, puede tornarse
peligrosa si se convierte en un dios, amenazando
los objetivos por la que fue establecida.
“Quizá la única generalización que puede

hacerse al respecto es la siguiente: dedica un rato
lo antes posible después de despertarte a estar
en silencio, y continúa durante uno o dos minutos
más después de que haya comenzado a resultarte
difícil. Probablemente descubrirás que la dificultad
disminuye y desaparece. En caso de no ser así, ése es
el momento de parar. Por la noche se debe seguir el
mismo procedimiento. Tal vez tu período de sosiego
deba ser temprano en la noche, si no te es posible
hacerlo inmediatamente antes de irte a dormir”.
M-16.4:7-9; 5:1-4 UCDM
Oremos…
Hoy soy la Paz de Dios, sano la mente

entregándola a mi guía interno el Espíritu Santo,
la memoria de Dios en mí, y así reconocer a mi
verdadero ser, ¡El Cristo!

ETERNAMENTE AHORA
Hoy acepto la felicidad que Dios dispone para mí,

su voluntad y la mía son una; y la única voluntad que
hay, pues yo soy su voluntad. ¡Hágase su voluntad!
Hoy observo sin juicios mis pensamientos,

veo toda circunstancia como la escuela donde
aprendo qué sanar en mi mente y no como castigo
o premio de un destino.
Hoy perdono todo para darme cuenta que

en realidad no hay nada que perdonar, pues soy
responsable de lo que pienso, percibo, siento y
experimento. Por lo tanto, decido ver la inocencia
más allá de la aparente culpa.
Hoy suelto todo pensamiento y creencia

limitante de separación y especialismo, porque
soy Uno y Todo. Reconozco que el mundo que
veo es ilusorio, pues la separación en realidad
nunca sucedió.
Hoy aquieto mi mente y reconociendo que no

se nada, que no hay tiempo ni espacio, suelto el
miedo y todo control. ¡Acepto!
Hoy doy gracias al reconocer que mi verdadero

Ser es uno con Dios y por lo tanto EL REINO DE
LOS CIELOS (AMOR, PAZ, FELICIDAD, UNIDAD,
PLENITUD, INFINIDAD, ETERNIDAD) es mi hogar y
mi herencia natural.
114
¡Hoy y siempre soy tal como DIOS me creó, soy

UNO, soy TODO, soy AMOR, soy DIOS!
¡Sea!
Esta última oración es la más corta pero la más

completa, porque resume a todas y denota total
aceptación y plena confianza en Dios; pues sea lo
que ha de ser, siempre “Yo Soy”, así como Dios Es.
Meditemos…
Meditar es supremamente beneficioso y

consiste en dejar de interpretar, etiquetar, juzgar,
calificar a tus pensamientos o imágenes mentales.
Eso parece difícil, y de hecho, para una mente que
no está entrenada pudiera serlo. Pero la práctica lo
hace fácil.
Aunque ya explicamos el ejercicio básico para

esto, en el capítulo dos, ahora lo ampliaremos un
poco más:
1. Nos sentamos en una silla o nos tumbamos

en una cama, estera o si preferimos en el
suelo, la posición no es relevante, de lo que se
trata es que estemos cómodos.

ETERNAMENTE AHORA
2. Para empezar, cerramos los ojos y

respiramos profunda y lentamente unas
cuantas veces, por lo menos tres veces. Puede
ser inhalando por la nariz y exhalando por la
boca, al exhalar soltamos tensiones relajando
los músculos de nuestro cuerpo.
3. Después respiramos suavemente por la

nariz, es decir inhalamos y exhalamos solo por
la nariz, la idea es que dirijamos la atención en
el aire al respirar, en como entra el aire por
las fosas nasales, sigue por la laringe, entra
a los pulmones y como estos se van inflando
hasta llenarlos completamente; después
seguimos el recorrido desde los pulmones,
como el aire al exhalar regresa a la laringe y
se van desinflando mientras sale por la nariz.
Si lo hemos hecho bien, o sea si hemos estado
enfocados en el recorrido del aire. ¡Sorpresa!
hemos dejado de pensar.
4. Lo más probable es que los pensamientos,

imágenes o ideas vuelvan a la mente y en
este caso no los resistamos, no peleemos
con ellos, solo los observamos y soltamos,
los despedimos, así como a nubes pasajeras
que vienen y se van. Pero no resistamos a los
pensamientos y si alguno no se quiere ir, solo
volvamos a poner la atención en la respiración
y volveremos a dejar de pensar. Al principio
es como un juego vienen los pensamientos
116
y nosotros los soltamos, los dejamos ir y

si insisten en quedarse, simplemente nos
enfocamos nuevamente en la respiración y
así sucesivamente. Poco a poco nos daremos
cuenta que es más el tiempo que duramos sin
pensar que pensando, es decir que la brecha
entre pensamiento y pensamiento cada vez
se amplía más. Lo que “sigue” ya se hace
indescriptible con palabras. Al principio son
solo segundos mientras que vamos teniendo
práctica. Recordemos que la “clave” está en
no albergar ninguna expectativa al respecto ni
mucho menos estamos buscando algo especial,
un evento fenomenal o “sobrenatural”.
Podríamos comenzar con 5 minutos en la mañana

y 5 minutos en la tarde noche. No muy de noche,
mientras aprendemos, porque podemos quedarnos
dormidos y de eso no se trata; poco a poco podemos
ir aumentando el tiempo de práctica, esto no tiene
una medida, ni un tiempo específico o fórmula
mágica, como dice el Catedrático español autor de
varios libros Emilio Carrillo “cada uno, es cada uno”.
De lo que se trata es de estar consciente sin pensar,
solo sintiendo. En la medida que vivenciamos
conscientemente este estado de ser, vamos
reconociendo, recordando y recuperando nuestro
estado natural de Paz, Amor y Felicidad. Hasta el
punto que se reinstaura en nuestro “interior” como
una especie de telón de fondo continuo e inamovible,
al mismo tiempo que interactuamos en lo superficial

ETERNAMENTE AHORA
y efímero de las formas, durante nuestra experiencia

vital. Aunque no podemos describir con palabras
o adjetivar ese sentir, nos damos cuenta de su
inmanencia y trascendencia.
Recuerda que no es la cantidad de tiempo, sino

la intención y sinceridad de la práctica:
“La cantidad de tiempo que dedique a ello no es lo

más importante. Uno puede fácilmente pasarse una
hora sentado inmóvil con los ojos cerrados y no lograr
nada. O bien puede, con igual facilidad, dedicarle a
Dios sólo un instante, y en ese instante unirse a Él
completamente.” M-16.4:4-6 (UCDM)
Como vemos el Instante santo, el momento

presente o el Ahora, la oración profunda y la
meditación son lo mismo: Nuestro estado de ser
natural eternamente ahora…
118
www.viveenpaz.org
H A Z PA R T E D E N U E S T R A O R G A N I Z AC I Ó N
Epílogo
Nada nos hace Felices…

¡Somos felices!
En realidad, el que seamos felices o no, no

depende de nada ni de nadie, solo de nosotros
mismos. Y no es que tengamos que esforzarnos
teniendo que aplicar ninguna técnica para que
así sea. Depende de nosotros por la sencilla razón
que eso es lo que somos, aunque la mayoría de
la humanidad, hasta el momento, no se haya
dado cuenta o no lo haya recordado. Ser feliz es
nuestra actitud natural cuando estamos en modo
Amor, es decir cuando hemos reconocido lo que
somos mediante el perdón (sentir, aceptar y soltar)
trascendiendo la “mente errada” o “yo” falso personal.

ETERNAMENTE AHORA
Mientras que sigamos identificándonos con el

sistema de pensamiento “ego”, seremos como
veletas al compás del viento cambiante del
mundo ilusorio, durante nuestra experiencia
humana. Todo en el mundo está cambiando
permanentemente, pues este se desenvuelve en
la dualidad o polaridad.
Pero nosotros somos Amor: la realización de

la Unidad. Por lo tanto...
122
EPÍLOGO
VIVE EN PAZ Y SE FELIZ,

¡EL AMOR ES TU ESENCIA!

Bibliografía
Un Curso de Milagros,
traducción al español
La Biblia, Nuevo Testamento,

varias versiones
El Poder del Ahora,

Eckhart Tolle
La Desaparición del Universo,

Gary Renard
Dejar ir. El camino de la entrega,

David Hawkins

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Vive en paz y sé feliz, el amor es tu esencia

VIVE EN PAZ ORGANIZACIÓN

Barranquilla - Colombia - Sur América

Diseño de Cubierta y Diagramación: Miguel A. Griego Amarís

© Todos los derechos reservados, 2016

Gracias a todos y a todo. Pues todos

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg ix

Vivo, disfruto y agradezco este instante en el

Como te podrás dar cuenta durante la lectura

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg xi

el cual es un “viaje” sin distancia, pues no tienes

También en cuanto a la forma, es preciso que en

Respecto al contenido de esta obra, te anticipo

Te invito a que entonemos al unísono la preciosa

Gracias por estar ahí, por ser…

¡Paz y Amor, siempre!

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg xiii

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg

Los que no han reconocido la verdadera

“No os hagáis tesoro en la tierra (mundo), donde

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg 17

ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté

La iluminación, palabra de gran relevancia en

y exterior; en cualquiera de sus manifestaciones:

El mensaje de Jesús el Cristo, Siddharta el Buda

“En este mundo, puesto que la mente está dividida,

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg 19

asimismo, no parecen estar unidas. En ese estado

La mente es el aspecto del espíritu que representa

sufrimiento y caemos en el mayor engaño del sistema

La identificación con nuestra mente crea como

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg 21

si se usa correctamente. Nos presta innumerables

La mente piensa y discute, pero el corazón

amamos. El corazón no pone ninguna condición

El Ser, el Amor o el Espíritu que somos es

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg 23

El mundo de la percepción por otra parte, es el

Nosotros elegimos hacia a donde apuntar, a la

Dado que el “ego” es completamente

Este mundo se basa en interpretaciones, es el

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg 25

interpretamos como “reales” nos percibiremos

Al soltar las interpretaciones y dejar todas

“Hay una manera de vivir en el mundo que no

Por lo tanto, elegimos apuntar a la Realidad cuando

Es gratificante darnos cuenta que podemos

Comencemos pues, observando y oyendo tan

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg 27

de nuestra presencia, lo que realmente somos:

Ahora no solo somos conscientes del

Al flujo de pensamientos compulsivos e

“Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg 29

Si hiciéramos una encuesta a toda la humanidad,

Es posible que usted diga eso no fue lo que

ERWIN GRIEGO P. | ViveEnPazOrg 31

no es más que un vestido con el que disfrazamos

Lo que queremos demostrar es que cualquiera

queremos llegar, creemos que esa paz la vamos

La buena nueva (evangelio) a transmitir aquí,

“Y Preguntado por los fariseos, cuándo viene el