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El Monasterio de San Pelayo: las Dueñas mandan en Oviedo

Este edificio gigante que se encuentra en el casco antiguo de Oviedo es uno de los más
antiguos e importantes del mismo. Este monasterio benedictino de monjas de clausura se
remonta al rey asturiano Alfonso II el Casto (c.760-842), de la dinastía Astur-Leonesa, en
donde el papel de las mujeres ya empieza a destacar, siendo la hermana del mismo la
primera supuesta abadesa, Jimena, madre de Bernardo de Carpio, protagonista de la derrota
de Carlomagno en la segunda batalla de Roncesvalles (808). Si, a esa frontera se le dio
mucho bombo.

No solo Jimena, en el Monasterio de San Pelayo encontramos importantes mujeres


castellanas. Se condolida gracias a las mujeres de la aristocracia asturleonesa, familias que
vivieron entre los siglos X y XII. Entre ellas encontramos mujeres como Teresa de
Ansúrez, esposa de Sancho I y madre de Ramiro III. Huye a Oviedo tras las intrigas
internas de León –probablemente asegurándose de que no la asesinaran-, trayendo al
mismo convento los restos de un mártir adolescente llamado Pelayo –nombre popular en
Asturias-, asesinado en Córdoba por Abderramán III. Aldonza Fernándiz aparecerá en el
siglo XII, siendo un impulso económico y político crucial, mujer que goza del favor de la
familia imperial y el de Alfonso VII el Emperador.

Convento de San Pelayo de Monjas de Clausura.


Urna con los huesos del mártir-niño San Pelayo.
Gracias a ella y una estela de interesantes mujeres, este monasterio consolidará su
posición, igualando su influencia al de los conventos masculinos, llegándolas a llamar “Las
Dueñas”, ya que poder no solo fue político ni económico, también territorial y
jurisdiccional, integradas en el tejido feudal de la época.

Torre del Convento de San Vicente desde la Plaza de Alfonso II el Casto.


Si quieres conocer más de cerca este edificio y sus protagonistas, no dudes en venir a
Oviedo, que te contaremos las aventuras y desventuras de estas mujeres, que aún siguen
por aquí.

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