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PARTE 3.

EL MANEJO INTEGRADO DE PLAGAS Y


ENFERMEDADES EN EL CULTIVO DE LA CAÑA DE AZÚCAR.

Índice.
. El Manejo Integrado de Plagas. Factores a tener en cuenta en los agroecosistemas cañeros.
. Ideas Centrales del Manejo Integrado de Plagas.
. Tácticas del Manejo Integrado de Plagas.
. El manejo integrado de enfermedades.
. Bibliografía consultada.

¾ El manejo integrado de plagas. Factores a tener en cuenta en los agroecosistemas cañeros.

Muchos de los programas de control de plagas que están implementados en numerosos países, tanto
desarrollados como en vías de desarrollo, tienen como base conceptual el control químico, aunque se
conocen los riesgos que tales programas entrañan. La solución del problema de las plagas se dirige al
efecto, sin tener en consideración sus causas. Las causas por las que un organismo se convierte en plaga,
son generadas por el propio modelo agrícola. La causa principal de la aparición de las plagas es la pérdida
de la biodiversidad, la agricultura es una actividad humana que lleva implícita su disminución y por tanto la
pérdida de las características de autorregulación propia de las comunidades naturales, en las que funcionan
mecanismos que van desapareciendo en la medida que esta comunidad se simplifica. El restablecimiento de
estos mecanismos de regulación es posible aumentando la biodiversidad, conociendo como funcionan se
pueden implementar medidas de manejo con un aprovechamiento óptimo de estos. Esta es justamente la
base del manejo ecológico de plagas, no se aspira a restaurar la biodiversidad natural sino una biodiversidad
funcional, esto es, una biodiversidad que ofrezca servicios ecológicos semejantes a los naturales y que
propicie un manejo de plagas preventivo, bajo las condiciones de producción agrícola (Pérez, 1996).

La idea de obtener buenas cosechas y aumentar la productividad del cultivo, descartando como única
solución el uso de insecticidas, ha motivado la búsqueda de nuevas alternativas que, de manera integrada,
puedan ayudar a minimizar los daños ocasionados por los insectos plagas. En este sentido PALMAVEN
(1998), plantea que el manejo integrado de plagas (MIP) consiste en el uso de la combinación de prácticas
agrícolas y de todas las formas de control disponibles, considerada una opción exitosa cuya filosofía
consiste en utilizar, para ese fin, elementos naturales que minimicen el daño ocasionado por los insectos
plagas.

Cisneros el al. (1995) consideran que el manejo integrado es en la actualidad, el enfoque técnico
convencional más aceptado, como opción para reducir el uso indiscriminado de plaguicidas en las prácticas
agrícolas. Esta estrategia tiene entre sus objetivos reducir el daño que ocasionan las plagas, disminuir los
costos de protección de los cultivos y tratar de evitar los efectos colaterales indeseables causados por los
plaguicidas.
Los plaguicidas han contribuido sustancialmente a incrementar la producción de alimentos, sin embargo su
uso descontrolado ha traído como consecuencia un deterioro del ambiente con efectos marcados en la flora
y en la fauna, ocasionando problemas de resistencia y aparición de nuevas plagas que el momento se ha
vuelto prácticamente inmunes, ya que su control natural ha desaparecido. Uno de los grandes problemas se
su mal uso, es el impacto sobre la salud pública que se ve amenazada por los innumerables casos de
mortalidad y efectos colaterales negativos como deficiencias y anomalías en el organismo.

Durante los últimos años, el interés por el MIP se ha manifestado en el ámbito agrícola y se considera el
sistema más razonable, desde el punto de vista ecológico, para preservar el medio ambiente de la
contaminación de los pesticidas, protegiendo a su vez la producción agrícola de los daños causados por
insectos.

Son muchos los métodos de combate, formados por un número variable de tácticas, que pueden ser
operacionales en un programa de MIP. Estos incluyen desde la utilización de medios legales, como la
erradicación y las cuarentenas, hasta la manipulación de los cultivos, las plagas y sus enemigos naturales
(combate biológico), el uso de cultivares resistentes o tolerantes a enfermedades e insectos, una serie
amplia de prácticas agrícolas, y el uso de combates mecánicos, físicos, etológicos, autocidas y químicos
(Coronado y García, 2000). Según Silveira Neto et al. (1976) cuando los factores desfavorecen el
crecimiento de las poblaciones, estas son totalmente controladas, tomando la resistencia del medio
ambiente nula.

Cuando el control natural fracasa en la eliminación de la plaga por debajo del nivel de daño económico, lo
que a menudo en los casos de plagas importantes, se puede aumentar artificialmente la población del
enemigo natural para llevar a la plaga por debajo del umbral económico. Esto se llama “control biológico
clásico” y se pude realizar por medio de:

a) La introducción, aumento y colonización artificial de los depredadores y parásitos específicos y ..


b) Por la propagación y diseminación de enfermedades específicas virosas, bacterianas; fungosas y otras.

Es importante hacer notar que en el sistema de manejo integral de las plagas, los enemigos naturales no
necesitan ofrecer un control de la plaga, ya que los sistemas integran muchas otras técnicas para alcanzar
este objetivo. Por lo tanto es necesario educar a los productores en que ellos no deben esperar que los
enemigos naturales provoquen la muerte del ciento por ciento de la plaga y que desde luego tiene que
existir una población de la plaga para que los enemigos naturales sobrevivan.

Teniendo en cuenta los elementos anteriormente aportados, el control biológico ha sido definido como el
restablecimiento del equilibrio de la naturaleza. Basado en un fenómeno natural en el cual muchas especies
se alimentan y viven a costa de otros organismos, cuyas poblaciones son reguladas y algunas veces
eliminadas en un medio ambiente. Por tanto, se trata de un método ideal para el control de plagas, cuya
población tiene un potencial para crecer hasta el infinito, a pesar de nunca conseguirlo, en dependencia del
ataque de enemigos naturales que regulan su densidad (Ribeiro y Marques, 1985).

El monocultivo favorece la ocurrencia de plagas. La distribución y densidad de las especies de insectos en


un área, dependen íntimamente de los factores del medio ambiente. Con sus variaciones pueden ocurrir
aumentos o disminuciones de las poblaciones (Araújo el al., 1984). En este sentido Clark el al. (1967),
afirma que los principales factores determinantes en la influencia del medio ambiente en una población son:
edad de los individuos, máxima vitalidad, accidentes, condiciones físico - químicas, enemigos naturales
(parásitos y depredadores); daños causados por diferentes patógenos, falta de alimentos, canibalismo y falta
de autoprotección.

La preservación de la diversidad biológica y el medio ambiente han conllevado a que el uso del control
biológico sea cada vez más reconocido como el método fundamental para la regulación de las diferente
plagas, sin embargo no siempre se conocen los enemigos naturales presentes, su efectividad y posibilidad
de reproducción masiva siendo entonces una limitante en su uso.

¾ Ideas Centrales del Manejo Integrado de Plagas.

Un análisis realizado sobre la teoría del Manejo Integrado de Plagas, permitió identificar las siguientes
ideas centrales que la fundamentan (Andrews y Reutilio, 1989).

• El agroecosistema. Consiste en una serie de componentes interrelacionados que deben


considerarse como subunidades de un solo sistema. En caso de los insectos es imposible tener un
entendimiento de éstos sin verlos como parte integral del agroecosistema que está íntimamente
interconectado a otros elementos de este sistema. Cuando el componente entomológico es
perturbado, otros elementos son modificados: inversamente, perturbaciones de otras subunidades
afectan a los insectos.
• El control natural. Es indispensable para el control racional y rentable de insectos dañinos. Ayuda
a reducir las poblaciones reales de las plagas y es la clave en la prevención de brotes de plagas
potenciales.
• La biología y ecología de los organismos. Un entendimiento profundo de la biología y ecología
de los organismos presentes en el agroecosistema resulta en la habilidad de manipularlos y
dirigirlos.
• El cultivo como enfoque central. El cultivo debe ser el enfoque central fitoproteccionista. Los
insectos no tienen importancia económica excepto en el sentido que ellos afectan la productividad
de un cultivo. Un entendimiento de la relación dinámica entre la planta hospedera y la plaga provee
a los practicantes del MIP la lógica para hacer decisiones inteligentes sobre el control de la plaga.
• El muestreo y uso de niveles críticos. Muestreos periódicos de los campos usando la metodología
apropiada revelan información con respecto a las especies de plagas presentes, su densidad
poblacional, las condiciones del cultivo, las variables ambientales y el nivel de actividad de
enemigos naturales. Al comparase los resultados de los muestreos con los niveles críticos derivados
experimentalmente se puede decidir con un alto grado de certeza si se requiere alguna acción
remedial, considerando el daño potencial y la densidad poblacional de la plaga presente en ese
momento.
• El uso de tácticas compatibles. Frecuentemente una combinación integrada de varios
procedimientos provee un control mejor, más rentable, menos perjudicial y más completo de un
complejo de plagas.
• La integración de las disciplinas. Por tradición las disciplinas como la entomología, fitopatología,
control de malezas; malezas; agronomía; mejoramiento genético; etc., han estado aislada unas de
otras. Actualmente se reconoce que las actividades de especialistas en cualquier disciplina deben ser
coordinadas con aquellas especialistas de otras áreas. Es necesario asegurar la integración de
disciplinas y fomentar su productividad.
• Los efectos secundarios de la Fitoprotección. Los efectos secundarios de procedimientos
impropios del control de plagas pueden ser altamente negativos para ciertos sectores de la sociedad
o del ambiente. El bienestar humano e inmediato y a largo plazo requiere el desarrollo de técnicas
para el manejo de plagas que sean compatibles con las restricciones sociales y ambientales del
ambiente.

¾ Tácticas del Manejo Integrado de Plagas.


Piñón et al. (2001) coinciden en que el Manejo Integrado de Plagas debe incorporar diferentes tácticas
sustentadas fundamentalmente en la utilización y manejo de los factores de control natural y en última
instancia la utilización de plaguicidas químicos. Para llevar a cabo las estrategias del Manejo Integrado de
Plagas con criterios de sostenibilidad, los autores recomiendan implementar las siguientes tácticas:

• Manipulación de enemigos naturales. Por medio de alguna manipulación ambiental como el


suministro artificial o suplementario de alimentos, la efectividad de ciertos enemigos naturales
puede ser significativamente incrementada.
• Aumento de los enemigos naturales. Una forma ampliamente practicada y conocida de control
biológico involucra la cría masiva de parásitos o depredadores en insectarios y su subsecuente
liberación en campo, donde ellos pueden tener un efecto supresivo similar al de un insecticida. En
otras ocasiones, las liberaciones pueden servir para restablecer la población de un enemigo natural
diezmada por un cataclismo.
• Importación y establecimiento de enemigos naturales exóticos. La transferencia y establecimiento
de enemigos naturales exóticos, referido también como control biológico clásico, puede resultar en
una permanente reducción de poblaciones de las plagas.
• Utilización de agentes microbiológicos. Los patógenos de insectos están llegando rápidamente a ser
importantes instrumentos para la supresión de plagas isectiles. Formulaciones comerciales de
bacterias y virus que causan enfermedades altamente específicas están disponibles para estos fines,
así como también otros preparados de nemátodos y hongos, entre otros patógenos.
• Uso de control filogenético. El uso de cultivares que sean resistentes o tolerantes a plagas
insectiles es otra útil táctica de importancia creciente.
• Utilización de prácticas culturales. Una amplia serie de útiles manipulaciones agronómicas pueden
ser aprovechadas para reducir las poblaciones de las plagas, entre ellas la preparación de suelo, el
control y manejo del agua, cultivos intercalados, uso de cultivos trampas, la época de siembra y
cosecha.
• Uso de controles mecánicos y físicos. Estos métodos son altamente diversos y pueden ser tan
antiguos como la agricultura misma, como es el caso de la recolección y destrucción manual de
insectos o la construcción de barreras físicas. Nuevos métodos de control incluyen el uso de
ultrasonido y la modificación de gases atmosféricos.
• Utilización de técnicas autocidas y etológicas. Técnicas que aprovechan la naturaleza de los
insectos y su comportamiento como la liberación de insectos estériles y el uso de feromonas .
• Uso de prontos químicos. Debido a sus inconvenientes desde el punto de vista toxicológico y de
contaminación ambiental, se demanda su manejo limitado y cuidadoso.
¾ El manejo integrado de enfermedades.

En el caso de las enfermedades, las estrategias para la implementación del manejo ecológico, comprenden
desde la selección de la semilla y la preparación del suelo para la plantación hasta que se demuela el campo
después de su explotación. Aunque las características de cada enfermedad (tipo de agente microbiológico,
diseminación en el campo y otros aspectos epidemiológicos), son importantes para la toma de decisiones
en el manejo ecológico, cualquier práctica que tienda a disminuir el nivel de inóculo en el campo,
contribuye a contrarrestar los efectos de la enfermedad por la reducción de la epifitotia (Piñón et al. 2001).

Piñón et al. (2001) y Cuellar et al. (2003) refiriéndose a las estrategias de manejo ecológico de
enfermedades en el cultivo de la caña de azúcar, recomiendan de forma general la aplicación de las medidas
siguientes:

- Plantación de semilla sana: Esta práctica se ha seguido en muchos países, pero principalmente
donde la enfermedad ha sido poco severa o se han plantado variedades de, al menos, moderada
resistencia. Además de la selección adecuada de semilla, los tratamientos físicos y químicos
coadyuvan a una buena cobertura de la semilla. Así la inmersión de los esquejes en agua caliente a
intervalos de temperatura comprendidos entre 50 - 53 oC por diferentes períodos de tiempo, ha
ofrecido buenos resultados. En la actualidad aunque el uso de productos químicos tiende a
desaparecer en el desarrollo de una agricultura sostenible, aún se utilizan tratamientos con fungicida
combinado con el hidrotérmico, para acentuar la protección de la semilla.
- Demolición de los campos afectados: Esta práctica se emplea por lo general en circunstancias
especiales, en casos de fuertes infecciones por determinada enfermedad potencialmente peligrosa,
cuando esta se encuentra en una fase inicial de propagación y en campos aislados.
- Extracción de tallos o plantones enfermos: Constituye uno de los métodos más utilizados en la
mayoría de los países, especialmente durante los primeros años de establecimiento de la
enfermedad. La extracción de plantones es recomendada como una forma efectiva para disminuir
los efectos de enfermedades y su mayor eficacia se obtiene cuando los niveles de infección son
bajos y en áreas no muy extensas.
- Rotación de cultivos: Es una medida que contribuye a disminuir los efectos de la enfermedad. Se
recomienda este método como una medida adicional para disminuir en el caso de algunas
enfermedades, la concentración de inóculo en el suelo y en el que se puede rotar la caña de azúcar
con otra especie. Este método es efectivo después de varios años de permanencia de un campo
enfermo.
- Plantación de variedades resistentes: La vía más efectiva para el control de microorganismos
patógenos, a largo plazo, es la sustitución de las variedades susceptibles por resistentes.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.

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• Pérez, N.1996. Manejo Ecológico de Plagas. En: Diseño y Manejo de Sistemas Agrícolas
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• Piñón, D.; I. Alfonso; M. Rodríguez; M. E. Estrada; R. Acevedo; y M. A. Casas. 2001. Curso de
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