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Alejandro Diez Hurtado / Alejandra Huamán / Diego Palacios / Wilmer Bermejo

Registro de Parcelas
y Organización Comunal
Defensa de los derechos a la Tierra en la Comunidad Campesina
de Santa Catalina de Moza (Piura - Perú)

Alejandro Diez Hurtado


Alejandra Huamán
Diego Palacios
Wilmer Bermejo

Registro de Parcelas y Organización Comunal


ISBN: 978-612-4355-01-1

9 786124 355011

OT. 16063 / unicersidad católica - Registro de parcelas y organización comunal / medida 51.1x21cm lomo OK 0.7cm /120 pp bond de 75 gr. encolado normal
Defensa de los derechos a la Tierra en la Comunidad Campesina
Defensa de los derechos
de Santa a la Tierra
Catalina de Mozaen (Piura
la Comunidad
- Perú) Campesina
de Santa Catalina de Moza (Piura - Perú)
Alejandro Diez Hurtado
Defensa de los derechosAlejandra
a la TierraHuamán
en la Comunidad Campesina
Alejandro
de Santa Catalina Diez Hurtado
DiegodePalacios
Moza (Piura - Perú)
Alejandra Huamán
Wilmer Bermejo
Diego Palacios
Alejandro
WilmerDiez Hurtado
Bermejo
Alejandra Huamán
Diego Palacios
Wilmer Bermejo
Sistematización del Proyecto

«Fortalecimiento organizacional y protección de Derechos de Posesión


y de Acceso a la tierra de comuneros y comuneras de la Comunidad
Campesina de Santa Catalina de Moza frente a la amenaza de
usurpación de tierras comunales y denuncios mineros»

Proyecto: ILC NFC 1414 CIPCA

Registro de Parcelas y Organización Comunal


Defensa de los derechos a la Tierra en la Comunidad Campesina de Santa Catalina
de Moza (Piura-Perú)
Alejandro Diez Hurtado / Alejandra Huamán / Diego Palacios / Wilmer Bermejo

De esta edición:
© Pontificia Universidad Católica del Perú
Centro de Investigaciones Sociológicas, Económicas, Políticas y Antropológicas - CISEPA.
Av. Universitaria 1801, Lima 32, Perú
http:// cisepa.pucp.edu.pe

Cipca - Centro de Investigación y Promoción del Campesinado


http://www.cipca.org.pe

ILC - International Land Coalition


http://www.landcoalition.org

Primera edición: Enero 2017


Tiraje: 400 ejemplares

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2017-00559


ISBN: 978-612-4355-01-1

Diseño, diagramación e impresión:


Tarea Asociación Gráfica Educativa
Psje. María Auxiliadora 156 - Breña
Registro de Parcelas y Organización Comunal

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN.......................................................................... 7

a. Fortalecimiento de la Organización comunal, directiva y


procedimientos.......................................................................... 10
b. Formalización y registro legal de la propiedad comunal............... 12
c. Afirmación de derechos familiares a la tierra comunal................. 13
d. Fortalecimiento de mecanismos internos de gobernanza de
la tierra en Santa Catalina de Moza............................................ 14

1. HISTORIA Y TRAYECTORIA DE LA COMUNIDAD


CAMPESINA SANTA CATALINA DE MOZA........................... 10

1.1. De los orígenes al reconocimiento........................................... 17


1.2. Los años de la Reforma Agraria y la consolidación de la
propiedad comunal................................................................ 22
1.3. El gobierno de la comunidad y el gobierno municipal:
realidades tensionadas............................................................ 27
a. La estructura del gobierno comunitario............................... 32
b. La organización y gobierno municipal................................. 37

2. EL FORTALECIMIENTO DEL DERECHO A LA TIERRA


EN LA COMUNIDAD CAMPESINA........................................ 41

2.1. Objetivos y componentes del proyecto de formalización........... 41

5
2.2. El proceso de fortalecimiento de la organización y gestión
comunal............................................................................. 47
a. Recuperar la institucionalidad: asambleas, elecciones,
delegados......................................................................47
b. Desarrollo de capacidades e instrumentos de gestión
comunal........................................................................51
2.3. Instrumentos jurídicos y registro formal de la comunidad.....53
2.4. Aseguramiento de los derechos de posesión (uso)
—familiar y colectivo— de la tierra comunal mediante
su formalización en el Padrón Comunal...............................55
2.5. Elaboración y aprobación de reglamento interno de uso
y acceso a tierras comunales..............................................62

3. LAS VOCES DE LOS COMUNEROS: RECEPCIÓN Y


VALORACIÓN DEL PROYECTO DE FORMALIZACIÓN.....65

3.1. Valoración de la formalidad, la renovación de autoridades


y nuevas formas de participación comunales.......................66
3.2. Proceso de saneamiento de tierras y georreferenciación:
desconfianza y vacíos de información..................................72
a. Tierras agrícolas.............................................................74
b. Tierras o lotes para vivienda...........................................79

4. FACTORES CRÍTICOS Y APRENDIZAJES GENERADOS:


RETOS Y EXPECTATIVAS PARA LA COMUNIDAD DE
SANTA CATALINA DE MOZA Y APORTES PARA LA
DEFENSA DE LA PROPIEDAD COMUNAL........................89

4.1. Logros del proceso..............................................................89


4.2. Hacia un modelo de apoyo a la gestión comunal y la
gobernanza colectiva de la tierra.........................................94
a. Proceso de reforzamiento de la institucionalidad
comunal........................................................................95
b. Proceso de registro, georreferenciación y extensión de
certificados de usufructo de parcelas comunales..............97
4.3. Tareas y retos pendientes .................................................101

ANEXOS.................................................................................104
Registro de Parcelas y Organización Comunal

INTRODUCCIÓN

La Comunidad Campesina Santa Catalina de Moza1, ubicada en el distri-


to del mismo nombre2, en la provincia de Morropón, en el departamento
de Piura, enfrenta problemas que afectan a muchas otras comunidades
del país. De un lado, una serie de problemas de gestión y legitimidad in-
terna dificultan el manejo de los asuntos comunales. De otro lado, tienen
dificultades para regular su territorio comunal, lo que además de generar
disputas internas agrava las presiones externas sobre la tierra, tanto por
la intromisión de terceros como por la creciente presión hacia la titula-
ción individual en desmedro del patrimonio colectivo.

El punto de partida de su crisis fue el desgobierno instalado en sus di-


rectivas comunales a mediados de la década de 1990. Ello ocasionó el
abandono de prácticas tradicionales de autogobierno y la pérdida de
la mayor parte de la información referente a sus procesos y dinámicas
internas. Los expresidentes no entregaban el acervo documentario con la

1
La comunidad de Santa Catalina de Moza está reconocida por el Estado mediante R.S.
N° S/N del 02 de diciembre del 1943 y se inscribió en el Registro Nacional de Comu-
nidades Campesinas Tomo I, Folio 133, Asiento 13.
2
El distrito se llama Santa Catalina de Mossa, pues conserva la grafía colonial original.
La comunidad en cambio registró en sus documentos formales contemporáneos «Santa
Catalina de Moza». En este documento mantendremos las grafías oficiales, que nos
servirán además para distinguir cuando nos referimos al distrito o a la comunidad.

7
Introducción

renovación de cargos, instalando así la informalidad en el manejo de la


comunidad campesina. Hasta el año 1998, solo dos de las Juntas Directi-
vas elegidas fueron inscritas en Registros Públicos de Piura —un requisito
para dar validez a su gestión frente al Estado— generando un vacío legal.
De otro lado, la gestión se fue haciendo personalista, con presidentes que
actuaban sin concertar con su Junta Directiva, y sin respetar la ley, en
medio muchas veces de acusaciones de aprovechamiento personal de los
bienes recibidos por entidades públicas o privadas a la comunidad, o en
todo caso, sin dar debida cuenta de ello.

La situación de la comunidad se agravó entre 1998 y el 2013, pues la


ausencia de registro público invalidaba los documentos gestionados por
la comunidad ante terceros, pero sobre todo debilitó las gestiones de
defensa del territorio comunal. En ese período, una familia se apropió de
una cantera, explotándola por cerca de 10 años; el proyecto de electri-
ficación rural nacional ejecutado en el distrito pagó justiprecios a los co-
muneros por el tendido eléctrico (postes) sin rendirse cuenta del dinero
y, sobre todo, se emitieron constancias de posesión en forma inconsulta
y sin respetar las normas comunales.

En ese contexto, un grupo de comuneros, contando con el apoyo de la


gestión municipal del distrito, se propuso sensibilizar a los comuneros y
convocar a elecciones para renovar la directiva. Desde el año 2011 hasta
el año 2013 se hicieron tres intentos, lográndose recién en el tercero (no-
viembre 2013) renovar la dirigencia con la participación de más de 400
comuneros, eligiéndose a una Junta Directiva presidida por Juan Pintado
Romero. La nueva directiva inició su gestión recibiendo unos pocos pa-
peles del acervo comunal3.

Es en este contexto del proceso de reorganización comunal que se desarrolla


el proyecto «Fortalecimiento organizacional y protección de Derechos de Po-
sesión y de Acceso a la tierra de comuneros y comuneras de la Comunidad
Campesina de Santa Catalina de Moza frente a la amenaza de usurpación de
tierras comunales y denuncios mineros», gestionado ante el fondo de ayu-
das a proyectos de alto impacto del International Land Coalition (ILC) por

3
El nuevo presidente recibió solo tres libros comunales (un libro Padrón de Socios y dos
libros de Actas) y un conjunto de hojas sueltas sobre los limites distritales.

8
Registro de Parcelas y Organización Comunal

el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca), el Centro


de Investigaciones Sociales, Económicas, Políticas y Antropológicas – PUCP
(Cisepa – PUCP) y la propia Comunidad Campesina.

El propósito del proyecto es el fortalecimiento de capacidades de go-


bernanza de la Comunidad Campesina Santa Catalina de Moza para la
formalización de derechos y la regulación del acceso a la tierra comunal
para los fines de protección y defensa de los derechos comunales —fami-
liar y colectivo— de posesión y tenencia de las tierras comunales, frente
a las amenazas de tráfico y usurpación de terrenos por parte de terceros.
En dicha perspectiva, los objetivos del proyecto se orientan, por un lado,
a contribuir a salvaguardar los derechos de posesión de las tierras colec-
tivas de la comunidad —como medida de protección y salvaguarda de
la propiedad comunal frente a terceros—. Por otro lado, busca sentar un
precedente para el fortalecimiento de la gobernanza de las tierras comu-
nales, desarrollando una experiencia e instrumentos para la defensa de
la posesión de las tierras comunales en otras comunidades de la región
y del país.

El proyecto se implementó entre diciembre de 2014 y septiembre de


2015, desarrollando una serie de actividades diversas de las que espera-
mos dar cuenta en este documento. A partir de los procesos, logros y di-
ficultades experimentados en el caso de la Comunidad de Santa Catalina
de Moza, esperamos extraer aprendizajes que puedan ser aplicados en
otros casos y otras comunidades en el Perú.

Los principales logros directos del proyecto son cuatro:

1) El fortalecimiento de la organización comunal, su directiva y sus pro-


cedimientos internos.
2) La formalización y registro legal de la propiedad comunal ante el
Estado.
3) La afirmación y fortalecimiento de derechos familiares y comunales
de acceso a la tierra.
4) La protección y mejora de los mecanismos internos de gobernanza
de la tierra en Santa Catalina de Moza.

9
Introducción

a. Fortalecimiento de la Organización comunal, directiva y


procedimientos

El proyecto ha permitido el fortalecimiento de la organización comunal


como defensora de la propiedad comunal de la tierra y su reconocimien-
to como garante y protector de los derechos de comuneros y comuneras,
tanto a la posesión individual (la tierra como sustento de sus actividades
económicas) como a la propiedad y defensa de la posesión de tierras
comunales (tierras eriazas, ecosistemas). La comunidad se fortalece con
los instrumentos de gestión elaborados (estatutos comunales, padrón co-
munal, sistema de registro computarizado de la posesión comunal, regla-
mento interno de uso de posesión comunal) que documentan el derecho
de la posesión, de forma participativa con los comuneros y comuneras y
sus autoridades comunales.

Mediante el fortalecimiento de la organización comunal (a nivel de Junta


Directiva y del sistema de delegados comunales), la elaboración de ins-
trumentos de gestión (reglamentos y padrón de socios) y su inscripción
en Registros Públicos, se viene promoviendo una cultura de transparencia
y rendición de cuentas. Los comuneros y comuneras vienen asumiendo
como un derecho que la directiva comunal les informe de las gestiones
que se realizan, de los ingresos y egresos que se efectúan; asimismo se
ha difundido y comunicado el proceso de delimitación del territorio co-
munal y de las posesiones comunales y formalización de la propiedad
colectiva e individual. Se vienen reinstitucionalizando las reuniones con
delegados y las asambleas comunales como medios de información, dis-
cusión y toma de acuerdos de manera democrática:

Las asambleas de la comunidad se realizan en el local de la Municipalidad Dis-


trital en Paltashaco […] Estamos empezando con las asambleas descentraliza-
das en los sectores de la comunidad. Para mí eso es lo mejor que puede haber
como democracia, o sea que todos los comuneros, de los diferentes sectores,
más que los centros poblados, sientan que la comunidad está organizada, y
que se va a cada centro poblado con una misión diferente para cada uno. No
solamente estar en la capital, en la capital… Entonces, la gente como se va
relacionando. De repente, los de la parte alta, con los de la parte baja. Se va
teniendo más conocidos. O se intercambian ideas de cómo es la supervivencia
en la parte alta, en la parte baja como viven. O sea se comparten costumbres
(Juan Pintado, presidente de la comunidad campesina).

10
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Desde el inicio de la nueva gestión comunal en noviembre de 2013, los


directivos mostraron interés por fortalecer sus capacidades, por ende,
mejorar el funcionamiento de la comunidad campesina y recuperar el
principio de autoridad, posicionándose ante sus comuneros y comune-
ras. Para ello, se formó además un grupo asesor de la Junta Directiva,
conformado por la Municipalidad de Santa Catalina de Mossa y el Cipca,
teniendo como objetivos:

1. Retomar la legalidad y el principio de autoridad inscribiendo a la


Junta Directiva electa ante los Registros Públicos de Piura, hecho que
se logró el mes de enero de 2014.
2. Elección de los delegados comunales: la Junta Directiva calendarizó
visitas a caseríos para la elección democrática de los delegados co-
munales, contando con 52 delegados comunales de los 25 caseríos.
Asimismo se han realizado jornadas de capacitación, tanto en sus
caseríos (20 caseríos) como en forma centralizada a través de las
Asambleas Generales de Delegados Comunales.
3. Legalizar y actualizar el Padrón de Comuneros, para que sirva de
insumo para la elección del Comité Electoral para las próximas elec-
ciones comunales.

Gracias a este proceso se viene recuperando el principio de autoridad,


la gestión desarrolla un proceso democrático y se convoca a Asamblea
General de Delegados cada dos meses para informar y desarrollar un
trabajo permanente:

Hay una Asamblea General de Comuneros, que se realiza para las eleccio-
nes y para la aprobación del estatuto, que se lleva a cabo en la capital de
Paltashaco. Una Asamblea de Delegados, que siempre estamos reuniéndo-
nos cada quince días a veinte días en Paltashaco. Inclusive yo les propuse
que hay que descentralizar la reunión de delegados: por qué no una fecha
en Pambarumbe, otra fecha en Pueblo Nuevo, otra fecha nos vamos a
Culebreros, otra fecha en Paltashaco. De repente, en una asamblea de de-
legados tal vez convocamos a algunos comuneros del sector y recogemos
alguna problemática y podemos solucionar de alguna manera. Es una ma-
nera de descentralizar las asambleas. Y Juan piensa igual; y ya iniciamos,
hemos ido… los delegados fuimos a una reunión del Centro Poblado de
Culebreros… había un problema de un terreno comunal, y querían arreglar
los comuneros del sector con el presidente, y el presidente dijo «por qué no

11
Introducción

me acompañan los delegados, y vamos todos y hacemos una reunión allá»,


y les dijimos, «vamos, no hay ningún problema», y fuimos todos los dele-
gados, de la parte baja, todos… Ahora, las asambleas sectoriales se realizan
cada dos o tres meses. A veces demoramos un poco, esperamos a que haya
un problema, o cuando se quiere buscar un acuerdo, se hace la asamblea
(Manuel Rodríguez, delegado comunal del sector de Pambarumbe)

El proyecto ha logrado que una organización inactiva durante más de


una década haya retomado sus actividades incorporando componen-
tes e instrumentos de gestión así como herramientas técnicas moder-
nas —georreferenciación y registro de parcelas— para el manejo in-
terno del acceso y control de la tierra comunal, y su seguridad jurídica
interna y externa.

b. Formalización y registro legal de la propiedad comunal

La formalización de la propiedad de las tierras comunales ante los or-


ganismos competentes (Superintendencia Nacional de los Registros Pú-
blicos - Sunarp) otorga legalidad de la propiedad colectiva al mismo
tiempo que garantiza sus linderos. Complementariamente la emisión de
certificados de posesión familiar permitirá garantizar el derecho de acce-
so y tenencia de sus tierras: «Ahora la junta directiva, con los reclamos, se
ha organizado de nuevo. Ahorita están en los registros públicos. Por ejemplo,
ahora estamos empadronando a la gente, todita, para que sus tierras estén
protegidas del tráfico, así vamos avanzando» (José Calixto Rojas, delegado
comunal y juez de paz del sector de Culebreros).

Aun cuando no estuvo originalmente contemplado en la lógica del pro-


yecto de registro de certificados de posesión, se encontraron dos circuns-
tancias que obligaron a emprender la tarea de formalización y registro
de la comunidad: de un lado, aun cuando la comunidad se rige por la
Ley General de Comunidades Campesinas, no contaba con un estatuto
propio, por lo que se emprendió la elaboración, aprobación y registro
del mismo, inscribiéndolo en los Registros Públicos de Piura en mayo
de 2015. Ello permitió que la comunidad pudiera también inscribirse
en la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat) y
obtener un Registro Único de Contribuyente (RUC), lo que le permite
contratar con el Estado y con terceros.

12
Registro de Parcelas y Organización Comunal

De otra parte, aunque el territorio comunal cuenta con una área recono-
cida de 8,426 hectáreas, estas se hallaban inscritas en los Registros Públi-
cos en tres fichas registrales diferentes, lo que plantea problemas para la
realización de trámites sobre temas de tierra ante instituciones públicas,
particularmente para el proyecto de Creación de una Área Intangible del
Bosque Seco de la parte baja de la comunidad que promueve el Gobier-
no Regional. Actualmente está realizándose el trámite de Acumulación
del Área Comunal ante el Organismo de Formalización de la Propiedad
Informal (Cofopri), trámite que debe terminar en la inscripción de una
ficha única registral ante los Registros Públicos de Piura.

c. Afirmación de derechos familiares a la tierra comunal

El contenido central del proyecto buscaba afirmar el respeto, la protec-


ción y el fortalecimiento del derecho a la tierra de las mujeres y hombres
que viven en el ámbito de la comunidad. Ello se desarrolló mediante un
proceso de registro y georreferenciación de parcelas familiares del con-
junto de la comunidad. La gran mayoría de los comuneros participaron
activamente y/o por medio de sus delegados comunales en el proceso
de recolección de información para el registro y generación del padrón
comunal de parcelas: «Cuando iba a medir las parcelas, a veces iba con los
otros delegados, pero casi siempre estaban los dueños de las parcelas y los
directivos de los canales» (José Calixto Rojas, delegado comunal y juez de
paz del sector de Culebreros). El registro y la élaboración del padrón de
parcelas permiten la generación ordenada de certificados de posesión
comunal, que, al mismo tiempo que dan seguridad al acceso y derechos
de los comuneros, reafirman la propiedad colectiva de las tierras frente
a amenazas externas o tentativas de parcelación y titulación individual
de terrenos.

Al término del proceso, se cuenta con un padrón comunal actuali-


zado y completo —inscrito en Registros Públicos— que incluye una
población de 1,567 comuneros y comuneras inscritos, además de un
Padrón Comunal de posesionarios que involucra 2,317 comuneros y
comuneras, correspondientes a 23 de 25 de los caseríos que compren-
de el territorio comunal.

13
Introducción

Cuadro 1. Número y tipo de grupos meta (desagregados por género)

Grupo meta Hombres Mujeres Total

Asamblea General Comunal 275 98 372

Asamblea General de Delegados 43 9 52

Junta Directiva comunal 5 1 6

Comuneros 852 1,567

Fuente: Reporte del Proyecto.

d. Fortalecimiento de mecanismos internos de gobernanza de la


tierra en Santa Catalina de Moza

La afirmación de la propiedad comunal sobre la tierra y el registro de las


parcelas de cada comunero y familia, tienen como propósito defender
la posesión de la tierra e impedir el acaparamiento. La mejora de la
gobernanza de la tierra requiere el fortalecimiento de la institución co-
munal —que contribuye también a generar un ambiente favorable para
afrontar cambios negativos en el contexto que pudieran poner en riesgo
los bienes colectivos (tierra, agua recursos naturales)— pero también de
instrumentos y prácticas que garanticen el acceso interno, resuelvan con-
flictos y faciliten los procesos habituales de acceso, aprovechamiento y
transmisión de la tierra dentro de la comunidad. El proceso ha logrado la
georreferenciación del 80% de los terrenos bajo riego de la comunidad,
constituyendo la base del Padrón Comunal de Posesionarios.

Pero si el registro centralizado de parcelas es un instrumento útil, resulta


insuficiente si no se cuenta con un instrumento interno que regule la
gestión de la tierra comunal entre los miembros del colectivo. Por ello,
además de la administración centralizada de los certificados de posesión
comunal, se ha discutido y elaborado un reglamento interno para el uso
de la tierra, el mismo que tras su aprobación se ha venido difundiendo a
nivel de los caseríos y sectores para su aplicación:

Ahora nos hemos reunido más seguido por esto de los estatutos, el reglamento
interno que hemos estado viendo y el presidente nos hacía que llevemos el
estatuto y lo debatamos en una reunión del sector por ejemplo, antes de reu-

14
Registro de Parcelas y Organización Comunal

nirnos en una asamblea general de comuneros. Así lo debatíamos, y veíamos si


había algo que agregar o quitar que no convenía y lo hacíamos. Por ello, nos
hemos estado reuniendo más seguido (Manuel Rodríguez, delegado comunal
del sector de Pambarumbe).

Parte central de la campaña de difusión consiste en la comunicación y di-


vulgación de las categorías de acceso y las formas legítimas de acceder y
transmitir derechos de uso de tierras dentro de la comunidad (tanto para
viviendas como para terrenos de bajo riego). Además, dado que muchas
transacciones se realizaban entre comuneros pero también ante terce-
ros mediante escrituras imperfectas presentadas ante los jueces de paz,
se han remitido cartas y copias del reglamento a los jueces de paz del
distrito, para que se abstengan de ejecutar contratos de compra venta o
cualquier otro tipo de transferencia de terrenos comunales, prerrogativa
que es exclusiva de la comunidad por medio de su directiva legítima-
mente elegida e inscrita formalmente en registros públicos: «Últimamen-
te, a nosotros los jueces de paz nos prohibieron, dentro de la comunidad, que
ya no hagamos documentos de transferencia» (José Calixto Rojas, delegado
comunal y juez de paz del sector de Culebreros).

15
Registro de Parcelas y Organización Comunal

1
HISTORIA Y TRAYECTORIA DE LA
COMUNIDAD CAMPESINA SANTA
CATALINA DE MOZA

1.1. De los orígenes al reconocimiento

Ubicada entre las quebradas de Corral del Medio y La Gallega, en el Alto


Piura, la actual Comunidad de Santa Catalina de Moza forma parte de la
zona intermedia de la sierra central de Piura. Ocupada probablemente
desde el siglo XVII por españoles pobres e indígenas escapados de sus
pueblos por reducción o nunca incluidos en ellas, estos pobladores cons-
tituyen en la época colonial un grupo poblacional mestizo característi-
co, con asentamiento en pequeños poblados y dedicados a la pequeña
crianza y la producción agrícola básicamente de subsistencia.

Establecidos fuera de los espacios de poblamiento y administración de


los cabildos de indios existentes en las cercanías (San Francisco de Cum-
bicus y San Andrés de Frías eran los más cercanos) y lejos de los pueblos
y villas con población española (San Miguel de Piura, Virgen del Pilar de
Ayabaca y San Pedro de Huancabamba), la población de la zona solici-
tó a principios del siglo XVIII su reconocimiento como pueblo. Una vez
creado, el «asiento» de Chalaco se constituye así en el núcleo administra-
tivo municipal de toda la población mestiza de la sierra central de Piura,
en cuyos términos se contaban ya los poblados de Culebreros y Mossa.

El territorio de la actual Comunidad de Santa Catalina de Moza fue ori-


ginalmente una hacienda perteneciente a Bartolomé García. A su muerte

17
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

la hacienda fue dividida entre dos herederas: María de Zúñiga y Leonor


García. La primera heredó el sector de Santa Catalina y la segunda Trigo-
pampa, haciendo la división en el sector de Los Pagules, y configurán-
dose desde entonces dos haciendas, distintas aunque relacionadas eco-
nómica y socialmente. Ambas tendrían una historia semejante y paralela
durante los siglos XVIII y XIX, constituyéndose en comunidades indígenas
en el siglo XX.

El tránsito de hacienda a comunidad es sin embargo anterior al reco-


nocimiento comunal. Un complejo proceso social operado en los dos
siglos posteriores a la separación de la hacienda original, produciría una
«comunidad», mediante el incremento sostenido de los descendientes de
la heredera original, a los que se irían sumando progresivamente nuevos
pequeños arrendatarios y otros ocupantes de los terrenos, provenientes
en su mayoría de pueblos y comunidades vecinas como Chalaco, Morro-
pón, Yamango y Pacaipampa.

A la muerte de Bartolomé García, su hija mayor María de Zúñiga se encar-


gaba del manejo y «recogía el producto de los arrendamientos» del conjunto
aún indiviso de la hacienda, separando luego la parte correspondiente a
su hermana. Al no tener hijos legítimos, María de Zúñiga dejó su parte a
Bernarda Morales (su hija natural) en 1724. La continuidad y unidad entre
las dos haciendas se mantendría durante décadas, aunque se entendía que
desde el proceso de herencia se trataba de dos propiedades distintas, sepa-
radas por las quebradas de Sural y Trigopampa. Sin embargo, la centralidad
en el manejo generaría conflictos entre ellas y durante los años de 1767 y
1769, grupos de herederos de Santa Catalina y Trigopampa sostendrían un
litigio por el derecho a las tierras4, tras el cual aparentemente se separaría
por primera vez el manejo de ambas haciendas.

La gestión de una hacienda de numerosos propietarios era sumamente


compleja, tanto más cuando los documentos por juicios de tierras desde
fines del siglo XVIII muestran que el territorio de Santa Catalina estaba

4
La mayor parte de la información sobre la historia antigua de la hacienda está tomada
de los documentos de los títulos de Santa Catalina, insertos en el expediente de recon-
ocimiento ante el Ministerio de Trabajo y Asuntos indígenas. AUADP. Expediente de
Reconocimiento de la Comunidad de Santa Catalina de Mossa, 1943.

18
Registro de Parcelas y Organización Comunal

ocupado por numerosos descendientes herederos así como por un con-


junto de terrazgueros y arrendatarios que permanecían en la hacienda a
cambio de un pago por el derecho a cultivar las tierras. Los montos eran
diversos: si bien habían algunos ocupantes que por proximidad, gracia o
deudas con los propietarios no hacían pago alguno, lo más frecuente era
pagar entre uno y cuatro pesos anuales, dependiendo de la extensión de
las tierras trabajadas5. Si en las épocas de María de Zúñiga y Bernarda
Morales el cobro era «centralizado», tras los conflictos se genera cierto
desmanejo por lo que los diversos herederos empiezan a cobrar separa-
damente a sus propios arrendatarios. Ante la dificultad y complejidad
creciente para asegurar los cobros, hacia finales del siglo XVIII los here-
deros acuerdan nombrar dos «diputados», encargado cada uno de cobrar
a la mitad de los arrendatarios. Sabemos que en 1794 el cobro de los
arriendos estaba a cargo de Casimiro de Córdova y Agustín Sandoval y en
1801 del mismo Córdova y de Juan Morales.

Cobrar arriendos seguía siendo un asunto difícil y su centralización no siem-


pre lograda, pues diversos herederos acogían de manera particular a algunos
arrendatarios, los mismos que eventualmente eran expulsados por los dipu-
tados cobradores, dando lugar a disputas internas. También entraban a tallar
disputas entre cobradores y herederos como la generada entre once herede-
ros Sandoval contra cinco herederos Morales, los primeros con 51 colonos
y los segundos con solo 56, lo que mostraba desequilibrios entre herederos
en la extensión de tierra ocupada, arrendada y seguramente también en su
situación económica y su estatus social.

El gobierno de la hacienda consistía en la organización de los derechos


de usufructo de parcelas, gratuito para los descendientes y pagante para
los arrendatarios y otros ocupantes. Los dos cobradores principales, en
último término representantes de los «propietarios», buscaban resolver
algunas disputas y se encargaban de representar al conjunto en casos
de litigio contra terceros para la defensa de la hacienda. Además de las
disputas originales contra los propietarios de Trigopampa, hay también
referencias a conflictos por las tierras de Culebreros y disputas contra los
pobladores de Silahuá.

5
ARP. Inten.Ord. leg 47, exp 859, 1801.
6
ARP. Inten.Ord, leg 47, exp 859, 1801.

19
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

En cualquier caso, el conjunto de ocupantes de la colectividad en la


hacienda obtenía su derecho de ocupación y producción del hecho de
ser descendientes de los dueños originarios o de ocupar la hacienda
como arrendatarios a cambio de una «merced conductiva» o de un
pago por derecho de uso. Es de señalar que había mucho intercambio
matrimonial entre los dueños y los arrendatarios, por lo que las dife-
rencias tendían a desaparecer en el tiempo. Más aun cuando el grupo
de arrendatarios comprendía población que ocupaba la hacienda por
dos, tres o más generaciones, heredando el derecho de ocupación
de padres a hijos, y sobre todo vinculándose por matrimonio con los
propietarios y sus descendientes.

A inicios del siglo XIX, además de los descendientes directos de Bernarda


Morales (los Córdova, los Morales y los Sandoval), estaban ya en tierras
de la hacienda las familias Montalván, García, Chumacero, Peña, Berrú,
Pintado, Rojas, Flores, Ramírez, Bermeo, Alberca y otras, todas ellas aún
presentes hoy en día en Santa Catalina.

Hacia mediados del siglo XIX, la mayor parte de conflictos eran inter-
nos y oponían a diversos ocupantes por el acceso a tierras. Al igual
que en otras zonas de la sierra de Piura, el crecimiento de la pobla-
ción generaba mayor presión sobre los recursos así como un proceso
de intensificación y ampliación de la frontera agrícola, principalmente
por la construcción de acequias de regadío7. Las fronteras entre he-
rederos y arrendatarios iban borrándose por el tiempo de permanen-
cia conforme las familias se vinculaban entre ellas así como por el
traspaso de los arrendamientos de padres a hijos8. Los conflictos que
han llegado a nosotros eran entre descendientes de arrendatarios y
propietarios o simplemente entre parientes9.

7
Diez Hurtado, Alejandro. Comunes y haciendas. Procesos de comunalización en la sierra de
Piura (siglos XVIII al XX). Cusco, CIPCA-CBC, 1998.
8
En 1800, por ejemplo, los herederos de Vicente Huamán, originario de Pacaipampa,
reclaman su derecho a ser arrendatarios, aduciendo que su padre lo había sido por
más de 40 años. Su padre tenía un entable de caña y otros sembríos, que trabajaban
sus hijos. El juez les dio la razón y se quedaron en la hacienda. ARP Inten. Ord. leg 20,
exp 348, 1801.
9
ARP. JPIC, leg 70, exp 1402, 1848; ARP. JPIC, leg 77, exp 1511, 1843.

20
Registro de Parcelas y Organización Comunal

El conjunto de habitantes de la hacienda, descendientes de propietarios


y arrendatarios, conformaban una especie de «comunidad» cuya unidad
se iba reforzando por la defensa común de la propiedad en los litigios
externos pero también por los trabajos compartidos en lo que llamaban
«obras comunes», como la limpieza de acequias y el arreglo de cami-
nos10. El apelativo con el que se referían a todos esos ocupantes en los
juicios o procesos de defensa de la tierra era de «dueño parcial» —cuan-
do se trataba de uno de los descendientes directos—. Sin embargo, poco
a poco se irían imponiendo términos como «accionistas», «interesados»
y, finalmente, «comuneros» para referirse a cualquier ocupante de la ha-
cienda-comunidad.

En cualquier caso, la hacienda-comunidad carecía de un mecanismo de


gobierno interno, no existía ninguna instancia de organización central
con la suficiente legitimidad para solucionar todos los conflictos y dispu-
tas entre los accionistas-comuneros. Los conflictos mayores eran elevados
a los jueces territoriales, a los jueces de paz o a las autoridades del muni-
cipio de Chalaco, a cuya jurisdicción pertenecía la hacienda.

La Comunidad de Santa Catalina, lograría contar recién con una diri-


gencia en el marco del proceso de reconocimiento como comunidad de
Indígenas, durante la segunda oleada de reconocimientos de comuni-
dades en Piura, en la década de 1940. La Comunidad de Indígenas de
Santa Catalina de Moza fue reconocida con la Resolución Suprema del
4 diciembre de 1943, en el distrito de Chalaco, en virtud del Art. 6 del
DS del 24 de junio de 1938 sobre el reconocimiento de comunidades de
indígenas, efectuada por el Inspector regional de asuntos indígenas Don
Manuel Velasco Núñez. Es de señalar que la comunidad fue reconocida
«sin perjuicio de terceros», pues en su documento fundacional se especi-
fica que la: «presente resolución no afecta los derechos de otras comunidades
o particulares que pudieran tener sobre la propiedad de las tierras que se en-
cuentran comprendidas dentro de las zonas consideradas por la mencionada
comunidad como de su exclusivo dominio»11, lo que equivale a decir que en
el momento de su reconocimiento no estaba saneado el problema de la
propiedad ni la extensión de las tierras de la comunidad.

10
ARP. Inten Ord, leg 15, exp 271, 1798.
11
Expediente de reconocimiento de la comunidad de indígenas Santa Catalina de Mossa.

21
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

Las entrevistas a comuneros mayores, así como algunos documentos,


señalan que el reconocimiento de la comunidad tenía como propósito
garantizar la propiedad colectiva de la tierra frente a las pretensiones de
la comunidad vecina de Trigopampa, en la que se habían desarrollado
más los derechos de apropiación privada de las tierras comunales y con
los que se mantenían disputas en las zonas linderantes: «la comunidad
no supo defender mucho antes sus tierras; gente de otros lados las invadía»
(Humberto Castillo, ex presidente comunal y ex regidor municipal). Ade-
más, el reconocimiento permitía organizar las reivindicaciones territo-
riales sobre las tierras bajas, en las que se mantenían conflictos con la
hacienda Morropón.

Aunque no disponemos de información sobre el período, previsible-


mente y al igual que otras comunidades indígenas de la sierra de
Piura12, se habría generado un proceso de «comunalización» de las re-
laciones entre los miembros del colectivo, institucionalizando normas
internas para el manejo de parcelas y la resolución de conflictos, así
como mecanismos de organización de elecciones internas para deter-
minar la dirigencia comunal.

Sabemos que al menos en la década de 1960 la comunidad tenía pen-


diente el proceso de saneamiento de tierras comunales frente a terceros.
Varias directivas se fueron encargando de interponer recursos y trámites
ante las dependencias del Estado; estas gestiones y las directivas encar-
gadas durante estos años serían posteriormente importantes durante los
años de la Reforma Agraria.

1.2. Los años de la Reforma Agraria y la consolidación de la


propiedad comunal

Veinte años después del reconocimiento, y como parte de los procesos de


regularización de la propiedad comunal, la dirigencia de Santa Catalina
inició el proceso de saneamiento legal de su territorio, comenzando por
el levantamiento de plano de conjunto. Para ello se hizo un inventario
de tierras y bienes de la comunidad (1963) que consignó un total de
6,343.4 hectáreas, además de un área reclamada contra la hacienda Mo-

12
Diez 1998, op cit.

22
Registro de Parcelas y Organización Comunal

rropón de 373.2 Has13. Se inició con ello, un largo trámite que requeriría
décadas para completarse.

En la sierra de Piura, como en el resto del país, se escuchaban ya voces


de Reforma Agraria. En 1965, en asamblea general, los comuneros de
Santa Catalina pidieron solucionar sus problemas limítrofes reclamando
la expropiación de la hacienda Morropón y su adjudicación en su be-
neficio, pues «no les alcanzan las tierras»14. Para entonces, el número
de comuneros se había incrementado considerablemente: de menos de
doscientos comuneros inscritos que se contaban hacia 1950, se había
llegado a cuatrocientos quince años después.

En 1968, la comunidad logró tener todos sus límites saneados, con ex-
cepción de los linderos con la hacienda Morropón, con la que disputaban
terrenos15. En el documento de levantamiento del plano de conjunto (20
abril 1963), se consigna la existencia de zona reclamada por la comuni-
dad. Se trataba, según el expediente de «cerros y falderías con vegetación
natural de monte y otra pequeña de potreros en las inmediaciones del
caserío Linderos de Maray»16.

«En la época de Velasco, la parte baja estaba poblada de latifundistas» (Hum-


berto Castillo, ex presidente comunal y ex regidor municipal). Eran años
de efervescencia del movimiento campesino en Piura. La toma de tierras
era una de las más importantes medidas para la reivindicación de de-
rechos; los comuneros de Santa Catalina «bajaron a recuperar las tierras»
(Humberto Castillo, ex presidente comunal y ex regidor municipal), ocu-
pando las tierras reivindicadas entre 1968 y 1975, en el marco de dispu-
tas con los colonos ocupantes, con la hacienda y luego con la cooperativa
creada por la Reforma Agraria: «En los 70s, recuperamos unas tierras en
Pueblo Nuevo, que tenían los hacendados. O sea, en la parte de Pueblo Nue-
vo, lo tenían unos como colonos, pero semi-hacendaditos le decíamos, porque

13
AUADP. Expediente de Levantamiento del plano de conjunto de la Comunidad Santa
Catalina de Mossa, 1963.
14
Archivo de la comunidad de Santa Catalina de Moza. Documento inserto en expedi-
ente de levantamiento de plano de conjunto, 1965.
15
Las tierras reclamadas eran parte de las 8497 ha 2100 mts del predio rústico Morropón
y Franco que fueran revertidas al Estado en mayo de 1962 mediante la RS 0332.
16
Ídem.

23
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

eran fundos no más lo que tenían […] Tenían los García, y un señor Marcos
Vicente. Y después hemos tomado las tierras el 73, si no me equivoco. Desde
ese tiempo estamos aquí» (Luis Sandoval, delegado comunal del sector de
Maray). Retirados los hacendados «aquellos que fueron a luchar en la zona
baja se repartieron la tierra entre ellos en partes iguales. De las 200 ha, eran
un cuarto de ha para cada comunero» (Humberto Castillo, ex presidente
comunal y ex regidor municipal)17.

Según la data registrada en la oficina agraria, en 1977 la comunidad


tenía por capital Paltashaco, la mayor parte de sus casas eran de adobe y
barro, techadas con tejas y algunas con calaminas. Producía mayormente
maíz, papa, trigo y arroz y criaban vacunos, ovinos, caprinos y equinos.
Ocupaban las tierras «a través de muchas generaciones y desde tiempos
inmemoriales, luchando siempre por su integridad territorial»18.

En septiembre de 1977 se realizaron las actas de colindancia de la co-


munidad con la mayor parte de sus vecinos19, exceptuándose solo la
parte en disputa con Morropón. La indeterminación de límites condujo
en 1979 a un juicio ante el tribunal agrario con la Cooperativa Morropón
y Franco, adjudicataria de la hacienda, quien ganó en primera instancia
la Cooperativa.

Entonces, tomamos las tierras, y siguió un juicio, un juicio con la cooperativa


Morropón y Franco, se llama. Entonces, iniciaron el juicio con la comunidad;
demandas y demandas… en ese tiempo había juez de tierras, en Piura. Enton-
ces, el juez de tierras vino y tomó cartas en el asunto, y nos dio la posesión a los
indígenas, a nosotros […] Entonces qué pasa, la cooperativa apela a Lima y se
pierde el juicio en Lima, contra la comunidad. La resolución favorece a la coo-
perativa, los sectores del Alba, Pampa de la Hacienda y Guayaquil. Entonces, la
comunidad pierde el juico en los tres sectores, le dan a favor de la cooperativa
(Luis Sandoval, delegado comunal del sector de Maray).

17
Hubo disputas y ocupación de tierras de la Cooperativa en los sectores de El Alba
y San Luis; sin embargo, la comunidad no pudo defender las tierras, por lo que las
perdieron.
18
Registro de la ONAMS, 10 septiembre de 1977.
19
Las comunidades de Caracucho-Jacanacas, Silahuá y Chalaco-Trigopampa, los caseríos
de Bronce, Chungayo, Huacharí y Santiago. El informe de la Dirección General Agraria
consignaba que debían corregirse las áreas de 7 de las comunidades deslindadas, por
haber error en los planos registrados.

24
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Habría que esperar hasta 1996 para que se adjudiquen definitivamente los
terrenos en disputa (1,263.5 ha) a la Comunidad de Santa Catalina, recono-
ciendo la resolución que los terrenos formaban parte de las tierras originarias
de la comunidad. El 15 de mayo del mismo año se aprueba el plano de
conjunto de la comunidad20 y se realizan los deslindes con los colindantes
de la parte baja21. El proceso validó las actas de las décadas anteriores y dejó
saneados definitivamente los límites externos de la comunidad.

La historia reciente del territorio/propiedad de la comunidad es la de


la consolidación y establecimiento de derechos jurídicos formales a la
propiedad por la vía de su reconocimiento y saneamiento estatal, ante
diversas instancias, dependiendo de la legislación vigente. Ello explica en
parte porqué diversas fuentes, en diversas épocas consignan diferentes
áreas para la comunidad, además de los comprensibles cambios en el
uso de las tierras (ver cuadro siguiente).

Cuadro 2. Tierras de la Comunidad de Santa Catalina de Moza, 1963.


1977 y 1991

Uso del terreno 1963 197722 199123


Riego 500.4 674.38 358.4
Temporal/Secano 550 2,333.60 1,437.6
Pastos y Montes/ pastos naturales 4,993 2,985.25 -
Estéril 300   -
No agrícola   7.4 -
Cobertura arbórea   1,570.08 -
Total 6,343.4 7,570.71

Fuente: Expediente de levantamiento del plano de la Comunidad Santa Catalina de Mossa,


1977; Relación de comunidades campesinas de la Microrregión Andina Central, 1991.

20
Documentos del Archivo de la Comunidad de Santa Catalina de Mossa.
21
Los sectores de Mambluque de la ex hacienda Buenos Aires, la CAT Luchadores 2 de
enero, con la ex hacienda Morropón y con el ex predio Algodonales.
22
La misma data es consignada en la memoria descriptiva del 28 de agosto de 1989.
23
La fuente solo registra las tierras de aptitud agropecuaria. Relación de comunidades
campesinas de la Microrregión Andina Central, 1991.

25
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

Actualmente, y de acuerdo a su estatus comunal, las tierras de la Comu-


nidad Santa Catalina de Mossa se clasifican en: 1) tierras de «propiedad»
particular para explotación agrícola, apropiadas familiarmente por los
comuneros; 2) tierras de manejo temporal para uso como potreros o
actividad agrícola estacional; y 3) zonas de bosque comunal de pastos,
de acceso libre a todos los comuneros:

La comunidad la podemos dividir en tres partes: una parte es bajo riego, otra
parte, que es secano, pero que lo conducimos como en posesión, ya muchos
años… es decir, ya es individual. Por ejemplo, en la parte de riego, se riega
con canales, pero en la parte alta es de secano, porque no hay agua, no se
riega, pero lo conducimos individualmente, o sea lo tenemos junto con el de
riego. Los de riego sí lo tenemos cerrado, con sus cercas y sus alambres. La
otra parte es el terreno eriazo, que lo conducimos en común todo; ese predio
se llama ‘La Loma Grande’ (Manuel Rodríguez, delegado comunal del sector
de Pambarumbe).

De acuerdo a esta clasificación de la tenencia y su estatus jurídico den-


tro de la comunidad contempla tres tipos de situaciones. Primero, las
tierras familiares de manejo permanente, que incluye tierras antiguas
así como buena parte de las tierras adquiridas en la defensa comunal
frente a la hacienda Morropón, destinada al cultivo bajo administra-
ción familiar, cuya «propiedad» no es disputada dentro de la comuni-
dad y que puede ser dejada en herencia. En estas tierras hay siempre
problemas de linderos, disputas por herencia y una débil capacidad
de la comunidad para gestionarlas, además de la debilidad jurídica
de cada familia posesionaria para asegurar su derecho dentro de la
comunidad y frente a terceros.

Segundo, las tierras colectivas de uso familiar y extensivo con extensión


de tres a cuatro hectáreas, en principio de ocupación temporal, que per-
tenecen a la comunidad y que no pueden ser dejadas en herencia. Sin
embargo, en muchos casos se trata prácticamente de tierras «apropiadas»
por las familias, que muchas veces escapan al control comunal y son ma-
nejadas de manera cuasi privada: «Aquí hay algunos posesionarios que se
creen dueños porque vienen manejándola y heredándola por años, pero las
tierras son comunales, nosotros solo somos dueños de las mejoras» (Humber-
to Castillo, ex presidente comunal y ex regidor municipal).

26
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Finalmente, las tierras de bosques y pastos de la comunidad son uti-


lizadas libremente y de manera extensiva y temporal por los comu-
neros con poco control de parte de la directiva comunal. Estas zonas
de bosques comunales comprenden tanto una zona de reserva de
bosque seco en la zona baja como algunas zonas de potreros con áreas
de bosques y flora original conservada.

Así, en términos de la posesión de la tierra, la gestión comunal enfrenta


dos tipos de problemas distintos. De un lado, la gestión y control sobre
las parcelas familiares, su regulación y supervisión comunal frente a los
problemas de linderos entre comuneros, las disputas entre herederos u
otros derecho habientes y sobre todo la protección jurídico comunal-fa-
miliar frente a las presiones externas hacia la titulación familiar en de-
trimento del patrimonio comunal. De otro lado, están los problemas de
apropiación familiar de los potreros colectivos así como la defensa del te-
rritorio comunal frente a terceros que se posesionan de terrenos comuna-
les sin autorización24. Ambos frentes requieren de distintos instrumentos
legales de defensa: de un lado, claridad en la asignación y apropiación
de parcelas y su registro en la comunidad; de otro lado, el saneamiento
de los títulos colectivos del conjunto de la propiedad/territorio comunal.

1.3. El gobierno de la comunidad y el gobierno municipal:


realidades tensionadas

La comunidad se encuentra geográficamente entre las subcuencas de Co-


rral del Medio y La Gallega: la primera involucra 5 distritos y comprende
dos ríos principales (Chalaco y Piscán); la segunda comprende terrenos
en cuatro distritos y su curso principal se inicia en la confluencia de la
quebrada de Santo Domingo y el río Ñoma (ver mapas 1 y 2).

24
La comunidad está actualmente «haciendo seguimiento» a los problemas de invasión
de terrenos, incluso planteando juicios, a pesar de las dificultades que ello supone y
que incluye desde problemas jurídicos hasta amenazas.

27
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

Mapa 1. Mapa de Cobertura Vegetal, sierra central de Piura

Fuente: Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena), 2001.

28
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Mapa 2. Mapa de ubicación de la Comunidad de Santa Catalina de


Moza y sus sectores

Fuente: Cipca.

29
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

El territorio de la Comunidad de Santa Catalina de Moza coincide en


gran medida con el distrito de Santa Catalina de Mossa. Se trata de
una comunidad-distrito por lo que está regida por ambas estructuras
políticas, que se vinculan de manera compleja en una dinámica que
involucra las lógicas del manejo de la tierra y la producción, así como
la defensa del territorio en manos de la comunidad y las políticas de
administración de los espacios urbanos y los servicios, dependientes
del municipio. Ambas instancias se encargan de acciones y funciones
vinculadas al desarrollo territorial.

El distrito comprende un territorio de 76.76 km2 y según las proyec-


ciones al 2014 tendría unos 4,140 habitantes, la mayor parte de ellos
vinculados de una u otra manera a la comunidad. La comunidad se go-
bierna por una directiva además de una asamblea comunal de delegados
representantes de los caseríos de la comunidad.

A la base de la organización del distrito y la comunidad se encuentran


los diversos caseríos de la comunidad-distrito, ubicados en zonas dis-
tintas del territorio comunal. Entre los principales caseríos se cuentan
Paltashaco —la capital del distrito—, Pambarumbe, Mossa, Carrasquillo,
Culebreros, Las Mishcas, Pueblo Nuevo y Linderos de Maray. La mayor
parte de ellos son de ocupación antigua, aunque sus mayores desarrollos
«urbanos» y de servicios tienen solo unas décadas.

Paltashaco es la capital del distrito. Además, tres otros caseríos tienen


el estatus de Centro Poblado Menor: Pambarumbe (1988), Linderos de
Maray (1989) y Culebreros (1989), contando cada uno con sus propias
autoridades municipales.

30
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Cuadro 3. Sectores, caseríos y canales de la Comunidad Santa Catalina de Moza

Sectores Caseríos Canales de riego


Paltashaco Paltashaco, Mossa, Chirimoyo, Algodonal, Otoya, Santa
Lagunas, Algodonal, La Libertad y Catalina (Casablanca), El
Casablanca Gentil
Pambarumbe Pambarumbe, La Loma-Naranjal, La Pareja, Murciélago, Las
Sural, Taulin, La Vaquería, La Cureñas
Migaja, Overasal, Las Vegas
Culebreros Culebreros, Cruz, Azul, San Isidro, Las Venegas
Carrasquillo, Las Mishcas
Pueblo Nuevo de Pueblo Nuevo de Maray San Felipe, Las Venegas
Maray Higuerones, Charancito, Linderos
de Maray, Maray

Fuente: Trabajo de campo.

La producción de la comunidad depende de las diversas zonas y relieves


que comprende su territorio. En las zonas altas se produce maíz, trigo,
cebada y se cuenta con cobertura de pastos; en las zonas medias pre-
domina el plátano, el café, la caña, el maíz y otros cultivos, además de
pastos cultivados. En tanto que en las zonas más bajas se produce sobre
todo arroz, maíz híbrido, yuca y soya. (Ver cuadro 4)

Cuadro 4. Sistemas productivos en la Comunidad de Santa Catalina de


Moza

Producción Zonas Caseríos


Maíz, trigo, Culebreros, Pambarumbe Mossa, Cruz Azul, San Isidro, Sural,
cebada, arvejas y Paltashaco Tailín y Vaquería
pastos naturales 1300 a 1800 msnm
Plátano, café, Culebreros, Paltashaco, Chirimoyos,
caña, maíz, frutales Pambarumbe, Paltashaco Culebreros, Carrasquillo, Las
y pastos cultivados 800 a 1300 msnm Mishcas, Naranjal, Pambarumbe,
y naturales Overasal, Las Vegas, La Loma
y La Laja
Arroz, frutales, Paltashaco, Pueblo Algodonal, Casablanca, La
maíz híbrido, yuca Nuevo de Maray Libertad, Maray, Higuerones,
y soya 150 a 800 m.snm Charancito, Pueblo Nuevo de
Maray, Linderos de Maray

Fuente: Plan de Contingencia ante desastres naturales. Piura, Oxfam-Cipca, 2002.

31
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

Como en todos los distritos del territorio nacional, parte del territorio del
distrito-comunidad, está concesionado por el Ministerio de Energía y Mi-
nas para exploración minera, alcanzando estas 41.25% de la extensión
del distrito, principalmente en las zonas altas, aunque los petitorios más
recientes involucran más bien las zonas bajas.

Mapa 3. Concesiones Mineras en el Distrito de Santa Catalina


de Mossa

Fuente: Cooperacción.

a. La estructura del gobierno comunitario

Durante los primeros años tras su reconocimiento, la comunidad era di-


rigida por personeros legales, encargados de los asuntos internos y ex-
ternos del gobierno comunal. No hemos logrado un recuento de los per-
soneros legales de la comunidad, retenemos únicamente el nombre de
Juan Ambrocio Sandoval Guerrero, quien fuera personero entre 1963 y
1964 y de Felícito Berrú Domínguez en 1968, probablemente el último
personero de la comunidad antes de que el cargo fuera abolido por el
estatuto de comunidades campesinas de 1970.

32
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Desde 1970 se eligen presidentes cada dos años, de acuerdo a la mo-


dalidad de elección por listas y colores, que al igual que en otras comu-
nidades de la costa y sierra de Piura se identificaban con preferencias
políticas electorales. Aunque en la comunidad no hay presencia directa
de partidos, existen tendencias políticas expresadas por las simpatías de
cada candidato. Según referencias de los comuneros, las listas típicas en
Santa Catalina eran la roja (correspondiente a candidatos de izquierda),
la verde (que expresaba simpatías por el Apra) y la amarilla (de candida-
tos identificados con Acción Popular).

Tenemos pocas referencias a las presidencias de la comunidad en las dé-


cadas de 1970 y 1980. Testimonios señalan a Juan Sandoval Reyes y Li-
dio Montalván como presidentes comunales en los años de las tomas de
tierras. En los documentos comunales encontramos también los nombres
de Luciano Montalván Berrú (presidente en 1968) y de Lidio Montalván
Neira, presidente de administración en 1977 y más tarde (1988) de Re-
migio Peña, presidente de la directiva bajo la nueva ley de comunidades
campesinas (1987). En 1990 Santa Catalina no aparece en el registro de
elecciones comunales de la microrregión andino central, señalando que
se habían realizado las elecciones a mediados de año, lo que indicaría
algún tipo de problema interno previo. Hemos logrado completar la re-
lación de presidentes comunales desde 1990 (ver cuadro 5).

En 1978 se elaboró un proyecto de reglamento interno de la comunidad,


probablemente fruto de su vinculación con el movimiento campesino y
comunal regional. El reglamento constaba de 156 artículos y reivindica-
ba las Unidades Comunales de Producción25 como base de la producción
comunitaria. Durante la década de 1980, en un proceso que probable-
mente se inicia en la década anterior, la organización comunal se conso-
lida bajo un gobierno que combina la directiva central de la comunidad
con la designación de delegados comunales de los distintos caseríos (Pal-
tashaco, Pambarumbe, Sural, Overazal, Mossa, etc.), que eran elegidos
de acuerdo al número de jefes de familia en cada caserío, conformando

25
Las Unidades Comunales de Producción (UCPs) eran la alternativa que el movimiento cam-
pesino daba para la gestión colectiva de las tierras al modelo cooperativo propiciado por el
gobierno y las oficinas de reforma Agraria. Suponía la creación de unidades de producción
colectivas sobre la base de predios agrícolas bajo control de un conjunto de comuneros.
Castillo, Marlene. Tierra y agua en las UCPs. Piura, Cipca-CCSJBC, 1990.

33
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

una asamblea de representación poblacional proporcional. Para 1991 se


registraban en la comunidad 520 familias, con 312 comuneros inscritos
en el padrón, estimándose una población de 1200 habitantes.

Cuadro 5. Presidentes de la Comunidad Campesina de Santa Catalina


de Moza, 1990-2015

Año Presidente comunal Sector

1990-1991 Remigio Peña Paltashaco

1992-1993 Humberto Castillo Sandoval Paltashaco (*)

1994-1999
Ysael Córdova Pambarumbe
(tres períodos)

2000-2001 Nemecio Berrú Paltashaco

2002-2007
Segundo Berrú Paltashaco
(tres periodos)

2008-2011
Marcos Sandoval Paltashaco
(dos períodos)

Marcos Sandoval
2012-2013 Paltashaco
(período de transición)

2014-2015 Juan Pintado Maray (*)

Fuente: Documentos comunales y trabajo de campo.


(*) Nacido en Pambarumbe

En la primera mitad de la década de 1980, tras el éxito de las de Caja-


marca26, se crean rondas campesinas en prácticamente toda la sierra de
Piura27. En Santa Catalina, las rondas se crean en la segunda mitad de
los años ochenta, para combatir el abigeato. Las rondas se constituyeron
en un actor político local y regional bastante fuerte; en Santa Catalina
estaban articuladas y coordinaban con la comunidad, el municipio y la
gobernación. Se creó en el distrito una central comunal-distrital de ron-

26
Gitlitz, John. Administrando justicia al margen del Estado. Las Rondas Campesinas de Caja-
marca. Lima, IEP, 2013.
27
Huber, Ludwig. Después de Dios y la Virgen está la ronda. Las rondas campesinas de Piura.
Lima, IEP, 1995.

34
Registro de Parcelas y Organización Comunal

das (1990), con subcentrales en los cuatro centros poblados principales.


Las disputas políticas de aquellos años se expresaban por la preferencia
de afiliación a la Federación campesina (Fradept) y las distintas centrales
de rondas en la región.

Así a principios de la década de 1990, la comunidad se organizaba


desde su directiva comunal, su asamblea de delegados de caseríos y
sus rondas, con su central y sus subcentrales, además del municipio.
Sin embargo, es precisamente a partir de esos años que en general de-
cae la organización en medio de la crisis económica, la guerra interna
contra Sendero Luminoso y el desarrollo de un poder centralizado y
autoritario en el país.

Los testimonios señalan cierto grado de «desgobierno» o en todo caso de


falta de iniciativa del gobierno comunal en los años noventa y la primera
década del nuevo siglo: «Toda la comunidad ha estado abandonada última-
mente. Dicen que ha estado casi como 18 años abandonada» (José Calixto
Rojas, delegado comunal y juez de paz del sector de Culebreros). Ello se
expresa en la reelección de dos presidentes por tres períodos cada uno:
Ysael Córdova entre 1994 y 1999 y Segundo Berrú entre el 2002 y el
2007. Testimonios señalan que el primero fue al mismo tiempo presiden-
te y gobernador del distrito y que por aquellos años, la municipalidad
«mandaba a la comunidad». De alguna manera, las formas políticas es-
tatales durante el gobierno de Fujimori tenían su correlato local, con un
gobierno tildado de «autoritario» y en conflicto con aquellos comuneros
de tendencias de izquierda. La crisis se expresaba en la ausencia de listas
y candidatos para las elecciones comunales. Además, la comunidad no
contaba con recursos por lo que había poco interés en ella, a diferencia
de la municipalidad que vio incrementado su presupuesto, y con ello su
influencia y preeminencia en el poder local.

La ronda también decae en la década de 1990, como consecuencia de


procesos internos y externos a la comunidad. En el marco de la estrategia
contrasubversiva, el Estado procuró convertir las rondas campesinas en
Comités de Autodefensa, colocándolas bajo un comando político mili-
tar. Las rondas de Santa Catalina —como muchas otras de la sierra de
Piura— prefirieron desactivarse antes que someterse y subordinarse al
control militar. Además, ello habría supuesto alterar su función principal
de control del abigeato y mantenimiento del orden público y regulación
social, para exponerse al desarrollo de acciones contrasubversivas. Ello

35
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

generó, descuido, deserción y cierto abandono de la ronda que conllevó


luego a su desorganización28.

Se abre desde entonces lo que los testimonios de los comuneros expresan


como cierto grado de desgobierno comunal y decaimiento de la impor-
tancia de la comunidad, en particular frente al protagonismo y liderazgo
del municipio en la vida de la comunidad-distrito. «Antes, era mejor visto,
era más prestigioso el puesto de alcalde, porque la comunidad ha estado un
poco dormida, adormecida». (Manuel Rodríguez, delegado comunal del
sector de Pambarumbe).

Actualmente la comunidad cuenta con 1567 comuneros inscritos, según


el reciente empadronamiento, distribuidos entre 24 caseríos, de tamaño
desigual, como puede verse en el cuadro siguiente.

Cuadro 6. Comuneros inscritos Santa Catalina de Moza

Comuneros Comuneros
Caserío Caserío
Inscritos Inscritos
Linderos de Maray 198 Pambarumbe 40
Culebreros 196 Cruz Azul 28
Maray 191 Lagunas 26
Pueblo Nuevo de Maray 182 Charancito 21
Paltashaco 125 La Loma 20
Algodonal 120 La Vaquería 17
Santa Rosa de Cririmoyos 84 Las Vegas 10
Casa Blanca 75 El Overazal 9
Mossa 69 La Laja 9
Carrasquillo 48 El Sural 7
Higuerones 46 El Tailín 4
Las Mishcas 41 El Naranjal 1
Total comuneros inscritos 1567

Fuente: Padrón Comunal, 2014.

28
Tras varios años sin elecciones para las rondas, se procuró reanimarlas en el 2008, ante
el crecimiento del abigeato. Aunque se restableció la ronda, no ha llegado a recuperar
el grado de organización alcanzado en décadas pasadas.

36
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Más comprensivamente, la comunidad puede ser entendida como integra-


da por cuatro grandes zonas, de acuerdo a su núcleo de aglutinamiento y
su posición geográfica. Un conjunto de caseríos agrupados alrededor de
Paltashaco que reúnen cerca de 500 comuneros inscritos; uno segundo,
alrededor de Pambarumbe con un poco más de 100 comuneros inscritos.
La zona de Culebreros que reúne solo 4 caseríos pero más de 300 comu-
neros y, finalmente, la zona de Maray, la más baja, con solo cinco caseríos
pero también la más poblada de la comunidad (638 comuneros inscritos).

Es precisamente en la zona baja, en la que la delimitación de parcelas


familiares comunales es más importante.

Cuadro 7. Comuneros inscritos de Santa Catalina de Mossa, agregando


sectores, 2015

Zonas Caseríos comuneros Zonas Caseríos comuneros


Paltashaco 125 Pambarumbe 40
Paltashaco Algodonal 120 La Loma 20
Pambarumbe
499 comuneros Santa
108
  Rosa de 84 La Vaquería 17
comuneros
  Chirimoyos
 
  Casa Blanca 75 Las Vegas 10
 
  Mossa 69 El Overazal 9
 
Lagunas 26 El Sural 7
 
Linderos de  
198 El Tailín 4
Maray
Maray
Maray 191 El Naranjal 1
638 comuneros
Pueblo
  Culebreros
Nuevo de 182 Culebreros 196
  313
Maray
  comuneros
Higuerones 46 Carrasquillo 48
 
Charancito 21 Las Mishcas 41
 
Cruz Azul 28

Fuente: Padrón Comunal 2014.

b. La organización y el gobierno municipal

El distrito de Santa Catalina de Mossa fue creado el 22 de mayo de 1958,


mediante ley 13007 en el segundo gobierno de Manuel Prado Ugarte-
che, desmembrándose del distrito de Chalaco.

37
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

Para su creación se contó con el apoyo de Juan Palacios Pintado, di-


putado por Morropón, además de otros paisanos residentes en Lima.
Dado que la mayor parte de la población involucrada en el proceso era
de Paltashaco, el caserío fue designado como capital, eligiéndose como
primer alcalde designado a Escolástico Pintado. Este inicia el proceso de
asentamiento y urbanización del caserío, así como el establecimiento
de edificios públicos, en disputa con Pambarumbe y Culebreros que,
aduciendo mayor antigüedad, consideraban ser más apropiados para el
establecimiento de la capital.

Se dice que cuando se creó el distrito, Pambarumbe quería ser la capital del
distrito, y por ahí comenzó una rivalidad. Paltashaco estaba en esa búsqueda y
Pambarumbe también, y Pambarumbe estaba avanzando bastante, estaba en
los toques finales. Entonces, vino un diputado [Juan Palacios Pintado] que por
parte de madre había sido de la zona de Paltashaco. Entonces, dicen que él vino
y tomó unas fotos en Chulucanas y le dio vuelta a la torta. Cambió la idea de que
no sea Pambarumbe, sino Paltashaco. Entonces, de ahí se ha quedado un poqui-
to la rivalidad, incluso ellos no quieren que salgan autoridades de Pambarumbe,
a nivel distrital te hablo. Entonces, ellos dicen que «no, todos tienen que ser au-
toridades de Paltashaco, de la capital». Incluso, cuando mi hermano fue alcalde
[Esguard Rodríguez], que es un buen político, también lo cuestionaron: que en
Paltashaco no hacía obras, hacía en los caseríos, menos en la capital Paltashaco
(Manuel Rodríguez, delegado del sector de Pambarumbe).

Sin embargo, Paltashaco conservó la capitalidad y la mayor concentra-


ción de servicios, existiendo una constante tensión entre los principales
caseríos del distrito. Sin embargo, desde su creación, la mayor parte de
los alcaldes elegidos son residentes en la capital, con solo dos excepcio-
nes (ver cuadro).

Al igual que en el conjunto de la sierra central de Piura29, los primeros


alcaldes elegidos fueron de Acción Popular y del Apra, pasando luego
por alcaldes designados durante el período militar y luego a la primacía
de la Izquierda Unida durante algo más de una década hasta 1995. Los
últimos 20 años, como en otras regiones y distritos del país, la mayor
parte de los alcaldes electos se han presentado como parte de movimien-
tos regionales, con la excepción de un solo periodo ganado por el Apra.

29
Diez Hurtado, Alejandro. Comunidades Mestizas. Tierras eleciones y rituales en la sierra de
Pacaipampa. Lima, CIPCA-PUCP, 1999.

38
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Cuadro 8. Alcaldes del distrito de Santa Catalina de Mossa30

Año Alcalde Sector


1958-1963 Escolástico Pintado Paltashaco
1964-1966 Apra: Carmen Jiménez Paltashaco
1967-1968 Acción Popular: José Sandoval Paltashaco
1969-1970 Alberto Guerrero Paltashaco
1971-1972 Sin data -------
1973-1974 Samuel Pintado Paltashaco
1974-1976 Casimiro Peña Paltashaco
1976-1980 Eustagio Guerrero Paltashaco
1981-1983 Acción Popular: Fausto Pintado Paltashaco
1984-1986 Izquierda Unida: Dionisio Pintado Paltashaco
1987-1989 Izquierda Unida: Dionisio Pintado Paltashaco
1990-1992 Izquierda Unida: Dionisio Pintado Paltashaco
1993-1995 Izquierda Unida: Dionisio Pintado Paltashaco
1996-1998 L.I Nro 13 Vamos Morropón: Alfredo Jiménez Paltashaco
Movimiento Independiente Vamos Vecino: Alfredo
1999-2002 Paltashaco
Jiménez
2003-2006 Perú Posible: Esguard Rodríguez Pambarumbe
2007-2010 Apra: Pedro López Paltashaco
2011-2014 Unidos Construyendo: Esguard Rodríguez Pambarumbe
2015-2018 Unión Democrática del Norte: Erik Berrú Paltashaco
Fuentes: Infogob y Trabajo de campo.

Tradicionalmente, como en otras zonas de Piura y del país, la municipa-


lidad se encargaba de los espacios «urbanos» dejando los temas rurales
y de organización de la producción a la comunidad. La municipalidad
—y por extensión los Centros Poblados Menores (CPM)— se encargan
de la administración de servicios como el agua y desagüe, los mercados
de abastos, la limpieza de las vías públicas, el cuidado de los caminos
vecinales, el alumbrado público y doméstico, los registros civiles, el ce-
menterio y otros servicios. Sin embargo, desde el proceso de descentrali-
zación, la municipalidad está encargada del proceso de planificación del
desarrollo concertado del distrito.

30
Datos obtenidos del Sistema de Información Electoral del Jurado Nacional de Elec-
ciones y del trabajo de campo: http://www.infogob.com.pe/

39
Historia y trayectoria de la comunidad campesina Santa Catalina de Moza

La relación entre el municipio y la comunidad fue armoniosa mientras se


mantuvo la separación de espacios y la división de poderes entre ambas
instituciones. Comunidad y municipio se apoyaban mutuamente hasta los
inicios de los años noventa. De un lado, la lucha antisubversiva hizo sos-
pechosa a la gente militante de partidos de izquierda, pero sobre todo el
cambio en los presupuestos municipales cambió el equilibrio de fuerzas
entre municipio y comunidad. El incremento de los presupuestos de los
municipios distritales permitió a la autoridad edil la implementación de
una serie de proyectos municipales-comunales: forestación, mejoramiento
de los sistemas de riego, embalses, cosechas de agua, apoyo a la siembra
de bambú o caña Guayaquil. La comunidad de alguna manera se subor-
dina a la municipalidad en la vida política del distrito, o como señalan los
testimonios, el gobierno local subordinaba de alguna manera a la comuni-
dad: «bajó el interés por la comunidad porque no tenía ingresos, pero sí los de
la municipalidad… La municipalidad le quitó espacio a la comunidad» (Hum-
berto Castillo, ex presidente comunal y ex regidor municipal).

Con ello, la comunidad perdió importancia en la vida social del distri-


to, la comunidad pierde visibilidad e interés; la población y los líderes
del distrito empiezan a preferir presentarse al municipio antes que a las
elecciones comunales. En cualquier caso, comunidad y municipalidad
mantenían grosso modo, la misma estructura geográfica de gobierno: la
comunidad con una dirigencia central y delegados por caseríos y la mu-
nicipalidad con un alcalde distrital y cuatro alcaldes delegados de los
principales anexos del distrito; ambas instituciones comunal y municipal,
con sede principal en Paltashaco.

En los últimos años (2011-2012), se inicia un proceso de planificación


y gestión municipal participativa, gracias a la contribución del Ayun-
tamiento de Eibar (España). Como parte del mismo, técnicos del Cipca
asesoran y capacitan a funcionarios del gobierno municipal para la im-
plementación de un Plan de Desarrollo Institucional, la conducción del
proceso de presupuesto participativo con enfoque territorial y la gestión
por resultados31. Es en este proceso que se inscribe el trabajo con la co-
munidad campesina para la regularización y registro de parcelas.

31
Fuente: http://www.cipca.org.pe/press-release/fortalecimiento-de-la-gesti%C3%B3n-
concertada-del-desarrollo-del-distrito-de-santa-catalina

40
Registro de Parcelas y Organización Comunal

2
EL FORTALECIMIENTO DEL
DERECHO A LA TIERRA EN LA
COMUNIDAD CAMPESINA

El proyecto «Fortalecimiento organizacional y protección de derechos de


posesión y de acceso a la tierra de comuneros y comuneras de la Comu-
nidad Campesina de Santa Catalina de Mossa frente a la amenaza de
usurpación de tierras comunales y denuncios mineros» tenía dos grandes
propósitos. De un lado, fortalecer y empoderar a la directiva de la comu-
nidad y, del otro, desarrollar un proceso de registro de parcelas agrícolas
que brinde tanto seguridad a las familias detentoras de la tierra, como al
colectivo en sus derechos jurídicos y su capacidad de control y regulación
interna y externa, de las parcelas de la comunidad.

2.1. Objetivos y componentes del proyecto de formalización

El proyecto contempla dos grandes objetivos explícitos: 1) fortalecer la


organización y dirigencia comunal, 2) proteger los derechos de posesión
y de acceso de tierra de vivienda y de uso agrario de los comuneros.

Los propósitos del proyecto son también dobles: 1) Asegurar la defensa


y el control efectivo de la comunidad sobre su propiedad frente a agen-
tes externos, desarrollando para ello un instrumento técnico de registro
de parcelas, que permita a la comunidad un registro centralizado, or-
denado y confiable de las parcelas familiares/comunales, que se cons-
tituya al mismo tiempo en instrumento jurídico que facilite la defensa
del territorio comunal frente al Estado y a terceros. 2) Desarrollar un

41
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

instrumento y un proceso susceptible de ser replicado y aplicado a otras


comunidades del país con problemas similares de registro y defensa de
sus parcelas familiares.

Para alcanzar el primer objetivo, se capacitó y asesoró a las autoridades


de la comunidad campesina, tanto a nivel de la Junta Directiva como
a los Delegados de cada sector comunal. Además, en conjunto con las
autoridades, se han elaborado herramientas para formalizar y facilitar
la gestión comunal como los Estatutos Comunales, la actualización del
Padrón de Comuneros, la elaboración del Reglamento interno de uso de
posesión comunal y un Plan Operativo Anual.

Para alcanzar el segundo objetivo, a partir de las herramientas de gestión,


se procedió a registrar, regularizar y centralizar (en la Junta Directiva) los
certificados de posesión comunal; con ello, se busca que la institución de
la comunidad pueda ordenar y regular el acceso a tierras comunales, así
como solucionar las disputas entre comuneros:

El ingeniero Wilmer Bermejo nos dio unas pautas de lo que sería el proyec-
to. Nos dice que el proyecto abarca todo lo que es saneamiento físico legal.
Por ejemplo, para nuestra comunidad dice que hay que inscribir en registros
públicos a la directiva; o sea una de las exigencias era que la comunidad esté
legalmente reconocida para que pueda aplicarse el proyecto. Entonces, Juan y
la directiva se inscribieron en registros públicos. Nos dijo que había que crear
estatutos, que había que crear un reglamento interno y hacer un padrón ac-
tualizado (Manuel Rodríguez, delegado comunal del sector de Pambarumbe).

Para ello se desarrolló una serie de actividades para cada objetivo. Para
el primero, se realizaron talleres de capacitación a delegados comunales
y dirigentes de la Junta Directiva sobre la elaboración y aprobación de
los estatutos comunales y padrón de comuneros, así como el manejo y
organización de asambleas en cada sector. También se capacitó a cada di-
rigente en el manejo de conflictos internos entre comuneros, sobre todo
sobre irregularidades en los certificados de posesión de tierra. Asimismo,
se inscribió a la Junta Directiva junto con los nuevos estatutos comunales
en Registros Públicos de Piura y se saneó la inscripción de los terrenos
comunales en esta misma institución estatal.

42
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Esquema 1. Objetivos y metas del proyecto de fortalecimiento de la


Comunidad Campesina

Objetivo 1: Objetivo 2: Meta final:


Fortalecer la Protección de Defensa de la tierra
organización comunal derechos y acceso a comunal frente a
la tierra agentes externos

• Capacitación de • Registro de certificados • Base legal ante el Estado


dirigentes comunales de posesión • Modelo y
• Formalización de • Regulación del acceso procedimientos para el
la directiva de la a la tierra por la Junta registro y reivindicación
Comunidad Campesina Directiva comunal de parcelas
familiares
• Generación de modelo
replicable

Elaboración propia.

Foto 1. Pancarta del Proyecto

INTERNATIONAL
LAND
COALITION

PROYECTO
“FORTALECIMIENTO ORGANIZACIONAL Y PROTECCIÓN DE DERECHOS DE POSESIÓN Y DE ACCESO
A LA TIERRA DE COMUNEROS Y COMUNERAS DE LA COMUNIDAD CAMPESINA DE SANTA CATALINA
DE MOZA FRENTE A LA AMENAZA DE USURPACIÓN DE TIERRAS COMUNALES Y DENUNCIOS MINEROS”

COMUNIDAD CAMPESINA SANTA CATALINA DE MOZA


Reconocido el 02 de Diciembre del 1,943
REGISTRO NACIONAL DE COMUNIDADES CAMPESINAS Tomo I - Folio 133 - Asiento 13
RUC 20600455240

Foto: Wilmer Bermejo.

43
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

Para el segundo objetivo, se inició una campaña de concientización sobre


la necesidad de formalizar la posesión familiar-comunal de la tierra:

Para aprobar el proyecto, se hizo asambleas de delegados, donde se informó


caserío por caserío la misión del trabajo que se iba a hacer, para qué se iba
a medir las parcelas, concientizarla, porque si uno entra a medir de frente a
hacer el trabajo, se impresiona y te dice «por qué están midiendo los terre-
nos». Entonces, se ha hecho una capacitación previa al trabajo, pues: «miren,
estamos en este eventual, dicen que las tierras abandonadas pueden pasar
a ser tierras del Estado, y ahorita dicen que podemos hacer la defensa de la
tierra, vamos a georreferenciar todo el territorio de Santa Catalina bajo riego
para darle seguridad jurídica a los comuneros, llámese entregar certificados
de posesión a cada comunero de lo que tiene, de su parcela, con su mapa de
ubicación con sus coordenadas y todo, de las tierras de las casas igual» (Juan
Pintado, presidente de la comunidad campesina).

Luego se desarrolló el proceso de registro y ordenamiento de los certifi-


cados de posesión de tierras de vivienda o agrícolas. Con el registro, se
procedió a revisar caso por caso para identificar disputas por superpo-
sición de terrenos o alguna irregularidad. Después, para regularizar con
precisión los terrenos comunales, se procedió a georreferenciar el 80%
de las parcelas comunales agrícolas y de vivienda a través de dispositivos
de GPS. Por último, para asegurar el control de la Junta Directiva sobre
los terrenos comunales, se elaboró una Propuesta de Reglamento de Re-
gulación Comunal de Acceso a la Tierra Comunal que fue presentada
ante la asamblea general de comuneros.

44
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Cuadro 9. Actividades realizadas como parte del proyecto

Objetivo Actividad realizada

Taller de capacitación a dirigentes comunales:


elaboración de herramientas de gestión,
organización de asambleas y conflictos internos
entre comuneros

Elaboración de herramientas de gestión: Estatuto


Fortalecer la organización comunal, Padrón de Comuneros
comunal
Formalización e inscripción de la Junta Directiva y
Estatutos comunales en Registros Públicos de Piura

Saneamiento de la inscripción de terrenos


comunales en los Registros Públicos de Piura

Campaña de difusión de formalización de la


posesión familiar-comunal de la tierra

Ordenamiento y registro de terrenos posesionarios

Revisión y solución de casos irregulares de


Protección de derechos y
posesionarios de tierras
acceso a la tierra
Georreferenciación de tierras de vivienda y
agrícolas

Elaboración de Propuesta de Reglamento de


Regulación Comunal

Elaboración Propia.

La ejecución del proyecto general se desarrolló en tres partes o momen-


tos diferenciados. Primero, la etapa previa de ingreso inicial del proyecto
a través de Cipca en el distrito y con la comunidad (2011-2013). Luego,
le sucedió la ejecución de los componentes principales del proyecto, ini-
ciándose con el fortalecimiento de la organización. Por último, se proce-
dió a realizar las acciones y capacitaciones para asegurar la protección de
los derechos y acceso a la tierra.

45
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

Esquema 2. Períodos de ejecución del proyecto

• Coordinación con la anterior Junta Directiva Comunal


Sensibilización (2011)
inicial del • Creación del Comité Electoral (2012)
Proyecto en • Elección de la nueva Junta Directiva Comunal (2013)
la Comunidad
Campesina
(2011-2013)

• Elaboración de herramientas de gestión: Estatuto


comunal, Padrón de Comuneros
Fortalecimiento • Formalización e inscripción de la Junta Directiva y
de la Estatutos comunales en Registros Públicos de Piura
organización • Saneamiento de la inscripción de terrenos comunales
comunal en los Registros Públicos de Piura
(2014) • Taller de capacitación a dirigentes comunales
• Georreferenciación de las tierras de vivienda y
agrícolas: Capacitación del personal

• Campaña de difusión de formalización de la posesión


familiar-comunal de la tierra
Protección de
• Capacitación en manejo de instrumentos
los derechos
• Georreferenciación de las tierras de vivienda y
y acceso a la
Elaboración Propia. agrícolas: trabajo de campo en las parcelas
tierra (2015)
• Ordenamiento y registro de terrenos posesionarios
• Revisión y solución de casos irregulares de
posesionarios de tierras
• Elaboración de Propuesta de Reglamento de
Regulación Comunal

46
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Mapa 4. Plano perimétrico de la comunidad

Fuente: Archivos de la Comunidad Santa Catalina de Moza.

2.2. El proceso de fortalecimiento de la organización y gestión


comunal

El conjunto del proceso descansa en la legitimidad y la capacidad de ges-


tión de la Organización comunal. Por ello, el primer componente central
para el éxito del proyecto y el primer resultado esperado por el proceso
consistía en el fortalecimiento de las instituciones comunales para la ges-
tión del colectivo y sus recursos.

a. Recuperar la institucionalidad: asambleas, elecciones, delegados

El proceso de recuperación de la institucionalidad y organización comu-


nal se inicia en el 2011, cuando el Cipca —a partir de su trabajo con la
Municipalidad distrital— se propone apoyar para el registro de las tierras
comunales. Sin embargo, como las directivas comunales no estaban ins-
critas en la Sunarp desde hacía varios años y los procesos institucionales
internos no se desarrollaban de manera regular, era necesario partir de
un proceso de reinstitucionalización y fortalecimiento comunal.

47
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

El proceso se inicia entonces con la formalización de la Junta Directiva


de 2011. Para ello, conversaron con el entonces Presidente Comunal,
Marcos Sandoval, para que convoque a asamblea general de comune-
ros para debatir el tema de la formalización. Sin embargo, la directiva
en funciones dilató por varios meses la realización de la asamblea.
Solo fue posible hacerla a insistencia del Cipca y gracias a la presión
ejercida por el alcalde del distrito, involucrado en un proceso de pla-
nificación, hacia el presidente de la comunidad exigiéndole un balan-
ce económico de su gestión a ser presentado en la asamblea general
de comuneros y que convoque a elecciones. Era también de interés
de la municipalidad que se elija una nueva junta que esté inscrita en
registros públicos:

La anterior gestión municipal, que presidia el alcalde Esguard Rodríguez Ra-


mírez, en conjunto con Cipca, con Don Wilmer Bermejo, tomaron la iniciativa,
dijeron, «aquí hay una organización social que está débil», y esa es la base
indispensable para el desarrollo de Santa Catalina, que es la Comunidad Cam-
pesina. Entonces comenzaron a tomar cartas en el asunto. Comenzaron a hacer
talleres de capacitación a la gente; explicando qué es una comunidad, qué es
una organización comunal. Entonces decidieron reactivar la comunidad nueva-
mente (Juan Pintado, presidente de la comunidad campesina).

La asamblea general de comuneros se realizó finalmente en noviembre


de 2011, conformándose un comité electoral para convocar a eleccio-
nes en el 2012. Sin embargo, el comité no logró convocar a elecciones.
Recién en octubre de 2013 se realiza una nueva asamblea general de
comuneros para buscar resolver el entrampamiento. La asamblea contó
con la participación de 245 comuneros, acordando elegir en la misma
asamblea un comité electoral y realizar las elecciones durante la propia
asamblea. Se conformó el comité electoral y se presentó una única lista
que resultaría elegida.

Con la nueva Junta Directiva elegida para el período 2014-2015, bajo


la conducción de Juan Pintado se trabajaría todo el proceso de fortaleci-
miento y formalización de la Junta Directiva y sus delegados comunales,
la unificación de inscripciones de tierras comunales, la elaboración de un
nuevo padrón comunal, así como la capacitación y posterior georreferen-
ciación de las parcelas comunales.

48
Registro de Parcelas y Organización Comunal

La Junta Directiva necesitaba sin embargo legitimarse y reconstruir la


organicidad comunal, con la reinstalación de sus instancias internas de
gobierno. Para ello, la Junta Directiva Comunal promovió la elección de
delegados en los caseríos, dado que por el desgobierno de los últimos
años, varios no se hallaban representados en la asamblea. En procesos
descentralizados, se eligió un total de 52 delegados comunales, de acuer-
do a los usos y prácticas de cada caserío. Esta medida fue ampliamente
aceptada, logrando que todos los caseríos de la comunidad cuenten con
delegados ante la asamblea general:

Como digo, a la Junta Directiva la nombraron antes, pero en su lista no habían


sacado comité sectorial, o delegados. Ellos formaron su lista, solo formaron su
directiva general de la comunidad. Una vez nombrados, recién comenzaron a
salir a los pueblos, a los sectores y caseríos, a llamar a reuniones y a formar
comités sectoriales y en donde se conducían por delegados, a elegir delegados.
Nosotros fuimos los terceros en elegir autoridades; primero fue Pueblo Nuevo
de Marai, Culebreros, tercero nosotros. Los que al final casi no querían eran los
de Paltashaco. Ellos no querían formar delegados; al final de tanta insistencia,
decidieron formar sus delegados. (Manuel Rodríguez, delegado comunal del
sector de Pambarumbe).

Tras la elección de delegados por caseríos, se ha venido promoviendo la


realización de asambleas sectoriales, a manera de instancia de gobierno
y concertación descentralizada al interior de la comunidad. Estas asam-
bleas son organizadas por los delegados comunales del sector y cuentan
con el apoyo y la presencia de la Junta Directiva. Durante el proceso,
personal del Cipca ha participado también en las asambleas brindando
información y asesoría sobre el proceso y los temas relacionados con el
proyecto: certificados de posesión, superposiciones de parcelas y linde-
ros, entre otros. Las asambleas sectoriales han facilitado también una
serie de otras acciones y apoyos como la provisión de material educativo
para los centros escolares, en la organización de festividades locales y
religiosas. El Cipca ha contribuido también facilitando el traslado de co-
muneros entre sectores.

Este conjunto de acciones no solo han contribuido con legitimar la orga-


nización comunal y su Junta Directiva, sino que han facilitado el desarro-
llo del proyecto.

49
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

Foto 2. Asamblea en el sector Pambarumbe

Foto: Wilmer Bermejo.

Foto 3. Asamblea de delegados, sector Culebreros

Foto: Wilmer Bermejo.

50
Registro de Parcelas y Organización Comunal

b. Desarrollo de capacidades e instrumentos de gestión comunal

El segundo elemento para fortalecer la organización comunal ha sido el


proceso de capacitación de dirigentes y la elaboración de instrumentos
internos de gestión para la comunidad.

La elaboración de nuevos instrumentos de gestión se desarrolló de mane-


ra participativa, con la intervención de la Junta Directiva Comunal, de los
delegados comunales y de la Asamblea de Delegados. El trabajo partici-
pativo logró generar una serie de instrumentos de gobierno interno en-
tre los que destacan particularmente cuatro: 1) El padrón de comuneros
(actualizado, que registra prácticamente a la totalidad de miembros de la
comunidad); 2) Los Estatutos de la comunidad (que incluyeron también
los temas referidos a derechos comunales a tierras, que se desprenden
del proyecto y la experiencia del registro de parcelas); 3) Los planes de
trabajo de la Junta Directiva Comunal y de la Asamblea de Delegados y
los libros de ingresos y gastos (que permiten organizar el trabajo y las
acciones de las dos principales instancias de gobierno comunal, y que
facilitan posteriormente la rendición de cuentas) y 4) El reglamento In-
terno de uso de posesión comunal (que ordena la posesión comunal y
restablece el principio de autoridad de la directiva comunal en la admi-
nistración de la tierra).

El trabajo de elaboración de estos instrumentos requirió de doce reu-


niones de asesoría a la Junta Directiva y a los delegados comunales. El
plan de capacitación incluía contenidos referidos a la elaboración del
Reglamento Interno, el Padrón de comuneros, el manejo del Libro de
Actas, la elaboración del Plan Operativo y el manejo del Libro de In-
gresos y Gastos. Hubo gran acogida de parte de la Junta Directiva y los
delegados comunales y gran disposición para aprender y participar en la
dinámica comunal. Para la aprobación de los instrumentos se realizaron
ocho asambleas de delegados comunales, que involucraron procesos de
sensibilización y capacitación y elaboración de herramientas de gestión.

Tras su elaboración, estos instrumentos requirieron ser formalmente en-


tendidos no solo por los delegados comunales sino por el conjunto de
comuneros. El proceso supone una serie de cambios, pues en grueso se
refiere a la inclusión en las dinámicas comunales de modelos de gestión
habitualmente inexistentes e incluso poco conocidos, aun cuando varios

51
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

de ellos se aplican en las dinámicas del gobierno municipal. Por ello, la


difusión y aceptación de estos instrumentos, previa a su aprobación por
la asamblea comunal requirió una campaña de difusión permanente, en
forma radial y por medios impresos.

La tarea de capacitación de los directivos comunales ha sido crucial en


este proceso, que ha estado orientado fundamentalmente a la Junta Di-
rectiva y a los delegados comunales:

Incluso, debido a este proyecto, nosotros nos hemos reunido más seguido,
tanto como delegados y acá también en los sectores. En la reunión de dele-
gados, si teníamos algo que informar, llamábamos a reunión a los sectores, y
dábamos a conocer alguna cosa, lo que se venía. Incluso, primero se les hizo
saber a la gente de que iba a haber el proyecto. Algunos no creían, otros no
estaban de acuerdo, otros veían interesante esto. Al final, la gente ha aceptado
el proyecto. Es por eso que en las asambleas, algunas veces me dicen «cha que
manuel, ¿y el proyecto? Tanto que lo suenan y ahorita no se ve todavía»; les
digo, «el proyecto está avanzando, no es cosa rápida, pero está avanzando. No
es cosa rápida, pero está avanzando poco a poco» (Manuel Rodríguez, delega-
do comunal del sector de Pambarumbe).

Con la Junta Directiva se han realizado diversos talleres de capacitación


de manejo de la comunidad campesina, brindando y fortaleciendo re-
cursos y habilidades para gestionar la institución en diversos ámbitos: 1)
político, cómo lograr legitimidad ante los comuneros a través del ma-
nejo de los conflictos internos en las asambleas generales y delegadas,
sobre todo vinculados al tema de disputas por linderos y certificados de
posesión de tierras; 2) económico-financiero, cómo conseguir recursos
para las gestiones de la comunidad (a través de cuotas brindadas por los
comuneros); 3) legal, cómo elaborar reglamentos e estatutos para lograr
formalizar a la Junta Directiva y a la institución comunal ante el Estado.

El proceso de formación/aprendizaje no ha estado circunscrito solamente


a los talleres de capacitación, sino que incluye la comunicación e interac-
ción constante entre el personal del Cipca y la Junta Directiva (destacando
la presencia del Cipca en las asambleas generales y delegadas de cada
sector comunal). El aprendizaje implica la interacción en la cotidianeidad
y surge en las conversaciones informales y la realización de trámites. Es
particularmente relevante la relación establecida con el presidente de la

52
Registro de Parcelas y Organización Comunal

comunidad campesina, siempre interesado por aprender y auto capaci-


tarse. Así por ejemplo, en el tema legal logró conocer y manejar en las
asambleas diversas leyes sobre legislación agraria que el mismo personal
del Cipca no conocía. La interacción generó entonces procesos de inter
aprendizaje entre la comunidad campesina y el personal del Cipca.

La capacitación de los delegados comunales, ha sido sobre todo por


medio de los talleres de capacitación y las asambleas de delegados. La
dinámica de los talleres para la elaboración de estatutos y reglamentos
para la formalización de la comunidad, implicaba la participación de los
miembros de la Junta Directiva, quienes recogían y discutían los aportes
y comentarios que cada sector hizo sobre el modelo propuesto por el Cip-
ca. La mayor parte de los talleres se desarrollaron en Paltashaco, capital
del distrito y de la comunidad, adonde convergían todos los delegados
comunales; también se desarrollaron talleres en cada uno de los cuatro
sectores de la comunidad. El desarrollo del proceso a nivel de sectores
facilitó también el proceso de empadronamiento y el registro de posesio-
narios de tierras, como veremos más adelante.

2.3. Instrumentos jurídicos y registro formal de la


comunidad

El fortalecimiento de la gestión comunal requería también lograr el re-


conocimiento jurídico de la comunidad, su Directiva Comunal y sus ins-
trumentos ante el Estado, garantizando la personería jurídica de la co-
munidad campesina según las leyes y reglamentos peruanos vigentes. El
registro implicó cuatro procesos sucesivos de inscripción ante el Estado:
1) la inscripción de la Junta Directiva ante Registros Públicos; 2) la ins-
cripción del Estatuto de la comunidad campesina; 3) el registro unificado
de la propiedad comunal y; 4) el registro e inscripción formal del padrón
de comuneros.

Dados los años de desorganización comunal, no era un proceso sencillo,


pues implicaba la reconstrucción documental del estatus y las actuacio-
nes anteriores de la comunidad. Por ello, a lo largo de 2015, el presiden-
te de la comunidad y los miembros del Cipca se dedicaron a recopilar in-
formación histórica de la institución comunal. Conversaron con antiguos
presidentes comunales de diversos sectores para convencerlos de que les
entreguen y/o muestren diversos documentos que utilizaron en sus eta-

53
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

pas como autoridades comunales: título de inscripción de la comunidad,


mapas de las tierras comunales, antiguos padrones comunales y otros.

Con asesoría jurídica especializada y gracias a los documentos recopilados, el


primer paso fue la inscripción de la Junta Directiva ante la Sunarp. Ello reforzó
su legitimidad ante la comunidad y permitió avanzar en los demás procesos:

Y ahí el primer trabajo era inscribirse en registros públicos, el trámite, ir a la


notaria que nos ponía un montón de peros. Pero ahí tú sabes que hay que
entrar al chancón “cuánto me cobras por hacer esto”, porque ahí iba a ser el
mismo problema de siempre, que salía elegido como presidente, pero no me
podía inscribir en registros públicos, entonces era lo mismo. Pero gracias al
apoyo de Cipca hicimos todo ese trabajo, nos inscribimos en registros públicos
el 15 de noviembre de 2013. Ya salió la resolución de nuestra directiva, inscrita
en registros (Juan Pintado, presidente de la comunidad campesina).

El segundo instrumento registrado fueron los estatutos comunales, fruto


de los talleres de formación y de las asambleas. El estatuto comunal,
compuesto de 121 artículos fue sometido a aprobación de la Asam-
blea General de comuneros, de acuerdo a ley. Luego, contando con el
acompañamiento del asesor legal, se realizaron los trámites notariales y
después de 71 años de existencia de la comunidad, los Estatutos de la
comunidad han sido inscritos en la Oficina de Registros Públicos de Piura
(mayo 2015). Asimismo, se autorizó al presidente para que obtuviera
ante la Sunat el Registro Único de Contribuyente (RUC), lo que mejorará
la administración contable y financiera de la comunidad.

Foto 4. Asamblea Comunal de aprobación de estatutos

Foto: Alejandra Huamán.

54
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Un tercer trámite de inscripción importante consistió en la unificación


de los títulos comunales de Santa Catalina de Moza, en un único título
y registro de propiedad. Los procesos históricos de reconocimiento de la
propiedad comunal inicial, la cesión de tierras en el contexto de Reforma
Agraria y el reconocimiento de derechos sobre las tierras disputadas por
la comunidad con la Cooperativa Morropón y Franco, generaron que los
derechos de las tierras de Santa Catalina de Moza se registraran en tres
documentos diferentes, que por lo demás no referían al mismo nombre
para la comunidad. Gracias al trabajo conjunto entre abogados y a los
documentos recopilados de las antiguas autoridades, se logró unificar la
inscripción de las tierras comunales en la Sunarp en una sola que estable-
ce la propiedad colectiva de la comunidad:

En el proyecto estamos gestionando la acumulación de área. De los tres lotes


que tenemos, vamos a hacer uno solo. Ya la consultoría ha hecho todo el
trabajo que tenía que hacer del mapeo, haciendo el área, y hemos presenta-
do los documentos a Cofopri para que nos den el certificado de que no hay
superposiciones en nuestra comunidad […] Primero es Cofopri y luego pasa a
Prorural, y Prorural es el encargado de poner los límites de nuestra comunidad,
con puntos, con muros de cementos, y esos van a ser los límites definitivos de
nuestra comunidad (Juan Pintado, presidente de la comunidad campesina).

2.4. Aseguramiento de los derechos de posesión (uso)


-—familiar y colectivo— de la tierra comunal mediante su
formalización en el Padrón Comunal

El componente central del proyecto fue la formalización de la posesión


de la propiedad de la tierra comunal. Durante los 71 años de vida de la
comunidad, el usufructo del territorio comunal, sea para vivienda o para
terrenos bajo riego, se ha manejado de acuerdo a los usos y costumbres,
es decir de manera informal. Para subsanar esta deficiencia, la Junta Di-
rectiva desarrolla el proceso de georreferenciación el cual concluye con
la entrega de certificado de posesión comunal de viviendas y terrenos
bajo riego, conforme a ley y las normas existentes. El proceso buscaba
registrar, georreferenciar y establecer una base de datos del conjunto de
parcelas comunales, asignadas a familias en la comunidad, que generen
un padrón de posesionarios y que al mismo tiempo de establecer un re-
gistro, facilite de un lado el control comunal y de otro permita contar con
un respaldo jurídico sobre la posesión de los terrenos ocupados familiar-

55
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

mente. El proceso técnico comprendía identificación de los comuneros/as


(padrón de socios) y la definición de los linderos de la tierra en posesión
de cada comunero.

El proceso técnico supuso una combinación de acciones que involucra-


ban desde la sensibilización a los comuneros para conseguir el apoyo
de los usufructuarios de parcelas —sin cuya colaboración el proceso es
imposible—, el registro de las parcelas y su delimitación con GPS, la ela-
boración del software necesario para ello y la generación de una base de
datos, la capacitación a comuneros para el registro de parcelas y la reso-
lución de controversias cuando habían diferencias en usufructo y registro.

El primer paso del proceso fue una intensa campaña de información


y sensibilización a toda la comunidad sobre la necesidad y la utilidad
y conveniencia del registro de parcelas. La difusión de la formalización
de la posesión de la tierra comunal se realizó tanto mediante visitas de
miembros de la Junta Directiva Comunal y de los delegados comunales
a los caseríos, como mediante un plan de difusión radial (que involu-
cró emisiones tanto en radios locales como de los distritos de Morropón
y Santo Domingo)32. Las autoridades de la comunidad y los delegados
comunales fueron capacitados especialmente sobre el proceso, sus bene-
ficios y requerimientos, con la finalidad de que luego puedan explicarlo
a toda la comunidad. El conjunto de la estrategia fue previamente apro-
bado por la Asamblea General de Delegados.

Recuadro 1. Spot Radial:

Atención radioescuchas al siguiente aviso. La Junta Directiva de


la Comunidad de Santa Catalina de Moza, invita a los delegados
y delegadas comunales a la asamblea comunal a desarrollarse el
sábado 18 a las 10 de la mañana, en el salón de la municipalidad.
Agenda a tratar: 1) informe de la gestión; 2) presentación y valida-
ción de reglamento de uso de la posesión comunal. No faltes, de

32
La difusión ha sido mediante spots y avisos radiales en radios de los distritos de Mor-
ropón y Santo Domingo, que tienen cobertura en las zonas baja y alta de la comu-
nidad, respectivamente. Se estima que por la combinación de las dos estrategias de
difusión se ha logrado informar al menos a un 80% de los comuneros.

56
Registro de Parcelas y Organización Comunal

ti depende que la comunidad se fortalezca y gestione adecuada-


mente nuestro territorio.
(Voz femenina, coloquial): Oiga compadre Manuel, ¿ya escuchó el
aviso de la radio?
(voz masculina): Sí comadre, el presidente de nuestra comunidad
campesina está invitando a todos los delegados y delegadas comu-
nales a una asamblea general
(voz femenina): Sí compadre. Hace tiempo ¿o se escuchaban estos
avisos? ¿será que nuestra comunidad está mejorando?
(voz masculina): Así es comadre, estuve hablando con el Ricar-
do, nuestro delegado, y me comentó que hace año y medio, fue
elegida la nueva Junta Directiva, presidida por Juan Pintado. Se
han aprobado los estatutos comunales y se han ido a los Registros
Públicos, allá en Piura, a inscribirse. Yo estaba en duda, pero ahora
veo que es cierto, y estoy gestionando mi inscripción.
Hermana y hermano comunero, participa en nuestra comunidad
campesina, inscríbete en el padrón comunal y tendrás derecho a
contar con tu certificado de posesión. Administrando mejor nues-
tro territorio, la comunidad campesina Santa Catalina de Moza, si-
gue creciendo. Comunero y comunera de Santa Catalina de Moza,
juntos fortalecemos nuestra comunidad campesina.

Fuente: Registro del proyecto.

En las visitas a los caseríos, la directiva comunal y el personal del Cipca,


explicaron a los comuneros los diferentes pasos del proyecto y los be-
neficios para la comunidad, además de absolver dudas y preguntas. Las
visitas se realizaron en el marco de asambleas generales y sectoriales,
así como mediante talleres y reuniones específicas. Cuando las visitas se
hacían en asambleas sectoriales, fue muy importante el apoyo y la pa-
labra de los delegados comunales quienes facilitaron la explicación del
proyecto en cada sector y absolvían las dudas con mayor conocimiento
de los casos y problemas locales.

Para cada nueva asamblea sectorial, el personal del Cipca coordinaba


con los delegados algunos puntos y detalles a tratar en la asamblea, así
como las acciones que se esperaba derivaran de ellas. En las asambleas,
delegados y el personal del Cipca respondían las dudas de los comune-
ros ayudándose mutuamente para contestar las diversas críticas que los

57
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

comuneros iban realizando al proyecto. La comprensión del proceso por


parte de los dirigentes comunales y los delegados ha sido crucial en la
estrategia de divulgación e implementación del proyecto.

A pesar de que se ha hecho una difusión directa en asambleas y reuniones y


por medios radiales, el proceso y sus mecanismos son muy novedosos y aun
cuando se ha contado con la aprobación o aquiescencia de la gran mayoría
de los comuneros, quedan aún resquemores y dudas en parte de la pobla-
ción comunera, que se espera se atenúen y eventualmente desaparezcan,
una vez que el instrumento muestre las ventajas en la garantía al acceso, y la
seguridad de las parcelas comunales que conducen.

La segunda etapa combinó el trabajo de registro de parcelas, la capacita-


ción a miembros de la comunidad y el diseño y la instalación del software
necesario para el proceso. El trabajo suponía la visita y el registro de
información con GPS para cada uno de los predios comunales, la
misma que debía introducirse en un software para la base de datos del
padrón nominal y la base gráfica de cada predio.

El proceso de georreferenciación de las parcelas comprendió dos mo-


mentos: uno primero de capacitación y el segundo para la medición de
las parcelas. Esto supuso un cambio con respecto al diseño inicial que
suponía el registro por especialistas, y un proceso posterior de capacita-
ción en el uso del software. Sin embargo, iniciado el proceso, la empresa
especializada en la medición y registro por GPS, inició el trabajo regis-
trando las parcelas de la zona baja. Dos meses después, se evidenciaron
dos problemas: de un lado, el trabajo era demasiado lento y de otro,
generaban problemas en el relacionamiento con los comuneros, no ex-
plicaban suficientemente el proceso, generando confusión y resistencia
de parte de los posesionarios.

Yo no he tenido ningún conocimiento [sobre lo que iban a hacer los técnicos


del proyecto] solo esa vez que fui a Paltashaco, y el ingeniero La Rosa, no más
ya llegó me dice. «Oiga, aquí están los técnicos, usted llévelos. Ellos le dirán de
qué trata el programa». […] Entonces, yo los recibo en mi casa, y yo no supe
hasta ahorita a qué vienen, con el aparato ese, que se llamaba GPS… nosotros
no conocemos… «que con eso vamos a medir», nos explicaron. Les digo, «an-
tes se medía con unos palos», pero bueno… pero yo no sé a qué se refiere,
qué iremos a tener de bueno […] qué nos irá a traer de resultados […] Le

58
Registro de Parcelas y Organización Comunal

preguntaba a un técnico que hospedé, «a qué se refiere esto que van a hacer
ustedes». «Tiene que preguntarle al ingeniero que nos manda, al ingeniero La
Rosa», me dijo. «Pero al ingeniero La Rosa lo he visto dos veces este año, de
ahí veo que ya no viene…», les dije. «Yo tampoco puedo explicarle a la gente,
porque no sé», dijeron […] Los muchachos no me explicaron nada… cuánto
les he preguntado… (Luis Sandoval, delegado comunal del sector de Maray).

Por ello, se optó por cambiar de estrategia: se capacitó a gente de la


zona para que realicen la labor del registro de las parcelas. Durante un
mes, se capacitó al presidente comunal y a dos técnicos contratados por
la municipalidad para tal efecto. Se les formó tanto para el registro como
para el manejo de los programas especializados para el manejo de la
información (Autocad). El presidente comunal recibió los equipos GPS
(uno aportado por el proyecto y el otro por la Municipalidad distrital)
desarrollándose con ellos el registro de parcelas:

De ahí hemos comenzado a hacer la georreferenciación por GPS. Hemos ela-


borado los estatutos que ya están en registros públicos… Así venimos trabajan-
do con Cipca. La georreferenciación, los técnicos son de acá, yo he entrado ahí,
he aprendido bastante… El trabajo es en el campo, directo el campo, medir
parcela por parcela… A la consultoría le faltaba un poco de carácter con sus
técnicos, porque ellos enviaron sus técnicos de afuera, de Piura, que más dila-
taban el tiempo hasta el mediodía y luego regresaban a la computadora para
ingresar información. Venían el lunes y no trabajaban, el viernes ya se iban a
ver sus familias. Y eso ha demorado el trabajo, en la parte baja ha demorado
casi dos meses. En cambio nosotros ya, viendo que la gente del campo, pues
conoce la zona y entra a cualquier terreno, nos capacitaron en el dominio de
GPS. Nos hemos demorado un mes y dos semanas en todo lo que es la parte
alta. Ahí los técnicos de afuera ya no nos acompañaron, solo estuvimos noso-
tros. Más rápido que los ingenieros. Nosotros en el campo hemos sido tigres
(Juan Pintado, presidente de la comunidad campesina).

El proceso de georreferenciación se inició con una asamblea informativa


de delegados comunales que contó con la presencia de los especialistas,
asumiendo el compromiso que cada delegado comunal hiciera la inci-
dencia e información en sus localidades. Es de señalar que se contó con
un apoyo decidido de la Municipalidad distrital que aportó un GPS y co-
laboró pagando a personal técnico, además de facilitar ambientes para el
desarrollo de las asambleas y reuniones de la Junta Directiva, Asamblea
de Delegados y Asamblea General Comunal.

59
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

Tras la capacitación del personal se procedió a medir las parcelas. El pro-


ceso se inició en febrero de 2015 y concluyó en septiembre del mismo
año. Las tres personas encargadas de la medición han recorrido las dife-
rentes tierras de la comunidad campesina comenzando en las zona bajas
y terminando en las altas. Para ello contaron con el apoyo de los pose-
sionarios, delegados comunales y los delegados de canal de cada sector
y caserío, quienes los guiaron y ayudaron a determinar las extensiones y
linderos de cada parcela: «Cuando iba a medir las parcelas, a veces iba con
los otros delegados, pero casi siempre estaban los dueños de las parcelas y los
directivos de los canales» (José Calixto Rojas, delegado comunal y juez de
paz del sector de Culebreros). La estructura de organización por sectores
fue sumamente útil para el proceso de registro de parcelas pues el repar-
to de fichas de registro de parcelas se realizó a nivel sectorial, y facilitó el
proceso de registro de los posesionarios de tierras.

El trabajo de medición ha sido arduo y ha significado una inversión de


tiempo considerable, pues muchos terrenos estaban cubiertos por bos-
ques y maleza, lo que dificultaba tanto el desplazamiento como la me-
dición. Asimismo, algunos comuneros no estuvieron dispuestos a la me-
dición de sus parcelas, por lo que el trabajo necesitó de un proceso de
convencimiento sobre la necesidad e importancia de que cada parcela se
encuentre debidamente georreferenciada.

En el sector Paltashaco, me comentó Juan y un técnico, que no han querido


que les midan sus casas, que no querían que les midan sus terrenos. A pesar
de que Paltashaco es una zona que casi no tiene parcelas (Manuel Rodríguez,
delegado comunal del sector de Pambarumbe).

En lo que respecta a los comuneros su poco conocimiento de la normati-


vidad comunal y la desinformación existente por décadas, además de la
informalidad en la vida orgánica de la comunidad, hicieron que el proce-
so sea visto inicialmente con cierta desconfianza reflejada en el momento
de las visitas para efectuar la georreferenciación. En conversaciones con
los posesionarios, muchos expresaron su desconfianza porque pensaban
que les iban a quitar las tierras o que iban a tener que pagar impuestos33.
La desconfianza fue muy fuerte al inicio porque como las asambleas

33
Se puede encontrar más detalles sobre este proceso en el punto 3.2.

60
Registro de Parcelas y Organización Comunal

recién estaban reconstruyéndose como un espacio de comunicación y


diálogo legítimo entre autoridades y comuneros, la asistencia a aquellas
era baja. De los pocos comuneros que asistían a las asambleas, no todos
entendían completamente el proyecto, y por lo tanto lo difundían de
manera parcial e incluso errada, generando información distorsionada
acerca del proyecto. La situación fue progresivamente revirtiéndose, acla-
rándose las dudas y logrando la participación mayoritaria en el proceso.

El registro, convenientemente ingresado al software, ha permitido gene-


rar una base de datos digital de parcelas y un programa electrónico para
la emisión de certificados de posesión. A partir de la base de datos se
ha podido generar el Padrón Comunal de Posesionarios de la Comuni-
dad Santa Catalina de Moza, el mismo que se encuentra en su etapa de
aprobación, previa a la emisión de certificados para todos los comuneros
registrados. Finalmente, el proceso de registro se cierra con un proceso
de capacitación a los comuneros para el uso del software para el registro
y emisión de certificados de posesión.

Asimismo el proyecto ha comprendido la instalación de un sistema in-


formático para el almacenamiento, mantenimiento y actualización de la
base de datos georreferenciada de los predios comunales y comuneros.
Los comuneros capacitados por el proyecto serán responsables de la ope-
ratividad del sistema. Es de señalar que en general el uso de tecnologías
de la información y la comunicación es limitada en el distrito de Santa
Catalina de Mossa, pues no se cuenta con el servicio de Internet; solo
la Municipalidad distrital cuenta con el servicio. Sin embargo el uso de
telefonía celular está muy difundido y ha agilizado las coordinaciones y
actividades del proyecto.

Parte importante del proceso, ha consistido en la revisión legal de


expedientes en los siguientes casos: por rectificación, por superposi-
ción de derechos o por irregularidades en el proceso de certificación de
posesión. En muchos casos, se requirió un tipo de intervención que su-
ponía mucho más que medir y registrar en GPS las parcelas. En algunos
casos, en particular en aquellas parcelas que aún no contaban con un
certificado previo de posesión —y que se registraban por primera vez—
o aquellas en las que existían disputas o temas en controversia, fueron
necesarios procesos de arreglo y conciliación previos a la medición.

61
El fortalecimiento del derecho a la tierra en la comunidad campesina

En la ejecución del proceso de georreferenciación se han sucedido tres ca-


sos de arreglos comunales en Culebreros, Pambarumbe y Pueblo Nuevo
de Maray (principalmente problemas de posesión de tierras comunales
por personas ajenas a la comunidad y ventas de terrenos ante Jueces de
Paz), que se han solucionado mediante Asambleas Descentralizadas de
Delegados Comunales contando con la asesoría legal correspondiente:

Ahorita, ya nos apoya el presidente. En conjunto con los delegados a nivel del
distrito vamos a defender las tierras, cuando es uno solo, es más difícil. Hay
casos que puede ver el delegado, son los casitos que pueden ver los delegados,
pero la mayor parte pasan a la presidencia, a la comunidad. Ellos le dan fin al
problema. Pero antes, nosotros los delegados veíamos más casos en nuestra
localidad… me dejaban solito como delegado (José Calixto Rojas, delegado
comunal del sector Culebreros).

Recuperado el principio de Autoridad, la Junta Directiva y la Asamblea


de Delegados buscaron mecanismos de concertación para solucionar las
controversias de acuerdo a las normas vigentes.

A la culminación de proyecto 80% de los y las posesionarias forman par-


te del padrón comunal y están registrados en 23 de los 25 caseríos del
territorio comunal. El padrón comunal de posesionarios ha sido aproba-
do por la Asamblea General.

2.5. Elaboración y aprobación de reglamento interno de uso


y acceso a tierras comunales

El proceso de georreferenciación y elaboración del Padrón Comunal de


Parcelas, se ha complementado con la elaboración de un documento
normativo interno de uso de tierras en la Comunidad de Santa Catalina
de Moza (ver anexo).

El proceso de elaboración del reglamento fue participativo, preparán-


dose primero una propuesta de «Reglamento de Uso de Posesión Comu-
nal», elaborado en Asamblea General de Delegados y recogiendo para
ello los aportes de cada caserío por medio de los delegados comunales.
La versión preliminar del reglamento fue publicada en el periódico mu-
ral de la comunidad para recibir comentarios y correcciones adicionales.

62
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Posteriormente fue presentado en Asamblea General, siendo aprobado


por 47 de los 52 delegados comunales.

Esta herramienta de gestión interna es inédita en la comunidad, pues


por primea vez se formula una serie de reglas para el acceso a las tierras
comunales, sistematizando las prácticas existentes y adecuándolas a la
ley, para salvaguarda de los derechos de los posesionarios y de la mis-
ma comunidad. Es de destacar el trabajo desplegado para ello por los
delegados comunales que se han involucrado en el proceso, y que en su
mayoría han actuado «con firmeza y convencimiento» frente a la descon-
fianza de los comuneros.

Actualmente, la comunidad se encuentra difundiendo el reglamento a


nivel de los delegados y de los sectores. Para ello se han impreso 250
ejemplares del «Reglamento de Uso de la Posesión Comunal», empezán-
dose a elaborar un plan de difusión.

Parte del proceso de difusión implica la divulgación del proceso y la


experiencia en el marco de la Central de Comunidades del Bosque Seco-
Cecobosque. Se espera que pueda ser considerado como una alternati-
va para la protección de los territorios comunales de las comunidades
miembros de la asociación.

63
Registro de Parcelas y Organización Comunal

3
LAS VOCES DE LOS COMUNEROS:
RECEPCIÓN Y VALORACIÓN DEL PROYECTO
DE FORMALIZACIÓN

Parte importante y sustancial del proyecto y su proceso es la opinión y


percepciones de los propios comuneros. En esta sección desarrollamos
cómo el proyecto y sus objetivos han sido entendidos y valorados por los
comuneros de diferentes anexos y cómo se ha podido construir y fortale-
cer el proyecto desde abajo.

Del conjunto de procesos priorizamos dos que consideramos centrales no


solo para la ejecución del proyecto sino también para su sostenibilidad
en el tiempo. El primero es el proceso de recuperación de la organicidad
comunal, marcada por la elección de una nueva directiva y su inscripción
legal, así como la restauración de los delegados y la implementación de
las asambleas sectoriales como mecanismos de gobierno interno y de
construcción de legitimidad. El segundo refiere al proceso de registro,
saneamiento e inscripción de las parcelas familiares en el territorio co-
munal, proceso inédito a nivel de la región y seguramente excepcional
a nivel del país. Veremos en ello posiciones contrapuestas y cambios,
así como temores y tensiones latentes que el proyecto hace evidentes al
mismo tiempo que propone algunas alternativas de solución.

Las actividades orientadas a fortalecer la participación comunal en la


toma de decisiones (como la elección de delegados comunales y las
asambleas descentralizadas) fueron coordinadas junto con la dirigencia,
por lo que la participación en la planificación de las mismas ha sido

65
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

menor. Sin embargo, la colaboración de los comuneros y su participa-


ción en asambleas y elecciones dentro de sus centros poblados ha sido
fundamental. A través de su participación y voto en las asambleas se han
aprobado las diferentes medidas de formalización de la comunidad. En
este sentido, una comunicación clara es fundamental para fomentar la
participación de comuneros y la valoración y continuidad del proyecto
llevado a cabo.

3.1. Valoración de la formalidad, la renovación de


autoridades y nuevas formas de participación comunal

Parte importante del proceso ha sido la recuperación de las instituciones


comunales, desde las elecciones y la Junta Directiva hasta la formaliza-
ción en Registros Públicos de la Directiva Comunal, del Padrón de Co-
muneros y del Estatuto Comunal. Tras estos sucesos se teje el proceso de
recuperación de la legitimidad de la propia comunidad campesina como
institución representativa de sus comuneros.

Este conjunto de acciones requirió una larga labor de política interna y


organización y de asesoría y formación de directivos, además de un largo
proceso de convencimiento de los propios comuneros de la conveniencia,
legitimidad y necesidad de este planteamiento. Al buscar la restitución de
la institucionalidad comunal como instancia legítima se busca generar tam-
bién una valoración positiva de la formalidad y la capacidad de adopción y
aceptación de nuevos mecanismos de gobierno, gestión y control internos
de los comuneros, así como de los equilibrios y reconocimiento de espacios
de poder y articulación dentro de la propia comunidad.

En general, a pesar de las dificultades, la mayoría de actividades se han


realizado con éxito y han generado la credibilidad y legitimidad que la
comunidad necesitaba. La comunidad campesina había decaído como
institución: si hace 20 años tenía presencia importante dentro del distri-
to, vinculada a alianzas políticas durante las elecciones con los partidos
tradicionales como Izquierda Unida, el APRA y Acción Popular, en los
últimos años tiene un rol cada vez más marginal. Al debilitarse este siste-
ma de alianzas, el interés por la comunidad campesina fue decayendo.
Ahora, a través del proyecto de formalización del Cipca, la comunidad se
ha fortalecido como institución y cada vez más comuneros empiezan a

66
Registro de Parcelas y Organización Comunal

verla como una institución legítima y representativa a través de la cual se


pueden canalizar diferentes demandas y proyectos.

La valoración del proceso de organización de la comunidad y su forma-


lización es vista de manera positiva. Así, por ejemplo, la elaboración de
los estatutos y la renovación del padrón comunal contaron con la par-
ticipación de todos los comuneros, quienes se reunieron en asambleas
de sector y de delegados para discutir los diferentes puntos del estatuto
—con particular atención sobre los artículos referidos al acceso y transfe-
rencia de tierras—. La experiencia de creación del estatuto ha sido vista
como positiva, más allá de algunos malestares y temores generados por
el manejo más estricto de las tierras:

Antes, el padrón antiguo que había solo se ponía el nombre, DNI y firma,
nada más. Así de simple. No había datos más concretos ni más exactos […]
Ahora es con datos exactos, fotografías y datos de los familiares (Manuel
Rodríguez, Pambarumbe).

Hubo por supuesto algunos comuneros que expresaban temor al brindar


tanta información para el empadronamiento, pues sentían que estaban
siendo censados con el fin de imponerles algún pago adicional, ya sea
por auto valúo o por cantidad de hectáreas agrícolas en usufructo:

Más antes no había esto, declarar las casas, las parcelas, el padrón… Será que
nos querrán cobrar después. Había padrón comunal […] pero no pedía tanto
detalle. Esa ficha la ha dado la Junta [directiva] y es muy aparte del padrón
(Calixto Rojas, Culebreros).

La inscripción legal de la comunidad ha sido un logro de mucha rele-


vancia para los directivos y sus círculos cercanos, lo cual también les
ha otorgado legitimidad y seriedad frente al resto de comuneros. La
nueva directiva ha implicado un cambio con gobiernos pasados, no
solo por la búsqueda de la formalidad sino también por la composi-
ción de la misma: está integrada por comuneros mucho más jóvenes
que las antiguas autoridades, con visiones de comunidad y proyectos
bastante diferentes a sus antecesores. La renovación comunal viene
generando expectativas entre los comuneros más jóvenes, quienes se
sienten más motivados a participar:

67
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

Imagínate que los anteriores presidentes hasta seis, ocho años han estado, y
nunca han llamado, convocado a un comité electoral para que se encargue.
Entonces, hasta son dos presidentes de la comunidad, el señor Ysael Córdova
y el actual gobernador, Humberto Castillo, ellos sí se han inscrito en registros
públicos como directiva. Los demás no, han pasado muchos presidentes y no
se han formalizado. Tal vez un poco de falta de conocimiento, o los nombraron
y ahí quedó todo (Manuel Rodríguez, Pambarumbe).

En cambio, los antiguos comuneros todavía desconfían un poco por la


falta de experiencia en la directiva comunal; sin embargo, los cambios
implementados están contribuyendo a que tengan mayor confianza en
los nuevos directivos.

Por otro lado, aunque la formalización es muy apreciada por las autorida-
des comunales y los comuneros antiguos, muchos comuneros no conocen
el trabajo detrás de la inscripción y saneamiento legal de la comunidad,
y minimizan el esfuerzo puesto en lograr estos objetivos. Hay también
algunos que consideran que los trámites legales no son tan importantes,
y que no debería ocuparse el tiempo y el dinero de la directiva en ello.
Esto está vinculado a las expectativas generadas por el anuncio de un
proyecto para satisfacer necesidades sociales o productivas dentro de la
comunidad. La inscripción de la comunidad no es un logro que otorgue
beneficios inmediatos a los comuneros, aunque pueda significar una gran
ventaja a futuro. Pocos comuneros fuera de los círculos de confianza de
la directiva suelen poner esto en perspectiva:

Primero, se les hizo saber a la gente que iba a haber el proyecto. Algunos no
creían, otros no estaban de acuerdo, otros veían interesante esto. Al final, la
gente ha aceptado el proyecto. Es por eso que en las asambleas, algunas veces
me dicen «cha que Manuel, ¿y el proyecto? Tanto que lo suenan y ahorita no
se ve todavía»; les digo, «el proyecto está avanzando, no es cosa rápida, pero
está avanzando. No es cosa rápida, pero está avanzando poco a poco», les dije.
El proyecto nos va a beneficiar. Y tal vez, yo creo, tengo la esperanza, lo más
importante es que puede haber proyectos de inversión en la zona (Manuel
Rodríguez, Pambarumbe).

Algunos comuneros han interpretado el proyecto de formalización de las


parcelas como un proyecto de otra índole, que aportaría recursos orien-
tados directamente al desarrollo productivo o a resolver otros problemas
o necesidades de la comunidad.

68
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Por otro lado, el trabajo de organización comunal buscaba también forta-


lecer los mecanismos e instancias de participación y toma de decisiones de
la comunidad. Para ello, se promovió la elección de delegados comunales
en los cuatro principales centros poblados: Pambarumbe, Paltashaco, Pue-
blo Nuevo de Maray y Culebreros, impulsándose complementariamente la
organización de asambleas descentralizadas. Estas asambleas permiten una
mejor y mayor participación de los comuneros, además de promover una
relación más horizontal. Complementariamente los delegados comunales
por caseríos garantizan por la vía representativa que un mayor número de
comuneros participe de las decisiones comunales. El balance de estos meca-
nismos de participación es considerado positivo aun cuando subsisten algu-
nas tensiones previas entre diferentes centros poblados.

Las asambleas descentralizadas de delegados son la experiencia más


valorada, tanto por los comuneros delegados como por la dirigencia,
quienes se han mostrado muy satisfechos. Por otro lado, muchos de-
legados han apreciado también asistir a asambleas en otras zonas,
que muchos confesaron no haber visitado por décadas. Se han reali-
zado asambleas de delegados descentralizadas en Culebreros34 y
Pambarumbe, con la presencia de los comuneros de la zona, de la Junta
Directiva y los comuneros delegados de otros centros poblados para dis-
cutir sobre la problemática de la comunidad y de la zona.

El presidente comunal sintetiza muy bien lo positivo de la experiencia:

Estamos empezando con las asambleas descentralizadas en los sectores de la


comunidad. Para mí eso es lo mejor que puede haber como democracia, o
sea que todos los comuneros, de los diferentes sectores, más que los centros
poblados, sientan que la comunidad está organizada, y que se va a cada cen-
tro poblado con una misión diferente para cada uno. No solamente estar en

34
En Culebreros se realizó la primera asamblea descentralizada a pedido de los comuneros,
pues se necesitaba tratar un tema delicado sobre la situación de unas tierras otorgadas por
la comunidad para un proyecto de Caña Panelera, y que actualmente se encontraban en
desuso. El conflicto, señalan los comuneros de Culebreros, se resolvió con mayor eficacia al
tener la presencia de la directiva y de otros delegados en la zona, pues la comunicación fue
más clara y directa, con mayor participación de todos los puntos de vista. Anteriormente,
eran los comuneros delegados quienes tenían que buscar a los miembros de la directiva y
ellos transmitir lo que se les había recomendado hacer.

69
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

la capital, en la capital… Entonces, la gente como que se va relacionando; de


repente, los de la parte alta, con los de la parte baja, se va teniendo más co-
nocidos. O sea intercambian ideas de cómo es la supervivencia en la parte alta,
en la parte baja cómo viven. O sea se comparten costumbres (Juan Pintado).

La actual directiva también ha promovido el sistema de delegados por


centro poblado y anexos, para mantener una comunicación más efectiva
con los caseríos. Aunque el balance de este proceso es positivo, tuvo
problemas para su implementación y aún tiene algunos. Si bien algunos
centros poblados —como Pambarumbe— tomaron con mucha respon-
sabilidad la tarea de elegir delegados democráticamente —e inclusive se
encargaron de elegir una Junta Directiva delegada del sector—, no todos
los centros poblados mostraron el mismo compromiso: Pueblo Nuevo de
Maray demoró más de lo debido en presentar a sus delegados.

Ello responde a la limitada práctica de participación de los sectores de la


zona baja en los asuntos comunales, pues tradicionalmente han repor-
tado una mínima asistencia a asambleas, participación en actividades
comunales o aceptación de cargos comunales. La mayor parte de co-
muneros de las zonas bajas poseen parcelas familiares bajo riego y solo
participan en las limpiezas de canales de sus sectores, a diferencia de los
caseríos de las zonas altas que habitualmente participan en las asambleas
en las que organizan el trabajo comunal y deciden sobre asuntos referi-
dos a las tierras de secano de la comunidad. Además, la extensión de la
comunidad y lo accidentado de su geografía complican el desplazamien-
to entre caseríos y centros poblados; particularmente la conexión entre
la parte baja de Maray y el resto de Santa Catalina, pues los caminos se
hacen intransitables para los vehículos en la temporada de lluvias. Sin
embargo, el hecho de que el presidente sea de la zona baja ha contri-
buido a una mayor participación de los comuneros del sector, teniendo
ahora una presencia más importante dentro de las asambleas.

Sin embargo, el verdadero reto no ha sido fortalecer la participación de


los sectores menos involucrados en los asuntos comunales, sino superar
las diferentes tensiones políticas e históricas que han debilitado los cana-
les de comunicación y participación comunal, como la rivalidad histórica
entre los centros poblados de Paltashaco y Pambarumbe, que ha acom-
pañado toda la historia de la comunidad y del distrito.

70
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Aun cuando con los años la tensión ha disminuido se mantiene, y pro-


bablemente lo harán por mucho tiempo, pues canalizan las diversas po-
siciones locales y regionales en sus pugnas por poder en el distrito. Las
tensiones políticas e históricas son parte constitutiva de la historia de la
comunidad y tienen influencia en el actual proceso, pues a la actual Junta
Directiva se le considera asociada más al sector de Pambarumbe por las
redes familiares de los directivos y la participación activa de los delega-
dos de dicha zona. Además, el interés por la problemática de los diversos
caseríos y centros poblados, junto con el impulso a las asambleas des-
centralizadas, ha generado desconfianza en los dirigentes de Paltashaco,
quienes están acostumbrados a tener al centro poblado como capital y
centro de todas las actividades políticas. Ello se expresó en el momento
de reconocer la elección democrática de la actual Junta Directiva:

[…] Entonces de ahí se ha quedado un poquito la rivalidad, incluso ellos no


quieren que salgan autoridades de Pambarumbe, a nivel distrital te hablo. En-
tonces, ellos dicen que «no, todos tienen que ser autoridades de Paltashaco, de
la capital». Incluso, cuando mi hermano fue alcalde, que es un buen político,
también lo cuestionaron: que en Paltashaco no hacía obras, hacía en los case-
ríos, menos en la capital Paltashaco. Los de Paltashaco inclusive decían que la
directiva comunal no había sido elegida legalmente. Al final, han reconocido,
todos han sacado sus delegados, pero no veo que estén al 100% que estén
con nosotros en las reuniones, no asisten todos (comunero de Pambarumbe).

Las diferencias y tensiones entre centros poblados han afectado de ma-


nera negativa el desarrollo del proyecto, dificultando el diálogo, la par-
ticipación y la articulación necesaria entre algunos sectores y la Junta
Directiva. Ello ha dificultado el proceso de reconocimiento formal de
la comunidad y la elección limpia y rápida de delegados del sector así
como la medición de parcelas y viviendas en el marco del saneamiento
de tierras. La Junta Directiva es completamente consciente de que para
lograr un proyecto de comunidad sostenible y perdurable, es necesario
que la articulación política comunal supere estos impasses y logre mante-
ner una comunicación fluida entre sus centros poblados y una participa-
ción constante de todos sus comuneros, más allá de tensiones históricas
o de la presencia o ausencia de alianzas políticas entre ellos.

71
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

3.2. Proceso de saneamiento de tierras y georreferenciación:


desconfianza y vacíos de información

El saneamiento de los predios dentro del territorio comunal ha sido la


actividad que más ha necesitado de la colaboración y acuerdo de todos
los comuneros. Ha involucrado tanto a los que habitualmente participan
de la vida comunal como a aquellos que habitualmente se mantienen al
margen. Por ello, esta actividad ha sido también la que ha generado más
problemas, tensiones, resistencia e incluso temores y desconfianza por
parte de los comuneros.

Dentro del proyecto de formalización, uno de los aspectos más novedosos


para los comuneros y sus dirigentes es la georreferenciación de las tierras
dentro del territorio comunal. Esta nueva forma de reordenar e interpretar
los territorios de las comunidades campesinas y nativas puede llegar a ser
una poderosa herramienta para la defensa del territorio comunal. Sin em-
bargo, no es una práctica habitual y no es tampoco un proceso sencillo, no
solo por la dificultad técnica sino sobre todo por la diversidad de situaciones
y derechos existentes al interior de la comunidad, así como por las prácticas
de acceso y ocupación de terrenos que contravienen las propias normas in-
formales de las comunidades para regular dicho acceso.

Foto 5. Trabajo de georreferenciación en terreno

Foto: Wilmer Bermejo.

72
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Foto 6. Trabajo de georreferenciación, zona baja

Foto: Diego Palacios.

Foto 7. Trabajo de georreferenciación, Gabinete

Foto: Wilmer Bermejo.

73
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

Foto 7. Trabajo de georreferenciación, sector Pambarumbe

Foto: Wilmer Bermejo.

En el proceso, se distinguen dos conjuntos distintos de percepción y di-


ficultad, dependiendo de una primera distinción entre registro de tierras
para vivienda y de tierras agrícolas. Aun cuando la situación jurídica era
la misma, los procedimientos y las posiciones de los comuneros han sido
diferentes en ambos grandes conjuntos de casos.

a. Tierras agrícolas

El caso de las tierras agrícolas es mucho más complejo, pues los derechos
comunales varían dependiendo de la ubicación de la parcela, de la his-

74
Registro de Parcelas y Organización Comunal

toria al acceso a la tierra y del grado de apropiación familiar. En general,


se consideran en el ámbito comunal cinco tipos de situaciones y derechos
específicos a la tierra comunal caracterizadas por su ubicación, tipo de
uso y sistema de riego, configurando cada tipo un conjunto particular y
específico de combinaciones de «paquetes de derechos» que combinan
tanto derechos comunales como familiares en distinta proporción según
los casos (ver cuadro siguiente).

Cuadro 9. Situación legal interna de los predios agrícolas. Comunidad


Santa Catalina de Moza

Tipo de Situación legal


Ubicación Cultivos Apropiación
tierras interna
Arroz,
Certificado de
Bajo riego Zona Baja frejol, Familiar
posesión comunal
soya, yucca
Maíz,
Secano Pambarumbe y Transferencias
alverja, Familiar
familiar Paltashaco antiguas
trigo.
Culebreros y Certificado de
Bajo riego Maíz, caña Familiar
otros posesión comunal
Secano Pambarumbe y Reconocimiento
Maíz Comunal
comunal Paltashaco comunal de usufructo
Zona alta (Loma
En común Pasto Comunal Sin certificación
grande, otros)

Elaboración propia.

Las tierras irrigadas de las zonas bajas y más cercanas al valle, como
en el sector de Maray (incluyendo Pueblo Nuevo de Maray y Linderos
de Maray) provienen del proceso de Reforma Agraria y fueron otorga-
das a los comuneros en pequeños lotes de 0.6 hectáreas. Sin embargo,
hay también familias que han logrado acumular a través del traspaso
de terrenos cerca de 3 hectáreas. Estas tierras tienen infraestructura de
riego y son utilizadas familiarmente para sembrar cultivos para la venta
como el arroz, la soya, frejol y yuca, entre otros. La mayoría de las par-
celas han sido ocupadas, conducidas y trabajadas de manera continua
por más de treinta años, y por lo general cuentan con certificados de
posesión comunal.

75
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

Foto 9. Tierras bajas irrigadas

Foto: Diego Palacios.

Las normas y derechos comunales son diferentes para las tierras agrí-
colas de secano ubicadas en las laderas de los cerros. Estas se clasifican
en dos tipos de acuerdo al grado de apropiación: de un lado las tierras
«familiares» y de otro las «comunales». Las tierras de secano familiares
están apropiadas familiarmente de modo que pueden ser transferidas
como herencia. Este tipo de tierras también suelen ser llamadas «potre-

76
Registro de Parcelas y Organización Comunal

ros», pues la mayoría es utilizada para sembrar maíz para el ganado, aun-
que también algunos siembran alverja o trigo. Su extensión es variable y
en algunos casos supera las 10 ha. Estas tierras no poseen un certificado
de posesión comunal actual y sus derechos de posesión están sustentados
ya sea en la antigüedad con la que las familias vienen trabajando las tie-
rras (algunos declaran que más de 100 años) o con algunos documentos
antiguos de compra-venta o traspaso.

Un caso particular lo constituyen las tierras de Culebreros, también ubi-


cadas en las laderas de los cerros. Se trata de potreros de menor exten-
sión, orientadas al cultivo y a las que los comuneros accedieron en 1969
por apropiación y adecuación mediante la construcción de canales de
riego rudimentarios. Las tierras son también apropiadas familiarmente
y dejadas en herencia a sus descendientes; aun cuando los comuneros
de Culebreros suelen trabajar de manera relativamente independiente
y se vinculan poco con las dinámicas comunales, poseen certificados de
posesión actualizados.

Las tierras de secano comunales son aquellas que son asignadas tempo-
ralmente por la comunidad a individuos o familias y, aunque manejadas
y ocupadas familiarmente, mantienen su carácter de intransferibles y no
pueden ser heredadas a los hijos ni traspasadas a otros comuneros. Sin
embargo, esta norma comunal de restricción para las tierras de secano
comunal no siempre se cumple y se reporta en la comunidad casos de
predios que han sido apropiados y transferidos como herencia:

La posesión de las tierras eriazas, en teoría debería renovarse cada dos años,
pero normalmente no se hace […] Solicité un terreno en tierras eriazas, porque
hay un terreno cuya dueña ha fallecido, hace poco, hace un mes o dos me-
ses. Entonces, ese terrenito ya se lo estaban apropiando, lo estaban cerrando,
como para tenerlo más seguro… tener posesión… o sea ya tenerlo ya como
dueño (Manuel Rodríguez, Pambarumbe).

Parte del ordenamiento de las tierras busca evitar que estas prácticas
se generalicen; que se cumplan las normas acordadas en el estatu-
to comunal y que el posesionario vuelva a declarar sus intenciones de
cultivo cada dos años a través de una carta que luego es sellada por
la directiva. Si este reconocimiento comunal de usufructo no es re-
novado, las tierras deberían volver a ser denominadas «en común» y

77
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

podrían ser asignadas a un nuevo comunero. Mediante estas medidas,


también se busca facilitar el acceso a tierras para nuevos comuneros y
jóvenes, evitando el abandono de tierras.

Foto 10. Tierras de secano

Foto: Diego Palacios.

Por último, las tierras en común son aquellas que están libres y no han
sido asignadas a ningún comunero en particular. Algunas de ellas están
sembradas con pastos y cercadas con alambres y son utilizadas como
áreas de pastoreo por los comuneros de algún sector, como en el caso del
predio de Loma Grande por los comuneros de Pambarumbe. Estas áreas
de pastoreo colectivo pueden llegar hasta las 30 hectáreas y son maneja-
das a nivel de las asambleas del sector que organiza el trabajo necesario
y los turnos de pastoreo. Existen también tierras en común que todavía
no están alambradas o sembradas, y pueden ser pedidas como tierras de
siembra para los comuneros.

78
Registro de Parcelas y Organización Comunal

b. Tierras o lotes para vivienda

Normalmente, las tierras ocupadas para vivienda en la comunidad no


contaban con título de propiedad ni con certificado de posesión. Sin
embargo, las viviendas —y por extensión la tierra que ocupan— son con-
sideradas propiedad de las familias y completamente ajenas y fuera de la
jurisdicción comunal. Por ello, la medición de las tierras de vivienda fue
una experiencia muy particular, tanto por la consideración anterior como
porque en muchos casos, quienes tienen decisión sobre el acceso a las vi-
viendas son las mujeres, esposas y madres de familia, que habitualmente
participan menos de las asambleas comunales y acceden deficitariamen-
te a los cargos, por lo que manejan menos información sobre el proceso.

Por ello, la comunicación de los objetivos del saneamiento de las vi-


viendas entre las directivas y las personas que otorgaban el acceso a la
medición se tornó más complicado. Una madre de familia en Linderos de
Maray, casada con un delegado comunal, nos contaba sus razones para
rechazar la medición de su vivienda:

Yo no sé para qué es eso. A mí no me han informado y no voy a dejar que


un desconocido haga medidas de mi casa. El presidente manda, dicen, pero
¿con qué garantía? En las tierras [agrícolas] puede mandar, pero en las casas
no tiene porqué entrar el presidente (Ricardina Pintado, Linderos de Maray).

Porque hay gente que no ha querido y dice «no, las tierras nos las van a qui-
tar». Hay gente que dice «no, yo no mido la tierra de mi casa porque nos la
van a quitar». Llegamos donde una señora, le digo «señora, buenos días. Que-
remos que nos dé pase para medir su corral, para medir adentro su casa y ver
cuánto tiene». «No», me dijo, «no, porque esto nos lo va a quitar el gobierno.
Ustedes lo hacen con el fin de que el gobierno nos va a quitar las casas (Luis
Sandoval, Maray).

Otro factor limitante en el proceso de medición de las viviendas ha sido


la recepción diferenciada de la información divulgada en los caseríos,
particularmente en los más alejados, menos informados del proceso y
de los fines de la medición35. Al inicio, debido a los problemas con las

35
El desconocimiento sobre la medición es también responsabilidad de los propios
comuneros y su falta de interés en participar en actividades comunales. El presidente
comunal ha expresado que ha ido a los diferentes caseríos y centros poblados para

79
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

elecciones de la directiva, la participación de otros centros poblados y


caseríos era limitada, por lo cual incluso los delegados comunales no
tenían una información clara sobre este proceso, generando incluso más
confusión entre los comuneros:

Lo que he escuchado yo ese día… «que nos van a dar un documento… para
que sepas que es de nosotros ese pedazo, la casa tal…» no me llamó la aten-
ción. Entonces, yo he dicho a los que me han preguntado… «oiga don Lucho,
y esa medida que estaban haciendo ustedes, con ese aparato, ¿qué significa?».
Les digo, «en partes, nos puede favorecer, y en partes nos puede joder», por-
que yo verdaderamente no sé. Dicen que nos van a dar un documento que con
eso ya vamos a tener la tierra, somos dueños de esa tierra, de la casa… Pero
yo digo, pero si eso se viene dando desde hace muchos años. Yo cuando iba a
sacar un préstamo, me iba al presidente, que era un viejo «oiga, quiero que me
dé un documento para sacar un préstamo, para ir a sacar el plan de cultivo de
riego». Entonces, el plan de riego estaba en la comisión de regantes, iba con el
documento que me daba el presidente, el de comisión de regantes se quedaba
con eso, y el de comisión de regantes me daba el plan de cultivo de riego. Y
con el plan de cultivo me iba a Chulucanas, al banco a sacar el préstamo» (Luis
Sandoval, Maray).

Solo los centros poblados con mayor participación, como Pambarum-


be, mostraron menos dificultades en esta medición. Es de señalar que
la oposición a la medición de viviendas ha sido también mayor en
Paltashaco en parte por ser el caserío con más resistencia a la Junta
Directiva pero también por ser uno de los que cuenta con mayor can-
tidad de viviendas.

informar sobre el proyecto: «se ha hecho una capacitación previa al trabajo, pues: miren,
estamos en este eventual, dicen que las tierras abandonadas pueden pasar a ser tierras
del Estado, y ahorita dicen que podemos hacer la defensa de la tierra, vamos a georref-
erenciar todo el territorio de Santa Catalina bajo riego para darle seguridad jurídica a los
comuneros, llámese entregar certificados de posesión a cada comunero de lo que tiene,
de su parcela, con su mapa de ubicación con sus coordenadas y todo, de las tierras de
las casas igual» (Juan Pintado, presidente de la comunidad campesina). Sigue siendo
necesario mejorar canales de comunicación, sobre todo con los comuneros más an-
tiguos, y motivar el interés de comuneros de centros poblados más alejados, pues la
incertidumbre y desinformación entre personas mayores y de centros poblados más
alejados constituye un patrón.

80
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Foto 11. Zona de viviendas

Foto: Diego Palacios.

En general, el proceso de formalización ha generado diferentes expectati-


vas sobre las posibilidades que abre la seguridad jurídica sobre viviendas
y parcelas. Las autoridades comunales y sus círculos cercanos son cons-
cientes de que el respaldo jurídico de la formalización de la directiva y
de su registro de parcelas puede facilitar el acceso a nuevos proyectos
sociales del Estado, tanto a nivel individual o familiar como a nivel co-
munal. Por ejemplo, se menciona que algunos programas sociales piden
certificados de viviendas a sus beneficiarios, y que también con el certifi-
cado de posesión se puede acceder a mejores créditos36:

36
Actualmente, solo muy pocos comuneros acceden a créditos agrícolas y lo hacen a
través de sus licencias de agua.

81
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

Ahora hay un programa del Estado de los licenciados, beca 18, que les va a
venir un bono, y les están pidiendo certificados de posesión de sus casas donde
son comunidades, y ahorita sí ven que es necesario hacer ese trabajo; ahora
todos están buscando obtener su certificado para poder acceder al programa
del Estado (Juan Pintado, presidente comunal).

Los directivos han explicado que al tener un manejo más ordenado de las
tierras, estas pueden ser mejor aprovechadas y así se puede facilitar el ac-
ceso a tierras de calidad para nuevos comuneros y comuneros jóvenes que
todavía no poseen tierras. Además, al tener georreferenciadas las parcelas,
los conflictos de linderos se podrían solucionar mucho más rápido, pues solo
sería cuestión de verificar las coordenadas en la computadora, algo comple-
tamente inédito en el manejo de este tipo de conflictos.

Del lado de los comuneros existe también una percepción positiva so-
bre el registro aunque algunas de estas percepciones positivas estén sus-
tentadas en malentendidos sobre el objetivo del proyecto. Por ejemplo,
muchas personas consideran que el proceso está orientado a otorgar tí-
tulos de propiedad a nivel individual, tanto para las viviendas como para
las parcelas. Por ello, muchos consideran positivo el proyecto pues les
abriría la posibilidad de hipotecar sus viviendas o de vender sus tierras.
Todavía hay mucha confusión sobre la condición legal de las tierras geo-
rreferenciadas y el certificado de posesión, incluso entre las personas que
participan más activamente en la comunidad:

Acá se le ha dado más importancia al proyecto quizá por la información que


se ha dado antes a los comuneros de que era un proyecto importantísimo,
porque tal vez quien sabe, la documentación que tenías, por ejemplo, no era
tan importante como para justificar que nosotros estábamos en posesión de
los terrenos. Yo incluso en una reunión les dije «en la ciudad, yo que he vivido
en la ciudad, el que no tiene un título de propiedad, sea de una parcela o de
un lote de terreno está en la calle, no tiene nada, así estés muchos años vivien-
do. Tendrás posesión, pero no tienes título de propiedad. De repente, te sale
una persona que es el dueño, y tú los años que estás ahí, la inversión que has
hecho, tienes que abandonarla». Entonces concientizando a la gente, sensibi-
lizándolos, les digo, «esto va a ser importante, porque incluso un certificado
de posesión con las medidas georreferenciadas de repente nos puedes servir,
inclusive, para tentar a un crédito (Manuel Rodríguez, Pambarumbe).

82
Registro de Parcelas y Organización Comunal

La propuesta de ordenamiento de tierras, saneamiento y georreferen-


ciación ha sido bien aceptada por la dirigencia y por círculos cercanos
a ella. Sin embargo, la mayoría de comuneros no está bien informada
sobre los beneficios concretos que pueden obtener a través de ello. Ade-
más del desconocimiento, muchos comuneros tienen opiniones propias
sobre las implicancias de la medición de tierras a través de la georrefe-
renciación, fundadas en diferentes temores. Por ello, varios comuneros
se han negado a la medición de sus viviendas; y otros cuantos miran
con desconfianza la medición de sus parcelas, inclusive cuando fueron
las propias autoridades comunales las que se encargaran de realizar la
geo-referenciación.

Así, hay comuneros y comuneras que han accedido a la medición de las


parcelas, pero al mismo tiempo han mantenido temores e incertidumbre
sobre el fin de la medición. El temor más recurrente es el de nuevos co-
bros vinculados a la formalización de la propiedad:

La gente tenía miedo del auto valúo. Dicen, no tenemos ni para comer y nos
van a cobrar más cosas (Agustín García, Culebreros).

Entonces, hay gente que no ha querido que se le mida. Ahí está lo que dice
usted, no sabemos de qué trata pues. Hasta ahorita yo no sé de qué trata, yo
quisiera un alcance más de ustedes para saber de qué trata el tema. Entonces,
yo les digo a la gente «de repente es para favor de nosotros, qué será…». En-
tonces la gente me dice «esto es para pagar auto valúo»; les contesté, «bueno,
pero un auto valúo no se paga mucho. Después la comunidad es exonerada de
pagos» (Luis Sandoval, Maray).

Algunos comuneros que se negaron a la medición de sus viviendas lo ex-


presan en términos de una lucha en común en contra de impuestos y pagos
excesivos a los más pobres, enmarcándolo en antiguas luchas comunales:

En las épocas de Lidio Montalván [presidente comunal en la década de los años


sesenta] se hizo la defensa de los comuneros porque querían entrar con el auto
valúo y él sí supo defendernos bien. Desde ahí no ha querido la comunidad
que entre el auto valúo (Ricardina Pintado, Linderos de Maray).

Por su parte, la situación de las tierras agrícolas ha generado otro tipo de


temores, vinculados a las historias de apropiación y acceso a las tierras

83
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

particulares de cada familia. Muchas de las antiguas tierras de secano


familiar superan el nuevo límite de hectariaje establecido en el nuevo es-
tatuto comunal (3 hectáreas) y aunque se ha explicado que la norma no
es retroactiva, los comuneros cuyas parcelas exceden el límite temen que
les sean expropiadas y devueltas a la comunidad para ser reasignadas a
nuevos comuneros o que se les cobre más por el derecho de usufructo
de la tierra. Esta creencia ha tenido efectos contradictorios, pues mien-
tras muchos buscaban proteger sus parcelas familiares, otros estaban de
acuerdo con limitar la «concentración de tierras»:

Mucha gente tenía la duda si les iban a quitar las tierras con el proyecto. Aquí
hay algunos posesionarios que se creen dueños porque vienen manejándola
y heredándola por años, pero las tierras son comunales, nosotros solo somos
dueños de las mejoras. Fueron los dueños de los potreros y según ellos decían
que sus antepasados dieron algún apoyo a la comunidad campesina en ges-
tiones y obras y les dieron tierras de los potreros. Algunos dicen que tienen
escritura pública en Ayabaca (Humberto Castillo, Paltashaco).

También ha causado malestar entre los comuneros la intención de la


directiva de reglamentar los traspasos de tierras agrícolas, dado que la
mayoría de comuneros se ha acostumbrado a tener muchas libertades en
sus propias parcelas:

Al inicio del proyecto yo dije que la legalización y el ordenamiento de la comu-


nidad iba a crear problemas por el poco entendimiento de la gente. Al inicio,
la gente no va a entender de qué se trata, o van a pensar mal tal vez. Entonces,
ellos no van a estar de acuerdo y va a haber enfrentamiento. Y casi que lo
hubo... al inicio, al inicio la gente casi no quería… por qué, porque la gente
de acá, todos creen que los terrenos son propiedad privada… por qué, porque
hay terrenos, hay parcelas que los conducen los dueños desde hace 100 años
por ejemplo. Cien años hace que un terreno, por ejemplo, ese titular, el dueño
de ese terreno, él falleció, y le fue quedando a sus hijos, y de estos a sus hijos,
y luego a los otros hijos. Entonces, va de hijos, nietos, bisnietos, todo eso va
quedando. Entonces, como te digo, hay terrenos que tienen más de 100 años,
que los tienen ya en posesión, en propiedad. Entonces, eso un poquito que
afectó (Manuel Rodríguez, Pambarumbe).

En algunas asambleas, se ha señalado que para hacer efectivo el tras-


paso a los hijos o la herencia, la comunidad debe estar informada, y
además se ha señalado que se deberían aplicar algunas restricciones a

84
Registro de Parcelas y Organización Comunal

los traspasos entre comuneros, prohibiendo traspasos o ventas de tierras


a personas ajenas a la comunidad. Esto también ha generado reacciones
diversas, pues si bien algunos posesionarios están acostumbrados a te-
ner libre albedrío sobre el acceso a sus parcelas, otros comuneros están
de acuerdo en que es necesario fortalecer el rol de la comunidad en el
manejo de estas tierras, y reconocen que es un error de las familias con-
siderarse dueños de tierras comunales:

La comunidad es como una madre, nadie la puede vender ni nadie la puede


comprar. Esto yo quisiera que se haga, que se haga ley de estas dos palabras,
porque las tierras que han sido de las cooperativas, de las haciendas […] Hay
gente que ha vivido de eso, vendiendo sus tierras, esa es la que me tiene cóle-
ra, vendiendo tierras de riego […] Y a eso es lo que nos hemos opuesto en la
asamblea de ese día en Pambarumbe […] Eso es lo que me he opuesto en la
comunidad, a la venta de tierras (Luis Sandoval, Maray).

Así, el proceso de georreferenciación vuelve a reanimar las tensiones en-


tre la apropiación comunal y familiar de las tierras, generando opiniones
contrapuestas entre los comuneros.

Parte de la confusión general tiene relación con las expectativas de ti-


tulación individual, promovidas por el Estado, y que aparentemente se
iniciaron en la comunidad en la década de los años noventa, durante la
presidencia de Ysael Córdova. Entre los comuneros existe confusión entre
el proceso de integración de los tres títulos comunales —para generar
un solo mapa y título comunal— y el proceso de registro y georreferen-
ciación de parcelas y viviendas de los comuneros. Esta confusión entre
ambas gestiones de saneamiento de tierras existe incluso entre algunos
de los comuneros que participan con regularidad en las asambleas co-
munales. Ello se aprecia sobre todo en algunos de los más antiguos que
se sienten preocupados e inclusive ofendidos con el tema, pues para
ellos volver a realizar un saneamiento de tierras significaría que el an-
terior proceso de saneamiento no se realizó bien y que las autoridades
comunales de esa época mintieron o que la actual gestión está mintiendo
sobre tener que realizar un nuevo proceso de saneamiento. Poco a poco,
la mayoría de los comuneros han ido entendiendo las diferencias entre
ambos procesos, especialmente cuando se midieron las parcelas indivi-
duales, pero hay todavía personas a las que no les queda claro.

Buscando hacer un balance respecto de las percepciones y opiniones de


los comuneros sobre el proceso de registro y georreferenciación de par-

85
Las voces de los comuneros: recepción y valoración del proyecto de formalización

celas, podemos establecer dos grandes ejes de comparación: En primer


lugar, las diferencias encontradas frente a tierras de vivienda y tierras
agrícolas y, en segundo lugar, las ventajas y desventajas señaladas fren-
te al registro. Las tierras para vivienda son consideradas más propiedad
familiar que comunal, por lo que ha existido cierta reticencia a dejarlas
georreferenciar. La población no ha comprendido claramente la razón
de la georreferenciación de áreas de vivienda ni la atribución comunal
sobre las tierras y la necesidad de registrarlas. Se considera peligrosa
la medición ante la eventualidad de que esta genere posteriormente
algún tipo de cobro por auto valúo o algún otro impuesto semejante.
En cambio, las tierras agrícolas sí son consideradas de competencia de
la comunidad, pero existe cierto grado de desinformación sobre la na-
turaleza del resultado y el grado de validez del certificado de posesión,
en particular con relación a su validez jurídica. Por otro lado, existe
temor ante el registro por considerar que ello puede implicar limitar
el acceso actual a tierras por parte de algunas familias, la limitación
del traspaso de parcelas y el temor por cobros a los comuneros por el
acceso a tierras.

Cuadro 10. Diferencias de percepción del registro de tierras para vivien-


da y predios agrícolas

Tierras para vivienda Tierras agrícolas

• Consideradas de propiedad • Consideradas comunales, pero con


familiar y ajenas a la comunidad distintos grados de apropiación
familiar
• Desconocimiento del fin de la
medición y/o de la autorización • Desinformación sobre la naturaleza
comunal para la medición del registro y la validez del certificado
de posesión comunal
• Temor al cobro de impuestos
por el auto valúo (impuesto • Temor por la restricción sobre el
predial y arbitrios) límite de hectáreas permitidas
• Malestar por las restricciones a los
traspasos y compra-venta de tierras
• Temor a cobros de la comunidad por
cantidad de tierras

Elaboración propia.

86
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Respecto de los posibles beneficios o perjuicios del proceso de registro,


se identifica una serie de ventajas relacionadas a la mejor gestión del
conjunto de tierras de vivienda y predios agrícolas de la comunidad, que
un mejor registro facilitará la resolución de conflictos internos, así como
la transferencia permitida entre comuneros, y que además se facilitará
el proceso de adjudicación de tierras a jóvenes y nuevos comuneros.
Adicionalmente se considera que ello podrá facilitar el acceso a créditos
o a apoyos para las familias por parte del Estado, así como a contar con
otros proyectos. Entre las desventajas potenciales se cuenta el temor por
nuevas cuotas o impuestos y por la generación de limitaciones a las trans-
ferencias y apropiación de tierras antiguas.

Cuadro 11. Beneficios y desventajas de proceso de registro y georrefe-


renciación de parcelas

Beneficios Desventajas

• Gestión de certificados de la • Posibles cobros e impuestos (de


vivienda y del predio agrícola vivienda y por usufructo de tierras)

• Mayor facilidad para resolver • Nuevas restricciones a


conflictos sobre linderos transferencias de tierras

• Mayor facilidad de acceso a tierras


agrícolas para nuevos comuneros

• Acceso a mejores créditos y apoyos


externos

Elaboración propia.

87
Registro de Parcelas y Organización Comunal

4
FACTORES CRÍTICOS
Y APRENDIZAJES GENERADOS:
RETOS Y EXPECTATIVAS PARA LA COMUNIDAD DE
SANTA CATALINA DE MOZA Y APORTES PARA LA
DEFENSA DE LA PROPIEDAD COMUNAL

A manera de cierre y recuento del proceso desarrollado, queremos orien-


tar las conclusiones y reflexiones finales de este trabajo haciendo un breve
recuento de los logros del proceso para el caso concreto de la Comunidad
de Santa Catalina de Moza; luego, realizaremos un balance del itinerario
del proceso emprendido, para que a manera de lecciones aprendidas
identifiquemos sus puntos críticos y propongamos un modelo replicable
para la gestión y defensa colectiva del territorio comunal, que pueda ser
de utilidad para otras comunidades de la región norte y de algunas de
otras regiones. Y, finalmente, queremos terminar con el contexto actual
de la comunidad de Santa Catalina, esbozando sus retos actuales y las
condiciones reales de sostenibilidad del proceso.

4.1. Logros del proceso

La Comunidad Campesina de Santa Catalina de Moza, fue reconocida


como comunidad indígena en 1943, regida actualmente por la Ley Ge-
neral de Comunidades Campesinas N° 24656. El 18 de noviembre de
2013 fue registrada formalmente la nueva directiva presidida por el se-
ñor Juan Pintado Romero (periodo 2013 – 2015), la que cuenta con el
respectivo poder de vigencia que otorga la entidad nacional de regis-
tros públicos (Sunarp) con partida N° 0501890. La comunidad se ubica
en el distrito del mismo nombre y comprende un territorio/propiedad
de 8,426 hectáreas, inscritas en tres fichas registrales en la Oficina de

89
Factores críticos y aprendizajes generados

Registros Públicos de Piura. El territorio comunal comprende 25 case-


ríos, organizados en cuatro zonas (Paltashaco, Pambarumbe, Culebreros
y Pueblo Nuevo de Maray)

Recapitulando, podemos identificar tres grandes logros del proyecto:

La recuperación del principio de autoridad de la Junta Direc-


tiva comunal y la regularización de la vida política de la comunidad,
a partir de la elección descentralizada y democrática de la junta y de sus
delegados comunales. Restituyendo la legitimidad y la estructura orgánica
descentralizada y participativa de la Junta Comunal y de su sistema de de-
legados, se les reconoce como un actor local capaz y reconocido por todos
los sectores y comuneros con la solvencia suficiente como para emprender
un proceso de regularización del manejo de la propiedad comunal.

La recuperación de la organicidad comunal genera a su vez una serie de


efectos internos en la comunidad, entre los que se cuentan el reconocimien-
to y la mayor identificación de los comuneros con la organización comunal
y una preocupación de parte de los mismos por conocer sus derechos y de-
beres como comunero. También se aprecia una revalorización del rol y fun-
ción del Delegado Comunal como puente de diálogo y concertación entre la
directiva comunal y los comuneros e instituciones de los sectores (como las
rondas campesinas, p.ej.). Además, el fortalecimiento organizativo de la co-
munidad ha impulsado el diálogo y la concertación entre el alcalde distrital y
el presidente de la comunidad, para tener una mirada conjunta el desarrollo
del territorio del municipio y la comunidad, que es el mismo espacio.

La formalización interna y externa de la organización comu-


nal. Legitimada internamente la dirigencia comunal, se logra seguridad
jurídica y administrativa al registrarla en Registros Públicos. Con ello, y
como parte del mismo proceso, se elaboraron participativamente y se
aprobaron los estatutos de la comunidad, enseguida inscritos también en
Registros Públicos, restituyendo la personería jurídica de la comunidad
ante el Estado y ante terceros. Además, se elaboraron e implementaron
herramientas de gestión comunal como el Padrón de Comuneros, los
Libros de Actas, un Plan Operativo, un Libro de Caja, un Reglamento
Interno. Asimismo, la comunidad fue inscrita en la Sunat y se obtuvo el
RUC, iniciándose así el fortalecimiento administrativo, contable y finan-
ciero de la comunidad.

90
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Como resultado de estos procesos y del registro, después de 71 años de


reconocida, la Comunidad Campesina de Santa Catalina de Moza espera
mantener la dinámica de registro frente al Estado que le otorga seguridad
jurídica, que le permite ser no solo una organización con personería legal
y reconocimiento formal, sino también un agente económico con capaci-
dad de contratar y administrar formalmente sus recursos, haciendo que
todos sus actos administrativos y económicos sean formales y protegidos
por la legislación nacional.

El desarrollo del proceso participativo de registro, regulari-


zación y centralización de los certificados de posesión de las
familias comuneras, mediante la georreferenciación y registro docu-
mentado de los predios. Ello implicó la determinación y unificación de
los títulos de la comunidad y su registro público. Este proceso fortalece la
gestión comunal de los derechos de posesión de la tierra de las familias
comuneras actualizando el padrón comunal y el padrón de Posesiona-
rios; así como permitiendo la emisión de certificados de posesión. Este
hecho involucró a comuneros y comuneras en el saneamiento interno de
la propiedad comunal, en procesos de concientización así como median-
te su participación en el proceso. Además requirió del soporte técnico y
del desarrollo de un software, la capacitación de algunos comuneros en
el registro y manejo de instrumentos, lo que facilitó y agilizó el proceso,
además de facilitar más adelante la transferencia del proceso.

A partir del proceso, se ha desarrollado de parte de los comuneros un


mayor interés en contar con un certificado de posesión que permita la
seguridad jurídica de la posesión de sus parcelas comunales. La entrega
de certificados de posesión comunal, asociados al registro del padrón de
comuneros y con el sustento de un programa informático (que asocia
parcela, registro y georreferenciación GPS), facilita el mantenimiento y
actualización de las bases de datos de las parcelas de los comuneros,
asegurando a cada comunero y comunera en su posesión, y permitiendo
a la comunidad un registro general ordenado del conjunto de las parcelas
agrícolas manejadas por las familias al interior de la comunidad.

Efectos positivos en la dirigencia de la comunidad

El conjunto del proyecto ha sido valorado muy positivamente por las


autoridades comunales, tanto por las capacitaciones recibidas, la genera-

91
Factores críticos y aprendizajes generados

ción de confianza y empoderamiento a partir del aprendizaje de nuevos


conocimientos y habilidades (como el uso del GPS y Autocad), además
del fortalecimiento del sentido de comunidad y la ampliación hacia nue-
vas perspectivas a partir de la visita a diferentes centros poblados del
distrito y las asambleas descentralizadas. Todo esto ha generado una
autoevaluación positiva entre la dirigencia y sus círculos más cercanos
(como los delegados de Pambarumbe), junto con un sentido de orgullo
por el trabajo realizado.

El buen trabajo iniciado por esta directiva joven ha conducido al interés


de más jóvenes (menores de 40 años) a participar dentro de cargos co-
munales. Ello puede implicar en el futuro una renovación de las antiguas
dirigencias y un recambio hacia un tipo de dirigente que ha terminado
su formación escolar, que suele estar más abierto a cambios, a nuevos
proyectos y a aprender nuevas cosas.

Adicionalmente, al momento de elaborar los estatutos y durante las


asambleas en general, ha habido un aprendizaje continuo de dirigencia
y comuneros sobre las leyes de comunidades y sus derechos como co-
muneros. Las continuas discusiones sobre el saneamiento de las tierras y
las normas comunales de manejo de tierras han generado una reflexión
sobre la importancia y los beneficios de las vías legales, generando nue-
vos proyectos y expectativas vinculados a la formalización y el fortale-
cimiento de la institución comunal: el acceso a créditos. Además, ello
ha permitido darle a la comunidad un nuevo sentido a la pertenencia a
gremios comunales que como Cecobosque, les hace pensar en la posibi-
lidad de idear y atraer proyectos agro-ecológicos y de conservación del
medio ambiente.

Estos han sido los aspectos más positivos del proyecto, y son más valorados
por delegados comunales, antiguas autoridades y especialmente la Junta
Directiva: con quienes mejor se ha trabajado, quienes más han apreciado
los fines del proyecto y qué ha significado el proceso de aprendizaje.

Dificultades endémicas que enmarcan el proceso

A pesar de que la mayoría de los objetivos y actividades que se propuso


el proyecto se han logrado, existe una serie de temas que no siempre
pueden ser resueltos y que suponen una dificultad constante en el pro-

92
Registro de Parcelas y Organización Comunal

ceso. Estos están referidos a tres tipos de factores constantes en las co-
munidades: 1) los problemas de gobierno y las tensiones políticas dentro
de la comunidad; 2) las dificultades de comunicación y la desconfianza
existente; y 3) las resistencias a aceptar proyectos que no reporten bene-
ficios tangibles e inmediatos.

Asimismo, hay una serie de dificultades en la cohesión comunal y por


consiguiente en la participación en el proceso vinculadas a disputas polí-
ticas históricas al interior de la comunidad, en particular la tensión exis-
tente entre los sectores de Pambarumbe y Paltashaco, que mantienen
rivalidades que se remontan a la fundación del distrito y que ahora se
expresan en conflictos entre diferentes movimientos locales y regionales
que buscan ocupar los espacios de poder. Estas tensiones han ocasionado
dificultades al momento de generar proyectos en conjunto y en la partici-
pación de los comuneros entre sectores. Se trata de un tema complejo y
delicado, de alguna manera «estructural» en la política de la comunidad,
pero que puede llegar a ser superado si se logra establecer las alianzas
políticas necesarias, como se hizo para la ejecución del proyecto.

En segundo lugar, existen dificultades de comunicación interna habituales


en muchas comunidades campesinas de país. La comunicación efectiva
al interior de la comunidad se ve frecuentemente afectada por una serie
de variables como la dificultad de acceso y distancia entre centros pobla-
dos (lo cual entorpece la participación homogénea de todos los anexos)
pero también el género y las distribuciones etáreas de los comuneros.
Las mujeres todavía tienen una participación reducida en asambleas y
en cargos comunales, lo que dificulta la circulación de información —
sobre el proyecto, pero también sobre otros temas— generando, por
ejemplo, desconocimiento de los objetivos de la medición de viviendas.
Por ello muchas personas, y en particular madres de familia, se negaron
a recibir a los técnicos. Existe también el reto de comunicar a diferentes
generaciones de comuneros: los comuneros mayores suelen desconfiar
de nuevos proyectos y nuevas formas de participación, mientras que los
comuneros más jóvenes (menores de 30 años) participan poco de la vida
comunal. Por ello, para el proyecto se tomaron medidas para superar
estas dificultades, como la creación de asambleas descentralizadas y el
fortalecimiento del sistema de delegados. Y sin embargo, algunos pro-
blemas en la ejecución del proyecto mostraron que estos esfuerzos si-
guen siendo insuficientes.

93
Factores críticos y aprendizajes generados

Por último, cabe señalar que sacar adelante un proyecto que carece de
un beneficio material y tangible para los comuneros (ya sea a través de
semillas, maquinarias o herramientas de trabajo) es mucho más difícil.
La formalización de la comunidad no suele interesar mucho a los co-
muneros menos activos, y como los beneficios de este proyecto no son
inmediatos, muchas personas desconfían del proceso en tanto que otras
no participan muy activamente.

4.2. Hacia un modelo de apoyo a la gestión comunal y la


gobernanza colectiva de la tierra

La experiencia de Santa Catalina de Moza desarrolla un modelo de regis-


tro y manejo interno de la propiedad comunal que podría ser de utilidad
para muchas otras comunidades de la costa norte y del bosque seco
peruano —y probablemente también para comunidades de otros eco-
sistemas con características distintas— en la medida que establece una
serie de procedimientos y sobre todo un registro unificado, centralizado
y ordenado de la posesión comunal, que habitualmente es manejada de
manera informal y que genera no pocos conflictos internos por temas de
indeterminación de límites de parcelas, existencia de dobles certificados
o simplemente inexistencia de certificados internos que aseguren la po-
sesión a las familias comuneras.

Al respecto, el proceso de Santa Catalina comprende en realidad dos


tipos de procesos distintos, aunque correlacionados, ambos sumamente
importantes para el proceso de control y defensa de la propiedad comu-
nal. El primero compete al proceso de fortalecimiento y consolidación
de las estructuras políticas, administrativas y de registro de la institu-
cionalidad comunal; el segundo refiere al proceso específico de registro
y georreferenciación de parcelas comunales. Ambos procesos presentan
distintos grados de «novedad»: el primero es una exigencia ya contenida
en la ley pero que pocas comunidades desarrollan como es debido. En
ese sentido, no es un proceso nuevo ni tampoco particularmente inno-
vador, se trata de un proceso que se espera todas las comunidades del
país transiten, como parte de los requerimientos de la ley de comunida-
des campesinas y que les confiere fortaleza, legitimidad y, sobre todo,
reconocimiento y seguridad jurídica. El segundo proceso, de registro y
georreferenciación de parcelas sí es novedoso y excepcional; aunque la
ley de comunidades campesinas estipula que las comunidades deben

94
Registro de Parcelas y Organización Comunal

manejar un registro de parcelas, la mayoría de comunidades no lo hace


por falta de instrumentos técnicos, falta de medios necesarios y falta de
capacidad de las directivas para desarrollarlo. En ese sentido, el proceso
de la comunidad de Santa Catalina de Moza representa de un lado una
alternativa para el cumplimiento de la ley, y de otro, una solución técni-
ca al problema del registro ordenado de las parcelas comunales.

Ciertamente, como lo prueba la experiencia de Santa Catalina de Moza,


el primer proceso es una condición para el desarrollo del segundo, por
lo que de no contarse con la legitimidad en la dirigencia, las normativas
internas del uso de parcelas en el estatuto comunal, el saneamiento de la
propiedad comunal y el registro de directivas, estatuto e instrumentos en
registros públicos, el segundo proceso es prácticamente imposible.

a. Proceso de reforzamiento de la institucionalidad comunal

A partir de la experiencia de la Comunidad de Santa Catalina de Moza,


podemos proponer un modelo de reforzamiento de la institucionalidad
comunal, sobre la base del desarrollo de cuatro componentes:

1) El fortalecimiento de la organicidad política de la comuni-


dad. Para ello, es necesario asegurar y promover que las comunida-
des mantengan una vida política activa, que permita la renovación
legítima y constante de sus directivas por la vía del ejercicio de la
participación en las elecciones comunales; pero también mediante
el desarrollo de mecanismos internos que garanticen la participación
de los anexos o sectores de las comunidades. Para ello, es también
necesario que las comunidades manejen apropiadamente y manten-
gan actualizado su padrón de comuneros.

2) El saneamiento legal de la propiedad colectiva. El sanea-


miento y titulación de la propiedad comunal es un elemento que
facilita posteriormente el proceso de georreferenciación de parcelas.
Sin ser imprescindible, es conveniente que la comunidad tenga un
registro unificado del conjunto de su territorio-propiedad, conve-
nientemente delimitado y eventualmente registrado, eliminando las
inconsistencias que algunas veces existen en títulos y demás docu-
mentos que garantizan la propiedad comunal, que no siempre están
actualizados y georreferenciados.

95
Factores críticos y aprendizajes generados

3) La generación de instrumentos internos de gestión comu-


nal. Una condición del proceso de georreferenciación y registro de
parcelas es la existencia de una serie de instrumentos internos de
gestión colectiva. Más allá de las normas y prácticas de gobierno
comunal, que normalmente existen reguladas por la costumbre y la
transmisión informal de las prácticas de manejo de los asuntos co-
lectivos, un proceso de regulación del control interno requiere cierto
grado de institucionalidad de la gestión interna, que pasa por la ela-
boración —y aceptación— de instrumentos de regulación comunal.
En el caso particular de Santa Catalina de Moza, estos instrumentos
han consistido, además del padrón comunal, en la actualización de
un estatuto interno que regula una serie de aspectos de manejo de
la comunidad, así como de un reglamento interno de uso de tierras,
que estipula los grados de control de las familias y del colectivo
sobre la propiedad comunal, y proporciona elementos para su trans-
misión interna así como para la regulación de controversias.

4) La formalización y registro público de los procedimientos po-


líticos, las directivas comunales, los títulos colectivos y los
instrumentos de gestión. Finalmente, ayuda al proceso que todos
los instrumentos y mecanismos de gestión interna, desde las directivas
comunales hasta los estatutos y reglamentos internos, estén refrendados
externamente, de preferencia por el Estado, pero podrían también ser
evaluados y refrendados por alguna otra instancia. Ello proporciona un
soporte externo a los procesos internos y genera una instancia de legiti-
mación de los procesos que se operan al interior de la comunidad.

La suma de todos estos elementos configura una institucionalidad comu-


nal sólida, legitimada y refrendada interna y externamente, con una serie
de recursos internos para su ordenamiento y gestión de recursos, perso-
nas y para la solución de disputas y conflictos internos que seguramente
se presentarán en el proceso de regularización del uso de parcelas.

La experiencia de Santa Catalina de Moza muestra también una serie


de condiciones o circunstancias convenientes —cuando no necesarias—
para el desarrollo y consolidación del proceso señalado: 1) Es importante
que los procesos de consolidación de las directivas comunales, sus proce-
sos políticos, sus instrumentos internos y su registros públicos sean desa-
rrollados de manera participativa, transparente y con el mayor grado de

96
Registro de Parcelas y Organización Comunal

difusión y conocimiento por parte de la población de la colectividad; 2)


Es necesario que el proceso venga acompañado del fortalecimiento de
las capacidades de gestión de la directiva comunal y de los delegados y
representantes de los sectores; 3) Es importante que la participación de
los comuneros en el proceso implique asumir el compromiso de contri-
buir con su participación, esfuerzo y eventualmente recursos al proceso;
4) Ha sido importante la vinculación de la comunidad con el gobierno
municipal, promoviendo una visión integral del territorio del distrito-co-
munidad y su problemática, además de contribuir en algunos casos con
el desarrollo del proceso de consolidación comunal; 5) Finalmente, ha
sido importante la asistencia técnica, logística y política de una institu-
ción externa que —como el Cipca— ha contribuido a sostener a la directi-
va y a apoyarla en los procesos de información interna y construcción de
legitimidad al interior de la comunidad.

b. Proceso de registro, georreferenciación y extensión de certificados


de usufructo de parcelas comunales

El proceso de registro y georreferenciación de parcelas comunales sigue a


su vez, una serie de «pasos» necesarios para su proceso de implementa-
ción, que desarrollamos a continuación:

1) El convencimiento general de la necesidad de emprender


el proceso. El registro de parcelas es un proceso que involucra al
conjunto de la comunidad; por ello, requiere no solo de la intención
de una directiva, sino de la generación de un consenso mínimo para
poder realizarlo, tanto a nivel de la directiva, de los delegados comu-
nales, como de los representantes y personas notables de los diversos
sectores o anexos en los que se divide la colectividad. Además de-
berá contar con el acuerdo explícito de una mayoría significativa de
comuneros para realizarlo e involucrarse en él. Ello puede suponer
un importante esfuerzo de convencimiento de la población comunal,
como parte del proceso mismo. El inicio de este y el aval comunal
al mismo debe quedar registrado en las actas y acuerdos comunales,
como soporte interno que lo legitima.

2) La generación de un plan consensuado de trabajo. El pro-


ceso debe iniciarse con la elaboración de un plan detallado del

97
Factores críticos y aprendizajes generados

mismo, especificando el conjunto de acciones a desarrollar, rangos


de fechas y personas encargadas. Aun cuando probablemente al-
gunas fechas y elementos del plan deberán modificarse durante
el proceso, ayuda tener una imagen de conjunto de las acciones,
acordada y refrendada por la directiva comunal y los responsables
de los sectores, que favorezca la difusión del proceso necesario para
las acciones de cabildeo interno.

3) La determinación del área a trabajar. La tercera decisión im-


portante corresponde al acuerdo necesario respecto del conjunto de
tierras que serán referenciadas y registradas. Por lo general, las comu-
nidades manejan diversos tipos de espacios, trabajados diferenciada-
mente y con distintos grados de disposición sobre las tierras de parte
de las familias y de la directiva comunal. Es importante determinar
cuáles serán las tierras a ser referenciadas: parcelas de uso familiar,
espacios de vivienda, tierras o parcelas de temporal. La tarea será
distinta en cada caso.

4) Adaptación y preparación del software. Disponiendo del sof-


tware necesario, este necesita un previo trabajo de adaptación y dise-
ño acorde a las necesidades de la comunidad y la tarea de registro a
emprenderse. Ello a su vez supone contar con los recursos necesarios
y el personal técnico ad hoc para el desarrollo de la tarea, normal-
mente fuera del alcance de los directivos de las comunidades. Se re-
quiere contratar especialistas que sean capaces de generar las adap-
taciones necesarias así como en su momento capacitar y transferir
a miembros de la comunidad los conocimientos necesarios para un
manejo relativamente autónomo de los instrumentos informáticos.

5) Capacitación de comuneros y directiva comunal. El proceso


se inicia propiamente con el proceso de capacitación a la directiva co-
munal y a un grupo de comuneros —de preferencia jóvenes— para el
trabajo de registro y levantamiento de información in situ ,como para
el manejo de los programas informáticos necesarios para el manteni-
miento y operatividad del sistema. La capacitación se complementa
luego con el inicio del trabajo en terreno, en compañía del personal
especialista, hasta que los miembros de la directiva y los comuneros
capacitados puedan realizar la tarea autónomamente.

98
Registro de Parcelas y Organización Comunal

6) Proceso de información y convencimiento a nivel de sec-


tores. Una de las tareas principales en el proceso es la información
y divulgación del mismo, a nivel de las familias de la comunidad.
El trabajo de información y convencimiento debe ser detallado y
descentralizado, realizando visitas así como asambleas y reuniones
sectoriales, en coordinación con los delegados y comuneros notables
o respetados. El trabajo de visita y medición de parcelas genera siem-
pre suspicacia y recelos en las comunidades campesinas, por lo que
aun cuando los técnicos son acompañados por comuneros o si son
solo comuneros los que las realizan, el trabajo de difusión y conven-
cimiento de la población es un paso imprescindible, y en el que se
juega la viabilidad del proceso.

7) Registro participativo de parcelas. La siguiente etapa del pro-


ceso es propiamente el registro y georreferenciación de parcelas, que
debe desarrollarse sector por sector, con la participación y presencia
de las personas interesadas. Por ello, se requiere una coordinación
previa a nivel de sector para garantizar la presencia de las personas
interesadas en cada parcela, para que asistan al proceso, proporcio-
nen información necesaria o relevante y para que tengan conoci-
miento directo de las mediciones y registro realizado en su parcela
familiar.

8) Generación de base de datos. Tras el registro y georreferenciación


de parcelas, se va construyendo la base de datos de parcelas comu-
nales, registrando en ellas el conjunto de los terrenos registrados de
las familias de la comunidad, con sus correspondientes coordenadas
GPS así como con información complementaria de las parcelas, de
acuerdo al diseño implementado. Con ello, se dispondrá de una base
de datos general de la situación de las parcelas bajo posesión familiar
y será posible la generación de mapas de registro por sectores o por
parcelas. La base de datos se puede ir alimentando o modificando en
lo sucesivo conforme se registren transferencias internas entre parce-
las o procesos de división o herencia.

9) Gestión de la base de datos y emisión de certificados de po-


sesión. Con el registro desarrollado, cada comunero y cada familia de
la comunidad puede recibir un documento de registro de las parcelas
comunales que ocupan y trabajan, debidamente georreferenciada y

99
Factores críticos y aprendizajes generados

consignada en el mapa comunal. El certificado puede incluso mostrar el


área perimétrica de cada parcela, generada por el programa de registro.

10) Información y balance del proceso. Finalmente, debería hacerse


un balance general del proceso e informar del mismo a la asamblea
de la comunidad y a cada uno de los sectores involucrados. El balance
debería dar cuenta del número de parcelas censadas y registradas, el
área comprendida, las dificultades encontradas así como los resultados
y los procesos futuros de registro y actualización de la base de datos.

Más allá de la secuencia del proceso, una serie de elementos mencio-


nados son particularmente claves para el buen desarrollo de la tarea de
registro y georreferenciación: 1) la necesidad del manejo del software
y soporte informático: la tarea de registro y expedición de certificados
de posesión no puede realizarse de manera informal; el manejo de los
temas de control comunal tiene que ir transitando hacia procesos de
tecnificación que lo hagan viable, que otorguen precisión y despejen
desconfianza, además de reducir los problemas de incongruencia o mal
determinación de parcelas; el soporte informático debería aplicarse tanto
a las parcelas como al registro del padrón de comuneros derecho habien-
tes de la colectividad; 2) La generación de capacidades en las directivas
comunales, delegados comunales y personal técnico de soporte, tanto en
términos de gestión como en el manejo de los instrumentos informáticos
mínimos que faciliten la tarea del gobierno comunal y el proceso de
registro de parcelas; 3) El desarrollo de un plan de trabajo concertado,
refrendado y apoyado por la directiva, así como por representantes de
los distintos sectores de la comunidad, estableciendo los compromisos
mutuos, ayuda a plantear el proceso como una tarea colectiva, que ade-
más refuerza el sentido de identidad y pertenencia a la comunidad; 4) El
convencimiento, cabildeo y difusión constante del proceso entre los co-
muneros es fundamental y es un factor crítico para el éxito. Sin importar
cuando se difunda, siempre habrá gente desinformada o con criterios o
ideas erróneas sobre el proceso, sus procedimientos y sus consecuencias;
5) La legalidad jurídica del proceso (asegurada por el registro formal
de la comunidad, de la directiva, de los títulos de propiedad y de los
instrumentos comunales), interna y externa, lo legitima y le da a los cer-
tificados un valor mayor que si se tratara de un proceso sin refrendo de
la propiedad comunal; y, finalmente, 6) El acompañamiento y el soporte
técnico y organizativo externo es también necesario para dar soporte y

100
Registro de Parcelas y Organización Comunal

apoyo a la directiva y contribuir eventualmente con soluciones fuera del


alcance habitual de la directiva comunal.

4.3. Tareas y retos pendientes

Como en todo proceso, pasado su ciclo de implementación, quedan


pendientes una serie de tareas en vista de su eventual continuidad y
sostenibilidad a futuro. Ello depende, como en todo proyecto, de una
serie de factores, algunos de los cuales estarán en las capacidades de la
comunidad, otros dependerán de la difusión del proyecto, otros serán
posibles derroteros dependientes de distintas circunstancias que incluyen
la confluencia de actores e intereses, las tensiones políticas locales y la
continuidad en la disposición de recursos para enfrentar dichas tareas.

Más que con un inventario cerrado de lecciones aprendidas, cerramos


este trabajo de sistematización alrededor de una serie de temas pendien-
tes y en proceso en la comunidad Santa Catalina de Moza, en el conven-
cimiento de que son factores también presentes en otros contextos y en
otras comunidades y susceptibles de ser tomados en cuenta en eventua-
les réplicas o adaptaciones del proceso desarrollado.

Un tema principal es asegurar la continuidad y consolidación


«técnicas» del proceso. Ello supone garantizar que los comuneros ca-
pacitados puedan manejar el software y continuar los registros en adelan-
te, emitiendo los certificados de posesión correspondientes. Para ello, al
ser un proceso reciente, se necesita una fase de acompañamiento para
asegurar la continuidad necesaria en el manejo técnico que permita tam-
bién el mantenimiento del programa informático y las bases de datos,
asegurando además su permanente actualización. Ello requiere de re-
cursos, pero también de la elaboración de protocolos y procedimientos
internos, que le den al proceso de registro el soporte para que eventual-
mente se convierta en práctica habitual y con el tiempo, en «costumbre».

Pensando más allá del proyecto, uno de sus propósitos era constituir
un modelo de intervención para el registro y control comunal de par-
celas, que ordene el usufructo interno de la tierra comunal que facilite
resolver conflictos internos y, que al mismo tiempo, muestre y sosten-
ga la función propietaria de la tierra de parte de la comunidad, al
mismo tiempo que reafirma el usufructo familiar de las parcelas. De

101
Factores críticos y aprendizajes generados

alguna manera, el proceso muestra que la alternativa es viable y que


eventualmente podría ser implementada en otra comunidad. Para ello,
son importantes las acciones de difusión que puedan realizarse ante
Cecobosque, la central de Comunidades Campesinas del Bosque Seco,
de la que Santa Catalina es socia y ante la cual se han presentado los
resultados preliminares del proyecto. Se espera continuar en la tarea
de difusión del modelo para su eventual adopción por otras
comunidades. Ello supone recursos, por lo que probablemente sea
también importante difundirlo ante las autoridades del Gobierno Re-
gional, posiblemente interesadas en un programa que ayude a sanear,
regularizar y proteger la tierra de las comunidades.

Un segundo tema corresponde a la permanencia del proyecto en el


sentido de continuar el proceso de defensa de la tierra comunal hacia
otras dimensiones del control y aprovechamiento comunal de su pro-
piedad-territorio. Ello compete a la posibilidad de desarrollar pro-
yectos que aprovechen y se beneficien del proceso de conso-
lidación de la propiedad comunal susceptibles de proteger más y
mejor el patrimonio colectivo, o eventualmente de generar productos
o ingresos que beneficien a las familias de la comunidad. Al respecto,
actualmente está en proceso un proyecto del Gobierno Regional de
Piura para gestionar la intangibilidad del bosque seco de la parte baja
de la Comunidad de Santa Catalina de Moza, en el marco del Sistema
Regional de Áreas Naturales – Srcan. Ello supondrá, además de la pro-
tección del territorio, el desarrollo de planes de conservación y manejo
del bosque comunal, así como capacitación para el control y manejo de
especies comerciales en el territorio comunal. Están también en proceso
—lento— la vinculación con la Municipalidad distrital para la gestión
concertada del desarrollo de centros poblados y caseríos. Asimismo, se
está gestionando la construcción de la «casa comunal» lugar de encuen-
tro y futuro centro administrativo de la comunidad campesina. Está
pendiente sin embargo la búsqueda e implementación de otros proyec-
tos de desarrollo en la comunidad.

Un tercer elemento crítico responde al mantenimiento del interés por


el proceso de parte de las nuevas dirigencias comunales. Una de
las fortalezas del proceso desarrollado ha sido el interés y el involucramien-
to de la directiva comunal, por lo que su continuidad puede ser un factor
determinante en la consolidación y sostenibilidad del proyecto. Al respec-

102
Registro de Parcelas y Organización Comunal

to, aunque en la Comunidad de Santa Catalina de Moza había el respaldo


para la reelección de Juan Pintado como presidente comunal, este desistió
ante la alternativa de un empleo en la municipalidad, dado que la presi-
dencia de la comunidad es ad honorem y no supone un ingreso. Con ello,
el interés y la dinámica decayeron un poco. Para las elecciones comunales
se presentó entonces una lista en la línea de la directiva anterior, presidida
por Rodolfo Domínguez, y otra encabezada por Alfredo Jiménez, ex alcal-
de y presidente de la central distrital de rondas campesinas, con limitada
participación en el proceso de registro. Siendo un candidato más conoci-
do, resultó ganadora la lista de Alfredo Jiménez. Aun cuando el apoyo a
la continuidad del proyecto es incierto, la nueva directiva se inscribió en
Registros Públicos, afirmando el proceso de consolidación de la dirigencia
comunal. Quedan como temas críticos la transmisión de los conocimientos
aprendidos a los nuevos dirigentes y asegurar y fortalecer la participación
de todos los sectores, superando las tensiones políticas que puedan surgir
en el camino entre diferentes centros poblados.

Un cuarto y último tema a resolver es la posibilidad de contar con los


recursos económicos, técnicos e institucionales necesarios para
emprender y mantener un proceso de esta naturaleza. Estamos ante una
innovación en los temas de gestión comunal, y como toda innovación
necesita de una serie de soportes, y hasta el momento en que pueda
institucionalizarse como una práctica que se autorregula y mantiene, re-
quiere de apoyos externos, no siempre fáciles de asegurar. Aun cuando
exista el interés por sostener el proceso, sin los recursos necesarios para
ello un retroceso siempre es posible.

Finalmente, el caso de Santa Catalina muestra no solo las virtudes y po-


sibilidades técnicas políticas del proceso de registro y regulación del uso
de parcelas comunales, sino también los diversos aleas y factores que
intervienen en el proceso, desde las tensiones internas de la comunidad,
la escasez de recursos propios, la complejidad de los vínculos interinsti-
tucionales, hasta la desconfianza y los problemas de comunicación in-
terna. En cualquier caso, concluido el proceso, seguimos pensando que
constituye una de las alternativas posibles y viables para la protección y
defensa de la propiedad comunal, en el marco de las presiones externas
hacia la privatización y la titulación individual de parcelas, que debilita
la legitimidad de las comunidades campesinas y que en ocasiones atenta
contra su propia continuidad.

103
Anexo 1.

104
Relación de personas realizadas y observación de reuniones

Fuente Sector Cargo / otros


1 Juan Pintado Romero Maray Presidente de la C.C.
2 Asamblea delegada de comuneros Pambarumbe
3 Ysael Córdova Córdova Pambarumbe – Anexo Las Lomas Ex presidente de la C.C. / Presidente Rondas
4 Víctor Ramírez Pambarumbe – Anexo Las Lomas Ex presidente del sector comunal Pambarumbe
5 Manuel Rodríguez Ramírez Pambarumbe Presidente del sector comunal Pambarumbe
6 Maclovia Córdova Marchena Pambarumbe Antigua comunera
7 Rosa Sandoval Pambarumbe – Anexo Oberazal Vicepresidenta del sector comunal Pambarumbe
8 Humberto Castillo Paltashaco Ex presidente de la C.C.
9 Mariana Pintado Paltashaco Regidora / comunera
10 Remigio Peña Berrú Paltashaco Ex presidente de la C.C.
Anexos

11 Juan Sandoval Paltashaco Ex presidente de la C.C.


12 José Calixto Rojas Córdova Culebreros Delegado comunal del sector Culebreros
13 Dagoberto Mejía García Culebreros Delegado comunal del sector Culebreros
14 Agustín García Culebreros Delegado del Canal El Nogal
15 Amélida Ruiz Culebreros Comunera – Cooperativista de Caña Panelera
16 Noé Morales López Culebreros Alcalde delegado de Culebreros
17 Erick Berrú Domínguez Paltashaco Alcalde del distrito Santa Catalina de Mossa
18 Luis Sandoval Maray Delegado comunal del sector Maray
19 Madelina Castillo Cruz Pueblo Nuevo de Maray Tesorera de la C.C.
20 Israel Santos Ruiz Pueblo Nuevo de Maray Antiguo comunero
21 Saúl Calle Flores Pueblo Nuevo de Maray Exdelegado comunal
22 Ricardina Pintado Pueblo Nuevo de Maray Comunera
23 Ismael Morales Maray Comunero
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Anexo 2.
Ficha catastral

COMUNIDAD CAMPESINA SANTA CATALINA DE MOZA


Reconocido el 02 de Diciembre del 1,943
REGISTRO NACIONAL DE COMUNIDADES CAMPESINAS Tomo I - Folio 133 - Asiento 13
FICHA CATASTRAL RURAL

CÓDIGO CATASTRAL Nº DE FECHA

UBICACIÓN GEOGRÁFICA
NOMBRE DEL PREDIO CASERÍO ZONA

IDENTIFICACIÓN DEL POSESIONARIO O PROPIETARIO


DNI NOMBRES

APELLIDO PATERNO APELLIDO MATERNO ESTADO CIVIL

DOMICILIO DEL POSESIONARIO O PROPIETARIO


DEPARTAMENTO PROVINCIA DISTRITO ZONA

CASERÍO CALLE NÚMERO

DESCRIPCIÓN DEL PREDIO


USO ACTUAL ÁREA DEL TERRENO ÁREA DECLARADA CONSTRUCCIONES

EXPLOTACIÓN DEL PREDIO


AGRÍCOLA GANADERÍA/CRIANZA
TIPO DESCRIPCIÓN % TIPO CANTIDAD
Temporales Vacuno
Permanentes Ovino
Forestales Caprino
Pastos Naturales Equinos
Prep suelo/descanso Aves
Otros....

OBSERVACIONES

LUGAR, ...............................................................................A LOS ................. DÍAS DEL MES DE ....................20......

IDENTIFICACIÓN DEL POSEEDOR O PROPIETARIO


Firma del declarante Firma del Técnico Firma del Supervisor

DNI: DNI: DNI:


Nombres: Nombres: Nombres:
Apellidos: Apellidos: Apellidos:
Fecha: Fecha: Fecha:

105
Anexos

Anexo 3.
Encabezamiento de memoria descriptiva de la Comunidad
de Santa Catalina de Moza

MEMORIA DESCRIPTIVA
La presente Memoria Descripva es el resultado del replanteo del plano
perimétrico del terreno de propiedad de:
SOLICITANTE: COMUNIDAD CAMPESINA SANTA CATALINA DE MOZA

I. UBICACIÓN:

I.1. POLITICA
COMUNIDAD CAMPESINA: SANTA CATALINA DE MOZA
ZONA: SANTA CATALINA DE MOSSA
PROVINCIA: MORROPON
DEPARTAMENTO: PIURA

II. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DEL TERRENO:

Santa Catalina de Mossa se ubica en el Alto Piura. Su capital es la localidad


de Paltashaco. Tiene como caseríos: Algodonal, Linderos de Maray, Maray,
pueblo nuevo de maray, higuerones, casa blanca, culebreros, pambarumbe,
el tailin, la baqueria erra de donde su principal economía es sustentada
por la agricultura y la ganadería, sus atracvos turíscos son sus pueblos y las
cataratas del sitan ubicados en el caserío de higuerones.

III. DESCRIPCIÓN POLIGONAL:

POR: COLINDANCIA
NORTE COMUNIDAD CAMPESINA CHALACO TRIGOPAMPA
ESTE CC SILAHUA - CC COCA MAMBLUQUE Y SAN CRISTOBAL
SUR RIO
OESTE CC CARACUCHO JACANACAS

IV. ÁREA TOTAL: 8,828.89 ha

V. PERIMETRO: 56,871.89 m

VI. CENTROIDE: 9'432,978.69 N


623,905.69 E

106
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Anexo 4.
Muestra de Certificado de Posesión y Certificado
catastral de plano perimétrico

COMUNIDAD CAMPESINA SANTA CATALINA DE MOZA


Reconocido el 02 de Diciembre del 1,943
REGISTRO NACIONAL DE COMUNIDADES CAMPESINAS Tomo I - Folio 133 - Asiento 13
Partida Electrónica Nº 05012890 - Registros Públicos de Piura
RUC 20600455240

CERTIFICADO DE POSESIÓN

1. DATOS DEL COMUNERO (A)


Apellido Paterno Apellido Materno Nombres
CORDOVA CORDOVA ERICK

2. IDENTIFICACIÓN Y DOMICILIO
DNI Domicilio
Provincia Distrito Centro Poblado / Caserio
47187425
MORROPON SANTA CATALINA DE MARAY

3. ESTADO CIVIL
Estado Civil Casado (a) Viudo (a) Soltero (a) Conviviente

4. DATOS DE LA POSESIÓN
Sector Anexo Nro. Padrón Año de posesión
MARAY 0
Nº de m2 Uso de la tierra Nombre de canal o Quebrada
2584.4286 ARROZ

5. COLINDANTES
Este PRIMITIVO JIMENEZ SANDOVAL
Oeste GUILLERMO BERRU SANDOVAL
Norte AMADOR JIMENEZ MARTINEZ
Sur SANTOS SANDOVAL CALLE

Se expide el presente Certificado de Posesión a Solicitud del interesado,


obligándose a respetar la Ley Nro 2465 - Ley General de Comunidades Cam-
pesinas, el Estatuto de la Comunidad Campesina de Santa Catalina de Moza
y el Reglamento Interno de Uso de la Posesión Comunal.
Este Certificado tendrá que ser renovado conforme a las normas anterior-
mente descritas.

PRESIDENTE SECRETARIO
Comunidad Campesina Comunidad Campesina
Santa Catalina de Moza Santa Catalina de Moza

107
Anexos

COMUNIDAD CAMPESINA SANTA CATALINA DE MOZA


Reconocido el 02 de Diciembre del 1,943
REGISTRO NACIONAL DE COMUNIDADES CAMPESINAS Tomo I - Folio 133 - Asiento 13
Partida Electrónica Nº 05012890 - Registros Públicos de Piura
RUC 20600455240

CERTIFICADO CATASTRAL

PLANO PERIMÉTRICO
ESCALA: 1/25.000

Condición Nombre
Posesionario CORDOVA CORDOVA ERICK

DATOS DEL PREDIO

FECHA:
Área m2: 2584.4286
Perímetro_m: 0.00
CENTROIDE_E: 6158515.0000 RESPONSABLE:

CENTROIDE_N: 9425727.0000
Departamento: PIURA
Provincia: MORROPON
Distrito SANTA CATALINA DE MOSSA
Sector: MARAY

108
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Anexo 5.
Reglamento interno de uso de la posesión comunal de la Comunidad
Campesina de Santa Catalina de Moza

TÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 1.- El presente Reglamento norma la forma de uso de la posesión comunal sea de vivienda
o de terreno agrícola bajo riego, queda establecido que las tierras de secano y el bosque comunal
son intangibles y de uso comunal. Los sucesivos Reglamentos que se dicten, tendrán en su estructura
de Títulos y Artículos la numeración correlativa al Reglamento que le preceda.

TÍTULO II
DE LOS COMUNEROS

CAPÍTULO I
DE LA CONDICIÓN DE COMUNERO Y DE COMUNERO CALIFICADO

Artículo 2.- Son comuneros, los nacidos en la Comunidad, los hijos de comunero y las
personas integradas a la Comunidad.
Artículo 3.- Se considera comunero integrado, al varón o mujer mayor de edad o con
capacidad civil que tenga cualquiera de las siguientes condiciones:
a. Que conforme pareja estable con un miembro de la Comunidad.
b. Que solicite ser admitido y sea aceptado por la Asamblea General de la Comunidad. En
ambos casos, si se trata de miembro de otra Comunidad, deberá renunciar previamente
a ésta.
Artículo 4.- Los comuneros señalados en los Artículos 3 y 4, adquieren la condición de
comunero calificado, a solicitud de parte, aceptada por la Asamblea General por mayoría simple
de votos de los asistentes.
Para adquirir y mantener tal condición se requiere reunir los siguientes requisitos:
a. Ser comunero mayor de edad o tener capacidad civil.
b. Tener residencia estable no menor de cinco años en la Comunidad.
c. No pertenecer a otra Comunidad.
d. Estar inscrito en el Padrón Comunal.
e. Los demás que establezca el Estatuto de la Comunidad.

CAPÍTULO II
DEL PADRÓN COMUNAL

Artículo 5.- El Registro de Comuneros que se venía llevando en la Comunidad, además de


constituir parte del archivo general de ésta, en adelante se denominará, de acuerdo a Ley,
PADRÓN COMUNAL y se actualizará cada dos años. Contendrá cuando menos la información
siguiente:
 Nombres y apellidos
 Documento de Identidad

109
Anexos

 Datos familiares
 Actividad
 Domicilio
 Fecha de admisión del comunero calificado, con indicación de los que ejerzan cargo
directivo o representación.

CAPÍTULO III
DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS COMUNEROS

Artículo 6.- Son derechos de los comuneros calificados:


a. Hacer uso de los bienes y servicios de la Comunidad en la forma que establezca el
Estatuto, los acuerdos de la Asamblea General y el presente Reglamento.
b. Elegir y ser elegido para cargos propios de la Comunidad.
c. Participar con voz y voto en las Asambleas Generales.
d. Denunciar ante los órganos de gobierno de la Comunidad, cualquier acto cometido en
perjuicio de los intereses de ésta.
e. Solicitar a la Directiva Comunal la convocatoria a Asamblea General Extraordinaria,
sujetándose a las disposiciones del Estatuto de la Comunidad.
f. Tener acceso a los beneficios de la seguridad social que la Comunidad otorgue.
g. Solicitar y recibir información sobre la marcha administrativa y económica de la
Comunidad, en la forma que establezca el Estatuto.
h. Tener acceso a la parcela familiar y al uso de los pastos naturales, de acuerdo a
disposiciones legales, el Estatuto de la Comunidad y los acuerdos de la Asamblea
General.
i. Participar en las actividades empresariales que desarrolle la Comunidad, con derecho
preferente a ocupar los puestos de trabajo que ella genere.
j. Formular reclamos ante la Asamblea General contra actos y decisiones que afectan sus
intereses.
k. Otros que establezca el Estatuto de la Comunidad.
Artículo 7.- Los comuneros no calificados que residen en la Comunidad, tienen los siguientes
derechos:
a. Tener acceso a la condición de calificado, en la forma que establece el Estatuto de la
Comunidad.
b. Hacer uso de los bienes y servicios, en las condiciones que establezca el Estatuto y los
acuerdos de la Asamblea General.
c. Participar en las Asambleas de la Comunidad con voz, pero sin voto.
d. Otros que les otorgue el Estatuto de la Comunidad.
Artículo 8.- Los comuneros que no tienen la condición de comunero calificado y que residen
fuera de la comunidad, tienen los siguientes derechos:
a. Conservar su vivienda, si la tuvieran.
b. Constituir instituciones de carácter social, deportivo, cultural u otros ligados a la
Comunidad, de manera que los cohesione en el lugar donde residen.
c. Participar en las Asambleas de la comunidad, con voz pero sin voto.
d. Otras que les otorgue el Estatuto de la Comunidad.

110
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Artículo 9.- Son obligaciones de los comuneros calificados:


a. Cumplir con las normas establecidas en la Ley General de Comunidades, el presente
Reglamento y el Estatuto de la Comunidad.
b. Acatar los acuerdos de los órganos de gobierno de la Comunidad, adoptados de
conformidad con las disposiciones legales vigentes y el Estatuto de la Comunidad.
c. Desempeñar los cargos directivos, obligaciones y comisiones que se les encomiende.
d. Asistir a la Asamblea General y otros actos de la Comunidad, a los que sean convocados.
e. Trabajar directamente la parcela familiar asignada por la Comunidad, conforme
a disposiciones legales, el Estatuto de la Comunidad y los acuerdos de la Asamblea
General.
f. Participar y aportar su esfuerzo personal al desarrollo integral de la Comunidad.
g. Contribuir a la formación y desarrollo de las empresas comunales y empresas
multicomunales que constituya la Comunidad.
h. Emitir su voto en las elecciones comunales.
i. Cumplir con las faenas y demás trabajos establecidos por los usos y costumbres de la
Comunidad.
j. Conservar y mejorar el patrimonio de la Comunidad.
k. Velar por el prestigio de la organización comunal.
l. Abonar oportunamente las contribuciones económicas acordadas por la Asamblea
General o la Directiva Comunal.
m. Respetar los usos y costumbres establecidos en la Comunidad.
n. Otros que considere el Estatuto de la Comunidad.
Artículo 10.- Son obligaciones de los comuneros que no tengan la condición de comunero
calificado:
a. Las señaladas en los incisos a, b, f, j, k, l y m del artículo 28 del presente Reglamento.
b. Abonar a la Comunidad la retribución que les corresponda por el uso de los bienes
y servicios comunales, cumplir con las faenas, cargos, obligaciones y demás trabajos
establecidos por los usos y costumbres de la Comunidad.
c. Otros que establezca el Estatuto de la Comunidad, y los acuerdos de la Asamblea
General.
Artículo 11.- Los comuneros que no tengan la condición de calificados no podrán elegir ni ser
elegidos como autoridades de la Comunidad.

CAPÍTULO IV
DE LOS ESTÍMULOS, SANCIONES Y PÉRDIDA DE LA CONDICIÓN DE
COMUNERO CALIFICADO

Artículo 12.- Los miembros de la Comunidad que se distingan por actos de dedicación,
superación y solidaridad comunal, serán objeto de estímulo y de reconocimiento de mérito de
acuerdo a lo que se establezca en el Estatuto de la Comunidad, el reconocimiento de mérito
será en acto público.
Artículo 13.- Los comuneros se hacen acreedores a sanciones por faltas cometidas en perjuicio
de la Comunidad, por infringir las disposiciones de la Ley, del presente Reglamento, las del
Estatuto de la Comunidad y los acuerdos de la Asamblea General.

111
Anexos

Artículo 14.- Las sanciones aplicables a los comuneros, según la gravedad de la falta cometida,
son las siguientes:
a. Amonestación verbal
b. Amonestación escrita
c. Multa
d. Suspensión de algunos de sus derechos
e. Revocatoria de cargo o mandato
f. Inhabilitación para ejercer cargos directivos, por el tiempo que establezca el Estatuto
g. Pérdida de la condición de comunero calificado
h. Otros que establezca el Estatuto de la Comunidad de acuerdo a sus usos y costumbres.

TÍTULO III
DE LAS TIERRAS COMUNALES

CAPÍTULO I
DE LA CONDICIÓN DE LAS TIERRAS COMUNALES

Artículo 15.- Tomado de “De los Derechos Colectivos”


a. Conservar la propiedad imprescriptible de las tierras comunitarias, las mismas que
serán inalienables, inembargables e indivisibles; estas tierras estarán exentas del pago
del impuesto predial
b. Mantener la posesión ancestral de las tierras comunitarias y a obtener su adjudicación
gratuita, como comunidad y asociaciones agrícolas que estén en una posición
ininterrumpida de 50 años conforme a la ley
c. Participar en el uso, usufructo, administración y conservación de los recursos naturales
renovables que se hallen en sus tierras, comprometiéndose la comunidad a ejecutar
proyectos de conservación de suelos, recuperación de semillas y plantas ancestrales en
tierras con alto riesgo de erosión y pendientes pronunciadas
d. Tendrán derecho al uso de las tierras comunitarias única y exclusivamente los comuneros
hábiles inscritos en el Padrón Comunal
e. En los terrenos comunales se debe fomentar la forestación y reforestación con plantas
nativas para recuperar el medio ambiente

Artículo 16.- Los pajonales, bosques nativos y otros recursos, que estén en peligro de deterioro
deberán ser declarados áreas protegidas y prohibidas la construcción o explotación de toda índole
Artículo 17.- Medio Ambiente, tanto la producción agrícola como la pecuaria se fomentarán
mediante tecnologías alternativas, disminuyendo el uso de agro químicos.
Artículo 18.- Al interior de la comunidad no se permitirá el uso de armas cortopunzantes, de
fuego y otras que atenten la integridad física de los miembros de la comunidad.
Artículo 19.- Al interior de la comunidad no se permitirá el uso de armas de fuego, explosivos, y otros
elementos que lesionen la tranquilidad del medio ambiente, como flora y fauna de la comunidad.
Artículo 20.- En tiempo de verano se formará comisiones para controlar y evitar la quema de
los páramos, además se realizaran campañas de sensibilización, en las reuniones comunales en
los establecimientos y otros, a través de diferentes materiales y medios de difusión.

112
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Artículo 21.- La comunidad a través de mingas construirá las obras de infraestructura como
contra zanjas y cercas de protección para evitar el ingreso libre de los animales, así como
servirán para la delimitación de áreas de conserva comunitaria.
Artículo 22.- El cabildo regulará el pastoreo de animales menores y mayores (ovino, vacuno,
equino y caballar) determinando el uso individual en forma equitativa.
Artículo 23.- A través del cabildo se coordinará para las actividades turísticas que cualquier
organización interna de la comunidad desarrolle estas actividades.
Artículo 24.- La comunidad podrá aprovechar de manera racional los recursos que brinda el
bosque como, leña, material vegetal, semillas, plantas medicinales, ornamentales y otras, sin
causar la degradación de los bosques.
Artículo 25.- El cabildo autorizará el ingreso y regulará las investigaciones y propuestas a
realizarse en el bosque por parte de los estudiantes y organizaciones exigiendo los resultados
de estos estudios.
Artículo 26.- El cabildo autorizará el ingreso y regulará las investigaciones y propuestas a
realizarse en el bosque por parte de los estudiantes y organizaciones exigiendo los resultados
de estos estudios. DE LAS FUENTES SEMILLERAS es un grupo de árboles de la misma especie
o de diferentes especies con características fenotípicas deseables que deben ser manejados
técnicamente para aumentar y mejorar la producción de semillas de calidad.
Artículo 27.- El uso y aprovechamiento de las fuentes semilleros será únicamente con los
productos no maderables como: material vegetativo y semilla, mismas que serán utilizadas para
la propagación de las especies demandadas.
Artículo 28.- De los Cultivos Andinos
a. El Cabildo velará y fomentará para el rescate de los productos que se encuentran en
extensión y multiplicará la producción comunitaria y familiar.
b. El Cabildo coordinará estrechamente con las asociaciones agrícolas para la
implementación de las fincas agroecológicas dentro de la comunidad.
c. Los productores agroecológicos participarán en las ferias agrícolas con sus productos
sanos sin contaminación química.

CAPÍTULO II
DEL RÉGIMEN DE LA TENENCIA Y USO DE LAS TIERRAS COMUNALES

Artículo 29.- La Comunidad reconoce un régimen mixto de uso de tierras, pastos y agua en
las siguientes formas:
a. La forma familiar que se da a través de la posesión y conducción de parcelas o huertos
familiares.
b. La forma Comunal que se da a través del uso de pastos naturales para el pastoreo de
ganado, así como a través del uso de áreas de bosques naturales.
c. La conducción empresarial, a través de Empresa Comunal conformado por todos los
comuneros debidamente calificada y empadronados.
Artículo 30.- Los comuneros calificados y debidamente empadronados (varones y mujeres)
tienen derecho al usufructo directo de la tierra, no se permite el acaparamiento y compra -
venta de tierras comunales, si esto ocurre, revertirá a la Comunidad, para asignar al comunero
(a) que más requiere usufructuar.

113
Anexos

Artículo 31.- El derecho al usufructo de la tierra será de acuerdo a las necesidades de cada
comunero calificado, teniendo en cuenta la cantidad de familia, la calidad de tierra y ubicación,
en caso de abandono de dos años serán revertidas a la Comunidad.
Artículo 32.- La Comunidad Campesina cuenta con los siguientes recursos naturales en su
territorio:
 Huertos o parcelas familiares que posee de cada comunero y comunera
 Tierras de secano
 Área de pastos naturales de uso comunal
 Área de bosques nativos y/o naturales
 Área de plantaciones forestales
 Fuentes de agua y manantes de la comunidad
 Fauna de la comunidad
 Cantera de piedra

Artículo 33.- La Asamblea General establecerá la cantidad máxima de usufructo de terreno


por cada comunero, no siendo mayor a 3 hectáreas, la unidad agrícola familiar.
Artículo 34.- La Comunidad revierte la posesión de parcela de cultivos, tanto de riego como
de secano en los siguientes casos:
a) Por abandono sin motivo justificado durante dos años consecutivos.
b) Por fallecimiento del comunero sin dejar herederos que le sucedan.
c) Por acaparamiento más de las áreas establecidas por la Asamblea.
d) Por sanción de expulsión de la Comunidad.
e) Por venta y/o transferencia clandestina del terreno.
Artículo 35.- En caso de producirse, cualquiera de los considerandos en el artículo anterior,
la Comunidad recupera las tierras y destina a otro comunero que más lo necesita usufructuar,
si existe mejora, se le recompensara por las mejoras previa valorización. La reversión de los
huertos familiares o parcelas no explotadas directamente por los comuneros calificados se
sujetaran a los procedimientos siguientes:
a. La Directiva Comunal de oficio o por denuncia de parte, ordenará al vocal y fiscal la
realización de una inspección ocular destinada a constatar la situación de abandono
de los huertos familiares, con citación de los conductores de las parcelas colindantes.
La citación será mediante carteles que serán colocados por ocho (8) días en el local
de la sede institucional de la Comunidad y la parcela materia de la inspección ocular,
señalándose dentro del mismo el día y la hora para la verificación de la diligencia.
b. Realizada la inspección ocular y la constancia del estado de abandono de huerto
familiar, se formará un expediente, la misma que será elevada al Presidente de la
Directiva Comunal, quien convocará a Asamblea General Extraordinaria para este fin, a
la misma que tendrá derecho de defensa; los acuerdos sobre este punto se tomarán con
el quórum reglamentario (cincuenta más uno) de los comuneros calificados.
c. Si la Asamblea General se pronunciara por la recuperación de la parcela se calificará a
los próximos conductores de la misma, con arreglo a la antigüedad de sus solicitudes.
Artículo 36.- La transferencia de terrenos en modalidad compraventa dentro de la comunidad
está totalmente prohibido, debido a que la Comunidad en forma colectiva es la única que
posee el título de propiedad del territorio comunal, si se produce este caso, las tierras revertirán

114
Registro de Parcelas y Organización Comunal

a la Comunidad; solo se podrá efectuar intercambio de parcelas entre comuneros calificados y


sucesión por herencia.
Artículo 37.- Los derechos posesorios sobre parcelas familiares son transmisibles en el
siguiente orden:
a. Cuando el comunero fallece o se ausenta en forma definitiva, el derecho de posesión es
prioritario para el cónyuge.
b. En segunda instancia el derecho de posesión le corresponde a los hijos que cumplan
mayoría de edad o asumen carga familiar.
Artículo 38.- Toda adjudicación de tierras por cuenta de la Comunidad será en Asamblea
General. En el libro padrón de parcelas de conducción familiar y de uso comunal se registrará
extensión de tierras para cada comunero, la Asamblea General establece la cantidad máxima de
terreno que tendrá cada comunero.

CAPÍTULO III
DEL RÉGIMEN DE USO DE PASTOS Y CRIANZA DE GANADO

Artículo 39.- La Directiva Comunal realizará anualmente un censo de ganado vacuno, equino,
ovino y caprino a fin de planificar el uso de pastos naturales en forma más equitativa y al mismo
tiempo promover la tecnificación de la crianza. Se sectorizará el usufructo de pastos naturales
de acuerdo a la necesidad de evitar el sobre pastoreo y promover una crianza de la ganadería
competitiva.
Se establece el costo por cabeza de ganado con derecho para pastear:
a. Vacuno criollo S/. 5.00 por cabeza
b. Equino S/.
c. Ovino S/.
d. Caprino S/.

Artículo 40.- Dentro de las zonas de pastoreo los corrales serán respetados, ningún comunero
tiene derecho para expropiarse. Los corrales serán respetados siempre y cuando no se produzcan
acaparamiento, en caso de darse, la Asamblea General revertirá.
Artículo 41.- La Biodiversidad constituyen patrimonio de la Comunidad, por lo cual serán
respetados y conservados, los pastos serán mejorados, pudiéndose disminuir los animales que
depredan como los caprinos.
Artículo 42.- La Directiva Comunal promoverá el cultivo tecnificado de forrajes y pastos,
capacitará a los comuneros en la técnica de cultivo de pastos y encelado de forrajes.

CAPÍTULO IV
Del Régimen de Uso de Recursos Mineros, Agua, Forestal, Biodiversidad
Y Uso del Territorio como pase de ganado

Artículo 43.- La Comunidad Campesina de Santa Catalina de Moza es el único titular con mejor
derecho para el uso de sus recursos naturales: agua, minería metálica y no metálica, materiales
agregados, biodiversidad, forestal nativo, y otros que se encuentran dentro del ámbito de su
territorio, por consiguiente, no tiene facultad para otorgar licencia por iniciativa propia ningún

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Anexos

comunero y comunera, Directiva Comunal y/o otra autoridad, la única instancia de Gobierno
que puede disponer de estos recursos y el espacio territorial, es la Asamblea General Comunal
con la decisión de la totalidad de comuneros calificados y debidamente empadronados en el
padrón comunal.
En caso de haberse otorgado dicha licencia, sin acuerdo de Asamblea General Extraordinaria,
quedará nulo cualquiera sea su naturaleza y el comunero o miembros de la Directiva Comunal
y/o cualquier autoridad, se harán acreedor de sanciones de expulsión de la Comunidad con
la pérdida de todos sus bienes. El derecho de compensaciones y/o canon por el uso y/o
servidumbre del espacio y uso de recursos serán reivindicada por la Comunidad, utilizando
todos los mecanismos legales y usos y costumbres de la Comunidad.
Artículo 44.- La Comunidad es titular y tiene mejor derecho a la explotación de los recursos
naturales dentro de su territorio como los minerales metálicos y no metálicos, de conformidad
al artículo 15 de la Ley Nº 24656 de Comunidades Campesinas, el Convenio 169 y Declaración
de Derechos de Pueblos Indígenas por la Organización de Naciones Unidas. La Directiva
Comunal y autoridades comunales están prohibidas de otorgar licencia social a las empresas
mineras grandes y medianas para la exploración y explotación de nuestros recursos mineros
en el territorio comunal, que se encuentran concesionados por el Gobierno Nacional en forma
inconsulta; asimismo, a la pequeña y minería artesanal por el Gobierno Regional. Las concesiones
otorgadas sin consulta a la Asamblea Comunal de conformidad al Convenio 169 de OIT, serán
impugnadas y se solicitará su nulidad de dichas concesiones ante organismos internacionales
con la denuncia correspondiente a los organismos del Estado que lo concesionaron.
Artículo 45.- De conformidad al artículo Nº 15 de la Ley General Nº 24656 de Comunidades
Campesinas, la Asamblea General y la Directiva Comunal promoverá la organización empresarial
de los comuneros y comuneras para la explotación de los recursos minerales metálica y no metálica
en el territorio comunal, en forma artesanal y tecnificada sin contaminar el medio ambiente.
La Empresa Comunal establecerá una estructura de organización especializada para el trabajo
por unidades productivas, extractivas, procesamiento y comercialización en sociedad y/o alianza
estratégica con pequeños, medianos y/o grandes empresarios que deseen invertir en estas áreas
estratégicas en el territorio comunal, en particular, en la explotación de minerales metálicos.
Artículo 46.- La Comunidad es titular de todos los recursos hídricos que se encuentran
dentro de su territorio como son: los manantiales, ríos, ojos de agua, quebradas, para su
mejor aprovechamiento; la Directiva Comunal realizará las gestiones y alianzas estratégicas con
inversión pública y privada nacional e internacional, generar energía eléctrica, riego tecnificado
y proveer el consumo humano, creando empresa comunal y una gerencia moderna.
Artículo 47.- La Comunidad posee una gran variedad y riqueza en biodiversidad nativa y
naturalizada, para la conservación y aprovechamiento adecuado la Directiva Comunal levantará
un inventario debidamente valorizado a fin de constituir como capital social comunal; por
tanto, queda prohibido la quema de bosques nativos, la tala de raíz de plantas nativos en la
comunidad.
La tala de otros árboles reforestables deberán ser autorizados por la Directiva Comunal, la
autorización de tala tendrá como condición la plantación de 2 árboles de reposición.
Queda prohibida la plantación de eucaliptos en áreas de tierras de cultivo. Se establece como
prioridad la reforestación con plantas maderables nativas y otras especies con fines de captar
carbono y la venta de servicios medio ambientales en el futuro.

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Registro de Parcelas y Organización Comunal

TÍTULO IV
RÉGIMEN ECONÓMICO

CAPÍTULO I
DEL PATRIMONIO COMUNAL

Artículo 48.- Los bienes tanto mueble e inmuebles dentro de la Comunidad deberán estar
consignados en el libro de inventario y su uso en beneficio de todos los comuneros.
Artículo 49.- Son bienes de las Comunidades Campesinas:
a. El territorio comunal cuyo dominio ejercen, así como las tierras rústicas y urbanas que
se les adjudiquen o adquieran por cualquier título.
b. Los pastos naturales y otros recursos dentro del territorio de la comunidad.
c. Los inmuebles, las edificaciones, instalaciones y obras construidas, adquiridas o
sostenidas por la Comunidad dentro y fuera de su territorio.
d. Las maquinarias, equipos, herramientas, implementos, muebles, enseres y semovientes
y, en general, cualquier otro bien que posean a título privado.
e. Los muebles y semovientes abandonados o de dueño no conocido que se encuentren
dentro de su territorio.
f. Los legados y donaciones a su favor, salvo que ellos sean expresamente otorgados por
gastos específicos.
g. Todo lo que puedan adquirir en las formas permitidas por la ley.
Artículo 50.- Son rentas de la Comunidad Campesina
a. Los fondos provenientes de las cuotas ordinaria y extraordinaria.
b. Los ingresos provenientes de las faltas sancionadas en las Asambleas Generales.
c. Los fondos provenientes de las donaciones.
d. Los ingresos por el usufructo de pastos, bienes o servicios comunales.
e. Los ingresos por actividades que programa la Directiva Comunal.
f. Los ingresos provenientes de la venta de productos de la comunidad.
g. Los ingresos por realizar actividades productivas.
Artículo 51.- La administración de bienes y rentas de la Comunidad Campesina de Santa
Catalina de Moza, estará a cargo de la Directiva Comunal, quienes llevarán los libros contables
y presentarán el balance general anualmente a la Asamblea General. Este mismo procedimiento
se debe cumplir en los barrios o anexos de la comunidad.
Artículo 52.- La Comunidad Campesina, bajo responsabilidad de su Directiva Comunal,
está obligada a llevar actualizado y valorizado el inventario de los bienes que constituyen su
patrimonio, en resguardo de su seguridad y defensa. Así como también deberán llevar los
libros contables y presentar el balance general. Esta misma responsabilidad debe cumplir e
implementar las demás autoridades comunales, instituciones y centros poblados.

CAPÍTULO II
DE LA CONTABILIDAD Y BALANCES DE LA COMUNIDAD

Artículo 53.- La contabilidad de la Comunidad Campesina de Santa Catalina de Moza se


llevará con libros legalizados conforme a ley.

117
Anexos

La Directiva Comunal bajo responsabilidad está obligada a llevar actualizado y valorizado el


inventario de los bienes que constituyen el patrimonio comunal.
Artículo 54.- Dentro de los tres meses siguientes al término del año calendario, la Directiva
Comunal someterá el Balance General de la Comunidad a la consideración de la Asamblea
General.

CAPÍTULO III
DE LOS SISTEMAS DE TRABAJO EN LA COMUNIDAD

Artículo 55.- En la Comunidad se reconocen los siguientes sistemas de trabajo:


a) Trabajo Comunal y/o la Faena comunal.
b) El trabajo familiar que realiza el comunero en su parcela.
El trabajo que realiza a través de empresa comunal en el proceso productivo, transformación,
turismo, extracción y/o otras actividades en el territorio comunal.

TÍTULO V
DISPOSICIONES FINALES

PRIMERO.- El presente Reglamento entra en vigencia con rigor de Ley una vez aprobado en
Asamblea Central de Delegados e inscrito en el Libro de Actas.

SEGUNDO.- La modificatoria del presente Reglamento se efectuará mediante la Asamblea


General Extraordinaria y con el voto aprobatorio de mínimo de los dos tercios de los comuneros
calificados.

TERCERO.- Los aspectos no contemplados en el presente Estatuto se resolverán en Asamblea


General.

DE LAS DISPOSICIONES TRANSITORIAS

PRIMERO.- La condición de Comunero o comunera NO CALIFICADO se clasifica en dos:


1º Comunero No Calificado con Residencia en la Comunidad.
2º Los comunero/as no calificado/as que residen en la comunidad tienen los siguientes derechos:
a) Acceder a la condición de calificado, mediante solicitud del interesado y ser aceptado
por la Asamblea General, previa renuncia del titular y por mayoría simple de votos.
b) Hacer uso de los bienes y servicios en la forma que establece el Estatuto y los acuerdos
de la Asamblea General.
c) Participar en las Asambleas Generales de la Comunidad, con voz pero sin voto.
d) Los comuneros que tengan la condición de no calificados no podrán elegir ni ser
elegidos como autoridades de la directiva comunal.

3º Son obligaciones de los Comuneros No Calificados que Residen Dentro de la Comunidad:


a. Las señaladas en el artículo 16º del presente Estatuto, con excepción de los incisos
c, e, g y o. En el caso del inciso “o” habría la posibilidad de acceder a ser Comunero

118
Registro de Parcelas y Organización Comunal

Calificado, cumpliendo los requisitos establecidos en el Art. 12 y aportando un monto


en dinero, aprobado por la asamblea general.
b. Abonar a la Comunidad la retribución que le corresponda por el uso de los bienes y
servicios comunales.
c. Cumplir con las faenas, cargos, obligaciones y demás trabajos establecidos por los usos
y costumbres de la comunidad; y
d. Otros que establezcan los acuerdos de la Asamblea General.

4º Los comuneros no calificados y que residen fuera de la Comunidad, tienen los siguientes
derechos:
a) Conservar su vivienda si la tuvieran.
b) Constituir instituciones de carácter social, deportivo, cultural u otros ligados a la
comunidad, de manera que los cohesione en el lugar donde residen.
c) Participar en las Asambleas de la comunidad, con voz pero sin voto.

5º Son obligaciones de los comuneros No calificados que residen fuera de la comunidad


permanentemente:
a. Colaborar voluntariamente en los quehaceres de la comunidad.
b. Apoyar a las autoridades en realizar gestiones de proyectos en beneficio de la
comunidad, desde el lugar donde se encuentren.
c. Cumplir todos los requisitos y/o adjuntar los documentos correspondientes si en caso
desea residir permanentemente en la comunidad.

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Se terminó de imprimir en los talleres gráficos de
Tarea Asociación Gráfica Educativa
Pasaje María Auxiliadora 156 - Breña
Correo e.: tareagrafica@tareagrafica.com
Página web: www.tareagrafica.com
Teléf. 332-3229 Fax: 424-1582
Enero 2017 Lima - Perú
Alejandro Diez Hurtado / Alejandra Huamán / Diego Palacios / Wilmer Bermejo
Registro de Parcelas
y Organización Comunal
Defensa de los derechos a la Tierra en la Comunidad Campesina
de Santa Catalina de Moza (Piura - Perú)

Alejandro Diez Hurtado


Alejandra Huamán
Diego Palacios
Wilmer Bermejo

Registro de Parcelas y Organización Comunal


ISBN: 978-612-4355-01-1

9 786124 355011

OT. 16063 / unicersidad católica - Registro de parcelas y organización comunal / medida 51.1x21cm lomo OK 0.7cm /120 pp bond de 75 gr. encolado normal

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