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El Encuadre Jurídico de Las Torturas Sufridas Por Conscriptos en La Guerra de Malvinas y La Prescripción Aplicada Al Delito
El Encuadre Jurídico de Las Torturas Sufridas Por Conscriptos en La Guerra de Malvinas y La Prescripción Aplicada Al Delito
APLICADA AL DELITO
Rodrigo Astorga*
1. Introducción
1*
Estudiante de la carrera de Abogacía de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional de Córdoba. Este artículo es el resultado del proyecto de investigación realizado en el marco de la
materia opcional: Tutorías de Investigación organizada por el Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales.
Tutor: Luciano Pezzano, a él mi especial agradecimiento por su contribución al proyecto. E-mail:
rdastorga@gmail.com
“Los archivos secretos que confirman que hubo torturas a soldados en Malvinas”, diario Clarín, 14/09/2015
http://www.clarin.com/politica/secretos-confirman-torturas-soldados-Malvinas_0_1430857077.html.
Consultado el 10/05/2016.
IDH) revisará el caso para determinar si Argentina ha incurrido en responsabilidad
internacional por denegación de justicia.
La tortura, delito en cuestión, constituye una de las peores aberraciones que se
puede cometer contra otra persona. Sin embargo, en tiempos remotos (y no tan remotos), se
ha utilizado como elemento de los poderosos para obtener confesiones, ejecutar sanciones,
infundir temor, entre otros fines. Podemos afirmar con Bolívar Mojica que "después del
Siglo XVIII, la tortura adquirió un tinte universalmente peyorativo y llegó a ser
considerada como la antítesis de los derechos humanos, el supremo enemigo de la
jurisprudencia humanitaria y el liberalismo, y la mayor amenaza al derecho y la razón que
el siglo XIX podía imaginar”.2 La prohibición de la tortura era entonces una costumbre
internacional integrante del ius cogens que luego resultaría cristalizada por diversas
convenciones3. El delito contemplado inicialmente en la Declaración Universal de
Derechos Humanos4 fue definido en la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. Para ésta constituye tortura “todo acto por el cual
se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o
mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de
castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o
coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de
discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario
público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su
consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que
sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales
a éstas” (artículo 2). Las definiciones convencionales son similares; sin embargo, la
Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura incorpora dos diferencias
importantes que vale la pena resaltar 5. En primer lugar consideramos que la enumeración de
los fines con los cuales el sujeto activo comete el delito es totalmente abierta, ya que dice
claramente “[…] o con cualquier otro fin”, en cambio, la Convención universal presenta
un sistema semi-abierto pues al finalizar la enumeración establece “[…] o por cualquier
razón basada en cualquier tipo de discriminación”, dándole al delito un tinte
antidiscriminatorio que podría limitar su aplicación. Por otro lado, en la última parte del
artículo se amplía su aplicación a los casos en que se utilicen medios tendientes a la
disminución de la capacidad física o mental de la víctima como así también su
personalidad, aún si no producen dolor, lo cual resulta muy importante ya que normalmente
se asocia a la tortura exclusivamente con la producción de dolor en la víctima.
En el caso, se supone por testimonios y denuncias (pues no hay resolución ni
investigación sobre el fondo) que los soldados sufrieron vejaciones como estacamiento,
congelamiento de extremidades, enterramientos y pie de trinchera por parte de sus
2
BOLÍVAR MOJICA, Eyder, La tortura en derecho internacional: análisis jurídico en el derecho
internacional humanitario y en el derecho penal internacional, Ed. Ibáñez, Bogotá, 2013. P. 39
3
Confr. REINALDI, Víctor Félix, El derecho absoluto a no ser torturado, Ed. Lerner, Córdoba, 2007. P. 111;
BOLÍVAR MOJICA, Eyder, op. cit. P. 118
4
Artículo 5: “Nadie será sometido a tortura ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
5
Artículo 2: “Para los efectos de la presente Convención se entenderá por tortura todo acto realizado
intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de
investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como medida preventiva, como
pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una persona de métodos
tendentes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o mental, aunque no causen
dolor físico o angustia psíquica”. El subrayado nos pertenece.
superiores en el campo de batalla, con la finalidad de castigarlos por faltas disciplinarias 6.
Esto plantea las dificultades para determinar el encuadre que veremos a continuación.
La tortura ha sido penada por los distintos ordenamientos jurídicos con encuadres
diferentes. En el caso, los jueces de primera instancia y apelación lo consideraron un delito
de lesa humanidad, mientras que en casación y en la CSJN se lo consideró un delito común.
Por su parte la Corte IDH en otros casos ha considerado que aplicando la figura de la
prescripción a un delito que lesiona un derecho humano se incurre en la violación del deber
de investigar7. A continuación haremos una descripción de cada tipo delictivo en el que
puede caer la tortura.
Cuando la tortura califica como delito de lesa humanidad los bienes jurídicos
protegidos, además del bien jurídico particular (en nuestro caso la integridad física y
psíquica del sujeto torturado, como así también su personalidad), son la paz, la seguridad
internacional y los derechos humanos. Lo que caracteriza a estos delitos es el contexto de
ataque generalizado contra una población civil, que por su gravedad hace peligrar la paz
internacional14.
“El ataque no se limita a un ataque militar, sino que en tal concepto se incluyen
también medios más bien pacíficos o no violentos, como la imposición de un sistema de
apartheid. Y a la inversa, una operación militar no es necesariamente un ataque, a menos
que se dirija contra la población civil” 15. De la definición por el Estatuto de Roma 16 surgen
elementos tipificantes del delito también denominados “umbral” por ser los requisitos de
traspaso al nivel internacional de cualquiera de los actos contemplados en el artículo 7.
La exigencia del ataque generalizado y sistemático como contexto del acto de
tortura tiene que ver con un marco de multiplicidad de víctimas y ejecución de acuerdo a un
plan. Lo que plantearon quienes pretenden la imprescriptibilidad del delito es que la Guerra
de Malvinas fue un elemento más dentro del plan de ataque generalizado a la población
civil, como forma de asegurar el éxito y la permanencia del autodenominado “Proceso de
Reorganización Nacional”17. Según el Procurador, en opinión que compartimos, esta
12
BUGNION, François, “Debate Humanitario: Derecho, Políticas y Acción”, Revista Internacional de la Cruz
Roja, No. 160 diciembre, Ed. Comité Internacional de la Cruz Roja, Ginebra, 2001, p. 262; citado en:
BOLÍVAR MOJICA, Eyder, op. cit., p. 76. El énfasis nos pertenece.
13
AMBOS, Kai, op. cit., p. 91.
14
Confr. BOLÍVAR MOJICA, Eyder, op. cit., pp. 111, 112.
15
BOLÍVAR MOJICA, Eyder, op. cit., p. 113.
16
“Artículo 7: Crímenes de lesa humanidad. 1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “crimen
de lesa humanidad” cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque
generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque: […] F) Tortura.”
17
Confr. CSJN, “Taranto, Jorge Eduardo s/causa”, recurso de hecho deducido por el Centro de Ex
Combatientes Islas Malvinas La Plata, 19/02/2015, dictamen del Procurador.
relación de encubrimiento “satisface el nexo exigido por el derecho internacional de los
crímenes contra la humanidad entre violación particular y ataque a la población civil en
virtud de que los hechos imputados serían una manifestación del preciso estado de
desamparo frente al Estado que justifica la criminalización internacional” 18. El camarista
de Casación Juan E. Fégoli, en cambio, plantea (citando al disidente en la Cámara de
Apelaciones) que “resulta necesaria la implicación activa del Estado en el ataque la que
en el caso no se ha acreditado”19. Si bien por regla general se requiere la promoción activa
del ataque por parte del Estado, excepcionalmente se puede considerar cumplido por una
omisión deliberada de actuar, alentando con la misma, agresiones de ese tipo. Para que se
configure la excepción es necesario que el Estado tenga la posibilidad de evitarlo, es decir,
que tenga poder efectivo sobre los victimarios.20
Además para el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia se requieren dos
elementos para la existencia del vínculo entre el acto individual de tortura y el ataque
generalizado y sistemático contra una población civil: por un lado la comisión de un acto
que por su naturaleza o sus consecuencias sea objetivamente parte del ataque y en segundo
lugar que el imputado tenga conocimiento de la existencia del ataque contra la población
civil y que su acto forma parte del mismo 21. Consideramos que dado el contexto hacia el
final del golpe militar, con infinidades de violaciones a los derechos humanos entre las
cuales se encontraron casos de tortura, enmarcadas en las desapariciones que comenzaban a
tomar notoriedad desde el año 197722, nada menos que cinco antes de la guerra, existe una
vinculación más que suficiente para que los sujetos imputados por los delitos de torturas en
Malvinas hayan sido conscientes de que terminado el conflicto el Estado les garantizaría
impunidad, configurando así el supuesto omisivo de conexión.
Sobre la calidad de “civil” que deben revestir los sujetos pasivos del ataque, la
doctrina ha interpretado ampliamente tal requisito, pues lo contrario implicaría la
desprotección de personas que tampoco se encuentran amparados por la figura del crimen
de guerra, como los soldados del propio bando que ya hemos analizado supra. Kai Ambos
y Steffen Wirth consideran que el foco en los crímenes contra la humanidad está en la tutela
de los derechos humanos y es por tal motivo que frente a un acto inhumano cualquier
individuo requiere ser protegido efectivamente, por lo que la definición de “persona civil”
debe abarcar a quienes quedan desamparados por el derecho internacional humanitario. 23
Según esta interpretación “quedarían comprendidos como personas civiles y, por lo tanto,
como posibles víctimas de crímenes contra la humanidad, también los miembros activos de
las fuerzas armadas que participen en las hostilidades siempre que quienes cometan los
18
Ibídem. P. 12.
19
Cámara Nacional de Casación Penal, sala I, “Taranto, Jorge Eduardo s/recurso de casación”, Capital
Federal, 03/11/2009. Considerando IV.
20
PARENTI, Pablo F., FILIPPINI, Leonardo G. y FOLGUEIRO, Hernán L.: Los Crímenes contra la
Humanidad y el Genocidio en el Derecho Internacional. Editorial Ad-Hoc. Buenos Aires, 2007. Pp. 42, 43.
21
“418. There must exist a nexus between the acts of the accused and the attack, which consists of: (i) the
commission of an act which, by its nature or consequences, is objectively part of the attack; coupled with (ii)
knowledge on the part of the accused that there is an attack on the civilian population and that his act is part
of the attack.” Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, in re "Prosecutor v. Kunarac et. al.", IT-
96-23-T & 1T-96-2311-T, sentencia de la cámara de juicio del 22 de febrero de 2001.
22
Año en el cual comenzaba el reclamo de Madres de Plaza de Mayo. Ver:
http://www.desarrollosocial.gob.ar/efemerides/especial-30-de-abril-de-1977-primera-marcha-de-madres-y-
abuelas-de-plaza-de-mayo/. Consultado el 10/05/2016
23
Confr. PARENTI, Pablo F., et. al., op. cit. P. 56.
crímenes contra ellos no formen parte del bando que enfrenta las hostilidades. Esta
interpretación de Ambos y Wirth coincide, por ello, con la sostenida por la Suprema Corte
de la zona británica cuando consideró a los soldados del ejército alemán como víctimas de
crímenes contra la humanidad cometidos por alemanes”24. Acorde con esto no es posible
excluir la aplicación de la figura de delito de lesa humanidad al caso a través del argumento
que utilizó la el Juez de la Cámara de Casación Juan E. Fégoli (considerando IV) al indicar
que por el “estado militar” del conscripto al momento de los hechos y la necesidad de que
el ataque sea cometido contra una población “predominantemente civil”, no resulta
aplicable en el contexto bélico la figura alegada por la actora y que, en cambio, encuadra en
el derecho internacional humanitario25. Como ya hemos dicho supra, éste deja en estado de
desprotección total a los combatientes del propio bando del agresor.
El problema más grave aquí, es que a través de la excepción de prescripción se evita
una investigación profundizada sobre el caso, por lo cual no podemos disertar acerca de los
hechos que prueban los elementos del delito como crimen de lesa humanidad. No obstante
ello, tomamos como indicio el ocultamiento posterior a la guerra que es de público
conocimiento26 y nos hace compartir el razonamiento del Procurador General de la Nación,
en el sentido que las torturas cometidas durante la Guerra de Malvinas constituyen
crímenes de lesa humanidad. A su vez esto introduce el tema que trataremos a
continuación, ya que más allá del encuadre jurídico, en materia de delitos contra los
derechos humanos existe un deber internacional de los Estados de llevar adelante una
investigación para esclarecer los hechos y dar satisfacción a las víctimas.
2. c.La violación del deber de investigar delitos contra los derechos humanos
24
PARENTI, Pablo F., et. al., op. cit. P. 56
25
Cámara Nacional de Casación Penal, sala I, “Taranto, Jorge Eduardo s/recurso de casación”, Capital
Federal, 03/11/2009.
26
Ver cita número 1.
27
Artículo 4: 1. Todo Estado Parte velará por que todos los actos de tortura constituyan delitos conforme a su
legislación penal. Lo mismo se aplicará a toda tentativa de cometer tortura y a todo acto de cualquier persona
que constituya complicidad o participación en la tortura. 2. Todo Estado Parte castigará esos delitos con penas
adecuadas en las que se tenga en cuenta su gravedad.
pronta e imparcial”. Además se instituye el derecho de la víctima a ser indemnizado 28 y se
crea un Comité Contra la Tortura29. La misma se encuentra vigente desde el año 1987.
Por otro lado se desarrolló en paralelo el sistema interamericano de protección de
derechos humanos. Encontramos en primer lugar la prohibición de la tortura en el artículo
5.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos, adoptada en 1969 y en vigor desde
1978. Con posterioridad se sancionó la Convención Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura, entrando en vigencia en el año 1987. La prohibición de la tortura
forma parte del ius cogens o derecho internacional imperativo y se ha dicho que “[e]l
ámbito de aplicación de las normas de jus cogens no se restringe a los tratados y se
extiende al derecho nacional. Así, las normas de jus cogens no pueden ser modificadas o
revocadas por leyes internas”30. En tal sentido la prescripción como disposición del
derecho interno totalmente legítima en un caso ordinario, no puede constituir un obstáculo a
la investigación en casos de tortura ya que se encuentra en juego el derecho humano a no
ser torturado.
El deber de investigar es totalmente independiente de la calificación que se le dé a la
tortura, pues entendemos, que no se vincula a la imprescriptibilidad o no del mismo. En
oportunidad de juzgar sobre el caso “Derecho, Jesús René” (a quién se le atribuían torturas
tipificadas como crímenes de lesa humanidad en contra de Bueno Alves) la Corte IDH hizo
referencia al encuadre del delito de la siguiente manera: “la Corte comparte el criterio del
Estado [argentino] expresado en su contestación de demanda respecto a que “si bien los
actos de tortura perpetrados contra el [señor Bueno Alves] han quedado alcanzados por la
protección […] de la Convención [Americana], ello no significa que deban ser calificados
per se como delitos de lesa humanidad”, como lo pretende la representante de la víctima,
debido a que tales actos no formaron parte de un contexto de ataque generalizado o
sistemático contra una población civil”31. No obstante que la Corte IDH en ese caso
consideró que la tortura no encuadra como delito de lesa humanidad, aun así el Estado
debía responder por haber violado el deber de investigar; sobre esto la Corte decía:
“Respecto de la obligación de garantizar el derecho reconocido en el artículo 5 de la
Convención Americana, la Corte ha señalado que ésta implica el deber del Estado de
investigar posibles actos de tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. La
obligación de investigar se ve reforzada por lo dispuesto en los artículos 1, 6 y 8 de la
CIPST [refiere a la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura], de
acuerdo con los cuales el Estado se encuentra obligado a “tomar[…] medidas efectivas
para prevenir y sancionar la tortura en el ámbito de su jurisdicción”, así como a “prevenir
y sancionar […] otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes” 32 y de
28
Artículo 14: 1. Todo Estado Parte velará por que su legislación garantice a la víctima de un acto de tortura
la reparación y el derecho a una indemnización justa y adecuada, incluidos los medios para su rehabilitación
lo más completa posible. En caso de muerte de la víctima como resultado de un acto de tortura, las personas a
su cargo tendrán derecho a indemnización. 2. Nada de lo dispuesto en el presente artículo afectará a cualquier
derecho de la víctima o de otra persona a indemnización que pueda existir con arreglo a las leyes nacionales.
29
Artículos 17 y siguientes.
30
ANDREU-GUZMÁN, Federico: “La prohibición de la tortura y el derecho internacional”, en AA.VV:
Memorias del Seminario Los Instrumentos Nacionales e Internacionales para Prevenir, Investigar y
Sancionar la Tortura. Secretaría de Relaciones Exteriores. Programa de Cooperación sobre Derechos
Humanos México-Comisión Europea. México, 2005. P. 38
31
CIDH, “Bueno Alves vs. Argentina”, Sentencia de Fondo, Reparaciones y Costas, 11/05/2007, Serie C-164,
párr. 87.
32
Ibídem, párr. 88.
conformidad también con el artículo 8 de la misma: “cuando exista denuncia o razón
fundada para creer que se ha cometido un acto de tortura en el ámbito de su jurisdicción, los
Estados partes garantizarán que sus respectivas autoridades procederán de oficio y de
inmediato a realizar una investigación sobre el caso y a iniciar, cuando corresponda, el
respectivo proceso penal”.
Reafirmando el deber de investigar la Corte planteó que: “en definitiva, el deber de
investigar constituye una obligación estatal imperativa que deriva del derecho
internacional y no puede desecharse o condicionarse por actos o disposiciones normativas
internas de ninguna índole. Como ya ha señalado este Tribunal, en caso de vulneración
grave a derechos fundamentales la necesidad imperiosa de prevenir la repetición de tales
hechos depende, en buena medida, de que se evite su impunidad y se satisfaga las
expectativas de las víctimas y la sociedad en su conjunto de acceder al conocimiento de la
verdad de lo sucedido. La obligación de investigar constituye un medio para alcanzar esos
fines, y su incumplimiento acarrea la responsabilidad internacional del Estado”33.
Finalmente el tribunal termina sentenciando a Argentina a indemnizar a la víctima
pero principalmente a “realizar inmediatamente las debidas investigaciones para
determinar las correspondientes responsabilidades por los hechos de este caso y aplicar
las consecuencias que la ley prevea”. Como consecuencia del fallo la CSJN retomó el caso
y decidió revocarlo y enviar las actuaciones al tribunal inferior que corresponda para que
realice las investigaciones pertinentes. Sin embargo, existe una disidencia en el fallo por
parte de los doctores Fayt y Argibay. 34 Dichos jueces señalaron que la sentencia en Bueno
Alves vs. Argentina sólo alcanza al Estado argentino, condenándolo al pago de la
indemnización y a garantizarle los derechos a la víctima, pero que no puede esa sentencia
obligar al Estado a revocar una decisión pasada en autoridad de cosa juzgada, ni dejar de
lado las reglas jurídicas vigentes de la prescripción (considerando 7). Revocar la sentencia
para ellos implicaba una nueva violación de derechos humanos puesto que en el proceso
tramitado ante la Corte IDH, no se dio participación a Jesús René Derecho puesto que era
contra el Estado argentino, por lo tanto perjudicarlo con la misma sería negarle su derecho
de defensa. Enfocan en los derechos humanos del denunciado que no deben dejarse de lado.
En el considerando 9 los jueces entienden que la tortura es un delito común y señalan que
de seguirse la interpretación de la Corte IDH se estaría generando una categoría nueva de
“delitos comunes imprescriptibles” ya que según su interpretación la imprescriptibilidad es
una característica exclusiva de los delitos de lesa humanidad que no eran aplicables al caso.
La Dra. Argibay dijo en otra oportunidad que “[e]l acierto de la clasificación de los
hechos como crímenes contra la humanidad y, en su caso, en cuál de sus formas, es un
aspecto del caso que ha de ser materia de decisión en la sentencia definitiva, por lo que
invocar ahora la improcedencia de tal clasificación para impedir la llegada del proceso a
juicio monta tanto como pedir que se resuelva sin juicio aquello que supone su
realización”35. En este sentido, concluimos que no puede obviarse una investigación de un
delito lesivo a un derecho humano (sea que lo consideremos delito de lesa humanidad,
crimen de guerra o delito común) a través de la prescripción, siendo que la declaración de
esta última depende en el caso concreto de la determinación y la prueba del tipo de delito
33
Ibídem, párr. 90.
34
CSJN, “Derecho, Jesús René s/incidente de prescripción de la acción penal”, recurso de hecho,
29/11/2011. P. 7 y ss.
35
CSJN, “Simón, Julio Héctor y otros s/ privación ilegítima de la libertad”, recurso de hecho, 14/06/2005,
Fallos 328:2056. Voto de la Dra. Carmen M. Argibay, considerando 13.
que se pretende imputar, solo alcanzable a través de una investigación de fondo. Es decir,
cuando existe un derecho humano en juego (como el derecho absoluto a no ser torturado),
el juicio debe llegar a una sentencia sobre la verdad del caso y no quedarse en la mera
formalidad de la prescripción.
Hemos visto que tanto los crímenes de guerra como los delitos de lesa humanidad
son imprescriptibles según el artículo 29 del Estatuto. En nuestro proyecto nos
preguntábamos si era posible que, entrando en vigencia en el año 2002 para Argentina, el
Estatuto fuera aplicable a los hechos ocurridos en la Guerra de Malvinas (1982). Ante la
primera aproximación la negativa es rotunda. El principio de legalidad del derecho penal
cercena la posibilidad de dar efectos retroactivos a disposiciones que perjudiquen al
imputado. Constituye a primera vista una barrera sólida e infranqueable. Sin embargo,
ninguno de los jueces intervinientes en el caso basó su postura en este argumento para
declarar prescripto el delito, sino en la inexistencia de los requisitos para que se configure
el delito de lesa humanidad. Esto es así porque la imprescriptibilidad de los crímenes de
guerra y lesa humanidad es una disposición del derecho internacional imperativo desde
mucho antes a la elaboración y firma de los tratados que le otorgaban tal calidad. Según el
artículo 15 inciso 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos estas sanciones
del derecho consuetudinario son perfectamente aplicables42, y si bien la norma ha sido
BIBLIOGRAFÍA
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Zuluanga John, Ed. Tirant lo blanch, Valencia, 2011.
ANDREU-GUZMÁN, Federico: “La prohibición de la tortura y el derecho
internacional”, en AA.VV: Memorias del Seminario Los Instrumentos Nacionales e
43
CSJN, “Simón, Julio Héctor y otros s/ privación ilegítima de la libertad”, recurso de hecho, 14/06/2005,
Fallos 328:2056. P. 48 (en la versión electrónica).
44
Ibídem. Voto del Dr. Boggiano, considerando 42.
45
Cámara Nacional de Casación Penal, sala I, “Taranto, Jorge Eduardo s/recurso de casación”, Capital
Federal, 03/11/2009. Voto del Dr. Juan E. Fégoli, considerando II.
Internacionales para Prevenir, Investigar y Sancionar la Tortura. Secretaría de
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México-Comisión Europea. México, 2005.
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JURISPRUDENCIA Y DOCUMENTACIÓN
Cámara Nacional de Casación Penal, sala I, “Taranto, Jorge Eduardo s/recurso de
casación”, Capital Federal, 03/11/2009.
CSJN, “Derecho, Jesús René s/incidente de prescripción de la acción penal”,
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CSJN, “Derecho, Jesús René s/incidente de prescripción de la acción penal”,
recurso de hecho en respuesta al fallo de la CIDH en “Bueno Alves vs. Argentina”,
29/11/2011.
CSJN, “Simón, Julio Héctor y otros s/ privación ilegítima de la libertad”, recurso
de hecho, 14/06/2005, Fallos 328:2056.
CSJN, “Taranto, Jorge Eduardo s/causa”, recurso de hecho deducido por el Centro
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CIDH, “Bueno Alves vs. Argentina”, Sentencia de fondo, reparaciones y costas,
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Documento de Naciones Unidas CAT/C/CR/30/4
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Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, in re "Prosecutor v. Kunarac et.
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de 2001.