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Araucanía-Norpatagonia

Discursos y representaciones
de la materialidad

María Andrea Nicoletti,


Andrés Núñez y Paula Núñez
Compiladores
Aperturas
Sociales
Aperturas
Serie Sociales

Araucanía-Norpatagonia
Discursos y representaciones de la materialidad

Compiladores

María Andrea Nicoletti


Andrés Núñez
Paula Núñez

Enrique Aliste / Alfredo Azcoitia / Brígida Baeza


Ana Inés Barelli / Alejandro Benedetti / Marcia Bianchi Villelli
Sylvain Guyot / Luciana Lago / Alicia Laurín
Carolina Lema / Marisa Malvestitti / Brenda Matossian
Gabriela Nacach / Eugenia Alicia Néspolo
Nancy Nicholls Lopeandía / María Andrea Nicoletti
Andrés Núñez / Paula Gabriela Núñez
María Carolina Odone Correa / Gertrudis Rut Pàyas
Fernanda Peñaloza / Alberto Pérez / Bastien Sepúlveda
Marcela Tamagnini / Laila Vejsbjerg

I I D Y P C A

CONICET
U N R N
Araucanía-Norpatagonia: discursos y representaciones de la materialidad
Andrés Núñez... [y otros]; edición a cargo de Nicoletti, Ma. Andrea;
Núñez, Andrés; Núñez, Paula G.
1a ed. - Viedma: unrn; San Carlos de Bariloche: iidypca - Instituto
de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio, 2016.
442 p. ; 15x23 cm
Aperturas, Sociales
isbn 978-987-3667-12-1
1. Antropología. i. Núñez, Andrés ii. Núñez, Paula G., ed. lit. iii. Nicoletti,
Ma. Andrea, ed. lit. iv. Núñez, Andrés, ed. lit.
cdd 930.1

© Universidad Nacional de Río Negro, 2016.


editorial.unrn.edu.ar
© Nicoletti, Ma. Andrea, 2016.
© Núñez, Andrés, 2016.
© Núñez, Paula, 2016.

Diseño de colección: Departamento Editorial de la unrn


Coordinación editorial: Ignacio J. Artola
Edición del texto: Natalia Barrio
Corrección del texto: Analía Pinto
Diseño de tapa e internas: Gastón I. Ferreyra y Sergio Campozano
Imagen de tapa: Campo de Hielo Patagónico Sur - ISS030 - 8 de diciembre de 2011.
Image courtesy of the Earth Science and Remote Sensing Unit, nasa Johnson
Space Center. http://eol.jsc.nasa.gov

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blicamente la obra Araucanía-Norpatagonia: discursos y representaciones
de la materialidad, bajo las condiciones siguientes:
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Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 2.5 Argentina.
Índice
11 | Introducción
María Andrea Nicoletti, Paula Núñez y Andrés Núñez

Eje 1
Circuitos, relaciones y representaciones
de prácticas políticas y económicas
Coordinadores: Santiago Andrés Núñez y Enrique Aliste

29 | Capítulo 1
Los estudios de frontera en perspectiva geográfica:
análisis teórico sobre la producción reciente
en la Araucanía-Norpatagonia
Brenda Matossian y Laila Vejsbjerg
51 | Comentario al texto: Alejandro Benedetti

61 | Capítulo 2
Las fronteras en el siglo xxi: apuntes breves para continuar
la reflexión en tiempos de integración regional
Alicia Laurín
77 | Comentario al texto: Andrés Núñez

81 | Capítulo 3
Geografía y hermenéutica: la Patagonia-Aysén
desde el espejo social de un país
Andrés Núñez
94 | Comentario al texto: Rafael Sánchez

99 | Capítulo 4
El desarrollo aquí y allá: imágenes y representaciones
del desarrollo en el imaginario transfronterizo
Enrique Aliste y Paula Núñez
121 | Comentario al texto: Rodrigo E. Márquez Reyes

129 | Capítulo 5
Del «destino común» a «la invasión de… fuerzas armadas
extranjeras» en solo unas horas. Chile en la prensa
norpatagónica durante el incidente de Laguna del Desierto
Alfredo Azcoitia
150 | Comentario al texto: Marcelo Borrelli
Capítulo 1

Los estudios de frontera en perspectiva geográfica:


análisis teórico sobre la producción reciente
en la Araucanía-Norpatagonia
Brenda Matossian
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas-Instituto Multidisciplinario
de Historia y Ciencias Humanas (conicet-imhicihu), Argentina

Laila Vejsbjerg
Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio
(iidypca; conicet-unrn), Argentina

Resumen

Los estudios sobre espacios fronterizos en la Araucanía-Norpatagonia


han tenido una evolución que se mantuvo durante décadas en com-
partimentos relativamente separados entre estudios realizados por
académicos argentinos y chilenos. Sin embargo, esta tendencia a re-
producir, en la labor científica, la construcción social de frontera como
un límite o división, se ha visto modificada en los últimos años. Dentro
de estos cambios se encuentran los esfuerzos realizados para estudiar
de modo binacional y críticamente, desde diferentes enfoques disci-
plinares, los procesos y agentes intervinientes que, en distintas escalas
geográficas y períodos históricos, han transformado un espacio histó-
ricamente compartido.
Esta línea de trabajo, con publicaciones en conjunto, nació como un
proyecto de investigación de la Universidad Nacional de Río Negro y
se consolidó con el desarrollo de talleres binacionales, llevados a cabo
alternativamente en la Argentina (Bariloche, 2010 y 2011) y en Chile
(Pucón, 2013). Asimismo, este ámbito de encuentro interdisciplinario
se ramificó en nuevos grupos de investigación y producción de cono-
cimiento en clave crítica sobre la frontera de Araucanía-Norpatagonia,
con la participación de diversas universidades y centros de investiga-
ción de ambos países.
El propósito del presente artículo fue efectuar una búsqueda y
sistematización de los antecedentes de estudios fronterizos en la

Los estudios de frontera en perspectiva... | 29


Araucanía-Norpatagonia, a los efectos de identificar los principales
aportes teóricos desde la geografía y de otras ciencias sociales afines,
que han enriquecido los debates sobre la espacialidad en áreas fron-
terizas. Esta investigación, de tipo descriptiva, se basó en un análisis
teórico y temático, tanto de la producción como de las actividades
académicas recientes, con miras a sistematizar los conceptos y teorías
centrales desarrollados y evidenciar los modos de estudio y abordaje.
Se buscó así distinguir los avances en el debate y las nuevas preguntas
de investigación.

Introducción

Los estudios de frontera binacionales en la Araucanía-Norpatagonia


han tenido una evolución que se mantuvo durante décadas en compar-
timentos relativamente separados entre investigaciones realizadas por
académicos argentinos y chilenos. Esta tendencia se relaciona íntima-
mente con la concepción de la frontera como barrera, también desde el
ámbito académico y educativo.
Este enfoque se articula con una tradición geográfica concentrada
en estudiar los espacios geográficos dentro de los límites del Estado na-
cional. Esto fue planteado por Alejandro Benedetti cuando afirma que

desde sus inicios, la geografía tuvo a la «geografía nacional», a la porción


de superficie terrestre contenida en los límites territoriales del Estado na-
cional, como principal objeto de estudio, en un esfuerzo por comprender y
legitimar las vinculaciones entre la formación de los Estados nacionales,
como partes integrantes de un sistema mundial, y la configuración de la
base material que delimita a una nación. (2007, p. 13)

De esta manera numerosos trabajos se han esforzado por estudiar


procesos regionales sin tomar en consideración lo que sucedía al otro
lado de la cordillera, como si el espacio social, y aún el ambiente natu-
ral, efectivamente dejaran de avanzar más allá del límite internacional.
Al mismo tiempo, estos enfoques sobre las fronteras las consideraban
como áreas vacías de sociabilidad (Benedetti, 2014).
Este trabajo busca responderse: ¿qué aportes se han hecho desde
la geografía para analizar el concepto de frontera en la Araucanía-
Norpatagonia?, ¿cuáles han sido los aportes surgidos desde esa mis-
ma región?

30 | Araucanía-Norpatagonia
El presente trabajo aborda las áreas de frontera desde una perspec-
tiva que trasciende la idea de barrera, imagen que induce a pensar en
realidades separadas e inhibe examinar las significativas interacciones
en términos demográficos, sociales y culturales allí existentes. De la
misma forma, la frontera puede adquirir una porosidad que permite
un rico y complejo intercambio entre naciones vecinas.
Este trabajo, de tipo descriptivo, busca indagar en la producción aca-
démica reciente referida al espacio fronterizo reconocido como Arau-
canía-Norpatagonia (mapa 1) y analizar en qué instancia se encuentran
los estudios binacionales.

Frontera argentino-chilena y relaciones binacionales


en el ámbito académico-educativo

La República Argentina y Chile comparten el tercer límite interna-


cional terrestre más largo del mundo (5150 km). Asimismo, existen
complejas relaciones y vínculos que han unido y distanciado a ambos
países a lo largo de su historia como Estados-nación y como vecinos.
Cabe aclarar que la noción de frontera es comprendida no como un
elemento natural sino como una construcción social, un límite sobre-
impuesto junto con la conformación de los Estados nacionales. Debe
ser entendida como un espacio de encuentro e intercambios, un es-
pacio fronterizo (Bandieri, 2001, 2005, 2013), también desde la pers-
pectiva académica e institucional. En consecuencia, se hace necesario
comprender las tensiones diplomáticas entre ambos Estados y sus
vaivenes económicos y políticos como elementos que contextualizan,
en cierta medida, la existencia de redes que vinculan investigadores a
ambos lados de la cordillera.
En ciertos sectores de las dos naciones se mantuvieron fuertes ten-
siones geopolíticas vinculadas a los gobiernos dictatoriales, en particu-
lar entre fines de la década del setenta y la del ochenta. Las reglas socia-
les imperantes estructuraban sociedades donde prevalecieron las deci-
siones de las cúpulas político-militares y la participación ciudadana se
vio severamente limitada. Cabe mencionar que en 1978, en un clima de
constante tensión a partir de la disputa por el canal de Beagle, ambos
países casi llegaron a un enfrentamiento bélico.
Estos elementos contribuyen a comprender las tensiones de fines
de los setenta y principios de los ochenta desde un enfoque binacio-
nal. En el marco de una política de fronteras de seguridad territorial,

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y como muestra de la tensión, las autoridades argentinas adoptaron
criterios restrictivos en el otorgamiento de radicaciones definitivas
a chilenos en relación con el conflicto limítrofe sostenido con el país
vecino en la zona austral (cfr. Mármora, 1984; Sassone, 1987; Sassone y
De Marco, 1994).
El advenimiento de la democracia en 1983 en la Argentina, y en 1990
en Chile, fue el comienzo de una nueva etapa. Sin embargo, han pasado
muchos años hasta que la línea colaborativa decantó en esfuerzos aca-
démicos binacionales en la región, cuyos principales avances se detallan
a continuación.

Metodología

Este trabajo consta de un corpus de información compuesto por:


• Actas de los congresos binacionales argentino-chilenos (entre 2007 y 2012).
• Libros resultantes de los dos primeros Talleres Binacionales organi-
zados en San Carlos de Bariloche durante los años 2010 y 2011.
• Antecedentes de investigaciones geográficas sobre frontera realiza-
das por investigadores argentinos y chilenos, en el área de estudio.
• Revista de Estudios Trasandinos, Revista de la Asociación Chileno-Argenti-
na de Estudios Históricos e Integración Cultural.
Con el propósito de elaborar un estado de la cuestión, el análisis de
fuentes secundarias se centró en primer lugar en la identificación del
área de estudio para luego avanzar sobre los conceptos clave provenien-
tes de la geografía (escala geográfica, región y paisaje cultural), así como
los aportes teórico-metodológicos de otras ciencias sociales en investi-
gaciones interdisciplinarias.

Áreas de estudio y criterios para el recorte espacial

La delimitación espacial de los estudios fronterizos argentino-chile-


nos del sector denominado Norpatagonia-Araucanía presenta dife-
rencias semánticas, así como una variación de escalas geográficas y
temporales, según los temas abordados por las distintas disciplinas.
Tal como destaca Benedetti, «las escalas no están definidas con an-
telación a la investigación sino, viceversa, son parte del problema de in-
vestigación» (2014, p. 14). De allí que distinguir las escalas de trabajo en
estos estudios binacionales constituye un elemento de análisis central
para este trabajo.

32 | Araucanía-Norpatagonia
Mapa 1: Recortes espaciales para definir Norpatagonia-Araucanía

Fuente: elaboración personal sobre la base de fuentes diversas

En general, se adopta una postura flexible para el recorte geográfi-


co, apelándose a rasgos físico-naturales, a una historicidad regional, a
un espacio de redes y/o al concepto de aldea (este último, como meto-
dología de análisis antropológico), lo cual permite ampliar el estudio
a ámbitos rurales/urbanos según diversos indicadores de prácticas
socioculturales.
De esta manera, se agruparon las investigaciones en torno a dos ejes:
a) dimensiones ecológica y fisiográfica del paisaje y b) dimensiones so-
cio-culturales del paisaje.
a. Las dimensiones ecológica y fisiográfica del paisaje han sido inclui-
das, principalmente, en investigaciones referidas a:
a.1. Las interacciones e intercambios entre grupos humanos an-
teriores a la etapa colonial. En el caso de estos estudios sobre
registros arqueológicos en escalas temporales amplias (desde
los 10 000 años A. P. y hasta los 1500-1800 años anteriores a la
Pacificación de la Araucanía, en Chile, y la llamada Campaña del
Desierto, en la Argentina), se ha podido inferir que constituía

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un espacio con un «alto grado de homogeneidad socio-cultural
basado en un escenario de complementación ambiental de re-
cursos, con conexiones-interacciones entre grupos sociales se-
mejantes y que también incluirían contactos con lugares más
distantes como la costa atlántica y la pampeana» (Hajduk y
otros, 2011; Pérez, 2011). La continuidad-discontinuidad de es-
tos contactos indígenas en un ambiente, denominado lacustre
boscoso por Ana M. Albornoz y Estela Cúneo (2000), son también
incluidos desde un enfoque de totalidad, en la gran frontera del
Cono Sur, territorio constituido por los nuevos Estados argenti-
no-uruguayo y chileno durante el siglo xix (Tamagnini y Pérez
Zavala, 2011).
a.2. Las políticas estatales de creación de los primeros parques na-
cionales para establecer la soberanía de los Estados nacionales
durante las décadas del veinte y del treinta, y el rol del Estado
nacional en la construcción del paisaje cordillerano compren-
dido en la Patagonia noroccidental argentina y centro sur de
Chile. Se discuten, entre otros aspectos, las políticas de pobla-
miento hacia antiguos pobladores/pueblos originarios y la sec-
torización de usos hacia el interior de estas áreas protegidas
nacionales (Pérez y otros, 2013).
a.3. La creación de la imagen de la Suiza argentino-chilena basada en
una asociación de las ideas de naturaleza intocada dentro de los
parques nacionales con la actividad agropastoril de las primeras
colonias agrícolas y las pautas de urbanismo/arquitectura pinto-
resquista en los centros turísticos de apoyo (ciudades y sistema
de villas turísticas ubicadas dentro de la jurisdicción de estos
primeros parques nacionales) (Bessera, 2011; Lolich y otros, 2011).
Esta imagen turística contribuyó a establecer esta región fronte-
riza de bellezas andinas como «unidad morfológica acorde con
los propósitos nacionales pretendidos a partir de la generación
del 80 y más allá de la mitad del siglo xx» (Bondel, 2011, p. 45).
a.4. Las políticas de conservación en un área fronteriza que posee
una homogeneidad paisajística y que, entre otras medidas, ha
recibido en el año 2007 la declaración, por parte de la unesco,
de dos Reservas de la Biosfera (rb) adyacentes, la RB Andino-
Norpatagónica (en la Argentina) y la RB Bosques Templados
Lluviosos de los Andes Australes (en Chile). Entre ambas se
protege una franja cordillerana de aproximadamente 600 km

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que comparten diferentes hábitats pertenecientes a los bosques
templados más australes del mundo. Cabe mencionar que los
autores hacen referencia a una sola Reserva de la Biosfera en
la región Norpatagónica chileno-argentina (Navarro Floria, 2011,
p. 151; Rosales Urrutia, 2011).
b. Siguiendo con las dimensiones socio-culturales del paisaje, que
aportan elementos para justificar la delimitación de un espacio
fronterizo compartido (que, según el momento histórico, se ha inter-
pretado también como una línea para defender o una barrera para el
progreso), se destaca la referencia que distintas investigaciones han
realizado sobre:
b.1. Las relaciones comerciales entre el sur de Chile (incluyendo la
zona de Araucanía y ciudades como Valdivia, Osorno, Llanqui-
hue) y la Patagonia Norte de la Argentina (Almonacid, 2011).
b.2. La compleja red de rutas comerciales controlada por mapuches,
huillines serranos y pehuenches, durante los siglos xviii y xix
entre la Araucanía-Valdivia (actualmente Chile) y las Pampas
Trasandinas o Bonaerenses (actualmente Argentina) (Carreño
Palma, 2011).
b.3. Las alianzas sectoriales regionales vinculadas a circuitos mer-
cantiles en el territorio comprendido entre los paralelos 42° y
43° Latitud Sur, limitando al oeste con el océano Pacífico y al este
con las márgenes del lago Nahuel Huapi (Méndez y Muñoz Sou-
garret, 2013a).
b.4. Las estrategias de desarrollo turístico y de urbanización en el
eje de ciudades ubicadas entre la x Región de Chile (Puerto
Montt, Osorno y Puerto Varas) y la Norpatagonia Andina (zona
de influencia de Bariloche), que establecieron las bases para
crear una atractividad paisajística y una vinculación territorial
que continúa en la actualidad (Lolich y otros, 2013).
b.5. La movilidad poblacional histórica entre diferentes provincias
de la Norpatagonia argentina (Río Negro y Neuquén) y la Arau-
canía chilena (x Región de los Lagos, xiv Región de los Ríos)
(Matossian y Sassone, 2011, p. 101 y 103).
b.6. La coherencia estética y de memoria de la frontera Norpatagó-
nica chileno-argentina y la región de Aysén en la Patagonia chi-
lena (Núñez, 2011, p. 34).
Como se ha podido constatar, aún es materia de discusión la deli-
mitación del sector de estudio que generalmente se reconoce bajo la

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denominación de Araucanía (chilena)-Norpatagonia (argentina). Ade-
más de la complejidad que introduce la variable temporal, la cual explica
el cambio de uso de nombres toponímicos y/o la incorporación de otros
(algunos de ellos cargados de una alta subjetividad, como, por ejemplo,
la noción de Suiza argentino-chilena); resulta menester mencionar que
existen otros elementos profusamente trabajados desde la geografía,
que brindan sustento al análisis de un espacio de frontera, como los
conceptos de escala geográfica (que implica, a su vez, la consideración de
actores sociales pertenecientes a diferentes niveles), región (como un es-
pacio dinámico y no delimitado a priori) y paisaje cultural (que permite
dar cuenta de las dinámicas relacionales más allá de los límites jurisdic-
cionales entre dos Estados-nación).

Líneas de trabajo conjuntas argentino-chilenas:


una mirada interinstitucional

Desde hace ya dos décadas se comenzaron a forjar relaciones entre aca-


démicos vinculados con las ciencias sociales principalmente.
La Asociación Chileno Argentina de Estudios Históricos e Integra-
ción Cultural fue fundada en la ciudad de Mendoza el 11 de noviembre
de 1995 y conforma el primer gran esfuerzo en esta línea. Según afirma
la propia asociación,

decidió llamarse Estudios Históricos para dar cabida no sólo a historiado-


res sino a profesionales que desde otras disciplinas (como la filosofía, los
estudios literarios, los estudios internacionales, la politología, etc.) hacen
trabajos sobre el devenir; decidió también llamarse de Integración Cultural
para proyectarse más allá de la investigación, al ámbito docente, hacia las
escuelas de pedagogía y estudios de nivel terciarios, pero también para tra-
bajar con las intendencias, municipios, agrupaciones vecinales, etc.1

Sus instancias académicas son: Seminarios Conosur; Seminarios


Identidad y Cultura Latinoamericana; Seminarios Cordillera Sur; En-
cuentro de Investigadores Jóvenes; Corredor de las Ideas. Pero han sido
los congresos argentino-chilenos de Estudios Históricos e Integración
Cultural los que se han destacado especialmente en esta línea de estudios
binacionales. Estos cuentan con prestigio y trayectoria en la comunidad

1 Tal como se indica en la página web de la asociación: http://estudioshistoricos.ulagos.cl/

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académica, construidos con trabajo constante, tal como se demuestra en
la continuidad y diversidad de las distintas universidades organizadoras:
• Mendoza (1995): Pablo Lacoste, Universidad Nacional de Cuyo.
• Santiago (1997): Luis Carlos Parentini, Universidad Cardenal Silva
Henríquez.
• Buenos Aires (1999): Carlos Mayo, Centro Cultural San Martín.
• Viña del Mar (2001): Eduardo Cavieres, Casa de Italia de Viña del Mar.
• San Juan (2003): Ana Fanchin, Universidad Nacional de San Juan.
• La Serena (2005): Roberto Páez, Universidad de la Serena.
• Salta (2007): Universidad Nacional de Salta.
• Santiago (2009).
• Bariloche (2011): Paula Núñez y María Andrea Nicoletti, Universidad
Nacional de Río Negro.
• Pucón (2013): Jorge Pinto y Patrick Puigmal, Universidad de la Fron-
tera y Universidad de Los Lagos.
Además de la edición de las actas con las ponencias presentadas en
cada uno de estos congresos, la asociación se encarga de la Revista Estu-
dios Trasandinos, que ya lleva diecisiete volúmenes. Esta revista se nutre,
en buena medida, de algunos de los trabajos presentados en los men-
cionados eventos académicos.
Los congresos argentino-chilenos de Estudios Históricos e Integra-
ción Cultural se organizan según líneas temáticas en las cuales se inclu-
yen distintas mesas de trabajo. En general, estas se estructuran en tor-
no a los siguientes ejes: Fronteras e identidades, Educación y ciencias
sociales, Globalización y mundialización, Arte y religión, Democracia y
ciudadanía, Relaciones internacionales, Familia y sociedad, Territoria-
lidad, Sistemas sociopolíticos.
Las mesas más próximas a las temáticas de frontera y territorio han
aportado estudios de gran interés desde miradas enfocadas en la carto-
grafía, como el trabajo de Carla Lois y Perla Zusman, en el cual analizan
el proceso a través del cual se sitúa a la Patagonia en el mapa del mundo
occidental a través de la producción de obras de divulgación de obras
cartográficas y literarias que «daban cuenta de los avances de la elite
dirigente en la apropiación del pretendido territorio de dominación,
particularmente de las prácticas de relevamiento cartográfico y de la
apropiación, exploración y colonización del territorio patagónico» (Lois
y Zusman, 2007, p. 13), posterior a la llamada Campaña del Desierto. En
esta misma línea se encuentra el trabajo de Malena Mazzitelli Mastric-
chio (2007), que analiza el devenir de elaboración de cartografías de

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frontera mediante la creación de la Oficina de Límites Internacionales
en 1891, como organismo centralizado que atendería todas las cuestio-
nes de las fronteras internacionales, y más adelante la sanción, en 1941,
de la Ley de la Carta que monopolizó la producción cartográfica nacio-
nal en el Instituto Geográfico Militar.
Otro aporte significativo es el realizado por Pedro Navarro Floria
(2007a), respecto a las representaciones del espacio y el tiempo en los
proyectos de futuro para la Patagonia Norte. Este autor propuso que la
realidad regional de la Patagonia se organizaba en torno a la idea posi-
tivista de progreso, según la cual los territorios nacionales constituían
un experimento, hacia fines del siglo xix y principios del xx, donde los
pueblos no podían ejercer soberanía política.
Por su parte, Carolina Caminos (2007) aborda la frontera desde un
enfoque antropológico, en el cual se analizan el peso de las prácticas
discursivas producidas por intelectuales en las representaciones geopo-
líticas y en las construcciones identitarias articuladas en torno a las no-
ciones de nosotros-otros.
También hacia finales de la década del noventa se creó, en la Facul-
tad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo,
el Centro de Estudios Trasandinos (cet), cuyo primer coordinador fue
Pablo Lacoste. Este centro comparte intereses y miembros con la Aso-
ciación Chileno-Argentina de Estudios Históricos e Integración Cul-
tural. En el año 2002, y a raíz del desarrollo de redes de integración de
investigadores, el centro amplía su nombre y se constituye como Cen-
tro de Estudios Trasandinos y Latinoamericanos (cetyl). Este centro
también cuenta con un historial de organización de eventos académi-
cos que alcanza los once seminarios. Los primeros cuatro se denomi-
naron Seminario Argentino Chileno y se encontraban vinculados a la
carrera de Relaciones Internacionales. A partir de 2001, cambiaron su
nombre a Seminario Argentino Chileno de Humanidades, Ambiente y
Relaciones Internacionales, con lo cual se definió cierto interés temá-
tico más particular. Hacia 2003 nuevamente se modificó a Seminario
Argentino-Chileno-Seminario Cono Sur de Ciencias Sociales, Huma-
nidades y Relaciones Internacionales, mostrando una tendencia que
se mantiene hasta la actualidad de expandir regionalmente la escala
de trabajo. Todos los encuentros fueron realizados en la ciudad de
Mendoza, el último de ellos celebrado en 2012, con lo cual su carácter
binacional se ha visto reducido dado lo estático del lugar de reunión a
lo largo de los años.

38 | Araucanía-Norpatagonia
Revista Estudios Trasandinos

Esta revista se destaca por presentar temáticas variadas y desde enfo-


ques que promueven la interdisciplina. Su publicación se ha consolida-
do a partir de la democracia en ambos países, con la creación de hábitos
académicos y ámbitos de investigación, docencia y diálogo conjunto. Ha
contribuido así al proceso de integración y a la consolidación de las bue-
nas relaciones entre ambas comunidades científicas.
En ella se encuentran investigaciones de interés para la temática en
torno a la relación entre los Estados-nación y las sociedades locales en
territorios marginales respecto a todo el conjunto de la frontera binacio-
nal, tal como es la Patagonia.
En sus números se destaca la continuidad de textos editoriales en
los que se posiciona la revista dentro de líneas de investigación que for-
talecen vínculos integracionistas y latinoamericanistas. Por su parte, la
sección Notas de Investigación permite un espacio de reflexión acerca
del desarrollo de reuniones científicas, proyectos de investigación, no-
tas a investigadores y semblanzas.
Dentro de los artículos publicados se han realizado importantes
avances acerca del período colonial y las derivaciones del avance del
Estado-nación sobre los distintos pueblos indígenas, en particular los
mapuches. En los diferentes números se conjugan temporalidades, es-
pecialidades y temáticas diversas, sin registrarse números temáticos.
A continuación, se hará mención a aquellos que han abordado el sec-
tor norte del espacio de la Patagonia argentino-chilena y que, de alguna
manera, realizaron cuestionamientos sobre el espacio fronterizo.
Mirta Teobaldo, en uno de los artículos publicados en esta revista,
aborda los discursos a partir de la presencia de inspectores naciona-
les en los Territorios Nacionales de Río Negro y Neuquén. Afirma que
en estos espacios los paisajes y habitantes se han visto reducidos a una
pura representación e indica que la geografía física, las inmensas di-
mensiones del espacio, la incomunicación provocada por las distancias
físico-mentales y la falta de medios que la remediara, fueron la materia
prima a partir de la cual se tejió la trama discursiva respecto a la Patago-
nia, de su espacio, habitantes y agentes que debían civilizarla:

La fuerte recurrencia de ciertas metáforas utilizadas en sus informes pue-


de entenderse como la institucionalización de una imagen vinculada fun-
damentalmente a la defensa de la soberanía nacional y a la consecuente

Los estudios de frontera en perspectiva... | 39


formación de la identidad nacional, como el resguardo de las fronteras.
(Teobaldo, 2008, p. 94)

Otro aporte sobre las fronteras ha sido el de Brígida Baeza (2008) so-
bre la Patagonia central, en el que se indica que los espacios fronterizos,
ubicados en los márgenes de la nación, dieron muestras de un modo de
elaboración de las prácticas sociales diferentes al resto del territorio. Se
prioriza el uso metafórico de la frontera, interna y externa, vinculada a
los procesos de construcción de identidades culturales en torno a la idea
de memorias colectivas de la frontera argentino-chilena.
También enfocado sobre las construcciones identitarias, se en-
cuentra el trabajo de José Benclovitz (2012) en el que se refiere a las
limitaciones impuestas a los migrantes chilenos en San Carlos de
Bariloche por el decreto-ley 15 385 (1944) de Creación de Zonas de Se-
guridad en las áreas de frontera que declaraba de «conveniencia na-
cional que los bienes ubicados en la zona de seguridad pertenezcan
a ciudadanos argentinos nativos». También explica cómo, a partir de
la revalorización de las acciones del Estado nacional, gana espacio
una doble invisibilización de las comunidades indígenas a través de
discursos que postulan la desaparición previa de los pueblos origina-
rios, con otros que refieren a lo indígena-chileno como negatividad.
En esta misma sintonía, se encuentra el trabajo de Juan Porma Oñate
(2012) que analiza, desde Temuco, la fuerza del imaginario colectivo
de una cultura dominante y hegemónica vinculada al Estado-nación
que busca homogeneizar, con una lógica de dominación colonial, la
construcción de una imagen estereotipada del pueblo mapuche como
salvaje y bárbaro.
De los pocos enfoques centrados en las dimensiones espaciales de
la frontera se destaca el trabajo de Claudio Maíz (2006), que analiza las
visiones de alteridad a través del espacio en la cordillera de los Andes. Al
estudiar los cambios de la percepción de un accidente geográfico como
la cordillera, señala que la relación con el espacio avala universalmente
la particularidad de las identidades. Así, el autor recorre las significacio-
nes que se le han asignado al macizo andino de muro a portal. También se
detiene en la importancia de la noción de cordillera en tanto barrera en
la búsqueda de construcción de identidades nacionales. De manera que
«en el proceso de constitución de las nacionalidades la cordillera signi-
ficó el recurso físico más propicio para la separación y demarcación de
las soberanías territoriales y la asignación de identidades» (Maíz, 2006,

40 | Araucanía-Norpatagonia
p. 154). Por otra parte, es interesante la propuesta que el autor hace luego
del recorrido histórico, en la cual indica que la cordillera de los Andes,
en tanto espacio social de frontera, ha sido configurada a partir de dis-
tintas representaciones. Y que en el siglo xx se destacan dos corrientes:
una que refuerza la idea de la división y otra que procura el entendi-
miento cordial y amistoso. En general, la primera se liga a los aparatos
estatales y, la segunda, a la cultura.

Algunos antecedentes de estudios geográficos sobre


temáticas fronterizas en el sur de la Argentina y Chile

Hasta ahora, un reducido número de estudios de investigadores chile-


nos y argentinos ha abordado una clara perspectiva binacional sobre el
espacio fronterizo entre la Argentina y Chile. Aún así, existen trabajos
valiosos que se ocupan del análisis de las dinámicas fronterizas. Entre
ellos se destacan las investigaciones de autores argentinos sobre los
asentamientos de Trevelin (Argentina) y Futaleufú (Chile) realizados
por Brígida Baeza (2007, 2009 y 2011). Desde una perspectiva histórica
cabe considerar el trabajo de Méndez (2005) sobre la importancia del
eje San Carlos de Bariloche-Puerto Montt. Por su parte, Pablo Lacoste
ha compilado la obra Argentina, Chile y sus vecinos (1810-2000) en 2005.
También avanzando sobre el análisis de espacios fronterizos se encuen-
tran los trabajos de Susana Bandieri, en particular el libro Cruzando la
cordillera. La frontera argentino chilena, que se ha publicado en el año 2001.
Cabe destacar que dentro del espacio fronterizo argentino-chileno,
la región patagónica posee características particulares en su devenir.
Esta ha sido una región conflictiva durante el siglo xix, durante el cual
los nacientes estados nacionales mantenían disputas con diferentes na-
ciones indígenas con el objetivo de desactivarlas (Benedetti, 2014, p. 18).
El control fronterizo recién se consolidó en las primeras décadas del si-
glo xx, con la instalación de la aduana como uno de los elementos de
presencia estatal más destacados. Estos elementos dan cuenta del parti-
cular y tardío proceso de fronterización (Grimson, 2003) de esta región.
Desde el Instituto de Geografía de la Facultad de Historia, Geo-
grafía y Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile se ha
publicado una obra significativa respecto a los estudios de frontera:
Fronteras en movimiento e imaginarios geográficos editada por Andrés
Núñez, Rafael Sánchez y Federico Arenas (2013). En esta obra colec-
tiva el abanico de temáticas abordadas por investigadores chilenos y

Los estudios de frontera en perspectiva... | 41


argentinos, a lo largo de los distintos capítulos, se abre desde perspec-
tivas interdisciplinarias. Los editores apuestan a una geografía con
memoria, historicidad, diversidad y complejidad como pilares para
el estudio del espacio fronterizo, entendido desde su materialidad y
en la dimensión espacial de lo social. En este sentido, los imaginarios
geográficos se entienden «como resultado de un relato social, de ac-
ciones, de dispositivos, de mecanismos discursivos que afianzan en
la retina colectiva un modo de mirar el espacio y por ende, un modo
de actuar en él» (Núñez y otros, 2013, p. 16). Los mismos editores, en
uno de los capítulos, destacan cómo la imagen de una frontera cordi-
llerana sólida fue parte de un proceso más amplio de racionalización
espacial heredado del período colonial y articulado en parámetros de
centralidad, que busca institucionalizar hegemónicamente aquella
espacialidad. En este sentido, el imaginario buscó homogeneizar los
espacios y controlarlos, en especial aquellos considerados vacíos, como
fue la región patagónica.
Desde un enfoque semiológico, se destacan dos aportes que analizan
el tratamiento de la cordillera y la frontera en libros de texto dedicados
a la enseñanza de Historia, Geografía y Ciencias Sociales en Chile. El
primero de ellos (Paulsen Bilbao, 2013) analiza dichas referencias a lo
largo de todo el siglo xx (1900-2011) y resalta cómo los imaginarios en la
enseñanza de una geografía nacional construyen una noción de cordi-
llera que aísla al mismo tiempo que funciona como garante natural de
la soberanía del país. Por su parte, el capítulo de Araya Palacios (2013)
analiza textos recientes desde la mutidimensionalidad de la cordillera
de los Andes y concluye, con una perspectiva más optimista, que la pau-
latina diversificación de los textos permite avanzar más allá de su consi-
deración desde dimensiones físicas y geopolíticas.
Otro aspecto vinculado al estudio desde la geografía refiere a la im-
portancia de las escalas en los estudios fronterizos. Así, tal como indi-
can Marcela Tapia y Cristián Ovando, «las relaciones que dan sentido
al espacio fronterizo afectan su configuración y representación –una a
escala territorial conectada con lo global, hacia lo transfronterizo y la
movilidad; otra de escala nacional hacia la frontera como contención
y fragmentación» (2013, p. 265). En esta idea se retoma la noción clave
de escala para comprender la complejidad de representaciones asocia-
das en el espacio fronterizo. Continúan Tapia y Ovando alertando sobre
el hecho de que los enfoques teóricos y metodológicos deben superar
los nacionalismos metodológicos, para abordar realmente los espacios

42 | Araucanía-Norpatagonia
fronterizos en sus contradicciones como condensadores de escalas y
pujas de poder en sentidos divergentes.
Por último, el capítulo de Alejandro Benedetti e Iñigo Laguado (2013)
analiza el espacio fronterizo argentino-chileno a partir de la noción de
sistema de lugares. Para la Patagonia reconoce una subzona Norpata-
gonia en la que el sistema de lugares se define por numerosos pueblos
y ciudades pequeñas y medianas próximas al límite y la presencia de
parques nacionales.

Un avance hacia la producción de investigaciones


conjuntas binacionales: los talleres binacionales

El enfoque binacional en los estudios fronterizos avanza más allá de


una consideración del territorio que trasciende los límites de los Esta-
dos nacionales, se trata también de abordajes binacionales en la auto-
ría de los trabajos y esfuerzos académicos. Al respecto, los talleres bina-
cionales organizados por el Instituto de Investigaciones en Diversidad
Cultural y Procesos de Cambio (iidypca, conicet-unrn) en San Carlos
de Bariloche, durante 2010 y 2011, y en Pucón, en 2013, han propiciado
el inicio de investigaciones conjuntas entre académicos pertenecien-
tes a universidades y centros científicos de ambos países. Uno de los
resultados de los mencionados encuentros ha sido la publicación de
dos libros que compilan artículos científicos, en los que se destaca una
organización temática de los estudios y una tendencia a publicar tra-
bajos entre autores argentinos y chilenos, ampliando el área de estudio
y las unidades de relevamiento hacia ambos lados de la cordillera de
los Andes. También es posible distinguir marcos teórico-conceptuales
provenientes de la geografía política, geografía cultural, demografía y
geografía del turismo. No obstante, la propia dinámica de trabajo en
conjunto ha fortalecido una integración de disciplinas y marcos teóri-
cos, en donde la perspectiva de análisis geográfico se ha visto enrique-
cida con aportes provenientes de la historia regional, el urbanismo, la
arquitectura, las ciencias políticas, la filosofía y la antropología.
A continuación, se realiza una síntesis con la intención de poner
en evidencia los principales conceptos relacionados con la discusión
sobre la frontera –¿o fronteras?– en los que la geografía posee una lar-
ga trayectoria de estudio (escala geográfica, movilidad poblacional,
periferia/aislamiento geográfico, región, paisaje cultural y procesos
de territorialización). Asimismo, se señalan los tipos de abordaje y/o

Los estudios de frontera en perspectiva... | 43


disciplinas relacionadas con la geografía, el recorte espacial, las deno-
minaciones y criterios utilizados por diferentes autores en la definición
de las áreas de estudio, que permitieron analizar el espacio fronterizo
de la Norpatagonia-Araucanía.
Un concepto central al que remiten diversos trabajos es el de escala
geográfica, discutiéndose desde distintas perspectivas, la lógica territo-
rial que subyace en su definición.
Particularmente, se revisan los supuestos de la Geografía Política
(gp) tradicional, que mediante una geometría del poder, buscaba deli-
mitar físicamente un territorio en función de la institucionalización de
los Estados-nación durante los siglos xix y xx. Según Alicia Laurín y
Andrés Núñez (2013), en este contexto no ha sido posible hablar de una
frontera norpatagónica, porque durante décadas se ha constituido en
la única racionalidad territorial de escala nacional y consideran, por lo
tanto, relevante comenzar a abordar este espacio mediante la valoriza-
ción de las especificidades territoriales y fronterizas. Los autores pro-
ponen, asimismo, que para analizar la dialéctica entre nacionalismo y
mundialización de los siglos xx y xxi, resulta necesario plantear la gp
como proyecto o como proceso de inteligibilidad a partir de una reali-
dad relacional, es decir, tratar la escala como problema fenomenológico
(Laurín, 2011, p. 20). Este enfoque permitiría entonces considerar a la
región fronteriza como una nueva conformación territorial, en donde la
participación de otros agentes, según Joan-Eugeni Sánchez (1992), crean
nuevas relaciones sociales que implican, a su vez, relaciones espaciales.
Desde la geografía cultural, Andrés Núñez (2011) advierte que las in-
terpretaciones de la frontera basadas solo en el ejercicio de delimitación
política de los Estados-nación, han actuado bajo la lógica de un discurso
territorial fuerte que se impone como identidad social y termina sien-
do una producción de verdad. Este autor ha incorporado la dimensión
temporal para identificar y analizar también la existencia de discursos
territoriales débiles, que se contraponen a la intencionalidad homoge-
neizadora de incorporación de territorios con un aislamiento geográfi-
co, a los contextos nacionales y mundiales.
En relación con lo anterior, y desde un análisis microregional de la
Comarca Andino Patagónica del paralelo 42°, el geógrafo Santiago Bon-
del (2011) profundiza la noción de espacio social y/o cultural, resaltando
la valorización de las prácticas territoriales de orientación horizontal,
más allá de los íconos (la cordillera es un ejemplo) que históricamente
han actuado como una barrera en un espacio fronterizo.

44 | Araucanía-Norpatagonia
En resumen, resulta también de interés la síntesis que efectúa Perla
Zusman en su rol de comentarista de las aperturas expuestas por los
autores de los trabajos previamente referidos; particularmente, cuando
subraya que si bien es posible discernir políticas semejantes en materia
de organización territorial en Chile y la Argentina, la «definición de una
territorialidad no es prerrogativa solo de los Estados, sino que también
grupos e individuos construyen su territorialidad» (2011, p. 67). Zusman
añade, siguiendo la concepción relacional, temporal y plural de la terri-
torialidad de Sack (1986) que las mencionadas territorialidades pueden
ser activadas y desactivadas.
Desde un enfoque de la política migratoria y la demografía, Brenda
Matossian y Susana Sassone (2011), en un análisis de la migración chi-
lena a escala nacional y, particularmente, la movilidad transfronteriza
en la segunda mitad del siglo xx, se refieren al concepto de escala como
una construcción social que deja traslucir las jerarquías que funcionan
desde lo nacional sobre lo local, afectando a la integración. Esta con-
dición de territorio transfronterizo, y por lo tanto, de migración fron-
teriza, otorga al análisis del proceso una especial connotación que no
permite un tratamiento y apreciación similar a un proceso migratorio
internacional o intercontinental (Norambuena, 2011, p. 109).
La necesidad de considerar, a lo largo del tiempo, los mecanismos y
las intencionalidades de los diferentes agentes sociales intervinientes
(públicos y privados) en espacios sub-nacionales fronterizos, ha gene-
rado también, por parte de los historiadores, antropólogos y especia-
listas en gestión del patrimonio, discusiones referidas a los supuestos
teóricos fuertemente arraigados en sus disciplinas, para abordar dife-
rentes escalas geográficas en los estudios regionales.
Desde la historia resulta muy ilustrativo el intercambio de perspecti-
vas de estudio, producido entre la comentarista y los autores de los tra-
bajos del eje denominado Construcción socio-política en Norpatagonia
del ii Libro del Taller Binacional. Es posible identificar dos posturas: por
un lado, Graciela Iurno invita a repensar si la región Norpatagonia ar-
gentino-chilena constituye un real sujeto histórico o si es un «ejemplo de
particularidad en los procesos de formación de espacios regionales que
no siempre son sincrónicos con respecto a la formación de nacionalidad
y de estructuración de los Estados nacionales» (Heredia, 2000, citado
en Iuorno, 2013, p. 182). La mencionada comentarista para fundamentar
su postura hace referencia, entre otros autores, al historiador argenti-
no José Carlos Chiaramonte, quien desde la historia síntesis/total objeta

Los estudios de frontera en perspectiva... | 45


que «una región lo es cuando tiene presencia histórica en la historia glo-
bal de un país» y que «lo regional posee dos notas dominantes: la de la
región como totalidad histórica con distintiva personalidad y a la vez,
como parte de otra totalidad mayor, que sería la nación» (2008, p. 184).
Por otro lado, una segunda postura, particularmente entre los his-
toriadores especializados en historia regional, consiste en pensar a la
región y las historias regionales como «organismos compenetrados que
en sus relaciones con otros sistemas similares forman la historia nacio-
nal, y no viceversa» (Méndez y Muñoz Sougarret, 2013b, pp. 186-187). En
coincidencia con esta nueva forma de aprehender la realidad trans-
fronteriza como una región, Paula Núñez y Fabián Almonacid señalan
que la integración de los territorios es un problema en sí misma y que
la presunción histórica, desde una lógica centralista del poder políti-
co estatal, de la Patagonia como una región homogénea, es repetida
hacia el interior de estos territorios con una falta de agenda de cre-
cimiento homogéneo, generando elementos de dependencia de larga
duración (2013, p. 188).
Esta necesidad de replantear cómo se construye la historia nacio-
nal y cuál es el lugar que ocupa la historia regional en este proceso de
territorialización, ha llevado a Laura M. Méndez y Alma Tozzini (2011)
a admitir un enfoque de redes para dar densidad a las prácticas socia-
les, económicas y políticas a escala regional. El análisis, en este caso,
hace uso del concepto de aldea entendido por la antropología posterior
a la década del sesenta, como lugar desde donde situarse metodológi-
ca y estratégicamente a hacer etnografía. De esta manera, las autoras
consideran a la frontera argentino-chilena como lugar de intercambio
y de encuentro cuyos límites regionales y su extensión no requieren
una definición previa.
En consonancia con lo anterior, se ha abordado también el concep-
to de frontera desde una perspectiva cultural, a partir del análisis de
las ciudades (desde el urbanismo y la arquitectura), como un indica-
dor de las representaciones colectivas de una determinada sociedad
en un tiempo preciso, y de turismo (con aportes desde la geografía del
turismo), como una actividad productiva común a todas ellas. Liliana
Lolich, Laila Vejsbjerg y Jorge R. Ponte (2011) han tomado estos ele-
mentos comparables en la región comprendida entre la Norpatagonia
andina (zona de influencia de la ciudad de Bariloche) y parte de la x
Región chilena (zona de influencia de Puerto Montt, Osorno y Puerto
Varas). De esta manera, a través de la identificación y descripción de

46 | Araucanía-Norpatagonia
las prácticas dirigidas a conformar el espacio construido (hábitat) y tu-
rísticas (modelos de planificación y comercialización de la actividad),
encontraron que los intereses sectoriales, especialmente aquellos vin-
culados a la actividad turística y la conservación de áreas naturales,
permitieron la persistencia de ciertas prácticas integradoras reguladas
a nivel local y nacional, independientemente de los quiebres y continui-
dades políticas experimentados en este espacio de frontera.
No obstante, los mismos autores advierten sobre la notable dismi-
nución del poder de los Estados nacionales en cuestiones referidas a la
preservación del patrimonio arquitectónico de las ciudades y la susten-
tabilidad de las prácticas turísticas a escala local y regional, en un pe-
ríodo signado por la globalización y las decisiones supraestructurales
de escala mundial (desde 1980 y hasta la actualidad). Por este motivo,
proponen analizar este espacio fronterizo desde una mirada regional,
respaldando la hipótesis de la historiadora del arte y la arquitectura la-
tinoamericana Marina Waisman, quien sostiene que

la idea de región, contrariamente a la de periferia, ubica a cada cultura en


un sistema que tiene como base precisamente a la pluralidad de regiones,
sistema en el cual ninguna de ellas ejerce la hegemonía ni puede, por tanto,
erigirse en modelo de validez universal.

Y propone «la valoración de las culturas “marginales” […] encamina-


da a la construcción del pluralismo cultural» (1990, p. 72).
En síntesis, frente a la dualidad centro-periferia, y la dependencia de
esta última con respecto a la primera, el análisis del espacio de frontera
como una región, se presenta como otra centralidad.
En relación con lo anterior, artículos fundamentados desde la filo-
sofía de la ciencia, la ecología y la historia, aportan evidencias que con-
firman que las «políticas de protección de la naturaleza guardan una
relación muy estrecha con la territorialización de espacios naturales
que produjeron configuraciones espaciales fuertemente centralistas y
concentradoras de decisiones, intereses y recursos en metrópolis extra-
rregionales» (Navarro Floria, 2011, p. 150).
El concepto de paisaje también posee una amplia tradición dentro de
la geografía. Desde los primeros antecedentes de la geografía cultural,
las orientaciones clásicas estudiaban en principio las formas visibles,
materiales de los paisajes con una impronta historicista (Carl Sauer,
1925). Varias décadas después, se comenzaron a considerar perspectivas

Los estudios de frontera en perspectiva... | 47


más amplias como la de David Lowenthal (1975), quien destacó la im-
portancia de las actitudes de los sujetos en relación a los paisajes, in-
corporando los elementos inmateriales. En los ochenta, Denis E. Cos-
grove (1985) considera esta percepción del paisaje en tanto expresión
de las relaciones sociales y económicas en una formación social. Más
recientemente, las propuestas fenomenológicas contribuyeron a com-
prender los paisajes como resultados de experiencias cotidianas de los
sujetos, por lo tanto en constante proceso de producción y como vehícu-
lo de conflictos sociales. Como bien logra sintetizar Joan Nogué (2007),
el paisaje, en tanto que resultado de una transformación colectiva de
la naturaleza, es un producto social; los paisajes reflejan una determi-
nada forma de organizar y experimentar el territorio y se construyen
socialmente en el marco de unas complejas y cambiantes relaciones de
género, de clase, de etnia, de poder.
Al hablar de paisaje, como propone Oriol Nel Lo (2007), se da cuen-
ta tanto de aquellos paisajes visibles, evidentes, como de aquellos in-
visibles, que no se ven, o se ocultan. Se trata de estudiar el paisaje y
sus desigualdades desde una perspectiva enmarcada en lo que Alicia
Lindón (2007) denomina constructivismo geográfico,2 donde el espa-
cio es entendido no solo en sus aspectos evidentes sino también como
una densa trama de sentidos: los imaginarios (García Canclini, 2004 y
2007). Alicia Lindón y Daniel Hiernaux (2012) definen el estudio de lo
imaginario en geografía como una innovación en el pensamiento es-
pacial y social que se orienta hacia caminos poco transitados. Estudiar
los imaginarios urbanos es analizar la ciudad como un acontecimiento
cultural y como escenario de un efecto imaginario (Silva, 1992). Esta
trama de sentidos no es aséptica sino que está en continuo diálogo con
las tensiones, conflictos y luchas de poder.
En los Talleres Binacionales existen antecedentes de artículos que
exploran el paisaje desde distintas perspectivas. Se hace referencia a
que la interpretación de la carga simbólica atribuida a las construc-
ciones materiales (aspectos visibles del paisaje) permite dilucidar la
pretensión, por parte del Estado nacional, de crear argentinidad (Bes-
sera, 2011). En relación con lo anterior, en un estudio comparativo se
2 Dentro de esta perspectiva, Lindón (2007) distingue varias líneas que han aporta-
do al constructivismo geográfico: geografías humanistas, geografías posmodernas,
geografías de las representaciones, la geografía social compleja. Todas ellas han ido
convergiendo en lo que denomina el movimiento de Cultural Turn que desde fines de
la década del ochenta atraviesa la geografía anglosajona y francesa, pero que recien-
temente tiene un importante impacto en los estudios territoriales latinoamericanos.

48 | Araucanía-Norpatagonia
aborda la manera en que ambos Estados nacionales han territoria-
lizado este espacio fronterizo (principalmente con la concreción de
proyectos de arquitectura hotelera) impulsada a través de empresas
ferroviarias y organismos de protección de los parques nacionales
(Lolich y otros, 2013).
A su vez, según Izidor Mora Mora, es destacable el aporte de la
geoantropología o de la arqueología de la arquitectura para «explicar
algunos fenómenos ligados a la apropiación del territorio, como son
los desplazamientos, los viajes y las migraciones, así como la adapta-
ción cultural del hombre al medio, entre otros temas» (2013, p. 53). La
reconstrucción literaria del paisaje a través del análisis de bienes patri-
moniales, como una metodología para encontrar elementos de identi-
dad, ha sido uno de los avances en este sentido (Pastor y Raffa, 2013).
Desde la filosofía se ha profundizado en los fundamentos simbóli-
cos con los cuales se vincula la noción de paisaje, para explicar la exclu-
sión social e incluso la subordinación territorial (Núñez, 2011); asimis-
mo, desde la historia resulta también significativo el estudio de Navarro
Floria sobre la Patagonia o Patagonias (recorte territorial que indagaba);
y la caracterización de esta/as como espacios fronterizos considerados
a una escala nacional como áreas de incorporación productiva o paisajes
del progreso (Navarro Floria, 2007b).

Reflexiones finales

En los estudios de frontera sobre el área de la Araucanía-Norpatago-


nia se destaca, tal como Benedetti (2014) señaló para los estudios de
frontera en general, una falta de valoración de la geografía dentro de
estos trabajos que ponderan una antropología del espacio, como si la
geografía cultural no tuviera nada que decir respecto de las dimen-
siones simbólicas de la construcción del paisaje. Aún así, a partir de lo
analizado en este trabajo, se reconoce un giro hacia los estudios que
consideran las dimensiones subjetivas de las fronteras desde perspec-
tivas geográficas renovadas.
Siguiendo la propuesta de Tapia y Ovando (2013), los cambios en la
concepción de los Estados y las naciones devienen en la centralidad que
adquieren los espacios de frontera y constituyen una oportunidad para
que, desde dentro, la región fronteriza y la teoría de la frontera puedan
discutir la hegemonía del centro privilegiado desnacionalizando y des-
territorializando al Estado-nación. Esta renovación en geografía de la

Los estudios de frontera en perspectiva... | 49


noción de región como espacio vivido, entabla un diálogo muy fructífero
con disciplinas como el urbanismo y la historia regional, al considerar
el espacio de frontera como una región perteneciente a un sistema de
regiones, adquiriendo cada uno de estos espacios sub-nacionales, una
centralidad en el tratamiento, frente a la tradicional dualidad centro-
periferia, y la dependencia de esta última con respecto a la primera.
Otros conceptos ampliamente trabajados desde la geografía que
son problematizados a partir de disciplinas como historia, filosofía, ar-
quitectura, ecología, en investigaciones conjuntas entre investigadores
argentinos y chilenos, son la escala geográfica y el paisaje. La noción de
escala se analiza en continuo diálogo con la geografía política en tanto
hace especial énfasis en las relaciones de poder en articulación con la
dialéctica nacionalismo y mundialización, tanto en un sentido interre-
gional como intrarregional. Por su parte, el concepto de paisaje, en tanto
constructo social, desde su materialidad e inmaterialidad, pone en re-
lieve la importancia del estudio de los discursos, más o menos fuertes,
y su peso dentro de los procesos de territorizalización y fronterización.
Estos tres conceptos clave –región, escala geográfica y paisaje– hilvanan
en gran medida el camino de los aportes geográficos a los estudios fron-
terizos en la Norpatagonia.
En lo referido a la frontera y los intereses de agentes público-pri-
vados de carácter transnacional, es relevante consignar que, aunque la
Norpatagonia andino-lacustre ha mantenido un significativo dinamis-
mo transfronterizo y presenta recursos económicos de alto valor que
podrían sentar las bases para un desarrollo binacional integral (poten-
cial hidroeléctrico y turismo, por nombrar solo algunos), no existen
estudios científicos de largo aliento que apunten a generar planes y
estrategias de acción concreta para el desarrollo de un espacio que re-
presenta una unicidad que trasciende los límites políticos. La sistema-
tización de la información a nivel de la macro escala sobre la dinámica
poblacional transfronteriza resulta indispensable como un primer paso
para avanzar, tanto en estudios de situaciones puntuales, como en la
formulación de estrategias de desarrollo; aspectos que se están abor-
dando en una segunda fase de trabajo colaborativo entre investigadores
chilenos y argentinos.
Asimismo, se rescata el interés por avanzar en el conocimiento de
fenómenos actuales que con diferentes lógicas (ecológicas, económicas,
geopolíticas, demográficas, entre otras) y la incorporación de agentes
públicos y privados de carácter transnacional, también actúan sobre

50 | Araucanía-Norpatagonia
este espacio fronterizo a través de la implementación de iniciativas
como el Corredor Bioceánico y el programa mab de Reservas de Biosfera.

Comentario al texto

Alejandro Benedetti
conicet-Universidad de Buenos Aires

El artículo de Brenda Matossian y Laila Vejsbjerg nos presenta una exce-


lente sistematización de la bibliografía publicada desde la década del no-
venta al presente sobre un Espacio Fronterizo Regional (en adelante, efr)
ubicado en la parte austral de Sudamérica, compartido por la Argentina y
Chile. La renovada preocupación de las ciencias sociales, en estos países,
por los espacios fronterizos, está en sintonía con lo que ocurre en el resto
de Latinoamérica. La integración entre estados nacionales, la aceleración
de los flujos en el contexto de la globalización, el surgimiento de formas
de cooperación entre estados subnacionales fronterizos, el contrabando
a diferentes escalas, entre otros procesos, han estimulado el desarrollo de
los estudios sobre fronteras, ya no desde las miradas nacionalistas clási-
cas, sino desde perspectivas críticas.
El efr que se analiza en este trabajo es diádico, ya que se constru-
yó a partir del proceso de diferenciación territorial de dos Estados na-
cionales modernos: la Argentina y Chile. Un punto de inflexión en este
proceso es el año 1881 cuando, a través de los mecanismos de la alta di-
plomacia, se llegó a la firma del primer tratado bilateral. Ese tratado
confirmaba que el límite se ubicaría en la cordillera de los Andes, si-
guiendo «las cumbres más elevadas de dichas Cordilleras que dividan
las aguas». Dada la dificultad de seguir ese criterio y por el clima de
enemistad fomentado por sectores beligerantes de ambos países, que
se reavivó de tanto en tanto, la delimitación requirió de ajustes poste-
riores, activó el mecanismo de la mediación y dio lugar a la prolifera-
ción de argumentaciones que señalaban al vecino como expansionista
y al propio país como víctima. El proceso de delimitación argentino-
chileno se extendió por más un siglo, ya que todavía en la década del
noventa quedaba por resolver un diferendo en las proximidades del
cerro Fitz Roy. La delimitación es uno de los procesos fundamentales
que participan en la construcción de un espacio fronterizo, que fun-
ciona, metafóricamente, como un bisturí que procura separar en dos

Los estudios de frontera en perspectiva... | 51


algo que antes estaba unido, generando una cicatriz en el terreno. Otro
proceso, que refuerza al anterior, es el de fronterización, mediante el
cual cada Estado va creando diferentes distritos en las adyacencias del
límite, como estrategia territorial para hacer efectiva su presencia y
su función de control a las movilidades entre ambos países. Como se-
ñalan las autoras, los parques nacionales tuvieron, en gran medida, la
función de fronterización en esta área.
Desde el cerro Zapaleri hasta el canal de Beagle, esta díada se extiende
por más de 5000 km, con la cordillera de los Andes en su centro. Como nos
recuerdan Matossian y Vejsbjerg, se trata del tercer límite terrestre más
extenso del mundo. De norte a sur se pueden reconocer diferentes discon-
tinuidades. Uno de los tramos de ese extenso espacio fronterizo es el que
motiva el estado de la cuestión que se presenta en este trabajo. Las autoras
optan por denominarlo Araucanía-Norpatagonia, apelando a categorías
regionales, una por cada país, lo que muestra en cierta forma la persisten-
cia de la cicatriz. Pero lejos está de constituirse en un espacio desarticula-
do: a través del límite internacional existen múltiples vinculaciones, sen-
tidos de pertenencia y organizaciones que, recurriendo a una metáfora,
van buscando coser esa cicatriz. Se podría hablar, tal vez, del efr mapuche,
por la identificación del grupo humano cuyos territorios se distribuían
hacia uno y otro lado de la cordillera, y que fueron redefinidos, en la forma
de reservas, tras la expansión de los Estados argentino y chileno hacia el
sur. El recorte regional será algo diferente si se presta atención a los cami-
nos internacionales, que últimamente fueron ordenados por la Iniciativa
para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (iirsa)
en la planificación de los llamados Ejes de Integración y Desarrollo. Los
principales caminos que estructuran el Eje Sur son, al norte, el que cruza
por el paso Pino Hachado y, al sur, el que lo hace por Cardenal Samoré. El
efr, así recortado, va de un océano al otro, y en su interior se establecen
múltiples vinculaciones comerciales transfronterizas. También, podría
reconocerse una región, a partir de la integración entre las divisiones de
primer orden, a las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut en la Ar-
gentina, y las regiones de Araucanía, de los Ríos y de los Lagos en Chile,
entre las cuales se han generado diferentes estrategias de cooperación,
dentro de los nuevos esquemas de gobernanza transfronteriza multinivel
que se van generando en toda Latinoamérica. En todo caso, todos estos re-
cortes son analíticamente válidos y, como exponen las autoras, están dan-
do cuenta de la multiplicidad de escalas espaciotemporales que se pueden
involucrar en el estudio de un espacio fronterizo.

52 | Araucanía-Norpatagonia
Para su exhaustivo análisis bibliográfico, las autoras revisan actas de
congreso, revistas especializadas y libros producidos dentro y fuera del
efr. Como nos advierten desde el título, prestan atención a la mirada
geográfica (tomando por geográfica una definición amplia). Una de las
conclusiones a la que llegan es que la producción procedente de la geo-
grafía disciplinar todavía es relativamente escasa, sobre todo en compa-
ración con la profusa literatura especializada, generada desde los cam-
pos disciplinares de la historia o la antropología. Todavía son pocos los
estados de la cuestión referidos a los espacios fronterizos argentinos.
Este artículo es un buen ejemplo para seguir en el estudio bibliográfico
de otras regiones.
El único interrogante que se me plantea es si es correcto incluir a
los estudios arqueológicos ocupados de entender cómo se organizaban
las sociedades allí localizadas en el pasado remoto. Si los espacios fron-
terizos de los que se está dando cuenta son el producto del proceso de
formación y diferenciación territorial generado por estados modernos,
en el caso del sur sudamericano el inicio de este proceso difícilmente
podría ubicarse mucho antes del siglo xix. Las tierras andinas ubica-
das en torno al paralelo 40° Sur ¿funcionaban como una díada ya en
tiempos prehistóricos, ya en tiempos prehispánicos? Esta no es más
que una observación menor, para un trabajo que considero meritorio.

Réplica de las autoras

Agradecemos a Alejandro Benedetti su atenta lectura y las reflexiones


que, a propósito del espacio fronterizo regional Araucanía-Norpatago-
nia analizado, hiciera sobre el contexto histórico y geográfico a escala
nacional, así como la mención a los procesos geográficos generales que
también pueden comprobarse en estas latitudes: la delimitación de la
frontera argentino-chilena y la fronterización como estrategia de con-
trol territorial llevada a cabo por ambos países. Sería interesante poder
profundizar en estudios comparativos entre diferentes tramos del ex-
tenso espacio fronterizo que comparten Chile y la Argentina, respecto
de los mecanismos utilizados (entre diferentes agentes públicos y pri-
vados) y su cristalización en el espacio (mediante prácticas materiales
y simbólicas); así como los objetivos y justificaciones históricas de pro-
yectos que fueron o no llevados a cabo.
En relación a la pertinencia de incluir los estudios arqueológicos (que
demuestran un escenario de complementación ambiental de recursos

Los estudios de frontera en perspectiva... | 53


e interacciones recurrentes entre grupos sociales semejantes a ambos
lados de la cordillera) como antecedentes en el análisis de los criterios
que se han utilizado para delimitar geográficamente el área de estudio,
no sería, en rigor, adecuada. Sin embargo, hemos intentado incluir los
principales resultados de los debates generados en el marco de los Talle-
res Binacionales 2010, 2012 y 2014, debido a la posibilidad de problema-
tizar un espacio regional fronterizo más allá de la relación diádica entre
dos Estados parte modernos, e integrar la dimensión histórica (y, en este
caso, prehistórica) a la comprensión de diversos procesos que se oponen
a las prácticas hegemónicas nacionales e incluso internacionales. Algu-
nos de estos procesos fueron analizados hasta el momento por distintas
disciplinas provenientes de las ciencias sociales y humanas, que a su vez
pueden aportar a los estudios de frontera en perspectiva geográfica, por
ejemplo: la persistencia de múltiples discursos territoriales débiles, las
definiciones de territorialidades en sentido horizontal que desafían los
mapas geopolíticos, las prácticas materiales y simbólicas con repercusión
espacial, entre las que se pueden mencionar iniciativas para la preserva-
ción del patrimonio cultural y/o puesta en valor de itinerarios culturales
compartidos, el turismo y el rol de las áreas naturales protegidas en la
conservación y desarrollo sustentable de espacios fronterizos.

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