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Para la gente que está en riesgo elevado de infección con el VIH, tal
como los consumidores de drogas inyectables y las personas cuyas
parejas tienen el virus, tomar cierto medicamento (tal como una píldora
diaria) es otra forma que ayuda a reducir el riesgo de infección. A este
método se le conoce como profilaxis pre-exposición o PrEP por sus
siglas en inglés. Las personas que emplean la PrEP deben tener la
disposición y disciplina de tomar la píldora cada día y acudir al médico
cada varios meses para someterse a pruebas periódicas de VIH,
reabastecer sus recetas y hacer el seguimiento correspondiente.
Las pruebas del VIH están disponibles para usted en muchos centros
de atención médica (consultorios de los médicos, hospitales, clínicas
locales y clínicas del departamento de salud del estado). Y también
hay pruebas que se pueden adquirir en las farmacias para tomar las
muestras en su casa. Usted mismo puede someter la muestra a
prueba o enviar la muestra a un laboratorio.
Pruebas en el hogar
Resultados de la prueba
Una persona puede que tenga la infección con el VIH y no tener sida.
El sida ocurre cuando la infección con el VIH ha dañado gravemente el
sistema inmunitario, un proceso que puede tomar años. En los
Estados Unidos y otras naciones industrializadas, el tiempo promedio
entre haber contraído el VIH y el haber desarrollado el sida en etapa
avanzada es de aproximadamente 10 años en caso de que la persona
no reciba tratamiento, pero en algunas personas esto puede ocurrir en
menos tiempo.
contra el VIH/sida
Las desigualdades están detrás de la falta de progreso en la
respuesta al VIH, sostiene el Programa Conjunto de las Naciones
Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) en su más
reciente Actualización Mundial sobre el Sida, lanzada el 14 de julio.
Entre las principales barreras que el organismo ha identificado, con
base en las 4 décadas de respuesta global al VIH/sida, están la falta
de educación, la pobreza y la criminalización de algunos grupos de
la población.
Pobreza
La falta de realización de pruebas de VIH y de tratamiento es más
marcada entre las personas que viven marginalizadas y aquellas que
no tienen acceso a los servicios de salud.
A esto se suman desigualdades relacionadas con la edad, el género,
la raza y el nivel de ingresos, lo que se refleja en grandes diferencias
en el acceso a servicios y en el estado de salud de las personas.
La pobreza también suele impulsar la migración, la cual, se ha
comprobado, complica el acceso a los servicios de VIH. Las leyes de
muchos países limitan el acceso a servicios de salud para migrantes
sin documentos, y el miedo a la deportación evita que las personas
acudan a esos servicios.
Una vinculación efectiva a los servicios de atención del VIH, debe ser
guiada por personas capacitadas y con un perfil adecuado que brinden
el apoyo e información que contribuya al empoderamiento de las
personas con un diagnóstico reciente de VIH. La forma como se
entrega de un resultado VIH positivo, a una persona de reciente
diagnóstico, es otra pieza clave, se requiere de una consejería post-
prueba que oriente, aclare todas las dudas y sea esperanzadora,
seguida de una vinculación efectiva. Estos dos pasos puede significar
que en un futuro esa persona tenga un mejor apego a su tratamiento,
sea menos proclive al abandono y, como consecuencia, tenga un
mejor estado de salud.