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La muy noble y leal ciudad de Santa Cruz de La Palma fue fundada por el

Adelantado de Canarias Alonso Fernández de Lugo en 1493, a lo largo de la


línea costera que forma una gran bahía situada al Este de la Isla.

Las calles, plazas, rincones que se pueden apreciar en el plano mantienen el


trazado original, producto de una adaptación al medio marino y la orografia
montañosa.

Casas, patios, inmuebles religiosos, civiles, o militares, son producto de unos


hechos históricos y de la mezcla de culturas. Las viviendas tienen influencia
portuguesa, andaluza, castellana y holandesa, con balcones y ventanas de
estimo propio y esquinas empedradas. Dominicos y Franciscanos dejaron
impronta en los conventos que levantaron; la muralla norte de la ciudad,
adosada a la fortificación del Cabo y el Castillo de Santa Catalina, imponente
inmueble de piedra negra, testimonian los afanes de aventureros y piratas que
periódicamente asaltaban la población con intenciones de invadirla y hacerse
con las riquezas de una sociedad que, como queda reflejado en las fachadas
del Consistorio o de la portada de la parroquia matríz, nació bajo ideas
humanistas y reminiscencias clásicas.

Santa Cruz de La Palma es una ciudad tranquila, segura, alegre que sorprende
al visitante por sus rincones únicos, testimonios de un rico patrimonio que la
diferencia de las demás ciudades canarias.

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