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La Muralla y la Escritura:
El muralismo, los murales y los grafiti son las formas de arte que más reflejan los
cambios del entorno sociopolítico. Desde la época del Renacimiento italiano los
murales han reflejado la ideología de sus patrocinantes: la Iglesia, los gobiernos y
los mecenas pero también son en las calles, huella del espíritu de la sociedad
rebelde y de los artistas inconformes.
“(…) el verdadero arte, se esfuerza por dar una expresión a las necesidades
interiores del hombre y de la humanidad de hoy, no puede no ser revolucionario,
es decir, no aspirar a una reconstrucción completa y radical de la sociedad” (Tibol,
Documentación del arte Méxicano, 1974)
Por tanto el uso del arte al servicio de las ideas y de las luchas revolucionarias,
generará una segunda proclama, a saber: la producción de obras de arte
monumentales y de dominio público. Para esto es necesario recordar a Siqueiros
en lo que constituye el primer manifiesto:
Más adelante el propio Siqueiros sostendrá que al arte mexicano, el arte del
pueblo, es la más sana expresión espiritual (Tibol, 1961) ¿Cómo entiende
siqueiros la espiritualidad y lo moderno? La solución se presenta clara y diafana
en el mismo parrafo, tanto la espiritualidad, la modernidad y su sanidad radican
en el colectivismo, en la renuncia a la individualidad exaltada. “Nuestra meta
estética fundamental es socializar la expresión artística que tiende a borrar
totalmente el individualismo, que es burgues”. (Tibol, 1961)
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¿Pero que posee la revolución mexicana de particular y que irradio con tanto
estruendo hacia sus formas artísticas? El muralismo fue la expresión artística de
una memoria en construcción, asolada por las miserias de un pueblo y sus ansias
de reivindicación. De allí la integración de los espacios y paisajes de la naturaleza
física y humana. Es la reivindicación del obrero, del campesino y del indígena. Es
este último sujeto el contenido más importante y que diferencia al muralismo
Mexicano de otras estéticas revolucionarias. El obrero, el proletario de los
movimientos europeos, es un sujeto urbano. El protagonista de la revolución en
México es el campesinado, es el hombre de la tierra descendiente del mundo
azteca y afín. El muralismo concibió la creación de un arte nacional, inspirado en
el pasado indígena, pero al mismo tiempo con una visión moderna de progreso y
futuro.
Pero este progreso no debe ser reducido sólo al campo de la técnica, sino mas
bien dice relación con el despliegue de una lógica histórica de la emancipación
mucho más cercano al materialismo dialectico marxista que al puro devenir de la
ciencia y la tecnología. Evidentemente no desconoceré aquí que en la visión de la
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tesis marxiana el desarrollo del espíritu humano está unido al avance de la ciencia
como factor desacralizador del mundo.
Es con esta proclama que concluyó el texto del tercer manifiesto Treinta - Treinta.
El documento ha iniciado su exhorto realizando una fuerte crítica al academicismo,
a la burguesía, a la escuela nacional de Bellas Artes y las falsas formas artísticas
que se amparan en la revolución. Lo Enorme y exuberante de este documento es
quien lo firma, no es sólo Diego Rivera sino además otro monumental exponente
de la era de las vanguardias, tal vez el más poderoso de todos, André Breton.
El dada comparte con el muralismo sus críticas hacia la cultura burguesa. “¿Sirve
el arte para amontonar dinero y acariciar a los gentiles burgueses […] El amor por
lo nuevo es una cruz simpática que revela un amiquemeimportismo, signo sin
causa, frágil y positivo” (tzara, 1918) Como ademas toma distancia de la tradición
estética clásica:
“El nuevo pintor crea un mundo cuyos elementos son sus mismos medios,
una obra sobria y definida, sin argumento. El artista nuevo protesta: ya no pinta
(reproducción simbólica e ilusionista), sino que crea directamente en piedra,
madera, hierro, estaño, bloques de organismos móviles a los que el límpido viento
de las a inmediatas sensaciones hacer dar vueltas en todos los sentidos. Toda
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obra pictórica o plástica es inútil; que, por lo u sea un monstruo capaz de dar
miedo a los espíritus serviles y no algo dulzarrón para servir de ornamento” (tzara,
1918)
“No tengo derecho a arrastrar a nadie a mi río, yo no obligo a nadie a que me siga.
Cada cual hace su arte a su modo y manera (…) Así nació DADA, de una
necesidad de independencia, de desconfianza hacía la comunidad” (Tzara, 1918)
¿Pero que ha Sucedido con el surrealismo. Converge con mayor holgura con la
tesis Muralista. Sus puntos de encuentros están construidos sobre qué o sobre
quién? La respuesta parece sencilla, el hombre tras la máscara es Marx. A partir
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Bibliografía
Bretón, A. (2002). primer Manifiesto Surrealista . Madrid: Visor.