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Primitivismo en Éric Satie

Uno de los aspectos más destacados a finales del siglo XIX en el campo
artístico, es el movimiento conocido como primitivismo. Este surge como
una respuesta a la búsqueda de alejarse de la realidad, remontándose a los
inicios de la humanidad, rescatando las pinturas, esculturas y la cultura
ancestral principalmente de pueblos prehistóricos de Africa y Asia; o de
etnias no civilizadas. Los pintores del siglo XIX como Paul Gauguin (1848
– 1903), Emil Hansen (1867 – 1956) y Pablo Picasso (1881 – 1973) se
centraron en la expresividad a partir de la espontaneidad y autenticidad.

Alfred Erik Leslie Satie (1866 – 1925) pianista y compositor, nació en


Honfleur – Francia pero a la edad de seis años se mudó a Paris con su
familia. En 1872 entró al conservatorio de Paris de donde fue expulsado
pues sus masestro lo consideraban falto de talento. En 1905, a la edad de 40
años para sorpresa de todos, entra a la Schola Cantorum para culminar sus
estudios.

El primitivismo en el compositor Erik Satie nació como una respuesta a las


posturas del impresionismo Debussyniano, rechazando su subjetividad y
grandiosidad. Centrándose en volver a la espontaneidad y libertad que
caracterizaban la vida primitiva, Satie desarrolla la idea de que una de las
características de la música francesa es su claridad, de este modo  parte de
la sencillez en su música, despojándola de lo esencial hasta dejarla en los
huesos. Esto lo hace por medio de melodías y armonía sencillas, ritmos
claros y en general eludiendo el desarrollo de las ideas para evitar el
aburrimiento del público

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