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Francisco Montoya
Introducción
Se inicia una etapa donde había que afrontar dos retos fundamentales.
Por una parte, tocaba asentar el proceso iniciado con la redacción de la
Constitución y comprobar que eran posibles la pluralidad y la alternancia
política pacífica.
Por otra parte, había que controlar los elementos desestabilizadores, es
decir, a los sectores de ultraderecha, incluida una parte importante del ejército,
y a los de extrema izquierda. Ambos, aunque por razones bien distintas, se
situaban en contra del nuevo régimen.
Una de las primeras tareas del gobierno fue el de adoptar medidas para
contrarrestar la crisis económica y afrontar sus problemas estructurales, por
ello el gobierno se vio obligado a llevar a cabo un duro reajuste económico:
devaluación de la peseta, seguida de la contención salarial, la reconversión
industrial de los sectores siderúrgico, naval y del calzado (1982-85, que
supuso el cierre de empresas poco rentables con el consiguiente aumento del
paro) y privatización de empresas públicas (SEAT, REPSOL,
TELEFÓNICA…)
Sin embargo, a partir de 1993 España se vio afectada por un ciclo económico
recesivo, que hizo caer la tasa inversión, incrementó el paro y la deuda pública
y disminuyó la competitividad de la economía española.
Además la última legislatura del PSOE estuvo marcada por un clima de
crispación política generada por la difusión de escándalos de corrupción.
Algunos fueron financieros como el de Banesto, donde se procesó por estafa a
su director, Mario Conde. Otros como los de Filesa (trama de empresas para la
financiación ilegal del PSOE) o el GAL venían de la legislatura anterior, pero
continuaron destapando información que comprometía el PSOE y al gobierno.
Sin embargo el caso que más desprestigió al gobierno fue el de Luis
Roldan, Director General de la Guardia Civil, que fue detenido en noviembre
de 1993, acusado de haber estafado cenca de cinco mil millones de pesetas
Señor Presidente,
Comparezco ante sus señorías para solicitar la confianza de la Cámara, conforme a lo dispuesto en el artículo 99 de la
Constitución.
Las elecciones del 3 de marzo han abierto una nueva etapa política en España. Los españoles, tras un largo período de
gobiernos socialistas, han manifestado su deseo de renovar nuestra vida pública; renovación para dar el impulso de
modernización que España ahora necesita y que debe afectar a los comportamientos políticos, al modo en que se ejerce
el poder, al funcionamiento de nuestra democracia y traducirse en nuevas políticas para solucionar problemas, no
resueltos, corregir errores y alcanzar mayores cotas de libertad y de bienestar para los españoles.
El pueblo español ha promovido la alternancia al convertir al Partido Popular […] en la opción política más votada y
con mayor número de escaños en cada una de las Cámaras, sin disponer, sin embargo, de mayoría absoluta en el
Congreso.
De este resultado electoral se derivan unas consecuencias que quiero resaltar al principio de mi discurso y que, en mi
opinión, han de fijar la orientación de la Legislatura: en primer lugar, una voluntad de cambio político; en segundo
lugar, la necesidad de un mayor diálogo, de una mayor capacidad de compromiso, de más decisiones compartidas en
nuestra vida pública.
Discurso de D. José María Aznar en la sesión de investidura, en el Congreso de los Diputados, 3 de mayo de 1996
Pero, sin duda el principal asunto político en los últimos años de la legislatura
fue y es el desafío soberanista electoral efectuado por partidos de corte
nacionalista en Cataluña, y la aplicación del artículo 155 de la Constitución.