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Bajtín
PROBLEMAS
LITERARIOS
Y ESTÉTICOS
En <1 /ik -.i hIc libro se. lian recopilado las investigaciones so
bre /enría literaria realizadas por el destacado científico y
filólogo ■.m ieh,,, Mijaíl Mijáilovich Bajtín (1895-1975), es
trila. eii dtvei'.o'. míos y reimpresas en los últimos tiempos
Traducción / Alfredo Caballero en la revista V'iipio i lileiaturi (Cuestiones de literatura) y
Edición / Omelio Ramos Metieres «■n otras laihhi ia iiint s, algunos materiales aparecen por pri
Corrección tipográfica / José A. Fernández
mera tioz.
Cubierta / Alejandro Luis García Chaple
I.a propaiiKiíni de esta obra para su impresión fue la
última labor </<• M. Al. Ha ¡lili.
El libio .• inicia con el texto titulad) «El problema
del contenido, tlel mulmial y de la forma en la creación ar
Primera traducción al español tística ceibal", escrito en 192'1 por encargo de la revista
lile ski sov f iiKiiiiik (l'l < oiili-nipoi'iíneo Ruso), muy renom
brada en aquel enlom es y uno </« cuyos directores era .4. M.
Sobre la presente edición: Gorki. En < -.<i oportunidad dicho trabajo no vio la luz, pues
Editorial Arte y Literatura, 1986 la revista dejo de c.tistii muy pronto. Al valorar este anti
guo ensayo de l\t. A/. Bajtín es indispensable considerar que
fue creado en el mano de uno amplia y aguda discusión en
Este libro ha sido procesado en el Combinado
torno a los problemas mvlodologu os general w de la teoría y
Poligráfico «Alfredo Ixjpez» del Ministerio de la crítica literarias. I.a obra del joven científico constituía
Cultura, terminado en mayo de 1986, «Año del una singular réplica en este diálogo metodológico, una répli
XXX Aniversario del Desembarco del Granma», ca importante y original que. sin embargo, debido a las cir
Ciudad de La Habana, 08-07. cunstancias. «se deslizaba» del diálogo de entonces. Para
ofrecer una imagen más plena y objetiva de la vida científi
ca de aquel tiempo, la publicación de este trabajo tendrá
EDITORIAL ARTE Y LITERATURA una importancia verdaderamente esencial.
Palacio del Segundo Cabo M. M. Bajtín ocupó una posición muy independiente y
OTleilly no. 4, Habana Vieja científicamente fecunda en el abordaje de los problemas del
Ciudad de La Habana, Cuba contenido y la forma de la obra literaria. Su concepción,
como lo demuestra el trabajo que se publica, se definía en
un rechazo polémico de la orientación representada en la
8 M. M. BAJTÍN
PKOIII.I IM AS IJIIItAHlOS Y ESTÉTICOS 9
poética por la «escuela formal» (con respecto a dicha orien
¡i<> y del cronotopo en la novela») relacionada con su libro
tación es profundamente crítico). Como les natural, el tietn-
dedicado <i lina de las variedades de la novela europea, la lla
po en que lo escribió se pone de manifiesto en la terminología
mada «novela de educación» (cuyo original no se conservó).
utilizada por el autor; ahora bien, al valerse de algunos tér
Este ensayo de M. M. Bajtín, escrito entre 1937 y 1938, an
minos empleados en aquellos años, los enriquece con un ticipo la actualidad que ha adquirido en la teoría literaria so
contenido personal originalísimo. De manera que ese ensayo viética el problema del tiempo y el espacio en la literatura.
conserva su vigencia teórica incluso para el presente (ha Al prepararlo para su impresión, en 1973, Bajtín le añadió
sido publicado parcialmente en el libro Contexto 1973 —Edi el capí lulo «Observaciones como conclusión» (un fragmento
torial \«Naúka»; Moscú, 1974—, del Instituto de Literatura ile «Formas del tiempo y del cronotopo en la novela» fue pu
Universal de la Academia de Ciencias de la URSS). blicado en Voprosi literaturi, no. 3 de 1974).
Los demás trabajos incluidos en el présente libro se El ensayo «Rebeláis y Gógol» constituye una parte de
ciñen al estudio de los dos problemas fundamentales que la disertación de M. M. Bajtín «Rabelais en la historia del
demandaron la mayor atención por parle de M. M. Bajtín a realismo», que no incluyó en su libro sobre este escritor
lo largo de toda su actividad creadora: el de la novela como (se publicó en la recopilación Contexto 1972, Editorial «Naú-
género rector y más específico de la literatura de la época ka», Moscú, 1973).
moderna y el de la palabra literaria, particularmente de la I.os trabajos incluidos examinan una amplia gama de
palabra de la prosa artística. Los intereses científicos de M. problemas relativos a la teoría literaria y la poética histórica.
M. Bajtín estuvieron concentrados en la intersección de am Al mismo tiempo, ofici en una visión acerca de la integrali-
bos problemas. dad de la creación científica de M. M. Bajtín. Por otra par
El tema relacionado con «La palabra en la novela», de te, los princi pales tenias elucidados —la teoría de la novela
gran extensión, fue desarrollado entre los años 1934 y 1935 y de la palabra artístico literaria posibilitan una estructu
bajo el título de «La palabra en la poesía y en la prosa» (dos ración armoniosa de este con junto de valiosos ensayos que
capítulos fueron publicados en Voprosi literaturi, no. 6 de nos brindan una investigación. multilateral y a la vez impreg
1972). Posteriormente el autor lo retomó en la ponencia nada de una idea única, de la naturaleza artística del género
«La palabra en la novela», leída el 14 de octubre de 1940 rector de. la literatura en la época moderna.
en el Instituto de Literatura Universal de la Academia de
Ciencias de la URSS (fue divulgada en forma de dos artícu
los: en Voprosi literaturi, no. 8 de 1965, y en la recopilación
Literatura rusa y extranjera, Saransk, 1967; en esta edición,
el trabajo fue titulado «De la prehistoria de la palabra de la
novela»). Un poco más tarde (él 24 de marzo de 1941),
también en el mencionado Instituto, M. M. Bajtín leyó una
segunda ponendia: «La novela como género literario» (pu
blicada en Voprosi literaturi, no. 1 de 1970, con el título
«La épica y la novela», que mantiene en esta antología).
La teoría de la novela Se analiza en las obras de M.
M. Bajtín en sus distintas facetas y en sus diferentes aspec
tos. El autor dedicó una investigación especial al problema
del tiempo y el espacio en la novela (véase «Formas del tiem-
EL PROBLEMA DEL CONTENIDO,
DEL MATERIAL Y DE LA FORMA
EN.LA CREACIÓN ARTÍSTICA VERBAL
t
un solo paso (en la mayoría de los lingüistas y en V. M. vo-cieiitificos y, en otros casos, demostrables directamente
Zhirmunski), y a veces tratando abiertamente de convertirse nwdiuntc las matemáticas.
sólo en una parte de la lingüística (en V. V. Vinográdov). Por esta vía, la teoría del arte llega a la creación de
Para la poética, al igual que para toda estética especia la premisa del carácter estético general, la cual es psicológica
lizada, donde además de los principios estético-generales hay o históricamente comprensible por entero sobre la base de
que tener en cuenta la naturaleza del material —en el caso lo dicho por nosotros, pero a duras penas legítima y facti
dado, el verbal—, la lingüística es indispensable como dis ble de ser demostrada de modo sistemático. Esta premisa,
ciplina auxiliar; pero aquí ésta comienza a ocupar un lugar desarrollando un poco lo expresado antes, la formulamos
dirigente que no le resulta nada conveniente, pues es casi el del siguiente modo: la actividad estética está orientada a un
mismo lugar que debiera ocupar lal estética general. material, sólo le da forma; una forma estéticamente válida
El fenómeno señalado es altamente característico de las es una forma del material, comprendido desde el punto de
ciencias sobre las artes que se autocontraponen a la estética: vista de las ciencias naturales o de la lingüística; las afirma
en la mayoría de los casos, ellas valoran de forma incorrecta ciones de los artistas acerca de que su creación es valiosa,
la significación del material en la creación artística, y esta está dirigida al mundo y a la realidad y tiene que ver con las
sobrestimación del elemento material se condiciona por al personas, las relaciones sociales y los valores éticos, religio
gunas consideraciones fundamentales. sos y de otra índole, no son más que metáforas, ya que en rea
lidad al artista se le ofrede sólo el material: el espacio fisico
En su tiempo, fue proclamada una consigna clásica; no
matemático, la masa, el sonido de la acústica o la palabra de
hay arte, sólo hay diversas artes. Este postulado planteaba
la lingüística, y puede ocupar una posición artística sólo res
de hecho la primacía del material en la creación artística,
pecto del material dado.
ya que el material es precisamente eso que distingue al arte
Esta premisa de carácter estético general, que yace si
y —si se promueve metódicamente a primer plano en la
lenciosa o manifiestamente sobre la base de muchos traba
conciencia del estético— aísla las distintas artes. Pero, ¿qur'
jos y de corrientes enteras en la esfera de las ciencias acerca
condiciona esta primacía del material? ¿Es legítima desde
de las diversas artes, nos da derecho a hablar de una concep
el punto de vista metódico?
ción estética general especial que ellos plantean en forma no
En su tendencia a construir los juicios científicos sobre crítica y que nosotros llamaremos estética material.
el arte, independientemente de la estética filosófica general, La estética material es como la hipótesis de trabajo de
la teoría del arte encuentra el material como la base más las direcciones de la teoría del arte, que pretenden ser inde
sólida para el enjuiciamiento científico, pues la orientación pendientes de la estética general; en ella se apoyan tanto los
al material crea una atrayente proximidad a la ciencia em formalistas como V. M. Zhirmunski: es justamente la pre
pírica positiva. En realidad, el espacio, la masa, el color, misa que los une.3
el sonido, etcétera, todo esto lo obtiene el teórico de la li Es bueno señalar aquí que el llamado método formal
teratura y el arte (y el artista) de las ramas correspondientes no está ligado en modo alguno ni histórica ni sistemática-
de las ciencias naturales matemáticas, y la palabra la obtie
ne de la lingüística. Y he aquí que en el terreno de la teo 3 Esta premisa, formulada por nosotros con toda claridad y rigor,
ría del arte nace la tendencia a entender la forma artística a menudo adopta formas más suavizadas que poseen una variante
característica: la concepción de V. M. Zhirmunski, la cual pro
como una forma del material en cuestión!* no mayor que una
mueve el momento temático. Sin embargo, también el tema es
combinación dentro de los límites del material en su defini introducido por él sólo como momento del material (el significado
ción y regularidad científico-natural y lingüística; esto daría de la palabra), mientras que en algunas artes cuyo material carece
a los juicios de la teoría del arte la posibilidad de ser positi de este momento, el tema está ausente.
18 M. M. BAJTÍX
' IOIII IIMAN i I II KAIIIOS Y ESTÉTICOS 19
mente con la estética formal —Kant, Herbart y otros, a di
ferencia de la estética de contenido: Schelling, Hegel y iiíiui, «ii l<> r.si«-«-niv<> consideraremos la estética material ya
otros— y no se encuentra en su camino. En el plano estéti ,< JikIoiikolí de lu í < icik in-i sobre In.s diversas artes, y como
co-general, se le debe definir como una de las variantes —a ■ oio <-|>i ion <••11111111 gcm-iul independiente, como lo es en rea
decir verdad, un poco simplificada y primitiva— de la ya lidad. i n ( ididiid di- tul debe someterse u enjuiciamiento y
mencionada estética material, cuya historia es la de las crítica: ¿podrá satisfacer aquellas exigencias que son total
Kunstwissenschaften4 en su lucha por la independencia de mente obligatorias respecto de toda teoría estética general?
la filosofía sistemática.
Al valorar los trabajos sobre teoría del arte, es indispen
sable delimitar con rigurosidad esta concepción general de 1. La estética material no es capaz de fundamen
la estética material, completamente inaceptable —como con tar una forma artística.
fiamos poder demostrar más adelante—, de esas afirmaciones
puramente particulares y concretas que pueden tener, sin
embargo, un valor científico, independientemente de la fal El postulado fundamental de la estética material, el cual
sa concepción general, pero sólo en aquella esfera donde la se refiere a la forma, origina determinadas dudas y en ge*
creación artística está condicionada por la naturaleza del neral resulta inconvincente.
material dado.® La forma, entendida como forma del material en su de
Se puede decir que la estética material, como hipótesis finición científico-natural —matemática o lingüística—, se
de trabajo, no es perjudicial y, con un reconocimiento me convierte en algo externo, carente del elemento valorativo».
tódicamente claro de los límites de su aplicación, puede ser en una simple regulación de aquél. Queda totalmente in
incluso productiva en el estudio sólo de la técnica de la crea comprendida la intensidad emocional-volitiva de la forma,
ción artística y se hace incondicionalmente nociviai e inacce así como el carácter de la expresión de determinada actitud
sible allí donde sobre su base se trata de comprender y es valorativa del autor y del espectador ante 'algo más que el
tudiar la creación artística en general, en su peculiaridad y material; este carácter es inherente a dicha intensidad, pues
significación estéticas. esto que se expresa con la forma —con el ritmo, la armonía,,
la simetría y otros elementos formales—, la actitud emo-
La estética material, que no se limita en sus pretensio
cional-volitiva, ostenta un carácter demasiado intenso, de
nes sólo al aspecto técnico de la creación artística, conduce
masiado activo, para que se le pueda interpretar como una
a diferentes errores cardinales y dificultades insupera
bles para ella. Vamos a analizar los principales proble- actitud ante el material.
Cualquier sentimiento, privado del objeto que lo com
4 Las ciencias sobre las artes (en alemán en el original).
prende, degenera hasta el estado psíquico desnudamente fac
0 En los trabajos de los formalistas, junto a afirmaciones totalmente tual, aislado y extracultural; por esta razón, un sentimiento
ilícitas —sobre todo de carácter general— se encuentran muchas no referido a nada pero expresado con unía forma se convier
observaciones valiosas desde el punto de vista científico. Un alto te sencillamente en un estado del organismo psicofísico ca
valor científico poseen en plena medida obras tales como La rima, rente de toda intención desplegadora del círculo de la exis
su teoría e historia, de V. M. Zhirmunski, y Métrica rusa, de B. V. tencia espiritual desnuda; se convierte simplemente en un
Tomashevski. El estudio de la técnica de las obras del arte ver
bal comenzó, inicialmente, en el terreno de la estética material, placer que puede ser explicado y entendido en definitiva sólo
tanto en la literatura estética de Europa occidental como en la de un modo puramente hedonista; por ejemplo: el material'
rusa. en el arte se organiza por la forma, de manera que devenga
excitador de sensaciones y estados agradables del organismo-
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psicofísico. La estética material dista mucho de llegar siem lien, reafirma a alguien o a algo», poseen, sin embargo,
pre a tal conclusión, pero debe hacerlo consecuentemente. •olería dosis de justez.n cienlil'ica, y precisamente en el hecho
La obra artística, entendida como material organizado, ■de que una forma nrlÍHlicninciite valiosa en realidad se re
•como cosa, puede tener importancia sólo como excitador fí fiere a algo, se orienta valoralivamentc a algo aparte del ma
sico de estados fisiológicos y psíquicos, o bien debe recibir terial con el cual se asocia y está inseparablemente ligada.
•una determinada destinación utilitaria y práctica. Por lo visto, es indispensable suponer el elemento del conter
El método formal ruso, con la consecuencia propia de nido, que permitiría comprender la forma de un modo más
todo primitivismo y una cierta dosis de nihilismo, utiliza los sustancial que el burdamente hedonista.
términos «percibirá la forma, «hacer» la obra artística y
Pero al igual que hay una belleza libre y no vinculada,
■otros.
hay un arte sin objeto, respecto del cual la estética material
Cuando un escultor trabaja en mármol, sin duda está
■es, evidentemente, lícita por completo.
elaborándolo en su definición física, pero no es a él a quien
va dirigida la actividad valoralivamentc artística del creador, Sin entrar por ahora a analizar con más detalles esta
ni a él se refiere la forma que éste realiza, aunque la propia cuestión, señalaremos aquí sólo lo siguiente: las artes libera
realización no se las arregla ni un momento sin el mármol; les son libres únicamente de la definición cognoscitiva pura
dicho sea de paso, tampoco se las arregla sin el cincel, el cual y de la diferenciación del objeto de su contenido (la música,
en ninguna medida no entra en el objeto artístico como ele por ejemplo). Pero también en ellas la forma es igualmen
mento suyo. La forma escultórica que se crea es una forma te libre de la actitud primaria y directa hacia el material: el
estéticamente valiosa del hombre y de su cuerpo: la intención ■sonido de la acústica.
de la creación y Ja contemplación va en esta dirección; en En general, se debe distinguir rigurosamente (lo cual
cambio, la actitud del artista y del espectador ante el már está muy lejos de hacerse siempre) el contenido (elemento
mol como cuerpo físico definido ostenta un carácter secun que, como veremos, es indispensable en el objeto artístico) de
dario, derivado, regido por determinada actitud primaria la diferenciación cognoscitiva del objeto (elemento que no
hacia los valores objetivos, y en el caso dado, hacia el valor es obligatoria en él); la libertad de la definición del con
del cuerpo humano. cepto no equivale en absoluto a la libertad del contenido, la
Como es lógico, casi nadie se pondrá a desarrollar con falta de objeto no es una carencia de contenido; en otras
seriedad los principios de la estética material tan consecuen esferas de la cultura existen valores que no admiten en prin
temente en su aplicación al mármol como en nuestro ejemplo cipio tal diferenciación ni la limitación a un concepto defi
(aunque es cierto que el mármol como material posee un sig nido y estable; así, la conducta moral en sus cimas genera
nificado más específico y estrecho que el habitualmente con un valor que se puede sólo consumar pero no expresar ni
ferido al término «material» en la estética material); pero, conocer en un concepto adecuado. La música carece de de
en principio, la cuestión se plantea de igual manera cuando finición objetiva y de diferenciación cognoscitiva, pero es
en vez del mármol se tiene en cuenta un sonido de la acús profundamente rica en contenido: su forma nos lleva más
tica o una palabra de la lingüística; simplemente la situa allá de los límites de la sonoridad acústica, y no precisamente
ción se hace un poco más compleja y no tan burda a primera a un vacío de valores; el contenido es aquí ético en su base
vista —sobre todo, claro está, cuando el material lo consti (se puede hablar de una libre y no predeterminada objetivi
tuye la palabra, el objeto de una disciplina humanística: la dad de la intensidad ética generada por la forma musical).
lingüística. Una música «árente de contenido como material organizado
Las expresiones metafóricas habituales, tales como «la no sería sino un excitador físico del estado psicofisiológico
forma artística canta a 'alguien, decora, transforma, justi- del placer. . _ _______________ —1
UMlvERSIDAC 01 UM A*MB 1
mno M INV ACIONES literaria*!
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l’lllll I l'MAM IIIIIIMIIOH Y ESTÉTICOS 23
Así, pues, en las artes no objetivas la forma tampoco .......... ..... « orno mi li'iioiiieno d. l lenguaje, o sea, de modo
|nn iiih nii lin|’iii',i 1111. ni volverse en absoluto hacia el ob-
puede ser fundamentada como la forma del material.
|riu que in.ifci iiiIiaii, uln ili iilru <lr los limites de esa regu
laridad cieniíficii quo dirige su inntoriul.
2. La estética material no puede fundamentar la l’or ultimo, la IrriT 111 tarea del análisis estético consiste
diferencia esencial que existe entre el objeto en comprender la obra material externa como el objeto es
estético y la obra externa, entre la articulación tético que se realiza, como el aparato técnico de la realización
y los nexos dentro de este objeto y las articula estética. Resulta evidente que esta tercera tarea presupone
ciones y nexos materiales dentro de la obra, y como ya conocidos y estudiados tanto el objeto estético en
en todas partes revela una tendencia a confun su peculiaridad como la obra material en su 'aspecto extra-
dir estos elementos. estético.
Para la solución de esta tercera tarea, hay que utilizar
el método ideológico.
Para la estética como ciencia, la obra de arte constitu A la estructura de la obra, entendida teleológicamente
ye, claro está, el objeto del conocimiento; pero esta actitud como realizadora del objeto estético, la llamaremos composi
cognoscitiva hacia la obra ostenta un carácter secundario: la ción. La composición de la obra material, como es natural,
actitud primaria debe ser puramente artística. El análisis es no coincide en absoluto con la sosegada e independiente exis
tético debe estar dirigido de modo directo no a la obra en tencia artística del objeto estético.
su aspecto sensorial y organizado sólo por el conocimiento, La composición puede definirse igualmente como el con
sino a aquello que constituye la obra para la actividad esté junto de los factores de la impresión artística.
tica del artista y el espectador dirigida a ésta. La estética material no se da cuenta, con suficiente cla
Así, pues, el objeto del análisis estético lo constituye ridad metódica, de su carácter secundario y no realiza hasta
el contenido de la actividad estética (de la contemplación) el final la estetización previa de su objeto; por esta razón
dirigida a la obra. nunca tiene que ver con el objeto estético en su pureza to
En lo sucesivo llamaremos a este contenido sencillamen tal y no es capaz, en principio, de comprender la peculiaridad
te el objeto estético, a diferencia de la propia obra externa, la de éste. De conformidad con su premisa fundamental, la
cual admite también otros enfoques, ante todo y de manera estética material no puede ir más allá de la obra como mate
primaria el cognoscitivo, o sea, la percepción sensorial orga rial organizado.
nizada por la comprensión.
En rigor, a la estética material es asequible por com
La comprensión del objeto estético en su peculiaridad
pleto sólo la segunda de las tareas del análisis estético, seña
puramente artística y de su estructura, 0 la cual llamaremos ladas por nosotros, y propiamente, el estudio no estético aún
en lo sucesivo la arquitectónica del objeto estético, es la pri de la naturaleza de la obra como objeto científico-natural o
mera tarea del análisis estético.
lingüístico. El análisis de la obra como un todo composicio-
Además, el análisis estético debe remitirse a la obra nal con objetivos no puede ser realizado satisfactoriamente
en su aspecto primario, puramente cognoscitivo, y compren
por ella a consecuencia de la falta de comprensión de la
der su estructura de una manera totalmente independiente peculiaridad del objeto estético. Este objeto, claro está, se
del objeto estético: el estético se debe volver geómetra, físi aparta de la viva contemplación estética del investigador,
co, anatomista, fisiólogo y lingüista, como tiene que hacerlo pero de una manera absolutamente acrítica y no consciente
hasta cierto punto también el artista. Así, la obra artística
metodológicamente.
en la palabra debe comprenderlo todo en cada uno de sus
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l-liolll I MAS LITERARIOS Y ESTETICOS 25
La no diferenciación de los tres momentos señalados por |x i o la forma de la individualidad no puede ser atribuida en
nosotros, o sea, el objeto estético, el aspecto extraestético ma mismo sentido —o sea, en el puramente estético—
terial y la organización composicional del material enten a la obra como material organizado (al cuadro, el todo verbal,
dida ideológicamente, introduce en el trabajo de la estética etcétera); se les puede atribuir individualidad sólo metafóri
material y —esto respecto a casi toda la teoría del arte— camente, o sea, convirtiéndolos en el objeto de una nueva
mucha ambigüedad y falta de claridad, y conduce a una obra artística verbal elemental —la metáfora—, poetizán
constante quatemio terminorum en las especulaciones: se dolos.
tiene en cuenta ya el objeto estético, la obra externa o la La forma de autosuficiencia de independencia, que per
composición. La investigación oscila fundamentalmente en tenece a todo lo estéticamente terminado es una form^. arqui
tre los momentos segundo y tercero, saltando de uno a otro tectónica pura, mucho menos factible de ser trasladada a la
sin ninguna sucesión metódica; pero lo peor es que, no en obra como material organizado: ésta es un todo teleológico
tendida de modo crítico, la composición de la obra es decla composicional donde cada momento y el propio todo están
rada abiertamente como el propio valor artístico, como el orientados a un objetivo, materializan y sirven a algo. Por
objeto estético mismo. La actividad artística (y la contem ejemplo, sólo se puede calificar al todo verbal de una obra
plación) es sustituida aquí por el juicio cognoscitivo y por de autosuficiente si se utiliza una metáfora en alto grado
una mala (ya que no es metódicamente consciente) valora osada y puramente romántica.
ción técnica. La novela es una forma composicional de organización
de las masas verbales; con ella se materializa en un objeto
estético la forma arquitectónica del acabado artístico de un
3. En las obras de la estética material ocurre una hecho histórico o social, la cual constituye una variante de
constante mezcla, inevitable para ella, de las la forma del acabado épico.
formas arquitectónicas y composicionales: ahora El drama es una forma composicional (el diálogo, la
bien, las primeras no alcanzan nunca claridad división en actos y demás); pero lo trágico y lo cómico son
de principios y pureza de definición y son sub formas arquitectónicas del acabado.
estimadas por eso. También se puede hablar de las formas composiciona
les de la comedia y la tragedia como varian'.es de la dramá
tica, teniendo en cuenta, al hacerlo, los procedimientos del
Esta deficiencia de la estética material está condiciona ordenamiento compositivo del material verbal, no de los va
da por la esencia misma de esta concepción y no es superable lores cognoscitivo-éticos: la terminología no es sólida ni
sobre su terreno. Ella, claro está, se encuentra ligada en plena. Se debe tomar en consideración que toda forma ar
forma estrecha con las particularidades señaladas por noso quitectónica se realiza con determinados procedimientos
tros en los puntos primero y segundo. composicionales; por otra parte, las formas compositivas más
He aquí algunos ejemplos de diferenciación metódica importantes —por ejemplo, las de género— se corresponden
de las formas arquitectónicas y composicionales. en el objeto realizado con las formas arquitectónicas esen
La individualidad estética es la forma puramente ar ciales.
quitectónica del propio objeto estético: se individualiza un La forma ele lo lírico es arquitectónica, pero existen las
suceso, una persona, un objeto material estéticamente anima formas composicionales de los poemas líricos.
do, etcétera; la individualidad del autor-creador, que tam El humor, la heroización, el tipo y el carácter son for
bién entra en el objeto estético, ostenta un carácter especial; mas puramente arquitectónicas, pero se realizan, claro está,
26 M. M. BAJTÍN
l’llollLEMAS LITEKAIUOS Y ESTÉTICOS 27
mediante determinados procedimientos composicionales; el genera la tendencia a diluir por completo las formas arqui
poema, el relato y la novélela son formas puramente compo tectónicas mi bu compositivas. La expresión extrema de esta
sitivas, de género; y el capítulo, la estrofa, y el párrafo, divi tendencia es el método formal ruso, donde las formas de com
posición y de género se esfuerzan por absorber todo el objeto
siones puramente composicionales (aunque tnmbién pueden
estético y donde, por añudidura, no hay una rigurosa dife
entenderse en forma puramente lingüistica, o sea, con in
dependencia de su lelos estético). renciación de las formas compositivas y lingüísticas.
Esta cuestión cambia poco en esencia cuando refieren
El ritmo puede ser entendido tanto en uno como en
las formas arquitectónicas a la temática y las compositivas a
otro sentido, es decir, como forma arquitectónica o como for la estilística, la instrumentación de la composición —en un
ma composicional. Como forma de ordenamiento del mate sentido mucho más estrecho que el que nosotros damo3 a
rial sonoro empíricamente percibido, audible y cognoscible, este término—; al mismo tiempo, se consideran como unidas
el ritmo es composicional; cinocionalmcnlc dirigido, orien en la obra (no hay diferencia entre el objeto estético y la
tado hacia el valor de la tendencia y la tensión internas que obra externa) y se diferencian sólo como formas de ordena
él culmina, el ritmo es arquitectónico. miento de las distintas facetas del material (como, por ejem
Entre estas formas arquitectónicas que hemos señalado plo, en las obras de V. M. Zhirmunski). La diferenciación
sin ningún orden sistemático hay, por supuesto, gradaciones metódica de principio de las formas compositivas y arquitec
sustanciales en cuyo examen no vamos a entrar aquí; sólo tónicas y la comprensión de su diversidad total de planos
nos importa que todas ellas —en contraposición a las formas faltan aquí también. A esto se une, además, la negación
compositivas— entran en el objeto estético. del momento temático en algunas artes (por ejemplo, en la
las formas arquitectónicas son formas del valor espiri música), lo cual implica que se abra un profundo abismo en
tual y corporal del hombre estético, formas de la naturaleza tre las artes temáticas y no temáticas. Se debe señalar que,
como el entorno de éste, formas del suceso en sus aspectos en la concepción de Zhirmunski, la temática dista mucho de
personal-vital, social, histórico, etcétera. Todas ellas cons coincidir con la arquitectónica del objeto estético; es cierto
tituyen logros, materializaciones; no sirven a nada, sino que que en ella entra la mayoría de las formas arquitectónicas,
se bastan tranquilamente a sí mismas: son formas de la exis pero no todas, y junto con éstas coincide algo ajeno al objeto
tencia estética en su peculiaridad. estético.
Las formas composicionales que organizan el material Las formas arquitectónicas fundamentales son comu
llevan un carácter ideológico, auxiliar y, al parecer, intran nes a todas las artes y a toda la esfera de lo estético: cons
quilo, y se someten a una valoración puramente técnica: a tituyen la unidad de ésta. Entre las formas composicionales
cuán adecuadamente realizan ellas la tarea arquitectónica. de las diversas artes existen analogías, condicionadas por lo
La forma arquitectónica determina la elección de la compo común de las tareas arquitectónicas, pero aquí también las
sitiva: así, la forma de la tragedia (la forma del suceso y en particularidades de los materiales asumen sus derechos.
particular del individuo es de carácter trágico) elige la for El planteamiento correcto del problema del estilo, uno
ma compositiva adecuada: la dramática. De aquí no se de de los problemas cardinales de la estética, es imposible sin
duce, claro está, que la forma arquitectónica existe en algún una rigurosa diferenciación de las formas arquitectónicas y
lugar en un aspecto acabado y que puede ser realizada ade composicionales.
más de la compositiva.
Sobre el terreno de la estética material es completamen
te imposible una rigurosa diferenciación de principio de las 4. La estética material no es capaz de explicar la
formas composicionales y arquitectónicas, y a menudo se visión estética fuera del arte: la contemplación
28 M. M. BAJTÍN
l'lior LEMAS LITERARIOS Y ESTÉTICOS 29
estética de la naturaleza, los momentos estéti construir cualquier estética especial), pues sólo ella ve y
cos en el mito, en la concepción del mundo y, fundamenta el arte en su interdeterminación e interacción
por último, todo lo que llaman esteticismo, o esencial con las restantes esferas de la creación cultural, en
sea, el traslado ilícito de las formas estéticas a la unidad de la cultura y en la unidad del proceso histórico-
. la esfera de la conducta ética (personal-vital, del surgimiento y desarrollo de ésta.
política, social) y a la esfera del conocimiento
La historia no conoce series aisladas: una serie aislada
(el pensamiento semicientífico estetizado de fi
lósofos como Nietzsche y otros). es estática como tal, y la sucesión de los momentos en ella
puede ser sólo una división sistemática o simplemente una
colocación mecánica de series, pero en modo alguno consti
tuye un proceso histórico; sólo el establecimiento de la in
Una particularidad característica de todos estos fenóme
teracción y el condicionamiento mutuo de la serie dada con
nos de la visión estética fuera del arte la constituye la falta
de un material determinado y organizado y, por consiguien las demás crea el enfoque histórico. Hay que dejar de ser
te, la falta de técnica; aquí la forma, en la mayoría de los uno mismo para entrar en la historia.
casos, no está objetivada ni fijada. Precisamente por ello, La estética material, que aísla en la cultura no sólo
estos fenómenos de la visión estética fuera del arte no al al arte, sino también a las distintas artes, y que toma a la
canzan pureza metódica ni plenitud de independencia y ori obra no en su vida artística, sino como cosa, como material
ginalidad; son confusos, inestables, híbridos. Lo estético se organizado, en el mejor de los casos es capaz de fundamentar
realiza a plenitud sólo en el arte, por eso hay que orientar únicamente la tabla cronológica de los cambios de los pro
la estética a éste; sería metódicamente erróneo comenzar la cedimientos de la técnica del arte dado, pues la técnica aisla
construcción estética por la estética de la naturaleza o del da no puede tener historia en absoluto.
mito; pero la estética debe explicar esas formas híbridas y no Éstas son las deficiencias fundamentales, inevitables
puras de lo estético: esta tarea es extraordinariamente impor piara la estética formal, y las dificultades no superables para
tante, tanto desde el punto de vista filosófico como vital y pue ella. Todas son ilustradas con suficiente brillantez por el
de servir como piedra de toque a la productividad de toda método formal ruso debido al primitivismo inherente a su
teoría estética. concepción estética general y a su algo sectaria crudeza.
La estética material con su interpretación de La forma
Las deficiencias señaladas en los cinco puntos anterio
carece hasta del enfoque de semejantes fenómenos. res están condicionadas, en definitiva, por el postulado me
tódicamente falso, indicado al inicio del capítulo, acerca de
que se puede y debe construir la ciencia del arte indepen
5. La estética material no puede fundamentar la dientemente de la estética sistemático-filosófica. Una con
historia del arte. secuencia de ello es la falta de una base sólida en el carác
ter científico. Para salvarse del mar de lo subjetivo en que
se hunde la apreciación estética privada de una base cien
No hay duda alguna, por supuesto, de que la elabora tífica, la teoría del arte trata de hallar refugio en aquellas
ción productiva de la historia de uno u otro arte presupone disciplinas científicas que conocen el material del arte dado,
la estética elaborada del arte dado, pero es necesario subra como antes —y todavía algunas veces en la actualidad— con
yar especialmente la importancia fundamental de la estética iguales fines se remitiera la teoría del arte a la psicología
sistemática general (además de la que ya le pertenece al e incluso a la fisiología. Pero esta «salvación» es ficticia:
M. M. BAJTÍN
30
también aquí la actitud ostenta un carácter negativo aunque iliiil m'c al -, las enriquece y completa; pero sobre todo crea
distinto al que se manifiesta en la esfera del conocimiento.7 la miidi.d intuitiva concreta de estos dos mundos —sitúa al
Pasemos a la creación artística. lo mbre en la naturaleza, entendida como su entorno estéti
La particularidad fundamental de lo estético, que lo co , humaniza la naturaleza y naturaliza al hombre.
distingue radicalmente del conocimiento y de la conducta, En esta recepción de lo ético y lo cognoscitivo dentro
es su carácter receptivo, de recepción po ii.ua; pre-encontrada <lr su objeto radica la peculiar bondad de lo estético, su be
por el acto estético, conocida y valorada por la conducta, la nignidad; al parecer, no escoge, separa ni suprime nada, y
realidad entra en la obra (con más exactitud en el objeto <le nada se aparta ni se abstrae. Estos momentcs puramente
estético) y se convierte aquí en un momento constitutivo in negativos tienen lugar en el arte sólo en relación con el ma
dispensable. En este sentido podemos decir que, en efecto, terial; ante él, el artista es riguroso e implacable. El poeta
la vida se encuentra no sólo fuera del arte, sino también desecha sin piedad las palabras, formas y expresiones y elige
dentro de él, en toda la plenitud de su ponderabilidad valo- muy poco; los fragmentos de mármol vuelan debajo del cin
rativa: social, política, cognoscitiva y de otra índole. El arte cel del escultor, pero el hombre interno en un caso y el hom
es rico, no árido ni especial: el artista es un especialista sólo bre corporal en otro resultan enriquecidos: el hombre ético
como maestro, es decir, en relación con el material. se ha enriquecido con la naturaleza reafirmada de manera
Es sabido que la forma estética traslada esta realidad positiva, y e1 hombre natural, con el sentido ético.
conocida y valorada a otro plano valorativo, la subordina a Casi todas las categorías (no religiosas, claro está, sino
una nueva unidad y la vuelve a ordenar; la individualiza, puramente laicas) buenas, receptivas, enriquecedoras y opti
concreta, aísla y termina, pero no suprime la cognoscitividad mistas del pensamiento humano sobre el mundo y el hombre
y valoraiividad de dicha realidad: precisamente a eslías últi ostentan carácter estético; es igualmente estética la eterna
mas se dirige la forma estética terminada. tendencia de este pensamiento a concebir lo debido y pro
La actividad estética no crea una realidad completamen puesto como ya dado y existente en algún lugar; esta ten
te nueva.8 A diferencia del conocimiento y de la conducta, dencia la creó el pensamiento mitológico y en gran medida
que crean la naturaleza y la humanidad social, y el arte can el metafísica.
ta, embellece, recuerda esta realidad pre-encontrada del co El arte origina una nueva forma como una actitud va-
nocimiento y de la conducta —la naturaleza y la humani- lorativa también nueva ante lo que ya ha llegado a ser una
realidad para el conocimiento y la conducta: en el arte todo
' La actitud del deber ante la existencia ostenta carácter de conflic lo conocemos y recordamos (en el conocimiento no conoce
to. En el interior del propio mundo del conocimiento no es posible mos ni recordamos nada, a despecho de la fórmula de Pla
conflicto alguno, ya que en él no puede uno encontra-se con nada tón ); pero precisamente por esta razón en el arte tal signi
valorativamente ajeno. En conflicto puede entrar no la ciencia, ficación tiene momentos de novedad, originalidad, inespe-
sino el científico, y no ex cathedra, sino como el sujeto ético, para
el cual el conocimiento es la acción del reconocimiento. I.a ruptura rabi’idad y libertad, ya que aquí se encuentra aquello sobre
entre el deber y la existencia tiene validez sólo en el interior del cuyo fondo puede ser percibida dicha novedad, originalidad,
deber, o sea. para la conciencia ética actuante, y existe sólo para libertad; el mundo del conocimiento y la conducta, conocido
ésta. y valorado, se muestra y resuena en forma nueva en el arte,
8 Este carácter, al parecer secundario, de lo estético no disminuye en relación con el cual se percibe como libre la actividad del
en modo alguno, claro está, su independencia y peculiaridad junto artista. El conocimiento y la conciencia son primarios, o sea,
con lo ético y lo cognoscitivo; la actividad estética crea sn propia
ellos crean los primeros su objeto: lo conocido no es recono
realidad, en la cual la realidad del conocimiento y la conducta re
sulta aceptada y transformada de modo positivo: en esto consiste cido ni recordado a una nueva luz, sino determinado por pri
la peculiaridad de lo estético. mera vez, y la conducta vive sólo por aquello que no existo
I-IIOKI I MVt LITERARIOS Y ESTÉTICOS 39
38 M. M. BAJTÍN
teoría de la filosofía intuitiva sobre la base de la teoría del
arte En estética material es la menos capacitada para llevar
todavía; aquí todo es nuevo desde el inicio, y por ello no
ii l ici to semejante tarea: al ignorar el contenido, carece has
hay novedad; todo es ex origine, y por eso no existe origina
ta de un enfoque de la intuición artística en la filosofía.
lidad.
La realidad del conocimiento y déla cfonducta ética, que
La particularidad de lo estético señalada por nosotros
entra con su cognoscitividad y valoratividad en el objeto es
—la recepción positiva y la unificación concreta de lia natu
raleza y la humanidad social— nos explica igualmente la ac tético y se somete aquí a una unificación intuitiva concreta,
titud peculiar de lo estético ante la filosofía. En lia historia a una individualización, una concreción, un aislamiento y
de ésta observamos sin cesar una tendencia regresiva a la una terminación, o sea, a una. presentación artística multila
sustitución de la unidad sistemática propuesta del conoci teral con ayuda de determinado material, nosotros (de per
miento y la conducta por la unidad, de la visión estética, con fecto acuerdo con el tradicional uso de las palabras) la lla
creta, intuitiva, y al parecer ya dada y existente. mamos el contenido de la obra de arte (más exactamente,
del objeto estético).
Puesto que la unidad del conocimiento y la conducta
El contenido es un elemento constitutivo indispensable
ética, de la existencia y la obligación, unidad que es concreta
y viva, se nos da en nuestra visión inmediata, en nuestra del objeto estético; le es correlativa la forma artística que
intuición, ¿no es esta unidad intuitiva la que busca la fi fuera de tal correlación carece totalmente de sentido.
losofía? En esto, ciertamente hay una gran tentación para Fuera de su remisión al contenido, es decir, al mundo
el pensamiento, ia cual creó, junto con el camino único de y sus momentos (al mundo como objeto del conocimiento
la ciencia filosófica, sus paralelas, que no son vías, sino islas y de la conducta étiqa), la forma no puede ser estéticamente
aisladas de las intuiciones artís’ico-filosóficas individuales válida, no puede materializar sus funciones fundamentales.
(a veces geniales en su género).89 En estas asimilaciones in La posición del autor-artista y su misión artística pue
tuitivas estetizadas, la unidad cuasifi'osófica encontrada por den y deben ser entendidas en el mundo en relación con to
ellas se conduce hacia el mundo y la cultura de la misma dos los valores del conocimiento y de la conducta ética: se
manera que la unidad de la forma estética se comporta fren unifica, individualiza, dirige a su fin, aísla y culmina no el
te al contenido en la obra de arte.10 material (éste no necesita ni una unificación, pues en él no
Una de las tareas fundamentales de la estética es ha hay rupturas, ni una terminación ia la cual es indiferente, ya
llar una aproximación a los filosofemas estetizados, crear la que, para necesitarla, debe familiarizarse ccn el movimien
to de sentido valorativo de la conducta), sino la composición
8 Otra variante peculiar de la unidad intuitivo-estética del conoci
miento y la conducta la constituye el mito que está mucho más valorativa multilateralmente experimentada de la realidad,
próximo al arte que la filosofía intuitiva, a consecuencia de la el hecho de la realidad.
primacía del momento ético sobre el cognoscitivo —por añadidura La forma estéticamente valiosa es la expresión de la ac
privado aún casi por completo de diferenciación— y de una li
bertad de presentación estética mayor que en la filosofía intuiti
titud esencial ante el mundo del conocimiento y la conducta,
va (es más fuerte el momento del aislamiento del hecho mítico,
pero esta actitud no es cognoscitiva ni ética: el artista no se
aunque, desde luego, incomparablemente más débil que en el arte; «inmiscuye» en el hecho como un partícipe directo de éste
son más fuertes el momento de la subjetivización y personificación —sería entonces un cognisciente y un actuante ético—, sino
estéticas y algunos otros momentos de la forma). que ocupa una posición esencial fuera del hecho como un es
10 Como medio auxiliar, igual que el dibujo en geometría, y como pectador no interesado pero que comprende el sentido valora
hipótesis heurística, la filosofía puede valerse de la imagen intuitiva tivo de lo que se realiza; no lo experimenta, sino lo coexpe
de la unidad; también en la vida a cada paso estamos trabajando
con ayuda de una imagen intuitiva semejante.
40 M. M. BAJTÍN
-■<<>>>■ <N I I I I KARIOS Y ESTÉTICOS 41
rimenta, ya que, sin valorarlo conjuntamente en cierta me
dida, no se puede contemplar el hecho precisamente como En el capítulo siguiente abordaremos brevemente la sc-
tal. "tiixln dirección, ya que está dedicado al material. Nos de-
Esta posición externa (no lo indiferencia) permite a la tcmlrcmos en el primer intento.
actividad artística unificar, presentar y culminar el hecho Ante lodo se debe señalar que el contenido está dado en
desde fuera. Esta unificación y culminación son imposi <1 objeto artístico como íntegramente presentado y plasmado;
bles en principio desde dentro del conocimiento y la r el caso contrario, es un vulgar prosaísmo, un momento no
conducta mismos: ni la realidad del conocimiento puede uni diluido en el todo artístico. No puede ser separado ningún
ficarse con la obligación manteniéndose fiel a sí misma, ni momento real de la obra de arte que sea contenido puré,
tampoco puede hacerlo esta última con la realidad conser como tampoco es reatiter11 la forma pura: el contenido y la
vando su peculiaridad; hace falta una posición va'orativa sus forma se interpenetran recíprocamente y son inseparables.
tancial fuera del cognisciente y de la conciencia que debe y Sin embargo, para el análisis estético no pueden ser fusiona
actúa, encontrándose en la cual se podría efectuar esta uni dos. o sea, son valores de diferente índole: para que la forma
ficación y culminación (también ésta es imposible desde poseía un valor puramente estético, el contenido abarcado
el interior del conocimiento y la conducta mismos). por ella dclie poseer un valor cognoscitivo y ético posible; la
La forma estética in'.uitivo-unificadora y culminadora forma necesita de la ponderabilidad exlraestética del conte
desciende desde fuera al contenido, a su posible fragmenta- nido, ya que sin ella no podría realizarse como forma. Pero
riedad y constante disposición para la insatisfacción (tales ¿es factible decir sobre esta base que el contenido es un mo
ruptura e insatisfacción resultan verdaderos fuera del arte, en mento puramente formal?
la vida sentida éticamente), y lo lleva al nuevo plano valora- Sin hablar ya de Ja absurdidad aparentemente lógica
tivo de la existencia liberada y terminada, valorativamente —terminológica— de' abandonar el término «forma» ante
sosegada en sí: la belleza. una negación total del contenido (ya que la forma es un con
La forma, al abarcar el contenido desde afuera, lo proyec cepto correlativo al contenido, el cual no es precisamente la
ta hacia afuera, es decir, lo encarna; así, pues, la terminolo forma), existe, claro está, un peligro metódico más esencial
gía clásica tradicional se mantiene fiel en su base. cu semejante afirmación: en ella, el contenido se entien
de como sustituible desde el punto de vista d? la forma.
En Ja poética contemporánea, la negación del contenido
Ésta no tiene que ver con el valor cognoscitivo-ético del con
como momento constitutivo del objeto estético ha tomado
tenido: dicho valor es completamente casual en el objetivo
dos direcciones que, dicho sea a propósito, no siempre son
artístico; la forma relativiza todo el contenido: tal es el sen
rigurosamente diferenciables ni han encontrado una formula
tido de la afirmación que hace de éste un momento de la
ción clara en su totalidad:
forma.
La cuestión estriba en que semejante estado de cosas,
ciertamente, puede tener lugar en el arte: la forma puede
1. El contenido es sólo un momento de la forma, o
perder su actitud primaria ante el contenido en su valor
sea, el valor cognoscitivo-ético en la obra ar cognoscitivo-ético; el contenido puede ser reducido a «un
tística tiene un significado puramente formal.
momento puramente formal», y tal debilitamiento del conte
2. El contenido es sólo un momento del material. nido reduce ante torio el valor artístico de la forma. Ésta es
privada de una de sus funciones más importantes: la unifica
significación en la unidad del contenido; pero, como es na más claridad sus nexos con la unidad de los cuales se ha li
tural, este momento cognoscitivo puede ser convertido en berado la forma; esto puede facilitarle al momento ético el
objeto de análisis y valoración teóricos independientes de la paso a la forma cognoscitiva de razonamientos, que pueden
obra artística, refiriéndose ya no a la unidad del contenido j ser éticos —en el sentido restringido—, sociológicos y de
de todo el objeto estético en su conjunto, sino a la unidad otra índole, o sea, su transcripción puramente teórica en aque
puramente cognoscitiva de cierta concepción filosófica del llos límites donde ésta es posible.
mundo (generalmente del autor). Semejantes trabajos tie Muchos críticos e historiadores de la literatura han po
nen gran valor científico-filosófico e histórico-cultural, pero seído una alta maestría de revelación del momento ético
se encuentran ya fuera de los límites del análisis estético y mediante la narración semiestética melódicamente reflexio
deben ser distinguidos rigurosamente de él; nosotros no va nada.
mos a detenernos en la singular metódica de tales trabajos. La transcripción teórica pura no puede dominar nunca
Pasemos a las tareas del análisis del momento élico del toda la plenitud del momento ético del contenido, la cual es
contenido. dominada sólo por la vivencia, pero puede y debe aspirar a
Su metódica es mucho más compleja: el análisis esté ello como su límite jamás alcanzable. El propio momento
tico, como el científico, debe transcribir de algún modo el de la realización ética se culmina o se contempla artística
momento élico que la contemplación asimila mediante la vi mente, pero nunca puede ser formulado de manera adecua
vencia y la valoración simultáneas; al realizar esta trans da en lo teórico.
cripción. hay que abstraerse de la forma artística, y ante todo Cuando se transcribe en lo posible el momento ético
de la individualización estética: es necesario separar la in <lel contenido que es terminado por la forma, el análisis
dividualidad ética tic su plasmación artística en un cuerpo estético propio debe entender el significado de todo el con
y un alma individuales y estéticamente valiosos; hay que tenido en el conjunto del objeto estético, es decir, como con
abstraerse, además, de lodos los momentos de su terminación. tenido precisamente de la forma artística dada, y ésta, como
Esta tarca es difícil, y en otros casos —par ejemplo, en la forma del contenido dado, sin salirse en absoluto de los lí
música— resulta completamente irrealizable. mites de la obra. Pero el momento ético, al igual que el
El momento élico del contenido de una obra se puede cognoscitivo, se puede separar y convertir en objeto de una
transmitir y transcribir parcialmente a través de la narra investigación independiente, filosófico-ética o sociológica; pue
ción: se puede contar con otras palabras acerca de la vivencia, de ser convertido en objeto de valoraciones morales o polí
conducta o hecho que han hallado su terminación artística ticas actuales (de valoraciones secundarias, no de las prima
en la obra. Semejante narración, con un reconocimiento rías, imprescindibles asimismo para la contemplación esté
metódico correcto de la tarea, puede tener gran importancia tica). Así, pues, el método sociológico no sólo transcribe el
para el análisis estético. En efecto: la narración, aunque con hecho ético en su aspecto social, que es vivido y valorado en
serva su forma artística —la forma de cuento—, la simplifica la contemplación estética, sino que rebasa los límites del ob
y reduce a un simple medio para la vivencia, abstrayéndose jeto e introduce el hecho en nexos sociales e históricos más
en lo posible de todas las funciones aislantes, culminadoras y amplios. Semejantes trabajos pueden tener gran importan
«tranquilizadoras» de la forma (el cuento, claro está, no pue cia científica: son incluso totalmente indispensables para el
de abstraerse totalmente de ellas). Como resultado de ello, historiador de la literatura, pero se encuentran fuera de los
aunque la vivencia se debilita y palidece, se manifiesta con límites del anáfisis propiamente estético.
más claridad, sobre todo, el carácter puramente ético, in La transcripción psicológica del momento élico tampo
terminable, integrante de la unidad del hecho de la existen co tiene una relación directa con el análisis estético. La
cia y responsable de lo vivido, y se manifiestan también con creación y contemplación artística tienen que ver con los
CAPÍTULO III
M. M. BAJTÍN
50
culminada en él y con su ayuda, y en este sentido, además de creación. Por esto se condiciona la necesidad forzosa
de su objetivo estético, está condicionada también por la peculiar del pensamiento cognoscitivo: él es activo, pero no
naturaleza del material dado. siente su actividad, pues el sentimiento sólo puede ser indi
vidual, referido a la individualidad, o, con más exactitud, el
El presente capitulo constituye una breve introducción
a La metódica del análisis estético de la forma como forma sentimiento de mi actividad no entra en el contenido obje
tivo del pensamiento mismo, sino que se queda al margen
arquitectónica. Con demasiada frecuencia, la forma se en
de él como un apéndice subjetivo-psicológico, y nada más:
tiende sólo como la «técnica»; esto es característico tanto del
formalismo como del psicologismo en la teoría del arte. No la ciencia, como unidad objetivo-material, no posee un autor-
16
creador.15
sotros, en cambio, consideramos la forma en el plano propia
El autor-creador es un momento constitutivo de la for
mente estético, como forma artísticamente valiosa. He aquí
ma artística.
la cuestión fundamental de este capitulo: ¿cómo la forma,
al ser realizada integramente en el material, se convierte al Yo debo sentir la forma como mi propia actitud de va
mismo tiempo en la forma del contenido refiriéndose, desde loración activa ante el contenido para poderla sentir estética
el punto de vista valorativo, a éste? O dicho con otras pala mente: en la forma y con ella yo canto, narro y represento;
bras: ¿cómo la forma composicional —la organización del con la forma yo expreso mi amor, mi afirmación, mis acep
material— culmina la forma arquitectónica, o sea, la uni taciones.
ficación y organización de los valores cognoscitivos y éticos? El contenido se contrapone a la forma como algo pasivo
La forma se dcsmatcrializa y se extrae de los límites de que la necesita, como receptivo, abarcable, fijable, amable,
la obra como material organizado sólo al convertirse en ex etcétera, tan pronto como yo dejo de ser activo en la forma,
presión de la actividad creadora valorativamente definida, el contenido «tranquilizado» y culminado por ella se «re
del sujeto estéticamente activo. Este momento de la acti vuelve» de inmediato y aparece en su valor cognoscitivo-éti
vidad de la forma, ya señalado por nosotros con anterioridad co puro, o sea, la contemplación artística finaliza y es sus
(en el primer capitulo), se somete aquí a un análisis más tituida por la vivencia puramente ética o la reflexión cognos
pormenorizado.1 s citiva, la aceptación o el rechazo teóricos, la admisión o la
En la forma me hallo a mí mismo, encuentro mi activi negación prácticas, etcétera. Así, con una percepción no ar
dad productiva creadora de valores, siento vivamente mi mo tística de una novela, se puede «asfixiar» la forma y hacei
vimiento creador del objeto, y no sólo en la creación prima activo el contenido en su orientación cognoscitivo-problémica
ria y en la interpretación propia, sino también durante la o ético-práctica; se puede, por ejemplo, vivir junto con los
contemplación de la propia obra: debo sentirme a mí mismo héroes sus aventuras, éxitos o fracasos en la vida; se puede
en cierta medida como el creador de la forma para poder también reducir la música al simple acompañamiento de los
realizar en general la forma artísticamente valiosa como tal. sueños personales, de la propia tensión ético-elemental libre,
En esto estriba la diferencia esencial entre la forma ar trasladando a dicho acompañamiento el centro de gravedad.
tística y la cognoscitiva; esta última no posee un autor-crea Cuando nosotros sencillamente estamos viendo u oyen
dor. Yo encuentro la forma cognoscitiva en el objeto y no do algo, todavía no percibimos la forma artística; hay que
me siento a mí mismo en ella ni siento mi propia actividad hacer de lo visible, lo audible y lo pronunciable la expresión
15 La comprensión de la forma como expresión de la actividad no es 18 El científico-autor organiza sólo la forma externa de la exposición;
del todo ajena a la teoría del arte, pero sólo en una estética sis la particularidad, el acabado y la individualidad de la obra cientí
temáticamente orientada ella puede recibir una fundamentación fica, que expresan la actividad subjetiva estética del creador, no
sólida. ' penetran en el interior del conocimiento del mundo.
68 M. M. BAJTÍN
PROBLEMAS LITERARIOS Y ESTÉTICOS 69
de nuestra actitud de valoración activa, hay que entrar como sa en realidad los límites de la obra material, sino sólo la
creador en lo visible, lo audible y lo pronunciable y por lo genera y organiza—, la actividad de formalización del con
mismo superar el carácter extracreadoramente definido de la tenido cognoscitivo-ético que, dicho sea de paso, culmina
forma, su materialidad: ella deja de existir fuera de nosotros totalmente la formalización?
como material percibido y ordenado de modo cognoscitivo, y Aquí nos vemos obligados a abordar brevemente la fun
deviene la expresión de la actividad valorativa que penetra ción primaria de la forma en relación con el contenido: la de
en el contenido y lo transforma. Así, al leer o escuchar una enajenación o aislamiento.
obra poética, yo no la dejo dentro de mí como una expresión
La enajenación o el aislamiento no se refieren al ma
ajena, la cual simplemente es necesario escuchar y cuyo sig
terial, a la obra como cosa, sino a su significado, al conteni
nificado —-práctico o cognoscitivo— sólo es necesario enten
do, que se libera de algunos nexos imprescindibles con la
der; pero yo en cierto grado la hago mi propia expresión acer
unidad de la naturaleza y con la del hecho ético de la exis
ca de otro, me subordino al ritmo, la entonación, la tensión
tencia. Este aislamiento de la relación no destruye la cog
articulatoria, la gesticulación interna (los movimientos crea
noscibilidad y la valoratividad ética del contenido aislado:
dores) del relato, la actividad representativa de la metáfora, éste es reconocido por la memoria de la razón y por la me
etcétera, como la expresión adecuada de mi propia actitud moria de la voluntad, pero puede ser individualizado y con
valorativa ante el contenido, es decir, estoy orientado du vertirse en culminado en principio, ya que la individualidad
rante la percepción no a las palabras, a los fonemas, al ritmo, no es posible con una remisión y una inclusión rígida en la
sino que con éstos, me oriento de manera activa al conteni unidad de la naturaleza, y la culminación no es posible en
do, lo abarco, lo formo y lo culmino (la propia forma, to el hecho único e irreversible de la existencia: el contenido
mada en abstracto, no se basta a sí misma, sino que hace debe ser aislado del hecho futuro para que la culminación
autosuficiente al contenido poseedor de forma). Yo me vuel (la existencia autosuficiente, el presente de pleno valor) re
vo activo en la forma y con ésta ocupo una posición valorati sulte posible.
va fuera del contenido como orientación cognoscitivo-ética, El contenido de una obra es como un fragmento del he
lo cual por primera vez hace posible la culminación y en cho único y abierto de la existencia, aislado y liberado por
general la realización de todas las funciones estéticas de la la forma de su responsabilidad ante el hecho futuro y por
forma con respecto al contenido. ello autosuficiente, sosegado y culminado en su conjunto,
Así, pues, la forma es la expresión de la actitud de absorto en su tranquilidad, en su autosuficiencia y en su
valoración activa del autor-creador y del perceptor (o coautor naturaleza aislada.
de la forma) ante el contenido; todos los momentos de la obra
El aislamiento de la unidad de la naturaleza destruye
—en los cuales podemos sentirnos a nosotros mismos y tam todos los momentos materiales del contenido. La forma de
bién a nuestra actividad valorativa referente al contenido— la materialidad en general devino posible por primera vez
que se superan en su materialidad por esta actividad, deben sobre la base de la concepción de la naturaleza única de las
ser referidos a la forma. ciencias naturales: fuera de su objeto, se puede percibir sólo
de manera animista y mitológica, como la fuerza y el partici
pante en el hecho de la vida. El aislamiento nuevamente
Pero, ¿de qué manera la forma, como expresión, por la pa desmaterializa: la cosa aislada es una contradictio in ad-
labra, de la actitud subjetiva activa ante el contenido, puede jecto.
llegar a ser creadora, culminadora del contenido? ¿Qué hace La llamada ficción en el arte es sólo la expresión positi
a la actividad verbal y la actividad en general —que no reba va del aislamiento: el objeto aislado es por lo mismo también
70 M. M. BAJTÍN PROBLEMAS LITERARIOS Y ESTÉTICOS 71
ficticio, o sea, no real en la unidad de la naturaleza y no ter individual, subjetivo (no psicológico-subjetivo), de la
habido en el hecho de la existencia. En el momento negati forma, y le permite al autor-creador llegar a ser un momento
vo, la ficción y el aislamiento coinciden; en el momento po constitutivo de ésta.17
sitivo de ésta se subraya la actividad propia de la forma, la Por otra parte, el aislamiento promueve y determina el
condición de autor: en la ficción yo me siento máe aguda valor del material y de su organización compositiva: el ma
mente como activo inventor del objeto, siento mi libertad terial se hace condicional; al elaborarlo, el artista crea los
—condicionada por mi externidad— de presentar y culminar valores de la realidad aislado y con ello supera al material
sin obstáculos el hecho. de un modo inmanente, sin salirse de sus límites. La palabra
Se puede inventar sólo algo subjetivamente valioso e y la expresión dejan de esperar y de desear cualquier cosa
importante en el hecho, algo humanamente trascendente pero real fuera de sus fronteras: la acción o la correspondencia
no la cosa inventada como cosa (contradictio in adjecto). con la realidad, o sea, la realización material o la verificación-
Tampoco en la música el aislamiento y la ficción pue reafinnación (la superación de la subjetividad); con sus
den ser referidos valorativamente al material: no es el sonido fuerzas, la palabra traduce la forma culminadora en el con
de la acústica lo que se aísla, y no es el número matemático
tenido: así, una petición en la lírica, estéticamente organiza
de orden composicional lo que se inventa. Es aislado y fic-
da, comienza a bastarse a sí misma y no necesita una satis
ticio-irreversible el hecho de la tendencia, la tensión valora-
facción (es «satisfecha» por la propia forma de su expresión);
tiva que, gracias a esto, cae de manera ininterrumpida en des
uso y se hace sosegadamente culminada. los rezos dejan de necesitar a un dios que pudiera oírlos; la
ayuda no le hace falta al lamento; el arrepentimiento ya no
La llamada «separación» de los formalistas es, en su
requiere el perdón, etcétera. La forma, valiéndose sólo del
base, simplemente la función del aislamiento expresada no
con plena claridad metódica y referida, en la mayoría de los material, completa todo hecho y toda tensión ética hasta la
casos, incorrectamente al material: se separa la palabra plenitud de su realización. Con la exclusiva ayuda del ma
mediante la destrucción de su serie semántica habitual; a terial, el autor ocupa una posición creadora y productiva con
veces, dicho sea de paso, esta separación es referida al objeto, respecto al contenido, es decir, a los valores cognoscitivos y
pero se entiende, de manera burdamente psicológista, como éticos; el autor viene como a entrar en el suceso aislado y
la separación del objeto de su percepción acostumbrada (ésta, a devenir en él creador sin llegar a ser participante. El ais-
naturalmente, es tan casual y subjetiva como la extraordina lamiento, de esta manera, hace a la palabra, a la expresión y
ria). En realidad, el aislamiento es la separación del objeto, al material en general (el sonido de la acústica, etcétera)
del valor y del hecho de la serie cognoscitiva y ética nece creadores en lo formal.
saria. ¿Cómo entra la individualidad creadora del artista j
El aislamiento por primera vez hace posible la realiza del espectador en el material —la palabra— y cuáles face
ción positiva de la forma artística, ya que se logra no la tas de éste asimila ella con preferencia?
actitud cognoscitiva y ética ante el hecho, sino el libre mol
deado del contenido, se libera la actividad de nuestro senti 17 El aislamiento resulta ya naturalmente, el primer producto <k
miento del objeto, del sentimiento del contenido, y se libe esta actividad: es como un acto de irrupción en Jos dominios del
ran también todas las energías creadoras de este sentimiento. autor.
Así, pues, el aislamiento es la condición negativa del caráo
M. M. BAJTÍN
72 PROBLEMAS LITERARIOS Y ESTÉTICOS 73
En la palabra como material nosotros distinguimos los La actividad formadora del autor-creador y del especta
siguientes momentos:18 dor domina todas las facetas de la palabra; con la ayuda de
todas ellas él puede realizar una forma culminadora orien
1. El aspecto sonoro de la palabra, su momento tada al contenido; por otra parte, todas ellas sirven también
para expresar a este último; en cada momento el creador
propiamente musical.
y el espectador sienten su actividad —seleccionadora, crea
2. El significado material de la palabra (con todos dora, definidora, culminadora— y al mismo tiempo sienten
sus matices y variantes). ese algo a que está dirigida dicha actividad y que es ante
3. El momento del nexo verbal (todas las relacio» rior a ella. Pero el momento rector, el foco de las energías
nes e interrelaciones puramente verbales). formadoras es, por supuesto, el quinto momento, y le si
guen, en orden sucesivo de importancia, el cuarto, o sea, la
4. El momento entonativo (en el plano psicológi valoración; el tercero —los nexos—; el segundo, es decir,
co, el emocional-volitivo) de la palabra, la orien el significado, y, por último, el primero, referido al sonido,
tación valorativa de ésta, la cual expresa la di que reúne en sí a todos los demás momentos y se convierte
versidad de actitudes valorativas del hablante.
en portador de la unidad de la palabra en la poesía.
5. El sentimiento de la actividad verbal, el sentido Para la expresión cognoscitiva, el momento rector lo
de la generación activa del sonido significante constituye el significado material, objetivo, de la palabra,
(aquí se incluyen todos los momentos motores el cual trata de hallar un lugar requerido en la unidad obje
—la articulación, el gesto, la mímica del ros tivo-material del conocimiento. Esta unidad objetiva rige y
tro y demás— y toda la intención interna de mi determina todo en la expresión cognoscitiva, arrojando im
individualidad, que ocupa activamente, con la placablemente fuera de la borda a todo lo que no guarda
palabra y la expresión una cierta posición valo relación con ella; en particular, se margina el sentimiento
rativa y semántica). de la ocupación de una posición activa por lo expresado: éste
no es referido a la unidad objetiva y no penetra dentro de
Nosotros subrayamos que se trata del sentimiento dé ella como sentimiento y voluntad creadores y subjetivos, y
generar la palabra significante: no es éste el sentimiento menos aún es capaz de crear la unidad de la expresión cog
del movimiento orgánico desnudo que genera el hecho físi noscitiva.
co de la palabra, sino el que genera el sentido y la valora El sentimiento de la actividad verbal en el comporta
ción, o sea, el sentimiento del movimiento, y de la ocupa miento de la palabra (la sentencia, el acuerdo, el perdón, el
ción de una posición por el hombre íntegro, movimiento en ruego) no constituye en modo alguno el momento rector; el
que están sumidos el organismo y la actividad semántica, ya comportamiento de la palabra está referido a la unidad del
que se generan el cuerpo y el alma de la palabra en su uni hecho ético y se define en ella como necesario y debido.
dad concreta. En el quinto y último momento están refle
Sólo en la poesía el sentimiento de generar una expre
jados los anteriores, pues constituye esa faceta de ellos que
está dirigida a la individualidad del hablante (el sentimien sión significante llega a ser el centro formador, el portador
de la unidad de la forma.
to de generar el sonido, el sentido, el nexo y la valoración).
De este foco de actividad sensible generadora brota
18 Nosotros abordamos aquí la palabra lingüística desde el punto de ante todo el ritmo (en el más amplio sentido de la palabra,
vista de la realización composicional de la forma artística por ella. tanto el poético como el prosaico) y en general todo orden de
74 M. M. BAJTÍN PltOBIRMAS LITERARIOS Y ESTÉTICOS
75
expresión de carácter no objetivo, orden que devuelve al del contenido mismo, determinados en el interior de él, mo
hablante a sí mismo, a su unidad activa y generadora. mentos de actividad del abarcamiento del contenido desde el
La unidad del orden, basada en el regreso de lo pare exterior, determinados por la* actividad del autor orientada
cido (aunque sólo se devuelvan los momentos semánticos si al contenido, aunque, como es.natural, penetran esencialmen
milares), es la unidad de la actividad que regresa a sí mis te en éste y lo presentan de una manera adecuada desde el
ma buscándose de nuevo; el centro de gravedad yace no en punto de vista estético, pero no lo fuerzan.
el sentido devuelto, sino en el regreso de la actividad del La unidad de la forma estética es, }>or lo tanto, la unidad
movimiento —interno y externo— del alma y el cuerpo, que de la posición del alma y el cuerpo actuantes, del hombre-
generara dicho sentido. integral que interviene apoyándose en sí mismo; en cuanto
La unidad de todos los momentos composicionales que la unidad se traslada al contenido de la actividad —a la uni
realizan la forma, y ante todo la unidad de la obra verbal dad objetiva del conocimiento y a la de sentido del hecho—,
integral (como formal) se considera no en qué o de qué se la forma se destruye como estética; así, pierden su fuerza
habla, sino en cómo se habla, en el sentimiento de la acti formadora el ritmo, la entonación culminadora y los demás
vidad del discurso consciente, la cual debe sentirse a sí momentos formales.
misma todo el tiempo como una actividad única, independien Sin embargo, esta actividad generadora del sonido-pala
temente de la unidad objetiva y semántica de su contenido; bra significante, que se siente a sí misma y asimila su uni
no se repiten, regresan, ni relacionan los momentos semánti
dad en el sentimiento, no se basta a sí misma, no se satisface
cos directamente —en su objetividad, o sea en su total sepa
sólo consigo, sino que sale fuera de los límites del organismo
ración de la individualidad hablante del sujeto—, sino el
y la psiquis actuantes, se dirige al exterior de sí, ya que es
momento de la actividad referente, de la viva autopercepción
una actividad que ama, sublima, rebaja, canta, lamenta, et
de la actividad que no se pierde en el objeto, sino que de nue
cétera, o sea, constituye una actitud definida de modo valora-
vo siente la propia unidad subjetiva en sí misma, en la in
tensidad de su posición corporal y espiritual: la unidad no tivo (en el plano psicológico, posee una determinada tonali
del objeto ni del hecho, sino la del abarcamiento de uno y dad emocional-voliliva), ya que se genera no sólo el sonido,
otro. Así, el principio y el fin de la obra —desde el punto sino el sonido significante; la actividad generadora de la pa
de vista de la unidad de la forma— son el principio y el fin labra penetra y toma conciencia de sí valorativamente en la
de la actividad: yo comienzo y yo termino. faceta entonativa de la palabra, y asimila esta valoración en
La unidad objetiva del conocimiento no conoce el fin el sentimiento de la entonación activa.19 Por faceta entona
tiva de la palabra entendemos la capacidad que posee ésta
como positivamente válido: comienza y termina el cientí
para expresar toda la diversidad de actitudes valorativas del
fico, pero no la ciencia; el fin, el principio y un considera
hablante ante el contenido de la expresión (en el plano psi
ble número de momentos composicionales de un tratado cien
cológico, la diversidad de reacciones emocional-volitivas del
tífico reflejan la actividad de su autor-sujeto, o sea, son
hablante); por lo demás bien se exprese esta faceta de la
momentos estéticos que no penetran dentro del abierto, in
palabra en una entonación real durante su interpretación, o
finito y eterno mundo del conocimiento.
bien se sienta sólo como una posibilidad, será de todos modos
Todas las divisiones composicionales del conjunto ver
bal —capítulos, párrafos, estrofas, renglones, palabras— ex
10 El orden de la asimilación de los momentos de la palabra por la
presan la forma solamente como divisiones; las etapas de la actividad del autor y el espectador, que nosotros indicamos más
actividad generadora verbal son períodos de una tensión úni adelante, no constituye en modo alguno el orden de la percepción
ca, momentos que alcanzan cierto grado de terminación no y creación reales.
76 M. M. BAJTÍN
rKOlILF.MAS LITERARIOS Y ESTÉTICOS
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estéticamente ponderable. La actividad del autor deviene tnr penetrados de la unidad del sentimiento de la actividad
actividad de la valoración expresada, que matiza todas las vinculadora y orientados a la unidad —realizada por ellos
facetas de la palabra: ésta reprende, acaricia, es indiferente, mismos— de los nexos objetivos y semánticos de carácter
rebaja, embellece, etcétera.20 cognoscitivo o ético; en fin, deben estar penetrados de la
Además, la actividad generadora asimila las relaciones unidad del sentimiento de la tensión y del abarcamiento for-
verbales significantes (el símil y la metáfora; el uso compo mador del contenido cognoscitivo-ético en su interior.
sicional de los nexos sintácticos, las repeticiones, los parale» También el significado objetivo, material, de la pala
lismos y la forma interrogativa; la utilización composicional bra se cubre con el sentimiento de la actividad de selección
de los nexos hipotácticos y paratácticos, etcétera): el senti del significado, con el singular sentimiento de la iniciatividad
miento de la unidad de la vinculación es, también en ellas, semántica del sujeto-creador (ésta no existe en el conocimien
organizador, pero ya se ha definido valorativamente. De to, donde no se puede ser iniciador y donde el sentimiento
esta manera, el símil y la metáfora se apoyan en la unidad de la actividad de selección se arroja fuera de los límites
de la actividad de la valoración, o sea, el nexo concluye las del mundo de lo conocido). Pero este sentimiento de la
facetas entonativas de las palabras —no indiferentes, claro selección está referido a lo elegible y abarca su autolegiti-
está, al significado objetivo (en el plano psicológico, la me midad cognoscitiva y ética.
táfora, el símil y otros nexos verbales poetizados se basan en Por último, el sentimiento de la actividad comprende
la interrelación emocional-volitiva y en la afinidad de las también la faceta sonora de la palabra. La faceta desnuda
palabras)—; la unidad se crea no por el pensamiento lógico,
mente acústica de la palabra tiene en la poesía una impor
sino por el sentimiento de la actividad valorativa; no son
tancia pequeña; el movimiento que genera el sonido acústico,
nexos objetivos necesarios que dejan al sujeto que siente y
el cual es el más activo en los órganos articulatorios, pero
voliciona fuera de sí y no lo requieren, sino puramente sub
que comprende también a todo el organismo y que en reali
jetivos que se apoyan en la unidad subjetiva del hombre que
dad se puede realizar durante la propia lectura, experimen
siente y voliciona. Sin embargo, la metáfora y el símil pre tar en el momento de la audición o percibir sólo como posible,
suponen tanto la unidad y vinculación objetiva posible como
es en gran medida mucho más importante que lo propia
la unidad del hecho ético, sobre el fondo de las cuales se
mente audible, que es rebajado casi hasta el papel auxiliar
siente su actividad creadora: la metáfora y el símil abarcan
de ser un signo del sentido o el significado, o, en última ins
la orientación cognoscitivo-ética pertinaz, y la valoración ex
presada en ellos se hace verdaderamente formadora del obje tancia, de servir como base para la entonación (ésta necesita
de la extensión sonora pero es indiferente a su composición
to, materializadora de él. Separada del sentimiento de la
sonora cualitativa) y para el ritmo que ostenta, como es na
actividad vinculadora y formadora del autor, la metáfora
muere, o sea, deja de ser poética, o se convierte en un mito tural, un carácter motor. En la novela, y en general en los
(como una metáfora sólo lingüística, ella puede servir ma conjuntos verbales prosaicos más importantes, el fonema cede
ravillosamente a los fines de la expresión cognoscitiva). casi totalmente sus funciones auxiliares —indicar el signi
ficado, producir el movimiento y ser la base para la entona
Todos los nexos verbales sintácticos, para devenir com
ción— al grafema. En esto estriba la diferencia esencial que
positivos y realizar la forma en el objeto artístico, deben es-
existe entre la poesía y la música. En ésta, el movimiento
20 Nosotros tenemos en cuenta la entonación valorativa puramente
que produce el sonido posee un valor secundario en compa
estética del autor, a diferencia de la entonación ética, llamada «rea ración con la faceta acústica de la sonoridad, a excepción de
lista», del personaje o héroe real o posible que siente el hecho de la música vocal, que en este sentido está aún próxima a la
manera éticamente interesada, pero no de modo estético. poesía, aunque aquí el momento acústico es, sin embargo,
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terial se sale de los límites de éste y comienza a impregnar oye, se mueve y recuerda, no plasmada, sino plasmadora, y
de sí al contenido como una actitud creadora ante él, lo tra sólo después reflejada en el objeto formalizado.
duce en un nuevo plano de valores: la existencia estética. El objeto estético es una creación que incluye en sí al
La forma de la novela, que ordena el material verbal, una creador: éste encuentra en él mismo a su propio yo y siente
vez devenida expresión de la actitud del autor, crea la forma con intensidad su actividad creadora. Dicho con otras pa
arquitectónica que ordena y culmina el hecho, independien labras, es la creación en la forma como aparece ante los
temente del único y siempre abierto hecho de la existencia. ojos del propio creador que la ha producido con libertad y
En esto consiste la profunda peculiaridad de la forma es amor (es verdad que no se trata de una creación realizada a
tética: ella es mi actividad orgánicamente motora, valorativa partir de nada: ella presupone la realidad del conocimiento
y consciente, y al mismo tiempo constituye la forma del he y la conducta y sólo la transforma y presenta).
cho y de su participante contrapuestos a mí (de su persona
lidad, de la forma de su cuerpo y de su alma).
El hombre-sujeto singular se siente creador sólo en el La tarea fundamental de la estética es el estudio del objeto
arte. La personalidad creadora positivo-subjetiva es un mo estético en su peculiaridad, sin poner en su lugar ninguna
mento constitutivo de la forma; aquí su subjetividad encuen etapa intermedia del camino de su realización. Ante todo,
tra una peculiar objetivación, deviene una subjetividad crea hay que comprender el objeto estético de manera sintética,
dora culturalmente valiosa; entonces se realiza una peculiar en su conjunto; se debe entender la forma y el contenido
unidad del hombre orgánico, corporal e interno, moral y en su interrelación esencial y necesaria: la forma como for
espiritual, pero la misma es sentida desde dentro. Como mo ma del contenido, y éste como contenido de la forma, y
mento constitutivo de la forma, el autor es la actividad or también la peculiaridad y la ley de su interrelación. Sólo
ganizada y dimanante del interior del hombre íntegro, el cual sobre esta base se podrá indicar la orientación correcta para
realiza a plenitud su tarea y no presupone nada fuera de sí el análisis estético concreto de las distintas obras.
para su culminación; nos estamos refiriendo al hombre ente De todo lo dicho por nosotros ya debe estar claro que
ro, desde los pies hasta la cabeza: él es necesario en su tota el objeto estético no es una cosa, ya que su forma (más exac
lidad, respirando (el ritmo), moviéndose, viendo, oyendo, tamente, la forma del contenido, pues el objeto estético es
recordando, amando y comprendiendo.22 el contenido presentado), en la cual yo me siento a mí mismo
Esta actividad de la personalidad del creador organizada como sujeto activo y entro como momento constitutivo im
desde el interior se diferencia, en lo esencial, de la personali prescindible de ella, no puede ser, por supuesto, la forma
dad pasiva organizada externamente del héroe u hombre ob de una cosa o de un objeto material.
jeto de la visión estética, corporal y espiritualmente definido: La forma artísticamente creadora presenta ante todo al
su definición es visible y audible, es la imagen del hombre, hombre y al mundo, sólo como el mundo del hombre, bien
humanizando y vivificando dicho mundo, o conduciéndolo a
su personalidad externizada y plasmada, mientras que la in
un nexo valorativo tan directo con el hombre, que pierde
dividualidad del creador es invisible e inaudible, pero se sien
junto con éste su independencia de valores y se convierte
te y organiza desde el interior como una actividad que ve,
únicamente en un momento del valor de la vida humana.
A consecuencia de esto, la actitud de la forma ante el con
22 Sólo la comprensión y el estudio metódicos rigurosos del autor
como momento del objeto estético ofrecen los fundamentos para
tenido en la unidad del objeto estético ostenta un peculiar
la metódica de su estudio psicológico, biográfico e histórico. carácter personal, y el objeto estético constituye un cierto
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