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Softness Boy; larry adaptación

by divasa

Adaptación. Todos los créditos a su autora original. Tengo el permiso de la autora para su
adaptación.

Autora: R00MAH
Adaptación: divasa.

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Resumen.

Harry Styles ha sido un bastardo toda su vida, desde su nacimiento. De pequeño era un
adorable bastardo y ahora que es un adulto, es un maldito bastardo.

Sexo sin amor, sin compromisos y sin ataduras. Amistades superficiales y sin sentimientos
de por medio. Una familia quebrada y vacía que siempre compensó monetariamente el amor que
jamás pudieron darle. Harry es un hombre que vive disfrutando de la vida y sus bondades,
pisoteando a quienes ingenuamente se enamoran de él y cazando a quienes se niegan a hacerlo,
hasta que finalmente caen a sus pies.

Y seguramente toda su vida habría transcurrido de la misma forma si no fuese debido a la


mala administración de su universidad. Si no fuese porque una noche cualquiera se le asigna un
singular compañero de residencia.

Todo habría seguido igual si no hubiese conocido a un frágil y pálido chico con el nombre de
Louis Tomlinson.

Adaptación. Todos los créditos a su autora original. Tengo el permiso de la autora para su
adaptación.

Autora: R00MAH Adaptación: divasa.* * *


¡Hola chicas! Nueva adaptación les juro que la amarán JKSJSK. Mucha a gracias a Roo por
dejarme adaptarla, te amo mucho<3

Espero lo disfruten, voten y comenten (:

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1.

Harry Styles ha sido un bastardo toda su vida, desde su nacimiento. De pequeño era un adorable
bastardo y luego de convertirse en un adulto, pasó a ser un maldito bastardo.

Sexo sin amor, sin compromisos y sin ataduras. Amistades superficiales y sin sentimientos de por
medio. Una familia quebrada y vacía que siempre compensó monetariamente el amor que jamás
pudieron darle. Harry era un hombre que vivía disfrutando de la vida y sus bondades, pisoteando
a quienes ingenuamente se enamoraban de él y cazando a quienes se negaban a hacerlo, hasta
que finalmente caían a sus pies.

Mujeres, hombres, heterosexuales, homosexuales, bisexuales. La enorme lista de Harry incluía


infinita cantidad de manjares, pero ninguno lo suficientemente delicioso como para hacerlo querer
repetirse el postre.

Se encontraba viviendo en los departamentos de la universidad. En una sección apartada y


residencial ya que sus padres pagaban una gran cantidad de dinero para que no le faltase
absolutamente nada. Estaba en su cuarto año de ingeniería industrial, algo que podría decirse, le
apasionaba lo suficiente como para pasar algunas horas al día escuchando las aburridas cátedras
de los maestros.

Esa era su vida, vacía pero lo suficientemente buena como para no quejarse de ella, aun cuando
esa noche parecía ser una de las peores.

Estaba agotado mentalmente, su cabeza punzaba constantemente y las ojeras violáceas bajo sus
ojos eran pruebas fidedignas de lo poco que había dormido las últimas tres noches. Todo debido
a un maldito informe que debería entregar en solo tres días más. Y que aún no llevaba ni por la
mitad.

Se encontraba sentado sobre su sofá, con su laptop encima del regazo leyendo una y otra vez lo
que había redactado. Cuando sus ojos se nublaron y su garganta le dolió al tragar, comprendió
que llevaba demasiadas horas frente a la pantalla. Se sacó los lentes de descanso y con su dedo
pulgar e índice frotó el puente de su tabique nasal.

Se levantó para ir por agua mientras revisaba su teléfono, necesitaba sexo, unas malditas horas
de sexo y es que llevaba demasiados días sin probar carne alguna, seis días para ser exactos.
Pero no podía darse aquel lujo en ese momento que una de sus calificaciones dependía de aquel
maldito informe, debido al maldito profesor.

Cuando finalmente pudo aligerar el ardor en su garganta gracias a una abundante y cristalina
cantidad de agua, escuchó el chirriante sonido del timbre. Frunció el ceño inmediatamente y
caminó hasta la entrada. Al abrir la puerta encontró a uno de los encargados de las residencias.
Un hombre algo mayor y estricto, no era la persona favorita de Harry puesto que siempre iba a
sermonearlo por su estilo de vida y Harry simplemente le cerraba la puerta en la cara.

El hombre tenía su ceño fruncido y aquella mirada despectiva que lo caracterizaba, que podría
hacer a cualquiera sentir miedo menos a Harry.

"¿Qué ocurre anciano?" Preguntó el rizado universitario. El hombre soltó un gruñido y le hizo un
gesto a Harry para que lo siguiera.

Harry rodó los ojos y tomando la tarjeta de acceso a su departamento caminó tras el hombre. No
estaba atrasado en los pagos e incluso había sido algo considerado el último tiempo, eso quiere
decir que sus fiestas no habían terminado en incidentes que requirieran fuerza policial o
ambulancias de emergencia.

Al llegar hasta la oficina de administración fue recibido por una nerviosa mujer, la directora de las
residencias. Eliana, una adorable y cálida mujer, demasiado tonta para el gusto de Harry.
"Hey Eli, ¿Qué ocurre?" Preguntó al ver como la mujer se mordía el dedo pulgar.

"Hola querido. ¿Cómo has estado?" Harry frunció el ceño cuando la directora le tomó la mano y le
acarició el dorso de esta.

"Ya deja eso y dime que ocurre para que hayas mandado al viejo por mi" Eliana siseó con la
cabeza y tomó asiento tras su escritorio. Invitó a Harry a tomar asiento frente a ella pero este se
negó con un gesto de mano.

"Harry tu sabes que últimamente hemos estado recibiendo varios alumnos de otras universidades
hermanas ¿verdad?" Harry asintió. "Bien, el tema es que la administración de ingresos
estudiantiles cometió un error y admitió a más chicos de los que podemos hospedar".

Harry inmediatamente negó con la cabeza. Sabía a dónde iba eso y no, no pensaba aceptar a
ningún desconocido en su departamento. Por mucho que fueran sobrevivientes de una tercera
guerra mundial, no era su problema.

La mujer soltó un suspiro y Harry parpadeó con lentitud al ver como los ojos de ella se llenaban
de lágrimas.

"No sé qué voy a hacer... Este chico no tiene donde quedarse esta noche. No hay hoteles cerca
ni residencias disponibles porque hemos acomodado a todos los otros estudiantes en ellas.
¿Quieres que lo mande a dormir a la calle?"

"No es mi problema Eli, pago una enorme cantidad de dinero para tener un departamento
individual. Es tu problema, llévalo contigo".

"Tengo tres estudiantes en mi casa de dos dormitorios... No puedo meter a alguien más". Y Harry
iba a negarse nuevamente cuando el sonido de la puerta los interrumpió. Al abrirse el viejo no
muy querido de Harry entró y sosteniendo la puerta le dio paso a un chico.

Harry perdió la capacidad para respirar unos segundos mientras sus ojos recorrían una y otra vez
al chico frente a él. Delgado y con mejillas sonrosadas. Una pequeña nariz respingada cuya punta
estaba algo roja al igual que la yema de sus pequeños y frágiles dedos. Sostenía unos cuantos
libros entre sus brazos y las huesudas muñecas de sus manos estaban a la vista.

Su cabello era completamente castaño y sus ojos color azules. Y se veía asustado, igual a un
cachorro abandonado bajo la lluvia, tan asustado y frágil que el corazón de Harry inmediatamente
se oprimió. Harry quiso abrazarlo; no lo hizo.

Pero era tan frágil, tan suave a la vista. Con sus finos labios rosados y húmedos... rogando por
ser besados y Harry tuvo la necesidad de hacerlo; no lo hizo.

El chico mordía su labio inferior y con el rostro inclinado hacia abajo miraba por momentos a
Harry, sonrojándose y soltando pequeñas bocanadas de aire ahogadas.

"Lou, pequeño... ¿Cómo te fue con la señora Robert?" Harry escuchó las palabras de Eliana y
salió momentáneamente de su trance. El chico negó con la cabeza y Eliana soltó un suspiro.
"Entiendo, mañana te buscaremos algo más estable. Por esta noche te puedes quedar con
Adam"

Harry frunció el ceño inmediatamente ante aquel nombre. Adam era un idiota que estaba en la
carrera de leyes. Famoso, Definitivamente homosexual y con principios morales más bajos los del
propio Harry.

"¿Adam?" Preguntó el estudiante con cierta molestia en su voz. No podía creer que Eliana tuviera
la ilógica idea de alojar a esa pequeña e indefensa criatura con aquel depredador.

"Sí bueno, él está algo atrasado con su último pago así que seguramente no tendrá problemas
para alojar a Louis..." La voz de Eliana era resignada. Por supuesto que Adam no fue su primera
opción, sino la última puesto que a diferencia de Harry, Adam tenía algunos malos rumores tras
su espalda; rumores que apuntaban a su personalidad demandante y algo forzosa. "Lo advertiré
y... seguramente no ocurrirá nada".

Los ojos de Harry viajaron nuevamente al chico quien ahora mordía la punta de uno de los libros
que tenía entre los brazos. Ese delicado chico era una invitación a la cama, una tentación al
paladar y el solo pensar en los labios de Adam recorriéndole el cuerpo era suficiente para que
Harry tuviese ganas de vomitar.

"No, no lo llames... Puede quedarse conmigo hasta que obtenga residencia fija" Soltó Harry sin
quitarle los ojos de encima. Louis lo observó en silencio. Su abanico de pestañas batiéndose
lentamente y su labio inferior siendo pellizcado por sus dientes. Harry quiso ir a lamerle los labios;
no lo hizo.

"¡¿En serio?! Gracias, dios... Gracias Harry, te compensaré con esto. Puedes pagar solo la mitad
del valor de tu departamento mientras Louis esté contigo.

Louis levantó una mano y le hizo unas señas a Harry quien ladeó la cabeza sin comprender.
Inmediatamente se volteó en dirección a Eliana.

"Oh si, lo siento por no decirlo antes, Harry. Louis solo puede comunicarse a través de señas, él
no-no puede hablar" Un nudo se formó en el pecho de Harry. Aquello fue un golpe duro puesto
que no estaba acostumbrado a sentir ese tipo de emociones... En realidad no estaba
acostumbrado a sentir ningún tipo de emociones, pero ahí estaba. Sintiendo ¿dolor? Por la
condición de un chico que apenas conocía.

Sintió un jalón en su suéter y se volteó quedando con su rostro cercano al de Louis. Pudo
comprobar que de cerca era aún más desesperante, puesto que era aún más hermoso. Sus orbes
verdes se enfocaron en los rosados labios de Louis, suaves y lisos a la vista. Los vio moverse con
una lentitud deliciosa, casi impúdica. Formulando una palabra perfectamente modulada.

"Gracias" Le había dicho el desconcertante chico sin voz. Y Harry estaba seguro de que estaba
cometiendo el más grande error de su vida.

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2.

Al llegar a su departamento, luego de haber cargado los dos enormes bolsos del menor. Harry se
sentó en el sofá, indicando con un gesto al chico que tomara asiento junto a él.
Louis se sonrojó y apretó los labios. Caminó con cuidado, sus pisadas prácticamente no sonaban
en el suelo y Harry estaba cada vez más convencido de que aquel chico era una pluma. Una
suave y frágil pluma, tan pura y delicada... Sonrojándose cada dos segundos. Mordiendo sus
labios incontables veces y batiendo sus espesas pestañas como si fuese alguna clase de erótico
hobby.

Cuando finalmente se sentó, Harry lo vio abrir una libreta que llevaba en la mano y escribir sobre
ella con un pequeño lápiz que se encontraba amarrado a esta. Se la entregó a Harry quien no
tardó más de unos segundos en leer el mensaje.

"Muchas gracias, por permitirme alojar aquí" Decía la nota con caligrafía prolija y curvada.

"No te preocupes por eso, no es tu culpa que la administración de este lugar sea una mierda" Dijo
Harry encogiéndose de hombros. "¿Y qué estudias?"

Le entregó nuevamente la libreta al muchacho para que escribiera su respuesta. Lo observó con
cuidado, fijándose en cada detalle del menor; en cómo su pecho subía y bajaba apacible, o como
sus piernas se frotaban ligeramente entre ellas. Louis era sin lugar a dudas, el chico más
adorable que había visto en su vida. Demasiado adorable en realidad, tanto que una pequeña
incomodidad se alojaba en Harry al ver su vulnerabilidad y delicadeza.

Le entregó la libreta a Harry y mordió su labio inferior. "Literatura... Es mi primer año. Pero la
carrera cerró en la universidad que la tomé originalmente así que fui enviado hasta acá... ¿y tú?"

Harry se imaginaba que sería de primer año, era demasiado joven como para estar más
avanzado.

"Ingeniería industrial. Cuarto año.... Lamento mucho lo de tu universidad, pero aquí es un buen
lugar. Los profesores son buenos y ayudan bastante. Te acostumbrarás rápido" Louis curvó
ínfimamente sus labios en una pequeña sonrisa que alteró el ritmo cardiaco de Harry.

Señaló sus labios y el mayor llevó sus hipnotizados ojos hasta ellos. "Gracias Harry".
"No hay de qué, pequeño" Respondió el castaño al haber podido leer perfectamente los labios de
Louis. Observó la hora en su reloj y se percató de que era bastante tarde. No había cenado y algo
le decía que aquel chico tampoco. "Bueno ya que estamos aquí, ¿deseas ordenar algo para
comer? Yo invito".

Louis asintió varias veces, con sus mejillas sonrosadas y sus dedos jugando con el dobladillo de
su holgado suéter azul marino.

"No suelo comer pizza, pero esta noche podría hacer una excepción si a ti te gusta, ¿Qué dices?"
Louis estiró sus labios, sus pómulos levantándose y arrugando el costado de sus ojos azules.
Llevó sus dos pulgares al frente, levantados en aceptación a la generosa oferta de Harry.

"Genial, voy a hacer el pedido mientras tu puedes instalarte en la habitación disponible... No es


muy grande y solo tiene una cama para una persona, lo siento por eso". Louis siseó
inmediatamente con la cabeza y se apresuró a escribir en su libreta.

"No te disculpes, por favor. Estoy muy agradecido contigo... Me has salvado, eres un héroe".
Harry frunció el ceño cuando leyó el mensaje. Él no era un héroe, definitivamente todo en él
apuntaba a ser el villano de La historia... Pero no quería que Louis se enterara de eso. Le urgía
que el pequeño y grácil castaño permaneciera así, ingenuo y seguro. Inconsciente de la
naturaleza obscena de Harry y regalándole pequeñas honestas sonrisas de adoración.

"No me agradezcas Lou, es genial tenerte aquí... Ahora vamos a dejar tus cosas que muero de
hambre"

Louis asintió y se levantaron del sofá, caminando hasta la pequeña habitación que el nuevo chico
ocuparía. Los bolsos fueron dejados sobre la cama y Harry chasqueó con su lengua tras los
dientes al ver la displicencia de aquella estancia. No quería a Louis ahí, el lugar era demasiado
frío, demasiado vacío, demasiado gris y demasiado apartado de él.

Necesitaba a Louis en otro lugar, en una habitación cálida y suave, que tuviera un aroma dulce y
una ventana que dejara a los rayos del sol colarse por las mañanas.
"Mierda, este lugar es horrible... No lo recordaba así, lo siento" Louis se sentó en la cama,
abrazándose a sí mismo y negando con la cabeza. Pero Harry vio sus ojos azules. Tan honestos
y tristes, le desgarraron las entrañas. "Pue-puedes dormir conmigo, ¡En mi habitación quiero
decir! O sea, dormir en mi habitación, no conmigo... solo en mi cama. No conmigo en mi cama, yo
solo... No quiero que te quedes aquí".

Louis tomó su libreta y comenzó a escribir inmediatamente. "No es necesario, solo está un poco
helada donde la puerta permanecía cerrada... Gracias de todas formas".

"No, lo digo en serio... yo dormiré aquí y tú dormirás en mi habitación" Louis frunció el ceño y
negó con la cabeza formando un puchero. Harry se inclinó frente a él, colocando la palma de sus
manos sobre las rodillas del menor, sintiendo su vientre arder en fuego. "Es mi departamento y yo
decidiré en que habitación duermes. Dormirás en mi habitación hasta que este lugar esté
aceptable para ti".

El menor bajó la mirada, sus mejillas teñidas en matices rojizos y sus labios siendo apretados.
Inclinó la cabeza en un leve asentimiento que hizo sonreír a Harry.

"Bueno chico, ahora guarda tu ropa y yo iré por la pizza". Harry salió de la habitación y cuando
llegó hasta su teléfono decidió que era mejor preguntarle a Louis sobre el tipo de Pizza. Era
extraño, no quería incomodarlo ni ver el más mínimo ápice de tristeza en su pálido rostro. Solo
quería que siguiera así, siendo suave y delicado, esbozando pequeñas sonrisas y sintiéndose
seguro. Él lo iba a hacer sentir seguro, protegido y seguro...

Al devolverse a la habitación entró sin siquiera imaginar lo que habría frente a él. Louis estaba de
espaldas a Harry, con su torso al desnudo. Dejando expuesta aquella extensa zona de piel pálida,
las pronunciadas curvas de su cintura y las prominencias redondeadas de los costados de su
cadera. Dos pequeñas zonas cóncavas en su espalda baja, oh si... eran dos tentadores y sutiles
hoyuelos.

Harry mordió el interior de su labio inferior mientras repasaba con los ojos opacos, la perfecta
longitud de los brazos de Louis, las hermosas curvas de ellos. El contorneado de su trasero, tan
pequeño y redondo seguido de dos delgados muslos, deliciosamente curvados.
Soltó un pequeño jadeo y Louis se volteó de inmediato. Sus mejillas ruborizadas y sus ojos
parpadeando incontables veces. Los ojos de Harry se posaron en su pequeño abdomen, sin una
marca de musculatura, dejándose apreciar una pequeña pancita y a la altura de su pecho, dos
diminutos y rozados pezones, redondos y completamente tentadores, seguramente ilegales en
más de un país.

Ambos se miraron a los ojos unos diminutos segundos antes de que Harry se volteara, llevando
una mano hasta su nuca y acariciándola con nerviosismo.

"Lo siento, no quería interrumpirte... El-el sabor de la pizza. No sé qué prefieres" Su voz salió
temblorosa y ronca, más baja de lo que le hubiera gustado. Luego de unos segundos, sintió un
pequeño toque en su hombro y se volteó. Louis estaba increíblemente sonrojado, su torso ahora
cubierto por un holgado suéter de pijama en tono menta pastel. Frente a él, Louis sostenía su
libreta con un pequeño mensaje que Harry leyó con algo de miedo.

"Yo debería haber cerrado la puerta, no te preocupes. Soy algo despistado, lo siento. Y...
cualquier pizza está bien, gracias por preguntarme".

Harry asintió y sin decir palabra alguna salió de la habitación. Su corazón latía demasiado fuerte,
su vientre le hormigueaba y su entrepierna le dolía como el mismo infierno. Esa pequeña criatura
despistada y suave, se convertiría en un motivo para no poder dormir en las noches; estaba
seguro.

--

Los días y semanas transcurrieron con una extraña calma. Louis y Harry se llevaban
extrañamente bien, compatibilizando en varios aspectos y no tanto en otros. El mayor comprobó
que Louis era ingenuo por naturaleza y demasiado confiado. Aún cuando era tímido y reservado,
no tardó en hacer algunos amigos... Amigos que Harry tenía en constante observación, solo por
precaución.

Puesto que Louis era delicado, más que cualquier persona que Harry hubiese conocido nunca.
Bebía chocolate caliente por las noches, leía antiguos y aburridos libros de literatura clásica.
Dormía en adorables pijamas de colores pasteles y siempre se perfumaba antes de salir.
Escuchaba música suave y nunca se enojaba. Cuando Harry tenía que encerrarse a estudiar, no
lo molestaba en nada, y al contrario... le preparaba café y horneaba galletas con chispas de
chocolate.

Y Louis era suave, más que cualquier otro ser humano en la tierra. Sus miradas eran suaves, sus
sonrisas eran suaves, el tacto de sus manos sobre los hombros de Harry era suave. Los sonidos
de su respiración cuando dormía eran suaves... Todo Louis era suave y hermoso, tan hermoso
que Harry se sentía sinceramente aterrado por eso. Porque el castaño llamaba atención
indeseada con solo caminar, robaba miradas con solo batir sus espesas pestañas y recibía
invitaciones a fiestas todos los días, invitaciones que Harry amablemente declinaba por él.

Sobre todo Louis era hermoso, no solo físicamente porque había chicos más guapos, pero aun
así él era hermoso sin buscar serlo. Demasiado para un mundo tan sucio como ese, y Harry no
comprendía cómo podía haber un chico de dieciocho años con una confianza tan grande en la
humanidad. Cómo podía creer en las personas de forma ciega, sin siquiera cuestionar sus
intenciones. Pero eso era una de las cosas que más adoraba de él, y que lo asustaba. Porque
muchos sentían genuina envidia de él, y Porque los rumores no tardaron en empezar, con la
única intención de opacar su brillo. Porqué los celos hacía Louis solo se vieron acrecentados
debido a la cantidad de atención que Harry le brindaba cada día.

Porque Harry lo iba a buscar a clases siempre que podía, porque Harry lo acompañaba a la
biblioteca solo para hacerle compañía, porque Harry se quedaba tardes enteras en los jardines de
la universidad, con su cabeza recostada en el regazo de Louis, durmiendo apaciblemente
mientras el castaño leía algún aburrido libro. Porque Harry cambió debido a Louis y muchas
personas odiaron eso. Ya no iba a las fiestas, ya no hacía fiestas... Ya no había oportunidad de
meterse en su cama, menos aún en su corazón.

Fue una de esas tantas tardes en los Jardines de la universidad, con ellos recostados sobre el
verde pasto. Harry con su moderno teléfono tomándole infinidad de fotografías a Louis quien
escribía en su laptop un ensayo para unos días más. El menor estaba con el ceño ligeramente
fruncido y su dedo índice deslizándose por su barbilla. Fue una ligera tarde de sol, con suaves
brisas de viento haciéndoles compañía que Harry comprendió lo importante que se había vuelto el
castaño en su vida y cuán profundo había calado en su ser.

El rizado que se encontraba al lado de Louis, estiró una mano para acariciar la mejilla de este
quien apartó su vista de la pantalla y le regaló una suave sonrisa mientras se sonrojaba como
siempre.
"Eres tan hermoso" Le susurró Harry. Y pudo sentir como Louis se ponía tenso... Seguramente su
corazón estaba latiendo más rápido y su rostro no tardaría en tomar color. "Tan hermoso, bebé".

Louis se volteó, enfrentando la resplandeciente mirada de Harry quien aún acariciaba su mejilla.
Se miraron a los ojos unos segundos y Louis esbozó una pequeña sonrisa. Tomó su libreta que
descansaba sobre el pasto y comenzó a escribir en ella.

"Si sigues diciendo eso, voy a enamorarme de ti".

Harry sonrió con plenitud, se sentía cálido por dentro. Ya no había más vacío, ni siquiera sentía la
necesidad de buscar sexo en alguien más porque cada aspecto de su vida estaba siendo llenado
por Louis, por sus ojos azules y su perfecta belleza.

"Entonces te lo repetiré todos los días" Harry estiró su cuerpo, acercándose levemente a Louis y
besando su mejilla. Ya habían compartido incontables besos de aquellos. En las mañanas cuando
se despedían para ir a clases, en las tardes cuando se reencontraban y simplemente en
momentos donde ambos querían hacerlo.

Louis apretó los labios y sonrió llevando la palma de sus manos hasta sus sonrojadas mejillas.

"Hermoso y adorable" Volvió a decir Harry ganándose un ligero golpe en el hombro por parte de
Louis. El castaño volvió a mirarlo, pero ahora sus ojos estaban fijos en los labios de Harry.

El mayor pudo ver como la manzana de adán del menor se movía lentamente de arriba abajo, y
como siempre, con la ligereza y simpleza que lo caracterizaba, Louis lo besó en los labios.

Fue un pequeño roce, sutil y tibio, tan suave como Harry se imaginó que sería, pero
indescriptiblemente mejor. Cerró sus ojos en lo que duró aquel cálido contacto, sin siquiera
intentar profundizarlo porque no tenía necesidad.

Las manos de Louis se ahuecaron y acunaron el rostro de Harry, sus labios todavía juntos y las
respiraciones de ambos mezclándose de manera idílica. El aliento dulce y azucarado de Louis
invadía las fosas nasales de Harry y a su vez, el soplo mentolado del mayor se impregnaba en los
pulmones del castaño.

Fue el menor quien se separó primero, abriendo sus ojos y regalándole una tímida sonrisa a
Harry antes de volver su vista al ensayo, con el rubor llegando incluso a sus pequeñas orejas.

"Eres hermoso" Dijo Harry una vez más y Louis se volteó para responder, moviendo sus húmedos
labios con lentitud y enroscando su lengua para formar aquella corta frase.

"Tú también" Fueron las palabras mudas que abandonaron la boca del estudiante de literatura. Y
aun cuando Harry no podía oír su voz, sentía que no lo necesitaba. Que todo en Louis hablaba,
sus ojos, sus expresiones, sus labios moviéndose con presteza. Sus dedos escribiendo hermosas
y curvadas palabras... Todo eso era la voz de Louis y no necesitaba nada más.

(...)

Era el final del periodo de Harry y estaba listo para ir en busca de Louis cuando una conocida
morena se cruzó en su camino. Harry frunció el ceño y soltó un suspiro cuando la chica se paró
frente a él, sin intenciones de dejarse ignorar.

"¡Harry! Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi. ¿Cómo te ha ido en clases?" La
sonrisa de la chica era enorme y alegre. Era del tipo de Harry y estaba seguro de que si fuese
otro tiempo uno donde no existiese Louis, no habría dudado en coquetear. Mordió un costado de
su labio inferior antes de responder.

"Me ha ido bien, gracias. Como a todos, lleno de trabajos y exámenes..." No preguntó de vuelta,
confiado en que bastaría para hacerla comprender que no quería mantener aquella conversación,
sin embargo la chica pareció ignorar toda señal cuando colocó sus manos sobre los pectorales de
Harry, apretando la tela de su Jersey.

"Eso es genial... Yo también he estado llena de trabajos. La universidad apesta. ¿Y bien? ¿Qué
haremos ahora?" La chica estaba de puntitas, con su rostro demasiado cerca al de Harry quien
de inmediato retrocedió y estiró sus manos para apartarla por los hombros. Sin embargo no
alcanzó a hacer mucho cuando sintió un fuerte golpe uno de sus brazos.
Se volteó con desconcierto y tras él un enfurruñado Louis lo miraba con los ojos entrecerrados y
un notorio puchero formándose en sus labios. Sostenía su libreta con una de sus manos y con la
otra se aferraba al borde de su suéter.

La chica se apartó de Harry inmediatamente, retrocediendo de forma prudente. "Bien, me voy...


Supongo que no soy muy querida aquí" Dijo sin más, dándose media vuelta y desapareciendo
antes de meterse en algún problema con el conocido cachorro mimado de Harry.

"¡Hey! ¿Qué fue eso?" Harry se frotó el sector que Louis había golpeado con su libreta. Los ojos
del pequeño estaban algo aguados, como si aguantara las lágrimas. El rostro de Harry se
transformó en un poema de confusión "¿Por qué estás llorando, Boo?"

Louis inmediatamente comenzó a escribir en su libreta, recargando el lápiz con fuerza y


provocando que Harry tuviese ganas de reír. Sabía que el menor estaba completamente celoso
por lo ocurrido y aun cuando nunca le habían gustado los celos, en Louis era simplemente
adorable. El castaño le extendió la libreta a Harry.

"¡No puedes hacer eso! Está mal, Harry. Me faltas el respeto y haces que mi corazón duela... No
debes dejar que otras personas te abracen porque yo soy tu novio"

Harry tragó con dificultad y levantó sus ojos para encontrarse con la mirada de reproche de Louis.

"¿Somos novios?" El menor asintió sonrojándose y Harry sintió unas incomprensibles ganas de
reír. Malditos nervios... "¿Por qué?"

Louis bajó la mirada, moviendo sus pies nerviosamente. Luego de unos interminables segundos
volvió a observar a Harry. Se llevó la yema de sus dedos a la boca, golpeando sus rosados labios
en pequeños toques y después hizo lo mismo, pero sobre los labios de Harry.

"¿Somos novios porque nos besamos?" Preguntó el rizado con su corazón desbocado. Todo él
se derretía debido a Louis, a su inocencia y pureza. El menor asintió con su rostro teñido de
carmín. "Oh, bueno... Sí claro, sí. Esa es una justificación válida, su-supongo. ¿Entonces eres mi
novio?"

Louis volvió a asentir, esta vez mordiendo su labio inferior para no sonreír. Y Harry quien había
pasado toda su vida huyendo de aquella comprometedora palabra, ahora no podía dejar de sentir
una apaciguadora plenitud de solo pensar en ella. Aquel suave chico frente a él ahora esa su
novio. Sus delicados besos, sus frágiles manos inquietas, su esbelto y delgado cuerpo. El rubor
de sus mejillas, la inocencia en su mirada y la ingenuidad de su sonrisa. Todo era suyo, de nadie
más.

Estiró sus brazos para rodear la acentuada cintura de Louis quien inmediatamente se colocó de
puntitas para poder juntar su nariz con la de Harry en un pequeño beso esquimal.

"Creo que esto amerita una pequeña celebración ¿Qué opinas?" Dijo Harry juntando su frente con
la de Louis. El menor sacudió su cabeza de arriba abajo y estiró sus labios en una perlada e
inocente sonrisa. "Entonces vamos, te llevaré al mejor restaurant de todo Londres y después nos
iremos a casa a ver películas viejas mientras nos acurrucamos en el sofá".

Louis mordisqueó su labio inferior y llevó una de sus manos hasta la mejilla de Harry
acariciándola al mismo tiempo que inclinaba su rostro para poder besarlo en los labios,
provocando que el vientre de Harry estallará en cientos de mariposas y todo su cuerpo fuese
recorrido por una corriente eléctrica.

Ese era un efecto que exclusivamente Louis podía provocar en él, nadie más. Porque Harry solo
estaba dispuesto a darle aquel derecho a Louis, él era el único que tenía el completo privilegio de
darle felicidad y amor, así mismo era el único que tenía la facultad para destruirle la vida.

=================

3.

Louis Tomlinson siempre fue un pequeño ángel, de niño era un adorable ángel con diminutas alas
las cuales fueron creciendo con el tiempo, y con los años se transformó en un completo, hermoso
y brillante ángel.
Siempre ha visto la vida como una paleta de colores, como un lugar que merece la pena explorar
y siempre ha encontrado a los seres humanos las criaturas más fascinantes de la tierra.

Hubo perdido su voz a los diez años de edad debido a un agresivo tumor en la laringe que le
atrofió las cuerdas vocales, permitiéndole solamente soltar algunas resonancias comúnmente
conocidas como sonidos sordos.

Sin embargo, jamás dejó que eso le quitara los colores a su vida. Su familia siempre lo amo y
apoyó, tuvo grandes amigos que compartieron buenos momentos con él, aprendió que había más
de una forma para comunicarse, que si permanecía en silencio podía oír a los grillos en la noche,
el sonido del viento y los susurros de amantes escondidos entre las multitudes; Y seguramente si
no hubiera sido porque perdió su voz, no hubiese pasado tanto tiempo de su infancia y
adolescencia encerrado en su habitación leyendo enormes cantidades de libros y desarrollando
una inexplicable pasión por la literatura, tampoco hubiera obtenido aquella beca por
"discapacidad" en la universidad a la que entró y que al final terminó derivándolo a una
prestigiosa universidad privada de Londres.

Así mismo, si no fuese por su vulnerable estado no lo habrían acomodado en el departamento de


aquel adonis de ojos verdes y cuerpo de definidas proporciones. Si no fuese porque de alguna
forma la vida era increíblemente hermosa, no habría terminado enamorándose de Harry Styles.

El hombre que ahora lo despertaba en las mañanas con un beso en la mejilla mientras se
acurrucaba con él en la cama para ver las noticias de la madrugada. Aun cuando un somnoliento
Louis gruñía por lo bajo puesto que los noticieros no eran de sus programaciones favoritas. Pero
bien podía soportarlo, porque Harry siempre ponía el volumen al mínimo para que él pudiera
seguir durmiendo, porque Harry lo abrazaba con fuerza y le repartía miles de besos en todo el
rostro, porque le susurraba al oído palabras colmadas de miel. Porque Harry era sin lugar a dudas
el amor de su vida y es que Louis era un romántico empedernido. Louis creía en el amor a
primera vista, en los cuentos de hadas y los finales felices, en los te amo con un profundo
significado de fondo y en que los acelerados latidos de su corazón, eran su mejor conciencia.

Ya habían transcurrido tres meses desde que comenzaron a vivir juntos y aproximadamente dos
meses desde que se habían convertido en pareja. Aproximadamente sesenta románticas noches
de luna donde Louis aprendió que Harry adoraba verlo con su ropa puesta y que Harry
ronroneaba igual que un gatito cuando le acariciaba el mentón. Donde ambos descubrieron un
extraño pasatiempo por estar simplemente acurrucados en la cama conversando de cualquier
tontera mientras se repartían besos al azar.

Y todo era fluido, porque el mayor aceptaba incondicionalmente todo de Louis y el pequeño
adoraba eso. Adoraba como Harry le repetía cientos de veces cuanto lo quería haciéndolo
ruborizar, adoraba como Harry lo celaba de cualquiera que intentara coquetearle provocando que
su corazón latiese con fuerza, y adoraba como una que otra vez, Harry hablaba de un futuro,
juntos.

Pero así mismo, Louis estaba descubriendo todo aquello que iba de la mano con el amor, los
celos y la frustración cuando aparecían personas que anhelaban la atención de su novio y
seguramente también su corazón. Algunas veces haciéndolo sentir enojado, triste y deprimido.

Como hacía una semana, cuando un exótico irlandés llegó de intercambio y posó su atención en
Harry, intentando por todos los medios llamar su atención. Robándole incluso un beso frente a
Louis. Y el dolor fue tanto, que por un momento Louis estuvo seguro de que su corazón dejó de
latir, de que su respiración se congeló y de que su pecho fue atravesado por cientos de pequeñas
agujas. El resto de aquel día lloró como nunca lo había hecho, sentado en el regazo de Harry,
siendo envuelto por sus firmes brazos mientras estaba acurrucado en su pecho.

Escuchando palabras de adoración por parte de Harry al mismo tiempo que sorbía su nariz e
intentaba secar sus lágrimas con las enormes mangas del suéter que estaba usando y que
pertenecía al mayor. Con sus ojos húmedos y su nariz roja, con su respiración entrecortada y sus
castaños cabellos enredados de manera caótica. Se sintió feo e inseguro por primera vez, pero
Harry no lo soltó hasta borrar esos pensamientos de su cabeza y hasta que su corazón dejó de
doler.

"Solo tengo ojos para ti, ángel".

"Tú eres mi pequeño pedacito de sol".

"Nadie más ilumina mi mundo como tú lo haces".

"Solo tú eres el dueño de mi corazón".


"Eres hermoso, tan hermoso mi bebé... Que siento deseos de poder estar así todo el tiempo,
solamente observándote".

"Te quiero a ti, como nunca quise a nadie y como nunca lo haré".

"Eres el único que ha entrado en mi vida de esta forma, nadie más... te lo prometo".

"Amo tus ojitos, como me miras y como me amas. Amo como sonríes y como te enojas cuando
digo que tu trasero se ve algo más grande".

"Amo cuando cuentas los pétalos de las flores que te regalo y como aguantas las lágrimas
cuando estas se marchitan. Adoro malditamente mucho como te niegas a botarlas y terminas
haciendo adornos con ellas."

"Amo cada parte de ti Lou, amo los deditos de tus manos y la delicadeza de tu cuerpo. Amo esta
pequeña pancita y como tus labios siempre están rojos debido a que los mueres demasiado".

"Amo que seas el príncipe de mi cuento".

Y Louis simplemente dejó de llorar cuando su corazón encontró la paz que necesitaba, cuando
las palabras de Harry se impregnaron en su piel y aquel robó de afecto pasó a ser simplemente
un recuerdo en su cabeza.

Así mismo, cuando la intensidad de sus besos con Harry comenzó a subir conforme la intimidad
entre ellos se acrecentaba, aparecieron Las mariposas, todas revoloteando furiosas en su
estómago. También descubrió que sus labios hormigueaban cuando Harry los mordía y que la
boca del mayor siempre sabía a menta y café. Aprendió cómo sonaban sus jadeos y gemidos
mudos cuando Harry le recorría el cuerpo con cuidado, con tanta devoción que llegaba a inducirle
espasmos.

Y para Louis era todo tan nuevo y emocionante, tan excitante que algunas veces solo podía
compararse con un niño pequeño yendo por primera vez a un parque de diversiones. Porque
estaba ansioso y nervioso, actuando con torpeza alrededor de Harry, buscando más de él.
Necesitando cada día más abrazos y besos, anhelando conversaciones más largas y caricias
más seguidas. Porque era tan fácil acostumbrarse a ello, a la tibia sensación de ser amado y
protegido, que no le importaba parecer un egoísta, él simplemente lo quería todo de Harry.

(...)

Era la tarde del último viernes de exámenes, todos los estudiantes salían de clases
completamente agotados pero igualmente felices por haber salido vivos de aquella masacre.
Finalmente tendrían un merecido fin de semana de descanso y fiestas, definitivamente todas las
fiestas posibles. Louis se encontraba en los grandes escalones que daban a la entrada de la
facultad donde Harry tenía clases. Vestía un holgado suéter en tono lila pastel y ajustado jeans
negros, sus converse de costumbre y su cuello era cubierto por una gruesa bufanda de lana
blanca. De su hombro colgaba un elegante bolso de cuero negro, perteneciente a Harry pero que
Louis se habría adjudicado luego de una sesión de besos y ojitos coquetos.

Sentía algunas miradas indiscretas sobre su persona, lo cual lo hacía ruborizar y mover los dedos
con nerviosismo, jugar con las mangas de su suéter y balancear sus pies de atrás hacia adelante.
Sabía que al ser novio de Harry y tener la particularidad de no tener voz, se había hecho
medianamente famoso. Era cosa de ver el extraño aumento en sus seguidores de Instagram y los
comentarios que colocaban bajo las fotos de él con Harry. En su mayoría todos felicitándolos y
deseándoles lo mejor, algunos pocos... un tanto rudos.

Revisó la hora en su teléfono y comprobó que Harry debería aparecer en cualquier momento, lo
cual naturalmente lo hizo sonreír y morder su labio inferior, debido a las molestas mariposas.
Apoyó su espalda baja en el barandal de hierro de la enorme escalera y fijó sus ojos en el cielo.
Los matices magenta y rojizos ya pintaban el cielo, dándole a Louis una extraña sensación de
nostalgia.

El sonido de su nombre lo sacó de su pequeño trance y giró su rostro hasta la entrada de la


facultad, inmediatamente sus pómulos se levantaron cuando la escultural silueta de Harry
apareció frente a él. Alto e imponente como siempre, vistiendo ropa deportiva que no combinaba
con sus lentes de descanso de marco negro y el gran compilado de papeles que llevaba bajo el
brazo. Louis levantó su brazo y lo sacudió eufóricamente, obteniendo una enorme sonrisa por
parte del mayor como regalo.
Harry llegó hasta él y plantó un beso en los labios de Louis que lo hizo ruborizar. "Hola bebé,
¿Llevas mucho tiempo esperando?" Louis sacudió su cabeza en negación. "Genial, ¿Qué quieres
hacer hoy a la noche? ¿Cine?"

Louis frunció el ceño y llevó su mirada hasta un punto lejano al mismo tiempo que pensaba su
respuesta. No habían ido al cine hacía ya dos semanas, pero tampoco habían salido nuevas
películas que quisiera ver. Finalmente optó por negar con la cabeza.

"Vale, entonces vamos a comer algo y ahí decidimos que hacer a la noche" Louis cargó el peso
de su cuerpo en las puntitas de sus pies para poder quedar a la altura de Harry, no era mucho
más bajo que él, pero aun así, no podía alcanzar su boca si no se estiraba un poco. Tocó sus
labios con un dedo índice indicándole que quería otro beso al mismo tiempo que el rubor se
apoderaba de sus mejillas "Estás hecho un consentido, ven aquí".

Harry lo rodeó con su mano disponible a la altura de su cadera y juntó sus cuerpos para poder
rozar sus labios con los suaves y rosados de Louis en varios besos cortos. El menor tenía sus
manos hechas puño sobre el pecho de Harry, ocultas bajo el largo de aquel suéter lila, dándole
una apariencia aún más delicada y adorable.

Las mariposas volaban en su estómago y Louis ya se había acostumbrado a ellas. Se separó del
agarre de Harry y llevó las manos a su vientre, palpándolo varias veces. El rizado sonrió y le besó
la mejilla. "¿Ya aparecieron las molestas mariposas?"

Louis asintió mordisqueando su labio inferior, su corazón latiendo acelerado y sus labios
hormigueando levemente.

"¿Estás seguro de que son mariposas y no un bebé? Mira que nos hemos besado tantas veces y
tú sabes, eh..." Louis rodó los ojos y golpeó suavemente el brazo de Harry quien arqueó ambas
cejas y soltó una pequeña risita. "El golpe de un gatito".

Louis levantó sus manos y comenzó a responderle en lenguaje de señas. Algo que Harry estaba
aprendiendo para evitarle el trabajo de tener que escribir todo el tiempo. Movió sus manos y
dedos con lentitud, acompañado de la modulación de sus labios. "Estás hecho un abusivo. Deja
de molestarme... No pienso acurrucarme en el sofá contigo hoy".
Harry frunció el ceño concentrado en comprender lo que Louis le estaba diciendo. Finalmente
relajó la expresión de su rostro y con una sonrisa perfilada en sus labios llevó su mano hasta la
barbilla de Louis, tomándola con su dedo índice y pulgar. "Lo siento mi ángel. No puedo evitarlo,
eres adorable cuando te enfadas".

Louis tenía toda la intención de volver a besar a Harry cuando escuchó una conocida voz
llamándolos. Ambos giraron su rostro y vieron a Camille. Una amiga de Harry y Louis, becada al
igual que el menor y realmente inteligente. La conocieron un día en la biblioteca puesto que se
sentó frente a ellos y luego de regalarle cientos de miradas indiscretas a la pareja. Le habló a
Harry, pensando que Louis no escuchaba, que era sordo.

"Dios, tu novio es tan Twink... Sabes lo mucho que me calienta pensar en ustedes dos follando
aquí mismo. Solo míralo, mierda..." Y Harry tragó con fuerza, intentando no pensar en las
palabras de la desconocida para evitar tener una erección en plena biblioteca. Louis por su parte
tapó su rostro con ambas manos y se ocultó en el pecho del mayor sin saber que más hacer.

"Joder... Dime que no escucha, por favor".

"S-sí, lo hace. Tiene una muy buen audición".

"Oh... ¿Lo siento?" Los tres se mantuvieron en silencio, con Harry frotando la espalda de Louis y
el menor apretando sus piernas con fuerza. Finalmente fue la misma chica quien decidió romper
el hielo. "De verdad lo lamento, pero es que soy el tipo de chica que se calienta pensando en
relaciones homosexuales... ¿Podríamos ser amigos?"

Y no fue como si les quedase mucha opción, puesto que Cami, como la habían apodado, se
demoró muy poco en ganar el afecto de ambos. Sobre todo de Harry ya que ella era una gran
amistad para Louis, lo cuidaba y siempre le decía lo hermoso y buen chico que era. Dejando de
lado sus comentarios e insinuaciones de tipo sexuales, era una buena chica, una muy
desquiciada, demente y fetichista buena chica.

"Hey Cami, ¿Qué ocurre?" Le dijo Harry besando las dos mejillas de la pelirosa. Louis imitó su
acción pero también recibió un fuerte abrazo por parte de ella. No la habían visto desde que
comenzaron los periodos de exámenes.
"Hoy a la noche se celebrará el fin de los exámenes y como nunca hemos salido, pensé que sería
una buena ocasión. Louis lleva meses aquí y no conoce ninguna disco o bar, así que pensé...
¿Por qué no ir con los chicos? Bebemos algo, bailamos y luego nos vamos a casa".

Harry frunció el ceño, puesto que no quería a Louis en esa clase de ambiente. Pero cuando volteó
el rostro para verlo, el menor lo observaba de vuelta con los ojos de cachorro más suplicantes y
embaucadores que alguna vez hubiese visto.

"¿Quieres ir?" Le preguntó por cortesía, aun cuando la respuesta del menor se le notaba en la
mirada. Louis mordió su labio e inclinó su cabeza en asentimiento. "Entonces supongo que
iremos".

Camille dio un salto y comenzó a aplaudir contagiando a Louis quien estiró sus labios en una
enorme sonrisa al mismo tiempo que daba un pequeño brinco con las manos sobre su pecho.

"¡Esto es genial! Nuestra primera salida oficial" Harry soltó un suspiro y rodeó con su brazo al
menor. Louis no deja de sonreír y asentir a todo lo que la chica decía. "Pasaré por ustedes a las
diez, iremos en mi auto, ¿les parece?"

"Prefiero que vayamos en mi camioneta" Respondió Harry y Camille simplemente se encogió de


hombros.

"De acuerdo. Entonces llegaré a su departamento a pie. Oh sí, me olvidaba..." La chica abrió su
bolso y de él sacó una delgada camiseta manga larga de algodón en tono rosa pastel con detalles
estampados. Se lo estiró a Louis quien lo recibió con los ojos brillantes y un rubor en las mejillas.
"Ya llegaron las cosas que compramos por internet el otro día, era una camiseta rosa y.... esto."

Un pequeño paquete cerrado del que se dejaban ver estampados en tonos menta pastel sobre
una tela blanca. Harry observó todo con una ligera sonrisa perfilada en sus labios. Desde que su
relación con Louis comenzó, el pelinegro lentamente se hubo soltado en cuanto a sus gustos
personales.
No era como si Louis usase ropa de mujer, simplemente tenía preferencia por los tonos pasteles y
por las medias con extraños estampados infantiles. Así como prefería usar lociones corporales de
vainilla en vez de jabón, o perfumes dulces en vez de aromas varoniles.

"¿Más medias?" Preguntó Harry intentando adivinar el contenido de aquel pequeño paquete.
Louis pellizcó su labio inferior y asintió al mismo tiempo que guardaba su compra en el bolso que
colgaba de su hombro. "Eres todo un coleccionista, bebé".

"Bueno chicos, los dejo. Debo ir a dirección para obtener mi asignación mensual o no tendré para
comer en todo el mes". La pelirosa se alejó rápidamente mientras agitaba su mano en despedida.
Louis le respondió con el mismo entusiasmo y Harry simplemente sonrió.

"Y nosotros también debemos ir por algo de comer, asi que vamos". Harry estiró su mano para
que Louis la tomase y así entrelazar sus dedos.

A medida que caminaban Louis era consciente de las miradas sobre ellos, de los susurros y de
los desconocidos que rumoreaban a su espalda. Sabía que muchos cuestionaban su relación con
Harry, que no entendían como el mayor había terminado asentándose con alguien como el
menor. Y seguramente Louis se lo habría cuestionado también si no fuese porque Harry le repetía
constantemente todas las cosas que le amaba de él.

(...)

Harry estaba terminando de vestirse para salir, Camille llegaría en cualquier momento y aún
cuando no le emocionaba mucho la idea de su suave y angelical novio en un antro lleno de
borrachos, sabía que no podía prohibirle al menor conocer y vivir aquellas experiencias. Aun
cuando hirviera en celos con solo pensar en las miradas lascivas de esos hombres hacia su
pequeño.

Optó por vestir casual, un ajustado pantalón gris oscuro y una ceñida camiseta morada manga
larga, pero arremangada hasta los codos. Sus zapatos de cuero, su Rolex de siempre y un
cinturón negro. Se observó en el espejo bastante conforme con su apariencia, los pectorales bien
formados resaltaban en su pecho, al igual que sus estrechas caderas. Harry sabía que contaba
con un físico atrayente, el mismo le dedicaba varias horas a la semana al gimnasio porque le
gustaba estar en forma y sobre todo porque adoraba como Louis se perdía viéndolo cuando
paseaba por el departamento con el torso desnudo.

Al salir de su habitación caminó hasta la cocina americana y lo que vio ahí no fue muy de su
agrado. Louis vestía aquella camiseta de algodón rosa pastel que le caía sutilmente de un
hombro, dejando demasiada piel expuesta. Los oequenos dedos de sus manos apenas si
lograban verse a través de las largas mangas. Además la prenda no alcanzaba a cubrir su
pequeño y redondo trasero por lo que este resaltaba en los extremadamente ajustados skinny
jeans negros que lo envolvían. A juego llevaba unos botines negros de hombre algo toscos y
redondos en la punta, haciéndolo ver como un bebe con zapatos grandes.

Louis se encontraba bebiendo una taza de té mientras ojeaba una revista de la universidad.
Cuando notó la presencia de Harry levantó la mirada y le regaló una suave sonrisa. Sus labios
estaban rojos por el calor de aquella infusión herbal y sus mejillas levemente ruborizadas.

Harry caminó hasta él y beso su hombro descubierto. "Mi ángel... ¿No crees que está demasiado
helado como para que vayas tan desabrigado?"

Louis negó con la cabeza y dejó su taza sobre la barra que separaba la cocina del comedor. Se
volteó para observar a Harry y el ceño fruncido de este lo desconcertó. "¿Qué ocurre? Me miras
como si estuvieras enojado" Le dijo moviendo sus manos y gesticulando con los labios.

"Son tonteras de un novio celoso y posesivo, no me hagas caso" Respondió Harry encogiéndose
de hombros. El menor bajó la mirada hasta sus manos que jugaban con el borde de su camiseta.
"Pero te ves hermoso, me encanta".

Louis levantó la vista y moduló un pequeños "gracias" Antes de levantar sus brazos y rodear el
cuello de Harry. La boca del mayor no demoró en encontrarse con la suya propia en un suave
beso.

El rizado era demandante y algo tosco, no dejó pasar mucho tiempo cuando entreabrió su boca
para delinear con su lengua caliente y húmeda los rojos y finos labios de Louis. Llevó sus manos
hasta la cadera de Louis haciendo que sus pelvis chocasen y que sus cuerpos quedaran lo más
juntos posibles.
Las bocas de ambos se encontraban perfectamente encajadas, dejando escapar suaves
bocanadas de aire caliente. El menor aún tenía el sabor a jazmín y miel del té; Sabor que
enloquecía a Harry y lo llevaba a querer devorar toda su cavidad bucal.

Sus manos de grandes proporciones descendieron lentamente hasta el trasero del menor,
alojándose ahí con un agarre firme y posesivo a medida que hundía sus dedos en la tierna y
carnosa piel del chico.

Louis soltó un jadeo de excitación y sorpresa, todo su cuerpo pasmado y acalorado por la
intensidad con la que Harry lo besaba y lo apretaba contra él. La lengua del mayor penetraba su
pequeña boca sin piedad, recorriéndolo por completo y demandando hasta el último de sus
alientos. Las salivas de ambos mezclándose en una sola, tan caliente y dulce.

Pero para desgracia de ambos, el timbre sonó en ese momento. Haciendo saltar a Louis y
provocando un gruñido por parte de Harry quien se inclinó levemente para esconder su rostro en
la curvatura del cuello del menor.

"No quiero ir, podríamos quedarnos... y hacer algo más divertido. Solos tu y yo" Dijo Harry antes
de darle un apretón al trasero de Louis.

El timbre volvió a sonar y ambos se separaron, Louis extrañando el calor corporal que el cuerpo
de Harry le proporcionaba. Sus ojos estaban vidriosos, sus labios notoriamente rojos he
hinchados y sus mejillas más ruborizadas que de costumbre.

Harry chasqueó con la lengua y frunció el ceño al ver aquella deliciosa y tentadora criatura frente
a él, tan erótica y frágil. "Joder, me encantas".

Volvió a besar castamente los labios del menor antes de separarse definitivamente para abrir la
puerta. Louis corrió al baño para mojarse el rostro e intentar disminuir la excitación que lo había
embargado. Cuando salió vio a Camille, perfectamente vestida y arreglada.

"¿Están listos, chicos?" Louis inclinó su cabeza y Harry tomó las llaves de la camioneta junto a su
billetera y celular. "¡Entonces vamos!"
Harry le dio un vistazo a su novio y volvió a fruncir el ceño. Aun prefería la idea de quedarse con
él en casa, devorándolo a besos y tocándolo por todos lados.

Louis por su parte estaba increíblemente emocionado, era la primera fiesta a la que asistiría con
Harry y los pequeños nervios se alojaban en su estómago provocándole una extraña sensación.

(...)

Al llegar los ojos de Louis observaron todo el lugar con asombro, las luces de neón se enfocaban
en distintas direcciones. Las voces de las personas y la música llenaban el lugar. Risas, brindis y
conversaciones, cuerpos bailando en la pista y otros sentados en los múltiples sofás que se
disponían en los alrededores.

Louis pudo reconocer algunos compañeros de la universidad que lo saludaron desde lejos. Pero
en su mayoría eran desconocidos. El agarre de Harry era firme en su cintura y aun cuando no lo
estaba viendo, estaba seguro de que tenía el ceño fruncido y una mirada de pocos amigos.

Camille lo tenía tomado de la mano y al igual que él, la chica miraba todo con fascinación.

"¡Este lugar es increíble!" Gritó emocionada la pelirosa. Jalando a Louis de la mano para
adentrarse en el lugar. Caminaron hasta la barra más grande y en el camino Harry se topó con
algunos antiguos compañeros de fiestas.

"Sigan ustedes, los alcanzo de inmediato" Le dijo Harry a Louis cuando aquel grupo de chicos se
acercó a saludar. No quería que conversaran con Louis y lo hicieran sentir incómodo, pero
tampoco podía simplemente ignorarlos. El menor asintió con una leve sonrisa pintaba en sus
bonitos labios y caminó de la mano de Camille.

"¡Hombre! Pensé que no volvería a verte en una fiesta" Le dijo Andrés. Uno de los pocos que
Harry podría considerar amigo. Rubio de ojos verdes y cuerpo bien formado. Estúpidamente
atractivo y con una personalidad alegre. "¿Y cómo va el matrimonio?"
Harry le estrechó la mano y sonrió. Observando de vez en cuando a Louis quien escuchaba a
Camille. "Excelente, lamento no haberte invitado a la boda".

"Tranquilo, siempre podemos ponernos al día con la despedida de solteros". El rizado siseó con la
cabeza y continuó saludando a los otros chicos. Algunos de ellos... más que solo compañeros de
fiestas.

Entre ellos se encontraba Dante, un filoso y seductor estudiante de teatro con el que Harry estuvo
encaprichado unos cuantos meses. Pero que dejó de llamarle la atención cuando comprobó su
naturaleza perversa y mentirosa. Trigueño, de ojos azules y cabello rizado.

"Tanto tiempo ¿no?" Le dijo al mismo tiempo que jalaba la nuca de Harry para dejarle un beso en
la mejilla. "¿Cómo te va con el twink?"

"Se llama Louis y nos va excelente, gracias".

"Eso he visto... Son la pareja más famosa de toda la universidad" Harry se encogió de hombros y
volteó el rostro para confirmar que todo estuviese bien con su novio. Al verlo arrugar el rostro
luego de probar un trago, no puedo evitar sonreír. "Joder, te trae comiendo de su mano".

"No lo niego". Andrés palmeó su hombro y Harry le regalo una sonrisa. "Bueno chicos, ha sido
genial verlos pero quiero pasar tiempo con ese chico de ahí" Dijo señalando con la cabeza el
lugar donde Louis lo esperaba.

"Si, por supuesto... Luego nos veremos por ahí. Harry asintió con la cabeza y se alejó del grupo,
sin ser consciente de la mirada mordaz del trigueño.

Al llegar se colocó tras Louis y beso la piel de su cuello, sintiendo un alivio inmediato al respirar el
dulce aroma de su perfume. Louis levantó su mano y acurrucó el rostro de Harry contra su cuello
ganándose un "awww" por parte de Camille.

"¿Te gusta el lugar"? Le preguntó el rizado al oído, a lo que Louis simplemente asintió. "¿Quieres
bailar bebé?"
El castaño se removió un poco nervioso. No se consideraba un buen bailarín puesto que habían
sido contadas las veces que hubo bailado y no quería hacer el ridículo. Siseó con la cabeza en
negación y apretó sus labios.

"¿De qué hablan?" Preguntó Camille.

"Le pregunté si quería bailar, pero me rechazó" Respondió el mayor con fingida dolencia.

"¡Si! Vamos a bailar" Y sin siquiera tomar en cuenta la opinión de Louis, lo arrastró hasta la pista
de baile.

El menor tenía su mirada fija en el suelo, se abrazaba a sí mismo y su labio inferior temblaba. No
había considerado que tendría que bailar cuando aceptó la salida.

Camille bailaba frente a él de manera desordenada, agitando su cabello de un lado a otro y


moviéndose al ritmo de la música. Su buena figura llamaba la atención de algunos y el estar
acompañada de Louis, solo empeoraba la situación.

Harry observó todo a la distancia y su corazón se estrujó al ver como su pequeño parecía un
cachorro perdido en la selva. Tan tímido y nervioso, con su fino cuerpo rígido y endeble. Quería ir
hasta él y abrazarlo para hacerlo sentir seguro y protegido, pero no lo hizo. Una parte de él le
decía que Louis tenía que aprender a desenvolverse por sí mismo, a dejar de preocuparse por su
entorno y disfrutar. Y sabía que con él escondiéndolo del resto, eso sería un poco difícil.

Camille lo tomó de las manos y lo obligó a moverse con ella, sacándole una pequeña y débil
sonrisa. Estaba nervioso y apenado puesto que notaba algunas miradas en ellos. Quería darse la
vuelta y correr a esconderse en los brazos de su novio, acurrucarse en su cuello y ser acariciado
como si fuese un gatito.

"Olvídate de ellos, tonto. Solo escucha la música y muévete" Le gritó la chica bailando y dando
pequeños saltos "Ningún momento se repite en la vida así que no lo desaproveches. ¡Cierra tus
ojos y déjate llevar!"
Louis tragó con lentitud y dificultad. Sabía que la pelirosa tenía razón, por lo que cerró sus ojos
con fuerza. Apretando sus párpados a medida que comenzaba a bailar con su amiga.
Movimientos suaves y descoordinados, tropezando con sus pies y sintiéndose levemente
mareado por la cantidad de vueltas que daba. Antes de siquiera notarlo, se encontraba bailando y
saltando.

Camille le sonreía mostrando sus enormes dientes perlados, girando con él y soltando carcajadas
cuando tropezaban juntos. Su corazón bombeaba con fuerza y se sentía arriba de una nube.
Todo era tan nuevo y emocionante para él que aún no podía asimilarlo bien. Pero estaba feliz, su
pecho se sentía lleno y tibio.

Harry los observaba a distancia con una cerveza en su mano. Su rostro era atravesado por una
enorme sonrisa al ver como su pequeño cachorro se divertía en la pista de baile junto a la
pelirosa. Sintió una mano posarse sobre su hombro y volteó el rostro para encontrarse con Dante.

"Hey, hola" Le dijo para luego volver su atención a Louis. El chico apretó su agarre en el hombro
de Harry quien captó la indirecta y lo volvió a mirar.

"¿Por qué no estás bailando? Eres un muy buen bailarín" Harry se encogió de hombros. "Te
invitaría a bailar pero sé que me dirás que no".

"Siempre fuiste inteligente Dan, ahora lo confirmo" El chico soltó una carcajada que contagió a
Harry.

"¿Estás enamorado de él?"

"¿Yo? Estoy enamorado de él. En un futuro casado con él, con hijos y nietos. Prácticamente fuera
del mapa". El trigueño arqueó ambas cejas y luego frunció el ceño. Harry le quitó la vista de
encima y tuvo que aguantar una carcajada cuando vio como Camille tropezaba encima de Louis.

"¿Y que tiene el chico de especial? Porque vamos... Algo muy bueno debe tener para haber
logrado lo que nadie más pudo". El rizado asintió sin mirarlo. No tenía ganas de responder a ello
puesto que se demoraría toda la vida nombrando que era lo especial de Louis. "Supongo que fui
un idiota por haber pensado que yo era tu tipo de chico. De verdad me gustabas en ese
entonces".

Harry volteó el rostro, una mueca de confusión plantada en su rostro. "¿Por qué dices esto? Lo
nuestro nunca fue algo formal, lo sabes. Nos divertíamos juntos y teníamos buen sexo... duro lo
que tenía que durar y ya. No pienses más en ello".

Sí, sonó demasiado cruel y como el bastardo que era en el interior, pero es que si no era Louis le
traía sin cuidado alguno herir sus sentimientos. Porque solo Louis merecía ser tratado con amor y
cuidado, solo él se merecía palabras dulces y caricias gentiles.

"Lo sé, estoy consciente de que para ti no significó nada. Pero sentí que debía decírtelo, ya
sabes... Que no fuiste un juego para mí". El chico de ojos azules se acomodó sus rebeldes rizos y
apoyó su cabeza en el hombro de Harry, soltando un suspiro resignado. "El twink es suertudo... Y
tú un idiota por no verme".

"Lo siento y gracias, supongo..." Harry levantó su mano para palmear el cabello de Dante. Quizás
las palabras del chico le habían dado algo de lastima, lo suficiente como para no empujarlo lejos
por estar apoyado en su hombro. "Pero no es Louis el suertudo, soy yo".

"Baboso".

Harry soltó una pequeña carcajada y le dio un trago a su cerveza. Cuando volvió la vista a Louis,
pudo ver como este lo observaba con el ceño profundamente fruncido. No comprendió bien su
reacción hasta que bajó su mirada. Dante se encontraba completamente pegado a él, con su
cabeza apoyada en el hombro de Harry. Su brazo rodeándole el abdomen y su mano alojada la
cintura del rizado.

"Mierda". Soltó antes de ver como Louis siseaba con la cabeza y desaparecía entre el mar de
gente.

=================
4.

Al ver como su pequeño cachorro se giraba para salir corriendo, Harry fue tras él. De solo
imaginarlo hipando, con sus lindos ojitos llenos de lágrimas, con las pestañas húmedas y
sorbiendo su nariz, se le apretaba el pecho. Louis era su bebé, su pequeño, tierno, frágil y
delicado bebé, por lo que la idea de verlo sufrir era simplemente tormentosa; una verdadera
tortura.

Su corazón le punzaba a medida que caminaba con paso firme y acelerado en busca del menor,
Sin embargo, fue detenido por el fuerte agarre de Camille.

"¿Qué mierda ha pasado, Hazz?" Le preguntó la pelirosa completamente desconcertada y


preocupada por haber visto a Louis salir corriendo del lugar.

"Luego te cuento, tengo prisa".

"S-si claro ve, no se preocupen por mí. Puedo volver en taxi. Los llamaré cuando llegue a la
residencia".

"Genial, gracias..."

Harry se soltó del agarre y chocando con algunas personas ebrias y torpes, logró llegar a las
puertas de aquel antro. Al salir el frio lo golpeó en el rostro y su ceño se frunció al recordar que su
pequeño novio no llevaba más abrigo que una delgada camiseta de algodón.

Giró su rostro en ambas direcciones y lo visualizo, no demasiado lejos. Caminado con apremio y
abrazándose a sí mismo. Harry corrió tras él y cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo abrazó
por la espalda.

Louis dio un pequeño salto ante la sorpresa pero no demoró en saber quién era el que estaba
detrás de él. Se volteó dentro del abrazo y levantó sus delgadas, temblorosas y níveas
extremidades para rodear el cuello de Harry, el llanto seguía predominante en él y Harry lo
comprobaba al sentir como el pecho del menor subía y bajaba descompasado.

"Ya está todo bien mi bebé... Tranquilo" Le susurró al oído, acariciando sus cabellos con una
mano mientras con la otra lo sostenía de la espalda. Se mantuvieron abrazados lo suficiente
como para que Louis dejase de sollozar.

Se separó del abrazo del mayor y este secó con sus pulgares las lágrimas de Louis, acunando su
rostro con las palmas de sus manos. "Tú eres mi sol, amor. Solo tú".

Louis asintió en silencio y mordió su labio inferior con fuerza. Se sentía infantil e idiota por haber
reaccionado tan mal... Pero no pudo controlarlo. Cuando vio a ese chico abrazando a su Harry,
como si le perteneciese, como si fuese suyo... Con esa horrible sonrisa en su rostro. Simplemente
se aterró. Tuvo miedo y frío, porque nunca había sentido algo así. Porque nunca había sentido en
su piel la posibilidad de perder a Harry hasta ese momento, y eso lo aterró.

Necesitaba explicárselo, decirle como rompía su corazón el ver que algunas personas querían
separarlos y que su pancita le dolía cada vez que pensaba en eso. Las manos de Louis
comenzaron a moverse de manera torpe y temblorosa. Demasiado rápido como para que Harry
entendiera todo que le estaba diciendo. Así mismo sus labios tartamudeaban y sus ojos volvían a
llenarse de lágrimas.

Harry parpadeaba con rapidez mientras movía su cabeza siguiendo los gestos de Louis,
alternando entre las manos de este y su boca.

"Am-amor... Bebé, más lento" Louis no lo escuchó, demasiado absorto en sus sentimientos, en la
necesidad que tenía de explicarle a Harry todo lo que le estaba pasando. "Lou... Amor n-no
entiendo. ¡Lou, detente!"

El castaño se detuvo cuando escuchó la voz de Harry, gruesa y tosca. Se percató de lo acelerado
de su respiración y de las lágrimas que recorrían sus mejillas. Se sentía mal, tenía frío, miedo y
no se sentía tibio ni protegido... Quería su cama, su almohada rosa y acurrucarse en los brazos
de Harry. Quería escucharlo decirle palabras dulces mientras lo besaba.

El menor ocultó su rostro tras las palmas de sus manos y se largó a llorar desconsolado. Eran
demasiadas emociones para una noche y no tenía idea de cómo sobrellevarlas...

Los brazos de Harry lo envolvieron nuevamente. Haciendo desaparecer un poco el dolor de su


pecho, la presión en su vientre y el frío de su cuerpo.

"Amor, sabes que no puedo entenderte si me hablas demasiado rápido" Louis soltó un suspiro
entrecortado y continuó acurrucado en el pecho de Harry, intentando calmar su respiración. Era la
primera vez que realmente lamentaba no tener voz. "Vamos a casa. Prepararé chocolate caliente
y nos meteremos a la cama para conversar con calma ¿bien?"

Cuando Louis asintió, Harry sintió como un peso se desvanecía de sus hombros. Era consciente
de la naturaleza celosa y frágil del menor. De cómo podía reír o lastimarse por las cosas más
pequeñas... y dios, lo amaba todo. No cambiaría absolutamente nada del más pequeño, porque
era tan perfecto siendo como era, con su personalidad infantil y algo insegura, con su sutil sonrisa
y su llanto liviano. Y Harry, él solo quería arrullarlo. Quería darle un amor acogedor y sincero,
preocuparse por los detalles más ínfimos y abrazar cada aspecto suave de Louis.

Abrazó a su curvilíneo novio con más de la fuerza necesaria, Llevando sus manos hasta el
trasero del menor y levantándolo del suelo. Louis inmediatamente enredó sus piernas en la
cintura de Harry y le rodeó el cuello con los brazos, mientras ocultaba su rostro lloroso en una de
las marcadas curvas que dividía el cuello de los hombros.

"Buen chico" Le susurró Harry haciendo que Louis se ruborizara de manera violenta. Lo cargó
hasta donde se encontraba la camioneta, ganándose algunas risitas de las personas que se aun
transitaban en la calle y los veían caminar de aquella manera tan íntima. Al llegar al vehículo
quiso colocar a Louis en el suelo, sin embargo el menor se aferró lo más fuerte que pudo a su
fibroso cuerpo, imposibilitándole a Harry la tarea de sacar las llaves de la camioneta. "Amor... solo
serán unos minutos. Te prometo que apenas lleguemos a la residencia, te tendré todo el tiempo
entre mis brazos ¿de acuerdo?"

Louis negó con la cabeza. Se acurrucó aún más en Harry y mordió ligeramente la piel de su
cuello. Quería ser mimado en ese momento, no cuando llegaran a casa. Necesitaba sentir las
mariposas revoloteando en su pancita, sentir sus labios hormigueando por los besos de Harry, su
corazón acelerado y sus mejillas calientes. Quería sentirse amado y tibio.
"Pero bebé, no puedo besarte si nos quedamos así y no podemos acurrucarnos como a ti te
gusta". Louis frunció el ceño y apretó el agarre a Harry. "Tú sabes que es mejor estar en casa, te
pondrás tu adorable pijama favorito y comeremos galletas de chocolate mientras te consiento
todo lo que quieras ¿bien?"

Louis sorbió su nariz y lentamente bajó sus piernas. Si quería eso, quería su pijama y acurrucarse
con Harry, olvidarse de esa horrible noche y de ese horrible chico que lo había lastimado.

El mayor sacó sus llaves y abrió la puerta del copiloto para el menor quien se subió
inmediatamente. Mientras Harry rodeaba el vehículo, los pensamientos de Louis comenzaron a
divagar. ¿Por qué el tiempo tenía que pasar tan lento? Él quería que pasara rápido, quería llevar
muchos años con Harry, quería poder lucir una argolla en su dedo anular, tener una casa que el
mismo adornaría y adoptar al menos cinco hijos, dos perros y un gato... Quizás un mono o un
erizo.

Cuando Harry entró al auto se percató de la mirada perdida de Louis, de cómo mordía su labio
inferior y jugaba con sus pálidos y pequeños dedos de las manos. Y nuevamente volvió a ser
cautivado por él, con tanta facilidad que llegaba a ser gracioso.

"¿Todo bien, dulzura?" Le preguntó sacando al menor de sus pensamientos. Louis bajó la mirada
y asintió incontables veces. Sus mejillas rojas y sus labios apretados. "Lindo".

El camino a la residencia estudiantil fue silencioso, con Harry enfocado en el volante y Louis
jugando a soltar bocanadas de vapor sobre la ventana para poder dibujar figuras en ella. No era
incomodo, puesto que Harry jamás había sido de hablar mucho cuando conducía. ¿El motivo?
Transportaba a su delicado ángel, no podía ser descuidado y arriesgarse.

--

Harry estaba recostado en la cama, vistiendo un jersey y un holgado pantalón de chándal. Louis
se encontraba acurrucado sobre él, sentado en su regazo y con un costado de su cabeza
reposando en el hombro del mayor. Vestía su pijama favorito, tal como el mayor le había dicho
que hiciera y usaba unas felpudas calcetas en color rosa pastel que mantenían tibios sus pies.
Entre sus manos sostenía una pequeña taza de porcelana que contenía leche con chocolate
caliente.
Harry acariciaba su espalda y ronroneaba por lo bajo mientras dejaba besos en los castaños
cabellos del menor. Así era como ambos disfrutaban pasar su tiempo, mimándose y dándose
afecto cada vez que les era posible, y Harry quien jamás vivió algo semejante, que hubo pasado
toda su vida completamente vacío y solo, con su corazón congelado y sobreviviendo del calor
corporal que otros cuerpos le proporcionaban; estaba al fin completo y feliz.

No necesitaba años para poder enamorarse de Louis, ni tener que conocerlo completamente para
poder querer pasar una vida con él. No necesitaba seguir el ritmo del mundo, porque el mundo
era distinto a Louis; quien era hermoso, delicado, aterciopelado, y tan suave que la sensación al
tacto de su piel podría ser envidiado por la seda, y su pureza ser anhelada por los mismos
ángeles, su sonrisa podría opacar al mismísimo sol y sus labios congelar el infierno.

Y aun cuando no le había dicho a Louis "te amo" directamente, sabía que estaba enamorado de
él, sabía que el menor también compartía ese sentimiento, que era reciproco. Pero no lo diría
todavía, quería hacerlo especial y memorable. Quería poder transmitírselo con acciones antes de
palabras, para que cuando las dijera, Louis no dudara de él, nunca.

"Eres tan malditamente mío" Le susurró el mayor haciendo que Louis se ruborizara y que su ritmo
cardiaco aumentara. "Mi bebé. Mi novio con pequeños labios rosados y ojitos como el cielo".

Louis se estiró para dejar la taza de leche en una de las mesas de apoyo que se encontraban a
los costados de la enorme cama de Harry. Cuando se vio libre de ella, giró su cuerpo
acomodándose a horcajadas del mayor. Rodeándolo por el cuello y generando que sus pelvis se
rozaren por encima de la ropa.

Los labios de Louis estaban hinchados, rojos y calientes, tentadores a la vista y con el sabor del
chocolate impregnado en ellos. Harry lo observó a los ojos unos segundos, cautivándose por
completo. "Eres perfecto".

Louis tragó con lentitud, sintiendo finalmente las mariposas en su vientre revolotear con fuerza.
Cuando las manos del mayor bajaron hasta sus prominentes glúteos, una corriente eléctrica le
recorrió la espina dorsal y lo hizo temblar. Su cuerpo vibraba con cada toque de Harry, siempre
tan suave y posesivo al mismo tiempo. Como si no quisiera dañarlo y la vez, quisiera marcarlo de
manera permanente.
"Bésame, dulzura" Le dijo el mayor con voz rasposa y caliente. Demasiado cerca, permitiéndole
sentir el calor de sus labios y respiración. Louis se acercó lentamente, cerrando sus ojos y
sintiendo sus mejillas arder.

Frotó sus labios contra los de Harry, derritiéndose por completo cuando sacó su pequeña lengua
rosada y la enroscó para poder delinearle la boca al mayor. Eran pequeñas lamidas, cual gatito
travieso, disfrutando de los gruñidos de Harry y de cómo lograba desesperarlo con su actitud
juguetona. Finalmente el rizado no aguantó más y lo arremetió con fuerza, abriendo su boca y
devorándose la del menor.

Harry estaba excitado, demasiado caliente y su hombría demasiado despierta. La boca de Louis
tenía aquel sabor dulce de la leche con chocolate y su pequeña lengua se movía con timidez,
intentando llevarle el ritmo a Harry quien no mostraba clemencia. Harry succionaba, mordía, lamía
y exploraba toda la cavidad bucal del menor. Apretando su trasero y obligando a sus pelvis a
entrar en contacto; las hombrías de ambos erectas y duras, adoloridas por la presión de la ropa.

Los suspiros entrecortados de Louis lo excitaban de sobre manera, sus jadeos ahogados y su
cuerpo tembloroso. Sabía que su pequeño era un consentido, que prefería los pasteles de fresa a
la pizza, que adoraba sentirse femenino y delicado... Pero también conocía a ese Louis jadeante
y erótico. Al chico de cabellos castaños que adoraba ser besado con fuerza y ser tratado con
dureza. Al Louis que se excitaba de ver las marcas violáceas y rojas que Harry le depositaba
algunas veces en el cuello cuando lo marcaba como suyo. Y por todo lo que es bendito, Harry se
volvía loco con eso...

"¿Quieres que te toque, bebé?" Le susurró en el beso. Louis sacudió su cabeza de arriba abajo
con frenesí para volver a besar a Harry. "Buen chico".

Harry apretó el trasero de Louis una última vez y volteó las posiciones; quedando arriba del
menor, acomodado entre las piernas de este y apoyando el peso de su cuerpo en su mano
izquierda que se hundía en la cama. Comenzó a frotarse sobre el menor, rozando sus erecciones
por encima de la ropa. Llevó su boca hasta la oreja de Louis, mordiendo el lóbulo de esta y
succionando con fuerza. "Déjame ver tus dulces pezones, amor".

El castaño arqueó su espalda ante el espasmo que lo recorrió, sus pies hundiéndose en la cama
y sus manos aun rodeando el cuello de Harry. Mordió un costado de su labio inferior con
demasiada fuerza, haciéndolo doler un poco.

El mayor se separó lo suficiente como para obtener una vista panorámica de Louis. Su mirada
estaba fija en él, opaca y vidriosa; como si fuese un depredador al acecho de su presa, un
pequeño cervatillo.

Louis llevó sus temblorosas manos hasta el borde de su suéter de pijama, levantándolo
lentamente. Sintiendo el frío escaparse de su abdomen a medida que quedaba descubierto.
Finalmente dejó al desnudo sus dos pezones; erectos y pintados de un erótico rosa oscuro.
Sujetaba el suéter con sus pequeñas manos al mismo tiempo que sus ojos llorosos se fijaban en
Harry. Estaba avergonzado y malditamente excitado. Le gustaba esa sensación de sumisión. Lo
ponía nervioso, le aceleraba el ritmo de su corazón y hacía que su miembro palpitara; duro y
húmedo.

"Hermosos" Dijo Harry llevando sus dos manos a la cintura del castaño. Recorriéndola con sus
palmas calientes hasta llegar a los dos rozados y pequeños botones. Los palpó con sus pulgares,
haciendo círculos y presionándolos con cuidado. Louis abrió su boca y dejó salir un pequeño
jadeo al mismo tiempo que reclinaba su cabeza hacia atrás. "¿Te gusta lo que hago?"

Louis asintió como pudo, removiéndose en la cama, buscando más fricción para su adolorida y
caliente erección.

"¿Quieres que los succione, ángel? Mi lengua en ellos, lamiéndolos con fuerza y dejándolos
sensibles". Las palabras roncas de Harry tronaban en los oídos de Louis, nublándole el
pensamiento y haciéndolo olvidar todas sus funciones motoras. El menor soltó un hipido y tapó su
visión con el antebrazo al mismo tiempo que modulaba un "Si, por favor" que Harry entendió a la
perfección. Sus ojos estaban levemente aguados y sus mejillas calientes. Sus manos temblaban
al igual que sus piernas... No estaba acostumbrado a sentir tanta excitación, Toda su experiencia
sexual se limitaba a Harry, a los pocos momentos eróticos que ambos tenían. Aun cuando todavía
no habían llegado al final porque Louis no se sentía completamente preparado para ello y el
mayor lo respetaba complacido. Pero eso no los imposibilitaba de tener sus pequeños juegos y
roces, como ocurría en ese preciso instante.

Harry se sacó su jersey, quedando con su perfectamente marcado torso al descubierto, sus
pectorales bien formados y su vientre plano. Se inclinó hasta quedar con su boca a solo unos
centímetros del pezón derecho de Louis y dejó salir un soplo de aire caliente que estremeció al
menor.

Con una lentitud tormentosa comenzó a perfilar con su lengua todo el rededor de la pequeña
aureola rosada. Louis apretaba con fuerza su pijama, temblando y arqueándose debido al
contacto húmedo y caliente de la boca de Harry.

Las manos de Harry, toscas y firmes apretaron los tiernos y lechosos pectorales del menor,
masajeándolos y moldeándolos bajo la piel de sus dedos. Llevó sus dientes hasta la rozada y
redonda extensión de carne, pellizcándolos y deleitándose con las reacciones del menor. Su
corazón latía furioso en su pecho y su erección dolía cual tortura. Finalmente abrió la boca y
abarcando todo lo que le fue posible, succionó el pezón de Louis quien soltó un jadeo ahogado.

Harry jugaba con sus dos pequeños pezones, alternando su boca entre uno y otro,
manoseándolos y chupándolos. Sucumbiendo al placer de ver a su pequeño jadear y gemir. Al
mismo tiempo se frotaba contra él, impulsándose con los talones, simulando profundas y duras
embestidas. Quería que Louis sintiera como era el sexo, no solo el amor que podía haber en
aquella consumación, sino lo rico y satisfactorio que podía sentirse. La cantidad de sensaciones
que llegaría a vivir cuando finalmente estuviese listo. Quería que Louis comenzara a desearlo;
despertar la lujuria en él.

El menor era un revoltijo de sensaciones y temblores. Su piel estaba caliente, sus ojos llorosos y
su hombría húmeda debido al líquido preseminal. Sus pezones le dolían y le cosquilleaban a la
vez, sentía que podría llegar con solo ser succionado de la forma en que Harry lo hacía. Se sentía
sucio y caliente, quería gemir por más... Quería sentirse lleno, impregnado en Harry.

"Eres tan sensible bebé.... Tan exquisito" Le gruñó Harry al mismo tiempo que bajaba una de sus
manos hasta la entrepierna de Louis. Volvió a succionar uno de sus hinchados y rojos pezones
con fuerza. "¿Quieres que te masturbe?"

Louis llevó sus manos hasta la nuca de Harry, hundiendo sus delgados dedos en la bronceada
piel de este y asintiendo con frenesí. Su respiración salía errática de su pecho y sus labios
estaban temblorosos. "Entonces, ¿qué desea la princesa? Muéstrame".

Louis soltó un hipido y se tapó el rostro con ambas manos intentando regular su respiración, sin
embargo Harry le quitó las manos del rostro y lo obligó a encontrar sus ojos.

"Muéstrame" Le demandó. Louis trago lento, sintiendo un escozor en su garganta. Cepilló su labio
inferior con sus dientes y cuando Harry le guió las manos hasta su propia entrepierna se sintió
arder sus entrañas. "Vamos amor, enséñame como te gustaría que te toque".

Las palabras de Harry estaban cargadas de deseo y lujuria. Su voz era obscena y demandante y
dios... Eso estaba volviendo loco a Louis. Levantó su cadera y Harry aprovechó para bajarle por
completo el pantalón de pijama, dejándolo en unos pequeños y adorables boxers. "¿Deseas que
te los saque también?"

Louis asintió sutilmente y como si hubiese sido una orden, el mayor obedeció sin perder un solo
segundo. Louis cerró sus ojos cuando sintió su entrepierna ser liberada. Era un alivio para su
adolorido y rosado pene que se erguía excitado y mojado. Cubierto en líquido preseminal.

Harry se relamió los labios, aguantando las ganas de inclinarse y devorar aquel tentador miembro
viril. Tan pálido, con la punta rosada y su piel lisa, tirante... Tan caliente, sin nada de vello púbico
alrededor puesto que Louis se mantenía siempre rasurado y suave.

Louis envolvió su miembro con sus propias manos y comenzó a masturbarse de manera torpe.
Sus ojos lascivos y brillantes fijos en Harry quien tenía las manos apoyadas en los muslos del
menor, separándolos y hundiendo sus dedos en ellos. Dejaría marcas; la idea le encantaba.

Cuando el menor soltó un agónico jadeo de placer, Harry decidió terminar con su sufrimiento y
sacó las manos del menor, llevándolas hasta arriba de su castaña cabellera y manteniéndolas
fijas ahí, sujetas con su enorme mano que ejercía algo de fuerza.

"Lo hiciste perfecto, ahora es mi turno amor".

Harry con su mano libre sostuvo el borde de su pantalón de chándal, haciéndolo descender hasta
quedar a mitad de su trasero y dejando su hombría descubierta. Louis llevó sus ojos hasta la
pelvis del mayor, mordiéndose el labio con fuerza al ver aquel grosor y tamaño, muy superior al
suyo propio.
"¿Te gusta lo que ves?" Le gruñó Harry, impulsándose con las rodillas para que sus penes se
rozaran entre ellos de manera brusca. Provocando un espasmo al menor quien soltó un jadeo
cuando el vello de Harry acarició su piel.

"Voy a darte un maldito orgasmo, princesa".

Louis comenzó a modular con sus labios de manera torpe, dejando escapar varios "Sí, sí, por
favor si" Que fueron entendidos por el mayor. No necesitaba más que eso. Solamente el sonido
de la respiración agitada del suave y delicado chico debajo de él era suficiente para desbocarle el
corazón.

Se recostó sobre el cuerpo de Louis, intentando no ejercer mucho peso en él, alineando sus
erecciones y comenzando a moverse en un suave y profundo vaivén. La delicada y tierna cadera
de Louis se movía errática, intentando llevar su ritmo, rogando por más contacto, siendo
suavemente deliciosa.

Harry inclinó su rostro hasta el menor para poder besarlo, lenta y profundamente. Le mordió los
labios y tironeó de ellos, los perfiló con su lengua y besó castamente, mientras Louis se estiraba
para poder profundizar el beso.

Necesitaba la caliente lengua de Harry dentro de su boca con urgencia, sentirse lleno de él. Su
vientre cosquilleaba y su pene palpitaba debido a los reiterados roces que Harry le proporcionaba.
No iba a aguantar mucho más; lo sabía. Sus piernas estaban adormecidas y sus pequeños y
rosados dedos de los pies se incrustaban en las mantas de la cama mientras él se retorcía de
placer. Finalmente el mayor tuvo clemencia y comenzó a besarlo, duro y tórrido, justo como el
quería. Imposibilitándole el respirar con normalidad, ahogándolo en jadeos... Llevándolo al más
exquisito orgasmo.

Harry soltó las manos de Louis cuando notó como este se tensaba debajo suyo, inmediatamente
las delgadas manos del chico fueron a parar en su espalda, Rasguñándolo con fuerza y
sacándole un ronco gruñido de placer. Sus ojos estaban fijos en el menor, escudriñándolo con un
hambre voraz. Leyó los temblorosos, rojos e hinchados labios de Louis que modulaban un "No
puedo más" discontinuo.
Su mente se nubló, sus pensamientos se desconectaron de su cuerpo el cual actuó por inercia.
Se alejó de Louis quien se estremeció por la pérdida de calor y contacto pero aquel suplicio no
fue nada comparado con lo que le siguió. Harry se apresuró a bajar, dejando un rastro de
húmedos besos por el torso del hermoso y nervioso chico debajo de él. Su piel blanca estaba
cubierta por una leve capa de sudor, su aroma a vainilla era intenso y placentero.

Apretó los muslos internos de Louis y besó su pelvis antes de abrir su boca y deslizar su lengua
por la erección del menor. Lamiendo su rosado glande, haciendo círculos con su lengua y
agarrando toda su extensión con su enorme mano.

Louis sintió todo su cuerpo arder, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos al mismo tiempo
que mordía el dorso de su mano. Todo su cuerpo era un manojo de nervios y espasmos.
Finalmente Harry abrió su boca y metió en ella todo el miembro de Louis, succionando con
cuidado... Intentando alargar un poco más el momento antes de que su pequeño se corriera.

Los rastros de barba de Harry rozaban los pequeños y rosados testículos de Louis cada vez que
descendía, provocando que el resbaladizo y tenso pene de su suave bebé tocara el fondo de su
garganta. Aquello lo tenía en frenesí... Porque no era suficiente, necesitaba más, siempre más.
Más de su piel, más de sus jadeos, más de su cuerpo. Necesitaba devorarlo o jamás estaría
satisfecho.

Sus dos manos se colocaron sobre los glúteos del menor, apretando con fuerza mientras
succionaba con maestría, realizando distintos movimientos con su lengua. Fue cuando Louis
arqueó su espalda con fuerza, cuando sus piernas temblaron por completo, cuando la piel de su
vientre se tensó... Que su boca se llenó con el caliente y espeso líquido del menor. Ligeramente
salado, pero sin lugar a dudas, el mejor sabor que hubiese tenido el honor de degustar. Succionó
con más fuerza y el gritó ahogado de Louis lo estremeció. Tragó todo, lamiendo reiteradas veces
para no perder nada de aquello, porque era suyo... se lo merecía.

Se irguió para poder ver a su pequeño y dios, la sola imagen era suficiente para hacerlo correrse.
Louis estaba bajo el, sus ojos vidriosos y sus pestañas húmedas. Sus mejillas pintadas en
furiosos tonos rojizos al igual que sus pezones. Toda su piel perlada, cubierta por la marca de
algunos besos. Y su pecho agitado, subiendo y bajando errático. Sus manos temblorosas
descansando sobre la cama a la altura de sus mejillas, levemente cerradas, pero con las marcas
de sus uñas en las palmas.
"Tan hermoso" Susurró Harry mientras se inclinaba levemente y comenzaba a masajear su propia
erección. Apoyó su frente en el hombro del menor, cerrando los ojos y respirando con dificultad.
Louis temblaba debajo suyo, tan sutilmente y delicioso que le fue imposible aguantar mucho.
Llevó su boca hasta el cuello del menor, mordiendo con fuerza mientras el orgasmo lo alcanzaba.
Dejándole una dolorosa marca en la piel que seguramente tardaría semanas en desaparecer.

Se liberó sobre el pequeño y prominente vientre de Louis, esparciendo su semen sobre este al
mismo tiempo que soltó un gutural gruñido, con sus dientes apretándole la piel del cuello.

Louis se aferró a sus hombros, soltando lágrimas debido al dolor en su piel. Pero demasiado
agotado como para siquiera moverse.

"E-eso fue... Mierda, eso fue increíble" Susurró Harry, dejando que su cuerpo cayera sobre el
cuerpo del menor cual peso muerto.

Ambos respiraban con dolencia puesto que todo el cuerpo les dolía. Estaban mareados,
embriagados de placer e indecorosamente satisfechos.

"Algún día princesa... Algún día, v-voy a follarte. Duro. Lo prometo" Le susurró el mayor al oído.

Louis se estremeció ante aquella declaración y por alguna razón, no podía esperar a que llegase
aquel "algún día".

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5.

Las siguientes semanas, bastantes a decir verdad, transcurrieron con cierta atmósfera rosa y
perfumada. Algo densa y un poco perspicaz; sutilmente sensual.

Harry podía notar un cambio en su relación con el pequeño chico de labios rosados. No era muy
difícil de apreciar, puesto que las miradas perdidas de Louis en los labios de Harry, o los
constantes rubores de sus mejillas más furiosos que nunca, o la manera torpe y algo descarada
en que Louis intentaba llamar la atención de Harry; Era simplemente demasiado adorable para
ignorarlo.

Era realmente fascinante como Louis se relamía los labios cuando Harry salía de la ducha y se
paseaba por el departamento, envuelto solamente en una pequeña toalla. Era simplemente
cautivador cuando Louis intentaba profundizar los besos que se daban en sus noches de mimos y
caricias; y finalmente, era demasiado irresistible ver como el pequeño se esforzaba por obtener
alguna caricia elevada de tono por parte de Harry cuando ambos iban a dormir.

Y Harry; Dios. Harry estaba completamente a merced de Louis, tanto así que llegaba a ser
gracioso. Lo que en algún momento fue su moderno y varonil departamento de soltero,
actualmente podría ser fácilmente confundido con la habitación de un bebé; De acuerdo no tan
exagerado pero sí, definitivamente el cuarto de un bebé. Con cortinas color celeste pastel,
adornos florales y almohadones rosados repartidos en los sofás. Blancos libreros tallados en un
perfecto estilo victoriano, todos llenos de incontables libros. La cocina americana con delicados
especieros de porcelana que contenían todos los tipos de té que Louis solía tomar. Todo el lugar
siempre oliendo a vainilla y fresa... Y Harry simplemente lo adoraba porque era la huella de Louis,
era su forma de hacer ese lugar su hogar, el hogar de ambos.

Definitivamente la persona más agradecida con la unión de aquella pareja fue la mismísima
directora de las residencias, ya que un enorme peso desapareció de sus hombros cuando Harry
le dijo que su mudanza con Louis sería permanente y definitiva. Y sería mentira si ella dijera que
no se lo esperaba... ya que quizás y solamente quizás, colocó a Louis con Harry sabiendo que el
mayor no podría echar a ese pequeño de su departamento, pero ese era un secreto entre ella y
su almohada.

Ya estaban en pleno otoño, faltando pocas semanas para invierno y tanto Harry como Louis
estaban preparándose para pasar su primera navidad juntos. Exagerando con algunas compras y
Louis quizás un poco demasiado emocionado con la idea de hacer galletas navideñas.

Los exámenes de final de semestre estaban cerca y ambos se la pasaban la mayor parte del día
estudiando. Y guardando cada tiempo libre para poder acurrucarse en el otro y obtener tantos
besos como energía les fuese necesario.

Como los profesores no estaban avanzando en los temarios académicos, Louis optaba por
estudiar en el departamento, manteniéndose seguro y protegido de aquellas malintencionadas
personas que podría toparse si iba a la biblioteca solo. Puesto que no quería interrumpir a Harry
de sus estudios para que lo acompañase.

Harry por su parte tenía que estar constantemente yendo a la facultad de su carrera; al estar en
cuarto año, la mayoría de sus exámenes eran proyectos evaluativos e informes, por lo que
siempre tenía que estar buscando una opinión académica. Sería realmente frustrante si no fuera
porque siempre al llegar a casa, Louis lo recibía con una hermosa y enorme sonrisa inocente.
Con sus mejillas ruborizadas y una chispa de pasión en sus ojos, incitándolo a lanzarse sobre él y
devorarle la boca con un beso hambriento.

Justo como en ese preciso instante; Con Louis sentado en el regazo de Harry, sus níveas manitos
acunando las mejillas del mayor mientras sus labios dejaban un camino de besos por todo su
rostro.

Harry sonreía simplemente idiotizado, derritiéndose como caramelo al fuego con la actitud
traviesa y extremadamente dulce del menor. Rodeándolo con sus brazos y pegándolo lo máximo
posible a su torso.

"¿Me extrañaste, Boo?" Louis asintió mordiéndose el labio inferior. Juntando su nariz con la de
Harry en un beso esquimal. "Yo también, demasiado".

Y cualquiera que los viera imaginaría que hablaban de días sin verse, no solo de unas cuantas
horas. Pero nadie los veía y aun cuando lo hicieran, a ninguno le importaría; en lo más mínimo.

Louis sacó sus manos de las mejillas de Harry y comenzó a formular frases con ellas. "Siento que
no terminaré nunca de leer todos esos libros y ensayos" Hizo una pausa y bufó. "Voy a terminar
reprobando".

"Por supuesto que no amor. Eres increíblemente inteligente y aprobarás todo, te lo prometo".
Louis bajó su mirada hasta sus dedos, los cuales jugaban en los botones de la camisa de Harry.
"Confía en mí. Aprobarás todo".

El menor sonrió con algo de timidez. Le gustaba que Harry depositara tanta confianza y seguridad
en sus palabras cuando hablaba sobre él. Lo hacía sentir plenamente amado y eso llenaba su
pecho de calor.

"Oh si, Camille me mandó algo para ti" Dijo Harry recordando un pequeño paquete que llevaba en
su bolso. Louis se levantó de su regazo y Harry caminó hasta la pequeña mesa de comedor
donde su bolso descansaba. "Me dijo que hará el próximo pedido en unas semanas".

Louis estiró sus manos para recibir el paquete. Era de papel café, envuelto en cinta adhesiva y
con algunas etiquetas pegadas en él. Estaba notoriamente nervioso y más ruborizado que de
costumbre. Era primera vez que compraba algo así, y definitivamente se arrepentía.

Harry arqueó ambas cejas al ver la nerviosa reacción del menor quien apenas tomó el paquete
corrió hasta su habitación. Aquella estancia que ambos arreglaron hacía ya bastantes semanas,
dejándolo al gusto de Louis, rosado, suave y femenino. Obviamente Louis no dormía ahí, pero
Harry quería darle su espacio y sabía que el pequeño también necesitaba algo de intimidad para
momentos como ese en específico. Aunque eso no lo imposibilitó de caminar tras Louis, algo
curioso por saber que contenía tal paquete.

Al llegar hasta la habitación del menor, se percató de la puerta abierta sin embargo igual golpeó
con sus nudillos la madera. Louis se volteó hasta él, sus mejillas rojas... literalmente.

"¿Qué compraste amor? Sabes que puedes mostrarme lo que sea" Susurró el mayor con cautela.
No queriendo sonar demandante.

El castaño mordisqueó su labio inferior y negó con la cabeza, dándole a entender que no quería
mostrarle su nueva adquisición. Harry se encogió de hombros y se volteó fingiendo indiferencia.

"De acuerdo bebé, no voy a insistir. Debo salir a buscar unos apuntes a la habitación de un
compañero, volveré luego".

Louis se tensó por completo ante aquella declaración. Era demasiado tarde para salir, intuía que
no existían tales apuntes y la sola idea de Harry saliendo del departamento porque estaba
molesto con él, fue suficiente para aguar sus ojos.
El mayor sintió un agarre en su brazo y curvó levemente un costado de sus labios en una mordaz
sonrisa ladina que se obligó a hacer desaparecer. Se volteó fingiendo desconcierto y su corazón
se aceleró y oprimió al ver a su suave cachorro frente a él. Los ojos vidriosos y el miedo
haciéndolo preso. Negando con la cabeza repetidas veces mientras formulaba con sus labios un
"No te vayas".

Harry tomó la mano de Louis, obligándolo a soltar su brazo y llevando esos pálidos dedos hasta
su boca para besarlos.

"¿Qué ocurre bebé? ¿Por qué no quieres que vaya?" Louis bajó la mirada, secándose una
lagrima que recorría su mejilla. "De acuerdo, lo siento... Soy un idiota, no aguanto la idea de que
mantengas secretos de mi".

Louis se tensó, su vientre apretado al igual que mandíbula. Inmediatamente caminó hasta la
cocina americana donde una de sus tantas libretas descansaba. Ya casi nunca las usaba, pero
había ocasiones donde prefería escribir a hablar, puesto que no tenía que mirar a Harry mientras
lo hacía.

Le entregó la libreta a Harry quien tuvo que morder su mejilla interna para no sonreír. Sus ojos
releyendo el exquisito mensaje una y otra vez.

"Yo.... Yo compré una tontera. Le conté a Cami que... que quería verme más lindo para ti y que...
habíamos hecho eso la otra vez y ella me dijo que podía intentar usar ropa interior más
femenina... pero no se verá bien y no quise decirte porque me arrepentí después de comprarla y
no quiero que pienses que deseo verme como mujer, porque no lo hago... No quiero que me veas
y pienses que soy raro".

Harry no sabía por dónde partir y es que siendo honestos, estaba un poco desconcertado y algo
excitado... Simplemente lanzó la libreta a uno de los sofás y hundiendo sus manos en la cadera
de Louis, lo obligó a juntar su cuerpo con el de él.

Su pequeño era simplemente tan celestial, tan magnifico que a veces dudaba de que fuese real.
Quería besarlo todo el tiempo, abrazarlo todo el tiempo, acurrucarlo entre sus brazos y acariciar
su delicado cuello. A veces pensaba en sí mismo como un adicto a Louis, un dependiente
enfermizo de aquel frágil chico; no le molestaba en lo absoluto aquel pensamiento. Porque Louis
merecía alguien que le diera toda su atención y dedicación. Porque Louis merecía ser amado con
locura, no menos. Porque Harry era el loco más grande de todos y uno malditamente enamorado.

"Hay tantas cosas erróneas en ese mensaje que no sé por dónde partir". Louis bajó la mirada, sus
ojos cristalizados por las lágrimas. Su labio inferior temblando y sus manos sintiéndose
extrañamente frías. Harry le levantó la barbilla con el pulgar y el índice. "En primer lugar, tú ya
eres infinitamente lindo, excesivamente lindo... Imposible que exista alguien más lindo que tú".
Las mejillas de Louis se encendieron y su corazón latió con furia en su pecho. "En segundo lugar
sea lo que sea que uses, se verá magnifico en ti porque tu cuerpo es jodidamente hermoso y
perfecto... y lo amo. Y para finalizar bebé, jamás pensaría en ti como alguien raro. Nunca, eres
hombre y me encantas así, siendo un hombre delicado, femenino, que no tiene miedo en vivir la
vida según sus propios estándares. Uno que puedo sentar en mi regazo y que adora acurrucarse
en mi pecho mientras vemos horribles comedias románticas. Jamás vuelvas a pensar de esa
forma, porque podrías ponerte un vestido y peluca y para mi seguirías siendo mi novio, hombre...
uno al que amo".

Louis soltó un pequeño jadeo ahogado y se llevó las dos palmas a su boca, intentando tapar la
enorme "o" que se formó ante la tan inesperada confesión del mayor. Una que llevaba demasiado
tiempo rogando escuchar... Y mierda, debería haber comprado esa ropa interior antes.

"No sé porque luces tan sorprendido si sabes que me traes loco y que seguramente me enamoré
de ti desde el primer momento en que te vi." Louis se abalanzó sobre Harry, rodeándolo con sus
delgados brazos y dejando escapar un suave sollozo de sus labios. "¿quieres que lo diga de
nuevo?"

Louis asintió frenéticamente, hundiendo su rostro en el pecho del mayor.

"Te amo, mucho.... Amo todo de ti y te amo a ti. Amo estar contigo y pensar en un futuro contigo.
Amo que seas tú quien se despierta a mi lado en las mañanas y a quien veo antes de dormir.
Amo a Louis Tomlinson.... ¿Así está bien?"

Louis se despegó del pecho de Harry, la punta de su nariz roja al igual que sus ojos. Abrió su
boca y modulo dos palabras, que Harry debía admitir; también moría por ver salir de esos rojizos
labios.
"Te amo". Solo eso, sencillo y suave, justo como su Louis.

"Lo sé, pero estoy malditamente feliz de verte decirlo... Necesito que lo repitas desde ahora en
adelante. Todos los días, a cada segundo ¿de acuerdo?" Louis tomó aire con algo de dificultad y
moduló un tímido "si".

Harry llevó sus manos hasta la cintura de Louis, deleitándose con sus pronunciadas curvas. Unas
que cualquier mujer envidiaría y que a él en lo personal, le fascinaban. En realidad, todo de Louis
le fascinaba, pero su cintura era una de las debilidades de Harry; así como sus tiernos y carnosos
labios, o sus suaves muslos, sus delicados tobillos, su redondo trasero, su... Oh Mierda. En
realidad todo, absolutamente todo era su punto débil.

Sus labios se posaron sobre los de Louis en un beso suave, uno que transmitiera la calma y el
calor que había en su corazón. Un beso que ambos necesitaban; demasiado.

Louis no demoró en rodear el cuello de Harry, colocándose de puntitas y jadeando levemente


cuando el rizado tiró de su labio inferior con los dientes. Inmediatamente asomó la punta de su
lengua en un pequeño acto provocativo que terminó lapidando el poco auto control que Harry
tenía.

"Princesa no hagas eso" Gruñó el mayor sobre los labios de Louis quien tentado por la lujuria
volvió a sacar su lengua, lamiendo el labio inferior de Harry y sacándole un jadeo de los labios.
"Tú lo pediste".

Harry comenzó a caminar, sosteniendo a Louis con sus brazos y obligándolo a retroceder hasta la
habitación del mayor. Louis mordía su labio inferior para aguantar la sonrisa que amenazaba con
salir. El latido de su propio corazón taladraba sus oídos haciéndolo sentir nervioso y algo
excitado. Cuando sintió el borde de la cama chocar con la parte posterior de sus piernas, cayó de
espaldas a la cama.

Sus ojos se posaron en el rostro de Harry, en cómo se relamía los labios y en lo opaco de su
mirada. Quería más, quería que Harry lo deseara más, con más fuerza... que no volviera a desear
a otra persona, nunca.
"Querías esto, ¿verdad ángel?" Louis pellizcó su labio inferior cuando vio como Harry comenzaba
a desabotonarse la camisa, moviendo sus dedos con sutileza. Asintió unas cuantas veces,
viéndose un poco más necesitado de lo que le gustaría; no le molesto en realidad. "No estás
siendo un buen chico, bebé. Sabes que no tenemos tiempo para jugar y aun así sigues
seduciéndome".

Louis bajó el rostro y subió su mirada de cachorro. Sabía cuánto el mayor de derrumbaba con eso
y sí, definitivamente lo usaba cada vez que tenía ocasión.

"Entonces tendré que castigarte" Harry se inclinó sobre Louis y comenzó a sacarle las medias con
ambas manos. Su rostro sereno y algo serio, intentado ocultar el calor que hacía hervir sus
entrañas al ver las delicadas piernas del menor.

El ritmo cardíaco de Louis se disparó cuando Harry beso sus muslos internos, mordiendo
suavemente y dejando dos pequeños cardenales rojos.

Harry acomodó sus piernas a horcajadas del menor, comenzando a recorrerlo con sus manos. El
castaño tapó su boca con el dorso de su propia mano, evitando la posibilidad de soltar algún
suspiro jadeante.

Las manos de Harry se posaron sobre las costillas de Louis, dibujando figuras invisibles con sus
dedos, sutilmente. El menor llevó su mirada hasta los ojos de Harry y lo que vio ahí no le gusto.
Comenzó a negar con la cabeza repetidas veces, llevando sus manos hasta las muñecas de
Harry, intentando que las apartara de él, pero fallando garrafalmente.

"Oh no Boo, dije que te castigaría... y lo haré" Los labios de Harry se torcieron en una sonrisa
ladina; Algo malvada y un poco mordaz. Cuando Louis intentó erguirse en la cama, Harry
presionó con sus dedos sobre las costillas del menor; cosquillas. La risa de Louis llenó la
silenciosa habitación. Solo eran unos jadeos y soplos de aire erráticos mientras su boca se
estiraba en una sonrisa y negaba con la cabeza. Pero aun así era en definitiva, uno de los
sonidos más hermosos que Harry hubiese escuchado nunca.

Louis se retorcía bajo Harry, intentando respirar y no morir ahogado debido a los intensos
manoseos de los dedos de Harry en su torso. Odiaba las cosquillas, odiaba la sensación de no
poder controlarse por ellas... Pero amaba que Harry le hiciese cosquillas lo cual era
desconcertante y extraño.

Harry por su parte, soltaba pequeñas risas de diversión al ver como Louis peleaba para liberarse
de él. Como sus mejillas estaban teñidas de un hermoso carmín y como sus ojos soltaban
pequeñas lágrimas debido a la risa que lo inundaba. "¿Vas a ser un buen chico?"

Louis comenzó a asentir frenéticamente, apretando con fuerza las manos de Harry para que
dejaran de presionarse a sus costados. Los perlados dientes del menor estaban a la vista, sus
ojos entrecerrados y su respiración entrecortada saliendo de su pecho.

"¿Seguro?" Y cuando Louis volvió a asentir, el mayor tuvo algo de clemencia y detuvo el
movimiento de sus manos. Se inclinó para quedar con su rostro a solo unos centímetros de Louis
y le besó la frente. "Eres hermoso".

Louis cerró los ojos, apoyando su cabeza en la suave cama al mismo tiempo que intentaba
regular su respiración. Sus manos no tenían fuerza alguna al igual que sus piernas y en realidad,
estaba hecho un pudín de vainilla; completamente endeble.

Las caricias de Harry se dejaron caer sobre sus mejillas y a los costados de sus ojos cerrados,
eliminando el rastro de lágrimas.

Louis sonrió por intuición, la felicidad albergándose en todo su cuerpo y siendo el combustible de
su corazón. Estaba enamorado... Completamente enamorado de ese hombre que lo miraba como
si fuese lo más hermoso del mundo y que lo trataba como si fuese lo más delicado y frágil que
pudiese existir.

--

A solo unos días de navidad, ambos lograron retomar su ritmo. Luego de unas escandalosas
semanas de exámenes y trasnoches. Luego de dormir solo unas cuantas horas a la semana y
andar con sus rostros demacrados como si fuesen sobrevivientes de una Guerra.
Tuvieron su primera pelea oficial, producto del cansancio, la frustración y los nervios. Todo
ocasionado por un mal entendido y la poca paciencia que ambos tenían esos días.

Todo comenzó con Harry pidiéndole su laptop a Louis cuando este se encontraba completamente
sumergido en sus apuntes. Louis no le prestó real atención a Harry pero asintió de todas formas,
sin tomarle importancia. Sin embargo, cuando era por la tarde y debía mandar sus apuntes de
forma urgente a un compañero con el cual estaba haciendo un proyecto literario; Se percató de la
ausencia de su indispensable ordenador portátil.

Cuando Harry llegó a las horas después, bastante tarde en realidad. Fue recibido por un furioso
Louis quien le recriminó por tomar sus cosas sin permiso y el resto... Bueno, el resto terminó con
un Harry tomando una mochila con unas cuantas prendas de ropa y dejando solo a un lloroso
Louis... Con Harry durmiendo en la residencia de un compañero y Louis pasando la noche con
Camille, quien intentó de todas las formas posibles consolar al pequeño y lamentable cervatillo
que era su amigo.

Fue Louis quien buscó a Harry y se disculpó primero. Fue Harry quien volvió al departamento y
terminó perdiendo todo un día de estudio solo para dedicarse al castaño. Puesto que ambos
necesitaban desconectarse un poco, y lo hicieron.

Pero todo retomó su rumbo. Con ambos cumpliendo meses de noviazgo, con ambos pasando
todos sus exámenes y dedicándose por completo a recuperar el tiempo perdido; en más de una
forma.

Y todo sería perfecto, si no fuese por un gran problema que ocurría tras las puertas de su hogar.
Un agotador, enorme y sucio problema. Y es que la relación de ellos había despertado demasiado
interés del colectivo homosexual de la Universidad. Cada día eran más los hombres que se
fascinaban por el femenino y delicado novio de Harry, cada día el pequeño se encontraba
rodeado de más miradas lascivas y curiosas. Como si lo desnudaran con los ojos, como si
exigieran saber que había de especial en él para haber cautivado de aquella forma tan intensa al
popular e idolatrado estudiante de ingeniería. Y el pequeño lo odiaba, detestaba los roces de
manos ajenas cuando caminaba en los pasillos de la universidad, todos con la excusa de un "lo
siento, no te vi", "Disculpa, no fue mi intención".

Le repugnaba la forma en que era sutilmente seguido a los baños por hombres desconocidos que
intentaban entablar alguna conversación con él; Le aterraba cuando era interceptado por hombres
desbordantes de hormonas, invitándolo a tener algún encuentro casual a escondidas de Harry.
Varias veces se pilló a si mismo con los ojos vidriosos, aguantando las lágrimas y temblando.
Corriendo hasta su departamento para esconderse bajo las mantas y dejar de sentir miedo.

Ya no subía fotos a sus redes sociales puesto que los comentarios bordeaban lo obsceno, mejor
dicho, ya no entraba a sus redes sociales ya que era agotador ver los mensajes e invitaciones de
amistad de hombres que definitivamente no querían su amistad.

Y Harry actuaba cada día más como un macho alfa. Lo acompañaba todo lo que le era posible,
actuando casi como un perro guardián. Malhumorado, Su ceño demasiado fruncido y su rostro de
piedra ya eran algo habitual en él; rara vez sonreía en los pasillos de la universidad puesto que no
había motivo alguno para reír cuando su novio era visto como un maldito trozo de carne, incluso
por imbéciles que se jactaban de ser heterosexuales.

Algunas veces llegó con sus nudillos morados al departamento, pero Louis no se percató de ellos
y es que Harry era demasiado bueno ocultándolo... Bien, no Harry pero en definitiva, el maquillaje
de Camille hacía milagros.

Y no podían culparlo por andar arreglando cuentas con aquellos imbéciles, no podía permitir que
lo viesen como la clase de hombre cuyo novio podían abordar, molestar, hostigar, sin esperar un
infierno a cambio. Era tanto un asunto de orgullo como de celos y hombría. Louis era suyo,
solamente suyo y nadie tenía el más mínimo derecho a cuestionarlo siquiera.

Camille solo lo calmaba diciéndole que con el tiempo se aburrirían, que solo los molestaban
porque eran unas especies de "celebridades" al ser ambos tan apuestos e inalcanzables. Harry
realmente quería creer en eso, porque de lo contrario terminaría comprando un revolver y
tomándola con toda la maldita universidad.

O al menos con el bastardo de Adam que en ese momento se encontraba a una distancia
demasiado intima de Louis quien... Sonreía.

Harry había ido en busca de Louis con la idea de pasar la tarde juntos, ir al cine y luego cenar en
algún lugar bonito ya que al ser sus últimos días de clase, todo andaba con más tranquilidad.
Pero sus pensamientos de una tarde junto al menor desaparecieron cuando llegó a la entrada de
la facultad de literatura y lo vio, tan hermoso como siempre, apoyado sobre una enorme muralla y
conversando con el idiota de Adam.

Lo que le molestó en realidad fue la expresión relajada del menor, su sonrisa suave y como
jugaba con su collar. Una actitud que Harry conocía bastante bien y que no era por nervios o
incomodidad. Era directamente una forma de coquetear que tenía Louis y que había usado con él
cuando recién estaban comenzando su relación.

Caminó hasta el menor, su mandíbula apretada y sus manos ocultas en los bolsillos de su
cárdigan de lana negro. Al llegar fue recibido por la sonrisa de Louis quien corrió a sus brazos
inmediatamente y se colocó de puntitas para besarlo en los labios.

Pero también fue recibido por la sonrisa superior y mirada con desdén de Adam, lo cual le
revolvió el estómago. Al parecer el estudiante de leyes tenía algo contra él y es que era bien
conocido el récord de amantes que ambos poseían, así como el hecho de que ambos eran
estudiantes sobresalientes, de familias adineradas y con apariencias de modelo. Lo cual sin duda
los convertía en una especie de rivales, o eso demostraba Adam; Harry no podría estar menos
interesado en ello.

"¿Qué haces con él?" Preguntó el rizado señalando con la cabeza al moreno estudiante de
Leyes. Louis tomó su barbilla y lo obligó a encontrar sus ojos. Comenzó a mover sus manos y a
modular.

"Me dijo que quiere aprender lenguaje de señas. Una chica que le gusta es muda y quiere poder
comunicarse con ella" Le dijo con una sonrisa de felicidad cristalina. El corazón de Harry se
derritió y las ganas de golpear al bastardo aumentaron puesto que era demasiado obvio que
aquello era una vil mentira y que solo estaba engañando a su novio para poder conversar con él.

Harry llevó una de sus manos hasta le mejilla de Louis quien se acurrucó a su tacto. Besó sus
finos labios y lo abrazó con su mano libre al mismo tiempo que sus ojos se posaban en Adam.
Louis gimió cuando el beso se tornó más demandante y hambriento, castigador incluso.

Adam los miraba con el desafío plantado en sus orbes grises. Su cuerpo notoriamente tenso y
sus manos hechas puños a sus costados. "Qué manera de saludar".
Louis se tensó por completo al oír la voz de Adam. En realidad se había olvidado de su existencia
apenas Harry lo besó. Con sus mejillas ruborizadas y su corazón palpitando desbocado, intentó
soltarse del agarre del mayor. De terminar el beso, más le fue imposible. Harry lo apretó más e
introdujo su lengua en la boca de Louis, devorándolo con avidez mientras sus orbes verdes no se
apartaban de Adam. Las manos de Louis apretaban el cárdigan de Harry, intentando respirar y
mantenerle el ritmo al mayor al mismo tiempo que sus piernas perdían fuerza.

Cuando Harry se apartó de golpe se sintió mareado, con sus pequeñas mariposas revoloteando
en su pancita. Apoyó su rostro en el pecho del mayor, sujetándose para no caer de rodillas al
suelo.

"No te quiero cerca de Louis" Gruñó Harry. Su voz seca y tosca, una orden que cualquiera no
dudaría en acatar. El menor se estremeció y se apretó más fuerte a Harry. "No lo repetiré dos
veces".

Adam se cruzó de brazos y lanzó una sonora carcajada. Siseó con la cabeza y frunció el ceño
antes de responder. "¿Y crees que voy a obedecerte? No te creía tan imbécil".

"Dije que no te quiero cerca de él. La próxima vez que te vea hablando con mi novio, te juro que
partiré tu rostro".

El moreno dio un paso hacia ellos y Harry tomó a Louis por los hombros, colocándose frente a él
y tapándolo con su cuerpo. Su suave chico tenía los labios apretados y sus ojos levemente
vidriosos. No comprendía del todo que ocurría ahí, pero si algo era seguro es que Harry no
estaba contento de que fuese amigo de Adam.

"Entonces podrías intentarlo ahora, porque te juro que no tengo ninguna intención de alejarme de
Lou... Tú no eres su dueño. No puedes decidir quién será su amigo y quien no".

Harry ladeó sus labios en una sonrisa sarcástica. La rabia acumulándose en sus puños
firmemente cerrados. La adrenalina comenzaba a apoderarse de él.

"Puedo alejarlo de escorias como tú y eso es lo que haré".


"¿Escorias como yo?" El chico negó con la cabeza y golpeó el pecho de Harry con su dedo
índice. "Te recuerdo que tú y yo somos iguales".

Eso fue un balde de agua fría para Harry, un recordatorio de su pasado impúdico... Pero él nunca
llegó tan lejos como Adam. Nunca llegó a los extremos que aquel estudiante de leyes sobrepasó.
Chasqueó con la lengua y llevando sus dos manos al pecho del moreno, lo empujó.

"No somos iguales... nunca lo seremos, porque yo no necesito caer tan bajo como tú para obtener
a la persona que me gusta". Harry sintió un apretón en su brazo y recordó a la pequeña criatura
que se encontraba tras él, seguramente llorando. "No te acerques a Louis, Adam. No respondo de
mi si te veo intentando algo con él".

El estudiante de leyes se encogió de hombros y sacudió su cabeza... "De acuerdo, no pienso


meterme en problemas solo para que tu chico me abra las piernas como la puta que seguramente
es".

Y eso fue todo lo que se necesitó para que Harry se abalanzara sobre el estudiante de leyes.
Tacleándolo contra el suelo y repartiendo incontables golpes por su rostro, recibiendo unos pocos
a cambio. Louis soltó un mudo grito ahogado y todo su ser tembló cuando vio a Harry arriba del
chico, moliéndolo a golpes. Intentó correr a separarlos pero sus pies no se movieron del suelo.
Estaba congelado, aterrado ya que no sabía qué hacer.

Fueron otros quienes terminaron separando a los dos estudiantes. Adam escupiendo sangre y
Harry amenazando con hundirlo si volvía a acercarse a Louis.

"Nos vamos y no me hables ahora, Louis" Gruñó finalmente el rizado. Agarrando a su novio del
brazo y jalándolo sin cuidado alguno por los jardines de la universidad. Ignorando las miradas
curiosas de los demás estudiantes sobre ellos. Louis era un mar de lágrimas y temblores, aun no
comprendía qué demonios había ocurrido ahí. Él no había hecho nada malo, Harry no tenía
motivo para enojarse con él.

Él solo había sido amable con aquel chico moreno porque pensó, era distinto a esos hombres
quienes solo lo abordaban por motivos sucios. Lo había conocido hacía poco y Adam había sido
agradable y educado... le había ofrecido su amistad e incluso habían compartido un café una vez.
Louis le había hablado de Harry y Adam lo había felicitado por su relación...

No sabía que Adam era en realidad un imbécil peor que los demás, no era su culpa que el chico
haya resultado ser una mala persona.

¿Por qué Harry había reaccionado así? ¿Por qué estaba enojado con él?

Todo era tan confuso... Tan aterrador.

Entraron en el departamento, con Harry caminando al baño para lavarse el rostro y eliminar de su
piel los restos de sangre. Louis se quedó de pie, sollozando en silencio y abrazándose a sí
mismo. Estaba asustado, demasiado asustado como para hacer cualquier cosa. Jamás había
visto a Harry tan enojado, nunca pensó que lo vería perder el control de esa manera y eso lo
aterrorizaba.

Cuando Harry salió de baño, secando su rostro con una felpuda toalla blanca se enfocó en el
menor. Tan quebrado y frágil. Temblando mientras las lágrimas le quemaban las mejillas y los
hipidos abandonaban sus labios. El mayor soltó un suspiro y caminó hasta el sofá, dejándose
caer y sosteniendo su rostro con ambas manos.

Exageró, definitivamente exageró... pero no con Adam, ese imbécil merecía todos esos golpes y
más. Pero exageró al enfadarse con Louis. No era su culpa ser tan confiado y hermoso. No era su
culpa llamar la atención de basuras como Adam.

"Lo siento" Susurró soltando un suspiro. Sus faroles verdes se posaron en Louis quien lo
observaba de vuelta sorbiendo su nariz. "Ven aquí".

Harry estiró sus brazos y Louis caminó hasta él con pasos lentos y retraídos, sentándose en su
regazo y rompiendo en llanto cuando fue sostenido por el mayor. Ocultando su rostro en el cuello
de Harry para poder respirar su costoso perfume y sentir el calor de su piel.

"Adam es un bastardo infeliz. No es el buen chico que seguramente te hizo creer que es... Hay
rumores de Adam que no son buenos, bebé. No puedes ser su amigo, no es una buena persona".
Louis asintió, los hipidos aun escapaban de sus labios pero lentamente comenzaba a calmarse.
Seguramente las manos conciliadoras de Harry tendrían algo que ver. Se acurrucó aún más al
pecho del mayor.

"Y lo siento si me enfadé contigo... pero te vi jugando con tu collar, sonriendo y la-la idea de que
estuvieses co-coqueteando con él me volvió loco. No sé qué me pasó".

Louis frunció el ceño. Aquello era definitivamente un mal entendido... él no le coqueteó con el
collar.

Se separó del mayor y comenzó a mover sus manos, intentando explicar lo ocurrido. "No le
coquetee con el collar. Él me preguntó si tú me lo habías regalado y le dije que si... Me respondió
que era muy bonito que yo usara tu regalo y no pude evitar tocarlo porque me acordé de ti...
Jamás podría coquetear con otro hombre".

Harry soltó un suspiro, un peso se iba de sus hombros al saber el contexto de aquella situación.

"Lo siento... No debería haber sido tan imbécil". Louis asintió y volvió a su lugar en el cuello de
Harry. "Pero de verdad no te quiero con él... ni con ningún otro hombre".

Louis se movió de su cómodo escondite hasta llegar al rostro de Harry. Se fijó en su labio,
levemente partido y lo besó con cuidado.

"Te amo" Le moduló el menor con los labios. Viendo como Harry sonreía ante aquellas dos
importantes palabras.

"Yo te amo a ti". Le respondió Harry.

Louis se levantó del sofá, quedando frente a Harry quien llevó sus manos a la cadera del menor
de manera instintiva. Louis tomó el borde de su suéter y de un solo jalón, se despojó de él.
Lanzándolo al suelo sin cuidado alguno y dejando su torso al desnudo.
El mayor se relamió los labios a la vez que veía la pequeña cintura de Louis, su adorable pancita
y la prominencia de su cadera. Tan suave y tibia al tacto...

Cuando el menor comenzó a desabrocharse el pantalón con dedos torpes y temblorosos Harry
sintió un nudo formarse en su garganta.

"Louis... Bebé, no creo que- que este sea el mejor momento". Le dijo con inseguridad en la voz. El
menor sonrió, sus ojos aun algo rojos al igual que sus mejillas.

Definitivamente no era el mejor momento, era de hecho uno pésimo. Pero era el momento. Se
sentía listo... Su corazón se lo decía, su cuerpo se lo pedía.

Se sentó a horcajadas de Harry y comenzó a repartir besos en su cuello, provocando que el


mayor ronroneara ronco al mismo tiempo que lo sujetaba de la cintura. "Princesa no-no juegues
conmigo..."

El corazón de Louis dio un brinco cuando escuchó el apodo de princesa; le encantaba. Por alguna
extraña razón le encantaba.

Se alejó de Harry y movió sus manos. "No estoy jugando. Estoy listo... quiero ser tuyo,
completamente".

Harry tragó con dificultad, inclinando su cabeza levemente. Asegurándose que no malinterpretó el
movimiento de manos de Louis. "Pe-pero podemos esperar... hoy no es un buen día".

"No quiero esperar" Respondió Louis con un puchero en sus labios. "Quiero que me lleves a la
cama y me hagas el amor. Duro, muchas veces... toda la tarde".

Cuando las manos de Louis dejaron de moverse, Harry sintió un enorme pánico. Increíblemente
era él quien no estaba listo... Fue demasiado, demasiado inesperado.
"Bien, sí. Hagámoslo... Voy a hacerte el amor". Dijo al mismo tiempo que se levantaba con Louis
aferrándose a él. Lo cargó hasta la habitación, tensando los músculos de sus brazos por la fuerza
ejercida.

La habitación estaba algo fría por lo que la piel de Louis se erizó levemente. Pero solo un
momento porque Harry lo recostó en la cama, subiéndose encima y comenzando a recorrerle el
cuerpo con sus calientes labios, dejando un camino de besos.

Harry llegó con su boca hasta la cadera de Louis y con sus manos comenzó a bajarle el pantalón.
Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio la pequeña pieza de algodón que usaba Louis.

"Hermoso" Susurró antes de besar la pelvis de Louis sobre aquella adorable pieza de lencería
negra.

El corazón de Harry latía con fuerza y no era para menos. Aquel momento que tanto llevaba
esperando; prácticamente desde que lo conoció, Finalmente se cumpliría.

Louis suspiraba erráticamente, estremeciendose con cada caricia, con cada beso del rizado...
Siendo consiente de que era Harry quien iba a hacerle el amor.

Harry se apoyó en sus manos, buscando con urgencía los ojos de su suave chico, necesitaba
confirmar con su mirada que todo estaba bien, que realmente estaba listo para recibirlo con su
cuerpo; y cuando lo hizo... Cuando los orbes de Louis lo atravesaron sin clemencia alguna, siendo
dagas de hierro hirviendo, sus razocinio se desmoronó. Louis estaba listo para él.

--

Era de madrugada cuando Louis se removió en la cama. Su garganta seca y degastada le dolía,
al igual que su entumecido cuerpo.

Abrió sus somnolientos ojos y se acurrucó en el firme abrazo de Harry quien lo rodeaba con su
cuerpo desnudo.
Los recuerdos llegaron de golpe y sus mejillas se encendieron... Jamás pensó que hacer el amor
sería tan avasallador, como un huracán. Impidiéndole pensar, enloqueciéndolo de una manera
casi dolorosa. Y Dios, Harry no le hizo el amor, Harry lo encadenó mediante el sexo. Sin piedad lo
llevó a los confines más recónditos que pudiesen existir Y se sintió tan pleno, tan boyante... fue
como degustar la inmortalidad a través de la unión de sus cuerpos.

No sintió mariposas en su vientre, las sintió en todo su cuerpo, en cada lugar que Harry besó y
tocó. No tuvo un orgasmo, fue consumido por el éxtasis.

Harry amó cada parte de él, con suavidad y dureza; Con pasión y manos lascivas... Lo marcó de
una forma que Louis estaba seguro, nadie más lo haría. Porque Harry era suyo, completamente
suyo...y a su vez, él le pertenecía a Harry.

"Solo mío" moduló el menor, cerrando sus ojos y dejándose llevar al mundo de los sueños dónde
seguramente se reencontraría con su amado.

=================

6.

La chica de cabellos rosados se encontraba frente a Louis, sus ojos abiertos con exageración al
igual que su boca. Sus cejas prácticamente podrían tocar el techo y su voz se encontraba
atrapada en su garganta.

"¡¿Qué tú con Harry hicieron qué?!" Le preguntó a Louis al mismo tiempo que el castaño
deslizaba por una uña de la chica, una delgada capa de esmalte azul eléctrico.

El menor rodó los ojos y soltó un bufido, era la tercera vez que le confirmaba que la noche
anterior él y Harry habían follado por primera vez. Soltó la mano de Camille y le arrebató la libreta
a la chica para volver a escribir en ella.
"Es exactamente lo que te escribí Cami, ayer le di mi consentimiento a Harry y... lo hicimos. No
exageres. Llevo meses con él..."

El castaño le entregó la libreta y continuó su labor de pintarle las uñas a su amiga. Era un
pequeño hobby de ambos y ahora que los exámenes habían terminado, podían dedicarse a ello
sin límite de tiempo... o al menos hasta que Harry llegase y robara su atención.

"Déjame ver si te entiendo" Dijo la pelirosa observando un punto fijo en la pared. "Ayer el idiota de
Adam te buscó para conversar, Harry se puso celoso. Adam habló mal de ti y Harry lo golpeó;
algo que toda la universidad está comentando debo agregar. En fin, Te arrastró al departamento y
aquello como que... te calentó, demasiado y ya. Lo dejaste follarte duro contra la pared. ¿Fue
así?" Louis se encogió de hombros, intentando restarle importancia al rubor de sus mejillas y al
martilleo de su corazón debido a los recuerdos. "Joder, no lo creo. Siempre pensé que la primera
vez de ustedes sería arriba de un unicornio volador o algo así... Más especial".

Louis iba a quejarse por el comentario de Camille. Aquello había herido lo más profundo de su
corazón. Puesto que para él había sido lo más especial que hubiese podido vivir con su novio.
Había sido su primera vez y no necesitaba un hotel de lujo y un Harry vestido en traje con un
ramo de rosas dedicándole un poema para haberle dado significado. Había sido mil veces mejor
de lo imaginado, millones de veces más caliente y más excitante... Hubo momentos donde pensó
que moriría de tantas sensaciones que tenía en su cuerpo y dios, Harry, Harry Harry.... El rizado
debería recibir honores por las cosas que podía hacer con sus manos.

Dejó caer su pequeña y suave mano sobre el hombro de Camille en un manotazo, indicándole
cuan molesto estaba con su comentario. La chica lo miró y soltó un pequeño chillido por el golpe.
"Bien, lo siento... Si para ustedes estuvo bien, entonces no hay problema". Dijo sobándose el
hombro con su mano disponible.

Louis rodó los ojos y terminó de pintarle las uñas. Observó complacido su obra maestra y le
mostró a Camille que ya estaban listos. La chica miró sus dos manos y sonrió mostrando sus
perfectos y perlados dientes.

"Eres el mejor en esto, ¡me encanta!" Le dijo mientras estiraba sus brazos para observar sus
manos. "¿Qué color vas a usar tú?"
Louis miró su pequeña caja con esmaltes de uña mientras pensaba en que color usaría para su
cita de ese día. Harry le había dicho que quería que cenaran fuera y se relajaran antes de
preparar sus cosas para viajar. Oh si, su primer viaje juntos.

Con motivo de navidad y debido a que los padres del menor exigían conocer al famoso novio de
su único hijo, iban a pasar las festividades con la familia de Louis que vivía en Doncaster.

La idea de que Harry conociera a sus padres era emocionante y al mismo tiempo lo asustaba un
poco. De acuerdo, lo espantaba en sobre manera y no porque algo pudiera salir mal, de hecho
llegaba a ser divertido lo bien que Harry se llevaba con su madre cuando hablaban por teléfono.
Pero sabía y estaba seguro de que por ser su primer novio habrían demasiadas preguntas y lo
último que quería era a Harry viendo álbumes de fotos de él cuando bebé junto a su abuela; Algo
que definitivamente pasaría. Y quizás, solo quizás.... No le emocionaba mucho la idea de
encontrarse con su mejor amigo, el chico que le confesó sus sentimientos un día antes de que
Louis partiera a la universidad.

Finalmente se decidió por un esmalte blanco perlado. Iría bien con su suéter de lana felpuda y
sus skinny jeans claros. Le entregó el esmalte a Camille y quien comenzó a pintarle las uñas a
Louis. "Solo una capa ¿verdad?"

Louis asintió. No es como si le gustara que sus uñas fueran llamativas por lo que siempre usaba
una capa de esmalte. Lo suficientemente sobrio como para no llamar atención indeseada... Él
simplemente amaba la forma en que Harry le miraba las manos y lo elogiaba por sus lindas uñas.
En realidad, Amaba sentirse lindo y ser cuidado por su protector novio como si fuese lo más
precioso del mundo.

El sonido de la puerta hizo que Louis se volteara y encontrara al rizado entrando al departamento
con una maleta nueva. Harry le sonrió de inmediato, dejando la maleta a un lado y caminando
hasta Louis para besar su mejilla. "Hola bebé, Veo que te gustó el pijama que te compré".

Sí, aún estaba en pijama y es que nadie podía culparlo. Lo amaba.

Louis se ruborizó y apretó los labios mientras sonreía de vuelta. Se frotó la mejilla que Harry besó
contra su hombro, intentando desaparecer las cosquillas que le provocó el beso. "Hola Cami,
¿Uñas de nuevo?"
"Síp" respondió la pelirosa sin levantar la mirada de las uñas de Louis que pintaba con toda la
concentración del mundo. "Hoy a la noche me voy donde mis padres así que será la última sesión
de uñas que tengamos hasta la vuelta de vacaciones".

"Ya veo" Respondió el mayor al mismo tiempo que caminaba hasta la cocina americana para
servirse un vaso de jugo. "Louis amor, tu mamá me llamó y me preguntó si podríamos llegar
mañana en la noche... Al parecer tus tíos están de aniversario y harán una cena o algo así. Le
dije que te preguntaría y que la llamaría de vuelta, ¿Qué opinas?"

El castaño sonrió al mismo tiempo que sacudía su cabeza de arriba abajo con efusión. Adoraba a
sus tíos y sus primos... Eran como sus segundos padres y los aniversarios siempre eran
festividades divertidas en su familia. Hasta los aniversarios de sus abuelos eran celebrados a lo
grande.

"Perfecto, le avisaré y me iré a empacar las cosas que me faltan... Oh sí, me dijo que un tal
Carlos iba a estar y que era tu mejor amigo o algo así. No me habías contado de él".

Louis tragó con dificultad... No quería contarle a Harry sobre su moreno amigo. Porque estaba
seguro de que no sería de agrado para su novio saber que "el tal Carlos" le había robado su
primer beso cuando le confesó sus sentimientos.

Finalmente se encogió de hombros y apartó la mirada. Acto que no pasó desapercibido para
Harry quien arqueó una ceja perfectamente y le dio un sorbo a su jugo. Él tal Carlos ya no era de
su agrado.

"Bien, me voy a empacar" Dijo Harry sin más. Tomando la maleta nueva que había comprado y
caminando con ella hasta su habitación. No es como si fuese a llevar mucha ropa, solo era un
viaje de una semana pero Louis le había usado dos de sus maletas.

Porque su pequeño tenía demasiadas cosas de importancia que llevar, como su infinidad de
pijamas y medias, sus suéteres y productos para el cuerpo... Su almohada rosa y su manta de
lana favorita. Además de una exageración de pantalones y chaquetas, camisas, libros, más libros
y otro poco de libros que Harry no sabía en qué momento Louis leería.
Al entrar a la habitación frunció el ceño al ver una mancha de color rosa sobre el inmaculado
cobertor blanco de su cama. Se devolvió hasta el salón y con un carraspeo de garganta llamó la
atención del menor. "Boo... ¿tuviste algún accidente de color rosa en la cama?"

El menor abrió los ojos asustado y atrapó su labio inferior con los dientes. Inmediatamente bajó la
mirada y asintió con la cabeza. Se había olvidado de eso... Una de sus lociones de baño se le
había desparramado sobre la cama y para su mala suerte era la de fresa, color fresa y con olor a
fresa.

"Ya, estás listo" Dijo Camille cerrando el esmalte de uñas y levantándose de su lugar para estirar
las piernas puesto que las tenía cruzadas como si fuese un indio.

Harry caminó hasta Louis y se inclinó para besarle la frente. "Pasaremos a dejar el cobertor en la
lavandería de camino a nuestra cita, ¿de acuerdo?" El menor moduló un pequeño "sí" con sus
ojos fijos en los verdes de Harry. Por un momento pensó que se molestaría con él, que lo
regañaría por ser siempre tan torpe y descuidado, pero no lo hizo.

"Me encantan tus uñas, amor" Le dijo Harry tomando la pequeña y delicada mano de Louis para
dejarle un beso en el dorso. "Me encantas tú".

"Hey todavía estoy aquí" Soltó de repente la pelirosa quien tenía su vista fija en su teléfono móvil.
"Bueno, ya me debo ir.... Nos veremos a la vuelta de vacaciones".

Harry y Louis se despidieron de la pelirosa en un cálido abraso. Debían admitir que la extrañarían
y el menor estaba seguro de que si pudiera elegir tener una hermana, Camille sería su primera y
única opción.

(...)

Harry se encontraba frente a Louis, estaban sentados en la terraza de un rústico pero elegante y
romántico restaurante de comida francesa. Él pequeño leía las opciones para comer con su ceño
levemente fruncido debido a la concentración.
Los ojos del mayor estaban fijos en Louis, deleitándose con cada gesto de su rostro, con la forma
en que humedecía sus labios de vez en cuando y la manera en que sus manos jugaban con una
servilleta de tela, doblando y desdoblándole las puntas. Admirando como su rostro se teñía de un
leve matiz caramelo debido a la tibia luz de las pequeñas velas en el centro de la mesa.

"Te amo" Le dijo Harry. Sus antebrazos cruzados sobre la mesa y una expresión relajada en su
rostro. Louis levantó su rostro de la carta y mordió su labio inferior.

"Yo también te amo... te amo y te amo" Le dijo con un leve movimiento de sus manos. Batiendo
su espeso abanico de largas pestañas y ruborizándose con violencia.

La atmósfera era suave y tranquila, aun cuando sus corazones latían con fuerza. Cada vez que
Louis le decía que lo amaba, Harry se sentía un niño pequeño recibiendo un enorme premio.
Amaba a Louis y amaba su relación con Louis.

Un mesero apareció a los pocos segundos. Su rostro amable y una sonrisa picaresca en su
rostro. Harry no lo había visto, puesto que sus ojos simplemente no podían abandonar la vista
frente a él.

"¿Ya saben que ordenar?" Le preguntó el chico con voz ronca. Louis levantó su mirada,
sonriendo suavemente mientras jugaba con sus dedos y asentía con la cabeza. "Excelente".

Louis le señaló su opción en el menú y el chico tomó nota en una pequeña libreta.

"¿Qué pedirás amor?" Preguntó Harry cuando salió de su pequeño trance. El pequeño le señaló
su opción y el mayor sonrió. "Entonces un coq au vin para ti. Yo deseo una Magret de canard y...
¿Te parece para compartir una Crudités?" Louis asintió mostrando su dedo índice y pulgar formar
un pequeño círculo.

El chico terminó de escribir y les regaló una cándida sonrisa a la pareja. "¿Algo para beber?
Tenemos una excelente colección de vinos".
"Yo al menos no puedo, estoy manejando. Así que tráeme agua mineral sin gas, por favor" Louis
movió sus manos indicando que él quería lo mismo que Harry. "Para él también agua mineral".

El chico anotó la última orden y sonrió antes de retirarse.

Cuando se vieron en la intimidad, Harry sostuvo la delicada mano de Louis quien bajó la mirada.
Algo avergonzado puesto que estaban fuera de la universidad y seguramente las miradas de los
demás clientes del lugar no tardarían en posarse sobre ellos.

Amaba las demostraciones de amor, todo el tiempo y en cualquier lugar. Amaba poder abrazar a
su novio donde fuese y que Harry jamás lo rechazara o se preocupara del que dirán. Amaba ser
el mismo y que Harry estuviese orgulloso de eso... Pero aun así le avergonzaba un poco ver
como se convertían en el centro de atención por ello.

Y tal como lo pensó, no pasó mucho tiempo hasta que un comentario llegó a sus oídos. Fue un
simple "oh míralos, que linda pareja hacen" proveniente de alguna mesa.

Las mejillas de Louis se tiñeron de carmín y sus pies comenzaron a jugar entre ellos debajo de la
mesa. Se sentía tan tonto al ponerse nervioso por cosas tan pequeñas, tan inexperto a diferencia
del mayor quien no parecía afectarse con nada y quizás le dolía un poquito saber que Harry era
mucho más entendido en las relaciones que él... que solo había tenido un novio.

"¿Todo bien?" Le preguntó el mayor cuando vio cómo la mirada de Louis se perdía en algún
punto. El menor levantó la mirada y estiró la comisura de sus labios en un intento de sonrisa que
no llegó a sus ojos. "¿Qué ocurre bebé? ¿Te sientes mal?... ¿Quieres irte a casa?"

Louis negó con la cabeza y soltó un suspiro. Sintiéndose aún más idiota por haber preocupado a
Harry. Era obvio que el mayor tenía más experiencia y no debería molestarle... No debería
dolerle, pero imaginarlo, que Harry estuvo con otras personas le dolía, en su pancita y en su
pecho.

"¿Qué está pasando por esa cabecita?" Le preguntó el mayor con el ceño fruncido. Louis mordió
su labio inferior y llevó su atención hasta su pequeña libreta que descansaba a un lado de la
mesa. Siempre salía con ella por si debía hablar con alguien que no fuese Harry y no entendiese
el lenguaje de señas.

Comenzó a garabatear en ella aquellas palabras que se ahogaban en su muda garganta.


Sintiendo una fuerte opresión en su pecho a medida que escribía. Le entregó la libreta a Harry
quien tensó la mandíbula al leer.

"Es solo que... Cuando nos miran y escucho los comentarios me avergüenzo, mucho.... Pero tú
siempre actúas tan relajado y no lo sé. Estás acostumbrado a esto porque tienes experiencia...
con otras personas, personas que no soy yo. Y eso me duele porque quiero ser el único para ti,
como tú lo eres para mí... y Me dan ganas de llorar y no tengo mi almohada rosa para
acurrucarme en ella porque está en una maleta, y ya no tengo loción de fresa para el baño porque
la derrame en la cama".

Harry soltó un sonoro suspiro. Sabía que ese momento llegaría, sabía que Louis en algún
momento se molestaría por la cantidad de personas con las que él hubo tenido sexo... Porque si
fuese el caso contrario y fuera Louis quien tuviera tanta experiencia, Dios... Se volvería loco.

Meditó su respuesta, haciendo una nota mental de que debía comprar más loción de fresa para el
menor antes de viajar.

"Louis, no quiero mentirte y decirte que no fueron muchas personas, porque si fueron muchas.
Demasiadas... Tantos cuerpos cuyos rostros no recuerdo y cuyos nombres ni siquiera supe,
porque no me importaban". Los ojos del menor se llenaron de lágrimas que secó con sus dedos
de forma inmediata. "Pero tu si eres el único para mi... Eres el primero al que le hice el amor, el
primer hombre del que me enamore, el primero que me robó el corazón y lo lograste la primera
noche que te conocí... Eres el único cuyo rostro no podré olvidar jamás, cuyo nombre estará
siempre tatuado en mi pecho y no puedo corregir mi pasado. Pero en mi presente y mi futuro solo
estás tú. Y cuando lleguemos buscaremos tu almohada rosa".

"Gracias" le moduló el menor y restregó la manga de su suéter de lana sobre sus lindos ojitos.

Para ese momento los ojos del menor ya estaban completamente rojos, su labio inferior temblaba
levemente y una sonrisa se asomaba por sus labios. Harry sabía que no sería la última vez que
ese tema saldría en alguna conversación, pero estaba dispuesto a eliminar cualquier duda de
Louis siempre que apareciera.

(...)

Harry se encontraba en la habitación con Louis. Luego de su cena decidieron dar un paseo por la
ciudad, disfrutando la brisa nocturna y la tranquilidad que les brindaba la noche. Finalizaron su
cita con una sesión de besos en el auto antes de llegar al departamento y bueno, decidieron
recomenzarla cuando Harry vio a Louis sacarse el pantalón para ponerse su pijama.

Las grandes manos de Harry apretaban los muslos de Louis quien estaba sentado encima de él
meneándose suavemente para que las duras erecciones de ambos se frotasen.

Y bueno si ya lo habían hecho una vez porque detenerse... A los ojos de Harry había demasiado
tiempo perdido que recuperar.

Louis podía sentir como su ritmo cardiaco se aceleraba debido a los besos húmedos y
demandantes de Harry en su cuello. Mierda, seguramente dejaría marcas... Oh bueno, era
invierno, podría ponerse una bufanda o jersey de cuello alto.

"Maldición, no sé qué usas princesa... Pero tu piel sabe tan bien, tan deliciosa. Solo para mí". El
mayor apretó las caderas del estudiante de literatura y volteó las posiciones, quedando encima de
aquel frágil y curvilíneo cuerpo que temblaba sutilmente.

Harry se levantó de la cama, enfocando sus ojos en los libidinosos azules de Louis. Mordió su
labio inferior y caminó hasta su cómoda de dónde sacó un frasco de lubricante.

"Amor... date vuelta" Le dijo cuando volvió a la cama. Louis giró sobre su cuerpo, temblando
cuando las manos de Harry bajaron su pantalón de pijama y se coloraron sobre las mejillas de su
trasero comenzando a acariciarlas. La respiración caliente del mayor en su espalda lo estremeció
con violencia; quería más. "Voy a probarte ¿de acuerdo?"

Louis no pudo asentir, no pudo siquiera moverse. Con suerte logró seguir respirando después de
oír aquellas palabras.
Las manos de Harry le deslizaron su pequeña pieza de lencería blanca, dejando su trasero al
desnudo. Su espalda se arqueó cuando Harry lo levantó de las caderas, obligándolo a apoyarse
en sus rodillas y su pecho.

Lo primero que sintió lo conmocionó, las grandes manos del rizado. Calientes y firmes, separando
sus glúteos lentamente. La respiración caliente de Harry lo hizo temblar y su cuerpo se movió por
voluntad propia cuando sintió la caliente y húmeda lengua de Harry frotarse contra su entrada.

"Tan pequeño y apretado" Murmuró Harry antes de comenzar a lamer el rosado orificio de Louis.
Y Louis quien ya había experimentado todo tipo de placer gracias a Harry, se sentía arder en el
fuego como nunca antes.

Apretó las mantas de la cama con fuerza cuando La lengua del mayor se introdujo en él,
enroscándose y penetrándolo con fuerza. Fue delicioso, extraño y demasiado caliente.

Sus caderas comenzaron a moverse por inercia, impulsándose hacia atrás para poder aumentar
la fricción. Sin embargo, las manos de Harry lo sujetaban con fuerza, impidiéndole demasiado
movimiento.

El mayor sabía dar placer, y mierda... el único pensamiento era darle a Louis el mayor placer de
su vida. Siguió devorándolo, comiéndoselo con la lengua hasta que sintió como Louis comenzaba
a dilatarse. Una sonrisa se formó en su rostro cuando se alejó del menor, y lo volteó de un
movimiento. El menor era tan frágil, tan moldeable a sus manos grandes; lo volvía loco.

Los ojos de Louis estaban vidriosos y sus mejillas encendidas en fuego. Su frente levemente
perlada. Harry tomó el frasco y lubricó sus dedos con el espeso líquido. Se acomodó entre las
piernas del menor suyo corazón latía con fuerza, demasiada fuerza.

Se apoyó sobre uno de sus brazos, mientras llevaba sus dedos hasta la entrada de Louis. "Si
sientes dolor, avísame... Quiero que sea placentero para ti, bebé".

Lentamente hundió uno de sus dedos en Louis quien se retorció debido a la intromisión del
mayor. No fue doloroso en particular, Harry sabía hacerlo de manera suave. Y sus paredes
internas comenzaron a cosquillear a medida que los dedos de Harry entraban y salían,
penetrándolo con cuidado, buscando su punto dulce.

Fue cuando el mayor hundió dos de sus dedos en el pequeño castaño, hasta tocar con sus
nudillos la entrada rosada de Louis que este se arqueó, soltando una respiración errática y
precipitada.

"¿Te gusta, princesa?" Louis apenas si logró formular un sí con sus labios, demasiado perdido en
la sensación de los dedos de Harry, tan calientes y profundos en su interior. Con sus ojos
cerrados solo pudo escuchar el sonido de la cremallera del pantalón de Harry deslizándose, pero
solo bastó eso para que su respiración se detuviera. Mierda sí, lo quería... La sensación de
sentirse lleno del mayor, con su cuerpo siendo cubierto por el de Harry, enterrando sus uñas en
esa fibrosa y marcada espalda. "Ven aquí..."

Harry volteó a Louis, dejándolo sobre sus rodillas nuevamente y oh... Oh dios.

El menor mordió el dorso de su mano con fuerza cuando sintió la gruesa erección de Harry
abrirse paso a través de sus paredes. Tan caliente y dura. Las manos de Harry sujetando sus
caderas, hundiéndose en su piel mientras Louis tenía su frente pegada a la cama.

"Mueve princesa" Le ronroneó el mayor, dando una dura y profunda embestida que hizo a Louis
soltar un jadeo sofocado. "Vamos, muévete para mí".

Louis negó con la cabeza, no podía moverse... Su cuerpo no reaccionaba. Solo podía temblar y
arquear su espalda cuando Harry se enterraba en él de manera tortuosa y lenta. Las lágrimas no
demoraron en aparecer y el mayor se percató de ello cuando Louis sorbió su nariz, aterrorizado
de su propio y sensible cuerpo.

Los labios de Harry se torcieron en una sonrisa. Odiaba que Louis llorara, pero hacerlo sollozar
de placer; era una historia muy distinta. La visión que tenia del castaño era simplemente sublime.
Sus hombros, redondos y curvados tensándose cuando Harry lo penetraba con fuerza, duro y
castigador... Obligando al menor a soltar gemidos ahogados. Las pronunciadas curvas de su
cintura y la capa de sudor perlado que comenzaba a formarse en su piel.
"Voy a follarte más duro, ¿bien?" Louis siseó con la cabeza. Estaba en su límite, no podía más
pero Harry lo ignoró y tomándolo por los hombros, comenzó a moverse brutalmente. Golpeando
su próstata una y otra vez, haciendo arder sus paredes. Su cuerpo se estremecía cada vez que el
miembro de Harry se enterraba en él y las lágrimas recorrían sus mejillas. Se sentía perdido, no
podía pensar... Todo estaba nublado y daba gracias por poder seguir respirando.

Los gruñidos de Harry abandonaban sus labios al sentir como Louis lo apretaba. El menor era de
él, completamente suyo, todo. Por eso le hacía el amor con fuerza, para que no pudiera olvidarlo,
para que se sintiera desfallecer de solo recordar como Harry era capaz de llevarlo al cielo cuando
lo embestía. Lo soltó de los hombros y sacó su miembro del menor para poder voltearlo.
Necesitaba ver el rostro de Louis, verlo perdido en el placer... y lo hizo.

Louis tenía los ojos húmedos, las mejillas rosas y sus labios rojos e hinchados de tanto
morderlos. Su cuerpo entero temblaba y se aferraba a las mantas de la cama, flectando sus
brazos para que quedasen a la altura de su cuello.

"Mierda, me encanta tu cuerpo" susurró Harry abriendo los muslos internos de Louis y alzando
sus caderas para volver a deslizarse en su interior. El menor curvó su espalda e inclinó hacia
atrás su cabeza ante la sensación de ser llenado nuevamente. Sus dedos de los pies encorvados
y su erección dolorosamente dura. Harry no esperó ni un solo segundo y comenzó a moverse en
un vaivén circular, buscando rozar la próstata del menor y tomando el pene de este para empezar
a bombearlo.

Sus ojos opacos se deleitaban con la vista frente a él, Louis era un manojo de jadeos y
movimientos erráticos. Desarmado en las sensaciones que Harry le provocaba. Pero el mayor
necesitaba más, estaba hambriento... Dios, si tan solo pudiera embarazarlo, si pudiera llenarlo de
su semilla hasta que Louis quedara en estado; lo haría.

El menor sintió un escalofrío cuando los dedos de Harry se coloraron sobre su abultada pancita
mientras lo observaba con una expresión indescifrable en su rostro pero que hizo a Louis temblar.
Fue en ese momento que Harry se inclinó sobre él y tomándolo de las manos, comenzó a
penetrarlo con fuerza una vez más.

"Tan delicioso, tan mío. Mi princesa" Le susurró al oído.


Y Louis solo podía responder en su cabeza "Tuyo, solo tuyo... Te amo, te amo. Soy tuyo" A las
palabras demandantes del mayor. Porque así era como se sentía. Él era de Harry,
completamente de Harry.

Cuando las cosquillas en su vientre se hicieron densas y su cuerpo comenzó a hormiguear, llevó
su boca hasta la de Harry fundiéndose en un beso lascivo e impúdico, compartiendo saliva y
chocando sus dientes mientras la lengua de Harry recorría su boca.

Moduló con los labios un "Voy a llegar" Antes de tensarse por completo, siendo golpeado por una
ola de placer cuando el orgasmo finalmente lo alcanzó. Se corrió en el estómago de ambos y
Harry rugió por lo bajo al sentir como las paredes internas de Louis se apretaban, envolviendo su
miembro de manera casi dolorosa.

Solo unas cuantas embestidas más y el mayor también se corrió dentro de Louis, soltando un
jadeo suave y mordiéndolo en el hombro cuando la excitación estuvo en su máximo. Fue la gloria,
nada se comparaba a eso y es que hacer el amor con Louis era como caminar sobre las nubes y
luego hundirse en lava... Tan placentero, tan doloroso.

Harry alejó su rostro para poder ver una vez más al menor antes de besarlo y confirmar que
aquellos labios, tan suaves y finos. Tan dulces... Eran los únicos que quería besar por el resto de
su vida.

"Te malditamente amo, Louis" Le dijo en el beso.

Louis solo pudo sonreír a ello y modular un apenas entendible. "Ámame más".

(...)

Más de dos horas de viaje y ninguno de los dos chicos hablaba, pero no porque Harry estuviese
demasiado pendiente del volante, dios no. Esta vez el motivo era uno que tenía por nombre "un
tal Carlos". Sí, Louis le había terminado contando a Harry lo ocurrido con su mejor amigo y como
este era el dueño de su primer beso, algo que molestó a Harry, demasiado... Realmente
demasiado.
No estaba enojado con Louis, por supuesto que no. Pero estaba incómodo, puesto que ahora
tendría que soportar a ese ladrón de besos durante la primera noche que compartiría con la
familia de Louis. A esa sucia rata que había robado lo que debería haber sido suyo, porque sí, si
no le hubiese robado aquel beso, entonces Harry hubiese sido el primero ¡Y merecía ser el
primero!

Además, ¿Qué demonios pintaba ese chico en el aniversario de los tíos de Louis? Era
completamente inapropiado, ridículo... ¡Una estupidez!

Él era el novio, no deberían haber invitado a ese "tal Carlos".

Louis tenía su vista fija en uno de los tantos libros que había llevado consigo. Sus brazos
apoyados en su felpuda almohada rosa que Harry le había encontrado en una de las maletas
antes de partir.

Sabía que Harry no estaba feliz con la noticia de que Carlos, quien fue su mejor amigo era
también su primer beso y que más encima estaría celebrando con su familia. Así que no intentó
eliminar aquel humor de perro hambriento que tenía el rizado. Además Harry seguía regalándole
pequeños besos y mimos cuando Louis se lo pedía así que no estaba triste. No estaba en
problemas con su novio, porque había sido un buen chico y le dijo la verdad.

El que sí tendría problemas sería Carlos... Eso no lo dudaba.

Louis cerró los ojos, ya eran las seis de la tarde y aun cuando no había hecho mucho en el día, se
sentía algo somnoliento por lo que olvidándose de su libro decidió dormir una pequeña siesta.

Harry lo miró de reojo y no pudo evitar la sonrisa que se formó en sus labios. Solo una hora más
de viaje y llegarían a su destino.

(...)
Cuando Louis despertó no se encontraba en el auto, muy por el contrario... Estaba en su
habitación. Abrazando su almohada rosada y tapado con su manta de lana que conservaba de
cuando era un bebé. Se frotó los ojitos, eliminando el sueño y dio un enorme bostezo.

No tenía zapatos, pero no quería usarlos... Porque si no lo hacía Harry lo tomaría en brazos y lo
cargaría para todos lados para que no tuviera frío en los pies; por lo que salió de su habitación
usando solo sus medias azules con estrellas blancas.

Las risas y conversaciones se escuchaban claramente por lo que no demoró en comprender que
todos se encontraban en el salón de su casa. Caminó a paso lento, aun frotándose los ojos de
vez en cuando y bostezando. Al llegar fue recibido por la sonrisa de todos sus familiares quienes
no demoraron en saltar sobre él.

"¡Mi bebé!" Dijo una mujer que Louis amaba con su vida. Su mamá.

La mujer, llamada Johannah, rodeó a Louis con sus brazos y ambos se fundieron en un cálido
contacto. Las lágrimas aparecieron en los ojos del menor, extrañaba a su mamá. ¿Cómo no
hacerlo?

"Oh mi vida, no llores... Nos harás llorar a todos" Le dijo su mamá acariciándoles los cabellos.

Desde no muy lejos Harry observaba complacido como su pequeño novio se reencontraba con su
familia. Como fue abrazado por sus padres y sus tíos, sus abuelos y sus primos. Todos al borde
de las lágrimas... Preguntándole cómo se encontraba, que tal la universidad, encontrándolo más
adorable y alagándolo con cariño.

No le fue difícil comprender cómo es que Louis era tan hermoso y adorable al ver a su familia. En
ellos todo se remitía al amor y la protección. Algo que él nunca tuvo.

Y Louis no tenía zapatos... Tendría que cargarlo en brazos.

Cuando la conmoción se hubo calmado, Louis lo buscó con la mirada. Igual a un niño perdido en
medio de la calle. El mayor caminó unos pasos para poder envolver a su pequeño en un abrazo
pero se detuvo al ver una figura que no había visto antes llegar hasta Louis y abrazarlo. Sin
embargo, El menor no actuó como con su familia, no devolvió el abrazo. Se quedó tenso y
simplemente apretó los labios. Lo cual no le gusto a su novio quien apresuró el paso para llegar
hasta el menor.

"Joder, te he extrañado tanto Lou" Harry frunció el ceño cuando escuchó las palabras del chico y
tosió llevando su puño hasta la boca para disimular su incomodidad. El chico se separó de su
novio y le dio una mirada de pocos amigos a Harry. "¿Hola?"

"Hola" Respondió Harry sin intención alguna de caerle bien a ese chico. Moreno y algo apuesto...
Pero no tanto como él. "Carlos ¿verdad?"

"Sí, el mismo" El chico miró a Louis y sonrió extendiéndole su mano a Harry.

Louis vio cómo su novio se llevaba las manos hasta los bolsillos, ocultándolas y rechazando aquel
gesto amistoso de Carlos. Sintió un nudo en su estómago e inmediatamente se colocó al lado de
Harry quien sacando una mano de su escondite, lo rodeó por la cintura.

"Soy Harry, el novio de Louis" Dijo con sorna. Una expresión ganadora en su rostro. El amigo de
Louis apretó la mandíbula y asintió varias veces.

"Así veo... No me habían contado que Lou se echó novio" Sus ojos se fijaron en el menor quien
bajó la mirada y se acurrucó lo máximo posible en el mayor "¿Y has venido a pasar las
festividades con Lou?"

"Sí, sus padres me invitaron y Louis no quería separarse de mí, así que aquí estoy... ¿Cuál es tu
excusa?"

"No necesito excusa, soy su mejor amigo de toda la vida". Respondió con orgullo Carlos.

Harry iba a decirle unas cuantas verdades sobre lo que hacen y no hacen los amigos cuando
fueron interrumpidos por el padre de Louis.
"Harry hijo, ¿Quieres ayudarme con la parrilla? Si vas a ser mi sucesor tengo que enseñarte mis
secretos" El rizado sonrió de inmediato.

"Si por supuesto, déme unos segundos para ir a colocarle zapatos a este bebé y voy con usted"
Dijo al mismo tiempo que besaba una sien del menor.

"Si, sí. No hay problema... Estaré afuera" El hombre revolvió los cabellos castaños de su hijo y
desapareció dejando solo a los tres jóvenes.

Carlos fijó su atención en el menor, e ignorando la mirada asesina de Harry, le tomó la mano.

"Estoy feliz de que estés de vuelta, Lou".

Louis asintió con su cabeza, ruborizándose un poco e intentando no verse incómodo por la
situación. Sentía su garganta seca y su pancita le dolía... Necesitaba un té y un pastel, de
arándanos si era posible.

"Bueno amor, vamos a ponerte zapatos que te puedes resfriar" Dijo el rizado jalando a Louis y
rompiendo el enlace que mantenía con Carlos. Lo cargó con sus brazos al estilo nupcial,
ganándose palabras vergonzosas por parte de los presentes.

El pequeño alzó una mano y la movió despidiéndose de su amigo. Sabía que Carlos intentaría
hablar con él, pero no quería... No cuando aún no podía dejar de sentirse incómodo por lo
ocurrido con él.

Cuando estuvieron de vuelta en la habitación, Louis cerró la puerta y se lanzó en los brazos de
Harry que lo esperaban abiertos. Necesitaba una dosis doble de mimos y caricias...

"Te extrañé" Le dijo el mayor. Louis respondió acurrucándose aún más en su pecho. Quería
preguntarle a Harry como le fue conociendo a su familia, puesto que él se lo perdió por estar
durmiendo. "Tu familia es hermosa"
Louis sonrió y se alejó un poco para observar el rostro de su Harry, rogándole con los ojos que lo
besara. Necesitaba sus mariposas, en ese preciso momento.

Juntaron sus bocas unos eternos segundos, disfrutando de la gloria que les significaba el poder
besarse. Degustando los labios ajenos y la calidez que los embargaba al fundir sus bocas en una
sola.

"Vamos a poner zapatos en esos lindos pies, ¿de acuerdo?" Louis asintió y se sentó en la cama,
estirando uno de sus pequeños pies el cual fue tomado por Harry. El mayor estaba arrodillado
frente a él, colocándole una zapatilla con sumo cuidado, como si sus pies fuesen de cristal. "Ya
estamos".

El menor sonrió y mordió su labio inferior. Con sus pequeñas y delgadas manos tomó las mejillas
del rostro de Harry y lo acercó para un último beso.

"Te amo" Le moduló sobre los labios, ganándose una sonrisa de ensueño por parte del mayor.

"Deberías decírmelo toda la noche, de ser posible... Delante del tal Carlos, muchas veces".

El menor se separó y comenzó a mover sus manos "Te lo diré toda la vida".

Y eso fue el mejor regalo de Navidad que le pudo haber dado a Harry.

=================

7.

Harry observó la prenda de lana que sostenía con sus manos y no podía evitar recordar su
navidad pasada. En una suntuosa fiesta acompañado de una guapa chica a la que le cambió el
nombre unas tres veces aquella noche.
Siseó con la cabeza al mismo tiempo que una sonrisa traviesa se dibujaba en su rostro y sin
esperar más se colocó el jersey de lana con motivo navideño. Se observó tres veces al espejo y
acomodó su cabello por milésima vez. Al fin era el día de navidad y su novio estaba sufriendo una
especie de histeria navideña.

Se la había pasado horneando todo tipo de dulces con motivos navideños, decorando zonas de la
casa que ni siquiera deberían estar decoradas. Sufriendo ataques de pánico cuando se percataba
de que alguna luz del árbol no encendía. Harry simplemente se dedicó a abrazarlo y acurrucarlo,
reconfortándolo y limpiándole las lágrimas de los ojos.

Para su felicidad y completa dicha, Carlos no había tenido el atrevimiento de volver a aparecerse.
Así que nada, el moreno era solo una mancha oscura en sus recuerdos.

Salió de la habitación de invitados donde había estado "durmiendo" aquella semana y bajó las
escaleras mientras los villancicos navideños se dejaban escuchar desde el equipo de música del
salón principal. Un dulce aroma a jengibre y caramelo se impregnó en sus fosas nasales, lo que
guió sus pasos hasta la cocina.

En ella un suave y ajetreado chico se encontraba decorando un pastel navideño. Harry enarcó las
cejas al ver la perfecta disposición de la crema y los pequeños adornos en rojo y verde. Su chico
era talentoso.

Caminó hasta Louis y hundió sus firmes manos en la cintura del menor, besándole su tibia nuca.
El pequeño y delgado chico volteó levemente y depositó un tierno beso en la comisura izquierda
de los labios de Harry, para luego volver a su labor decorativa.

Amaba esos besos fugaces que siempre lo dejaban anhelando más. Amaba la suavidad de los
labios de Louis y como siempre olían dulce.

"Te tomas esto realmente en serio" Bromeó Harry caminando hasta el lavaplatos y mojando la
punta de un paño de tela que anteriormente había estado sobre la gran mesa central de la cocina.
Volvió hasta Louis y le sostuvo el rostro con una de sus manos. "Ven aquí dulzura. Tienes
glaseado en el rostro"
Louis inclinó su cabeza permitiéndole limpiar su mejilla y Harry depositó un beso al finalizar. Sería
un mentiroso si dijese que no estaba encantado con la forma en que todo había fluido esos días.
La familia de Louis era adorable y había conectado con ellos perfecta y armoniosamente.

Definitivamente era algo nuevo para él. Jamás se imaginó viviendo una navidad de aquella forma
tan hogareña. Viendo a su muy delicado, hermoso y adorable novio hornear galletas mientras
conversaba con el padre de este sobre trivialidades de la vida. Pasando las tardes con la familia
de Louis, todos reunidos en el salón principal jugando a las cartas, donde Louis demostró cuan
tramposo podía llegar a ser; le fascinó.

Harry estaba conociendo lo mejor de sí mismo y todo era gracias al chico de labios rosados y
mejillas tiernas. Porque con él todo era brillante y cándido, todo valía la pena.

Louis finalmente terminó, con una soberbia sonrisa triunfal en su rostro. Le señaló el pastel a
Harry con ambas manos. Algo avergonzado, con sus mejillas rojas y un mohín enternecedor
formándose en sus labios.

"Perfecto bebé. Simplemente perfecto" El menor apretó los labios y sonrió mientras llevaba el
pastel a la nevera. Se volteó para mirar a Harry y formó un círculo con su dedo índice y pulgar
indicándole a Harry que ya estaba completamente desocupado. El rizado revisó la hora en su
reloj de muñeca. Era medio día, tenían tiempo. "Entonces ve a cambiarte de ropa y nos vamos a
comprar los últimos regalos".

La madre de Louis apareció a los pocos segundos. Un amago de tristeza en su rostro y Harry
inconscientemente frunció el ceño.

"¿Todo bien?" Preguntó mientras Louis se colaba sobre sus brazos y asentía en dirección a su
madre. Indicando que él también estaba preocupado.

La mujer negó con la cabeza. "La abuela no podrá venir, Louis. Su salud ha estado delicada y ha
preferido pasar la navidad en casa".

El menor bajó la mirada y Harry apretó el agarre instintivamente. Sabía que los abuelos del menor
eran bastante mayores y que ya nadie esperaba que llegaran a la próxima navidad. Volteó el
menor por lo hombros y se encontró con sus hermosos e inocentes ojos, ahora nublados por la
tristeza y levemente vidriosos.

No, no quería ver esa expresión en el menor. Porque lo quería feliz, sonriendo y sonrojado. Lo
quería siendo consentido y algo egoísta.

"Amor, podríamos pasar a visitarlos luego de hacer las compras. Has hecho un montón de
galletas así que llevémosle algunas". Y dios, aquella tímida sonrisa que le regaló el estudiante de
literatura le llenó el pecho de paz. Louis sin pretenderlo, volvió a enamorarlo.

"Oh Hazz. Esto es tan hermoso de tu parte. Louis siempre fue el consentido de la abuela. Ella fue
la primera de todos nosotros en aprender el lenguaje de señas" La madre del menor se llevó
ambas manos al pecho y soltó un suspiro de adolescente enamorada. "Me recuerdan tanto a las
novelas de amor que leía en mi juventud".

Harry no apartó sus ojos de Louis, aquello significaría perderse el sutil rubor que se pintaba en
sus mejillas. Chocó sus labios con los finos y suaves del menor una última vez antes de
apartarse. Sintiendo aquella pérdida de calor.

"Anda. Ve a colocarte tu suéter. No pienso ser el único vestido así". Le guiñó un ojo y Louis salió
casi corriendo de la cocina con una enorme sonrisa traviesa en sus labios. "¡No corras!"

La mujer soltó una pequeña risita y negó con la cabeza.

"Mi hijo te adora Harry"

"Yo lo adoro a él" Tomó una galleta con forma de pino navideño y cubierta con chocolate blanco
"Y a ustedes"

"Oh basta de tanto halagos. Nos compraste desde que bajaste a Louis del auto mientras aún
dormía" Harry mordió la galleta entre risas. Aquel día su dormilón novio no despertó sin importar
cuanto lo moviera así que terminó por sacarlo del auto y cargarlo en un gallardo estilo nupcial
ante la incrédula mirada de sus padres. "Debo admitir que siempre pensé que terminaría siendo
novio de Carlos".

Harry comenzó a ahogarse con la dulce masa que había estado masticando. Tragó con dificultad,
tosiendo a medida que golpeaba su pecho.

"¿Ca-Carlos?" La mujer se encogió de hombros y le sirvió un vaso de agua.

"Si, ya sabes. Amigos de toda la vida y ambos con el mismo interés amoroso. Pensé que estaban
destinados a estar juntos" Harry bebió un sorbo de agua y tuvo ganas de estamparle el vaso en el
rostro. Ya no le caía tan bien la madre de Louis. "Pero ahora no puedo imaginarlo con otro chico
que no seas tú. Eres el gran amor de mi hijo".

Bueno, si le caía bien. La mujer era adorable siempre ¿verdad?

Tan solo debía convencerla de que las palabras Louis y Carlos no deberían existir juntas en
una misma oración. Jamás.

"Gracias. Aprecio mucho la confianza que me has demostrado. Como me han abierto las puertas
de su casa. Y quiero que sepas, que Louis es lo más importante de mi vida" Su voz era suave y
seria. Quería demostrarse perfecto. El más perfecto y jodidamente increíble novio que pudiese
existir.

Que ella tuviera presente por un largo tiempo que su hijo tenía un excelente novio y que era mejor
que Carlos. Mejor que cualquier otro.

El castaño apareció en la cocina vistiendo un jersey navideño igual al de Harry pero en color rosa.
Sí, ropa combinada para parejas. Sugerencia del menor y que Harry se vio obligado a aceptar
cuando un ruborizado y nervioso Louis le ofreció a cambio el mejor sexo oral de su vida cuando
volvieran a la residencia.

De tan solo recordar el avergonzado rostro de Louis cuando lo ofreció, sentía su miembro
endurecerse bajo la tela del pantalón.
¿Qué eran unas cuantas horas de humillación pública en comparación con cinco minutos en el
maldito paraíso?

"¡Se ven hermosos!" Exclamó la madre de Louis, soltando eufóricos aplausos. Harry frunció el
ceño intentando no verse emocionado, pero no era muy convincente cuando una soñadora
sonrisa escapaba de sus labios.

Sintió dos delicadas manos agarrar su brazo.

"Bien, bien. Vamos" Louis lo jaló hasta la salida, algo más emocionado que de costumbre. Harry
debía admitir que el castaño estaba increíblemente más desenvuelto desde que habían llegado a
casa de sus padres. Amaba esa faceta, oh bueno. Amaba cada una de las facetas del menor.

Amaba la manera en que se dejaba consentir por sus padres, luciendo como un niño inocente y
amaba la forma en que se revelaba en las noches, enviándole eróticos mensajes de texto a las
dos de la madrugada para que Harry se colase a escondidas en su habitación.

Amaba cuando Louis le gesticulaba que pusiera el seguro en la puerta y luego palmeaba a su
lado, acomodándose en la cama para poder hacerle espacio a Harry. Lo que no amaba era que lo
despertara a las seis de la madrugada y lo enviara devuelta a la habitación de invitados.

- -

El centro comercial estaba abarrotado de personas y para Harry fue imposible no percatarse de
las muchas miradas indiscretas de las personas que transitaban cerca de ellos.

A él en realidad no le importaba. Siempre se había considerado suficientemente hombre como


para poder caminar de la mano de su novio sin siquiera llegar a sentirse intimidado. Pero Louis
era distinto.

El pequeño caminaba con la vista fija en el suelo, apretando la mano de Harry con fuerza y
haciendo oído sordo a los comentarios, algunas veces despectivos, de las personas.

Para cuando entraron a la primera tienda, los rasgos de Harry ya se encontraban tirantes y una
mueca de disgusto pintaba su atractivo rostro. Como una sola persona volviera a hacer sentir mal
a su novio, terminaría acriminándose.

Fueron atendidos por una bonita morena que les regaló una cálida sonrisa. Buscaban un regalo
de pareja para los padres de Louis y ambos habían acordado que lo mejor era algo simbólico y
que pudiese adornar algún lugar de la casa.

"Mucho gusto, mi nombre es Fernanda. ¿Puedo ayudarlos en algo?" Louis asintió y llevó sus ojos
de cachorro hasta Harry, indicándole que debía ser él quien le dijera a la vendedora lo que
buscaban.

"Estamos buscando un regalo para los padres de mi novio. Queremos algo que sea elegante y
sobrio. Llevan muchos años de matrimonio y lo ideal sería que se asemejara a eso" El castaño
asintió emocionado y sonrió al mismo tiempo que mordía un extremo de su labio inferior.

"Si, por supuesto. Tenemos varias cosas que podrían gustarles. Síganme por aquí" La chica se
adentró en la tienda y Harry con Louis caminaron tras ella tomados de la mano.

Les mostró un adorno para centro de mesa, un juego de estatuillas de mármol, un lienzo con una
pareja caminando por el campo retratada en él, una hermosa maqueta de una casa con una
pareja bebiendo té al interior, todo perfectamente detallado.

Finalmente fue Louis quien se decidió por el regalo, terminaron comprando una esfera de cristal
con una base de madera opaca barnizada y tallada a mano. En el centro del cristal había una
detallada pareja danzando un vals y sus atuendos se asemejaban a la "Belle epoque" de Francia.
La favorita de la madre de Louis. Si le dabas cuerda, la pareja comenzaba a girar y una suave
melodía salía de la caja. Harry la reconoció de inmediato, Clair de lune.

Salieron con el regalo perfectamente envuelto y con la idea del almorzar algo ligero. Finalmente
terminaron comiendo en un pintoresco restaurante italiano.
"Entonces ¿Qué hacemos después de comer?" El menor enrolló una porción de fetuccini en su
tenedor y se lo llevó a la boca. Mientras masticaba movía sus manos. "Bien, entonces iremos
donde tu abuela"

Los lindos dedos pulgares de Louis se inclinaron hacia arriba y Harry sonrió en respuesta. Él
había comprado el regalo de navidad del menor con anticipación así que no estaba preocupado
por eso. Lo había mandado a hacer y aun cuando le había costado una pequeña fortuna, valía la
pena.

Comieron entre miradas coquetas y sonrisitas cómplices. Finalmente Harry se levantó para ir al
baño antes de pagar la cuenta. Iba levemente distraído por lo que no se percató de un cuerpo
casi tan alto como el suyo propio que iba a su encuentro.

Chocó con él y salió de su pequeño trance. Un joven de cabello negro, largo hasta los hombros y
liso lo observaba con fascinación. Su piel blanca y sus labios finos, con verdes ojos ocultos tras
un elegante marco rojo.

"¿Tú? ¿Pero qué estás haciendo aquí?" Preguntó Harry realmente confundido. Donde se
encontraban no era un sitio muy turístico como para que un antiguo ligue Canadiense estuviese
ahí. El chico ladeó su cabeza y sonrió con fascinación como si ver el rostro de Harry fuera lo más
increíble que podría haberle pasado.

"Esto debe ser el destino" Dijo a medida que se acercaba a Harry. El estudiante de ingeniería
retrocedió dos pasos. "¿Por qué te alejas? Sabes que no muerdo... fuera de la cama"

"Oh dios. Dime que no estas coqueteando conmigo" Murmuró tapando su rostro con ambas
manos y sonriendo entre dientes. Si, aquello le daba demasiada risa.

"Y tú dime que no estás usando ese horrible jersey de abuelo" Respondió señalando la
vestimenta de Harry.

El rizado bajó la mirada e inconscientemente sonrió. El primer sexo oral de su jodidamente


adorable y blandito novio. Cada día faltaba menos.
"Esto no es un jersey. Es una llave al paraíso" Respondió con una sonrisa socarrona. "Pero no
mas dicho que haces aquí. Pensé que habías vuelto a Canadá"

El chico mordió su labio y negó con la cabeza. Harry debía darle crédito porque era jodidamente
sexy y el primer chico que hubo terminado con él. Sí, ese bastardo tenía el gran honor de ser el
primer chico en terminar con Harry.

"Vine de vacaciones. La familia de mi novio está pasando la navidad y el año nuevo aquí"
Respondió encogiéndose de hombros.

"Oh pero vamos. Yo también vine a pasar la navidad con mi novio" El chico alejó su rostro y
frunció el ceño incrédulo. "Sí, tengo un novio formal y estoy enamorado. ¿Por qué todos
reaccionan así?"

El canadiense rodó los ojos y se acomodó el cabello tras la oreja. Harry mordió su labio inferior
porque mierda, le encantaba ese gesto.

"No puedes culparme. Es extraño, siempre pensé que serías del tipo que jamás tiene algo serio.
Pero me alegro por ti... Hubiera sido genial que pensaras de esa forma cuando estuvimos juntos"

"Hey, hablas como si yo hubiera sido un mal..." Harry guardó silencio buscando la palabra
adecuada y simplemente no la encontraba.

"Exacto, ni siquiera puedes decir novio porque cuando salías conmigo, lo hacías con dos chicos
más"

"Ouch, eso suena mal... Lo siento por eso"

"No, no lo sientes pero está bien" El chico negó con la cabeza y Harry frunció el ceño al ver una
pequeña marca violácea asomarse por el cuello de su holgada camiseta.
"¿Qué es eso?" Le preguntó señalando con la mirada. El chico palideció y retrocedió dos pasos.

"N-no es nada. Me picó un bicho, ya sabes que soy pálido y los mosquitos..." No alcanzó a
terminar cuando Harry lo tomó de la muñeca y lo jaló hasta el baño.

Al llegar le levantó la prenda de vestir y vio el tonificado torso del chico cubierto de hematomas.

"Hijo de puta..." Murmuró para sí mismo.

El canadiense se apartó, abrazándose a sí mismo y negando con la cabeza.

"Fu-fue una pelea ¿De acuerdo?" intentó justificar. "Yo también lo golpee y... No deberías meterte
en esto. No es de tu incumbencia"

"Mi padre golpeaba a mi madre" Soltó repentinamente Harry sin saber por qué. Aquello ni Louis lo
sabía. "Siempre la golpeaba y ella lo justificaba igual que tú"

"No lo estoy justificando" Respondió el chico entre risas. Estaba nervioso y temblaba un poco.

El estudiante de ingeniería se tensó por completo. Pero no insistiría... no en ese momento.

"Solo... si ocurre algo llámame" Sacó su billetera y de ella una pequeña tarjeta de presentación.
Las tenía para ocasiones especiales. "Sabes que seguirá haciéndolo"

El chico tomó la tarjeta entre sus temblorosas manos y salió del baño casi corriendo. El rizado se
apoyó en una fría pared mientras calmaba sus pensamientos. Él jamás podría ponerle un dedo
encima a Louis, el pequeño era su vida y dios... De solo imaginarlo golpeado sentía ganas de
llorar y de asesinar a alguien por partes iguales.

Volvió a la mesa donde Louis lo esperaba sonriente, pero aquella mueca de felicidad desapareció
al ver el rostro pálido de Harry.

"¿Ocurre algo?" Preguntó moviendo sus deditos con lentitud. "Te ves pálido"

El mayor negó con la cabeza. Tomó las manos de Louis entre las suyas y soltó un suspiro.

"Me encontré con un chico... al que conozco de mi época de soltero" Louis apretó los labios y bajó
la mirada. "Es un buen chico. Es algo así como Camille pero en versión masculina"

Guardaron silencio unos minutos y Harry soltó una mano de Louis para tomar un sorbo de agua.
Sentía su garganta seca.

"Lo nuestro no fue nada serio, de mi parte al menos. Él es originario de Canadá y estaba aquí por
estudios. Al parecer ha vuelto para pasar la navidad con la familia de su novio" El menor asintió
en silencio. Podía intuir que había algo más. "Su novio lo golpea. Tiene hematomas de los
golpes"

El menor frunció el ceño y su boca se abrió al mismo tiempo que un escalofrío le recorría el
cuerpo. Apretó las manos de Harry para que continuara hablando... Aquello era un acto
repudiable.

"Le di mi tarjeta y le dije que si algo ocurría me llamara. Dudo que lo haga... Las personas...."Su
voz se cortó de golpe y sintió como su boca se tornaba amarga. "Las personas abusadas... nunca
piden ayuda porque creen que merecen ser dañadas. Mi madre era una de esas personas"

Cuando Harry levantó la mirada, vio como las mejillas de Louis estaban empapadas en lágrimas.
Y si no fuera porque su corazón estaba siendo oprimido, se habría lanzado para besarle los labios
y secar sus lágrimas.

Louis soltó sus manos.

"Necesito que me abraces" Le dijo con señas y Harry se levantó, sintiendo sus piernas algo
ligeras. Levantó a Louis y sin importarles el lugar o las miradas ajenas, se acurrucaron en un
abrazo que ambos necesitaban.

Estuvieron así, con Louis sollozando en los brazos de Harry. Sintiéndose tonto porque él debería
estar consolando al mayor y no al revés.

Un mesero llegó y les preguntó si todo estaba bien. Genuinamente preocupado. Harry asintió y
pagó la cuenta antes de salir abrazando a Louis quien aún hipaba y sorbía su nariz.

Al llegar al estacionamiento ambos presenciaron una escena que los dejó momentáneamente
congelados. Un hombre jalaba del brazo con fuerza a un chico de cabellos negros y largos.
Gritándole horribles insultos y amenazándolo con una golpiza.

"Philippe" Susurró Harry y Louis entendió en seguida que se trataba del conocido de Harry. Se
soltó del agarre de su novio y sin comprender de donde salían aquellas fuerzas, corrió hasta el
brusco hombre, soltando el firme agarre con sus pequeñas y temblorosas manos.

El hombre se volteó en dirección a Louis, listo para propinarle un golpe pensando que había sido
el mismo Philippe quien había soltado el agarre. Pero no pudo hacerlo, antes de que su mano
estuviera en altura, ya se encontraba en el suelo con su labio roto y un encolerizado rizado
sacudiendo la mano.

"Eso fue por pensar en levantarle la mano a mi novio, hijo de puta" Soltó Harry Styles, rogando
porque aquel hombre se levantara y así soltar la rabia que lo había embargado.

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8.

Louis siempre esperó que la persona a la cual le fuese a entregar su corazón, supiera valorarlo y
pudiera corresponderlo de la misma forma.
Harry era por mucho, mucho, más de lo que esperó.

Era todo Harry, quien cuando recién comenzaban a conocerse, se desvelaba algunas noches
viendo vídeos y leyendo libros sobre lenguaje de señas para sorprender al menor al día siguiente.

Era la forma en que Harry bailaba esas extrañas canciones latinas en las mañanas mientras
preparaba café, tomando a Louis de las manos y obligándolo a seguir sus movimientos entre risas
y torpes vueltas; terminando siempre abrazados como si la música fuera una lenta balada. Con el
aroma del café envolviéndolos y la sensación de añoranza por volver a repetirlo la mañana
siguiente.

La manera en que siempre le besaba la frente una última vez antes de separarse en la
universidad, incluso antes de que fuesen pareja. Alargando el tiempo y despidiéndose siempre
con la promesa de que se verían luego. Retrocediendo en sus pasos y no volteando hasta que
fuese necesario. Regalándole el brillo de sus ojos a Louis quien ni siquiera podía ver si había
alguien más que ellos dos en ese momento.

La forma en que el mayor soltaba un sinfín de ridículos chistes sin sentido que terminaban por
sonsacarle una risa a Louis y que de alguna forma, siempre desencadenaba en bromas de índole
sexual y pequeñas caricias robadas. Corazones acelerados y respiraciones agitadas.

La alegría con que acompañaba a Louis de compras y le preguntaba si le gustaba más la


fragancia de vainilla o miel, aun cuando seguramente a Harry le daba igual a que olería el
aromatizante para los pequeños cactus bebés que el rizado tenía en el balcón.

Él no solo tenía un novio, tenía un amigo y un compañero. Alguien con quien poder acurrucarse o
simplemente sentarse frente a la tv para jugar videojuegos. Uno que algunas veces llegó con sus
nudillos maquillados torpemente para ocultar lo que el castaño sabía, había sido una pelea con
alguno de los imbéciles que se divertían acosándolo.

Quizás es porque sabía el valor del hombre del que estaba enamorado que no le sorprendía verlo
ahí, frente a un sollozante chico con la intención de consolarlo sin mucho éxito, pero no
rindiéndose a pesar de que Philips lo ignoraba por completo.
"Ya Phil, sabes que nada de esto es tu culpa" Le sobaba la espalda mientras el chico recargaba
su cabeza en el hombro de Harry y limpiaba su nariz con una servilleta. "Nadie va a juzgarte. Tú
no has hecho nada mal ¿de acuerdo?"

Louis los observaba, sentado frente a ellos. Limpiando sus propias lágrimas y poniendo en orden
sus pensamientos y emociones. Jamás había presenciado un caso de abuso, aun cuando había
leído incontables novelas que incluían violencia de pareja en la temática principal.

Todo había pasado tan rápido que no tuvo tiempo de asimilarlo en el momento. Su cuerpo
corriendo hasta el abusador, intentando que soltase al pobre chico y luego Harry lanzándolo al
suelo de golpe.

El personal de restaurante saliendo al escuchar los gritos del canadiense y el infeliz pedazo de
basura humana amenazándolos frente a todos. El gerente del restaurante llamando a la policía y
provocando que el abusador se fuera entre maldiciones y amenazas.

Y luego ellos dos con un sollozante Phillips, caminando hasta una cafetería cercana y acogedora
para poder reconfortar al chico.

Si Louis dijera que el canadiense no era guapo, sería la mentira más vil de la humanidad. Era por
mucho superior a cualquier otro chico que hubiese visto, demasiado hermoso y a su vez, endeble.

El chico se sacó los lentes y limpió por centésima vez las lágrimas de sus ojos con el borde de la
manga del suéter. Lentamente comenzaba a calmarse, asintiendo a las palabras que Harry
murmuraba con la esperanza de tranquilizarlo.

"No tienes que sentirte mal por llorar, cariño. Esto es una mierda y estás en tu derecho de dejar
salir todo" Harry le dio una mirada a Louis quien se inclinó y presionó su rodilla con los dedos de
una mano. Intentando esbozar una sonrisa y en cambio, haciendo una extraña mueca con su
boca. "¿Quieres otro té?"

El chico negó con la cabeza y soltó un errático suspiro. Levantó su vista a Louis, recorriéndolo
con los ojos y luego sonriendo.
"¿E-eres el novio de Ha-Harry?" El castaño asintió, no sabiendo si escribir en su libretita o dejarle
a Harry toda la presentación "Lo siento, por todo esto"

El menor miró a Harry con el ceño fruncido, un ruego silencioso para que le dijera al chico
canadiense que todo estaba bien. Aguantando las ganas que tenía de abrazar al desconocido
chico porque... Porque nadie debería tener que pasar eso en su vida.

"Phil, de verdad no tienes que disculparte. Estamos aquí por voluntad propia..."

"L-lo sé, es que... Es navidad y seguramente ustedes estaban en una cita y aparezco yo, un
antiguo e insignificante amante con su novio abusivo y les arruina todo... Soy una mierda".

El chico cubrió su rostro y ante el lento pestañeó de Louis, Harry se volteó para encerrarlo en un
abrazo.

"Ya, no digas estupideces. No eres insignificante, nunca lo fuiste. Sabes eso y sabes que no has
arruinado nada" Louis bajó la mirada, respirando pausadamente en un intento por tranquilizar el
tirón en su pancita.

¿Celos?

No. Estaba bastante lejos de eso, pero escuchar a una persona denigrarse a sí mismo
llamándose insignificante era doloroso. Él jamás podría decir que se sentía insignificante para
Harry, ni siquiera podría pensarlo.

Se tenía amado y protegido, se sentía seguro de cada palabra de amor que el rizado le decía.
Sentía un desborde de felicidad cada minuto que compartían y sabía que era importante para su
novio, imposible no saberlo cuando Harry se lo repetía todo el tiempo y se lo demostraba cada
día.

"E-está bien, lo siento... Yo solo, estoy un poco sensible con todo lo que pasó"
"Eso es perfectamente normal" Harry rompió el abrazo y se percató de Louis quien escribía
apresuradamente en su libreta. "¿Qué ocurre, amor?"

El castaño lo ignoró unos segundos y luego le entregó la libreta al rizado quien leyó el mensaje
con sutileza.

"¿Qué hará para navidad? No puede volver con el imbécil. ¿Por qué no lo invitas a mi casa? A mi
mamá no le molestará y estaré más tranquilo si podemos cuidarlo. ¿Te molesta? Por favor, no
digas que no... Te amo"

Harry sintió un tirón en sus labios. Si, estaba sonriendo y era imposible no hacerlo al ver la
calidad humana de su chico. Estaba sentado frente a él, tan paciente y preocupado. Con sus ojos
vidriosos y sus labios rosados algo hinchados de tanto que los mordisqueaba.

Seguramente aterrado por lo ocurrido pero aparentando fortaleza ya que había alguien en peor
estado que él. Ignorándose a si mismo por el bien de un desconocido... ¿Cómo podría no amarlo?

Harry carraspeó y levantó su mano en dirección al menor quien le correspondió de inmediato,


alargando su brazo y colocando la punta de sus dedos sobre la palma extendida de Harry.

"Te amo" Susurró el rizado. Besando el dorso de la mano de Louis sin quitarle los ojos de encima.
Volvió su vista al chico, sin soltar la mano de Louis, por el contrario, la tenía sujetada con fuerza.
"Louis y yo pensamos que sería buena idea que... que no volvieras a la casa del imbécil. Puedes
pasar navidad con nosotros, seguramente será un poco ruidoso porque la familia es grande pero
será mejor que estar en el mismo lugar que un infeliz quien te ha dañado tanto"

Phil bajó el rostro y negó con la cabeza. Las lágrimas volviendo a aparecer en sus ojos.

"Yo, yo había pensado en devolverme a Londres y quedarme en casa de mis antiguos


compañeros de universidad. Sé que sus intenciones son buenas pero... en este momento lo único
que quiero es alejarme un poco" Se encogió de hombros y sorbió su nariz. "Creo que ya no puedo
seguir negando que mi relación está destruida... No sé cómo llegué a esto, no sé. Trato de
recordarlo pero no lo sé"

"Tranquilo Phil, no pienses en eso ahora. No puedo decirte que dejes al patán, pero sí puedo
decirte que él seguirá haciéndolo, seguirá abusando, siendo violento y lo sabes. Ya no es la
persona que conociste y la relación de ambos jamás volverá a ser lo que fue. Es cruel y lo sé,
pero la verdad es la única puerta que abre caminos y ahora necesitas un camino diferente"

El chico nuevamente estalló en llanto y Louis apretó la mano de Harry.

"Dios, lo sé... Lo he sabido todo este tiempo pero, solo, solo pensé que era una mala racha.
Todas las parejas tienen problemas y pensé, bueno este sería nuestro problema"

"Te estabas engañando a ti mismo"

"Puede que sí, pero realmente creí que se terminaría en algún momento..."El chico se levantó y
acomodó el cabello tras su oreja. Harry sonrió con tristeza, era irreal que alguien tan altivo y
confiado como Phil fuese la clase de persona que acepta abusos y golpes "Uno no elige de quien
enamorarse ni cuando dejar de estar enamorado"

Louis se levantó y tomó el rostro del chico con ambas manos, acunándolo y obligándolo a
enfrentar sus ojos.

"El amor no es la excusa para dejarnos lastimar" Fue modulado por su pequeña boca, lento y
pausadamente. El canadiense asintió, no respondió nada más.

Intercambiaron unas cuantas palabras más. Philippe Les prometió que contactaría a Harry
cuando llegara a Londres y que no volvería con su novio. Harry no le creyó puesto que sabía,
siempre volvían con el abusador. Sin embargo, no dijo nada, le regaló un último abrazo y junto
con Louis, vieron al chico marchar.

(...)
El aroma del vino llegaba a las fosas nasales de Harry quien se encontraba sentado en un sofá
con Louis en su regazo y su mano libre sosteniendo aquel dulce espumante.

Ya eran más de las dos de la madrugada y luego de haber tenido una increíble cena navideña,
conversar un poco, disfrutar de algunos juegos navideños y probar el increíble pastel de Louis,
todos se habían ido a dormir.

Todos menos la joven pareja que se encontraba acurrucada frente a la chimenea, cuyas brasas
de gradientes bergamotas y rojizos mantenían el lugar tibio y acogedor.

Louis dejaba suaves besos en el cuello de Harry quien sonreía perezoso, el sueño y el vino
comenzaban a hacerle efecto. Había sido un día ajetreado, era normal sentirse exhausto.

"¿Crees que ya deberíamos intercambiar presentes?" Preguntó antes de verse vencido por el
sueño.

Ambos habían acordado que lo harían a solas, preservando aquel momento en la intimidad ya
que era la primera navidad que pasarían juntos.

Louis se despegó y lo miró con ojos relucientes y expectantes. La emoción estaba retratada en su
rostro y Harry solo pudo sonreír por ello.

"Bien, veo en estos ojitos-" Tomó la nariz de Louis con su pulgar e índice y la apretó "Que alguien
está ansioso por recibir más regalos. Así que iré a mi habitación a buscar el tuyo"

Palmeó un muslo de Louis para que se levantara de su regazo y el chico lo hizo de inmediato,
como si hubiera sido un resorte.

El mayor bebió el resto de su vino y presionó un beso con sabor a alcohol en los labios de Louis
antes de desaparecer escaleras arriba.

Cuando se vio completamente solo, Louis corrió torpemente al estudio de su padre y de un


imponente estante sacó una pequeña cajita cuadrada, envuelta en un elegante papel negro
metálico con adornos navideños en dorado.

Mordió su labio inferior, las molestas mariposas de su pancita parecían más emocionadas de lo
normal y bueno, no podía culparlas. Era el primer regalo que le haría a su novio.

Cuando volvió al salón vio a Harry parado a un lado del árbol, revisando su celular con el ceño
fruncido y una expresión concentrada. Seguramente algún correo de la universidad.

Louis rodó los ojos y caminó hasta él para arrebatarle el teléfono. Su novio solo le sonrió y
susurró un suave "disculpa" antes de sentarse en el sofá de tres cuerpos y palmear a su lado
para que el menor se sentara a su lado.

"Bien, yo voy primero ¿de acuerdo?" Louis asintió y sus mejillas se sonrojaron al tener la mirada
de Harry fija en él. Era increíble, incluso usando un suéter navideño y holgados pantalones de
chándal parecía un jodido modelo. "La verdad, estuve volviéndome loco durante semanas al
buscar tu regalo y espero que te guste"

De la mesa de centro tomó un adorable envoltorio color rosado con pequeños hombres de nieve
estampados en él. Louis sintió sus manos temblorosas al recibir la bolsa y tenerla frente a sus
ojos. Mordió su labio inferior y miró a Harry con timidez antes de abrir el pequeño broche que
mantenía los dos extremos de la bolsa, cerrada. Deslizó sus delgados dedos con cuidado, su
corazón latiendo frenético por la emoción.

Sus ojos se abrieron con exageración y su boca formó una pequeña "o" al tener el regalo de
Harry frente a él. Un estuche de terciopelo alargado, el logo de la marca Cartier en toda la
superficie, escrito deliciosamente con letras doradas.

Miró a Harry, perplejo y sin saber realmente como continuar. Las lágrimas ya se agolpaban en
sus ojos y eso que aun ni abría el estuche.

"Vamos bebé, abre tu regalo" Lo animó el mayor, seguramente tan nervioso como Louis.
Y el menor obedeció, con movimientos delicados y ojos vidriosos. En el interior del estuche había
un hermoso bolígrafo de oro rosa con pequeños detalles grabados en él. Louis lo tomó con
extremo cuidado, temeroso de romperlo.

"¿Te gusta?" Preguntó un tímido Harry. Louis no pudo responder, simplemente se encogió de
hombros y parpadeó, provocando que las lágrimas atrapadas en sus ojos pudieran finalmente
descender por sus mejillas. Miró a Harry y movió sus labios.

"Es hermoso. Me encanta, gracias"

Harry finalmente botó un suspiro, eliminando la tensión que se había acumulado en sus hombros
por la expectación. Realmente había pensado mucho en el regalo y al final había optado por algo
más simbólico. Sabía que Louis adoraba escribir en papel, que era un romántico de los antiguos.
¿La prueba? Las pequeñas cartas de amor que pillaba algunas veces entre sus apuntes de la
universidad.

El menor guardó su regalo y dejándolo nuevamente sobre la mesa, se estiró para tomar el rostro
de Harry, repartiéndole decenas de pequeños besitos en los labios. Sintiendo como sus mejillas
eran secadas por los pulgares de Harry. Louis rompió el momento alejándose un poco, mirando el
regalo que él había preparado.

"¿Ese es mi regalo?" Preguntó al ver el paquete cuadrado encima de la mesa de centro. Louis
asintió y se lo entregó a Harry quien sonrió como un niño pequeño. "Vale, estoy muy emocionado.
Hace mucho que no recibo regalos"

Louis quiso preguntarle cómo era eso posible, pero prefirió mantenerse en silencio. Habían sido
demasiadas historias tristes para un solo día.

"Wow... Esto e-es, no me lo creo. Lou, amor..." Harry tenía en sus manos un estuche metálico y
en su interior había dos pulseras a juego, cada una tenía grabada un nombre y una fecha. "Es
increíble, ¿es para nosotros, verdad?"

Asintió con tanta fuerza que le dolió el cuello y sin esperar más, tomó una cuyo grabado decía
"Destino de Louis Tomlinson" y la fecha del día que se conocieron.
Levantó una mano de Harry y lo miró a los ojos antes de modular una pequeña frase...

"Sin importar lo que ocurra el día de mañana, siempre volveré a ti porque eres mi destino, Harry"
Dicho esto, colocó la pulsera en su muñeca, de cuero negro con la placa metálica al medio.

El mayor sentía ganas de llorar, algo que realmente no había sentido en años. Todo en su interior
era una marejada caótica, al punto de aterrarlo. Estaba en un punto que dudaba poder seguir
respirando si no tenía a Louis a su lado, ya no era solamente una sensación suave y hermosa.
Era una necesidad imperiosa tenerlo a su lado, cuidarlo y amarlo.

Esperó unos segundos a que la tormenta descendiera, agradecido de que Louis respetase su
desasosiego. Tomó la otra, cuyo grabado decía "Destino de Harry Styles"

"¿Sabes cómo me siento?" Preguntó mientras colocaba la pulsera en la delicada muñeca de


Louis. El menor negó con la cabeza y sonrió tímido cuando Harry besó el dorso de su mano.
"Siento como si estuviéramos contrayendo matrimonio a escondidas. Siento que debo jurar en
este mismo instante que estaré a tu lado toda mi vida, que te apoyaré en los momentos difíciles y
cuidaré cuando te enfermes de la pancita por comer muchos dulces. Que te respetaré y seré fiel
por sobre todo, que amaré cada parte de ti y que sin importar lo que ocurra el día de mañana,
también volveré a ti, porque tú también eres mi destino"

Louis fue consciente de cómo el mundo desapareció para ellos. Y cuando finalmente se pudo
responder una pregunta que todo ser humano se hacía al menos una vez en su vida, después de
darle un significado a la palabra amor, sintió que debía responder. Usando todo aquello que la
vida le había regalado por no tener voz...

"Acepto"

FIN
Lo se, lo se, yo también estoy triste pero este es el final de este hermoso fic y me ha
ENCANTADO.

Muchas gracias a Roo por dejarme adaptar está historia, gracias, gracias, gracias, no sabes
realmente cuanto ame este fic(Na, realmente creo que si te haces una idea), y fue unos de mis
primeros fic wigetta, realmente amo todo lo que escribes, y recuerda nunca hacer caso a esas
personas que hacen menos tu trabajo, sólo es gente envidiosa, que a ti te guste y estés
satisfecha con tu trabajos es lo importante, ya te lo he dicho. Bueno, dejo mi carta de amor hasta
aquí xd.

Muchas gracias igualmente a ustedes por leer, me alegró que les haya gustado el fic, enserio. Las
amo.

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EPILOGO.

Los rayos del sol se colaban entre las cortinas de velo blanquecinas, envolviendo su cuerpo
mientras leía la última edición de su libro. Se encontraba sentado en el umbral de la ventana, un
espacio lo suficientemente grande para él ya se asemejaba a un pequeño rincón, rodeado de
almohadones.

Era un día frio, por lo cual aquellos rayitos de sol eran más que bienvenidos. No era como si le
molestara el invierno, incluso podría decir que lo amaba. En invierno nunca faltaban excusas para
hacer sus actividades favoritas como hornear enormes cantidades de pasteles, decorar la casa
con motivos navideños o simplemente quedarse en cama viendo maratones de viejas películas.

"Hey, Hola. Te estaba buscando" Sacó la vista de su libro, curvando la comisura de sus labios al
sonido de esa voz. Al voltear su rostro, lo vio en el marco de la puerta, con sus brazos cruzados a
la altura del pecho y una enorme sonrisa que mitigaba el cansancio de su rostro. Con delicadeza
cerró su libro y lo dejó descansar sobre una almohada, poniéndose de pie y caminando hasta el
hombre quien inmediatamente lo agarró de la cintura.
Movió sus deditos, generando las palabras que no podían salir de su boca "¿Te aseguraste de
que se subieran al avión?" Preguntó haciendo referencia a sus padres quienes se habían
marchado ese día, luego de pasar las festividades navideñas con ellos.

"Absolutamente y prometieron que llamarían apenas llegaran a casa" Ante su respuesta, Louis
apoyó sus manos en el pecho de su esposo y cerró los ojos para juntar sus labios en un beso.
Sintiendo como en su pancita, las ahora más adultas mariposas, seguían haciendo sus estragos.

Harry no demoró en tornar aquel tibio y suave beso en uno hambriento y duro, apretando al
menor con fuerza mientras le recorría la cavidad bucal con la lengua. Podrían pasar los años,
pero habían cosas que jamás cambiarían.

Se separaron cuando el aire comenzó a faltar, con un Louis de mejillas sonrosadas y labios rojos
e hinchados, con un Harry sonriente y triunfal. "Te extrañé" Le susurró al oído, Harry y Louis
mordió su labio inferior en respuesta.

Nadie les creería que luego de diez años seguían siendo los mismos empalagosos y cursis que
se conocieron en la universidad. Con algunos cambios, claro está... Porque con los años
abandonaron el título de novios y con una boda por todo lo grande, adquirieron el honorifico de
esposos.

No fue tan fácil como muchos habrían de imaginar, al menos no para ellos quienes se vieron
separados cuando Harry obtuvo su título universitario y una increíble oferta laboral para trabajar
en Estados Unidos durante tres años. La separación de continentes, les costó algunas peleas,
lágrimas y palabras hirientes que prometieron no volver a decirse. Se extrañaron demasiado, se
lastimaron en el proceso, intentaron dejarlo porque el peso de llevar una relación a distancia los
estaba consumiendo. Louis apenas si tenía tiempo para algo además del estudio, Harry apenas si
podía abandonar su oficina, Camille... Pues ella era quien cargaba los pañuelos para su
compañero de departamento ya que al irse Harry, le pidió a Camille que se quedara con Louis y
así fue.

Al principio Louis pensaba que se ahogaría en sus propias lágrimas o que moriría deshidratado ya
que su anhelo por Harry trascendía de una simple relación amorosa. No era solo su novio, era su
compañero, su mejor amigo, su familia, su pilar en momentos difíciles y ya no estaba con él. Para
mitigar el dolor y siguiendo el consejo de Camille, se adentró por completo en la creación de una
obra literaria, la cual daría frutos algunos años después.
Y si Louis estaba mal, Harry estaba viviendo un infierno. Un país dónde no conocía nada, un
ambiente laboral cuya competitividad rozaba lo insano, colegas codiciosos y sucios que no
recabarían en un hundir al contrario. Todo eso, lo tuvo que afrontar completamente solo. Sin
importar cuanto confiase en su pareja, no podía atocharlo con sus problemas ya que bastante
tenían afrontando el distanciamiento.

Fue así como luego de un año y medio intentaron dejarlo, darse un tiempo para ver cómo les
funcionaba estar separados. Aquella idea terminó con un sollozante Louis en el aeropuerto de los
Ángeles y un desesperado Harry en el aeropuerto de Londres, al mismo tiempo, el mismo día que
decidieron terminar. Con una Camille histérica que gritaba "renuncio" por toda la facultad.
Naturalmente se reconciliaron y Louis tomó una enorme decisión al aplazar sus estudios, cerrar
su periodo universitario para quedarse con Harry en los Ángeles hasta que ambos pudiesen
volver a Londres.

Harry se negó, Camille se negó, la familia de Louis se negó, el papa se negó. Louis hizo oídos
sordos a cada una de esas negaciones y armó sus maletas para emprender su viaje. Su rizado e
ingeniero novio, no pudo disimular ni un poco la alegría que le implicó tener a Louis con él, era
como si todos sus problemas laborales dejasen de importar, en realidad dejaron de importar.
Retomaron su rutina y Louis encontró un montón de actividades para hacer en su tiempo en los
Ángeles. Acostumbro a estar ahí, incluso mejor que Harry; terminó su libro y sacó su licencia de
conducir. Naturalmente todo su tiempo libre y su vida relajada desapareció por completo cuando
volvieron a Londres donde tuvo que retomar sus estudios y trabajar para pagarlos ya que al
abandonar, hubo perdido la beca. Sí, Harry se ofreció a pagarlos pero Louis se negó
rotundamente ya que bastante mal se sentía por haber vivido más de un año a expensas de Harry
en los Ángeles y la idea de obtener un trabajo más que disgustarle, le encantaba.

Pero de aquella época, donde vivieron un montón de nuevas experiencias, donde conocieron un
montón de personas, donde ambos cometieron errores, ya habían pasado varios años...

Y ahora, en una enorme casa, decorada en su mayoría por Louis, de muchas habitaciones, con
tres perros y un canario, pasaban su día a día. Los años caían uno tras otro y tanto Harry como
Louis cambiaban, física y mentalmente.

Lejos quedó la época donde todo era rosa y menta pastel, ahora Louis lucia ropa más sofisticada
y sobria; gran parte era debido a su trabajo. Harry por su parte vivía en trajes formales, con
camisas ceñidas al cuerpo y elegantes corbatas. Ya no eran jóvenes locos y alborotados,
teniendo sexo a cualquier hora del día y probando cuanta ridiculez se les apareciera frente a sus
ojos. Habían crecido, tan simple como eso.

Pero, habían cosas que nunca cambiarían y tanto Louis como Harry se encargaban de eso. Es
por ello, que esa propuesta indecente que Louis ofreció en su primera navidad juntos pasó a ser
una tradición de cada año y era el motivo de que Harry estuviese tan feliz de que sus suegros se
hubieran ido luego de pasar la navidad con ellos en casa.

Una vez al año, al finalizar la navidad su esposo Louis dejaba todo su pudor de lado y se
transformaba en algo así como un lázaro adicto al sexo en celo. Y le hacía el más increíble sexo
oral del mundo. ¡Una maldita vez al año!

Lo cual era una tortura sí, pero al mismo tiempo había cierto morbo, deseo, anhelo, tan grande
que les provocaba esa tortuosa tradición, que lo habían mantenido durante ya diez largos años.

Louis delineó los renos navideños del, a ojos de Harry, horrible suéter navideño y se mojó los
labios con la punta de su lengua. Finalmente solos, sin su familia, sin Camille y sus dos adorables
hijos gemelos, sin Philippe y su muy demasiado honrado novio al que conoció en un seminario de
yoga...

"Entonces... ¿Puedo sacarme este suéter o la tortura durará un poco más?" Preguntó Harry al ver
como Louis estaba perdido en sus pensamientos.

El delicado chico cuyas mejillas estaban violentamente teñidas de rojo asintió con una sonrisa
pícara. Separándose de Harry y comenzando a desabotonar su camisa de seda en color hueso,
manteniéndole la mirada fija a los dilatados ojos de su esposo.

"Oh bebé..." Harry sintió su garganta secarse al ver como Louis deslizaba la prenda de ropa por
sus hombros y brazos. Tan hermoso como la primera vez que lo vio, tan suyo como lo fue desde
la primera vez que se besaron. Porque sin importar que ropas usara, sin importar los años, seguía
siendo él, su Louis suave y frágil, delicado en cada uno de sus movimientos y soñador como solo
él podía serlo.
Louis caminó, hasta quedar al lado de Harry, pero en dirección contraria. Volteó su rostro y
estirando su rostro, le presionó un beso en la barbilla antes de darle una nalgada que hizo al
mayor saltar. Harry sonrió negando con la cabeza, volteándose para poder observar como su
esposo se dirigía a la habitación de ambos, contorneando sus caderas con sensualidad y
despojándose de su ropa restante en el camino.

"Joder..." Harry no demoró en sacarse el suéter, casi con desesperación. Sus manos torpes lo
ayudaban como podían y perdió el equilibrio más de una vez en su intento de sacarse los zapatos
dando brinquitos en un solo pie.

Llegó a la pieza entre jadeos, definitivamente debía retomar el gimnasio. Louis se encontraba
esperándolo de rodillas en la cama, vistiendo nada más que una pieza de encaje para cubrir su
entrepierna. Hábitos que no cambiaban...

Harry desabrochó la correa de su pantalón y se relamió los labios mientras le agradecía a todos
los cielos por la invención de la navidad. Casi tuvo un ataque cardiaco al ver como Louis
descendía de la cama y quedaba inocentemente sentado en el suelo de rodillas, con sus palmas
extendidas sobre el suelo, entre sus dos muslos. Batiendo sus densas pestañas igual que un niño
al pedir un dulce.

Caminó hasta su esposo y llevó un pulgar a la boca este el cual fue succionado de manera
inmediata, deleitándose con la suavidad de la lengua de Louis, con el calor de su boca que podría
derretir cualquier caramelo.

Louis levantó sus manos, tan delicadas como siempre y con movimientos diestros, ya
acostumbrados a la labor, desabrochó el pantalón de Harry y lo bajó hasta la línea de sus glúteos.
Cuando Harry retiró su pulgar, Louis acercó la boca a la tela de su bóxer, tironeando de esta con
sus dientes.

La cabeza de Harry se inclinó hacia atrás cuando Louis dejó su dura, erecta y gruesa hombría al
descubierto, envolviéndola con una mano mientras repartía húmedos besos en el rededor de su
ingle.

"Mi-mierda, todos los días debería ser navidad" Se las arregló para decir. Sus manos se
colocaron sobre los, ahora más largos, cabellos de Louis y con su actitud dominante que lo
caracterizaba, hundió sus dedos en ellos, apretándolos y sacándole un quejido placentero al
castaño. "¡Dios!" exclamó sin poder controlarlo cuando el menor deslizó la punta de su lengua por
una marcada vena en el miembro de Harry.

Bajó la mirada en el momento justo que Louis abría la boca e introducía su miembro en ella,
ahuecando las mejillas y moviendo la lengua con perfidia. Un maldito año y finalmente podía
volver a sentir aquella delicia, aquella calidez. Podía volver a sentir la espesa saliva de Louis, que
se le escurría por los labios a este mientras movía su cabeza intentando abarcar toda la longitud
de Harry, soltando gemidos mudos.

Sentía que se derretiría de placer y no fue consiente de cómo sus propias manos comenzaban a
marcar el ritmo de las succiones de su esposo, instándolo a tomar todo. Louis gemía de rodillas,
levantando la vista y encontrándose con los ojos opacos de Harry, tan lujuriosos como siempre.

Su preciosa cara de porcelana estaba teñida en matices rojos, con sus ojos vidriosos, aguados
por las embestidas que Harry le daba a su pequeña cavidad bucal. Se sentía tan sucio y
excitante, con el sabor del presemen de Harry, con su saliva amontonándose y escapando de su
boca, con su propio pene humedeciéndose y rogando por atención.

"Mierda, podría vivir de esto" Cerró los ojos cuando Harry aceleró el ritmo, haciéndole hormiguear
la boca por completo. Llevó una mano hasta su miembro quien reaccionó feliz a sus propios
toques; realmente necesitaba masturbarse. Succionó con más fuerza, presionando su lengua en
el glande de Harry y ganándose un gruñido de placer por parte de él. "Boo, vas a tragarlo todo,
¿verdad?"

Louis asintió con desesperación, realmente lo quería. El saber que en cualquier momento Harry le
llenaría la boca de sus calientes fluidos le hacía cosquillear la entrepierna. Se removió extasiado
por la sensación juguetona de sus propios dedos en su hombría, un pequeño placer culpable,
masturbarse mientras le practicaba sexo oral a su esposo... ¡Que lo encarcelen!

"Muy bien, esa es mi princesa" susurró con voz seca y pastosa. Comenzó a ayudarse con su
pelvis, balanceándola para poder follar con más dureza la boca del castaño, haciéndolo
atragantar por la rapidez y profundidad de las embestidas. Harry cerró los ojos y crispó los dedos
al sentir ese conocido calor en su abdomen bajo. No le avisó, solamente presionó una última vez
sobre los cabellos del menor y dejó escapar su orgasmo.
Las lágrimas abandonaron el rostro de Louis y su quijada se tensó al sentir el semen de Harry
llenarle la boca. No demoró en comenzar a tragar, moviendo su lengua con entusiasmo para
tomar hasta la última gota de aquel caliente fluido.

Movió su mano con insistencia en su propia erección, apretando con fuerza e inclinándose hacia
adelante al llegar al clímax.

Se separó de la entrepierna de Harry limpiándose los labios con el dorso de su mano y sonriendo
al ver como Harry se sentaba en la cama y se desplomaba de espalda. De un movimiento llegó a
su lado, sentándose a horcajadas del rizado.

"Eres increíble, Princesa" Murmuró con la respiración entrecortada Harry. Acariciando la mejilla
caliente y húmeda del chico. Louis se encogió de hombros con un gesto de arrogancia que le
sacó una sonrisa al mayor.

Louis se inclinó hacia adelante y juntó sus labios con los de Harry, siendo abrazado por este y
rodando en la cama lo que les hizo cambiar las posiciones.

"Te amo" Le susurró Harry en el beso.

"Yo también te amo" Respondió modulando con los labios y aun cuando Harry no leyó sus labios,
supo que lo entendió.

Porque Harry no necesitaba oídos para escúchalo ni él necesitaba una voz, porque ellos
hablaban con algo más que sus bocas, ellos hablaban con el corazón y ese... ese es imposible de
enmudecer.

El corazón grita lo que las bocas callan y los ojos son quienes lo demuestran.

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