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ALEMANIA

XV

1452–1454 Imprenta
El inventor de la imprenta con tipos móviles, Johannes Gutenberg (aprox. 1400-1468),
imprime la Biblia por primera vez en Maguncia en una edición de unos 180 ejemplares.
Antes, todos los documentos eran escritos a mano, por lo que eran muy caros y solo estaban
al alcance de unos pocos.

1493 Ascenso de la Casa de Habsburgo


El ascenso de la Casa de Habsburgo comienza con el reinado de Maximiliano I. Durante
siglos fue una de las familias nobles dominantes en Europa Central y de ella provinieron la
mayoría de los emperadores y reyes del Sacro Imperio Romano de la Nación Alemana
(llamado así desde finales del siglo XV) y de 1504 a 1700 los reyes de España. Los
Habsburgo deben su nombre a su sede originaria, el pequeño castillo de Habsburgo, en el
actual cantón suizo de Argovia.

XVI

En el s. XVI, las ideas humanistas y del Renacimiento suscitaron críticas a los abusos
generalizados de la Iglesia, en especial la práctica de vender indulgencias para exonerar
pecados. En 1517, en la ciudad universitaria de Wittenberg, el monje y profesor de teología
Martín Lutero (1483-1546) hizo públicas Las 95 tesis, que no solo criticaban las
indulgencias, sino que cuestionaban la infalibilidad papal, el celibato del clero y otros
elementos de la doctrina católica. Esta fue la chispa que encendió la Reforma.

Aunque le amenazaron con ser excomulgado, Lutero se negó a retractarse, rompió con la
Iglesia católica y fue desterrado del reino, por lo que tuvo que esconderse en el castillo de
Wartburg, a las afueras de Eisenach (Turingia). Allí se dedicó a traducir al alemán el Nuevo
Testamento.

Hubo que esperar hasta 1555 para que las ramas católica y luterana de la Iglesia fueran
tratadas como iguales, gracias a la firma del emperador Carlos V [1520-1558] de la Paz de
Augsburgo, que permitía a los príncipes decidir la religión de su principado. Los
principados del norte, más seglares, adoptaron la doctrina de Lutero, mientras que los
clérigos del sur, el suroeste y Austria se mantuvieron fieles al catolicismo.

A pesar de todo, el conflicto religioso no había terminado. En 1618 degeneró en la


sangrienta Guerra de los Treinta Años, a la que se acabaron uniendo Suecia y Francia en
1635. La calma regresó con la Paz de Westfalia (1648), firmada en Münster y en
Osnabrück, pero convirtió al imperio (formado por entonces por unos 300 estados y unos
1000 territorios más pequeños) en un mero símbolo casi sin poder. Suiza y los Países Bajos
obtuvieron su independencia formal, Francia se hizo con Alsacia y Lorena, y Suecia se
extendió hasta la desembocadura de los ríos Elba, Óder y Weser.

Turquia

Xv

Superado en los primeros años del siglo XV el peligro que supuso en la propia península de
Anatolia la presencia otra vez de los mongoles, el sultán Mohamed I (1413-1421) logró
consolidar el Reino otomano. Renovado impulso le dio su hijo, Murad II que en sus 30 años
en el poder (1421-1451), sometiendo a casi toda la península de los Balcanes. A su vez, su
hijo, Mohamed II (1451-1481), consiguió prolongar su gobierno también durante 3 décadas
y realizó una de las conquistas más conocidas de la historia: la toma de Constantinopla en
1453. Esta victoria suponía además un notable triunfo de la ley coránica, del credo
musulmán, con lo que ello significaba de pérdida para el Cristianismo occidental.
Los éxitos de Mohamed II fueron repetidos y destacados: en 1456 ocuparía Belgrado,
aunque de forma provisional; en 1460 le tocó el turno a Morea y a las islas todavía
defendidas por los griegos; en 1463 el ejército otomano destruyó el Reino de Bosnia; en
1468 fueron los albaneses los que definitivamente tuvieron que rendirse; en 1480 ocurrió la
tan temida por Occidente penetración en Italia con la toma de Otranto que amenazaba
directamente a Venecia y al Papado. Hacia el Este los triunfos no fueron menos llamativos:
ocupación de Trebisonda en 1461 y de Crimea en 1479.

En su momento de máxima expansión, las posesiones llegaban en Europa hasta Hungría


central, habían conquistado el Asia Anterior a Persia, y por el norte de África su área de
influencia incluía Trípoli, Argel y Túnez. Sin embargo, el esplendor escondía factores de
debilidad que iban a provocar una lenta pero inexorable decadencia. La figura del gran visir
fue reforzando posiciones en detrimento del sultán, que se vio cada vez más envuelto en
luchas internas por el poder de las diversas facciones que intentaban acaparar ese cargo. La
inexistencia de una línea sucesoria clara, como en los demás imperios musulmanes, dio
lugar a conspiraciones y enfrentamientos entre los distintos bandos.

Xvi

a época de máximo esplendor del Imperio otomano iría desde mediados del siglo XV hasta
finales del siglo XVI. En 1453 el mundo cambió cuando el sultán Mehmed II (1451-1481)
conquistó Constantinopla y liquidó el Imperio Bizantino. A partir de entonces, la ciudad
pasó a denominarse Estambul y se convirtió, entre Europa y Asia, en la capital del Imperio
turco otomano.

El sultán Solimán el Magnífico (1520-1566) condujo al Imperio a su mayor extensión


geográfica, ya que consiguió dominar las costas mediterráneas desde Argelia a Egipto.
Pero, además, asentó las instituciones de gobierno. Estas dos acciones convirtieron al
imperio turco en un poder que suscitó el recelo y la preocupación en Europa. Los reinos
cristianos comenzaron a comprender la amenaza turca y de los piratas berberiscos, a su
servicio, contra los barcos y las costas italianas y españolas. Felipe II consiguió reunir una
coalición cristiana con los venecianos y el papado para enfrentarse al poder turco. En 1571
se dio la batalla de Lepanto, una victoria cristiana, pero que no supuso el fin de la amenaza
turca sino el mantenimiento de una especie de status quo en el Mediterráneo.

SUIZA

XV

De esta manera nació la Confederación de los Ocho Cantones, a la que en 1415 el


emperador Segismundo concedió el derecho de conquista sobre Argovia, perteneciente al
archiduque de Austria, declarado rebelde.

Los confederados ocuparon el territorio y lo sobornaron mancomunadamente. El mismo


sistema se siguió para el gobierno de Turgovia, conquistada en 1460. Entretanto, otros
territorios se habían unido a los confederados; fueron los llamados países aliados: San Gall,
Toggenburg, Solothurn, Friburgo, Biel, Neuchatcl y Graubiinden.

Este conjunto de fuerzas consiguió repeler los ataques del duque de Borgoña Carlos el
Temerario, derrotado en Grandson y Moral (1476), y del emperador Maximiliano (1499).

Entretanto, fueron reconocidos como nuevos cantones Friburgo, Solothurn, Basilea,


Schaffhausen y el país de Appenzell.

XVI

La predicación de la Reforma, iniciada en Zurich por Uirico Zwinglio en 1521, adquirió rápidamente
adeptos en Berna, Basilea, Schaffhausen y la ciudad de San Gall, pero no pudo penetrar en los
cantones montañeses ni en Lucerna.

Las diferencias religiosas provocaron complicaciones políticas. Enfrentados en lucha


armada católicos y reformistas, Zwinglio perdió la vida en la batalla de Kappel (1531). Esta
victoria católica fijó el mapa religioso de Suiza.

Zurich, Berna, Basilea y Schaffhausen siguieron la Reforma; Uri, Schwyz, Unterwalden,


Lucerna, Friburgo, Zug y Solothurn permanecieron católicos.

Sólo los dominios comunes mantuvieron unida la Confederación, dividida en ligas católicas
y protestantes separadas, con políticas internacionales en muchas ocasiones opuestas.

La Liga de Oro (católica) tenía su centro en Lucerna; Berna, cabeza de la liga protestante,
acudió en socorro de Ginebra, sublevada contra su señor, el duque de Saboya, y en la lucha
consiguiente conquistó el país de Vaud.
Ginebra, en la que pronto se instaló Calvino, se convirtió en el centro de la Reforma de las
tierras de habla francesa, pero el país sufrió la miseria producida por la guerra de los
Treinta Años

FRANCIA

XV

La economía de Francia en el comienzo de la edad Moderna se caracterizó por un fuerte


incremento de la población y el desarrollo de la agricultura y la industria. Se expandió la
producción de muchos productos agrícolas, también se produjo la introducción de nuevos
productos originarios de Europa meridional; y también del Nuevo Mundo, . Sin embargo, la
agricultura francesa permaneció estancada en las técnicas medievales, produciendo
rendimientos bajos y a pesar de que se aumentaran las tierras de cultivo, la máxima
expansión agrícola se alcanzó pronto. La situación se tornó difícil después de la repetida
pérdida de cosechas desde 1550 hacia adelante por el rigor del clima.

El desarrollo industrial se dirigió principalmente a la imprenta —que comenzó en 1470 en


París y en 1473 en Lyon— y la metalurgia. La forja a alta temperatura y la minería tuvieron
un importante desarrollo, aunque Francia se mantuvo en niveles bajos en ciertos metales,
como el cobre, bronce, estaño y plomo, y se vio obligado a importarlos. La producción de
seda —introducido en Tours en 1470 y Lyon en 1536— creó un mercado pujante, pero los
productos franceses tuvieron una calidad inferior a los italianos. La producción de lana fue
generalizada, como fue el de lino y cáñamo.

Después de París, Ruan era la segunda ciudad más grande de Francia (70 000 habitantes a
mediados del siglo XVI), gracias a su actividad como una ciudad portuaria. Marsella fue el
segundo puerto más importante, al beneficiarse de los acuerdos entre el reino de Francia y
Solimán el Magnífico. Para aumentar la actividad marítima, Francisco I fundó El Havre en
1517. Otros puertos significativos fueron Tolón, Saint-Malo y La Rochelle.

XVI

a sólida situación interior permitió a Carlos VIII intervenir en Italia, donde reivindicaba la
corona de Nápoles como heredero de los Anjou, aunque sin éxito.

Su primo Luis XII (1498-1515), de la casa de Orleans, continuó la política internacional de


su antecesor en rivalidad con España, y Francisco I (1515-47) incorporó el Milanesado
(1515).
Pero el enfrentamiento con España no terminó aquí: la elección de Carlos I como
emperador de Alemania (1519) dejó a Francia prácticamente rodeada de posesiones de los
Austrias.

Francisco I intentó durante todo su reinado romper este cerco, recurriendo a la alianza con
protestantes y turcos, aunque no consiguió ninguna ventaja en las guerras con su rival
(derrota de Pavía. 1525; tratado de Madrid. 1526; paz de Crépy, 1544).

Como tampoco Enrique II (1547-59), derrotado en San Quintín (1557). No obstante, Francia en
este período tuvo prosperidad y realizó modernizadores avances. Se introdujo el Renacimiento, la
nobleza se agrupó en la corte y se centralizó la administración.

El comercio y la industria se vieron estimulados por la fundación de las primeras


colonias en América.

Pero la difusión del protestantismo, que durante el reinado de Enrique II había llegado
incluso a la alta nobleza (Condé, Coligny), que constituyó el partido hugonote, condujo a
un enfrentamiento con la Santa Liga Católica.

Los reinados de Francisco II (1559-60). Carlos IX (1560-74) y Enrique III (1574-89), se


vieron turbados por las guerras civiles entre hugonotes y católicos (guerras de religión),
en las que muñeron vanos de sus jefes (Guisa, Condé).

Cuando pareció calmarse la agitación (edicto de Saint-Germain, 1570), los católicos,


temerosos de la influencia de Coligny sobre el joven Carlos IX, prepararon la matanza de la
famosa noche de San Bartolomé (1572), pero no lograron eliminara los protestantes, a
quienes Enrique III hizo ciertas concesiones. Ello le enfrentó a la Liga, capitaneada por
Enrique de Guisa, que le expulsó de París.

La muerte del rey (1589) dejó como heredero al protestante Enrique de Borbón (1589-1610), rey
de Navarra. La Liga pidió ayuda a los españoles, pero la conversión de Enrique IV (1593), le valió el
trono.

El nuevo rey, primero de la dinastía de los Borbones, restableció el orden interior.


Institucionalizó la libertad de cultos (edicto de Nantes, 1598) y acabó la guerra con
España (paz de Vervins, 1598).

Del mismo modo, consolidó la economía con el valioso apoyo del ministro Sully y fomentó
la expansión industrial y colonial (fundación de Quebec, 1608).
Inglaterra:

XV

A partir del siglo XV, la agricultura comenzó a cambiar


. Hasta entonces, dominó las tierras
comunales, donde todos los miembros de un pueblo o condado tenían derecho a
utilizarlas para el
pastoreo o cultivos. Con el desarrollo de las manufacturas de lana, la nobleza
empezó a cerca la tierra
para las ovejas. El gobierno británico permitió que cada hombre cercase las tierras
y las hicieran de uso
particular, de acuerdo a la cantidad de tierras que usase anteriormente; ese
proceso recibió el nombre de
cercamientos (enclosure en inglés). Ese cierre de los terrenos comunales (tierra
demanial) se realizó a
favor de los terratenientes.
Como los más ricos usaban más tierras, terminaron quedando con
más zonas para el pastoreo; los más pobres fueron expulsados y migraron para
las ciudades
donde formaron parte de la masa de vagabundos y mendigos, deambulando en
busca de empleo o de
caridad. Eran los rechazados en una sociedad en rápida expansión demográfica y
económica.
En la capital, Londres, encontraron más posibilidades de supervivencia,
ocupándose de los pequeños
trabajos o actividades marginales, como el robo y la prostitución. Las clases altas
no se preocuparon por
esta marginalidad: tan preocupados por la mera supervivencia, fueron incapaces
de rebelarse o provocar
la anarquía política. Sólo a finales del siglo XVI y XVII, fue que los llamados
hombres de bien tomaron
conciencia de que existía un submundo de crimen, que necesitaría ser eliminado
del reino y que el desarrollo inglés había enriquecido a una minoría y empobrecido
a la mayoría de la sociedad.
A finales del siglo XV y principios del siglo XVI, el poder real en Inglaterra progresó
, aunque de
forma más modesta que en Europa continental. En ninguna parte del reino había
grandes feudos
autónomos, como ocurría en Francia.
XVI

Durante el siglo XVI en Inglaterra el clero gozaba de inmensas riquezas en


forma de tierras, inmuebles y barras de oro. Era un importante patrimonio que
había ido adquiriendo a lo largo de los siglos. Esto le sirvió a la iglesia católica
para erigirse como una institución muy poderosa que podía incluso intervenir en
las decisiones de la monarquía. 

La primera mujer de Enrique VIII fué Catalina de Aragón, hija de los reyes
católicos de España. Ésta no le pudo dar un hijo varón que asegurara la
herencia al trono y por este motivo deseaba divorciarse de ella. Ya le había
echado el ojo a una de las damas de la corte, la joven Ana Bolena.

Pero la Iglesia Católica Romana se oponía firmemente al divorcio con su esposa


Catalina de Aragón. Tras diversass disputas y ser excomulgado en 1533, el monarca
decidió romper definitivamente los lazos con Roma un año después. En 1534 se aprobó el
Acta de Supremacía, convirtiéndose Enrique VIII en el jefe supremo de la iglesia de
Inglaterra. Esto supuso también la pérdida de poder económico de la iglesia católica,
ya que todas sus posesiones pasaron a manos de Enrique VIII. 

Paises bajos

XV

En el año 1363 el hijo del Rey de Francia, Felipe el Calvo, recibe el Ducado de Borgoña,
aunque más tarde al casarse con Margarita de Flandes hereda también el Condado de
Borgoña así como varios estados de los Países Bajos. La política de los Duques, no favoece
a Francia ni a los territorios de los países bajos ya que intentan imponer un gobierno con un
poder más centralizado que va en contra de las ciudades y provincias.

Felipe el Bueno, nieto de Felipe el Calvo e hijo de Juan sin Miedo,  juntó esos territorios en
Baviera (sur de Alemania), en el Condado de Holanda y el Ducado de Brabante.
Posteriormente heredó también el el Ducado de Luxemburgo.

Carlos el Calvo continuó su política de expansión, cuando murió, su única hija María se
casó con el emperador Maximiliano I de Habsburgo, Archiduque de Austria, por lo que
de este modo quedaron unidos el Imperio Germánico y el Borgoñón.

Felipe el Hermoso, hijo de Maximiliano y María, era el heredero de todo el Imperio,


incluyendo los Países Bajos. Más tarde este se casaría con Juana de Castilla (Juana la
loca) hija de Isabel y Fernando de Aragón.
Su hijo Carlos, heredó un imperio que incluía: las posesiones de Castilla, los territorios en
America, Aragón y los territorios de los Habsburgo y los de Borgoña. Después de la muerte
de su abuelo Maximiliano, también  fue elegido emperador del Imperio Germánico.

Las ciudades se oponían a la centralización que imponían los duques de Borgoña y los
Habsburgo por lo que la burguesía conseguía influir en las administraciones mediante
asambleas regionales.
La epidemia de peste del siglo XIV junto con una pequeña glaciación, provoco una época
de crisis. No obstante, actividades como la pesca, la industria textil de Leiden y Haarlem o
la cervecera, colocaron a las ciudades de Holanda a la cabeza de los Paises Bajos.
Culturalmente, Holanda encuentra su máxima expresión en la figura del humanista Erasmo
de Rótterdam. Los humanistas enseñaban en las Escuelas Latinas, las cuales eran más
independientes de las iglesias. La tasa de alfabetismo en esta época era muy elevada. Se
desarrolló la arquitectura, La escultura, la ilustración y la pintura.

XVI

Holanda despunta como potencia mercantilista en el siglo XVI e inició su despliegue


colonial en el oriente y en América, afectando en este último continente el dominio
comercial y territorial de España, y sobre todo de Portugal. Diecisiete provincias conocidas
también como Países Bajos conformaban la metrópoli holandesa. La ciudad de Ámsterdam,
ya en el siglo XVI, gozaba de un sólido prestigio comercial basado en la venta de paños y
otros tejidos, además de especializarse en la construcción de barcos y organizar una
importante flota mercante.

Dominadas desde el siglo XVI por el imperio de Carlos V y más tarde de Felipe II, estas
provincias seguidoras del protestantismo iniciaron una rebelión contra el autoritarismo del
imperio español, lo que las llevó a lograr su independencia y a establecer en 1587 una
república parlamentaria, la primera república de Europa.

A través de compañías mercantiles formadas por comerciantes y financieros con amplios


poderes en lo económico y lo político, los países colonialistas desplegaron su expansión. La
Compañía Holandesa de las Indias Orientales creada en 1602 dominó el comercio en:
Málaca, Malasia, Batavia, Macasar, y estableció relaciones comerciales con China y Japón.
Tomó como punto de apoyo la ciudad del Cabo, al sur de África, para establecer factorías
(punto comercial) en la India, Ceilán, Colombo, Conchinchina y en lo que más tarde sería
Yakarta; llegaron a Australia, Nueva Zelanda y Tasmania. En ese sentido, Holanda ocupó
en el Oriente la posición que lograra Venecia antes del siglo XVI.

En América, con la Compañía de las Indias Occidentales, arremetió contra posesiones


portuguesas en el nordeste brasileño al fundar Pernambuco en 1630, una de las primeras
colonias azucareras de plantación en América, y ocupar varias islas en las Antillas como
Curaçao, Aruba y Bonaire. En Norteamérica, los holandeses fundaron Nueva Ámsterdam,
(hoy Nueva York), Long Island y Delaware en 1664.

La colonización holandesa se centró en crear colonias de poblamiento para los calvinistas,


emporios comerciales en el oriente y colonias de plantación que también servían de base para el
contrabando de mercancías y venta de esclavos hacia las colonias españolas. Además, en África
(Goré, Santo Tomé y Guinea) poseían centros de compra y distribución de esclavos.

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