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CONFERENCIA SEMANAL

LOS NOMBRES DEL GOCE


-Real: Simbólico: Imaginario-

CUESTIONES LACANIANAS O LA FUNDACIÓN DE UN NOMBRE PROPIO

Lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario vuelto


un nombre propio. Fundar un nombre propio
es una cosa que hace subir un poquito nuestro
nombre propio.
J. Lacan

LO REAL COMO SINTHOME DE LACAN II

CAPÍTULO X

Lacan nombra a la persona que está en psicoanálisis como el analizante, algo que
para él lo que quiere decir es que, en el análisis, la que trabaja es la persona que
llega a dar forma a una demanda de análisis. Esto acontece si el psicoanalista no la
ha colocado de inmediato en el diván, pues es necesario que esa demanda haya
adquirido forma antes de que la acuesten. Cuando le dicen que comience, y eso no
ha de suceder ni la primera ni la segunda vez, la persona que hizo esa demanda de
análisis, cuando comienza el trabajo, es ella quien trabaja. Para nada es alguien a
quien el psicoanalista debe moldear, sino todo lo contrario.

Esto sugiere la pregunta ¿qué hace el psicoanalista allí? Pregunta que nos conduce
a que cuando alguien se asume como analista, sólo él mismo puede hacerlo, siendo
libre de no hacerlo.

En cuanto a lo que se llama un caso en análisis, Freud recomienda no ponerlo por


adelantado en un casillero, pues se trata de escuchar la particularidad de cada
caso, es decir construirlo como caso.

En psicoanálisis la memoria se plantea de una forma nueva; sólo se la tiene con


decir.

A partir del momento en que se tiene memoria, ¿se tiene memoria?

Al decir que se la tiene, ¿se hace más que imaginar que se la tiene, que se la
dispone? , quiere decir "que se la decir-spone", que se la tiene con decir.

¿Esto implica que se elige hablar la lengua que efectivamente se habla? De hecho
no se hace sino imaginarse que se la elige.

Lo que resuelve la cuestión es que a la lengua, al fin de cuentas, se la crea. Se crea


una lengua en tanto que, en todo momento, se le da sentido. En todo momento se
da una pequeña ayuda a la lengua que se habla, y sin la cual no sería viviente.

No es viviente en tanto que, a cada instante, se crea; es en eso que no hay


inconsciente colectivo, que no hay sino inconscientes particulares.

En el nudo aplanado Lacan nos muestra un campo distinto del real, que es el del
sentido. Desde este punto de vista se puede decir que lo real tiene y no tiene un
sentido. Que lo real no tenga sentido, es lo que está ilustrado en el nudo borromeo;
por esto el sentido está allí y lo real allí, y son distintos como campos.
El sentido es el Otro de lo real. En cuanto a lo simbólico, se distingue por ser
especializado como agujero, pero el verdadero agujero está aquí, donde se devela
que no hay Otro del Otro. En lugar del Otro del Otro no hay ningún orden de
existencia.

La elucubración freudiana repugna a la energética y la concepción que puede suplir


a la llamada energética es la que Lacan enuncia bajo el término de real.

En cuanto al psicoanalista decimos que el psicoanalista es un síntoma en cada


analizando, en tanto que es una ayuda contra él. "Contra" como "apoyado en".

Y respecto a la hipótesis del inconsciente no puede sostenerse sino suponiendo el


Nombre-del-Padre.

Podemos preguntarnos si cada acto de palabra, golpe de fuerza de un inconsciente


particular, es colectivización del inconsciente.

Si cada acto de palabra es un golpe de fuerza de un inconsciente particular, es claro


que cada acto de palabra puede esperar ser un decir, y el decir conduce a eso de lo
cual hay teoría, teoría de la contradicción. Se pueden decir las cosas más diversas,
cada una contradictoria y que de ahí salga una realidad, pero es lo que jamás se
probó, pues no es por una confusa agitación contradictoria que constituya una
realidad, solamente se espera.

En cuanto a la metáfora, recordemos que no es porque una recta sea infinita que
no tiene límites; por eso podemos decir que son infinitos los campos de la
metáfora, como la recta, por ejemplo.

El status de la recta merece reflexión. Que una recta cortada sea finita, como
teniendo límites, no quiere decir que una recta infinita sea sin límites. No es porque
lo finito tenga límites que una recta teniendo un punto al infinito sea suficiente para
metaforizar el infinito. De hecho la recta no es recta, se pliega en el infinito.

En cuanto a lo Uno, no es un número y lo real, si es un síntoma, es sin ley. El real


verdadero implica la ausencia de ley. Lo real no tiene orden, por eso que sólo
podemos concebir una pista de real.
En cuanto al punto, lo real no comporta el punto como tal.

Si el síntoma es considerado como el equivalente de lo real, se puede hacer una


teoría de Freud al hacer de este imaginario el cuerpo, es decir lo que mantiene
separado el conjunto constituido por el nudo del síntoma y de lo simbólico.

Decir del nudo y decir que es necesario hacerlo, es saber que hacerlo se reduce a la
escritura. El nudo borromeo no es fácil verlo funcionar, sólo puede pensarse y esto
comporta que se lo escriba.

Una escritura es un hacer que da soporte al pensamiento; por eso que el nudo
borromeo cambia completamente el sentido de la escritura. Incluso podemos decir
que da autonomía a la llamada escritura.

Hay otra escritura que es la que resulta de una precipitación del significante.

Por eso el nudo borromeo cambia el sentido de la escritura, y muestra que hay algo
a lo que se pueden abrochar los significantes. ¿Cómo se abrochan esos
significantes? Por medio de la dimención, dit-mención, que se prolonga en mentira,
para indicar que lo dicho no es forzosamente verdadero.

La primera filosofía que parece mantenerse es la filosofía que Lacan trata de hacer
con el nudo borromeo. Los nudos borromeos soportan un esqueleto. Por otro lado
la escritura viene del significante. Lacan promueve esta función de la escritura al
hablar de trazo unario. En cuanto al hecho del nudo borromeo le da otro soporte, la
recta infinita.

Recta infinita que se pliega en el infinito y es equivalente al círculo, y que es el


principio del nudo borromeo, puesto que es combinando dos rectas con el círculo
que se obtiene lo esencial del nudo borromeo. La recta infinita tiene esa cualidad
porque es la mejor ilustración del agujero.

La topología nos indica que en un círculo hay un agujero en el centro. Se sueña con
lo que hace de él el centro, se llega a decir centro nervioso, por ejemplo, y nadie
sabe exactamente lo que eso quiere decir.

La recta infinita tiene por virtud tener el agujero todo alrededor, es el soporte más
simple del agujero.

Sin embargo no es suficiente un orificio para hacer agujero.

El hombre, y no Dios, es un compuesto trinitario, lo que llamamos elemento, pero


¿qué es un elemento? Un elemento es lo que hace uno, es decir el trazo unario. Por
el hecho de hacer uno, eso esboza la sustitución.

Real, simbólico e imaginario deja caer la otra tríada, la tríada de Aristóteles, que
con su lógica nos hacía el juego de componer al hombre.

Lo que Lacan introduce con esto es una lógica de la bolsa y de la cuerda. Hay la
bolsa cuyo mito consiste en la esfera, pero nadie reflexionó acerca de la
introducción de la cuerda. Lo que prueba la cuerda es que la bolsa no está cerrada
sino al coserla. Una esfera, esta envoltura en la cual se sopla, supone una cuerda
que la anuda.
La gente escribe sus recuerdos de infancia y eso tiene consecuencias porque es el
pasaje de una escritura a otra escritura. Esto para acercarnos a los recuerdos de
infancia de Joyce, en tanto la lógica de la bolsa y de la cuerda puede ayudarnos a
comprender cómo Joyce funcionó como escritor.

El psicoanálisis es otra cosa.

En Joyce el ego jugó otro rol que el que juega en el común de los mortales, la
escritura es esencial para su ego.

Alguien un día le cuestiona sobre una imagen que reproducía un aspecto de la


ciudad de Cork. Joyce le responde que es Cork. A lo cual el otro dice: la reconozco,
¿pero qué es lo que encuadra? A lo cual Joyce responde: cork, es decir corcho.

Esta es una ilustración del hecho que en lo que Joyce escribe el encuadre siempre
tiene, con lo que es contado, al menos una relación de homonimia.

Cada uno de los capítulos de Ulises se quiere soportarlo por un cierto encuadre
dialéctico, retórico o teolológico; está para él ligado a la tela misma de lo que
relata, algo que no es sin evocar los redondeles, que ellos mismos son el soporte de
algún encuadre.

¿Qué pasa cuando a consecuencia de alguna falta los redondeles no se anudan?


Desde el psicoanálisis sabemos que una falta no se produce jamás por azar, es
decir, hay detrás de todo lapsus una finalidad significada. La falta tiende, si hay un
inconsciente, a expresar algo.

La vida para el lenguaje es otra cosa que lo que se llama la vida. Las pulsiones
hacen de lugar a lo que significa la muerte. Esas pulsiones conciernen la relación
con el cuerpo y el cuerpo tiene agujeros, por eso que las pulsiones ponen al hombre
en la vía de sus agujeros abstractos.

Hay una confidencia de Joyce acerca de Tennyson, Byron y otros poetas; cierta vez,
le ataron a una barrera de alambres con púas y uno de ellos, un tal Heron, que
dirigía todo el asunto, le golpeó durante un cierto tiempo. Joyce se interroga acerca
de qué hizo que pasada la cosa no lo quisiera. Metaforizando así su relación con su
cuerpo, constata que todo el asunto es evacuado, es como una cáscara, dice.

¿Quién sabe lo que pasa en su cuerpo?

El inconsciente de Freud sostiene la relación que hay entre un cuerpo que nos es
extraño y algo que hace círculo, o recta infinita, y que es el inconsciente.

Joyce cuando lo golpearon no pidió sino irse, dejarse caer como una cáscara. No
gozó, tuvo una reacción de disgusto concerniente a su propio cuerpo. La forma de
dejar caer de la relación al propio cuerpo es sospechosa para un analista, en tanto
tener relación con su propio cuerpo como extraño es una posibilidad. El cuerpo se lo
tiene, no se lo es en ningún grado, y es lo que hace creer en el alma, a
consecuencia de lo cual se acaba por creer que se tiene un alma, algo que es muy
fuerte.

La idea de sí como cuerpo es lo que se llama ego. Si el ego es narcisista, es porque


a cierto nivel algo soporta el cuerpo como imagen. Esto no ocurre en Joyce, en
tanto todo se sostiene en la función del padre, algo que no sabemos hasta dónde
va en Joyce, es decir ¿hasta dónde va en Joyce, la perversión?
El nudo borromeo no es sino la traducción de esto, de que el amor eterno se
relaciona con la función del padre, en tanto el padre es el portador de la castración.

Freud en Totem y Tabú nos dice que en la medida que los hijos son privados de
mujer aman al padre. Algo que Lacan trata de dar otro cuerpo con su nudo
borromeo, para evocar el monte Neubo donde la Ley fue otorgada. Ley que no tiene
nada que ver con las leyes del mundo real, en tanto es la ley del amor, es decir la
versión hacia el padre.

En el nudo la escritura produce una falta. El Imaginario no tiene más que


interrumpir el campo, se desliza, y es lo que en Joyce se resiente cuando le dan la
paliza; podemos decir que lo imaginario no tiene lugar y lo real no se anuda con lo
inconsciente.

La pregunta acerca de por qué Joyce es ilegible podemos pensar que es porque no
evoca ninguna simpatía, pero también sabemos por sugerencia de Lacan que el ego
viene a corregir su relación faltante, que es por medio del artificio de la escritura
que se restituye el nudo borromeo.

La geometría juega con las caras, las aristas, los vértices; sin embargo el nudo nos
introduce en otra dimensión, nos introduce en lo real como tal, algo que como es
Lacan quien tiene su uso no va lejos, simplemente es una forma de articular que
toda sexualidad humana es perversa, como Freud nos dice.

Freud no concibió la sexualidad de otro modo que perversa, y el psicoanálisis


todavía no fue interrumpido para inventar una nueva perversión, algo que Lacan
considera triste, porque la perversión es la esencia del hombre.

El texto de Freud, para Lacan, está hecho como un nudo borromeo, y que en toda
su obra no haya nada que se le parezca es más un signo de autenticidad.

El texto de Joyce abunda en enigmas, y Joyce jugó con ellos sabiendo que habría
joycianos durante dos o trescientos años. En general los joycianos se ocupan lo
mínimo, es decir solamente se preguntan por qué Joyce puso eso allí, y siempre
encuentran una razón. Lacan cuando quiere expresar algo, hace equívocos.

En cuanto al enigma debe situarse en la relación de la enunciación y el enunciado.


Es decir, ¿por qué se pronunció ese enunciado? La enunciación es el enigma.

Si Joyce es el escritor por excelencia del enigma, nos podemos interrogar acerca de
si es consecuencia de esa síntesis mal hecha del ego, de su función reparatoria,
enigmática.

El hombre en general dice que el cuerpo es suyo, cree que lo posee, como un
mueble, algo que no permite definir al sujeto, es decir que no permite definir que
un significante represente a un sujeto para otro significante, que un significante sea
signo de un sujeto para otro significante.

La interrogación acerca de si es recto lo real, en la teoría de Freud encontramos


que lo real no tiene que ver con el mundo. El Lust-Ich que nombra en la etapa del
narcisismo primario se caracteriza por esto, no que no haya sujeto sino que no hay
relación entre el interior y lo exterior.
En cuanto a la epifanía de Joyce, Lacan nos dice que las epifanías siempre están
ligadas a lo real, la epifanía es la que hace, gracias a la falta, que el inconsciente y
lo real se anuden.

Para Lacan hay a-pensa-miento, que quiere decir que uno siempre se apoya en un
significante, o contra un significante, para pensar.

La creatividad científica acontece en un instante. Einstein no fue Einstein más que


un día.

La ciencia es un discurso sin sujeto, significantes que pueden existir


independientemente de un sujeto que se exprese por su intermedio, un significante
separado de su significación, un significante sin intención. A esto responde la
invención del inconsciente o la matematización de la física.

La ciencia supone que en el mundo existen significantes que ya no quieren decir


nada para nadie. Hay significantes independientes del sujeto. Hay significante
organizado según leyes autónomas que funcionan independientemente de la
conciencia que el sujeto pueda tener de él.

La ciencia está ligada a la idea de que hay un saber en lo real, una red articulada
de significantes que funcionan en lo real independientemente del conocimiento que
podamos tener de ellos.

Los libros mismos existen aunque no se los lea.

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