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CAPÍTULO X
Lacan nombra a la persona que está en psicoanálisis como el analizante, algo que
para él lo que quiere decir es que, en el análisis, la que trabaja es la persona que
llega a dar forma a una demanda de análisis. Esto acontece si el psicoanalista no la
ha colocado de inmediato en el diván, pues es necesario que esa demanda haya
adquirido forma antes de que la acuesten. Cuando le dicen que comience, y eso no
ha de suceder ni la primera ni la segunda vez, la persona que hizo esa demanda de
análisis, cuando comienza el trabajo, es ella quien trabaja. Para nada es alguien a
quien el psicoanalista debe moldear, sino todo lo contrario.
Esto sugiere la pregunta ¿qué hace el psicoanalista allí? Pregunta que nos conduce
a que cuando alguien se asume como analista, sólo él mismo puede hacerlo, siendo
libre de no hacerlo.
Al decir que se la tiene, ¿se hace más que imaginar que se la tiene, que se la
dispone? , quiere decir "que se la decir-spone", que se la tiene con decir.
¿Esto implica que se elige hablar la lengua que efectivamente se habla? De hecho
no se hace sino imaginarse que se la elige.
En el nudo aplanado Lacan nos muestra un campo distinto del real, que es el del
sentido. Desde este punto de vista se puede decir que lo real tiene y no tiene un
sentido. Que lo real no tenga sentido, es lo que está ilustrado en el nudo borromeo;
por esto el sentido está allí y lo real allí, y son distintos como campos.
El sentido es el Otro de lo real. En cuanto a lo simbólico, se distingue por ser
especializado como agujero, pero el verdadero agujero está aquí, donde se devela
que no hay Otro del Otro. En lugar del Otro del Otro no hay ningún orden de
existencia.
En cuanto a la metáfora, recordemos que no es porque una recta sea infinita que
no tiene límites; por eso podemos decir que son infinitos los campos de la
metáfora, como la recta, por ejemplo.
El status de la recta merece reflexión. Que una recta cortada sea finita, como
teniendo límites, no quiere decir que una recta infinita sea sin límites. No es porque
lo finito tenga límites que una recta teniendo un punto al infinito sea suficiente para
metaforizar el infinito. De hecho la recta no es recta, se pliega en el infinito.
Decir del nudo y decir que es necesario hacerlo, es saber que hacerlo se reduce a la
escritura. El nudo borromeo no es fácil verlo funcionar, sólo puede pensarse y esto
comporta que se lo escriba.
Una escritura es un hacer que da soporte al pensamiento; por eso que el nudo
borromeo cambia completamente el sentido de la escritura. Incluso podemos decir
que da autonomía a la llamada escritura.
Hay otra escritura que es la que resulta de una precipitación del significante.
Por eso el nudo borromeo cambia el sentido de la escritura, y muestra que hay algo
a lo que se pueden abrochar los significantes. ¿Cómo se abrochan esos
significantes? Por medio de la dimención, dit-mención, que se prolonga en mentira,
para indicar que lo dicho no es forzosamente verdadero.
La primera filosofía que parece mantenerse es la filosofía que Lacan trata de hacer
con el nudo borromeo. Los nudos borromeos soportan un esqueleto. Por otro lado
la escritura viene del significante. Lacan promueve esta función de la escritura al
hablar de trazo unario. En cuanto al hecho del nudo borromeo le da otro soporte, la
recta infinita.
La topología nos indica que en un círculo hay un agujero en el centro. Se sueña con
lo que hace de él el centro, se llega a decir centro nervioso, por ejemplo, y nadie
sabe exactamente lo que eso quiere decir.
La recta infinita tiene por virtud tener el agujero todo alrededor, es el soporte más
simple del agujero.
Real, simbólico e imaginario deja caer la otra tríada, la tríada de Aristóteles, que
con su lógica nos hacía el juego de componer al hombre.
Lo que Lacan introduce con esto es una lógica de la bolsa y de la cuerda. Hay la
bolsa cuyo mito consiste en la esfera, pero nadie reflexionó acerca de la
introducción de la cuerda. Lo que prueba la cuerda es que la bolsa no está cerrada
sino al coserla. Una esfera, esta envoltura en la cual se sopla, supone una cuerda
que la anuda.
La gente escribe sus recuerdos de infancia y eso tiene consecuencias porque es el
pasaje de una escritura a otra escritura. Esto para acercarnos a los recuerdos de
infancia de Joyce, en tanto la lógica de la bolsa y de la cuerda puede ayudarnos a
comprender cómo Joyce funcionó como escritor.
En Joyce el ego jugó otro rol que el que juega en el común de los mortales, la
escritura es esencial para su ego.
Esta es una ilustración del hecho que en lo que Joyce escribe el encuadre siempre
tiene, con lo que es contado, al menos una relación de homonimia.
Cada uno de los capítulos de Ulises se quiere soportarlo por un cierto encuadre
dialéctico, retórico o teolológico; está para él ligado a la tela misma de lo que
relata, algo que no es sin evocar los redondeles, que ellos mismos son el soporte de
algún encuadre.
La vida para el lenguaje es otra cosa que lo que se llama la vida. Las pulsiones
hacen de lugar a lo que significa la muerte. Esas pulsiones conciernen la relación
con el cuerpo y el cuerpo tiene agujeros, por eso que las pulsiones ponen al hombre
en la vía de sus agujeros abstractos.
Hay una confidencia de Joyce acerca de Tennyson, Byron y otros poetas; cierta vez,
le ataron a una barrera de alambres con púas y uno de ellos, un tal Heron, que
dirigía todo el asunto, le golpeó durante un cierto tiempo. Joyce se interroga acerca
de qué hizo que pasada la cosa no lo quisiera. Metaforizando así su relación con su
cuerpo, constata que todo el asunto es evacuado, es como una cáscara, dice.
El inconsciente de Freud sostiene la relación que hay entre un cuerpo que nos es
extraño y algo que hace círculo, o recta infinita, y que es el inconsciente.
Joyce cuando lo golpearon no pidió sino irse, dejarse caer como una cáscara. No
gozó, tuvo una reacción de disgusto concerniente a su propio cuerpo. La forma de
dejar caer de la relación al propio cuerpo es sospechosa para un analista, en tanto
tener relación con su propio cuerpo como extraño es una posibilidad. El cuerpo se lo
tiene, no se lo es en ningún grado, y es lo que hace creer en el alma, a
consecuencia de lo cual se acaba por creer que se tiene un alma, algo que es muy
fuerte.
Freud en Totem y Tabú nos dice que en la medida que los hijos son privados de
mujer aman al padre. Algo que Lacan trata de dar otro cuerpo con su nudo
borromeo, para evocar el monte Neubo donde la Ley fue otorgada. Ley que no tiene
nada que ver con las leyes del mundo real, en tanto es la ley del amor, es decir la
versión hacia el padre.
La pregunta acerca de por qué Joyce es ilegible podemos pensar que es porque no
evoca ninguna simpatía, pero también sabemos por sugerencia de Lacan que el ego
viene a corregir su relación faltante, que es por medio del artificio de la escritura
que se restituye el nudo borromeo.
La geometría juega con las caras, las aristas, los vértices; sin embargo el nudo nos
introduce en otra dimensión, nos introduce en lo real como tal, algo que como es
Lacan quien tiene su uso no va lejos, simplemente es una forma de articular que
toda sexualidad humana es perversa, como Freud nos dice.
El texto de Freud, para Lacan, está hecho como un nudo borromeo, y que en toda
su obra no haya nada que se le parezca es más un signo de autenticidad.
El texto de Joyce abunda en enigmas, y Joyce jugó con ellos sabiendo que habría
joycianos durante dos o trescientos años. En general los joycianos se ocupan lo
mínimo, es decir solamente se preguntan por qué Joyce puso eso allí, y siempre
encuentran una razón. Lacan cuando quiere expresar algo, hace equívocos.
Si Joyce es el escritor por excelencia del enigma, nos podemos interrogar acerca de
si es consecuencia de esa síntesis mal hecha del ego, de su función reparatoria,
enigmática.
El hombre en general dice que el cuerpo es suyo, cree que lo posee, como un
mueble, algo que no permite definir al sujeto, es decir que no permite definir que
un significante represente a un sujeto para otro significante, que un significante sea
signo de un sujeto para otro significante.
Para Lacan hay a-pensa-miento, que quiere decir que uno siempre se apoya en un
significante, o contra un significante, para pensar.
La ciencia está ligada a la idea de que hay un saber en lo real, una red articulada
de significantes que funcionan en lo real independientemente del conocimiento que
podamos tener de ellos.