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das por cosas más o menos homogéneas, como

La terminología médica: plantas y animales, con objeto de crear clasificacio-


nes y nomenclaturas. Las clasificaciones o taxo-
diversidad, norma y uso nomías son sistemas que pretenden ordenar con-
ceptos y objetos según determinados criterios, agru-
José Antonio Díaz Rojo pándolos en categorías o clases con característi-
Consejo Superior de Investigaciones cas comunes. Las nomenclaturas son un tipo de
Científicas, Valencia (España) terminología aplicado a cosas naturales u objetos
que forman series más o menos homogéneas (ani-
males, plantas, medicamentos, sustancias quími-
El problema de la variación cas, microorganismos, accidentes anatómicos,
terminológica y la solución clásica etc.), cuyas denominaciones se crean conforme a
reglas uniformes.
Uno de los fenómenos más frecuentes de toda
lengua y de todo tipo de lenguaje, incluido el cien- Entre los ejemplos más importantes, podemos
tífico y médico, es la existencia de varios términos señalar la nomenclatura química de Guyton de Mor-
para designar un mismo concepto (sinonimia) y el veau y Lavoisier (Méthode de nomenclature chi-
hecho de que un mismo término posea varios signi- mique, 1787) y la nomenclatura botánica y zoológi-
ficados (polisemia). Esta variación denominativa ca de Linneo (Species plantarum, 1753; Systema
y conceptual ha sido considerada como un obstá- naturae, 1758). Lavoisier defendía la idea de que
culo para la comunicación científica, lo que condu- existe una correlación perfecta entre terminología
jo a la aparición de la moderna terminología norma- y ciencia, de manera que sólo un lenguaje correc-
tiva durante la primera mitad de este siglo, bajo los to refleja una ciencia verdadera. Para él, la termino-
presupuestos filosóficos del positivismo y empiris- logía no era sola herramienta de expresión de las
mo vigentes en la época. Surgió esta nueva discipli- ideas, sino la esencia misma del pensamiento. Es
na y actividad como un intento de reducir la diver- la misma concepción que mantiene Condillac, cuan-
sidad terminológica en los lenguajes científicos y do afirma que «una buena ciencia no es más que
técnicos, con el objetivo ideal de fijar un término un lenguaje bien hecho». Esta idea sigue hoy pre-
para cada concepto y un concepto para cada térmi- sente en muchos autores, y, entre otros ejemplos,
no, en aras de una supuesta eficacia comunicativa. podemos citar el caso de P. Chaslin 2, quien propo-
ne una reforma de la terminología psiquiátrica ba-
Los fundamentos teóricos y metodológicos de sada en este principio. Entre sus propuestas, sugiere
esta actividad normalizadora fueron desarrollados sustituir psychiatry por mental pathology, mytho-
por el ingeniero austríaco Eugen Wüster (1989- mania por pathological lying o confabulation
1977), cuya tesis doctoral en los años 30 versó por pseudo-reminiscences. Ésta es una concep-
sobre los principios de la normalización de la termi- ción típica del realismo filosófico de raíz platónica,
nología técnica, los cuales aplicó en su diccionario que ha sido refutada modernamente por la socio-
The Machine Tool (1968). No es hasta 1979 cuan- logía del conocimiento científico. En el campo de
do se publica su principal obra teórica, Einführung la medicina, además del empleo de la nomenclatu-
in die allgemeine Terminologielehre und ra botánica aplicada a los nombres de plantas me-
terminographische Lexikographie1, en la que dicinales, comestibles y venenosas, debemos seña-
recoge y expone sistemáticamente su doctrina so- lar la nomenclatura anatómica, que arranca a co-
bre el tratamiento de la terminología. Anteriormente mienzos del siglo XIX, si bien hasta 1895 no se fija
se habían realizado fructíferos intentos de normali- oficialmente, con la aprobación de la Nomina Ana-
zación terminológica en denominaciones referidas tomica de Basilea. Por su parte, y siguiendo el
a algunas parcelas de la realidad científica forma- modelo de la botánica y la zoología, a mediados del

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siglo XVIII se publicó la primera nosotaxia o clasi- cuperación de la información médica. Por ello, son
ficación de enfermedades, creada por el médico partidarios de «establecer un vocabulario acepta-
François B. Sauvages, a la que siguen otros siste- ble en el que el lenguaje usado por autores, edito-
mas, nomenclaturas y reformas terminológicas de res, indizadores, autores de resúmenes, documen-
la nosología. Todos estos antecedentes históricos talistas, bibliotecarios y usuarios coincida, y con el
han tenido su continuidad en las modernas nomen- que la probabilidad de la recuperación de todos los
claturas oficiales bioquímica, bacteriológica, ana- documentos pertinentes a una búsqueda sea maxi-
tómica (con la embriológica e histológica), de en- mizada».
fermedades, de operaciones y procedimientos
médicos, farmacológica, etc. La solución a este problema, según esta con-
cepción clásica de la terminología, consistiría en
La construcción de estas nomenclaturas médi- priorizar un término sobre el resto de equivalentes,
cas, así como de listas de términos y glosarios nor- mediante la elección de un único término como
mativos (aprobados por autoridades científicas ofi- aceptable para designar un solo concepto, recha-
ciales), que aspiran a lograr la uniformidad termino- zando todos los demás sinónimos. El objetivo es
lógica en la denominación de conceptos, parten de reducir al máximo la diversidad terminológica, es-
la idea de que la variación es un perjuicio para la cogiendo el término que posea mayor fuerza des-
comunicación y de que es imprescindible estable- criptiva, mayor simplicidad y especificidad5. Esta
cer una terminología única y aceptable para todos visión de la normalización terminológica ha consti-
los sectores profesionales y científicos implicados tuido la llamada teoría general de la terminolo-
en la comunicación médica, como investigadores, gía (TGT), que ha sido el modelo tradicional de
redactores, traductores, correctores, documenta- trabajo hasta hace pocos años, cuando esta con-
listas, editores, bibliotecarios y otros. En palabras cepción clásica ha entrado en crisis, surgiendo nue-
pronunciadas en 1966 por William H. Stewart3, Ci- vas propuestas teóricas y metodológicas.
rujano General de EE.UU., es necesario desarro-
llar un programa bajo los auspicios de la OMS que Limitaciones y deficiencias de la
fije una «nomenclatura multilingüe, internacional y terminología clásica
normalizada, para una eficaz producción, almace-
namiento, recuperación y difusión de la informa- La normalización terminológica reflejada en
ción médica». En su opinión, esta uniformidad termi- nomenclaturas y glosarios normativos elabora-
nológica es un requisito imprescindible que facilita dos según los principios descritos anteriormen-
una buena comunicación, la cual está en la base te, no ha cumplido totalmente sus objetivos ni
de toda investigación científica. ha resultado tan eficaz como se esperaba, al no
resolver plenamente los problemas para los que
Otros autores 4, como A. Manuila y diversos se desarrolló. Muy al contrario, en ocasiones,
expertos de la OMS, consideran que la diversidad dichas nomenclaturas y glosarios han contribui-
deja sumida a la terminología en un estado de «con- do a aumentar innecesariamente la diversidad
fusión» tal, que se convierte en un obstáculo para terminológica que pretendían controlar o elimi-
el propio «progreso» de la ciencia. Recuerdan es- nar. En el coloquio organizado por la Rint en
tos autores que un término como myelofibrosis Rouen en 1993 sobre implantación de términos
tiene 12 sinónimos, y el correspondiente en ale- oficiales6, se pusieron de manifiesto las dificul-
mán posee 13, y en francés existen 31 términos tades que entrañan los intentos de introducir tér-
equivalentes del mismo. Esta situación es califica- minos nuevos creados más o menos artificial-
da por dichos especialistas como de «desorden», mente (terminología in vitro), al margen del
en la medida en que es un obstáculo para la com- debate científico mantenido en las publicacio-
parabilidad de los datos y el almacenamiento y re- nes (terminología in vivo).

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Estas nomenclaturas y glosarios normativos 3. Cambios de denominación, en ocasiones inne-
presentan una serie de inconvenientes que con- cesarios o no bien justificados, motivados por
viene analizar: imposiciones o modas políticas o culturales e
intereses ajenos al propio desarrollo de la cien-
1. Existencia de varias nomenclaturas o termino- cia. Esto impide al interesado estar suficiente-
logías normalizadas en un mismo ámbito científi- mente informado de las actualizaciones de la
co, creadas por comités de normalización dife- terminología oficial. Como indica Navarro7, en
rentes. En muchas ocasiones, este hecho es con- la nomenclatura bacteriológica se dan casos de
secuencia de la falta de coordinación entre comi- bacterias que han recibido hasta cinco denomi-
siones nacionales e internacionales de normali- naciones diferentes a lo largo del tiempo, como
zación que trabajan en un mismo campo temá- la actual Fusobacterium necrophorum.
tico. Así ocurre, por ejemplo, con la nomencla-
tura farmacológica, en la que la denominación 4. Inadecuación lingüística de los términos normali-
nacional oficial de muchos medicamentos co- zados. Es obvio que en el uso real de la lengua se
existe con el nombre internacional promulgado dan numerosas incorrecciones o alejamientos de
por la OMS en la Denominación Común Inter- la norma, motivados casi siempre por razones
nacional (DCI). En muchos casos, esta prolife- derivadas del propio uso (evolución fonética, ten-
ración de obras normativas para unificar una dencias morfológicas, analogías, cambios de sen-
misma área puede interpretarse como una con- tido, etc.). Estos usos incorrectos, no siempre
tradicción del principio básico de uniformidad justificados ni necesariamente dignos de apoyo,
terminológica, y refleja más bien la diversidad son normalmente comprensibles y explicables se-
inherente a todo lenguaje humano natural. Por gún los propios mecanismos de la lengua, como
tanto, este hecho, lejos de mostrar la necesidad una consecuencia inevitable de la evolución lin-
de unificación, es una muestra de la variación güística. Ante esta situación, se supone que la
terminológica propia de toda lengua. normalización terminológica debería ocuparse
de la depuración de incorrecciones. Sin embar-
2. Aprobación de términos innecesarios, no ava- go, no es raro que algunas nomenclaturas intro-
lados por el uso real, que o bien suponen la in- duzcan cambios ortográficos o morfológicos aje-
troducción artificial de una nueva denominación, nos a la propia norma del español. Tal es el caso
o bien son inútiles por las escasas posibilidades nuevamente de la nomenclatura farmacológica.
de implantación, dada la existencia de términos La traducción o adaptación española de algu-
bien formados e implantados. En ocasiones, son nas denominaciones de las INN (International
traducciones o adaptaciones de términos ex- Non-propietary Name), originalmente en in-
tranjeros o internacionales, a los que muchos glés, contienen grafías contrarias a las normas
usuarios oponen resistencia de uso. Fernando ortográficas del español, como bromazina o
Navarro 7 señala bastantes ejemplos de la ana- ketobemidona, entre otros muchos ejemplos.
tomía, como es el caso de la denominación es-
pañola nervio ciático poplíteo externo, que 5. Conflicto entre dos o más criterios de selección
es a veces sustituida por el término internacio- de términos, derivado de la obligada necesidad
nal nervio peroneo común, traducción de la de escoger un solo término para cada concepto
denominación nervus peronaeus communis de u objeto. Así ocurre, por ejemplo, en la nomen-
la Nomina Anatomica. Este autor insiste en la clatura zoológica, en la que el criterio de ido-
falta de éxito que han tenido muchos términos neidad (adecuación de la denominación al con-
internacionales, que no han logrado imponerse tenido conceptual) choca en ocasiones con el
a las denominaciones nacionales bien asenta- criterio de prioridad (anticipación en un des-
das en el uso. cubrimiento o hallazgo biológico).

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6. Pertenencia de un mismo término –o incluso de propuestas innovadoras. Entre éstos cabe desta-
una misma área temática– a diversas disciplinas, car la socioterminología de F. Gaudin, a la que se
lo que origina competencias terminológicas com- han sumado J.-B. Boulanger e Y. Gambier, la ter-
partidas por ciencias diferentes. Bertha M. minología sociocognitiva de R. Temmerman y
Gutiérrez Rodilla 8 recoge el ejemplo de térmi- la terminología comunicativa de T. Cabré. Cons-
nos utilizados por anatomistas, cirujanos y clíni- tituyen todas ellas piezas importantes en la cons-
cos referidos a un mismo concepto, con varian- trucción de un nuevo modelo teórico que supere la
tes propias de cada especialidad. Así, existen hasta ahora hegemónica teoría general de la ter-
discrepancias entre la Nomina Anatomica, que, minología (TGT), integrando los elementos de ésta
al rechazar los epónimos, no acepta el término que aún puedan resultar útiles en la actual activi-
glándula de Bartolino, y el lenguaje de los clí- dad terminológica, pero partiendo de una revisión
nicos, quienes siguen empleando la denomina- profunda. A esta renovación se suman también
ción derivada bartolinitis. Asimismo, determi- las aportaciones realizadas desde otras corrientes
nadas sustancias son, a la vez, sustancias quí- y disciplinas afines a la terminología, como la so-
micas y medicamentos, lo que origina un con- ciología de la ciencia y del conocimiento científico,
flicto de competencias entre farmacólogos y quí- el relativismo científico y lingüístico o la etnolin-
micos, que se traslada al plano institucional, don- güística9-14.
de se produce la colisión entre la OMS, respon-
sable de la DCI, y la UIQPA, encargada de la A estas nuevas propuestas en el plano teórico,
nomenclatura química oficial. Este hecho es se añaden, en el campo de las realizaciones prác-
importante, pues es una muestra de que los tér- ticas, las nuevas directrices de la planificación
minos se crean siempre en contextos científicos lingüística francesa llevada a cabo por la Office de la
y culturales determinados, lo que explica la di- langue française, la Délégation générale à la
versidad terminológica. langue française y el Conseil de la langue fran-
çaise, además de por otros organismos de norma-
7. Incapacidad de establecer, de forma fija y pre- lización terminológica de otros países. La política
cisa, la terminología perteneciente a disciplinas lingüística en lengua francesa, que se había carac-
nuevas que carecen de un corpus de conoci- terizado desde el final de la II Guerra Mundial por
mientos bien consensuado, al estar éste sometido un fuerte dirigismo lingüístico para combatir la in-
a cambios frecuentes derivados de la abundan- fluencia del inglés, ha renunciado parcialmente a
cia de nuevos descubrimientos propios de toda esta política fuertemente intervencionista 15-17.
ciencia incipiente. Los continuos reajustes con-
ceptuales y denominativos impiden una norma- Gracias a todo esto, la terminología actual, ocu-
lización lingüística estable; así, Bertha M. pada en esta tarea de renovación teórica y meto-
Gutiérrez8 pone el ejemplo de la genética hace dológica, ha abandonado el objetivo único –o, cuan-
unos años, cuyos cultivadores emprendieron una do menos, prioritario– de reducir, limitar o eliminar
normalización de los nombres de identificación la variación lingüística por la idea de reconocer y
cromosómica, que no dio los frutos esperados, armonizar la diversidad, sin rechazar totalmente la
como tantas veces ocurre. vieja aspiración de uniformidad terminológica, apli-
cable sólo en contextos muy determinados que exi-
Bases para una renovación jan un control terminológico estricto. Surge así una
de la terminología nueva concepción de la normalización y gestión
de los términos científicos y médicos, pasando de
En la última década, una serie de trabajos teó- la unificación exclusiva a una concepción más am-
ricos, tras poner de relieve las limitaciones de la plia que incluya también, y sobre todo, la armoni-
terminología wüsteriana, han realizado sugerentes zación.

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Para ello, es imprescindible comenzar por re- dad de rechazar unos términos privilegiando otros
conocer que la diversidad terminológica en los len- que puedan favorecer determinadas escuelas o ten-
guajes científicos y técnicos es un hecho natural, dencias de pensamiento. Buen ejemplo de este tipo
en el sentido de que es un fenómeno intrínseco de de trabajo es el Diccionario esencial de neuro-
toda lengua y de todo sector del lenguaje. Por tan- anatomía (sinónimos y epónimos), de Amparo
to, concebir la normalización como una lucha con- Ruiz Torner18, destinado especialmente a estudian-
tra esta realidad concebida como desviación o des- tes pero igualmente útil para el resto de profesio-
orden de la lengua es erróneo e ineficaz, pues la nales. En el mismo, la autora recoge las diferentes
diversidad siempre surgirá de forma espontánea. denominaciones sinonímicas y eponímicas españo-
Así pues, el trabajo terminológico no consistirá tanto las de cada término neuroanatómico de la Nomina
en poner fin a un supuesto caos lingüístico, como Anatomica, extraídas de los diferentes manuales
en controlar y poner orden a la variación inheren- y libros de texto, estableciendo las oportunas equi-
te a la lengua, partiendo de las características de valencias entre los distintos términos por los que
cada situación y contexto comunicativo. Depen- se designa a cada accidente. La denominada nor-
diendo, pues, de las condiciones de cada contexto mación por la escuela socioterminológica de Rouen
de comunicación –situación interna y externa de consiste en un proceso, de carácter espontáneo y
la lengua, finalidad del trabajo terminológico, desti- colectivo, por el que las distintas opciones termino-
natarios, área temática, nivel de especialización, lógicas propias de cada medio profesional se van
ámbito social, etc.–, convendrá aplicar una u otra fijando por el propio dinamismo de la lengua.
forma de actuación terminológica. Es obvio que
no es igual llevar a cabo un trabajo normalizador Por tanto, en una concepción amplia y renova-
en inglés, en español, en catalán o en una lengua da de la terminología, la uniformización llevada a
africana, por poner ejemplos de lenguas con situa- cabo por las nomenclaturas y las listas de términos
ciones lingüísticas, políticas, sociales y culturales normalizados, a pesar de las limitaciones e incon-
muy diferentes. Igualmente, por ejemplo, las carac- venientes señalados, no debe quedar totalmente
terísticas de un diccionario de anatomía destinado excluida del trabajo terminológico, sino que debe
a estudiantes son muy diferentes a las de una lista integrarse en el modelo renovador en que actual-
terminológica destinada a fijar internacionalmente mente se halla la ciencia y la actividad terminológica
las denominaciones de los accidentes anatómicos. y aplicarse en aquellas situaciones que así lo per-
Actualmente, se distinguen diversos tipos de inter- mitan o exijan las condiciones comunicativas.
vención terminológica, de los que destacamos los
siguientes: a) unificación o normalización pro- Autoridad y legitimación terminológica:
piamente dicha; b) armonización, y c) la llamada la norma terminológica
normación.
En una teoría que atienda al hecho de que toda
La unificación, que se corresponde con la for- lengua es un fenómeno social y cultural, sometido
ma ya descrita de intervención de la terminología a la influencia de factores como la visión del mun-
tradicional, es deseable en algunos contextos para do, el contexto social o la ideología política y cien-
alcanzar algunos objetivos científicos, como, por tífica, es imprescindible considerar el problema de
ejemplo, comparar datos epidemiológicos extraí- la autoridad y la legitimación terminológica. Por
dos por equipos de trabajo diferentes, que sólo es este último concepto, tomado de John Humbley 19,
posible utilizando denominaciones comunes para entendemos el proceso por el que un término al-
designar a cada enfermedad. La armonización canza la condición de normativo. Es el mecanis-
es una forma de control de términos y conceptos, mo social por el que un término llega a ser acepta-
escasamente intervencionista, que también puede do y usado por la comunidad científica, la cual re-
facilitar el intercambio de información sin necesi- conoce la autoridad emanada del prestigio científi-

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co o lingüístico de una publicación, entidad o autor nes de normalización que escogen y aprueban tér-
que crea o establece dicho término. La autoridad minos en obras explícitamente lexicográficas y
lingüística en terminología emana de organismos o terminológicas, más o menos al margen del debate
personas cuyo prestigio científico o terminológico científico de las publicaciones primarias. Por su
es reconocido por el resto de la comunidad hablan- parte, existen normas oficiales de carácter indus-
te. En medicina, entidades como la OMS, sociedades trial que afectan a las terminologías de las técni-
y asociaciones científicas, empresas privadas, in- cas, aparatos e instrumentos médicos. Por último,
vestigadores de reconocido prestigio científico y las administraciones públicas fijan, por medio de
profesionales del lenguaje (redactores, traductores, leyes y decretos, la denominación y contenido con-
correctores, asesores, terminólogos, etc.) son los ceptual de términos médicos referidos a estados
depositarios de la autoridad que legitima los usos físicos o mentales que afectan a situaciones jurídi-
terminológicos y quienes, por tanto, contribuyen a cas o administrativas de tipo social o laboral. Por
fijar la terminología en un complejo proceso. ejemplo, la denominación y definición de invali-
dez permanente ha de ser fijada por la administra-
No en todas las disciplinas y actividades cientí- ción pública, fijando sus características con objeto
ficas y técnicas el proceso de legitimación termi- de determinar las condiciones en que debe conce-
nológica es idéntico, pues cada una de ellas posee derse una baja laboral y el correspondiente dere-
sus propios agentes y mecanismos por los que un cho al cobro de una pensión.
término se legitima. Humbley distingue tres tipos
de legitimación: a) científica, b) técnica, y c) jurí- Considerando todos estos factores ligados al
dica. En la legitimación científica, los términos problema de la autoridad y de la legitimación, en el
son validados o invalidados por el debate manteni- trabajo terminológico normativo parecería razona-
do en documentos primarios (artículos, manuales, ble y prudente favorecer y difundir aquellos térmi-
libros de texto, comunicaciones, ponencias, etc.), nos y soluciones lingüísticas que tengan más posi-
bien por el uso directo, bien por las discusiones bilidades de implantación, que mejor se acomoden
metalingüísticas. Es una forma implícita de con- al sistema fonológico, morfológico y semántico de
vertir en normativo un término. En la legitimación la lengua y que cuenten con la garantía de ser cono-
técnica se sigue el mismo proceso que en la nor- cidos y usados realmente por el mayor número de
malización industrial, llevada a cabo a través de hablantes dentro de su ámbito de uso. Pese a ello,
los organismos oficiales de normalización (ISO, debe también reconocerse que las posibilidades de
AENOR). La terminología adoptada es aprobada implantación de un término son difíciles de prever,
explícita y oficialmente por medio de normas que pues el éxito de una palabra depende, a veces, de
recogen los términos reconocidos como acepta- factores psicológicos, sociales y culturales al mar-
bles. Es una forma de normalización en la que los gen de los puramente lingüísticos, que no siempre
intereses comerciales y estratégicos desempeñan podemos anticipar con acierto. Existen fenómenos
un importante papel. En la legitimación jurídica, como la connotación, el carácter cultural del térmi-
los términos y conceptos se establecen por los po- no o el valor simbólico del lenguaje en cada ámbito
deres públicos en documentos legales con el fin de profesional –escasamente estudiados–, que no son
regular la vida social y política. siempre previsibles.

En medicina podemos encontrar casos de los Por ello, es difícil garantizar que el término es-
tres tipos de legitimación. La terminología de las cogido por ser el hipotéticamente más apto, va a
ciencias médicas básicas, por ejemplo, se regula a ser el utilizado realmente por los hablantes. Como
través del debate en los documentos científicos señala L.-J. Rousseau15, carecemos de conoci-
por la autoridad de quienes producen el conoci- mientos que demuestren la automaticidad de im-
miento, aunque también es regulada por comisio- plantación de un término a partir de los criterios

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que presidieron su elección. De ahí que este autor Recommended Terms and Drafting of Definitions. En:
recomiende que todo trabajo terminológico debe Manuila A (ed.). Progress in Medical Terminology.
Basilea: Karger, 1981; 17-30.
ser periódicamente actualizado, revisando las elec-
ciones realizadas y reajustando la terminología en 6. Actes du Séminaire sur l’implantation terminologique
tenu à Rouen en décembre 1993. Bruselas: Rint, 1994.
función de la reacción de los usuarios y de la evo-
lución del uso. Las fuerzas dispares a que está 7. Navarro FA. Las nomenclaturas normalizadas: ¿normas
para el desmadre? En: Ronda Beltrán J (dir.). IV Curso
sometida la lengua son a menudo contradictorias, sobre administración de medicamentos. Alicante: OFIL,
y la experiencia nos demuestra que la lógica no es 1999; 173-190
siempre la única fuente de construcción de termi- 8. Gutiérrez Rodilla BM. La ciencia empieza en la palabra.
nologías. Las asimetrías y la falta de regularidad Análisis e historia del lenguaje científico. Barcelona: Penín-
en los mecanismos de formación de palabras y sula, 1998.
términos impiden construir terminologías guiadas 9. Gaudin F. Socioterminologie: propos et propositions épis-
sólo por una lógica perfecta. témologiques. Le langage et l’homme 1999; 28: 247-257.
10. Gambier Y. Travail et vocabulaire spécialisés: prolé-
Según las ideas expuestas anteriormente, de- gomènes à une socioterminologie. Meta 1991; 36: 8-15.
bemos tener muy presente, como conclusión, que 11. Boulanger JC. Présentation: images et parcours de la
la norma terminológica es siempre una mera con- socioterminologie. Meta 1995; 40; 195-205.
vención social, basada en criterios lingüísticos (fo- 12. Temmerman R. Questioning the univocity ideal: the
nológicos, morfológicos y semánticos) y extralin- difference between socioterminology and the traditional
terminology. Hermes 1997; 18: 51-91.
güísticos, que determina el uso correcto de la len-
gua. En ésta, no existen, pues, usos buenos y malos 13. Cabré MT. Hacia una teoría comunicativa de la termino-
logía: aspectos metodológicos. Rev Argentina de Lin-
intrínsecamente, sino palabras y construcciones que
güística 1999; 11.
llegan a convertirse en norma por una convención
14. Díaz Rojo JA. Revisión de la concepción tradicional de la
avalada por el prestigio de unos hablantes en quie-
terminología científica desde una perspectiva diacrónica.
nes el resto deposita la autoridad lingüística. En: Actes del Col·loqui «La història dels llenguatges
iberoromànics d’especialitat (segles XVII-XIX).
Bibliografía Solucions per al present» (Barcelona, mayo 1997). Bar-
celona: IULA, 1998; 229-240.
1. Wüster E. Introducción a la teoría de la terminología y a la 15. Rousseau LJ. Terminologie et aménagement linguistique.
lexicografía terminológica. Barcelona: IULA, 1998. En: Jornada Panllatina de Terminologia. Barcelona: UILA,
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Reproducido con autorización de Médico Interamericano 2001;20:34-38. [ http://www.icps.org ]

Panace@ Vol. 2, No. 4. Junio, 2001 46

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