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Jesús-María Silva Sánchez

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Raquel Montaner Fernández

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LIBROS JURÍDICOS
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mas de cumplimiento normativo (compliance programs) y, más precisamente, en los
programas de cumplimiento jurídico-penal (criminal compliance programs) cuya ela-
boración se exige a las personas jurídicas y empresas. Como ha sido indicado, compli-
ance significa cumplimiento de las determinaciones legales, de los estándares regula-

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tivos y el cumplimiento de otras exigencias esenciales de los stakeholders. El
compliance contribuye a mejorar la sostenibilidad del modelo de negocio, el prestigio
ante la opinión pública y la situación financiera de una empresa. El compliance abar-

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ca el establecimiento de sistemas, procesos y estructuras organizativas adecuadas en
la empresa».l El caso es que progresivamente ha ido asentándose en la doctrina y ju-
risprudencia la idea de que tanto la omisión de establecimiento de un programa de

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cumplimiento normativo jurídico-penal adecuado a las circunstancias, como la omi- Capítulo 1
sión de su actualización o los déficits en su gestión, como --en fin-- la infracción de
sus disposiciones, constituyen el fundamento último de la novedosa responsabilidad
penal de las personas jurídicas. Pero asimismo generan responsabilidad penal indivi- LA RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS

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dual para administradores, directivos y empleados de las referidas personas jurídicas;
no en vano, incluso han dado lugar al surgimiento de una nueva posición de respon- PERSONAS JURÍDICAS EN DERECHO

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sabilidad, cuyos contornos a los efectos del Derecho penal siguen siendo bastante
oscuros: el llamado complíance officer, o directivo de cumplimiento.
De todo ello se ocupan las páginas que siguen, en las que se trata de la responsa-
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bilidad penal de las personas jurídicas; de los programas de cumplimiento; de las jesús-María Silva Sánchez*

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investigaciones corporativas internas y la gestión de los canales de denuncia interna;
de los deberes de colaboración con la Administración de justicia; de las culturas cor-
porativas sesgadas; del papel de los abogados de empresa y de los compliance officers;

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entre otros temas. Una obra que pretende servir de referencia a todos los operadores
del sistema jurídico penal (abogados penalistas, jueces y fiscales), pero también a los l. INTRODUCCIÓN
asesores de empresa que han de ir aprendiendo a desenvolverse en este complejo
mundo de autorregulación y autogestión del que se derivan responsabilidades penales, Desde el 23 de diciembre de 20101 existe en España un sistema jurídico-material
en ocasiones junto con manifiestos conflictos de intereses.
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No puedo finalizar sin agradecer aJos autores su empeño continuado. Todos ellos
han contribuido a la culminación de esta obra que puede prestar una significativa
de responsabilidad penal de las personas jurídicas, 2 cuyo núcleo lo constituye el art.
31 bis CP. La expresión <<personas jurídicas» no es casual: la responsabilidad penal se
imputa sólo a entes dotados de personalidad jurídica y no a empresas, entendidas
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contribución a la práctica del Derecho. A Raquel Montaner e Ivó Coca debo agradecer
su disposición supererogatoria. 2 Siempre he creído que sin la supererogación virtuosa
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de algunos resulta imposible que una agrupación de personas -la que sea- cumpla
finalmente el deber común. Y este caso no había de ser una excepción. * Catedrático de Derecho penal. Universitat Pompeu Fabra. Abogado socio de Molins&Silva.
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l. En esa fecha entró en vigor la Ley Orgánica 5/2010, de 22 de junio, tras seis meses de
Jesús-María SILVA SÁNCHEZ vacatio legis.
2. Sobre el alcance de la reforma véase en la doctrina española, entre otros muchos, ZUGALDÍA
ESPINAR, La responsabilidad penal de empresas, fundaciones y asociaciones: presupuestos sustan-
tivos y procesales, 2008; NIETO MARTÍN, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: un
modelo legislativo, 2008; FEIJOO SÁNCHEZ, Cuestiones actuales de Derecho Penal económico, 2009;
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ROBLES PLANAS, «El "hecho propio" de las personas jurídicas y el informe del Consejo General del
Poder Judicial al Anteproyecto de Reforma del Código penal de 2008», InDret Penal 2/2009; GÓMEZ-
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)ARA DÍEZ, Fundamentos modernos de la responsabilidad penal de las personas jurídicas, 2010;
GÓMEZ TOMILLO, Introducción a la responsabilidad penal de las personas jurídicas en el sistema
l. MENZIES (Hrsg.), Sarbanes-Oxley und Corporate Compliance. Nachhaltigkeit, Optimierung, español, 2010; FEIJOO SÁNCHEZ, «La responsabilidad penal de las personas jurídicas», en DÍAZ-MA-
lntegration, 2006, p. 2.
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ROTO Y VILLAREJO (dir.), Estudios sobre las reformas del Código penal, 2011, pp. 61 y ss.; BAJO
2. Esta obra se enmarca en el Proyecto de investigación «Nuevos fenómenos regulatorios y FERNÁNDEZ/FEIJOO SÁNCHEZ/GÓMEZ-JARA DÍEZ, Tratado de responsabilidad penal de las personas
responsabilidad penal de la empresa», financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad jurídicas, 2012; ZUGALDÍA ESPINAR, La responsabilidad criminal de las personas jurídicas, de los
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del Gobierno de España. Referencia del Proyecto: FFI2008-01738/FISO. entes sin personalidad y de sus directivos, 2013.

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como unidades económicas. 3 Para los casos de entidades u organizaciones no dotadas Dicho sistema contiene tanto la específica regla de imputación7 (art. 31 bis 1., 3. y 5.
de personalidad jurídica (grupos de sociedades, sucursales, unidades productivas, CP), como las atenuantes de responsabilidad (art. 31 bis 4. CP), el conjunto de penas
UTEs, etc.) en las que se comete un delito la reforma legal ha establecido la vía de aplicables (art. 33.7 CP) y las reglas de determinación judicial de la pena (art. 66 bis
atribución de las, así llamadas, consecuencias accesorias (no penas en sentido estricto) CP). Es importante subrayar que no existe de modo explícito ninguna referencia a

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en las que aquí no nos detendremos (art. 129).4 posibles causas de exclusión de la responsabilidad penal de la persona jurídica. Por lo
El sistema español de responsabilidad penal de las personas jurídicas resulta tam- demás, sólo más recientemente, en concreto desde el 1 de noviembre de 2011,s se
bién aplicable a personas jurídicas de Derecho extranjero, en la medida en que éstas cuenta también con una regulación de la intervención de la persona jurídica en el

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tengan centros de producción o sucursales en España. Rige incluso para aquéllas que proceso penal y una especificación de los derechos que a ésta se le atribuyen en dicho
no tengan ningún vínculo de organización con España, en la medida en que desde ámbito. En el presente texto tampoco nos ocupamos de tales cuestiones procesales.9
ellas se realicen conductas o se produzcan resultados relevantes para el Derecho penal La reforma del Código penal no venía precedida de consenso doctrinal. Al con-

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español. Como regla general, el principio de ubicuidad determina que la jurisdicción trario, existía en España un debate en dos planos. Por un lado, sobre la necesidad
española entienda de la realización de conductas o de la producción de resultados en político-criminal de un modelo de tales características y sobre los efectos político-
territorio español relevantes para el Derecho penal español. Pero obviamente también criminales secundarios de éste en el Derecho penal de la empresa. Por otro lado,
existen casos de persecución extraterritorial. sobre la posibilidad de fundamentar de forma jurídicamente legítima tal modelo de

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Por lo demás, incluso cabe considerar la posibilidad de que matrices extranjeras responsabilidad. Ello, como es sabido, no constituye una peculiaridad del caso espa-
de sociedades filiales españolas puedan incurrir en responsabilidad penal conforme ñol. En realidad, la existencia de este debate puede afirmarse respecto a toda Europa

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al Derecho español en la medida en que: a) la filial española carezca realmente de y, paradójicamente, incluso a propósito de los Estados Unidos.l 0
autonomía organizativa y sus empleados respondan a instrucciones de la matriz ca-
nalizadas, por ejemplo, a través de divisiones de negocio; o b) aunque no se dé lo
anterior, algún directivo o empleado de la matriz se vea implicado en el hecho delic- allanamiento informático (art. 197); estafas (art. 251 bis); insolvencias punibles (art. 261 bis); daños

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tivo cometido desde la filial. informáticos (art. 264); delitos contra propiedad intelectual e industrial, mercado y consumidores
Como puede apreciarse en la Parte especial del Código, el sistema legal de respon- (art. 288); blanqueo de capitales (art. 302); delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social
sabilidad penal de las personas jurídicas5 es aplicable a una extensa lista de delitos, entre (art. 310 bis); delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros (art. 318 bis); delitos de
construcción, edificación y urbanización (art. 319); delitos contra el medio ambiente (arts. 327 y

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los que se cuenta la práctica totalidad de los delitos patrimoniales y socio-económicos. 6
328); delitos relativos a la energía nuclear (art. 343); delitos de riesgo provocados por explosivos
(art. 348); delitos contra la salud pública (art. 369 bis); falsedad de medios de pago (art. 399 bis);
cohecho (art. 427); tráfico de influencias (art. 430); corrupción de funcionario público extranjero
3. Cfr. VON FREIER, <<Zurück hinter die Aufklarung? Zur Wiedereinfiihrung von Verbandsstrafen», (art. 445); delitos de organización (art. 570 quarter); financiación del terrorismo (art. 576 bis); y
GA 2009, pp. 98 y ss., 102 y ss., alude a la existencia de dos nociones de base: la de la responsa- delitos de contrabando (art. 2 L.O. 12/1995, tras la reforma operada por medio de la LO 6/2011,
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bilidad de la persona jurídica; y la de la responsabilidad penal de la empresa. Según la primera, no
deberían ser hechas responsables sociedades matrices por hechos cometidos en las filiales; ni tam-
de 30 de junio). Excepciones sorprendentes son la administración desleal (art. 252 CP), muy im-
portante para los casos de personas jurídicas administradoras de otras, la alteración de precios en
poco deberían ser hechas responsables las sociedades sucesoras por hechos cometidos por las su- concursos y subastas públicas (art. 262 CP), la falta de colaboración con entidades inspectoras en
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cedidas. En cambio, la idea de responsabilidad penal <<de la empresa» permitiría salvar estas fronte- mercados sujetos a supervisión administrativa (art. 294 CP), así como los delitos contra los derechos
ras a partir de la idea de empresa como unidad económica (el grupo es una unidad económica) de los trabajadores (art. 311 y ss. CP).
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que se prolonga en el tiempo más allá de la duración de una determinada forma jurídica (en la 7. La expresión «regla de imputación» se utiliza aquí en sentido estricto, por oposición a
sucesión de empresas, tras una disolución de personas jurídicas). La responsabilidad de la persona «norma>>. Sobre cuál sea la norma (de valoración) vulnerada por la persona jurídica vid. infra.
jurídica debe reputarse responsabilidad individual. La responsabilidad de la empresa debe reputarse 8. Fecha de entrada en vigor de la Ley 37/2011, de 10 de octubre, de medidas de agilización
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responsabilidad colectiva en sentido estricto. procesal, que introdujo las correspondientes reformas en la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
4. Sí conviene indicar, por tanto, que la imposición a una sucursal o unidad de negocio de las 9. Sobre ellas cfr., por ejemplo, BAJO FERNÁNDEZ/GÓMEZ-JARA DÍEZ, en BAJO/FEI]OO/GÓMEZ-JARA,
consecuencias del art. 129 es compatible con la imposición a la persona jurídica titular de esa sucur- Tratado, 2012, pp. 277 y ss.
sal o unidad de negocio de las sanciones del art. 31 bis y concordantes. Sobre las consecuencias del 10. Un siglo después del leading case New York Central & Hudson River R.R.Co. v. United
art. 129 CP cfr. FEl]OO SÁNCHEZ, en BAJO/FEl]OO/GÓMEZ-]ARA, Tratado de responsabilidad penal de las States, 212 U.S. 481,(1909). Un buen resumen del estado del debate norteamericano se halla en
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personas jurídicas, 2012, pp. 265 y ss. HENNING, «Should the Perception of Corporate Punishment Matter?», Wayne State University Law
5. Éste excluye, como regla general, la responsabilidad de las personas jurídicas de Derecho School Legal Studies Research Paper Series, (10-26), 2011. La tesis del autor es que el fin de las
público así como la de las sociedades mercantiles de capital público en la medida en que <<ejecuten sanciones a las personas jurídicas no puede tener, en todo caso, una connotación retributiva, sino
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políticas públicas o presten servicios de interés económico general» (art. 31 bis 5. CP). El texto legal sólo la de incentivar la introducción de programas de cumplimiento normativo. En el caso de que
alude a <<sociedades mercantiles estatales»; sin embargo, la interpretación más difundida del adjetivo éstos ya existan, las sanciones tendrían como finalidad la de incrementar el control interno, modi-
<<estatales» acoge un concepto amplio de <<Estado», comprensivo de la administración central, la ficando la cultura corporativa a fin de prevenir de forma más efectiva delitos futuros. Véase también
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autonómica, la foral, la insular y la local. el análisis crítico de HAsNAS, «The Centenary of a Mistake: One Hundred Years of Corporate Criminal
6. Así: Tráfico ilegal de órganos (art. 156 bis); trata de seres humanos (art. 177 bis); delitos Liability», American Criminal Law Review, v. 46, 2009, pp. 1329 y ss.; ALSCHULER, <<Two Ways to Think
relativos a la prostitución y corrupción de menores (art. 189 bis); delitos contra la intimidad y About the Punishment of Corporations», American Criminal Law Review, v. 46, 2009, pp. 1359
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La tesis favorable a la introducción de un modelo de sanciones penales para las tas, incluso menos drásticas). Pero, por otro lado, van provistas de una dimensión
personas jurídicas -a la que parece haber dado la razón el legislador español- ha expresiva -el estigma del Derecho penal- que las diferencia de cualesquiera san-
venido sosteniendo que aquél resulta necesario para combatir con éxito la criminali- ciones extrapenales. Está bastante claro que el legislador ha tenido en cuenta esa
dad empresarial. Los argumentos que se esgrimen para sostener la necesidad de un dimensión expresiva de lo penal; y que pretende servirse del fuerte desincentivo que

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modelo como el introducido en 2010 son los siguientes. En primer lugar, el de la suponen los costes reputacionales del proceso y la sanción penal como mecanismo
irresponsabilidad organizada: no siempre es posible sancionar penalmente a perso- preventivo-coercitivo. En cambio, no ha manifestado en ningún lugar razones sobre
nas físicas (administradores, directivos, representantes) por los delitos cometidos en el merecimiento de tal estigma. Es cierto que la expresión «merecimiento>> casa mal

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el marco de la actividad empresarial de la persona jurídica. En segundo lugar, el de con un ente cuya cualidad de agente moral resulta más que discutible -y en este
la insuficiencia preventiva de la responsabilidad penal individual: incluso en los texto, desde luego, se rechaza-. Pero precisamente ello debiera conducir a una
casos en que tal sanción sea posible, superando las dificultades probatorias o técnico- reflexión más honda sobre el hecho de que, realmente, tenga sentido hablar de

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jurídicas que muchas veces se suscitan, ella constituye una respuesta insuficiente para «penas>> en relación con las consecuencias de la atribución de <<responsabilidad>> a
la criminalidad empresarial. Y, en tercer lugar, el de la insuficiencia preventiva de las personas jurídicas.
las formas de responsabilidad colectiva no penales: las alternativas orientadas a la En cuanto a la cuestión de la legitimidad jurídica del modelo de atribución de
responsabilidad de la propia persona jurídica al margen del Derecho y del proceso responsabilidad penal a las personas jurídicas, una línea de opinión ha señalado que
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penal (muy en concreto, las sanciones u otras medidas administrativas) no son ade- no hay razón para discutirla si se observa que tal modelo no es idéntico al de la teoría
' cuadas para la mayor parte de la criminalidad que se genera en la actividad de la del delito individual. De modo que habría que sostener que la teoría del delito en

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empresa; en este punto, son consideraciones vinculadas al modo de articulación de sentido amplio contiene dos sistemas de imputación: el de las personas físicas y el de
los procedimientos penal y administrativo, así como a la peculiar naturaleza simbó- las personas jurídicas.13 Sin embargo, lo cierto es que no resulta tarea fácil la de cons-
lica de la reacción penal las determinantes. · truir los equivalentes funcionales de las categorías de la teoría del delito de la persona
Con todo, lo cierto es que no había razones para sostener que el Derecho penal física en el ámbito de la persona jurídica. Ni siquiera es fácil sostener que pueda ha-
blarse con propiedad de la comisión de un delito por parte de la persona jurídica. 14 Y

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de la empresa estuviera fracasando ostensiblemente en España. De hecho, durante los
últimos tres lustros los Juzgados y Tribunales penales ya dispusieron de la posibilidad ello puede advertirse con claridad en la concreta configuración del modelo español
de imponer unas denominadas «consecuencias accesorias» para las empresas en el de 2010. Por eso no extraña que exista un sector doctrinal no irrelevante que afirma

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caso de algunos delitos cometidos en su seno. Sin embargo, apenas hicieron uso de que lo que el Código penal español denomina <<penas>> no lo son en sentido estricto.l 5
esta posibilidad; y cuando lo hicieron, ello tuvo lugar de modo vinculado casi exclu- El problema que, a mi juicio, suscita esta tesis es que, como consecuencia de su pos-
sivamente a la criminalidad organizada. 11 Por lo demás, la reforma legal no ha venido tulado de partida, lleva a cabo una lectura rigurosamente gramatical del texto legal.
precedida de estudio empírico alguno que avalara las suposiciones de un sector de la Así, no propone explícitamente interpretación restrictiva (teleológica) alguna del tenor
doctrina y permitiera superar las objeciones político-criminales a la implantación de
un sistema de responsabilidad penal de las personas jurídicas.
Tampoco se ha producido una discusión digna de tal nombre sobre la existencia
U 13. Sin embargo, la doctrina alemana ha perseverado en las críticas de vulneración del prin-
y medida del merecimiento de pena de las personas jurídicas.l 2 En realidad, al no
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cipio de culpabilidad, castigo de inocentes, rechazable doble incriminación o innecesariedad
existir -por razones obvias- la pena de prisión en este ámbito, no ha existido (Hefendehl): cfr. KELKER, «Die Strafbarkeit juristischer Personen unter europaischem Konvergen-
debate sobre el significado valorativo de la imposición de sanciones penales a per-
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zdruck>>, en AMELUNG/GÜNTHER/KÜHNE (eds.), FS-Krey, 2010, pp. 221 y ss., 234 y ss.; ello, hasta el
sonas jurídicas. Son éstas sanciones que, en su dimensión fáctica, resultan idénticas punto de que un grupo de profesores produjo en 2004 un proyecto alternativo de persecución
a las que podrían imponérseles en vía administrativa (o, como es el caso de las mul- penal europea (AE Europiiische Strafverfolgung) en el que, por la incompatibilidad de los demás
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modelos con el principio de culpabilidad, sólo se admitía para la responsabilidad de las personas
jurídicas la denominada «solución de las medidas (MafJregellosung)>>: SCHÜNEMANN, <<Grundzüge
eines Alternativ-Entwurfs zur europaischen StraiVerfolgung>>, ZStW, (117), 2005, pp. 377, 379. Este
y ss., 1363: «Tbe year 2009 marks the centennial of a giant step backwards»; también crítico con es el punto de vista que, por mi parte, traté de fundamentar en su día para el Derecho español:
el modelo norteamericano BAER, <<Organizational Liability and the Tension Between Corporate and SILVA SÁNCHEZ, «La responsabilidad penal de las personas jurídicas y las consecuencias accesorias
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Criminal Law», ]ournal of Law and Policy, (19), 2010, pp. 1 y ss. En cambio, en defensa del mo- del art. 129 del Código penal», en Derecho penal económico, Manuales de Formación Continua-
delo, por ejemplo, FRIEDMAN, <<ln Defense of Corporate Criminal Liability», Harvardjournal of Law da 14, 2001, pp. 307 y ss. La propia KELKER, FS-Krey, 2010, p. 247, considera que, dada la trascen-
& Public Policy, (23), 2000, pp. 833 y ss.; ROBSON, «Crime and Punishment: Rehabilitating Retribu- dencia del principio de culpabilidad, si se pretendiera imponer a toda la UE un modelo de respon-
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tion as a Justification of Organizational Criminal Liability», American Business Law ]ournal, v. 47, sabilidad penal en sentido estricto para las personas jurídicas, Alemania debería hacer uso de su
2010, pp. 109 y SS. derecho de veto.
11. Cfr. SILVA SÁNCHEZ, «La aplicación judicial de las consecuencias accesorias para las empresaS>>, 14. Cfr. LAUFER/STRUDLER, «Corporate Intentionality, Desert, and Variants of Vicarious Liability>>,
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InDret Penal 2/2006. American Criminal Law Review, v. 37, 2000, pp. 1285 y ss., 1289.
12. Cfr. sobre este punto, especialmente, DÍEZ RIPOLLÉS, «La responsabilidad penal de las per- 15. Cfr. ROBLES PLANAS, «Pena y persona jurídica: crítica del artículo 31 bis CP>>, Diario La Ley
sonas jurídicas. Regulación española>>, InDret Penal 1/2012, pp. 2 y ss. núm. 7705, 2011, pp. 1 y ss.
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literal de la ley; con lo que avala tácitamente la posición más expansiva en cuanto al 11. EL MODELO ESPAÑOL DE IMPUTACIÓN A LAS PERSONAS
alcance de la <<responsabilidad penal>> de las personas jurídicas. 16 JURÍDICAS DE UNA RESPONSABILIDAD PENAL POR DEUTOS
Seguramente por todo lo anterior, el legislador de 2010 eludió una justificación COMETIDOS EN SU SENO
político-criminal detenida -con base empírica y consideraciones valorativas detalla-

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das- de la introducción en el Código penal de un modelo de responsabilidad penal 1. La acogida (en principio) del modelo de la atribución
de las personas jurídicas. Así, el Preámbulo de la Ley Orgánica 5/2010 señala simple-
mente que <<Son numerosos los instrumentos jurídicos internacionales que deman-

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Como es sabido, existen, básicamente, dos modelos dogmáticos para fundamentar
dan una respuesta penal clara para las personas jurídicas». Ello no es cierto; 17 en la atribución de responsabilidad penal a las personas jurídicas: un modelo de respon-
todo caso, no lo es para la mayor parte de los delitos que ahora pasan a ser imputa- sabilidad por atribución y otro de responsabilidad por un hecho propio. 21 Una regu-
dos, además de a personas físicas, también a las jurídicas. Por regla general, los con-

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lación legal se adscribe a uno u otro modelo en función de que la atribución de res-
venios internacionales y las disposiciones de la UE exigen que a las personas jurídicas ponsabilidad a la persona jurídica se produzca por una mera transferencia (adicional)
se les impongan sanciones <<efectivas, proporcionadas y disuasorias». Esto, como a ésta de la responsabilidad originada por el hecho cometido por alguna persona físi-
mínimo, deja abierta la opción entre sanciones administrativas, medidas de seguridad ca situada en la cúspide -o, en su caso, en niveles inferiores- de su entramado or-
u otras consecuencias jurídico-penales y penas en sentido estricto. Por tanto, la op- ganizativo (Zurechnungsmodell) o bien por la atribución de una responsabilidad pro-

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ción del nuevo texto legal por <penas en sentido estricto» debería haberse justificado pia a la persona jurídica como tal (modelo de la originare Verbandshaftung). 22
en mayor medida que en la que ello ha tenido lugar. Una lectura sin pre-comprensiones hermenéuticas 23 del art. 31 bis l. CP revela que

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En vista de todo lo anterior, parece que lo más razonable es pensar que el legis- el legislador español ha optado por el modelo de la transferencia o imputación. 24 Así,
lador español, de forma más bien irreflexiva, se ha dejado llevar por la tendencia (no el tenor literal de su texto hace responsables penalmente a las personas jurídicas -en
por el Derecho) internacional. Es decir, que en su ánimo ha pesado el hecho de que primer lugar- de los delitos cometidos por personas físicas que ostenten en ellas la
la tendencia a incorporar modelos de responsabilidad (cuasi-)penal para las perso- posición de representantes legales, administradores de derecho o administradores de

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nas jurídicas es una de las características más relevantes de la evolución del Derecho
penal continental -y en particular del Derecho penal de los países de la Unión Eu-
ropea-18 de las últimas dos décadasJ9 Ahora bien, precisamente por tratarse de re-

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21. Al respecto, en la doctrina española, BACIGALUPO SAGESSE, La responsabilidad penal de las
gulaciones que traen causa de la soberanía nacional más que de una europeización
personas jurídicas, 1998; SILVA SÁNCHEZ, en Derecho penal económico, Manuales de formación
de los sistemas de cada Estado, el resultado ha sido la presencia de regulaciones muy continuada 14, 2001, pp. 308 y ss., 321 y ss. Más reciente y exhaustivamente, GÓMEZ-}ARA DÍEZ, La
desiguales, así como muy complicadas, inmaduras y problemáticas. 20 El caso español culpabilidad penal de la empresa, 2005; EL MISMO, La responsabilidad penal de las empresas en
no es una excepción. los EE.UU., 2006; EL MISMO (ed.), Modelos de autorresponsabílídadpenal empresarial. Propuestas

U globales contemporáneas, 2006; NIETO MARTÍN, La responsabilidad penal de las personas jurídicas:
un modelos legislativo, 2008; DEL ROSAL BLASCO, «La delimitación típica de los llamados hechos de
conexión en el nuevo artículo 31 bis núm. 1, del Código penah, CPC, (103), 2011, pp. 41 y ss., 45 y
ss.; FEI]OO SÁNCHEZ, en Tratado, 2012, pp. 65 y ss.
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16. Esta posición considera constitucionalmente legítima cualquier interpretación del modelo 22. Lo que no excluye algunas fórmulas mixtas. La doctrina española sobre todos estos temas
siempre que ceteris paribus se acepte que no se trata de «penas» en sentido estricto (ROBLES PLANAS, se ha visto muy fuertemente influida por la bibliografía alemana. Al respecto, STRATENWERTH, «Straf-
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Diario La Ley, (7705), 2011, p. 8). rechtliche Unternehmenshaftung?>>, en GEPPERT/BOHNERT/RENGIER (eds.), FS-Schmitt, 1992, pp. 295
17. En el mismo sentido, tras un examen exhaustivo de todos los instrumentos internacionales y ss.; VOLK, «Zur Bestrafung von Unternehmen>>, JZ 1993, pp. 129 y ss.; ALWART, <<Strafrechtliche
y europeos, KELKER, FS-Krey, 2010, p. 233. Haftung des Unternehmens -vom Unternehmenstater zum Taterunternehmen>>, ZStW, (105), 1993,
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18. KELKER, FS-Krey, 2010, p. 245: se puede considerar que tal modelo de responsabilidad se pp. 752 y ss.; EHRHARDT, Unternehmesdelínquenz und Unternehmensstrafe, 1994; SCHROTH, Unter-
ha difundido ya por prácticamente toda la Unión Europea. nehmen als Normadressaten und Sanktionssubjekte, 1993; HEINE, Die strafrechtlíche Verantwort-
19. Referencias en PRADEL, Droit pénal comparé, 2002, pp. 351 y ss. De forma exhaustiva, líchkeít von Unternehmen, 1995; RANSIEK, Unternehmensstrafrecht, 1996; VON FREIER, Krítik der
KELKER, FS-Krey, 2010, pp. 237 y ss.: Países Bajos (1971), Portugal (1984), Suecia (1986), Norue- Verbandsstrafe, 1998. Más recientemente, LEIPOLD, <<Pladoyer gegen die Einführung eines Unterneh-
ga (1991), Islandia (1993), Francia (1994), Finlandia (1995), Dinamarca (1996), Bélgica (1999), mensstrafrechts», en BUB/MEHLE/SCHUMANN (eds.), FS-Gauweíler, 2009, pp. 375 y ss.; TRÜG, <<Zu
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Eslovenia (1999), Polonia (2003), Suiza (2003), Austria (2006), Rumanía (2006); aludiendo también den Folgen der Einführung eines Unternehmensstrafrechts», Wistra 2010, pp. 241 y ss.
a las regulaciones italiana y griega (2001), como próximas al modelo alemán de mera responsa- 23. Lo subraya DEL ROSAL BLASCO, CPC, (103), 2011, p. 51 y ss.
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bilidad administrativa. Sobre la regulación italiana cfr. MANTOVANI, Diritto penale. Parte genera/e, 24. Así, la Circular 1/2011 de la FGE, p. 33, en la que se indica expresamente que el legislador
2007, pp. 114-115. Respecto a la situación en Austria, ROBLES PLANAS, «¿Delitos de personas ju- ha implantado un <<Sistema de heterorresponsabilidad penal» (p. 30); asimismo, ÜRTIZ DE URBINA
rídicas? A propósito de la ley austríaca de responsabilidad de las agrupaciones por hechos de- GIMENO, <<Responsabilidad penal de las personas jurídicas y programas de cumplimiento empresarial>>,
lictivos», lnDret Penal 2/2006. En cuanto a Suiza, HURTADO Pozo, «La responsabilidad penal de la en GOÑI SEIN (dir.), Ética empresarial y códigos de conducta, 2011, pp. 95 y ss.; DÍEZ RIPOLLÉS,
O

empresa en el Derecho penal suizo», en Derecho penal y Criminología, v. XXIX, (86-87), 2008, InDret Penal 1/2012, p. 14. Como veremos, que esto sea así prima facíe no obsta a que deba pro-
pp. 95 y SS. cederse a alguna interpretación que haga dicho texto compatible con principios constitucionales
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20. KELKER, FS-Krey, 2010, p. 246. básicos. Pero ello requiere una auténtica <<reconstrucción» del art. 31 bis 1 CP.

20 21
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La responsabilidad penal de las personas jurídicas en Derecho español

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hecho. 2 5 Pero -en segundo lugar- también las hace responsables por los delitos El problema del nivel que habrá de ocupar el subordinado en la persona jurídica
cometidos por subordinados de los sujetos anteriores. La condición para tal segunda para que el hecho realizado por él pueda generar una responsabilidad en ésta no es
vía de atribución de responsabilidad es que la comisión del delito por los subordina- resuelto por el tenor literal del texto. La interpretación más restrictiva llevaría a con-
dos haya sido posible por no <<haberse ejercido sobre ellos el debido control atendidas cluir en este punto que el subordinado habría de ser un inferior jerárquico directo de

O
las concretas circunstancias del cas0>>. 2 6 los administradores o representantes legales, de modo que la omisión del debido
Cuestión aparte es la determinación de en qué nivel de la estructura organizativa control tendría que ser atribuible a éstos. Sin embargo, el art. 66 bis F e) CP hace
de la persona jurídica ha de situarse el subordinado que cometa el delito. Y, en con- depender la imposición y extensión de las penas de las letras b) a g) del art. 33.7 <<del

IC
secuencia, quién debe haber omitido de modo inmediato el debido control sobre él puesto que en la estructura de la persona jurídica ocupa la persona física u órgano
para que se genere la responsabilidad penal de la persona jurídica. que incumplió el deber de control». El texto parte, pues, de que la omisión de control
A este respecto, conviene partir de dos consideraciones. Por un lado, que el <<debi- puede haberse producido en niveles jerárquicos diversos. Así, una interpretación sis-

ÉM
do control» no se atribuye por el texto legal a sujeto concreto alguno, sino que se ex- temática llevaría a admitir que el subordinado que cometa el hecho delictivo puede
presa en términos impersonales. Es decir, el texto legal no define el círculo de garante estar situado en niveles inferiores de la propia estructura de la persona jurídica. En
o garantes de supervisión de la conducta del subordinado: los que <<deberían>> haberle consecuencia, que la omisión del debido control no tendría por qué ser inmediata-
controlado. A este respecto, por supervisión debe entenderse: a) el establecimiento de mente imputable a los administradores o representantes legales sino a otros subordi-

P. D
mecanismos de obtención de información sobre el comportamiento del subordinado; nados de éstos. Ello, naturalmente, con independencia de que en última instancia la
y b) el establecimiento de mecanismos de corrección de tal comportamiento, si es que responsabilidad por el establecimiento de un sistema de debido control sí pueda (y

C CA
se prevé o se debe prever que sea delictivo, o bien de transmisión de la información deba) ser reconducible a los administradores. 27
obtenida a la persona encargada de tal corrección. Por otro lado, que el texto sí indica Como se ha indicado, los delitos cuya comisión por parte de las personas físicas
que es preciso que el debido control, de haber sido llevado a cabo, hubiera imposibili- antes mencionadas da lugar a responsabilidad penal de la persona jurídica han sido
tado el hecho delictivo del subordinado. Ello significa que si, pese a haberse omitido específicamente designados en la Parte especial del Código penal, mediante la inser-

PU A
el debido control, en las cir~unstancias del caso su cumplimiento no habría logrado ción en el contexto de las correspondientes regulaciones típicas de una regla de impo-
evitar el hecho del subordinado, entonces no se genera responsabilidad de la persona sición de penas a la persona jurídica <<responsable» de cada delito o grupo de delitos.
jurídica. Esta expresión legal no hace sino recoger la fórmula de la cuasicausalidad (o Las regulaciones típicas en cuyo marco se insertan dichas reglas de imposición de

SO
imputación objetiva) del resultado en los delitos de comisión por omisión. De este penas constituyen tipos de delito consumado y de autoría. Ciertamente, en el caso de
modo, pretende subrayar que el hecho delictivo del subordinado ha de poder ser im- que lo realizado por la persona física sea una conducta de tentativa o de participación,
putado a la omisión del debido control del superior del que se trate para que se pro- a ésta le serán aplicables las correspondientes reglas contenidas en la Parte general.
duzca la situación típica de responsabilidad de la persona jurídica. Importa, sin embargo, subrayar que en el sistema del Código penal español no se ha

U previsto ninguna indicación especial respecto a cómo proceder con la persona jurídica
en tales casos en que la conducta de las personas físicas cuya responsabilidad se trans-
fiere a la persona jurídica no haya consumado delito alguno o haya tenido meramente
el significado de intervenir en hechos de otros a título de inductor o cooperador. 28
A
25. Art. 31 bis l. inciso primero: « ... las personas jurídicas serán pena/mente responsables de
los delitos cometidos en nombre o por cuenta de las mismas, y en su provecho, por sus represen- Cuestión aparte es la relativa a la responsabilidad de las personas jurídicas por
R

tantes legales y administradores de hecho o de derecho». Un caso singular es el de la persona ju- delitos especiales (delitos contra la Hacienda pública y Seguridad social, alzamiento
rídica administradora (de derecho) de otra. En este caso, si quien comete el delito es la persona de bienes y concurso, entre otros). Lo significativo del caso es que el primigenio
física representante de la persona jurídica administradora, podría darse la situación de que respon- intraneus (autor idóneo) de tales delitos es la propia persona jurídica. Sin embargo,
PA

dieran: a) la persona jurídica administradora, de la que la persona física es representante; y b) la como es sabido, el legislador español ha optado por un sistema de responsabilidad
persona jurídica administrada, de la que la persona física representante de la persona jurídica ad-
de las personas jurídicas vinculado a la comisión de delitos por parte de las perso-
ministradora es, a su vez, administradora de hecho. Será obviamente preciso que concurran el resto
de requisitos, en particular el provecho económico, para ambas personas jurídicas. En este sentido,
nas físicas. Por tanto, también en el caso de delitos especiales cuyo intraneus pri-
con referencias, DE LA CUESTA, «Responsabilidad penal de las personas jurídicas en el Derecho es-
A

pañoh, Revista electrónica de la AIDP, 2011, A-05:1 y ss., 12. En general sobre los conceptos de
administrador de derecho, de hecho y representante, DEL ROSAL BLASCO, CPC, (103), 2011, pp. 54 27. En todo caso, no parece que el modelo español pueda interpretarse como análogo a los
PI

y ss.; FEIJOO SÁNCHEZ, en Tratado, 2012, pp. 91 y ss.; aludiendo a la posibilidad de que entre ellos modelos norteamericanos de respondeat superior, en los que la responsabilidad corporativa podía
se cuente el compliance officer. ser generada por la conducta de cualquier empleado. En realidad, el propio Model Penal Code,
26. Art. 31 bis l. inciso segundo: "· .. las personas jurídicas serán también pena/mente respon- Section 2.07 (1) (e) ya se había separado de ese modelo; un modelo, por lo demás, bastante criti-
sables de los delitos cometidos, en el ejercicio de actividades sociales y por cuenta y en provecho cado en la doctrina americana: por ejemplo, WEISSMANN, <<A New Approach to Corporate Criminal
O

de las mismas, por quienes, estando sometidos a la autoridad de las personas físicas mencionadas Liability», American Criminal Law Review, v. 44, 2007, pp. 1319 y ss., 1320.
en el párrafo anterior, han podido realizar los hechos por no haberse ejercido sobre ellos el debi- 28. La atribución de responsabilidad penal a la persona jurídica en estos casos plantea, por
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do control atendidas las concretas circunstancias del caso». consiguiente, algunas dificultades en relación con el principio de legalidad.

22 23

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migenio es la persona jurídica será preciso partir de un hecho delictivo de una de las actividades sociales y por cuenta y en provecho>> de la persona jurídica; así
persona física que pueda ser calificada como intraneus. Dicha calificación no es como que haya tenido lugar la omisión del debido control antes mencionada. 33
posible de modo directo, sino -como es sabido- sólo en virtud de transferencia Un criterio de conexión así fijado no plantearía, de entrada, problemas desde
conforme a la regla del actuar en lugar de otro del art. 31 CP. Pues bien, el art. 31 la perspectiva de la teoría del delito. En la medida en que los elementos de acción,

O
CP sólo permite transformar en intraneí a los administradores de hecho o de dere- antijuridicidad, culpabilidad y punibilidad los realiza la conducta de la persona fí-
cho y a los representantes legales de la persona jurídica. Ello significa que en el caso sica que <<Comete» el delito, aquellos problemas se ven eludidos. En cambio, sí da
de los delitos especiales la persona jurídica sólo responderá si es posible sostener lugar a un problema dogmático la determinación de la naturaleza del título de im-

IC
la comisión del delito especial a título de autor por parte de tales sujetos (obvia- putación de responsabilidad a la persona jurídica por los hechos cometidos por
mente a título de comisión activa o de comisión por omisión). No, en cambio, si el personas físicas integradas en su estructura. Un problema al que se une la cuestión
delito es cometido por un subordinado de éstos. Pues aun cuando el subordinado político-criminal de si ese título puede justificar efectivamente la transferencia de

ÉM
realizara los hechos correspondientes al tipo de delito, no ostentaría la condición responsabilidad.
de íntraneus (ni de modo primigenio, ni en virtud de la cláusula de transferencia Los problemas son menores en lo que hace a la transferencia de los aspectos
del art. 31 CP), de modo que no estaría cometiendo delito alguno. Todo lo anterior objetivos que fundamentan tal responsabilidad.3 4 Es cierto que no siempre que co-
significa: en principio, en los delitos especiales sólo resulta operativa la primera mete un delito un administrador o representante actuando en nombre o por cuenta

P. D
regla de fundamentación de la responsabilidad derivada de las personas jurídicas; de la persona jurídica (o no evita que el delito se cometa, en el ejercicio de las acti-
no la segunda. En la primera regla, en efecto, se comprenden también las omisiones vidades sociales, por un subordinado) puede afirmarse la existencia de un vínculo

C CA
dolosas de los administradores y representantes a las que sea atribuible a título de objetivo estructural entre delito y persona jurídica. Pero si a este dato le añadimos el
autoría el hecho cometido. 29 de la actuación en provecho de la persona jurídica, las probabilidades de que tal
Como se ha indicado de modo reiterado, de la literalidad del texto del art. 31 bis vínculo objetivo estructural exista se incrementan sustancialmente. Cuestión distinta
l. CP se desprende con cierta claridad que el delito lo cometen otros (a saber, per- es, desde luego, la propia suficiencia de estos elementos para la conformación de una
sonas físicas). Y que sobre la persona jurídica recae una responsabilidad que surge

PU A
responsabilidad penal; sobre ello se entrará luego.
de dicha comisión del hecho por terceros. Dicha responsabilidad, con todo, es direc- Bastante más problemático es, en cambio, fundamentar una <<transferencia» de los
ta y acumulativa;3° y no subsidiaria o alternativa.3 1 El criterio de conexión (o impu- elementos subjetivos del hecho de la persona física actuante a la persona jurídica, que

SO
tación) de responsabilidad a la persona jurídica por el delito cometido por la perso- compense los déficits subjetivos de esta última. En este punto, no puede afirmarse
na física es, en el caso de los administradores o representantes, que éstos hayan que la idea de <<actuación en provecho» equivalga funcionalmente a un título conven-
obrado «en nombre o por cuenta» de la persona jurídica "Y en su provecho».3 2 En el cional de imputación subjetiva. Creo, por ello, que le asiste razón a la postura que en
caso de los subordinados, se trata de que el delito lo hayan cometido <<en el ejercicio su día afirmó taxativamente que <<tal imputación "normativa" del comportamiento
individual "como propio del grupo" se reduce a una mera imputación objetiva, que
U
29. Naturalmente, estas consideraciones se efectúan sin entrar a fondo en la más moderna
podría ser suficiente para la imposición de consecuencias jurídico-civiles o de De-
recho público, pero precisamente no para la culpabilidad subjetiva y la pena».35
Expresado todo lo anterior de otro modo: Atendida la literalidad del art. 31 bis l.
A
discusión sobre la distinción entre delitos especiales de posición (o dominio) y delitos especiales
de deber (o de infracción de un deber). En la medida en que los delitos de empresa se considera- CP, parece relativamente claro que la persona jurídica no lesiona norma alguna, no
realiza hecho típico alguno. El art. 31 bis l. CP no constituiría, por tanto, ninguna regla
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ran, en su totalidad o en parte, delitos especiales de posición -cuyo régimen es análogo al de los
delitos comunes- las consideraciones efectuadas en el texto en términos generales deberían ser de extensión del ámbito de lo típico: ninguna ley penal que reflejara la existencia
modificadas. Pero el alcance de esta discusión desborda las posibilidades de este texto. Cfr. un breve previa de una norma primaria. Por el contrario, el art. 31 bis l. CP se mostraría como
PA

resumen en SILVA SÁNCHEZ, El nuevo escenario del delito fiscal en España, 2005, pp. 65 y ss. con una regla de imputación que, necesariamente, debería reputarse de <<imputación
especial referencia a las aportaciones de Robles Planas.
30. El carácter acumulativo de la responsabilidad puede resultar especialmente criticable en los
casos de personas jurídicas de pequeñas dimensiones, a las que el texto legal no presta especial
atención. La única referencia al respecto se contiene en el inciso último del art. 31 bis 2.: «Cuando 33. Los casos de exceso (Exzesstaten) de la persona física no generan, por tanto, responsabi-
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como consecuencia de los mismos hechos se impusiere a ambas (scil. persona física y jurídica) la lidad penal en la persona jurídica.
pena de multa, los jueces o tribunales modularán las respectivas cuantías, de modo que la suma 34. Pues el modelo tiene claras resonancias jurídico-civiles (de responsabilidad vicaria!). En
resultante no sea desproporcionada en relación con la gravedad de aquéllos». Esta regla es cues- Estados Unidos se reconoce claramente que tales criterios se han tomado prestados del tort law:
PI

tionable por dos motivos: a) por no diferenciar entre dimensiones de personas jurídicas, grandes, BHARARA, <<Corporations Cry Uncle and Their Employees Cry Fool: Rethinking Prosecutorial Pressure
medianas o pequeñas; y b) por admitir, aparentemente, que el posible bis in ídem se resuelve on Corporate Defendants», American Criminal Law Review, v. 44, 2007, pp. 53 y ss. 63; BUCY,
mediante una mera modulación de cuantías. <<Corporate Ethos: A Standard for Imposing Corporate Criminal Liability», Minnesota Law Review, v.
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31. Con las salvedades que se indicarán después. 75, 1991, pp. 1095 y SS., pp. 1114-1115.
32. Cfr. las propuestas de interpretación de estas expresiones que efectúa FEIJOO SÁNCHEZ, en 35. KóHLER, Strafrecht AT, 1997, p. 562. Asimismo, JAKOBS, <<Strafbarkeit juristischer Personen?»,
Tratado, 2012, pp. 98 y ss. en PRITTWITZ/BAURMANN/et. al. (eds.), FS-Lüderssen, 2002, pp. 559 y ss.
C

24 25
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extraordinaria>>.3 6 En efecto, la circunstancia de que alguien realice un hecho actuan- para las personas físicas, sólo admiten la forma de comisión dolosa. La extraña es-
do en nombre o por cuenta de otro, y en su provecho, no constituye desde luego un tructura sería: (hecho doloso del subordinado) + (omisión imprudente del superior
criterio usual de imputación de la responsabilidad penal a ese <<otrO>>. El carácter ex- jerárquico -administrador o representante-) = responsabilidad penal (que en
traordinario de la regla de imputación vendría mostrado, por lo demás, por su proxi- principio parece que debería reputarse dolosa, pues el delito por el que responde
midad a los criterios jurídico-civiles de la strict y la vicarious liability. Todas estas requiere -para las personas físicas- la imputación dolosa) de la persona jurídica.

O
circunstancias determinan que no resulte absurda la posibilidad de que los Juzgados Quizá por ello, algún sector de la doctrina española, si bien minoritario, requiere
y Tribunales penales planteen una cuestión de inconstitucionalidad en relación con el que la omisión de vigilancia del administrador o representante sea dolosa para que

IC
art. 31 bis l. CP; o, en su caso, que la persona jurídica condenada interponga un re- pueda generar una responsabilidad de la persona jurídica por un delito doloso.3 8
curso de amparo constitucional. Si bien es cierto que no resulta probable que de ello Es cierto que hay alternativas. Así, en particular, la de sostener que la responsa-
se derive la anulación del precepto, sí es esperable una interpretación de éste confor- bilidad penal de la persona jurídica no es dolosa ni siquiera imprudente en sentido

ÉM
me con la Constitución. Una interpretación que debería dar carta de naturaleza a al- estricto. Desde esta perspectiva podría reconstruirse el sistema de responsabilidad
guna de las propuestas doctrinales de restricción del alcance de la regla, fundamen- sin dejar de lado la técnica legal. En concreto, las cláusulas de responsabilidad penal
tando de modo más preciso -y más estrictamente jurídico-penal- la relación entre de las personas jurídicas que se insertan en un artículo concreto de la Parte especial
el hecho delictivo y la estructura de la persona jurídica. -por referencia al delito descrito en él o a los delitos descritos en artículos ante-

P. D
La cuestión subjetiva tiene que tiene que ver, en efecto, con el modo de transferir riores- podrían entenderse como «cláusulas de imprudencia suí generis» de la
a la persona jurídica, por un lado, el dolo y, por otro, la culpabilidad de la persona persona jurídica, en los términos establecidos en el art. 31 bis l. CP, relacionadas

C CA
física. Más adelante se tratará el tema de la transferencia de la culpabilidad, especial- con hechos dolosos cometidos por personas físicas. Ello respetaría las reglas de que
mente complejo pues el propio texto legal admite la posibilidad de que la persona no puede haber pena sin dolo ni imprudencia (art. 5 CP), así como de que las ac-
física que cometa el delito obre sin culpabilidad (art. 31 bis 3. CP) y, ello no obstante, ciones u omisiones imprudentes sólo se castigarán cuando expresamente lo dispon-
responda la persona jurídica. De lo que se desprendería que cabe que haya respon- ga la ley (art. 12 CP). Pero debería reconocerse que una construcción así conlleva
sabilidad de la persona jurídica por el hecho de un integrante de ella aunque no necesariamente la consecuencia de que la responsabilidad penal de las personas

PU A
pueda transferirse por éste la totalidad de los elementos determinantes de dicha res- jurídicas es una responsabilidad penal suí generis (en realidad: una modalidad de
ponsabilidad. Pero ahora conviene centrarse en el modo de articulación del tipo responsabilidad por imputación extraordinaria distinta de la propia de la impruden-

SO
subjetivo en los propios hechos de las personas físicas. En este punto se observa una cia). Lo que no es muy distinto de afirmar que no se trata de una responsabilidad
posible divergencia entre los delitos cometidos directamente por los administradores penal stricto sensu. Por lo demás, y en términos prácticos, esta alternativa determi-
y representantes y los cometidos por personal subordinado, debido a la omisión de na que el marco de la pena de la persona jurídica abarque situaciones muy distintas:
vigilancia de sus superiores. Los primeros son delitos que deben considerarse a saber, aquélla en la que hay dolo en todos los intervinientes, incluidos los vigilan-
dolosos; 37 y en tal calidad se transfiere a la persona jurídica una responsabilidad por tes; y aquélla en la que sólo puede hablarse de imprudencia a propósito de los vi-
su comisión. En cambio, en el caso de los segundos (los cometidos por inferiores U
jerárquicos) de nuevo debe exigirse dolo en la conducta del subordinado. Pero pare-
ce que la conducta de los superiores jerárquicos (y, en última instancia, del adminis-
gilantes.39 Es común afirmar que, a la hora de determinar la responsabilidad de las
personas jurídicas, las diferencias entre dolo y culpa, así como las existentes entre
injusto y culpabilidad, se desvanecen. Pero ello debería precisamente conducir a
A
trador o representante) -consistente en no haber ejercido sobre aquéllos «el debido pensar cuán diferente es esa «responsabilidad>> de la que el Derecho penal atribuye
control>>- en principio puede ser tanto dolosa como imprudente. Desde luego, el a las personas físicas.
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texto legal no excluye esta segunda opción.


Pues bien, el caso de que la omisión del debido control sobre la conducta dolosa
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del subordinado sea sólo imprudente resulta problemático. Se hace extraño, en efecto, 2. Elementos que parecen introducir incoherencias en el modelo
que una imprudencia de los superiores jerárquicos (eventualmente, los administrado- de la atribución
res o representantes de la persona jurídica) -en sí misma atípica- pueda co-consti-
tuir la regla de transferencia de responsabilidad a la persona jurídica por delitos que, De entrada, como se ha indicado, el texto del art. 31 bis l. CP parece dar a enten-
der que el legislador español ha optado por la acogida del modelo de la atribución o
A
PI

36. Cfr., sobre los conceptos, HRUSCHKA, Imputación y Derecho penal. Estudios sobre la teoría
de la imputación (ed. SÁNCHEZ-OSTIZ), 2005. 38. Cfr. por ejemplo DE LA CUESTA, Revista electrónica de la AIDP, 2011, A-05:18, con referen-
37. Salvo en los casos de los tipos en que la legislación penal admite la punibilidad de la forma cias. Sobre ello las consideraciones críticas de GÓMEZ-JARA DÍEZ, en Tratado, 2012, pp. 145 y ss.,
O

de comisión culposa y, a la vez, la transferencia de la responsabilidad a la persona jurídica. Aparen- citando en particular a Gómez Tomillo.
temente, ello sólo sucede en el caso del blanqueo de capitales; en el de la financiación del terro- 39. Ello ha sido puesto de relieve en particular por Feijoo Sánchez y Gómez Tomillo, con ma-
rismo; y también en el de contrabando. tices diversos. Cfr. sobre ello GÓMEZ-JARA DÍEZ, en Tratado, 2012, pp. 145 y ss., 146 y nota 19.
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26 27
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de la transferencia. Sin embargo, es cierto que algunos elementos contenidos más allá gulación), en la cultura corporativa generadora de ese defecto, o en figuras similares,42
del art. 31 bis 1. CP podrían producir la impresión de que dicho modelo se entrecru- la verdad es que tales intentos no pueden considerarse, hasta el momento, como afor-
za parcialmente con el modelo de responsabilidad por el hecho propio. Así, por ejem- tunados. Por último, es cierto que fijando en determinados elementos una supuesta
plo, puede mencionarse entre tales elementos la posibilidad de imponer responsabi- «culpabilidad propia» de la persona jurídica cabría obtener, probablemente, un efecto

O
lidad penal a la persona jurídica aunque la persona física que cometió el delito no haya restrictivo de la aplicación del sistema de responsabilidad penal a aquélla. Sin embar-
sido individualizada, no se haya podido dirigir contra ella el procedimiento, le falte la go, la relación de tales elementos con la culpabilidad de la persona física no puede
culpabilidad o haya fallecido (art. 31 bis 3. CP). calificarse ni siquiera de analógica: sería una «cuasi-culpabilidad», en el mejor de los

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De las cuatro situaciones mencionadas, tres me parecen menos problemáticas. En casos. 43 Por eso, es razonable que un sector de la doctrina española siga calificando
efecto, el hecho de que la persona física no haya sido individualizada, o de que no como <<cuasi-penas>> a las consecuencias jurídicas que el Código penal denomina
haya sido posible dirigir contra ella el procedimiento, no obsta a que sí haya sido po- <<penas aplicables a las personas jurídicas>>.44

ÉM
sible individualizar un hecho culpable de una persona física40 (no individualizada) por
el que cabría hacer responsable a la persona jurídica en virtud del mecanismo de
transferencia mencionado. Por otro lado, el hecho de que la persona física, tras come- 3. Otras figuras legales problemáticas desde la perspectiva de un
ter el delito, haya fallecido (con lo que su propia responsabilidad penal habrá quedado modelo de transferencia

P. D
extinguida) no obsta a la existencia -histórica- de un injusto culpable susceptible
de ser transferido para fundamentar la responsabilidad de la persona jurídica. Estaría, La existencia de un sistema de atenuantes propias de la persona jurídica,45 e inde-

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pues, claro que los requisitos de perseguibilidad o punibilidad individual quedan al pendientes del comportamiento de la persona física que cometió el delito, constituye
margen de la transferencia. Pero al menos podría sostenerse que la persona jurídica asimismo una cierta ruptura con respecto al modelo de transferencia y una cierta
responde por los hechos antijurídicos y culpables de las personas físicas en virtud del asunción de elementos característicos del modelo de responsabilidad por el hecho
mecanismo de la transferencia. propio. Así, la responsabilidad penal de la persona jurídica puede atenuarse mediante

PU A
En cambio, resulta muy distinto de los anteriores el caso de que la persona física comportamientos postdelictivos llevados a cabo por ésta, si bien -lógicamente- <<a
haya obrado sin culpabilidad. En primer lugar, porque ni siquiera queda muy claro través de sus representantes legales>> (art. 31 bis 4. CP). Dado que estos representantes
qué entiende el legislador por culpabilidad.41 Pero sobre todo, en segundo lugar, por- legales precisarán de una autorización en forma de acuerdo del órgano de gobierno

SO
que lo que sí está claro es que por esta vía se admite la responsabilidad de la persona (o incluso del órgano de representación) de la entidad, parece posible sostener que se
jurídica aunque no exista un injusto culpable en persona física alguna. Algo que pare- trata de atenuantes reconducibles a actos de auto-organización de la persona jurídica.
ce contradecir la propia lógica del modelo de transferencia: pues si no hay un hecho Ello vale para la reparación del daño o la confesión (art. 31 bis 4. a) y e) CP). Pero,
culpable en la persona física, no se pueden transferir a la persona jurídica los elemen- sobre todo, para la colaboración <<en la investigación del hecho, aportando pruebas,
tos que darían lugar a su propia responsabilidad. en cualquier momento del proceso, que fueran nuevas y decisivas para esclarecer las
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Es cierto que, sentado lo anterior, todavía podría sostenerse que lo transferido a
la persona jurídica es el hecho antijurídico de la persona física, debiendo concurrir en
responsabilidades penales dimanantes de los hechos>> (art. 31 bis 4. b) CP). En este
punto, un sector doctrinal ha advertido la amplia probabilidad de que, al incentivarse
la persona jurídica los restantes presupuestos fundamentadores de su propia respon- la realización de investigaciones internas (Corporate Interna! Investigations), se gene-
A
sabilidad. Sin embargo, ese modelo híbrido -por un lado- rompería por completo ren intensos conflictos de intereses entre la persona jurídica y las personas físicas
la lógica del modelo de transferencia. Y, por otro lado, resulta difícilmente inteligible imputadas o acusadas del hecho de que se trate.
R

como tal, pues obliga a buscar en la persona jurídica aquello que tradicionalmente se En fin, también se suele aludir como un indicio de parcial acogida del modelo del
ha considerado más difícil de hallar en ella. Algo que, en todo caso, ha constituido la hecho propio de la persona jurídica el que su responsabilidad se atenúe si, con ante-
PA

piedra de toque de los modelos del hecho propio: a saber, la culpabilidad. En efecto, rioridad al juicio oral, se establecen (en los mismos términos antes indicados) <<medí-
por mucho que desde estos modelos se haya tratado de asignar una propia culpabili-
dad a la persona jurídica basándola en un defecto de organización (déficit de autorre-
42. Cfr. la exposición resumida de todo el abanico de teorías que efectúa GÓMEZ-JARA DÍEZ, en
A

Tratado, 2012, pp. 153 y ss.


43. Cfr. por ejemplo, BUCY, Mínnesota Law Review, v. 75, 1991, p. 1099: «Central to thís ap-
40. De hecho, ello sucede de forma no infrecuente en los procesos penales ordinarios contra proach ís the assumptíon that organizatíons possess an identíty that ís índependent of specific ín-
PI

personas físicas en que, sin determinarse el autor, sí se determina su hecho, lo que permite funda- divíduals who control or work for the organization. This corporate ídentíty, or "ethos", results from
mentar la punibilidad de los partícipes determinados y aprehendidos. the dynamic of many índíviduals working together toward corporate goals». Es decir, que dicho
41. El legislador español se ha abstenido, como regla general, de emplear conceptos dogmáti- "ethos" corporativo es el resultado de una dinámica de grupo.
O

cos. En la medida en que en España no puede considerarse definitivamente superada la discusión 44. Por cierto, separándolas de las «penas» comunes (cfr. la relación entre el art. 33.1 y
sobre si la culpabilidad comprende el dolo y la culpa, o sólo la imputabilidad, el conocimiento de el 33.7 CP).
C

la antijuridicidad y la exigibilidad, la mención no resulta nada clara. 45. Cfr. sobre ellas la exposición de GÓMEZ-JARA DÍEZ, en Tratado, 2012, pp. 181 y ss.

28 29
La responsabilidad penal de las personas jurídicas en Derecho español

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das eficaces para prevenir y descubrir los delitos que en el futuro pudieran cometer- triz de que la empresa debería quedar exenta de responsabilidad cuando su organiza-
se con los medíos o bajo la cobertura de la persona jurídica» (art. 31 bis 4. d) CP). ción no se vio implicada en el delito cometido y tomó las medidas necesarias para
Como puede advertirse, sin embargo, dicha referencia es ambivalente. Pues, por un impedir su comisión. El Código penal español, sin embargo, no contiene ninguna
lado, es cierto que atribuye relevancia a un acto de auto-organización resocializadora indicación expresa sobre este punto, lo que se considera una manifestación significa-
de la persona jurídica. Pero, por otro lado, el tenor literal del texto vuelve a insistir en tiva de la opción por el modelo de transferencia y el rechazo del modelo de responsa-

O
que el objetivo no es prevenir o detectar delitos de la propia persona jurídica sino bilidad por hecho propio. En efecto, un sector doctrinal entiende que en el sistema de
delitos que puedan cometerse (se entiende: por personas físicas) aprovechando, en transferencia de responsabilidad acogido por el Código penal la organización de la

IC
términos instrumentales, los medios y la cobertura de ésta. Lo que parece todo lo empresa nada tiene que ver, sino que lo relevante es si los superiores jerárquicos (per-
contrario de una acogida del modelo de responsabilidad por el hecho propio. 46 sonas físicas) supervisaron debidamente a sus subordinados o no.
Un supuesto de hecho distinto es el de la persistencia de la responsabilidad penal Con todo, existe un amplio sector doctrinal que sostiene que la existencia de un

ÉM
de la persona jurídica a lo largo de las transformaciones, fusiones, absorciones o esci- programa de cumplimiento normativo jurídico-penal efectivamente implantado y real-
siones que pueda haber experimentado tras la comisión del delito por la persona o mente operativo exime de pena a la persona jurídica. Dich<~; conclusión se apoya en
personas físicas de que se tratara (art. 130.2 CP). En puridad, aquí ya no se trata de la tres argumentos: (i) Literal: si existe tal programa de cumplimiento, entonces puede
transferencia de responsabilidad de una persona física (la que cometiera el delito) a afirmarse que en la persona jurídica se ha «ejercido el debido control>> sobre los he-

P. D
una persona jurídica (aquella en la que se cometió, con todos los requisitos fijados en chos de sus empleados (por lo que no concurren los presupuestos de la regla de im-
el Código penal, el hecho delictivo de la persona física). En realidad, de lo que se trata putación del art. 31 bis l. CP); (ii) Teleológico: si existe el programa de cumplimiento
no podría hacerse responsable a la persona jurídica sin contravenir el principio de

C CA
es del traslado de la responsabilidad de una primera persona jurídica (la que recibió
la transferencia de responsabilidad de la persona física) a una segunda persona jurí- culpabilidad (mejor: de «responsabilidad>> por un estado de cosas propio); y (iii) Siste-
dica (la absorbente, o la resultante de los procesos de transformación, fusión y esci- mático: si la implantación de un programa de cumplimiento (un sistema de medidas
sión). El traslado de la responsabilidad podría derivarse de diversas razones: así, por eficaces de prevención y detección de delitos) post delictum atenúa la responsabilidad
de la persona jurídica, entonces su preexistencia al hecho delictivo debería excluir tal

PU A
ejemplo, de la consideración de que subsiste la identidad de la persona jurídica res-
ponsable pese al proceso jurídico-mercantil que ha tenido lugar; o de que la respon- responsabilidad (argumentum a fortiori).
sabilidad se adquiere precisamente en virtud de ese proceso jurídico-mercantil. Sin Sea como fuere, resulta fácil advertir que tales argumentos parten de una lectura

SO
embargo, ambas opciones resultan poco razonables. Lo más razonable es que el tras- del texto legal ligada a precomprensiones hermenéuticas muy concretas: vinculada, en
lado de la responsabilidad se deba a la subsistencia de algún estado de cosas en la particular, al modelo de la responsabilidad por el hecho propio de la persona jurídica.49
segunda persona jurídica que se considera necesario corregir. Pero esto, de nuevo, Desde la perspectiva del modelo de la transferencia, las cosas pueden resultar más dis-
casa mal con el modelo de la transferencia y parece más próximo a los modelos de cutibles.50 Ello, pese a que, en línea de principio, pueda sostenerse la razonabilidad de
<<hecho>> (en realidad, estado de cosas) propio.47 que la persona jurídica no haya de responder de aquellos hechos que, desde su perspec-

III. RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS Y


U tiva institucional, resultan accidentales porque se deben sólo a la intervención de una o
varias personas físicas aisladas.5 1 La existencia de un programa de cumplimiento opera-
A
CRIMINAL COMPLIANCE
R

49. Cfr. BACIGALUPO ZAPATER, «La prevención de la responsabilidad penal y administrativa de las
La recomendación dictada en 1988 por el Comité de Ministros del Consejo de personas jurídicas y los programas de compliance», en EL MISMO, Compliance y Derecho penal,
Europa, sobre responsabilidad penal de las empresas 48 contenía, entre otras, la direc- 2011, pp. 95 y SS., 103 y SS.
PA

50. Como pone de relieve la Fiscalía General del Estado en su Circular 1/2011, relativa a la
responsabilidad penal de las personas jurídicas conforme a la reforma del Código penal efectuada
por LO 5/2010. Radical, DÍEZ RIPOLLÉS, InDret Penal 1/2012, p. 28, nota 111; también DEL ROSAL
46. En realidad, muestra a la persona jurídica como un instrumento especialmente peligroso BLASCO, CPC, (103), 2011, pp. 93-94; EL MISMO, «Responsabilidad penal de empresas y códigos de
para la comisión de delitos por parte de personas físicas. buena conducta corporativa», La Ley, (7670), 2011, pp. 1 y ss.
A

47. En realidad, casa mal con todo el sistema del Código penal. Pues si la segunda persona 51. Cfr. WEISSMANN, American University Law Review, v. 44, 2007, pp. 1319 y ss.; WEISSMANN/
jurídica somete a la primera a un sistema de medidas eficaces de prevención y detección de delitos, NEWMAN, «Rethinking Criminal Corporate Liability», Indiana Law]ournal, (82), 2007, pp. 411 y ss.;
corrigiendo el statu quo, no hay ninguna razón que pueda fundar su responsabilidad. De modo PODGOR, <<A New Corporate World Mandates a "Good Faith" Affirmative Defense», American Univer-
PI

que la due diligence penal de la segunda persona jurídica al, por ejemplo, absorber a la primera sity Law Review, v. 44, 2007, pp. 1537 y ss.; BUCY, <<Corporate Criminal Liability: When Does it Make
no debería tener una mera eficacia atenuante, sino plenamente eximente. Lo contrario nos volvería Sense?», American Criminal Law Review, v. 46, 2009, pp. 1437 y ss. Todos ellos en la línea de
a situar ante una situación de responsabilidad por el hecho de otro. proponer la concurrencia de una eximente para la persona jurídica que ha adoptado todas las me-
O

48. Recommendation No. R (88) 18 ofthe Committee of Ministers to Member States Concerning didas preventivas razonables. Debe recordarse que en las vigentes Sentencing Guidelines norteameri-
Liability of Enterprises Having Legal Personality for Offences Committed in the Exercise of their canas, la existencia de un criminal compliance program tiene un valor exclusivamente atenuante de
la responsabilidad.
C

Activities, adoptada el 20 de octubre de 1988.

30 31
B
-S
tivo puede ser, desde esta perspectiva, un indicio significativo de esa aparición del deli- pecial. Mientras tanto, el art. 66 bis la CP, aunque lo acabe dejando en manos de los
to de la persona física como accidente o desgracia para la persona jurídica. Jueces y Tribunales, admite la posibilidad de una no imposición de dichas penas
fundamentada en la ausencia de peligrosidad. La constatación de este extremo, por
lo demás, obliga a puntualizar el alcance de la atenuante d) del art. 31 bis 4. CP. En
N. LAS «PENAS» DE LAS PERSONAS JURÍDICAS efecto, ésta, por un lado, atenúa efectivamente la pena de multa. Pero, por otro lado,

O
resulta -a la vista del tenor del art. 66 bis 1a CP- un fundamento plausible de la no
l. El Código penal establece la lista de las penas aplicables a las personas jurídi- imposición de ninguna de las restantes «penas aplicables a las personas jurídicas».

IC
cas separándolas de las propias de las personas físicas (art. 33.7 CP). Sin embargo, la Pues si se ha establecido con anterioridad al juicio oral un sistema de medidas eficaces
impresión de que se trata de «penas>> distintas y no sólo «Separadas>> de las que co- de prevención y detección de delitos, es evidente que tales consecuencias jurídicas no
rresponden a las personas físicas se obtiene fundamentalmente al constatarse asimis- serán necesarias para «prevenir la continuidad de la actividad delictiva o de sus efec-

ÉM
mo la existencia de dos regímenes distintos de determinación e individualización tos». Por lo demás, esta línea argumental vale de modo cualificado para las reglas de
judicial de la pena. A la persona jurídica, en efecto, no le son aplicables ni las agra- imposición de las <<penas aplicables a las personas jurídicas» (mejor: medidas de segu-
vantes ni las atenuantes que guardan relación con el injusto culpable (art. 21 y 22) 52 ridad) que se contienen en el art. 66 bis 2a CP.
sino sólo ciertas atenuantes que se refieren a la fase postdelictiva (art. 31 bis 4. CP). Con todo, es cierto que la más frecuente de todas las «penas aplicables a las perso-

P. D
Ello se comprueba, además, si se observa la diferencia existente entre el art. 66 CP nas jurídicas» es la multa (art. 33 7.a. CP); y que para ésta no valen las consideraciones
(individualización judicial de la pena de la persona física) y el art. 66 bis CP (indivi- efectuadas sobre una decisiva orientación preventivo-especial. De hecho, en virtud de
dualización judicial de la pena de la persona jurídica). Es cierto que esta segunda la remisión del art. 66 bis al art. 66.1 6a CP, parece que la gravedad del hecho y las

C CA
regla remite ampliamente a la primera (primer inciso del art. 66 bis CP). Sin embargo, circunstancias personales del delincuente (es decir, elementos claramente «de pasado>>)
ello sólo resulta decisivo para la pena de multa (art. 33 7. a) CP). El si de la imposición deben tenerse básicamente en cuenta en la determinación de la <<pena>> de multa para
y el quantum de la extensión de las restantes «penas aplicables a las personas jurídi- la persona jurídica. Un dato que, por cierto, de nuevo choca con el modelo de transfe-
cas>> dependen más bien de circunstancias que nada tienen que ver con el hecho co- rencia y parece más propio de un modelo de responsabilidad por «hecho>> propio.

PU A
metido: en concreto, de su necesidad para prevenir la continuidad de la actividad Sin embargo, la consecuencia jurídica multa, en su relación con las personas jurí-
delictiva o de sus efectos (art. 66 bis P a) CP); así como de sus consecuencias econó- dicas, ha sido interpretada razonablemente por un sector de la doctrina como una
medida coactiva externa para la auto-organización (esto es, como un medio -preven-

SO
micas y sociales, y especialmente los efectos para los trabajadores (art. 66 bis P b)
CP).53 Son éstas, por tanto, unas «penas>> que muestran un carácter preventivo-espe- tivo-especial- de presión para la corrección de estados antijurídicos). En efecto, en
cial (inocuizador o, excepcionalmente, resocializador) sin apenas matices: se trata de cuanto a las consecuencias jurídico-penales aplicables a las personas jurídicas, puede
la disolución, suspensión de actividades, clausura de locales y establecimientos, pro- hablarse de la existencia de dos modelos teóricos: el modelo de «control externo>> o
hibición de realizar actividades, inhabilitación para la contratación con el sector pú- modelo económico; y el modelo de «control interno>> o modelo estructurai.55 La base
U
blico o para la obtención de beneficios, ayudas o incentivos públicos, e intervención
judicial <para proteger los intereses de los trabajadores o de los acreedores>> (art. 33
7. letras b) hasta g) CP). Pues bien, la referencia del art. 66 bis F CP a la necesidad
del primero es la sanción pecuniaria; la del segundo, la intervención directa en la
estructura organizativa de la empresa. A favor del primer modelo se ha argüido que
siempre le será más fácil a la propia empresa detectar y corregir los factores que pro-
A
preventivo-especial relacionada con la imposición (y no sólo con la extensión) 54 de piciaron la comisión del delito, lo que tenderá a hacer, espoleada por la sanción en
la sanción resulta clarificadora: las «penas aplicables a las personas jurídicas>> de los cuestión. Pues bien, eso es lo que parece pretenderse a través de la «pena>> de multa.
R

apartados b) a g) del art. 33.7 CP no son penas, sino medidas de seguridad. Pues las En efecto, a pesar del discurso relativo a una, así llamada, Corporatíve Social
penas no pueden dejar de imponerse aun cuando no haya necesidad preventivo-es- Responsibility la cualidad de las personas jurídicas como agentes morales resulta más
PA

que dudosa. Por eso también resulta difícil atribuir a las «penas aplicables a las per-
sonas jurídicas>> una función retributiva (las personas jurídicas no tienen un soul to
52. Aunque tampoco le sería aplicable entonces la atenuante de dilaciones indebidas (art. 21, damn). 56 Como, por lo demás, las personas jurídicas tampoco experimentan sensa-
6" CP) ni la de análoga significación (art. 21, 7a CP), lo que carece de sentido. En cuanto a la pri- ciones de placer o displacer (miedo), debe rechazarse asimismo la atribución a dichas
penas de una función intimidatoria en sentido estricto (que tiene una fundamenta-
A

mera, en la medida en que es reflejo del derecho fundamental a un proceso sin dilaciones indebi-
das, que obviamente debe atribuirse también a las personas jurídicas. En cuanto a la segunda, en ción psicológica evidente). Esto, naturalmente, no significa que no quepa hablar a
la medida en que carece de lógica el establecimiento legal de una analogía in bonam partem para
PI

unas atenuantes y su exclusión con respecto a otras. Claro es que la analogía in bonam partem
no requiere reconocimiento legal para ser aplicada allí donde hay razones para apreciarla.
53. También dependen del <puesto que en la estructura de la persona jurídica ocupa la per- 55. Cfr. las referencias a ambos modelos en VOLK, ]Z 1993, pp. 432, 434.
O

sona física u órgano que incumplió el deber de control» (art. 66 bis 1" e) CP). 56. La cita proviene del conocidísimo artículo de COFFEE, «"No Soul to Damn, no Body to Kick":
54. « ... para decidir sobre la imposición y la extensión de las penas previstas en las letras b) an Unscandalized Inquiry into the Problem of Corporate Punishment», Michigan Law Review, v. 79,
a g) del apartado 7 del art. 33 habrá de tenerse en cuenta ... "·
C

1981, pp. 386 y SS.

32 33
B
-S
propósito de ellas de una función de «conducción». En realidad, a través de las <<penas zados, el intento de elaborar una reconstrucción interpretativa del art. 31 bis l. CP que
aplicables a las personas jurídicas>> se procede a reforzar la tendencia hacia una au- resulte <<Conforme a la Constitución». De ahí la importancia de la decisión que se adop-
torregulación o auto-organización mediante una medida coactiva. Por lo demás, tales te a favor de uno de los dos razonamientos alternativos que se acaban de exponer; lo
sanciones muestran una función social-comunicativa que sí tiene sentido (pues las que en realidad es una decisión sobre las respectivas primeras premisas. En este punto,

O
personas jurídicas son agentes sociales, centros de imputación). Lo extraño es que, debe indicarse que, a la vista de las consideraciones ya efectuadas acerca de las <<penas
así las cosas, la inexistencia de riesgo relevante de futuro en la persona jurídica - aplicables a las personas jurídicas», el punto de partida acogido en este texto es el del
constatada en el acto del juicio- únicamente tenga un valor atenuante de la pena de segundo de los referidos razonamientos.

IC
multa (y no de exclusión plena de ésta). Pero desde la perspectiva de conducción A mi juicio, las personas jurídicas no pueden lesionar normas jurídico-penales de
antes mencionada, ello puede seguir teniendo sentido: mediante el instrumento coer- determinación y por ello tampoco pueden ser destinatarias de juicios de reproche. 59
citivo de la multa se trata de incentivar a los administradores de la persona jurídica Sin embargo, resulta claro que las dinámicas de grupo internas de una persona jurí-

ÉM
para que no esperen a la comisión de un delito en su seno e implanten ya antes un dica pueden ir conformando progresivamente una realidad objetivamente favorecedo-
modelo de prevención. ra de la comisión de delitos por parte de las personas físicas que las integran. Esta
realidad (estado de cosas, state of ajjaírs) no es atribuible a una persona en concreto,
sino a una sucesión difusa de personas a lo largo del tiempo (que han generado una

P. D
V. UN MODELO INTERPRETATIVO RESTRICTIVO, DE POSIBLE organización defectuosa, un déficit de autorregulación o una dinámica de grupo cri-
APLICACIÓN AL TEXTO LEGAL ESPAÑOL minógena). Pues bien, lo que sí puede afirmarse es que este state of affairs puede ser

C CA
penalmente antijurídico -en sentido objetivo-, en la medida en que lesiona normas
A pesar de cuantas incongruencias puedan apreciarse, ya se ha comentado que la jurídico-penales de valoración. 6o Sin embargo, ello no tiene nada que ver con un in-
literalidad del texto del art. 31 bis CP (en concreto, el del art. 31 bis l. CP) conduce a justo personal. Se trata, más bien, de un estado de injusto (Unrechtszustand), que
advertir en él un «modelo de transferencia» de responsabilidad. La reconstrucción del debe entenderse como injusto sistémico (Systemunrecht). 61

PU A
texto en los términos de alguno de los «modelos de hecho propio» responde, pues, De más está el decir que ese estado de injusto no puede ser objetivamente típico
tanto a ciertas incongruencias del texto legal como, sobre todo, a la inserción del texto con base en los tipos (de autoría) de la Parte especial. 62 La mayoría de los tipos delic-
en el contexto de tradiciones interpretativas determinadas (la iniciada en su día por tivos que vienen en consideración para la responsabilidad penal de las personas jurí-

SO
Tíedemann en Alemania; 57 o cierta tradición norteamericana). 58 La medida en que se dicas son, en efecto, tipos de medios determinados, o con elementos subjetivos, que
integran elementos propios de dichas tradiciones interpretativas tiene que ver, a su obviamente la persona jurídica no realiza.63 El estado de injusto de la persona jurídica,
vez, con una patente orientación a las consecuencias. El esquema de razonamiento en su caso, sería constitutivo de cooperación o favorecimiento 64 a la realización por la
puede ser, alternativamente, uno de los dos siguientes: persona física de los elementos específicos de la figura de delito.
U
Primero (las <<jJenas aplicables a las personas jurídicas» son auténticas penas)
a) La pena de la persona jurídica es igual a la pena de la persona física
Desde luego, esto no constituye un hecho antijurídico suficiente para soportar
una culpabilidad por el hecho que diera lugar a la imposición de una pena stricto
sensu. Pero me parece que sí puede conformar la base fáctica suficiente para impo-
A
b) La pena de la persona física presupone culpabilidad de ésta ner, sin vulnerar un principio del hecho (en realidad, del estado organizatívo)
e) Luego la pena de la persona jurídica debe presuponer culpabilidad de ésta concebido por analogía con el hecho de las personas físicas, consecuencias jurídico-
R

Segundo (las <<jJenas aplicables a las personas jurídicas» no son auténticas penas)
PA

a) La pena de la persona jurídica no es igual a la pena de la persona física 59. En la misma línea, SCHÜNEMANN, «Strafrechtliche Sanktionen gegen Wirtschaftsunternehmen?»,
b) La pena de la persona física presupone culpabilidad de ésta en SIEBER/DANNECKER/et. al. (eds.), FS-Tiedemann, 2008, pp. 429 y ss., 437. En otro sentido, EHRHAR-
e) Luego la pena de la persona jurídica no tiene por qué presuponer la culpabilidad DT, Unternehmensdelinquenz, 1994, pp. 186 y ss.; SCHROTH, Unternehmen als Normadressaten, 1993,
pp. 4, 22.
de ésta 60. Es interesante la formulación de SCHÜNEMANN, en FS-Tiedemann, 2008, p. 437, al afirmar
que los procesos sistémicos son, en este sentido, análogos a los procesos causales naturales.
A

La acogida de un modelo de hecho propio (incluso de un modelo de culpabilidad 61. LAMPE, «Systemunrecht und Unrechtssysteme», ZStW, (106), 1994, pp. 683 y ss.
por el hecho propio) constituye, a partir del primero de los dos razonamientos esbo- 62. Por lo tanto, los problemas de la teoría del delito propia de la persona jurídica no se
PI

ciñen a la acción, injusto subjetivo o culpabilidad, sino que asimismo tropiezan con la propia ti-
picidad objetiva.
63. Ni por acción ni por omisión. Ello, independientemente de que la mayor parte de esos
57. Cfr. sobre ella SIEBER, »Compliance-Programme im Unternehmensstrafrecht», en SIEBER/
O

tipos tampoco son susceptibles de comisión por omisión a título de autor.


DANNECKER/et. al. (eds.), FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss., 466 y SS. 64. Relativamente próximo (pues no acoge la noción, para mí básica, de «estado de cosas»),
58. Cfr. de modo paradigmático GÓMEZ-]ARA DÍEZ, en Tratado, 2012, pp. 109 y ss., 135 y ss., RODRÍGUEZ RAMos, «¿Cómo puede delinquir una persona jurídica en un sistema penal antropocén-
C

153 y SS. trico?», La Ley, (7561), 2011, pp. 1 y ss.

34 35
B
-S
penales a las personas jurídicas. Lo fundamental es que el delito (o, como mínimo, tamiento de la persona física que ha cometido el delito. Así, puede llevarse a cabo la
el hecho antijurídico)65 cometido por la persona física exprese un estado de defec- necesaria reducción teleológica del alcance literal del art. 31 bis 1. CP. 69
tuosa organízación66 de la persona jurídica que permita prever una continuidad en En el caso de la existencia de un compliance program realmente operativo, el
la actividad delictiva, de no ser corregido. juicio de pasado y, en particular, su sub-juicio ex ante deben conducir a la conclu-
Por tanto, la imposición de <<penas aplicables a las personas jurídicas» requiere sión de que el delito de la persona física no es objetivamente imputable a ningún

O
una triple constatación: un juicio de pasado, un juicio de presente y un juicio de estado de cosas existente en la persona jurídica. Expresado de otro modo, el com-
futuro. Por un lado, requiere el juicio de pasado consistente en la determinación de pliance program conforma un marco de riesgo permitido para la persona jurídica:

IC
que en la comisión del delito por la persona física influyó un defecto de organiza- determina que su eventual favorecimiento causal de los hechos delictivos de perso-
ción de la persona jurídica, que la favoreció. Este juicio es, en puridad, un juicio de nas individuales deba ser concebido como estado <<neutro>> de cooperación. En cam-
imputación objetiva: se trata de determinar que el modo de estar organizada la bio, tanto el juicio de presente como el juicio de futuro son decisivos únicamente

ÉM
persona jurídica ha generado un riesgo jurídicamente desaprobado y que éste se para la atenuación del art. 31 bis 4. e) CP y para la eventual no imposición de las
ha realizado en un resultado de favoredmiento de la actuación de la persona física <<penas>> previstas en el art. 33.7letras b) a g) CP. Precisamente por esto último, como
y, en última instancia, en el resultado delictivo producido por ésta. 67 Ello significa, ya se indicó, puede afirmarse que dichas <<penas>> constituyen en realidad auténticas
por lo demás, que dentro de ese juicio de pasado debe efectuarse un sub-juicio ex medidas de seguridad: pues tanto un juicio de presente como un juicio de futuro

P. D
ante acerca de si un espectador medio, a la vista de la organización de la persona que ponga de relieve que no existe ya ningún riesgo organizativo debe conducir a
jurídica, habría formulado un juicio de peligrosidad objetiva respecto a dicho esta- la exclusión de la sanción. Sin embargo, ello no vale para la <<pena>> de multa. Ésta

C CA
do de organización; y luego, un sub-juicio ex post sobre la realización precisamen- no puede calificarse de medida sino -como ya se ha indicado- de instrumento
te de dicho riesgo, de dicha peligrosidad, en el resultado producido. Por otro lado, general de conducción, cuya función permite, aun en el caso de que no exista ya
requiere un juicio de presente y de futuro. Este consiste en la constatación de que peligrosidad alguna en la persona jurídica enjuiciada, hablar de una necesidad pre-
el defecto de organización no ha sido corregido en el momento de dictar la resolu- ventivo-general de <<pena>>.

PU A
ción judicial y que es previsible que éste favorezca la nueva comisión de nuevos Mientras que a propósito de las personas jurídicas cabe hablar de un estado de
delitos en el futuro. cosas objetivamente antijurídico, en ellas no tiene cabida un hipotético «lado subjeti-
De todos modos, otro sector doctrinal ve las cosas de modo distinto. Así, entien- vo del estado de cosas>>: ni en el nivel de la acción, ni en el de la imputación subjeti-

SO
de que, pese a las pretensiones de hallar en el criterio de conexión elementos jurídi- va, ni en el de la culpabilidad.7° Las propuestas que, a este respecto, tratan de sacar
co-penales, éste es únicamente el medio de transferir a la persona jurídica una san- partido del concepto funcional de culpabilidad,71 son tan criticables como las que
ción (sólo nominalmente penal) que neutralice el enriquecimiento injusto que aluden a una culpabilización de la organización (Organisationsverschulden) 72 o a
aquélla puede haber obtenido como consecuencia del delito cometido, de uno u otro una culpabilidad por la conducción de la empresa (Betríebsführungsschuld)J3 Tam-
modo, por sus administradores o representantes. De modo general, el modelo (lla- bién cabe reprochar al discurso relativo a una cultura empresarial de deslealtad con
U
mado de responsabilidad penal de las personas jurídicas) trataría de incentivar que
la persona jurídica adoptara medidas para evitar precisamente el delito del que se
deriva ese enriquecimiento injusto. 68
respecto al Derecho74 el que -por un lado- no es capaz de distinguir una culpabi-
lidad de estado de un injusto de estado (o viceversa un estado de injusto de un es-
A
tado de culpabilidad) y que -por otro lado- tampoco puede construir un auténtico
Debe insistirse, con todo, en la exigencia de un estado objetivamente antijurídico equivalente funcional de la culpabilidad personal.
R

(defecto de organización, déficit de autorregulación) en el seno de la persona jurídi-


ca. Éste debe entenderse como el riesgo al que se imputa objetivamente el compor-
PA

69. La exigencia de la constatación de un estado de cosas jurídicamente desaprobado (contra-


65. Lo que acoge el Código penal vigente, que admite responsabilidad de la persona jurídica rio a deberes diacrónicos de cuidado) en la persona jurídica, favorecedor de la conducta típicamen-
sin culpabilidad de la persona física que cometió el hecho delictivo. te antijurídica llevada a cabo la persona física, constituye pues el presupuesto (no escrito) de la
66. Véase NIETO MARTÍN, La responsabilidad penal, 2008, pp. 324-325 y passim. Pero esto no regla de imputación a la persona jurídica de <<responsabilidad» por lo acontecido. Contrario a esta
A

constituye una culpabilidad empresarial, como parece entender Nieto Martín, y por ello el discurso clase de procedimientos de reconstrucción, por entender que carecen de base legal, DÍEZ RIPOLLÉS,
de una pena stricto sensu para la persona jurídica carece de fundamento. InDret Penal 1/2012, p. 18.
PI

67. Este punto de vista se halla muy cerca de la postura de LAMPE, ZStW, (106), 1994, pp. 731 70. KÓHLER, Strafrecbt AJ', 1997, p. 562; ]AKOBS, en FS-Lüderssen, 2002, pp. 559 y ss.
y ss., para quien la filosofía empresarial constituye un <<injusto sistémico» cuando produce o favo- 71. Véase BACIGALUPO SAGESSE, La responsabilidad penal, 1998, pp. 199 y ss.
rece la comisión de delitos por miembros de la empresa, siendo preciso, para aplicarle consecuen- 72. O bien de una culpabilidad de la organización (Organisationsschuld): SCHROTH, Unterne-
cias jurídico-penales, que ese riesgo se plasme en la acción de una persona física y en un resultado, hmen als Normadressaten, 1993, pp. 191 y ss.
O

en los términos de una <<relación de antijuridicidad». Próximo, con matices, GÓMEZ-]ARA DÍEZ, en 73. HEINE, Die strafrechtliche Verantwortlichkeit, 1995, pp. 288 y ss.
Tratado, 2012, pp. 140 y ss. 74. GÓMEZ-JARA DÍEZ, La culpabilidad penal, 2005, pp. 248 y SS.; asimismo, GÓMEZ-]ARA DÍEZ,
C

68. ROBLES PLANAS, Diario La Ley, (7705), 2011, pp. 1 y ss. en Tratado, 2012, pp. 167 y ss.

36 37
B
La responsabilidad penal de las personas jurídicas en Derecho español

-S
Lo más que puede establecerse es, pues, una infracción diacrónica de deberes de cui- dura!, and evidentíary dímensions. These tracks need not, however, end at the
dado (la generadora del estado de cosas antijurídico) que, desde luego, no podría iden- boundary of criminallaw. The considerations that shape them pertain to other legal
tificarse con un «conocimiento organizativO>> ni con una <<reprochabilidad organizativa>>. areas, as well, suggesting a two-track legal system throughout>>. 80 Todo lo cual me
Debería, pues, reconocerse que tienen razón quienes afirman que ya en la deno- parece bastante razonable.

O
minación de estas <<SancioneS>> tendría que quedar claro que <<en las penas contra
colectivos no se trata de clásicas penas criminales que presupongan la libertad de
la persona y por ello sólo puedan imponerse a individuos, sino de consecuencias VI. BIBLIOGRAFÍA

IC
jurídicas distintas en el Derecho críminal>>7 5 Cabría, pues, sostener que cualquier
consecuencia jurídica que imponga un juez penal a personas jurídicas carece hasta ALSCHULER, A. W. (2009), <<Two Ways to Think About the Punishment of Corpora-
tal punto de los presupuestos de la pena clásica, que la propia denominación de tions>>, American Criminal Law Review, v. 46, pp. 1359-1392.

ÉM
pena es inconveniente76 ALWART, H. (1993), <<Strafrechtliche Haftung des Unternehmens -vom Unternehmens-
En conclusión: Las sanciones a las personas jurídicas deberían quedar preferible- tater zum Taterunternehmen>>, ZStW, (105), pp. 752-773.
mente fuera del sistema del Derecho penal. Ahora bien, una vez que el legislador ha BACIGALUPO SAGESSE, S. (1998), La responsabilidad penal de las personas jurídicas,
decidido su introducción en éste (en una prueba más de la constante expansión a que Bosch, Barcelona.

P. D
se ve sometido), debe recordarse que en el marco de un Derecho penal expandido BACIGALUPO ZAPATER, E. (2011), <<La prevención de la responsabilidad penal y admi-
conviven <<dos velocidades>> de delitos y de sanciones.7 7 Así, la segunda velocidad del nistrativa de las personas jurídicas y los programas de compliance>>, en EL MISMO,

C CA
Derecho penal, más débil y flexible, puede acoger una responsabilidad penal de las Compliance y Derecho penal, Aranzadi, Pamplona.
personas jurídicas (que comprende sanciones pecuniariasf8 por delitos cometidos por BAER, M. H. (2010), <<Organizational Liability and the Tension Between Corporate
las personas físicas que las integran. Ciertamente, la imposición de la sanción requiere and Criminal Law>>, journal of Law and Policy, (19), pp. 1-14.
que, como mínimo, tales hechos puedan ser imputados a la persona jurídica en los BAJO FERNÁNDEZ, M./FEIJOO SÁNCHEZ, B./GÓMEZ-JARA DÍEZ, C. (2012), Tratado de

PU A
términos señalados, aunque ello tenga lugar en condiciones que no quepa identificar responsabilidad penal de las personas jurídicas, Civitas, Pamplona.
con las de la culpabilidad personal. Sólo esa imputación -por distintos que sean sus BHARARA, P. (2007), <<Corporations Cry Uncle and Their Employees Cry Fool: Rethin-
requisitos con respecto a la imputación de hechos a las personas físicas- es capaz de king Prosecutorial Pressure on Corporate DefendantS>>, American Criminal Law

SO
justificar que consecuencias jurídicas que fácticamente en nada se distinguen de las Revíew, v. 44, pp. 53-113.
sanciones administrativas se integren en el corpus simbólico-comunicativo del Derecho BUCY, P. H. (2009), <<Corporate Criminal Liability: When Does it Make Sense?>>, Ame-
penal y adquieran con ello un plus de expresividad. Es verdad que no se trata de penas rican Criminal Law Review, v. 46, pp. 1437-1458.
en el sentido fuerte de la expresión; pero el plus de estigmatización que con la reforma BUCY, P. H. (1991) <<Corporate Ethos: A Standard for Imposing Corporate Criminal

U
legal pasan a adquirir las sanciones aplicables a las personas jurídicas debería conducir,
como sinalagma, a que se les apliquen todas las garantías jurídico-penales y procesales
que sea posible79 Ése es, a mi entender, el modo realista de afrontar el problema.
Liability>>, Minnesota Law Review, v. 75, pp. 1095-1184.
COFFEE, J. C. Jr. (1981), <<"No Soul to Damn, no Body to Kick": an Unscandalized
Inquiry into the Problem of Corporate Punishment>>, Michigan Law Review, v. 79,
A
Acogiendo ahora -once años después de la publicación de la primera edición de pp. 386-459.
la Expansión- el modelo de dos velocidades (o doble vía: two-track system) Dan- DAN-COHEN, M. (2010), <<Sanctioning Corporations>>,}ournal of Law and Policy, (19),
R

Cohen ha escrito recientemente: <</ have made two related, but different points. One pp. 15-44.
ís that the corporation is a suitable object for the imposítíon of sanctions. Second, DANNECKER, G. (2001), <<Zur Notwendigkeit der Einführung kriminalrechtlicher
PA

insofar as the impositíon of sanctions is deemed desirable, it need not be hampered Sanktionen gegen Verbande>>, GA.
by the same constraints as those that tíe the government's hands when dealíng di- DE LA CUESTA, ]. L. (2011), <<Responsabilidad penal de las personas jurídicas en el
rectly with individuals. Thís dual conclusion has wider repercussions, within crimi- Derecho español>>, Revista electrónica de la AIDP, A-05:1.
nal law and beyond». A lo que añade: <<Exploring these possibilities might eventual/y DEL ROSAL BLASCO, B. (2011), <<La delimitación típica de los llamados hechos de cone-
lead to a two-track system, with the tracks differing along the substantive, proce- xión en el nuevo artículo 31 bis n° 1, del Código penal>>, CPC, (103), pp. 41-94.
A

DEL ROSAL BLASCO, B. (2011), <<Responsabilidad penal de empresas y códigos de


buena conducta corporativa>>, La Ley, (7670), 2011.
PI

75. DANNECKER, «Zur Notwendigkeit der Einführung kriminalrechdicher Sanktionen gegen Ver-
DÍEZ RIPOLLÉS, ]. L. (2012), <<La responsabilidad penal de las personas jurídicas.
bande», GA 2001, p. 108.
76. DANNECKER, GA 2001, p. 114.
Regulación española>>, InDret Penal 1 (www.indret.com).
77. SILVA SÁNCHEZ, La expansión del Derecho penal, 2011, pp. 178 y ss., 180.
O

78. Ya se ha señalado que las consecuencias interdictivas son, en puridad, medidas de seguridad.
79. No tienen por qué aplicárseles aquéllas que se relacionen de modo intrínseco con la dig- 80. DAN-COHEN, <<Sanctioning Corporations»,]ournal of Law and Policy, (19), 2010, pp. 15
C

nidad de la persona humana. y SS., 42.

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iPROGRAMAS DE CUMPLIMIENTO

P. D
COMO FORMA AUTORREGULACIÓN

C CA
REGULADA?*
Ivó Coca Vila

PU A
SO
l. INTRODUCCIÓN

En nuestros días, se ha convertido en un lugar común afirmar que la asimilación


por parte del sistema del Derecho penal tradicional del fenómeno de la criminalidad
U empresarial ~tanto de los comportamientos dirigidos contra bienes jurídicos de la
propia empresa (la criminalidad intraempresarial) como los delitos contra bienes
jurídicos de terceros (criminalidad ad extra)- es un proceso extremadamente com-
A
plejo y todavía repleto de obstáculos.l También lo es que, en una sociedad de cor-
poraciones, en las que las grandes empresas han alcanzado ya un papel fundamental,
R

sino dominante, pues son ellas quienes gestionan o controlan la gran mayoría de
PA

* Becario de investigación (FPU) del área de Derecho penal. Universitat Pompeu Fabra. El
presente trabajo fue elaborado durante mi estancia de investigación Oulio y Agosto de 2012) en
el Lehrstuhl für Strafrecht, Strafprozessrecht, Rechtsphilosophie und Rechtssoziologie de la Ludwig-
Maximilians-Universitat München. Agradezco a su director, el Prof. Dr. jur. Dr. jur. h.c. mult. Bernd
A

Schünemann su amable acogida, así como a la Prof. Montaner Fernández sus valiosas sugerencias
y correcciones.
PI

l. Al respecto, fundamental el trabajo de SCHÜNEMANN, Unternehmenskrimínalitiit und Stra-


frecht, 1979, pp. 22-29, 49. En relación con la ineficacia del Derecho penal en la lucha contra la
criminalidad empresarial, y más concretamente, frente a los delitos cometidos por los directivos,
véase PASTOR MUÑOZ, «La respuesta adecuada a la criminalidad de los directivos contra la propia
O

empresa: ¿Derecho penal o autorregulación empresarial?», InDret Penal 4!2006, pp. 5 y ss. Para una
breve descripción de la situación político-criminal actual, DANNECKER, «Zur Notwendigkeit der Ein-
C

führung ktiminalrechtlicher Sanktionen gegen Verbande», GA, (3), 2001, pp. 102 y s.

42 43
B
-S
servicios y funciones públicas (directa o indirectamente), el Estado no puede sino Sentado lo anterior, podríamos afirmar que en la actualidad, el espectro regulato-
tratar de garantizar el alineamiento de los intereses individuales empresariales con los rio además de los dos polos (desregulación y regulación estatal clásica o heterorregu-
generales, que son los legítimamente estipulados a través de procedimientos democrá- lación) estaría integrado por mecanismos de intervención Estatal mixtos, englobados
ticos de regulación. 2 bajo el topos de la autorregulación. Se habla así de meta-regulación, autorregulación-
regulada o co-regulación y autorregulación pura. 6 Un repaso a la literatura permite

O
Pese a algunas reticencias iniciales y a alguna opinión actual discrepante, es ya hoy
incuestionable que el Estado puede y debe entrar a regular este ámbito también con observar que la nomenclatura y las categorizaciones son múltiples y variadas, pero
sanciones de naturaleza penaP ¿cómo iba el Estado a prescindir de su instrumento creo que la tripartición aquí propuesta p~~¡:mite enfatizar las características principales

IC
más poderoso en aquellos ámbitos en los que los riesgos son múltiples y su contención de unos y otros modelos. En todo caso~ la discusión entre autorregulación y hetero-
especialmente compleja? La visión convencional de la actuación reguladora enfatiza dos rregulación no se agota en la determin'ación de quién o cómo se debe elaborar un
puntos de vista opuestos: libertad y control, si se quiere, los dos modelos políticos cuerpo normativo. Muy al contrario, es tan o más importante decidir quién se encarga

ÉM
contrapuestos, liberalismo y estatismo. Sin embargo, entre un modelo de intervención de controlar que dichos parámetros sean cumplidos y en su caso, quién se encarga y
estatalista puro, en el que es el Estado quien de forma exclusiva redacta normas am- cómo de sancionar las infracciones (enforcement).
pliamente generalizables, para acto seguido encargarse él mismo de la supervisión y, La pretensión de las páginas que siguen es, cómo su título apunta, valorar si la
en su caso, de la sanción de eventuales infracciones (command-and-control), y un atenuación de la responsabilidad de las personas jurídicas prevista en el art. 31 bis 4.

P. D
modelo liberal absoluto, en el que de acuerdo con la teoría de la <<mano invisible» de d) CP responde a un auténtico modelo de autorregulación. Para ello, se ofrece una
SMITH, el Estado se limitara a esperar que las empresas alcanzaran autónomamente en aproximación a la noción de autorregulación y sus diversas variantes, se analiza qué

C CA
mercados competitivos sistemas propios y óptimos de contención de riesgos (uncons- significa organizarse en Compliance, así como qué es y qué efectos podría tener un
trained freedom), existen una pluralidad de modelos intermedios. Éstos, en mi opi- Programa de Cumplimiento en el Derecho penal español. La conclusión a la que ne-
nión, dan mejor cuenta de la manera en la que el Leviatán trata hoy en día de conjurar cesariamente se llega, es que no es posible afirmar que los Programas de Cumpli-
los intereses privados empresariales con los del conjunto de la sociedad. 4 En todo caso, miento a los que alude el CP español representan una suerte de autorregulación.

PU A
y aunque para los penalistas el fenómeno de la autorregulación pueda ser algo nove-
doso, lo cierto es que ya desde antaño se viene reconociendo que también existe De-
recho no predispuesto estatalmente. Así, KIRCHHOF habla ya a finales de los años 80 11. LA AUTORREGULACIÓN

SO
del monopolio estatal del reconocimiento legal (Rechtsanerkennungsmonopol), que no
de un monopolio en la creación del Derecho (Rechtsetzungsmonopol).s Si la autorregulación es el resultado impepinable de la necesaria evolución del modo
en el que el Estado regula el mundo empresarial, debemos preguntarnos entonces por
qué razón se ha convenido que la pura heterorregulación no es suficiente ni adecuada,
U
2. Aceoca de los riegos del neo-corporativismo como forma de organizac10n dominante,
véase MAROTO CALATAYUD, «Liberalismo vs. neocorporativismo: Los discursos de la autorregulación
como discursos legitiman tes», en ARROYO ]IMÉNEZ/NIETO MARTÍN, Autorregulación y sanciones, 2008,
pp. 53 y SS., (59).
al menos con carácter general, para disciplinar de forma conveniente la actividad em-
presarial. La respuesta al uso es simple: el Estado ya no está en disposición de hacerlo,
o al menos, de hacerlo en solitario? El progresivo y constante aumento de la compleji-
A
3. En este sentido, SCHÜNEMANN, «Strafrechtliche Sanktionen gegen Wirtschaftsunternehmen?», en
dad social, de los niveles de tecnificación y desarrollo tecnológico, 8 sumado al avasalla-
SIEBER et al. (eds.), FS-Tiedemann, pp. 429 y ss., (445), señalando además que a tenor de las dificul- dor proceso de globalización habrían despojado al Estado de la capacidad de regular de
R

tades político criminales con las que el legislador se encuentra para controlar el mundo empresarial,
sería paradójico optar por prescindir de la más potente de las herramientas de control jurídico-estatal.
En el lado opuesto, »resiste« la «Escuela de Frankfurt», al respecto, PRITTWITZ, <Nom Nutzen und Nachteil
PA

kriminalpolitischer Visionen», en HEFENDEHL (ed.), Empirische und dogmatische Fundamente, krimí-


nalpolitíscher Impetus, 2005, pp. 287 y ss. Sobre la globalización económica y la consecuente expansión 6. De forma similar, véase COGLIANESE/MENDELSON, Penn Law School Publíc Law and Legal
del Derecho penal, fundamental, SILVA SÁNCHEZ, La expansión del Derecho penal, 3a ed., 2011, pp. 83 Jbeory, Research Paper, (12-11), 2006, p. 10 o BARTLF/VASS, «Self Regulation and the Regulatory State»,
y ss., y FELIP 1 SABORIT, «Observaciones a La expansión diez años después», en ROBLES PLANAS/SÁNCHEZ- Uníversity of Bath, Research Report, (17), p. 1 (disponible online: http://www.bath.ac.uk/management/
Osnz GUTIÉRREZ, La crisis del Derecho penal contemporáneo, 2010, pp. 63 y ss., (74 y ss.). cri/pubpdf/Research_Reports/17 _Barde_Vass. pdf).
A

4. En este sentido, COGLIANESE/MENDELSON, «Meta-Regulation and Self-Regulation», Penn Law 7. Así ya, BRAITHWAITE, «Enforced Self-Regulation: A New Strategy for Corporate Criminal Con-
School Publíc Law and Legal Theory, Research Paper, (12-11), 2006, p. 1 y s.; SINCLAIR, «Self- trol», Michígan Law Revíew, (80), 1982, pp. 1466 y ss.; GÓMEZ-]ARA DÍEZ, «Corporate Culpability as
PI

Regulation Versus Command and Control? Beyond False Dichotomies», Law & Policy, (19), pp. 529 a Limit to the Overcriminalization of Corporate Criminal Liability», New Criminal Law Review, (22),
y ss., (533); DARNACULLETA 1 GARDELLA, «La autorregulación y sus fórmulas como instrumentos de 2010, pp. 9 y SS.
regulación de la economía», Revista General de Derecho Administrativo, (20), 2009, p. 8, señalan- 8. En este sentido, MONTANER FERNÁNDEZ, «La autorregulación normativa en el Derecho penal
do que la contraposición entre regulación y autorregulación pura (desregulación), como dos reali-
O

ambiental: problemas desde la perspectiva del principio de legalidad», en MONTIEL (ed.), La crisis
dades enfrentadas, no se corresponde en absoluto con el actual orden de relaciones entre el Estado del principio de legalidad en el nuevo Derecho penal: idecadencia o evolución?, 2012, p. 291;
y la sociedad. señalando que el desarrollo de las formas de autorregulación guarda estrecha relación con la ad-
C

5. Así ya, KIRCHHOF, Prívate Rechsetzung, 1987, p. 134. versión al riesgo de sociedades en las que éste es omnipresente.

44 45
B
¿programas de Cumplimiento como forma de autorregulacíón regulada?

-S
forma adecuada las estructuras empresariales? La especialización y la profesionalización dería a un impulso desregulador, sino muy al contrario, supondría una mejoría cualita-
por sectores cte
activid:acC así como la complejidad de las estructuras organizativas y los tiva y cuantitativa en la intervención estatal, en la medida en que el Estado podría lograr
correspondientes modelos de gestión haría absolutamente inviable sistemas generales una regulación más rigurosa, específica y eficaz.1 4 ~!Estado <<delegaría» en parte su fun-
de heterorregulación. 10 A esta incapacidad, si se quiere, fáctica, se uniría además una ción regulatoria en las propias empresas, que contribuirían decididamente al proceso

O
profunda crisis del Estado social, de modo que éste ya no dispondría tampoco de la general regulatorio, sin que, como en toda delegación, el Estado cediera la titularidad
capacidad financiera para asumir los altos costes que los procesos de regulación, su- de la función. Delegación que, además, no sólo no supondría una merma en el grado de
pervisión y sanción en ámbitos extremadamente complejos acarrean. En resumidas legitimidad de las normas resultantes, sino que, por el contrario, conseguiría implicar

IC
cuentas, el Estado ni tendría los recursos suficientes,U ni sabría cómo hacerlo. 12 en mayor medida a los particulares en el cumplimiento de ciertos objetivos generales,
A partir de aquí, y descartada la posibilidad de optar definitivamente por la plena garantizando así una mayor eficacia y cohesión en la actividad legislativa y en la aplica-
desregulación de los mercados y la absolutización del laissez faire, el Estado habría de- ción del Derecho. 15 El verdadero reto del Estado actual pasaría por aprovechar todo el

ÉM
cidido modificar su estrategia reguladora. Así, la autorregulación no supondría una reti- potencial de empresas y mercados para cumplir con su función regulatoria, pues la efi-
rada del Estado, ni la admisión de la incapacidad de regular el mundo empresarial, sino, cacia de la intervención pública en el mundo empresarial precisaría y dependería del
simplemente un cambio de rumbo en la estrategia reguladora.l3 Si el Estado es incapaz recurso a la autorregulación. 16 Tomando la exitosa metáfora de OSBORNE y GAEBLER,17
de regular desde fuera las empresas, la única solución posible sería valerse de ellas para lo pretendido sería que el Estado tomara el timón y dejase a la sociedad civil <<remar».

P. D
conseguir sus objetivos. Por paradójico que pueda parecer, la autorregulación no respon- En efecto, como señala BRAITHWAITE, uno de los grandes teóricos del <<nuevo Estado
regulador», a diferencia de lo que acontecía en el supuestamente ya superado modelo

C CA
Keynesiano, en donde el Estado <<remaba» mucho pero controlaba poco, la adopción de
9. En relación con sistemas normativos privados internacionales y la posibilidad de considerar- modelos de autorregulación y auto-ejecución de lo normado contribuirían a que el
los una tercera clase de Derecho, junto al de los estados y al internacional, véase lPSEN, Prívate Estado pudiera dirigir mejor, pues sería la sociedad civil la que ahora <<remaría». 18
Normen ordnungen als Transnatíonales Recht?, 2008, passím. lPSEN niega tal posibilidad, pues dichos Igualmente importantes son los esfuerzos legitimadores de los fenómenos de la

PU A
sistemas transnacionales estarían subordinados en todo caso al derecho nacional e internacional, y autorregulación a partir de la teoría del derecho reflexivo. Ésta, basada a su vez en
sólo alcanzarían verdadera fuerza vinculante en la medida en que uno u otro sistema jurídico les la teoría de sistemas de LUHMANN, recurre al topos de la desterritorialización en la
reconociera efectos. Lo contrario, carecería de toda legitimación democrática. El Estado no reclama-
ría el monopolio normativo, pero sí la subordinación de lo normado privadamente a su Derecho,

SO
esto es, reclamaría el primado de la regulación pública. Así, ya mucho antes, RHINOW, Rechtsetzung
und Methodik, 1979, pp. 249 y ss. 14. Así también, ESTEVE PARDO, en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 39 y ss., (41) o
10. O en todo caso, estaría en una situación de inferioridad frente al sector privado. Escéptico NIETO MARTÍN, <<Responsabilidad social, gobierno corporativo y autorregulación: sus influencias en
al respecto, véase WEISS, «Globalization and the myth of the powerless state», New Left Revíew, el Derecho penal de la empresa», Polít. Crim., (5), 2008, p. 5 o SIEBER <<Compliance-Programme im
(225), 1997, passim.
U
11. O en todo caso, debería invertir para conseguirlo mucho más de lo que las empresas
precisarían para lograr los mismos objetivos, esto es, podría ser igualmente eficaz pero en todo
caso ineficiente.
Unternehmensstrafrecht», en SIEBER et al. (eds.), FS-Tíedemann, 2008, pp. 449 y ss., (476). Por el
contrario, no falta quien pone en duda la eficacia del cambio de rumbo en la forma de regular. Para
OFFE, el Estado, en su afán de aumentar cuantitativamente y cualitativamente su capacidad de con-
trol, en la medida en que estaría cediendo progresivamente a las pretensiones de corporaciones
A
12. Señala A. OGUS que la autorregulación se justifica cuando: (1) la concreta actividad esté cuyos únicos fines son privados, iría debilitando su capacidad de control y regulación, mermando
afectada por fallos de mercado, importantes externalidades o asimetrías informativas; (2) los instru- así su aptitud para alcanzar el cambio social democrático. Así, OFFE, <<Societal preconditions of cor-
R

mentos de Derecho privado sean inadecuados o demasiado caros para solventar dichos fallos; y (3) poratism and sorne current dilemmas of democratic theory», lssues on Democracy and Democratí-
la autorregulación sea un método mejor (más barato) de regular adecuadamente ese ámbito. OGUS, zatíon: North and South, Uníversíty of Notre Dame, 1983, passím.
«Rethinking Self-Regulation», Oxford Legal]. Studies, (15), 1995, p. 97. Señalando la incapacidad 15. Sobre la «democracia organizativa» y el <<argumento democrático» en aras a legitimar la
PA

del Estado para intervenir directamente en las organizaciones empresariales, de modo que «la única autorregulación, MAROTO CAIATAYUD, en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 53 y ss., (66 y s.).
opción que le queda al ordenamiento jurídico parece residir en estimular una correcta autoorgani- 16. Para MAROTO CAIATAYUD la anterior conclusión responde a un modelo de regulación pú-
zación (una organización conforme a Derecho en la que no sólo se tengan en cuenta los fines lu- blica influenciado fuertemente por las nuevas teorías de gestión empresarial y de gestión pública
crativos de la empresa y sus socios)», FEIJOO SÁNCHEZ, <<Autorregulación y derecho penal de la (new publíc management). Cfr. MAROTO CAIATAYUD, en Autorregulacíón y sanciones, 2008, pp. 53
empresa: ¿una cuestión de responsabilidad individual», en ARROYO ]IMÉNEZ/NIETO MARTÍN, Autorre- y SS., (63 y S.).
A

gulacíón y sanciones, 2008, pp. 199 y ss., (203). 17. OSBORNE/GAEBLER, Reínventíng Government, 1992, passím. (La reinvención del Gobierno.
13. Tampoco me parecen del todo desacertadas aquellas interpretaciones que conciben el La influencia del espíritu empresarial en el sector público, 2002). Dicha obra muestra con total
avance del fenómeno de la autorregulación como la consecuencia lógica de importantes presiones
PI

claridad el pretendido cambio de rumbo en la función pública. Las privatizaciones no serían derro-
por parte de empresas y grupos empresariales que ven en la autorregulación, a poder ser sin inter- tas del Estado, sino la mejor forma de garantizar funciones públicas. La idea del Gobierno como
vención alguna del estado en la supervisión y sanción, un escenario ideal para maximizar sus inte- catalizador, eje fundamental de la obra de OSBORNE y GAEBLER, se corresponde perfectamente con
reses. En relación con las explicaciones espurias del fenómeno, véase ESTEVE PARDO, «El reto de la el papel que el Estado asumiría en los nuevos procesos de autorregulación.
O

autorregulación o cómo aprovechar en el sistema jurídico lo que se gesta extramuros del mismo. 18. BRAITHWAITE, «The New Regulatory State and the Transformation of Criminology», Brít. ].
Mito y realidad del Caballo de Troya», en ARROYO ]IMÉNEZ/NIETO MARTÍN, Autorregulacíón y sancio- Crimino., (40), pp. 222 y ss., (223), con una extensa descripción de la supuesta superación del
C

nes, 2008, pp. 39 y ss., (42 y s.). Estado Keynesíano hacia el <<Nuevo Estado Regulador», pp. 224 y ss.

46 47
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-S
producción industrial, la internacionalización del control de las cadenas productivas, en el ejercicio de su autonomía podrían regularse como creyeran más conveniente, sin
así como la proliferación de subsistemas económicos autorregulados como los mo- verse condicionados por agentes externos, siempre y cuando de la concreta configu-
tivos que habrían determinado la pérdida por parte del Estado del monopolio regu- ración adoptada no se produjeran injerencias en las esferas de libertad ajenas. Injeren-
lador. Como señalan TEUBNER y WILLKE, <<la autorreferencia y dinámica autónoma de cias que, en principio, tenderían a disiparse, pues las propias empresas en la medida

O
subsistemas sociales diferenciados (... ],tiende a la progresiva obstrucción del control en que los sucesos lesivos serían un coste más a internalizar acabarían adoptando en
político tradicional a través del Derecho,,_l9 El Estado, pierde su centralidad, pasan- bloque sistemas de gestión de riesgos óptimos que las harían más competitivas.
do a ser un actor más en la escena global. Los métodos tradicionales empleados por La autorregulación pura hace referencia a aquellos supuestos en los que es la

IC
el Derecho serían inhábiles para hacer frente a la creciente complejidad de una socie- propia empresa la que se dota de un sistema de_i~g_l!l"ªQQ!Ü!!t~fl)O, absolutamente al
dad funcionalmente diferenciada. 20 En la medida en que los subsistemas sociales se margen de los poderes públicos, esto es, sin que haya intervención pública alguna
caracterizan por su autorregulación interna, en términos autopoiéticos y dirigida a fomentar, imponer o completar -directa o indirectamente- la autorregu~

ÉM
autorreferenciales, 21 éstos se encapsulan, de forma que el Estado ya no podría acceder ladón interna. 23 La naturaleza de estos programas de autorregulación es diversa.
a ellos mediante el Derecho. Éste no podría ser ya un instrumento de intervención Pueden consistir en meras catalogaciones de principios o estándares generales de
directa en esferas sociales (Rechtsetzung und Rechtsdurchsetzung), su labor se ceñiría a~!Úación o contener con<.:retos protocolos de actuación ante especlJicos-riesgospro-
entonces a lograr un marco idóneo en el cual se insta y posibilita a los entes privados pios de cada sector de actividad empresarial. En todo caso, el Estado permanece al

P. D
para que se autorregulen. margen:-no-sólo-enla efa5oiaCion, sino talli.bién en la supervisión, y dado el caso, en
Pues bien, asumida la necesidad de un nuevo «Estado regulador>>, que reconozca la la sanción.

C CA
importancia capital de las corporaciones y su incapacidad de reguladas de forma eficaz, Dentro de esta primera categoría y especificando algo más el contenido de dichos
pero a la vez asumiendo la posibilidad de alcanzar una contención óptima de los riesgos cuerpos normativos, cabría hablar de dos grandes grupos. Por un lado, la autorregu-
en el seno de las empresas apoyándose precisamente en ellas, el objetivo residiría en lación pura o voluntaria sirve para solventar, atendiendo a las indicaciones de los
concretar mecanismos para canalizar en un proceso de regulación las sinergias públicas profesionales que conforman la empresa, todas aquellas cuestiones que les puedan

PU A
y privadas. Como ya anuncié, tres son los modelos teóricos planteados por la doctrina: preocupar, de la manera más eficiente posible, agilizando así el funcionamiento in-
la autorregulación pura, la meta-regulación y la autorregulación regulada. traempresarial y evitando eventuales situaciones de conflicto. Empresas especialmen-
te adversas al riesgo tratan así de establecer pautas de funcionamiento más estrictas

SO
que las estábleddas por el legislador penal, o con carácter general, intentan desarro-
1. Autorreguladón pura o voluntaria llar la normativa estatal en ámbitos concretos, especificando y cubriendo las eventua-
les lagunas regulativas. 24 Por otro lado, el segundo gran grupo de cuerpos normativos
La autorregulación pura es el resultado de la capacidad .de un sujeto de auto-some- fruto de una autorregulación voluntaria lo constituyen los Códigos Éticos o, en gene-
U
terse a reglas determinadas. En este sentido, los contratos, convenios colectivos o esta-
tutos, así como todas aquellas normas internas de sujetos y organizaciones privadas
ral, la autorregulación normativa voluntaria de naturaleza ética. Ésta surgiría de la
«reflexión interna de la función que cumplen las empresas en el seno de la sociedad>>, 25
serían el resultado de procesos de autorregulación. Si se quiere, la noción de la auto- de modo que éstas asumen y muestran al mundo que como parte fundamental de la
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rregulación pura no hace sino entroncar directamente con el ejercicio de la «libertad sociedad aceptan su «responsabilidad social» y se comprometen con una serie de va-
negativa>> individual del ser humano y con la idea de la «auto-legislación>> como núcleo lores y princi_pios
.
~
que rig_en toda su actividad. 26 Las corporaciones pondrían así de
" " -
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de la autonomía política y de la soberanía. 22 Al igual que el ser humano, las empresas manifiesto que no se preocupan sin más por la maximización de sus intereses, o que
en todo caso sus intereses no se corresponden en exclusiva con la maximización de
beneficios, sino también por los efectos que su actividad despliega, tanto ad intra
PA

como ad extra. El objetivo es acabar configurando así una «filosofía de empresa>> que
19. Cfr. TEUBNER/WILLKE, «Kontext und Autonomie: Gesellschaftliche Selbststeuerung durch
reflexives Recht», ZjRSoz, (5), 1984, pp. 4 y ss. (5).
20. Así, TEUBNER, «Substantive and Reflexive Elements in Modern Law», L. & Soc. Rev., (17),
1983, pp. 239 y ss. (254 y ss.); GÓMEZ ]ARA, «La incidencia de la autorregulación en el debate le- 23. Así, ARROYO }IMÉNEZ, <<Introducción a la autorregulación», en ARROYO }IMÉNEZ/NIETO MARTÍN,
A

gislativo y doctrinal actual sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas>>, en ARROYO JI- Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 19 y ss., (26); BARTLENASS, University of Bath, Research
MÉNEZ/NIETO MARTÍN, Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 256 y ss., (264 y s.); mostrando Report, (17), pp. 22 y s., y SIEBER, en FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss., (460).
PI

simpatía por la perspectiva de TEUBNER, SCHÜNEMANN, «Stralbarkeit der juristischen Personen aus 24. Así, LAUFER/ROBERSTON, «Corporate ethics initiatives as social control», journal of Business
deutscher und europaischer Sicht», en SCHÜNEMANN/SUÁREZ GONZÁLEZ (eds.), Bausteine des euro- Ethics, v. 16, (10), 1997, p. 1031.
piiischen Wirtschaftsstrafrechts, 1994, pp. 265 y ss., (271). 25. Cfr. DARNACULLETA I GARDELLA, Autorregulación y derecho público: La autorregulación
21. Sobre la organización empresarial como sistema autopoiético, GÓMEZ}ARA, <<Autoorganización regulada, 2005, p. 141.
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empresarial y autorresponsabilidad empresarial», RECPC, (5), 2006, pp. 3y ss. 26. En este sentido, LAUFER/ROBERSTON, ]ournal of Business Ethics, vol. 16, núm. 10, 1997, p.
22. Al respecto, véase el análisis de MAROTO CALATAYUD, en Autorregulación y sanciones, 2008, 1030; MCGRAW/MOFFEIT/O'MALLEY ]R., <<An Analysis of the Ethical Codes of Corporations and Business
C

pp. 53 y SS., (57). Schools», journal of Business Ethics, (87), 2009, p. 5.

48 49
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oriente a sus trabajadores en cada uno de sus comportamientos y que resulte atractiva normativo de la manera que estime más oportuna. 31 En cualquier caso, lo interesante
para los observadores externos. 27 Menos utópica es la reducción de dichos programas es aquí que ~Estado no regula, sino que crea incentivos para que sean las propias
éticos a meras operaciones de mercadotecnia. Dado que la reputación es un importan- empresas lo hagan, siendo que, en ocasiones, además trata de condicionar esa
te activo empresarial, declaraciones impecables de responsabilidad social y de asun- normativa interna~a través de parámetros generales. .
ción de principios podrían contribuir a la maximización de los beneficios. 28

O
3. Autorreguladón regulada o co-reguladón

IC
2. La meta-regulación
Finalmente, el espectro de nuevos sistemas regulatorios se completaría con los
Como sucede prácticamente en todo lo relativo a la discusión sobre la autorregu- modelos de autorregulación regulada (enforced self-regulation). La autorregulación

ÉM
lación y el Compliance, no existe un concepto único de meta-regulación. 29 Cabría regulada alude a la forma de regulación estatal del mundo empresarial caracterizada
afirmar que por meta-regulación se alude el fenómeno normativo consistente en la por la incorporaciÓn del ente privado en el proceso de regulación pero de forma su-
determinación o condicionanliento, ya sea ex ante o ex post, de la actividacfde aiito: bordinada a los concretos fines o intereses públicos predeterminados por el Estado.3Z
rregulación.3° Aquí, el Estado, condiciona lo normado internamente, ya sea establecie-n- Prescindiendo de las múltiples subdivisiones que en el seno de la autorregulación

P. D
do previamente una serie de pautas -generalmente a través de principios- a partir regulada se llevan a cabo, básicamente en función de su grado de vinculación y del
de las cuales será la propia empresa la que se autorregula, o bien otorgando incentivos mayor o menor papel que juega el Estado en todo el proceso, 33 lo relevante aquí es

C CA
a posteriori en aras a influir sobre lo internamente normado. Sea como fuere, el rasgo que el Estado, titular de la potestad regulatoria, recurre a las empresas para que cola-
cardinal de los procesos de meta-regulación es que no pretenden establecer concretos boren con él en la elaboración de cuerpos normativos.
patrones o normas de comportamiento, sino más bien, despertar el interés de las Grosso modo, tres son los posibles 1nodelos a los que reconducir las variantes dables
propias empresas en autorregularse, otorgándoles incentivos para ello. En efecto, los de programas de autorregulación regulada. En primer lugar, puede suceder que el Esta-
do delegue puntualmente la facultad de regulación pero mantenga la facultad de revi-

PU A
Estados optarían por recurrir a la «Zanahoria» en vez de al «palo», estableciendo re-
compensas para las empresas que se autorregulan, como puedan ser la eliminación de sión, supervisión y sanción o a la inversa, esto es, que el Estado sea el que regule pero
parámetros normativos estatales vinculantes, esto es, otorgando mayores márgenes de delegue en la propia empresa el enforcement. Se alude así al fenómeno de la autorregu-

SO
libertad a la empresa en un futuro, o incluso, otorgando ventajas a la hora de valorar lación delegada o delegated self-regulatíon. En segundo lugar, el Estado puede transfe-
y sancionar el incumplimiento normativo en el marco de la empresa. rir la potestad de regulación, supervisión y sanción, pero mantener la potestad de revi-
Es posible que el Estado no se limite a dar sólo incentivos para autorregularse sino sión de lo normado y de cómo se lleva a cabo el enforcement, se habla entonces de
que, además, trate de orientar mínimamente el contenido de la normativa de propia autorregulación transferida o devolved selfregulation. Finalmente, cabe hablar de pro-
configuración. En procesos de meta-regulación es habitual recurrir a la fijación de
U o
cesos puros de co-regulación coÓperative self-regulaÚon, esto es, procedimientos en
parámetros mínimos mediante la enumeración de principios, de modo que el Estado los que el Estado trabaja <<Codo con codo» con las empresas en la elaboración de sistemas
presenta simplemente un marco general· abstracto y ambiguo, respetando un amplio específicos de regulación, de modo que, si bien es el Estado el que acaba aprobando el
margen de discreción, para que cada empresa pueda concretarlos en el propio cuerpo sistema de regulación, las empresas, así como todos aquellos terceros interesados, desde
A
R

27. Cfr. LAUFER/ROBERSTON,journal of Business Ethics, vol. 16, núm. 10, 1997, p. 1030. 31. En favor del método principialista, fundamental el trabajo de BLACK, «Form and Paradoxes
28. ROTSCH, en FS-Samson, pp. 141 y ss., (144). of Principies Based regulation», LSE Working Papers, (13), 2008, passim; y en general, sobre la
PA

29. Para HUTTER, «Risk, Regulation, and Management», en TAYLOR-GOOBY/ZINN (eds.), Risk in discusión entre ventajas y desventajas de principios y reglas como sistemas de potenciación de la
Social Science, 2006, pp. 202-227, (215) la meta-regulación hace referencia a la supervisión estatal autorregulación, véase COGLIANESE et al., «The Role of Government in Corporate Governance», Har-
de los acuerdos de autorregulación. Señala MORGAN que la meta-regulación no alude tanto a la vard University. ].R Kennedy School of Government, 2004, p. 11.
regulación de la acción social o individual directamente, sino más bien a la necesidad o el deseo 32. En un sentido parecido, DARNACULLETA 1 GARDELLA, Autorregulación y Derecho público,
de reflexionar abiertamente acerca del fenómeno regulatorio. Cfr. MORGAN, Social Citízenship in the 2005, pp. 33 y ss.; ARROYO }IMÉNEZ, en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 19 y ss., (24); BRAI-
A

Shadow of Competition: The Bureaucratic Politics of Regulatory ]ustification, 2003, p. 2 y PARKER, THWAITE, <<Enforced Self-Regulation: A New Strategy for Corporate Crime Control», Michigan Law
en cambio, habla de la meta-regulación como un sistema en el que de forma horizontal varias Review, (80), 1982, pp. 1467 y ss.; FEIJOO SÁNCHEZ, en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 199
instituciones se regulan recíprocamente; PARKER, The Open Corporation: Effective Self-Regulation
PI

Y ss., (205 y s.); MONTANER FERNÁNDEZ, en MONTIEL (ed.), La crisis del principio de legalidad en
and Democracy, 2002, pp. 15 y s. el nuevo Derecho penal, 2012, p. 295, quien habla de autorregulación regulada como el resultado
30. En todo caso, adviértase que la distinción entre meta-regulación y autorregulación regulada no de la interrelación entre la heterroregulación y la autorregulación, como una autorregulación puesta
es siempre sencilla. Hay quien engloba ambas nociones bajo un único concepto, por ejemplo, SIEBER al servicio de los fines públicos.
O

en FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss., (460), de modo que se define la «Co-regulación» como el pro- 33. Al respecto, distinguiendo entre autorregulación vinculante y no vinculante, y definiendo
ceso en el que el legislador estatal se limita a establece requisitos de partida o incentivos para la múltiples subcategorías véase ARROYO }IMÉNEZ, en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 19 y ss.,
C

autorregulación o condiciones para otorgar efectos jurídicos a lo regulado. (pp. 25 y ss.).

50 51
B
-S
un buen comienzo se involucran en el proceso, poniendo a disposición del Estado proceso de codificación, pues aquéllos no van a gozar de efecto jurídico alguno. Esto
toda aquella información de la que éste carece y permitiendo así la obtención de es, los procesos de autorregulación puramente voluntaria no deben regirse en modo
sistemas específicos e individualizados de regulación. Para ello se recurre a grupos alguno por las exigencias que el Derecho público impone al Estado, pues aquéllos no
de trabajo bilaterales o a la conformación de órganos administrativos integrados par- son más que el fruto de un normal ejercicio de la autonomía privada. 36

O
cialmente por representantes de los sujetos regulados. Un buen ejemplo lo constitu- El verdadero problema surge cuando a esos cuerpos normativos internos se les
ye la elaboración del Corporate Government Kodex en Alemania. Dicho código fue pretende otorgar efectos jurídicos asumidos por los poderes públicos. ESTEVE PARDO
habla del efecto integrador de la autorregulación privada.3 7 Especialmente problemá-

IC
impulsado en un primer momento por el Ministerio de Justicia alemán, acto seguido
fue asumido por una comisión integrada por representantes del sector económico tico se muestra el que la determinación de la responsabilidad penal de las personas
privado y, finalmente, el legislador le otorgó efectos jurídicos en el § 161 AktG.3 4 Por físicas pueda verse influida o determinada por la normativa interna empresarial. Más

ÉM
su parte, en el Derecho español, hallamos otro buen ejemplo en el ámbito de la pre- aún, cuando ésta obedece a procesos puros de autorregulación o a procesos de meta-
vención de blanqueo de capitales, y más concretamente, en el art. 27 de la Ley 10/2010 regulación. La mera asunción acrítica de lo normado internamente, aunque tuviera
de 28 de abril, de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terro- únicamente efectos derivados sobre la atribución de responsabilidad penal, supondría
rismo, en donde se establece la posibilidad de que mediante Orden· ministerial se una quiebra intolerable del principio democrático y el consecuente derru~bamiento
constituyan órganos centralizados de prevención propios para las profesiones colegia- del Estado de Derecho. Tal y como señala ESTEVE PARDO, esa integración en el sistema

P. D
das sujetas por dicha Ley. jurídico penal exige la aplicación sin reservas de todas sus disposiciones en lo que a
Los modelos de autorregulación regulada serían por ende los que mejor respon- garantías, procedimientos, recurso y control jurisdiccional se refiere.3 8 BRAITHWAITE

C CA
derían a ese interés general del Estado en reorientar su actuación hacia un <<interven- llega a abogar incluso por una privatización del sistema de aplicación y sanción penal,
cionismo a distancia>>, que le permitiera valerse de las empresas para cumplir sus fines. de modo que el ~§tad(), también en lo que a la infracción de normas penales se refie-
O bien involucra al particular en el proceso para poder conocer aquello que necesita re, debiera quedar en un segundo plano, interviniendo sólo cuando la empresa no
saber para·regular de forma óptima, o bien le otorga todavía mayor libertad a la em- quisiera o 110 fuera <;apaz de resol'\Terinternamente el conflicto.39 La asunción de una

PU A
presa, reservándose potestades de vigilancia.35 regla privada como determinante o ca-determinante del reproche jurídico-penal sería
en todo caso una cesión encubierta de la competencia legislativa a un ente o a un
grupo de entes privados inconciliable con la propia noción de Derecho penal y por

SO
4. Legitimidad y auto:r:reguladó:n :regulada extensión con la de nuestro Estado de Derecho. 40 Y del mismo modo, la privatiza-
ción del enforcement, recientemente encubierta tras la mediación, no es más que el
Presentadas las distintas modalidades de autorregulación, resulta oportuno mos- abandono de la pena estatal y el regreso a la solución privada de los conflictos más
trar aquí la objeción principal con que aquéllas deben lidiar, me refiero al problema de graves dables en sociedad.

tación de estos modelos son inversamente proporcionales al grado de intervención


U
la legitimidad de los modelos de autorregulación regulada. Las reticencias en la acep-

estatal en el proceso de regulación. A más intervención estatal, menores son los pro-
Pues bien, para salvar el déficit democrático de los procesos de autorregulación,
y especialmente, en aras a admitir la vinculación a éstos de consecuencias jurídicas
estatalmente reconodble~s, la doctfina viene apelando a múltiples y aparentemente
A
blemas de legitimación, a sensu contrario, mayores son las objeciones que salvar cuan- renovadas vías de legitimación. 41 Su estudio desborda con mucho lo aquí pretendido.
do nada o casi nada interviene el Estado en el proceso regulatorio. 'Es más, el grado de Baste con señalar que dicha legitimación viene buscándose en la intervención en los
R

erosión del principio de legalidad tolerable depende también en buena medida de los
efectos jurídicos que los poderes públicos estén dispuestos a conceder a lo regulado.
PA

Así pues, el que una empresa establezca códigos éticos meramente declarativos no su-
pone ningún problema, aun cuando el Estado -directamente- no intervenga en el 36. En el mismo sentido, ARROYO ]IMÉNEZ, enAutorregulación y sanciones, 2008, pp. 19 y ss., (32).
37. Cfr. ESTEVE PARDO, en Autorregulacíón y sanciones, 2008, pp. 39 y ss., (48).
38. Por ende, señala ESTEVE PARDO que entonces ya nos <<hemos desprendido de la órbita de la
autorregulación, y de su flexible entorno, para situarnos de lleno en las firmes coordenadas del or-
34. En relación con las consecuencias jurídico-penales por la infracción del Corporate Governan- denamiento. No pueden por tanto adscribirse a la autorregulación y a su estudio en el sistema jurí-
A

ce Kodex en Alemania, en especial, en lo que al delito de deslealtad se refiere, véase SCHLÓSSER/ dico, y es ya con las claves propias de éste como han de analizarse». Véase, ESTEVE PARDO, <<Intro-
DÓRFLER, «Strafrechtliche Folgen eines VerstoJSes gegen den Deutschen Corporate Governance Kodex», ducción a la autorregulación», en ARROYO ]IMÉNEZ/NIETO MARTÍN, Autorregulacíón y sanciones, 2008,
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Wistra, (9), 2007, pp. 326 y ss., quienes entienden que el Corporate Governance Kodex, pese a care- pp. 39 y SS., (49).
cer de auténtica fuerza normativa, la d. d. en Alemania habla al respecto de «auJSergesetzliche Normen», 39. BRAITHWAITE, Michigan Law Review, (80), 1982, pp. 1470 y ss., y también en FISSE/BRAI-
debe servir como referencia para determinar el deber de diligencia en el delito de deslealtad del § THWAITE, Corporatíons, Crime and Accountability, 1993, p. 80 y ss., 193 y ss.
O

266 StGB, en la medida en que dicho Código ha sido reconocido por el legislador en el § 161 AktG. 40. Advirtiendo de este riesgo, a propósito de las reglas técnicas en el Derecho penal, SCHÜ-
35. En todo caso, no hay duda de que los distintos mecanismos de autorregulación condicionan NEMANN, «Las reglas de la técnica en Derecho penal», ADPCP, 1994, pp. 307 y ss., passim.
igualmente las estructuras empresariales, más si cabe cuando la empresa, por ejemplo, asume la 41. Al respecto, fundamental el trabajo de MAROTO CAIATAYUD, en Autorregulación y sanciones,
C

supervisión y sanción a partir de sistemas normativos aprobados por un ente público. 2008, pp. 53 y ss., passim.

52 53
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procesos de autorregulación del mayor número de agentes implicados posibles. Resu- mo empleado, cumplan con los mandatos y las prohibiciones jurídico-penales, y a que,
midamente, si en el proceso de autorregulación los posibles afectados tienen la palabra, en caso de infracción, sea posible su descubrimiento y adecuada sandón. 47
materialmente el proceso sería tan respetuoso o más con el principio democrático que Nadie negará que el Derecho, desde siempre, ha tenido, tiene y tendrá la preten-
el procedimiento clásico de heterorregulación. Aquí subyace con fuerza la noción d~ sión de que los destinatarios de sus normas las cumplan. Sin embargo, los defensores

O
democracia organizativa o deliberativa, y la búsqueda de una fundamentación teórica del Compliance alegan que no sólo significa conformidad a Derecho. Tras el Compli-
a la huí&i ·de la democracia liberar parlamentaria-basada en el voto y la representaciÓ~- ance, en realidad lo que se escondería es «por primera vez la pretensión sistemática
de adoptar reglas y procesos intraempresariales que logren que el cumplimiento del

IC
Derecho vigente no obedezca a la casualidad-, al compromiso individual o a los intere-
IH. ORGANIZACIÓN EN COMPLIANCE4 2 ses parciales de un departamento, sino a una arquitectura de Compliance v!nculada
globalmente con las actividades empresariales tanto internas como externas>>. 48 Sucin-

ÉM
Pese a que la discusión al respecto se remonta a los años 30 del siglo pasado, 43 no tapero expresiva es la definiciÓn deKiETHE: por Compfiance se alude a la evitación
hay duda de que el Compliance es, sino el tema, uno de los temas de moda en la lite- de riesgos jurídicamente relevantes a través de la mejor organización empresarial po-
ratura penal del momento. Literalmente, Compliance podría ser traducido como sible.49 El nuevo reto consistiría en lograr una organización en Compliance que con-
<<Cumplimiento», pero nada nuevo aporta si simplemente viene a indicarnos que tam- siguiera esa arquitectura coherente y omnicomprensiva, siendo para ello igualmente

P. D
bién las empresas en el ejercicio de su actividad deben ajustarse al Derecho penal. 44 capital lograr sistemas de documentación del funcionamiento interno y de comunica-
Una primera aproximación crédula al concepto pasaría por afirmar que la «Ciencia del ción altamente sofisticados. Así, además de suponer una reestructuración intra-empre-

C CA
Complíance>> se ocupa en general de la responsabilidad penal en el marco de la em- sarial y la instauración de un Grupo de Cumplimiento que centralizara toda la activi-
presa, y más concretamente, de ¡;;_ determinación de las medidas que la direcció~ dad global de contención de riesgos, la extensión del Complíance a lo largo de todos
empresarial en el marco de su deber de supervisión debe adoptar;l33¡ra evitar la infrac- y cada uno de los rincones de la empresa traería consigo el surgimiento de nuevos
ción de deberes jurídico-penales por parte de sus empleado~~l Compliance en deberes, incumbencias (Obliegenheiten), riesgos y nuevos comportamientos empresa-
riales.50 Por el contrario, para las empresas, el no organizarse en Compliance, sería

PU A
sentido amplio, no se ocupa tan sólo de los riesgos para la empresa derivados de la
actuación de sus trabajadores, sino también de los riesgos personales que se ciernen simple y llanamente una irresponsabilidad. Directivos y trabajadores se verían expues-
sobre los dirigentes de una empresa. 46 Esto es, por Compliance hay que entender tos de forma constante a todo tipo de responsabilidades (civiles, laborales, adminis-

SO
aquel conjunto de medidas tendentes a garantizar que todos y cada uno de los miem- trativas y penales), fruto de las inevitables y persistentes infracciones del Ordenamien-
bros de una empresa, desde el presidente del consejo de administración hasta el últi- to jurídico, además de al no menospreciable efecto negativo reputacional que toda
infracción públicamente conocida acarrea. 51
Tratando de adentrarnos un poco más en el concepto y concretando en que se
42. Aquí se entienden los Programas de Cumplimiento como un elemento esencial de una
U materializaría una organización en Compliance, cabe afirmar que ésta se basa en siete
organización en Compliance. En todo caso, la confusión terminológica entre estos dos conceptos y pilares. 52 Veamos cuáles son.
otros tales como «gestión de riesgo>>, «gobierno CorporativO>> «códigos de conducta», «responsabilidad
social corporativa>>, es absoluta y complica enormemente la discusión al respecto. En el mismo
A
sentido, tratando de definir dichos conceptos, SIEBER, en SIEBER, FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss.,
(449). 47. Cfr. BOCK, «Strafrechtliche Aspekte der Compliance-Diskussion - § 130 OWiG als zentrale
R

43. ROTSCH, en FS-Samson, pp. 141 y ss., (142). Norm der Criminal Compliance», ZIS, (70), 2009, p. 1; SCHNEIDER, ZIP, (15), 2003, p. 646.
44. Hasta donde alcanzo, fue SCHNEIDER el que primero advirtió que es una obviedad el que las 48. Cfr. KLINDT/PELZ/THEUSINGER, <<Compliance im Spiegel der Rechtsprechung», N]w; (33), 2010,
empresas y sus órganos deban en sus actuaciones observar el Derecho, señalando que dicha obviedad p. 2385.
PA

lo sigue siendo aun cuando se oculte tras un anglicismo. Así, SCHNEIDER, «Compliance als Aufgabe der 49. Así, K!ETHE, <<Vermeidung der Haftung von geschaftsführenden Organen durch Corporate
Unternehmenleitung», ZIP, 2003, p. 645, en un sentido parecido, BUSSMANN, «Wirtschaftskriminalitiit Compliance», GmbHR, 2007, p. 393.
und Unternehmenskultw-,, en BANNENBERG/.TEHLE (eds.), Wirtschaftskriminalitiit, 2010, pp. 57 y ss., 50. Aunque sin especificar a qué nuevos deberes se refiere, así KLINDT/PELZ/THEUSINGER, N]w,
(58). A partir de aquí, los defensores de la utilidad de esta supuesta nueva «Ciencia» se esfuerzan en (33), 2010, p. 2385.
tratar de demostrar la importancia y lo novedoso de todo el fenómeno del Compliance. Así, por ejem- 51. Señalando las consecuencias de no organizarse en Compliance, tanto para directivos como
A

plo, HAUSCHKA, «Compliance, Compliance-Manager, Compliance-Programme: Eine geeignete Reaktion para los trabajadores, véase, BOCK, ZIS, (70), 2009, pp. 68 y ss.
auf gestiegene Haftungsrisiken für Unternehmen und Management», N]w, (5), 2004, p. 257; ROTSCH, 52. En un sentido muy parecido, véase SIEBER, en FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss., (458) o
InDret, 1!2012, p. 3, o NEUHAUS, «Compliance-Systeme und Vorfeldermittlungen», en KEMPF/LÜDERSSEN/ BACIGALUPO ZAPATER, Compliance y Derecho Penal, 2011, p. 106 y GÓMEZ-JARA DÍEZ, «El sistema de
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VOLIL(~ds.), Die Finanzkrise, das Wirtschafts-Strafrecht und die Moral, 2010, pp. 348 y ss., (348). responsabilidad penal de las personas jurídicas en el nuevo Código penal español», en SILVA SÁNCHEZ
/ 45. BOCK, Criminal Compliance, 2011, p. 22, en el mismo sentido, NEUHAUS en KEMPF/LÜDERS- (dir.)/PASTOR MUÑOZ (coord.), El nuevo Código penal. Comentarios a la reforma, 2011, pp. 82 Y
¡sEN/VOLK. (eds.), D!e Finanzkrise:, dc:;J Wirtschafts-S_t~afrecht und die Moral, 2010, pp. 348 y ss., ss., y BACHMAIER WINTER, «Responsabilidad penal de las personas jurídicas: definición y elementos
O

~348), quten ademas hace hmcap1e en la mcorporacwn de medtdas tendentes al descubrimiento de de un programa de compliance», Diario La Ley, (7938), 2012, pp. 4 y ss., si bien incorpora a la
las infraéciones normativas. propia noción de Programa de Cumplimiento el dotarse estructuralmente conforme a las pautas que
46. HAUSCHKA, N.rw, (5), 2004, p. 257.
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aquí se presentan.

54 55
B
-S
l. Cultura del cumplimiento 2. El pre-establecimiento de objetivos empresariales

En primer lugar, es condítio sine qua non el que en la empresa reine una cultura En segundo lugar, es fundamental el establecimiento de unas metas de Compli-
de cumplimiento (Compliance-Culture), eso es, tanto trabajadores como directivos_ ance, esto es, la fijación clara de aquellos c:!Pi~!!vos que una organizaéión en Complí-

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deben interiorizar la necesidad de que todo lo que sucede en la empresa, de puertas ance pretende conseguir. 59 Una vez se asume que el objetivo y sentido último de una
para afuera y de puertas para adentro, sea respetuoso para con el Ordenamiento juri- organización en Compliance consiste en establecer un sistema interno de juridicidad
para todos los actos empresariales, debe pio~ederse a establecer una red de objetivos

IC
dico. Un sistema de Compliance eficaz exigiría una voluntad general de cumplimiento
en todos y cada uno de los niveles empresariales. 53 Por lo tanto, sería obligatorio el indiViduales, harmonizal:>!es a su vez .<::Q.n una serie de m~__as_generaleª-~n la a~tuación
desarrollo de una <<cultura de cumplimiento», esto es, la interiorización por parte de empresarial. Lo anterior, permite llevar a cabo un enjuiciamiento de los concretos

ÉM
todos los miembros de la empresa de la necesidad de actuar siempre conforme a Dere- riesgos por área de actividad.
cho así como de la utilización constante y sin reparos de los medios de asesoría, infor-
mación y denuncia íntraempresariales. Se habla incluso de una necesaria «moralización
de la economía».5 4 Sin embargo, no faltan tampoco los que, con buenos argumentos, 3. Evaluación de riesgos
señalan que es absolutamente imposible concebir a las empresas como un actor autó-

P. D
nomo en el debate sobre los valores intrínsecos a las normas jurídicas, pues/el único En tercer lugar, se alude a la necesidad de llevar a cabo una identificación y eva-
incentivo que explica la fundación y el funcionamiento de una empresa es el beneficio luación de todos y cada uno de los riesgos que cabe esperar a tenor de la concreta

C CA
económico.55 El Derecho sería en realidad una perturbación para su programa, que no actividad empresarial (Gap analysis). Sería indispensable, ante todo, proceder a un
estaría orientado al código justo/injusto, sino al de beneficio/pérdida.56 El hecho de que inventariado de los riesgos de infracción de normas. A continuación, los riesgos de-
éstas únicamente se concentren en la maximización de los beneficios -nada distinto tectados debieran ser valorados, estimación que se obtendría a partir de la probabi-
esperan los socios de la gestión societaria-, junto con la cultura empresarial cortopla- lidad de que se materialice en un concreto daño y el valor concreto de dicho daño. 60

PU A
cista contribuirían a desleír el inicial entusiasmo en relación con la eficacia del Com- En todo caso, adviértase que el Ordenamiento jurídico no exige una reducción del
pliance.57 En todo caso/ lo censurable no es que las empresas sean <<egoístas>>, lo cual valor del daño esperado hasta cero, pues ello supondría un embotamiento de la ac-
es en realidad legítimo y no puede ser objeto de reproche, el problema es negarlo y tividad económica. 61 Advertidos los riesgos, no todos y en toda su extensión tienen

SO
confiar en ellas la gestión en exclusiva de sus intereses individuales. 58 ' por qué ser eliminados. 62 Por último, dicho proceso de gestión de riesgos debe lle-
varse a cabo de forma continuada, pues la empresa debe poder conocer lo antes
posible de la existencia de nuevos riesgos o la intensificación de los ya existentes para
poder responder convenientemente.
U
53. KLINDT/PELZ!fHEUSINGER, JV]w, (33), 2010, p. 2385 y BUSSMANN en BANNENBERG/.JEHLE (eds.),
Wirtschaftskriminalitiit, 2010, pp. 57 y ss., (69 y ss.), señalando que para la explicación del fenó-
meno de la delincuencia empresarial es tan importante la inexistencia de un adecuado Programa de 4. Adopción de medidas necesarias para la contención de riesgos
Cumplimiento como la ausencia de una correcta cultura empresarial (p. 70).
A
54. Al respecto, destacando la importancia de la ética en los negocios y la gestión en valores,
véase, entre otros muchos, BUSSMANN, <<Business Ethic und Wirtschaftsstrafrecht», MschrKrim, 2003, Una vez detectados los riesgos jurídico-penalmente relevantes, la empresa debe
R

pp. 97 y s., aludiendo a estudios empíricos que certificarían una tendencia al alza de la conciencia actuar de forma consecuente. Para ello, debe adoptar dos grandes líneas de trabajo.
y responsabilidad en el seno de las empresas, y que demostrarían como una mayoría de las empre- Por un lado, es preciso, conocidos los concretos riesgosde cada puesto de trabajo,
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sas se habría o estarían dotándose de catálogos de principios éticos. seleccionar adecuadamente a la persona que debe ocuparlo. Por el otro, es igualmen-
55. Así, por ejemplo, rebatiendo el concepto <<sistémico» de culpabilidad empresarial, SCHÜNE- te necesario que la empresa se dote de un Programa de Cumplimiento, en el que
MANN, <<Strafrechtliche Sanktionen gegen Wirtschaftsunternehmen?», en SIEBER et al. (eds.), FS-Tíede·
mann, 2008, pp. 429 y ss., (438).
consten todas las -mecfú:Ias
-necesarias para la minimización de los riesgos previsibles
56. Al respecto, aunque a propósito de la incapacidad de culpabilidad de las personas jurídicas,
bajo el umbral de lo jurídico-penalmente tolerable.
véase ROBLES PLANAS, <<Pena y persona jurídica: crítica del articulo 31 bis CP», Diario La Ley, (7705),
A

2011, p. 4.
57. Así, entre otros, SCHÜNEMANN, en FS-Tiedemann, 2008, pp. 429 y ss., (444) o HERMES, <<Staat 59. SIEBER, en FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss., (456).
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und Markt», en KEMPF/LÜDERSSENNOLK, Die Finanzkrise, das Wirtschafts-Strafrecht und die Moral, 60. Así, BOCK, ZIS, (70), 2009, p. 76.
2010, pp. 26 y SS., (27). 61. Señalando igualmente que las medidas deben ser razonables pero sin que pueda exigirse
58. De ahí que se afirme que la ética empresarial no se ocupa de los fines de las empresas, eficacia absoluta, GÓMEZ-]ARA DÍEZ, en El nuevo Código penal. Comentarios a la reforma, 2011, p.
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sino de cómo persiguen satisfacer sus objetivos individuales. Para un estudio detallado de la relación 83, y aludiendo a la doble reserva !imitadora de la necesidad y exigibilidad, véase REICHERT, <<Reak-
entre ética empresarial y el interés propio, véase SUCHANEK, «Unternehmensethik und Eigeninteres- tionsplichten und Reaktionsmoglichkeiten der Organe auf (moglicherweise) strofrechtsmelevantes
se», en KEMPF/LÜDERSSENNOLK (eds.), Die Finanzkrise, das Wirtschafts-Strafrecht und die Moral, Verhalten innerhalb des Unternehmens», ZIS, (3), 2011, pp. 113 y ss., (115).
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2010, pp. 47 y SS. (51). 62. Así, BOCK, Criminal Compliance, 2011, p. 585.

56 57
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-S
La estructura de una empresa puede ser vista como una macroestructura de riesgos que sea relevante para el ejercicio de su concreta actividad (top-down). 65
posiciones jurídicas unidas por vínculos de delegación. 63 Como en toda delegación, Generalmente, el Oficial de Cumplimiento es la persona que media entre los emplea-
es fundamental que las cúpulas ·empresariales procedan de forma cuidadosa a la dos y los órganos directivos, de modo que será él quien cree y mantenga una línea
hora de designar a los delegados (trabajadores). Éstos, deben ser seleccionados de efectiva de comunicación entre unos y otros.

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modo tal que quepa esperar una efectiva y exitosa realización de sus actividades. Es
imprescindible la selección de personas competentes, pero más lo es si cabe el que
7. Sistemas de supervisión y sanción

IC
la propia empresa se encargue de formarlos adecuadamente a tenor de los concretos
riegos que el ejercicio de la función encomendada implica. Este proceso de forma-
ción no se ciñe a la enseñanza de lo necesario para advertir los concretos riesgos En último lugar, pero no por ello menos importante, toda adecuada organización
en Compliance precisa de la configuración de un sistema de supervisión y sanción. La

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con los que el trabajador se va a encontrar y cómo conjurarlos, sino que además,
debiera favorecer el surgimiento de la pretendida <<Cultura del Complíance>>. infracción de una norma no queda solventada con la detección del infractor y su san-
ción, sino que además, es obligada la revisión del sistema hasta detectar el error y
establecer las medidas oportunas para solventarlo. Para ello, es conveniente institucio-
5. Delimitación de los ámbitos de competencia nalizar procesos de documentación (políticas de documentación y conservación de

P. D
documentos), de modo que el órgano supervisor pueda de manera sencilla y rápida
En quinto lugar, una organización en Compliance exige ineludiblemente una adquirir conocimiento sobre cada uno de los procesos internos empresariales y el

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correcta distribución y configuración de las posiciones competentes. En lo que nos sentido de las decisiones adoptadas en el pasado (Jurisprudencia corporativa). 6 6 En
interesa a nosotros, una clara delimitación de las posiciones de garantía y de l9s esta misma línea, es frecuente el recurso a sistemas de denuncia internos, configura-
roles de cada persona física o~ de las unidades funcionales intraempresariales. Lo dos de tal modo que los trabajadores no tengan porqué temer a futuras represalias,
pretendido es saber quien es el competente por cada actividad o función empresa- así como a sistemas de Whistleblowíng. 67 En todo caso, tanto el expresamente desig-

PU A
rial. Obviamente, ello puede incorporarse en el programa de cumplimiento. La de- nado para denunciar como el trabajador que pone en conocimiento del órgano perti-
limitación de las esferas competenciales permite saber con claridad quién es el res- nente la notitia criminis deben estar protegidos frente a eventuales represalias. Al
ponsable por cada proceso en la empresa, dificulta la temida disolución de la respecto, suele aludirse a la posibilidad de establecer sistemas de denuncia anónimos

SO
responsabilidad en el seno de grandes corporaCiones y facilita la imputación de res- o a la configuración de <<defensores>> internos o externos. 68
ponsabilidad tras la infracción. Todo lo anterior, como ya se apuntó en su momento, vendría de la mano de una
reestructuración orgánica empresarial, pues sería preciso la creación de un órgano
encargado de gestionar la organización en Compliance, distinto al consejo de direc-
6. Sistemas internos de comunicación U
En sexto lugar, se revela como fundamental un adecuado sistema de comunica-
ción y al frente de cual se erigiría la figura del Oficial de Cumplimiento, como máximo
responsable de que la empresa estuviera organizada conforme a Derecho. 6 9 Éste asu-
miría la responsabilidad de desarrollar, aplicar y supervisar el programa de cumpli-
A
ción intraempresarial. La previa evaluación de riesgos, así como la previsión de me- miento, y sería además el encargado de poner a disposición de los órganos competen-
didas para su minimización y el establecimiento de claras posiciones de garantía
R

únicamente podrán ayudar a la reducción de los riesgos penales en la medida en que


los miembros de la empresa conozcan en todo momento y de forma clara y detallada
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esa información. Así pues, es fundamental que existan en la empresa múltiples y 65. Sobre el planteamiento «top-down« véase también ROTSCH, en ACHENBACH/RANSIEK, Hand-
fluidos canales de comunicación, así como vías institucionalizadas de información y buch des Wirtschaftstrafrechts, 3• ed., 2012, Parte 1 Cap. 4 Nm. 6 y ss.; BOCK, Criminal Compliance,
2011, p. 282.
comunicación. El objetivo es asegurarse una gestión del conocimiento mediante de-
1 66. En este sentido, BRAITIIWAITE aboga por el desarrollo de un Corporate Case Law (Jurispru-
beres de transmisión de la información y deberes de consulta. La cúpula directiva dencia corporativa), como instrumento fundamental a la hora de decidir en situaciones de conflicto
debe recibir toda la información de riesgos relevante (bottom-up),64 pero además, y a la hora de sancionar infracciones, véase BRAITHWAITE, Michigan Law Review, (80), 1982, pp.
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debe garantizarse que los empleados conozcan toda aquella información relativa a 1504 y SS.
67. RAGUÉS r VALLES, «¿Héroes o traidores? La protección de los informantes internos (whistle-
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blowers) como estrategia político-criminal>>, InDret, 3/2006, pp. 3 y ss.


68. ROTSCH, Wissenschaftliche und praktische Aspekte der nationalen und internationalen
Compliance-Diskussion, (54 f.), 2012, p. 68; véase también KOCH, «Korruptionsbekampfung durch
O

63. Sobre la delegación de funciones en el ámbito empresarial, con detalle, MONTANER FERNÁN- Geheimnisverrat? Strafrechtliche Aspekte des Whistleblowing», ZIS, 2008, p. 500 (502 y s.)
DEZ, Gestión empresarial y atribución de responsabilidad penal, 2008, pp. 84 y ss. 69. ROTSCH, en FS-Samson, pp. 141 y ss., (144), quien define el Compliance como el dominio
64. Así, por ejemplo, BUCK-HEEB, en HAUSCHKA/BESCH (ed.), Corporate Compliance, 2• ed., de los riesgos, siendo para ello imprescindible el reconocimiento de los riesgos, su valoración, su
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2010, § 2 Nm. 1 ff. limitación, su control, y, en caso de materialización de los mismos, medidas disciplinarias.

58 59
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-S
tes (en función de la naturaleza de la infracción, los órganos internos o las autoridades va estatal para dichas situaciones>>; y (2) «informar a todas las personas de la organi-
públicas) las infracciones del Derecho. zación de qué es exactamente lo que se puede hacer y lo que no, como resultado
justamente de lo que establece la normativa estatal>>.73
No obstante, y al margen de estas generalizaciones, los Programas de Cumplimien-

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Iv. LOS PROGRAMAS DE CUMPLIMIENTO to, en la medida en que responden a un proceso de tasación de riesgos específico de
cada empresa, se configuran a tenor de esa concreta realidad, de modo que las posi-
1. Concepto y ejemplos en el Derecho comparado bles similitudes entre Programas de Cumplimiento dependen en gran medida del ob-

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jeto social de la empresa y del entorno en el que opere.74 Los riesgos que debe afron-
Toda organización en Compliance precisaría de un adecuado y efectivo programa tar una entidad bancaria en su funcionamiento diario se parecen muy poco a los
de cumplimiento. Éstos, pueden ser genéricamente definidos como aquellos cuerpos propios de una pequeña empresa química. Es este precisamente uno de los argumen-

ÉM
normativos en los que se recogen sistemas empresariales internos de gestión de ries- tos importantes legitimadores de la autorregulación. Nadie mejor que la propia em-
gos.70 La gestiÓn-<ie"l_:iesgos consiSte~ e-n-esencia, en el ési:ablecimiento de procedimieri.~ presa para determinar los riesgos que sobre su actividad se ciernen, nadie mejor que
tos y medidas tendentes a la minimización de las infracciones normativas en el seno ella para tratar de poner solución. No existe, pues, un modelo de Programa de Cum-
de la empresaA)ichos programas, además de establecer medidas preventivas en sen- plimiento con validez generaF5

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tido amplio, pueden recoger los sistemas de supervisión intraempresarial, los meca- Aunque es frecuente señalar que los Programas de Cumplimiento nacen como
nismos de sanción interna, así como pautas para la revisión y mejora de las propias respuesta a los famosos escándalos financieros de World-Com, Enrono Parmalat76 ,

C CA
medidas de control de riesgos.711 Tampoco cabe excluir la posibilidad de que sea el lo cierto es que éstos se remontan mucho tiempo atrás y, en todo caso, encontraron
mismo programa de cumplimiento el que contemple la creación del órgano de vigi- reconocimiento legislativo por primera vez en los EUA en la reforma de las Federal
lancia (grupo de cumplimiento).72 Sentencing Guidelines del año 1991. 77 Posteriormente, han encontrado igualmente
Dichos programas son realmente ventajosos en la medida en que, previa evalua- reconocimiento en el Derecho Italiano sancionador administrativo de las personas

PU A
ción detallada de los riesgos propios de la empresa, sean capaces de detallar específi- jurídicas por hechos delictivos cometidos por sus administradores o empleados,78 así
camente procedimientos de detección de riesgos, así como mecanismos para su con- como en el ordenamiento penal Chileno, en dónde se tacha de penal la responsabili-
jura. Fundamental es también la determinación lo más detallada posible de las dad de las personas jurídicas, previendo la posibilidad de considerar que la persona

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posiciones de competencia en el marco de la empresa, pues, la determinación clara jurídica no ha infringido sus deberes de dirección y supervisión cuando la persona
del sujeto responsable por cada operación impide la disolución de responsabilidades jurídica ha adoptado modelos de organización, administración y supervisión para la
en el «desorden>> empresarial y facilita ex post la detección y sanción del infractor. prevención del delito cometido.79
Pues, en realidad, el problema capital que debe afrontar un eficaz Programa de Cum- Finalmente, el legislador español, a través de la reforma operada en el año 2010
U
plimiento es la gestión de la política interna empresarial de delegación. En esta misma ha optado por incorporar un nuevo régimen sancionatorio de las personas jurídicas,
línea, señala ALONSO GALLO que la normativa interna que figura en los códigos de
conducta del Programa de Cumplimiento, cumple básicamente dos finalidades: (1)
A
<<Trasladar la normativa estatal a las situaciones de riesgo que se dan en la empresa, 73. Cfr. ALONSO GALLO, en Estudios sobre las reformas del Código Penal, 2011, p. 151.
determinando, con claridad cuáles son las obligaciones que se derivan de la normati- 74. En el mismo sentido, SIEBER, en FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss., (454).
R

75. Así también, BACHMAIER WINTER, Diario La Ley, (7938), 2012, p. 2.


76. Así, por ejemplo, SIEBER, en FS-Tíedemann, 2008, pp. 449 y ss., (449). Para un estudio más
profundo del desarrollo del Compliance en EE.UU. y Alemania, véase ROTSCH, en Handbuch des
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70. ALONSO GALLO, «Los Programas de Cumplimiento», en DÍAZ-MAROTO Y VILLAREJO/RODRÍGUEZ Wirtschaftstrafrechts, 3' ed., 2012, Parte 1 Cap. 4, Nm. 10 y ss.
MOURULLO (eds.), Estudios sobre las reformas del Código Penal, 2011, pp. 143 y ss., (143). 77. Para una evolución detallada de los Programas de Cumplimiento en los Estados Unidos, véase
71. Para un estudio 'del Programa de Cumplimiento de Siemens a cargo de su responsable ALONSO GALLO, en Estudios sobre las reformas del Código Penal, 2011, pp. 143 y ss., (159 y ss.).
máximo de Compliance, véase MOOSMAYER, <<Das Compliance Programmm von Siemens», en BAN- 78. Decreto Legislativo 321/2001, de 8 de junio de 2001, de Disciplina delta responsabilíta
NENBERG/.JEHLE (eds.), Wirtschaftskriminalitiit, 2010, pp. 83 y ss., señalando que dicho programa se administrativa delle persone giuridiche, delle societa e delle associazioni anche prive di persona-
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asienta sobre cuatro pilares, la prevención (Prevent), la detección (Detect), la respuesta o reacción lita giuridica. Para un análisis de la regulación italiana, véase ALONSO GALLO, en Estudios sobre las
(Respond) y la constante mejora (Continuous Improvement). reformas del Código Penal, 2011, pp. 143 y ss., (164 y ss.) y BACIGALUPO ZAPATER, «Responsabilidad
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72. Adviértase que los elementos que arriba se enumeraron como conformadores de una buena penal y administrativa de las personas jurídicas y programas de «compliance» A propósito del Pro-
organización en Compliance son a los que la doctrina mayoritaria recurre para caracterizar los Pro- yecto de reformas del Código Penal de 2009», Diario La Ley, (7442), 2010, p. 10.
gramas de Cumplimiento, pues en realidad, estos, conceptualmente, se corresponden con lo que yo 79. Ley Núm. 20.393 (2.XII.2009). Al respecto, y en relación con la discusión doctrinal acerca
he denominado aquí organización en Compliance. En este trabajo se aboga por una conceptualización de la posibilidad de que las personas jurídicas respondan penalmente, véase, a favor, HERNÁNDEZ,
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de los Programas de Cumplimiento más limitada, en la medida en que éstos -en esencia- servirían «La introducción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas en Chile», Polít. crim., (5),
para positivizar pautas de comportamiento y formalizar procesos de solución de conflictos. Sólo así 2010, pp. 207 y ss., (216 y ss.), en sentido opuesto, VAN WEEZEL, «Contra la responsabilidad penal
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pueden ser asimilados a los cuerpos normativos provenientes de procesos de heterorregulación. de las personas jurídicas>>, Polít. crim., (5), 2010, pp. 114 y ss., (115 y ss.).

60 61
dProgramas de Cumplimiento como forma de autorregulación regulada?

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-S
supuestamente de responsabilidad penal, y en cuyo apartado 4, relativo a las causas certificados no sean expedidos por entes públicos, sino por empresas de auditoría
de atenuación de la responsabilidad de la persona jurídica, en la letra e), se prevé la externa o sociedades clasificadores de riesgo.
atenuación por «haber realizado, con posterioridad a la comisión del delito y a En suma, pues, sorprende que el legislador español ni establezca parámetros
través de sus representantes legales, las siguientes actividades»: [... ] c. Haber esta- sobre los que comenzar a autorregularse ni prevea sistema alguno de certificación o
blecido, antes del comienzo del juicio oral, medidas eficaces para prevenir y descu- de valoración de los Programas de Cumplimiento. Es evidente que la atenuación de

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brir los delitos que en el futuro pudieran come terse con los medios o bajo la cober- la responsabilidad que prevé no procederá cuando el Programa adoptado sea com-
tura de la persona jurídica». pletamente inadecuado, pero resta por dilucidar quién y cómo valorarán la adecua-

IC
Lo primero que hay que anotar es que la alusión a los Programas de Cumplimien- ción de los mismos. En último término deberán ser los jueces, quienes tendrán que
to (medidas eficaces para prevenir y descubrir delitos) sólo se lleva a cabo a la hora de recurrir necesariamente a informes periciales de expertos independientes. Esta deja-
incorporar las nuevas atenuantes específicas de la responsabilidad pretendidamente dez del legislador reformista se agrava si, como un sector doctrinal propone, los

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penal de las personas jurídicas. Importante aquí es el adjetivo <<eficaces>>, pues no es Programas de Cumplimiento, en realidad, determinan también el injusto o la culpa-
suficiente con que las empresas se doten de Programas de Cumplimiento, sino que, lo bilidad empresarial.
pretendido, es que aquéllos sean adecuados y se implementen de manera eficaz 80 .
Acerca de qué programas son eficaces y cuáles no, nada nos dice el legislador español.
2. Los efectos jurídico-penales de los Programas de Cumplimiento en

P. D
En todo caso, parece claro que la adecuación del Programa dependerá tanto de su
configuración inicial como de su aplicación y ejecución adecuada en cada una de las el Derecho penal español

C CA
estructuras empresariales. Los Programas meramente formales (window-dressing
Compliance programs) carecerían, pues, de toda incidencia a la hora de atenuar la En lo que sigue nos vamos a ocupar de los eventuales efectos que los Programas
responsabilidad penal. En el Derecho comparado, el control de la adecuación de los de Cumplimiento podrían desplegar en la atribución de responsabilidad penal de
Programas se ha canalizado a través de dos vías distintas. acuerdo con el Código penal español. Básicamente, cabe imaginar tres grandes grupos
Por un lado, la Ley italiana núm. 231 establece que los Programas de Cumpli- de efectos.

PU A
miento (modelos de organización) <pueden ser adoptados sobre la base de códigos El primero de ellos, podríamos denominarlo el efecto evidente. Tal y como se
de comportamiento redactados por asociaciones representativas de los entes, que establece en el art. 31bis. 4 d), se considerará atenuante de la responsabilidad <<penal»

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garanticen las exigencias señaladas, comunicados al Ministerio de justicia, el que, de las personas jurídicas haber procedido <<Con posterioridad a la comisión del deli-
de acuerdo con los Ministerios competentes, podrá formular observaciones sobre to y a través de sus representantes legales» a dotarse antes del comienzo del juicio
la idoneidad de los modelos para prevenir los delitos». Esto es, se establece un oral de medidas eficaces para prevenir y descubrir los delitos que en el futuro pudie-
sistema de control público de los programas, en la línea de lo que podríamos deno- ran cometerse con los medios o bajo la cobertura de la persona jurídicas2 • No se en-
minar un sistema de autorregulación regulada. El legislador insta a la autorregula- tiende por qué razón solo la adopción del Programa de Cumplimiento por parte del
U
ción, el ente privado accede a ello, y es finalmente el ente público el que determina
la validez de lo normado.
representante legal goza del efecto mitigador. Es cierto que generalmente la figura del
representante legal coincide con la del administrador de derecho, pero dicha relación
La ley chilena núm. 20.393 se encarga de detallar a grandes rasgos las caracterís- no es indeleble, y negar la atenuación cuando es el administrador quien adopta el
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ticas que deben tener dichos programas y en su art. 4. 4) prevé el sistema de supervi- Programa no parece de recibo. Como tampoco sería razonable negar la posibilidad de
sión y certificación del <<Sistema de prevención de los delitos». Básicamente, se estable- atenuación a la empresa que ya disponía de un Programa de Cumplimiento en el mo-
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ce que el encargado de la prevención (Oficial de Cumplimiento) debe establecer mento de la comisión del hecho delictivo.
métodos para la aplicación efectiva del modelo de prevención de los delitos y su su- En segundo lugar, los Programas de Cumplimients> podrían precisamente ser vis-
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pervisión a fin de detectar y corregir eventuales errores, así como preocuparse de su tos como un elemento clave para fundamentar la responsabilidad empresarial, ya sea,
actualización. Señala además que las personas jurídicas podrán obtener la certifica- en tanto que elemento constitutivo del injusto (la no adopción o la adopción deficien-
ción de la adopción e implementación de su modelo preventivo. Dicho certificado te) o en tanto que elemento configurador de la culpabilidad empresarial. De forma
daría fe de que el programa cumple con los requisitos regales establecidos en los nu- mayoritaria, la doctrina tiende a vincular la responsabilidad penal de las personas
A

merales 1, 2 y 3 del mismo art. 4. 81 En todo caso, se abre la posibilidad de que dichos
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80. En este sentido, ALONSO GALLO, en Estudios sobre las reformas del Código Penal, 2011, de un encargado de prevención. [ ... ] 2) Definición de medios y facultades del encargado de pre-
p. 158, y BACIGALUPO ZAPATER, Compliance y Derecho Penal, 2011, pp. 111 y ss. vención. [ ... ] 3) Establecimiento de un sistema de prevención de los delitos [ ... ].
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81. Artículo 4°.- Modelo de prevención de los delitos. Para los efectos previstos en el inciso 82. En relación con la atenuante del art. 3lbis 4.d, y sus condiciones de aplicación, véase
tercero del artículo anterior, las personas jurídicas podrán adoptar el modelo de prevención a que BACIGALUPO ZAPATER, Compliance y Derecho Penal, 2011, pp. 111 y ss., y GÓMEZ-JARA DÍEZ, en El
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allí se hace referencia, el que deberá contener a lo menos los siguientes elementos: 1) Designación nuevo Código penal. Comentarios a la reforma, 2011, pp. 82 y ss.

62 63
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jurídicas con las nociones de autorregulación y Programas de Cumplimiento. 83 No de responsabilidad estaría configurado como un modelo de apoyo a las estrategias
pretendo ahora abordar la compleja y todavía inacabada discusión acerca de la posibi- estatales de promoción de autorregulaciones empresariales y los Programas de Cum-
lidad de hacer responder penalmente a las empresas, ello escapa con mucho del obje- plimiento. A fin de cuentas, la responsabilidad penal consistiría en no disponer o en
tivo de este trabajo. 84 Lo que me interesa es simplemente evidenciar el rol fundamen- disponer de inadecuados Programas de Cumplimiento. 89

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tal que estos juegan en algunas teorías de legitimación de la responsabilidad penal de Igualmente relevante es el papel de los Programas de Cumplimiento en el mode-
la persona jurídica. Clarificadoras al respecto son las palabras de NIETO MARTÍN, quien lo propuesto por NIETO MARTÍN. Según cree, el sistema de responsabilidad de las
señala que <<El terreno más propicio dentro del Derecho penal para que la autorregu- personas jurídicas es una mera estrategia de prevención de delitos. La infracción

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lación germine con fuerza es el de la responsabilidad penal de las personas jurídicas>>. 85 delictiva sigue siendo algo exclusivo de la persona física, pero las necesidades políti-
De hecho, se llega a afirmar que el sentido último de todo el sistema de responsabili- co-criminales determinarían la necesidad de instaurar un sistema paralelo de preven-
dad penal de las personas jurídicas es logar o al menos incentivar a las personas jurí- ción de delitos, cuyo objetivo residiría en la evitación del auténtico hecho delictivo.

ÉM
dicas para que procedan a autorregularse. 86 Asimismo, las empresas responderían por haber favorecido mediante su defecto per-
Así, para GÓMEZ ]ARA la autorregulación, y por extensión, los Programas de Cum- manente de organización la comisión del ilícito. El objeto de la responsabilidad, que
plimiento serían el elemento constitutivo del injusto de la persona jurídica. 87 El delito no del reproche, sería la falta de adopción de Programas de Cumplimiento?O Todo el
empresarial consistiría en no autorregularse de forma eficaz. La culpabilidad empre- sistema de responsabilidad de entes colectivos encontraría su razón de ser en la pre-

P. D
sarial consistiría en un déficit de fidelidad al Derecho que se manifestaría en una tensión del legislador de asegurar que las propias empresas se autorregulen, proce-
cultura empresarial de no cumplimiento con el Derecho, cultura corporativa deficien- diéndose entonces a sancionar los déficits de autorregulación.91 La cultura corpora-

C CA
te que explicaría el defecto organizativo (el injusto). Así, el injusto de la persona jurí- tiva no fundamentaría la culpabilidad, pues en verdad se mostraría como una
dica sería la defectuosa configuración de su ámbito de organización que supera el consecuencia más de la no adopción de correctos sistemas de autorregulación. En
riesgo permitido, siento entonces los Programas de Cumplimiento un elemento fun- definitiva, el sistema de responsabilidad de los entes colectivos no trataría de evitar
damental para determinar si la empresa ha creado o no un riesgo permitido. Pero al infracciones del deber general negativo primario (neminem laede), sino simplemente

PU A
mismo tiempo, dichos programas, o mejor dicho, el haberse dotado de ellos, consti- de incentivar la adopción de programas de autorregulación, como única forma eficaz
tuye un importante indicio de la existencia de una cultura empresarial de cumplimien- de control en las empresas.92
to de la legalidad, esto es, permite configurar además la culpabilidad empresarial. Así Y en relación con la trascendencia de los programas a la hora de sancionar a las

SO
las cosas, para GÓMEZ JARA los Programas de Cumplimiento tienen una naturaleza empresas, por último, vale la pena valorar cómo los autores que niegan la posibilidad
doble, determinan el injusto y ca-determinan la culpabilidad. 88 de que entes supraindividuales respondan penalmente los conciben. Para ROBLES PLA-
De hecho, no es que la autorregulación facilite o contribuya a la fundamentación NAS, los Programas de Cumplimiento obedecen a la voluntad del legislador de involu-
de un régimen de responsabilidad penal corporativa, sino al contrario, todo el sistema crar a las empresas en la minimización de los riegos jurídico-penales, de suerte que
U su implementación pasa -en principio- a ser un mecanismo idóneo para la evitación
del delito. Su adopción, sin embargo, no está jurídicamente impuesta a través de un
deber, sino que se canaliza como una Obliegenheít, esto es, una incumbencia que
83. Así, por ejemplo NIETO MARTÍN, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: un
A
modelo legislativo, 2008, pp. 81-84; GÓMEZ-JARA, La culpabilidad penal de la empresa, 2005, pp. recae sobre la persona jurídica.93 El no atender a la incumbencia, de por sí, no recibe
248-274; ORTIZ DE URBINA GIMENO, «Responsabilidad penal de las personas jurídicas y Programas sanción alguna, no obstante, su seguimiento beneficia tácticamente en la medida en
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de Cumplimiento empresarial (<<compliance programs»)», en GOÑI SEIN (dir.), Ética empresarial y


códigos de conducta, 2011, pp. 95 y ss., (96). Ya a principios de los 80, apuntando en esta dirección,
PA

BRAITHWAITE, Micbigan Law Review, (1.466), 1981, passim. También evidencia la existencia de este
importante vínculo FEIJOO SÁNCHEZ, en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 199 y ss., (204 y s). 89. Así también lo admite HEINE, Strafrechtliche Verantwortlichkeít, pp. 290 y ss., y 297, quien
84. Defendiendo tal posibilidad desde un punto de vista dogmático, y señalando hs necesida- señala que el desvalor del resultado es un desarrollo inadecuado de la gestión de riesgos, de modo
des político-criminales que sustenan la decisión del legislador español, véase por todos, CARBONELL que el concreto hecho típico sería una condición objetiva de punibilidad.
MATEU, <<Responsabilidad penal de las personas jurídicasreflexiones en torno a su <<dogmática» y al 90. Cfr. NIETO MARTÍN, La responsabilidad penal de las personas jurídicas, 2008, pp. 38 y ss.,
sistema de la reforma de 2010», CPC, (101), 2010, pp. 5 y ss., (5 y s.). En contra, véase p. ej., Ro- y para una visión panorámica de su planteamiento, véase FEI]OO SÁNCHEZ, en Autorregulación y
A

BLES PLANAS, Diario La Ley, (7705), 2011, passim. sanciones, 2008, pp. 227 y ss.
85. Véase NIETO MARTÍN, La responsabilidad penal de las personas jurídicas: un modelo le- 91. Véase NIETO MARTÍN, La responsabilidad penal de las personas jurídicas, 2008, pp. 81 y 152.
PI

gislativo, 2008, p. 205, n. 13. En el mismo sentido, ya HEINE, quien entiende que la autorregulación 92. En trabajos posteriores y en la línea de BRAITHWAITE aboga por un sistema algo distinto,
es la auténtica «idea fuerza» para los partidarios de una nueva y mejor intervención del Derecho fundamentado en la vinculación del Compliance a la justicia restaurativa. Al respecto," NIETO MARTÍN,
penal (cualitativamente distinta) en el mundo empresarial. HEINE, Die strafrechtliche Verantwortlí- en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 104 y ss.
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chkeit van Unternehmen, 1995, pp. 59 y ss., pp. 281 y ss. 93. Sobre el concepto de Obliegenheit en el Derecho civil, véase LARENZ, Derecho Civil, Parte
86. Así, NIETO MARTÍN, La responsabilidad penal de las personas jurídicas, 2008, pp. 81 a 84. General, (trad. Izquierdo y Macías-Picavea), 1978, pp. 266, 267 y s. En Derecho penal, sobre el
87. GÓMEZ ]ARA, en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 296 y ss. concepto y aportando ejemplos, véase HRUSCHKA, Strafrecht nach logisch-analytischer Methode, 2a
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88. Recientemente, GÓMEZ-]ARA DÍEZ, en El nuevo Código penal, 2011, pp. 70 y ss., 75. ed., 1988, pp. 415 a 419.

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que reduce el riesgo de ilícito.9 4 Dado que los administradores de una sociedad crean En segundo lugar, suele ponerse el acento en la importante función que dichos
un peligro, al que como mínimo, están vinculados objetivamente, les corresponde a programas desempeñarían a la hora de integrar tipos penales en blanco, forma de tipi-
éstos primariamente, les incumbe, que de dicha fuente de peligro no emanen riesgos ficación paradigmática de los delitos económicos.98 Así por ejemplo, en sede de los de-
jurídico-penalmente relevantes. En un sentido muy parecido, apunta FEIJOO SÁNCHEZ litos contra la seguridad en el trabajo se alude a la remisión que el art. 311 CP hace a los

O
que el modelo de responsabilidad de las personas jurídicas no se corresponde con el convenios colectivos, en mayor o menor medida, una forma más de autorregulación.
modelo tradicional de culpabilidad y pena, sino que responde a la peligrosidad obje- Igualmente frecuente es la expectativa de que los Programas de Cumplimiento
tiva de las organizaciones. El verdadero propósito del legislador sería que dichos entes ayuden a clarificar la siempre compleja delimitación de posiciones de garantía en el

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se dotaran de Programas de Cumplimiento y evitaran regirse por sistemas de mana- seno de una empresa.99 Si así fuera, dichos programas lograrían desplegar efectos
gement defectuoso. Lo pretendido no sería sancionar las acciones u omisiones antiju- capitales en la imputación de los delitos omisivos impropios, pues podrían explicitar
rídicas de la persona jurídica (pues éstas son imposibles), sino simplemente tratar de o incluso configurar el haz de deberes del garante. Ello se muestra como especialmen-

ÉM
estimular a los responsables de dichas corporaciones para que a través de la adopción te importante en relación con los delitos cometidos por empleados de la empresa no
de Programas de Cumplimiento eviten que la persona jurídica degenere en un «estado adecuadamente supervisados por el delegante. De hecho, estos Programas, podrían
de cosas» objetivamente antijurídico.9 5 servir además para configurar previamente y de forma clara los deberes jurídico-pe-
El tercer grupo de efectos que podrían desplegar los Programas de Cumplimien- nales de supervisión y retirada de productos defectuosos.l 00 Especialmente abundan-

P. D
to sobre el Derecho penal serían de carácter indirecto, en la medida en que pudieran te es la bibliografía alemana en relación con la delimitación de la posición de garantía
co-determinar la responsabilidad penal de las personas físicas en el marco de la de- del Oficial de Cumplimiento. Desde que el BGH estableciera que dicho profesional

C CA
lincuencia en la empresa. Como ya se señaló, los problemas de legitimación del efec- ocupa una posición de garantía que le obliga a la evitación de los hechos delictivos
to integrador de lo autorregulado en el seno del Derecho penal son de gran calado, cometidos por los miembros de la respectiva empresa, han sido muchos los esfuerzos
aquí me conformo con enumerar los posibles ámbitos de integración que la doctrina por tratar de delimitar el alcance de dicho deber. 101 Los Programas de Cumplimiento,
viene apuntando. junto con el contrato del Oficial de Cumplimiento, podrían dar cuenta del problema

PU A
En primer lugar, los Programas de Cumplimiento podrían jugar un importante y delimitar una posición de garantía que en ningún caso puede ser absoluta. 102
papel en relación con los delitos imprudentes (también en menor medida en los dolo- También se ha señalado que dichos Programas podrían jugar un importante papel
sos), pues determinarían o coadyuvarían a la determinación del deber de cuidado que a la hora de establecer márgenes de actuación tolerados en lo que a la actuación en

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integra el tipo objetivo de aquéllos.96 Así, por ejemplo, el umbral de diligencia debida contra de los intereses se refiere, en la medida en que la empresa estableciera positi-
de un empleado frente a su empresa podría quedar establecido en un programa de vamente márgenes de actuación tolerados (consentimiento) en la gestión del patrimo-
cumplimiento. Especialmente útiles serían a la hora de determinar la vencibilidad o nio empresarial. 10 3 Así, cabría pensar que una empresa expresamente concediera már-
invencibilidad del error que conduce a la infracción del deber. En realidad, los progra- genes de actuación más amplios de los comunes en la gestión del patrimonio
mas, en la medida en que fuesen reproduciéndose en una pluralidad de empresas U empresarial. En definitiva, cabría expresar el consentimiento respecto de determina-
acabarían por configurar el nivel de riesgo jurídicamente permitido en un ámbito dos hechos susceptibles de integrar, por ejemplo, el tipo de administración desleal (art.
concreto de actividad.9 7 Podrían incluso llegar a contribuir decisivamente en la con- 295 CP), de modo que hechos susceptibles de integrar el tipo quedarían excluidos, por
formación de las normas técnicas empresariales o la propia lex artis, pues ofrecerían
A
atípicos o por quedar justificados.
un concepto de funcionamiento debido estándar, que reflejaría la gestión social de los
riesgos en cada sector de actividad.
R
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98. Véase, entre otros muchos, NIETO MARTÍN, en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 86 y ss.
99. Cfr. SIEBER, en FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss., (463).
94. Cfr. ROBLES PLANAS, Diario La Ley, (7705), 2011, p. 9, y EL MISMO, «El "hecho propio" de 100. SIEBER, en FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss., (465). Al respecto, con detalle BACIGALUPO
las personas jurídicas y el Informe del Consejo General del Poder Judicial al Anteproyecto de Re- ZAPATER, Compliance y Derecho Penal, 2011, pp. 115 y ss.
forma del Código Penal de 2008,, InDret 2/2009, pp. 6 y ss. 101. El enorme interés de la doctrina alemana al respecto se despierta a propósito de la sen-
A

95. Así también, SILVA SÁNCHEZ, «¿Quién debe responder de los ilícitos medioambientales? Su- tencia del BGH de 17.07.2009, 5 StR 394/08=BGHSt 54, 44=NStZ 2009, 686, en la que mediante
jetos y criterios de imputación de responsabilidad por ilícitos medioambientales,, Incidencia medio- un obiter dictum el tribunal se pronuncia acerca de la configuración de la posición de garantía del
ambiental y derecho sancionador, Cuadernos D], 2006, p. 165.
PI

Oficial de Cumplimiento. Entre otros muchos trabajos, véase, KNAUER, «Die strafrechtliche Haftung
96. Así, por ejemplo, SIEBER, en FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss., (469); TIEDEMANN, Wirts- von Justiziaren, Innen-Revisoren und Compliance-Officers,, en SCHULZ (ed.), FS-Imme Roxin, 2012,
chafts-strafrecht, 3• ed., 2010, N m. 8a, o GÓMEZ-JARA DÍEZ, en El nuevo Código penal. Comentarios pp. 465 y ss., o ROTSCH, «Wider die Garantenfplicht des Compliance-Beauftragten», en SCHULZ (ed.),
a la reforma, 2011, p. 71. Planteando el peligro de que sean las propias empresas las que esta- FS-Imme Roxin, 2012, pp. 485 y ss, quien en la primera nota del trabajo recoge «el raudal de po-
O

blezcan los umbrales de lo jurídicamente permitido, véase ROTSCH, «Criminal Compliance,, InDret siciones doctrinales«.
Penal 1/2012, p. 6. 102. ROTSCH, en FS-lmme Roxin, 2012, p. 492.
97. Al respecto, véase KUHLEN, en Corporate Compliance und Arbeitsrecht, 2009, p. 26
C

103. Cfr. SIEBER, en FS-Tiedemann, 2008, pp. 449 y ss., (469).

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Finalmente, suele igualmente aludirse a la función básica de los programas en la mas de Cumplimiento. 108 Y dando un paso más, dichos Programas de Cumplimiento,
determinación del carácter inevitable del error de prohibición. En este sentido, se sus- no sólo vendrían a condicionar la responsabilidad penal de los entes colectivos sino
cita la duda de hasta qué punto los órganos directivos de una empresa incurren en un que, como ya hemos visto, podrían indirectamente influir igualmente en la determi-
error de prohibición invencible al actuar antijurídicamente pero siguiendo las directri- nación de la responsabilidad penal de las personas físicas integrantes del ente. Sin
ces del abogado de empresa. 104

O
duda, si lo anterior es cierto, debemos preguntarnos sobre las posibilidades de legiti-
Hasta ahora he aludido a la influencia que la normativa de funcionamiento interno mación de un sistema como el descrito.
podría ejercer sobre la atribución de responsabilidad penal a la persona física. Pero es Pues bien, empezando por la última cuestión, la respuesta debe ser negativa. Un

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que además, no falta quien señala que los efectos de los Programas debieran extender- modelo como el previsto, y que algunos autores, con mayor o menor rotundidad pa-
se incluso en lo que al régimen sancionatorio se refiere, de modo que el sistema de trocinan, carecería de la necesaria legitimación, pues el Derecho penal no puede re-
responsabilidad penal, en sus mismos presupuestos de funcionamiento, debiera tener sistir en modo alguno su integración directa a partir de sistemas normativos privados.

ÉM
de una u otra forma en cuenta cómo se sanciona dentro de la empresa. 105 ¿Puede el El Derecho penal es por definición público, emana y sólo puede emanar del Estado,
Derecho penal reconocer y tomar en consideración las sanciones disciplinarias impues- legitimable materialmente en tanto que sirve a los intereses generales y cuyas decisio-
tas como consecuencia de la autorregulación? Si bien hasta el momento la respuesta ha nes son fruto de la decisión de la mayoría de los miembros a las que se dirigen. Y no
sido mayoritariamente negativa, los defensores de los sistemas de autorregulación ven es ya sólo que el principio de separación de poderes y los principios constitucionales

P. D
argumentos significativos para invertir esta tendencia. Así, apunta NIETO MARTÍN que es de reserva de Ley y tutela judicial efectiva así lo determinen, es que la misma noción
posible dejar en manos de las empresas la represión de hechos tradicionalmente sancio- de pena se diluiría en un sistema en el que los sujetos privados deciden qué es y qué

C CA
nados por órganos públicos en la medida en que en el sistema de autorregulación san- no es delito y en donde el reproche inherente a aquélla se evapora sin más en un
donatario sea legítimo y eficaz. Apoyándose en el principio de oportunidad, cree que sistema sancionatorio regido por el principio de oportunidad. De hecho, no creo ni
cabe configurar una <<estrategia>> consistente en dejar en manos de las empresas aquellas tan siquiera que sea susceptible de legitimación un sistema sancionatorio administra-
infracciones de gravedad media o baja, aun cuando éstas puedan ser constitutivas de un tivo en el que la realización de las infracciones y su castigo dependa de sistemas regu-

PU A
ilícito penal. 10 6 En esta misma línea, BRAITHWAITE y FISSE aluden al desplazamiento del lativos privados, al menos, tal y como se ha configurado el papel del Estado en los
sistema de sanción jurídico-público que supuestamente deberían provocar los Progra- procesos de autorregulación en nuestro Código Penal.
mas de Cumplimiento, y más concretamente, los regímenes sancionatorios allí conteni- Pero resulta que, a tenor de una interpretación global del sistema de responsabili-

SO
dos. Lo pretendido sería entonces que sólo en delitos graves y en casos de reincidencia dad de las personas jurídicas introducido en nuestro Código penal, dichos problemas
se recurriera a la sanción jurídico-penal, abogando por el derecho disciplinario como la de legitimación no se llegan tan siquiera a plantear, porque, en realidad, ni con la ins-
mejor solución para la contención de la mayoría de riesgos -también los catalogados tauración del así llamado sistema de responsabilidad penal de las personas jurídicas,
por el legislador como jurídico- penalmente relevantes- en el marco de la empresa.l 07 ni con la previsión de la atenuación de responsabilidad del art. 31bis 4 d), el legislador

3. eProgramas de Cumplimiento como forma de autorreguladón en


U español ha optado por la incorporación de un auténtico sistema de autorregulación. Ni
formalmente, ni materialmente, dichos programas obedecen a nada parecido a lo que
hemos definido aquí como autorregulación-regulada, meta-regulación o ca-regulación.
el Derecho penal español?
A
La absoluta dejadez del legislador reformista a la hora de canalizar el proceso de
autorregulación es buena prueba de ello. Lo pretendido no es que las empresas se
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Sentado todo lo anterior, es momento de analizar ya si, como un importante sector autorregulen. Ni el Estado pretende cooperar en dichos procesos, ni ha previsto mar-
doctrinal sostiene, el art. 31bis 4.d) supone definitivamente la integración en el sistema cos generales sobre los que las empresas puedan regularse, ni en definitiva, otorga
penal de un modelo de autorregulación, siendo que la responsabilidad penal de las
PA

efectos jurídicos a sistemas privados de gestión de riesgos. El único parámetro orien-


personas jurídicas quedaría modulada por la existencia y el contenido de los Progra- tativo que se ha molestado en prefijar es que los programas deben ser eficaces. Al
margen de ser una obviedad, muestra hasta donde ha decido implicarse el Estado en
el proceso de autorregulación. Pero el problema de legitimación formidable que esta
nula intervención del Estado podría conllevar, no existe, sencillamente porque los
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104. Véase sobre este punto, ROTSCH, InDret Penal 1/2012, p. 8. Programas de Cumplimiento a los que se remite no se corresponden con sistemas
105. Fundamental, BRAITHWAITE, Michigan Law Review, (80), 1982, passim, y en España, NIETO privados de regulación. No pretenden en modo alguno suplir la falta de regulación del
PI

MARTÍN, en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 83 y ss. Estado. Muy al contrario, a la exigencia por parte de éste de que las empresas se doten
106. Así ya, BRAITHWAITE, Michigan Law Review, (80), 1982, pp. 1481 y ss., y NIETO MARTÍN,
en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 93 y ss.
107. Así, FISSE/BRAITHWAITE, Corporations, Crime and Accountability, 1993, p. 80 y ss., y 193
O

y ss. En contra, admitiendo únicamente la posibilidad de prescindir del sistema público de perse- 108. Así, NIETO MARTÍN, La responsabilidad penal de las personas jurídicas, 2008, pp. 81-84;
cución y sanción penal en relación con los delitos únicamente perseguibles a instancia de parte, GÓMEZ·]ARA, La culpabilidad penal de la empresa, 2005, pp. 248-274; ÜRTIZ DE URBINA GIMENO, Ética
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véase PASTOR MUÑOZ, InDret Penal 4/2006, pp. 12 y SS. empresarial y códigos de conducta, 2011, pp. 95 y ss., (96).

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de Programas de Cumplimiento subyace la pretensión de hacer más evidente el propio sión nuestra, más o menos trascendente, pero irrelevante para el Derecho. A las per-
Derecho estatal. Lo que se busca es que sea la propia empresa la que asuma los im- sonas físicas se nos conceden amplios espacios de libertad que incluyen amplias facul-
portantes costes de interpretar y concretar el Derecho ya vigente, positivizándolo en tades de auto-organización y se nos hace responder por los resultados penalmente
un cuerpo pseudo-normativo la regulación estatal, que ni que decir tiene que es vasta relevantes que sean imputables a nuestra defectuosa organización. Sin duda, hay ám-
y compleja. 109 En mi opinión, y en contra de la inmensa mayoría doctrinal, en la pro-

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bitos más regulados que otros, pero en todo caso, siempre le corresponde al sujeto
pia definición del Compliance se excluye la noción de autorregulación. Cuando se decidir cómo quiere organizarse para comportarse conforme a Derecho.
afirma que éste es un instrumento de minimización de riesgos jurídico-penales, y que Eso mismo pretende hacer ahora el Estado con las corporaciones. La pretensión

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el objetivo es evaluar esos riesgos para luego establecer medidas de conjura, implíci- última del modelo no es otra que la incorporación de exigencias de prevención de
tamente se está asumiendo que la empresa no tiene ningún poder configurador jurí- delitos para las personas jurídicas. 111 Lo buscado es otorgar a la empresa incentivos
dico. Simplemente se la insta a que capte el mensaje público (en forma de riesgo jurí- para que auto-explicite, y formule con luz y taquígrafos cómo se organiza, con la

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dico-penalmente relevante), a que interprete qué puede y qué no puede suceder en el expectativa de que, una reflexión serena e intensa al respecto contribuya a una mejor
marco de su empresa, y a que lo transmita de la manera más clara posible a los inte- organización. Sin duda, y aunque el Derecho no nos lo propone, si el padre de fami-
grantes de ésta. De ahí, que se defina el Complíance como todo aquél conjunto de lia tuviera que delimitar el haz de deberes inherentes a la posición de garantía insti-
medidas a adoptar por la empresa para asegurarse que en su actuación no va a infrin- tucional que ocupa, señalar cuáles son los riesgos que específicamente se ciernen

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gir el Derecho. Entendido así, los Programas de Cumplimiento son la herramienta sobre sus hijos, y cómo hacerlos frente, las probabilidades de que el padre se com-
fundamental para la positivización de las medidas necesarias, pero en todo caso, para portara finalmente conforme a Derecho aumentarían sensiblemente. El padre no

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actuar conforme a un Derecho ya dado, que, como no podría ser de otra manera en crearía así Derecho, pero sí que accedería a este en mejores condiciones, aumentando
el ámbito del Derecho penal, es público. Por lo demás, aquellas medidas que establez- la probabilidad de que finalmente cumpla con la norma estatal. Lo único que se es-
can controles preventivos que se anticipan incluso al umbral de riesgo establecido por pera es que las empresas, a tenor del Derecho vigente, sean capaces de poner en claro
el legislador, pese a que puedan ser de nueva creación y originales, en nada influyen cómo conseguir operar en consonancia con éste, así como que se organicen de modo
sobre el Derecho penal, al igual que declaraciones principialistas o éticas. tal que dicho cumplimiento sea de jacto posible. Y ello, en realidad lo hace no impo-

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Con esto no quiero decir que la tarea de creación e implementación de los Progra- niendo un deber de cumplimiento categórico, cuya legitimación sería imposible, sino
mas de Cumplimiento sea baladí o sencilla, muy al contrario. Ante la gran incertidum- una mera incumbencia o carga a la persona jurídica (Obliegenheit), consistente en

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bre e inseguridad jurídica que caracteriza la regulación jurídico-penal de los ámbitos establecer <<antes del comienzo del juicio oral, medidas eficaces para prevenir y
empresariales, ésta se muestra generalmente como muy compleja, pero en todo caso descubrir los delitos que en el futuro pudieran come terse con los medios o bajo la
necesaria. Pero ello no debe hacer perdernos de vista que, en realidad, el sistema cobertura de la persona jurídica». 112 Así pues, en un sistema de responsabilidad de
global de regulación en nada se distingue del que desde el origen del Derecho viene corte objetivo (por el peligro), mediante el cual se pretende desincentivar los enri-
adoptando el poder Estatal. Es decir, si se concibe el sistema introducido por el legis-
U quecimientos injustos imponiendo cargas a las personas jurídicas por los delitos que
lador español como un sistema de autorregulación-regulada, deberemos entonces ad- las personas físicas cometen en su provecho, 11 3 existen buenas razones para dotarse
mitir que los seres humanos desde el comienzo de la vida en sociedad venimos auto- de un programa de cumplimiento. Ello redunda en el propio interés de la persona
rregulándonos. El Derecho penal respalda penalmente el deber de no matar, y nos jurídica, sin que, de no hacerlo, el ordenamiento proceda a desaprobar la no adopción
A
confiere un amplísimo margen para que nos auto-organicemos. Al Estado le es indife- de dicho programa. Así, se explica que la adopción del programa no tenga un efecto
rente cómo lo hagamos, el cómo <<es cosa nuestra», somos sujetos autónomos, capaces exoneratorio absoluto de la responsabilidad, pues la dimensión de injusto objetivo,
R

y, en definitiva, obligados a la auto-legislación. 110 Si decidimos renunciar a conducir esto es, la relativa al enriquecimiento injusto derivado, subsiste, pero sí parcial, en
vehículos a motor u optamos por adquirir vehículos de escasa cilindrada es una deci-
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111. Así, ROBLES PLANAS, Diario La Ley, (7705), 2011, p. 6.


109. Así también, ALONSO GALLO, en Estudios sobre las reformas del Código Penal, 2011, p. 149. 112. Así también, ROBLES PLANAS, InDret Penal 2/2009, p. 10. Sobre el concepto de Obliegenheit
En un sentido parecido al que aquí se propone, señala QUINTERO OLIVARES que en lo que a la impu- en el Derecho civil, véase LARENZ, Derecho Civil, Parte General, (trad. Izquierdo y Macías-Picavea),
A

tación a la empresa de delitos dolosos se refiere, los Programas de Cumplimiento no pueden sino li- 1978, pp. 266, 267 y s. En Derecho penal, sobre el concepto y aportando multitud de ejemplos,
mitarse a <<recordar, simplemente, la presencia del Código Penal». QUINTERO OLIVARES, <<La irrupción de véase HRUSCHKA, Strafrecht nach logisch-analytischer Methode, 2• ed., 1988, pp. 415 a 419. La
la responsabilidad penal de las personas jurídicas: claroscuros de una novedad», Revista jurídica de doctrina mayoritaria en Alemania afirma la existencia de tal deber jurídico-civil, y vacila sobre su
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Catalunya, (4), 2011, pp. 977 y ss., (995). naturaleza jurídico-penal. Al respecto, por todos, REICHERT, ZIS, (3), 2011, p. 115, quién habla de
110. Sobre la noción de autonomía-soberanía como elemento legitimador de los procesos de un deber <<mediato» de adoptar medidas de compliance.
autorregulación, véase MAROTO CALATAYUD, en Autorregulación y sanciones, 2008, pp. 56 y ss. Acer- 113. Así ya, ROBLES PLANAS, Diario La Ley, (7705), 2011, passim, quien efectúa una interpre-
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ca de la libertad como la capacidad de auto-legislarse en la filosofía de Rousseau y Kant, véase tación del nuevo art. 31 bis CP desprendida de los conceptos de pena y responsabilidad penal en
KAUFMAN, <<Reason, self-legislation and legitimacy: conceptions of freedom in the political thought sentido estricto, afirmando que dicho precepto incorpora en nuestro sistema una suerte de respon-
C

of Rousseau and Kant», Review of Politics, (59), 1997, passim. sabilidad objetiva destinada a desincentivar enriquecimientos injustos.

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tanto que la persona jurídica sí ha asumido -aunque sea parcialmente- los necesa- BOCK, D. (2009), <<Strafrechtliche Aspekte der Compliance-Diskussion- § 130 OWiG
rios costes de prevención de los delitos que benefician a la persona jurídica. 114 / , ...als.zent~te-Norm cl~rC:riminal \:QIDJ1liaQC~»,_~.f5,_(]Q!,J2.:...!.:
Sentado lo anterior, surge entonces la duda de por qué a las empresas, a diferencia ( B(_!.C:_~,_!?·f_;f}.f}__ll)1 _<;_t:frrt_in:ctlG_f!rfl:_jJ}ia,_tl_c_e,_l\Tomos, Baden-Baden. .. \
de lo que acontece con las personas físicas, sí se las incentiva para que auto-reflexio- "-BOCK, D. (2012), <<Stand der strafrechtswissenschaftlichen Compliance-Diskussion

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nen sobre cómo comportarse conforme a Derecho. La razón fundamental es en reali- in Deutschland», en ROTSCH ted.), Wíssenschaftliche und praktische Aspekte
dad por todos conocida: el mensaje normativo, especialmente, el penal, llega con der natíonalen und internationalen Compliance-Dískussion, Nomos, Baden-
Baden, p. 68.

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mucha menos fuerza al seno de las corporaciones. Las personas jurídicas, especialmen-
te las grandes corporaciones representan un problema político-criminal específico de BRAITHWAITE, J. (1982), <<Enforced Self-Regulation: A New Strategy for Corporate
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ción del problema, distan únicamente en las propuestas de solución. Y lo que ha de- BUSSMANN, K. (2010), <<Wirtschaftskríminalitat und Unternehmenskultur>>, en BAN-

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cidido el legislador español es incentivar a los directivos de las empresas a que reca- NENBERG/}EHLE (eds.), Wirtschaftskriminalitat, Forum Verlag Godesberg, Mon-
paciten sobre el cómo comportarse conforme a Derecho en el ejercicio de su actividad, chengladbach, pp. 57 y ss., (58).

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consiguiendo así reducir notablemente los costes de prevención, que se desplazan al BUSSMANN, K. (2003), <<Business Ethic und Wirtschaftsstrafrecht», MschrKrim, pp. 97 y s.
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