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No te preocupes por nada, que Dios se ocupa de todo.

“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al


justo” Salmo 55:22.

Mateo 18:20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo
en medio de ellos.

Los encuentros periódicos con Dios en su santuario nos permiten aliviar el corazón
del peso opresivo de los problemas, los cuidados y las aflicciones. El culto divino,
con sus cánticos, sus oraciones dirigidas al Señor y el estudio de la Palabra,
ayuda a curar muchas heridas, a disminuir las tristezas, a llevar consuelo al
corazón y a sostener el ánimo en tiempos de aflicciones,
una vez, un diácono descubrió en su iglesia un curioso enigma.
En una de las últimas bancas encontró un día pequeños pedazos de papel azul,
bien doblados y, escrito a lápiz, leyó palabras como estas: “El empleo de
Williams… Clara enferma… el alquiler…”
A la semana siguiente observó, intrigado, otros pedazos de papel azul, con dos o
tres palabras escritas. Después de cada reunión encontraba invariablemente los
papelitos enigmáticos.
Curioso, decidió observar quién los dejaba, y descubrió a una joven señora.
Asistía al servicio religioso sola, y después, en silencio, se retiraba, dejando
siempre sus papelitos. El diácono le mostró al pastor los papelitos que ella había
dejado el último mes. El pastor los leyó y, sorprendido, levantó las cejas.
En el culto siguiente se esforzó por encontrar a la señora mencionada por el
diácono y le pidió cortésmente que lo esperase un momento. Le mostró los
pedazos de papel y le preguntó qué significaban.
Ella estaba vacía por un momento. Después, con los ojos arrasados de lágrimas,
dijo: “Usted puede pensar que es muy infantil, pero un día leí las siguientes
palabras: ‘Lleva tus preocupaciones a la iglesia y déjalas allí’. Mis preocupaciones
están escritas en esos pedazos de papel. Los escribo durante la semana y los
traigo aquí cuando vengo al culto de adoración. Siento que Dios está tomando
sobre sí estas cargas”.
El pastor, después de oírla, le dijo suavemente: “Dios mismo está llevando
cuentas de ellas. Por favor, venga siempre y eche sus cargas sobre el Señor”.
Al salir de la iglesia, el pastor se detuvo para recoger un papelito más dejado allí
aquella mañana: “Juan, desempleado…”
Cierto médico dijo que la preocupación es una de las enfermedades más ocultas y
más destructivas del ser humano. La pregunta es: ¿quién no se ha preocupado
alguna vez?
Es probable que en este momento estés preocupado por la cuenta que tienes que
pagar, por la deuda que tienes que saldar. Estás preocupado porque ves que tu
familia está desintegrándose, estás preocupado porque tienes problemas en el
trabajo… la preocupación ha tomado parte de nuestra vida. Es más, ha afectado
tanto nuestra salud mental que esto nos puede llevar a tener incluso
enfermedades físicas.
Todo el mundo está preocupado. Tú puedes ver el rostro de las personas que te
rodean y todos muestran algún síntoma de preocupación.
Ahora, ¿la Biblia habla acerca de cómo vencer las preocupaciones? ¡Por
supuesto! ¿Y sabes lo que dice Filipenses 4:6? Y mira, esto es una promesa de
Dios: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego,
presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. La preocupación produce miedo
y produce angustia. Es interesante. Y cuando el miedo se apodera del ser humano
empiezan otras enfermedades a querer carcomer la vida o a destruir la vida del
ser humano.
En este pasaje tenemos un consejo maravilloso: “No te preocupes por nada, ora
por todo, agradece a Dios, anda, preséntate delante de Dios”.
Sin duda tú has escuchado muchas veces que la medicina más efectiva para la
preocupación se llama “oración”, ¿y sabes por qué? “Pre”, significa “antes”,
“ocupar” significa “desgastar” o “desgastar en algo que aún no ha llegado”, y eso
de alguna manera representa nuestra falta de fe y nuestra falta de confianza en
Dios.
Pablo dice: “Yo aprendí a no angustiarme más, aprendí a no adelantarme las
cosas, porque sé que Dios, así como está en mi presente, también está en mi
futuro. No me preocupo más por el mañana, y eso no significa que yo soy una
persona descuidada, sino que aprendí a colocar todas mis preocupaciones en las
manos de Dios”.
¿Qué es lo que más te preocupa en este momento? No lo sé. Cada uno tiene una
carga diferente y una preocupación diferente, sin embargo, coloca esa
preocupación hoy en las manos de Dios. ¿Y sabes? La promesa de Dios es: “No
te preocupes por nada, porque yo me encargo de todo”. ¿Qué cosa es nada?
“Nada” es nada. No acabes tu tiempo desgastando tu energía, desgastando tu
vida en algo que no vale la pena. Al contrario, anda a la presencia de Dios, coloca
tus miedos, coloca tus temores, allí también coloca tus preocupaciones, coloca tu
angustia, y verás que Dios colocará paz y tranquilidad allí en el corazón.
No te preocupes por nada, que Dios se ocupa de todo. Recuerda diariamente que
Dios está al control de todo. “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará”.

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