Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
* Este cuaderno reproduce el seminario que impartió Adolfo Chércoles, sj. en Cristianisme i Justícia - EIDES en
el mes de abril de 2006. La transcripción y adaptación al lenguaje escrito ha ido a cargo de M. Dolors Oller, y
posteriormente el autor revisó y amplió algunos puntos.
2
que quería encontrar a Dios, lo encon- Este ‘crecimiento en devoción’ su-
traba” [99]. pone que a lo largo de la vida de Ignacio
Pues bien, toda su pedagogía sobre hubo una progresión: no es un logro que
la oración apunta a esta meta. Hay que se alcanza de una vez por todas. Por ello
reconocer que él fue un maestro en rea- termina diciendo y ahora más que nun-
lismo y objetividad: nunca se refugió en ca en toda su vida.
la subjetividad. Así, el crecimiento en Además, este proceso progresivo no
“devoción” se referirá a crecer en faci- es algo lineal y sin riesgos. Empezá-
lidad de encontrar a Dios, meta, para él, bamos citando su sospecha sobre las
de toda oración: se trata de hallar a Dios personas muy dadas a la oración, que
con facilidad en todas las cosas, puesto en su mayoría serían ilusas. Él mismo
que Dios está implicado en la realidad, reconoce haber tenido experiencias ilu-
¡es el Criador y Señor! sas, riesgo que dejó plasmado en las
Pero profundicemos en esta descrip- Reglas de discernimiento sobre todo las
ción de la devoción. Para san Ignacio la de 2ª semana. En este trabajo no vamos
vida espiritual, como la humana, es di- a detenernos en el discernimiento, pero
námica, nunca estática: o crecemos o sí conviene tener presente aquella sin-
desminuimos. No podía ser menos la gular sospecha.
devoción. Su experiencia es clara: siem- En este largo proceso hemos de
pre creciendo en devoción, y ésta con- considerar una etapa previa, de gran
siste en facilidad de encontrar a Dios. importancia de cara a descubrir lo que
Es una experiencia que por lo tanto no pretendemos en este seminario: la pe-
tiene nada que ver con ningún tipo de dagogía de los Ejercicios por lo que se
voluntarismo. A Dios se le encuentra en refiere a la oración. Este momento pre-
la suavidad y es hallazgo y sorpresa, no vio son los tres modos de orar [EE 238-
elucubración. 260].
3
2. CON QUÉ CONTAMOS DE CARA A LA ORACIÓN
1.1. Primer modo de orar cias del ánima y de los cinco sentidos
corporales”. Por otro lado, el párrafo
“La primera manera de orar es
parece contradecirse: por un lado se nos
acerca de los diez mandamientos y de
anuncia un modo de orar para terminar
los siete pecados mortales, de las tres
diciendo que no da forma ni modo al-
potencias del ánima y de los cinco sen-
guno de orar. En qué quedamos, ¿nos
tidos corporales; la cual manera de
da un modo de orar o no?
orar es más dar forma, modo y ejerci-
cios cómo el ánima se apareje y apro- Con la precisión que le caracteriza
veche en ellos, y para que la oración sea nos dice Ignacio que es más dar forma,
acepta, que no dar forma ni modo al- modo y ejercicios cómo el ánima se apa-
guno de orar” [EE 238]. reje y aproveche en ellos, y para que la
De entrada, nos encontramos con oración sea acepta... Es decir, parece
que no sólo es “sobre mandamientos” que propiamente no es un modo de orar,
sino sobre otras tres cosas “y de los sie- sino algo previo: San Ignacio quiere
te pecados mortales, de las tres poten- que, antes de entrar en oración, antes de
4
abrirnos a Dios, que para él no es un ob- mada a facilitarnos el acceso a la reali-
jeto de elucubración sino una realidad dad, pero dichas deformaciones pueden
personal, tomemos conciencia de la es- distorsionarla. Ahora bien, Dios, a quien
tructura de nuestro “yo”. nos abrimos en la oración, es también
El yo no es algo tan simple: consis- Realidad, no proyección. Por tanto, es
te en una estructura, cuya formación tie- importante que antes de orar comprobe-
ne en cada persona una historia cargada mos cuales son las deformaciones que
de peripecias que no siempre han sido pueden condicionar nuestra misma ora-
las más favorables. Esto hace suponer ción, convirtiéndola en algo proyectivo.
que esta estructuración inevitable puede Para entender lo que queremos decir
presentar deformaciones que afectan a conviene tener delante el esquema si-
su función. Es una estructuración lla- guiente:
ADULTO
REALIDAD
7 virtudes opuestas Memoria
Entendimiento
DIOS
Voluntad
(Visión de la realidad) (Hábitos, actitudes) (Laboratorio) (Datos)
NIÑO
11
3. UNA ORACIÓN CON HORIZONTE, NO EL VACÍO.
PRINCIPIO Y FUNDAMENTO
14
4. LA ORACIÓN COMO BÚSQUEDA Y RESPUESTA
Una vez, pues, que nos ha hecho tomar conciencia de aquello con lo
que contamos como personas (problemática de los Tres modos de
orar) y de describirnos el horizonte al que nos abrimos como tarea (ora-
ción preparatoria), entramos en el proceso propiamente dicho: las cua-
tro semanas.
Ellas representan los cuatro grandes tupidez de esta sociedad ha sido con-
problemas que todo ser humano, sea o vertir la felicidad en una obligación,
no creyente, de una cultura o de otra, tie- cuando está llamada a ser don y sorpre-
ne planteados. sa (Pascal, Brunner) (4ª semana).
1. El problema de la negatividad en Todo esto se va a afrontar desde la
nuestra vida: fallamos, hacemos daño, fe. Partiendo de Cristo nuestro Señor
nos hacen daño, etc. (1ª semana). delante puesto en Cruz (EE 53) en 1ª se-
2. El problema de nuestra libertad: mana, escuchamos su llamada a seguir
podemos destruir la propia vida y la de la vida verdadera que muestra (EE 139)
los demás desde nuestra libertad (1ª se- (2ª semana), para que siguiéndole en la
mana) y, por otro lado, sin ella no somos pena (3ª semana) también le siga en la
persona ¿cómo usarla? (2ª semana). gloria (EE 95) (4ª semana).
3. El problema del dolor, que nos vi- Una vez recorrido este proceso,
sita a veces, pero que siempre está pre- Ignacio devuelve al ejercitante a la rea-
sente a nuestro alrededor (3ª semana). lidad “preparado y dispuesto” para “en-
4. El gozo: cómo vivir lo que debe contrar a Dios en todas las cosas” y pa-
ser culminación sin hastío. La gran es- ra “en todo amar y servir”.
15
1. AFRONTAR LA PROPIA NEGATIVIDAD DESDE LA MISERICORDIA
(1ª SEMANA)
Esta primera semana consta de cin- con su libertad para hacer reverencia y
co ejercicios, y el método de oración obediencia a su Criador y Señor, ve-
que propone es la meditación de las tres niendo en superbia fueron convertidos
potencias (memoria, entendimiento y de gracia en malicia y lanzados del cie-
voluntad). La dinámica de estos ejerci- lo al infierno; y así, consequenter, dis-
cios pretende, como hemos dicho, currir más en particular con el entendi-
afrontar la negatividad (pecado). Los miento, y consequenter moviendo más
pasos a dar en este proceso están plas- los afectos con la voluntad [EE 50]. (He
mados en la petición de cada ejercicio: cursivizado las palabras que pueden
1º, ante el pecado en sí (fuera de uno darnos las claves para comprender este
mismo), sentirse implicado (vergüenza método de oración).
y confusión de mí mismo); 2º, ante los Hay que empezar por traer la me-
propios pecados (intenso dolor y lágri- moria. La memoria es la facultad más
mas recuperadores); 3º, a través de dos objetiva que tenemos. No permito que
repeticiones abrirse a una sensibiliza- nadie intervenga en mi voluntad, ni en
ción negativa (pedir un triple aborreci- mi libertad, ni en mis afectos, pero agra-
miento); y 4º, pedir temor de las penas decemos que nos “refresquen” la me-
que padecen los dañados: los que han moria. Ésta, si deja de ser objetiva, no
destrozado su proyecto humano (infier- es válida. Por tanto, la memoria es la
no). que recupera la historia. Si no tenemos
El método de oración para llevar a memoria, nos quedamos sin historia
cabo estos pasos lo llama meditación de propia, sin biografía. La memoria, pues,
tres potencias y está descrito en el pri- es la que nos conecta con la realidad.
mer punto del primer ejercicio: pecado ... y luego sobre el mismo entendi-
de los ángeles: “…traer la memoria so- miento discurriendo. Es el segundo pa-
bre el primer pecado, que fue de los án- so. Gracias a la inteligencia podemos re-
geles, y luego el mismo el entendimien- lacionar unos hechos con otros y
to discurriendo, luego la voluntad, evaluarlos. Pero Ignacio nos advierte
queriendo todo esto memorar y enten- que el entendimiento ha de ‘discurrir’
der por más me avergonzar y confundir; sobre los datos que ha aportado la fa-
trayendo en comparación de un pecado cultad más objetiva, no sobre fantasías.
de los ángeles tantos pecados míos, y El problema es que no siempre estamos
donde ellos por un pecado fueron al in- dispuestos ni a recordar ni a pensar, por
fierno, cuántas veces yo le he merecido eso añade: luego la voluntad, queriendo
por tantos. Digo traer en memoria el pe- todo esto memorar y entender. En efec-
cado de los ángeles; cómo siendo ellos to, no es fácil querer enfrentarse con la
criados en gracia, no queriendo ayudar propia negatividad y sacar conclusio-
16
nes. Y aquí entra en juego la voluntad. cer la voluntad es ‘mover’ los afectos,
Tendemos a evadirnos de la realidad ne- porque no es posible dominarlos.
gativa o, lo que es peor, justificarla. Sólo San Ignacio, con este método de tres
nuestra ‘voluntad’ puede superar ese re- potencias nos proporciona el único me-
chazo instintivo a no afrontar. dio válido de acceder a la propia verdad
Por último, hay una última interven- y responsabilizarse. No es casualidad
ción de la voluntad. No basta con haber que recurra a este método para enfren-
discurrido correctamente: el mundo de tar a la persona con su negatividad (pe-
los afectos tienen que sumarse a dicho cado).
discurso, de lo contrario carecerá de La aplicación de este método al pe-
fuerza para llevar a cabo lo que quiere: cado de los ángeles la describe así: ... no
y consequenter moviendo más los afec- se queriendo ayudar con su libertad pa-
tos con la voluntad. En efecto, la volun- ra hacer reverencia y obediencia a su
tad no domina los afectos, lo único que Criador y Señor, veniendo en super-
puede hacer es moverlos: una cosa es lo bia... La dinámica de este primer peca-
que uno siente y otra lo que quiere. do que nuestra ‘memoria’ nos aporta re-
San Ignacio va interrelacionando las vela que se parece a la dinámica de
tres facultades (potencias del ánima), cualquier pecado: por eso su recuerdo
pero las ‘ordena’: no es lo mismo em- (memorar) y reflexión (entender) puede
pezar por pensar sobre suposiciones que llevar al ejercitante a tomar conciencia
saber que primero tenemos que recordar de su implicación (por más me aver-
los datos reales de los que disponemos, gonzar y confundir). En efecto, en todo
para que no fantaseemos creyendo que pecado encontraremos esta dinámica:
estamos pensando. Por otro lado es usar la libertad, no desde el respeto y la
consciente que podemos darle la espal- escucha sino para constituirnos en cen-
da a la realidad, por ello recurre a la vo- tro (veniendo en superbia).
luntad para que ‘quiera recordar y dis- Después de aplicar el método al pe-
currir’. Por último, el tener claras las cado de Adán y Eva y a quien por un pe-
metas (saber lo que quiere) no supone cado mortal es ido al infierno, culmina
que se lleven a efecto: la voluntad tiene en el coloquio: Imaginando a Cristo
que ser consciente que ha de ‘mover’ nuestro Señor delante y puesto en cruz,
(ordenar) los afectos para hacer lo que hacer un coloquio, cómo de Criador es
quiere. venido a hacerse hombre y de vida eter-
Uno tiene que construir la vida con na a muerte temporal, y así a morir por
sus datos, no con los de los demás: hay mis pecados [EE 53].
pues que empezar por recuperar la me- Empecemos por caer en la cuenta
moria y sobre los datos que ella aporta, que es la primera vez que aparece
discurrir. Y si esto no nos sale espontá- Cristo, puesto en cruz. Ya es un acierto
neamente, la voluntad debe intervenir que no aparezca en el PF: el propio
para afrontar la realidad sin evasiones. Jesús, en cuanto hombre, lo tuvo que vi-
Por último, no creer que el voluntaris- vir. Y es que la fe en Cristo surge en el
mo tiene futuro: lo único que puede ha- hecho Pascual. La muerte-resurrección
17
de Jesús es el punto de arranque del cris- tra temporalidad (historia): ‘qué he he-
tianismo. cho’ (pasado), ‘qué hago’ (presente),
Pues bien, culminando el enfrenta- ‘qué debo hacer’ (futuro) de cara a un
miento con la historia del pecado ‘en sí’ compromiso: ‘por Cristo’, que lleva a
que supone este primer ejercicio, apare- una búsqueda-respuesta que la persona
ce delante Cristo ‘puesto en cruz’, co- tiene que plantearse, nadie se la puede
mo símbolo de la consecuencia de toda dar hecha: y así viéndole tal, y así col-
dinámica de pecado: la muerte, el sufri- gado en la cruz, discurrir por lo que se
miento del inocente. En el Crucificado ofreciere.
nos encontramos con un Dios que se ha- Este compromiso responsable se
ce uno de tantos en Jesús, solidarizán- fragua en una relación personal. Así el
dose con los últimos: y así a morir por coloquio se hace, propiamente hablan-
mis pecados. Esta frase habría que in- do, así como un amigo habla a otro, o
terpretarla como ‘implicado en una rea- un siervo a su señor: cuándo pidiendo
lidad afectada por un pecado del que to- alguna gracia, cuándo culpándose por
dos participamos’. algún mal hecho, cuándo comunicando
Ahora bien, este poner delante no sus cosas y queriendo consejo en ellas.
enfrenta al ejercitante con una idea (por [EE 54].
sublime que sea) sino con una Persona El coloquio para Ignacio, en cuanto
que de Criador es venido a hacerse encuentro personal con Dios siempre es
hombre, y de vida eterna a muerte tem- recuperador. La vergüenza y confusión
poral. Es decir nos abre a una relación está llamada a responsabilizar a la per-
interpersonal. La fe cristiana para san sona, no sólo de cara al pasado sino al
Ignacio es pura interpelación personal futuro, nunca a anular.
(otro tanto mirando a mí mismo lo que
he hecho por Cristo, lo que hago por Descrita ya la meditación de tres po-
Cristo, lo que debo hacer por Cristo) tencias, pasa al segundo ejercicio en el
que responsabiliza. En efecto, toda res- que nos enfrenta con el ‘proceso de los
ponsabilidad lleva consigo asumir nues- pecados’.
Ante el callejón sin salida a que pue- miento del rey temporal ayuda a con-
de llevarnos el pecado (vacío del infier- templar la vida del Rey eternal [EE 91-
no), san Ignacio nos presenta la vida del 100].
rey eternal como una llamada que dé Esta contemplación, pórtico de las
sentido a un yo que puede aislarse en sí tres semanas siguientes nos abre a un
mismo (‘venir en superbia’): El llama- llamamiento hecho vida. En efecto, la
18
llamada del Rey eternal es a seguirle: Mi Pero si la petición había que relacio-
voluntad es de conquistar todo el mun- narla con el coloquio si queremos saber
do y todos los enemigos, y así entrar en su alcance, hay que recordar las oblacio-
la gloria de mi Padre: por tanto, quien nes de mayor estima y mayor momento
quisiere venir conmigo ha de trabajar que propone: Eterno Señor de todas las
conmigo, porque siguiéndome en la pe- cosas, yo hago mi oblación, con vues-
na también me siga en la gloria [EE 95]. tro favor y ayuda, delante vuestra infini-
Por tanto, ha de ir y vivir como Él (2ª ta bondad, y delante vuestra Madre glo-
Semana), sufrir con El (3ª Semana) y riosa, y de todos los santos y santas de
participar en su gloria (4ª Semana). la corte celestial, que yo quiero y deseo
En realidad toda vida es llamamien- y es mi determinación deliberada, sólo
to, para bien o para mal. Aquí san que sea vuestro mayor servicio y ala-
Ignacio remite a nuestra tendencia a banza, de imitaros en pasar todas inju-
identificarnos con quien encarna nues- rias y todo vituperio y toda pobreza, así
tros ideales, la dinámica primera que tu- actual como espiritual, queriéndome
vimos: identificados con nuestros pa- vuestra santísima majestad elegir y reci-
dres, imitábamos y repetíamos lo que bir en tal vida y estado [EE 98].
hacían. Este mecanismo sigue latente en Es decir, esta actitud contemplativa
toda persona. San Ignacio es conscien- que pedimos (no ser sordo), no es algo
te de ello, y avisa cuanto es cosa más tan ‘pasivo’ sino que, sólo haciendo
digna de consideración ver a Cristo contra la propia sensualidad y contra su
nuestro Señor, rey eterno... Es decir, es amor carnal y mundano, nos abriremos
una tendencia muy peligrosa, y sólo ‘es al seguimiento. En efecto, lo que impe-
cosa digna de consideración’ aplicarla a dirá esta escucha (ser prestos y diligen-
‘Cristo nuestro Señor’. tes para cumplir su divina voluntad) se-
Pero esta llamada la enmarca en una rá nuestro narcisismo y nuestra codicia.
petición: será aquí pedir gracia a nues- De ahí que será algo liberador no sólo
tro Señor para que no sea sordo a su lla- querer sino desear, de forma que llegue
mamiento, mas presto y diligente para a convertirse en una determinación de-
cumplir su santísima voluntad [EE 91]. liberada, ...de imitaros en pasar todas
Ya sabemos que la petición de cada ejer- injurias... y toda pobreza... Con esta ac-
cicio focaliza lo que pretende. Este lla- titud nos preparamos para la contem-
mamiento del ‘Rey eternal’ a seguirlo plación (la escucha, el ‘no ser sordo’) de
nos abre a la contemplación. los misterios de la vida de Cristo.
A partir de ahora tendremos que
contemplar los Misterios de la vida de
2.1. Mi libertad interpelada por la
Cristo, no meditarlos. Ahora bien, si la
vida verdadera a un seguimiento
finalidad de toda ‘meditación’ era la
(2ª semana)
búsqueda, la de la contemplación será
la escucha. Esto es lo que pide en este La Segunda Semana de los
ejercicio: que no sea sordo a su llama- Ejercicios aborda el problema de qué
miento. hago yo con mi propia vida. Y la vida
19
de Jesús se nos ofrece como alternativa (con gratuidad total, no echando en ca-
válida (cuánto es cosa más digna de ra) desencadena en nosotros la misma
consideración). En efecto, la búsqueda respuesta generosa y desinteresada (pa-
del propio ejercitante va a ser paralela a ra que más le ame) y me compromete
las peripecias de la vida de Jesús. Y el (y le siga). Pero nunca olvidemos que lo
método que propone para acceder a la pedimos: no es una experiencia volun-
vida de Jesús es la contemplación. tarista sino un don.
Veamos cómo. San Ignacio, en 2ª semana sólo desa-
La contemplación añade un preám- rrolla dos contemplaciones: la Encarna-
bulo nuevo: entre la oración preparato- ción [EE 101-109] y el Nacimiento [EE
ria y la composición de lugar hay que 110-117]. La primera tiene entidad pro-
traer la historia de la cosa que tengo de pia (en ella late lo que después fue el
contemplar. Es decir, la contemplación nervio de la Compañía de Jesús: la
necesita tener delante desde el principio Misión). En el Nacimiento, sin embar-
toda la escena, ya que nunca debe con- go, encontramos la dinámica que hará
vertirse en una ‘lectura meditada’. Aquí que nuestra aproximación a la escena
no se trata de discurrir con el entendi- sea contemplativa. Para contemplar la
miento sino reflectir en mí mismo para escena que el primer preámbulo (la his-
sacar algún provecho. Reflectir no es toria) ha puesto ante nuestros ojos pro-
reflexionar. La palabra nunca sale en las pone tres puntos: Ver las personas, oír
meditaciones de tres potencias sino en lo que hablan y mirar lo que hacen.
las contemplaciones y en la aplicación El primer punto es ver las personas...
de sentidos. Según el Diccionario de [EE 114]. Es el primer paso para que
autoridades significa: “el hecho de re- nuestra actitud sea contemplativa.
flejarse el rayo de luz en el cuerpo opa- Dijimos más arriba que para san Ignacio
co”. Hay pues que dejar que la vida de toda oración ha de ser relación interper-
Jesús se refleje en mí y me interpele, no sonal. Pues bien, yo definiría este primer
elucubrar sobre ella. La elucubración paso como descubrir la dinámica de la
manipula, la contemplación descoloca y presencia personal. En efecto, esta di-
cambia. Todas estas contemplaciones námica no se da sin más en la presencia
estarán, como siempre, enmarcadas en física: la persona sentada a mi lado en el
una petición: demandar conocimiento autobús no está presente en mi vida ni
interno del Señor, que por mí se ha he- suscita una relación interpersonal. Esta
cho hombre, para que más le ame y le presencia no va más allá de la ‘yuxtapo-
siga [EE 104]. sición’. En efecto, para san Ignacio se
En efecto, lo que nos irá cambiando trata de ver las personas (no ‘cosas’) co-
es un ‘conocimiento’ al que se haya in- mo si presente me hallase, con una pre-
corporado la propia sensibilidad (inter- sencia no meramente ‘física’ sino im-
no), es decir, que nos ponga en juego co- pregnada de una actitud muy concreta:
mo totalidad, porque nos afecta: que por haciéndome yo un pobrecito y esclavito
mí se ha hecho hombre. Cuando descu- indigno, mirándolos, contemplándolos,
brimos lo que una persona hace ‘por mí’ y sirviéndolos en sus necesidades... con
20
todo acatamiento y reverencia posible”. go, tiene una historia y un horizonte. Esto
El prepotente no sabrá nunca lo que es es lo que san Ignacio sugiere que descu-
una relación interpersonal, porque nadie bramos en el hecho de que el Señor sea
se sentirá persona ante él. Sólo esta ac- nacido en suma pobreza: un signo que
titud respetuosa y expectante, abierta a encierra en sí toda su vida (a cabo de tan-
la sorpresa (no el cliché) y dispuesta a tos trabajos... para morir en cruz) y su
servir en sus necesidades (no manipu- sentido (y todo esto por mí). En efecto,
lar), puede considerarse presencia per- todos percibimos en la forma de mirar-
sonal: con todo acatamiento y reveren- nos, de darnos la mano, etc., una perso-
cia posible. Es abrirse al misterio de la na, su actitud. La acción humana siem-
persona. Entonces podrá surgir un re- pre es ‘significativa’ y nos dice más que
flectir (en el sentido más arriba expues- las mismas palabras. Con este tercer pun-
to) que nos interpele. to, pues, san Ignacio nos abre al misterio
El segundo: mirar, advertir y con- de la vida de Jesús, descubrir el trasfon-
templar lo que hablan; y, reflictiendo en do que hay detrás de sus hechos, gestos,
mí mismo, sacar algún provecho [EE postura en la vida, qué le mueve… Es
115]. En vez de la formulación ‘oír las abrirse al misterio de la persona.
personas’ usa tres verbos que expresan Si la contemplación no penetra en
en qué consiste, no el simplemente ‘oír’ este misterio no es tal, se queda en el
sino lo que solemos llamar escuchar. La mero análisis ‘científico’ en el sentido
actitud expectante del punto anterior po- más ‘cósico’ del termino. Pero cuando
sibilita este mirar, advertir y contemplar nos abrimos al significado, a la historia
lo que hablan. Cuando el que me escu- y dinámica que encierra cada hecho, es-
cha ‘mira’, ‘advierte’ (toma conciencia) tamos contemplando: nos abrimos a la
y ‘contempla’ (se sorprende) lo que di- sorpresa y nos sentimos interpelados.
go, me siento más persona. La contemplación supone receptividad
El tercero: mirar y considerar lo que y da acceso a la realidad, sorprende, y
hacen... [EE 116]. La actitud de presen- puede cambiarnos; la meditación, en
cia y escucha de los dos puntos anterio- cambio, busca, analiza y a veces es pro-
res posibilita abrirse al misterio de la per- yectiva.
sona. Pero ¿qué quiere decir ‘mirar las
personas’ si ya las ‘vimos’? ¿Qué añade 2. 1. 2. Aplicación de sentidos
el mirar al ver? Por lo pronto en la for-
Después de dos repeticiones [EE
mulación del Nacimiento añade y consi-
118-120] propone el novedoso método
derar. Es, pues, un mirar que va más allá
de oración de la aplicación de sentidos
de lo que puede verse a simple vista has-
[EE 121-126]. Ya aludimos a él en el
ta considerar el trasfondo de lo que ha-
primer modo de orar hablando de la
cen. “Toda vida, decíamos, se convierte
sensibilidad en orden al seguimiento de
en llamamiento para bien o para mal”,
Jesús.
que es lo mismo que decir que toda ac-
ción humana tiene un significado, un Hay que empezar diciendo que en
sentido: pretende transmitir o buscar al- realidad no sabemos cómo se hace. Sí
21
sabemos que falta mucho para que nues- de hospitales, peregrinación y oficios
tra sensibilidad se parezca a la de Jesús. bajos y humildes.
Posiblemente la contemplación de la vi- El tercer punto une dos sentidos:
da de Jesús nos ha entusiasmado, pero oler y gustar con el olfato y con el gus-
la meta es que se incorpore su sensibili- to la infinita suavidad y dulzura de la
dad. divinidad, del ánima y de sus virtudes y
Lo único que indica san Ignacio es: de todo, según fuere la persona que se
traer los cinco sentidos y que aprovecha contempla, reflictiendo en sí mismo y
el pasar de los cinco sentidos de la ima- sacando provecho dello [EE 124].
ginación. ¿Qué alcance tienen las pala- Así como remitía la vista a las cir-
bras ‘traer’ y ‘pasar’? Por lo pronto ¿no cunstancias reales, el olfato y gusto los
estaban ya? En efecto, ‘vimos’ las per- remite a la persona que se contempla.
sonas, las ‘oímos’ y las ‘miramos’. Sin En efecto, la realidad personal despier-
embargo, constatamos que nuestra sen- ta sensibilidades, difíciles de describir
sibilidad no se ha incorporado al cono- pero más penetrantes que las reales. Si
cimiento de Jesús. Hay pues que ‘traer’ ni sabemos cómo se hace ni lo podemos
y ‘pasar’cada sentido y no quedarnos en (lo tenemos que pedir), sólo nos queda
la mera emoción, de lo contrario nues- la repetición y la petición. Si en la con-
tra praxis seguirá pendiente. templación predominaba la pasividad,
La finalidad de la “aplicación de aquí ésta es extrema: no sabemos ni co-
sentidos” es que nuestra sensibilidad va- mo se hace.
ya pareciéndose a la de Jesús. Nuestro Es decir, no sabremos cómo se hace,
conocimiento de Jesús será ‘interno’ pero sí debemos saber lo con ella pre-
cuando nuestra sensibilidad se incorpo- tende san Ignacio: que la sensibilidad
re. Veamos si en los cuatro puntos que del ejercitante vaya pareciéndose a la de
propone encontramos datos que nos Jesús. No se conforma con que sus ide-
ayude a entender este ejercicio. ales y valores coincidan con los de
Según el primer punto [EE 122], el Jesús; ni siquiera con que viva momen-
pasar cada sentido de la imaginación tos de fervor y entusiasmo. Sabe que lo
consistiría en meditar y contemplar en que va a hacer posible que su acceso a
particular sus circunstancias. En efec- la realidad se parezca al de Jesús (se-
to, la sensibilidad no se ve afectada por guimiento) será que su manera de ver las
las ideas, sino por la realidad, y ésta se cosas, sus gustos, sus repugnancias...
concreta en las circunstancias. La apli- sean semejantes a los de Jesús. Esto no
cación de sentidos no puede moverse en puede controlarse (como el pianista no
idealizaciones. San Ignacio tenía esto controlaba su progreso), pero sí consta-
tan claro que al jesuita que ha hecho los ta que lo que antes alcanzaba con peno-
Ejercicios con los sentidos de la imagi- so esfuerzo (sintiéndose ‘protagonis-
nación, lo someterá a realidades en las ta’), ahora lo vive como sorpresa, como
que sus sentidos corporales puedan sen- don, con suavidad.
sibilizarse con circunstancias de pobre- Este ‘logro’ que tan sólo constata-
za, dolor e inseguridad: las experiencias mos agradecidos, tiene una estabilidad
22
que no posee ningún acto ‘voluntario- acompañará al ejercitante en todas las
so’. Más aún, como cualquier otra in- contemplaciones de la Vida Pública del
corporación de la sensibilidad a nuestra Señor. Este coloquio se verá reforzado
praxis (conocimiento interno) tiene la con la nota de Tres binarios [EE 157].
sorprendente peculiaridad de adecuarse Ya vimos cómo la vida del rey eter-
a los cambios de la realidad. En una pa- nal era un llamamiento, y para no ser
labra, si nuestra sensibilidad va siendo sordo teníamos que hacer contra la pro-
la de Jesús, nuestro seguimiento a Jesús pia sensualidad... llegando a la deter-
estará más garantizado. minación deliberada de ‘imitar’ a Jesús
en pasar todas injurias... y toda pobre-
2. 1. 3. “en qué vida o estado de nos- za... El gran impedimento para seguir a
otros se quiere servir...” Jesús siempre girará en tono a nuestro
narcisismo y a nuestra codicia. Esto es
Todo ejercicio que san Ignacio pro-
lo que recoge el coloquio. Este colo-
pone apunta a sacar algún provecho.
quio, que deberá hacerse al final de ca-
Para él la oración siempre está enmar-
da contemplación, va a darnos una vi-
cada en lo que quiero y deseo. ¡Nunca
sión un tanto ‘sesgada’ de la vida de
en el vacío!
Jesús: su seguimiento no va a ser preci-
Si la petición central de esta 2ª se- samente emotivo o estético, sino desen-
mana apunta al conocimiento interno de mascarador de engaños.
Jesús, para que más le ame y le siga, al
En efecto, esta es la disyuntiva que
contemplar la venida de Cristo al tem-
plantea la petición de Dos banderas: co-
plo quando era de edad de doce años
nocimiento de los engaños del mal
[EE 272], san Ignacio plantea al ejerci-
caudillo y de la vida verdadera que
tante qué va a hacer con su vida: co-
muestra Jesús, y gracia para le imitar
menzaremos juntamente contemplando
[EE 139]. Estamos abocados al engaño.
su vida a investigar y demandar en qué
Esto nos instala en la sospecha. El triple
vida o estado de nosotros se quiere ser-
coloquio recoge esta sospecha pidiendo
vir su divina majestad... y cómo nos de-
que sea recibido debaxo de su bandera
bemos disponer para venir en perfec-
(la vida verdadera) Blinda las contem-
ción en qualquier estado o vida que
placiones de derivaciones engañosas: el
Dios nuestro Señor nos diere para ele-
seguimiento a Jesús para que sea verda-
gir. [EE 135] La propia búsqueda va a
dero (libre de sospechas) ha de ser des-
ir acompañada de la contemplación de
de la pobreza y la humillación.
la vida de Jesús para que se convierta en
seguimiento, no en una autonomía au- Las contemplaciones con el correc-
tosuficiente. tivo del triple coloquio apuntan que
Pues bien, para alguna introducción acierte con mi libertad. A partir de este
dello... propone dos ejercicios claves: el momento debemos empezar a pregun-
primero dirigido a la inteligencia (Dos tarnos en qué vida y estado de nosotros
banderas) y el segundo al afecto (Tres se quiere servir su divina majestad,
binarios). Ambos ejercicios terminan atentos a cuál de los tres tiempos para
con un triple coloquio [EE 147] que hacer sana y buena elección vivimos.
23
A estas alturas del proceso de de Cristo sino que ha de abrirse al dolor
Ejercicios, la contemplación nos ha ido de la humanidad. El Dios encarnado nos
identificando con un Jesús que nos lla- espera allí donde se sufre.
ma a trabajar con él. Pero esto nos lle- El quinto punto nos abre a una pers-
va a seguirle en la pena. pectiva inquietante: considerar cómo la
divinidad se esconde, es a saber, cómo
podría destruir a sus enemigos y no lo
2.3. Afrontar el dolor ‘con Cristo hace, y cómo deja padecer la sacratísi-
doloroso’ (3ª semana) ma humanidad tan crudelísimamente
Las contemplaciones de esta sema- [EE 196]. Es el escándalo de la Cruz, el
na van a tener la misma estructura, pe- silencio de Dios. Dios se esconde en el
ro cambiando la petición y añadiendo dolor humano. La perspectiva de este 5º
tres puntos más. Si toda oración en san punto podemos denominarla como una
Ignacio apunta a sacar algún provecho, experiencia ‘atea’ de Dios. El Dios que
en este momento del proceso de yo querría que bajase de la cruz, no ba-
Ejercicios hay que empezar por deman- ja. Pero, ¡menos mal! ¿Qué respuesta
dar dolor, sentimiento y confusión, por- hubiese sido para los que no podemos
que por mis pecados va el Señor a la pa- bajar de la cruz? ¡Dios no es ‘como Dios
sión [EE 193], petición de la primera manda’!
contemplación sobre la última cena: el Se nos olvida que el Dios en el que
seguimiento a Jesús de 2ª semana des- creemos es Amor (I Jn 4, 8): cómo pu-
centra los sentimientos de 1ª semana diendo destruir a sus enemigos no lo ha-
(vergüenza y confusión, e intenso dolor ce... El escándalo del calvario sigue pre-
y lágrimas), que giraban en torno uno sente. El Amor se hace débil con los
mismo (de mí mismo o de mis pecados). débiles, y no abandona. Es el encuentro
La fe da contenido personal a unos sen- con un Dios que no es fruto de nuestras
timientos que ya tenían sentido en sí expectativas sino que nos descoloca. El
mismos. La oración en san Ignacio es misterio del dolor desborda, pero reve-
relación interpersonal. la un Dios que no abandona ni destru-
Pero veamos los tres puntos que aña- ye, porque es Amor. Es un Dios ‘inútil’.
de para alcanzar este descentramiento El sexto punto propone considerar
motivado porque va el Señor a la pasión. cómo todo esto padece por mis pecados,
El cuarto punto dice así: considerar etc.; y qué debo yo hacer y padecer por
lo que Cristo nuestro Señor padece en él [EE 197]. No es un “por mí” culpa-
la humanidad, o quiere padecer, según bilizador (‘por mi culpa’) que nos anu-
el paso que se contempla; y aquí co- la, sino de entrega a fondo perdido, en
menzar a doler, tristar y llorar, y así tra- gratuidad.
bajando por los otros puntos que se si- Pero la petición que regirá toda la 3ª
guen [EE 195]. La corrección que el semana aparece en la segunda contem-
mismo san Ignacio hizo al texto nos au- plación: dolor con Cristo doloroso, que-
toriza a pensar que la ‘consideración’ no branto con Cristo quebrantado, lágri-
debe limitarse a la humanidad histórica mas, pena interna de tanta pena que
24
Cristo pasó por mí [EE 203]. Es un ‘do- ciende. Y es que mi felicidad, mi gozo,
lor’ descentrado (no es ‘mi dolor’), es no es algo mío, sino algo compartido,
dolor “con Cristo” (con el que sufre). algo interpersonal.
Esta semana, pues, nos ‘prepara y dis- Veamos los puntos específicos de
pone’ para vivir el dolor desde la com- esta semana: El cuarto:considerar co-
pasión, pero una compasión activa que mo la divinidad, que parescía escon-
lleva a luchar contra el sufrimiento del derse en la pasión, paresce y se mues-
otro. Si el protagonista en el dolor es el tra agora tan miraculosamente en la
otro y no yo, nunca nos sentiremos ni santísima resurrección, por los verda-
víctimas ni héroes. Esta implicación ha- deros y santísimos efectos della [223].
ce madurar. Es la contraposición al 5º punto de la 3ª
Este es el provecho que la oración de semana. Allí la divinidad (‘como Dios
la 3ª semana busca: capacitarnos para manda’) se escondía, ahora, sin embar-
afrontar un dolor que nunca entendere- go, la Divinidad aparece por los verda-
mos. San Ignacio no ofrece soluciones deros y santísimos efectos della. Pero
ni siquiera da razones, porque no las estos ‘efectos’ no sólo no coinciden con
hay. Ni el propio Jesús las tuvo. Lo que los nuestros (destruir a sus enemigos),
sí podemos es vivir el propio dolor con sino que nos desbordan. La resurrec-
un Jesús sufriente, triste y abandonado ción es miraculosa. No coincide con
(¡Ya somos dos!, decía una enferma en nuestra ‘lógica’, sino que va más allá.
plena crisis). La respuesta de Dios es dar vida donde
ya no hay esperanza.
El quinto punto nos recuerda algo
2.4. Vivir un gozo descentrado: clave en la espiritualidad ignaciana:
de tanta gloria y gozo de Cristo “mirar el oficio de consolar que Cristo
nuestro Señor (4ª semana) nuestro Señor trae, y comparando cómo
Esta última Semana plantea el otro unos amigos suelen consolar a otros”
problema estrella en el hombre: la feli- [224]. Aquí tan sólo podemos hacer re-
cidad. Igual que el problema del dolor, ferencia a las Reglas de discernimiento:
lo afronta descentrándonos. Tampoco lo propio de Dios es dar consolación,
nos convertimos en protagonistas en es- nunca desolación, ésta la liga al enemi-
ta tarea. go de natura humana.
La petición, que enfoca la finalidad El ‘provecho’ que pretende san
de esta semana, es paralela a la de 3ª se- Ignacio en esta Semana es descubrir
mana (vivir el dolor descentrado, ‘con que la felicidad surge también del pro-
Cristo’): pedir gracia para me alegrar pio descentramiento, y que sólo Dios da
y gozar internamente de tanta gloria y la verdadera alegría y gozo espiritual.
gozo de Cristo nuestro Señor [EE 221]. En una sociedad tan individualista, in-
La alegría y gozo que pedimos no son solidaria y exigente, descubrir que la fe-
‘propios’ sino de tanta gloria y gozo de licidad es un don y que nos la jugamos
Cristo. Es un gozo descentrado, un go- en suscitarla alrededor, no es poco ha-
zo que llega a su plenitud porque se tras- llazgo.
25
5. VOLVER A LA REALIDAD PARA EN TODO AMAR Y SERVIR
CONTEMPLACIÓN PARA ALCANZAR AMOR [EE 230-237]
El ejercicio empieza con dos notas tanto se aprovechará en todas cosas es-
[EE 230-231]. Si la oración es una ex- pirituales, quanto saliere de su propio
periencia de amor y ahora volvemos a amor, querer e interese [EE 189], una
la realidad es importante que empiece vez terminado el proceso, la persona, no
por avisarnos que el amor se debe po- centrada en su yo (vano honor del mun-
ner más en las obras que en las pala- do), ha de percibir la realidad, no como
bras. Pero añade una segunda adverten- posible ‘presa’ sobre la que abalanzarse
cia: que el amor es reciprocidad. (codicia de riquezas), sino como opor-
Cuando ésta no se da podemos conside- tunidad de darse. La realidad, en vez de
rarlo fracasado. Pues bien, en esta reci- verla como un riesgo a evitar, se con-
procidad lo ‘intercambiable’ van a ser vierte en el único medio ‘no iluso’ de
realidades que el ejercitante ha vivido abrirse a Dios y dar de lo que tiene o
como engaños: el honor y la riqueza. puede: ciencia, honores, riquezas. Todo
¿Qué es lo que ha pasado? lo que el PF planteaba como reto pro-
La realidad sigue siendo la misma, blemático, ahora se percibe como opor-
lo que ha debido cambiar es la actitud tunidad. Lo que antes eran redes y ca-
de la persona frente a dicha realidad. Si denas (riqueza, honor), ahora son
a la mitad del proceso se nos dijo que posibilidades de vida verdadera: dar y
26
comunicar. De no haber alcanzado esta que pone en juego a la persona como to-
meta, la oración será evasión y no lle- talidad en el compromiso.
vará a un encuentro sorpresivo con En el caso que nos ocupa, no son los
Dios, sino a una proyección ilusa. beneficios en sí (que están ahí para to-
Como siempre, el ejercicio queda dos), sino descubrir que son dones per-
enmarcado en una petición: conoci- sonales. Los beneficios ‘en sí’ los dis-
miento interno de tanto bien recibido, frutamos, abusamos de ellos y llegamos
para que yo, enteramente reconocien- a exigirlos: los percibimos como ‘presa’
do, pueda en todo amar y servir a su di- sobre la que abalanzarnos, siendo el
vina majestad [EE 233]. Pedimos per- centro nosotros. La sorpresa de percibir
cibir la realidad que somos y nos rodea que son un don personal de Dios nos
como don. Esto ha de llevarnos a un ‘re- convierte en respuesta agradecida.
conocimiento’ total (enteramente), a la Esta experiencia posibilita el reflec-
sorpresa de que todo lo hemos recibido. tir en mí mismo: dejar que este hecho me
Somos pura deuda. Esto provocará una sorprenda hasta el punto de plantearme,
respuesta agradecida: pueda en todo no sólo lo que yo debo de mi parte ofre-
amar y servir a su divina majestad. cer, sino también dar a su divina ma-
En esta vivencia que pedimos no so- jestad... todas mis cosas y a mí mismo
mos protagonistas. No es la iniciativa con ellas, así como quien ofrece afec-
‘generosa’ y ‘heroica’ que convierte una tándose mucho: Tomad, Señor, y recibid
acción en puro voluntarismo, sino la toda mi libertad, mi memoria, mi en-
respuesta agradecida y humilde. Es el tendimiento y toda mi voluntad, todo mi
gozo de devolver lo que se me dio sin haber y mi poseer. Vos me lo distes; a
más. La iniciativa no ha sido mía. Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro,
Para abrirnos a esta gracia propone disponed a toda vuestra voluntad; dad-
cuatro puntos, que tienen la estructura me vuestro amor y gracia, que ésta me
de la petición: poner delante los benefi- basta [EE 234]. Esta conocida oración
cios recibidos (conocimiento interno de expresa el coloquio que debe culminar
tanto bien recibido), reflectir en mí mis- cada punto.
mo (para que enteramente reconocien- En efecto, ante la sorpresa de tanto
do), considerar... lo que yo debo de mi bien recibido, surge este ‘ofrecimiento’:
parte ofrecer y dar (pueda en todo amar afectándose mucho. Es un ofrecimien-
y servir). to, que no se impone (tomad Señor y re-
En el primer punto ‘trae a la memo- cibid), total (toda mi libertad... toda mi
ria’ los beneficios recibidos y hay que voluntad, todo mi haber y mi poseer).
ponderar con mucho afecto cuánto ha Pero esta entrega no es desde el prota-
hecho Dios nuestro Señor por mí... y... gonismo: no tenemos la iniciativa (Vos
el mismo Señor desea dárseme... me lo diste), por tanto es lógico (con mu-
¡Siempre la oración en san Ignacio se cha razón y justicia) que ‘devuelva’ lo
vive como relación personal! Esto es lo que se me dio gratuitamente: es un re-
que suscita la ‘ponderación con mucho conocimiento: a Vos Señor lo torno, sen-
afecto’. La interpelación personal es la cillamente porque todo es vuestro, por
27
tanto, disponed a toda vuestra voluntad diosidad de los bienes y dones que nos
(disponibilidad servidora: ¡es Dios el rodean descienden de arriba... La
que tiene que servirse de mí, no yo ser- Contemplación para alcanzar amor de-
vir a Dios!), reconociendo mi incapaci- be llevarnos a en todo amar y servir a
dad radical: dadme vuestro amor y gra- su divina majestad, no en idolatrar o
cia que ésta me basta. postrarnos ante nada ni nadie. ¡Si no nos
Pero esta respuesta, ya formulada en abrimos al Absoluto, absolutizaremos lo
el primer punto, está llamada a enrique- que sea, pues no podemos vivir sin dio-
cerse con los tres restantes. En el se- ses!
gundo, subraya que en todos estos do- Esta nueva vivencia de la Realidad
nes recibidos gratuitamente habita que somos y que nos rodea, posibilita,
Dios, está presente. Es el don-regalo, pues, una manera contemplativa de es-
cuyo valor radica más en la persona que tar en ella: no sólo la respetaremos sin
me lo hizo que en la cosa misma. Mi to- convertirla en ‘presa’, sino que será el
mad Señor y recibid no ha de girar tan- medio no ‘iluso’ de buscar a Dios en to-
to en lo que ‘devuelvo’ cuanto en mi das las cosas... a Él en todas amando y
presencia agradecida. El tercer punto a todas en Él [Constituciones 288].
añade un matiz importante: resulta que Esta última contemplación nos de-
Dios trabaja en estos dones que me in- vuelve a la realidad. El proceso de
undan. No es ya el regalo costoso que Ejercicios lo hemos hecho con los sen-
se ha comprado, sino que es algo que ha tidos de la imaginación; luego tendré
elaborado la persona que regala. Mi do- que vivirlo con los sentidos corporales,
nación ha de ponerme en juego de la con mi sensibilidad real, en el día a día.
única forma válida que podemos hacer- Si he incorporado la dinámica de
lo: sirviendo. Por último, el cuarto pun- Ejercicios, actualizaré las Semanas en
to matiza nuestra percepción: la gran- mi vida real. El proceso de Ejercicios
deza de los dones que nos rodean está llamado a no quedarse en la mera
podemos vivirlos como ‘absolutos’, que experiencia sino a convertirse en tarea
los convierte en ídolos. Toda la gran- siempre pendiente.
28
6. EL EXAMEN DE CONCIENCIA, SÍNTESIS DE
LOS EJERCICIOS
1 P. Ante Dios:
dar gracias a Dios
por los beneficios 3 P. Demandar
recibidos cuenta al alma: 4 P. Pedir perdón 5 P. Proponer
- de pensamiento a Dios por enmienda con su
2 P. Ante mi mismo: - de palabra las faltas gracia
pedir gracia para - de obra
conocer los pecados
y lanzallos
CONCLUSIÓN
Los Ejercicios están llamados a ser más tarea que experiencia, una
tarea que siempre estará pendiente. El Examen general es el gran
medio que Ignacio nos dejó para hacerla posible, sabiendo que el reto
es alcanzar la devoción, en el sentido de facilidad de encontrar a Dios,
porque percibo la realidad como una oportunidad para en todo amar y
servir a su divina majestad.
32