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LA ORACIÓN

EN LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES


DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
A. M. Chércoles, sj.

1. LA META DE LA ORACIÓN .......................................................................................... 2


2. CON QUÉ CONTAMOS DE CARA A LA ORACIÓN
2.1. Primer modo de orar ......................................................................................... 4
2.2. Segundo modo de orar ...................................................................................... 10
2.3. Tercer modo de orar .......................................................................................... 11
3. UNA ORACIÓN CON HORIZONTE, NO EL VACÍO. PRINCIPIO Y FUNDAMENTO . 12
4. LA ORACIÓN COMO BÚSQUEDA Y RESPUESTA ....................................................... 15
5. VOLVER A LA REALIDAD PARA EN TODO AMAR Y SERVIR .................................. 26
6. EL EXAMEN DE CONCIENCIA, SÍNTESIS DE LOS EJERCICIOS .............................. 29
CONCLUSIÓN ...................................................................................................................... 32
1. LA META DE LA ORACIÓN*

Puede parecer contradictorio que Ignacio de Loyola, hombre de ora-


ción y a la vez gran maestro y pedagogo para enseñar a orar, expre-
sara sospechas sobre la oración. En efecto, el P. Gonçalves da Cámara
en su Memorial comenta lo siguiente: “‘(A) un verdaderamente mortifi-
cado bástale un cuarto de hora para se unir a Dios en oración’. Y no sé
si entonces añadió sobre este mismo tema lo que le oímos decir otras
muchas veces: que de cien personas muy dadas a la oración, noventa
serían ilusas. Y de esto me acuerdo muy claramente, aunque dudo si
decía noventa y nueve” [196]. La contraposición entre verdaderamente
mortificado y las personas muy dadas a la oración como ‘ilusas’ no deja
de ser chocante. Sin embargo, si nos adentramos en su concepción de
la plegaria, entenderemos el por qué de esta contraposición.

Tenemos motivos para considerar zón teñida de espontaneidad entre con-


que el proceso de los Ejercicios consti- templación y acción.
tuye una pedagogía de la oración difí-
cilmente superable. La oración, para no Al final de su Autobiografía, dicta-
ser ‘ilusa’, tenía que estar implicada con da a Luís Gonçalves da Cámara, pode-
la vida. Por ello, Ignacio pretenderá lle- mos leer que “…había hecho muchas
var a la persona a encontrar a Dios en ofensas a Dios nuestro Señor después
todo, partiendo de que Dios y el mundo que había empezado a servirle, pero
no son dos ‘realidades’ incomunicadas nunca había consentido en pecado mor-
y contrapuestas: hay una única historia, tal; es más, siempre creciendo en devo-
que es historia de salvación, sagrada y ción, es decir, en facilidad de encontrar
profana a la vez. Sentido unitario, el de a Dios, y ahora más que nunca en toda
san Ignacio, que culmina en una traba- su vida, y siempre y a cualquier hora

* Este cuaderno reproduce el seminario que impartió Adolfo Chércoles, sj. en Cristianisme i Justícia - EIDES en
el mes de abril de 2006. La transcripción y adaptación al lenguaje escrito ha ido a cargo de M. Dolors Oller, y
posteriormente el autor revisó y amplió algunos puntos.
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que quería encontrar a Dios, lo encon- Este ‘crecimiento en devoción’ su-
traba” [99]. pone que a lo largo de la vida de Ignacio
Pues bien, toda su pedagogía sobre hubo una progresión: no es un logro que
la oración apunta a esta meta. Hay que se alcanza de una vez por todas. Por ello
reconocer que él fue un maestro en rea- termina diciendo y ahora más que nun-
lismo y objetividad: nunca se refugió en ca en toda su vida.
la subjetividad. Así, el crecimiento en Además, este proceso progresivo no
“devoción” se referirá a crecer en faci- es algo lineal y sin riesgos. Empezá-
lidad de encontrar a Dios, meta, para él, bamos citando su sospecha sobre las
de toda oración: se trata de hallar a Dios personas muy dadas a la oración, que
con facilidad en todas las cosas, puesto en su mayoría serían ilusas. Él mismo
que Dios está implicado en la realidad, reconoce haber tenido experiencias ilu-
¡es el Criador y Señor! sas, riesgo que dejó plasmado en las
Pero profundicemos en esta descrip- Reglas de discernimiento sobre todo las
ción de la devoción. Para san Ignacio la de 2ª semana. En este trabajo no vamos
vida espiritual, como la humana, es di- a detenernos en el discernimiento, pero
námica, nunca estática: o crecemos o sí conviene tener presente aquella sin-
desminuimos. No podía ser menos la gular sospecha.
devoción. Su experiencia es clara: siem- En este largo proceso hemos de
pre creciendo en devoción, y ésta con- considerar una etapa previa, de gran
siste en facilidad de encontrar a Dios. importancia de cara a descubrir lo que
Es una experiencia que por lo tanto no pretendemos en este seminario: la pe-
tiene nada que ver con ningún tipo de dagogía de los Ejercicios por lo que se
voluntarismo. A Dios se le encuentra en refiere a la oración. Este momento pre-
la suavidad y es hallazgo y sorpresa, no vio son los tres modos de orar [EE 238-
elucubración. 260].

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2. CON QUÉ CONTAMOS DE CARA A LA ORACIÓN

Hay que considerar los Tres modos de orar como un documento


clave de cara a lo que aquí pretendemos: la pedagogía de la oración
en san Ignacio.

1.1. Primer modo de orar cias del ánima y de los cinco sentidos
corporales”. Por otro lado, el párrafo
“La primera manera de orar es
parece contradecirse: por un lado se nos
acerca de los diez mandamientos y de
anuncia un modo de orar para terminar
los siete pecados mortales, de las tres
diciendo que no da forma ni modo al-
potencias del ánima y de los cinco sen-
guno de orar. En qué quedamos, ¿nos
tidos corporales; la cual manera de
da un modo de orar o no?
orar es más dar forma, modo y ejerci-
cios cómo el ánima se apareje y apro- Con la precisión que le caracteriza
veche en ellos, y para que la oración sea nos dice Ignacio que es más dar forma,
acepta, que no dar forma ni modo al- modo y ejercicios cómo el ánima se apa-
guno de orar” [EE 238]. reje y aproveche en ellos, y para que la
De entrada, nos encontramos con oración sea acepta... Es decir, parece
que no sólo es “sobre mandamientos” que propiamente no es un modo de orar,
sino sobre otras tres cosas “y de los sie- sino algo previo: San Ignacio quiere
te pecados mortales, de las tres poten- que, antes de entrar en oración, antes de
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abrirnos a Dios, que para él no es un ob- mada a facilitarnos el acceso a la reali-
jeto de elucubración sino una realidad dad, pero dichas deformaciones pueden
personal, tomemos conciencia de la es- distorsionarla. Ahora bien, Dios, a quien
tructura de nuestro “yo”. nos abrimos en la oración, es también
El yo no es algo tan simple: consis- Realidad, no proyección. Por tanto, es
te en una estructura, cuya formación tie- importante que antes de orar comprobe-
ne en cada persona una historia cargada mos cuales son las deformaciones que
de peripecias que no siempre han sido pueden condicionar nuestra misma ora-
las más favorables. Esto hace suponer ción, convirtiéndola en algo proyectivo.
que esta estructuración inevitable puede Para entender lo que queremos decir
presentar deformaciones que afectan a conviene tener delante el esquema si-
su función. Es una estructuración lla- guiente:

PRIMER MODO DE ORAR

ADULTO

10 MANDAMIENTOS -7 PECADOS MORTALES -3 POTENCIAS DEL ALMA -5 SENTIDOS CORPORALES

REALIDAD
7 virtudes opuestas Memoria
Entendimiento

DIOS
Voluntad
(Visión de la realidad) (Hábitos, actitudes) (Laboratorio) (Datos)

NIÑO

La vida humana es dinamismo, es dirección preguntándonos por el signi-


historia. Cuando nace un niño, no sabe- ficado de cada uno de los referentes a
mos qué será de él. Y no lo sabemos por- los que Ignacio nos remite, empezando
que no nace programado, como los ani- por los sentidos corporales. En efecto,
males cuyo instinto asegura su el niño recién nacido empieza a captar,
comportamiento correcto sin posibili- gracias a sus sentidos corporales (sin
dad de fallar. El ser humano, sin em- discutir cuales son los más desarrolla-
bargo, sí puede equivocarse y no hay dos), datos de la realidad. Ellos son los
posibilidad de asegurar su acierto. que nos ponen en contacto con la reali-
Nacemos, por así decirlo, “en blanco”, dad.
con capacidades potenciales que habre- Estos datos entran en una especie de
mos de desarrollar. “laboratorio”, las potencias naturales
Pues bien, en el esquema que tene- (memoria, entendimiento y voluntad).
mos delante encontramos la palabra ‘ni- Todo lo que percibe el niño queda “gra-
ño’ con una flecha debajo. Sigamos su bado” en su memoria. Por medio del en-
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tendimiento puede relacionar unas ex- Ahora bien, esta dinámica que he-
periencias con otras y tiene capacidad mos descrito en el niño, va estructuran-
para evaluarlas (por muy rudimentarias do un yo que hacia los cinco años habrá
que sean estas evaluaciones) y final- alcanzado las bases claves sobre las cua-
mente responde, lo que más adelante les irán incorporándose futuros enrique-
podremos denominar voluntad. cimientos. De ahí la importancia de los
Todas esas “elaboraciones”, en la primeros años. Además, en el esquema
medida en que se repiten (el niño imita aparecía arriba la palabra ‘Adulto’ sobre
y repite, y en esa repetición va incorpo- una flecha con una dirección inversa a la
rando actitudes), van creando hábitos y del niño, ¿qué significa? Que en el adul-
actitudes, que se incorporan a su com- to, no sólo sigue funcionando la dinámi-
portamiento. La actuación de la perso- ca del niño (enriquecimiento proceden-
na está llena de hábitos y actitudes que te de una realidad que seguimos
se han ido incorporando a su vida de for- incorporando) sino que estas estructuras
ma casi ‘mecánica’. Pues bien, la repe- que hemos elaborado muy pronto nos fa-
tición será clave en los Ejercicios: no cilitan un acceso a la realidad más ágil,
hay proceso de Ejercicios sin repetición. al mismo tiempo que condicionado.
Los siete pecados mortales correspon- En efecto, gracias a que tenemos una
derían a ese conjunto de hábitos y acti- ‘visión de la realidad’, a que hemos in-
tudes negativas que pueden configurar corporado unos ‘hábitos y actitudes’ (si
nuestro comportamiento. Como vere- cada vez que bajásemos unas escaleras
mos, lo que preocupa a san Ignacio no tuviésemos que elaborar los equilibrios
es el “pecado mortal” aislado, sino en necesarios para hacerlo con rapidez y
la medida en que éste se ha convertido seguridad, con bajar una escalera al día
en hábito o actitud: sólo entonces se in- habríamos empleado todas nuestras
corpora a nuestro ser pudiendo condi- ‘energías’), gracias a que nuestra me-
cionar de esta forma nuestro acceso a la moria, entendimiento y voluntad han
realidad deformándola (Un niño tratado adquirido una manera de interrelacio-
agresivamente se acercará a la realidad narse y a que mi sensibilidad tiene in-
de forma agresiva, por las experiencias corporadas experiencias ya vividas,
vividas por él). Desde esta perspectiva, puede la persona emplear su energía en
pues, los pecados mortales son actitudes otros menesteres y su acceso a la reali-
negativas que han de ser sustituidas por dad puede ser más ágil.
actitudes positivas (virtudes opuestas). Pero al mismo tiempo dicho acceso
Por último, toda persona tiene una puede quedar condicionado: la visión de
“visión de la realidad” que correspon- la realidad de cada persona justifica sus
dería a los diez mandamientos (Los actitudes, condiciona las potencias del
Diez Mandamientos son una visión de alma (se acuerda de lo que le interesa y
la realidad que delimita unos puntos de olvida lo que le ha interpelado) y, por úl-
referencia elementales que posibiliten timo, hasta sus sentidos corporales (uno
la convivencia. En este sentido, cada oye lo que le halaga y no oye lo que le
uno tiene "sus" mandamientos). desagrada).
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Por eso es tan importante para los Mandamientos. Veamos el ‘modo y
Ignacio que el ejercitante confronte su orden’ de esta confrontación:
visión de la realidad con los
Mandamientos, sus actitudes con las ac- 1º: Antes de entrar en oración, repo-
titudes negativas que representan los pe- se un poco el espíritu, asentándose o pa-
cados mortales, su manera de usar la seándose, como mejor le parecerá, con-
memoria, el entendimiento y la volun- siderando a dónde voy y a qué [EE 239].
tad y los sentidos corporales (puede uno 2º: Una oración preparatoria, así
vivir de clichés y prescindir de la reali- como pedir gracia a Dios nuestro Señor
dad). Sólo tomando conciencia de los para que pueda conocer en lo que he
desajustes en esta confrontación podré faltado acerca los diez mandamientos;
asegurar un acceso más correcto, no só- y asimismo pedir gracia y ayuda para
lo a la realidad sino una apertura hones- me enmendar adelante, demandando
ta a Dios. perfecta inteligencia dellos para mejor
Dios está implicado en la realidad guardallos, y para mayor gloria y ala-
(es Criador). ¡Dios no es evasión sino banza de su divina majestad [EE 240].
implicación y compromiso! Si mi ma- – “Pedir gracia a Dios nuestro
nera de acceder a la realidad la desfigu- Señor”: la petición será una pieza clave
ra, desfiguraré a Dios también. Puedo en el proceso de Ejercicios. Todas las
creer que me abro a Dios, pero en reali- meditaciones y contemplaciones que
dad me estoy “montando una historia” propone el método van a estar enmar-
que ni me descoloca ni me interpela, si- cadas por una petición. Pero uno pide lo
no que coincide con mis expectativas. que no tiene ni puede. Es abrirse al don.
La realidad está cargada de sorpre- – Para que pueda conocer en lo que
sas por la sencilla razón de que no la he faltado acerca de los diez manda-
construyo sino que me topo con ella. De mientos: No puedo saber si he cumplido
ahí que no pueda controlarla totalmen- o no los Diez Mandamientos. En efecto,
te. Lo mismo pasa con Dios: si deja de san Ignacio está convencido que el ac-
ser novedad y sorpresa permanentes, es ceso a la propia negatividad es algo que
que lo he proyectado, convirtiéndolo en nos desborda: somos incapaces. Más
un ídolo acomodado a mis intereses. bien nos ‘justificamos’. Es, pues, una
En otras palabras, el alcance de este gracia de Dios acceder a ella. Con esta
primer modo de orar “sobre petición mino la ‘seguridad de mi buena
Mandamientos” es un interrogante ge- conciencia’ y me abro a la sospecha.
neralizado sobre las actitudes, las visio- – Y asimismo pedir gracia y ayuda
nes de la realidad, los prejuicios que nos para me enmendar adelante: Con esta
habitan, pues lo cierto es que accedemos segunda petición reconozco, no sólo mi
a la realidad de forma no tan inocente. incapacidad de acceder a mi negativi-
Pero veamos cómo hacer esta cuá- dad sino también para cambiar. ¡Todo es
druple confrontación. gracia!
La primera confrontación es la ‘vi- – Demandando perfecta inteligen-
sión de la realidad’ del ejercitante con cia dellos (los Mandamientos) para me-
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jor guardallos: San Ignacio parte de que inconsciente, dirá siglos después Freud,
el ser humano es inteligente: nunca va a corroborando la preocupación de san
comprometerse ni a hacer suyo lo que Ignacio. El “hábito” cobra en el que lo
no entienda. Si un ‘mandamiento’ le pa- ha adquirido un grado de ‘autonomía’
rece un disparate, no lo va a ‘guardar’. que le ahorra consciencia: va a actuar
Hay que pedir, pues, a Dios que nos dé sin necesidad de control consciente. Ahí
‘perfecta inteligencia’ del sentido y al- está el peligro.
cance de cada mandamiento, para poder
‘guardarlo’. 4º: 2ª nota. Después de acabado el
discurso ya dicho... hase de acabar con
– Y para mayor gloria y alabanza de
un coloquio a Dios nuestro Señor... [EE
su divina majestad: el ser humano (co-
243]. Este diálogo confiado con Dios
mo veremos en el Principio y funda-
(coloquio) será la culminación de cual-
mento [PF]) ha de estar abierto a la gra-
quier oración que el método de los
tuidad, su comportamiento ha de estar
Ejercicios proponga.
libre de cualquier perspectiva interesa-
da o manipuladora. Este quinto paso cierra el ‘método’
Si pedimos lo que buscamos es que que nos propone para hacer la confron-
es algo que se nos tiene que dar: no tie- tación de nuestra visión de la realidad
ne nada que ver con el voluntarismo. Es con los diez mandamientos. Ahora sólo
abrirnos a Dios, pero sin que yo des- queda aplicarlo a los otros tres referen-
aparezca: yo soy el que pide. tes: siete pecados mortales (actitudes
negativas), tres potencias del alma (me-
3º: Para el primer modo de orar moria, entendimiento y voluntad) y cin-
conviene considerar y pensar, en el pri- co sentidos corporales [EE 244-248].
mer mandamiento, cómo le he guarda-
Esta última confrontación, a prime-
do, y en qué he faltado... y cuando ha-
ra vista puede parecer ‘tonta’. Sin em-
llo faltas mías, pedir venia y perdón
bargo, ya dijimos que eran los sentidos
dellas.... Y sucesivamente con todos los
corporales los que me abrían a la reali-
Mandamientos [EE 241].
dad. Pues bien, aun éstos pueden ha-
Una vez eliminados nuestros ‘meca- llarse condicionados por nuestra ‘visión
nismos de defensa’, constatar en qué he de la realidad’, nuestras ‘actitudes’,
faltado. Pero lo que preocupa a Ignacio nuestros olvidos, justificaciones, etc. En
no son los fallos en sí, sino según que efecto, no parece tan superfluo pregun-
hombre halla en sí que más o menos es- tarnos ‘en qué hemos pecado’ con cada
tropieza en aquel mandamiento, así de- sentido, cómo los usamos... Y aquí nos
be más o menos detenerse en la consi- encontramos con una nota: Quien quie-
deración y escrutinio dél [EE 242]. re imitar en el uso de sus sentidos a
En efecto, el fallo ‘aislado’ que me Cristo nuestro Señor...; y quien quisiere
sorprende o humilla no es peligroso si- imitar en el uso de los sentidos a nues-
no el que se ha incorporado de tal for- tra Señora... [EE 248].
ma a mi manera de ser que ni soy cons- La propuesta parece ‘sin calado’ co-
ciente de él. Lo más peligroso es el mo diríamos hoy. ¿No tendríamos que
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imitarlo en las virtudes?, ¿o en el cum- ninguno. Esto es sorprendente, pero
plimiento de los mandamientos?, etc... verdad: la adquisición del habito posi-
La razón profunda de ligar el ‘se- bilita este ‘milagro’.
guimiento’ a Cristo a imitarlo en el uso No es, pues, ningún disparate que
de sus sentidos hay que relacionarla con san Ignacio resalte la imitación de los
la Anotación 2: ... porque no el mucho sentidos corporales de Jesús sobre las
saber harta y satisface el ánima, mas el virtudes: había captado que la praxis
sentir y gustar de las cosas interna- nos la jugamos en la sensibilidad. Y es
mente [EE 2]. En efecto, habría que de- la misma razón que Jesús da para hablar
cir que siempre que Ignacio habla de ‘en parábolas’: porque viendo no ven y
“conocimiento interno” no se está refi- oyendo no oyen ni entienden... Y la ra-
riendo tanto a la afectividad, cuanto a la zón que da de esta ceguera-sordera se ha
sensibilidad; no es que ‘me emociona’, se ha embotado el corazón de este pue-
sino que se ha incorporado a mi ser de blo; han hecho duros sus oídos y sus
tal forma que espontáneamente reaccio- ojos han cerrado... (Mt 13, 10-16).
no correctamente sin ser explícitamente Es decir, ante la misma realidad,
consciente. Es algo connatural. unos ven y comprenden y otros no, y es-
Profundicemos en la conexión entre to Jesús (citando a Isaías) lo atribuye al
‘conocimiento interno’ y sensibilidad. embotamiento del corazón. El corazón,
Cuando una persona está aprendien- para un semita, se identifica con la inte-
do a conducir le ilusiona obtener el car- rioridad del hombre. En el esquema de
né. Pues bien, el día que aprueba es cuan- más arriba correspondería a las tres pri-
do sabe más (en teoría), pero, en realidad, meras instancias: mi visión de la reali-
no sabe conducir. Debe seguir manejan- dad, mis actitudes y mi manera de usar
do el coche para que digamos que es un las tres potencias condicionan mi sensi-
conductor experto. ¿Qué es lo que le fal- bilidad, viendo y oyendo sólo lo que se
ta? Que sus ‘sentidos caporales’ (vista, acomoda a mis ideas y prejuicios. Por
oído, tacto) se coordinen en ese hábito eso Jesús confiesa que tiene que hablar-
que llamamos ‘saber conducir’. les en parábolas. Ante un ‘corazón em-
Entonces, y sólo entonces, conducirá a la botado’ no hay otra salida. Veamos en
perfección, casi sin darse cuenta. qué sentido.
Es en la sensibilidad dónde nos ju- Ante la acusación de los fariseos y los
gamos la praxis correcta. Un profesio- escribas, Este acoge a los pecadores y
nal del volante, si un día cambia de ve- come con ellos, Jesús les propone las pa-
hículo, no le supone ningún problema. rábolas de la misericordia (Lc 15). El
No tiene que pensar qué ha de hacer en ‘prejuicio’ de que no se puede ser ‘puro’
cada momento; al tener el ‘hábito de tratando con impuros refleja que una zo-
conducir’ sus reacciones serán correctas na de su sensibilidad está condicionada
aunque los mecanismos que ha de ma- por esta convicción y no hay posibilidad
nipular sean distintos. Sus reacciones se de desmontarla directamente. Jesús con
acomodarán perfectamente a las nuevas la parábola de la oveja perdida remite a
circunstancias sin esfuerzo consciente una zona de su sensibilidad que no está
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“condicionada” por prejuicio alguno. En tremendamente oscilante y no está en
efecto, la oveja perdida cobra un valor nuestra mano impedir tales oscilaciones.
que no tenía antes de perderse. Esta re- Lo emotivo tiene una gran fuerza, y
acción espontánea de cualquier persona por eso a san Ignacio le preocupa el or-
puede desmontar el ‘prejuicio’ de sus denar los afectos, pero lo que en reali-
oyentes: precisamente ‘lo perdido’, lo dad busca es el cambio de nuestra sen-
débil, lo descarriado, despierta la bús- sibilidad. Por eso el momento
queda y la misericordia. Esta constata- culminante del día (el último ejercicio),
ción puede posibilitar la recuperación de lo reservará para la aplicación de senti-
sus oyentes. Los prejuicios sólo los des- dos. La estructuración de nuestra sensi-
monta la realidad: la contundencia de un bilidad es estable (al pianista no se le ol-
hecho no puede discutirse. vida ‘tocar el piano’ porque su
Volvamos, pues, a san Ignacio: si emotividad esté por los suelos). Pero
nuestra sensibilidad va siendo la de ¿cómo cambiar la estructuración de
Jesús, nuestra respuesta a la realidad se nuestra sensibilidad? Sólo repitiendo.
parecerá a la suya, nuestro seguimiento Pero tanto la repetición como la aplica-
a Jesús estará más garantizado. Esta no- ción de sentidos la trataremos más ade-
ta, pues, refleja la importancia que san lante.
Ignacio otorga a los sentidos corpora- En conclusión, este Primer modo de
les. Todo nos lo jugamos en la sensibi- orar nos plantea dos grandes adverten-
lidad: somos nuestra sensibilidad, no lo cias de la espiritualidad ignaciana: la sos-
que pensamos ni lo que nos emociona. pecha generalizada sobre la estructura
La sensibilidad corporal, como veíamos de nuestro yo (mi visión de la realidad,
más arriba, nos posibilita el acceso a la mis actitudes, mi manera de elaborar los
realidad (sin ella no hubiésemos salido datos que llegan a mi conocimiento) y el
de nuestro ‘vacío’ inicial, nacimos ‘en convencimiento de que de cara a la pra-
blanco’); pues bien, nuestra respuesta a xis todo nos lo jugamos en la sensibili-
la realidad (nuestra praxis) también de- dad. Estas dos advertencias han de estar
penderá de ella. La incorporación de la en el fondo de toda oración, para que no
sensibilidad en un proceso de conoci- sea ‘ilusa’ y acceda a la realidad a través
miento es culminación, no inicio. de la praxis: es algo previo.
Esto es, a mi manera de ver, lo más
original del libro de los Ejercicios. 2.2. Segundo modo de orar
Porque tenemos que admitir que este
‘subrayar’ la importancia de la sensibi- Si en el Primer modo de orar, nos
lidad no se reduce a esta nota, sino que confronta con la compleja estructura de
nos va a acompañar a lo largo de todo nuestro yo, en el segundo es con el mis-
el proceso en la aplicación de sentidos terio de la palabra, ese gran instrumen-
[EE 121]. En efecto, san Ignacio sabe to sin el cual no sería posible expresar-
que nuestra sensibilidad tiene una orien- nos ni comunicarnos. Y he dicho
tación, adquiere estructuraciones que son misterio, porque en efecto, la palabra
muy estables, mientras la emotividad es nos precede con una larga historia que
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en gran parte desconocemos. Esta his- misma experiencia vital que supone el
toria está latiendo en ella y le da un ca- anhélito (la respiración) para revitalizar
lado que justifica ser orado y contem- unas oraciones que parecen condenadas
plado, sobre todo tratándose de a no pasar de la mera recitación y con-
oraciones que tantas veces hemos repe- vertirlas en expresión de la vitalidad de
tido mecánicamente como algo mágico. su ser vivenciada en cada respiración.
El método no puede ser más sencillo: Cada palabra de la oración elegida in-
deteniéndose sin prisas en la considera- corporada al ritmo de la respiración, pro-
ción desta palabra tanto tiempo cuanto nunciándola lenta y rítmicamente. Al co-
halla significaciones, comparaciones, nectar la vivencia relacional de la fe con
gustos y consolación en consideracio- el ritmo de la respiración, intenta que la
nes pertinentes a tal palabra del Pater persona se vaya incorporando a la vi-
noster... [EE 252]. Es decir, dejándose vencia de Dios desde sus niveles más
llevar por las “resonancias” que cada viscerales.
palabra evoca. Y esto sin ‘programar’ el Así, la oración se va incrustando a la
tiempo y menos el ritmo. Únicamente vida de forma que toda actuación llegue
quiero resaltar el aviso final: acabada la a ser experiencia orante.
oración, en pocas palabras convirtién-
dose a la persona a quien ha orado, pi- Estos tres modos de orar son tan bá-
da las virtudes o gracias de las cuales sicos que podemos considerarlos como
siente tener más necesidad [EE 257]. punto de partida de todo planteamiento
La oración en san Ignacio siempre es- de oración en cuanto que nos hacen to-
tá enmarcada en una relación interperso- mar conciencia de aquello con lo que to-
nal y apunta a sacar algún provecho: pi- da persona debe contar a la hora de
da las virtudes o gracias de las cuales abrirse en oración. Son como un pórti-
siente tener más necesidad. co irrenunciable que muy bien puede
ocupar una auténtica iniciación que de-
bería preceder al proceso de Ejercicios
2.3. Tercer modo de orar en cuanto tal, sin poner plazos, sino que
Por último, el tercer modo de orar la persona vaya tomando conciencia de
será por compás [EE 258], aprovecha la con qué cuenta.

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3. UNA ORACIÓN CON HORIZONTE, NO EL VACÍO.
PRINCIPIO Y FUNDAMENTO

Nos podemos ahora preguntar qué itinerario sigue la oración en esta


pedagogía que es el proceso de Ejercicios. Hay que empezar recor-
dando que el “Principio y Fundamento” (PF) es el punto de arranque del
proceso, a modo de pórtico de los Ejercicios (Yo lo considero como el
índice de un libro que me lleva a comprarlo. En efecto, si en un esca-
parate veo el título de un libro que me atrae, antes de comprarlo leo el
índice, donde puedo descubrir si el título responde a lo que yo busco.
Pero después no sigo leyendo el índice sino que hay que leer el libro.
El PF debe limitarse al índice que me decide entrar en el proceso de
Ejercicios, pero nada más). Como veremos se convertirá en horizonte
de toda oración. Consta de dos partes diferenciadas.

En la primera aparece la afirmación rencia y servir a Dios nuestro Señor) su-


de que el ser humano es libre (no está pone un éxodo del propio yo: consiste
programado) y tiene que buscarse un en abrirse a Dios (el Otro) desde la gra-
“para”: El hombre es criado para ala- tuidad (alabar), el respeto (hacer reve-
bar, hacer reverencia y servir a Dios rencia) y el servicio; sólo partiendo de
nuestro Señor y, mediante esto, salvar este éxodo (negación, paso dialéctico: y
su ánima... mediante esto), puede abrirse al segun-
Parte del hecho de que el ser huma- do miembro: salvar su ánima: se en-
no se topa con la vida. Pero esta vida no contrará, se realizará. Es al pie de la le-
la experimenta ‘programada’, como es tra la dinámica que encierra la frase del
el caso del animal con su instinto, tiene Evangelio Quien pierda su vida por mí,
que buscarse un ‘para’. El que nos pro- la encontrará (Mt 16, 25).
pone san Ignacio parece constar de dos Pero este ‘para’ que uno puede ele-
miembros engarzados dialécticamente: gir como válido desde su libertad, se en-
el primer miembro (alabar, hacer reve- cuentra con una contrariedad: aunque es
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verdad que uno no esta programado, sin No estamos programados. Esto su-
embargo se siente condicionado positi- pone que nuestras posibilidades son
va (deseos) y negativamente (temores). múltiples y hay que elegir entre ellas:
Esto es lo que plantea la segunda parte: esto es lo que llamamos intenciones.
Por lo cual es menester hacernos indi- Ellas son el punto de arranque de lo que
ferentes a todas las cosas criadas, en to- pretendemos. Una intención no correc-
do lo que es concedido a la libertad de ta invalida un comportamiento. Aquí ra-
nuestro libre albedrío y no le está pro- dica la importancia de la ‘pureza de in-
hibido; en tal manera, que no queramos tención’. La ética gira en torno a ella.
de nuestra parte más salud que enfer- Esto nos ha llevado a creer que pode-
medad, riqueza que pobreza, honor que mos alcanzar la seguridad de la buena
deshonor, vida larga que corta, y por conciencia. Pero esto es más problemá-
consiguiente en todo lo demás; sola- tico, sobre todo cuando con ello preten-
mente deseando y eligiendo lo que más demos delimitar nuestra responsabili-
nos conduce para el fin que somos cria- dad. Que la intención sea correcta no
dos [EE 23]. El tener clara la primera garantiza la praxis.
parte no asegura el ser consecuente en En efecto, san Ignacio no se confor-
la praxis: la evidencia del ‘para’, no ga- ma con que nuestras ‘intenciones’ apun-
rantiza su ejecución. Se hace necesario ten al ‘servicio y alabanza’ divinos, si-
un proceso de descondicionamiento na- no que añade las acciones. ¿Qué son las
da fácil: es menester hacernos indife- ‘acciones’? Nuestro acceso a la reali-
rentes... Este será el reto de todo el pro- dad. Si una ‘intención’ no se traduce en
ceso de Ejercicios. No es una meta que ‘acción’, pierde su verdadero alcance.
ha de estar resuelta al terminar la ‘con- Pero no siempre nuestras acciones coin-
sideración’ del PF, sino un horizonte de ciden con nuestras intenciones: nos to-
fondo que ha de estar presente en cada pamos con la incongruencia. ¿Qué ha-
paso que el ‘método’ de Ejercicios nos cemos entonces?
plantee. Este horizonte es el que san Según la educación que recibimos,
Ignacio sintetiza en la oración prepara- nos refugiamos en nuestra ‘recta inten-
toria que acompañará al ejercitante des- ción’ y nos desentendemos de la acción
de este momento hasta el último ejerci- incorrecta que resultó ‘sin yo quererlo’.
cio: Pedir gracia a Dios nuestro Señor Pues bien, san Ignacio pretende con es-
para que todas mis intenciones, accio- ta petición que no nos desentendamos
nes y operaciones sean puramente or- de dicha constatación y, sin convertir el
denadas en servicio y alabanza de su di- asunto en una tarea angustiosa (preten-
vina majestad [EE 46]. der que aun aquello que escapa a mi
Esta ‘oración preparatoria’ que ‘consciencia’ lo haga mío), no lo deja
acompañará al ejercitante a lo largo de fuera de mi responsabilidad. No me
todo el proceso, es tan importante que siento estrictamente responsable, (pues
merece la pena analizar detenidamente no quería que ocurriese), pero no me
su contenido. Preguntémonos, pues, por desentiendo y lo enmarco en un hori-
las tres cosas a las que hace referencia. zonte de responsabilidad que escapa a
13
mis posibilidades (por eso lo pido), asu- que tiene lo que los niños ven en TV).
miéndolo como una tarea que he de te- San Ignacio quiere que pidamos que di-
ner presente, tomando conciencia de chas operaciones, en cuanto caldo de
que la realidad de mi actuación siempre cultivo de nuestras intenciones, sean
será más amplia que el mundo de mis también “puramente ordenadas en ser-
intenciones. El hecho de que no quiera vicio y alabanza de su divina majestad”.
ofender, no quiere decir que el otro no La oración no puede ser más amplia:
se haya sentido ofendido y tendré que abarca el mundo interior de la persona
tenerlo en cuenta en adelante. Pido, (intenciones), su praxis (acciones) y la
pues, a Dios que esta acción a través de realidad que le rodea y por tanto le afec-
la cual accedo a la realidad y que puede ta a través de sus operaciones. Los tres
no ser congruente, esté también abierta grandes ámbitos que enmarcan la vida
a su ‘servicio y alabanza’. se presentan ante Dios en forma de pe-
Por último alude a las operaciones. tición para que sean ordenados según el
¿Qué serían las ‘operaciones’? En el len- ‘para’ del PF. Y hay que resaltar que no
guaje ignaciano parece que son el ejerci- deja nada fuera: son “todas mis inten-
cio de nuestras facultades: las operacio- ciones acciones y operaciones...”.
nes de mi memoria son los recuerdos; las Por otro lado, al presidir todo el pro-
de mi imaginación, las fantasías, etc. ceso, esta oración preparatoria (no sólo
Las operaciones, pues, no tienen ca- es principio sino fundamento) se con-
rácter ético, pero debemos controlarlas vierte en el hilo conductor de todo el
porque las intenciones van a surgir de proceso hasta culminar en la “contem-
aquello que se fomenta. (Importancia plación para alcanzar amor”.

14
4. LA ORACIÓN COMO BÚSQUEDA Y RESPUESTA

Una vez, pues, que nos ha hecho tomar conciencia de aquello con lo
que contamos como personas (problemática de los Tres modos de
orar) y de describirnos el horizonte al que nos abrimos como tarea (ora-
ción preparatoria), entramos en el proceso propiamente dicho: las cua-
tro semanas.

Ellas representan los cuatro grandes tupidez de esta sociedad ha sido con-
problemas que todo ser humano, sea o vertir la felicidad en una obligación,
no creyente, de una cultura o de otra, tie- cuando está llamada a ser don y sorpre-
ne planteados. sa (Pascal, Brunner) (4ª semana).
1. El problema de la negatividad en Todo esto se va a afrontar desde la
nuestra vida: fallamos, hacemos daño, fe. Partiendo de Cristo nuestro Señor
nos hacen daño, etc. (1ª semana). delante puesto en Cruz (EE 53) en 1ª se-
2. El problema de nuestra libertad: mana, escuchamos su llamada a seguir
podemos destruir la propia vida y la de la vida verdadera que muestra (EE 139)
los demás desde nuestra libertad (1ª se- (2ª semana), para que siguiéndole en la
mana) y, por otro lado, sin ella no somos pena (3ª semana) también le siga en la
persona ¿cómo usarla? (2ª semana). gloria (EE 95) (4ª semana).
3. El problema del dolor, que nos vi- Una vez recorrido este proceso,
sita a veces, pero que siempre está pre- Ignacio devuelve al ejercitante a la rea-
sente a nuestro alrededor (3ª semana). lidad “preparado y dispuesto” para “en-
4. El gozo: cómo vivir lo que debe contrar a Dios en todas las cosas” y pa-
ser culminación sin hastío. La gran es- ra “en todo amar y servir”.
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1. AFRONTAR LA PROPIA NEGATIVIDAD DESDE LA MISERICORDIA
(1ª SEMANA)

Esta primera semana consta de cin- con su libertad para hacer reverencia y
co ejercicios, y el método de oración obediencia a su Criador y Señor, ve-
que propone es la meditación de las tres niendo en superbia fueron convertidos
potencias (memoria, entendimiento y de gracia en malicia y lanzados del cie-
voluntad). La dinámica de estos ejerci- lo al infierno; y así, consequenter, dis-
cios pretende, como hemos dicho, currir más en particular con el entendi-
afrontar la negatividad (pecado). Los miento, y consequenter moviendo más
pasos a dar en este proceso están plas- los afectos con la voluntad [EE 50]. (He
mados en la petición de cada ejercicio: cursivizado las palabras que pueden
1º, ante el pecado en sí (fuera de uno darnos las claves para comprender este
mismo), sentirse implicado (vergüenza método de oración).
y confusión de mí mismo); 2º, ante los Hay que empezar por traer la me-
propios pecados (intenso dolor y lágri- moria. La memoria es la facultad más
mas recuperadores); 3º, a través de dos objetiva que tenemos. No permito que
repeticiones abrirse a una sensibiliza- nadie intervenga en mi voluntad, ni en
ción negativa (pedir un triple aborreci- mi libertad, ni en mis afectos, pero agra-
miento); y 4º, pedir temor de las penas decemos que nos “refresquen” la me-
que padecen los dañados: los que han moria. Ésta, si deja de ser objetiva, no
destrozado su proyecto humano (infier- es válida. Por tanto, la memoria es la
no). que recupera la historia. Si no tenemos
El método de oración para llevar a memoria, nos quedamos sin historia
cabo estos pasos lo llama meditación de propia, sin biografía. La memoria, pues,
tres potencias y está descrito en el pri- es la que nos conecta con la realidad.
mer punto del primer ejercicio: pecado ... y luego sobre el mismo entendi-
de los ángeles: “…traer la memoria so- miento discurriendo. Es el segundo pa-
bre el primer pecado, que fue de los án- so. Gracias a la inteligencia podemos re-
geles, y luego el mismo el entendimien- lacionar unos hechos con otros y
to discurriendo, luego la voluntad, evaluarlos. Pero Ignacio nos advierte
queriendo todo esto memorar y enten- que el entendimiento ha de ‘discurrir’
der por más me avergonzar y confundir; sobre los datos que ha aportado la fa-
trayendo en comparación de un pecado cultad más objetiva, no sobre fantasías.
de los ángeles tantos pecados míos, y El problema es que no siempre estamos
donde ellos por un pecado fueron al in- dispuestos ni a recordar ni a pensar, por
fierno, cuántas veces yo le he merecido eso añade: luego la voluntad, queriendo
por tantos. Digo traer en memoria el pe- todo esto memorar y entender. En efec-
cado de los ángeles; cómo siendo ellos to, no es fácil querer enfrentarse con la
criados en gracia, no queriendo ayudar propia negatividad y sacar conclusio-
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nes. Y aquí entra en juego la voluntad. cer la voluntad es ‘mover’ los afectos,
Tendemos a evadirnos de la realidad ne- porque no es posible dominarlos.
gativa o, lo que es peor, justificarla. Sólo San Ignacio, con este método de tres
nuestra ‘voluntad’ puede superar ese re- potencias nos proporciona el único me-
chazo instintivo a no afrontar. dio válido de acceder a la propia verdad
Por último, hay una última interven- y responsabilizarse. No es casualidad
ción de la voluntad. No basta con haber que recurra a este método para enfren-
discurrido correctamente: el mundo de tar a la persona con su negatividad (pe-
los afectos tienen que sumarse a dicho cado).
discurso, de lo contrario carecerá de La aplicación de este método al pe-
fuerza para llevar a cabo lo que quiere: cado de los ángeles la describe así: ... no
y consequenter moviendo más los afec- se queriendo ayudar con su libertad pa-
tos con la voluntad. En efecto, la volun- ra hacer reverencia y obediencia a su
tad no domina los afectos, lo único que Criador y Señor, veniendo en super-
puede hacer es moverlos: una cosa es lo bia... La dinámica de este primer peca-
que uno siente y otra lo que quiere. do que nuestra ‘memoria’ nos aporta re-
San Ignacio va interrelacionando las vela que se parece a la dinámica de
tres facultades (potencias del ánima), cualquier pecado: por eso su recuerdo
pero las ‘ordena’: no es lo mismo em- (memorar) y reflexión (entender) puede
pezar por pensar sobre suposiciones que llevar al ejercitante a tomar conciencia
saber que primero tenemos que recordar de su implicación (por más me aver-
los datos reales de los que disponemos, gonzar y confundir). En efecto, en todo
para que no fantaseemos creyendo que pecado encontraremos esta dinámica:
estamos pensando. Por otro lado es usar la libertad, no desde el respeto y la
consciente que podemos darle la espal- escucha sino para constituirnos en cen-
da a la realidad, por ello recurre a la vo- tro (veniendo en superbia).
luntad para que ‘quiera recordar y dis- Después de aplicar el método al pe-
currir’. Por último, el tener claras las cado de Adán y Eva y a quien por un pe-
metas (saber lo que quiere) no supone cado mortal es ido al infierno, culmina
que se lleven a efecto: la voluntad tiene en el coloquio: Imaginando a Cristo
que ser consciente que ha de ‘mover’ nuestro Señor delante y puesto en cruz,
(ordenar) los afectos para hacer lo que hacer un coloquio, cómo de Criador es
quiere. venido a hacerse hombre y de vida eter-
Uno tiene que construir la vida con na a muerte temporal, y así a morir por
sus datos, no con los de los demás: hay mis pecados [EE 53].
pues que empezar por recuperar la me- Empecemos por caer en la cuenta
moria y sobre los datos que ella aporta, que es la primera vez que aparece
discurrir. Y si esto no nos sale espontá- Cristo, puesto en cruz. Ya es un acierto
neamente, la voluntad debe intervenir que no aparezca en el PF: el propio
para afrontar la realidad sin evasiones. Jesús, en cuanto hombre, lo tuvo que vi-
Por último, no creer que el voluntaris- vir. Y es que la fe en Cristo surge en el
mo tiene futuro: lo único que puede ha- hecho Pascual. La muerte-resurrección
17
de Jesús es el punto de arranque del cris- tra temporalidad (historia): ‘qué he he-
tianismo. cho’ (pasado), ‘qué hago’ (presente),
Pues bien, culminando el enfrenta- ‘qué debo hacer’ (futuro) de cara a un
miento con la historia del pecado ‘en sí’ compromiso: ‘por Cristo’, que lleva a
que supone este primer ejercicio, apare- una búsqueda-respuesta que la persona
ce delante Cristo ‘puesto en cruz’, co- tiene que plantearse, nadie se la puede
mo símbolo de la consecuencia de toda dar hecha: y así viéndole tal, y así col-
dinámica de pecado: la muerte, el sufri- gado en la cruz, discurrir por lo que se
miento del inocente. En el Crucificado ofreciere.
nos encontramos con un Dios que se ha- Este compromiso responsable se
ce uno de tantos en Jesús, solidarizán- fragua en una relación personal. Así el
dose con los últimos: y así a morir por coloquio se hace, propiamente hablan-
mis pecados. Esta frase habría que in- do, así como un amigo habla a otro, o
terpretarla como ‘implicado en una rea- un siervo a su señor: cuándo pidiendo
lidad afectada por un pecado del que to- alguna gracia, cuándo culpándose por
dos participamos’. algún mal hecho, cuándo comunicando
Ahora bien, este poner delante no sus cosas y queriendo consejo en ellas.
enfrenta al ejercitante con una idea (por [EE 54].
sublime que sea) sino con una Persona El coloquio para Ignacio, en cuanto
que de Criador es venido a hacerse encuentro personal con Dios siempre es
hombre, y de vida eterna a muerte tem- recuperador. La vergüenza y confusión
poral. Es decir nos abre a una relación está llamada a responsabilizar a la per-
interpersonal. La fe cristiana para san sona, no sólo de cara al pasado sino al
Ignacio es pura interpelación personal futuro, nunca a anular.
(otro tanto mirando a mí mismo lo que
he hecho por Cristo, lo que hago por Descrita ya la meditación de tres po-
Cristo, lo que debo hacer por Cristo) tencias, pasa al segundo ejercicio en el
que responsabiliza. En efecto, toda res- que nos enfrenta con el ‘proceso de los
ponsabilidad lleva consigo asumir nues- pecados’.

2. LA VIDA DEL REY ETERNAL COMO LLAMADA (2ª, 3ª, 4ª SEMANAS)

Ante el callejón sin salida a que pue- miento del rey temporal ayuda a con-
de llevarnos el pecado (vacío del infier- templar la vida del Rey eternal [EE 91-
no), san Ignacio nos presenta la vida del 100].
rey eternal como una llamada que dé Esta contemplación, pórtico de las
sentido a un yo que puede aislarse en sí tres semanas siguientes nos abre a un
mismo (‘venir en superbia’): El llama- llamamiento hecho vida. En efecto, la
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llamada del Rey eternal es a seguirle: Mi Pero si la petición había que relacio-
voluntad es de conquistar todo el mun- narla con el coloquio si queremos saber
do y todos los enemigos, y así entrar en su alcance, hay que recordar las oblacio-
la gloria de mi Padre: por tanto, quien nes de mayor estima y mayor momento
quisiere venir conmigo ha de trabajar que propone: Eterno Señor de todas las
conmigo, porque siguiéndome en la pe- cosas, yo hago mi oblación, con vues-
na también me siga en la gloria [EE 95]. tro favor y ayuda, delante vuestra infini-
Por tanto, ha de ir y vivir como Él (2ª ta bondad, y delante vuestra Madre glo-
Semana), sufrir con El (3ª Semana) y riosa, y de todos los santos y santas de
participar en su gloria (4ª Semana). la corte celestial, que yo quiero y deseo
En realidad toda vida es llamamien- y es mi determinación deliberada, sólo
to, para bien o para mal. Aquí san que sea vuestro mayor servicio y ala-
Ignacio remite a nuestra tendencia a banza, de imitaros en pasar todas inju-
identificarnos con quien encarna nues- rias y todo vituperio y toda pobreza, así
tros ideales, la dinámica primera que tu- actual como espiritual, queriéndome
vimos: identificados con nuestros pa- vuestra santísima majestad elegir y reci-
dres, imitábamos y repetíamos lo que bir en tal vida y estado [EE 98].
hacían. Este mecanismo sigue latente en Es decir, esta actitud contemplativa
toda persona. San Ignacio es conscien- que pedimos (no ser sordo), no es algo
te de ello, y avisa cuanto es cosa más tan ‘pasivo’ sino que, sólo haciendo
digna de consideración ver a Cristo contra la propia sensualidad y contra su
nuestro Señor, rey eterno... Es decir, es amor carnal y mundano, nos abriremos
una tendencia muy peligrosa, y sólo ‘es al seguimiento. En efecto, lo que impe-
cosa digna de consideración’ aplicarla a dirá esta escucha (ser prestos y diligen-
‘Cristo nuestro Señor’. tes para cumplir su divina voluntad) se-
Pero esta llamada la enmarca en una rá nuestro narcisismo y nuestra codicia.
petición: será aquí pedir gracia a nues- De ahí que será algo liberador no sólo
tro Señor para que no sea sordo a su lla- querer sino desear, de forma que llegue
mamiento, mas presto y diligente para a convertirse en una determinación de-
cumplir su santísima voluntad [EE 91]. liberada, ...de imitaros en pasar todas
Ya sabemos que la petición de cada ejer- injurias... y toda pobreza... Con esta ac-
cicio focaliza lo que pretende. Este lla- titud nos preparamos para la contem-
mamiento del ‘Rey eternal’ a seguirlo plación (la escucha, el ‘no ser sordo’) de
nos abre a la contemplación. los misterios de la vida de Cristo.
A partir de ahora tendremos que
contemplar los Misterios de la vida de
2.1. Mi libertad interpelada por la
Cristo, no meditarlos. Ahora bien, si la
vida verdadera a un seguimiento
finalidad de toda ‘meditación’ era la
(2ª semana)
búsqueda, la de la contemplación será
la escucha. Esto es lo que pide en este La Segunda Semana de los
ejercicio: que no sea sordo a su llama- Ejercicios aborda el problema de qué
miento. hago yo con mi propia vida. Y la vida
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de Jesús se nos ofrece como alternativa (con gratuidad total, no echando en ca-
válida (cuánto es cosa más digna de ra) desencadena en nosotros la misma
consideración). En efecto, la búsqueda respuesta generosa y desinteresada (pa-
del propio ejercitante va a ser paralela a ra que más le ame) y me compromete
las peripecias de la vida de Jesús. Y el (y le siga). Pero nunca olvidemos que lo
método que propone para acceder a la pedimos: no es una experiencia volun-
vida de Jesús es la contemplación. tarista sino un don.
Veamos cómo. San Ignacio, en 2ª semana sólo desa-
La contemplación añade un preám- rrolla dos contemplaciones: la Encarna-
bulo nuevo: entre la oración preparato- ción [EE 101-109] y el Nacimiento [EE
ria y la composición de lugar hay que 110-117]. La primera tiene entidad pro-
traer la historia de la cosa que tengo de pia (en ella late lo que después fue el
contemplar. Es decir, la contemplación nervio de la Compañía de Jesús: la
necesita tener delante desde el principio Misión). En el Nacimiento, sin embar-
toda la escena, ya que nunca debe con- go, encontramos la dinámica que hará
vertirse en una ‘lectura meditada’. Aquí que nuestra aproximación a la escena
no se trata de discurrir con el entendi- sea contemplativa. Para contemplar la
miento sino reflectir en mí mismo para escena que el primer preámbulo (la his-
sacar algún provecho. Reflectir no es toria) ha puesto ante nuestros ojos pro-
reflexionar. La palabra nunca sale en las pone tres puntos: Ver las personas, oír
meditaciones de tres potencias sino en lo que hablan y mirar lo que hacen.
las contemplaciones y en la aplicación El primer punto es ver las personas...
de sentidos. Según el Diccionario de [EE 114]. Es el primer paso para que
autoridades significa: “el hecho de re- nuestra actitud sea contemplativa.
flejarse el rayo de luz en el cuerpo opa- Dijimos más arriba que para san Ignacio
co”. Hay pues que dejar que la vida de toda oración ha de ser relación interper-
Jesús se refleje en mí y me interpele, no sonal. Pues bien, yo definiría este primer
elucubrar sobre ella. La elucubración paso como descubrir la dinámica de la
manipula, la contemplación descoloca y presencia personal. En efecto, esta di-
cambia. Todas estas contemplaciones námica no se da sin más en la presencia
estarán, como siempre, enmarcadas en física: la persona sentada a mi lado en el
una petición: demandar conocimiento autobús no está presente en mi vida ni
interno del Señor, que por mí se ha he- suscita una relación interpersonal. Esta
cho hombre, para que más le ame y le presencia no va más allá de la ‘yuxtapo-
siga [EE 104]. sición’. En efecto, para san Ignacio se
En efecto, lo que nos irá cambiando trata de ver las personas (no ‘cosas’) co-
es un ‘conocimiento’ al que se haya in- mo si presente me hallase, con una pre-
corporado la propia sensibilidad (inter- sencia no meramente ‘física’ sino im-
no), es decir, que nos ponga en juego co- pregnada de una actitud muy concreta:
mo totalidad, porque nos afecta: que por haciéndome yo un pobrecito y esclavito
mí se ha hecho hombre. Cuando descu- indigno, mirándolos, contemplándolos,
brimos lo que una persona hace ‘por mí’ y sirviéndolos en sus necesidades... con
20
todo acatamiento y reverencia posible”. go, tiene una historia y un horizonte. Esto
El prepotente no sabrá nunca lo que es es lo que san Ignacio sugiere que descu-
una relación interpersonal, porque nadie bramos en el hecho de que el Señor sea
se sentirá persona ante él. Sólo esta ac- nacido en suma pobreza: un signo que
titud respetuosa y expectante, abierta a encierra en sí toda su vida (a cabo de tan-
la sorpresa (no el cliché) y dispuesta a tos trabajos... para morir en cruz) y su
servir en sus necesidades (no manipu- sentido (y todo esto por mí). En efecto,
lar), puede considerarse presencia per- todos percibimos en la forma de mirar-
sonal: con todo acatamiento y reveren- nos, de darnos la mano, etc., una perso-
cia posible. Es abrirse al misterio de la na, su actitud. La acción humana siem-
persona. Entonces podrá surgir un re- pre es ‘significativa’ y nos dice más que
flectir (en el sentido más arriba expues- las mismas palabras. Con este tercer pun-
to) que nos interpele. to, pues, san Ignacio nos abre al misterio
El segundo: mirar, advertir y con- de la vida de Jesús, descubrir el trasfon-
templar lo que hablan; y, reflictiendo en do que hay detrás de sus hechos, gestos,
mí mismo, sacar algún provecho [EE postura en la vida, qué le mueve… Es
115]. En vez de la formulación ‘oír las abrirse al misterio de la persona.
personas’ usa tres verbos que expresan Si la contemplación no penetra en
en qué consiste, no el simplemente ‘oír’ este misterio no es tal, se queda en el
sino lo que solemos llamar escuchar. La mero análisis ‘científico’ en el sentido
actitud expectante del punto anterior po- más ‘cósico’ del termino. Pero cuando
sibilita este mirar, advertir y contemplar nos abrimos al significado, a la historia
lo que hablan. Cuando el que me escu- y dinámica que encierra cada hecho, es-
cha ‘mira’, ‘advierte’ (toma conciencia) tamos contemplando: nos abrimos a la
y ‘contempla’ (se sorprende) lo que di- sorpresa y nos sentimos interpelados.
go, me siento más persona. La contemplación supone receptividad
El tercero: mirar y considerar lo que y da acceso a la realidad, sorprende, y
hacen... [EE 116]. La actitud de presen- puede cambiarnos; la meditación, en
cia y escucha de los dos puntos anterio- cambio, busca, analiza y a veces es pro-
res posibilita abrirse al misterio de la per- yectiva.
sona. Pero ¿qué quiere decir ‘mirar las
personas’ si ya las ‘vimos’? ¿Qué añade 2. 1. 2. Aplicación de sentidos
el mirar al ver? Por lo pronto en la for-
Después de dos repeticiones [EE
mulación del Nacimiento añade y consi-
118-120] propone el novedoso método
derar. Es, pues, un mirar que va más allá
de oración de la aplicación de sentidos
de lo que puede verse a simple vista has-
[EE 121-126]. Ya aludimos a él en el
ta considerar el trasfondo de lo que ha-
primer modo de orar hablando de la
cen. “Toda vida, decíamos, se convierte
sensibilidad en orden al seguimiento de
en llamamiento para bien o para mal”,
Jesús.
que es lo mismo que decir que toda ac-
ción humana tiene un significado, un Hay que empezar diciendo que en
sentido: pretende transmitir o buscar al- realidad no sabemos cómo se hace. Sí

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sabemos que falta mucho para que nues- de hospitales, peregrinación y oficios
tra sensibilidad se parezca a la de Jesús. bajos y humildes.
Posiblemente la contemplación de la vi- El tercer punto une dos sentidos:
da de Jesús nos ha entusiasmado, pero oler y gustar con el olfato y con el gus-
la meta es que se incorpore su sensibili- to la infinita suavidad y dulzura de la
dad. divinidad, del ánima y de sus virtudes y
Lo único que indica san Ignacio es: de todo, según fuere la persona que se
traer los cinco sentidos y que aprovecha contempla, reflictiendo en sí mismo y
el pasar de los cinco sentidos de la ima- sacando provecho dello [EE 124].
ginación. ¿Qué alcance tienen las pala- Así como remitía la vista a las cir-
bras ‘traer’ y ‘pasar’? Por lo pronto ¿no cunstancias reales, el olfato y gusto los
estaban ya? En efecto, ‘vimos’ las per- remite a la persona que se contempla.
sonas, las ‘oímos’ y las ‘miramos’. Sin En efecto, la realidad personal despier-
embargo, constatamos que nuestra sen- ta sensibilidades, difíciles de describir
sibilidad no se ha incorporado al cono- pero más penetrantes que las reales. Si
cimiento de Jesús. Hay pues que ‘traer’ ni sabemos cómo se hace ni lo podemos
y ‘pasar’cada sentido y no quedarnos en (lo tenemos que pedir), sólo nos queda
la mera emoción, de lo contrario nues- la repetición y la petición. Si en la con-
tra praxis seguirá pendiente. templación predominaba la pasividad,
La finalidad de la “aplicación de aquí ésta es extrema: no sabemos ni co-
sentidos” es que nuestra sensibilidad va- mo se hace.
ya pareciéndose a la de Jesús. Nuestro Es decir, no sabremos cómo se hace,
conocimiento de Jesús será ‘interno’ pero sí debemos saber lo con ella pre-
cuando nuestra sensibilidad se incorpo- tende san Ignacio: que la sensibilidad
re. Veamos si en los cuatro puntos que del ejercitante vaya pareciéndose a la de
propone encontramos datos que nos Jesús. No se conforma con que sus ide-
ayude a entender este ejercicio. ales y valores coincidan con los de
Según el primer punto [EE 122], el Jesús; ni siquiera con que viva momen-
pasar cada sentido de la imaginación tos de fervor y entusiasmo. Sabe que lo
consistiría en meditar y contemplar en que va a hacer posible que su acceso a
particular sus circunstancias. En efec- la realidad se parezca al de Jesús (se-
to, la sensibilidad no se ve afectada por guimiento) será que su manera de ver las
las ideas, sino por la realidad, y ésta se cosas, sus gustos, sus repugnancias...
concreta en las circunstancias. La apli- sean semejantes a los de Jesús. Esto no
cación de sentidos no puede moverse en puede controlarse (como el pianista no
idealizaciones. San Ignacio tenía esto controlaba su progreso), pero sí consta-
tan claro que al jesuita que ha hecho los ta que lo que antes alcanzaba con peno-
Ejercicios con los sentidos de la imagi- so esfuerzo (sintiéndose ‘protagonis-
nación, lo someterá a realidades en las ta’), ahora lo vive como sorpresa, como
que sus sentidos corporales puedan sen- don, con suavidad.
sibilizarse con circunstancias de pobre- Este ‘logro’ que tan sólo constata-
za, dolor e inseguridad: las experiencias mos agradecidos, tiene una estabilidad
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que no posee ningún acto ‘voluntario- acompañará al ejercitante en todas las
so’. Más aún, como cualquier otra in- contemplaciones de la Vida Pública del
corporación de la sensibilidad a nuestra Señor. Este coloquio se verá reforzado
praxis (conocimiento interno) tiene la con la nota de Tres binarios [EE 157].
sorprendente peculiaridad de adecuarse Ya vimos cómo la vida del rey eter-
a los cambios de la realidad. En una pa- nal era un llamamiento, y para no ser
labra, si nuestra sensibilidad va siendo sordo teníamos que hacer contra la pro-
la de Jesús, nuestro seguimiento a Jesús pia sensualidad... llegando a la deter-
estará más garantizado. minación deliberada de ‘imitar’ a Jesús
en pasar todas injurias... y toda pobre-
2. 1. 3. “en qué vida o estado de nos- za... El gran impedimento para seguir a
otros se quiere servir...” Jesús siempre girará en tono a nuestro
narcisismo y a nuestra codicia. Esto es
Todo ejercicio que san Ignacio pro-
lo que recoge el coloquio. Este colo-
pone apunta a sacar algún provecho.
quio, que deberá hacerse al final de ca-
Para él la oración siempre está enmar-
da contemplación, va a darnos una vi-
cada en lo que quiero y deseo. ¡Nunca
sión un tanto ‘sesgada’ de la vida de
en el vacío!
Jesús: su seguimiento no va a ser preci-
Si la petición central de esta 2ª se- samente emotivo o estético, sino desen-
mana apunta al conocimiento interno de mascarador de engaños.
Jesús, para que más le ame y le siga, al
En efecto, esta es la disyuntiva que
contemplar la venida de Cristo al tem-
plantea la petición de Dos banderas: co-
plo quando era de edad de doce años
nocimiento de los engaños del mal
[EE 272], san Ignacio plantea al ejerci-
caudillo y de la vida verdadera que
tante qué va a hacer con su vida: co-
muestra Jesús, y gracia para le imitar
menzaremos juntamente contemplando
[EE 139]. Estamos abocados al engaño.
su vida a investigar y demandar en qué
Esto nos instala en la sospecha. El triple
vida o estado de nosotros se quiere ser-
coloquio recoge esta sospecha pidiendo
vir su divina majestad... y cómo nos de-
que sea recibido debaxo de su bandera
bemos disponer para venir en perfec-
(la vida verdadera) Blinda las contem-
ción en qualquier estado o vida que
placiones de derivaciones engañosas: el
Dios nuestro Señor nos diere para ele-
seguimiento a Jesús para que sea verda-
gir. [EE 135] La propia búsqueda va a
dero (libre de sospechas) ha de ser des-
ir acompañada de la contemplación de
de la pobreza y la humillación.
la vida de Jesús para que se convierta en
seguimiento, no en una autonomía au- Las contemplaciones con el correc-
tosuficiente. tivo del triple coloquio apuntan que
Pues bien, para alguna introducción acierte con mi libertad. A partir de este
dello... propone dos ejercicios claves: el momento debemos empezar a pregun-
primero dirigido a la inteligencia (Dos tarnos en qué vida y estado de nosotros
banderas) y el segundo al afecto (Tres se quiere servir su divina majestad,
binarios). Ambos ejercicios terminan atentos a cuál de los tres tiempos para
con un triple coloquio [EE 147] que hacer sana y buena elección vivimos.
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A estas alturas del proceso de de Cristo sino que ha de abrirse al dolor
Ejercicios, la contemplación nos ha ido de la humanidad. El Dios encarnado nos
identificando con un Jesús que nos lla- espera allí donde se sufre.
ma a trabajar con él. Pero esto nos lle- El quinto punto nos abre a una pers-
va a seguirle en la pena. pectiva inquietante: considerar cómo la
divinidad se esconde, es a saber, cómo
podría destruir a sus enemigos y no lo
2.3. Afrontar el dolor ‘con Cristo hace, y cómo deja padecer la sacratísi-
doloroso’ (3ª semana) ma humanidad tan crudelísimamente
Las contemplaciones de esta sema- [EE 196]. Es el escándalo de la Cruz, el
na van a tener la misma estructura, pe- silencio de Dios. Dios se esconde en el
ro cambiando la petición y añadiendo dolor humano. La perspectiva de este 5º
tres puntos más. Si toda oración en san punto podemos denominarla como una
Ignacio apunta a sacar algún provecho, experiencia ‘atea’ de Dios. El Dios que
en este momento del proceso de yo querría que bajase de la cruz, no ba-
Ejercicios hay que empezar por deman- ja. Pero, ¡menos mal! ¿Qué respuesta
dar dolor, sentimiento y confusión, por- hubiese sido para los que no podemos
que por mis pecados va el Señor a la pa- bajar de la cruz? ¡Dios no es ‘como Dios
sión [EE 193], petición de la primera manda’!
contemplación sobre la última cena: el Se nos olvida que el Dios en el que
seguimiento a Jesús de 2ª semana des- creemos es Amor (I Jn 4, 8): cómo pu-
centra los sentimientos de 1ª semana diendo destruir a sus enemigos no lo ha-
(vergüenza y confusión, e intenso dolor ce... El escándalo del calvario sigue pre-
y lágrimas), que giraban en torno uno sente. El Amor se hace débil con los
mismo (de mí mismo o de mis pecados). débiles, y no abandona. Es el encuentro
La fe da contenido personal a unos sen- con un Dios que no es fruto de nuestras
timientos que ya tenían sentido en sí expectativas sino que nos descoloca. El
mismos. La oración en san Ignacio es misterio del dolor desborda, pero reve-
relación interpersonal. la un Dios que no abandona ni destru-
Pero veamos los tres puntos que aña- ye, porque es Amor. Es un Dios ‘inútil’.
de para alcanzar este descentramiento El sexto punto propone considerar
motivado porque va el Señor a la pasión. cómo todo esto padece por mis pecados,
El cuarto punto dice así: considerar etc.; y qué debo yo hacer y padecer por
lo que Cristo nuestro Señor padece en él [EE 197]. No es un “por mí” culpa-
la humanidad, o quiere padecer, según bilizador (‘por mi culpa’) que nos anu-
el paso que se contempla; y aquí co- la, sino de entrega a fondo perdido, en
menzar a doler, tristar y llorar, y así tra- gratuidad.
bajando por los otros puntos que se si- Pero la petición que regirá toda la 3ª
guen [EE 195]. La corrección que el semana aparece en la segunda contem-
mismo san Ignacio hizo al texto nos au- plación: dolor con Cristo doloroso, que-
toriza a pensar que la ‘consideración’ no branto con Cristo quebrantado, lágri-
debe limitarse a la humanidad histórica mas, pena interna de tanta pena que
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Cristo pasó por mí [EE 203]. Es un ‘do- ciende. Y es que mi felicidad, mi gozo,
lor’ descentrado (no es ‘mi dolor’), es no es algo mío, sino algo compartido,
dolor “con Cristo” (con el que sufre). algo interpersonal.
Esta semana, pues, nos ‘prepara y dis- Veamos los puntos específicos de
pone’ para vivir el dolor desde la com- esta semana: El cuarto:considerar co-
pasión, pero una compasión activa que mo la divinidad, que parescía escon-
lleva a luchar contra el sufrimiento del derse en la pasión, paresce y se mues-
otro. Si el protagonista en el dolor es el tra agora tan miraculosamente en la
otro y no yo, nunca nos sentiremos ni santísima resurrección, por los verda-
víctimas ni héroes. Esta implicación ha- deros y santísimos efectos della [223].
ce madurar. Es la contraposición al 5º punto de la 3ª
Este es el provecho que la oración de semana. Allí la divinidad (‘como Dios
la 3ª semana busca: capacitarnos para manda’) se escondía, ahora, sin embar-
afrontar un dolor que nunca entendere- go, la Divinidad aparece por los verda-
mos. San Ignacio no ofrece soluciones deros y santísimos efectos della. Pero
ni siquiera da razones, porque no las estos ‘efectos’ no sólo no coinciden con
hay. Ni el propio Jesús las tuvo. Lo que los nuestros (destruir a sus enemigos),
sí podemos es vivir el propio dolor con sino que nos desbordan. La resurrec-
un Jesús sufriente, triste y abandonado ción es miraculosa. No coincide con
(¡Ya somos dos!, decía una enferma en nuestra ‘lógica’, sino que va más allá.
plena crisis). La respuesta de Dios es dar vida donde
ya no hay esperanza.
El quinto punto nos recuerda algo
2.4. Vivir un gozo descentrado: clave en la espiritualidad ignaciana:
de tanta gloria y gozo de Cristo “mirar el oficio de consolar que Cristo
nuestro Señor (4ª semana) nuestro Señor trae, y comparando cómo
Esta última Semana plantea el otro unos amigos suelen consolar a otros”
problema estrella en el hombre: la feli- [224]. Aquí tan sólo podemos hacer re-
cidad. Igual que el problema del dolor, ferencia a las Reglas de discernimiento:
lo afronta descentrándonos. Tampoco lo propio de Dios es dar consolación,
nos convertimos en protagonistas en es- nunca desolación, ésta la liga al enemi-
ta tarea. go de natura humana.
La petición, que enfoca la finalidad El ‘provecho’ que pretende san
de esta semana, es paralela a la de 3ª se- Ignacio en esta Semana es descubrir
mana (vivir el dolor descentrado, ‘con que la felicidad surge también del pro-
Cristo’): pedir gracia para me alegrar pio descentramiento, y que sólo Dios da
y gozar internamente de tanta gloria y la verdadera alegría y gozo espiritual.
gozo de Cristo nuestro Señor [EE 221]. En una sociedad tan individualista, in-
La alegría y gozo que pedimos no son solidaria y exigente, descubrir que la fe-
‘propios’ sino de tanta gloria y gozo de licidad es un don y que nos la jugamos
Cristo. Es un gozo descentrado, un go- en suscitarla alrededor, no es poco ha-
zo que llega a su plenitud porque se tras- llazgo.
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5. VOLVER A LA REALIDAD PARA EN TODO AMAR Y SERVIR
CONTEMPLACIÓN PARA ALCANZAR AMOR [EE 230-237]

El proceso de Ejercicios culmina con la Contemplación para alcanzar


amor. Es devolvernos a la realidad para en todo amar y servir a su divi-
na majestad.

El ejercicio empieza con dos notas tanto se aprovechará en todas cosas es-
[EE 230-231]. Si la oración es una ex- pirituales, quanto saliere de su propio
periencia de amor y ahora volvemos a amor, querer e interese [EE 189], una
la realidad es importante que empiece vez terminado el proceso, la persona, no
por avisarnos que el amor se debe po- centrada en su yo (vano honor del mun-
ner más en las obras que en las pala- do), ha de percibir la realidad, no como
bras. Pero añade una segunda adverten- posible ‘presa’ sobre la que abalanzarse
cia: que el amor es reciprocidad. (codicia de riquezas), sino como opor-
Cuando ésta no se da podemos conside- tunidad de darse. La realidad, en vez de
rarlo fracasado. Pues bien, en esta reci- verla como un riesgo a evitar, se con-
procidad lo ‘intercambiable’ van a ser vierte en el único medio ‘no iluso’ de
realidades que el ejercitante ha vivido abrirse a Dios y dar de lo que tiene o
como engaños: el honor y la riqueza. puede: ciencia, honores, riquezas. Todo
¿Qué es lo que ha pasado? lo que el PF planteaba como reto pro-
La realidad sigue siendo la misma, blemático, ahora se percibe como opor-
lo que ha debido cambiar es la actitud tunidad. Lo que antes eran redes y ca-
de la persona frente a dicha realidad. Si denas (riqueza, honor), ahora son
a la mitad del proceso se nos dijo que posibilidades de vida verdadera: dar y

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comunicar. De no haber alcanzado esta que pone en juego a la persona como to-
meta, la oración será evasión y no lle- talidad en el compromiso.
vará a un encuentro sorpresivo con En el caso que nos ocupa, no son los
Dios, sino a una proyección ilusa. beneficios en sí (que están ahí para to-
Como siempre, el ejercicio queda dos), sino descubrir que son dones per-
enmarcado en una petición: conoci- sonales. Los beneficios ‘en sí’ los dis-
miento interno de tanto bien recibido, frutamos, abusamos de ellos y llegamos
para que yo, enteramente reconocien- a exigirlos: los percibimos como ‘presa’
do, pueda en todo amar y servir a su di- sobre la que abalanzarnos, siendo el
vina majestad [EE 233]. Pedimos per- centro nosotros. La sorpresa de percibir
cibir la realidad que somos y nos rodea que son un don personal de Dios nos
como don. Esto ha de llevarnos a un ‘re- convierte en respuesta agradecida.
conocimiento’ total (enteramente), a la Esta experiencia posibilita el reflec-
sorpresa de que todo lo hemos recibido. tir en mí mismo: dejar que este hecho me
Somos pura deuda. Esto provocará una sorprenda hasta el punto de plantearme,
respuesta agradecida: pueda en todo no sólo lo que yo debo de mi parte ofre-
amar y servir a su divina majestad. cer, sino también dar a su divina ma-
En esta vivencia que pedimos no so- jestad... todas mis cosas y a mí mismo
mos protagonistas. No es la iniciativa con ellas, así como quien ofrece afec-
‘generosa’ y ‘heroica’ que convierte una tándose mucho: Tomad, Señor, y recibid
acción en puro voluntarismo, sino la toda mi libertad, mi memoria, mi en-
respuesta agradecida y humilde. Es el tendimiento y toda mi voluntad, todo mi
gozo de devolver lo que se me dio sin haber y mi poseer. Vos me lo distes; a
más. La iniciativa no ha sido mía. Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro,
Para abrirnos a esta gracia propone disponed a toda vuestra voluntad; dad-
cuatro puntos, que tienen la estructura me vuestro amor y gracia, que ésta me
de la petición: poner delante los benefi- basta [EE 234]. Esta conocida oración
cios recibidos (conocimiento interno de expresa el coloquio que debe culminar
tanto bien recibido), reflectir en mí mis- cada punto.
mo (para que enteramente reconocien- En efecto, ante la sorpresa de tanto
do), considerar... lo que yo debo de mi bien recibido, surge este ‘ofrecimiento’:
parte ofrecer y dar (pueda en todo amar afectándose mucho. Es un ofrecimien-
y servir). to, que no se impone (tomad Señor y re-
En el primer punto ‘trae a la memo- cibid), total (toda mi libertad... toda mi
ria’ los beneficios recibidos y hay que voluntad, todo mi haber y mi poseer).
ponderar con mucho afecto cuánto ha Pero esta entrega no es desde el prota-
hecho Dios nuestro Señor por mí... y... gonismo: no tenemos la iniciativa (Vos
el mismo Señor desea dárseme... me lo diste), por tanto es lógico (con mu-
¡Siempre la oración en san Ignacio se cha razón y justicia) que ‘devuelva’ lo
vive como relación personal! Esto es lo que se me dio gratuitamente: es un re-
que suscita la ‘ponderación con mucho conocimiento: a Vos Señor lo torno, sen-
afecto’. La interpelación personal es la cillamente porque todo es vuestro, por
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tanto, disponed a toda vuestra voluntad diosidad de los bienes y dones que nos
(disponibilidad servidora: ¡es Dios el rodean descienden de arriba... La
que tiene que servirse de mí, no yo ser- Contemplación para alcanzar amor de-
vir a Dios!), reconociendo mi incapaci- be llevarnos a en todo amar y servir a
dad radical: dadme vuestro amor y gra- su divina majestad, no en idolatrar o
cia que ésta me basta. postrarnos ante nada ni nadie. ¡Si no nos
Pero esta respuesta, ya formulada en abrimos al Absoluto, absolutizaremos lo
el primer punto, está llamada a enrique- que sea, pues no podemos vivir sin dio-
cerse con los tres restantes. En el se- ses!
gundo, subraya que en todos estos do- Esta nueva vivencia de la Realidad
nes recibidos gratuitamente habita que somos y que nos rodea, posibilita,
Dios, está presente. Es el don-regalo, pues, una manera contemplativa de es-
cuyo valor radica más en la persona que tar en ella: no sólo la respetaremos sin
me lo hizo que en la cosa misma. Mi to- convertirla en ‘presa’, sino que será el
mad Señor y recibid no ha de girar tan- medio no ‘iluso’ de buscar a Dios en to-
to en lo que ‘devuelvo’ cuanto en mi das las cosas... a Él en todas amando y
presencia agradecida. El tercer punto a todas en Él [Constituciones 288].
añade un matiz importante: resulta que Esta última contemplación nos de-
Dios trabaja en estos dones que me in- vuelve a la realidad. El proceso de
undan. No es ya el regalo costoso que Ejercicios lo hemos hecho con los sen-
se ha comprado, sino que es algo que ha tidos de la imaginación; luego tendré
elaborado la persona que regala. Mi do- que vivirlo con los sentidos corporales,
nación ha de ponerme en juego de la con mi sensibilidad real, en el día a día.
única forma válida que podemos hacer- Si he incorporado la dinámica de
lo: sirviendo. Por último, el cuarto pun- Ejercicios, actualizaré las Semanas en
to matiza nuestra percepción: la gran- mi vida real. El proceso de Ejercicios
deza de los dones que nos rodean está llamado a no quedarse en la mera
podemos vivirlos como ‘absolutos’, que experiencia sino a convertirse en tarea
los convierte en ídolos. Toda la gran- siempre pendiente.

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6. EL EXAMEN DE CONCIENCIA, SÍNTESIS DE
LOS EJERCICIOS

Comenzábamos este trabajo con la sospecha de san Ignacio sobre


las largas oraciones cuando afirmaba que a un hombre verdadera-
mente mortificado, bástale un cuarto de hora para se unir a Dios en ora-
ción. Pues bien, esa es la duración que asigna al examen general de
conciencia (EE 43), el único medio que deja en manos del que ha ter-
minado el proceso de Ejercicios. ¿Podemos considerar este medio ora-
ción? Y si lo es, esta breve ‘oración’ ¿tiene el riesgo de ser ilusa?

Si es el único ejercicio que asigna al quitadas, para buscar y hallar la vo-


ejercitante para adelante debe servir pa- luntad divina en la disposición de su vi-
ra mantener el ‘fruto’ de los Ejercicios. da... [EE 1].
Para ello tendríamos que preguntarnos Pero la vida no es algo puntual sino
qué es lo que busca el método de los todo lo contrario: es historia. Dicho de
Ejercicios y si el examen facilita man- otra forma, la vida está llamada a con-
tener viva dicha búsqueda. vertirse en biografía y para serlo nece-
Recordemos brevemente la finali- sita un ‘hilo conductor’, que no tiene
dad que san Ignacio asigna al método por qué ser el más correcto (el malvado
expresada en el primer párrafo del tex- también tiene biografía). Intentemos
to: ...todo modo de preparar y disponer con el cuadro siguiente interrelacionar
el ánima para quitar de sí todas las el reto de la vida con la finalidad de los
afecciones desordenadas y, después de Ejercicios y el método del Examen:
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LA VIDA COMO BIOGRAFÍA
ACTITUD
TIEMPO
que responsabiliza
Pasado Presente Futuro
Preparar y disponer para quitar de si
el alma y después de buscar y hallar la
todas las afecciones
quitarlas voluntad divina
desordenadas

1 P. Ante Dios:
dar gracias a Dios
por los beneficios 3 P. Demandar
recibidos cuenta al alma: 4 P. Pedir perdón 5 P. Proponer
- de pensamiento a Dios por enmienda con su
2 P. Ante mi mismo: - de palabra las faltas gracia
pedir gracia para - de obra
conocer los pecados
y lanzallos

En este cuadro, pues, relacionamos ha de incidir en mi historia (mi tiempo)


el reto de toda vida (hacer de ella una y convertirse en tarea:
biografía), con la finalidad de los – para quitar de sí todas las afec-
Ejercicios (EE 1) y el método del ciones desordenadas: por lo pronto ten-
Examen (EE 43). go que hacer mía mi historia (mi pasa-
Por lo pronto toda vida va a necesi- do), sobre todo la negativa (pecado),
tar dos coordenadas fundamentales: una responsabilizándome. Esto llevará con-
actitud y tiempo. En efecto, nadie nace sigo romper los ‘enganches’ que dicha
programado: cada persona tiene que historia ha creado y condicionan mi vi-
plantearse qué hace con su vida (lo que da negativamente (con ellos no soy li-
llamamos ‘actitud’). El ideal, pues, es bre);
que dicha actitud sea responsable (cons- – y después de quitadas: los ‘engan-
ciente y personal). Pero la vida es his- ches’ que condicionan mi libertad han de
toria, y ésta necesita tiempo. Veamos eliminarse para que sea yo quien decide,
cómo se corresponde el método de los ruptura ha que darse en un presente (no
Ejercicios [EE 1] con la vida: puede ser una añoranza ni un deseo);
– todo modo de preparar y disponer – para buscar y hallar la voluntad
el ánima". Estos dos verbos expresan divina en la disposición de su vida: só-
cuándo una actitud es responsable: lo después de constatada mi ruptura con
cuando no sólo está ‘preparado’ (nivel las afecciones desordenadas, seré libre
objetivo) sino también ‘dispuesto’ (ni- para abrirme al futuro y ‘buscar’ y ‘ha-
vel subjetivo). Ahora bien, esta actitud llar’ lo que Dios quiere de mí.
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Este es el reto de los Ejercicios: ¿po- examen que se ha inventado para "sus-
sibilita el Examen general mantener penderlo". El hombre actual es intoca-
despierta esta tarea nunca acabada? ble empeñado en acceder a su verdad
Podríamos decir que el Examen de con- sólo desde lo positivo (¿la autoestima?).
ciencia (EE 43) es la síntesis del méto- Este segundo punto recoge la proble-
do de Ejercicios. Veamos sus cinco pun- mática del primer modo de orar (propia
tos enmarcados en el cuadro: Los dos sospecha) y de la 1ª semana.
primeros puntos van a preparar y dis- El 3º, demandar cuenta al ánima...;
poner mi actitud respecto a Dios y a mí y primero, del pensamiento; y después
mismo. Sólo después estaré ‘preparado de la palabra y después de la obra...
y dispuesto’ para acceder a mi vida. Una vez que estoy preparado y dispues-
to para acceder a la propia negatividad
El primer punto es dar gracias a
(cuento con un Dios recuperador y he
Dios nuestro Señor por los beneficios
minado mis mecanismos de defensa y
recibidos. Es lo primero que tengo que
justificaciones) puedo demandar cuen-
plantearme para que mi actitud sea vá-
ta al ánima de mi pasado.
lida: cual es mi imagen (experiencia) de
Dios. Si ésta es amenazante tendré pá- El 4º, pedir perdón a Dios nuestro
nico de acceder a mi realidad negativa. Señor de las faltas. Pedimos perdón
Pero la única experiencia de Dios que cuando no sólo reconocemos los hechos
tenemos es positiva, nadie tiene expe- sino que los rechazamos y confiamos
riencia de condenación. Cuántas veces, ser acogidos por Dios, sin dar cabida a
experiencias negativas que al vivirlas no la culpabilidad. Esta ruptura con nues-
entendíamos se han convertido puntos tro pasado negativo tiene que darse en
de partida positivos en nuestra vida: un presente, no es problema de buena
Dios lo ordena todo para bien de los que voluntad o deseos.
le aman (Rom 8, 28). Esta experiencia El quinto, proponer enmienda con
de beneficios recibidos, recoge toda la su gracia. Una vez vivida esta expe-
dinámica de la Contemplación para al- riencia de perdón, podemos abrirnos a
canzar amor. la recuperación (futuro). Pero esta en-
El 2º, pedir gracia para conocer los mienda no se plantea como un acto vo-
pecados, y lanzallos. Si el punto ante- luntarista sino con su gracia.
rior nos ‘preparaba y disponía’ de cara Volvamos a las preguntas que nos
a nuestra imagen de Dios, este segundo hacíamos: el examen de conciencia ¿po-
lo hace con respecto a nosotros mismos: demos considerarlo como oración?, y de
nuestro narcisismo es el mayor distor- serlo ¿tiene el riesgo de ser ‘ilusa’?
sionador de nuestra verdad. Al consi- Por lo pronto el examen no es la fría
derar una gracia el acceso a los propios ‘evaluación’ del propio comportamien-
pecados, no es el narcisismo el que de- to: los dos primeros puntos son los que
cide, sino la verdad por desagradable convierten esta aparente evaluación en
que sea. La primera gran gracia es ac- una auténtica oración con garantía de no
ceder a nuestra verdad, a nuestro peca- ser ilusa. En efecto, el empezar por dar
do. Es decir, este examen es el único gracias... por los beneficios recibidos
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nos abre a la experiencia de un Dios ‘re- negativa que sea. El narcisismo, el gran
cuperador’que todo lo ordena para bien deformador en todo proceso humano,
de los que le aman. Ocurra lo que ocu- no es referente, sino la verdad.
rra puedo contar con Él.
Pero el segundo punto va a garanti- El examen, pues, se convierte en una
zar que el acceso a mi realidad negativa oración que nunca podrá ser ilusa: ma-
sea verdadero y no ‘iluso’. Y esto, no nejamos realidades (beneficios y peca-
por un acto voluntarista sino a través de dos). Pero lo más importante: recoge las
una petición, es decir, confesando que dinámicas clave que el método de los
no está en mi mano y se me tiene que Ejercicios nos ha proporcionado para
conceder: consideraré una gracia el co- ‘prepararnos y disponernos’ para acce-
nocer los pecados y lanzallos. La trage- der a nuestra vida sin engaños (ni idea-
dia es no acceder a la propia verdad, por lizaciones, ni culpabilidades).

CONCLUSIÓN

Ahora podemos comprobar hasta qué punto el método de los


Ejercicios es una gran pedagogía de una oración que no nos evade de
la realidad. Si la devoción la definía san Ignacio como facilidad de
encontrar a Dios, el proceso de Ejercicios ha ido preparando y dispo-
niendo al ejercitante para poder alcanzar esta meta: no es otra cosa la
Contemplación para alcanzar amor, culminación del proceso. Pero
hasta llegar ahí ha enfrentado al ejercitante con los grandes problemas
que el hombre tiene a través de las cuatro semanas: el mal-pecado, la
libertad, el dolor y el gozo. Pero esta confrontación no ha sido en soli-
tario sino delante de Cristo nuestro Señor y oyendo su llamamiento a
seguirle en libertad: para que siguiéndome en la pena, también me siga
en la gloria.

Los Ejercicios están llamados a ser más tarea que experiencia, una
tarea que siempre estará pendiente. El Examen general es el gran
medio que Ignacio nos dejó para hacerla posible, sabiendo que el reto
es alcanzar la devoción, en el sentido de facilidad de encontrar a Dios,
porque percibo la realidad como una oportunidad para en todo amar y
servir a su divina majestad.

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